Professional Documents
Culture Documents
La otra gran fuente teórica que sirve como base de sustentación es la cibernética. El
concepto de “Feedback”, determina que cualquier conducta de un miembro de un sistema
se transforma en información para los demás. En este sentido se habla entonces de
feedback positivo o negativo, según que las acciones favorezcan o tiendan a corregir
acciones. La cibernética toma el concepto de “Homeostasis”, según el cual a partir del
feedback se tiende al mantenimiento de la organización del sistema.
Por otra parte la comunicación implica considerar no solo el nivel semántico de una
comunicación (nivel digital), sino también el emisor, el receptor, el entendimiento de un
mensaje, la interacción, la puntuación de las secuencias comunicacionales entre los
participantes, etc. (nivel analógico). Vale destacar que los sistemas abiertos se
caracterizan por patrones de circularidad, sin que el comienzo o finalización estén
precisados claramente. Por lo que la teoría general de los sistemas se interesa por la
manera en que los participantes en la comunicación, marquen, pauten o dividan las
secuencias de comunicación, y como estas se acomodan como causas y efectos de las
interacciones.
Se observan dos tipos de sistemas los aglutinados (límites difusos de familias o grupos) o
los sistemas llamados desligados (límites rígidos). Los sistemas aglutinados desdibujan
los roles de cada uno de sus miembros, exagerado el sentido de pertenencia y
desdibujando la autonomía personal, inhibiéndose la autonomía (por ejemplo de los
niños). En estos sistemas pierden diferenciación los subsistemas, todos los miembros
sufren cuando uno lo hace, y cualquier modificación de la estructura del sistema modifica
al resto. En cambio los sistemas desligados se organizan de manera en que en los casos
más extremos, cada miembro constituye un pequeño subsistema, porque si bien se
relacionan, lo hacen escasamente, por lo que se manifiesta un amplio sentido de
independencia y tolerancia a las variaciones entre sus miembros. En estos casos la
influencia de cada uno de los miembros no influirá en demasía en los demás.
La clave de la intervención sistémica es introducir un cambio significativo en la interacción
de los miembros de un sistema que haga innecesaria la manifestación sintomática de uno
varios miembros.
A. MODELOS PSICODINAMICOS
1. Reseña histórica:
El psicoanálisis fue creado por Freud (1856-1939). Su obra fue influenciada por
Herbert(176 -1841) que mantenía una idea asociacionista de la conciencia, que incluía un
nivel consciente y otro preconsciente;por Fechner(1801-1887),creador de la psicofisica,
del que aprovechó su concepto de umbral para elaborar el concepto de censura; por
Brucke(1819-1892) y T.Meynert (1833-1892), fisiólogos y maestros de Freud, de los que
recoge conceptos como el de los procesos primarios y secundários; por Brentano(1838-
1917) del que deriva el concepto de Yo como función autónoma y por el desarrolló del
método hipnótico y catartico de J.Breuer.
2.La etapa fundacional (1895-1895): Los rasgos sobresalientes de esta etapa son el
desarrollo del método de la asociación libre y el abandono de la teoría de las experiencias
traumáticas (seducción infantil). El método de la asociación libre lo comenzó a utilizar con
el mismo (autoanálisis) y le sirvió para descubrir sus deseos incestuosos hacia su madre,
que formuló como Complejo de Edipo y que extendió como fenómeno universal.
4.La etapa de la Psicología del Yo (1914-1939). En esta fase desarrolla su segunda teoría
de la estructura mental (segunda tópica) que se organiza como fuerzas psíquicas en
conflictos entre el Ello, el Yo y el Superyó. También introduce en las fuerzas pulso niales
de la libido el concepto de pulsión de muerte (Tantos). A esta época pertenecen las
obras:"Introducción a la metapsicológica" (1915),"Mas allá del principio de placer"(1920) y
"El Ego y el Id"(1924). A partir de este momento el Yo se sitúa en el centro del trabajo
psicoanalítico, y el psicoanálisis se dirige a aliviar al yo de las presiones tanto del ello
como del superyó.
Los principales disidentes del psicoanálisis freudiano (Adler y Jung) habían formado parte
de este movimiento pero se apartaron del mismo y desarrollaron sus propios modelos
psicológicos y psicoterapéuticos. Adler (1870-1937) desarrolla su psicología individual
centrada en el sentimiento de inferioridad y su compensación, proponiendo un método
terapéutico más directivo centrado en la corrección de actitudes inconscientes
disfuncionales y es el fundador de las primeras clínicas de trabajo psicológico con
problemas infantiles. Jung (1875-1961) desarrolla su concepto de inconsciente colectivo
que le lleva a analizar las estructuras inconscientes comunes en las culturas primitivas, y
sobre todo en las religiones.
2. Conceptos fundamentales
Se suele definir el psicoanálisis desde cuatro niveles (Aplanche y Pontalis, 1968; Baker,
1985):
4.Un enfoque filosófico o general para entender los procesos de las culturas y la actividad
social.
Los conceptos fundamentales del psicoanálisis se formulan a través de los cinco modelos
que Freud desarrolló sobre la actividad psíquica: el modelo topográfico, el modelo
económico, el modelo dinámico, el modelo genético y el modelo estructural.
Modelo Topográfico: Pertenece a la etapa de fundación del psicoanálisis. Freud en esta
época distinguía tres niveles de conciencia: El Inconsciente, gobernado por los procesos
primarios(ilógicos e intemporales) que contiene los recuerdos,imágenes,sentimientos y
deseos no accesibles a la conciencia; El Pre consciente que intermedia entre el
inconsciente y el consciente, donde pueden acceder ciertos contenidos, y el Consciente,
gobernado por los procesos secundarios(lógicos y racionales), que se identifica en gran
parte con el Yo y con el principio de realidad(ajuste al entorno).
Modelo Dinámico: Desde esta perspectiva los fenómenos mentales son el resultado de
fuerzas en conflicto. El conflicto surge de una oposición entre las fuerzas instintivas, o
deseos sexuales y agresivos inconscientes, las defensas, en gran parte inconsciente,
derivado del Yo, y los principios normativos o morales del individuo consciente e
inconsciente. El síntoma es una "solución de compromiso" para resolver ese conflicto, y
en el mismo está contenido entre las tres fuerzas.
Modelo Genético: Se ocupa del desarrollo evolutivo del sujeto, en concreto de sus
procesos inconscientes. A este proceso evolutivo se le denomina desarrollo psicosexual
que va progresando en fases; fases que pueden alterase por exceso o defecto de
gratificación (nociones de fijación o regresión a una fase). La fase inicial, que ocupa el
primer año es la "oral" relacionada con las actividades de succión y chupar y con la zona
erógena de la boca: Los comportamientos adultos de fumar, beber, etc se relacionarían
con ella. Le sigue la fase "anal”, segundo año, donde el centro de gratificación es la zona
anal y las actividades de retención y expulsión de heces. La fijación en esta fase
produciría síntomas como el estreñimiento, enuresis, o rasgos de conducta como la
avaricia o el despilfarro. La tercera etapa, la "falica", entre los tres y cinco años, se
relaciona con la zona erógena de los genitales, y la superación de la misma se relaciona
con la resolución del "Complejo de Edipo". La última fase es la fase "genital" que se
relaciona con la capacidad orgásmica y actividades de recepción y expresión de
sensaciones sexuales y afectivas agradables.
3. Método terapéutico
La asación libre consiste en que el paciente debe de expresar todos sus pensamientos,
sentimientos, fantasías y producciones mentales en general, según le vayan surgiendo en
su cabeza y sentimientos sin exclusiones o restricciones algunas. A veces el analista insta
al paciente a ir asociando a partir de los elementos que el propio paciente ha generado en
su propio discurso.
Con estas reglas, del paciente y terapeuta, se facilita que se produzca una relación
transferencial. El paciente proyecta o desplaza sobre el analista aspectos cruciales con
figuras importantes de su historia vital (por lo general los padres). La re experimentación
del paciente de esos aspectos conflictivos e inconscientes (transferencia) de la relación
con sus progenitores, proyectadas sobre el analista, que no reacciona punitivamente ante
el paciente, y le permite desplegar su discurso hacia aspectos más inconscientes (que se
van haciendo más conscientes), junto con el análisis y la interpretación de esos
fenómenos se le denomina Análisis de la Transferencia.
Por otro lado, el terapeuta, aunque este analizado, puede experimentar reacciones
emocionales hacia el paciente, que a nivel inconsciente suele reproducir los roles
complementarios punitivos o satisfacción de sus progenitores, se denominan reacciones
contra transferenciales. El análisis y la supervisión del propio terapeuta le ayudan a estar
atento a estas reacciones, como le proporcionan una valiosa fuente de información para la
terápia, y a su manejo adecuado.
Sin embargo los pacientes suelen utilizar una variedad de maniobras conscientes e
inconscientes para manejar su propia ansiedad y conflicto y para evadir su trabajo
terapéutico de libre asociación (Resistencias). La detección de esas maniobras y su
interpretación adecuada constituye el Análisis de las Resistencias. Este último trabajo
terapéutico es crucial para el desarrollo del análisis que suele desarrollarse por lo general,
en el transcurso de varios años en el psicoanálisis clásico.
Lacan desarrolla una teoría del sujeto que supone un retorno radical a Freud a través de
su formulación del inconsciente estructurado como un lenguaje.
Lo imaginario hace referencia a las identificaciones del sujeto con una serie de
imágenes .El estadio del espejo, donde el niño ve por primera vez su imagen en el espejo,
va a permitirle-y-confundirle diferenciar su propio cuerpo del de otros. La relación afectiva
posterior del sujeto con otros va a vincularse a la propia relación entre el mismo y sus
imágenes de identificación.
Lo real hace referencia a lo que escapa a la simbolización del lenguaje. La distinción entre
el objeto real deseado y los objetos sustitutivos simbolizados definen también el lugar de
lo real.
B. MODELOS HUMANISTAS
1. Reseña histórica
A todas las orientaciones anteriores se les denomina "tercera fuerza" en los años sesenta,
por presentarse como alternativas tanto al psicoanálisis como al conductismo dominante
en esos años.
En los años cincuenta comienzan a destacar dos autores, C. Rogers que elabora sus
primeras aportaciones terapéuticas (Rogers en 1952 publica su obra "Psicoterapia
centrada en el cliente") y Maslo jerarquiza la motivación humana en su obra "Motivación y
personalidad". En 1961 se constituye la Asociación Americana de Psicología Humanista
que aparece como reacción a la insatisfacción producida tanto por la psicología
académica, dominada por el conductismo que entendían como reduccionista y
mecanicista, y por su alternativa el psicoanálisis que entendían también como
reduccionista al olvidar el carácter de construcción del significado vital del sujeto.
2.La afirmación de que cada persona posee de manera innata un potencial de crecimiento
o desarrollo de si mismo orientado hacia metas positivas como la armonia, el amor o la
alegría.
4.Solo podemos comprender a una persona cuando nos podemos situar en su lugar para
percibir el mundo desde ella misma. Como consecuencia el modelo rechaza el concepto
de enfermedad mental y las clasificaciones de los trastornos mentales, asumiendo que
toda conducta es normal cuando nos colocamos en el punto de vista de la persona
afectada (este punto es más relativo en los modelos fenomenológicos, en los que se
basan gran parte de las actuales nosologías psiquiátricas actuales).
2. Conceptos fundamentales
El modelo de psicoterapia desarrollado por C.Rogers parte de la idea de que toda persona
posee una tendencia actualizante, una especie de impulso hacia el crecimiento, la salud y
el ajuste. La terapia más que un hacer algo al individuo, tratará de liberarlo para un
crecimiento y desarrollo adecuado (Rogers, 1951).
Carl Rogers
Uno de los obstáculos más poderosos para impedir la anterior tendencia es el aprendizaje
de un concepto de si mismo negativo o distorsionado en base a experiencias de
desaprobación o ambivalencia hacia el sujeto en etapas tempranas de su desarrollo
(Raimy, 1948). Parte del trabajo de la terapia centrada en el cliente trata de facilitar que el
sujeto se exprese con sus ambivalencias e impulsos hostiles y agresivos, de modo que
este pueda reconocerse de manera integral.
3. Método terapéutico
C. MODELOS CONDUCTISTAS
1. Reseña histórica
Algunos autores destacan como su último desarrollo las llamadas terapias cognitivas.
Para otros autores (p.e Beck) las terapias cognitivas se basan en un modelo del hombre y
la terapia distinto al mantenido en la terapia de conducta más tradicional. Sin embargo en
la terapia cognitiva se utiliza con profusión las técnicas conductuales como procedimiento
de cambio de significados cognitivos. Nosotros trataremos estas terapias en otro punto
por tener algunas características distintivas a estos modelos conductuales.
Los postulados básicos del modelo conductual (Kazdin, 1975; Skinner, 1975) son:
1.La conducta anormal o desviada no es el producto de procesos mentales o biológicos
alterados. No es un síntoma "superficial" de una estructura subyacente. Ella misma
conforma la anormalidad. Los llamados procesos mentales son actividades conductuales
encubiertas, no observables directamente.
4.La conducta puede ser manifiesta (actos motores y conducta verbal) o encubierta
(pensamiento, imágenes y actividad fisiológica). Los llamados procesos mentales
subjetivos son conductas encubiertas regidas por los mismos principios de aprendizaje
que la conducta manifiesta.
2. Conceptos fundamentales
Los principios del condicionamiento operante han sido propuestos para explicar y
modificar diversas conductas anormales como la depresión(Lewinsohn,1974), evitación o
"defensas" de los trastornos neuróticos (Mowrer,1949), conducta histriónica (Ulmén y
Krasner, 1969), esquizofrenia(Ulmén y Krasner, 1975), problemas de la pareja (Lineman y
Rosenthal, 1979), toxicomanías(Kepner, 1964), etc.
También los conductistas más actuales han destacado no solo el papel del aprendizaje y
la cultura social en la conducta humana sino también la importancia de los factores
biológicos. Por ejemplo, tanto Eisenach (1967) como Gray (1975) postulan bases
biológicas para las diferencias de personalidad entre los sujetos; y Solimán (1971)
desarrolla su teoría de las fobias preparadas biológicamente.
Otro aspecto destacable son las teorías del autocontrol y el interaccionadme reciproco.
Aunque la persona está en gran parte controlada por sus contingencias ambientales y su
historia de aprendizaje, su propio repertorio conductual le permite ejercer cierto
autocontrol sobre su propia conducta y sobre el entorno, de modo que este y ella (la
persona y el entorno) se modifican recíprocamente (Skinner, 1975; Bandura, 1984).
Queda claro que el conductismo actual está lejos de ser una simple teoría Estimulo -
Respuesta.
3. Método terapéutico
También hay que destacar que la misma Relación Terapéutica puede ser analizada por el
mismo procedimiento, cuando esta es relevante para la terapia en curso (colaboración del
paciente). Cuando la conducta del paciente presenta una escasa colaboración para la
terapia, se puede intentar modificarla para lograr niveles mejores de relación terapéutica
analizando su función (Edelstein y Yoman,1991).
El terapeuta de conducta suele manejar un amplio abanico de Técnicas terapéuticas para
diversidad de problemas. El empleo de las mismas más adecuado es cuando deriva en
análisis funcional del problema en cuestión. De manera resumida podemos agrupar estas
técnicas mediante el paradigma de aprendizaje en el que se basan:
4.Técnicas basadas en los principios del autocontrol: Se suele utilizar en combinación con
las anteriores, y en cierto sentido las intervenciones anteriores se proponen al paciente
como vías de autocontrol o aprendizaje de manejo de problemas. Las más utilizadas son
el autor registros a través de los cuales el paciente aprende a observar su propia
conducta y a modificarla y las técnicas cognitivas mediante las que se aprende a manejar
la relación entre los acontecimientos, su interpretación- Valoración subjetiva y sus efectos
emocionales y conductuales. Estos procedimientos se utilizan con mayor énfasis y
extensión por los terapeutas cognitivos y de una manera más particularizada por los
terapeutas cognitivos-Conductuales o conductistas cognitivos.
Un aspecto a resaltar es que para el terapeuta conductual la terapia es mucho más que la
utilización de un determinado elenco de técnicas sino un modo de entender a la persona y
su conducta basado en los principios del Conductismo clásico(Pavlov, Watson),
moderno(Skinner,Bandura..) y actual (Eysenck, Staats, Ardila, Meichenbaum..).
Los desarrollos actuales del conductismo y la terapia de conducta se mueven entre dos
polaridades más o menos extremas, los que defienden los principios conductistas más
radicales (Conductismo Radical de Skinner), los que combinan principios conductistas y
cognitivos (Psicólogos Cognitivos-Conductuales (Beck, Ellis...) y aquellos que se
consideran ajenos al conductismo, aunque conectados históricamente al mismo
(Psicólogos Cognitivos-Constructivistas como Mahoney y Guidano). Estos tres grupos a
su vez suelen ser denominados en la psicoterapia como pertenecientes a la Modificación
de Conducta. Aunque sus objetivos filosofías y métodos suelen ser diversos, por lo
general son complementarios, al intervenir sobre distintos niveles, áreas o dominios
conductuales.
D. MODELOS SISTEMICOS
1. Reseña histórica
En esta década el grupo de Milan y el de Palo Alto serán los más influyentes en la terapia
familiar. El primero centrado más en los conceptos de familia como sistema y el segundo
en las pautas comunicacionales en el funcionamiento familiar.
•La Escuela Interaccional del MRI (Mental Research Institute) que supone la segunda
generación de la escuela de Palo Alto sucesora de Batenson. Su aportación más
significativa se ve reflejada en la obra de Watzlawick, Weaklan y Fisch "Cambio"(1974).
Para estos autores las soluciones intentadas por las familias para manejar determinadas
situaciones suponen los auténticos problemas; y por consiguiente las intervenciones se
dirigen a cortocircuitar el flujo problema-solución intentado. Para ello distinguen entre los
llamados Cambios-1 (Que supuestamente siguen la "logica"intentado lo contrario al
problema, pero que no cambian la estructura del sistema) y los Cambios-2 (Que se
centran en intervenciones paradójicas distintas al sentido comun, pero que producen
cambios en la estructura del sistema familiar) .Una aportación relevante de esta escuela
es que su modelo ha sido aplicado tanto a familias como a clientes individuales.
•La Escuela Estructural-Estratégica alrededor de las obras de Haley y Minuchin .Se centra
sobre todo en los llamados sistemas tríadicos (relaciones con un mínimo de tres
miembros). Postulan que en los sistemas familiares se organizan como alianzas o
coaliciones. Las alianzas suponen la mayor cercanía afectiva entre dos miembros de la
familia en relación a otro, y la coalición supone una variación del anterior con el relevante
matiz que se constituye en contra de un tercero. Las coaliciones están formadas por
miembros de dos generaciones (un progenitor y un hijo frente al otro progenitor). El
resultado de las mismas es la disfunción familiar y el impedimento del desarrollo del
sistema. Las intervenciones terapéuticas se centran en desafiar las dediciones de la
familia del paciente-problema (redefinición), y la prescripción de tareas(a veces
paradójicas) con el fin de desequilibrar el atolladero actual del sistema.
•La Escuela de Milan alrededor de la obra de Selvini-Palazzoli que estudia las familias
muy rígidas llamadas de transacción psicótica (generalmente con problemas típicos de
trastornos psicóticos o anorexia nerviosa). Un aspecto destacado de este enfoque es el
llamado análisis de la demanda de tratamiento a través del cual el terapeuta elabora su
primera hipótesis sobre el papel que cumple el llamado paciente identificado en el
funcionamiento familiar. Las intervenciones como en los otros enfoques intenta de
modificar la estructura familiar en base a intervenciones típicas como la connotación
positiva del síntoma (a menudo en términos de "sacrificio" para un bien mayor”, que viene
a ser una redefinición del problema) y las prescripciones paradójicas.
Los desarrollos más actuales de los modelos sistémicos se centran más en los modelos
epistemológicos y cognitivos, en concreto en los llamados modelos constructivistas (que
son también una fuerza emergente en la terapia cognitiva). Lo relevante desde esta óptica
no es la secuencia circular de conductas familiares sino los significados compartidos por
la familia (Premisas familiares). La intervención se dirige a la modificación del significado,
de las premisas o de las estructuras de conocimiento del sistema (Cecchin, 1987;
Anderson, 1988; Procter, 1985). Se trata en suma de "reconstruir la historia que el sistema
ha creado en torno al problema, generando una nueva narrativa (Anderson y Goolishian,
1988).
Este reciente desarrollo de los modelos sistémicos ha producido un cada vez mayor
acercamiento de los modelos sistémicos y los modelos cognitivos (sobretodo de los
constructivistas"); acercamiento que se propone como una de las mayores revoluciones
en el campo de las psicoterapias (Feixas y Miró,1993).
2. Conceptos fundamentales
•La estructura se refiere al grado de claridad de los limites familiares (quienes pueden
acceder a discutir y decidir sobre determinados temas o decisiones), las jerarquías y
tareas (quién está a cargo de quién y de qué) y la diferenciación (el grado en que sus
miembros tienen identidades y roles separados manteniendo al mismo tiempo la unión
familiar). Un aspecto relevante de la disfunción estructural de una familia es la
Triangulación, que supone el intento de resolver un conflicto familiar de dos personas (p.e
de los padres) involucrando a una tercera (p.e un hijo).
•La capacidad de adaptación se refiere a la capacidad de la familia para manejar las crisis
o retos a su estabilidad a lo largo del ciclo vital (p.e escolarización de los niños,
casamiento de los hijos, muerte de un conyuge, etc). Cuando una familia tiene una pobre
capacidad de adaptación suele recurrir a generar un paciente identificado que mantiene
su equilibrio a costa de disminuir el grado de singularidad de sus miembros y de impedir la
evolución del sistema.
3. Método terapéutico
Aunque los métodos terapéuticos empleados por estos enfoques varían en cada escuela,
podemos encontrar unos elementos más o menos comunes a todas ellas.
Este proceso diagnostico suele conllevar entrevistas con toda la familia (aunque a veces
se considera de manera no rígida quien está dispuesto a venir a terapia como información
y elemento "comprometido").
•Ilusión de alternativas: El terapeuta siguiere que solo hay dos posibilidades de manejo de
un problema, indicando que no son posibles otras vías.
•Uso de analogias: El terapeuta expone un caso similar mediante una metáfora al
problema de la familia que está tratando para observar sus reacciones y abordar la
resistencia.
Actualmente en la terapia sistémica existen dos grandes corrientes: Una de tipo mas
"conductual o pragmática" centrada en el estudio de las secuencias internacionales y en
su modificación (su representante más fuerte es Haley) y otra de tipo mas "cognitivo o
constructivista" centrada en las creencias familiares, sus estilos de construcciones
narrativas comunes y el desarrollo de narraciones alternativas (Procter, Anderson, etc...).
E. MODELOS COGNITIVOS
1. Reseña histórica
Beck parte de su trabajo sobre la depresión. Observa que en este y otros trastornos
emocionales (Beck, 1967, 1976) la estructura de las experiencias de los individuos
determina sus sentimientos y conducta. Este concepto de Estructura cognitiva suele
recibir otros nombres como el de "Esquema cognitivo" y en el ámbito clínico el de
"Supuestos personales"(Beck, 1979). Equivalen a las creencias irracionales según la
concepción de Ellas. Estas asunciones o supuestos son adquiridas en etapas tempranas
de la vida, permanecen a nivel no consciente, activándose posteriormente por diversos
eventos y generando determinadas interpretaciones subjetivas de los eventos que suelen
ser distorsionados(distorsiones cognitivas) generando a su vez problemas emocionales,
conductuales y relacionales. La detección por el propio sujeto de sus distorsiones
cognitivas, sus efectos y el aprendizaje de su modificación, y de los supuestos personales
que la sustentan, constituye la "Terapia Cognitiva", propuesta por Beck.
Actualmente han aparecido nuevos modelos de psicoterapia cognitiva que se postulan por
sus defensores como distintos a los señalados anteriormente de Ellas y Beck. Estos
nuevos modelos se denominan "Constructivistas". Básicamente se diferencian de los
anteriores, que ellos denominan como "Racionalistas”, en varios aspectos (Mahonés y
Gabriel,1987): (1)No se puede concebir una "realidad" objetiva independiente del sujeto
que pueda ser "distorsionada", (2)No se puede afirmar siempre la primacía de la cognición
sobre la emoción o la acción y (3)La terapia no se constituye como una labor
psicoeducativa de corrección de cogniciones erróneas, sino como una reconstrucción de
la propia coherencia del sistema cognitivo del paciente. Líneas terapéuticas destacadas
en este movimiento son: "Terapia Cognitivo- Evolutiva" de Mahonés (1991), la "Terapia
Cognitiva-Estructural" de Guiando y Litote (1985) y la "Terapia Cognitiva-Narrativa" de
González (1992). Este corriente cognitiva tiene a su vez importantes partidarios en el
modelo sistemico-constructivista, como fue apuntado en el modelo sistémico.
2. Conceptos fundamentales
•Productos cognitivos: Son los resultados más conscientes de las operaciones cognitivas
automáticas o inconscientes. Conforman los pensamientos, imágenes, atribuciones,
etc.En cierto modo la conducta, las emociones y la respuesta corporal (psicosomática o
psicofisiológica) también es resultante o producto cognitivo. En la clínica constituirían los
patrones de conducta disfuncionales o los aspectos "sintomáticos".
3. Método terapéutico
El terapeuta cognitivo desarrolla su trabajo recorriendo un camino que va desde la
Conceptualización a la Intervención en el caso concreto.
7) Técnica del rol fijo: El paciente escribe un boceto de como se percibe actualmente y el
terapeuta le sugiere un personaje alternativo para que actué "como si fuera tal" y
compruebe los nuevos efectos.
2) Uso de la exposición con o sin relajación: Se emplea para comprobar las predicciones
catastrofistas de los pacientes y sus expectativas de dominio de situaciones temidas.
Hay que destacar que los terapeutas cognitivos prestan especial atención al manejo de la
relación terapéutica y como los pacientes suelen confirmar sus esquemas disfuncionales
a través de la misma (y de otras relaciones fuera de la consulta). Hay terapeutas
cognitivos que resaltan el manejo de esta relación como la vía principal de intervención
terapéutica (pie Sufran y Segal, 1994). Este último aspecto supone una re
conceptualización desde el modelo cognitivo de las relaciones de transferencia y
contratransferencia propuestas desde el psicoanálisis.
1.La psicoterapia es más efectiva y rápida que los cambios naturales de los pacientes sin
tratamiento.
2.La psicoterapia es más efectiva que los pacientes en lista de espera de ser tratados
(lista placebo), y estos últimos alcanzan mejores resultados que los no tratados.
3.Con una mayoría de trastornos la psicoterapia suele mantener sus resultados a largo
plazo.
Los resultados anteriores han llevado a cuestionar el excesivo énfasis que cada
orientación ha dado a sus técnicas o procedimientos particulares como elementos
definitorios de cada escuela. Según el trabajo de Lamberte(1986) los factores que en
realidad contribuyen a los resultados de la psicoterapia por porcentajes son de mayor a
menor: un 40% depende de variables propias del paciente y su contexto
vital(personalidad, apoyo social, etc), un 30% a los factores comunes a todas las
orientaciones psicoterapéuticas(pie empatia, apoyo y confrontación de emociones); un
15% al llamado efecto placebo(expectativas que tiene el paciente sobre el saber que se le
va a ayudar) y un 15% a las técnicas especificas de cada psicoterapia(pie asociación
libre, exposición conductual, manejo de actitudes disfuncionales,etc..)
2.La imposibilidad de que un enfoque determinado sea el más adecuado para todos los
casos y la búsqueda de la adecuación tipo de paciente-tipo de problema-tipo de terapia.
Los anteriores hechos han llevado a plantear diversos enfoques de modelos integradores
en psicoterapia:
B)La Integración Teórica: Desde este enfoque se propone bien integrar procedimientos de
dos o más enfoques de modo "hibrido" como la terapia psicodinámica?conductual de
Watchel(1977,1985,1987) centrada en el análisis de los círculos viciosos psicoevolutivos,y
los que proponen una integración desde la psicología cognitiva y las teorías
constructivistas(pie Fernandez,1992; Feixas y Villegas, 1990) que en un determinado
meta nivel epistemológico puede explicar la diversidad de fenómenos de cada terapia.
C) Los Factores Comunes: Centrado en los procesos y factores comunes a las distintas
psicoterapias y que explicarían su efecto general similar. Los autores más destacados son
los clásicos Alexander y Crencha (1946) y su concepto de "experiencia emocional
correctiva" y J. Frank (1961) centrada en la psicoterapia como medio de reducir la
"desmoralización" a través de determinados "mitos"(teorías) y "rituales"(procedimientos)
institucionalizados.
De este modo al nivel más general existirían actualmente dos grandes corrientes a su vez
con sus orientaciones particulares: aquellos que propugnan un enfoque particular
("escolásticos") y aquellos que propugnan un enfoque "integrador". Los datos de la
investigación parecen cuestionar seriamente la actitud de los escolasticos, pero aun es
temprano para defender la viabilidad de cualquiera de los enfoques integradores
propuestos, aunque el proceso está en marcha. Una actitud intermedia es aceptar la
diversidad de los enfoques como algo positivo para según que caso y que tipo de paciente
(pie enfoque integrador de Beutler, 1983, 1990).
El enfoque de P.D.T.L pone énfasis en dos aspectos: las transacciones actuales entre
paciente y terapeuta; y el aumento de la comprensión del paciente de su papel en el
funcionamiento en su vida. Para ello el terapeuta hace uso de la diada relacional donde
usa como principales herramientas la escucha empática, la compresión psicodinámica de
las dificultades relacionales en el contexto de su historia personal y la clarificación de su
carácter auto derrotista. Para lograr esto además el terapeuta tendrá en cuenta las
resistencias del paciente encaminadas a hacer fracasar los esfuerzos del terapeuta.
Este enfoque se caracteriza por una serie de similitudes y diferencias respecto a la terapia
psicoanalítica tradicional y otros enfoque breves de tipo psicodinámico (Malan, Sifneos,
Davanloo, Mann...). Sus principales rasgos son:
(1) La selección de los pacientes para este enfoque no se hace tanto por el tipo de
sintomatología presentada sino mas bien por su capacidad para comprometerse en una
relación terapéutica evaluada en las entrevistas iníciales (pie "interpretaciones de
prueba").
(2) Se busca un tema o foco dinámico sobre el que centrar el trabajo terapéutico, que a
diferencia de otras psicoterapias dinámicas centradas en temas como el foco idílico
(Sifones), la separación (Mann), la transferencia padre-otros (Mallan) o la resistencia
(Davalo); aquí se centra en los patrones cíclicos de relaciones interpersonales.
(5) Los pacientes de las otras psicoterapias dinámicas breves son seleccionados si
presentan una formulación de sus dificultades del tipo: "En la actualidad soy una persona
con un conflicto concreto, y ese conflicto deriva de mis relaciones previas e inadecuadas
con mis padres en la infancia". Sin embargo la P.D.T.L observa que no todos los
pacientes proporcionan material histórico y actual que se adecue al anterior esquema, y
que por ello, erróneamente, se descartan para la psicoterapia. Los pacientes tienen
"estilos narrativos" personales e idiosincráticos, subjetivos y particulares. La P.D.T.L tiene
en cuenta esas diferencias subjetivas y como ocurren en la relación terapéutica.
El niño, sin embargo no es un ser pasivo donde la influencia con sus progenitores queda
impresa de manera mecánica y automática. Como apuntaba Freud, las fantasías del niño
y los significados que atribuye a las conductas de sus padres son muy relevantes. Le
influencia por lo tanto no solo la conducta real de sus padres sino también sus primeras
teorías acerca del significado de dichas conductas.
2.Actos de uno mismo: Papel que adopta el paciente en sus relaciones interpersonales
que incluye sus sentimientos y deseos hacia otras personas significativas, sus
cogniciones (pensamientos sobre sí mismo y otros) y sus conductas (conductas hacia
otros significativos). Pueden variar en su grado de consciencia.
3.Expectativas a las reacciones de otras personas: Reacciones imaginadas de las otras
personas a los actos de uno mismo. Pueden ser conscientes, pre conscientes o
inconscientes. Se formulan de la manera: "Si hago tal. Él/Ella hará cual”.
4.Actos de otras personas hacia uno mismo: Se refieren a la conducta de las otras
personas en respuesta a las acciones de uno mismo.
5.Actos de uno mismo hacia uno mismo (introyección): Se trata a como uno se trata a sí
mismo (pie auto controlador, auto castigador, etc.). Van conectadas a los anteriores
apartados.
Con respecto a las guías para entender el conflicto del paciente se atiende a la
transferencia como la tendencia del paciente a actualizar sus conflictos emocionales a
través de la relación con el terapeuta. Aquí se trata de considerar que el paciente tiene
una serie de expectativas fijas preexistentes con las que él/ella interpreta los eventos de
las relaciones. El terapeuta hace interpretaciones en ese sentido de la transferencia,
tomando como datos los que sucede en el ahora de la relación, las relaciones pasadas y
las "alusiones a la transferencia" (referencias del paciente gentes y situaciones externas a
la relación terapéutica, el humor del paciente, sus sueños y el ambiente emocional de las
sesiones. Con respecto a la contratransferencia, el terapeuta está atento a las reacciones
emocionales que evoca la conducta del paciente en él mismo, y las usa para aprender del
conflicto del paciente. La contratransferencia en este enfoque se refiere a las acciones y
reacciones del terapeuta, que incluyen también sus actitudes, pensamientos, conductas y
fantasías hacia el paciente, que son evocadas por las reacciones de transferencia del
paciente. El terapeuta debe hacer cierta retirada y reflexión sobre sus reacciones y como
pueden estar formando parte del juego relacional del paciente; para así poder
desengancharse del mismo.
También las resistencias pueden venir del propio terapeuta, si fracasa en empalizar con el
paciente o juega un papel reciproco en el juego transaccional (pie atacando, siendo
impaciente...). Al permitir que el paciente explore y evoque sus sentimientos sobre la
relación terapéutica, el terapeuta se hace blanco de las fantasías, emociones y deseos del
paciente; lo que puede generar en él amenazas a su autoimagen y autoestima. Es común
que el terapeuta adopte entonces reacciones defensivas de tipo racionalizado como: (1)
Decirle al paciente que necesita más tiempo para establecer la relación terapéutica antes
de continuar con temas tan dolorosos, (2) Dejar de insistir en las interpretaciones de
resistencia si el paciente no la abandona, para otro momento mejor y (3) Si el paciente no
responde a una interpretación de resistencia, creer que se ha adelantado a hacerla.
Recordemos, la interpretación de las resistencias se basan en las dificultades del paciente
para hacerse consciente de la transferencia hacia el terapeuta. La propia resistencia del
terapeuta se basa a su vez en una dificultad para hacerse consciente de su
contratransferencia hacia el paciente.
Por último es importante destacar ciertas afinidades entre la P.D.T.L, la psicoterapia
analítica funcional (de corte conductista radical) y la psicoterapia cognitiva interpersonal.
El elemento de la transacción paciente-terapeuta deviene como elemento central en los
tres enfoques.
Los referentes del enfoque procesual y vivencial son la terapia centrada en el cliente de
Rogers, en cuanto a los aspectos relacionales, y la terapia gestáltica de Perl en cuanto a
las tareas de intervención. Sin embargo, el presente enfoque no se limita solo a conjugar
ambas terapias humanistas, va aún más allá proponiendo un nuevo modelo de la
psicopatología y la psicoterapia que aúna también elementos de la psicología cognitiva y
la teoría de las emociones, todo ello con un enfoque científico de la psicología.
La tesis central es que facilitar el cambio terapéutico es facilitar el cambio emocional. Las
emociones se entienden no como perturbaciones afectivas que hay que controlar, sino
como indicadores que dan a la persona su sentido inmediato en el mundo, y, que por lo
tanto su exploración constituye el objetivo central de la terapia.
Respecto a las teorías de la emoción, se considera que las emociones son importantes
para comprender la acción o conducta. Las emociones influyen en los temas a que
prestamos atención, en las metas o propósitos que las personas persiguen y en la
relación entre las personas. También influyen en las tendencias a la acción mediante
determinados circuitos cerebrales (sistema de búsqueda/ exploración, sistema de ira-
agresión-rabia, sistema de ansiedad-miedo, sistema de separación-pánico-angustia y
sistema de juego-vinculo social). La teoría de las emociones aporta además la existencia
de afectos primarios pre cognitivos de base filogenética (transmitidos por la especie) que
se disparan de manera no semántica, conceptual o lingüística, y que suelen tener un
carácter adaptativo (pie los afectos implicados en el seguimiento ocular del infante hacia
el progenitor, o en la vinculación primaria niño-progenitor). Las emociones secundarias
más complejas (pie amor, odio...) evolucionarían de estas primarias (Pascual-Leones,
1992). Por último la experiencia emocional que conforman los sentimientos conscientes
tal como los experimenta el sujeto fenomenológicamente, provienen de la síntesis de al
menos tres sistemas no conscientes de su experiencia interna: (1) El sistema expresivo-
motor (basado filogenéticamente); (2) El sistema de recuerdo emocional (basado en la
memoria episódica de eventos vividos y no conscientes) y (3) El sistema conceptual
(basado en actitudes y significados semánticos no conscientes). Los tres sistemas
anteriores se organizan por nivele experiencia les en los llamados "Esquemas
emocionales".
El terapeuta cuenta con dos vertientes de trabajo respecto al foco vivencial de la terapia:
1º La facilitación de la relación terapéutica y 2º Las tareas de tratamiento.
La otra área referida al vínculo terapéutico tiene como objetivos el comunicar la paciente
empatía y consideración positiva, así como el aprecio y valoración por parte del terapeuta
de la experiencia interna del cliente. Para ello el terapeuta usa las tres condiciones
necesarias enunciadas por Rogers; la empatía, el aprecio-aceptación incondicional del
cliente y la autenticidad (ver apartado de psicoterapias humanistas).
El sujeto cuenta una reacción tenida por el mismo que le resulta sorprendente para su
experiencia habitual (pie un estallido emocional ante un evento aparentemente trivial). El
terapeuta propone explorar esta experiencia mediante el despliegue evocador sistemático
que básicamente consiste en re experimentar la escena original, reviviendo la situación
estimular y sus componente cognitivos y afectivos, de modo que se va repasando
lentamente hasta que el sujeto logra una nueva visión del sí-mismo y el mundo.
El sujeto refiere una experiencia interna particular que no entiende y le produce malestar o
aturdimiento (pie el relato de un sueño repetitivo o una sensación referida inicialmente
como angustia, tristeza o ira que no comprende su porqué). El terapeuta le propone el
enfoque vivencial (una modalidad avanzada del focusing de Gendlin). Básicamente se
lleva la experiencia del paciente desde un estado progresivo de relajación, pasando por
un lugar visualizado de exploración (pie un claro de un bosque), dejando venir en una
especie de asociación libre las preocupaciones actuales en formas de imágenes, que se
van focalizando posteriormente en sus dimensiones sensoriales-emocionales y que se
van etiquetando mediante palabras que se ajustan con ellas. Posteriormente el cliente
inicia un auto dialogo con la experiencia simbolizada a fin de encontrar el meollo del
problema y sus posibles soluciones. La finalidad de esta tarea es simbolizar el sentido de
las experiencias internas, darles un sentido o significado más ajustado a las vivencias de
las mismas.
Por último es destacable que actualmente las intervenciones experiencia les sean
reconsideradas desde otros enfoques terapéuticos (como el cognitivo-conductual) como
procedimientos poderosos de cambio emocional, y progresivamente se vayan
incorporando a aquellos. Esto supone un mayor acercamiento entre paradigmas
inicialmente distintos. Las referencias del enfoque procesual-vivencial en los textos
cognitivos conductuales se hacen cada vez más frecuentes (pie Golfried, 1996; Mahonés,
1997
Este modelo se construyo a partir del supuesto básico de que todos los pacientes cuentan
con fuerza y recursos para cambiar, y que además ningún problema sucede de manera
permanente durante todo el tiempo, teniendo las llamadas excepciones a la regla. La
terapia breve enfocada así trata de catalizar los recursos de los pacientes para que
participen en "conversaciones sobre el cambio", lo que parece generar modificaciones
rápidas en las creencias y conductas de los pacientes.
2.La cooperación es inevitable: Cualquier cosa que el cliente traiga a terapia se puede
utilizar como elemento de cooperación. Las conductas negativas pueden ser connotadas
o reformuladas como intentos de solución y además, y sobre todo las excepciones.
3.El cambio es inevitable: Como dicen los budistas el cambio es un proceso continuo, y la
estabilidad una ilusión. Todo cambio llegará de manera inevitable como una excepción.
5.Los pacientes cuentan con las fuerzas y los recursos necesarios para cambiar: Las
terapias que enfatizan las fuerzas y recursos de las familias y pacientes para resolver es
problemas dan más resultados más positivos que otras terapias.
6.Los problemas son intentos fallidos de resolver conflictos: Los problemas derivan de un
tipo de solución, o su combinación, que implica: a-Se necesita actuar pero no se actúa
(negación del problema), b-Se actúa cuando no se debe (las cosas deben ser perfectas y
todo cambio gradual es despreciable), c-Se actúa a un nivel lógico equivocado (Se
establece una paradoja del estilo! Sé espontáneo!).
7.No es necesario saber mucho sobre el problema para resolverlo: Los problemas no se
presentan todo el tiempo, hay excepciones temporales y circunstanciales. El terapeuta
adopta el papel de Serlo Holmes en la búsqueda y desarrollo de estas excepciones.
8.Los pacientes fijan los objetivos del tratamiento: Es importante que el terapeuta induzca
a los pacientes a describir como serán las cosas cuando resuelvan el problema actual y
que lo describan como si se vieran en una cinta de video.
En la segunda consulta (con el paciente individual o este y su familia), tras haber recogido
en la primera el motivo de consulta y su contexto; ya inicia la sesión con el planteamiento
de (1) "La secuencia del cambio previo al tratamiento" que consiste en una pregunta del
estilo : "¿Que han notado que va mejor desde la 1ª vez que vinieron al centro?". Si la
respuesta es afirmativa se indaga sobre el contexto y forma de esas mejorías. Si la
respuesta es negativa, y plantean que no ha habido cambio, el terapeuta presenta (2) "La
secuencia de la pregunta por el milagro" que supone una pregunta hipotética sobre un
cambio imaginado del estilo: "Supongamos que regresan a casa esta noche y mientras
duermen se produce tal milagro, de modo que al despertarse se encuentran con tal....
¿que cosas serán diferentes?... ¿como lo habrán logrado?..¿Qué codas serán distintas
entre ustedes...?". Si la familia imagina la hipótesis el terapeuta les sigue indagando y
generando un contexto de cambio posible. Si la familia es descreída respecto a la
posibilidad de los milagros, el terapeuta plantea (3) "La secuencia sobre el manejo del
problema" donde se plantea la pregunta: "¿Por qué las cosas no están peor? ¿Que es lo
que usted y otras personas están haciendo para que las cosas no empeoren? ". Si se
plantean como en las otras cuestiones, excepciones, el terapeuta se extiende sobre ellas.
Si consideran que ninguna estrategia parece útil, el terapeuta plantea una nueva opción
(4) "La secuencia pesimista" a través de una pregunta del siguiente estilo: "¿Que creen
ustedes que pasará si las cosas no mejoran?..¿Qué es lo memos que puede hacerse
para que eso ocurre en el menor grado? Además en esta secuencia pesimista el
terapeuta puede contar con cuatro estrategias adicionales:
D.Preguntas conversacionales: Útil sobretodo con familias muy pesimistas por el cambio y
que han pasado por diversos tratamientos sin mejoría. Se les pide que detallen por qué
creen que esas intervenciones no funcionaron y se les pide que ellos mismos aporten
nuevas sugerencias.
En la primera sesión también el terapeuta cuenta con el tipo de paciente o familia que se
presenta a terapia. De esta manera si los demandantes presentan "quejas vagas", el
terapeuta suele indicar también para la próxima sesión la realización de una tarea vaga
(pie "Observen cualquier cosa que vaya mejor para la siguiente sesión y que consideren
importante de contarme"). Para demandantes que se presentan como "visitantes" de
rifados por un agente de control social (pie un juez un médico o asistente social que indica
una terapia) es mejor no prescribir tareas y estar tan solo atento a elogiar excepciones.
Para demandantes que "no identifican excepciones" se les plantea la tarea de simular
como si el milagro ya hubiese ocurrido. Para demandantes que se "involucran
excesivamente con el paciente identificado" se les indica la tarea de convertirse en
imprevisibles indicándoles que a partir de ahora hagan algo distinto a lo habitual aunque
les parezca extravagante, insólito o ridículo, y presentándolo de modo general. Con
demandantes que presentan "excepciones pero que refieren no saber cómo ocurren o
controlarlas" se les indica la tarea de predecir el futuro y tratar de averiguar cuando
ocurrirá la próxima excepción. Y con demandantes que presentan "excepciones
deliberadas y controladas" se les indica seguir haciendo más de lo mismo.
La terapia de conducta cuenta con numerosos méritos que suponen a su vez una serie de
limitaciones (Goldfried y Castonguay, 1993): Ha determinado, mediante el llamado
análisis funcional, cómo reaccionan los individuos a situaciones precisas; pero ha
obscurecido paralelamente patrones más generales de funcionamiento. Se ha dedicado al
desarrollo y refinamiento de las técnicas terapéuticas; pero ha prestado poca atención a
las diferencias individuales de clientes y terapeutas, y los principios del cambio. Ha
adoptado un modelo de entrenamiento en habilidades de competencias conductuales,
pero ha caído a veces en un modelo de "deficiencia" excesivo que ha generado
reactancia en el paciente. Se ha centrado en los problemas del paciente fuera del
despacho, pero ha descuidado la relación terapéutica. Ha estimulado la investigación de
los resultados o eficacia de la terapia, pero ha infravalorado la investigación del proceso
de cambio. Y por último, se ha centrado en el manejo de sintomatologías específicas,
descuidando los problemas interpersonales y de personalidad más complejos.
Ahora bien, entre la PAF y la terapia de conducta, tal como esta se ha venido aplicando,
hay importantes y significativas diferencias. El punto de mayor diferencia radica en la
importancia para ambas de la relación terapéutica. En efecto, la terapia de conducta ha
solido desconsiderar la relación clínica, concediendo un énfasis a las técnicas de
intervención, donde la propia relación era tan solo un vehículo que permitía aplicar
aquellas intervenciones. La PAF en esto supone la antítesis de tal posición. Lo relevante
para ella es precisamente la relación terapéutica como vía de cambio .En este enfoque
habría una equivalencia funcional entre la conducta del paciente fuera del despacho y la
conducta que presenta en la misma sesión. Es decir en la relación terapéutica se
presentan problemas similares aquellos que están en la vida del paciente en otros
contextos. Esto requiere que el terapeuta tenga distintas habilidades a las que se les
supone al terapeuta de conducta tradicional (llamado a veces de manera gráfica
"ingeniero conductual"). Estas nuevas habilidades pertenecen al ámbito de la relación
clínica como por ejemplo detectar manifestaciones del cliente dirigidas hacia su persona,
apreciar el papel de sus propias reacciones en la relación terapéutica, el papel de las
funciones del lenguaje, etc....habilidades que implican un rol bastante distinto del
ingeniero conductal o tecnócrata. Además aunque las técnicas conductuales se utilizan
como tales ante determinados problemas, adquieren nuevas funciones en la PAF. Por
ejemplo las tareas para casa pueden revelar aspectos de la relación terapéutica (grado de
colaboración, reactancia,etc).
También es interesante apuntar que la PAF retoma el área de los trastornos de la
personalidad y de la subjetividad, desconsiderados en la terapia de conducta al uso.
La PAF se articula mediante una serie de componentes que básicamente son: (1) La
noción de "Conducta clínica relevante", (2) La "identificación" de conductas clínicas
relevantes y (3) Las "reglas para una actuación terapéutica relevante".
1.CCR1: Los problemas del cliente durante la sesión : Se parte de que muchos problemas
por lo que la gente solicita ayuda terapéutica consiste en dificultades relacionales que
tienen que ver por lo general con clases de conductas relacionadas con el control
inversivo, la dependencia, el temor al abandono, las dificultades en las relaciones sociales
y temas similares. Lo importante es que estas dificultades se presenten aquí ante/con el
terapeuta en la sesión.
2.CCR2: Las mejorías del cliente durante la sesión: A lo largo de las sesiones el paciente
presenta en las mismas aspectos o mejorías de la clase de sus conductas en la misma
sesión presente. El terapeuta debe estar atento a las mismas.
Las Cris no resultan nada fáciles de identificar, al estar inmersa en la misma relación
terapéutica. A pesar de esta gran dificultad, el terapeuta, cuenta con dos referentes
importantes para afrontar este tema:
1.El análisis funcional del lenguaje en la terapia: La relación terapéutica es más que nada,
una relación verbal. De hecho casi todas las psicoterapias son eso, relaciones verbales, o
mejor dicho, terapias verbales. Lo relevante será por lo tanto entender las funciones del
lenguaje en esa relación. Siguiendo los planteamientos skinnerianos se presta especial
atención a dos de las funciones del lenguaje; los llamados "tactos" y "mandos". Los tactos
se refieren a la conducta verbal que es evocada y diferenciada por situaciones concretas
y particulares (depende de un control discriminativo) y está mantenida por reforzadores
generalizados. Representa la clásica función "referencial" del lenguaje (refleja tanto las
descripciones del paciente de su entorno externo como interno al referir su propia
experiencia tal como él la vive en ese contexto). Los tactos y auto tactos que más
interesan a la PAF son aquellos bajo "causación múltiple" que implican referencias que
conectan situaciones externas e internas a la sesión (pie cuando el cliente dice "me siento
ahora tan tenso con usted como esta mañana al hablar con mi padre"). Por otro lado el
mando es un tipo de conducta verbal que es antecedida por diversas situaciones
discriminativas y que es seguida de reforzadores específicos. Por lo general se relaciona
con las demandas, peticiones y solicitudes hacia otros. Lo decisivo de estos mandos no
es su forma, sino su función. De esta manera los mando se pueden presentar en la sesión
como "mandos disfrazados , es decir como peticiones indirectas (llamadas por cierto en la
psicoterapia psicodinámica "alusiones a la transferencia"). Es importante señalar que la
propia función de la conducta verbal del sujeto puede pasar inadvertida a este (se diría
que es "inconsciente"), porque se encuentra reforzada por "reforzadores sutiles" y
"estímulos suplementarios". Dicho de manera más directa suponen un control o
significado inconsciente de la propia conducta. Por lo que esta puede estar determinada
de manera múltiple ("causación múltiple"; que por cierto defienden también los teóricos
psicodinámicos). Parte de ese desconocimiento remite al control inversivo ejercido por el
condicionamiento inversivo (aprendizaje de evitación que hace referencia a la "represión"
y los "mecanismos de defensa").
2.Situaciones terapéuticas que evocan CCRS: Junto a la aportación del análisis de las
funciones del lenguaje (que a uno de los autores de este libro le siguiere un retorno hacia
el conductismo radical parecido al retorno baconiano al psicoanálisis de Freud; al menos
en la reconsideración, aunque distinta claro está, del lenguaje en ambos enfoques); está
la percepción de otras causas "sutiles" que pueden evocar conductas clínicas relevantes.
Entre estas situaciones están: (1) La propia estructura temporal de la sesión (los
problemas de horario, tardanzas, etc. pueden evocar problemas relacionados con los
compromisos, el abandono, etc.); (2) Las vacaciones del terapeuta (puede generar
también cuestiones de dependencia, ansiedad de separación, etc.); (3) La terminación del
tratamiento (puede evocar aspectos relacionados con la terminación de las relaciones
afectivas); (4) Los honorarios en terapia privada (puede evocar aspectos de motivación,
saldar deudas, compra de relaciones, etc..clínicamente relevantes); (5)Los fallos del
terapeuta (puede evocar en el paciente acusaciones o evitaciones de expresión de
malestar, etc.); (6) Los silencios en la conversación (pueden evocar ansiedades,
premuras, solicitudes ,etc.); (7) La expresión de afecto (temor a expresar afecto por miedo
al ridículo, sensación de vulnerabilidad y exposición, etc.); (8) Sentirse bien (algunos
pacientes temen sentirse bien porque puede tener como consecuencia la terminación de
la relación y la salida de la terapia); (9) Reforzamiento positivo vivido como rechazo
(algunos pacientes pueden vivir con malestar o desconfianza las muestras de aceptación
por parte del terapeuta, sobre todo si en sus historias estas conductas han sido seguidas
por "finales infelices"); (10) Sentirse unido al terapeuta (incluye la tradicional transferencia
positiva y sus problemas); (11) Las propias características del terapeuta (estilo, edad,
clase social..etc. puede generar determinadas respuestas relevantes en el paciente) ; (12)
Eventos inusuales (pie el que el paciente vea al terapeuta por la calle con su cónyuge, el
que este tenga que salir a atender una urgencia, etc..Podría evocar CCRS); (13)
Sentimientos del terapeuta (las propias reacciones "contra transferenciales" del terapeuta
pueden conectarse a Cris del cliente. Ver en este punto lo aportado por la psicoterapia
breve de Stripper y Binder en este mismo volumen) y (14) La propia demanda de ayuda
(la propia petición de ayuda para tratamiento implica Cris relevantes como han apuntado
insistentemente tanto los teóricos sistémicos como psicodinámicos).
Kohlenberg y Tsai (1991) definen 5 reglas que definen las condiciones de contingencias
en que la conducta del terapeuta será reforzada por efectos clínicamente relevantes.
1.Regla 1: Atienda a las CCrs: La situación clínica es una oportunidad para que se
presenten los problemas del paciente, no solamente referidos a hablar de ellos sino de
expresarlos en la misma sesión, formando parte de la relación terapéutica. El terapeuta
está también atento a las posibles mejorías terapéuticas presentadas también in situ en la
misma sesión. Es importante señalar que las interpretaciones que se refieren a las
conductas problemáticas/de mejoría presentadas en la misma sesión son más efectivas
que aquellas que se refieren a eventos de fuera de la sesión.
2.Regla 2: Evoque la ocurrencia de Cris: Además de atonden las Cris dadas en la misma
sesión, hay que crear las condiciones para que estas ocurran. Esto se logra a través de la
misma implicación del terapeuta con el paciente, facilitando que vayan apareciendo
problemas relacionales. El terapeuta puede además modificar algún aspecto de su
conducta y comprobar el efecto en el paciente (pie en el caso de un paciente dependiente
le solicita que el mismo elija la fecha de la próxima cita). También las mismas técnicas
conductuales y de otras orientaciones pueden revelar problemas adicionales: Por ejemplo
la "asociación libre" puede generar problemas en pacientes que demandan indicaciones
técnicas precisas; las tareas para casa pueden evocar un detallismo inusitado en
pacientes obsesivos, o problemas de cumplimiento/reactancia..etc.
Por último es relevante señalar que en España contamos con un autor prestigioso en
estos nuevos enfoques conductistas. Se trata de Marino Pérez Álvarez que en su libro:
"La psicoterapia desde un punto de vista conductista" (Biblioteca Nueva, 1996) presenta
los desarrollos más recientes de la terapia de conducta, que suponen no solo nuevas
terapias, sino también, y eso es lo más importante, una nueva forma de hacer terapia de
conducta.
Podríamos esbozar algunas de las nuevas áreas emergentes en la terapia cognitiva que
parecen comenzar a conectar también con inquietudes similares en el área de la
psicología cognitiva: (1) Un mayor interés por experimentar con nuevas ideas y técnicas
de otras tradiciones psicoterapéuticas (en especial con los abordajes humanistas
experiencia les y las terapias interpersonales); (2) Un creciente interés por los procesos
inconscientes (aunque reformulados desde la psicología cognitiva); (3) Una crítica a los
planteamientos filosóficos objetivistas (que se manifiesta en la corriente constructivista de
la terapia cognitiva) y (4) La importancia central de la relación terapéutica como vía de
cambio terapéutico.
El terapeuta TCI trata de evaluar o analizar los procesos cognitivos centrales asociados al
Esquema interpersonal. Para ello contacta con muestras del ciclo cognitivo-interpersonal.
La interacción terapéutica le va a proporcionar los indicadores de esas muestras (que por
lo general serán más fiables cuanto mayor sea el trastorno de personalidad del paciente y
su repercusión relacional). El terapeuta utiliza la interacción terapéutica para evaluar el
Esquema interpersonal asumiendo la posición de "observador participante "(Sullivan,
1953). Esto consiste en desarrollar la disciplina de atender a sus propios sentimientos y
tendencias a la acción mientras participa en la interacción con el paciente; y en sustraerse
a esa interacción para no confirmar el esquema interpersonal disfuncional.
Desengancharse del influjo interpersonal del paciente consiste primero en advertir ese
influjo y después en interrumpir las respuestas complementarias "meta comunicando" sus
efectos. El problema se lleva entonces a como detectar l conducta del paciente que
produce ese influjo. Aquí entran una serie de indicadores denominados "marcadores
interpersonales", que se refieren a acciones del paciente que se vinculan a determinados
sentimientos-disposiciones a la acción del terapeuta.
Otros aspectos que utiliza el terapeuta para evaluar el esquema interpersonal del paciente
consiste en explorar las rupturas de la alianza de trabajo terapéutico.
En cuanto a los "marcadores interpersonales" del paciente que pueden indicar una ruptura
en la alianza terapéutica o problemas en esta se encuentran las siguientes conductas y
comunicaciones del paciente:
(1) El paciente refiere de manera directa sentimientos y opiniones escépticas hacia las
posibilidades de ayuda del terapeuta/terapia.
(2) El paciente refiere de manera indirecta, con sarcasmos, escepticismo hacia las
posibilidades de ayuda del terapeuta/terapia.
La TCI trabaja con tres focos terapéuticos: El foco de problemas fuera de la sesión, el
foco de problemas presentados en la misma sesión , según estas dificultades se vayan
exponiendo y presentando en la terapia, y el acceso a la información sobre la disposición
a la acción.
B) El foco en la sesión:
El rol del terapeuta en este punto es detectar cuales de sus respuestas están siendo
complementarias al esquema interpersonal del paciente. El proceso de detección y
percatación de los propios sentimientos y tendencias a la acción resulta esencial en este
aspecto; así como su relación con los marcadores interpersonales del paciente.
Sin embargo, este trabajo no está exento de importantes obstáculos. El propio terapeuta
puede tener creencias rígidas sobre que sentimientos son aceptables experimentar en la
relación terapéutica (pie un terapeuta que crea que experimentar atracción hacia sus
pacientes es inadecuado, cuando experimente sentimientos de atracción en la relación,
tendrá problemas con los mismos si aparecen en la interacción). A menudo el terapeuta
establece de manera apresurada hipótesis sin haber contactado adecuadamente con los
propios sentimientos en la relación.
1.El terapeuta comunica sus propios sentimientos para ayudar al paciente a tomar
conciencia de sus efectos sobre otras personas: La forma que suele adoptar tales
comunicaciones suele ser: "En este momento siento tal cosa". Por ejemplo cuando el
paciente comienza a llorar, el terapeuta le dice: "En este momento me siento deseos de
protegerle".
2.El terapeuta comunica sus propios sentimientos y sondea los del paciente al respecto :
El mensaje adopta una forma general del estilo : "En este momento siento tal cosa, ¿Se
corresponde esto con algo que usted está sintiendo?".
3.El terapeuta comunica sus propios sentimientos y los conecta con los marcadores de
conducta del paciente : Estos mensajes adoptan una forma del estilo: "En este momento
siento que estoy siendo tratado de tal manera, y tengo la impresión que esto tiene que ver
con su conducta tal". Es importante que estos mensajes se transmitan como posibilidades
e impresiones, no como afirmaciones categóricas.
4.El terapeuta usa el marcador interpersonal del paciente para iniciar un sondeo cognitivo-
afectivo del estado de aquel: El mensaje adopta la forma de: "Tengo la impresión de tal,
cuando observo en usted tal, ¿Qué siente usted por dentro al respecto de esto?".
Por ejemplo le dice al paciente : "Ya veo que desea no sentir eso. Me gustaría saber
¿Cómo lo hace?, ¿Cómo deja de sentir eso?". El terapeuta sondea los pensamientos
automáticos del paciente asociados a la estrategia de auto bloqueo de sentimientos. Más
adelante estos pueden ser cuestionados.
Otros autores de orientación psicoanalítica tienen una opinión menos radical que la
expresada anteriormente. Moizeszowiczi (1988) continúa planteando la misma relación
problemática, pero plantea alternativas para su manejo. Parte de considerar que la misma
intervención psicofarmacológica puede quedar sin el efecto debido si el paciente no tiene
un lugar donde su "palabra" pueda ser tratada. El médico administrador de psicofármacos
tiene la ventaja de evaluar los síntomas antes y después de prescribir los psicofármacos
de manera "objetiva y fiable"; la desventaja es que si se remite a ello aumenta la distancia
transferencial. Para el psicoterapeuta también hay problemas, en el momento que conoce
la existencia de otra alternativa de tratamiento que no pasa por la palabra. Este puede
apelar a la medicación cuando la psicoterapia parece no funcionar, pero con ello se aleja
del vínculo terapéutico e introduce nuevos problemas. Puede depositar su propia angustia
en el fármaco (más aún si se trata de un psiquiatra que hace el doble tratamiento) y
hacerse expectativas desmesuradas de éxito, por lo que fabrica su propio fracaso. De otro
lado la familia presiona al médico no psicoterapeuta para que "cure" el trastorno. Las
culpas e iras pueden caer sobre este si no se dan los resultados esperados. También la
familia y/o el terapeuta pueden ocultar sus problemas relacionales a través de la exclusiva
renitencia al fármaco.
2.Se cuenta al menos con dos terapeutas. Uno se dedica a la labor psicoterapéutica y el
otro a la medicación. Quién administra la medicación está fuera del ámbito verbal del
conflicto, y se mantiene en otro lugar de escucha de síntomas tan solo.
3.Se establece por lo tanto un plan coherente entre el médico con funciones
psicofarmacológica y el que hace de psicoterapeuta, cada uno con sus roles definidos.
A.En las fases agudas: El nivel de ansiedad o excitación puede ser excesivo y bloquear la
toma de conciencia del conflicto, o el nivel de inhibición puede ser tan intenso que tenga
el mismo efecto de bloqueo. Los ansiolíticos, los antidepresivos o los neurolépticos son
necesarios.
Un tercer grupo de autores psicodinámicos, sobre todo aquellos que practican formas de
psicoterapia breve orientada psicoanalíticamente, tienen otras actitudes ante este tema.
Florina (1980) describe como en los últimos años el trabajo asistencial en servicios
públicos ha abierto un panorama más complejo en el campo de la psicoterapia. Ahora el
paciente se suele relacionar con un conjunto de profesionales y un conjunto de técnicas
terapéuticas que se suministran de modo simultáneo o sucesivo. Es frecuente que un
mismo paciente reciba psicoterapia (pie de un psicólogo), tratamiento psicofarmacológico
(de un psiquiatra), intervenciones sociales (de un asistente social) y además esté
vinculado a un seguimiento de su médico de cabecera/equipo de enfermería. Estas
intervenciones conllevan sus riesgos de producir una acción dispersa o contradictoria. La
alternativa que propone Florina es construir "estrategias terapéuticas". Se necesita
además un espacio común para confrontar los datos de cada profesional, extraer unas
conclusiones generales y un "programa de operaciones simultáneas". El modelo aportado
es el indicado en el "Equipo/servicio de Salud Mental" y entre este y otros servicios (pie
los de atención primaria o los hospitalarios). Varié (1980) en una línea similar a la anterior
propone que la combinación entre psicofármacos y psicoterapia puede ser muy útil,
siempre que se tenga en cuenta ciertas condiciones: Debe de administrarse por el mismo
terapeuta en lo posible (si este es un médico), ya que este es quién mejor conoce el caso.
Debe de evitar emplear la medicación de un modo rutinario e indiscriminado, que pudiera
anular las posibilidades de insight (toma de conciencia del conflicto inconsciente). La
medicación se administra tan solo en las fases en que aborrece el empleo de la
psicoterapia (desbloqueando al paciente de sus estados de interferencia). Es necesario
también estar atento a las expectativas del paciente sobre la medicación y detectar
posibles actitudes de este donde el "medicamente es idealizado" de modo que puede
generar "actitudes maniacas". El terapeuta informa de las acciones de ambas
intervenciones, pie presentando la metáfora del dolor de muelas (que puede ser aliviado
con medicación) y la infección de la caries (conflicto subyacente) donde se dirige la
psicoterapia. Otro autor de psicoterapia breve, Bella (1986) habla de cómo los
psicofármacos son de ayuda para el psicoterapeuta: En la terapia, son a menudo parte de
las condiciones que hace posible el trabajo con el paciente. Proporcionan control sobre
estados excesivos de ansiedad, procesos disfuncionales del pensamiento o depresión; y
en suma facilitan las condiciones para el trabajo psicoterapéutico. Hay que manejar
adecuadamente la medicación de modo que el paciente no pierda la motivación para la
psicoterapia. También aquí hay que estar pendiente de las funciones y significados de los
fármacos para el paciente y el trabajo con las expectativas irrealistas
Cuando la capacidad del sujeto esté bloqueada por limitaciones de procesos psíquicos-
físicos, y por lo tanto su rango de libertad ; la intervención técnica (entiéndase en el caso
de los psicofármacos) es éticamente defendible. No se trata sino de una nueva versión del
principio hipocrático.
Una postura más radical del movimiento humanista, que conecta con la anti psiquiatría de
los años 60, supone que los trastornos mentales son simples desviaciones de las
expectativas culturales dominantes , que pasan por la "reconversión interesada de
enfermedades" . Los psicofármacos vendrían a ser camisas de fuerzas que intentan atar
la desviación, al servicio de las instancias de control. Esta postura radical ha sido
fuertemente contestada por los estudios transculturales que identifican procesos psíquicos
alterados similares a diferentes culturas y momentos históricos. No se trata desde esta
última posición de negar las diferencias culturales , que las hay, sino de identificar
también las semejanzas en lo humano.
Una primera área se relación con la configuración de nuevos campos de estudio afines a
las ciencias biológicas y a la psicología conductual. La llamada "medicina conductual" es
un exponente de este nuevo panorama. Esta área no solo abarca la aplicación de
técnicas conductuales al campo de la salud, sino también la investigación de problemas
orgánicos desde la óptica del análisis conductual. En concreto, se interesa por los factores
ambientales y patrones de conducta (los llamados "estilos de vida") que se asocian a
determinadas patologías físicas, así como el trabajo con dichos factores a modo de
prevención o de tratamiento.
Una tercera área afecta a la relación entre los efectos de los psicofármacos y el tipo de
personalidad de quienes lo utilizan. Eysenck (1967) ha dedicado parte de su trabajo al
estudio del efecto diferencial de los fármacos en personas que diferían en características
de la personalidad como la "extroversión", "la introversión" y el "neocriticismo". Esta área
es importante, y suele ser desconsiderada en las pautas de indicación
psicofarmacológica. Los resultados indican que los mismos psicofármacos tienen efectos
diferentes según las diferencias de personalidad de quienes lo consumen. Recordemos
de pasada, como anécdota significativa, las dificultades asociadas al tratamiento
ansiolítico o antidepresivo de los sujetos "histéricos".
Una quinta área (común y con frecuencia unida al enfoque cognitivo) se dedica al estudio
de la "adhesión al tratamiento". Es conocido que un alto porcentaje de enfermos no
siguen las prescripciones farmacológicas indicadas (incluidas las psicofarmacológicas).
Carnéate y Miller (1989) recogen tres grupos de razones/motivaciones que inducen a los
pacientes a no tomar los medicamentos como se le indican:
Los problemas de un sujeto determinado son más bien los problemas relacionales del
sistema donde este se inserta (pie la familia); donde este aparece como "paciente
identificado" con unas funciones para ese sistema (pie mantener el equilibrio de una
familia). Los psicofármacos desde esta óptica legitimarían la función del rol de paciente
identificado, que aparece como portador de los síntomas. Hasta aquí lo que ha sido la
teoría sistémica tradicional preponderante.
A.Anorexias nerviosas por imitación: Son pacientes preocupadas por cuanto pesan, y se
comparan con otras jóvenes. Suelen presentar menor resistencia al tratamiento y se
recuperan con mayor facilidad. Se suele indicar a sus padres que colaboren con el
terapeuta en el tratamiento (coterapeutas) y con la chica se trabaja el diferenciarse del
modelado excesivo del peso/imagen.
En todos los grupos se cuenta con la colaboración con el médico nutricionista. Estos
autores, aunque consideran poco útil el tratamiento psicofarmacológico de la anorexia, no
lo descartan si esta aparece asociada a determinados cuadros (pie depresión mayor).
Plantean incluso un "sistema de diagnósticos paralelos" (médico nutricional, psiquiátrico,
sistémico, etc..) que abordado estratégicamente no tiene por qué ser incompatibles entre
sí, sino más bien complementarios. Esto plantea nuevos desafíos al abordaje sistémico,
como el trabajar sistémicamente con agentes con visiones ajenas al propio paradigma
sistémico.
Dos son los puntos principales que relacionan a la psicoterapia cognitiva y el tratamiento
psicofarmacológico (Ruiz, 1994): (1) las contribuciones que la psicoterapia cognitiva
puede aportar a un adecuado seguimiento de las prescripciones médicas-farmacológicas
y (2) la prioridad, efectividad o contribución conjunta, que ambos tipos de tratamiento
tienen en distintos trastornos psicopatológicos.
Se calcula que alrededor del 50% de los pacientes no siguen correctamente las
indicaciones del médico. Como regla general, un tercio de los pacientes siempre parece
tomar la medicación como se le prescribe, otro tercio lo hace a veces y el tercio restante
casi nunca lo hace de la manera prescrita (Meichenbaum y Turk, 1991). En enfermedades
crónicas y/o graves el riesgo se incrementa al no seguir las prescripciones indicadas. En
el terreno psicopatológico el cumplimiento de la prescripción psicofarmacológica puede
ser un factor importante en la buena evolución de algunos trastornos, como en el caso de
los cuadros psicóticos esquizofrénicos, bipolares, las depresiones moderadas o graves y
algunos trastornos de ansiedad.
Desde el enfoque cognitivo de la psicoterapia se ha prestado especial atención a la
importancia que tiene para la salud el seguimiento de los tratamientos. De hecho, una
parte de las intervenciones se dedica a revisar con el paciente el cumplimiento de las
actividades intercesiones y los problemas surgidos al respecto (pie Beck, 1979; Beck y
Frenan, 1990; Ellas, 1989).
Además, se han explorado los problemas que contribuyen a la falta de seguimiento de las
prescripciones psicofarmacológicas (Beck, 1979) y del seguimiento de los tratamientos
terapéuticos en general (Meichenbaum y Turk, 1991).
Beck (1979) identifica una serie de creencias y distorsiones cognitivas que contribuyen a
la falta de observancia de las prescripciones psicofarmacológicas del paciente depresivo;
y que pueden ser extensibles a otros tipos de pacientes. Estas distorsiones hacen
referencia a:
◦"Crea adicción"
◦"No me ayudará"
◦"No hay nada que necesite hacer, excepto tomar las medicinas"
◦"Las medicinas no resolverán todos mis problemas, ¿Entonces para qué sirven?"
◦"No puedo soportar los mareos y otros efectos secundarios"
Estas cogniciones suelen llevar al abandono de los fármacos, con el efecto consiguiente
de acelerar los procesos de recaída. Aunque la falta de observancia puede estar
relacionada con el manejo inadecuado de la relación terapéutica, presentes en las
cogniciones de evaluación interpersonal, sobretodo en el tratamiento de los trastornos
crónicos (Beck y Frenan, 1990), en cuyo caso habría que abordar este área, lo más
común es que se relacionen con cogniciones específicas acerca del fármaco, la
enfermedad y las expectativas de tratamiento; como las referidas anteriormente.
Igualmente, Beck (1979) da una serie de pautas generales para aumentar la probabilidad
del seguimiento de los fármacos:
1.Proporcione al paciente información sobre los efectos de los fármacos, incluidos los
efectos secundarios y su posible manejo.
3.Utilice preguntas de sondeo que puedan dar pistas sobre las cogniciones distorsionada:
4.Utilice autor registros como forma de detectar problemas asociados. Por ejemplo autor
registros que en su formato recojan datos como el día, hora, situación, actividad, síntomas
y dosis respecto al contexto de la prescripción.
1.Permitir que el paciente cuente su historia, con sus propias palabras al principio de la
entrevista. El terapeuta "escucha" el significado o modelo causal que tiene el paciente
sobre su enfermedad, las preocupaciones y temores al respecto, las expectativas que
tiene sobre el tratamiento y el rol esperado del terapeuta.
2.El terapeuta sondea más detenidamente el modelo explicativo del paciente sobre su
enfermedad. Preguntas oportunas al respecto pueden ser del tipo:
◦"¿Como empezó?"
◦"Como le afecta?"
En resumen, los elementos de la entrevista cognitiva pueden ser descritos de forma breve
en torno a cuatro preguntas claves:
Con respecto a los trastornos de ansiedad (Contraes, 1990) se recomienda utilizar los
antidepresivos en casos de pacientes agorafóbicos deprimidos y en casos de ataque de
pánico persistentes e intensos después de seis semanas de utilizar la exposición, sin que
remitan estos (el alprazolam es una benzodiacepina también indicada en estos casos). En
las fobias sociales el tratamiento psicoterapéutico es más eficaz que el farmacológico,
pero en algunos pacientes resistentes a la exposición, puede ser útil, en una primera fase,
la utilización de antidepresivos IMAO (pie nefelina) y la utilización de fármacos
betabloqueantes en el caso de pacientes que presentan episodios ocasionales y
predecibles de descargas autonómicas (Liebowitz, 1987). En el caso de la fobia simple la
intervención más eficaz es la exposición, aunque pueda tener cierta utilidad el uso de
benzodiacepinas (pie kalium) para reducir la ansiedad anticipatoria a la situación; los
betabloqueantes para reducir la respuesta autonómica y la nefelina para pacientes con
descargas autonómicas periódicas (Fier, 1987). Con respecto a los ataques de pánico no
está suficientemente demostrada la superioridad de los psicofármacos sobre la terapia
cognitiva y viceversa, pareciendo el tratamiento combinado el más eficaz. En este caso se
utiliza antidepresivos (pie imipramina, fenelzina) o el alprazolam junto a la prevención
cognitiva (Gorman, 1987). En el tratamiento de la ansiedad generalizada, la terapia
cognitiva centrada en el manejo de las preocupaciones, parece superior al tratamiento
psicofarmacológico, aunque en algunos casos es útil combinar ambos enfoques (Cottraux,
1990).
En el tratamiento de la esquizofrenia se debe contar siempre con la utilización de los
neurolépticos. El abordaje cognitivo necesita que el paciente tenga un mínimo de contacto
con la realidad para ser posible y que el paciente esté libre de sintomatología aguda
(Peris, 1988), o al menos no agitado, aunque pueda tener sintomatología aguda
(Birchwood y Tarrier, 1995). Según Kalan y Sado (1990) el tratamiento de la esquizofrenia
tipo I (sintomatología positiva) suele requerir necesariamente del uso de neurolépticos ; y
la esquizofrenia tipo II (sintomatología negativa efectuar) suele responder mejor a
programas de tipo rehabilitador, que suelen incluir procedimientos cognitivos-
conductuales (pie Liberan, 1988), y que escasamente responde a los neurolépticos,
aunque se están investigando nuevos fármacos para este tipo de trastorno.
En el tratamiento del proceso de duelo no se suele utilizar los psicofármacos, excepto las
benzodiacepinas a dosis bajas en algunas ocasiones, salvo en el duelo complicado donde
se utiliza antidepresivos y la intervención cognitiva de "pesar dirigido" (Ramsey, 1977;
Raphael, 1977).
En resumen, los psicofármacos suelen ser más útiles para el abordaje de síntomas
agudos e incapacitan tés (síntomas agudos productivos) que la psicoterapia cognitiva o
cognitiva-conductual ; mientras que esta se propone para abordar los factores de
vulnerabilidad personal que hacen que el trastorno se mantenga a lo largo del tiempo. Sin
embargo, en muchos casos no se puede abordar esta "vulnerabilidad" sin antes recurrir a
los psicofármacos para superar cierta "barrera" sintomatología.
CAPÍTULO 10. EL CONSTRUCTIVISMO
de Vicente Viqueira)
Web www.e-torredebabel.com
1. Definición
Kant - Lev Vygotsky - Frederic Barlett - Max Wertheimer - Wolfgang Köhler - Kurt Koffka -
Wundt - Thorndike - Dincker - Kurt Lewin - Jean Piaget - George Kelly - Heinz von
Foerster - Humberto Maturana - Francisco Varela - Sarbin
1. Definición
La escuela de la Gestalt tuvo mucha importancia en la primera mitad del siglo XX. En
la actualidad permanecen vigentes algunos de sus principios y se reformulan parte de los
problemas que les ocuparon. Representantes principales: Max Wertheimer (1880-1943),
Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt Koffka (1886-1941).
La palabra alemana Gestalt se puede traducir como “forma”, “totalidad con forma
propia” y se refiere al hecho de que, como se verá, en muchos casos “el todo es más que
la suma de las partes”.
Principio gestáltico fundamental: el todo es más que la suma de las partes. Aplicación
de este principio a dos importantes procesos psicológicos:
El conocimiento no surge ni del objeto ni del sujeto, sino de la interacción entre ambos; el
conocimiento es un proceso de construcción.
Funciones: son invariables a través del desarrollo; son dos: adaptación y organización.
Estructuras: son variables a lo largo del desarrollo. Cambian como consecuencia de las
funciones anteriores, adaptación y organización: nuevas niveles de adaptación y de
organización harán inútiles las estructuras existentes en un momento dado y promoverán
otras. Las unidades de las estructuras son los esquemas y estos son precisamente los
que cambian a través del desarrollo. Los esquemas provocan la regularidad observada en
la conducta de las personas; con ellos incorporan los datos que experimentan y con ellos
actúan de modo consistente. Los esquemas cambiarán cuando no se logra la adaptación
al medio. Asimilar es incluir un acontecimiento en los esquemas ya existentes; la
acomodación se da cuando la aplicación del esquema a los datos produce inconsistencia,
lo que lleva a modificar el esquema. Factores en el desarrollo de los esquemas:
El entorno.
La maduración neurológica.
Dar cuenta de los hechos relevantes tal como los veía el paciente.
Debían dar lugar a implicaciones que le permitieran afrontar el futuro de forma diferente.
Los tituló “personales” porque cada uno de nosotros, en tanto que somos diferentes,
podemos interpretar de distinto modo la misma realidad.
La organización perceptual que damos a nuestro entorno vital se basa en constructos
personales, en dimensiones o categorías descriptivas.
Los constructos expresan nuestro modo de identificar las cosas formando clases y
diferenciarlas de las demás, y son dicotómicos o bipolares: bueno-malo, afectuoso-
distante, trabajador-vago,...
las personas tratamos de predecir y controlar los acontecimientos que nos pueden
afectar;
10. Corolario de Comunidad: “En el grado en que una persona utiliza una construcción de
su experiencia que es semejante a la que emplea otra persona, sus procesos psicológicos
serán semejantes a los de dicha persona”. [Si nuestro modo de construir la realidad, de
interpretarla, es el mismo al de otra persona, nuestras experiencias, comportamientos y
sentimientos tenderán a ser los mismos; podemos ser idénticos a otras personas, por ser
idénticos también nuestros constructos].
11. Corolario de Sociabilidad: “En el grado en que una persona construya los procesos de
construcción de otra puede desempeñar un papel en un proceso social que implica a
dicha persona”. [Podemos comportarnos como otra persona en tanto que nos es posible
asumir también sus constructos].
De todo lo anterior podemos concluir que en la teoría de Kelly son fundamentales los
conceptos de anticipación, construcción y posibilidad de reconstrucción alternativa. Es
también importante su idea del ciclo de experiencia, (noción parecida a la de “ciclo de
construcción perpetua del conocimiento” de Piaget). Fases del ciclo de experiencia:
Se anticipa el acontecimiento.
Implicación en el resultado.
Causa de los problemas del paciente: sus constructos personales son ineficaces en su
adaptación a su circunstancia.
Pasos:
Se le pide al paciente que se comporte en su vida como indica la nueva descripción (se le
pide que asuma un papel o rol distinto al que habitualmente ejerce en su vida).
Objetivismo Constructivismo
Los hombres tendemos a una comprensión significativa del mundo en que vivimos.
No podemos acceder directamente a la realidad externa.
Radical: son idealistas pues no creen que exista una realidad última más allá de la
experiencia humana; lo que llamamos realidad es una construcción del ser humano.
Crítico: son realistas pues tienden a creer que existe una realidad a la que la gente se
aproxima cada vez más mediante sus constructos, aunque nunca podamos acceder a ella
totalmente.
Perspectiva narrativa:
incluye los acontecimientos en una trama continua entre el pasado y el futuro, y los
vincula significativamente con el sujeto que los experimenta;
LA NUEVA COMUNICACION
Hacia fines de los año setenta, el sistema que se estudiaba la mayoría de las veces en terapia
familiar era el de la familia, y se consideraba generalmente al terapeuta como un observador
externo. Muy pocos terapeutas se interesaban en el sistema terapéutico.
Este abordaje aceptaba implícitamente que existía una realidad objetiva exterior a nosotros,
realidad que era necesario develar para ayudar a los pacientes a deshacerse de la red en la que
estaban capturados.
Sin embargo, a partir del comienzo de los años ochenta, y más particularmente después de la
publicación en alemán en 1981 de la obra dirigida por Paul Watzlawick, "La realidad inventada" (1),
un nuevo movimiento llamado constructivismo se expandió en el ambiente de los psicoterapeutas
de familia: este enfoque invocaba los trabajos de Ernst von Glasersfeld (2), de Heinz von Foerster
(3), de Humberto Maturana (4) y de Francisco Varela (4).
Luego, unos años más tarde, el constructivismo fue atacado a su vez en nombre del "social
construccionismo" (construccionismo social); nuevas formas de terapia que insistían sobre las
narraciones o las soluciones propusieron, entonces, reemplazar la metáfora cibernético/sistémica
por la metáfora, esta vez postmoderna y antropológica (5). Querría comenzar esta introducción
describiendo brevemente las tesis constructivistas, exponiendo las teorías de los representantes
del construccionismo social y las críticas que estos han dirigido al construccionismo; después de lo
cual presentaré las principales escuelas de estas dos corrientes, así como ciertos autores que han
encarnado estos movimientos en el campo de la psicoterapia.
Los trabajos e Heinz von Foerster sobre la segunda cibernética, así como los de Humberto
Maturana y Francisco Varela sobre la percepción, estuvieron parcialmente en el origen de la
aplicación de las teoría constructivistas al dominio de la terapia familiar.
Heinz von Foerster (6) insistió sobre la relación entre el sistema observador y el sistema
observado, mostrando que estos dos sistemas son inseparables. Poniendo el acento sobre la ética
y adjudicando un lugar esencial al vínculo que ponen en relación al otro con uno mismo ("esta
relación es la identidad", decía él), consideraba que realidad y comunidad van del a mano; y
además desarrolló este punto de vista en una introducción a un artículo de Francisco Varela en la
cual indicaba que al ubicar la autonomía del observador en el centro de su filosofía "Kant no tenía
como intención efectuar un movimiento desde la objetividad hacia la subjetividad, sino más bien
fundar una ética, porque había visto claramente que sin autonomía no podía haber responsabilidad
ni por consiguiente ética".
El terapeuta era generalmente considerado como un observador externo y muy pocos terapeutas
se interesaban en el sistema terapéutico.
Maturana y Varela (8), en lo que a ello respecta, subrayaron que la percepción visual nace en la
intersección de aquello que se ofrece a nosotros y de nuestro propio sistema nervioso: ellos han
demostrado que aquello que nosotros vemos no existe en tanto que tal, al exterior de nuestro
campo de experiencia, sino que resulta de la actividad interna que el mundo externo dispara en
nosotros. Maturana ha establecido igualmente que los criterios de validación de una experiencia
científica no tiene necesidad de la objetividad para funcionar: lo que es necesario para el
investigador no es un mundo de objetos, sino una comunidad de observadores cuyas
declaraciones formen un sistema coherente, y es por esto que este biólogo pone la objetividad
"entre paréntesis".
En definitiva, tanto para Maturana como para Varela, el lenguaje no fue inventado por un sujeto
que buscaba aprehender el mundo exterior; los seres humanos son para ellos seres
"lenguajeantes" (**) fundamentalmente indisociables de a trama de acoplamientos estructurales
que teje el lenguaje.
Gracias a estos pensadores constructivistas, los terapeutas familiares han sido llevados a descubrir
que la construcción mutua de lo real en psicoterapia cuenta más que la búsqueda de la verdad o
de la realidad. Este descubrimiento ha tenido por lo menos cuatro implicaciones capitales en el
campo terapéutico:
Entre los numerosos congresos de terapia familiar que se llevaron a cabo acerca de temas
constructivistas en los años ochenta, algunos han tenido una importancia particular. Uno de los
primeros congresos referentes a este dominio fue organizado en febrero de 1985 en Saint- Etienne
bajo la égida de Reynaldo Perrone, psiquiatra y terapeuta familiar especialista en el tratamiento de
comportamientos violentos intrafamiliares; fue en el curso de este encuentro, en el cual participaron
Edgar Morin y Carlos Sluzki, que Humberto Maturana y Heinz von Foerster fueron presentados por
primera vez a los terapeutas franceses. Luego el Mental Research Institute ( Instituto de
Investigación Mental) de Palo Alto organizó en 1987, en San Francisco, un coloquio titulado "Maps
of the world, maps of the mind" ( Mapas del mundo, mapas de la mente"). Es conveniente,
finalmente, agregar a esta lista los dos seminarios que la Gordon Research Conference organizó
sobre el tema de la cibernética, primero en junio de 1986 en Wolfeboro (New Hampshire), luego en
enero de 1988 en Oxnard (California): muchos terapeutas interesados por las tesis constructivistas
(entre ellos, Lynn Hoffman, Tom Andersen, Bradford Keeney, Carlos Sluzki, Kart Tomm y yo
mismo) se encontraron allí.
Fue hacia fines de los mismos años ’80 que las teorías del construccionismo social tomaron vuelo
en los Estados Unidos.
A sus ojos, las significaciones, así como el sentido de sí mismo y las emociones nacen de un
contexto intrínsecamente relacional: no solamente el "yo" y el "tu" se manifiestan en el ceno de los
diálogos permitidos por las relaciones humanas, sino que la identidad, ella misma, es producida por
las narraciones surgidas de intercambios comunes, remitiendo, en efecto, a las narraciones del yo
a las relaciones sociales más que a las elecciones individuales (III); desde esta óptica, incluso las
emociones corresponden a modos de funcionamiento social, porque ellas están insertas en
secuencias y escenarios comunes.
Gergen propone a los terapeutas reemplazar las metáforas mecánicas de la cibernética por
metáforas extraídas de la teoría literaria o de la antropología postmoderna: él sitúa decididamente
al construccionismo social en la era postmoderna, definiendo el modernismo como una visión del
mundo enraizada en los siglos XVI y XVII.
Según este autor, el modernismo asimilaba al mundo a una gigantesca máquina que los hombres
debían y podían comprender, esperando que la comprensión del funcionamiento de esta máquina
produjera conocimientos garantes de un progreso ilimitado: de manera que el pensamiento
moderno ponía el acento sobre los proyectos, la evolución, la objetividad y la racionalidad. Mientras
que el pensamiento postmoderno habría nacido hacia el fin de los años sesenta, juntamente con el
cuestionamiento de un orden político amoral que se preocupa únicamente en acumular más
riquezas y poderes; el enfoque moderno asocia, por consiguiente, la reivindicación ética con la
desconstrucción de los conceptos de la racionalidad, objetividad y progreso.
"Los conversadores"
Numerosas escuelas se hicieron eco de estos últimos desarrollos. Harry Goolishian y Marlene
Anderson (12), estimando que el vivir es comprendido y sentido a través de las realidades
narrativas socialmente construidas, se pronunciaron a través de terapias centradas en la
"disolución del problema" (dissolving therapies), por oposición a los solving therapies, centradas
sobre el síntoma.
Aunque Withe se haya definido en algún momento como "constructivista radical", haya elogiado
también a los estructuralistas (para quienes los comportamientos reflejan la estructura de la
mente), como a los funcionalistas (que se polarizan más bien hacia la función que el
comportamiento tiene a cumplir en un sistema dado), su escuela está, sobre todo, inserta en el
movimiento del construccionismo social.
Como Anderson y Goolishian, Steve de Shazer, del Brief Family Therapy Center de Milwauke, en
los Estados Unidos, piensa que los problemas están inscriptos en el lenguaje, pero en oposición a
estos autores, él se adjudica como principal objetivo resolver lo más rápidamente posible las
dificultades de los pacientes: al interesarse mucho menos en la causa de los problemas que en el
descubrimiento de las soluciones, él se dedica a promover estas resoluciones amplificando los
recursos latentes de las personas que han solicitado su ayuda, conforme al método de Erickson. Y
también busca las "excepciones", porque está convencido de que la realidades construida más
bien que descubierta: junto con Insoo Kim Berg, él se esfuerza por señalar los momentos en los
cuales sus clientes han superado relativamente bien los problemas de los cuales se quejan, con el
fin de ayudarlos a luchar mejor contra aquello que los oprime. Este enfoque, centrado sobre las
soluciones, se desarrolla rápidamente en los Estados unidos, como testimonian las numerosas
obras recientemente publicadas por los representantes de esta corriente: "In Search of Solutions: A
New Direction in Psychotherapy (9), de William Hudson O’ Nalón y Michele Weiner- Davis;
"Becoming Solution Focused in Brief Therapy", de John L. Walyter y Jane E. Séller; o incluso
"Solution Talk: hosting Therapeutic Conversations", de Ben Furman y Tapan Ahola.
En el contexto en el cual el diálogo tiende cada vez más a ser preferido a la "intervención" para
modificar las significaciones y aumentar el campo de las alternativas posibles, la importancia
terapéutica de las "preguntas" no puede más que incrementarse: esta noción ha sido tomada en
cuenta por Luigi Boscoso, Gianfranco Cecchin, Kar Tomm, Carlos Sluzki, Peggy Pen, Lynn
Hoffman y muchos otros, que han subrayado el hecho de que las preguntas podían ser poderosos
instrumentos de autocuración.
Es interesante remarcar cómo ciertos terapeutas familiares han sido llevados a distanciarse del
constructivismo para tornarse hacia el construccionismo social. Lynn Hoffman y Herlene Anderson
han contado de qué manera Harold Goolishian se separó del constructiviamo desde el final de los
años ochenta: esta separación se produjo, según ellas, en la villa de Sulitjelma (Noruega), donde
Tom Andersen había organizado un encuentro en el cual habían participado, entre otros, Ernst von
Clasersfeld, Heinz von Foerster, Humberto Maturana, Lynn Hoffman, Harold Goolishian Marlene
Anderson, Gianfranco Cecchin y L. Boscoso. Anderson y Goolishian habían proyectado en un
video a los teóricos para brindarles un ejemplo concreto de su estilo no-directivo, y no solamente
su trabajo pareció haber sido poco comprendido, sino que ciertos miembros de la asistencia se
habían mostrado decididamente refractarios a su demostración. Poco después, en el momento en
que Lynn Hoffman no conseguía seguir más un debate entre dos teóricos constructivistas, Harold
Goolishian se aproximó a ella para anunciarle que venía de hacerse un "click" en su mente:
acababa de comprender que la cibernética no era una ciencia de la comprensión sino una suerte
de energía fundada sobre el control, y dijo estar convencido de la necesidad de renunciar en
adelante a las analogías de tipo cibernético. En el curso de la conversación en la cual Lynn
Hoffman me puso al tanto de este hecho, Harlene Anderson precisó el hecho de que, para aquella
época, Goolishian y ella misma estudiaban tanto a Kennet Gergen como a los autores
constructivistas –ellos se estaban esforzando hasta esa fecha en hacer coexistir estos dos corpus
teóricos como referencias complementarias y fue solamente a partir de este encuentro en
Sultijelma que ellos se separaron del movimiento constructivista para interesarse en el
construccionismo social, la hermenéutica y las teorías de la narración.
La terapia de colaboración
Como motivo de un seminario que ellos animaron en noviembre de 1994 en Chicago, en el marco
del quincuagésimo segundo congreso de la American Association for Mariage and Family Therapy,
Joan Aderman, Tom Andersen, Harlene Anderson, Marilyn Frankfurt, Peggy Penn, Tom Russell y
Kathy Weingarten difundieron un texto que precisa los puntos esenciales del enfoque que ellos
preconizan: denominada collaborative therapy (terapia colaborativa) y queriendo ser una co-
construcción de lo nuevo ligada al postmodernismo, este abordaje opone los sistemas sociales
definidos por las estructuras y los roles a los sistemas lingüísticos, las familias, los individuos
viviendo en el lenguaje, y las organizaciones jerárquicas a las organizaciones horizontales e
igualitarias. Para los partidarios de esta collaborative therapy, el yo es una instancia múltiple que se
funde en el lenguaje y las relaciones, en tanto que el "no- saber" del terapeuta en considerado
indispensable para la eclosión de nuevas posibilidades. Al concebir la terapia como una
colaboración entre dos personas con experiencias y perspectivas diferentes más que como una
colaboración entre un experto y sujetos que demandan ayuda, este grupo dedujo lógicamente que
el terapeuta debe aceptar instalarse en un "no-saber" a fin de abrirse a las posibilidades que el
saber haría peligrar. Esta posición, que permite mantenerse en un proceso de aprendizaje,
privilegia la búsqueda común del terapeuta y el cliente sin implicar sin embargo, el rechazo de todo
saber anterior.
(*) Mony Elkaim fue presidente y fundador de la Sociedad Europea de Terapia Familiar.
(**) N. del T.: En el original, "langagiers". Cabe consignar que los autores Maturana y Varla suelen
utilizar el neologismo "lenguajear".
Bibliografía:
(4) Maturana, H. Varela, F., "Autopoiesis and Cognition", D. Reídle Publishing Company, 1980.
(5) Hoffman, L., "Constructing realities: An art of lenses", Family Process, 29, 1990, p. 1-12.
(6) Foerster, H. von "Observing Systems", Sea side, California, Intersystems Publications, 1981.
(7) Foerster, H. von, y Howe, R. H., "Intrductory comments to Francisco Varela’s Calculs for
selfreferene". Int J Gen Systems, t2, 1975, p 3.
(8) Maturana, H y Varela, F. "El árbol del conocimiento". Ed. Universitaria, S. de Chile, 1984.
Este artículo y el recuadro que sigue continuación fueron publicados en el Nro. 42- Julio- Agosto
1996 de Perspectivas Sistémicas
"…Les recordaría a los que proponen la terapia conversacional que así como los problemas y las
cuestiones internas y las emociones "negativas" no lo son todo, tampoco son nada. Así como las
personas pueden tornarse prisioneras de sus problemas y ser ciegas hacia cualquier otra cosa que
esté ocurriendo en sus vidas, así también pueden ser capturadas por sus excepciones, únicos
resultados y soluciones y cerrar los ojos ante verdaderas partes de sí mismas;-partes que no
pueden ser "disculpadas dando explicaciones" o ignoradas sin correr verdadero peligro. Espero
que los pensadores conversacionales no inviertan simplemente el error de Freud de ignorar el
futuro y en contrapartida, exijan ignorar el pasado. El verdadero progreso nunca se da incitando a
ningún tipo de ignorancia."
(*) David Waters Ph. D, es profesor asociado del departamento de Medicina Familiar de la
Universidad de Virginia.
Extracto del artículo: "Prisioneros de nuestras metáforas: las terapias conversacionales, ¿tornan
obsoletos a los otros métodos?, aparecida en "The Family Therapy Networker" (Nov/ Dic. 1994).
(Este recuadro es responsabilidad de Perspectivas Sistémicas, no pertenece al artículo original
de Mony Elkaim)
LA NUEVA COMUNICACION
Publicado en el número 89
Fragmento
En sus andanzas por la Mancha, Don Quijote conoce a un galeote con ambiciones literarias
llamado Ginés de Pasamonte, autor de una autobiografía picaresca que, según la firme convicción
del pintoresco personaje, eclipsaría al Lazarillo.
Esta cita del Quijote plantea el primer desafío a que se debe enfrentar la Terapia Narrativa: la
imposibilidad de una Historia Personal completa. No se puede aspirar a una historia completa ni de
la persona, ni de los problemas, ni de la intersección de ambos; porque la vida de las personas va
a continuar y el futuro de los problemas no se puede predecir.
La historia completa, exhaustiva, que exige la Opción Consultiva (McNAMAE & GERGEN, 1992)
(saber bien que pasó, para poder prescribir con fundamento qué hacer) tiene que dar paso a la
Historia Suficiente, que es siempre suficiente por ahora, por el momento, si nada se complica; y
con la que, lo que se puede esperar es que los problemas (y las personas) cambien lo suficiente
como para poder seguir viviendo con ellos (y, las personas, por ellas mismas). O, en términos de
ANDERSON Y GOOLISHIAN (1988): "los problemas no se resuelven; se disuelven".
Pero la cita del Quijote no es del Quijote. Es la cita de una cita. Es del prólogo, curiosamente
llamado "Prólogo en torno al final", de un libro sobre el tema "El final de la Novela"; de un autor,
eso si, español: Mario KUNZ (1997).
Y está aquí para poner sobre el tapete el segundo problema que enfrenta la terapia narrativa:
el problema de la Enunciación. Narrar es un Acto, no una expresión; no es relatar unos
acontecimientos, sino que es el Acontecimiento de relatar unos acontecimientos. Y no se
hace para retratar a un autor, sino para cautivar a un público; para ganárnoslo, para
hacerles hacer algo que, aunque sea vagamente, nos interesa que hagan (RAMOS, 2001).
Así que no se narra como y lo que se quiere, sino como y lo que se puede; las Condiciones de
Producción del Discurso (QUIEN he conseguido ser yo para Ud., para así poder decirle QUE
-PECHEUX 1969-) y no la Necesidad Expresiva, o la Actualización de la Narrativa Personal o de la
Cosmovisión, son las que dan cuenta de lo que se nos acaba contando.
La cita anterior del Quijote es universal y estaba para impresionar. La cita de la cita del Quijote era
para iniciados. Estaba para destacar el Conocimiento Local, el conocimiento a disposición sólo de
los conocedores (de un texto poco común en este caso, de una situación particular en otro), el
conocimiento nativo, el conocimiento de "el que está en el ajo".
Porque lo destacable del Posmodernismo no es que "todo vale"; es que, dada la contingencia de
cualquier versión, lo que tiene que primar no es la Veracidad de una sobre otra, sino la Pertinencia
de una antes que de otras, habida cuenta de lo que, en cada momento, nos traemos entre manos.
En el mundo social no cabe la posición de Observador (y por tanto la distancia objetiva sobre la
que se sustenta "la verdad"), sino sólo la de Actor (aún cuando sea un actor reflexivo)
Notas
(*) Este artículo es una reproducción del original publicado en el Nº 12/13 de Redes, Junio 2004.
(1) El Dr. Ramos es psiquiatra y terapeuta familiar, médico adjunto del Hospital de San Pablo en
Barcelona, supervisor docente y profesor del master en Terapia Familiar de la Escuela de Terapia
Familiar del Hospital de San Pablo y coordinador del Laboratorio de Comunicación Humana de la
Unidad de Psicoterapia de ese hospital. Es autor del libro "Narraciones Vividas, narraciones
contadas" ( Ed. Paidos).
La Terapia Narrativa
Nuestras vidas están entrelazadas constantemente con la narrativa, con las historias que
contamos y que oímos contar, o con las que nos gustaría contar, todas ellas son
reelaboradas en el relato de nuestra vida que nos contamos a nosotros mismos.
La máxima del abordaje narrativo es: "La persona nunca es el problema, el problema es el
problema." Muchas de las creencias que mantenemos no son más que el gran bagaje
cultural que es posible que hayamos absorbido, creencias de que no somos buenos, que
sólo las mujeres delgadas son bellas, que un hombre de verdad sabe como mantener a
una mujer, etc.
Es por ello que es importante aprender a reconocer el efecto negativo de esas creencias,
y no verlas como una parte integrante de nosotros mismos. Esto es una de las más
importantes aportaciones del enfoque narrativo, una especie de conversación liberadora
que busca extraer o externalizar esos problemas y creencias.
Mientras el terapeuta decide que es más fácil tratar a un niño "que no come" que a un
"anoréxico", o a una persona que está "baja de energía" que a un " deprimido", en
ocasiones estas etiquetas, o la falta de ellas, le dice al paciente que el terapeuta no lo
comprende o no está escuchando: "Mi niño es hiperactivo y tiene un Desorden Deficitario
de la Atención. ¿Me está diciendo usted que eso no existe? Este niño no es solamente
energético, es hiperactivo!"
Las etiquetas generalmente le dan a los pacientes la idea de que la seriedad de sus
problemas es aceptada, así como un sentimiento de hermandad con otros que padecen el
mismo problema.
A través del uso de su técnica más conocida, la externalización, los terapeutas narrativos
son capaces de aceptar el poder de las etiquetas, al mismo tiempo que evitan la trampa
de reforzar el apego a las mismas. La externalización ofrece una manera de ver a los
pacientes con una parte de ellos mismos no contaminada por los síntomas. Esto
automáticamente crea una visión de la persona como no determinada y capaz de realizar
escogencias y decisiones en relación al problema. Las ideas de la terapia narrativa
permiten, el surgimiento de respeto y autoestima no solamente para el paciente sino
también para el terapeuta.
Tras esto se pasa a descubrir y revivir los momentos cuando los pacientes no han sido
dominado por el problema, y sus vidas no se han visto divididas por el mismo es aquí por
tanto, donde la vida de la persona comienza a escribirse de nuevo. Se usa la evidencia de
esta competencia individual para establecer puentes hacia donde la persona tiene una
historia de vida diferente, una vida donde la persona es competente.
Finalmente, se inicia un proceso especulativo con la persona y la familia acerca del futuro
que debe esperarse de esta persona competente y fuerte que ha emergido del proceso.
Práctica Profesional 2.
Unidad 1 - Bb 1
¿Qué es un paradigma?......................................
Los modelos, tales como el modelo sistémico, son herramientas para pensar; los modelos
son puntos de vista (podemos pensar en una familia desde un punto de vista sistémico,
desde una perspectiva sistémica); los modelos permiten una simplificación y agregan
orden a una realidad compleja a través de definir observables, lógicas, pragmáticas. .
Permiten describir las cosas de cierta manera, pero nunca de la manera en que las cosas
son.
Cada uno de nosotros lleva consigo un mapa del mundo, una representación o una
concepción que conduce a construir lo que se percibe de modo que pase a ser percibido
como realidad. Nuestro pensamiento y nuestra acción se edifica en torno a esta
construcción internalizada, que pasa así a ser reforzada en cada momento.. Sobre la base
de los presupuestos incorporados a nuestra visión del mundo, organizamos el input
sensorial crudo y nuestros comportamientos. esto opera también en la dirección opuesta:
nuestros comportamientos organizan nuestro input y confirman nuestros supuestos
previos.
El proceso que conduce a percibir "la manera en que las cosas son" se construye desde
el nacimiento a través del consenso. El proceso de búsqueda y retención del consenso es
lo que otorga a la realidad un cierto grado de estabilidad colectiva y por lo tanto individual.
De hecho, este compartir de un conjunto de puntos de vista y de mapas en común yace
en la base de la experiencia del pertenecer, de la experiencia de ser parte de un colectivo.
No es sorprendente así, que, dado que la familia es un agente socializador principal para
individuos, dada la calidad y el simple volumen de los mapas compartidos por la familia
inmediata, el sentimiento de confirmación mutua de puntos de vista compartidos y por lo
tanto de pertenencia es máximo en este grupo. La pertenencia a una red interpersonal
más extensa podría describirse también como caracterizada por un compartir o encaje de
mapas, si bien con un grado menor de encaje que en la pertenencia a la familia. Podría
describirse una progresión de encajes decreciente a medida que se va haciendo
referencia a la pertenencia a sistemas más extensos tales como comunidad, religión,
cultura y especie.
En resumen, las pautas interactivas y las estructuras reactivan, y son reactivadas en cada
momento dado, por acuerdos acerca de la visión del mundo o mapas de la realidad. Este
nivel de reconstrucción de mapas de realidad de los sujetos constituye un tercer nivel de
análisis y de intervención en terapia familiar.
En una terapia los cambios no pueden ser prescritos, pueden ser solamente favorecidos
mediante una modificación del encuadre de referencia de los comportamientos. En última
instancia los terapeutas son siempre catalizadores del cambio y pocas veces
prescriptores del cambio. Buena parte del proceso terapéutico consiste en hallar maneras
de introducir algún cambio sustantivo mínimo y presente que pueda impactar y modificar
las reglas interactivas de la familia en términos mas generales.
Terapia Familiar podría ser definida como el proceso de adquirir una meta perspectiva
acerca de la realidad de la familia y proponer estratégicamente puntos de vista
alternativos. ¿Qué tipos de puntos de vista alternativos? Aquellos que no requieran la
presencia de los síntomas que trajeron a la familia a la consulta. Nuestra tarea es
determinar selectivamente cuales pautas-estructuras-visiones del mundo dentro de los
complejos procesos interactivos y los complejos mapas de la realidad aportados por la
familia han capturado y retenido el comportamiento sintomático.
-Gaby-
Práctica Profesional 2
Unidad 1- Bibliografia 2
Como la terapia familiar, los modelos de red nacieron y evolucionaron bajo la influencia de
los modelos cibernéticos ( y de modelos conceptualmente emparentados tales como la
Teoría General de los Sistemas, la Teoría Matemática de la Información, la Teoría de la
Comunicación y la Teoría de Juego). Y también evolucionaron, como lo hizo la terapia
familiar en la dirección de la cibernética de segundo orden, hasta los modelos pos
modernos contruccionistas, es decir, las metodologías terapéuticas centradas en
narrativas, gracias a la influencia de la cibernética de segundo orden, de base
contructivista.
UN POCO DE HISTORIA
Diez años después, el modelo fue enriquecido aún más por la reivindicación de la
retroalimentación positiva, es decir, los movimientos sistemáticos que favorecen las
desviaciones más allá de los parámetros o el equilibrio original, en dirección de la
desestabilización. Para entender la evolución de los sistemas, se arguyó, es necesario
tener en cuenta no solo los procesos mediante los cuales un sistema mantiene su
equilibrio, retorna a los parámetros básicos de su homeostasis, sino también aquellos que
favorecen desequilibrios, tales como los requeridos para la adaptación a nuevas
circunstancias y para el crecimiento, es decir, cambios cualitativos -que siempre están
más allá de la frontera de los parámetros previos y requieren desviaciones de los
procesos hasta llegar a un nuevo umbral.
Utilizando este modelo como semilla, la terapia familiar y los albores de la terapia de red
nacieron y prosperaron en el caldero de los programas novedosos de la psiquiatría
comunitaria de posguerra, en la década de 1950, y su énfasis en las relaciones del
individuo con su entorno social.
Quienes operaban con una visión cibernética más ortodoxa, observaron los procesos
interactivos sin otros supuestos más allá de los provistos por esta lente y centraron su
actividad clínica en el desarrollo de estrategias para modificar las pautas interactivas que
perpetuaban el problema, guiados por el supuesto de que los problemas son
comportamientos que forman parte de secuencias de procesos interpersonales que
contribuyen a mantenerlos. De ellas derivaron las terapias de tipo interaccional y
estratégico.
Una variación sobre el mismo tema correspondió al supuesto de que la manera en que la
gente trata de resolver el problema constituye el problema, lo que condujo a centrar el
esfuerzo terapéutico en sugerir soluciones distintas, aún contraintuitivas de los problemas,
tratado del supuesto de que la gente ha tratado infructuosamente de resolver los
problemas por los que consulta, pero que no tienen manera de generar por r si misma
puntos de vista alternativos que le permitan zafarse del circulo vicioso de hacer "más de lo
mismo". Buena parte de las terapias breves tienen ese origen.
Un énfasis alternativos de la época temprana, influido tanto por la Cibernética como por
los elementos de la antropología estructural de Levi-Strauss y por las prácticas centradas
en familias de sectores marginales, desarrolló el supuesto de que los problemas
estructurales de la familia y del entorno social significativo constituyen el problema. Como
consecuencia de la formulación, este enfoque desarrolló metodologías para formalizar las
relaciones entre subsistemas a través del trazado de mapas estructurales interpersonales,
que a su vez devinieron en el punto de partida para desarrollar estrategias poderosas y de
enorme influencia en el campo destinadas a modificar las relaciones familiares y
extrafamiliares de poder y responsabilidad asociadas a muchos conflictos y síntomas.
Esta metodología fue incorporada a la óptica de los trabajos de red, en términos de
trazados de mapas asi como de descripción de problemas y estrategias de cambio.
No es de sorprender que una primera tentativa de lidiar con esta nueva metavisión fuese
a través de centrae la atención en los comportamientos del terapeuta en el curso del
proceso terapéutico. Así, tanto en la literatura como en la práctica de ese período
intermedio, en los años 80, se puede notar un cambio. Se redujo el interés en explorar (y
publicar) cuales son las características de la familia y aún de redes más amplias que
consultan -en términos comunicacionales, interaccionales, estructurales o
intergeneracionales- y cuales son las estrategias para generar el cambio. En su
reemplazo, se desarrolló un interés creciente en la indagación acerca de qué es lo que
hace el terapeuta n el curso de la sesión, qué actitudes o comportamientos u operaciones
son llevados a cambio por el terapeuta para generar cambios en sus propias
percepciones como así en los procesos y contenidos de la familia.
Este nuevo salto epistemológico sólo se afincó firmemente cuando se legitimó una nueva
dimensión conceptual y se adoptó un nuevo nivel de análisis de los procesos sistémicos,
a saber, la noción de narrativa: el campo de las historias en común, compartidas por
familias (de hecho ser parte de una familia implica necesariamente compartir historias,
descripciones, valores, anécdotas), por los grupos sociales (desde las ideologías
compartidas por un grupo religioso hasta las mitologías compartidas por una cultura) y,
muy relevante para nuestro tema, progresivamente compartidas por terapeutas y
pacientes en el curso de la consulta. Con la incorporación de este nivel de análisis, las
terapias sistémicas expandieron su base conceptual al inscribirse dentro del
constructivismo social que define la realidad como acuerdos narrativos co-organizados en
conversaciones. La realidad que vive cada persona se basa así en acuerdos, en
consenso. El supuesto conceptual de este modelo es que el problema reside en la
descripción del problema, y que, consecuentemente, el cambio consiste en describir
(hablar acerca de ) los problemas de forma diferente, generando diferentes acuerdos y
diferentes consecuencias. El foco de atención ya no es el individuo o la familia, o la red
como tal, sino las historias alojadas en el espacio virtual de la conversación entre
personas, es decir, la narrativa, esa historia que se despliega, en el caso de las terapias,
como respuesta a la pregunta "¿Qué los trae por aquí?" o "¿A qué atribuyen este
problema?".