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Antropología de la mentira:

El ambiguo juego de la verdad


en la vida sociocultural de los pueblos.

Diego Fernando Porras Marulanda


porras.diego@gmail.com
Facultad de Antropología, Universidad Veracruzana
Xalapa, Ver., México, noviembre de 2010

TABLA DE CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN: La inevitable sociedad de la mentira......................................2


2. Enfoques de estudio de la verdad y la mentira....................................................3
2.1. Tres enfoques históricos..............................................................................4
2.2. Lo Biológico..................................................................................................5
2.3. Lo Psicológico y lingüístico...........................................................................6
2.4. Lo sociológico...............................................................................................7
3. La Antropología de la Conducta como enfoque integrador..................................8
4. Reflexiones finales: Una apuesta ética por la verdad..........................................9
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................11

1
"No todos los hombres pueden tener éxito:
la fecundidad de sus mentiras varía...."
E. M. Ciorán

1. INTRODUCCIÓN: La inevitable sociedad de la mentira.

En la sociedad en la que vivimos pareciera que todos somos mentirosos


hasta que demostremos lo contrario, y si tratamos de demostrarlo, tampoco nos
creerían. La mentira parece ser un fenómeno social aceptado, un aspecto
cotidiano de la conducta humana. En la sociedad de la mentira, lo difícil es no ser
mentiroso. Jugar a la verdad se convierte en algo duro, conflictivo, complejo; es
casi tortuoso asumirse en la vida social prescindiendo de las mentiras.

¿Qué sería de este mundo si nos propusiéramos vivir sin mentiras? ¿Sería
posible lograr ese propósito? ¿Nos mentimos cuando decimos que podemos dejar
mentir? ¿Estamos preparados para aceptar todas las verdades?

La mentira pasa de ser una condición anecdótica para convertirse en


fenómeno cultural, de la vida cotidiana, de reflexiones filosóficas y de asuntos
psicológicos y sociales (político-económico). ¿Quién metería la mano al fuego por
la palabra de un político? ¿Alguien le cree a los analistas financieros sobre las
soluciones a la crisis? ¿Quién no le ha dicho una mentira a su jefe, al casero, a su
pareja, a su maestro?.

En este trabajo haremos un recorrido por los diferentes enfoques desde los
cuales es estudiada la mentira (y su contraparte, la verdad) como fenómeno
psicosocial de interés por parte de las ciencias humanas y socioculturales.
Presentaremos a la antropología como posible enfoque integrador para estudio de
la mentira; y por último, dejaremos una reflexión en el campo de la ética sobre
nuestra postura frente a la verdad en la vida en sociedad.

2
2. Enfoques de estudio de la verdad y la mentira.

La reflexión sobre la verdad y la mentira como condición de la naturaleza


humana, ha sido tema abordado desde diferentes ámbitos académicos,
principalmente desde la filosofía (incluyendo aquí su aspecto moral religioso) y la
psicología (como parte del estudio del comportamiento humano). De allí se han
derivado también enfoques desde lo biológico, la lingüística y la sociología. Es así
como ha pasado a observarse como un fenómeno social que puede compararse
entre culturas diferentes para hallar características distintivas y sacar conclusiones
con respecto a como una sociedad, una comunidad, un grupo, asume la mentira
dentro de los aspectos que dan significado a su comportamiento social y a sus
creencias1.

Desde ese enfoque sociocultural, podemos observar como unas sociedades


tienen una percepción y un nivel de tolerancia a la mentira en niveles muy
diferentes a la de otras. Algunos argumentan que no se puede hablar de mentira
sino de mentiras, que es necesario clasificarlas: “hay mentiras de mentiras”. Las
mentiras piadosas tienden a ser toleradas y el significado que se le da a una
mentira en un tema o contexto puede ser muy diferente al que se le da en otro.
Mentir puede ser objeto de orgullo y de vergüenza, de elogio y de recriminación.
Todo depende del momento, del espacio, de la relación, del grupo, del sistema de
poder en que se esté inmerso.

El enfoque filosófico nos remonta a la historia. Desde las disertaciones de


los filósofos en la antigua Grecia se aborda el tema de la verdad, tal fue el caso de
Tales de Mileto, Heráclito y Parménides con la búsqueda de la verdad filosófica.
Pero el tema es recurrente en el pensamiento filosófico, podemos pasar por
Friedrich Nietzsche hasta llegar ya a épocas contemporáneas y leer a exponentes

1
Esto nos coloca dentro del concepto de cultura de Robert Ackerman: “la matriz, a la vez
consciente e inconsciente, que da significado al comportamiento social y a las creencias”.
(Ackerman, 1987).
3
como Jean Baudrillard y Gianni Vattimo (en su más reciente libro “Adiós a la
verdad”, Gedisa 2010, aborda el tema desde la filosofía, la religión y la política,
además desde la experiencia cotidiana). La búsqueda de la verdad a través de la
historia ha sido también asunto del que se ha ocupado la ciencia, los científicos.

2.1. Tres enfoques históricos.

Sergio Pérez Cortés en su libro “La prohibición de mentir” nos propone un


acertado enfoque histórico para entender el desarrollo que ha tenido la concepción
de la mentira en la humanidad (Pérez, 1998). Nos pasea por tres etapas que
determinan tres miradas diferentes:
- La moral: La mentira como pecado, proveniente del pensamiento cristiano
de San Agustín.
- El honor: La mentira como deshonor, proveniente de la aristocracia
renacentista.
- Libertad y autonomía: La mentira vulnera la libertad y la autonomía,
proveniente de la modernidad de Kant.

Desde la concepción religiosa (cristiana, moral) de la cual tenemos a San


Agustín como principal exponente, se desprende la siguiente definición: "La
mentira es una expresión que tiene un significado falso, pronunciada con la
intención de engañar"2. Se encuentran citas en la Biblia que hacen alusión al tema,
por ejemplo: “Dios aborrece al mentiroso” (Prov.VI:17), “Más los malos perros
quedarán fuera... y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace la
mentira” (Apoc. XXII:15). Vemos pues, en este enfoque religioso católico, como la
mentira es una acción en contra del mandato divino, mentir produciría un
distanciamiento de Dios.

2
Pérez Cotés, Sergio (1998). La prohibición de mentir. Siglo veintiuno editores, UAM Iztapala.
México D.F. pp.16.
4
Por el lado del honor, nos remontamos al marco romántico de la caballería
europea del siglo XIV y XV, donde los caballeros cifraban su honor en ser dignos
de confianza. En este sentido, el honor está ligado a la virtud, y la virtud en ese
entonces estaba ligada a la valoración de la cultura masculina. Decir la verdad era
cuestión de reputación: “El caballero no miente”. Tiene que ver con la lealtad y la
rectitud como personajes públicos, de reconocimiento y liderazgo. Tal vez esto nos
deja parte del legado en el cual informalmente se tiene la idea de que la mujer dice
más mentiras que el hombre, afirmación que obviamente puede ser refutada de
acuerdo al contexto.

Ahora, desde el enfoque donde la mentira vulnera la libertad y la


autonomía, vemos que se afianza desde los postulados de la modernidad,
teniendo a Emmanuel Kant como su principal representante. Aquí entra una
concepción desde la razón, desde la racionalidad; tenemos la capacidad de
discernir si decimos una mentira o no y en qué contexto. Pasamos al espacio de lo
individual y lo colectivo, el uso de la libertad moral del individuo y el respeto a la
autonomía y el derecho del otro (y de la comunidad en su conjunto). Lo individual
tiene que ver con la razón, el deber y la autonomía; mientras que lo colectivo lo
asociamos con el derecho, el juicio y la acción de una comunidad de seres libres y
racionales. Esto nos lleva al campo de lo social y lo político, lo cual analizaremos
más adelante en el enfoque sociológico.

2.2. Lo Biológico.

Pasamos ahora al enfoque biológico, donde juega un papel principal la


neurología asociada al estudio del cerebro. Es aquí donde los científicos
pretenden descubrir nuestra tendencia a mentir como algo natural, propio del ser
humano como animal que responde a estímulos. Un reciente estudio afirma que el
cerebro de los mentirosos tiene menos materia gris, lo que se traduciría en una

5
menor preocupación por lo moral3. Igualmente investigadores de la Universidad
estadounidense de Temple han descubierto que cuando una persona dice la
verdad utiliza partes diferentes del cerebro que cuando miente. Allí se
descubrieron siete zonas de activación de la mentira y cuatro áreas de la verdad,
en la zona frontal del cerebro trabajaría con mayor intensidad la mentira, esto
sería la media inferior y la central, y en el hipocampo y las regiones medio-
temporales4.

El estudio de la capacidad de mentir del ser humano está mediado por el


debate de si somos o no mentirosos por naturaleza. En este sentido, vale la
comparación con otras especies animales, y se arguye que los animales, e incluso
algunas plantas son engañosas por motivos de supervivencia, competencia sexual
y hasta por diversión, en el caso de los chimpancés. “No sólo las habilidades para
el disimulo, el camuflaje o el simulacro fueron practicadas por nuestros ancestros
homínidos, tanto con intención defensiva como agresiva, sino que favorecieron el
desarrollo de la inteligencia, el lenguaje y la libertad de acción hasta hacer del
hombre el complejo y contradictorio ser que hoy conocemos” (Catalán, 2005).
Pero de aquí surge una distinción y es que la mentira, mientras que en el animal
es casi siempre instintiva, en el hombre es casi siempre premeditada.

2.3. Lo Psicológico y lingüístico.

Se ha estudiado desde el aspecto cognitivo, con énfasis en el


comportamiento y las etapas de aprendizaje, destacando la escuela de Jean
Piaget. Se sabe por estudios realizados que los niños aprenden rápido a mentir, lo
cual es normal en su etapa de aprendizaje. Incluso dice Kang Lee, director del
Instituto de Estudios sobre el Niño en la Universidad de Toronto, que “(mentir) es

3
VALENZUELA, AMÉRICA: "El cerebro de los mentirosos tiene más sustancia blanca". Consultado
en: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2005/10/18/neurociencia/1129662447.html
4
Copería, Enrique: “La ciencia de la mentira”, en:
http://revista.libertaddigital.com/la-ciencia-de-la-mentira-1276221525.html
Descubren zonas del cerebro especializadas en la mentira, en:
http://www.ciencia101.com/ciencia/descubren-zonas-del-cerebro-especializadas-en-la-mentira/
6
una señal de que han llegado a un nuevo mojón en el desarrollo. Los que tienen
un mejor desarrollo cognitivo mienten porque pueden cubrir sus huellas”5.

Como adultos, muchas veces justificamos la mentira como herramienta de


supervivencia, como escudo frente al miedo, como arma frente al dolor. Algunos
argumentan que no se puede hablar de mentira sino de mentiras, que es
necesario clasificarlas: “hay mentiras de mentiras”. Las mentiras piadosas tienden
a ser toleradas y el significado que se le da a una mentira en un tema o contexto
puede ser muy diferente al que se le da en otro. Mentir puede ser objeto de orgullo
y de vergüenza, de elogio y de recriminación.

También desde la lingüística se ha abordado la mentira. En este caso está


el análisis del discurso y los aspectos del lenguaje cotidiano que se asocian con la
actividad intencionada de trasmitir una información, un mensaje a determinado
interlocutor o audiencia. Hay todo un desarrollo teórico sobre el discurso mendaz,
teniendo en cuenta la taxonomía del discurso y posicionando el discurso como un
instrumento para mentir (Castilla del Pino, 1989).

2.4. Lo sociológico.

Otro enfoque que no podíamos dejar por fuera es el socio-político-


económico. Desde aquí se han analizado las diferentes implicaciones de la
mentira en los campos estructurales de las relaciones sociales y de poder. Unas
sociedades tienen una percepción y un nivel de tolerancia a la mentira en niveles
muy diferentes a la de otras. Todo depende del momento, del espacio, de la
relación, del grupo, del sistema de poder en que se esté inmerso. En la guerra y
en la política mentir es parte del libreto diario. Un gobierno no lo piensa dos veces
para mentir a sus ciudadanos por razones de interés nacional, pero podemos

5
Nota periodística de la BBC: “Mentir de pequeño, ¿buen augurio?”, 17 de mayo de 2010.
Consultado en:
http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/05/100517_ninos_mentiras_inteligencia_jp.sh
tml?s
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preguntarnos, ¿usarán este argumento los gobernantes para tomar decisiones de
interés más particular que colectivo?. En el mercado competitivo que regula la
economía, mentir es necesario para no desaparecer; publicidad y engaño no
parecen palabras distantes.

Un campo de estudio dentro de este enfoque es el de la semiótica de la


imagen, que ha sido objeto de investigaciones desde las ciencias de la
comunicación, la publicidad y el periodismo. El manejo de la imagen y de los
símbolos tiene que ver no sólo con la publicidad corporativa sino que también
abarca aspectos que tienen que ver con la iconografía, la creación de imaginarios
colectivos y la formación de la opinión pública. Otro tema social relacionado es el
de la simulación como práctica de los funcionarios públicos o colaboradores
privados.

Es claro que en la política, la diplomacia, la guerra, el sector financiero, la


mercadotecnia y la publicidad; la mentira y el engaño juegan un papel decisivo y
no suficientemente cuestionado por el regulador social del cual todos deberíamos
formar parte. Cada vez más las mentiras y las verdades a medias se van
volviendo verdades absolutas, incuestionables, camufladas en la maraña del
sistema estructural que sostiene al mundo. ¿Qué tanto está sostenido este
sistema en falsedades y qué tan frágil es el soporte ficticio de la humanidad? Aun
no tenemos respuesta para ello.

3. La Antropología de la Conducta como enfoque integrador.

Para terminar, queremos dejar a la disciplina antropológica como posible


enfoque integrador que permita profundizar de manera holística en todos estos
temas, que como podemos observar, son sumamente amplios y variados. De esta
manera, la antropología de la conducta, asociada con la antropología psicológica,

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podría se un punto de partida para el desarrollo epistemológico de una
antropología de la mentira.

La antropología de la mentira la definiríamos como el estudio detallado,


sistemático, multi-inter-transdisciplinar, de los significados de la verdad y la
mentira, dentro del desarrollo histórico-social del ser humano, con especial énfasis
en su dimensión cultural.

Campo amplio tendría esta sub-rama antropológica, podría estudiar los


aspectos que determinan la actividad de mentir a la luz de, por ejemplo, la relación
del ser humano con el engaño, la ilusión y el autoengaño, el análisis del mito y la
utopía, la costumbre, la construcción de imaginarios colectivos, la vida cotidiana, la
cosmogonía de los pueblos, entre muchas otras.

Por último, diremos que la antropología de la mentira nos permitiría generar


ideas que nos ayuden a respondernos cómo afecta nuestra percepción y
representación de la mentira (sus símbolos y significados) la vida socio-cultural de
los pueblos. O al revés: ¿Cómo afecta la vida socio-cultural de los pueblos nuestra
percepción y representación de la mentira?

4. Reflexiones finales: Una apuesta ética por la verdad.

Pensar en una antropología de la mentira nos lleva a reflexionar desde la


filosofía (verdad, ética), desde los estudios religiosos (moral, honor), desde la
psicología (aprendizaje, comportamiento). De esta manera, la antropología, como
amalgama, nos permite adentrarnos en el estudio de este aspecto de la vida
cotidiana en el que tantos aspectos confluyen.

¿Nacemos mentirosos o nos hacemos mentirosos? Desde el enfoque


filosófico político de la tabula rasa de John Locke, podemos cargar toda

9
responsabilidad a la sociedad. La antropología se lo cargaría a la cultura. Pero
más allá de meternos a pelear con los enfoques biológicos (naturalistas), bien vale
la pena cuestionarnos como agentes sociales responsables hasta que punto mi
relación con la verdad y la mentira aporta o no a la construcción de un mundo más
justo y más tranquilamente habitable. Es esta una reflexión que nos trae al campo
de lo ético. ¿Qué tan coherente somos con lo que pensamos, lo que decimos y lo
que hacemos? ¿Usaremos la mentira indiscriminadamente como herramienta de
supervivencia y como instrumento de engaño para sacar provecho individual? Son
algunas de las reflexiones personales que nos deja el repaso por el estudio de la
verdad y la mentira desde las tribunas de investigación académica. Hay mucha
tela de donde cortar...

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5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Castilla del Pino, Carlos (comp.) (1989): El discurso de la mentira, Alianza


Universidad, Madrid.

Catalán, Miguel (2005): Antropología de la mentira, Taller de Mario Muchnik.


Madrid.

Gómez de Liaño, Ignacio (1994): La mentira social. Imagenes, mitos y conducta,


Editorial Tecnos, Madrid.

Hachet, Pascal (1999): La mentira necesaria. Del trauma social al mito, Editorial
Síntesis, Madrid.

Kolakowski, L. (2001): De la mentira. Libertad, fortuna, mentira y traición: ensayos


sobre la vida cotidiana, Editorial Paidós, Barcelona.

Livingstone Smith, David (2007). Why We Lie: The Evolutionary Roots of


Deception and the Unconscious Mind. New York: St. Martin's Press.

Pérez Cotés, Sergio (1998): La prohibición de mentir, Siglo Veintiuno Editores en


coedición con la UAM-Iztapala, México, D.F.

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