1 CAPÍTULO I En la cocina de la pequeña granja, techada de bálago, la madre
sentábase en un bajo <<taburete >> de bambú, frente al fogón de tierra, alimentando c
on hierba el fuego que ardía bajo la caldereta de Buck, Pearl S_La madre.txt 2 I En la cocina de la pequeña granja, techada de bálago, la madre sentábase e n un bajo taburete de <<bambú, >> frente al fogón de tierra, alimentando con hierba el fuego que ardía bajo la caldereta de hierro. Buck, Pearl S_La madre.txt 3 ajo taburete de bambú, frente al fogón de tierra, alimentando con hierba el fuego que ardía bajo la <<caldereta >> de hierro. Las llamas acababan de prender y ella movía una ramita aquí, un puñado de hojas allí y e Buck, Pearl S_La madre.t xt 4 e! ¿Qué haríamos nosotros si no te tuviéramos para vigilar la puerta mientras es tamos en el campo y <<procurar >> que los pequeños no caigan al estanque? La vieja madre tosió ruidosamente al oír estas palabras, y Buck, Pearl S_La madre.txt 5 éramos para vigilar la puerta mientras estamos en el campo y procurar que los pequeños no caigan al <<estanque? >> La vieja madre tosió ruidosamente al oír esta s palabras, y habló con voz entrecortada. -Es verdad. Buck, Pearl S_La madre.t xt 6 para salir con su cuchillo a cortar ramitas de los árboles, recogiendo acá y acullá cuanto pudiera <<arder. >> Cierto que junto a la puerta de la cocina, por la parte de afuera, cerca de la era que también era Buck, Pearl S_La madre.t xt 7 a protegerlas de la humedad de la lluvia y la nieve. Pero la paja de arr oz era demasiado buena para <<quemar. >> Sólo la gente de las ciudades quemaba paj a de arroz, y ella o su hombre la llevarían a la ciudad e Buck, Pearl S_La madre.t xt 8 ajo las cejas. No era una cara hermosa, sino apasionada y buena. Uno se diría: he aquí una mujer de <<temperamento >> vivo, pero afectuosa esposa y madre, y buena en su casa con una vieja. La mujer vieja seguía hablan Buck, Pearl S_La madre.txt 9 hijo debían trabajar la tierra y, en aquel momento, parecíale que tenía muchas cosas que decir a su <<nuera, >> a quien quería. Su vieja voz cascada siguió hablan do, tosiendo, de vez en cuando, a causa del humo Buck, Pearl S_La madre.t xt 10 y también lo hizo la niña, lo mejor que pudo, pues no había cumplido tres años aún . La comida en la <<caldereta >> estaba hirviendo y, por debajo de la tapa de ma dera, empezaron a salir nubes de fragante vapor. La Buck, Pearl S_La madre.t xt 11 ubes de fragante vapor. La vieja aspiraba profundamente y movió sus desden tadas mandíbulas. Bajo la <<caldereta >> se alzaban las llamas, lamiendo su fondo de hierro, y, al no encontrar paso por él, se extendían ha Buck, Pearl S_La madre.t xt 12 r de su hijo, encontrando en sus palabras un nuevo tema del que hablar e lla misma. -¡Ay!, -empezó a <<gimotear-. >> Siempre dije que, si no hubiera tenido q ue cuidar del fuego durante tantos años, ahora no estada Buck, Pearl S_La madre.t xt 13 ba, porque ella se detenía demasiado a menudo en su trabajo, y le gritaba: «¡Qué! ¿Piensas darle de <<mamar >> a tu hijo y dejarme todo el trabajo a mí? Empiezas ah ora a parir y durante veinte años amamantarás Buck, Pearl S_La madre.txt 14 gritaba: «¡Qué! ¿Piensas darle de mamar a tu hijo y dejarme todo el trabajo a mí? Empiezas ahora a <<parir >> y durante veinte años amamantarás a uno u otro. ¿Crees qu e lo soportaré? No eres la mujer de ningún Buck, Pearl S_La madre.txt 15 tro. ¿Crees que lo soportaré? No eres la mujer de ningún hombre rico que no ti ene que trabajar sino <<parir >> y criar, y puede alquilar a quienes hagan su tr abajo.» Entonces, ella, revolvíase, como siempre hac Buck, Pearl S_La madre.t xt 16 llegar a casa, pero cuando llego yo tengo que preparar la comida y cuid ar de un niño y una vieja y <<complacer >> sus caprichos y...» Disputaban acaloradam ente durante un rato y no había vencedor ni vencido. Pero Buck, Pearl S_La madre.txt 17 formarse, y si lloraban, que llorasen; no podía correr para darles el pech o, y tenían que esperar y <<aguardar >> el hambre hasta que ella llegara. Eso dijo , pero la verdad era que tenía un corazón más suave que s Buck, Pearl S_La madre.t xt 18 amaban. Cuando el guiso hubo hervido un rato y el humo se mezcló con el a roma del arroz, cogió una <<escudilla >> y la llenó para la vieja. La puso en la mes a, en la habitación mayor en que todos vivían, y, luego, Buck, Pearl S_La madre.t xt 19 z cascada. -...y si mezclas guisantes con el arroz, es tan bueno que... La vieja se sentó, cogió la <<escudilla >> en sus huesudas manos y guardó silencio, te mblando súbitamente con ansia por la comida, babeando po Buck, Pearl S_La madre.t xt 20 ca. -¿Dónde está la cuchara? No encuentro mi cuchara... La madre puso la cucha ra de porcelana en la <<vacilante >> mano y salió. Entonces cogió dos escudillas peq ueñas de hojalata y dos pares de palillos de bambú y Buck, Pearl S_La madre.t xt 21 cilante mano y salió. Entonces cogió dos escudillas pequeñas de hojalata y dos pares de palillos de <<bambú >> y llenó una a la niña primero, porque seguía llorando y frotándose los ojos. La niña estaba sentada Buck, Pearl S_La madre.txt 22 ogiéndose y gimoteando, la madre se apiadó, sintiéndose turbada por el dolor d e la pequeña. Dejó la <<escudilla >> sobre una burda mesa sin pintar, colocada junto a la puerta de la casa, por la parte de afuera, y h Buck, Pearl S_La madre.t xt 23 por la parte de afuera, y habló a la niña con voz fuerte y bondadosa. -Come , come. La niña anduvo, <<vacilante, >> y se agarró a la mesa, entornando los enroje cidos párpados para protegerse del sol de la tarde y a Buck, Pearl S_La madre.t xt 24 , entornando los enrojecidos párpados para protegerse del sol de la tarde y alargó la mano hacia la <<escudilla. >> -¡Ten cuidado! ¡Está caliente! -gritó la madre. La niña vaciló y empezó a soplar sobre la comida p Buck, Pearl S_La madre.txt 25 mano hacia la escudilla. -¡Ten cuidado! ¡Está caliente! -gritó la madre. La niña vaciló y empezó a <<soplar >> sobre la comida para enfriarla, pero la madre seguía mirán dola, turbada aún, murmurando para sí mis Buck, Pearl S_La madre.txt 26 pediré que vaya a una botica y compre ungüento para los ojos irritados.» Enton ces, el niño empezó a <<quejarse >> porque ella no había colocado también su escudilla e n la mesa; la madre fue a buscarla y la dejó al Buck, Pearl S_La madre.txt 27 a los ojos irritados.» Entonces, el niño empezó a quejarse porque ella no había colocado también su <<escudilla >> en la mesa; la madre fue a buscarla y la dejó allí y, durante un rato, hubo silencio. La madre se s Buck, Pearl S_La madre.t xt 28 . La madre se sintió demasiado cansada, incluso para comer, suspiró profunda mente, buscó un pequeño <<taburete >> de bambú, lo puso junto a la puerta y se sentó a d escansar; luego aspiró una gran bocanada de aire, Buck, Pearl S_La madre.txt 29 e sintió demasiado cansada, incluso para comer, suspiró profundamente, buscó u n pequeño taburete de <<bambú, >> lo puso junto a la puerta y se sentó a descansar; lu ego aspiró una gran bocanada de aire, alisóse Buck, Pearl S_La madre.txt 30 pequeño taburete de bambú, lo puso junto a la puerta y se sentó a descansar; luego aspiró una gran <<bocanada >> de aire, alisóse con la mano el áspero cabello y m iró a su alrededor. Las bajas colinas que circund Buck, Pearl S_La madre.txt 31 a la puerta y se sentó a descansar; luego aspiró una gran bocanada de aire, alisóse con la mano el <<áspero >> cabello y miró a su alrededor. Las bajas colinas q ue circundaban el valle en que se encontraba su t Buck, Pearl S_La madre.t xt 32 cuidaba a los hijos mejor que ella lo hacía. Había algunas más ricas; indudab lemente, la mujer del <<posadero >> tenía algún dinero, pues llevaba dos sortijas de plata en las manos y aretes en las orejas, como la Buck, Pearl S_La madre.t xt 33 ómo su dinero se convertía en la buena carne que cubría los huesos de sus hijo s. Murmurábase que el <<posadero >> no daba a sus hijos sino las sobras de la comi da que sus huéspedes dejaban en las escudillas; pero Buck, Pearl S_La madre.t xt 34 sólo una vez, también hubiese sido fuerte y poco faltaría para que empezara y a a caminar. Volvió a <<suspirar. >> Bueno, dentro de un mes o dos nacería otro. Per o sentíase contenta, especialmente cuando estaba en Buck, Pearl S_La madre.t xt 35 fuerza, de sus hijos y de su hombre. Pero la paz no duró mucho. El niño le presentó súbitamente la <<escudilla >> vacía. -Mas... madre; más. Se puso en pie para ll enarla otra vez y, cuando salió de nuevo a la puer Buck, Pearl S_La madre.t xt 36 inmóvil, hasta desaparecer. En la inmediata penumbra vio al hombre acerca rse por un sendero con el <<azadón >> al hombro, sostenido con el brazo levantado, mientras se abrochaba el vestido. Caminaba ligera y ág Buck, Pearl S_La madre.t xt 37 mbral, cantaba muy suave, pero todavía con la misma voz trémula excitante, e n rápido ritmo. Dejó el <<azadón >> contra la pared, y la vieja, al oírle, despertó de la modorra en que se había sumido, después de la Buck, Pearl S_La madre.txt 38 madre; me gustan mucho. Afuera, junto a la puerta, la niña sentábase tranqui la y satisfecha, con la <<escudilla >> vacía; tras desaparecer el sol, abrió algo lo s ojos y miró a su alrededor sin quejarse. La madre vo Buck, Pearl S_La madre.t xt 39 cha, con la escudilla vacía; tras desaparecer el sol, abrió algo los ojos y miró a su alrededor sin <<quejarse. >> La madre volvió a entrar en la cocina y sacó un a escudilla de humeante arroz para el hombre. La es Buck, Pearl S_La madre.t xt 40 algo los ojos y miró a su alrededor sin quejarse. La madre volvió a entrar en la cocina y sacó una <<escudilla >> de humeante arroz para el hombre. La escudi lla era de loza azul y blanca y estaba llena hasta los b Buck, Pearl S_La madre.txt 41 se. La madre volvió a entrar en la cocina y sacó una escudilla de humeante a rroz para el hombre. La <<escudilla >> era de loza azul y blanca y estaba llena hasta los bordes; en ella, la madre había echado un huevo, Buck, Pearl S_La madre.txt 42 hombre joven. Remienda la fuerza. Pero nadie la escuchaba. El hombre co mía vorazmente, pues estaba <<hambriento. >> Poco después gritó a la madre que volvier a a llenarle la escudilla, golpeando la mesa con ella par Buck, Pearl S_La madre.txt 43 comía vorazmente, pues estaba hambriento. Poco después gritó a la madre que v olviera a llenarle la <<escudilla, >> golpeando la mesa con ella para incitarla a que se apresurara. Cuando estuvo llena, ella se sirvió Buck, Pearl S_La madre.t xt 44 . Cuando estuvo llena, ella se sirvió también. Pero no se sentó junto al hombr e; lo hizo en el bajo <<taburete >> en el patio, junto a la puerta, y cenó aquel a rroz con placer, pues le gustaba la comida, como le g Buck, Pearl S_La madre.t xt 45 , como le gusta a un animal sano. De vez en cuando poníase en pie para cog er un pedazo de col de la <<escudilla >> del hombre y mientras comía miraba al osc uro cielo rojizo entre las dos colinas. Los niños se acerc Buck, Pearl S_La madre.txt 46 n ya hambre y, a pesar de que era comida igual a la que les había servido, aquellos alimentos de la <<escudilla >> de la madre les parecían mejores que los que ellos comieran. Incluso el perro amarillo de la granja Buck, Pearl S_La madre.txt 47 as de arroz que la madre le tiró una o dos veces. Por tres veces se levantó la madre para llenar la <<escudilla >> del hombre y él comió hasta saciarse y gruñó de s atisfacción; entonces ella vertió agua hirviendo e Buck, Pearl S_La madre.txt 48 y él comió hasta saciarse y gruñó de satisfacción; entonces ella vertió agua hirvi ndo en la vacía <<escudilla, >> y él la sorbió ruidosamente, levantándose poco después, pa ra continuar sorbiendo afuera, frente a Buck, Pearl S_La madre.txt 49 spués, para continuar sorbiendo afuera, frente a la puerta. Cuando hubo te rminado y ella recogió su <<escudilla, >> el hombre permaneció un rato allí, de pie, m irando hacia los campos, que la noche cubría. Había l Buck, Pearl S_La madre.t xt 50 a noche había llegado ya. Allí estaba, sentado junto a su puerta, inclinada la cabeza, tejiendo una <<cesta >> de mimbre. Bien; algunos hombres eran así..., p ero en cuanto a él... una pequeña partida... Volviós Buck, Pearl S_La madre.txt 51 sino trabajar y dormir, trabajar y dormir? -Si, sí -respondió alegremente la vieja, sin observar la <<irritación >> en la voz de su hijo. Entonces se levantó y fue a tientas hasta su rincón, donde, tras una cortina Buck, Pearl S_La madre.t xt 52 bo de agua de un pozo poco profundo, llenando la tinaja con ella. Salió un a vez más, para soltar al <<búfalo >> doméstico, amarrado a uno de los sauces que crecía n libremente en torno a la era, dándole un pienso Buck, Pearl S_La madre.txt 53 rte cuerpo lleno de saludable cansancio, era invadido por una gran olead a de ternura. A pesar de lo <<impaciente >> que pudiera ser durante el día y de su s pequeñas y súbitas irritaciones, por la noche era todo tern Buck, Pearl S_La madre.txt 54 n a dormir. En la oscuridad, el niño se frotaba contra ella, buscando el p echo con la boca. Lo dejó <<mamar; >> su pecho estaba seco, pero era suave y aquie taba al niño con su lejano recuerdo de saciedad. Pront Buck, Pearl S_La madre.t xt 55 otro lado del niño, estaba la niña, cerrando fuertemente los ojos y frotándos e incesantemente para <<calmar >> su picor mientras caía dormida. Incluso durmiend o seguía frotándoselos, sin saber lo que hacia. Pr Buck, Pearl S_La madre.txt 56 y mientras los demás dormían aún, ella abría la puerta, sacaba las gallinas y el cerdo, conducía al <<búfalo >> hasta el patio, barría después el estiércol caído durante l noche, y lo apilaba en un rincón de la Buck, Pearl S_La madre.txt 57 s a ello y sabían que a los niños podían sucederles aquello, y no morir. Apena s acababa la madre de <<verter >> el agua, cuando llegaron los niños, llevando el hermano a la hermana de la mano. Habían saltado sil Buck, Pearl S_La madre.t xt 58 o o algo para ojos irritados como éstos. Pero el hombre estaba cargado de sueño aún, y contestó con <<irritación. >> -¿Y por qué tenemos que gastar nuestro escaso di ero para ojos irritados, si sabemos que esto no l Buck, Pearl S_La madre.t xt 59 tos. Pero el hombre estaba cargado de sueño aún, y contestó con irritación. -¿Y po r qué tenemos que <<gastar >> nuestro escaso dinero para ojos irritados, si sabemo s que esto no la matará? Yo tenía los ojos mal Buck, Pearl S_La madre.txt 60 bros para ganarse la vida. De pronto, la vieja se movió y llamó débilmente, y la madre le llevó una <<escudilla >> de agua caliente, para que la bebiera a sorbo s antes de levantarse, lo cual la vieja hizo ruidosame Buck, Pearl S_La madre.t xt 61 on los enrojecidos ojos fuertemente cerrados, y no se movió hasta que notó q ue su madre le daba una <<escudilla >> llena. Sí, todos los días eran iguales para la madre, pero jamás los encontraba aburridos, pues es Buck, Pearl S_La madre.t xt 62 orque se le había muerto un hijo o una tercera, que tenía un nuevo patrón para hacer una flor en un <<zapato >> o sabía otra forma de cortar un vestido. Y había día s en que iba a la ciudad con grano y coles para Buck, Pearl S_La madre.txt 63 dar a luz y sentir los labios de un hijo bebiendo su pecho, era bastant e. Levantarse al amanecer y <<alimentar >> a los suyos y cuidar de las bestias, sembrar la tierra y cosechar frutos, sacar agua del pozo para Buck, Pearl S_La madre.txt 64 ndo su pecho, era bastante. Levantarse al amanecer y alimentar a los suy os y cuidar de las bestias, <<sembrar >> la tierra y cosechar frutos, sacar agua del pozo para beber, pasar los días en las montañas recogie Buck, Pearl S_La madre.txt 65 stante. Levantarse al amanecer y alimentar a los suyos y cuidar de las b estias, sembrar la tierra y <<cosechar >> frutos, sacar agua del pozo para beber , pasar los días en las montañas recogiendo hierba, sintiendo Buck, Pearl S_La madre.txt 66 a vieja fuera, al calor del sol, diciendo a los niños que jugaran allí, pero que no se acercaran al <<estanque. >> Entonces, cogió su propio azadón y se marchó, d eteniéndose una o dos veces para mirar hacia atrás. Buck, Pearl S_La madre.txt 67 iendo a los niños que jugaran allí, pero que no se acercaran al estanque. En tonces, cogió su propio <<azadón >> y se marchó, deteniéndose una o dos veces para mirar hacia atrás. La brisa le traía débilmente la v Buck, Pearl S_La madre.txt 68 ser vieja y medio ciega, podía, sin embargo, ver si se acercaba alguien qu e no debiera acercarse, y <<avisar >> con un grito. Era una vieja muy pesada y m uy difícil de cuidar, a veces. Resultaba peor que un niño Buck, Pearl S_La madre.t xt 69 l humor de las viejas. Pero, para aquella joven madre, la vieja era como otro hijo suyo, infantil y <<caprichoso >> como los niños, hasta hacerla ir algun as veces de un sitio a otro, en las colinas, buscando alguna Buck, Pearl S_La madre.txt 70 es y algunas mujeres y muchos niños, y la vieja parecía a punto de morir y e llos compraron el mejor <<ataúd >> que pudieron adquirir, esperando el fin, la jov en madre se alegró verdaderamente de que la vieja se Buck, Pearl S_La madre.t xt 71 ía debidamente. Pero la madre estaba bien informada. No era ni demasiado p equeña ni delgada y nunca <<tenia >> dificultades. Incluso cuando se cayó y parió prem aturamente, lo hizo con facilidad y poco represent Buck, Pearl S_La madre.t xt 72 udó. Y así, un día dulce y ventoso de primavera, la mujer sintió su hora y cruzó e l campo y dejó el <<azadón >> apoyado en la pared de la casa y llamó a la casa al otro lado de la calle. La esposa del primo lleg Buck, Pearl S_La madre.txt 73 posa del primo llegó corriendo, secándose las manos con el delantal, pues es taba lavando ropa en el <<estanque. >> La esposa del primo era una mujer bondad osa, amable, de cara redonda y atezada y nariz arremangad Buck, Pearl S_La madre.txt 74 ve hijos, todos niños sanos hasta que murieron y siempre decía... Pero la ma dre no la oía. Cogió un <<taburete >> y se sentó sin hablar, alisándose el cabello con l as dos manos, cubiertas de sudor, no del sudor de Buck, Pearl S_La madre.t xt 75 pueda yo tener paz en mi parto. Entonces, la esposa del primo se acercó a la puerta y gritó por una <<grieta: >> -¡Quédate ahí un rato, pues tu madre está de parto! Y la vieja repitió: -¡Quédate ahí, pequeño y t Buck, Pearl S_La madre.txt 76 iño seguía asustado al ver la puerta cerrada durante el día y continuaba grita ndo. La niña empezó a <<gemir >> también, como hacía cuando su hermano lloraba, y se ace rcó a tientas y golpeó la puerta con sus peq Buck, Pearl S_La madre.txt 77 te dice, y juro que la otra es igual que tú! Pero cuando le hubo pegado, s u corazón se ablandó y su <<irritación >> se calmó y desapareció y entonces habló más cariñ nte. -Pero entra, si quieres, no hay nada que Buck, Pearl S_La madre.txt 78 lar, la madre gritó y alejóse un poco de la niña. Se soltó la faja y se inclinó ha cia delante en el <<taburete. >> Entonces, la esposa del primo corrió hacia ella y recibió presurosamente en sus manos la criatura Buck, Pearl S_La madre.txt 79 llegó gritando: -¿Sabes que tengo un hermano, ahora? La esposa del primo sal ió rápidamente, con una <<escudilla >> de sopa, burlándose del niño y diciéndole: -¿Cómo qu es que no lo sepa, si lo traje yo misma? El Buck, Pearl S_La madre.txt 80 ropios padres, hasta que fue vergonzoso que lo siguiera haciendo, y sus padres mandaron preparar un <<jergón >> para él. Sí, ahora él dormía allí, en la cama con s propia mujer y sus hijos, y su vieja madre dor Buck, Pearl S_La madre.txt 81 Sí, ahora él dormía allí, en la cama con su propia mujer y sus hijos, y su vieja madre dormía en el <<jergón; >> y era la misma cama y la misma casa; incluso no había nada nuevo en la casa, excepto las pequeñas Buck, Pearl S_La madre.txt 82 queña posada y jugado un rato con los demás, cuando volvía junto a su esposa q ue le daba hijos para <<alimentar, >> por los cuales él tenía que trabajar, pensaba, con terror, que mientras viviera no habría para él Buck, Pearl S_La madre.t xt 83 ñana e ir a aquella tierra de la que sólo poseían una pequeña parte, tomando otr a en arriendo de un <<terrateniente, >> que llevaba una vida placentera en algun a lejana ciudad; pasar el día en aquella tierra arrendada Buck, Pearl S_La madre.txt 84 a para repetir lo mismo. Ni siquiera las cosechas eran suyas, pues debía m edir una parte para aquel <<terrateniente >> y dar otra al hombre de la ciudad, que era el agente del terrateniente. Cuando pensaba en aquel age Buck, Pe arl S_La madre.txt 85 a medir una parte para aquel terrateniente y dar otra al hombre de la ci udad, que era el agente del <<terrateniente. >> Cuando pensaba en aquel agente, no podía soportarlo, pues aquel hombre era como a él le hubiera gu Buck, Pearl S_La madre.txt 86 o, pues aquel hombre era como a él le hubiera gustado ser. Vestía suave seda y su piel era blanca y <<tenia >> aquella mirada propia de los hombres de la ci udad, que trabajaban en alguna pequeña tarea y están b Buck, Pearl S_La madre.t xt 87 staba ceñudo y no hablaba a la mujer, excepto para maldecirla por su lenti tud y cuando el excitable <<temperamento >> de la mujer se levantaba contra él, el hombre sentía el malicioso placer de discutir a gritos con e Buck, Pearl S_La madre.txt 88 iscutir a gritos con ella, desahogándose así un poco, aunque a menudo aún grit aba más ella, pues su <<temperamento >> era más violento que el del hombre, excepto cuando estaba irritada con un niño. Pero el hombre no p Buck, Pearl S_La madre.t xt 89 e el del hombre, excepto cuando estaba irritada con un niño. Pero el hombr e no podía aferrarse a su <<irritación >> tanto tiempo como la mujer, pues se cansab a y se entregaba a algo distinto. La ira de la mujer era Buck, Pearl S_La madre.txt 90 podía soportarlo y se revolvía contra él, como si se tratara de salvar a un h ijo y siempre el hijo <<tenia >> razón y él estaba equivocado. Esto irritaba al homb re más que nada, pues la mujer anteponía los hij Buck, Pearl S_La madre.txt 91 os días de invierno cuando no hacía más que dormir y cuando no pudiendo dormir , jugaba. Era jugador <<afortunado, >> además, y siempre regresaba a la casa con más de lo que se había llevado, pareciéndole ser ésta un Buck, Pearl S_La madre.txt 92 ugadas afortunadas. La suerte estaba ciertamente en sus ágiles dedos, que ni siquiera el arado y el <<azadón >> habían podido endurecer, pues era joven aún, vei ntiocho años, y nunca había trabajado más de lo deb Buck, Pearl S_La madre.txt 93 que el poco dinero que producía la tierra fuera perdido en la mesa de la posada, ella no tenía que <<quejarse. >> Cuando una mujer le gritó: «¡Ah, si mi marido f uese como ese hombre guapo tuyo, ama de casa, cuyos Buck, Pearl S_La madre.t xt 94 enen corazón de niño, y ella estaba ya acostumbrada a trabajar de continuo. mientras él arrojaba su <<azadón >> y se echaba en la hierba que crecía en el sendero entre su campo y el del vecino y dormía una hora Buck, Pearl S_La madre.txt 95 lengua no era tan hábil como la del hombre para encontrar una respuesta. Pero, a veces, su ira era <<ardiente >> y entonces su lenguaje regañón era más fuerte que de costumbre. Una o dos veces por temporada dispu Buck, Pearl S_La madre.t xt 96 egañón era más fuerte que de costumbre. Una o dos veces por temporada disputab a acaloradamente y su <<irritación >> daba desacostumbrada amargura a sus palabras . Cuando el hombre compraba alguna tonta fruslería en e Buck, Pearl S_La madre.t xt 97 era fiesta, la mujer se enfadaba terriblemente y casi olvidaba que le a maba en su corazón. Era una <<irritación >> profunda, además, que brotaba tantas horas después de su mala acción que el hombre había casi olvid Buck, Pearl S_La madre.t xt 98 ya lo que había hecho, pues acostumbraba olvidar fácilmente lo que hacía y no le gustaba. Cuando la <<irritación >> de la mujer era así, nada podía él hacer, sino dej ar que se desahogara. En uno de esos días de oto Buck, Pearl S_La madre.txt 99 él hacer, sino dejar que se desahogara. En uno de esos días de otoño él regresó a su casa con una <<sortija >> de oro, o, por lo menos, decía que era de oro, en e l dedo. Cuando ella la vio, se llenó de ira y gr Buck, Pearl S_La madre.txt 100 raña y colérica: -¡Tú, que te niegas a aceptar tu parte de la común amargura de la vida, tienes qu<<e >> gastar el escaso dinero que tenemos en una estúpida sortija ! ¿Quién ha sabido jamás de un pobre bueno y ho Buck, Pearl S_La madre.txt 101 rte de la común amargura de la vida, tienes que gastar el escaso dinero qu e tenemos en una estúpid<<a >> sortija! ¿Quién ha sabido jamás de un pobre bueno y honra do, con una sortija en el dedo? El hombre rico lo Buck, Pearl S_La madre.t xt 102 ro que tenemos en una estúpida sortija! ¿Quién ha sabido jamás de un pobre bueno y honrado, con un<<a >> sortija en el dedo? El hombre rico lo puede hacer, pero , ¿qué significa cuando lo hace un pobre? ¡Oro! ¿Des Buck, Pearl S_La madre.txt 103 ico lo puede hacer, pero, ¿qué significa cuando lo hace un pobre? ¡Oro! ¿Desde c uándo se compra un<<a >> sortija de oro con monedas de cobre? Al oír esto, el hombre gritó a la mujer, con gesto rebelde como el de Buck, Pearl S_La madre.txt 104 enía bajo la chaqueta y me la dejó ver... Pero ella se burló: -¡Sí, y lo que vio f ue a un campesin<<o >> estúpido, a quien podía engañar! Y aunque fuera oro, ¿qué pasará si a ven en tu dedo, en la ciudad, algún d Buck, Pearl S_La madre.txt 105 Cayó sobre él y le arañó la cara y le pegó tanto que el hombre se sintió sorprendi o y se quitó l<<a >> sortija del dedo burlonamente, y, medio asustado también, le gr itó: -¡Tómala! !Está bien! ¡Ya sé que estás Buck, Pearl S_La madre.txt 106 as orejas o en los dedos, como hacen algunos hombres con sus mujeres, y había pensado eso al ver l<<a >> sortija. Le miró fijamente, mientras él continuaba ha blando, lamentándose de sí mismo y de la dura vida que Buck, Pearl S_La madre.t xt 107 bía oído la disputa, corrió a él y le suplicó que no enfermara, mientras miraba co n hostilidad a l<<a >> nuera, a la que comúnmente amaba bien, y los niños lloraron c uando vieron llorar a su padre, y a su madre Buck, Pearl S_La madre.txt 108 on llorar a su padre, y a su madre dura y áspera. Pero la madre no se había calmado aún. Recogió l<<a >> sortija del suelo, donde él la había arrojado, se la llevó a la boca y la mordió, para ver si por casualida Buck, Pearl S_La madre.txt 109 , como debiera hacer si el oro fuera puro, y entonces gritó, presa de nuev a indignación. -¿No serí<<a >> blando entre mis dientes, si fuera oro? -dijo-. Es cobr e, y duro... -Mordió un rato y después escupió la s Buck, Pearl S_La madre.txt 110 o entre mis dientes, si fuera oro? -dijo-. Es cobre, y duro... -Mordió un rato y después escupió l<<a >> sortija. - ¡Ni ha sido casi bañada en oro! Entonces no pu do soportar que el hombre hubiera sido tan infanti Buck, Pearl S_La madre.t xt 111 ra su ira. Pero después de haber trabajado un rato en la tierra, la suave brisa otoñal sopló en s<<u >> irritado corazón y lo enfrió sin que ella se diera cuenta . Las hojas arrastradas por el viento y las pardas Buck, Pearl S_La madre.t xt 112 a, este mediodía. Tal vez me enfadé demasiado por un poco de dinero gastado.» Tenía prisa y ansiab<<a >> marchar y encontrarse en la casa para preparar el plato y demostrarle que había cambiado, pero, cuando lleg Buck, Pearl S_La madre.t xt 113 cara hacia la pared, sin decir nada. Cuando ella hubo hecho el plato y c ogido algunos cangrejos de<<l >> estanque, para mezclarlos en la comida como a él le gustaba, y le llamó, él no quiso levantarse ni comer. Ha Buck, Pearl S_La madre.t xt 114 enfermo. -No puedo comer... Me has echado los espíritus del cuerpo. Ella nada dijo, pero guardó l<<a >> escudilla y volvió, en silencio, al trabajo, apretado s firmemente los labios. Tampoco quiso ayudar a la vieja Buck, Pearl S_La madre.txt 115 uplicarle, pues recordaba su anterior ira. Y cuando se marchaba se le ac ercó el perro, mendigante <<y >> hambriento, y ella volvió a la cocina, donde estaba el plato que había preparado para el hombre. Alargó la man Buck, Pearl S_La madre.t xt 116 a dormir y los niños se acurrucaban contra ella en la oscuridad y sintió al hombre al otro lado, s<<u >> irritación había desaparecido del todo. Entonces le par eció que aquel hombre no era más que un niño, también, Buck, Pearl S_La madre.txt 117 ro él no quiso trabajar aquel día. No. Cuando la madre salió a los campos, el hombre se sentó en u<<n >> taburete al sol, junto a la puerta, y maneó débilmente la c abeza. -Siento un punto muy débil en mí y un dolo Buck, Pearl S_La madre.txt 118 egañarle tan fuertemente por ser como era y, por eso, dijo, calmándole y sin tiéndose apenada por s<<u >> irritación: -Descansa, entonces. Y marchó. Sin embargo, c uando hubo partido, el hombre se tornó inquieto y se Buck, Pearl S_La madre.t xt 119 no hablaba a menos que debiera hacerlo y guardaba sus pensamientos para sí. Así estaba el hombre<<, >> impaciente por la vida, y parecíale que no debía soport ar que no hubiera nunca nada nuevo para él, más que aqu Buck, Pearl S_La madre.t xt 120 a abandonar aquella vida suya en los campos que odiaba, y, a menudo, mur muraba para sí, mientras e<<l >> azadón se alzaba y caía sobre los terrones: «Aquí estoy, joven y apuesto, y con mi suerte en mis dedos y a Buck, Pearl S_La madre.t xt 121 un hijo detrás de otro, y todos iguales, llorando y gritando y queriendo comer. ¿Por qué tengo qu<<e >> fatigar mi buen cuerpo para darles de comer y nunca e ncontrar nada alegre para mí, en mi vida? Ciertamente, Buck, Pearl S_La madre.t xt 122 bía, que aquello era algo por lo que una esposa debiera ser siempre alabad a y no culpada. El podrí<<a >> quejarse con justicia sólo si ella fuera estéril, pero no si paría a su debido tiempo cada año, e hijos varo Buck, Pearl S_La madre.t xt 123 esposa debiera ser siempre alabada y no culpada. El podría quejarse con ju sticia sólo si ella fuer<<a >> estéril, pero no si paría a su debido tiempo cada año, e hijos varones la mayor parte de las veces. Pero, e Buck, Pearl S_La madre.t xt 124 omo era costumbre en aquellas tierras, donde se creía bueno que el hombre fuera menor que su mujer<<. >> Tenia el corazón irritado y no le importaba ser pad re de hijos varones, ya que anhelaba placeres y extrañ Buck, Pearl S_La madre.t xt 125 en aquellas tierras, donde se creía bueno que el hombre fuera menor que s u mujer. Tenia el corazó<<n >> irritado y no le importaba ser padre de hijos varon es, ya que anhelaba placeres y extrañas visiones y gozos Buck, Pearl S_La madre.t xt 126 iera encontrar en alguna lejana ciudad. Ciertamente, era hombre que los cielos habían hecho para e<<l >> gozo. Estaba bien formado, no era alto, sino fuer te y ligero y lleno de gracia, de huesos pequeños y exq Buck, Pearl S_La madre.t xt 127 lo, pero lleno de ingenio y oculta rudeza como les gustaba a los campesi nos, podía hacer reír a un<<a >> muchedumbre con sus canciones y agudezas. Hombres y mujeres le querían. Cuando les oía reír, su corazón saltaba Buck, Pearl S_La madre.t xt 128 rabajar, y muy turbadora para el corazón del hombre. Al mediodía sucedió que p or el camino llegó u<<n >> buhonero que vendía telas para el verano y llevaba al hom bro un gran bulto de ropas de todos colores, alguna Buck, Pearl S_La madre.t xt 129 a la casa donde el hombre y la mujer y la vieja madre y los niños estaban sentados a la sombra de<<l >> sauce y comían su comida del mediodía, el buhonero se detuvo y gritó: -¿Me quedo, ama de casa, y te muest Buck, Pearl S_La madre.t xt 130 vieja madre y los niños estaban sentados a la sombra del sauce y comían su comida del mediodía, e<<l >> buhonero se detuvo y gritó: -¿Me quedo, ama de casa, y te muestro mis telas? Pero la madre contestó: -No ten Buck, Pearl S_La madre.t xt 131 a vieja que siempre tenía que decir algo, gritó con voz pequeña y cascada: -Sí, es cierto lo que m<<i >> nuera dice y las telas son muy malas estos días y se romp en a la primera o segunda lavada. Me acuerdo de Buck, Pearl S_La madre.t xt 132 ar, pero sólo por orgullo, porque el vestido estaba bueno aún, y ahora aquí me tienes en mi segund<<a >> mortaja y ya casi preparada para la tercera, pues las telas son muy malas y débiles en estos tiempos... Ent Buck, Pearl S_La madre.t xt 133 i preparada para la tercera, pues las telas son muy malas y débiles en est os tiempos... Entonces e<<l >> buhonero se acercó, olfateando una venta. Era un ho mbre de modales muy agradables y corteses y convincentes Buck, Pearl S_La madre.txt 134 ese hermoso hijo nuevo que tienes al pecho. Al decir estas palabras, sua vemente y de una tirada, e<<l >> buhonero sacó de su bulto un retal muy bonito. Er a, como había dicho, con grandes peonías rojas sobre un fon Buck, Pearl S_La madre.t xt 135 untó sin querer: -¿Cuánto vale este pedazo? Pero no puedo comprarlo, pues casi no tenemos nada par<<a >> alimentar a estos niños, a la anciana y pagar al terrat eniente. No podemos comprar telas como las que las muj Buck, Pearl S_La madre.t xt 136 no puedo comprarlo, pues casi no tenemos nada para alimentar a estos niños , a la anciana y pagar a<<l >> terrateniente. No podemos comprar telas como las que las mujeres ricas emplean para vestir a sus hijos. La vieja Buck, Pe arl S_La madre.txt 137 o, sin molestarse en pensar en aquel pedazo de tela que sólo podía servir pa ra un niño. Entonces e<<l >> buhonero bajó la voz y acercó, convincente, la tela al niño , pero no demasiado, no fuera a ensuciarse si no Buck, Pearl S_La madre.t xt 138 ro ninguna como ésta. Si tuviera un hijo guardaría la tela para él; pero sólo te ngo una pobre muje<<r >> estéril, que no me da ningún hijo. ¿Por qué habría de desperdicia r esta tela en ella? La vieja escuchaba es Buck, Pearl S_La madre.txt 139 tela para él; pero sólo tengo una pobre mujer estéril, que no me da ningún hijo. ¿Por qué habría d<<e >> desperdiciar esta tela en ella? La vieja escuchaba esta histo ria y cuando le oyó decir que su mujer era estéril, Buck, Pearl S_La madre.txt 140 erdiciar esta tela en ella? La vieja escuchaba esta historia y cuando le oyó decir que su mujer er<<a >> estéril, se sintió muy divertida y gritó: -¡Es una lástima con lo buen hombre que tú eres! ¿Y por qué no t Buck, Pearl S_La madre.txt 141 arnadas, que cedió y dijo: -¿Cuál es pues, tu último precio, porque más no puedo p agar? Entonces e<<l >> buhonero dijo una cifra, y no fue demasiado grande, ni ta mpoco tanto como ella hubiera temido y su corazón s Buck, Pearl S_La madre.t xt 142 freció la mitad, regateando como era costumbre en aquellos lugares. Lo ofr ecido era tan poco que e<<l >> buhonero retiró la tela rápidamente y la guardó e hizo ademán de irse. Entonces la madre, pensando en su her Buck, Pearl S_La madre.t xt 143 e, pensando en su hermoso hijo, ofreció un poco más y así, regateando y después de mucho hablar, e<<l >> buhonero volvió a dejar el bulto en el suelo y sacó el reta l, accediendo finalmente a darlo por un poco meno Buck, Pearl S_La madre.t xt 144 lo por un poco menos de lo que había pedido. La madre levantóse entonces par a sacar el dinero de l<<a >> grieta de la pared de tierra donde lo guardaba. Tod o aquel rato el hombre había estado sentado, cantando, Buck, Pearl S_La madre.t xt 145 agua caliente que bebía siempre después de comer, sin tomar parte alguna en aquel regateo. Pero e<<l >> buhonero, que era muy listo y estaba dispuesto a ap rovechar el menor momento, cuidóse de extender, al parece Buck, Pearl S_La madre.t xt 146 urtadillas al hombre, para ver si éste la había visto y dijo medio riendo: -¿T e has comprado ya un<<a >> túnica, este verano? Pues si no la has comprada, yo ten go una para ti aquí, a un precio que te juro es más Buck, Pearl S_La madre.txt 147 prar nada para mí, en esta casa. Sólo tengo trabajo y nada más y todo cuanto g ano es para comer. E<<l >> buhonero había recorrido muchos pueblos y aldeas y sabi a conocer las caras de los hombres, por lo que compre Buck, Pearl S_La madre.t xt 148 y que ganas poco y por tu agradable aspecto veo que es una vida demasiad o dura. Pero si compras un<<a >> túnica nueva, verás que es como una nueva medicina muy potente para llevar la alegría a tu corazón. Nada h Buck, Pearl S_La madre.t xt 149 s que es como una nueva medicina muy potente para llevar la alegría a tu c orazón. Nada hay como un<<a >> túnica nueva de verano para alegrar a un hombre y con esa sortija que llevas en el dedo abrillantada y lim Buck, Pearl S_La madre.t xt 150 cina muy potente para llevar la alegría a tu corazón. Nada hay como una túnica nueva de verano par<<a >> alegrar a un hombre y con esa sortija que llevas en e l dedo abrillantada y limpia y tu cabello alisado con Buck, Pearl S_La madre.t xt 151 a alegría a tu corazón. Nada hay como una túnica nueva de verano para alegrar a un hombre y con es<<a >> sortija que llevas en el dedo abrillantada y limpia y tu cabello alisado con un poco de aceite y vistiendo Buck, Pearl S_La madre.t xt 152 llevas en el dedo abrillantada y limpia y tu cabello alisado con un poc o de aceite y vistiendo es<<a >> túnica nueva, te juro que yo no podré ver otro homb re más apuesto que tú ni siquiera en la ciudad. El homb Buck, Pearl S_La madre.t xt 153 r otro hombre más apuesto que tú ni siquiera en la ciudad. El hombre oyó estas palabras y se sinti<<ó >> complacido, riendo algo embarazado y pensando entonces en sí mismo. -¿Por qué no debiera yo, por una vez, tene Buck, Pearl S_La madre.t xt 154 do algo embarazado y pensando entonces en sí mismo. -¿Por qué no debiera yo, p or una vez, tener un<<a >> túnica nueva para mi? -dijo-. Nada hay que esperar del futuro más que un hijo tras otro. ¿Tendré que vesti Buck, Pearl S_La madre.txt 155 eja madre se sintió excitada y gritó: -Es una pieza muy bonita, hijo, y si t ienes que comprarte un<<a >> túnica, ésta será una tan bella como jamás he visto. Recuer do que tu padre tenía una. ¿Fue cuando nos casa Buck, Pearl S_La madre.txt 156 nvierno, sí en invierno, pues estornudé en la boda y los hombres reían al ver estornudar tanto a l<<a >> desposada... -¿Cuánto valdrá, para una túnica? Cuando el buho nero mencionó el precio, la madre salía con el d Buck, Pearl S_La madre.txt 157 en la boda y los hombres reían al ver estornudar tanto a la desposada... -¿Cuánto valdrá, para un<<a >> túnica? Cuando el buhonero mencionó el precio, la madre salí con el dinero en la mano, contado y exacto. Buck, Pearl S_La madre.txt 158 hombres reían al ver estornudar tanto a la desposada... -¿Cuánto valdrá, para un a túnica? Cuando e<<l >> buhonero mencionó el precio, la madre salía con el dinero en la mano, contado y exacto. Entonces gritó, alar Buck, Pearl S_La madre.txt 159 , la madre salía con el dinero en la mano, contado y exacto. Entonces gritó, alarmada: -¡No podemo<<s >> gastar más! Al oír ese grito, un deseo endureció al hombre. -Quiero una túnica de esta tela y me gusta tan Buck, Pearl S_La madre.txt 160 itó, alarmada: -¡No podemos gastar más! Al oír ese grito, un deseo endureció al ho mbre. -Quiero un<<a >> túnica de esta tela y me gusta tanto que la quiero en segui da. Hay aquellas tres piezas de plata que sé qu Buck, Pearl S_La madre.txt 161 siera. Eran su preciada posesión y jamás encontró el momento de gastarlas. Inc luso cuando compró e<<l >> ataúd para la vieja madre, cuando creyeron que moriría, había ahorrado y pedido prestado, negándose a gas Buck, Pearl S_La madre.txt 162 aúd para la vieja madre, cuando creyeron que moriría, había ahorrado y pedido prestado, negándose <<a >> gastar su dinero, y a menudo, el pensamiento de poseer aquellas tres monedas de plata representaba riqueza Buck, Pearl S_La madre.t xt 163 nto y privarles de los frutos de la tierra. Sabia que, mientras tuviera aquellas tres monedas en l<<a >> grieta de la pared, no pasaría hambre durante algún tiempo. -¡No podemos gastar esa plata! -gritó. Pero el Buck, Pearl S_La madre.t xt 164 quellas tres monedas en la grieta de la pared, no pasaría hambre durante a lgún tiempo. -¡No podemo<<s >> gastar esa plata! -gritó. Pero el hombre saltó con la agi lidad de la golondrina y pasó por su lado, furios Buck, Pearl S_La madre.txt 165 ro el hombre saltó con la agilidad de la golondrina y pasó por su lado, furi oso, corriendo hacia l<<a >> grieta en la que buscó hasta encontrar las monedas de plata. La mujer corrió tras él, le cogió aferrándose Buck, Pearl S_La madre.txt 166 le cogió aferrándose a su cuerpo, pero no fue lo bastante rápida ni era tampo co lo suficientement<<e >> ágil para su flexibilidad. El hombre la arrojó a un lado, derribándola sobre el piso de tierra, con el n Buck, Pearl S_La madre.txt 167 rrió hacia fuera gritando: -¡Córteme doce pies de esa tela y el pie y algo más q ue de costumbre! E<<l >> buhonero apresuróse a obedecer y tomó las monedas de plata rápidamente, aunque eran algo menos de lo que él Buck, Pearl S_La madre.txt 168 pedido, pero estaba ansioso por alejarse, tras vender su tela. Cuando fi nalmente salió la madre, e<<l >> buhonero había desaparecido ya y el hombre estaba a la sombra del árbol, con la tela brillante y nueva en la Buck, Pearl S_La madre.t xt 169 voz cascada: -Un azul muy bonito, hijo y no caro. Y hace muchos veranos que no te comprabas ningun<<a >> túnica de lino... Pero el hombre, mirando toscame nte a la mujer, le gritó con la osadía que le daba su ira Buck, Pearl S_La madre.t xt 170 aga y decirle que mi mujer no quiere hacerla? Pero la madre nada dijo. V olvió a sentarse en el baj<<o >> taburete y quedó en silencio al principio, pálida y a sustada por su caída; el niño que sostenía en brazos ch Buck, Pearl S_La madre.t xt 171 y lo mejor que sabía, pues era buena tela, no se complacía en el trabajo. Mi entras confeccionaba l<<a >> túnica estuvo dura con el hombre y silenciosa y no ha bló de aquel día ni de lo que había sucedido en la ca Buck, Pearl S_La madre.txt 172 tarde. Cuando hacía eso en tiempo normal, ella le regañaba hasta que él se lev antaba para no oírla<<, >> pera esa vez le dejó dormir y fue sola a los campos, dura y silenciosa, aunque su corazón estaba triste Buck, Pearl S_La madre.txt 173 os campos, dura y silenciosa, aunque su corazón estaba triste por aquella dureza. Incluso cuando l<<a >> túnica estuvo acabada, aunque ella tardó en hacerla p orque era tiempo de sembrar el arroz, nada dijo de có Buck, Pearl S_La madre.t xt 174 dureza. Incluso cuando la túnica estuvo acabada, aunque ella tardó en hacer la porque era tiempo d<<e >> sembrar el arroz, nada dijo de cómo le sentaba. Se la entregó y él se la puso; luego sacó brillo a la sorti Buck, Pearl S_La madre.t xt 175 mbrar el arroz, nada dijo de cómo le sentaba. Se la entregó y él se la puso; l uego sacó brillo a l<<a >> sortija, con una piedra, se alisó el cabello con aceite q ue sacó de la botella de la cocina y salió jactanc Buck, Pearl S_La madre.txt 176 amente a la calle. Sin embargo cuando alguien le gritaba lo elegante que iba y lo bonita que era l<<a >> túnica, no se complacía tanto como hubiérase complaci do en otras circunstancias. La mujer nada le dijo. No Buck, Pearl S_La madre.t xt 177 le gritaba lo elegante que iba y lo bonita que era la túnica, no se compl acía tanto como hubiéras<<e >> complacido en otras circunstancias. La mujer nada le dijo. No. Cuando él quedóse un momento junto a la puerta, Buck, Pearl S_La madre.t xt 178 con la escoba de mango corto, sin ni siquiera levantarla mirada para pre guntarle cómo le sentaba l<<a >> túnica, como acostumbraba a hacer cuando le hacia a lgo nuevo, aunque sólo fuera un par de zapatos nuevos. Buck, Pearl S_La madre.t xt 179 ndo le hacia algo nuevo, aunque sólo fuera un par de zapatos nuevos. Final mente fue él quien, medi<<o >> avergonzado, habló: -Me parece que me has hecho esta túnica mejor que cualquier otra y me cae tan bien como las Buck, Pearl S_La madre.txt 180 zapatos nuevos. Finalmente fue él quien, medio avergonzado, habló: -Me parec e que me has hecho est<<a >> túnica mejor que cualquier otra y me cae tan bien com o las de los hombres de la ciudad. Pero ella seguía s Buck, Pearl S_La madre.t xt 181 levantar la mirada. Dejó la escoba en su rincón y fue en busca de un rollo de algodón que empezó <<a >> hilar, puesto que había gastado el hilo que tenía para cose r la túnica azul. Finalmente contestó amargame Buck, Pearl S_La madre.txt 182 en busca de un rollo de algodón que empezó a hilar, puesto que había gastado e l hilo que tenía par<<a >> coser la túnica azul. Finalmente contestó amargamente: -Con lo que me ha costado, podría ser igual a la t Buck, Pearl S_La madre.txt 183 de un rollo de algodón que empezó a hilar, puesto que había gastado el hilo qu e tenía para coser l<<a >> túnica azul. Finalmente contestó amargamente: -Con lo que m e ha costado, podría ser igual a la túnica del Buck, Pearl S_La madre.txt 184 r la túnica azul. Finalmente contestó amargamente: -Con lo que me ha costado , podría ser igual a l<<a >> túnica del emperador. Pero no quiso mirarle ni siquiera cuando él salió apresuradamente a la calle. Ni tam Buck, Pearl S_La madre.txt 185 ndo le hubo vuelto la espalda, porque estaba muy irritada contra él, aunqu e su corazón sabía que l<<a >> túnica le sentaba bien. CAPÍTULO V Durante todo aquel día la mujer esperó el regresó del hombre a la ca Buck, Pearl S_La madre.txt 186 suave brisa. No había necesidad de ir a los campos aquel día. Por tanto, la madre se sentó bajo e<<l >> sauce, hilando, y la vieja fue a sentarse a su lado, satisfecha de escuchar lo que ella dijera y mientras Buck, Pearl S_La madre.t xt 187 lo salía bien retorcido y blanco. Cuando hubo preparado alguna cantidad, l o enrolló en un pedazo d<<e >> bambú pulido, para hacer un carrete. Hilaba de la mis ma manera que lo hacía todo, firmemente y bien. El h Buck, Pearl S_La madre.t xt 188 uro. Lentamente, el sol se levantó en el firmamento hasta llegar al cenit y, entonces, ella dejó d<<e >> hilar y pusóse en pie. -Pronto volverá hambriento, con su túnica azul -dijo secamente. Y la vieja contest Buck, Pearl S_La madre.t xt 189 l firmamento hasta llegar al cenit y, entonces, ella dejó de hilar y pusóse en pie. -Pronto volver<<á >> hambriento, con su túnica azul -dijo secamente. Y la vi eja contestó, riendo con su risa fácil y pequeña: -Oh, Buck, Pearl S_La madre.t xt 190 llegar al cenit y, entonces, ella dejó de hilar y pusóse en pie. -Pronto vol verá hambriento, con s<<u >> túnica azul -dijo secamente. Y la vieja contestó, riendo con su risa fácil y pequeña: -Oh, sí; lo que hay Buck, Pearl S_La madre.txt 191 uardaba, y rasó la calabaza con la mano para no derramar ni un solo grano; después lo vertió en un<<a >> cesta hecha con tiras finas de bambú, yendo por el send ero hasta el borde del estanque y al ir hacia allí Buck, Pearl S_La madre.t xt 192 la mano para no derramar ni un solo grano; después lo vertió en una cesta h echa con tiras finas d<<e >> bambú, yendo por el sendero hasta el borde del estanq ue y al ir hacia allí miró a lo largo de la calle. P Buck, Pearl S_La madre.t xt 193 pués lo vertió en una cesta hecha con tiras finas de bambú, yendo por el sende ro hasta el borde de<<l >> estanque y al ir hacia allí miró a lo largo de la calle. Pero no vio la túnica azul. Bajó cuidadosamente el Buck, Pearl S_La madre.txt 194 sendero hasta el borde del estanque y al ir hacia allí miró a lo largo de l a calle. Pero no vio l<<a >> túnica azul. Bajó cuidadosamente el talud y empezó a lava r el arroz, metiendo el cesto en el agua y revolv Buck, Pearl S_La madre.t xt 195 tra vez hasta que el arroz brilló, limpio y blanco, como perlas húmedas. Al regresar se agachó par<<a >> arrancar una col, y arrojó un puñado de hierba al búfalo am arrado a un árbol, a la sombra, y luego anduvo ha Buck, Pearl S_La madre.txt 196 , como perlas húmedas. Al regresar se agachó para arrancar una col, y arrojó u n puñado de hierba a<<l >> búfalo amarrado a un árbol, a la sombra, y luego anduvo has ta la casa. En aquel momento, el hijo mayor lle Buck, Pearl S_La madre.txt 197 a mañana estuvo bebiendo té en la posada durante un rato -contestó el muchacho , pensativo-. Y vi s<<u >> túnica, nueva y azul, y era bonita. Nuestro primo, cuan do supo lo que le había costado, dijo a mi padre qu Buck, Pearl S_La madre.t xt 198 juro! -repuso la madre con la voz súbitamente dura. Y la niña habló, imitando a su hermano: -Sí, s<<u >> túnica era azul. Hasta yo pude ver que era azul. Pero la madre no volvió a hablar. El último hijo empezó a Buck, Pearl S_La madre.txt 199 pezó a llorar, al despertar en el cesto colgante, y ella le cogió y se abrió e l vestido y le dio d<<e >> mamar, mientras se disponía a preparar la comida. Pero primero llamó a la vieja. -Vigila, vieja madre, y Buck, Pearl S_La madre.t xt 200 ida. Pero primero llamó a la vieja. -Vigila, vieja madre, y avísame cuando v eas el azul nuevo de s<<u >> túnica, y entonces pondré la comida en la mesa. -Lo haré hija -gritó la vieja, alegremente. Sin embargo, c Buck, Pearl S_La madre.txt 201 hace agua, tengo el vientre tan vacío como un tambor y todavía no viene! Así, pues, la madre dio s<<u >> escudilla a la vieja entonces y también llenó las de los niños e incluso les dejó comer col, guardando el cog Buck, Pearl S_La madre.t xt 202 niño gordo y fuerte, al sol, tostado por su calor y los otros dos hijos s e echaron a la sombra de<<l >> sauce y durmieron. También la vieja cabeceó en su tab urete y sobre toda la aldea descendió la paz del sue Buck, Pearl S_La madre.t xt 203 y los otros dos hijos se echaron a la sombra del sauce y durmieron. Tam bién la vieja cabeceó en s<<u >> taburete y sobre toda la aldea descendió la paz del s ueño y el silencio del calor del mediodía, con lo que i Buck, Pearl S_La madre.t xt 204 as permanecían con la cabeza baja. Sólo la madre no durmió. Cogió el huso y sentós e a la sombra de<<l >> sauce, que caía hacia la parte de poniente de la era, y ret orció el hilo y lo ovillo. Pero un rato despué Buck, Pearl S_La madre.txt 205 -Si, ha ido a la ciudad por una cosa suya -contestó la madre reposadamente . El primo, que elegía u<<n >> azadón y una pala para el trabajo que iba a hacer, di jo con su voz fina: -¡Sí, le he visto muy alegre con Buck, Pearl S_La madre.t xt 206 la para el trabajo que iba a hacer, dijo con su voz fina: -¡Sí, le he visto muy alegre con su nuev<<a >> túnica azul, preparado para ir a la ciudad! -Sí -repuso la madre. Su corazón se tranquilizó algo entonces Buck, Pearl S_La madre.txt 207 arado para ir a la ciudad! -Sí -repuso la madre. Su corazón se tranquilizó alg o entonces y volvió <<a >> hilar con mayor celo, puesto que el primo habíale visto c amino de la ciudad. Había ido a divertirse un dí Buck, Pearl S_La madre.txt 208 ino de la ciudad. Había ido a divertirse un día, sin duda, para vengarse de ella. Eso hacia, con s<<u >> túnica nueva y la brillante sortija de cobre y con el cabello aceitado. La madre se irritó ante ese pensam Buck, Pearl S_La madre.t xt 209 a divertirse un día, sin duda, para vengarse de ella. Eso hacia, con su túni ca nueva y la brillant<<e >> sortija de cobre y con el cabello aceitado. La madr e se irritó ante ese pensamiento, pero su ira estaba mue Buck, Pearl S_La madre.t xt 210 nía completamente despierta como si esperara oír algún sonido conocido. Finalm ente, se puso en pie<<, >> impaciente por la espera, y triste a causa de la call e solitaria, que estaría vacía para ella mientras no vier Buck, Pearl S_La madre.t xt 211 a para ella mientras no viera a aquél a quien buscaba. Cogió al niño, apoyólo en la cadera, tomó s<<u >> azadón y fue al campo, diciendo a la vieja: -Voy a desyerba r el maíz en la colina del sur. Al marchar se d Buck, Pearl S_La madre.txt 212 mó su azadón y fue al campo, diciendo a la vieja: -Voy a desyerbar el maíz en la colina del sur. A<<l >> marchar se dijo que se sentiría más tranquila si no estab a en casa y las horas pasarían más rápidamente si Buck, Pearl S_La madre.txt 213 la tarde, protegiéndose la cara del sol con un pañuelo azul de algodón, movie ndo incesantemente e<<l >> azadón entre el maíz nuevo. No era más que un campo pequeño y pobre, pues todas sus buenas tierras estaban Buck, Pearl S_La madre.txt 214 estuvo humedecido por el sudor, pero ella no quería descansar más que algun os momentos para dar d<<e >> mamar al niño cuando lloraba. Entonces se sentaba en el suelo, le daba el pecho y se secaba la ardorosa c Buck, Pearl S_La madre.t xt 215 uerpo y su mente estuvo nublada, no pensando en otra cosa que en aquella s hierbas que caían bajo s<<u >> azadón y se secaban al calor del sol. Por fin el so l descansó al borde de la tierra y el valle se sumió en Buck, Pearl S_La madre.t xt 216 orde de la tierra y el valle se sumió en súbitas sombras. Entonces ella se e nderezó, secóse la car<<a >> ardiente y sudorosa con el vestido y dijo en voz alta: -Seguramente estará en casa, esperando. Debo ir a pre Buck, Pearl S_La madre.t xt 217 ida de algún juego, tomaría parte en ella.» Mas aunque miró al acercarse, no vio el azul de ningun<<a >> túnica nueva ni percibió el ruido que hacen los jugadores. Miró desde la puerta, pero él no estaba allí. S Buck, Pearl S_La madre.txt 218 ercibió el ruido que hacen los jugadores. Miró desde la puerta, pero él no est aba allí. Sólo vio a<<l >> posadero, descansando después de la cena, apoyado contra la pared junto a su fogón, negra la cara con el hum Buck, Pearl S_La madre.txt 219 que poco después volvería a estar negro. -¿Has visto al padre de mis hijos? - preguntó la madre. E<<l >> posadero se hurgaba los dientes con su uña negra. Luego c hupó y dijo perezosamente: -Estuvo sentado aquí un Buck, Pearl S_La madre.txt 220 uña negra. Luego chupó y dijo perezosamente: -Estuvo sentado aquí un rato esta mañana, con su nuev<<a >> túnica azul, y luego fue a la ciudad para pasar el día. Olién dose alguna murmuración, preguntó: -¿Ha suce Buck, Pearl S_La madre.txt 221 asta tarde y, tal vez, pase la noche en alguna parte y regrese mañana. -¿Qué n egocios? -inquirió e<<l >> posadero, súbitamente interesado. -¿Cómo puedo yo saberlo, si sólo soy mujer? -replicó ella, alejándose desp Buck, Pearl S_La madre.txt 222 ta. La vieja madre escuchó y repitió, tranquilizada: -¡Oh, sí! Mañana seguramente. Y luego fue a s<<u >> jergón, tanteando su camino por la oscurecida habitación. Des pués la madre llevó a los dos niños al patio Buck, Pearl S_La madre.txt 223 ión a los quejidos de la niña acerca de sus ojos. Sólo cuando fueron a la cama y el muchacho gritó<<, >> asombrado, que su padre no había vuelto: «¿Dónde dormirá mi padr , pues?», sólo entonces habló la madre, como Buck, Pearl S_La madre.txt 224 e en la ciudad, pues vendrá a casa mañana o dentro de uno o dos días -añadiendo amargamente-: ¡Y s<<u >> túnica nueva sin duda estará ya sucia y tendré que lavarla! De algún modo, se alegraba de poder enfadarse Buck, Pearl S_La madre.txt 225 porque le parecía que así él estaba más cerca. Siguió aferrándose a esta idea mien ras conducta a<<l >> búfalo al interior de la casa y atrancaba la puerta, murmuran do: -¡Juro que me haré la dormida, cuando es Buck, Pearl S_La madre.txt 226 e y estirar brazos y piernas cuanto quisiera. El se había ido. De pronto, se apoderó de ella el má<<s >> ardiente anhelo por aquel hombre suyo. Durante los se is últimos años habíase acostado a su lado. Podía irrit Buck, Pearl S_La madre.txt 227 ar brazos y piernas cuanto quisiera. El se había ido. De pronto, se apoderó de ella el más ardient<<e >> anhelo por aquel hombre suyo. Durante los seis últimos años habíase acostado a su lado. Podía irritarse co Buck, Pearl S_La madre.txt 228 a mayor parte de los hombres; era agradable de ver y sus dientes eran bl ancos como el arroz. Sentí<<a >> anhelo por él y toda su ira desapareció del cuerpo, n o quedando sino el anhelo. Cuando llegó la mañana, de Buck, Pearl S_La madre.t xt 229 ancos como el arroz. Sentía anhelo por él y toda su ira desapareció del cuerpo , no quedando sino e<<l >> anhelo. Cuando llegó la mañana, despertó entristecida por s u insomnio y nuevamente se sintió dura. Al leva Buck, Pearl S_La madre.txt 230 te. Sin embargo, aquel día, cuando los niños marcharon a jugar, ella no fue a los campos. Colocó s<<u >> taburete de forma que pudiera ver la corta y única call e de la aldea, por si alguien llegaba por allí y, mie Buck, Pearl S_La madre.t xt 231 allí y, mientras contestaba descuidadamente a las preguntas de la vieja m adre, pensaba que aquell<<a >> túnica era de un azul tan claro, que podría verle aun estando muy lejos. Se puso a hilar, mirando de vez e Buck, Pearl S_La madre.t xt 232 saba que aquella túnica era de un azul tan claro, que podría verle aun estan do muy lejos. Se puso <<a >> hilar, mirando de vez en cuando hacia la carretera, a hurtadillas. Mentalmente, contaba el dinero que el Buck, Pearl S_La madre.t xt 233 r al hombre. Cuando los niños se acercaron a la casa al mediodía, hambriento s, y el muchacho vio l<<a >> escudilla de col preparada para su padre y pidió un p oco, ella no quiso darle. Le dio un cachete cuando insis Buck, Pearl S_La madre.txt 234 n cachete cuando insistió, diciendo en voz alta: -No; es para tu padre. Si vuelve esta noche estar<<á >> hambriento y lo querrá todo para él. La larga y quieta tarde de verano transcurrió lenta y él no regresaba: el Buck, Pearl S_La madre.t xt 235 se inundó con sus rayos durante un rato y la noche llegó y fue profunda y o scura. Entonces puso l<<a >> escudilla ante los niños, desengañada. -Comed lo que qu eráis, pues se estropeará si lo guardáis un día más, y Buck, Pearl S_La madre.txt 236 cíale que aquél era el de su regreso. Nunca le había gustado visitar las demás c asas de la aldea n<<i >> charlar mucho con las demás mujeres; pero entonces, una t ras otra, las veinte mujeres de la aldea se acerca Buck, Pearl S_La madre.t xt 237 ? -preguntó la vieja madre, con su voz cascada, inclinándose hacia delante p ara mirar la cara de s<<u >> nuera, con la boca abierta, y entonces prosiguió, sin tiéndose herida-: Es verdad que siempre me ha gustad Buck, Pearl S_La madre.t xt 238 ninguna carta y que el esposo había abandonado a la esposa. ¿No habían disputa do fuertemente por l<<a >> túnica nueva, acaso, de forma que toda la aldea les oyó m aldecir y él la había derribado al suelo e inclus Buck, Pearl S_La madre.txt 239 sa. ¿No habían disputado fuertemente por la túnica nueva, acaso, de forma que toda la aldea les oy<<ó >> maldecir y él la había derribado al suelo e incluso pegado? Por lo menos, eso decían los niños. Pero cuando Buck, Pearl S_La madre.txt 240 ó hasta la madre ella contestó firmemente asegurando que no había mentido y qu e ella había hecho l<<a >> túnica nueva precisamente para que el hombre fuera a la l ejana ciudad y que la disputa fue por otra cosa. Buck, Pearl S_La madre.t xt 241 e por otra cosa. En cuanto a la carta, no había habido ninguna y las notic ias fueron traídas por u<<n >> buhonero, que había llegado de la costa. Así mintió la ma dre firmemente y con seguridad y la vieja creyó la Buck, Pearl S_La madre.t xt 242 sta que se fue. Entonces dijo: -Si no ha venido cuando llegue el momento de dividir el grano con e<<l >> terrateniente, yo te ayudaré, pues el nuevo agent e es hombre astuto y malicioso y es poco conveniente que una muj Buck, Pe arl S_La madre.txt 243 ertaran. Llevando en brazos al hijo menor y con la hoz en la mano libre, marchaba a los campos par<<a >> segar. El hijo pequeño abultaba ya bastante y sabía sentarse solo; la madre le dejaba en el suelo, para q Buck, Pearl S_La madre.t xt 244 ca y comía de ella, escupiéndola después por su mal sabor, pero se le olvidaba y volvía a comer y <<a >> escupir, hasta que tuvo la cara cubierta de tierra y ba bas. Pero hiciera lo que hiciera, la madre no podía Buck, Pearl S_La madre.t xt 245 hijos, que finalmente dejaron tranquilos sus campas, asustados de tan po derosas maldiciones. Luego<<, >> gavilla a gavilla, llevó el arroz a la era y lo t rilló, unciendo el búfalo a la burda rueda de piedra. Azuz Buck, Pearl S_La madre.t xt 246 finalmente dejaron tranquilos sus campas, asustados de tan poderosas ma ldiciones. Luego, gavilla <<a >> gavilla, llevó el arroz a la era y lo trilló, uncie ndo el búfalo a la burda rueda de piedra. Azuzó al anima Buck, Pearl S_La madre.t xt 247 n poderosas maldiciones. Luego, gavilla a gavilla, llevó el arroz a la era y lo trilló, unciendo e<<l >> búfalo a la burda rueda de piedra. Azuzó al animal dura nte los calientes días del otoño. Después de que el Buck, Pearl S_La madre.txt 248 uerpo lo que el hijo necesitaba. Llegó el día en que había que medir la parte de la cosecha para e<<l >> terrateniente, pero el propietario de la aldea y de l os campos que la rodeaban jamás iba en persona en busca de l Buck, Pearl S_La madre.txt 249 a. Y el agente llegó. Era un hombre de ciudad, de la cabeza a los pies, al to y suave, que vestía s<<u >> túnica de seda gris y calzaba zapatos de cuero. De ve z en cuando, se llevaba una mano a la barbilla y, al Buck, Pearl S_La madre.t xt 250 n protestar y así también lo dio ella, sabiendo que si no lo hacía sufriría; ade más de la parte de<<l >> terrateniente, daban al agente una o dos gallinas gordas o una medida de arroz o algunos huevos e incluso plata p Buck, Pearl S_La madre.txt 251 uejaba de continuo porque los vientos cambiaban de dirección y porque cada año el sol parecía meno<<s >> cálido que el anterior. El muchacho trabajaba diariamen te en alguna pequeña tarea y lo tomaba como obligac Buck, Pearl S_La madre.t xt 252 pequeña tarea y lo tomaba como obligación. Cada día, cuando no había nada más que hacer, llevaba a<<l >> búfalo a las colinas y le dejaba que paciera la corta hierb a, pasándose el día entero sobre su lomo, o yen Buck, Pearl S_La madre.txt 253 . Pero, pronto, la hierba de las colinas se secó y las flores silvestres d e verano desprendieron s<<u >> simiente y los senderos se alegraron con jarillas púrpura y pequeños crisantemos silvestres amarillos, que s Buck, Pearl S_La madre.t xt 254 señó al muchacho a desparramar el grano, de forma que el viento le ayudara, y a vigilar el viento <<y >> procurar que el grano no cayera en demasía en un siti o y en poca cantidad en otro. Luego llegó el invierno, Buck, Pearl S_La madre.t xt 255 no de debajo de la cama, donde los guardaba, y los soleó, preparándolos para su uso. Pero el duro <<y >> áspero trabajo del verano y el otoña habíanle estropeado las manos de tal forma, que, incluso el rudo teji Buck, Pearl S_La madre.t xt 256 uesto que sentía tanto el frío. Hizo que se quedara en cama uno o dos días y q ue se quitara la roj<<a >> mortaja que llevaba y entre la tela y el forro colocó e l almohadillado que había sacado a la llegada del ve Buck, Pearl S_La madre.t xt 257 el verano. La vieja estaba a gusto en cama y charlaba contenta: -¿Crees qu e alcanzaré a romper est<<a >> mortaja, nuera? Durante el verano me parece que si, pero, cuando el invierno llega, ya no estoy segura, por Buck, Pearl S_La madre.txt 258 . La vieja estaba a gusto en cama y charlaba contenta: -¿Crees que alcanza ré a romper esta mortaja<<, >> nuera? Durante el verano me parece que si, pero, cu ando el invierno llega, ya no estoy segura, porque la Buck, Pearl S_La madre.t xt 259 sas y toses: -¡Sí, duraré mucho, lo sé! Y permanecía acostada, contenta, esperando que arreglara s<<u >> mortaja para protegerla del frío. La madre remendaba los tr ajes de los niños; tendría que dar los de la niñ Buck, Pearl S_La madre.txt 260 ado el cuello y los puños, y, en la parte de delante, tenía un largo desgarrón , donde el cuerno de<<l >> búfalo se había cogido un día y, estando el hombre enfadado , tiró de la cuerda, pasada por el tabique de l Buck, Pearl S_La madre.txt 261 ue era una mujer sola, regateando con hombres. Con el dinero compró dos ve las rojas e incienso par<<a >> quemar ante el dios y letras rojas de la suerte p ara pegar en las herramientas y el arado y los útiles de Buck, Pearl S_La madre.t xt 262 dinero compró dos velas rojas e incienso para quemar ante el dios y letra s rojas de la suerte par<<a >> pegar en las herramientas y el arado y los útiles d e la granja que ella utilizaba. Compró también un poco Buck, Pearl S_La madre.t xt 263 us vestidos nuevos sin que él viniese, y en los pasteles que había hecho y e l incienso quemado par<<a >> rezar por él, sin que él viniese, y en las insidiosas m iradas de la viuda murmuradora y sus susurradas in Buck, Pearl S_La madre.t xt 264 endré otro año. Si entonces tampoco pudiese, te mandaría mi dinero una vez al año, tanto como pued<<a >> ahorrar.» Nuevamente el viejo escribió y ella dijo, después d e pensar un rato: -Una cosa más quiere él deci Buck, Pearl S_La madre.txt 265 : -Una cosa más quiere él decir. Di: «Dile a mi vieja madre que le traeré tela r oja para su tercer<<a >> mortaja cuando yo venga, tela fuerte de la mejor clase.» Así quedó completa la carta y el viejo la firmó y Buck, Pearl S_La madre.txt 266 Todos lo volvieron a mirar y lanzaron exclamaciones, acerca de lo rico y gordo que parecía. Así l<<a >> muchedumbre guardó silencio de maravilla y envidia. T odos miraron, mientras la madre doblaba aquel papel y lo g Buck, Pearl S_La madre.txt 267 mandarían a sus casas el dinero así, pues tengo sabido que hay muchos lugare s en las ciudades dond<<e >> gastar el dinero. Entonces, aquellas gentes sintier on respeto por la mujer. Ella regresó orgullosamente a Buck, Pearl S_La madre.t xt 268 casa, se lo contó a la vieja madre, la cual rió de placer al oír lo que su hij o decía de la tercer<<a >> mortaja, y lanzó exclamaciones con su vieja voz cascada, golpeándose las huesudas rodillas, llena de gozo. Buck, Pearl S_La madre.t xt 269 ortaja, y lanzó exclamaciones con su vieja voz cascada, golpeándose las hues udas rodillas, llena d<<e >> gozo. -¡Ese hijo mío! ¡Te aseguro que nunca ha habido nin guno como él! Y sin duda esa tela de la ciudad Buck, Pearl S_La madre.txt 270 , hija! Si es tan buena como dice, dudo que pueda yo romperla antes de m orir. Tal vez sea mi últim<<a >> mortaja. También el muchacho tornóse serio al ver la gravedad de su abuela y exclamó lealmente: -¡No, abuel Buck, Pearl S_La madre.t xt 271 tiempos, e incluso una aguja o dos costaban mucho, o unos hilos de seda para bordar una flor en u<<n >> zapato como adorno, y todos se cuidaban de deci r, cuando ella estaba presente: -Tu destino es muy afortuna Buck, Pearl S_La madre.txt 272 n zapato como adorno, y todos se cuidaban de decir, cuando ella estaba p resente: -Tu destino es mu<<y >> afortunado, pues no tienes que pensar tres vece s antes de gastar una moneda pequeña de cobre, mientras tu homb Buck, Pearl S_La madre.txt 273 ella estaba presente: -Tu destino es muy afortunado, pues no tienes que pensar tres veces antes d<<e >> gastar una moneda pequeña de cobre, mientras tu h ombre está lejos ganando plata, que después te manda, y t Buck, Pearl S_La madre.t xt 274 ran y, creyendo que no era nada, lo rompieron jugando. Todos los días mira ba si estaba seguro en l<<a >> cesta de arroz donde lo escondía, porque temía que se humedeciera y pudriera en la hendidura de la pared. Buck, Pearl S_La madre.t xt 275 ella noche, mientras los niños y la vieja dormían, la madre se levantó y encen dió la vela y cavó u<<n >> hoyo con el azadón en el duro suelo de tierra. Allí escondió la s diez piezas de plata, no sin antes envo Buck, Pearl S_La madre.txt 276 mientras los niños y la vieja dormían, la madre se levantó y encendió la vela y cavó un hoyo con e<<l >> azadón en el duro suelo de tierra. Allí escondió las diez pieza s de plata, no sin antes envolverlas en un Buck, Pearl S_La madre.txt 277 as diez piezas de plata, no sin antes envolverlas en un trapo, para que la tierra no las tocara. E<<l >> búfalo volvióse y la miró con sus ojos grandes y tris tes y las gallinas despertaron de su sueño bajo la ca Buck, Pearl S_La madre.t xt 278 tro. Cacarearon débilmente, asombradas de aquella cosa extraña en la noche. Pero la mujer cubrió e<<l >> hoyo y lo pisó para que no se notara. Luego, volvió a aco starse en la oscuridad. Ocurrió algo extraño: m Buck, Pearl S_La madre.txt 279 ás de lo suyo, y murmuró en su corazón: -Va por las piezas de plata que él cogió y gastó en aquell<<a >> túnica azul, y mejor, pues son más piezas. Y le perdonó por aquel lo que había hecho, durmiéndose luego. De Buck, Pearl S_La madre.txt 280 -Estamos muy contentos el uno con el otro mi hombre y yo. Gasté algo para mi, ya que di plata a u<<n >> platero y le encargué que me hiciera unos pendiente s y una sortija, pues mi hombre siempre dijo que quería Buck, Pearl S_La madre.t xt 281 Gasté algo para mi, ya que di plata a un platero y le encargué que me hicier a unos pendientes y un<<a >> sortija, pues mi hombre siempre dijo que quería que l os tuviera, cuando pudiéramos ahorrar algo. La vieja h Buck, Pearl S_La madre.t xt 282 pendientes y una sortija, pues mi hombre siempre dijo que quería que los t uviera, cuando pudiéramo<<s >> ahorrar algo. La vieja había estado escuchando esas p alabras y entonces gritó: -Hijo es el hombre que ella Buck, Pearl S_La madre.t xt 283 scuchando esas palabras y entonces gritó: -Hijo es el hombre que ella dice y me comprará mi tercer<<a >> mortaja, que será de la mejor tela de la ciudad! Es u n hijo muy bueno, vecinos, y a todos os deseo une igua Buck, Pearl S_La madre.t xt 284 lmente bueno, y especialmente a ti, esposa del primo, pues veo que tu vi entre está hinchado como u<<n >> melón maduro. Entonces las amas de casa rieron y se alejaron, una tras otra, pues atardecía ya. Pera cuan Buck, Pearl S_La madre.t xt 285 un melón maduro. Entonces las amas de casa rieron y se alejaron, una tras otra, pues atardecía ya<<. >> Pera cuando hubieron marchado, la mujer gimió interio rmente ante la historia que había contado, reprochá Buck, Pearl S_La madre.txt 286 istoria, no contentándome con lo que había dicho? ¿Dónde encontraré dinero para lo s pendientes y l<<a >> sortija? Sin embargo, debo hacerlo de alguna manera para probar que es verdad. Y suspiró al pensar en la ca Buck, Pearl S_La madre.t xt 287 ebió trabajar duramente la tierra e hizo trabajar al muchacho también, enseñándo le cómo conducir e<<l >> búfalo. No podía empujar el arado, pues era demasiado pequeño, pero podía correr tras el animal y golpearl Buck, Pearl S_La madre.txt 288 amente la tierra e hizo trabajar al muchacho también, enseñándole cómo conducir el búfalo. No podí<<a >> empujar el arado, pues era demasiado pequeño, pero podía correr tras el animal y golpearle en las ancas. El Buck, Pearl S_La madre.txt 289 el arado, pues era demasiado pequeño, pero podía correr tras el animal y gol pearle en las ancas. E<<l >> búfalo tenía la piel tan dura que él, con todas sus fuerz as, no podía perforarla. La madre ató una estaqui Buck, Pearl S_La madre.txt 290 él, con todas sus fuerzas, no podía perforarla. La madre ató una estaquilla a filada a un pedazo d<<e >> bambú e hizo que el muchacho golpeara al animal con ell a; para sacarlo de su pesada indolencia. También a Buck, Pearl S_La madre.t xt 291 abuela amaba a aquel pequeño. La madre enseñó a la hija cómo se lavaba el arroz del mediodía en e<<l >> estanque, pero dejó que lo hiciera antes de irse ella a los campos, para evitar que la niña, con sus ojos ca Buck, Pearl S_La madre.txt 292 tenerlo preparado cuando ella volviera, aunque era tan pequeña que casi n o alcanzaba la tapa de l<<a >> caldereta. Incluso le enseñó a encender el fuego y a conservarlo encendido , lo cual la niña hacía muy bien y Buck, Pearl S_La madre.t xt 293 asta que pasaba alguien y le ponía de pie. Comía lo que quería y engordaba, pe ro la madre le dejab<<a >> mamar aún, porque le producía una vaga satisfacción, aunque sus pechos estaban ya secos. Sin embargo, aqu Buck, Pearl S_La madre.txt 294 los araba, pues era lo que él siempre hiciera en las pasadas primaveras, mientras ella arrojaba l<<a >> simiente. Sembraron las habas y las coles y los ráb anos que serían llevados al mercado, y pronto las colzas Buck, Pearl S_La madre.t xt 295 rezó entonces y contestó: -Sí, dile que ya voy. Luego volvióse hacia el muchacho y añadió-: Coge m<<i >> azadón y desyerba las habas lo mejor que puedas, mientras yo estoy en la casa de la mujer del primo. Tarda Buck, Pearl S_La madre.txt 296 linándose bajo su brisa. Acá y acullá los granados lucían sus nuevas hojas rajas . El viento era mu<<y >> cálido y llegaba en súbitas bocanadas. La madre no sabía qué er a más dulce, si el profundo y cálido silenc Buck, Pearl S_La madre.txt 297 ra muy cálido y llegaba en súbitas bocanadas. La madre no sabía qué era más dulce, si el profundo <<y >> cálido silencio cuando el viento moría y el aroma de la tierr a que salía de los campos arados, o la fragan Buck, Pearl S_La madre.txt 298 y en los súbitos vientos, sintió su cuerpo fuerte y pletórico y joven y se ap odero de ella un gra<<n >> anhelo por el hombre. Casi cada primavera había ella da do a luz, casi cada primavera, desde que se casó, p Buck, Pearl S_La madre.t xt 299 mavera había ella dado a luz, casi cada primavera, desde que se casó, pero e n aquélla su cuerpo er<<a >> estéril. Antes habíale parecido cosa corriente y natural parir un hijo, como algo que había que hacer una y Buck, Pearl S_La madre.t xt 300 que se casó, pero en aquélla su cuerpo era estéril. Antes habíale parecido cosa corriente y natura<<l >> parir un hijo, como algo que había que hacer una y otra v ez, pero entonces díjose que aquello era una ale Buck, Pearl S_La madre.txt 301 . Su soledad le pesó como una pena y los pechos le dolieron, cuando pensó en ello. Jamás volvería <<a >> parir en primavera, a menos que su hombre regresara. De pronto voceó su anhelo en un grito: -¡Oh, vuelve, Buck, Pearl S_La madre.txt 302 ó en ello. Jamás volvería a parir en primavera, a menos que su hombre regresar a. De pronto voceó s<<u >> anhelo en un grito: -¡Oh, vuelve, vuelve! Sí, oyó cómo su propi a voz gritaba las palabras y se paró, asust Buck, Pearl S_La madre.txt 303 nsar, y pronto se levantó y cogió al hijo pequeño, estrechándole fuertemente. Lu ego, quiso darle d<<e >> mamar, pero el niño no tenía hambre aún y quería jugar, por lo que forcejó para soltarse y rechazar el pe Buck, Pearl S_La madre.txt 304 ciéndole caer al suelo. El niño gritó asustado y dolido, mientras ella murmura ba: -¡Siempre quiere<<s >> mamar cuando yo no quiero y, ahora que quiero, no tiene s hambre! Se sintió complacida de muy extraña mane Buck, Pearl S_La madre.txt 305 s miraba para ver cómo eran o por qué venían, sino que seguía firmemente su tare a y sobrellevaba s<<u >> anhelo pacientemente en expectante silencio. Sólo cuando estuvo casada y hubo conocido a un hombre compren Buck, Pearl S_La madre.t xt 306 ncio. Sólo cuando estuvo casada y hubo conocido a un hombre comprendió la na turaleza de aquel sord<<o >> anhelo con lo que, incluso cuando regañaba con su hom bre algunas veces y estaba irritada con él, sabía que Buck, Pearl S_La madre.t xt 307 regañaba con su hombre algunas veces y estaba irritada con él, sabía que no p odría vivir sin él E<<l >> impaciente anhelo que en ella había podía convertirse, como t empestuosas nubes, en infundada ira contra el hom Buck, Pearl S_La madre.t xt 308 on su hombre algunas veces y estaba irritada con él, sabía que no podría vivir sin él El impacient<<e >> anhelo que en ella había podía convertirse, como tempestuos as nubes, en infundada ira contra el hombre que Buck, Pearl S_La madre.txt 309 cuidadosa y ligeramente, hasta que los polluelos nacían. Era ella, también, quien se preocupaba d<<e >> alimentar a los pequeños gusanos de seda, y se compla cía en verlos crecer, y los vigilaba de vez en cuando, d Buck, Pearl S_La madre.t xt 310 e, dio en buscar a aquel niño de cara alunada, el cual entre todos los del pueblo, era el que mayo<<r >> gozo le producía, era su favorito. Ella le sostenía e n brazos y olía sus gordezuelas manitas y se compla Buck, Pearl S_La madre.t xt 311 nsarán los niños! -exclamó ella, riendo. Pronto, sin darse cuenta, aquel niño hi zo nacer en ella u<<n >> anhelo que jamás había conocido. Deseaba hijos, como todas las mujeres, y siempre consideró como derecho p Buck, Pearl S_La madre.txt 312 pedazo de tarta para él y le ponía después el alimento en la boca y, cuando él c hupaba solemnement<<e >> asombrado por lo que de pronto sentía entre los labios, e lla reía. Pero ignoraba por qué reía, pues no estaba Buck, Pearl S_La madre.txt 313 bios, ella reía. Pero ignoraba por qué reía, pues no estaba alegre, al ver que en ella había un ta<<n >> fiero, profundo y doloroso anhelo que no sabía calmar. En cierta ocasión, poco antes del día de su matrim Buck, Pearl S_La madre.txt 314 aba por qué reía, pues no estaba alegre, al ver que en ella había un tan fiero , profundo y doloros<<o >> anhelo que no sabía calmar. En cierta ocasión, poco antes del día de su matrimonio, la muchacha estaba sol Buck, Pearl S_La madre.txt 315 es no estaba alegre, al ver que en ella había un tan fiero, profundo y dol oroso anhelo que no sabí<<a >> calmar. En cierta ocasión, poco antes del día de su mat rimonio, la muchacha estaba sola con el niño en bra Buck, Pearl S_La madre.t xt 316 le diera el pecho, y el niño se agitaba y no quería estarse quieto. Entonce s la muchacha, al verl<<e >> hambriento, llevada por alguna incipiente y fiera p asión que no comprendía, pero que sentía en su sangre, entr Buck, Pearl S_La madre.t xt 317 ilencioso. Hablaba poco, pero se afanaba en trabajos pesados. Cuando la madre disponíase a coger e<<l >> tosco arado de madera para llevarlo a la casa al terminarse el día, lo cogía él y lo colocaba como un yug Buck, Pearl S_La madre.t xt 318 cansada que le dejaba llevarlo. Era él quien sacaba los baldes de agua de l pozo y daba de comer a<<l >> búfalo y hacía su parte de trabajo y más aún, en el campo , como si fuera su propio padre. Sin embargo, se Buck, Pearl S_La madre.t xt 319 or insoportable. A menudo, disputaban por alguna tontería, como cuando ell a le decía que cogiera e<<l >> azadón de otra forma y él no quería, insistiendo en hacer lo a su propia manera, incluso siendo más difícil Buck, Pearl S_La madre.txt 320 estar, especialmente si se trataba de algún campo con plantas jóvenes, pues estaba tan ciega que a<<l >> arrancar las hierbas no las veía bien y a menudo tira ba de una planta creyéndola hierba, con lo que el mucha Buck, Pearl S_La madre.t xt 321 las veía bien y a menudo tiraba de una planta creyéndola hierba, con lo que el muchacho gritaba co<<n >> irritación: -Vete a casa, muchacha, pues te aseguro q ue no nos sirves de nada aquí. ¡Ve y siéntate con la viej Buck, Pearl S_La madre.t xt 322 piraba al alejarse de la niña. -Cierto es, pobrecilla, que sirves para muy poco; ni siquiera puede<<s >> coser con los ojos que tienes. Pero ve a casa y b arre el suelo y prepara la comida y enciende el fuego. E Buck, Pearl S_La madre.txt 323 a la comida y enciende el fuego. Eso lo haces muy bien. Vigila al pequeño y procura que no caiga a<<l >> estanque, pues es el más atrevido y caprichoso de v osotros tres y, de vez en cuando, sírvele un poco de té a Buck, Pearl S_La madre.t xt 324 lo haces muy bien. Vigila al pequeño y procura que no caiga al estanque, pues es el más atrevido <<y >> caprichoso de vosotros tres y, de vez en cuando, sírv ele un poco de té a la vieja. Así consolaba a la niña, pe Buck, Pearl S_La madre.t xt 325 una casa buena llena de contento, y la madre la envidiaba, creciendo en lo más íntimo de su ser u<<n >> anhelo profundo, triste e insatisfecho. CAPÍTULO IX Si hubiera podido olvidar al hombre, si él hubiese Buck, Pearl S_La madre.t xt 326 udo, tenía que contestar a quienes iban a su casa para preguntarle por su hombre y siempre había d<<e >> mentir, alegremente, y pensar continuamente en él, po r sus propias mentiras. -Ahí estás tú, ama de casa -d Buck, Pearl S_La madre.txt 327 con palabras y mentiras! En tales momentos, sentábase y miraba fijamente a la calle pensando: «Es<<a >> túnica azul suya se vería desde muy lejos, si él quisiera regresar a casa, pues es tan claro y bonito el a Buck, Pearl S_La madre.t xt 328 ando divisaba algo azul en la distancia, le saltaba el corazón y, si un ho mbre pasaba lejos con un<<a >> túnica azul, tenía que dejar lo que estaba haciendo y contener el aliento mientras se acercaba, protegiénd Buck, Pearl S_La madre.t xt 329 ento mientras se acercaba, protegiéndose los ojos contra el sol, si estaba en el campo, soltando e<<l >> azadón, observando el camino que tomaba. Y nunca er a él quien pasaba, pues el azul es un color muy corrien Buck, Pearl S_La madre.t xt 330 . Y nunca era él quien pasaba, pues el azul es un color muy corriente y cu alquiera podía llevar un<<a >> túnica azul, aunque fuera pobre. Pero había momentos en que sus mentiras le irritaban contra él y decíase Buck, Pearl S_La madre.txt 331 as y ella aparecía contrariada y seca con los hijos y la abuela. Empujaba rudamente al perro con e<<l >> azadón. Aunque le dolía el corazón cuando estaba así. Enc ontrábase en ese estado cuando llegó el momento d Buck, Pearl S_La madre.txt 332 ó el día de la división del grano, que había sido ya trillado. Entonces parecióle a la mujer que s<<u >> anhelo y su ira le habían dejado el corazón en carne viva, po r lo que cuanto veía caía sobre ella como un Buck, Pearl S_La madre.txt 333 eíalo y sentíalo aquel día. Mientras penaba, en la era, junto al grano apilado estaba el agente de<<l >> terrateniente. Era un hombre alto, vestido con túnica g ris de seda, de rostro cuadrado y grande, y hermoso en su Buck, Pearl S_La madre.txt 334 la era, junto al grano apilado estaba el agente del terrateniente. Era un hombre alto, vestido co<<n >> túnica gris de seda, de rostro cuadrado y grande, y hermoso en su expresión osada. Tenía sus modales acost Buck, Pearl S_La madre.t xt 335 que mirarlos, mientras a sus propios ojos asomaba, sin ella saberlo, su corazón grande, anhelante <<y >> hambriento. El hombre la miró fijamente y sintió su c alor y tornóse serio y grave y cuando aceptó la taza tocó Buck, Pearl S_La madre.t xt 336 z baja: -Corre a casa del primo y pídele que venga a ayudarme. Y a su cora zón le decía, tratando d<<e >> calmar su inquietud: «Si viene..., si nuestro primo vie ne...» Pero el muchacho era orgulloso y terco y arg Buck, Pearl S_La madre.t xt 337 a dársela al agente para sí mismo, el hombre la alejó con ademán señorial, pasándos la mano por e<<l >> labio superior y mirando ardientemente a la cara de la muje r. ¿Quién había allí, sino tan sólo aquellos n Buck, Pearl S_La madre.txt 338 la casa y todo eso lo ha producido tu propio trabajo. No tomaré más grano qu e el que corresponde a<<l >> terrateniente, pues de lo contrario me regañaría. No qu iero nada de ti, ama de casa. Entonces la mujer asustóse s Buck, Pearl S_La madre.txt 339 oniendo su mano en la de la mujer al hacerlo y, finalmente, cuando la co gió, devolvió el arroz a l<<a >> cesta donde ella lo guardaba, pues no quería aceptarl o. Ella no tuvo fuerzas para suplicarle más. Bajo la Buck, Pearl S_La madre.t xt 340 zas para suplicarle más. Bajo la suave cara y sonrientes modales de aquel hombre, bajo aquella ric<<a >> túnica, había una fuerza extraña y secreta que emanaba de él y salía al brillante sol otoñal y se aferraba Buck, Pearl S_La madre.txt 341 a ella y la acariciaba como una lengua de fuego. La mujer guardó silencio y bajó los ojos, como un<<a >> doncella, y cuando él inclinó la cabeza y se alejó, riend o y acariciándose el labio superior, en el que no h Buck, Pearl S_La madre.t xt 342 jó los ojos, como una doncella, y cuando él inclinó la cabeza y se alejó, riendo y acariciándose e<<l >> labio superior, en el que no había vello alguno, la mujer n o pudo pronunciar palabra. Permaneció allí en Buck, Pearl S_La madre.txt 343 nclinó la cabeza y rió nuevamente. Pero siguió su camino, y después ella deseó mil veces no haberl<<e >> mirado de aquella manera al alejarse, aunque no pudo evit ar hacerlo. -¡Es un buen hombre, madre, que no qu Buck, Pearl S_La madre.txt 344 mi padre no está en la casa. Pero la madre detúvose súbitamente, manteniendo en alto la tapa de l<<a >> caldereta. Miraba fijamente al muchacho y su corazón re petía extrañamente, avergonzado, pero lleno, al mismo Buck, Pearl S_La madre.t xt 345 do en alto la tapa de la caldereta. Miraba fijamente al muchacho y su co razón repetía extrañamente<<, >> avergonzado, pero lleno, al mismo tiempo, de aquella fiebre extraña y dulce: «¿No quería nada de mí?» Aunque no Buck, Pearl S_La madre.txt 346 a a la aldea, una vez para cerciorarse de cierta anotación que parecíale hab er hecho mal, otra par<<a >> quejarse de que alguien no le había dada la medida co mpleta, diciendo que el terrateniente estaba enfadado c Buck, Pearl S_La madre.t xt 347 r hecho mal, otra para quejarse de que alguien no le había dada la medida completa, diciendo que e<<l >> terrateniente estaba enfadado con él. Iba sobre tod o a la casa del primo, que estaba cerca de la casa de la mujer Buck, Pearl S_La madre.txt 348 y estaba intranquilo al ver que no le sucedía nada. -Debe ser que tiene un propósito muy profundo <<y >> maligno, puesto que tanto tarda en salir de él -dijo el primo a su esposa. Vigilaba al hombre ansiosamente Buck, Pearl S_La madre.t xt 349 a su esposa. Vigilaba al hombre ansiosamente y sentábase y miraba fijamen te al agente, sintiéndos<<e >> impaciente por volver al trabajo que le aguardaba y , al mismo tiempo, temiendo demostrar falta de cortesía a a Buck, Pearl S_La madre.txt 350 la lluvia que lo hiciera germinar. La madre tomaba algún descanso y se se ntaba ante su puerta par<<a >> remendar las ropas de invierno y hacer zapatos nu evos, pues los ojos de la niña no eran lo bastante buenos p Buck, Pearl S_La madre.txt 351 ojos fijos en ella. Entonces se levantaba y entraba en la casa y permane cía allí, hasta que le veí<<a >> marchar. Pero sabía por qué iba allí, y que la miraba con n propósito y ella no podía olvidarle. De una ma Buck, Pearl S_La madre.txt 352 concertado: -¿Quemas las cartas de mi padre, pues? -Sí -contestó la madre, fría como la muerte, si<<n >> apartar los ojos de las llamas. -Pero, ¿cómo sabremos dónde e stá? -gimió el muchacho. -Yo lo sé muy bien. ¿ Buck, Pearl S_La madre.txt 353 primo, habiendo ya aprendido a estar sola, y cuando tuvo las diez pieza s en la mano, volvióse par<<a >> marchar. Entonces vio a un hombre junto a una pue rta en la calle, y él sonreía y se acariciaba el labio sup Buck, Pearl S_La madre.t xt 354 a marchar. Entonces vio a un hombre junto a una puerta en la calle, y él s onreía y se acariciaba e<<l >> labio superior: era el agente del terrateniente. De sde fines de otoño no la había él visto tan de cerca, Buck, Pearl S_La madre.t xt 355 e junto a una puerta en la calle, y él sonreía y se acariciaba el labio supe rior: era el agente de<<l >> terrateniente. Desde fines de otoño no la había él visto tan de cerca, como entonces, y nadie había allí que les Buck, Pearl S_La madre.t xt 356 ner el cabello habíase roto de aquella manera y ella dijo la verdad sin da rse cuenta. Volvióse par<<a >> marchar, avergonzada, incluso delante de gente que no la conocía, de que la vieran hablando con un hombre e Buck, Pearl S_La madre.t xt 357 hacer lo que había dicho haría y así fue a una pequeña platería, y detúvose junto l mostrador de<<l >> platero, pidiéndole le mostrara sus agujas de latón cubierto de plata. Mientras esperaba, jugueteó un momen Buck, Pearl S_La madre.txt 358 allí había. De pronto el agente entró mientras ella jugueteaba y fingiendo no conocerla preguntó a<<l >> platero: -¿Cuánto valen esos aretes? -Los pesaré para ver cuánt a plata hay -repuso el otro-, y entonces te Buck, Pearl S_La madre.txt 359 uánta plata hay -repuso el otro-, y entonces te los venderé honrada y justam ente, según su peso. E<<l >> platero dejó la aguja, viendo que aquel hombre vestía sed a y era mejor comprador, indudablemente, que aquel Buck, Pearl S_La madre.t xt 360 mujer, volviendo la cabeza de ojos osados y secretos. El hombre esperó in dolentemente, mientras e<<l >> platero colocaba los aretes en una pequeña balanza. -Dos onzas y media -dijo el platero en voz alta, pero l Buck, Pearl S_La madre.txt 361 emente, mientras el platero colocaba los aretes en una pequeña balanza. -D os onzas y media -dijo e<<l >> platero en voz alta, pero luego, bajando la voz, añadió, insinuantemente-: Pero si compras los aretes para Buck, Pearl S_La madre.t xt 362 s, pues. -Y riendo, dijo-: Pero no son para una esposa, pues la que tenía murió hace seis meses. E<<l >> platero apresuróse a añadir las sortijas, complacido po r una venta tan buena. -Pues que sean para la nueva Buck, Pearl S_La madre.t xt 363 a una esposa, pues la que tenía murió hace seis meses. El platero apresuróse a añadir las sortijas<<, >> complacido por una venta tan buena. -Pues que sean para la nueva esposa -observó. Pero el hombre nada más dijo Buck, Pearl S_La madre.t xt 364 la nueva esposa -observó. Pero el hombre nada más dijo, y quedó mirando, mien tras se acariciaba e<<l >> labio superior. Ni una sala vez demostró darse cuenta d e que la campesina estaba allí. Cogió las sortijas Buck, Pearl S_La madre.txt 365 z demostró darse cuenta de que la campesina estaba allí. Cogió las sortijas y los aretes, cuando e<<l >> platero lo hubo envuelto todo, y salió. Pero cuando hub o vuelto la espalda, la madre suspiró y le miró algo Buck, Pearl S_La madre.t xt 366 s tener? Déjame ver cómo son. La madre velase muchas veces en un apuro para contestar, y decía: «E<<l >> platero los está haciendo», o «Los he guardado en un sitio y he olvidado dónde», y otras excusas parecidas, Buck, Pearl S_La madre.txt 367 a la casa, pensando en aquellas bonitas cosas de plata y suspiró y pensó qu e no tenía corazón par<<a >> gastar la plata tan duramente ganada en algo para ella, pues, después de todo, indudablemente a nadie le p Buck, Pearl S_La madre.t xt 368 s. De pronto, en la penumbra de la corta anochecida del invierno vio al hombre. Salió de la sombra<<, >> súbito y negro, y cogió la muñeca de la mujer con su ma no grande y suave. Nadie más había allí. No. Era la Buck, Pearl S_La madre.txt 369 r más hacia el interior de la ciudad y mirar a la cara de aquel hombre, en la penumbra y así quedó<<, >> vacilante y confusa, hasta que los soldados que custo diaban la puerta de la ciudad dijéronle con impaciencia: Buck, Pearl S_La madre.t xt 370 gó a la casa, los niños estaban ya en la cama y la vieja abuela dormía. Sólo el muchacho estaba aú<<n >> despierto. -Temía por tí, madre mía -dijo cuando su madre llegó-, y hubiera ido a buscarte, pero me asustaba Buck, Pearl S_La madre.txt 371 no. De pie en el umbral de su puerta, la mujer pensó que jamás habían sentido un calor tan fuerte <<y >> súbito como aquél a principios de verano. El hijo menor c orrió al borde del estanque y se sentó en el agua Buck, Pearl S_La madre.txt 372 o un calor tan fuerte y súbito como aquél a principios de verano. El hijo me nor corrió al borde de<<l >> estanque y se sentó en el agua, riendo y gritando a los otros niños que fueran allí con él, y el mayor se qu Buck, Pearl S_La madre.txt 373 recogió las perneras de los pantalones hasta el muslo, poniéndose en la cabe za un ancho sombrero d<<e >> bambú, que había sido de su padre, y fue al campo donde el nuevo maíz había brotado. La niña estaba senta Buck, Pearl S_La madre.txt 374 brotado. La niña estaba sentada en el interior de la casa, buscando la osc uridad, y su madre la oy<<ó >> suspirar allí. Sólo a la vieja gustábale aquel calor. Est aba sentada al sol, donde se quitó el vestido que c Buck, Pearl S_La madre.t xt 375 eja de la casa. -Debo ir a regar el arroz -dijo-. El sol de hoy lo seca todo, vieja madre. Cogió e<<l >> azadón y del hombro colgóse los vacíos baldes para el a gua, y así recorrió el estrecho sendero hasta un es Buck, Pearl S_La madre.txt 376 ón y del hombro colgóse los vacíos baldes para el agua, y así recorrió el estrecho sendero hasta u<<n >> estanque que estaba algo más alto que los viveros de arroz. Caminaba agradecida, porque aunque el aire era c Buck, Pearl S_La madre.t xt 377 no estaba encerrado entre paredes, ni en sus propias venas. Trabajó un rat o en sus viveros y con e<<l >> azadón abrió una pequeña entrada en el borde superior y luego cavó un pequeño canal hasta el estanque. Des Buck, Pearl S_La madre.txt 378 con el azadón abrió una pequeña entrada en el borde superior y luego cavó un peq ueño canal hasta e<<l >> estanque. Después fue al estanque y con los baldes pendient es del palo, metió primero uno y después otro en Buck, Pearl S_La madre.txt 379 equeña entrada en el borde superior y luego cavó un pequeño canal hasta el est anque. Después fue a<<l >> estanque y con los baldes pendientes del palo, metió prim ero uno y después otro en el agua y los vació en el Buck, Pearl S_La madre.txt 380 esta tarea, enderezóse una vez y dejó los baldes en el suelo y fue y se sentó en el verde borde de<<l >> estanque para descansar. Mientras estaba sentada miró h acia el Norte, en dirección a la aldea, y vio que un Buck, Pearl S_La madre.t xt 381 ión a la aldea, y vio que un hombre se detenía para preguntarle algo a la vi eja y luego volviese a<<l >> estanque. Miró al acercarse él y le conoció. Era el agent e del terrateniente y mientras se aproximaba, la mu Buck, Pearl S_La madre.t xt 382 algo a la vieja y luego volviese al estanque. Miró al acercarse él y le con oció. Era el agente de<<l >> terrateniente y mientras se aproximaba, la mujer reco rdó que todavía tenía sus joyas y agachó la cabeza, no sabie Buck, Pearl S_La madre.t xt 383 blado y escribió algo en él con una especie de palito que ella jamás había visto y que no había qu<<e >> mojar en tinta, como hacia el hombre que escribía cartas, p ues dejaba trazos negros. Miró mientras él esc Buck, Pearl S_La madre.txt 384 ablaría de las joyas aquella vez. Cuando hubo acabado de escribir, el homb re sonrió y acaricióse e<<l >> labio. -Si tienes tiempo -dijo- muéstrame aquel otro ca mpo tuyo, que está sembrado de cebada, pues siempr Buck, Pearl S_La madre.t xt 385 algo a regañadientes. Los ojos del hombre estaban semientornados y la muje r hizo ademán de coger e<<l >> azadón. -¿Al volver la colina? -repitió el hombre. Entonc es su voz se suavizó más aún, y acaricióse el lab Buck, Pearl S_La madre.txt 386 dón. -¿Al volver la colina? -repitió el hombre. Entonces su voz se suavizó más aún, y acaricióse e<<l >> labio y sonrió-. ¡Pero muéstramelo, ama de casa! El hombre fijó los o jos en la mujer, abiertamente, y su Buck, Pearl S_La madre.txt 387 mbre fijó los ojos en la mujer, abiertamente, y su mirada tuvo el poder de conmoverla. Ella dejó e<<l >> azadón y fue con él, siguiéndole como hacen las mujeres c uando caminan con hombres. El sol caía sobre ello Buck, Pearl S_La madre.txt 388 fume, como una mezcla de la sangre y la carne y el sudor del hombre. Cua ndo lo percibió la agito e<<l >> anhelo y era tan grande que se asustó de sí misma y d e lo que ella pudiera hacer, y habló en voz alta y va Buck, Pearl S_La madre.t xt 389 lo y era tan grande que se asustó de sí misma y de lo que ella pudiera hacer , y habló en voz alta <<y >> vacilante, deteniéndose en el herboso sendero. -¡He olvid ado algo para mi vieja madre! Y cuando el hombre se Buck, Pearl S_La madre.t xt 390 a madre! Y cuando el hombre se volvió y la miró, habló tartamudeando, sintiend o de pronto el cuerp<<o >> ardiente y débil. -He olvidado algo que tenía que hacer.. . Alejóse de él y caminó lo más de prisa que podía, Buck, Pearl S_La madre.txt 391 chado en el suelo apoyando la cabeza en una piedra y dormía, y el hijo men or estaba desnudo bajo e<<l >> sauce, dormido a su vez. El día había cambiado, habíase tornado más oscuro y más quieto y lleno de calor Buck, Pearl S_La madre.txt 392 vez. El día había cambiado, habíase tornado más oscuro y más quieto y lleno de cal or más profundo <<y >> ardiente. Sobre las colinas flotaban grandes nubes, negras y monstruosas, pero sus bordes brillaban, argenta Buck, Pearl S_La madre.t xt 393 ior. Incluso el sonido de los insectos y los cantos de los pájaros quedaba n apagados en el enorme <<y >> ardiente silencio de aquel día. Pero la madre no es taba dormida. Entró suavemente en la oscura y silente hab Buck, Pearl S_La madre.t xt 394 tación, y sentóse en la cama. La sangre le golpeaba en los oídos, la sangre de su cuerpo caliente <<y >> hambriento. Entonces supo lo que le pasaba. Nada fingía ya consigo misma, como hubiera hecho una mujer de la c Buck, Pearl S_La madre.t xt 395 corazón: -Sería mejor que no me deseara. ¡Ojalá no me deseara para poder salvar me! Pero incluso a<<l >> gemir se levantó de aquella cama y salió de la dormida alde a a los campos, siguiendo el camino por el que Buck, Pearl S_La madre.txt 396 el cielo anduvo, doblando la pequeña vuelta del sendero. Cuando pasó frente a un pequeño y derruid<<o >> templete, allí, en la puerta, estaba el hombre, esperan do. Y ella no pudo seguir adelante. No; cuando él ent Buck, Pearl S_La madre.t xt 397 entró y esperó, ella acercóse a la puerta, mirando al interior, y él estaba allí e n la penumbra de<<l >> templete sin ventanas, esperando. Le brillaban los ojos e n la semioscuridad, como los de un animal al acecho Buck, Pearl S_La madre.t xt 398 e tenían que hacer. Pero la mujer se detuvo una vez. Miró en su sueño y vio a los tres dioses en e<<l >> templete, el principal de las cuales era un anciano m ajestuoso que miraba fijamente al frente, y a su lado l Buck, Pearl S_La madre.t xt 399 checida, silenciosa, como si regresara de un honrado trabajo en el campo , encontró a la vieja en s<<u >> yacija, presa de escalofríos y dolores. -¡Algún mal espír itu se ha apoderado de mí, hija! -gritó-. ;Algún Buck, Pearl S_La madre.txt 400 iento malo ha caído sobre mí! Gemía cuando alargó la mano, que la madre cogió, enc ontrándola seca <<y >> ardiente. Casi se alegró de que así fuera. Casi complacióle que a quello apartara su mente de su propio coraz Buck, Pearl S_La madre.txt 401 do desperté el sol se había ido ya y yo estaba fría como la muerte. Entonces l a madre se apresuró <<a >> calentar agua para la vieja, poniendo en ella un poco d e jengibre y hierbas, y la vieja lo bebió. Sin embarg Buck, Pearl S_La madre.t xt 402 e contenta de no poder dormir. Durante toda la noche complacióle tener que estar sentada junto a l<<a >> yacija de la vieja para vigilarla y darle agua cu ando gemía pidiéndola y cubrirla cuando se destapaba, gri Buck, Pearl S_La madre.t xt 403 darle agua cuando gemía pidiéndola y cubrirla cuando se destapaba, gritando que le ardía el cuerpo<<, >> pera temblando a la vez. Afuera, la noche habíase torna do negra y grandes lluvias caían sobre el techo d Buck, Pearl S_La madre.txt 404 l techo de bálago, penetrando en algunos lugares a través de él, por lo que la madre debió sacar l<<a >> yacija de la vieja del rincón que ocupaba, y sobre la cam a en que dormían los niños puso una estera de jun Buck, Pearl S_La madre.txt 405 dre corrió a su lado y vio que la vieja quería decir algo, sin poder hacerlo , agarrando entonces l<<a >> mortaja que llevaba, muy remendada, ya que era la m isma de la que se había burlado, cada vez que la nuera l Buck, Pearl S_La madre.t xt 406 mortaja que llevaba, muy remendada, ya que era la misma de la que se había burlado, cada vez que l<<a >> nuera le cosía un remiendo, diciendo que ella duraría mas que aquella mortaja. Pero en aquel momento la a Buck, Pearl S_La madre.t xt 407 abía burlado, cada vez que la nuera le cosía un remiendo, diciendo que ella duraría mas que aquell<<a >> mortaja. Pero en aquel momento la agarraba con ambas manos. y tiraba de ella, y entonces la madre inclinó l Buck, Pearl S_La madre.t xt 408 nos. y tiraba de ella, y entonces la madre inclinó la cabeza para oír el sus urro de la vieja. -Est<<a >> mortaja... remendada... mi hijo... Todos se miraron , sin comprender el significado de aquellas palabras, pe Buck, Pearl S_La madre.txt 409 aquellas palabras, pero el hijo mayor habló rápidamente. -Yo la entiendo, m adre. Quiere su tercer<<a >> mortaja, la que mi padre dijo que mandarla, para po nérsela, pues siempre aseguró que la que ahora lleva dur Buck, Pearl S_La madre.t xt 410 estaban allí exclamaron: -¡Qué animosa vieja! !He aquí una mujer valiente, que s e pondrá su tercer<<a >> mortaja, como dijo que haría! Una muriente alegría se reflejó e n la marchita cara de la vieja, que volvió a Buck, Pearl S_La madre.txt 411 saria, y mañana yo te la pagaré. La mujer había súbitamente dispuesto que la vie ja tuviera la mejo<<r >> mortaja que fuera posible adquirir y, aquella noche, cu ando todos en la casa dormían, sacó la plata que hab Buck, Pearl S_La madre.t xt 412 adquirir y, aquella noche, cuando todos en la casa dormían, sacó la plata q ue había ocultado en e<<l >> hoyo en el suelo, cogiendo la necesaria para que la v ieja muriera contenta. Entonces guardó el recuerdo Buck, Pearl S_La madre.t xt 413 r en ello, satisfecha de tener en qué ocuparse, pareciendo como si aquel o culto recuerdo le hicier<<a >> verter toda su bondad en los suyos. Durante dos n oches no durmió, fatigándose voluntariamente. Tampoco se Buck, Pearl S_La madre.t xt 414 e apresuró con la aguja y confeccionó la prenda con aquella buena tela, roja como el vestido de un<<a >> desposada. La vieja la miraba desde su yacija, fijo s los ojos en la tela, que parecía fulgir en el halda de l Buck, Pearl S_La madre.txt 415 a prenda con aquella buena tela, roja como el vestido de una desposada. La vieja la miraba desde s<<u >> yacija, fijos los ojos en la tela, que parecía fu lgir en el halda de la madre. No podía tragar ni comida n Buck, Pearl S_La madre.t xt 416 ba desde su yacija, fijos los ojos en la tela, que parecía fulgir en el ha lda de la madre. No podí<<a >> tragar ni comida ni bebida, ni siquiera la cálida lec he humana que una buena mujer exprimió de su propio p Buck, Pearl S_La madre.t xt 417 siquiera la cálida leche humana que una buena mujer exprimió de su propio pe cho, vertiéndola en un<<a >> escudilla, puesto que algunas veces esa buena leche p uede salvar a los agonizantes. Pero la vieja sosteníase Buck, Pearl S_La madre.t xt 418 da, para que no tuviera que cesar en su labor y siguiera cosiendo. En un día y parte de la noche l<<a >> mortaja quedó terminada y el primo y la mujer del p rimo la admiraron y también uno o dos vecinos. Mientras Buck, Pearl S_La madre.t xt 419 ierta, para ver si sería la madre o la muerte quien ganarla aquella guerra . Pero finalmente la roj<<a >> mortaja quedó terminada y el primo levantó el cuerpo de la vieja y la madre y la esposa del primo pasaron p Buck, Pearl S_La madre.t xt 420 abrió los ojos y sonrió con su boca desdentada, sabiendo que había vivido has ta ponerse su tercer<<a >> mortaja, que era su mayor deseo, y luego murió triunfal mente. Sin embargo, cuando hubo transcurrido el día Buck, Pearl S_La madre.t xt 421 ba por la muerte de la vieja, culpándose a sí misma, y muchos la alababan po r su dolor. -¡Qué buen<<a >> nuera la que se lamenta así! Y la consolaban, diciéndole: - No te aflijas, ama de casa. Ella era muy vieja Buck, Pearl S_La madre.txt 422 maldijo el día de la tormenta y sus propios y estúpidos calores. Bien debió sa ber que con su cuerp<<o >> cálido y abierto y expectante, como lo estuviera, y con el corazón roído por aquella hambre, aquél habría Buck, Pearl S_La madre.txt 423 mientras que entonces devolvía la comida tras haber ingerido el primer bo cado. Era como si aquell<<a >> simiente en sus entrañas fuera tan fuerte y lozana, que crecía como una mala hierba, haciendo implacablement Buck, Pearl S_La madre.t xt 424 día dejar traslucir el menor indicio. Noche tras noche sentábase en la cama, demasiado molesta par<<a >> yacer en ella, y en su interior gemía: ¡Ojalá volviera a estar sola y no tuviera esa cosa en mí! ¡Ojalá e Buck, Pearl S_La madre.txt 425 ado ya y llegó duro y discutidor como solía ser, exigiendo su medida de gran o. -¿En que le habremo<<s >> irritado, madre, a él que fue tan bueno con nosotros el año pasado? -exclamó el hijo mayor, sorprendido. Y l Buck, Pearl S_La madre.t xt 426 cara sonrojada, apartándose de ella después, como si jamás la hubiera visto, mirando nuevamente s<<u >> escudilla. Y la mujer, sintiendo que el calor le desa parecía de la cara demasiado aprisa, abrióse paso entre Buck, Pearl S_La madre.t xt 427 gentes se regocijaban por tener abundante grano y comida, la madre a pe sar de que en ella no habí<<a >> gozo alguno, hizo también unos pequeños pasteles para sus hijos. Cuando la luna se levantó la noche de l Buck, Pearl S_La madre.t xt 428 s hijos. Cuando la luna se levantó la noche de la fiesta, comieron los pas teles en la era y bajo e<<l >> sauce, mientras la luna llena brillaba casi tanto como el sol. Pero comieron gravemente, como si los hijo Buck, Pearl S_La madre.txt 429 e que tarde en encontrarle. La madre asustóse entonces y habló para desanima r a su hijo. -Come otr<<o >> pastel, hijo, y espera otro año más. ¿Qué haría yo si tú parti ras y tampoco regresaras? Espera hasta que Buck, Pearl S_La madre.txt 430 la madre volvióse hacia el hijo mayor. -¿Ves lo que haces al decir tales cos as? -observó en tono d<<e >> reproche-. Ahora tu hermano también piensa en marchar. Tras estas palabras, no quiso volver a oír hablar de Buck, Pearl S_La madre.t xt 431 o que haces al decir tales cosas? -observó en tono de reproche-. Ahora tu hermano también piensa e<<n >> marchar. Tras estas palabras, no quiso volver a oír h ablar de aquel asunto. Pero el pensamiento quedó aferr Buck, Pearl S_La madre.t xt 432 o... Seguramente era viuda ahora y lo había sido durante algunos años, sin s aberlo. Y el agente de<<l >> terrateniente no estaba casado. Ella era viuda y él n o estaba casado, pues le había oído decir que su esposa muri Buck, Pearl S_La madre.txt 433 o día en que diera fin a aquellos trabajos. Casi tan alto como su padre er a entonces el hijo mayor<<, >> ágil y fuerte como el bambú e igualmente sutil. Había p asado ya la edad en que sus ideas podían ser refu Buck, Pearl S_La madre.txt 434 a aquellos trabajos. Casi tan alto como su padre era entonces el hijo m ayor, ágil y fuerte como e<<l >> bambú e igualmente sutil. Había pasado ya la edad en que sus ideas podían ser refutadas. Era de naturalez Buck, Pearl S_La madre.t xt 435 una carta a tu padre y no pude hacerlo, porque lo había olvidado. El hijo mayor miróla entonces co<<n >> reproche, como si no la creyera, y la madre gritó irr itada: -¿Cómo podía yo saber que querrías marchar y dej Buck, Pearl S_La madre.txt 436 con reproche, como si no la creyera, y la madre gritó irritada: -¿Cómo podía yo saber que querría<<s >> marchar y dejarme todo el trabajo a mí, ahora, cuando empie zas a ser de alguna utilidad? jamás pensé que ab Buck, Pearl S_La madre.txt 437 se a él-. ¿Cómo murió? Fue sorprendido en una casa incendiada, pues aquélla donde vivía se quemó a<<l >> derribar un esclavo una lámpara encendida. Y el fuego le mató mie ntras dormía e incluso sus cenizas se han p Buck, Pearl S_La madre.txt 438 lvó la mujer. Pero no podía esperar para acabar su salvación. No; tenía que hace r que el agente de<<l >> terrateniente lo supiera, de alguna forma, y fue de un lugar a otro, preguntando dónde vivía el agente, pues tení Buck, Pearl S_La madre.t xt 439 ía. Imaginaba que no había para ella otro camino que la muerte, aunque ciert amente le quedaba otro<<: >> arrancar de su cuerpo aquella vida anhelante que en él sentía crecer. Pero no podía hacerlo sola. Alguien de Buck, Pearl S_La madre.t xt 440 da. Y cuando la mujer del primo la miró con asombro, la madre se llevó la ma no al vientre, y habló<<, >> vacilante. -Algo crece en mí, prima -dijo-, pero no sé lo que puede ser, a menos que sea un viento malo de al Buck, Pearl S_La madre.t xt 441 a sucederte eso, ahora que tu hombre ha muerto? -¡No! -exclamó angustiada-. Juro que me arrojaré a<<l >> estanque para enfriarme si vuelvo a sentir tanto calo r como en el verano. Aquella noche sacó del hoyo en el Buck, Pearl S_La madre.t xt 442 al estanque para enfriarme si vuelvo a sentir tanto calor como en el ver ano. Aquella noche sacó de<<l >> hoyo en el suelo la mitad de la plata que allí guar daba y, cuando se presentó la oportunidad, se la dio Buck, Pearl S_La madre.t xt 443 beberás? No puede ser en ninguna casa, pues se producirá mucha sangre. La ma dre recordó entonces e<<l >> templete junto al camino, y lo solitario que estaba, pues pocos caminantes había entonces, y ninguno por la Buck, Pearl S_La madre.t xt 444 i luz almena, para evitar que incluso de lejos pudiera verse un desacost umbrado resplandor en aque<<l >> templete. No. La madre tenía que aguantar el dolo r lo mejor que pudiera. El sudor le cubría el cuerpo como s Buck, Pearl S_La madre.txt 445 ose la madre en el brazo de la esposa del primo, conteniendo sus gemidos . Cuando pasaron junto a u<<n >> estanque, la prima arrojó a él la esterilla enrolla da. Durante varias días la madre permaneció en cama, déb Buck, Pearl S_La madre.t xt 446 apetitoso para excitarla a comer, la madre se llevaba la mano al pecho. -Parece como si no pudier<<a >> tragar -decía-. Tengo algo pesado aquí. Mi corazón pe nde entre los pechos tan pesado y lleno, que no puedo Buck, Pearl S_La madre.t xt 447 -decía-. Tengo algo pesado aquí. Mi corazón pende entre los pechos tan pesado y lleno, que no pued<<o >> tragar. Parece lleno de un dolor que no puedo aliviar llorando. Si pudiera llorar una vez hasta el fin, sé Buck, Pearl S_La madre.t xt 448 stecida que estaba. De pronto oyó un sonido de pasos y, cuando levantó la mi rada, vio al agente de<<l >> terrateniente. El hijo mayor se acercó a él. -Señor, mi p adre ha muerto y yo ocupo su lugar, pues mi madre ha est Buck, Pearl S_La madre.txt 449 e no puede hacerlo. Entonces el hombre, aquel hombre de la ciudad, de ca bello liso, sin vello en e<<l >> labio superior, miró a la mujer con aire preocupa do y supo lo que le había sucedido. Y ella supo que él l Buck, Pearl S_La madre.t xt 450 bía cortado al afilar la hoz en la piedra, para que estuviera preparada cu ando llegue el momento d<<e >> segar la cebada. Y ella apresuróse a responder: -Sí, ahora recuerdo que me lo dijiste. En cuanto a los hi Buck, Pearl S_La madre.t xt 451 oso hijo que tenía. Mientras se maravillaba de no haberlo visto hacía mucho tiempo, le contestó co<<n >> súbito amor: -Buen muchacho eres, que guardas la moneda y no la tiras comprando un caramelo. Al oír estas Buck, Pearl S_La madre.t xt 452 habló lo que tenía que decir. -Madre, tengo una cosa curiosa que decirte. Ho y, cuando el agente de<<l >> terrateniente y yo estábamos en el campo, me dijo que era el último año que vendría a la aldea, pues marcha a pro Buck, Pearl S_La madre.t xt 453 ijo después de tanto rato, que el hermano menor había ya olvidado sus propia s palabras, pues era d<<e >> temperamento impaciente y rápido siempre en pasar de una cosa a otra, en el juego o en las pequeñas tareas que h Buck, Pearl S_La madre.txt 454 e tanto rato, que el hermano menor había ya olvidado sus propias palabras, pues era de temperament<<o >> impaciente y rápido siempre en pasar de una cosa a otra, en el juego o en las pequeñas tareas que hacía, y de Buck, Pearl S_La madre.t xt 455 chaba la conversación de los hijos. Se vestía y se preparaba para la jornada . Un momento permaneci<<ó >> vacilante ante un cajón abierto, del que sacó un paquete, mirando su contenido tras desenvolverlo. Eran las j Buck, Pearl S_La madre.t xt 456 a guardarlas para la boda de mi hija.» Así se decía a sí misma, teniendo las joy as en la mano y si<<n >> apartar los ojos de ellas. Pero de pronto, al recordar, todo su ser tembló y anheló verse libre de ellas y Buck, Pearl S_La madre.t xt 457 Con gesto decidido escondió el paquete en su seno y gritó a la niña, diciéndole que era ya hora d<<e >> marchar. Salieron solas a la calle y cruzaron la aldea dormida aún. La madre caminaba fácilmente, fuerte y Buck, Pearl S_La madre.t xt 458 nto las tablas que cubrían las puertas de su tienda y lo hacía despacio, det eniéndose a menudo par<<a >> bostezar y pasarse las manos por la cabeza, rascándosel a con los dedos. Cuando levantó la mirada y vio a la Buck, Pearl S_La madre.t xt 459 mo la toque y es como si algún calor le quemara los ojos. No sé qué fuego pued e ser, siendo como e<<s >> doncella muy recatada y jamás está de mal humor. Entonces el hombre movió la cabeza, bostezando nuevamente, Buck, Pearl S_La madre.t xt 460 interior con piedras mágicas y murmuran runas y plegarias, los fuegos int eriores suben y vuelven <<a >> quemar los ojos y nadie puede apagar ese fuego, p ues arde dentro del asiento de la vida. Sin embargo, aquí Buck, Pearl S_La madre.t xt 461 s amasados y en forma de granos, del color del trigo maduro, y los puso en el cañón de una pluma d<<e >> pato, cerrando el otro extremo con sebo, diciendo: -Sí, está ciega, ama de casa. Al ver la expresión de Buck, Pearl S_La madre.txt 462 a vida debió haber hecho alguna cosa mala, tal vez mirando algo que no debía ver y así recibió est<<a >> maldición. O tal vez su padre haya pecado, o tú misma, ama de casa. ¿Quién conoce el corazón? Pero sea como f Buck, Pearl S_La madre.txt 463 ez su padre haya pecado, o tú misma, ama de casa. ¿Quién conoce el corazón? Pero sea como fuere, l<<a >> maldición ha caído sobre ella y nadie puede cambiar la volu ntad del cielo. Bostezó otra vez, cumplido ya su a Buck, Pearl S_La madre.t xt 464 iega. Salió rápidamente antes de que el hombre pudiera contestar, apretando la mano de la niña par<<a >> calmar su temblor, y fue a un platero, pero no al de la otra vez, sacando de su seno el paquete que entreg Buck, Pearl S_La madre.t xt 465 de que el hombre pudiera contestar, apretando la mano de la niña para calm ar su temblor, y fue a u<<n >> platero, pero no al de la otra vez, sacando de su seno el paquete que entregó al barbudo propietario de la Buck, Pearl S_La madre.txt 466 n a menos de dos pies de su cara. -Tienes razón, hija -repuso ella, gimien do interiormente-. Es un<<a >> sortija de plata que no puedo llevar ahora y por eso la cambia por monedas que podamos utilizar. Cuando esa Buck, Pearl S_La madre.txt 467 vendedor se acercó para saber qué quería comprar, ella señaló una cosa. -Eso -dij o. Era un pequeñ<<o >> batintín de latón, con una macita de madera, que los ciegos emp lean en la calle, para avisar a los demás que Buck, Pearl S_La madre.txt 468 ra un pequeño batintín de latón, con una macita de madera, que los ciegos empl ean en la calle, par<<a >> avisar a los demás que no ven. El vendedor lo golpeó una o dos veces, para demostrar su valor antes de env Buck, Pearl S_La madre.t xt 469 pues oigo un sonido claro como una campana. El vendedor rió fuertemente e ntonces, pues veía que l<<a >> doncella era ciega y empezó a decir: -No hay ninguno sino... Pero la madre le dirigió tan irritadas palabras Buck, Pearl S_La madre.t xt 470 .. Pero la madre le dirigió tan irritadas palabras, que el hombre calló y le entregó rápidamente e<<l >> batintín, mirándola como un tonto mientras se alejaba, sin saber qué hacer. Emprendieron el camino de regres Buck, Pearl S_La madre.txt 471 otra mano lo que había comprado, que es el signo que distingue a los cieg os. Pero aunque tenía e<<l >> batintín, no podía dárselo a la niña. No podía admitir que l s ojos de su hija estuvieran completamente cieg Buck, Pearl S_La madre.txt 472 tir que los ojos de su hija estuvieran completamente ciegos. Esperó todo a quel verano y volvieron <<a >> segar el grano y fue medido al nuevo agente que m andó el terrateniente, un hombre viejo esta vez, primo o Buck, Pearl S_La madre.t xt 473 os. Esperó todo aquel verano y volvieron a segar el grano y fue medido al nuevo agente que mandó e<<l >> terrateniente, un hombre viejo esta vez, primo o pa riente lejano. Y llegó el otoño, pero aún no podía la madre en Buck, Pearl S_La madre.t xt 474 staba sucediendo -dijo el hijo mayor, con su aspecto de hombre hecho. -Y yo -exclamó el hijo menor<<, >> asombrado-jamás pensé que hubiera algo malo en sus oj os, pues estoy acostumbrado a verla siempre así. Y la ma Buck, Pearl S_La madre.t xt 475 malo en sus ojos, pues estoy acostumbrado a verla siempre así. Y la madre se lo contó también a l<<a >> doncella. -Hija, voy al templo, al Sur, donde está la d iosa viva, que es la misma que dio el hijo a la espos Buck, Pearl S_La madre.t xt 476 e está la diosa viva, que es la misma que dio el hijo a la esposa de Li el Sexto, cuando había sid<<o >> estéril toda la vida y se acercaba ya al fin de su ti empo de concebir y su hombre se impacientaba y quería Buck, Pearl S_La madre.t xt 477 de su tiempo de concebir y su hombre se impacientaba y quería tomar una c oncubina, pues estaba mu<<y >> irritado por su esterilidad. Ella fue y oró y luego tuvo un hermoso hijo. -Bien lo recuerdo, madre -repuso l Buck, Pearl S_La madre.txt 478 or su esterilidad. Ella fue y oró y luego tuvo un hermoso hijo. -Bien lo r ecuerdo, madre -repuso l<<a >> doncella-. Ella hizo dos zapatos de seda para la diosa y se los dio cuando nació el hijo. Sí, madre, ve de p Buck, Pearl S_La madre.t xt 479 piaré! Luego se levantó y alejóse tosiendo y suspirando y la madre se arrodilló y recitó también s<<u >> plegaria. Pero no podía olvidar la de la otra mujer y parecióle que la diosa la miraba ásperamente y que aqu Buck, Pearl S_La madre.txt 480 ecado no había sido expiado. Finalmente la madre se levantó y suspiró profunda mente sin saber si s<<u >> plegaria era válida, encendió el incienso y salió. Cuando h ubo recorrido las diez millas y encontróse nuevam Buck, Pearl S_La madre.txt 481 ez millas y encontróse nuevamente ante la puerta de su casa, aterida y fat igada, se dejó caer en e<<l >> taburete, contestando tristemente cómo había escuchado la diosa su plegaria. -¿Cómo puedo yo saber cuál es l Buck, Pearl S_La madre.txt 482 a y fatigada, se dejó caer en el taburete, contestando tristemente cómo había escuchado la diosa s<<u >> plegaria. -¿Cómo puedo yo saber cuál es la voluntad del cie lo? No podía hacer más que recitar mi plegaria y Buck, Pearl S_La madre.txt 483 su plegaria. -¿Cómo puedo yo saber cuál es la voluntad del cielo? No podía hacer más que recitar m<<i >> plegaria y esperar a que el cielo manifieste su voluntad. Pero con todo su corazón deseó no haber pecado. Cu Buck, Pearl S_La madre.txt 484 a la aldea que él estaba muerto eran más que los dedos de una mano. Sin emba rgo, caminaba erguida <<y >> ágil como de costumbre y en su cuerpo no nacía más carne. Otras podían empezar a encogerse o engordar, c Buck, Pearl S_La madre.txt 485 a la luz, cuando se le veía plenamente la cara, tenía arrugas junto a las oj os, de trabajar bajo e<<l >> ardiente sol en los campos, durante tantos años. Se m ovía también algo más despacio, sin la antigua ligereza Buck, Pearl S_La madre.t xt 486 e ocupara de los trabajos menos pesados. Nada le complacía más que verla sen tada a la sombra, en s<<u >> taburete, durante el verano, cosiendo, y dejando qu e él fuera solo a los campos. Sin embargo, la madre no er Buck, Pearl S_La madre.t xt 487 aquella casa hacía mucha falta una mujer joven, con ojos buenos, pues todo s sabían ya que los de l<<a >> doncella estaban ciegos. También ella lo sabía; desde e l día en que fuera a la ciudad con su madre, lo sabía Buck, Pearl S_La madre.t xt 488 osa, por alguna razón: la madre por lo que temía como consecuencia de aquel viejo pecado suyo, y l<<a >> doncella, porque la ceguera le parecía un destino. -¿Ha s usado ya todo el polvo del cañón de la pluma de gan Buck, Pearl S_La madre.t xt 489 o, se levantó, entró en la habitación, y del cajón en que antes guardaba las joy as, sacó el pequeñ<<o >> batintín, hablando a su hija mientras se acercaba a ella. -Hi ja, compré esto para el día que... No pudo acab Buck, Pearl S_La madre.txt 490 e acercaba a ella. -Hija, compré esto para el día que... No pudo acabar. Lo puso en las manos de l<<a >> doncella, que lo cogió, tocándolo para ver qué era y lueg o lo apretó fuertemente, diciendo en su quejosa man Buck, Pearl S_La madre.t xt 491 gó que hiciera un bastón con una rama de madera dura y lo puliera, para su h ermana, para que con e<<l >> batintín en una mano y el bastón en la otra, pudiera mo verse con mayor facilidad y menor temor, como hacen l Buck, Pearl S_La madre.t xt 492 ujaba o la derribaba nadie culparía a su madre, porque habría colocado el si gno de los ciegos en l<<a >> doncella, para que todos lo vieran. Desde aquel mom ento la muchacha llevaba esas dos cosas cuando salía, el Buck, Pearl S_La madre.t xt 493 vieran. Desde aquel momento la muchacha llevaba esas dos cosas cuando sa lía, el bastón y el pequeñ<<o >> batintín, y aprendió a hacer sonar este última suave y cla amente, caminaba con paso menudo y seguro, con su Buck, Pearl S_La madre.t xt 494 su cara pequeña y dolorida, en la que se reflejaba la expresión fija en los ciegos. Sin embargo, l<<a >> doncella ciega era maravillosamente inteligente, a su manera, en la casa. No necesitaba allí ni batintín ni Buck, Pearl S_La madre.t xt 495 la doncella ciega era maravillosamente inteligente, a su manera, en la casa. No necesitaba allí n<<i >> batintín ni bastón y podía lavar el arroz y cocerlo, au nque la madre no le dejaba ya encender el fuego, pero Buck, Pearl S_La madre.t xt 496 ue la madre no le dejaba ya encender el fuego, pero barría la habitación y l a era y sacaba agua de<<l >> estanque y buscaba los huevos, si las gallinas los ponían en algún lugar desacostumbrado. Por el sonido y el Buck, Pearl S_La madre.t xt 497 lfato sabía dónde estaban los animales y les llevaba la comida, pudiendo hac erlo casi todo, except<<o >> coser y trabajar en el campo. Además, para trabajar e n el campo, carecía de fuerzas pues sus sufrimientos Buck, Pearl S_La madre.t xt 498 e fuerzas pues sus sufrimientos desde la niñez parecían haber retrasado su c recimiento. Al ver a l<<a >> doncella moverse así por la casa, el corazón de la muje r se derretía y sufría por el destino que le aguardab Buck, Pearl S_La madre.t xt 499 e alguna forma tenía que casarse, ya que cuando la madre muriera tal vez n adie querría cuidar de l<<a >> doncella, ni nadie había a quien ella pudiera verdade ramente pertenecer, puesto que la mujer pertenece prime Buck, Pearl S_La madre.t xt 500 y no a aquélla en la que nació. A menudo, la madre pensaba en eso y se pregu ntaba quién querría un<<a >> doncella ciega. Si nadie la quería, qué sería finalmente de e lla. Cuando hablaba de esto, el hijo mayor cont Buck, Pearl S_La madre.txt 501 ente al hombre hasta ver quién es su mujer y se decía: «Debo encontrarle una e sposa que cuide de m<<i >> doncella ciega y sea buena con ella. Al buscar esa es posa, debo encontrar una que cuide a dos personas: su h Buck, Pearl S_La madre.t xt 502 ella casi no se daba cuenta. Sin embargo, nunca el hijo mayor habíale ped ido esposa, ni demostrab<<a >> necesitar ninguna. Siempre había sido el hijo mejor y el más cariñoso que una madre pudiera tener, trabajando Buck, Pearl S_La madre.t xt 503 r quería su vestido nuevo, cuando era su hermano obraba duramente con el m enor y le maldecía si er<<a >> perezoso y jugaba, haciéndole trabajar con ahínco la ti erra. La casa se llenaba de discusiones. Ruidoso y pl Buck, Pearl S_La madre.t xt 504 asta que la madre llegaba corriendo y gritaba: -¡Quietos, quietos! ¡Deberías a vergonzarte, hijo, d<<e >> pegar a tu hermano menor así y asustar a tu hermana! Pe ro el joven contestaba amargamente: -¿No debo cast Buck, Pearl S_La madre.t xt 505 endo y gritaba: -¡Quietos, quietos! ¡Deberías avergonzarte, hijo, de pegar a t u hermano menor así <<y >> asustar a tu hermana! Pero el joven contestaba amargame nte: -¿No debo castigarle, siendo yo su hermano mayo Buck, Pearl S_La madre.t xt 506 ente: -¿No debo castigarle, siendo yo su hermano mayor y habiendo muerto n uestro padre? Es un patá<<n >> perezoso, que juega ya cada vez que puede, y tú bien lo sabes, madre, pero le quieres más que a nosotros. Er Buck, Pearl S_La madre.t xt 507 to a la hija, la madre la amaba, pero siempre con dolor, pues aquellos o jos ciegos eran un continu<<o >> reproche; jamás podía olvidar que la diosa no había e scuchado su plegaria, ni tenía la madre corazón para vo Buck, Pearl S_La madre.t xt 508 ellos ojos ciegos eran un continuo reproche; jamás podía olvidar que la dios a no había escuchado s<<u >> plegaria, ni tenía la madre corazón para volver a orar, t emiendo que su pecado cayera más duramente sobre la Buck, Pearl S_La madre.t xt 509 ni tenía la madre corazón para volver a orar, temiendo que su pecado cayera más duramente sobre l<<a >> doncella. Así, mientras el corazón de la madre estaba sie mpre ablandado por la conmiseración, la doncella no Buck, Pearl S_La madre.t xt 510 la doncella. Así, mientras el corazón de la madre estaba siempre ablandado p or la conmiseración, l<<a >> doncella no constituía nunca ningún gozo para ella. Inclu so cuando se le acercaba cariñosa y sonriente y se Buck, Pearl S_La madre.t xt 511 n de la madre estaba siempre ablandado por la conmiseración, la doncella n o constituía nunca ningú<<n >> gozo para ella. Incluso cuando se le acercaba cariñosa y sonriente y se sentaba para oír la voz de su ma Buck, Pearl S_La madre.txt 512 ella recibía los golpes al intentar separarles, obligando a su hijo mayor a aquietarse, por temor <<a >> pegar a su madre. Entonces el menor huía de la casa . De este modo, después de algún tiempo, el hijo menor Buck, Pearl S_La madre.t xt 513 or caminaba ya encorvado por el duro trabajo y su mano era dura y lenta; pero el menor era rápido <<y >> atezado, de piel suave y ligero con los pies, com o un gato joven. El desmañado hijo mayor observó ese cálid Buck, Pearl S_La madre.t xt 514 ezado, de piel suave y ligero con los pies, como un gato joven. El desmaña do hijo mayor observó es<<e >> cálido amor que su madre tenía por su hermano y caviló so bre él. Recordaba todos sus días de trabajo y cuá Buck, Pearl S_La madre.txt 515 su niñez por ella. Y, así, la amargura, concentrándose lenta y profundamente e n su corazón, le hiz<<o >> odiar a su hermano. CAPÍTULO XIV Todo ese odio se iba concentrando en el hijo mayor. Ni siquiera la ma Buck, Pearl S_La madre.t xt 516 fuera antes de tomar la amarga medicina para salvar su honor, aquella n oche. Suspiró y enderezó e<<l >> dolorido cuerpo. -Hijo mío, iré a casa, para tener la c omida caliente cuando tú llegues, pues estoy cansada Buck, Pearl S_La madre.t xt 517 los espigadores que les habían seguido durante el día. Acababa de poner la c ena a hervir, cuando l<<a >> doncella gritó desde donde estaba sentada en el umbra l de la puerta, diciendo que oía llorar a su hermano me Buck, Pearl S_La madre.t xt 518 l mayor le agarraba fuertemente y le golpeaba. La madre corrió con todas s us fuerzas y se cogió de<<l >> irritado hijo mayor y suplicóle: -¡Oh, hijo mío, hijo mío! Todavía es un niño... ¡Oh, hijo, hijo! Y mientras Buck, Pearl S_La madre.txt 519 ? -replicó el otro-. ¿Jugaba yo en tiempo de cosecha, en mi año catorce entonc es, prometiéndome un<<a >> sortija y una túnica nueva, que no había ganado? La madre s upo que el tonto hijo menor habíase jactado de l Buck, Pearl S_La madre.txt 520 otro-. ¿Jugaba yo en tiempo de cosecha, en mi año catorce entonces, prometiénd ome una sortija y un<<a >> túnica nueva, que no había ganado? La madre supo que el t onto hijo menor habíase jactado de lo que tendría Buck, Pearl S_La madre.txt 521 ste! -Yo no le prometí sortijas y túnicas -dijo ella en voz baja y turbada, algo asustada por aque<<l >> irritado hijo suyo, tan grave y callado en otros días que en aquel momento no le conocía. -¡Lo prometiste! - Buck, Pearl S_La madre.t xt 522 so no era él su hijo?, añadió-: Y si le prometí algún juguete, fue para compensarl e por tu continu<<a >> irritación contra él, haga lo que haga, pues nunca dejas de m irarle con ojos duros y dirigirle crueles palabra Buck, Pearl S_La madre.t xt 523 empre parecía contento y sin deseo alguno, su corazón se ablandó, como sucedie ra antaño, después d<<e >> pegar a un hijo suyo, aunque él no lo sabía, y se suavizó más qu nunca. -Hijo, ya sé que estoy equivocad Buck, Pearl S_La madre.txt 524 la casa, ocupóse en una cosa y en otra, olvidando toda su fatiga. -¿Que pas aba madre? -preguntó l<<a >> doncella. -Poca cosa, hija -contestó ella rápidamente-, e xcepto que tu hermano menor no quería hacer su part Buck, Pearl S_La madre.t xt 525 cierto que su hijo pronto se casaría, reprochándose haberse apoyado en él como en un hombre, que n<<o >> tenia aún la recompensa del hombre, y decidió hacer cuant o había ofrecido. Finalmente, llegó su hijo mayo Buck, Pearl S_La madre.txt 526 adre. Y él entró, fijos los ojos en su hermano. Pero el mayor no le prestó ate nción, pues no estab<<a >> irritado ya, y la madre sintióse contenta y supo que había decidido bien, por lo que se dispuso a cumplir to Buck, Pearl S_La madre.t xt 527 hacía cuando había de decidir algo, fue a ver al prima y a la mujer del prim o, pues ella no conocí<<a >> doncella alguna, puesto que no podía elegirse ninguna d e la aldea, dado que todos eran parientes por sangre Buck, Pearl S_La madre.t xt 528 irse ninguna de la aldea, dado que todos eran parientes por sangre o mat rimonio; ni tampoco conocí<<a >> doncella alguna en la ciudad, pues sólo trataba con tiendas pequeñas, donde le compraban lo poco que tenía q Buck, Pearl S_La madre.t xt 529 pequeñas, donde le compraban lo poco que tenía que vender. Fue, por la noch e, ya que el tiempo er<<a >> cálido aún, aunque el otoño se acercaba, y se sentaron y hablaron, mientras la esposa del primo daba el pe Buck, Pearl S_La madre.t xt 530 esposa del primo daba el pecho a su último hijo. La madre expuso su neces idad. -¿Conoces tú algun<<a >> doncella, hermana mía, en aquel pueblo donde tú vivías ante s de casarte? -preguntó. Una doncella como tú me Buck, Pearl S_La madre.txt 531 s tú alguna doncella, hermana mía, en aquel pueblo donde tú vivías antes de casa rte? -preguntó. Un<<a >> doncella como tú me gustaría mucho, de buen carácter, diligente y buena para el trabajo. Yo puedo seguir cui Buck, Pearl S_La madre.txt 532 gremente y miró a su hombre. -No sé si mi hombre diría que tu hijo considerarl a una bendición o un<<a >> maldición tener una mujer como yo -gritó. Entonces el hombr e levantó lentamente la cabeza, como era su costum Buck, Pearl S_La madre.t xt 533 tas familias, más o menos, viven en aquel pueblo, que es pueblo de mercado , y sin duda habrá algun<<a >> doncella en disposición de casarse. Siguieron habland o de ello y la madre dijo claramente que el coste no po Buck, Pearl S_La madre.t xt 534 la madre dijo claramente que el coste no podía ser muy grande. -Sé muy bien que no puedo esperar l<<a >> doncella mejor en todo -añadió-, puesto que soy pobre y mi hijo no tiene mucha tierra y debemos tomar en arr Buck, Pearl S_La madre.t xt 535 nes alguna tierra, y eso es algo hoy, cuando muchos no tienen nada, y de mejor grado casaría yo un<<a >> doncella mía con un hombre que tuviera alguna tierr a y poca plata, que con otro que tuviera mucha plata y ni Buck, Pearl S_La madre.txt 536 na tierra en la que afirmar los pies. Un buen hombre y buena tierra seri a la mejor promesa para un<<a >> doncella mía. -Pues, entonces, padre de mis hijos -dijo su esposa-, si me dejas puedo ir a aquel pueblo un d Buck, Pearl S_La madre.txt 537 ayores, para que la ayudaran con los pequeños. Alquiló una carreta para los hijos y ella cabalgó e<<l >> asno gris de su marido, que él no necesitaba aquellos día s, pues la cosecha había acabado ya y podía emp Buck, Pearl S_La madre.txt 538 , que él no necesitaba aquellos días, pues la cosecha había acabado ya y podía e mplear su buey par<<a >> trillar el grano. Pusiéronse así en camino y estuvieron aus entes más de tres días. Cuando regresó, hablaba Buck, Pearl S_La madre.txt 539 gada y que los ojos de otra estaban algo irritados y la tercera era la m ejor. Te aseguro que es un<<a >> doncella inteligente, muy cuidadosa en todo lo que dice y hace, y aseguran que es la costurera más rápida de Buck, Pearl S_La madre.txt 540 no pedirá mucho por ella. No es tan bonita como las otras; tiene la cara un poco amarilla de tant<<o >> coser, pero sus ojos están limpios. -Bastantes ojos malos tenemos en nuestra casa -repuso la madre rápida Buck, Pearl S_La madre.t xt 541 la madre rápidamente- y los míos tampoco son lo que eran. Necesitamos a algu ien que cosa y le gust<<e >> coser. Arréglalo, pues, hermana, con ésa, y si sus años n o son más de cinco que los de mi hijo, estará bi Buck, Pearl S_La madre.txt 542 omántico en el pueblo y resultaron favorables. El joven había nacido bajo el signo del caballo y l<<a >> doncella bajo el signo del gato, que no se devoran el uno al otro, y así se predijo la armonía en el matrimo Buck, Pearl S_La madre.t xt 543 ta y algunas monedas de cobre y compró buenas telas de algodón. Ella misma h izo dos prendas para l<<a >> doncella. Como era costumbre en aquellas partes, qu iso que una mujer afortunada, alguna cuya vida fuera comp Buck, Pearl S_La madre.txt 544 o hizo la mujer del primo y cortó las prendas anchas y completas en la cin tura, para que, cuando l<<a >> doncella concibiera, pudiera seguir llevándolas y n o tuviera que descartarlas. La madre sacó más plata y alq Buck, Pearl S_La madre.t xt 545 es de perlas falsas y cuanto se necesitaba para el día: especialmente los pantalones rojos que tod<<a >> desposada debe llevar en aquellos lugares. Así, se fijó el día de la boda, que finalmente amaneció, claro día Buck, Pearl S_La madre.t xt 546 ropas y quedó esperando junto a su puerta, al ver acercarse la silla roja de bodas que llevaba a l<<a >> desposada en su interior, parecióle súbitamente que p oco tiempo había transcurrido desde el día en que ella m Buck, Pearl S_La madre.t xt 547 gar en que esperaba entonces su hijo. Raramente pensaba aquellos días en s u hombre, pero un extrañ<<o >> anhelo se apoderó de ella mientras esperaba. No era e l anhelo de la carne, que había muerto y desaparecido Buck, Pearl S_La madre.t xt 548 aquellos días en su hombre, pero un extraño anhelo se apoderó de ella mientra s esperaba. No era e<<l >> anhelo de la carne, que había muerto y desaparecido ya, sino otro, distinto: el fuerte deseo de compañía p Buck, Pearl S_La madre.txt 549 jo para ella, sino esposo de otra. Allí estaba, muy quieto, con la cabeza caída, rígido en la nuev<<a >> túnica negra que ella había hecho para él y calzando zapato s en pies generalmente descalzos. Parecía tranq Buck, Pearl S_La madre.txt 550 reyó ella hasta que vio cómo le temblaban las manos colgantes, que resaltaba n contra el negro de l<<a >> túnica. Volvió a suspirar y, otra vez, pensó en su propio hombre y cómo había ella atisbado entre las cort Buck, Pearl S_La madre.txt 551 ue vio cómo le temblaban las manos colgantes, que resaltaban contra el neg ro de la túnica. Volvió <<a >> suspirar y, otra vez, pensó en su propio hombre y cómo ha bía ella atisbado entre las cortinas de la silla, y Buck, Pearl S_La madre.t xt 552 esposa del primo y la viuda murmuradora y otras mujeres mayores de la a ldea cogieron la mano de l<<a >> desposada y trataron de hacerla salir de allí. Y ella se resistió debidamente, saliendo al fin, pero muy a de Buck, Pearl S_La madre.txt 553 puerta, para oír lo que la gente decía de aquella nueva esposa y oyó que algu nos gritaban: «Es un<<a >> doncella que parece muy dispuesta» y otros decían: «Aseguran que cose bien y si es verdad que ella misma hiz Buck, Pearl S_La madre.txt 554 lleva, entonces, te aseguro que tiene diez buenos dedos.» Algunas de las mujeres se acercaron a l<<a >> desposada y tocaron las rojas galas matrimoniales y levantaron la túnica para ver la ropa interior, toda muy Buck, Pearl S_La madre.txt 555 de las mujeres se acercaron a la desposada y tocaron las rojas galas ma trimoniales y levantaron l<<a >> túnica para ver la ropa interior, toda muy bien y cuidadosamente hecha, y los botones de tela retorcida du Buck, Pearl S_La madre.txt 556 los botones de tela retorcida duros y bien cosidos, y después fueron en b usca de la madre. -Es un<<a >> doncella decente y dispuesta, ama de casa, y de b uen aspecto -dijéronle. Pero entre los hombres algunos habl Buck, Pearl S_La madre.txt 557 unos meses curarán la delgadez, hermano -repuso otro-. ¡Nada hay como un ho mbre para hinchar a un<<a >> doncella! Y entre esa charla alegre y atrevida, la doncella trasladóse recatadamente a su nuevo hogar y así Buck, Pearl S_La madre.t xt 558 ro-. ¡Nada hay como un hombre para hinchar a una doncella! Y entre esa cha rla alegre y atrevida, l<<a >> doncella trasladóse recatadamente a su nuevo hogar y así estuvo casada. Entonces, la madre debió dejar el le Buck, Pearl S_La madre.t xt 559 sada. Entonces, la madre debió dejar el lecho en que había dormido durante m uchos años y, cuando l<<a >> nuera entró para hacer la cama de la madre aquella noch e, pues tal era la costumbre en aquellos lugares, Buck, Pearl S_La madre.t xt 560 hacer la cama de la madre aquella noche, pues tal era la costumbre en a quellos lugares, preparó l<<a >> yacija en la que la difunta vieja había dormido tra s las cortinas y que el hijo mayor había ocupado despué Buck, Pearl S_La madre.t xt 561 que la difunta vieja había dormido tras las cortinas y que el hijo mayor había ocupado después. L<<a >> doncella ciega tenía un jergón a su lado y el hijo menor dormía en la cocina, cuando lo hacía en la casa. Si Buck, Pearl S_La madre.txt 562 bía dormido tras las cortinas y que el hijo mayor había ocupado después. La do ncella ciega tenía u<<n >> jergón a su lado y el hijo menor dormía en la cocina, cuand o lo hacía en la casa. Si, en la verdadera cama Buck, Pearl S_La madre.txt 563 a el lugar que había sido suyo y de su hombre. Le hacia sentirse vieja por la noche acostarse en l<<a >> yacija, de la madre de su esposo. Durante el día, e ra como siempre, ocupada en todas partes, disponiéndolo Buck, Pearl S_La madre.t xt 564 e era madre cuando yo vine a esta casa sentía lo mismo que yo en estos mom entos, cuando llegué com<<o >> desposada y la saqué de su cama, y yací en ella con su hijo a mi vez. Y ahora otra yace con mi hijo.» Parecía Buck, Pearl S_La madre.t xt 565 as cosas. Cuando cocía el arroz, poníale demasiada agua, o así le parecía a la m adre, y quedaba má<<s >> blando que a la madre le gustaba. Se lo dijo a la esposa del hijo, pero la otra cerró suavemente sus pálid Buck, Pearl S_La madre.txt 566 r solos. Y la mujer mayor contemplaba asombrada aquellas nuevas costumbr es. Al principio, dijo a l<<a >> doncella ciega que no se enfadaría con la esposa del hijo. Y, en verdad, no era fácil enfadarse, pues la jov Buck, Pearl S_La madre.txt 567 o «No hiciste aquello bien.» Había cosas que madre odiaba, aunque lo que más det estaba era el arro<<z >> blando, refunfuñando muchas veces, hasta que finalmente l o hizo en voz alta. -Nunca me siento llena y alim Buck, Pearl S_La madre.t xt 568 veces, hasta que finalmente lo hizo en voz alta. -Nunca me siento llena y alimentada con ese arro<<z >> blando; esa cosa aguada pasa por mi vientre com o viento, y no se detiene en él como buen alimento sólido. Buck, Pearl S_La madre.t xt 569 reía que te gustaba más así. El hijo se detuvo en su trabajo y apoyóse un moment o en el mango de s<<u >> azadón, hablando en su acostumbrada forma reposada. -Me g usta mucho como lo cuece ella. -No te gustaba así Buck, Pearl S_La madre.txt 570 u trabajo. Desde aquel día, la madre supo que había dos amas en la casa. El hijo mayor no era meno<<s >> bondadoso que antes y hacía su trabajo bien y guardab a el dinero. Cierto es que no lo gastaba, ni tampoco su Buck, Pearl S_La madre.txt 571 , ellos no se preocupan por ti ni por tu hermano menor, ni siquiera por mi; lo sé. -Y al ver que l<<a >> doncella no contestaba, preguntó-: ¿No lo crees tú tamb ién así, hija mía? ¿No tengo yo razón? La doncella va Buck, Pearl S_La madre.txt 572 la doncella no contestaba, preguntó-: ¿No lo crees tú también así, hija mía? ¿No te yo razón? L<<a >> doncella vaciló y unos momentos después habló en la oscuridad. -Madre , es cierto que tengo algo que decir. L Buck, Pearl S_La madre.txt 573 estoy acostumbrada a que me hieran. -¿Qué harás conmigo, madre, conmigo que so y ciega? -preguntó l<<a >> doncella dulcemente. Durante todo aquel tiempo, la madr e había pensado que aquella doncella viviría con ella Buck, Pearl S_La madre.t xt 574 ga? -preguntó la doncella dulcemente. Durante todo aquel tiempo, la madre había pensado que aquell<<a >> doncella viviría con ella por lo menos durante algún ti empo. -¿Qué quieres decir, doncella mía? -preguntó, s Buck, Pearl S_La madre.txt 575 nsado que aquella doncella viviría con ella por lo menos durante algún tiemp o. -¿Qué quieres decir<<, >> doncella mía? -preguntó, sorprendida. -No quiero decir que la esposa de mi hermano no sea bondadosa; no es c Buck, Pearl S_La madre.t xt 576 n el hijo de qué casa estaba yo prometida y cuando él le dijo que no lo esta ba, se sorprendió: “Un<<a >> doncella tan crecida sin suegra aún”, dijo. -Pero tú eres cie ga -repuso la madre- y no es fácil casar a una Buck, Pearl S_La madre.txt 577 Una doncella tan crecida sin suegra aún”, dijo. -Pero tú eres ciega -repuso la madre- y no es fáci<<l >> casar a una doncella ciega. -Ya lo sé -contestó la hija, du lcemente. Unos momentos después volvió a habla Buck, Pearl S_La madre.txt 578 tan crecida sin suegra aún”, dijo. -Pero tú eres ciega -repuso la madre- y no es fácil casar a un<<a >> doncella ciega. -Ya lo sé -contestó la hija, dulcemente. Un os momentos después volvió a hablar y esta vez lo Buck, Pearl S_La madre.txt 579 emente. Unos momentos después volvió a hablar y esta vez lo hizo como si tuv iera la boca muy seca <<y >> ardiente el aliento. -Pero tú sabes que yo puedo hace r muchas cosas, madre, y puede haber algún hombre muy p Buck, Pearl S_La madre.t xt 580 to. -Pero tú sabes que yo puedo hacer muchas cosas, madre, y puede haber a lgún hombre muy pobre, u<<n >> viudo, quizás, u otro que se contentaría con lo poco qu e puedo hacer, si no tuviera que pagar nada por mí Buck, Pearl S_La madre.t xt 581 bras salían de ella dulcemente y siempre con aparente y cuidadosa cortesía, pero hacía víctima a l<<a >> doncella de cien pequeñas mezquindades. No llenaba de ali mento la escudilla de la ciega, o así se lo parecía Buck, Pearl S_La madre.txt 582 cortesía, pero hacía víctima a la doncella de cien pequeñas mezquindades. No lle naba de alimento l<<a >> escudilla de la ciega, o así se lo parecía a la madre, por lo menos, y si había alguna exquisitez en la mesa, Buck, Pearl S_La madre.t xt 583 parecía a la madre, por lo menos, y si había alguna exquisitez en la mesa, no le daba a ella, y l<<a >> doncella, al no verla, no sabía que estaba allí. Cierta mente, todos lo hubieran pasado por alto, no preocupá Buck, Pearl S_La madre.t xt 584 gusta este plato de bofe de cerdo, hija, que hemos preparado en sopa ho y? -preguntaba la madre. L<<a >> doncella contestaba dulcemente, sorprendida: -N o sabia que hubiera, madre, pues me gusta mucho. Entonces la Buck, Pearl S_La madre.txt 585 gusta mucho. Entonces la madre alargaba el brazo y con su propia cuchar a servía carne y sopa en l<<a >> escudilla de la hija, procurando que la esposa de l hijo viera cómo lo hacía. La esposa del hijo hablaba suav Buck, Pearl S_La madre.txt 586 s. Pero la madre sabía que mentía. Y algunas veces, cuando la esposa del hij o cosía zapatos para l<<a >> doncella, y era deber suyo hacer zapatos para todos e llos, no dedicaba mucho tiempo a los de la ciega, y pon Buck, Pearl S_La madre.t xt 587 a el trabajo de una flor en la puntera. Cuando la madre lo vio, exclamó: -¡Cóm o! ¿No ha de tener m<<i >> doncella una florecilla en los zapatos, como tú tienes en todos los tuyos? La esposa del hijo abrió sus pequ Buck, Pearl S_La madre.t xt 588 er, y el hermano menor gasta un par cada mes o dos, con sus viajes a la ciudad a jugar... Cuando l<<a >> doncella, sentada al sol junto a la puerta, oyó e sas palabras y la queja que la hermana hacía contra el herm Buck, Pearl S_La madre.txt 589 que hablarte de algo. No se trata de que yo quiera que mi hermana salga pronto de esta casa, ni l<<e >> reproche nada, pero el hombre debe pensar en lo s suyos, y ella es joven, madre, y tiene toda su vida por del Buck, Pearl S_La madre.txt 590 darle de comer mientras viva? Nunca he sabido que así fuera en ninguna ca sa, que el hombre debier<<a >> alimentar a su hermana, a menos que sea la casa d e un rico, donde la comida es abundante y nunca falta. El de Buck, Pearl S_La madre.txt 591 ena contra tu propia madre, con todo lo que te dice por la noche. Y tú ere s como todos los hombres<<: >> blando como el barro en una zanja, cuando yaces e n la cama con una mujer. Se alejó de él rápidamente, echó Buck, Pearl S_La madre.t xt 592 haber cambiado de pensamiento. Sin embargo, durante mucho tiempo la mad re no quiso hacer nada par<<a >> casar a la doncella. Se decía a sí misma y a la don cella y a su hijo y a la esposa de su primo y a cuanto Buck, Pearl S_La madre.t xt 593 ado de pensamiento. Sin embargo, durante mucho tiempo la madre no quiso hacer nada para casar a l<<a >> doncella. Se decía a sí misma y a la doncella y a s u hijo y a la esposa de su primo y a cuantos quisieran oí Buck, Pearl S_La madre.t xt 594 ante mucho tiempo la madre no quiso hacer nada para casar a la doncella. Se decía a sí misma y a l<<a >> doncella y a su hijo y a la esposa de su primo y a cuantos quisieran oírla que no era tan vieja aún que no p Buck, Pearl S_La madre.t xt 595 iera lo que no le gustara. Se puso contra su hijo y la esposa de su hijo . Guardaba debidamente a l<<a >> doncella, vigilando que nada se hiciera que la perjudicara y que tampoco se la privara de lo que los demás t Buck, Pearl S_La madre.txt 596 cía, donde otras podían oírla o cuando las mujeres se sentaban juntas al sol, en algún portal, par<<a >> coser o hablar como las mujeres: -No sé lo que haré cuando tenga hijos, viendo cómo tengo que coser para Buck, Pearl S_La madre.txt 597 para coser o hablar como las mujeres: -No sé lo que haré cuando tenga hijos , viendo cómo tengo qu<<e >> coser para todos cuantos hay en la casa ahora. Mi mad re envejece y yo sé que es mi deber trabajar para el Buck, Pearl S_La madre.t xt 598 lo enseñaron y así lo hago, y espero ser cuidadosa siempre con mi obligación. Pero está también es<<e >> hambriento hermano menor, que no trabaja, aunque algún día se casará y su esposa trabajará para alimentarle y Buck, Pearl S_La madre.txt 599 que no trabaja, aunque algún día se casará y su esposa trabajará para alimentar le y vestirle, y l<<a >> doncella ciega sin casar. Me pregunto si tendré que cuida r de ella toda mi vida, pues su madre no quiere cas Buck, Pearl S_La madre.t xt 600 nque algún día se casará y su esposa trabajará para alimentarle y vestirle, y la doncella ciega si<<n >> casar. Me pregunto si tendré que cuidar de ella toda mi v ida, pues su madre no quiere casarla. Decía pala Buck, Pearl S_La madre.txt 601 quiere casarla. Decía palabras como éstas y a las demás les gustaban. Quienes las oían miraban a l<<a >> doncella ciega, si estaba cerca, de tal forma, que ella sentía su mirada y agachaba la cabeza avergonzada de Buck, Pearl S_La madre.t xt 602 e nosotros no vemos, y su ceguera es incluso un poder para ellos, por lo que muchos les temen. A l<<a >> doncella, podría enseñársele a adivinar el porvenir, o algo parecido. -Pero también hay casas pobres -decían Buck, Pearl S_La madre.t xt 603 es -decían otras- que tienen un hijo y les falta dinero para casarle y están dispuestos a tomar un<<a >> doncella tonta o ciega, o una coja o muda, creyendo que es mejor que ninguna, si pueden obtenerla por nada p Buck, Pearl S_La madre.txt 604 que ciertamente era duro, cuando el dinero escaseaba tanto y los tiempo s eran tan malos, tener qu<<e >> alimentar a aquella boca, que en verdad pertene cía a otra parte. Cierto día la viuda murmuradora fue a la mad Buck, Pearl S_La madre.txt 605 cía a otra parte. Cierto día la viuda murmuradora fue a la madre y díjole: -Am a de casa, si quiere<<s >> casar a tu doncella ciega, yo conozco una familia en las montañas al Norte, que tiene un hijo que está ah Buck, Pearl S_La madre.t xt 606 parte. Cierto día la viuda murmuradora fue a la madre y díjole: -Ama de casa , si quieres casar a t<<u >> doncella ciega, yo conozco una familia en las montaña s al Norte, que tiene un hijo que está ahora más o meno Buck, Pearl S_La madre.t xt 607 allí viven. La tierra es pobre y pobres son ellos, pero también lo eres tú, am a de casa, y ciega t<<u >> doncella. Si tan sólo quieres pagar mi viaje, yo iré a ve rlo por ti. La verdad es que hace mucho tiempo que Buck, Pearl S_La madre.t xt 608 ser viuda en la casa de otro. Al principio, la madre no quería escucharla. -¡Yo quiero cuidar de m<<i >> doncella ciega, ama de casa! -gritó. Después se lo con tó a la esposa del primo y al prima también, pero el Buck, Pearl S_La madre.t xt 609 urante un rato y finalmente habló. -Es cierto que podrías cuidarla tú si vivie ras siempre, hermana<<, >> pera cuando tú hayas muerto y nosotros hayamos muerto t ambién, quizás, o seamos muy viejos y ya no amos Buck, Pearl S_La madre.txt 610 hijo hizo cuanto pudo por la madre del esposo y no dejó de cumplir ningun a de sus obligaciones. L<<a >> doncella ciega esforzábase en hacer algo por su mad re, pero era lenta y no alcanzaba a prever una necesidad Buck, Pearl S_La madre.txt 611 entirse débil, en aquella mujer más joven, rápida y cuidadosa, demasiado decaída para defender a s<<u >> doncella ciega. El hijo menor, aquellos días, acercábase sólo algunas veces para ver cómo seguía, porque su Buck, Pearl S_La madre.txt 612 bilidad, era una fuerza para la madre observar a la joven esposa, mañosa y cuidadosa, en torno a s<<u >> yacija. Cuando por fin la fluxión la abandonó para pa sar a otra persona a quien estuviera destinada, y la Buck, Pearl S_La madre.t xt 613 a atacarla y la tornaba desvalida nuevamente. Entonces, en su impotenci a, comprendió que había qu<<e >> casar a la doncella ciega, para que tuviera su prop ia casa, pues cierto era que en aquélla no estaba bien Buck, Pearl S_La madre.t xt 614 y la tornaba desvalida nuevamente. Entonces, en su impotencia, comprend ió que había que casar a l<<a >> doncella ciega, para que tuviera su propia casa, pu es cierto era que en aquélla no estaba bien considerada. Buck, Pearl S_La madre.t xt 615 a bien considerada. Cuando la madre se sentía demasiado enferma para prote star por ello, vio que l<<a >> doncella se encontraba incómoda allí y no querida. Ci erto día, la doncella acercósele, cuando la madre estab Buck, Pearl S_La madre.t xt 616 ra protestar por ello, vio que la doncella se encontraba incómoda allí y no querida. Cierto día, l<<a >> doncella acercósele, cuando la madre estaba sola. -Madr e, no puedo permanecer en la casa de mi hermano -díjo Buck, Pearl S_La madre.t xt 617 se encontró mejor que nunca, pues desde aquella enfermedad sentíase mejor e n tiempo frío que en e<<l >> cálido, salió para hablar con la viuda murmuradora. La en contró sentada ante su puerta, bordando flores en Buck, Pearl S_La madre.txt 618 viera y nunca lo decía. -Lo que dijiste era verdad -díjole la madre tristem ente-. Comprendo que m<<i >> doncella debe casarse. Que sea con ése que tú conoces, pues yo estoy demasiado cansada para buscar aquí y al Buck, Pearl S_La madre.t xt 619 cuidó de decir: -No debiste haberte apresurado tanto, madre, pues yo no te ngo mala voluntad para l<<a >> doncella, y ella puede quedarse aquí un año o dos más, por mi, y no me importaría que se quedara incluso tod Buck, Pearl S_La madre.t xt 620 s las bocas que alimentamos. Pero fue más bondadosa algún tiempo, y se ofrec ió espontáneamente par<<a >> coser prendas nuevas para la doncella, tres en total, u na túnica nueva, unos pantalones azul oscuro y otr Buck, Pearl S_La madre.t xt 621 Pero fue más bondadosa algún tiempo, y se ofreció espontáneamente para coser pre ndas nuevas para l<<a >> doncella, tres en total, una túnica nueva, unos pantalone s azul oscuro y otros rojos para el día de la boda, Buck, Pearl S_La madre.t xt 622 tiempo, y se ofreció espontáneamente para coser prendas nuevas para la donce lla, tres en total, un<<a >> túnica nueva, unos pantalones azul oscuro y otros roj os para el día de la boda, como la más pobre doncella Buck, Pearl S_La madre.t xt 623 a túnica nueva, unos pantalones azul oscuro y otros rojos para el día de la boda, como la más pobr<<e >> doncella, incluso, debe tener. Además de esto, uno o do s pares de zapatos, en los que bordó una florecilla y Buck, Pearl S_La madre.t xt 624 cilla y una hoja con hilo rojo. Pero no celebraron un gran día de bodas, p ues no dieron nada por l<<a >> doncella y no se hicieron regalos, porque no era ninguna ganga para el hombre con quien había de casarse. En Buck, Pearl S_La madre.txt 625 eron regalos, porque no era ninguna ganga para el hombre con quien había d e casarse. En cuanto a l<<a >> doncella, nada dijo. Escuchó cuando su madre le con taba lo que se hacía y no habló sino una vez por la noche Buck, Pearl S_La madre.t xt 626 a hija temblaba; lloró secretamente y, en la oscuridad, secóse las lágrimas co n el cobertor. -Iré<<, >> doncella mía -repitió una y otra vez-. Estáte segura de que i ré, y cuando yo vaya me lo contarás todo, y si Buck, Pearl S_La madre.txt 627 ó, cariñosamente-: Pero no has dormido todavía. -No, y todas las noches me pas a lo mismo -repuso l<<a >> doncella. -No debes asustarte, hija -dijo la madre, c on voz cariñosa-. Eres la mejor y la más rápida doncell Buck, Pearl S_La madre.t xt 628 oncella. -No debes asustarte, hija -dijo la madre, con voz cariñosa-. Eres la mejor y la más rápid<<a >> doncella ciega que he visto, y ellos saben que tú eres ciega y no pueden reprocharte que lo seas, ni decir q Buck, Pearl S_La madre.t xt 629 ciega y no pueden reprocharte que lo seas, ni decir que se lo ocultamos. Hasta mucho después que l<<a >> doncella se sumió en ligero sueño, la madre permaneció despierta, reprochándose a si misma, pues, de alguna Buck, Pearl S_La madre.t xt 630 a si misma, pues, de alguna forma, sentía que algo que ella había hecho caía como castigo sobre l<<a >> doncella y, entonces, deseaba haber sido mejor. Se re prochaba también no haber buscado un lugar más cercano Buck, Pearl S_La madre.t xt 631 tonces, deseaba haber sido mejor. Se reprochaba también no haber buscado u n lugar más cercano dond<<e >> casar a su hija, un pueblo al que pudiera ir cada m es, o incluso no haber tratado de encontrar un hombre Buck, Pearl S_La madre.t xt 632 r un hombre pobre, que hubiese accedido a trasladarse a la aldea, por el poco precio que ella podí<<a >> prometer. Al pensar en esto, gemía en su corazón, dud ando que su hijo y la esposa de su hijo hubieran accedi Buck, Pearl S_La madre.t xt 633 ue nunca la peguen. Pocas casas hay como la nuestra, en las que ni el ho mbre ni su madre pegan a l<<a >> doncella recién llegada. Me desgarraría el corazón sa ber que pegan a mi doncella ciega, o que ella pudiera c Buck, Pearl S_La madre.t xt 634 mbre ni su madre pegan a la doncella recién llegada. Me desgarraría el corazón saber que pegan a m<<i >> doncella ciega, o que ella pudiera correr a mí para decír melo; y yo nada podría hacer una vez casada ella, y Buck, Pearl S_La madre.t xt 635 le pegan. Así evitaré el dolor porque no lo veré, y podré esperar que no la malt raten.» Después d<<e >> yacer así un rato más, sintiendo lo dura que era la vida para e lla, pensó en algo que podía hacer: dar a Buck, Pearl S_La madre.txt 636 í un rato más, sintiendo lo dura que era la vida para ella, pensó en algo que podía hacer: dar a l<<a >> doncella algunas monedas de plata para ella, como su pr opia madre había hecho. En la oscuridad, antes de ama Buck, Pearl S_La madre.t xt 637 su propia madre había hecho. En la oscuridad, antes de amanecer, se levan tó y con cuidado, para n<<o >> asustar al búfalo ni a las gallinas, fue al hoyo y sa có de él el trapo en que envolvía sus ahorros, eligien Buck, Pearl S_La madre.t xt 638 madre había hecho. En la oscuridad, antes de amanecer, se levantó y con cuid ado, para no asustar a<<l >> búfalo ni a las gallinas, fue al hoyo y sacó de él el tra po en que envolvía sus ahorros, eligiendo cinco p Buck, Pearl S_La madre.txt 639 d, antes de amanecer, se levantó y con cuidado, para no asustar al búfalo ni a las gallinas, fue a<<l >> hoyo y sacó de él el trapo en que envolvía sus ahorros, e ligiendo cinco piezas de plata, que guardó en s Buck, Pearl S_La madre.txt 640 o en que envolvía sus ahorros, eligiendo cinco piezas de plata, que guardó e n su seno, cubriendo e<<l >> hoyo después. Entonces, con la plata en el pecho, sin tió cierto consuelo y pensó: “Por lo menos no todas Buck, Pearl S_La madre.txt 641 sonriente, con algunos negocios suyos que ella ignoraba. Y así, finalment e, llegó el día en que l<<a >> doncella debía partir. La madre esperaba con el corazón p esado, para ver cómo era el que iría a buscarla. Si Buck, Pearl S_La madre.txt 642 iría a buscarla. Si, se estrujaba el corazón para averiguar qué clase de hombr e iría en busca de s<<u >> doncella, para llevársela. Llegó un día a principios de la pr imavera antes de que el año se hubiera abierto Buck, Pearl S_La madre.txt 643 s hierbas que los niños de la aldea arrancaban para comerlas y en un matiz verdoso en las ramas de<<l >> sauce y en los oscuros botones de los perales, li geramente hinchados. Toda la tierra estaba aún yerma con Buck, Pearl S_La madre.t xt 644 nas pequeñas hojas entre los terrones, y el viento era trío. Aquel día llegó un viejo montado en u<<n >> asno gris, sin silla, sentado sobre una sucia y rota túni ca doblado bajo el, sobre el lomo de la cabalga Buck, Pearl S_La madre.txt 645 a trío. Aquel día llegó un viejo montado en un asno gris, sin silla, sentado s obre una sucia y rot<<a >> túnica doblado bajo el, sobre el lomo de la cabalgadura . Fue a la casa donde estaba la madre y le dijo su Buck, Pearl S_La madre.t xt 646 eír con sinceridad. Sus vestidos parecían andrajos, ni remendados ni limpios , y cuando desmontó de<<l >> asno no vióse cortesía alguna en él, como tendría cualquier h ombre, sabio o no. Cruzó la era cojeando, p Buck, Pearl S_La madre.txt 647 pues una pierna era más corta que la otra, con las ropas sujetas a la cin tura. -Vengo a buscar un<<a >> doncella ciega -dijo duramente-. ¿Dónde está? Entonces contestó la madre, pues súbitamente odió a aquel viej Buck, Pearl S_La madre.txt 648 volvió a sonreír. -Conozco a aquella gorda ama de casa que vino a decirnos que podíamos tener a l<<a >> doncella por nada, para el hijo de mi hermano -dijo e l viejo, sonriendo nuevamente. -Espera hasta que la lla Buck, Pearl S_La madre.t xt 649 ués, hacia la murmuradora, diciéndole a bocajarro: -¡No me gusta esto! ¡Esperaba algo mejor para m<<i >> doncella! -Ama de casa, el novio no es él -contestó la viud a en voz alta, riendo-. El hijo de su hermano es Buck, Pearl S_La madre.t xt 650 sa, el novio no es él -contestó la viuda en voz alta, riendo-. El hijo de su hermano es un muchach<<o >> blando y suave como no hay otro. La esposa del prim o habíase acercado también, así como el hijo y la espos Buck, Pearl S_La madre.t xt 651 eno. Sin embargo, la promesa había sido hecha y algunos decían: -Ama de casa , debes recordar que l<<a >> doncella es ciega. -La promesa ha sido hecha, madre -observó ]a esposa del hijo-, y ahora sería difícil rehu Buck, Pearl S_La madre.t xt 652 n entredicho. -Pero éste no es el novio, ama de casa -repetía y, finalmente, gritó,-Pues le hubies<<e >> avergonzado mucho que la boda no se celebrara-: El hi jo de tu hermano es tan blando como un niño, ¿no es verdad Buck, Pearl S_La madre.t xt 653 gritó,-Pues le hubiese avergonzado mucho que la boda no se celebrara-: El hijo de tu hermano es ta<<n >> blando como un niño, ¿no es verdad, viejo? El viejo s onrió y asintió y rió levemente. -Blando como un niño Buck, Pearl S_La madre.txt 654 rmano es tan blando como un niño, ¿no es verdad, viejo? El viejo sonrió y asin tió y rió levemente. <<-Blando >> como un niño es, ama de casa. -Y, por último, dijo, co n impaciencia-: Debo irme ahora, si he de lle Buck, Pearl S_La madre.txt 655 a, si he de llegar con ella a casa esta noche. No sabiendo qué otra cosa h acer, la madre sentó a l<<a >> doncella en el lomo del asno, vestida con sus nueva s prendas, y le puso secretamente el paquetito de la plat Buck, Pearl S_La madre.txt 656 lla a casa esta noche. No sabiendo qué otra cosa hacer, la madre sentó a la doncella en el lomo de<<l >> asno, vestida con sus nuevas prendas, y le puso sec retamente el paquetito de la plata en la mano, susurr Buck, Pearl S_La madre.t xt 657 vas prendas, y le puso secretamente el paquetito de la plata en la mano, susurrándole: -Es para ti<<, >> doncella mía. No dejes que te lo quiten. Y cuando e l hombre dio un puntapié en las patas del asno para hacer Buck, Pearl S_La madre.t xt 658 ra ti, doncella mía. No dejes que te lo quiten. Y cuando el hombre dio un puntapié en las patas de<<l >> asno para hacerlo caminar, la madre gritó, en súbita ag onía: -Antes de que pasen muchos meses, doncella Buck, Pearl S_La madre.txt 659 del asno para hacerlo caminar, la madre gritó, en súbita agonía: -Antes de qu e pasen muchos meses<<, >> doncella mía, iré a .ver cómo te tratan allí. Guárdalo todo en tu corazón y cuéntamelo entonces. No temeré t Buck, Pearl S_La madre.txt 660 r cómo te tratan allí. Guárdalo todo en tu corazón y cuéntamelo entonces. No temeré traerte a casa<<, >> doncella mía, si en aquel lugar te tratan mal. -Si, madre, y eso me alegra -repuso la doncella, con palabras Buck, Pearl S_La madre.txt 661 aerte a casa, doncella mía, si en aquel lugar te tratan mal. -Si, madre, y eso me alegra -repuso l<<a >> doncella, con palabras que salieron de sus labios secos y temblorosos. Pero la madre no podía dejar marchar Buck, Pearl S_La madre.txt 662 doncella, con palabras que salieron de sus labios secos y temblorosos. P ero la madre no podía deja<<r >> marchar a su hija aún; alocada, buscaba en su mente una última cosa que decir, para retenerla un poco más a Buck, Pearl S_La madre.t xt 663 ima cosa que decir, para retenerla un poco más a su lado y gritó al viejo si n soltar a su hija. -M<<i >> doncella no tiene que alimentar el fuego, viejo..., no debe alimentar el fuego, porque el humo le daña los o Buck, Pearl S_La madre.t xt 664 ra retenerla un poco más a su lado y gritó al viejo sin soltar a su hija. -M i doncella no tiene qu<<e >> alimentar el fuego, viejo..., no debe alimentar el fuego, porque el humo le daña los ojos... El viejo volviós Buck, Pearl S_La madre.t xt 665 ritó al viejo sin soltar a su hija. -Mi doncella no tiene que alimentar el fuego, viejo..., no deb<<e >> alimentar el fuego, porque el humo le daña los ojos ... El viejo volvióse y miró y, cuando comprendió, sonrió. Buck, Pearl S_La madre.t xt 666 ró y, cuando comprendió, sonrió. -Si, bueno, así será... Se lo diré a ellos. Y dio tro puntapié a<<l >> asno, a cuyo lado empezó a caminar. Así partió la doncella, llevand o su signo de ceguera en la mano y el Buck, Pearl S_La madre.txt 667 erá... Se lo diré a ellos. Y dio otro puntapié al asno, a cuyo lado empezó a cam inar. Así partió l<<a >> doncella, llevando su signo de ceguera en la mano y el pequ eño rollo con sus ropas, atado detrás de ella, en Buck, Pearl S_La madre.txt 668 signo de ceguera en la mano y el pequeño rollo con sus ropas, atado detrás de ella, en el lomo de<<l >> asno. La madre contemplóla mientras se alejaba, con e l corazón desgarrado, y los ojos llenos de lágrimas Buck, Pearl S_La madre.txt 669 debía entonces llenar sus días de alguna forma, para aliviar sus temores y o lvidar la partida de l<<a >> doncella ciega. Silenciosa parecía la casa, y silenci osa la calle, donde no podía oír ya el claro y quejumbr Buck, Pearl S_La madre.t xt 670 cía la casa, y silenciosa la calle, donde no podía oír ya el claro y quejumbro so sonido del pequeñ<<o >> batintín, que la hija golpeaba cada vez que salía. La madre no podía soportarlo. Fue al campo otra vez, cont Buck, Pearl S_La madre.txt 671 arlo. Fue al campo otra vez, contrariando la voluntad del hijo mayor, qu ien, cuando la vio coger e<<l >> azadón, díjole: -Madre, no necesitas trabajar. Me a vergüenza que trabajes en el campo y que otros te vean Buck, Pearl S_La madre.t xt 672 madre, desconcertado, sin saber qué quería decir, pero ella no quiso hablar más, sino que cogió s<<u >> azadón y cruzó los campos en silencio. Era cierto que no po día ya trabajar como antes, pues cuando lo hací Buck, Pearl S_La madre.txt 673 bajar como antes, pues cuando lo hacía sudaba copiosamente y cuando el vie nto soplaba, aunque fuer<<a >> cálido, senda temblores y pronto volvía a estar enfer ma con la fluxión. Así tuvo que soportar su ociosidad Buck, Pearl S_La madre.t xt 674 a vacía con el hija mayor en el campo todo el día, o discutiendo sobre la co secha con el agente de<<l >> terrateniente, un hombre nuevo, un arrugado y pequeño primo del terrateniente, según decían en la aldea, sin su d Buck, Pearl S_La madre.txt 675 sobre la cosecha con el agente del terrateniente, un hombre nuevo, un a rrugado y pequeño primo de<<l >> terrateniente, según decían en la aldea, sin su donce lla ciega, y el hijo menor siempre ausente en la ciudad. Sin Buck, Pearl S_La madre.txt 676 e, un hombre nuevo, un arrugado y pequeño primo del terrateniente, según decía n en la aldea, sin s<<u >> doncella ciega, y el hijo menor siempre ausente en la ciudad. Sin embargo, aún tenía a su hijo menor y mient Buck, Pearl S_La madre.t xt 677 or de lo que jamás estuviera, dado que ella le hacía los vestidos y cuanto n ecesitaba, e incluso s<<u >> mortaja estaba preparada y dispuesta, aunque ella n o pensaba morir durante mucho tiempo aún. Le daban cuant Buck, Pearl S_La madre.t xt 678 anto los otros dos hacían por ella, y la guardaba en el seno y al llegar l a noche la escondía en e<<l >> hoyo. Pero no lo veía a menudo. En la vacía era sentábans e las dos mujeres, la madre y la esposa del hij Buck, Pearl S_La madre.txt 679 nsar en su vida. Pero había una cosa en la que no quería pensar. Cuando lo h acía, el recuerdo de s<<u >> doncella ciega aparecía en su mente y jamás estaba segura de que ambas no estuvieran unidas, de alguna maner Buck, Pearl S_La madre.t xt 680 perdón. Dejaba que las cosas siguieran igual y suspiraba y algunas veces hablaba tristemente de s<<u >> doncella ciega. Cuando lo hacía, la esposa del hijo contestaba siempre acremente. -Sin duda está bien. Fue m Buck, Pearl S_La madre.t xt 681 ega. Cuando lo hacía, la esposa del hijo contestaba siempre acremente. -Si n duda está bien. Fue mu<<y >> afortunado para todos que encontraras a alguien que la quisiera para su hijo. -Es una doncella lista, nuera -r Buck, Pearl S_La madre.txt 682 bien. Fue muy afortunado para todos que encontraras a alguien que la qui siera para su hijo. -Es un<<a >> doncella lista, nuera -replicaba la madre, acal oradamente-. Nunca quisiste creer cuánto podía ella hacer, lo Buck, Pearl S_La madre.txt 683 ortunado para todos que encontraras a alguien que la quisiera para su hi jo. -Es una doncella lista<<, >> nuera -replicaba la madre, acaloradamente-. Nun ca quisiste creer cuánto podía ella hacer, lo sé, pero ant Buck, Pearl S_La madre.t xt 684 ía, para ver si lo hacia bien-. Pero yo estoy acostumbrada a trabajar y a acabar lo que hago, y un<<a >> doncella ciega lo hace todo muy despacio. La madr e volvía a suspirar, mirando el vacío umbral. -Quisiera que Buck, Pearl S_La madre.t xt 685 trabajar y a acabar lo que hago, y una doncella ciega lo hace todo muy despacio. La madre volvía <<a >> suspirar, mirando el vacío umbral. -Quisiera que pa rieras un niño, hija. Una casa debiera tener un hijo o do Buck, Pearl S_La madre.t xt 686 a ido secretamente a un templo para orar, y había hecho cuanto sabía, pero s u cuerpo permanecía ta<<n >> estéril como antes. Mas era demasiado orgullosa para de mostrar la pena que aquello le causaba. -Sin duda t Buck, Pearl S_La madre.t xt 687 a esposo. Nuestros hombres son padres tan pronto se casan y las mujeres son siempre fértiles: buen<<a >> simiente, buena tierra. Debe ser que haya alguna enfermedad oculta en ti, en alguna parte, que te hace estér Buck, Pearl S_La madre.txt 688 iente, buena tierra. Debe ser que haya alguna enfermedad oculta en ti, e n alguna parte, que te hac<<e >> estéril y anormal. Hice estos vestidos grandes y holgados para ti y mira para qué han servido! Y a la espos Buck, Pearl S_La madre.txt 689 es, pues temía que la esposa del primo recordara otra vez aquel viejo peca do, aunque era el ser má<<s >> bondadoso y jamás, durante aquellos años, había hablado d e ello. La madre nunca supo si tan siquiera se lo ha Buck, Pearl S_La madre.t xt 690 a supo si tan siquiera se lo había contado a su hombre. De no haber sido p or aquellas dos penas -l<<a >> doncella ciega y que su nuera no le daba nietos- tal vez hubiera olvidado ella misma, tan lejanos parecíanle Buck, Pearl S_La madre.txt 691 e lo había contado a su hombre. De no haber sido por aquellas dos penas -l a doncella ciega y que s<<u >> nuera no le daba nietos- tal vez hubiera olvidado ella misma, tan lejanos parecíanle entonces los días de Buck, Pearl S_La madre.t xt 692 de no haber temido que las dos penas fueran el castigo de su pecado. Pe ro allí estaba su vida y l<<a >> doncella estaba ciega y casada y no había niños, sólo l os animales y el perro, a quienes ni siquiera osaba d Buck, Pearl S_La madre.t xt 693 rrió el tiempo y llegó la primavera y pasó y luego llegó el verano y la madre no podía olvidar a s<<u >> doncella. Un día estaba sentada, contando con los dedos los días pasados desde aquél en que la colina le ocu Buck, Pearl S_La madre.txt 694 a estaba sentada, contando con los dedos los días pasados desde aquél en que la colina le ocultó l<<a >> doncella y era más de doce veces todos los dedos de sus manos, por lo que perdió la cuenta. Entonces pensó t Buck, Pearl S_La madre.t xt 695 a. He dejado que esa vieja pesadez se apodere de mí, pero debí haber ido ant es. Si hubiera sido un<<a >> doncella sana, ya hubiera ella hecho la visita que las esposas hacen a sus viejos hogares y yo podría haberl Buck, Pearl S_La madre.t xt 696 su plenitud y las laderas estaban verdes y el grano alto en los campos y pensó: «Debo ir a ver a m<<i >> doncella e iré a verla en seguida, ya que no me neces itan en los campos aquí y estoy ociosa. Iré antes de qu Buck, Pearl S_La madre.t xt 697 al cielo y vio cuán azul era y recordó súbitamente un pedazo de su vida, much o tiempo ido ya, y l<<a >> túnica azul que su hombre había comprado y que llevaba cu ando marchó. Suspiró, pensando con sordo y viejo Buck, Pearl S_La madre.txt 698 ue llevaba cuando marchó. Suspiró, pensando con sordo y viejo dolor: «En un día como éste compró l<<a >> túnica y peleamos... en un día tan bonito, pues recuerdo que la túnica era del color del cielo aquel día.» Buck, Pearl S_La madre.txt 699 lor: «En un día como éste compró la túnica y peleamos... en un día tan bonito, pues recuerdo que l<<a >> túnica era del color del cielo aquel día.» Suspiró y se puso en pie , para alejar aquel pensamiento. -Creo Buck, Pearl S_La madre.txt 700 ito, pues recuerdo que la túnica era del color del cielo aquel día.» Suspiró y s e puso en pie, par<<a >> alejar aquel pensamiento. -Creo que iré a ver a tu herman a mañana -dijo a su hijo mayor cuando regresó del Buck, Pearl S_La madre.txt 701 iente y no pudo pensar rápidamente lo que deberla hacer. -Pero, ¿cómo irás, madr e? -Cabalgaré en e<<l >> asno del primo, si quiere prestármelo. Manda a uno de los h ijos del primo que vaya a buscar a tu hermano Buck, Pearl S_La madre.txt 702 uno de los hijos del primo que vaya a buscar a tu hermano, para que cam ine a mi lado y conduzca e<<l >> asno, y estaremos seguros los dos, pues no hay ladrones cerca estos días, excepto esa nueva clase que en Buck, Pearl S_La madre.t xt 703 andado a la ciudad para buscar al hermano menor, hasta que le encontrara , y así lo hizo, regresand<<o >> asombrado. -Mi primo y segundo hijo tuyo vendrá, tía. -Y después de pensar un rato, retorciendo un botón del Buck, Pearl S_La madre.t xt 704 ros, lo cual es una cosa muy extraña. Deberé preguntárselo. Al día siguiente, c uando montada en e<<l >> asno, recorría sus valles con su hijo, aprovechó la oportun idad de estar sola con él. -¿Qué son esos lib Buck, Pearl S_La madre.txt 705 , que la madre supo que el hijo menor odiaba a su hermano y guardó silenci o durante un rato para n<<o >> excitar su ira. Pero no podía dejar de pensar en él. Estaba sentada en el lomo del asno, agarrándose a la Buck, Pearl S_La madre.t xt 706 un rato para no excitar su ira. Pero no podía dejar de pensar en él. Estaba sentada en el lomo de<<l >> asno, agarrándose a la peluda piel y pensaba en su hi jo y le miraba a hurtadillas. Caminaba delante de e Buck, Pearl S_La madre.t xt 707 a menudo y viviría allí, tal vez, para no estar alejado de su esposa. Busca ría y encontraría a un<<a >> doncella bonita y agradable, a quien él pudiera amar. La esposa del hijo mayor podría hacer el trabajo y la Buck, Pearl S_La madre.t xt 708 cadamente formadas, tan suaves sus curvas al recortarse contra el cielo y verdes con la hierba y e<<l >> bambú, se erguían ahora en líneas más secas. Cuando el sol caía verticalmente sobre ellos, las colinas ha Buck, Pearl S_La madre.t xt 709 remos a casa. Es demasiado duro para ella estar aquí. Yo puedo caminar y a ella la montaremos en e<<l >> asno y dejaremos que ellos digan lo que quieran. Nada pagamos por ella y nada les pediré, excepto que me Buck, Pearl S_La madre.t xt 710 la y nada les pediré, excepto que me la devuelvan. Pero el hijo menor no c ontestó. Estaba cansado <<y >> hambriento, pues sólo habían tomado un poco de comida f ría que llevaron consigo y ansiaba llegar a la casa de Buck, Pearl S_La madre.t xt 711 onsigo y ansiaba llegar a la casa de su hermana, donde pensaban pasar la noche. Tiró del ronzal de<<l >> asno, pero la madre no pudo soportarlo y disponíase a desafiar su ira y reprocharle aquel gesto, cuando Buck, Pearl S_La madre.t xt 712 las dos casas, a un lado de la cordillera y como pegadas a la roca. La m adre supo que ahí estaba s<<u >> doncella, pues el viejo de aspecto desagradable a parecía junto a una puerta y cuando él la vio, miró como si Buck, Pearl S_La madre.t xt 713 más personas: otro hombre, moreno, delgado y de aspecto salvaje, y dos mu jeres y un joven de port<<e >> perezoso, pero no la doncella. La madre desmontó y se acercó, mientras los demás la miraban en silencio; dev Buck, Pearl S_La madre.t xt 714 ombre, moreno, delgado y de aspecto salvaje, y dos mujeres y un joven de porte perezoso, pero no l<<a >> doncella. La madre desmontó y se acercó, mientras l os demás la miraban en silencio; devolvióles la mirada y Buck, Pearl S_La madre.t xt 715 tias. El corazón de la madre fue presa del miedo, y corrió hacia delante, gr itando: -¿Dónde está m<<i >> doncella? ¿Dónde habéis escondido a mi doncella? Corría hacia os, mientras el hijo menor, vacilante, sost Buck, Pearl S_La madre.txt 716 del miedo, y corrió hacia delante, gritando: -¿Dónde está mi doncella? ¿Dónde habéi scondido a m<<i >> doncella? Corría hacia ellos, mientras el hijo menor, vacilante , sostenía el ronzal del asno. Entonces una m Buck, Pearl S_La madre.txt 717 stá mi doncella? ¿Dónde habéis escondido a mi doncella? Corría hacia ellos, mientr as el hijo menor<<, >> vacilante, sostenía el ronzal del asno. Entonces una mujer habló hoscamente y sus palabras no fueron comprend Buck, Pearl S_La madre.t xt 718 ondido a mi doncella? Corría hacia ellos, mientras el hijo menor, vacilant e, sostenía el ronzal de<<l >> asno. Entonces una mujer habló hoscamente y sus palab ras no fueron comprendidas con facilidad, pues habl Buck, Pearl S_La madre.t xt 719 n la casucha más cercana y, allí, sobre una esterilla de carrizos, echada so bre el suelo, estaba s<<u >> doncella ciega. sí, allí yacía la doncella, quieta y muer ta, vestida con las mismas ropas con que salió de s Buck, Pearl S_La madre.t xt 720 sobre una esterilla de carrizos, echada sobre el suelo, estaba su doncel la ciega. sí, allí yacía l<<a >> doncella, quieta y muerta, vestida con las mismas rop as con que salió de su casa, pero no limpias, y remenda Buck, Pearl S_La madre.t xt 721 cía, exceptuando un montón de juncos y uno o dos toscos taburetes. La madre se arrodilló junto a s<<u >> doncella y miró la cara quieta y los ojos hundidos y la paciente boca. Y de pronto estalló en sollozos y se Buck, Pearl S_La madre.t xt 722 a quieta y los ojos hundidos y la paciente boca. Y de pronto estalló en so llozos y se echó sobre l<<a >> doncella, cogióle las manos, subiendo las rotas manga s y le miró los brazos. Luego recogió las perneras de l Buck, Pearl S_La madre.t xt 723 mirando para ver si aparecían señales de golpes o heridas. Pero nada había. No , la suave piel de l<<a >> doncella estaba intocada, sus delgados huesos parecían intactos, y nada delator vio. Estaba pálida y lastime Buck, Pearl S_La madre.t xt 724 sus delgados huesos parecían intactos, y nada delator vio. Estaba pálida y lastimeramente delgada<<, >> pera siempre había sido delgada y la muerte es pálida, Entonces la madre inclinóse y olió la boca de su Buck, Pearl S_La madre.txt 725 os: -¡La habéis matado! ¡Bien sé que la habéis matado! Si no lo hicisteis, decidme por qué murió m<<i >> doncella tan pronto después de haberse separado de mí llena de sa lud. Entonces el maligno viejo a quien habí Buck, Pearl S_La madre.txt 726 por qué murió mi doncella tan pronto después de haberse separado de mí llena de salud. Entonces e<<l >> maligno viejo a quien había odiado desde el primer moment o en que le vio, sonrió y dijo: -¡Cuida lo que hab Buck, Pearl S_La madre.txt 727 río que cogió, siendo tan encanijada! ¡Así murió! -Escupió al suelo, y añadió, chil -: ¡Era un<<a >> doncella inútil y no sabía hacer nada! ;Ni siquiera aprendió a coger el agua en el manantial sin tropezar y Buck, Pearl S_La madre.txt 728 e o perder el camino! La madre miró entonces y vio un pedregoso sendero qu e bajaba hasta un pequeñ<<o >> estanque al pie de un manantial, y gimió: -¿Ése es el cam ino que dices? -Y al no contestarle nadie, gritó, p Buck, Pearl S_La madre.t xt 729 no contestarle nadie, gritó, presa de dolor-: ¡Le pegabais! ¡Sin duda todos l os días pegabais a m<<i >> doncella! -Busca y averigua si hay señales en su cuerpo. ¡U na sola vez le pegó mi hijo, porque se le acercó Buck, Pearl S_La madre.txt 730 ando, y la madre comprendió que era casi tonto. Entonces la madre apoyó la c abeza en el pecho de l<<a >> doncella muerta y lloró desenfrenadamente y con más veh emencia lloró aún cuando pensó en lo que la doncella Buck, Pearl S_La madre.txt 731 doncella muerta y lloró desenfrenadamente y con más vehemencia lloró aún cuando pensó en lo que l<<a >> doncella había sufrido, debía de haber sufrido, en aquellas m anos. Y mientras lloraba, la ira la rodeaba, la Buck, Pearl S_La madre.txt 732 Sí, debía pensar en él. Que la mataran a ella, si querían, pero no a su hijo. Mi ró una vez más a s<<u >> doncella muerta, alisóle los vestidos y le colocó los brazos a los lados. Luego salió a la tarde que moría y Buck, Pearl S_La madre.txt 733 Luego salió a la tarde que moría ya. Cuando la vieron más tranquila y disponién dose a montar en e<<l >> asno, el hombre, que no había hablado aún y que era el padr e del hijo tonto, dijo: -Mira, ama de casa; s Buck, Pearl S_La madre.txt 734 ra el padre del hijo tonto, dijo: -Mira, ama de casa; si no crees que se amos gente honrada, mira e<<l >> ataúd que hemos comprado para tu hija. Diez pieza s de plata nos ha costado, que eran todas las que teníam Buck, Pearl S_La madre.t xt 735 ezas de plata nos ha costado, que eran todas las que teníamos. ¿Crees que le hubiéramos comprado e<<l >> ataúd si no la hubiéramos apreciado? La madre miró entonces y allí, junto a la puerta, ciertamente había Buck, Pearl S_La madre.txt 736 no la hubiéramos apreciado? La madre miró entonces y allí, junto a la puerta, ciertamente había u<<n >> ataúd, pero bien sabía ella que no valía diez piezas de plata , pues era tosco y estaba hecho de tapas sin Buck, Pearl S_La madre.txt 737 uerta, ciertamente había un ataúd, pero bien sabía ella que no valía diez piezas de plata, pues er<<a >> tosco y estaba hecho de tapas sin pintar. Era un ataúd de lgado como el papel, como el que cualquier pobre Buck, Pearl S_La madre.t xt 738 a ella que no valía diez piezas de plata, pues era tosco y estaba hecho de tapas sin pintar. Era u<<n >> ataúd delgado como el papel, como el que cualquier pobre tiene. Abrió los labios, para contestar irritada Buck, Pearl S_La madre.t xt 739 l, como el que cualquier pobre tiene. Abrió los labios, para contestar irr itadamente y decir: «¿Es<<e >> ataúd? ¡Pero si la plata que yo misma di a mi doncella hu biera bastado para pagarlo!» Pero no pronunció l Buck, Pearl S_La madre.txt 740 s labios, para contestar irritadamente y decir: «¿Ese ataúd? ¡Pero si la plata q ue yo misma di a m<<i >> doncella hubiera bastado para pagarlo!» Pero no pronunció l as palabras. Como si una nube fría ocultara el so Buck, Pearl S_La madre.txt 741 u hijo le tiraba de la manga, dándole prisa y por ello contestó con voz firm e: -Nada diré ahora. L<<a >> doncella ha muerto y ni todas las iras del mundo, ni todas las palabras pueden devolverla a la vida. -Hizo u Buck, Pearl S_La madre.t xt 742 re! Miró a uno y a otro, pero ninguno de ellos dijo nada y ella se volvió en tonces y montó sobre e<<l >> asno y el hijo se apresuró y condujo el animal por el s endero rocoso, volviéndose, tembloroso, para ver Buck, Pearl S_La madre.txt 743 y montó sobre el asno y el hijo se apresuró y condujo el animal por el sende ro rocoso, volviéndose<<, >> tembloroso, para ver si les seguían. -No descansaré hasta que volvamos a estar cerca de ese pueblo en el que h Buck, Pearl S_La madre.t xt 744 hay tanta gente, pues tengo miedo. Pero la madre no contestó. ¿Qué necesidad h abía de contestar? S<<u >> doncella había muerto. CAPÍTULO XVII La madre estaba ato ntada por el dolor cuando desmontó del asno gris, Buck, Pearl S_La madre.txt 745 u doncella había muerto. CAPÍTULO XVII La madre estaba atontada por el do lor cuando desmontó de<<l >> asno gris, aquella noche, frente a la puerta de su pr opia casa. Había llorado durante todo el camino de Buck, Pearl S_La madre.t xt 746 madre entre sollozos-. Pero ni todo el dinero ni toda la justicia bajo e l cielo me devolverían a m<<i >> doncella ciega. Finalmente el hijo menor lloró tam bién, pero no por su hermana ni tampoco por su madre, sin Buck, Pearl S_La madre.t xt 747 mundo estaba desquiciado. Así llegaron finalmente ante su propia puerta. C uando hubo desmontado de<<l >> asno, la madre llamó a su hijo mayor con voz tan ag uda y penetrante, que él salió corriendo. -¡Tu herman Buck, Pearl S_La madre.txt 748 de la noche, se reunió casi toda la aldea. El hijo menor estaba medio desv anecido, apoyándose en e<<l >> asno y, mientras su madre hablaba, apartóse del anima l y se echó en el suelo, yaciendo en él desconcerta Buck, Pearl S_La madre.txt 749 ue había sucedido aquel día. Guardaba silencio mientras su madre lloraba y g ritaba: -Allí estaba m<<i >> doncella, muerta e ida para siempre -decía, mirando a l os demás con ojos arrasados por las lágrimas-. Yo no Buck, Pearl S_La madre.t xt 750 e le escatimaba un poco de carne y una florecilla en los zapatos. Temía lo que pudiera suceder a m<<i >> doncella ciega cuando yo muriera y ella estaba te merosa también, esa niña dulce y tierna, que jamás se hubie Buck, Pearl S_La madre.t xt 751 que digamos que has obrado bien. Siempre, toda la vida, has sido así. La m adre no podía soportar e<<l >> reproche aquella noche, por lo que volvió su cara irr itada hacia la esposa de su primo. -Tú..., tú estás aco Buck, Pearl S_La madre.t xt 752 dijiste! ¡Nos engañaste asegurando que era gente campesina como nosotros! IY tampoco dijiste que m<<i >> doncella debería ir por aquel sendero pedregoso para recoger agua para todos ellos! ¡Tú tienes la culpa y ju Buck, Pearl S_La madre.t xt 753 podido suceder, si el hijo mayor no se hubiera interpuesto entre ambas, ayudándole el hijo menor <<a >> sujetar a su madre, dando así lugar a que la vieja murmuradora pudiera huir, aunque cuando hubo recorrido a Buck, Pearl S_La madre.txt 754 vo, para no quedar en entredicho, pero lo bastante lejos para sentirse s egura. -¡Sí! -gritó Pero t<<u >> doncella era ciega, y, ¿qué hombre sensato la hubiera que rido? Te hice un favor, ama de casa, y ésas son las Buck, Pearl S_La madre.t xt 755 orando. Estaba deshecha y finalmente les dejó que la condujeran a la habit ación. Después de hacerl<<a >> sentar, la esposa del hijo le llevó una escudilla de ag ua muy caliente y calmante, que había puesto al fue Buck, Pearl S_La madre.t xt 756 dejó que la condujeran a la habitación. Después de hacerla sentar, la esposa del hijo le llevó un<<a >> escudilla de agua muy caliente y calmante, que había pues to al fuego mientras se desarrollaba la pelea. Mojó Buck, Pearl S_La madre.t xt 757 oven se acercó entonces, y la madre vio la mortal palidez de su rostro, po r su gran fatiga. Le hiz<<o >> sentar a su lado en el banco, para que comiera y descansara. -Duerme a mi lado, hijo mío, esta noche, en e Buck, Pearl S_La madre.t xt 758 su lado en el banco, para que comiera y descansara. -Duerme a mi lado, hijo mío, esta noche, en e<<l >> jergón donde dormía tu hermana. No podría soportar verl o vacío esta noche. El hijo menor obedeció, durmién Buck, Pearl S_La madre.txt 759 a, y la dejó débil como la muerte..., demasiado débil para condolerse. Permane ció muchos días en s<<u >> yacija, purgado el corazón y el cuerpo, yacentes toda su pe na y su consuelo, porque no era lo bastante fue Buck, Pearl S_La madre.txt 760 rar. Muchos fueron a animarla, sus vecinos y la esposa del primo. -Ama d e casa, después de todo, l<<a >> doncella era ciega -decían unos. -Ama de casa, lo q ue el cielo nos manda no puede ser cambiado por nosotros Buck, Pearl S_La madre.txt 761 s las mentiras. No consideraba esas mentiras como verdaderos pecados, pu esto que todo el mundo deb<<e >> mentir un poco de vez en cuando para salvaguard ar el honor, pero el pecado estaba en que había mentido, di Buck, Pearl S_La madre.txt 762 la madre se apoyaba en ella para todo y la llamaba incluso cuando quería cambiar de posición en l<<a >> yacija, a pesar de todo ello la esposa del hijo no era consuelo alguno para la madre. A menudo, cuando la Buck, Pearl S_La madre.t xt 763 o que en sus propios pecados se encontraba tal vez la causa de aquello. Finalmente se levantó de s<<u >> yacija, y cuando el otoño hubo pasado, la agudeza d e su dolor desapareció con él. Estaba triste todo el dí Buck, Pearl S_La madre.t xt 764 su dolor desapareció con él. Estaba triste todo el día, pero no frenética ya, y podía pensar en s<<u >> doncella sin sentir tan terrible pena. Y por fin incluso dijo a su propio corazón; ¡Ay, tal vez lo que dicen Buck, Pearl S_La madre.txt 765 fin incluso dijo a su propio corazón; ¡Ay, tal vez lo que dicen sea verdad! ¡Q uizá sea mejor que m<<i >> doncella haya muerto! Hay muchas cosas peores que la mu erte.» Y se aferró a ese pensamiento. Toda la aldea l Buck, Pearl S_La madre.t xt 766 ores que la muerte.» Y se aferró a ese pensamiento. Toda la aldea la ayudó. Na die hablaba más de l<<a >> doncella en su presencia y posiblemente en ninguna part e, pues nada hay que deba ser recordado en una doncel Buck, Pearl S_La madre.t xt 767 ncella en su presencia y posiblemente en ninguna parte, pues nada hay qu e deba ser recordado en un<<a >> doncella ciega y hay muchas cosas en otros siti os. Al principio no hablaban de ella delante de la madre, par Buck, Pearl S_La madre.txt 768 ue no había nada nuevo que decir y porque llegaron noticias de otras cosas y gentes y la vida de l<<a >> doncella había acabado. Durante algún tiempo la viuda murmuradora acercóse a donde estaba la madre, cuidando Buck, Pearl S_La madre.t xt 769 mensaje ordenándole que marchara. Pero se fue, llevándose sus pocas ropas e n una caja de cuero qu<<e >> tenia. Su madre penó al verle partir. -Pensé que habías v enido para quedarte, hijo -díjole. -Volveré, mad Buck, Pearl S_La madre.txt 770 ento y ansioso por alejarse de la aldea. Desde entonces siempre estuvo a legre. Llegaba y partía si<<n >> avisar. Presentábase cualquier día, con el paquete de ropas debajo del brazo. Durante un día o dos holgaza Buck, Pearl S_La madre.t xt 771 a, y decía: -¡Juro, vecinos, que esto me suena a charla de ladrones! Pero le dejaban en paz para n<<o >> apenar a su madre y a su buen hermano, pensando que hablaba como un niño aún y que cambiaría cuando se cas Buck, Pearl S_La madre.t xt 772 nte: -Sí, también yo creo algunas veces que tu hermano es demasiado orgullos o y además su esposa e<<s >> estéril. Todo cuanto el hijo menor decía, parecíale sensato a la madre, que se aferraba a él. Convertía en Buck, Pearl S_La madre.txt 773 ro él no te da de comer, ni nada hace por ti, sino arrojarte una moneda pe queña como se hace con u<<n >> mendigo. Viene aquí y come y nunca coge el azadón o el arado y sólo cuenta esas historias, pero para ti es Buck, Pearl S_La madre.t xt 774 i, sino arrojarte una moneda pequeña como se hace con un mendigo. Viene aq uí y come y nunca coge e<<l >> azadón o el arado y sólo cuenta esas historias, pero pa ra ti es más que... Volvió a inclinar la cabeza lav Buck, Pearl S_La madre.txt 775 y nunca coge el azadón o el arado y sólo cuenta esas historias, pero para ti es más que... Volvió <<a >> inclinar la cabeza lavándose ruidosamente, sin querer esc uchar la contestación. Pero eso era cuanto ella sab Buck, Pearl S_La madre.t xt 776 querer escuchar la contestación. Pero eso era cuanto ella sabía de su hijo m enor. Conocía su cuerp<<o >> ágil y bonito y la palidez dorada de su piel, como la d e los hombres de la ciudad, distinta de la atezad Buck, Pearl S_La madre.t xt 777 gritar, oyó su voz que hablaba bajo y rápidamente y por suerte las gallinas se agitaron junto a s<<u >> jergón, donde dormían, evitando así que el hijo mayor y s u esposa se dieran cuenta de lo que sucedía. Leva Buck, Pearl S_La madre.txt 778 puerta teniendo la vela en la mano, el hijo menor la apagó, pues había luna y se veía bastante si<<n >> necesitar otra luz. La madre lanzó una suave exclamación de placer al verle. -Hay algo mío que quiero dejar d Buck, Pearl S_La madre.t xt 779 a madre lanzó una suave exclamación de placer al verle. -Hay algo mío que quie ro dejar debajo de t<<u >> yacija, madre -dijo el hijo menor-, entre las ropas d e invierno que guardas allí. No digas nada de ello, p Buck, Pearl S_La madre.t xt 780 o ignoran. Entonces los dos hombres entraron el paquete y lo empujaron s ilenciosamente debajo de l<<a >> yacija. Las gallinas cacarearon y el búfalo despe rtóse y empezó a rumiar. Pero el hijo no quiso quedarse y Buck, Pearl S_La madre.t xt 781 ntraron el paquete y lo empujaron silenciosamente debajo de la yacija. L as gallinas cacarearon y e<<l >> búfalo despertóse y empezó a rumiar. Pero el hijo no quiso quedarse y cuando la madre vio su prisa se extr Buck, Pearl S_La madre.t xt 782 él que no le gustaba. No quería que ella le casara. Bien sabía la madre que en el hijo había sangr<<e >> ardiente, pues en él veía reflejarse los propios calores de su juventud y sabía que había de calmarlos de al Buck, Pearl S_La madre.txt 783 s de su juventud y sabía que había de calmarlos de alguna manera. Mejor sería que se casara con un<<a >> doncella limpia y que le diera nietos. Pero incluso e n la prisa del momento, cuando él ansiaba marchar y los Buck, Pearl S_La madre.t xt 784 una doncella limpia y que le diera nietos. Pero incluso en la prisa del momento, cuando él ansiab<<a >> marchar y los otros dos esperaban entre las sombr as junto a la puerta, puso una mano en la del hijo y habló Buck, Pearl S_La madre.txt 785 a, puso una mano en la del hijo y hablóle en un susurro: -Hijo, ¿por qué no de jas que te busque un<<a >> doncella, si has de tener tanto sitio? Te buscaré la más bonita que encuentre. O si tú sabes una, dímelo ent Buck, Pearl S_La madre.txt 786 acia la puerta, tratando de soltarse de su mano. Mas la madre cogíale con firmeza. -¿Por qué has d<<e >> desperdiciar tus buenos calores en hierbajos aquí y allí, hijo mío, y no me das nietos? La esposa de tu hermano Buck, Pearl S_La madre.t xt 787 menos que seas tú quien los ponga en ellas. Eres como tu padre y bien sé yo cómo era él. Siembra t<<u >> simiente en tu propia tierra, hijo mío, y recoge la cosec ha para tu propia casa. El hijo menor rió silencios Buck, Pearl S_La madre.t xt 788 noche, al no poder dormir a causa de sus amiantos, se levantó, encendió la v ela y miró debajo de l<<a >> yacija. Allí estaba la cosa, envuelta en papel fuerte, grande y cuadrada, atada con una cuerda de cáñamo. Buck, Pearl S_La madre.txt 789 con ojos algo opacos. -Hablas como un tonto -contestó la madre desabridame nte-. Tu esposa es fría <<y >> estéril como una piedra. Y yo no sé dónde está mi hijo meno r, que derrama su buena semilla en cualquier par Buck, Pearl S_La madre.t xt 790 alguna. Pero la madre no quería aceptar las palabras de la esposa del hij o, y escupió al suelo, a<<l >> replicar: -¿Y crees que con los hijos que yo he tenid o no hubiese podido decirte si estabas equivocada o no? Buck, Pearl S_La madre.t xt 791 madre, cuyo corazón se encogió ligeramente. El primo la miró desde donde esta ba sentado en un baj<<o >> taburete de bambú, retorciendo cuerdas de paja, para qu e los gusanos de seda hicieran en ellas sus capullos, Buck, Pearl S_La madre.t xt 792 corazón se encogió ligeramente. El primo la miró desde donde estaba sentado e n un bajo taburete d<<e >> bambú, retorciendo cuerdas de paja, para que los gusano s de seda hicieran en ellas sus capullos, puesto q Buck, Pearl S_La madre.t xt 793 ocede de un lugar malo. La esposa de ese hijo mío ha sido siempre una muje r muy lenta y llena de u<<n >> temperamento frío como el de una serpiente. -Pero n o es malo su temperamento, ama de casa -repuso el primo con j Buck, Pearl S_La madre.txt 794 e una mujer muy lenta y llena de un temperamento frío como el de una serpi ente. -Pero no es malo s<<u >> temperamento, ama de casa -repuso el primo con ju sticia-. Ella ha trabajado siempre bien y cuidadosamente. Ahora Buck, Pearl S_La madre.txt 795 n justicia-. Ella ha trabajado siempre bien y cuidadosamente. Ahora tien es los patos y gansos en e<<l >> estanque, y antes no los tenías, y apareó el búfalo y tienes ahora uno joven además y tus gallinas son el do Buck, Pearl S_La madre.t xt 796 cuidadosamente. Ahora tienes los patos y gansos en el estanque, y antes no los tenías, y apareó e<<l >> búfalo y tienes ahora uno joven además y tus gallinas s on el doble, ya deben ser diez o doce, además de la Buck, Pearl S_La madre.t xt 797 pero siempre llena de sueño, y bostezó al hablar: -Sí, es diferente de ti, pr ima; mujer plenament<<e >> ardiente has sido tú, y muy trabajadora. Cuando no tien es la fluxión, me maravilla la manera como caminas ta Buck, Pearl S_La madre.t xt 798 er ni la mitad de lo que comía y a ti te veo sentada allí, gritando para que te vuelvan a llenar l<<a >> escudilla. -Sí,como siempre – repuso con modestia. Tre s escudillas y a veces cuatro, y puedo comer todo lo q Buck, Pearl S_La madre.t xt 799 o llegaba y calmó la espera de la madre, que pensó que su hijo llegaría algún día. Pero no todo er<<a >> gozo, tampoco. La madre pensó que en cada una de las alegrías había siempre algo que la estropeaba. Temi Buck, Pearl S_La madre.txt 800 pedirle a la poderosa diosa que hiciera que fuera niño lo que había de llega r, sobornándola con un<<a >> túnica roja nueva o unos zapatos, pero no osaba ir, tem iendo que la diosa recordara aquel viejo pecado suy Buck, Pearl S_La madre.t xt 801 hubiera podido pensar que los dioses sabrían lo que hice aquel día? Sin duda aquel viejo dios en e<<l >> templete olió el pecado y se lo dijo a la diosa, aunq ue le cubrí los ojos. Permaneceré alejada de los dioses Buck, Pearl S_La madre.t xt 802 jos. Permaneceré alejada de los dioses, vieja pecadora que soy, pues aunqu e quisiera no sabría cóm<<o >> expiar aquello más que lo he hecho ya. Juro que si pesa ran las alegrías y penas que he tenido en toda mi v Buck, Pearl S_La madre.t xt 803 rian más que cardos, pues tan pocas son las que he tenido. No alumbré el hij o y he visto morir a m<<i >> doncella, ciega aún. ¿No sirven las penas para expiar? ¡A y! He estado muy llena de penas toda mi vida, y sie Buck, Pearl S_La madre.t xt 804 he tenido. No alumbré el hijo y he visto morir a mi doncella, ciega aún. ¿No sirven las penas par<<a >> expiar? ¡Ay! He estado muy llena de penas toda mi vida, y siempre he sido pobre. Pero los dioses no conoce Buck, Pearl S_La madre.t xt 805 o en la cama cuando estaba bien, acostumbrado a levantarse con el alba t oda su vida. Le había vist<<o >> marchar a la ciudad con unas cargas de hierbas re cién cortada. Había regresado muy pronto y se disponía a l Buck, Pearl S_La madre.t xt 806 tó. El hijo del primo se alejó sin pronunciar palabra alguna, mientras el hi jo mayor decía, con vo<<z >> vacilante. -Madre, pasa algo. No sé lo que es..., pero, madre, debo ir a la ciudad para averiguarlo y decírte Buck, Pearl S_La madre.t xt 807 s gritos, la esposa del hijo salió de la casa. -Díselo -observó-, pues de lo c ontrario enfermará d<<e >> irritación. -Mi primo dijo -empezó el hijo mayor, lentament e- que esta mañana vio a mi hermano con muchos otro Buck, Pearl S_La madre.t xt 808 l, para matarlos mañana. Entonces los tres se miraron mutuamente y la barb illa de la madre empezó <<a >> temblar. -He oído esa palabra -dijo-, pero no se qué si gnifica. -Yo se lo pregunté a mi primo, que se lo ha Buck, Pearl S_La madre.t xt 809 , hablando lentamente. La madre pensó entonces en aquel paquete escondido tanto tiempo debajo de s<<u >> yacija y empezó a gemir y cubrióse la cabeza con el v estido. -Debí haberlo sabido aquella noche -dijo-. ¡O Buck, Pearl S_La madre.t xt 810 nte. La madre pensó entonces en aquel paquete escondido tanto tiempo debaj o de su yacija y empezó <<a >> gemir y cubrióse la cabeza con el vestido. -Debí haberl o sabido aquella noche -dijo-. ¡Oh! ¡El paquete de Buck, Pearl S_La madre.txt 811 ritó entonces al ver el terrible aspecto de su madre, y junto con su espos a acostó a su madre en l<<a >> yacija, donde quedó con la cara terrosa y respirando afanosamente, susurrando: -¡Oh, hijo! ¿No irás..., tu Buck, Pearl S_La madre.txt 812 a, le cuchicheó al oído: -Hijo no escatimes el dinero. Si está verdaderamente en la cárcel, debemo<<s >> gastar dinero para sacarle de allí. El dinero puede hacer lo, hijo. ¿Quién ha oído jamás hablar de una cárc Buck, Pearl S_La madre.txt 813 rcel que no abriera sus puertas por dinero, para libertar a un hombre? H ijo, tengo un poco... en u<<n >> hoyo aquí... Lo guardaba para él..., empléalo todo... , todo el que tenemos... La cara del hombre no camb Buck, Pearl S_La madre.t xt 814 ntonces, sino esperar? Aquélla fue la espera más larga de su vida. No podía pe rmanecer echada en l<<a >> yacija y sentía mareos si se levantaba. Finalmente la e sposa del hijo se asustó al ver el aspecto de la ma Buck, Pearl S_La madre.t xt 815 los. Entonces fue a buscar al viejo primo y a la esposa del primo y los tres se sentaron junto a l<<a >> yacija de la vieja madre. Ciertamente la madre se sintió algo consolada al tener a los primos juntos a el Buck, Pearl S_La madre.txt 816 he cometido? ¿Por qué no moriré y acabará así toda para mí, si he pecado? ¿Por qué erdido a m<<i >> doncella y ahora a mi hijo menor, y seguramente también perderé a m i nieto? Nunca veré a mi Hielo. Sé que nu Buck, Pearl S_La madre.txt 817 la, que nunca se acerca a un templo, ni nunca se ha acercado. Cuando una sacerdotisa me gritaba qu<<e >> tenia que aprender el camino del cielo, estaba yo demasiado ocupada con los hijos pequeños, y ahora, cuan Buck, Pearl S_La madre.txt 818 e para uno solamente. La noche cayó antes de que la madre les viera llegar . habíase levantado de l<<a >> yacija, por la tarde, y teniendo a su lado al primo y a la esposa del primo, sentóse bajo el sauce, y allí Buck, Pearl S_La madre.t xt 819 de la yacija, por la tarde, y teniendo a su lado al primo y a la esposa del primo, sentóse bajo e<<l >> sauce, y allí quedaron los tres, mirando hacia la c alle de la aldea. La esposa del primo descabezaba sus Buck, Pearl S_La madre.t xt 820 de la aldea. La esposa del primo descabezaba sus sueños, que ni siquiera el dolor y la pena podía<<n >> alejar. Por fin, cuando el sol habíase ya casi oculta do, la madre les vio llegar. Púsose en pie, apoyándos Buck, Pearl S_La madre.t xt 821 errumbado, de no haberla sostenido los dos hombres. La llevaron a la cas a más cercana y la hiciero<<n >> sentar, intentando calmarla, pero ella empezó a llo rar como un niño, temblándole la barbilla, con las lágr Buck, Pearl S_La madre.t xt 822 ras dos pequeñas, que él me dio. Cuando vio que su hijo permanecía de pie, con la cabeza caída y e<<l >> labio superior cubierto de sudor y también la frente, le escupió en su ira: -¡No será para ti! ¡Si él mue Buck, Pearl S_La madre.txt 823 una cárcel que no se dejen sobornar? Pero yo iré a buscar ese dinero ahora m ismo. Sí, lo sacaré de<<l >> hoyo, aunque soy vieja, e iré a buscar a mi hijo menor y lo traeré a casa y nunca más se separará de mí. Buck, Pearl S_La madre.txt 824 paga más de lo que nosotros tenemos, para que siga en la cárcel. La madre mi ró a su alrededor, a l<<a >> muchedumbre que estaba mirando, bebiendo las noticias que oían, con los ojos casi salidos de las órbitas y abie Buck, Pearl S_La madre.t xt 825 y cuando pregunté qué significaba, pareció ser una especie de banda de ladron es. Se lo pregunté a<<l >> guardián en la cárcel, que está de pie con un fusil al brazo y me contestó: «¿Qué es? Nada menos que uno que Buck, Pearl S_La madre.txt 826 so el hijo, con la cabeza caída y los brazos colgando entre las rodillas, pues estaba sentado en u<<n >> taburete. Llevaba su túnica aún, pero con el extremo anudado a la cintura, pues no estaba acostumbrado a sem Buck, Pearl S_La madre.t xt 827 beza caída y los brazos colgando entre las rodillas, pues estaba sentado e n un taburete. Llevaba s<<u >> túnica aún, pero con el extremo anudado a la cintura, pues no estaba acostumbrado a semejante vestido. -No Buck, Pearl S_La madre.t xt 828 cís, pues ha estado muy inquieto en la cárcel. Creo que diría todo lo que sabe , si no fuera por un<<a >> doncella que con él está, valiente como el que más, que le mantiene animado. Si, algunos son duros y osados Buck, Pearl S_La madre.t xt 829 tos libras que distribuía gratuitamente a la gente, y en esos libros se di cen muchas cosas malas d<<e >> derribar el Estado y distribuir por igual todo el dinero y toda la tierra.» Entonces la madre miró a su hijo Buck, Pearl S_La madre.t xt 830 ibuir por igual todo el dinero y toda la tierra.» Entonces la madre miró a s u hijo mayor y volvió <<a >> gemir y a llorar. -Siempre supe que debíamos darle algu na tierra. Podíamos haber arrendado alguna más y d Buck, Pearl S_La madre.txt 831 ? Casi no podemos vivir ahora, y si arrendamos más tierras y con la enorme parte que hay que dar a<<l >> terrateniente, seremos mendigos. Cuanto tenemos e s esa pequeña parcela de tierra y no la venderé, madre. No, la t Buck, Pearl S_La madre.txt 832 n, vistiendo después ropas limpias, como acostumbraba hacer cuando iba a l a ciudad. -Ve a buscar e<<l >> asno de mi primo -dijo simplemente-. ¿Querrás dejármelo , primo? -Si -repuso el otro, tristemente. El hij Buck, Pearl S_La madre.t xt 833 dejármelo, primo? -Si -repuso el otro, tristemente. El hijo y el hijo del primo fueron a buscar e<<l >> asno, y luego sentaron a la madre en el lomo del animal y ellos caminaron hasta la ciudad, uno a cada la Buck, Pearl S_La madre.t xt 834 re estaba débil y silenciosa y lavada por sus lágrimas y casi no sabia lo qu e hacia al agarrarse a<<l >> asno. Le colgaba la cabeza y no levantó la mirada una sola vez para contemplar la amanecida. Sus ojos es Buck, Pearl S_La madre.t xt 835 an a sus hijos. Apenas se abrieron las puertas, todos entraron en la ciu dad, la madre montada en e<<l >> asno, y los dos hombres, dirigiéndose al descampa do cerca de las murallas. A la leve luz de la mañana, h Buck, Pearl S_La madre.t xt 836 avecinaba. Los niños se aferraban a sus padres, temiendo algo desconocido y otros gritaban, pero l<<a >> muchedumbre guardaba silencio, esperando con afán, gozándose en el horror que anhelaban contemplar y odiándolo Buck, Pearl S_La madre.txt 837 e que cuando viera a su hijo ocurriría algún milagro que le salvara. El homb re volvió la cabeza de<<l >> asno hacia la cárcel, junto a cuya puerta, abierta en e l alto muro rematado con cristales, esperaron. Un Buck, Pearl S_La madre.t xt 838 hacia la cárcel, junto a cuya puerta, abierta en el alto muro rematado con cristales, esperaron. U<<n >> guardián se desperezaba y junto a él ardía un farol, la llama de cuya vela derretía un sebo rojo como la san Buck, Pearl S_La madre.t xt 839 unto a él ardía un farol, la llama de cuya vela derretía un sebo rojo como la sangre, hasta que un<<a >> bocanada de viento frío sopló de pronto y apagó la vacilant e llama. Los tres esperaron en la polvorienta cal Buck, Pearl S_La madre.t xt 840 retía un sebo rojo como la sangre, hasta que una bocanada de viento frío sop ló de pronto y apagó l<<a >> vacilante llama. Los tres esperaron en la polvorienta c alle y la madre desmontó del asno. Pronto oyeron ruido Buck, Pearl S_La madre.t xt 841 onto y apagó la vacilante llama. Los tres esperaron en la polvorienta call e y la madre desmontó de<<l >> asno. Pronto oyeron ruido de pasos y un grito. -¡Abri d la puerta! Y la puerta se abrió. Los guardianes s Buck, Pearl S_La madre.t xt 842 los rostros y de pronto vio a su hijo. Si, allí estaba, caminando con la cabeza caída, atado a un<<a >> doncella, mano con mano. La madre corrió hacia delant e y cayó a sus pies, y agarróse a sus piernas, gritando Buck, Pearl S_La madre.t xt 843 Cuando vio a su madre, el muchacho palideció más aún y hubiera caído, de no habe r estado unido a l<<a >> doncella, que tiró de él, no dejándole caer, ni tampoco deten erse. Al ver a la vieja de cabellos blancos a l Buck, Pearl S_La madre.txt 844 que te sea querido, excepto nuestra causa común! Y tiró de él hacia delante. Acercóse corriendo u<<n >> guardián, que cogió a la madre y la arrojó a un lado de la ca lle, donde quedó ella, entre el polvo. Los pris Buck, Pearl S_La madre.txt 845 ando alelada aquella extraña canción, sin comprender nada, sólo gimiendo. Sin embargo, tampoco pud<<o >> gemir mucho rato, pues un guardián salió por la puerta de la cárcel y la empujó rudamente con el fusil, g Buck, Pearl S_La madre.txt 846 ña canción, sin comprender nada, sólo gimiendo. Sin embargo, tampoco pudo gemi r mucho rato, pues u<<n >> guardián salió por la puerta de la cárcel y la empujó rudamen te con el fusil, gritándole: -¡Largo de aquí, b Buck, Pearl S_La madre.txt 847 , bruja! Los dos hombres se asustaron y la pusieron en pie, a la fuerza , y luego la montaron en e<<l >> asno y emprendieron el regreso a la casa, despa cio. Pero antes de que llegaran a la puerta del Sur, se d Buck, Pearl S_La madre.txt 848 no demostró haber oído o saber a qué se debía aquel espantoso grito. Estaba sen tada en el lomo de<<l >> asno, con la cabeza caída, mirando fijamente el polvo de la calle. Prosiguieron su camino, después de ha Buck, Pearl S_La madre.txt 849 e el polvo de la calle. Prosiguieron su camino, después de haber oído el rug ido, y encontraron a l<<a >> muchedumbre que se desparramaba, gritándose los unos a los otros. Los hombres nada dijeron, y la madre parecía Buck, Pearl S_La madre.txt 850 da, pero alguien gritó: -¡Fueron alegres a la muerte y murieron llenos de va lor! ¿Visteis a aquell<<a >> doncella que cantó hasta el fin? Cuando su cabeza rodó, j uro que cantó durante un segundo. -¿Visteis al much Buck, Pearl S_La madre.txt 851 muerto ya y que de nada serviría la plata. Los reproches eran asimismo inút iles, si algo había qu<<e >> reprochar. Ansiaba llegar a su casa e ir junto a aque lla tumba y llorar. En su corazón recordó amargamente qu Buck, Pearl S_La madre.t xt 852 ue llorar, como tenían otras mujeres, y que había de ir a la vieja sepultura de un desconocido par<<a >> desahogar su corazón. Pero incluso ese dolor pasó y sólo anhelaba llorar y desahogarse. Cuando llegaron ante Buck, Pearl S_La madre.t xt 853 ando las manos que lo recogerían. Y la madre esperaba que su dolor se conv irtiera en lágrimas, par<<a >> calmar su corazón destrozado. Pensó en toda su vida y e n toda su muerte y el poco bien de que había gozado Buck, Pearl S_La madre.t xt 854 s grandes y cómo su hombre habíase disgustado con ella, abandonándola después. R ecordó que no habí<<a >> doncella alguna en la casa que fuera a buscarla para que de jara de llorar y que su hijo estaba atado a aquel Buck, Pearl S_La madre.t xt 855 n la casa que fuera a buscarla para que dejara de llorar y que su hijo e staba atado a aquella fier<<a >> doncella y aquel día lloró por toda su vida. Mientr as lloraba, llegó su hijo corriendo. sí, corría por la ti Buck, Pearl S_La madre.t xt