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1 CAPÍTULO I En la cocina de la pequeña granja, techada de bálago, la madre

sentábase en un bajo <<taburete >> de bambú, frente al fogón de tierra, alimentando c


on hierba el fuego que ardía bajo la caldereta de Buck, Pearl S_La madre.txt
2 I En la cocina de la pequeña granja, techada de bálago, la madre sentábase e
n un bajo taburete de <<bambú, >> frente al fogón de tierra, alimentando con hierba
el fuego que ardía bajo la caldereta de hierro. Buck, Pearl S_La madre.txt
3 ajo taburete de bambú, frente al fogón de tierra, alimentando con hierba el
fuego que ardía bajo la <<caldereta >> de hierro. Las llamas acababan de prender y
ella movía una ramita aquí, un puñado de hojas allí y e Buck, Pearl S_La madre.t
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4 e! ¿Qué haríamos nosotros si no te tuviéramos para vigilar la puerta mientras es
tamos en el campo y <<procurar >> que los pequeños no caigan al estanque? La vieja
madre tosió ruidosamente al oír estas palabras, y Buck, Pearl S_La madre.txt
5 éramos para vigilar la puerta mientras estamos en el campo y procurar que
los pequeños no caigan al <<estanque? >> La vieja madre tosió ruidosamente al oír esta
s palabras, y habló con voz entrecortada. -Es verdad. Buck, Pearl S_La madre.t
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6 para salir con su cuchillo a cortar ramitas de los árboles, recogiendo acá
y acullá cuanto pudiera <<arder. >> Cierto que junto a la puerta de la cocina, por
la parte de afuera, cerca de la era que también era Buck, Pearl S_La madre.t
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7 a protegerlas de la humedad de la lluvia y la nieve. Pero la paja de arr
oz era demasiado buena para <<quemar. >> Sólo la gente de las ciudades quemaba paj
a de arroz, y ella o su hombre la llevarían a la ciudad e Buck, Pearl S_La madre.t
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8 ajo las cejas. No era una cara hermosa, sino apasionada y buena. Uno se
diría: he aquí una mujer de <<temperamento >> vivo, pero afectuosa esposa y madre, y
buena en su casa con una vieja. La mujer vieja seguía hablan Buck, Pearl S_La
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9 hijo debían trabajar la tierra y, en aquel momento, parecíale que tenía muchas
cosas que decir a su <<nuera, >> a quien quería. Su vieja voz cascada siguió hablan
do, tosiendo, de vez en cuando, a causa del humo Buck, Pearl S_La madre.t
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10 y también lo hizo la niña, lo mejor que pudo, pues no había cumplido tres años aún
. La comida en la <<caldereta >> estaba hirviendo y, por debajo de la tapa de ma
dera, empezaron a salir nubes de fragante vapor. La Buck, Pearl S_La madre.t
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11 ubes de fragante vapor. La vieja aspiraba profundamente y movió sus desden
tadas mandíbulas. Bajo la <<caldereta >> se alzaban las llamas, lamiendo su fondo
de hierro, y, al no encontrar paso por él, se extendían ha Buck, Pearl S_La madre.t
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12 r de su hijo, encontrando en sus palabras un nuevo tema del que hablar e
lla misma. -¡Ay!, -empezó a <<gimotear-. >> Siempre dije que, si no hubiera tenido q
ue cuidar del fuego durante tantos años, ahora no estada Buck, Pearl S_La madre.t
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13 ba, porque ella se detenía demasiado a menudo en su trabajo, y le gritaba:
«¡Qué! ¿Piensas darle de <<mamar >> a tu hijo y dejarme todo el trabajo a mí? Empiezas ah
ora a parir y durante veinte años amamantarás Buck, Pearl S_La madre.txt
14 gritaba: «¡Qué! ¿Piensas darle de mamar a tu hijo y dejarme todo el trabajo a mí?
Empiezas ahora a <<parir >> y durante veinte años amamantarás a uno u otro. ¿Crees qu
e lo soportaré? No eres la mujer de ningún Buck, Pearl S_La madre.txt
15 tro. ¿Crees que lo soportaré? No eres la mujer de ningún hombre rico que no ti
ene que trabajar sino <<parir >> y criar, y puede alquilar a quienes hagan su tr
abajo.» Entonces, ella, revolvíase, como siempre hac Buck, Pearl S_La madre.t
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16 llegar a casa, pero cuando llego yo tengo que preparar la comida y cuid
ar de un niño y una vieja y <<complacer >> sus caprichos y...» Disputaban acaloradam
ente durante un rato y no había vencedor ni vencido. Pero Buck, Pearl S_La
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17 formarse, y si lloraban, que llorasen; no podía correr para darles el pech
o, y tenían que esperar y <<aguardar >> el hambre hasta que ella llegara. Eso dijo
, pero la verdad era que tenía un corazón más suave que s Buck, Pearl S_La madre.t
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18 amaban. Cuando el guiso hubo hervido un rato y el humo se mezcló con el a
roma del arroz, cogió una <<escudilla >> y la llenó para la vieja. La puso en la mes
a, en la habitación mayor en que todos vivían, y, luego, Buck, Pearl S_La madre.t
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19 z cascada. -...y si mezclas guisantes con el arroz, es tan bueno que...
La vieja se sentó, cogió la <<escudilla >> en sus huesudas manos y guardó silencio, te
mblando súbitamente con ansia por la comida, babeando po Buck, Pearl S_La madre.t
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20 ca. -¿Dónde está la cuchara? No encuentro mi cuchara... La madre puso la cucha
ra de porcelana en la <<vacilante >> mano y salió. Entonces cogió dos escudillas peq
ueñas de hojalata y dos pares de palillos de bambú y Buck, Pearl S_La madre.t
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21 cilante mano y salió. Entonces cogió dos escudillas pequeñas de hojalata y dos
pares de palillos de <<bambú >> y llenó una a la niña primero, porque seguía llorando y
frotándose los ojos. La niña estaba sentada Buck, Pearl S_La madre.txt
22 ogiéndose y gimoteando, la madre se apiadó, sintiéndose turbada por el dolor d
e la pequeña. Dejó la <<escudilla >> sobre una burda mesa sin pintar, colocada junto
a la puerta de la casa, por la parte de afuera, y h Buck, Pearl S_La madre.t
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23 por la parte de afuera, y habló a la niña con voz fuerte y bondadosa. -Come
, come. La niña anduvo, <<vacilante, >> y se agarró a la mesa, entornando los enroje
cidos párpados para protegerse del sol de la tarde y a Buck, Pearl S_La madre.t
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24 , entornando los enrojecidos párpados para protegerse del sol de la tarde
y alargó la mano hacia la <<escudilla. >> -¡Ten cuidado! ¡Está caliente! -gritó la madre.
La niña vaciló y empezó a soplar sobre la comida p Buck, Pearl S_La madre.txt
25 mano hacia la escudilla. -¡Ten cuidado! ¡Está caliente! -gritó la madre. La niña
vaciló y empezó a <<soplar >> sobre la comida para enfriarla, pero la madre seguía mirán
dola, turbada aún, murmurando para sí mis Buck, Pearl S_La madre.txt
26 pediré que vaya a una botica y compre ungüento para los ojos irritados.» Enton
ces, el niño empezó a <<quejarse >> porque ella no había colocado también su escudilla e
n la mesa; la madre fue a buscarla y la dejó al Buck, Pearl S_La madre.txt
27 a los ojos irritados.» Entonces, el niño empezó a quejarse porque ella no había
colocado también su <<escudilla >> en la mesa; la madre fue a buscarla y la dejó allí
y, durante un rato, hubo silencio. La madre se s Buck, Pearl S_La madre.t
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28 . La madre se sintió demasiado cansada, incluso para comer, suspiró profunda
mente, buscó un pequeño <<taburete >> de bambú, lo puso junto a la puerta y se sentó a d
escansar; luego aspiró una gran bocanada de aire, Buck, Pearl S_La madre.txt
29 e sintió demasiado cansada, incluso para comer, suspiró profundamente, buscó u
n pequeño taburete de <<bambú, >> lo puso junto a la puerta y se sentó a descansar; lu
ego aspiró una gran bocanada de aire, alisóse Buck, Pearl S_La madre.txt
30 pequeño taburete de bambú, lo puso junto a la puerta y se sentó a descansar;
luego aspiró una gran <<bocanada >> de aire, alisóse con la mano el áspero cabello y m
iró a su alrededor. Las bajas colinas que circund Buck, Pearl S_La madre.txt
31 a la puerta y se sentó a descansar; luego aspiró una gran bocanada de aire,
alisóse con la mano el <<áspero >> cabello y miró a su alrededor. Las bajas colinas q
ue circundaban el valle en que se encontraba su t Buck, Pearl S_La madre.t
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32 cuidaba a los hijos mejor que ella lo hacía. Había algunas más ricas; indudab
lemente, la mujer del <<posadero >> tenía algún dinero, pues llevaba dos sortijas de
plata en las manos y aretes en las orejas, como la Buck, Pearl S_La madre.t
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33 ómo su dinero se convertía en la buena carne que cubría los huesos de sus hijo
s. Murmurábase que el <<posadero >> no daba a sus hijos sino las sobras de la comi
da que sus huéspedes dejaban en las escudillas; pero Buck, Pearl S_La madre.t
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34 sólo una vez, también hubiese sido fuerte y poco faltaría para que empezara y
a a caminar. Volvió a <<suspirar. >> Bueno, dentro de un mes o dos nacería otro. Per
o sentíase contenta, especialmente cuando estaba en Buck, Pearl S_La madre.t
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35 fuerza, de sus hijos y de su hombre. Pero la paz no duró mucho. El niño le
presentó súbitamente la <<escudilla >> vacía. -Mas... madre; más. Se puso en pie para ll
enarla otra vez y, cuando salió de nuevo a la puer Buck, Pearl S_La madre.t
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36 inmóvil, hasta desaparecer. En la inmediata penumbra vio al hombre acerca
rse por un sendero con el <<azadón >> al hombro, sostenido con el brazo levantado,
mientras se abrochaba el vestido. Caminaba ligera y ág Buck, Pearl S_La madre.t
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37 mbral, cantaba muy suave, pero todavía con la misma voz trémula excitante, e
n rápido ritmo. Dejó el <<azadón >> contra la pared, y la vieja, al oírle, despertó de la
modorra en que se había sumido, después de la Buck, Pearl S_La madre.txt
38 madre; me gustan mucho. Afuera, junto a la puerta, la niña sentábase tranqui
la y satisfecha, con la <<escudilla >> vacía; tras desaparecer el sol, abrió algo lo
s ojos y miró a su alrededor sin quejarse. La madre vo Buck, Pearl S_La madre.t
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39 cha, con la escudilla vacía; tras desaparecer el sol, abrió algo los ojos y
miró a su alrededor sin <<quejarse. >> La madre volvió a entrar en la cocina y sacó un
a escudilla de humeante arroz para el hombre. La es Buck, Pearl S_La madre.t
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40 algo los ojos y miró a su alrededor sin quejarse. La madre volvió a entrar
en la cocina y sacó una <<escudilla >> de humeante arroz para el hombre. La escudi
lla era de loza azul y blanca y estaba llena hasta los b Buck, Pearl S_La
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41 se. La madre volvió a entrar en la cocina y sacó una escudilla de humeante a
rroz para el hombre. La <<escudilla >> era de loza azul y blanca y estaba llena
hasta los bordes; en ella, la madre había echado un huevo, Buck, Pearl S_La
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42 hombre joven. Remienda la fuerza. Pero nadie la escuchaba. El hombre co
mía vorazmente, pues estaba <<hambriento. >> Poco después gritó a la madre que volvier
a a llenarle la escudilla, golpeando la mesa con ella par Buck, Pearl S_La
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43 comía vorazmente, pues estaba hambriento. Poco después gritó a la madre que v
olviera a llenarle la <<escudilla, >> golpeando la mesa con ella para incitarla
a que se apresurara. Cuando estuvo llena, ella se sirvió Buck, Pearl S_La madre.t
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44 . Cuando estuvo llena, ella se sirvió también. Pero no se sentó junto al hombr
e; lo hizo en el bajo <<taburete >> en el patio, junto a la puerta, y cenó aquel a
rroz con placer, pues le gustaba la comida, como le g Buck, Pearl S_La madre.t
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45 , como le gusta a un animal sano. De vez en cuando poníase en pie para cog
er un pedazo de col de la <<escudilla >> del hombre y mientras comía miraba al osc
uro cielo rojizo entre las dos colinas. Los niños se acerc Buck, Pearl S_La
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46 n ya hambre y, a pesar de que era comida igual a la que les había servido,
aquellos alimentos de la <<escudilla >> de la madre les parecían mejores que los
que ellos comieran. Incluso el perro amarillo de la granja Buck, Pearl S_La
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47 as de arroz que la madre le tiró una o dos veces. Por tres veces se levantó
la madre para llenar la <<escudilla >> del hombre y él comió hasta saciarse y gruñó de s
atisfacción; entonces ella vertió agua hirviendo e Buck, Pearl S_La madre.txt
48 y él comió hasta saciarse y gruñó de satisfacción; entonces ella vertió agua hirvi
ndo en la vacía <<escudilla, >> y él la sorbió ruidosamente, levantándose poco después, pa
ra continuar sorbiendo afuera, frente a Buck, Pearl S_La madre.txt
49 spués, para continuar sorbiendo afuera, frente a la puerta. Cuando hubo te
rminado y ella recogió su <<escudilla, >> el hombre permaneció un rato allí, de pie, m
irando hacia los campos, que la noche cubría. Había l Buck, Pearl S_La madre.t
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50 a noche había llegado ya. Allí estaba, sentado junto a su puerta, inclinada
la cabeza, tejiendo una <<cesta >> de mimbre. Bien; algunos hombres eran así..., p
ero en cuanto a él... una pequeña partida... Volviós Buck, Pearl S_La madre.txt
51 sino trabajar y dormir, trabajar y dormir? -Si, sí -respondió alegremente la
vieja, sin observar la <<irritación >> en la voz de su hijo. Entonces se levantó y
fue a tientas hasta su rincón, donde, tras una cortina Buck, Pearl S_La madre.t
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52 bo de agua de un pozo poco profundo, llenando la tinaja con ella. Salió un
a vez más, para soltar al <<búfalo >> doméstico, amarrado a uno de los sauces que crecía
n libremente en torno a la era, dándole un pienso Buck, Pearl S_La madre.txt
53 rte cuerpo lleno de saludable cansancio, era invadido por una gran olead
a de ternura. A pesar de lo <<impaciente >> que pudiera ser durante el día y de su
s pequeñas y súbitas irritaciones, por la noche era todo tern Buck, Pearl S_La
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54 n a dormir. En la oscuridad, el niño se frotaba contra ella, buscando el p
echo con la boca. Lo dejó <<mamar; >> su pecho estaba seco, pero era suave y aquie
taba al niño con su lejano recuerdo de saciedad. Pront Buck, Pearl S_La madre.t
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55 otro lado del niño, estaba la niña, cerrando fuertemente los ojos y frotándos
e incesantemente para <<calmar >> su picor mientras caía dormida. Incluso durmiend
o seguía frotándoselos, sin saber lo que hacia. Pr Buck, Pearl S_La madre.txt
56 y mientras los demás dormían aún, ella abría la puerta, sacaba las gallinas y el
cerdo, conducía al <<búfalo >> hasta el patio, barría después el estiércol caído durante l
noche, y lo apilaba en un rincón de la Buck, Pearl S_La madre.txt
57 s a ello y sabían que a los niños podían sucederles aquello, y no morir. Apena
s acababa la madre de <<verter >> el agua, cuando llegaron los niños, llevando el
hermano a la hermana de la mano. Habían saltado sil Buck, Pearl S_La madre.t
xt
58 o o algo para ojos irritados como éstos. Pero el hombre estaba cargado de
sueño aún, y contestó con <<irritación. >> -¿Y por qué tenemos que gastar nuestro escaso di
ero para ojos irritados, si sabemos que esto no l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
59 tos. Pero el hombre estaba cargado de sueño aún, y contestó con irritación. -¿Y po
r qué tenemos que <<gastar >> nuestro escaso dinero para ojos irritados, si sabemo
s que esto no la matará? Yo tenía los ojos mal Buck, Pearl S_La madre.txt
60 bros para ganarse la vida. De pronto, la vieja se movió y llamó débilmente, y
la madre le llevó una <<escudilla >> de agua caliente, para que la bebiera a sorbo
s antes de levantarse, lo cual la vieja hizo ruidosame Buck, Pearl S_La madre.t
xt
61 on los enrojecidos ojos fuertemente cerrados, y no se movió hasta que notó q
ue su madre le daba una <<escudilla >> llena. Sí, todos los días eran iguales para
la madre, pero jamás los encontraba aburridos, pues es Buck, Pearl S_La madre.t
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62 orque se le había muerto un hijo o una tercera, que tenía un nuevo patrón para
hacer una flor en un <<zapato >> o sabía otra forma de cortar un vestido. Y había día
s en que iba a la ciudad con grano y coles para Buck, Pearl S_La madre.txt
63 dar a luz y sentir los labios de un hijo bebiendo su pecho, era bastant
e. Levantarse al amanecer y <<alimentar >> a los suyos y cuidar de las bestias,
sembrar la tierra y cosechar frutos, sacar agua del pozo para Buck, Pearl S_La
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64 ndo su pecho, era bastante. Levantarse al amanecer y alimentar a los suy
os y cuidar de las bestias, <<sembrar >> la tierra y cosechar frutos, sacar agua
del pozo para beber, pasar los días en las montañas recogie Buck, Pearl S_La
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65 stante. Levantarse al amanecer y alimentar a los suyos y cuidar de las b
estias, sembrar la tierra y <<cosechar >> frutos, sacar agua del pozo para beber
, pasar los días en las montañas recogiendo hierba, sintiendo Buck, Pearl S_La
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66 a vieja fuera, al calor del sol, diciendo a los niños que jugaran allí, pero
que no se acercaran al <<estanque. >> Entonces, cogió su propio azadón y se marchó, d
eteniéndose una o dos veces para mirar hacia atrás. Buck, Pearl S_La madre.txt
67 iendo a los niños que jugaran allí, pero que no se acercaran al estanque. En
tonces, cogió su propio <<azadón >> y se marchó, deteniéndose una o dos veces para mirar
hacia atrás. La brisa le traía débilmente la v Buck, Pearl S_La madre.txt
68 ser vieja y medio ciega, podía, sin embargo, ver si se acercaba alguien qu
e no debiera acercarse, y <<avisar >> con un grito. Era una vieja muy pesada y m
uy difícil de cuidar, a veces. Resultaba peor que un niño Buck, Pearl S_La madre.t
xt
69 l humor de las viejas. Pero, para aquella joven madre, la vieja era como
otro hijo suyo, infantil y <<caprichoso >> como los niños, hasta hacerla ir algun
as veces de un sitio a otro, en las colinas, buscando alguna Buck, Pearl S_La
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70 es y algunas mujeres y muchos niños, y la vieja parecía a punto de morir y e
llos compraron el mejor <<ataúd >> que pudieron adquirir, esperando el fin, la jov
en madre se alegró verdaderamente de que la vieja se Buck, Pearl S_La madre.t
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71 ía debidamente. Pero la madre estaba bien informada. No era ni demasiado p
equeña ni delgada y nunca <<tenia >> dificultades. Incluso cuando se cayó y parió prem
aturamente, lo hizo con facilidad y poco represent Buck, Pearl S_La madre.t
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72 udó. Y así, un día dulce y ventoso de primavera, la mujer sintió su hora y cruzó e
l campo y dejó el <<azadón >> apoyado en la pared de la casa y llamó a la casa al otro
lado de la calle. La esposa del primo lleg Buck, Pearl S_La madre.txt
73 posa del primo llegó corriendo, secándose las manos con el delantal, pues es
taba lavando ropa en el <<estanque. >> La esposa del primo era una mujer bondad
osa, amable, de cara redonda y atezada y nariz arremangad Buck, Pearl S_La
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74 ve hijos, todos niños sanos hasta que murieron y siempre decía... Pero la ma
dre no la oía. Cogió un <<taburete >> y se sentó sin hablar, alisándose el cabello con l
as dos manos, cubiertas de sudor, no del sudor de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
75 pueda yo tener paz en mi parto. Entonces, la esposa del primo se acercó a
la puerta y gritó por una <<grieta: >> -¡Quédate ahí un rato, pues tu madre está de parto!
Y la vieja repitió: -¡Quédate ahí, pequeño y t Buck, Pearl S_La madre.txt
76 iño seguía asustado al ver la puerta cerrada durante el día y continuaba grita
ndo. La niña empezó a <<gemir >> también, como hacía cuando su hermano lloraba, y se ace
rcó a tientas y golpeó la puerta con sus peq Buck, Pearl S_La madre.txt
77 te dice, y juro que la otra es igual que tú! Pero cuando le hubo pegado, s
u corazón se ablandó y su <<irritación >> se calmó y desapareció y entonces habló más cariñ
nte. -Pero entra, si quieres, no hay nada que Buck, Pearl S_La madre.txt
78 lar, la madre gritó y alejóse un poco de la niña. Se soltó la faja y se inclinó ha
cia delante en el <<taburete. >> Entonces, la esposa del primo corrió hacia ella y
recibió presurosamente en sus manos la criatura Buck, Pearl S_La madre.txt
79 llegó gritando: -¿Sabes que tengo un hermano, ahora? La esposa del primo sal
ió rápidamente, con una <<escudilla >> de sopa, burlándose del niño y diciéndole: -¿Cómo qu
es que no lo sepa, si lo traje yo misma? El Buck, Pearl S_La madre.txt
80 ropios padres, hasta que fue vergonzoso que lo siguiera haciendo, y sus
padres mandaron preparar un <<jergón >> para él. Sí, ahora él dormía allí, en la cama con s
propia mujer y sus hijos, y su vieja madre dor Buck, Pearl S_La madre.txt
81 Sí, ahora él dormía allí, en la cama con su propia mujer y sus hijos, y su vieja
madre dormía en el <<jergón; >> y era la misma cama y la misma casa; incluso no había
nada nuevo en la casa, excepto las pequeñas Buck, Pearl S_La madre.txt
82 queña posada y jugado un rato con los demás, cuando volvía junto a su esposa q
ue le daba hijos para <<alimentar, >> por los cuales él tenía que trabajar, pensaba,
con terror, que mientras viviera no habría para él Buck, Pearl S_La madre.t
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83 ñana e ir a aquella tierra de la que sólo poseían una pequeña parte, tomando otr
a en arriendo de un <<terrateniente, >> que llevaba una vida placentera en algun
a lejana ciudad; pasar el día en aquella tierra arrendada Buck, Pearl S_La
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84 a para repetir lo mismo. Ni siquiera las cosechas eran suyas, pues debía m
edir una parte para aquel <<terrateniente >> y dar otra al hombre de la ciudad,
que era el agente del terrateniente. Cuando pensaba en aquel age Buck, Pe
arl S_La madre.txt
85 a medir una parte para aquel terrateniente y dar otra al hombre de la ci
udad, que era el agente del <<terrateniente. >> Cuando pensaba en aquel agente,
no podía soportarlo, pues aquel hombre era como a él le hubiera gu Buck, Pearl S_La
madre.txt
86 o, pues aquel hombre era como a él le hubiera gustado ser. Vestía suave seda
y su piel era blanca y <<tenia >> aquella mirada propia de los hombres de la ci
udad, que trabajaban en alguna pequeña tarea y están b Buck, Pearl S_La madre.t
xt
87 staba ceñudo y no hablaba a la mujer, excepto para maldecirla por su lenti
tud y cuando el excitable <<temperamento >> de la mujer se levantaba contra él, el
hombre sentía el malicioso placer de discutir a gritos con e Buck, Pearl S_La
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88 iscutir a gritos con ella, desahogándose así un poco, aunque a menudo aún grit
aba más ella, pues su <<temperamento >> era más violento que el del hombre, excepto
cuando estaba irritada con un niño. Pero el hombre no p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
89 e el del hombre, excepto cuando estaba irritada con un niño. Pero el hombr
e no podía aferrarse a su <<irritación >> tanto tiempo como la mujer, pues se cansab
a y se entregaba a algo distinto. La ira de la mujer era Buck, Pearl S_La
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90 podía soportarlo y se revolvía contra él, como si se tratara de salvar a un h
ijo y siempre el hijo <<tenia >> razón y él estaba equivocado. Esto irritaba al homb
re más que nada, pues la mujer anteponía los hij Buck, Pearl S_La madre.txt
91 os días de invierno cuando no hacía más que dormir y cuando no pudiendo dormir
, jugaba. Era jugador <<afortunado, >> además, y siempre regresaba a la casa con más
de lo que se había llevado, pareciéndole ser ésta un Buck, Pearl S_La madre.txt
92 ugadas afortunadas. La suerte estaba ciertamente en sus ágiles dedos, que
ni siquiera el arado y el <<azadón >> habían podido endurecer, pues era joven aún, vei
ntiocho años, y nunca había trabajado más de lo deb Buck, Pearl S_La madre.txt
93 que el poco dinero que producía la tierra fuera perdido en la mesa de la
posada, ella no tenía que <<quejarse. >> Cuando una mujer le gritó: «¡Ah, si mi marido f
uese como ese hombre guapo tuyo, ama de casa, cuyos Buck, Pearl S_La madre.t
xt
94 enen corazón de niño, y ella estaba ya acostumbrada a trabajar de continuo.
mientras él arrojaba su <<azadón >> y se echaba en la hierba que crecía en el sendero
entre su campo y el del vecino y dormía una hora Buck, Pearl S_La madre.txt
95 lengua no era tan hábil como la del hombre para encontrar una respuesta.
Pero, a veces, su ira era <<ardiente >> y entonces su lenguaje regañón era más fuerte
que de costumbre. Una o dos veces por temporada dispu Buck, Pearl S_La madre.t
xt
96 egañón era más fuerte que de costumbre. Una o dos veces por temporada disputab
a acaloradamente y su <<irritación >> daba desacostumbrada amargura a sus palabras
. Cuando el hombre compraba alguna tonta fruslería en e Buck, Pearl S_La madre.t
xt
97 era fiesta, la mujer se enfadaba terriblemente y casi olvidaba que le a
maba en su corazón. Era una <<irritación >> profunda, además, que brotaba tantas horas
después de su mala acción que el hombre había casi olvid Buck, Pearl S_La madre.t
xt
98 ya lo que había hecho, pues acostumbraba olvidar fácilmente lo que hacía y no
le gustaba. Cuando la <<irritación >> de la mujer era así, nada podía él hacer, sino dej
ar que se desahogara. En uno de esos días de oto Buck, Pearl S_La madre.txt
99 él hacer, sino dejar que se desahogara. En uno de esos días de otoño él regresó
a su casa con una <<sortija >> de oro, o, por lo menos, decía que era de oro, en e
l dedo. Cuando ella la vio, se llenó de ira y gr Buck, Pearl S_La madre.txt
100 raña y colérica: -¡Tú, que te niegas a aceptar tu parte de la común amargura de la
vida, tienes qu<<e >> gastar el escaso dinero que tenemos en una estúpida sortija
! ¿Quién ha sabido jamás de un pobre bueno y ho Buck, Pearl S_La madre.txt
101 rte de la común amargura de la vida, tienes que gastar el escaso dinero qu
e tenemos en una estúpid<<a >> sortija! ¿Quién ha sabido jamás de un pobre bueno y honra
do, con una sortija en el dedo? El hombre rico lo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
102 ro que tenemos en una estúpida sortija! ¿Quién ha sabido jamás de un pobre bueno
y honrado, con un<<a >> sortija en el dedo? El hombre rico lo puede hacer, pero
, ¿qué significa cuando lo hace un pobre? ¡Oro! ¿Des Buck, Pearl S_La madre.txt
103 ico lo puede hacer, pero, ¿qué significa cuando lo hace un pobre? ¡Oro! ¿Desde c
uándo se compra un<<a >> sortija de oro con monedas de cobre? Al oír esto, el hombre
gritó a la mujer, con gesto rebelde como el de Buck, Pearl S_La madre.txt
104 enía bajo la chaqueta y me la dejó ver... Pero ella se burló: -¡Sí, y lo que vio f
ue a un campesin<<o >> estúpido, a quien podía engañar! Y aunque fuera oro, ¿qué pasará si
a ven en tu dedo, en la ciudad, algún d Buck, Pearl S_La madre.txt
105 Cayó sobre él y le arañó la cara y le pegó tanto que el hombre se sintió sorprendi
o y se quitó l<<a >> sortija del dedo burlonamente, y, medio asustado también, le gr
itó: -¡Tómala! !Está bien! ¡Ya sé que estás Buck, Pearl S_La madre.txt
106 as orejas o en los dedos, como hacen algunos hombres con sus mujeres, y
había pensado eso al ver l<<a >> sortija. Le miró fijamente, mientras él continuaba ha
blando, lamentándose de sí mismo y de la dura vida que Buck, Pearl S_La madre.t
xt
107 bía oído la disputa, corrió a él y le suplicó que no enfermara, mientras miraba co
n hostilidad a l<<a >> nuera, a la que comúnmente amaba bien, y los niños lloraron c
uando vieron llorar a su padre, y a su madre Buck, Pearl S_La madre.txt
108 on llorar a su padre, y a su madre dura y áspera. Pero la madre no se había
calmado aún. Recogió l<<a >> sortija del suelo, donde él la había arrojado, se la llevó a
la boca y la mordió, para ver si por casualida Buck, Pearl S_La madre.txt
109 , como debiera hacer si el oro fuera puro, y entonces gritó, presa de nuev
a indignación. -¿No serí<<a >> blando entre mis dientes, si fuera oro? -dijo-. Es cobr
e, y duro... -Mordió un rato y después escupió la s Buck, Pearl S_La madre.txt
110 o entre mis dientes, si fuera oro? -dijo-. Es cobre, y duro... -Mordió un
rato y después escupió l<<a >> sortija. - ¡Ni ha sido casi bañada en oro! Entonces no pu
do soportar que el hombre hubiera sido tan infanti Buck, Pearl S_La madre.t
xt
111 ra su ira. Pero después de haber trabajado un rato en la tierra, la suave
brisa otoñal sopló en s<<u >> irritado corazón y lo enfrió sin que ella se diera cuenta
. Las hojas arrastradas por el viento y las pardas Buck, Pearl S_La madre.t
xt
112 a, este mediodía. Tal vez me enfadé demasiado por un poco de dinero gastado.»
Tenía prisa y ansiab<<a >> marchar y encontrarse en la casa para preparar el plato
y demostrarle que había cambiado, pero, cuando lleg Buck, Pearl S_La madre.t
xt
113 cara hacia la pared, sin decir nada. Cuando ella hubo hecho el plato y c
ogido algunos cangrejos de<<l >> estanque, para mezclarlos en la comida como a él
le gustaba, y le llamó, él no quiso levantarse ni comer. Ha Buck, Pearl S_La madre.t
xt
114 enfermo. -No puedo comer... Me has echado los espíritus del cuerpo. Ella
nada dijo, pero guardó l<<a >> escudilla y volvió, en silencio, al trabajo, apretado
s firmemente los labios. Tampoco quiso ayudar a la vieja Buck, Pearl S_La
madre.txt
115 uplicarle, pues recordaba su anterior ira. Y cuando se marchaba se le ac
ercó el perro, mendigante <<y >> hambriento, y ella volvió a la cocina, donde estaba
el plato que había preparado para el hombre. Alargó la man Buck, Pearl S_La madre.t
xt
116 a dormir y los niños se acurrucaban contra ella en la oscuridad y sintió al
hombre al otro lado, s<<u >> irritación había desaparecido del todo. Entonces le par
eció que aquel hombre no era más que un niño, también, Buck, Pearl S_La madre.txt
117 ro él no quiso trabajar aquel día. No. Cuando la madre salió a los campos, el
hombre se sentó en u<<n >> taburete al sol, junto a la puerta, y maneó débilmente la c
abeza. -Siento un punto muy débil en mí y un dolo Buck, Pearl S_La madre.txt
118 egañarle tan fuertemente por ser como era y, por eso, dijo, calmándole y sin
tiéndose apenada por s<<u >> irritación: -Descansa, entonces. Y marchó. Sin embargo, c
uando hubo partido, el hombre se tornó inquieto y se Buck, Pearl S_La madre.t
xt
119 no hablaba a menos que debiera hacerlo y guardaba sus pensamientos para
sí. Así estaba el hombre<<, >> impaciente por la vida, y parecíale que no debía soport
ar que no hubiera nunca nada nuevo para él, más que aqu Buck, Pearl S_La madre.t
xt
120 a abandonar aquella vida suya en los campos que odiaba, y, a menudo, mur
muraba para sí, mientras e<<l >> azadón se alzaba y caía sobre los terrones: «Aquí estoy,
joven y apuesto, y con mi suerte en mis dedos y a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
121 un hijo detrás de otro, y todos iguales, llorando y gritando y queriendo
comer. ¿Por qué tengo qu<<e >> fatigar mi buen cuerpo para darles de comer y nunca e
ncontrar nada alegre para mí, en mi vida? Ciertamente, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
122 bía, que aquello era algo por lo que una esposa debiera ser siempre alabad
a y no culpada. El podrí<<a >> quejarse con justicia sólo si ella fuera estéril, pero
no si paría a su debido tiempo cada año, e hijos varo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
123 esposa debiera ser siempre alabada y no culpada. El podría quejarse con ju
sticia sólo si ella fuer<<a >> estéril, pero no si paría a su debido tiempo cada año, e
hijos varones la mayor parte de las veces. Pero, e Buck, Pearl S_La madre.t
xt
124 omo era costumbre en aquellas tierras, donde se creía bueno que el hombre
fuera menor que su mujer<<. >> Tenia el corazón irritado y no le importaba ser pad
re de hijos varones, ya que anhelaba placeres y extrañ Buck, Pearl S_La madre.t
xt
125 en aquellas tierras, donde se creía bueno que el hombre fuera menor que s
u mujer. Tenia el corazó<<n >> irritado y no le importaba ser padre de hijos varon
es, ya que anhelaba placeres y extrañas visiones y gozos Buck, Pearl S_La madre.t
xt
126 iera encontrar en alguna lejana ciudad. Ciertamente, era hombre que los
cielos habían hecho para e<<l >> gozo. Estaba bien formado, no era alto, sino fuer
te y ligero y lleno de gracia, de huesos pequeños y exq Buck, Pearl S_La madre.t
xt
127 lo, pero lleno de ingenio y oculta rudeza como les gustaba a los campesi
nos, podía hacer reír a un<<a >> muchedumbre con sus canciones y agudezas. Hombres y
mujeres le querían. Cuando les oía reír, su corazón saltaba Buck, Pearl S_La madre.t
xt
128 rabajar, y muy turbadora para el corazón del hombre. Al mediodía sucedió que p
or el camino llegó u<<n >> buhonero que vendía telas para el verano y llevaba al hom
bro un gran bulto de ropas de todos colores, alguna Buck, Pearl S_La madre.t
xt
129 a la casa donde el hombre y la mujer y la vieja madre y los niños estaban
sentados a la sombra de<<l >> sauce y comían su comida del mediodía, el buhonero se
detuvo y gritó: -¿Me quedo, ama de casa, y te muest Buck, Pearl S_La madre.t
xt
130 vieja madre y los niños estaban sentados a la sombra del sauce y comían su
comida del mediodía, e<<l >> buhonero se detuvo y gritó: -¿Me quedo, ama de casa, y te
muestro mis telas? Pero la madre contestó: -No ten Buck, Pearl S_La madre.t
xt
131 a vieja que siempre tenía que decir algo, gritó con voz pequeña y cascada: -Sí,
es cierto lo que m<<i >> nuera dice y las telas son muy malas estos días y se romp
en a la primera o segunda lavada. Me acuerdo de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
132 ar, pero sólo por orgullo, porque el vestido estaba bueno aún, y ahora aquí me
tienes en mi segund<<a >> mortaja y ya casi preparada para la tercera, pues las
telas son muy malas y débiles en estos tiempos... Ent Buck, Pearl S_La madre.t
xt
133 i preparada para la tercera, pues las telas son muy malas y débiles en est
os tiempos... Entonces e<<l >> buhonero se acercó, olfateando una venta. Era un ho
mbre de modales muy agradables y corteses y convincentes Buck, Pearl S_La
madre.txt
134 ese hermoso hijo nuevo que tienes al pecho. Al decir estas palabras, sua
vemente y de una tirada, e<<l >> buhonero sacó de su bulto un retal muy bonito. Er
a, como había dicho, con grandes peonías rojas sobre un fon Buck, Pearl S_La madre.t
xt
135 untó sin querer: -¿Cuánto vale este pedazo? Pero no puedo comprarlo, pues casi
no tenemos nada par<<a >> alimentar a estos niños, a la anciana y pagar al terrat
eniente. No podemos comprar telas como las que las muj Buck, Pearl S_La madre.t
xt
136 no puedo comprarlo, pues casi no tenemos nada para alimentar a estos niños
, a la anciana y pagar a<<l >> terrateniente. No podemos comprar telas como las
que las mujeres ricas emplean para vestir a sus hijos. La vieja Buck, Pe
arl S_La madre.txt
137 o, sin molestarse en pensar en aquel pedazo de tela que sólo podía servir pa
ra un niño. Entonces e<<l >> buhonero bajó la voz y acercó, convincente, la tela al niño
, pero no demasiado, no fuera a ensuciarse si no Buck, Pearl S_La madre.t
xt
138 ro ninguna como ésta. Si tuviera un hijo guardaría la tela para él; pero sólo te
ngo una pobre muje<<r >> estéril, que no me da ningún hijo. ¿Por qué habría de desperdicia
r esta tela en ella? La vieja escuchaba es Buck, Pearl S_La madre.txt
139 tela para él; pero sólo tengo una pobre mujer estéril, que no me da ningún hijo.
¿Por qué habría d<<e >> desperdiciar esta tela en ella? La vieja escuchaba esta histo
ria y cuando le oyó decir que su mujer era estéril, Buck, Pearl S_La madre.txt
140 erdiciar esta tela en ella? La vieja escuchaba esta historia y cuando le
oyó decir que su mujer er<<a >> estéril, se sintió muy divertida y gritó: -¡Es una lástima
con lo buen hombre que tú eres! ¿Y por qué no t Buck, Pearl S_La madre.txt
141 arnadas, que cedió y dijo: -¿Cuál es pues, tu último precio, porque más no puedo p
agar? Entonces e<<l >> buhonero dijo una cifra, y no fue demasiado grande, ni ta
mpoco tanto como ella hubiera temido y su corazón s Buck, Pearl S_La madre.t
xt
142 freció la mitad, regateando como era costumbre en aquellos lugares. Lo ofr
ecido era tan poco que e<<l >> buhonero retiró la tela rápidamente y la guardó e hizo
ademán de irse. Entonces la madre, pensando en su her Buck, Pearl S_La madre.t
xt
143 e, pensando en su hermoso hijo, ofreció un poco más y así, regateando y después
de mucho hablar, e<<l >> buhonero volvió a dejar el bulto en el suelo y sacó el reta
l, accediendo finalmente a darlo por un poco meno Buck, Pearl S_La madre.t
xt
144 lo por un poco menos de lo que había pedido. La madre levantóse entonces par
a sacar el dinero de l<<a >> grieta de la pared de tierra donde lo guardaba. Tod
o aquel rato el hombre había estado sentado, cantando, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
145 agua caliente que bebía siempre después de comer, sin tomar parte alguna en
aquel regateo. Pero e<<l >> buhonero, que era muy listo y estaba dispuesto a ap
rovechar el menor momento, cuidóse de extender, al parece Buck, Pearl S_La madre.t
xt
146 urtadillas al hombre, para ver si éste la había visto y dijo medio riendo: -¿T
e has comprado ya un<<a >> túnica, este verano? Pues si no la has comprada, yo ten
go una para ti aquí, a un precio que te juro es más Buck, Pearl S_La madre.txt
147 prar nada para mí, en esta casa. Sólo tengo trabajo y nada más y todo cuanto g
ano es para comer. E<<l >> buhonero había recorrido muchos pueblos y aldeas y sabi
a conocer las caras de los hombres, por lo que compre Buck, Pearl S_La madre.t
xt
148 y que ganas poco y por tu agradable aspecto veo que es una vida demasiad
o dura. Pero si compras un<<a >> túnica nueva, verás que es como una nueva medicina
muy potente para llevar la alegría a tu corazón. Nada h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
149 s que es como una nueva medicina muy potente para llevar la alegría a tu c
orazón. Nada hay como un<<a >> túnica nueva de verano para alegrar a un hombre y con
esa sortija que llevas en el dedo abrillantada y lim Buck, Pearl S_La madre.t
xt
150 cina muy potente para llevar la alegría a tu corazón. Nada hay como una túnica
nueva de verano par<<a >> alegrar a un hombre y con esa sortija que llevas en e
l dedo abrillantada y limpia y tu cabello alisado con Buck, Pearl S_La madre.t
xt
151 a alegría a tu corazón. Nada hay como una túnica nueva de verano para alegrar
a un hombre y con es<<a >> sortija que llevas en el dedo abrillantada y limpia y
tu cabello alisado con un poco de aceite y vistiendo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
152 llevas en el dedo abrillantada y limpia y tu cabello alisado con un poc
o de aceite y vistiendo es<<a >> túnica nueva, te juro que yo no podré ver otro homb
re más apuesto que tú ni siquiera en la ciudad. El homb Buck, Pearl S_La madre.t
xt
153 r otro hombre más apuesto que tú ni siquiera en la ciudad. El hombre oyó estas
palabras y se sinti<<ó >> complacido, riendo algo embarazado y pensando entonces
en sí mismo. -¿Por qué no debiera yo, por una vez, tene Buck, Pearl S_La madre.t
xt
154 do algo embarazado y pensando entonces en sí mismo. -¿Por qué no debiera yo, p
or una vez, tener un<<a >> túnica nueva para mi? -dijo-. Nada hay que esperar del
futuro más que un hijo tras otro. ¿Tendré que vesti Buck, Pearl S_La madre.txt
155 eja madre se sintió excitada y gritó: -Es una pieza muy bonita, hijo, y si t
ienes que comprarte un<<a >> túnica, ésta será una tan bella como jamás he visto. Recuer
do que tu padre tenía una. ¿Fue cuando nos casa Buck, Pearl S_La madre.txt
156 nvierno, sí en invierno, pues estornudé en la boda y los hombres reían al ver
estornudar tanto a l<<a >> desposada... -¿Cuánto valdrá, para una túnica? Cuando el buho
nero mencionó el precio, la madre salía con el d Buck, Pearl S_La madre.txt
157 en la boda y los hombres reían al ver estornudar tanto a la desposada...
-¿Cuánto valdrá, para un<<a >> túnica? Cuando el buhonero mencionó el precio, la madre salí
con el dinero en la mano, contado y exacto. Buck, Pearl S_La madre.txt
158 hombres reían al ver estornudar tanto a la desposada... -¿Cuánto valdrá, para un
a túnica? Cuando e<<l >> buhonero mencionó el precio, la madre salía con el dinero en
la mano, contado y exacto. Entonces gritó, alar Buck, Pearl S_La madre.txt
159 , la madre salía con el dinero en la mano, contado y exacto. Entonces gritó,
alarmada: -¡No podemo<<s >> gastar más! Al oír ese grito, un deseo endureció al hombre.
-Quiero una túnica de esta tela y me gusta tan Buck, Pearl S_La madre.txt
160 itó, alarmada: -¡No podemos gastar más! Al oír ese grito, un deseo endureció al ho
mbre. -Quiero un<<a >> túnica de esta tela y me gusta tanto que la quiero en segui
da. Hay aquellas tres piezas de plata que sé qu Buck, Pearl S_La madre.txt
161 siera. Eran su preciada posesión y jamás encontró el momento de gastarlas. Inc
luso cuando compró e<<l >> ataúd para la vieja madre, cuando creyeron que moriría, había
ahorrado y pedido prestado, negándose a gas Buck, Pearl S_La madre.txt
162 aúd para la vieja madre, cuando creyeron que moriría, había ahorrado y pedido
prestado, negándose <<a >> gastar su dinero, y a menudo, el pensamiento de poseer
aquellas tres monedas de plata representaba riqueza Buck, Pearl S_La madre.t
xt
163 nto y privarles de los frutos de la tierra. Sabia que, mientras tuviera
aquellas tres monedas en l<<a >> grieta de la pared, no pasaría hambre durante algún
tiempo. -¡No podemos gastar esa plata! -gritó. Pero el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
164 quellas tres monedas en la grieta de la pared, no pasaría hambre durante a
lgún tiempo. -¡No podemo<<s >> gastar esa plata! -gritó. Pero el hombre saltó con la agi
lidad de la golondrina y pasó por su lado, furios Buck, Pearl S_La madre.txt
165 ro el hombre saltó con la agilidad de la golondrina y pasó por su lado, furi
oso, corriendo hacia l<<a >> grieta en la que buscó hasta encontrar las monedas de
plata. La mujer corrió tras él, le cogió aferrándose Buck, Pearl S_La madre.txt
166 le cogió aferrándose a su cuerpo, pero no fue lo bastante rápida ni era tampo
co lo suficientement<<e >> ágil para su flexibilidad. El hombre la arrojó a un lado,
derribándola sobre el piso de tierra, con el n Buck, Pearl S_La madre.txt
167 rrió hacia fuera gritando: -¡Córteme doce pies de esa tela y el pie y algo más q
ue de costumbre! E<<l >> buhonero apresuróse a obedecer y tomó las monedas de plata
rápidamente, aunque eran algo menos de lo que él Buck, Pearl S_La madre.txt
168 pedido, pero estaba ansioso por alejarse, tras vender su tela. Cuando fi
nalmente salió la madre, e<<l >> buhonero había desaparecido ya y el hombre estaba a
la sombra del árbol, con la tela brillante y nueva en la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
169 voz cascada: -Un azul muy bonito, hijo y no caro. Y hace muchos veranos
que no te comprabas ningun<<a >> túnica de lino... Pero el hombre, mirando toscame
nte a la mujer, le gritó con la osadía que le daba su ira Buck, Pearl S_La madre.t
xt
170 aga y decirle que mi mujer no quiere hacerla? Pero la madre nada dijo. V
olvió a sentarse en el baj<<o >> taburete y quedó en silencio al principio, pálida y a
sustada por su caída; el niño que sostenía en brazos ch Buck, Pearl S_La madre.t
xt
171 y lo mejor que sabía, pues era buena tela, no se complacía en el trabajo. Mi
entras confeccionaba l<<a >> túnica estuvo dura con el hombre y silenciosa y no ha
bló de aquel día ni de lo que había sucedido en la ca Buck, Pearl S_La madre.txt
172 tarde. Cuando hacía eso en tiempo normal, ella le regañaba hasta que él se lev
antaba para no oírla<<, >> pera esa vez le dejó dormir y fue sola a los campos, dura
y silenciosa, aunque su corazón estaba triste Buck, Pearl S_La madre.txt
173 os campos, dura y silenciosa, aunque su corazón estaba triste por aquella
dureza. Incluso cuando l<<a >> túnica estuvo acabada, aunque ella tardó en hacerla p
orque era tiempo de sembrar el arroz, nada dijo de có Buck, Pearl S_La madre.t
xt
174 dureza. Incluso cuando la túnica estuvo acabada, aunque ella tardó en hacer
la porque era tiempo d<<e >> sembrar el arroz, nada dijo de cómo le sentaba. Se la
entregó y él se la puso; luego sacó brillo a la sorti Buck, Pearl S_La madre.t
xt
175 mbrar el arroz, nada dijo de cómo le sentaba. Se la entregó y él se la puso; l
uego sacó brillo a l<<a >> sortija, con una piedra, se alisó el cabello con aceite q
ue sacó de la botella de la cocina y salió jactanc Buck, Pearl S_La madre.txt
176 amente a la calle. Sin embargo cuando alguien le gritaba lo elegante que
iba y lo bonita que era l<<a >> túnica, no se complacía tanto como hubiérase complaci
do en otras circunstancias. La mujer nada le dijo. No Buck, Pearl S_La madre.t
xt
177 le gritaba lo elegante que iba y lo bonita que era la túnica, no se compl
acía tanto como hubiéras<<e >> complacido en otras circunstancias. La mujer nada le
dijo. No. Cuando él quedóse un momento junto a la puerta, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
178 con la escoba de mango corto, sin ni siquiera levantarla mirada para pre
guntarle cómo le sentaba l<<a >> túnica, como acostumbraba a hacer cuando le hacia a
lgo nuevo, aunque sólo fuera un par de zapatos nuevos. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
179 ndo le hacia algo nuevo, aunque sólo fuera un par de zapatos nuevos. Final
mente fue él quien, medi<<o >> avergonzado, habló: -Me parece que me has hecho esta
túnica mejor que cualquier otra y me cae tan bien como las Buck, Pearl S_La
madre.txt
180 zapatos nuevos. Finalmente fue él quien, medio avergonzado, habló: -Me parec
e que me has hecho est<<a >> túnica mejor que cualquier otra y me cae tan bien com
o las de los hombres de la ciudad. Pero ella seguía s Buck, Pearl S_La madre.t
xt
181 levantar la mirada. Dejó la escoba en su rincón y fue en busca de un rollo
de algodón que empezó <<a >> hilar, puesto que había gastado el hilo que tenía para cose
r la túnica azul. Finalmente contestó amargame Buck, Pearl S_La madre.txt
182 en busca de un rollo de algodón que empezó a hilar, puesto que había gastado e
l hilo que tenía par<<a >> coser la túnica azul. Finalmente contestó amargamente: -Con
lo que me ha costado, podría ser igual a la t Buck, Pearl S_La madre.txt
183 de un rollo de algodón que empezó a hilar, puesto que había gastado el hilo qu
e tenía para coser l<<a >> túnica azul. Finalmente contestó amargamente: -Con lo que m
e ha costado, podría ser igual a la túnica del Buck, Pearl S_La madre.txt
184 r la túnica azul. Finalmente contestó amargamente: -Con lo que me ha costado
, podría ser igual a l<<a >> túnica del emperador. Pero no quiso mirarle ni siquiera
cuando él salió apresuradamente a la calle. Ni tam Buck, Pearl S_La madre.txt
185 ndo le hubo vuelto la espalda, porque estaba muy irritada contra él, aunqu
e su corazón sabía que l<<a >> túnica le sentaba bien. CAPÍTULO V Durante todo aquel
día la mujer esperó el regresó del hombre a la ca Buck, Pearl S_La madre.txt
186 suave brisa. No había necesidad de ir a los campos aquel día. Por tanto, la
madre se sentó bajo e<<l >> sauce, hilando, y la vieja fue a sentarse a su lado,
satisfecha de escuchar lo que ella dijera y mientras Buck, Pearl S_La madre.t
xt
187 lo salía bien retorcido y blanco. Cuando hubo preparado alguna cantidad, l
o enrolló en un pedazo d<<e >> bambú pulido, para hacer un carrete. Hilaba de la mis
ma manera que lo hacía todo, firmemente y bien. El h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
188 uro. Lentamente, el sol se levantó en el firmamento hasta llegar al cenit
y, entonces, ella dejó d<<e >> hilar y pusóse en pie. -Pronto volverá hambriento, con
su túnica azul -dijo secamente. Y la vieja contest Buck, Pearl S_La madre.t
xt
189 l firmamento hasta llegar al cenit y, entonces, ella dejó de hilar y pusóse
en pie. -Pronto volver<<á >> hambriento, con su túnica azul -dijo secamente. Y la vi
eja contestó, riendo con su risa fácil y pequeña: -Oh, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
190 llegar al cenit y, entonces, ella dejó de hilar y pusóse en pie. -Pronto vol
verá hambriento, con s<<u >> túnica azul -dijo secamente. Y la vieja contestó, riendo
con su risa fácil y pequeña: -Oh, sí; lo que hay Buck, Pearl S_La madre.txt
191 uardaba, y rasó la calabaza con la mano para no derramar ni un solo grano;
después lo vertió en un<<a >> cesta hecha con tiras finas de bambú, yendo por el send
ero hasta el borde del estanque y al ir hacia allí Buck, Pearl S_La madre.t
xt
192 la mano para no derramar ni un solo grano; después lo vertió en una cesta h
echa con tiras finas d<<e >> bambú, yendo por el sendero hasta el borde del estanq
ue y al ir hacia allí miró a lo largo de la calle. P Buck, Pearl S_La madre.t
xt
193 pués lo vertió en una cesta hecha con tiras finas de bambú, yendo por el sende
ro hasta el borde de<<l >> estanque y al ir hacia allí miró a lo largo de la calle.
Pero no vio la túnica azul. Bajó cuidadosamente el Buck, Pearl S_La madre.txt
194 sendero hasta el borde del estanque y al ir hacia allí miró a lo largo de l
a calle. Pero no vio l<<a >> túnica azul. Bajó cuidadosamente el talud y empezó a lava
r el arroz, metiendo el cesto en el agua y revolv Buck, Pearl S_La madre.t
xt
195 tra vez hasta que el arroz brilló, limpio y blanco, como perlas húmedas. Al
regresar se agachó par<<a >> arrancar una col, y arrojó un puñado de hierba al búfalo am
arrado a un árbol, a la sombra, y luego anduvo ha Buck, Pearl S_La madre.txt
196 , como perlas húmedas. Al regresar se agachó para arrancar una col, y arrojó u
n puñado de hierba a<<l >> búfalo amarrado a un árbol, a la sombra, y luego anduvo has
ta la casa. En aquel momento, el hijo mayor lle Buck, Pearl S_La madre.txt
197 a mañana estuvo bebiendo té en la posada durante un rato -contestó el muchacho
, pensativo-. Y vi s<<u >> túnica, nueva y azul, y era bonita. Nuestro primo, cuan
do supo lo que le había costado, dijo a mi padre qu Buck, Pearl S_La madre.t
xt
198 juro! -repuso la madre con la voz súbitamente dura. Y la niña habló, imitando
a su hermano: -Sí, s<<u >> túnica era azul. Hasta yo pude ver que era azul. Pero la
madre no volvió a hablar. El último hijo empezó a Buck, Pearl S_La madre.txt
199 pezó a llorar, al despertar en el cesto colgante, y ella le cogió y se abrió e
l vestido y le dio d<<e >> mamar, mientras se disponía a preparar la comida. Pero
primero llamó a la vieja. -Vigila, vieja madre, y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
200 ida. Pero primero llamó a la vieja. -Vigila, vieja madre, y avísame cuando v
eas el azul nuevo de s<<u >> túnica, y entonces pondré la comida en la mesa. -Lo haré
hija -gritó la vieja, alegremente. Sin embargo, c Buck, Pearl S_La madre.txt
201 hace agua, tengo el vientre tan vacío como un tambor y todavía no viene! Así,
pues, la madre dio s<<u >> escudilla a la vieja entonces y también llenó las de los
niños e incluso les dejó comer col, guardando el cog Buck, Pearl S_La madre.t
xt
202 niño gordo y fuerte, al sol, tostado por su calor y los otros dos hijos s
e echaron a la sombra de<<l >> sauce y durmieron. También la vieja cabeceó en su tab
urete y sobre toda la aldea descendió la paz del sue Buck, Pearl S_La madre.t
xt
203 y los otros dos hijos se echaron a la sombra del sauce y durmieron. Tam
bién la vieja cabeceó en s<<u >> taburete y sobre toda la aldea descendió la paz del s
ueño y el silencio del calor del mediodía, con lo que i Buck, Pearl S_La madre.t
xt
204 as permanecían con la cabeza baja. Sólo la madre no durmió. Cogió el huso y sentós
e a la sombra de<<l >> sauce, que caía hacia la parte de poniente de la era, y ret
orció el hilo y lo ovillo. Pero un rato despué Buck, Pearl S_La madre.txt
205 -Si, ha ido a la ciudad por una cosa suya -contestó la madre reposadamente
. El primo, que elegía u<<n >> azadón y una pala para el trabajo que iba a hacer, di
jo con su voz fina: -¡Sí, le he visto muy alegre con Buck, Pearl S_La madre.t
xt
206 la para el trabajo que iba a hacer, dijo con su voz fina: -¡Sí, le he visto
muy alegre con su nuev<<a >> túnica azul, preparado para ir a la ciudad! -Sí -repuso
la madre. Su corazón se tranquilizó algo entonces Buck, Pearl S_La madre.txt
207 arado para ir a la ciudad! -Sí -repuso la madre. Su corazón se tranquilizó alg
o entonces y volvió <<a >> hilar con mayor celo, puesto que el primo habíale visto c
amino de la ciudad. Había ido a divertirse un dí Buck, Pearl S_La madre.txt
208 ino de la ciudad. Había ido a divertirse un día, sin duda, para vengarse de
ella. Eso hacia, con s<<u >> túnica nueva y la brillante sortija de cobre y con el
cabello aceitado. La madre se irritó ante ese pensam Buck, Pearl S_La madre.t
xt
209 a divertirse un día, sin duda, para vengarse de ella. Eso hacia, con su túni
ca nueva y la brillant<<e >> sortija de cobre y con el cabello aceitado. La madr
e se irritó ante ese pensamiento, pero su ira estaba mue Buck, Pearl S_La madre.t
xt
210 nía completamente despierta como si esperara oír algún sonido conocido. Finalm
ente, se puso en pie<<, >> impaciente por la espera, y triste a causa de la call
e solitaria, que estaría vacía para ella mientras no vier Buck, Pearl S_La madre.t
xt
211 a para ella mientras no viera a aquél a quien buscaba. Cogió al niño, apoyólo en
la cadera, tomó s<<u >> azadón y fue al campo, diciendo a la vieja: -Voy a desyerba
r el maíz en la colina del sur. Al marchar se d Buck, Pearl S_La madre.txt
212 mó su azadón y fue al campo, diciendo a la vieja: -Voy a desyerbar el maíz en
la colina del sur. A<<l >> marchar se dijo que se sentiría más tranquila si no estab
a en casa y las horas pasarían más rápidamente si Buck, Pearl S_La madre.txt
213 la tarde, protegiéndose la cara del sol con un pañuelo azul de algodón, movie
ndo incesantemente e<<l >> azadón entre el maíz nuevo. No era más que un campo pequeño y
pobre, pues todas sus buenas tierras estaban Buck, Pearl S_La madre.txt
214 estuvo humedecido por el sudor, pero ella no quería descansar más que algun
os momentos para dar d<<e >> mamar al niño cuando lloraba. Entonces se sentaba en
el suelo, le daba el pecho y se secaba la ardorosa c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
215 uerpo y su mente estuvo nublada, no pensando en otra cosa que en aquella
s hierbas que caían bajo s<<u >> azadón y se secaban al calor del sol. Por fin el so
l descansó al borde de la tierra y el valle se sumió en Buck, Pearl S_La madre.t
xt
216 orde de la tierra y el valle se sumió en súbitas sombras. Entonces ella se e
nderezó, secóse la car<<a >> ardiente y sudorosa con el vestido y dijo en voz alta:
-Seguramente estará en casa, esperando. Debo ir a pre Buck, Pearl S_La madre.t
xt
217 ida de algún juego, tomaría parte en ella.» Mas aunque miró al acercarse, no vio
el azul de ningun<<a >> túnica nueva ni percibió el ruido que hacen los jugadores.
Miró desde la puerta, pero él no estaba allí. S Buck, Pearl S_La madre.txt
218 ercibió el ruido que hacen los jugadores. Miró desde la puerta, pero él no est
aba allí. Sólo vio a<<l >> posadero, descansando después de la cena, apoyado contra la
pared junto a su fogón, negra la cara con el hum Buck, Pearl S_La madre.txt
219 que poco después volvería a estar negro. -¿Has visto al padre de mis hijos? -
preguntó la madre. E<<l >> posadero se hurgaba los dientes con su uña negra. Luego c
hupó y dijo perezosamente: -Estuvo sentado aquí un Buck, Pearl S_La madre.txt
220 uña negra. Luego chupó y dijo perezosamente: -Estuvo sentado aquí un rato esta
mañana, con su nuev<<a >> túnica azul, y luego fue a la ciudad para pasar el día. Olién
dose alguna murmuración, preguntó: -¿Ha suce Buck, Pearl S_La madre.txt
221 asta tarde y, tal vez, pase la noche en alguna parte y regrese mañana. -¿Qué n
egocios? -inquirió e<<l >> posadero, súbitamente interesado. -¿Cómo puedo yo saberlo, si
sólo soy mujer? -replicó ella, alejándose desp Buck, Pearl S_La madre.txt
222 ta. La vieja madre escuchó y repitió, tranquilizada: -¡Oh, sí! Mañana seguramente.
Y luego fue a s<<u >> jergón, tanteando su camino por la oscurecida habitación. Des
pués la madre llevó a los dos niños al patio Buck, Pearl S_La madre.txt
223 ión a los quejidos de la niña acerca de sus ojos. Sólo cuando fueron a la cama
y el muchacho gritó<<, >> asombrado, que su padre no había vuelto: «¿Dónde dormirá mi padr
, pues?», sólo entonces habló la madre, como Buck, Pearl S_La madre.txt
224 e en la ciudad, pues vendrá a casa mañana o dentro de uno o dos días -añadiendo
amargamente-: ¡Y s<<u >> túnica nueva sin duda estará ya sucia y tendré que lavarla! De
algún modo, se alegraba de poder enfadarse Buck, Pearl S_La madre.txt
225 porque le parecía que así él estaba más cerca. Siguió aferrándose a esta idea mien
ras conducta a<<l >> búfalo al interior de la casa y atrancaba la puerta, murmuran
do: -¡Juro que me haré la dormida, cuando es Buck, Pearl S_La madre.txt
226 e y estirar brazos y piernas cuanto quisiera. El se había ido. De pronto,
se apoderó de ella el má<<s >> ardiente anhelo por aquel hombre suyo. Durante los se
is últimos años habíase acostado a su lado. Podía irrit Buck, Pearl S_La madre.txt
227 ar brazos y piernas cuanto quisiera. El se había ido. De pronto, se apoderó
de ella el más ardient<<e >> anhelo por aquel hombre suyo. Durante los seis últimos
años habíase acostado a su lado. Podía irritarse co Buck, Pearl S_La madre.txt
228 a mayor parte de los hombres; era agradable de ver y sus dientes eran bl
ancos como el arroz. Sentí<<a >> anhelo por él y toda su ira desapareció del cuerpo, n
o quedando sino el anhelo. Cuando llegó la mañana, de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
229 ancos como el arroz. Sentía anhelo por él y toda su ira desapareció del cuerpo
, no quedando sino e<<l >> anhelo. Cuando llegó la mañana, despertó entristecida por s
u insomnio y nuevamente se sintió dura. Al leva Buck, Pearl S_La madre.txt
230 te. Sin embargo, aquel día, cuando los niños marcharon a jugar, ella no fue
a los campos. Colocó s<<u >> taburete de forma que pudiera ver la corta y única call
e de la aldea, por si alguien llegaba por allí y, mie Buck, Pearl S_La madre.t
xt
231 allí y, mientras contestaba descuidadamente a las preguntas de la vieja m
adre, pensaba que aquell<<a >> túnica era de un azul tan claro, que podría verle aun
estando muy lejos. Se puso a hilar, mirando de vez e Buck, Pearl S_La madre.t
xt
232 saba que aquella túnica era de un azul tan claro, que podría verle aun estan
do muy lejos. Se puso <<a >> hilar, mirando de vez en cuando hacia la carretera,
a hurtadillas. Mentalmente, contaba el dinero que el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
233 r al hombre. Cuando los niños se acercaron a la casa al mediodía, hambriento
s, y el muchacho vio l<<a >> escudilla de col preparada para su padre y pidió un p
oco, ella no quiso darle. Le dio un cachete cuando insis Buck, Pearl S_La
madre.txt
234 n cachete cuando insistió, diciendo en voz alta: -No; es para tu padre. Si
vuelve esta noche estar<<á >> hambriento y lo querrá todo para él. La larga y quieta
tarde de verano transcurrió lenta y él no regresaba: el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
235 se inundó con sus rayos durante un rato y la noche llegó y fue profunda y o
scura. Entonces puso l<<a >> escudilla ante los niños, desengañada. -Comed lo que qu
eráis, pues se estropeará si lo guardáis un día más, y Buck, Pearl S_La madre.txt
236 cíale que aquél era el de su regreso. Nunca le había gustado visitar las demás c
asas de la aldea n<<i >> charlar mucho con las demás mujeres; pero entonces, una t
ras otra, las veinte mujeres de la aldea se acerca Buck, Pearl S_La madre.t
xt
237 ? -preguntó la vieja madre, con su voz cascada, inclinándose hacia delante p
ara mirar la cara de s<<u >> nuera, con la boca abierta, y entonces prosiguió, sin
tiéndose herida-: Es verdad que siempre me ha gustad Buck, Pearl S_La madre.t
xt
238 ninguna carta y que el esposo había abandonado a la esposa. ¿No habían disputa
do fuertemente por l<<a >> túnica nueva, acaso, de forma que toda la aldea les oyó m
aldecir y él la había derribado al suelo e inclus Buck, Pearl S_La madre.txt
239 sa. ¿No habían disputado fuertemente por la túnica nueva, acaso, de forma que
toda la aldea les oy<<ó >> maldecir y él la había derribado al suelo e incluso pegado?
Por lo menos, eso decían los niños. Pero cuando Buck, Pearl S_La madre.txt
240 ó hasta la madre ella contestó firmemente asegurando que no había mentido y qu
e ella había hecho l<<a >> túnica nueva precisamente para que el hombre fuera a la l
ejana ciudad y que la disputa fue por otra cosa. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
241 e por otra cosa. En cuanto a la carta, no había habido ninguna y las notic
ias fueron traídas por u<<n >> buhonero, que había llegado de la costa. Así mintió la ma
dre firmemente y con seguridad y la vieja creyó la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
242 sta que se fue. Entonces dijo: -Si no ha venido cuando llegue el momento
de dividir el grano con e<<l >> terrateniente, yo te ayudaré, pues el nuevo agent
e es hombre astuto y malicioso y es poco conveniente que una muj Buck, Pe
arl S_La madre.txt
243 ertaran. Llevando en brazos al hijo menor y con la hoz en la mano libre,
marchaba a los campos par<<a >> segar. El hijo pequeño abultaba ya bastante y sabía
sentarse solo; la madre le dejaba en el suelo, para q Buck, Pearl S_La madre.t
xt
244 ca y comía de ella, escupiéndola después por su mal sabor, pero se le olvidaba
y volvía a comer y <<a >> escupir, hasta que tuvo la cara cubierta de tierra y ba
bas. Pero hiciera lo que hiciera, la madre no podía Buck, Pearl S_La madre.t
xt
245 hijos, que finalmente dejaron tranquilos sus campas, asustados de tan po
derosas maldiciones. Luego<<, >> gavilla a gavilla, llevó el arroz a la era y lo t
rilló, unciendo el búfalo a la burda rueda de piedra. Azuz Buck, Pearl S_La madre.t
xt
246 finalmente dejaron tranquilos sus campas, asustados de tan poderosas ma
ldiciones. Luego, gavilla <<a >> gavilla, llevó el arroz a la era y lo trilló, uncie
ndo el búfalo a la burda rueda de piedra. Azuzó al anima Buck, Pearl S_La madre.t
xt
247 n poderosas maldiciones. Luego, gavilla a gavilla, llevó el arroz a la era
y lo trilló, unciendo e<<l >> búfalo a la burda rueda de piedra. Azuzó al animal dura
nte los calientes días del otoño. Después de que el Buck, Pearl S_La madre.txt
248 uerpo lo que el hijo necesitaba. Llegó el día en que había que medir la parte
de la cosecha para e<<l >> terrateniente, pero el propietario de la aldea y de l
os campos que la rodeaban jamás iba en persona en busca de l Buck, Pearl S_La
madre.txt
249 a. Y el agente llegó. Era un hombre de ciudad, de la cabeza a los pies, al
to y suave, que vestía s<<u >> túnica de seda gris y calzaba zapatos de cuero. De ve
z en cuando, se llevaba una mano a la barbilla y, al Buck, Pearl S_La madre.t
xt
250 n protestar y así también lo dio ella, sabiendo que si no lo hacía sufriría; ade
más de la parte de<<l >> terrateniente, daban al agente una o dos gallinas gordas
o una medida de arroz o algunos huevos e incluso plata p Buck, Pearl S_La
madre.txt
251 uejaba de continuo porque los vientos cambiaban de dirección y porque cada
año el sol parecía meno<<s >> cálido que el anterior. El muchacho trabajaba diariamen
te en alguna pequeña tarea y lo tomaba como obligac Buck, Pearl S_La madre.t
xt
252 pequeña tarea y lo tomaba como obligación. Cada día, cuando no había nada más que
hacer, llevaba a<<l >> búfalo a las colinas y le dejaba que paciera la corta hierb
a, pasándose el día entero sobre su lomo, o yen Buck, Pearl S_La madre.txt
253 . Pero, pronto, la hierba de las colinas se secó y las flores silvestres d
e verano desprendieron s<<u >> simiente y los senderos se alegraron con jarillas
púrpura y pequeños crisantemos silvestres amarillos, que s Buck, Pearl S_La madre.t
xt
254 señó al muchacho a desparramar el grano, de forma que el viento le ayudara,
y a vigilar el viento <<y >> procurar que el grano no cayera en demasía en un siti
o y en poca cantidad en otro. Luego llegó el invierno, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
255 no de debajo de la cama, donde los guardaba, y los soleó, preparándolos para
su uso. Pero el duro <<y >> áspero trabajo del verano y el otoña habíanle estropeado
las manos de tal forma, que, incluso el rudo teji Buck, Pearl S_La madre.t
xt
256 uesto que sentía tanto el frío. Hizo que se quedara en cama uno o dos días y q
ue se quitara la roj<<a >> mortaja que llevaba y entre la tela y el forro colocó e
l almohadillado que había sacado a la llegada del ve Buck, Pearl S_La madre.t
xt
257 el verano. La vieja estaba a gusto en cama y charlaba contenta: -¿Crees qu
e alcanzaré a romper est<<a >> mortaja, nuera? Durante el verano me parece que si,
pero, cuando el invierno llega, ya no estoy segura, por Buck, Pearl S_La
madre.txt
258 . La vieja estaba a gusto en cama y charlaba contenta: -¿Crees que alcanza
ré a romper esta mortaja<<, >> nuera? Durante el verano me parece que si, pero, cu
ando el invierno llega, ya no estoy segura, porque la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
259 sas y toses: -¡Sí, duraré mucho, lo sé! Y permanecía acostada, contenta, esperando
que arreglara s<<u >> mortaja para protegerla del frío. La madre remendaba los tr
ajes de los niños; tendría que dar los de la niñ Buck, Pearl S_La madre.txt
260 ado el cuello y los puños, y, en la parte de delante, tenía un largo desgarrón
, donde el cuerno de<<l >> búfalo se había cogido un día y, estando el hombre enfadado
, tiró de la cuerda, pasada por el tabique de l Buck, Pearl S_La madre.txt
261 ue era una mujer sola, regateando con hombres. Con el dinero compró dos ve
las rojas e incienso par<<a >> quemar ante el dios y letras rojas de la suerte p
ara pegar en las herramientas y el arado y los útiles de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
262 dinero compró dos velas rojas e incienso para quemar ante el dios y letra
s rojas de la suerte par<<a >> pegar en las herramientas y el arado y los útiles d
e la granja que ella utilizaba. Compró también un poco Buck, Pearl S_La madre.t
xt
263 us vestidos nuevos sin que él viniese, y en los pasteles que había hecho y e
l incienso quemado par<<a >> rezar por él, sin que él viniese, y en las insidiosas m
iradas de la viuda murmuradora y sus susurradas in Buck, Pearl S_La madre.t
xt
264 endré otro año. Si entonces tampoco pudiese, te mandaría mi dinero una vez al
año, tanto como pued<<a >> ahorrar.» Nuevamente el viejo escribió y ella dijo, después d
e pensar un rato: -Una cosa más quiere él deci Buck, Pearl S_La madre.txt
265 : -Una cosa más quiere él decir. Di: «Dile a mi vieja madre que le traeré tela r
oja para su tercer<<a >> mortaja cuando yo venga, tela fuerte de la mejor clase.»
Así quedó completa la carta y el viejo la firmó y Buck, Pearl S_La madre.txt
266 Todos lo volvieron a mirar y lanzaron exclamaciones, acerca de lo rico
y gordo que parecía. Así l<<a >> muchedumbre guardó silencio de maravilla y envidia. T
odos miraron, mientras la madre doblaba aquel papel y lo g Buck, Pearl S_La
madre.txt
267 mandarían a sus casas el dinero así, pues tengo sabido que hay muchos lugare
s en las ciudades dond<<e >> gastar el dinero. Entonces, aquellas gentes sintier
on respeto por la mujer. Ella regresó orgullosamente a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
268 casa, se lo contó a la vieja madre, la cual rió de placer al oír lo que su hij
o decía de la tercer<<a >> mortaja, y lanzó exclamaciones con su vieja voz cascada,
golpeándose las huesudas rodillas, llena de gozo. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
269 ortaja, y lanzó exclamaciones con su vieja voz cascada, golpeándose las hues
udas rodillas, llena d<<e >> gozo. -¡Ese hijo mío! ¡Te aseguro que nunca ha habido nin
guno como él! Y sin duda esa tela de la ciudad Buck, Pearl S_La madre.txt
270 , hija! Si es tan buena como dice, dudo que pueda yo romperla antes de m
orir. Tal vez sea mi últim<<a >> mortaja. También el muchacho tornóse serio al ver la
gravedad de su abuela y exclamó lealmente: -¡No, abuel Buck, Pearl S_La madre.t
xt
271 tiempos, e incluso una aguja o dos costaban mucho, o unos hilos de seda
para bordar una flor en u<<n >> zapato como adorno, y todos se cuidaban de deci
r, cuando ella estaba presente: -Tu destino es muy afortuna Buck, Pearl S_La
madre.txt
272 n zapato como adorno, y todos se cuidaban de decir, cuando ella estaba p
resente: -Tu destino es mu<<y >> afortunado, pues no tienes que pensar tres vece
s antes de gastar una moneda pequeña de cobre, mientras tu homb Buck, Pearl S_La
madre.txt
273 ella estaba presente: -Tu destino es muy afortunado, pues no tienes que
pensar tres veces antes d<<e >> gastar una moneda pequeña de cobre, mientras tu h
ombre está lejos ganando plata, que después te manda, y t Buck, Pearl S_La madre.t
xt
274 ran y, creyendo que no era nada, lo rompieron jugando. Todos los días mira
ba si estaba seguro en l<<a >> cesta de arroz donde lo escondía, porque temía que se
humedeciera y pudriera en la hendidura de la pared. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
275 ella noche, mientras los niños y la vieja dormían, la madre se levantó y encen
dió la vela y cavó u<<n >> hoyo con el azadón en el duro suelo de tierra. Allí escondió la
s diez piezas de plata, no sin antes envo Buck, Pearl S_La madre.txt
276 mientras los niños y la vieja dormían, la madre se levantó y encendió la vela y
cavó un hoyo con e<<l >> azadón en el duro suelo de tierra. Allí escondió las diez pieza
s de plata, no sin antes envolverlas en un Buck, Pearl S_La madre.txt
277 as diez piezas de plata, no sin antes envolverlas en un trapo, para que
la tierra no las tocara. E<<l >> búfalo volvióse y la miró con sus ojos grandes y tris
tes y las gallinas despertaron de su sueño bajo la ca Buck, Pearl S_La madre.t
xt
278 tro. Cacarearon débilmente, asombradas de aquella cosa extraña en la noche.
Pero la mujer cubrió e<<l >> hoyo y lo pisó para que no se notara. Luego, volvió a aco
starse en la oscuridad. Ocurrió algo extraño: m Buck, Pearl S_La madre.txt
279 ás de lo suyo, y murmuró en su corazón: -Va por las piezas de plata que él cogió y
gastó en aquell<<a >> túnica azul, y mejor, pues son más piezas. Y le perdonó por aquel
lo que había hecho, durmiéndose luego. De Buck, Pearl S_La madre.txt
280 -Estamos muy contentos el uno con el otro mi hombre y yo. Gasté algo para
mi, ya que di plata a u<<n >> platero y le encargué que me hiciera unos pendiente
s y una sortija, pues mi hombre siempre dijo que quería Buck, Pearl S_La madre.t
xt
281 Gasté algo para mi, ya que di plata a un platero y le encargué que me hicier
a unos pendientes y un<<a >> sortija, pues mi hombre siempre dijo que quería que l
os tuviera, cuando pudiéramos ahorrar algo. La vieja h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
282 pendientes y una sortija, pues mi hombre siempre dijo que quería que los t
uviera, cuando pudiéramo<<s >> ahorrar algo. La vieja había estado escuchando esas p
alabras y entonces gritó: -Hijo es el hombre que ella Buck, Pearl S_La madre.t
xt
283 scuchando esas palabras y entonces gritó: -Hijo es el hombre que ella dice
y me comprará mi tercer<<a >> mortaja, que será de la mejor tela de la ciudad! Es u
n hijo muy bueno, vecinos, y a todos os deseo une igua Buck, Pearl S_La madre.t
xt
284 lmente bueno, y especialmente a ti, esposa del primo, pues veo que tu vi
entre está hinchado como u<<n >> melón maduro. Entonces las amas de casa rieron y se
alejaron, una tras otra, pues atardecía ya. Pera cuan Buck, Pearl S_La madre.t
xt
285 un melón maduro. Entonces las amas de casa rieron y se alejaron, una tras
otra, pues atardecía ya<<. >> Pera cuando hubieron marchado, la mujer gimió interio
rmente ante la historia que había contado, reprochá Buck, Pearl S_La madre.txt
286 istoria, no contentándome con lo que había dicho? ¿Dónde encontraré dinero para lo
s pendientes y l<<a >> sortija? Sin embargo, debo hacerlo de alguna manera para
probar que es verdad. Y suspiró al pensar en la ca Buck, Pearl S_La madre.t
xt
287 ebió trabajar duramente la tierra e hizo trabajar al muchacho también, enseñándo
le cómo conducir e<<l >> búfalo. No podía empujar el arado, pues era demasiado pequeño,
pero podía correr tras el animal y golpearl Buck, Pearl S_La madre.txt
288 amente la tierra e hizo trabajar al muchacho también, enseñándole cómo conducir
el búfalo. No podí<<a >> empujar el arado, pues era demasiado pequeño, pero podía correr
tras el animal y golpearle en las ancas. El Buck, Pearl S_La madre.txt
289 el arado, pues era demasiado pequeño, pero podía correr tras el animal y gol
pearle en las ancas. E<<l >> búfalo tenía la piel tan dura que él, con todas sus fuerz
as, no podía perforarla. La madre ató una estaqui Buck, Pearl S_La madre.txt
290 él, con todas sus fuerzas, no podía perforarla. La madre ató una estaquilla a
filada a un pedazo d<<e >> bambú e hizo que el muchacho golpeara al animal con ell
a; para sacarlo de su pesada indolencia. También a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
291 abuela amaba a aquel pequeño. La madre enseñó a la hija cómo se lavaba el arroz
del mediodía en e<<l >> estanque, pero dejó que lo hiciera antes de irse ella a los
campos, para evitar que la niña, con sus ojos ca Buck, Pearl S_La madre.txt
292 tenerlo preparado cuando ella volviera, aunque era tan pequeña que casi n
o alcanzaba la tapa de l<<a >> caldereta. Incluso le enseñó a encender el fuego y a
conservarlo encendido , lo cual la niña hacía muy bien y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
293 asta que pasaba alguien y le ponía de pie. Comía lo que quería y engordaba, pe
ro la madre le dejab<<a >> mamar aún, porque le producía una vaga satisfacción, aunque
sus pechos estaban ya secos. Sin embargo, aqu Buck, Pearl S_La madre.txt
294 los araba, pues era lo que él siempre hiciera en las pasadas primaveras,
mientras ella arrojaba l<<a >> simiente. Sembraron las habas y las coles y los ráb
anos que serían llevados al mercado, y pronto las colzas Buck, Pearl S_La madre.t
xt
295 rezó entonces y contestó: -Sí, dile que ya voy. Luego volvióse hacia el muchacho
y añadió-: Coge m<<i >> azadón y desyerba las habas lo mejor que puedas, mientras yo
estoy en la casa de la mujer del primo. Tarda Buck, Pearl S_La madre.txt
296 linándose bajo su brisa. Acá y acullá los granados lucían sus nuevas hojas rajas
. El viento era mu<<y >> cálido y llegaba en súbitas bocanadas. La madre no sabía qué er
a más dulce, si el profundo y cálido silenc Buck, Pearl S_La madre.txt
297 ra muy cálido y llegaba en súbitas bocanadas. La madre no sabía qué era más dulce,
si el profundo <<y >> cálido silencio cuando el viento moría y el aroma de la tierr
a que salía de los campos arados, o la fragan Buck, Pearl S_La madre.txt
298 y en los súbitos vientos, sintió su cuerpo fuerte y pletórico y joven y se ap
odero de ella un gra<<n >> anhelo por el hombre. Casi cada primavera había ella da
do a luz, casi cada primavera, desde que se casó, p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
299 mavera había ella dado a luz, casi cada primavera, desde que se casó, pero e
n aquélla su cuerpo er<<a >> estéril. Antes habíale parecido cosa corriente y natural
parir un hijo, como algo que había que hacer una y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
300 que se casó, pero en aquélla su cuerpo era estéril. Antes habíale parecido cosa
corriente y natura<<l >> parir un hijo, como algo que había que hacer una y otra v
ez, pero entonces díjose que aquello era una ale Buck, Pearl S_La madre.txt
301 . Su soledad le pesó como una pena y los pechos le dolieron, cuando pensó en
ello. Jamás volvería <<a >> parir en primavera, a menos que su hombre regresara. De
pronto voceó su anhelo en un grito: -¡Oh, vuelve, Buck, Pearl S_La madre.txt
302 ó en ello. Jamás volvería a parir en primavera, a menos que su hombre regresar
a. De pronto voceó s<<u >> anhelo en un grito: -¡Oh, vuelve, vuelve! Sí, oyó cómo su propi
a voz gritaba las palabras y se paró, asust Buck, Pearl S_La madre.txt
303 nsar, y pronto se levantó y cogió al hijo pequeño, estrechándole fuertemente. Lu
ego, quiso darle d<<e >> mamar, pero el niño no tenía hambre aún y quería jugar, por lo
que forcejó para soltarse y rechazar el pe Buck, Pearl S_La madre.txt
304 ciéndole caer al suelo. El niño gritó asustado y dolido, mientras ella murmura
ba: -¡Siempre quiere<<s >> mamar cuando yo no quiero y, ahora que quiero, no tiene
s hambre! Se sintió complacida de muy extraña mane Buck, Pearl S_La madre.txt
305 s miraba para ver cómo eran o por qué venían, sino que seguía firmemente su tare
a y sobrellevaba s<<u >> anhelo pacientemente en expectante silencio. Sólo cuando
estuvo casada y hubo conocido a un hombre compren Buck, Pearl S_La madre.t
xt
306 ncio. Sólo cuando estuvo casada y hubo conocido a un hombre comprendió la na
turaleza de aquel sord<<o >> anhelo con lo que, incluso cuando regañaba con su hom
bre algunas veces y estaba irritada con él, sabía que Buck, Pearl S_La madre.t
xt
307 regañaba con su hombre algunas veces y estaba irritada con él, sabía que no p
odría vivir sin él E<<l >> impaciente anhelo que en ella había podía convertirse, como t
empestuosas nubes, en infundada ira contra el hom Buck, Pearl S_La madre.t
xt
308 on su hombre algunas veces y estaba irritada con él, sabía que no podría vivir
sin él El impacient<<e >> anhelo que en ella había podía convertirse, como tempestuos
as nubes, en infundada ira contra el hombre que Buck, Pearl S_La madre.txt
309 cuidadosa y ligeramente, hasta que los polluelos nacían. Era ella, también,
quien se preocupaba d<<e >> alimentar a los pequeños gusanos de seda, y se compla
cía en verlos crecer, y los vigilaba de vez en cuando, d Buck, Pearl S_La madre.t
xt
310 e, dio en buscar a aquel niño de cara alunada, el cual entre todos los del
pueblo, era el que mayo<<r >> gozo le producía, era su favorito. Ella le sostenía e
n brazos y olía sus gordezuelas manitas y se compla Buck, Pearl S_La madre.t
xt
311 nsarán los niños! -exclamó ella, riendo. Pronto, sin darse cuenta, aquel niño hi
zo nacer en ella u<<n >> anhelo que jamás había conocido. Deseaba hijos, como todas
las mujeres, y siempre consideró como derecho p Buck, Pearl S_La madre.txt
312 pedazo de tarta para él y le ponía después el alimento en la boca y, cuando él c
hupaba solemnement<<e >> asombrado por lo que de pronto sentía entre los labios, e
lla reía. Pero ignoraba por qué reía, pues no estaba Buck, Pearl S_La madre.txt
313 bios, ella reía. Pero ignoraba por qué reía, pues no estaba alegre, al ver que
en ella había un ta<<n >> fiero, profundo y doloroso anhelo que no sabía calmar. En
cierta ocasión, poco antes del día de su matrim Buck, Pearl S_La madre.txt
314 aba por qué reía, pues no estaba alegre, al ver que en ella había un tan fiero
, profundo y doloros<<o >> anhelo que no sabía calmar. En cierta ocasión, poco antes
del día de su matrimonio, la muchacha estaba sol Buck, Pearl S_La madre.txt
315 es no estaba alegre, al ver que en ella había un tan fiero, profundo y dol
oroso anhelo que no sabí<<a >> calmar. En cierta ocasión, poco antes del día de su mat
rimonio, la muchacha estaba sola con el niño en bra Buck, Pearl S_La madre.t
xt
316 le diera el pecho, y el niño se agitaba y no quería estarse quieto. Entonce
s la muchacha, al verl<<e >> hambriento, llevada por alguna incipiente y fiera p
asión que no comprendía, pero que sentía en su sangre, entr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
317 ilencioso. Hablaba poco, pero se afanaba en trabajos pesados. Cuando la
madre disponíase a coger e<<l >> tosco arado de madera para llevarlo a la casa al
terminarse el día, lo cogía él y lo colocaba como un yug Buck, Pearl S_La madre.t
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318 cansada que le dejaba llevarlo. Era él quien sacaba los baldes de agua de
l pozo y daba de comer a<<l >> búfalo y hacía su parte de trabajo y más aún, en el campo
, como si fuera su propio padre. Sin embargo, se Buck, Pearl S_La madre.t
xt
319 or insoportable. A menudo, disputaban por alguna tontería, como cuando ell
a le decía que cogiera e<<l >> azadón de otra forma y él no quería, insistiendo en hacer
lo a su propia manera, incluso siendo más difícil Buck, Pearl S_La madre.txt
320 estar, especialmente si se trataba de algún campo con plantas jóvenes, pues
estaba tan ciega que a<<l >> arrancar las hierbas no las veía bien y a menudo tira
ba de una planta creyéndola hierba, con lo que el mucha Buck, Pearl S_La madre.t
xt
321 las veía bien y a menudo tiraba de una planta creyéndola hierba, con lo que
el muchacho gritaba co<<n >> irritación: -Vete a casa, muchacha, pues te aseguro q
ue no nos sirves de nada aquí. ¡Ve y siéntate con la viej Buck, Pearl S_La madre.t
xt
322 piraba al alejarse de la niña. -Cierto es, pobrecilla, que sirves para muy
poco; ni siquiera puede<<s >> coser con los ojos que tienes. Pero ve a casa y b
arre el suelo y prepara la comida y enciende el fuego. E Buck, Pearl S_La
madre.txt
323 a la comida y enciende el fuego. Eso lo haces muy bien. Vigila al pequeño
y procura que no caiga a<<l >> estanque, pues es el más atrevido y caprichoso de v
osotros tres y, de vez en cuando, sírvele un poco de té a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
324 lo haces muy bien. Vigila al pequeño y procura que no caiga al estanque,
pues es el más atrevido <<y >> caprichoso de vosotros tres y, de vez en cuando, sírv
ele un poco de té a la vieja. Así consolaba a la niña, pe Buck, Pearl S_La madre.t
xt
325 una casa buena llena de contento, y la madre la envidiaba, creciendo en
lo más íntimo de su ser u<<n >> anhelo profundo, triste e insatisfecho. CAPÍTULO IX
Si hubiera podido olvidar al hombre, si él hubiese Buck, Pearl S_La madre.t
xt
326 udo, tenía que contestar a quienes iban a su casa para preguntarle por su
hombre y siempre había d<<e >> mentir, alegremente, y pensar continuamente en él, po
r sus propias mentiras. -Ahí estás tú, ama de casa -d Buck, Pearl S_La madre.txt
327 con palabras y mentiras! En tales momentos, sentábase y miraba fijamente
a la calle pensando: «Es<<a >> túnica azul suya se vería desde muy lejos, si él quisiera
regresar a casa, pues es tan claro y bonito el a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
328 ando divisaba algo azul en la distancia, le saltaba el corazón y, si un ho
mbre pasaba lejos con un<<a >> túnica azul, tenía que dejar lo que estaba haciendo y
contener el aliento mientras se acercaba, protegiénd Buck, Pearl S_La madre.t
xt
329 ento mientras se acercaba, protegiéndose los ojos contra el sol, si estaba
en el campo, soltando e<<l >> azadón, observando el camino que tomaba. Y nunca er
a él quien pasaba, pues el azul es un color muy corrien Buck, Pearl S_La madre.t
xt
330 . Y nunca era él quien pasaba, pues el azul es un color muy corriente y cu
alquiera podía llevar un<<a >> túnica azul, aunque fuera pobre. Pero había momentos en
que sus mentiras le irritaban contra él y decíase Buck, Pearl S_La madre.txt
331 as y ella aparecía contrariada y seca con los hijos y la abuela. Empujaba
rudamente al perro con e<<l >> azadón. Aunque le dolía el corazón cuando estaba así. Enc
ontrábase en ese estado cuando llegó el momento d Buck, Pearl S_La madre.txt
332 ó el día de la división del grano, que había sido ya trillado. Entonces parecióle
a la mujer que s<<u >> anhelo y su ira le habían dejado el corazón en carne viva, po
r lo que cuanto veía caía sobre ella como un Buck, Pearl S_La madre.txt
333 eíalo y sentíalo aquel día. Mientras penaba, en la era, junto al grano apilado
estaba el agente de<<l >> terrateniente. Era un hombre alto, vestido con túnica g
ris de seda, de rostro cuadrado y grande, y hermoso en su Buck, Pearl S_La
madre.txt
334 la era, junto al grano apilado estaba el agente del terrateniente. Era
un hombre alto, vestido co<<n >> túnica gris de seda, de rostro cuadrado y grande,
y hermoso en su expresión osada. Tenía sus modales acost Buck, Pearl S_La madre.t
xt
335 que mirarlos, mientras a sus propios ojos asomaba, sin ella saberlo, su
corazón grande, anhelante <<y >> hambriento. El hombre la miró fijamente y sintió su c
alor y tornóse serio y grave y cuando aceptó la taza tocó Buck, Pearl S_La madre.t
xt
336 z baja: -Corre a casa del primo y pídele que venga a ayudarme. Y a su cora
zón le decía, tratando d<<e >> calmar su inquietud: «Si viene..., si nuestro primo vie
ne...» Pero el muchacho era orgulloso y terco y arg Buck, Pearl S_La madre.t
xt
337 a dársela al agente para sí mismo, el hombre la alejó con ademán señorial, pasándos
la mano por e<<l >> labio superior y mirando ardientemente a la cara de la muje
r. ¿Quién había allí, sino tan sólo aquellos n Buck, Pearl S_La madre.txt
338 la casa y todo eso lo ha producido tu propio trabajo. No tomaré más grano qu
e el que corresponde a<<l >> terrateniente, pues de lo contrario me regañaría. No qu
iero nada de ti, ama de casa. Entonces la mujer asustóse s Buck, Pearl S_La
madre.txt
339 oniendo su mano en la de la mujer al hacerlo y, finalmente, cuando la co
gió, devolvió el arroz a l<<a >> cesta donde ella lo guardaba, pues no quería aceptarl
o. Ella no tuvo fuerzas para suplicarle más. Bajo la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
340 zas para suplicarle más. Bajo la suave cara y sonrientes modales de aquel
hombre, bajo aquella ric<<a >> túnica, había una fuerza extraña y secreta que emanaba
de él y salía al brillante sol otoñal y se aferraba Buck, Pearl S_La madre.txt
341 a ella y la acariciaba como una lengua de fuego. La mujer guardó silencio
y bajó los ojos, como un<<a >> doncella, y cuando él inclinó la cabeza y se alejó, riend
o y acariciándose el labio superior, en el que no h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
342 jó los ojos, como una doncella, y cuando él inclinó la cabeza y se alejó, riendo
y acariciándose e<<l >> labio superior, en el que no había vello alguno, la mujer n
o pudo pronunciar palabra. Permaneció allí en Buck, Pearl S_La madre.txt
343 nclinó la cabeza y rió nuevamente. Pero siguió su camino, y después ella deseó mil
veces no haberl<<e >> mirado de aquella manera al alejarse, aunque no pudo evit
ar hacerlo. -¡Es un buen hombre, madre, que no qu Buck, Pearl S_La madre.txt
344 mi padre no está en la casa. Pero la madre detúvose súbitamente, manteniendo
en alto la tapa de l<<a >> caldereta. Miraba fijamente al muchacho y su corazón re
petía extrañamente, avergonzado, pero lleno, al mismo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
345 do en alto la tapa de la caldereta. Miraba fijamente al muchacho y su co
razón repetía extrañamente<<, >> avergonzado, pero lleno, al mismo tiempo, de aquella
fiebre extraña y dulce: «¿No quería nada de mí?» Aunque no Buck, Pearl S_La madre.txt
346 a a la aldea, una vez para cerciorarse de cierta anotación que parecíale hab
er hecho mal, otra par<<a >> quejarse de que alguien no le había dada la medida co
mpleta, diciendo que el terrateniente estaba enfadado c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
347 r hecho mal, otra para quejarse de que alguien no le había dada la medida
completa, diciendo que e<<l >> terrateniente estaba enfadado con él. Iba sobre tod
o a la casa del primo, que estaba cerca de la casa de la mujer Buck, Pearl S_La
madre.txt
348 y estaba intranquilo al ver que no le sucedía nada. -Debe ser que tiene un
propósito muy profundo <<y >> maligno, puesto que tanto tarda en salir de él -dijo
el primo a su esposa. Vigilaba al hombre ansiosamente Buck, Pearl S_La madre.t
xt
349 a su esposa. Vigilaba al hombre ansiosamente y sentábase y miraba fijamen
te al agente, sintiéndos<<e >> impaciente por volver al trabajo que le aguardaba y
, al mismo tiempo, temiendo demostrar falta de cortesía a a Buck, Pearl S_La
madre.txt
350 la lluvia que lo hiciera germinar. La madre tomaba algún descanso y se se
ntaba ante su puerta par<<a >> remendar las ropas de invierno y hacer zapatos nu
evos, pues los ojos de la niña no eran lo bastante buenos p Buck, Pearl S_La
madre.txt
351 ojos fijos en ella. Entonces se levantaba y entraba en la casa y permane
cía allí, hasta que le veí<<a >> marchar. Pero sabía por qué iba allí, y que la miraba con
n propósito y ella no podía olvidarle. De una ma Buck, Pearl S_La madre.txt
352 concertado: -¿Quemas las cartas de mi padre, pues? -Sí -contestó la madre, fría
como la muerte, si<<n >> apartar los ojos de las llamas. -Pero, ¿cómo sabremos dónde e
stá? -gimió el muchacho. -Yo lo sé muy bien. ¿ Buck, Pearl S_La madre.txt
353 primo, habiendo ya aprendido a estar sola, y cuando tuvo las diez pieza
s en la mano, volvióse par<<a >> marchar. Entonces vio a un hombre junto a una pue
rta en la calle, y él sonreía y se acariciaba el labio sup Buck, Pearl S_La madre.t
xt
354 a marchar. Entonces vio a un hombre junto a una puerta en la calle, y él s
onreía y se acariciaba e<<l >> labio superior: era el agente del terrateniente. De
sde fines de otoño no la había él visto tan de cerca, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
355 e junto a una puerta en la calle, y él sonreía y se acariciaba el labio supe
rior: era el agente de<<l >> terrateniente. Desde fines de otoño no la había él visto
tan de cerca, como entonces, y nadie había allí que les Buck, Pearl S_La madre.t
xt
356 ner el cabello habíase roto de aquella manera y ella dijo la verdad sin da
rse cuenta. Volvióse par<<a >> marchar, avergonzada, incluso delante de gente que
no la conocía, de que la vieran hablando con un hombre e Buck, Pearl S_La madre.t
xt
357 hacer lo que había dicho haría y así fue a una pequeña platería, y detúvose junto
l mostrador de<<l >> platero, pidiéndole le mostrara sus agujas de latón cubierto de
plata. Mientras esperaba, jugueteó un momen Buck, Pearl S_La madre.txt
358 allí había. De pronto el agente entró mientras ella jugueteaba y fingiendo no
conocerla preguntó a<<l >> platero: -¿Cuánto valen esos aretes? -Los pesaré para ver cuánt
a plata hay -repuso el otro-, y entonces te Buck, Pearl S_La madre.txt
359 uánta plata hay -repuso el otro-, y entonces te los venderé honrada y justam
ente, según su peso. E<<l >> platero dejó la aguja, viendo que aquel hombre vestía sed
a y era mejor comprador, indudablemente, que aquel Buck, Pearl S_La madre.t
xt
360 mujer, volviendo la cabeza de ojos osados y secretos. El hombre esperó in
dolentemente, mientras e<<l >> platero colocaba los aretes en una pequeña balanza.
-Dos onzas y media -dijo el platero en voz alta, pero l Buck, Pearl S_La
madre.txt
361 emente, mientras el platero colocaba los aretes en una pequeña balanza. -D
os onzas y media -dijo e<<l >> platero en voz alta, pero luego, bajando la voz,
añadió, insinuantemente-: Pero si compras los aretes para Buck, Pearl S_La madre.t
xt
362 s, pues. -Y riendo, dijo-: Pero no son para una esposa, pues la que tenía
murió hace seis meses. E<<l >> platero apresuróse a añadir las sortijas, complacido po
r una venta tan buena. -Pues que sean para la nueva Buck, Pearl S_La madre.t
xt
363 a una esposa, pues la que tenía murió hace seis meses. El platero apresuróse a
añadir las sortijas<<, >> complacido por una venta tan buena. -Pues que sean para
la nueva esposa -observó. Pero el hombre nada más dijo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
364 la nueva esposa -observó. Pero el hombre nada más dijo, y quedó mirando, mien
tras se acariciaba e<<l >> labio superior. Ni una sala vez demostró darse cuenta d
e que la campesina estaba allí. Cogió las sortijas Buck, Pearl S_La madre.txt
365 z demostró darse cuenta de que la campesina estaba allí. Cogió las sortijas y
los aretes, cuando e<<l >> platero lo hubo envuelto todo, y salió. Pero cuando hub
o vuelto la espalda, la madre suspiró y le miró algo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
366 s tener? Déjame ver cómo son. La madre velase muchas veces en un apuro para
contestar, y decía: «E<<l >> platero los está haciendo», o «Los he guardado en un sitio y
he olvidado dónde», y otras excusas parecidas, Buck, Pearl S_La madre.txt
367 a la casa, pensando en aquellas bonitas cosas de plata y suspiró y pensó qu
e no tenía corazón par<<a >> gastar la plata tan duramente ganada en algo para ella,
pues, después de todo, indudablemente a nadie le p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
368 s. De pronto, en la penumbra de la corta anochecida del invierno vio al
hombre. Salió de la sombra<<, >> súbito y negro, y cogió la muñeca de la mujer con su ma
no grande y suave. Nadie más había allí. No. Era la Buck, Pearl S_La madre.txt
369 r más hacia el interior de la ciudad y mirar a la cara de aquel hombre, en
la penumbra y así quedó<<, >> vacilante y confusa, hasta que los soldados que custo
diaban la puerta de la ciudad dijéronle con impaciencia: Buck, Pearl S_La madre.t
xt
370 gó a la casa, los niños estaban ya en la cama y la vieja abuela dormía. Sólo el
muchacho estaba aú<<n >> despierto. -Temía por tí, madre mía -dijo cuando su madre llegó-,
y hubiera ido a buscarte, pero me asustaba Buck, Pearl S_La madre.txt
371 no. De pie en el umbral de su puerta, la mujer pensó que jamás habían sentido
un calor tan fuerte <<y >> súbito como aquél a principios de verano. El hijo menor c
orrió al borde del estanque y se sentó en el agua Buck, Pearl S_La madre.txt
372 o un calor tan fuerte y súbito como aquél a principios de verano. El hijo me
nor corrió al borde de<<l >> estanque y se sentó en el agua, riendo y gritando a los
otros niños que fueran allí con él, y el mayor se qu Buck, Pearl S_La madre.txt
373 recogió las perneras de los pantalones hasta el muslo, poniéndose en la cabe
za un ancho sombrero d<<e >> bambú, que había sido de su padre, y fue al campo donde
el nuevo maíz había brotado. La niña estaba senta Buck, Pearl S_La madre.txt
374 brotado. La niña estaba sentada en el interior de la casa, buscando la osc
uridad, y su madre la oy<<ó >> suspirar allí. Sólo a la vieja gustábale aquel calor. Est
aba sentada al sol, donde se quitó el vestido que c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
375 eja de la casa. -Debo ir a regar el arroz -dijo-. El sol de hoy lo seca
todo, vieja madre. Cogió e<<l >> azadón y del hombro colgóse los vacíos baldes para el a
gua, y así recorrió el estrecho sendero hasta un es Buck, Pearl S_La madre.txt
376 ón y del hombro colgóse los vacíos baldes para el agua, y así recorrió el estrecho
sendero hasta u<<n >> estanque que estaba algo más alto que los viveros de arroz.
Caminaba agradecida, porque aunque el aire era c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
377 no estaba encerrado entre paredes, ni en sus propias venas. Trabajó un rat
o en sus viveros y con e<<l >> azadón abrió una pequeña entrada en el borde superior y
luego cavó un pequeño canal hasta el estanque. Des Buck, Pearl S_La madre.txt
378 con el azadón abrió una pequeña entrada en el borde superior y luego cavó un peq
ueño canal hasta e<<l >> estanque. Después fue al estanque y con los baldes pendient
es del palo, metió primero uno y después otro en Buck, Pearl S_La madre.txt
379 equeña entrada en el borde superior y luego cavó un pequeño canal hasta el est
anque. Después fue a<<l >> estanque y con los baldes pendientes del palo, metió prim
ero uno y después otro en el agua y los vació en el Buck, Pearl S_La madre.txt
380 esta tarea, enderezóse una vez y dejó los baldes en el suelo y fue y se sentó
en el verde borde de<<l >> estanque para descansar. Mientras estaba sentada miró h
acia el Norte, en dirección a la aldea, y vio que un Buck, Pearl S_La madre.t
xt
381 ión a la aldea, y vio que un hombre se detenía para preguntarle algo a la vi
eja y luego volviese a<<l >> estanque. Miró al acercarse él y le conoció. Era el agent
e del terrateniente y mientras se aproximaba, la mu Buck, Pearl S_La madre.t
xt
382 algo a la vieja y luego volviese al estanque. Miró al acercarse él y le con
oció. Era el agente de<<l >> terrateniente y mientras se aproximaba, la mujer reco
rdó que todavía tenía sus joyas y agachó la cabeza, no sabie Buck, Pearl S_La madre.t
xt
383 blado y escribió algo en él con una especie de palito que ella jamás había visto
y que no había qu<<e >> mojar en tinta, como hacia el hombre que escribía cartas, p
ues dejaba trazos negros. Miró mientras él esc Buck, Pearl S_La madre.txt
384 ablaría de las joyas aquella vez. Cuando hubo acabado de escribir, el homb
re sonrió y acaricióse e<<l >> labio. -Si tienes tiempo -dijo- muéstrame aquel otro ca
mpo tuyo, que está sembrado de cebada, pues siempr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
385 algo a regañadientes. Los ojos del hombre estaban semientornados y la muje
r hizo ademán de coger e<<l >> azadón. -¿Al volver la colina? -repitió el hombre. Entonc
es su voz se suavizó más aún, y acaricióse el lab Buck, Pearl S_La madre.txt
386 dón. -¿Al volver la colina? -repitió el hombre. Entonces su voz se suavizó más aún,
y acaricióse e<<l >> labio y sonrió-. ¡Pero muéstramelo, ama de casa! El hombre fijó los o
jos en la mujer, abiertamente, y su Buck, Pearl S_La madre.txt
387 mbre fijó los ojos en la mujer, abiertamente, y su mirada tuvo el poder de
conmoverla. Ella dejó e<<l >> azadón y fue con él, siguiéndole como hacen las mujeres c
uando caminan con hombres. El sol caía sobre ello Buck, Pearl S_La madre.txt
388 fume, como una mezcla de la sangre y la carne y el sudor del hombre. Cua
ndo lo percibió la agito e<<l >> anhelo y era tan grande que se asustó de sí misma y d
e lo que ella pudiera hacer, y habló en voz alta y va Buck, Pearl S_La madre.t
xt
389 lo y era tan grande que se asustó de sí misma y de lo que ella pudiera hacer
, y habló en voz alta <<y >> vacilante, deteniéndose en el herboso sendero. -¡He olvid
ado algo para mi vieja madre! Y cuando el hombre se Buck, Pearl S_La madre.t
xt
390 a madre! Y cuando el hombre se volvió y la miró, habló tartamudeando, sintiend
o de pronto el cuerp<<o >> ardiente y débil. -He olvidado algo que tenía que hacer..
. Alejóse de él y caminó lo más de prisa que podía, Buck, Pearl S_La madre.txt
391 chado en el suelo apoyando la cabeza en una piedra y dormía, y el hijo men
or estaba desnudo bajo e<<l >> sauce, dormido a su vez. El día había cambiado, habíase
tornado más oscuro y más quieto y lleno de calor Buck, Pearl S_La madre.txt
392 vez. El día había cambiado, habíase tornado más oscuro y más quieto y lleno de cal
or más profundo <<y >> ardiente. Sobre las colinas flotaban grandes nubes, negras
y monstruosas, pero sus bordes brillaban, argenta Buck, Pearl S_La madre.t
xt
393 ior. Incluso el sonido de los insectos y los cantos de los pájaros quedaba
n apagados en el enorme <<y >> ardiente silencio de aquel día. Pero la madre no es
taba dormida. Entró suavemente en la oscura y silente hab Buck, Pearl S_La madre.t
xt
394 tación, y sentóse en la cama. La sangre le golpeaba en los oídos, la sangre de
su cuerpo caliente <<y >> hambriento. Entonces supo lo que le pasaba. Nada fingía
ya consigo misma, como hubiera hecho una mujer de la c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
395 corazón: -Sería mejor que no me deseara. ¡Ojalá no me deseara para poder salvar
me! Pero incluso a<<l >> gemir se levantó de aquella cama y salió de la dormida alde
a a los campos, siguiendo el camino por el que Buck, Pearl S_La madre.txt
396 el cielo anduvo, doblando la pequeña vuelta del sendero. Cuando pasó frente
a un pequeño y derruid<<o >> templete, allí, en la puerta, estaba el hombre, esperan
do. Y ella no pudo seguir adelante. No; cuando él ent Buck, Pearl S_La madre.t
xt
397 entró y esperó, ella acercóse a la puerta, mirando al interior, y él estaba allí e
n la penumbra de<<l >> templete sin ventanas, esperando. Le brillaban los ojos e
n la semioscuridad, como los de un animal al acecho Buck, Pearl S_La madre.t
xt
398 e tenían que hacer. Pero la mujer se detuvo una vez. Miró en su sueño y vio a
los tres dioses en e<<l >> templete, el principal de las cuales era un anciano m
ajestuoso que miraba fijamente al frente, y a su lado l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
399 checida, silenciosa, como si regresara de un honrado trabajo en el campo
, encontró a la vieja en s<<u >> yacija, presa de escalofríos y dolores. -¡Algún mal espír
itu se ha apoderado de mí, hija! -gritó-. ;Algún Buck, Pearl S_La madre.txt
400 iento malo ha caído sobre mí! Gemía cuando alargó la mano, que la madre cogió, enc
ontrándola seca <<y >> ardiente. Casi se alegró de que así fuera. Casi complacióle que a
quello apartara su mente de su propio coraz Buck, Pearl S_La madre.txt
401 do desperté el sol se había ido ya y yo estaba fría como la muerte. Entonces l
a madre se apresuró <<a >> calentar agua para la vieja, poniendo en ella un poco d
e jengibre y hierbas, y la vieja lo bebió. Sin embarg Buck, Pearl S_La madre.t
xt
402 e contenta de no poder dormir. Durante toda la noche complacióle tener que
estar sentada junto a l<<a >> yacija de la vieja para vigilarla y darle agua cu
ando gemía pidiéndola y cubrirla cuando se destapaba, gri Buck, Pearl S_La madre.t
xt
403 darle agua cuando gemía pidiéndola y cubrirla cuando se destapaba, gritando
que le ardía el cuerpo<<, >> pera temblando a la vez. Afuera, la noche habíase torna
do negra y grandes lluvias caían sobre el techo d Buck, Pearl S_La madre.txt
404 l techo de bálago, penetrando en algunos lugares a través de él, por lo que la
madre debió sacar l<<a >> yacija de la vieja del rincón que ocupaba, y sobre la cam
a en que dormían los niños puso una estera de jun Buck, Pearl S_La madre.txt
405 dre corrió a su lado y vio que la vieja quería decir algo, sin poder hacerlo
, agarrando entonces l<<a >> mortaja que llevaba, muy remendada, ya que era la m
isma de la que se había burlado, cada vez que la nuera l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
406 mortaja que llevaba, muy remendada, ya que era la misma de la que se había
burlado, cada vez que l<<a >> nuera le cosía un remiendo, diciendo que ella duraría
mas que aquella mortaja. Pero en aquel momento la a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
407 abía burlado, cada vez que la nuera le cosía un remiendo, diciendo que ella
duraría mas que aquell<<a >> mortaja. Pero en aquel momento la agarraba con ambas
manos. y tiraba de ella, y entonces la madre inclinó l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
408 nos. y tiraba de ella, y entonces la madre inclinó la cabeza para oír el sus
urro de la vieja. -Est<<a >> mortaja... remendada... mi hijo... Todos se miraron
, sin comprender el significado de aquellas palabras, pe Buck, Pearl S_La
madre.txt
409 aquellas palabras, pero el hijo mayor habló rápidamente. -Yo la entiendo, m
adre. Quiere su tercer<<a >> mortaja, la que mi padre dijo que mandarla, para po
nérsela, pues siempre aseguró que la que ahora lleva dur Buck, Pearl S_La madre.t
xt
410 estaban allí exclamaron: -¡Qué animosa vieja! !He aquí una mujer valiente, que s
e pondrá su tercer<<a >> mortaja, como dijo que haría! Una muriente alegría se reflejó e
n la marchita cara de la vieja, que volvió a Buck, Pearl S_La madre.txt
411 saria, y mañana yo te la pagaré. La mujer había súbitamente dispuesto que la vie
ja tuviera la mejo<<r >> mortaja que fuera posible adquirir y, aquella noche, cu
ando todos en la casa dormían, sacó la plata que hab Buck, Pearl S_La madre.t
xt
412 adquirir y, aquella noche, cuando todos en la casa dormían, sacó la plata q
ue había ocultado en e<<l >> hoyo en el suelo, cogiendo la necesaria para que la v
ieja muriera contenta. Entonces guardó el recuerdo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
413 r en ello, satisfecha de tener en qué ocuparse, pareciendo como si aquel o
culto recuerdo le hicier<<a >> verter toda su bondad en los suyos. Durante dos n
oches no durmió, fatigándose voluntariamente. Tampoco se Buck, Pearl S_La madre.t
xt
414 e apresuró con la aguja y confeccionó la prenda con aquella buena tela, roja
como el vestido de un<<a >> desposada. La vieja la miraba desde su yacija, fijo
s los ojos en la tela, que parecía fulgir en el halda de l Buck, Pearl S_La
madre.txt
415 a prenda con aquella buena tela, roja como el vestido de una desposada.
La vieja la miraba desde s<<u >> yacija, fijos los ojos en la tela, que parecía fu
lgir en el halda de la madre. No podía tragar ni comida n Buck, Pearl S_La madre.t
xt
416 ba desde su yacija, fijos los ojos en la tela, que parecía fulgir en el ha
lda de la madre. No podí<<a >> tragar ni comida ni bebida, ni siquiera la cálida lec
he humana que una buena mujer exprimió de su propio p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
417 siquiera la cálida leche humana que una buena mujer exprimió de su propio pe
cho, vertiéndola en un<<a >> escudilla, puesto que algunas veces esa buena leche p
uede salvar a los agonizantes. Pero la vieja sosteníase Buck, Pearl S_La madre.t
xt
418 da, para que no tuviera que cesar en su labor y siguiera cosiendo. En un
día y parte de la noche l<<a >> mortaja quedó terminada y el primo y la mujer del p
rimo la admiraron y también uno o dos vecinos. Mientras Buck, Pearl S_La madre.t
xt
419 ierta, para ver si sería la madre o la muerte quien ganarla aquella guerra
. Pero finalmente la roj<<a >> mortaja quedó terminada y el primo levantó el cuerpo
de la vieja y la madre y la esposa del primo pasaron p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
420 abrió los ojos y sonrió con su boca desdentada, sabiendo que había vivido has
ta ponerse su tercer<<a >> mortaja, que era su mayor deseo, y luego murió triunfal
mente. Sin embargo, cuando hubo transcurrido el día Buck, Pearl S_La madre.t
xt
421 ba por la muerte de la vieja, culpándose a sí misma, y muchos la alababan po
r su dolor. -¡Qué buen<<a >> nuera la que se lamenta así! Y la consolaban, diciéndole: -
No te aflijas, ama de casa. Ella era muy vieja Buck, Pearl S_La madre.txt
422 maldijo el día de la tormenta y sus propios y estúpidos calores. Bien debió sa
ber que con su cuerp<<o >> cálido y abierto y expectante, como lo estuviera, y con
el corazón roído por aquella hambre, aquél habría Buck, Pearl S_La madre.txt
423 mientras que entonces devolvía la comida tras haber ingerido el primer bo
cado. Era como si aquell<<a >> simiente en sus entrañas fuera tan fuerte y lozana,
que crecía como una mala hierba, haciendo implacablement Buck, Pearl S_La madre.t
xt
424 día dejar traslucir el menor indicio. Noche tras noche sentábase en la cama,
demasiado molesta par<<a >> yacer en ella, y en su interior gemía: ¡Ojalá volviera a
estar sola y no tuviera esa cosa en mí! ¡Ojalá e Buck, Pearl S_La madre.txt
425 ado ya y llegó duro y discutidor como solía ser, exigiendo su medida de gran
o. -¿En que le habremo<<s >> irritado, madre, a él que fue tan bueno con nosotros el
año pasado? -exclamó el hijo mayor, sorprendido. Y l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
426 cara sonrojada, apartándose de ella después, como si jamás la hubiera visto,
mirando nuevamente s<<u >> escudilla. Y la mujer, sintiendo que el calor le desa
parecía de la cara demasiado aprisa, abrióse paso entre Buck, Pearl S_La madre.t
xt
427 gentes se regocijaban por tener abundante grano y comida, la madre a pe
sar de que en ella no habí<<a >> gozo alguno, hizo también unos pequeños pasteles para
sus hijos. Cuando la luna se levantó la noche de l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
428 s hijos. Cuando la luna se levantó la noche de la fiesta, comieron los pas
teles en la era y bajo e<<l >> sauce, mientras la luna llena brillaba casi tanto
como el sol. Pero comieron gravemente, como si los hijo Buck, Pearl S_La
madre.txt
429 e que tarde en encontrarle. La madre asustóse entonces y habló para desanima
r a su hijo. -Come otr<<o >> pastel, hijo, y espera otro año más. ¿Qué haría yo si tú parti
ras y tampoco regresaras? Espera hasta que Buck, Pearl S_La madre.txt
430 la madre volvióse hacia el hijo mayor. -¿Ves lo que haces al decir tales cos
as? -observó en tono d<<e >> reproche-. Ahora tu hermano también piensa en marchar.
Tras estas palabras, no quiso volver a oír hablar de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
431 o que haces al decir tales cosas? -observó en tono de reproche-. Ahora tu
hermano también piensa e<<n >> marchar. Tras estas palabras, no quiso volver a oír h
ablar de aquel asunto. Pero el pensamiento quedó aferr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
432 o... Seguramente era viuda ahora y lo había sido durante algunos años, sin s
aberlo. Y el agente de<<l >> terrateniente no estaba casado. Ella era viuda y él n
o estaba casado, pues le había oído decir que su esposa muri Buck, Pearl S_La
madre.txt
433 o día en que diera fin a aquellos trabajos. Casi tan alto como su padre er
a entonces el hijo mayor<<, >> ágil y fuerte como el bambú e igualmente sutil. Había p
asado ya la edad en que sus ideas podían ser refu Buck, Pearl S_La madre.txt
434 a aquellos trabajos. Casi tan alto como su padre era entonces el hijo m
ayor, ágil y fuerte como e<<l >> bambú e igualmente sutil. Había pasado ya la edad en
que sus ideas podían ser refutadas. Era de naturalez Buck, Pearl S_La madre.t
xt
435 una carta a tu padre y no pude hacerlo, porque lo había olvidado. El hijo
mayor miróla entonces co<<n >> reproche, como si no la creyera, y la madre gritó irr
itada: -¿Cómo podía yo saber que querrías marchar y dej Buck, Pearl S_La madre.txt
436 con reproche, como si no la creyera, y la madre gritó irritada: -¿Cómo podía yo
saber que querría<<s >> marchar y dejarme todo el trabajo a mí, ahora, cuando empie
zas a ser de alguna utilidad? jamás pensé que ab Buck, Pearl S_La madre.txt
437 se a él-. ¿Cómo murió? Fue sorprendido en una casa incendiada, pues aquélla donde
vivía se quemó a<<l >> derribar un esclavo una lámpara encendida. Y el fuego le mató mie
ntras dormía e incluso sus cenizas se han p Buck, Pearl S_La madre.txt
438 lvó la mujer. Pero no podía esperar para acabar su salvación. No; tenía que hace
r que el agente de<<l >> terrateniente lo supiera, de alguna forma, y fue de un
lugar a otro, preguntando dónde vivía el agente, pues tení Buck, Pearl S_La madre.t
xt
439 ía. Imaginaba que no había para ella otro camino que la muerte, aunque ciert
amente le quedaba otro<<: >> arrancar de su cuerpo aquella vida anhelante que en
él sentía crecer. Pero no podía hacerlo sola. Alguien de Buck, Pearl S_La madre.t
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440 da. Y cuando la mujer del primo la miró con asombro, la madre se llevó la ma
no al vientre, y habló<<, >> vacilante. -Algo crece en mí, prima -dijo-, pero no sé lo
que puede ser, a menos que sea un viento malo de al Buck, Pearl S_La madre.t
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441 a sucederte eso, ahora que tu hombre ha muerto? -¡No! -exclamó angustiada-.
Juro que me arrojaré a<<l >> estanque para enfriarme si vuelvo a sentir tanto calo
r como en el verano. Aquella noche sacó del hoyo en el Buck, Pearl S_La madre.t
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442 al estanque para enfriarme si vuelvo a sentir tanto calor como en el ver
ano. Aquella noche sacó de<<l >> hoyo en el suelo la mitad de la plata que allí guar
daba y, cuando se presentó la oportunidad, se la dio Buck, Pearl S_La madre.t
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443 beberás? No puede ser en ninguna casa, pues se producirá mucha sangre. La ma
dre recordó entonces e<<l >> templete junto al camino, y lo solitario que estaba,
pues pocos caminantes había entonces, y ninguno por la Buck, Pearl S_La madre.t
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444 i luz almena, para evitar que incluso de lejos pudiera verse un desacost
umbrado resplandor en aque<<l >> templete. No. La madre tenía que aguantar el dolo
r lo mejor que pudiera. El sudor le cubría el cuerpo como s Buck, Pearl S_La
madre.txt
445 ose la madre en el brazo de la esposa del primo, conteniendo sus gemidos
. Cuando pasaron junto a u<<n >> estanque, la prima arrojó a él la esterilla enrolla
da. Durante varias días la madre permaneció en cama, déb Buck, Pearl S_La madre.t
xt
446 apetitoso para excitarla a comer, la madre se llevaba la mano al pecho.
-Parece como si no pudier<<a >> tragar -decía-. Tengo algo pesado aquí. Mi corazón pe
nde entre los pechos tan pesado y lleno, que no puedo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
447 -decía-. Tengo algo pesado aquí. Mi corazón pende entre los pechos tan pesado
y lleno, que no pued<<o >> tragar. Parece lleno de un dolor que no puedo aliviar
llorando. Si pudiera llorar una vez hasta el fin, sé Buck, Pearl S_La madre.t
xt
448 stecida que estaba. De pronto oyó un sonido de pasos y, cuando levantó la mi
rada, vio al agente de<<l >> terrateniente. El hijo mayor se acercó a él. -Señor, mi p
adre ha muerto y yo ocupo su lugar, pues mi madre ha est Buck, Pearl S_La
madre.txt
449 e no puede hacerlo. Entonces el hombre, aquel hombre de la ciudad, de ca
bello liso, sin vello en e<<l >> labio superior, miró a la mujer con aire preocupa
do y supo lo que le había sucedido. Y ella supo que él l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
450 bía cortado al afilar la hoz en la piedra, para que estuviera preparada cu
ando llegue el momento d<<e >> segar la cebada. Y ella apresuróse a responder: -Sí,
ahora recuerdo que me lo dijiste. En cuanto a los hi Buck, Pearl S_La madre.t
xt
451 oso hijo que tenía. Mientras se maravillaba de no haberlo visto hacía mucho
tiempo, le contestó co<<n >> súbito amor: -Buen muchacho eres, que guardas la moneda
y no la tiras comprando un caramelo. Al oír estas Buck, Pearl S_La madre.t
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452 habló lo que tenía que decir. -Madre, tengo una cosa curiosa que decirte. Ho
y, cuando el agente de<<l >> terrateniente y yo estábamos en el campo, me dijo que
era el último año que vendría a la aldea, pues marcha a pro Buck, Pearl S_La madre.t
xt
453 ijo después de tanto rato, que el hermano menor había ya olvidado sus propia
s palabras, pues era d<<e >> temperamento impaciente y rápido siempre en pasar de
una cosa a otra, en el juego o en las pequeñas tareas que h Buck, Pearl S_La
madre.txt
454 e tanto rato, que el hermano menor había ya olvidado sus propias palabras,
pues era de temperament<<o >> impaciente y rápido siempre en pasar de una cosa a
otra, en el juego o en las pequeñas tareas que hacía, y de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
455 chaba la conversación de los hijos. Se vestía y se preparaba para la jornada
. Un momento permaneci<<ó >> vacilante ante un cajón abierto, del que sacó un paquete,
mirando su contenido tras desenvolverlo. Eran las j Buck, Pearl S_La madre.t
xt
456 a guardarlas para la boda de mi hija.» Así se decía a sí misma, teniendo las joy
as en la mano y si<<n >> apartar los ojos de ellas. Pero de pronto, al recordar,
todo su ser tembló y anheló verse libre de ellas y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
457 Con gesto decidido escondió el paquete en su seno y gritó a la niña, diciéndole
que era ya hora d<<e >> marchar. Salieron solas a la calle y cruzaron la aldea
dormida aún. La madre caminaba fácilmente, fuerte y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
458 nto las tablas que cubrían las puertas de su tienda y lo hacía despacio, det
eniéndose a menudo par<<a >> bostezar y pasarse las manos por la cabeza, rascándosel
a con los dedos. Cuando levantó la mirada y vio a la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
459 mo la toque y es como si algún calor le quemara los ojos. No sé qué fuego pued
e ser, siendo como e<<s >> doncella muy recatada y jamás está de mal humor. Entonces
el hombre movió la cabeza, bostezando nuevamente, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
460 interior con piedras mágicas y murmuran runas y plegarias, los fuegos int
eriores suben y vuelven <<a >> quemar los ojos y nadie puede apagar ese fuego, p
ues arde dentro del asiento de la vida. Sin embargo, aquí Buck, Pearl S_La madre.t
xt
461 s amasados y en forma de granos, del color del trigo maduro, y los puso
en el cañón de una pluma d<<e >> pato, cerrando el otro extremo con sebo, diciendo:
-Sí, está ciega, ama de casa. Al ver la expresión de Buck, Pearl S_La madre.txt
462 a vida debió haber hecho alguna cosa mala, tal vez mirando algo que no debía
ver y así recibió est<<a >> maldición. O tal vez su padre haya pecado, o tú misma, ama
de casa. ¿Quién conoce el corazón? Pero sea como f Buck, Pearl S_La madre.txt
463 ez su padre haya pecado, o tú misma, ama de casa. ¿Quién conoce el corazón? Pero
sea como fuere, l<<a >> maldición ha caído sobre ella y nadie puede cambiar la volu
ntad del cielo. Bostezó otra vez, cumplido ya su a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
464 iega. Salió rápidamente antes de que el hombre pudiera contestar, apretando
la mano de la niña par<<a >> calmar su temblor, y fue a un platero, pero no al de
la otra vez, sacando de su seno el paquete que entreg Buck, Pearl S_La madre.t
xt
465 de que el hombre pudiera contestar, apretando la mano de la niña para calm
ar su temblor, y fue a u<<n >> platero, pero no al de la otra vez, sacando de su
seno el paquete que entregó al barbudo propietario de la Buck, Pearl S_La
madre.txt
466 n a menos de dos pies de su cara. -Tienes razón, hija -repuso ella, gimien
do interiormente-. Es un<<a >> sortija de plata que no puedo llevar ahora y por
eso la cambia por monedas que podamos utilizar. Cuando esa Buck, Pearl S_La
madre.txt
467 vendedor se acercó para saber qué quería comprar, ella señaló una cosa. -Eso -dij
o. Era un pequeñ<<o >> batintín de latón, con una macita de madera, que los ciegos emp
lean en la calle, para avisar a los demás que Buck, Pearl S_La madre.txt
468 ra un pequeño batintín de latón, con una macita de madera, que los ciegos empl
ean en la calle, par<<a >> avisar a los demás que no ven. El vendedor lo golpeó una
o dos veces, para demostrar su valor antes de env Buck, Pearl S_La madre.t
xt
469 pues oigo un sonido claro como una campana. El vendedor rió fuertemente e
ntonces, pues veía que l<<a >> doncella era ciega y empezó a decir: -No hay ninguno
sino... Pero la madre le dirigió tan irritadas palabras Buck, Pearl S_La madre.t
xt
470 .. Pero la madre le dirigió tan irritadas palabras, que el hombre calló y le
entregó rápidamente e<<l >> batintín, mirándola como un tonto mientras se alejaba, sin
saber qué hacer. Emprendieron el camino de regres Buck, Pearl S_La madre.txt
471 otra mano lo que había comprado, que es el signo que distingue a los cieg
os. Pero aunque tenía e<<l >> batintín, no podía dárselo a la niña. No podía admitir que l
s ojos de su hija estuvieran completamente cieg Buck, Pearl S_La madre.txt
472 tir que los ojos de su hija estuvieran completamente ciegos. Esperó todo a
quel verano y volvieron <<a >> segar el grano y fue medido al nuevo agente que m
andó el terrateniente, un hombre viejo esta vez, primo o Buck, Pearl S_La madre.t
xt
473 os. Esperó todo aquel verano y volvieron a segar el grano y fue medido al
nuevo agente que mandó e<<l >> terrateniente, un hombre viejo esta vez, primo o pa
riente lejano. Y llegó el otoño, pero aún no podía la madre en Buck, Pearl S_La madre.t
xt
474 staba sucediendo -dijo el hijo mayor, con su aspecto de hombre hecho. -Y
yo -exclamó el hijo menor<<, >> asombrado-jamás pensé que hubiera algo malo en sus oj
os, pues estoy acostumbrado a verla siempre así. Y la ma Buck, Pearl S_La madre.t
xt
475 malo en sus ojos, pues estoy acostumbrado a verla siempre así. Y la madre
se lo contó también a l<<a >> doncella. -Hija, voy al templo, al Sur, donde está la d
iosa viva, que es la misma que dio el hijo a la espos Buck, Pearl S_La madre.t
xt
476 e está la diosa viva, que es la misma que dio el hijo a la esposa de Li el
Sexto, cuando había sid<<o >> estéril toda la vida y se acercaba ya al fin de su ti
empo de concebir y su hombre se impacientaba y quería Buck, Pearl S_La madre.t
xt
477 de su tiempo de concebir y su hombre se impacientaba y quería tomar una c
oncubina, pues estaba mu<<y >> irritado por su esterilidad. Ella fue y oró y luego
tuvo un hermoso hijo. -Bien lo recuerdo, madre -repuso l Buck, Pearl S_La
madre.txt
478 or su esterilidad. Ella fue y oró y luego tuvo un hermoso hijo. -Bien lo r
ecuerdo, madre -repuso l<<a >> doncella-. Ella hizo dos zapatos de seda para la
diosa y se los dio cuando nació el hijo. Sí, madre, ve de p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
479 piaré! Luego se levantó y alejóse tosiendo y suspirando y la madre se arrodilló
y recitó también s<<u >> plegaria. Pero no podía olvidar la de la otra mujer y parecióle
que la diosa la miraba ásperamente y que aqu Buck, Pearl S_La madre.txt
480 ecado no había sido expiado. Finalmente la madre se levantó y suspiró profunda
mente sin saber si s<<u >> plegaria era válida, encendió el incienso y salió. Cuando h
ubo recorrido las diez millas y encontróse nuevam Buck, Pearl S_La madre.txt
481 ez millas y encontróse nuevamente ante la puerta de su casa, aterida y fat
igada, se dejó caer en e<<l >> taburete, contestando tristemente cómo había escuchado
la diosa su plegaria. -¿Cómo puedo yo saber cuál es l Buck, Pearl S_La madre.txt
482 a y fatigada, se dejó caer en el taburete, contestando tristemente cómo había
escuchado la diosa s<<u >> plegaria. -¿Cómo puedo yo saber cuál es la voluntad del cie
lo? No podía hacer más que recitar mi plegaria y Buck, Pearl S_La madre.txt
483 su plegaria. -¿Cómo puedo yo saber cuál es la voluntad del cielo? No podía hacer
más que recitar m<<i >> plegaria y esperar a que el cielo manifieste su voluntad.
Pero con todo su corazón deseó no haber pecado. Cu Buck, Pearl S_La madre.txt
484 a la aldea que él estaba muerto eran más que los dedos de una mano. Sin emba
rgo, caminaba erguida <<y >> ágil como de costumbre y en su cuerpo no nacía más carne.
Otras podían empezar a encogerse o engordar, c Buck, Pearl S_La madre.txt
485 a la luz, cuando se le veía plenamente la cara, tenía arrugas junto a las oj
os, de trabajar bajo e<<l >> ardiente sol en los campos, durante tantos años. Se m
ovía también algo más despacio, sin la antigua ligereza Buck, Pearl S_La madre.t
xt
486 e ocupara de los trabajos menos pesados. Nada le complacía más que verla sen
tada a la sombra, en s<<u >> taburete, durante el verano, cosiendo, y dejando qu
e él fuera solo a los campos. Sin embargo, la madre no er Buck, Pearl S_La madre.t
xt
487 aquella casa hacía mucha falta una mujer joven, con ojos buenos, pues todo
s sabían ya que los de l<<a >> doncella estaban ciegos. También ella lo sabía; desde e
l día en que fuera a la ciudad con su madre, lo sabía Buck, Pearl S_La madre.t
xt
488 osa, por alguna razón: la madre por lo que temía como consecuencia de aquel
viejo pecado suyo, y l<<a >> doncella, porque la ceguera le parecía un destino. -¿Ha
s usado ya todo el polvo del cañón de la pluma de gan Buck, Pearl S_La madre.t
xt
489 o, se levantó, entró en la habitación, y del cajón en que antes guardaba las joy
as, sacó el pequeñ<<o >> batintín, hablando a su hija mientras se acercaba a ella. -Hi
ja, compré esto para el día que... No pudo acab Buck, Pearl S_La madre.txt
490 e acercaba a ella. -Hija, compré esto para el día que... No pudo acabar. Lo
puso en las manos de l<<a >> doncella, que lo cogió, tocándolo para ver qué era y lueg
o lo apretó fuertemente, diciendo en su quejosa man Buck, Pearl S_La madre.t
xt
491 gó que hiciera un bastón con una rama de madera dura y lo puliera, para su h
ermana, para que con e<<l >> batintín en una mano y el bastón en la otra, pudiera mo
verse con mayor facilidad y menor temor, como hacen l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
492 ujaba o la derribaba nadie culparía a su madre, porque habría colocado el si
gno de los ciegos en l<<a >> doncella, para que todos lo vieran. Desde aquel mom
ento la muchacha llevaba esas dos cosas cuando salía, el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
493 vieran. Desde aquel momento la muchacha llevaba esas dos cosas cuando sa
lía, el bastón y el pequeñ<<o >> batintín, y aprendió a hacer sonar este última suave y cla
amente, caminaba con paso menudo y seguro, con su Buck, Pearl S_La madre.t
xt
494 su cara pequeña y dolorida, en la que se reflejaba la expresión fija en los
ciegos. Sin embargo, l<<a >> doncella ciega era maravillosamente inteligente, a
su manera, en la casa. No necesitaba allí ni batintín ni Buck, Pearl S_La madre.t
xt
495 la doncella ciega era maravillosamente inteligente, a su manera, en la
casa. No necesitaba allí n<<i >> batintín ni bastón y podía lavar el arroz y cocerlo, au
nque la madre no le dejaba ya encender el fuego, pero Buck, Pearl S_La madre.t
xt
496 ue la madre no le dejaba ya encender el fuego, pero barría la habitación y l
a era y sacaba agua de<<l >> estanque y buscaba los huevos, si las gallinas los
ponían en algún lugar desacostumbrado. Por el sonido y el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
497 lfato sabía dónde estaban los animales y les llevaba la comida, pudiendo hac
erlo casi todo, except<<o >> coser y trabajar en el campo. Además, para trabajar e
n el campo, carecía de fuerzas pues sus sufrimientos Buck, Pearl S_La madre.t
xt
498 e fuerzas pues sus sufrimientos desde la niñez parecían haber retrasado su c
recimiento. Al ver a l<<a >> doncella moverse así por la casa, el corazón de la muje
r se derretía y sufría por el destino que le aguardab Buck, Pearl S_La madre.t
xt
499 e alguna forma tenía que casarse, ya que cuando la madre muriera tal vez n
adie querría cuidar de l<<a >> doncella, ni nadie había a quien ella pudiera verdade
ramente pertenecer, puesto que la mujer pertenece prime Buck, Pearl S_La madre.t
xt
500 y no a aquélla en la que nació. A menudo, la madre pensaba en eso y se pregu
ntaba quién querría un<<a >> doncella ciega. Si nadie la quería, qué sería finalmente de e
lla. Cuando hablaba de esto, el hijo mayor cont Buck, Pearl S_La madre.txt
501 ente al hombre hasta ver quién es su mujer y se decía: «Debo encontrarle una e
sposa que cuide de m<<i >> doncella ciega y sea buena con ella. Al buscar esa es
posa, debo encontrar una que cuide a dos personas: su h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
502 ella casi no se daba cuenta. Sin embargo, nunca el hijo mayor habíale ped
ido esposa, ni demostrab<<a >> necesitar ninguna. Siempre había sido el hijo mejor
y el más cariñoso que una madre pudiera tener, trabajando Buck, Pearl S_La madre.t
xt
503 r quería su vestido nuevo, cuando era su hermano obraba duramente con el m
enor y le maldecía si er<<a >> perezoso y jugaba, haciéndole trabajar con ahínco la ti
erra. La casa se llenaba de discusiones. Ruidoso y pl Buck, Pearl S_La madre.t
xt
504 asta que la madre llegaba corriendo y gritaba: -¡Quietos, quietos! ¡Deberías a
vergonzarte, hijo, d<<e >> pegar a tu hermano menor así y asustar a tu hermana! Pe
ro el joven contestaba amargamente: -¿No debo cast Buck, Pearl S_La madre.t
xt
505 endo y gritaba: -¡Quietos, quietos! ¡Deberías avergonzarte, hijo, de pegar a t
u hermano menor así <<y >> asustar a tu hermana! Pero el joven contestaba amargame
nte: -¿No debo castigarle, siendo yo su hermano mayo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
506 ente: -¿No debo castigarle, siendo yo su hermano mayor y habiendo muerto n
uestro padre? Es un patá<<n >> perezoso, que juega ya cada vez que puede, y tú bien
lo sabes, madre, pero le quieres más que a nosotros. Er Buck, Pearl S_La madre.t
xt
507 to a la hija, la madre la amaba, pero siempre con dolor, pues aquellos o
jos ciegos eran un continu<<o >> reproche; jamás podía olvidar que la diosa no había e
scuchado su plegaria, ni tenía la madre corazón para vo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
508 ellos ojos ciegos eran un continuo reproche; jamás podía olvidar que la dios
a no había escuchado s<<u >> plegaria, ni tenía la madre corazón para volver a orar, t
emiendo que su pecado cayera más duramente sobre la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
509 ni tenía la madre corazón para volver a orar, temiendo que su pecado cayera
más duramente sobre l<<a >> doncella. Así, mientras el corazón de la madre estaba sie
mpre ablandado por la conmiseración, la doncella no Buck, Pearl S_La madre.t
xt
510 la doncella. Así, mientras el corazón de la madre estaba siempre ablandado p
or la conmiseración, l<<a >> doncella no constituía nunca ningún gozo para ella. Inclu
so cuando se le acercaba cariñosa y sonriente y se Buck, Pearl S_La madre.t
xt
511 n de la madre estaba siempre ablandado por la conmiseración, la doncella n
o constituía nunca ningú<<n >> gozo para ella. Incluso cuando se le acercaba cariñosa
y sonriente y se sentaba para oír la voz de su ma Buck, Pearl S_La madre.txt
512 ella recibía los golpes al intentar separarles, obligando a su hijo mayor
a aquietarse, por temor <<a >> pegar a su madre. Entonces el menor huía de la casa
. De este modo, después de algún tiempo, el hijo menor Buck, Pearl S_La madre.t
xt
513 or caminaba ya encorvado por el duro trabajo y su mano era dura y lenta;
pero el menor era rápido <<y >> atezado, de piel suave y ligero con los pies, com
o un gato joven. El desmañado hijo mayor observó ese cálid Buck, Pearl S_La madre.t
xt
514 ezado, de piel suave y ligero con los pies, como un gato joven. El desmaña
do hijo mayor observó es<<e >> cálido amor que su madre tenía por su hermano y caviló so
bre él. Recordaba todos sus días de trabajo y cuá Buck, Pearl S_La madre.txt
515 su niñez por ella. Y, así, la amargura, concentrándose lenta y profundamente e
n su corazón, le hiz<<o >> odiar a su hermano. CAPÍTULO XIV Todo ese odio se iba
concentrando en el hijo mayor. Ni siquiera la ma Buck, Pearl S_La madre.t
xt
516 fuera antes de tomar la amarga medicina para salvar su honor, aquella n
oche. Suspiró y enderezó e<<l >> dolorido cuerpo. -Hijo mío, iré a casa, para tener la c
omida caliente cuando tú llegues, pues estoy cansada Buck, Pearl S_La madre.t
xt
517 los espigadores que les habían seguido durante el día. Acababa de poner la c
ena a hervir, cuando l<<a >> doncella gritó desde donde estaba sentada en el umbra
l de la puerta, diciendo que oía llorar a su hermano me Buck, Pearl S_La madre.t
xt
518 l mayor le agarraba fuertemente y le golpeaba. La madre corrió con todas s
us fuerzas y se cogió de<<l >> irritado hijo mayor y suplicóle: -¡Oh, hijo mío, hijo mío!
Todavía es un niño... ¡Oh, hijo, hijo! Y mientras Buck, Pearl S_La madre.txt
519 ? -replicó el otro-. ¿Jugaba yo en tiempo de cosecha, en mi año catorce entonc
es, prometiéndome un<<a >> sortija y una túnica nueva, que no había ganado? La madre s
upo que el tonto hijo menor habíase jactado de l Buck, Pearl S_La madre.txt
520 otro-. ¿Jugaba yo en tiempo de cosecha, en mi año catorce entonces, prometiénd
ome una sortija y un<<a >> túnica nueva, que no había ganado? La madre supo que el t
onto hijo menor habíase jactado de lo que tendría Buck, Pearl S_La madre.txt
521 ste! -Yo no le prometí sortijas y túnicas -dijo ella en voz baja y turbada,
algo asustada por aque<<l >> irritado hijo suyo, tan grave y callado en otros días
que en aquel momento no le conocía. -¡Lo prometiste! - Buck, Pearl S_La madre.t
xt
522 so no era él su hijo?, añadió-: Y si le prometí algún juguete, fue para compensarl
e por tu continu<<a >> irritación contra él, haga lo que haga, pues nunca dejas de m
irarle con ojos duros y dirigirle crueles palabra Buck, Pearl S_La madre.t
xt
523 empre parecía contento y sin deseo alguno, su corazón se ablandó, como sucedie
ra antaño, después d<<e >> pegar a un hijo suyo, aunque él no lo sabía, y se suavizó más qu
nunca. -Hijo, ya sé que estoy equivocad Buck, Pearl S_La madre.txt
524 la casa, ocupóse en una cosa y en otra, olvidando toda su fatiga. -¿Que pas
aba madre? -preguntó l<<a >> doncella. -Poca cosa, hija -contestó ella rápidamente-, e
xcepto que tu hermano menor no quería hacer su part Buck, Pearl S_La madre.t
xt
525 cierto que su hijo pronto se casaría, reprochándose haberse apoyado en él como
en un hombre, que n<<o >> tenia aún la recompensa del hombre, y decidió hacer cuant
o había ofrecido. Finalmente, llegó su hijo mayo Buck, Pearl S_La madre.txt
526 adre. Y él entró, fijos los ojos en su hermano. Pero el mayor no le prestó ate
nción, pues no estab<<a >> irritado ya, y la madre sintióse contenta y supo que había
decidido bien, por lo que se dispuso a cumplir to Buck, Pearl S_La madre.t
xt
527 hacía cuando había de decidir algo, fue a ver al prima y a la mujer del prim
o, pues ella no conocí<<a >> doncella alguna, puesto que no podía elegirse ninguna d
e la aldea, dado que todos eran parientes por sangre Buck, Pearl S_La madre.t
xt
528 irse ninguna de la aldea, dado que todos eran parientes por sangre o mat
rimonio; ni tampoco conocí<<a >> doncella alguna en la ciudad, pues sólo trataba con
tiendas pequeñas, donde le compraban lo poco que tenía q Buck, Pearl S_La madre.t
xt
529 pequeñas, donde le compraban lo poco que tenía que vender. Fue, por la noch
e, ya que el tiempo er<<a >> cálido aún, aunque el otoño se acercaba, y se sentaron y
hablaron, mientras la esposa del primo daba el pe Buck, Pearl S_La madre.t
xt
530 esposa del primo daba el pecho a su último hijo. La madre expuso su neces
idad. -¿Conoces tú algun<<a >> doncella, hermana mía, en aquel pueblo donde tú vivías ante
s de casarte? -preguntó. Una doncella como tú me Buck, Pearl S_La madre.txt
531 s tú alguna doncella, hermana mía, en aquel pueblo donde tú vivías antes de casa
rte? -preguntó. Un<<a >> doncella como tú me gustaría mucho, de buen carácter, diligente
y buena para el trabajo. Yo puedo seguir cui Buck, Pearl S_La madre.txt
532 gremente y miró a su hombre. -No sé si mi hombre diría que tu hijo considerarl
a una bendición o un<<a >> maldición tener una mujer como yo -gritó. Entonces el hombr
e levantó lentamente la cabeza, como era su costum Buck, Pearl S_La madre.t
xt
533 tas familias, más o menos, viven en aquel pueblo, que es pueblo de mercado
, y sin duda habrá algun<<a >> doncella en disposición de casarse. Siguieron habland
o de ello y la madre dijo claramente que el coste no po Buck, Pearl S_La madre.t
xt
534 la madre dijo claramente que el coste no podía ser muy grande. -Sé muy bien
que no puedo esperar l<<a >> doncella mejor en todo -añadió-, puesto que soy pobre y
mi hijo no tiene mucha tierra y debemos tomar en arr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
535 nes alguna tierra, y eso es algo hoy, cuando muchos no tienen nada, y de
mejor grado casaría yo un<<a >> doncella mía con un hombre que tuviera alguna tierr
a y poca plata, que con otro que tuviera mucha plata y ni Buck, Pearl S_La
madre.txt
536 na tierra en la que afirmar los pies. Un buen hombre y buena tierra seri
a la mejor promesa para un<<a >> doncella mía. -Pues, entonces, padre de mis hijos
-dijo su esposa-, si me dejas puedo ir a aquel pueblo un d Buck, Pearl S_La
madre.txt
537 ayores, para que la ayudaran con los pequeños. Alquiló una carreta para los
hijos y ella cabalgó e<<l >> asno gris de su marido, que él no necesitaba aquellos día
s, pues la cosecha había acabado ya y podía emp Buck, Pearl S_La madre.txt
538 , que él no necesitaba aquellos días, pues la cosecha había acabado ya y podía e
mplear su buey par<<a >> trillar el grano. Pusiéronse así en camino y estuvieron aus
entes más de tres días. Cuando regresó, hablaba Buck, Pearl S_La madre.txt
539 gada y que los ojos de otra estaban algo irritados y la tercera era la m
ejor. Te aseguro que es un<<a >> doncella inteligente, muy cuidadosa en todo lo
que dice y hace, y aseguran que es la costurera más rápida de Buck, Pearl S_La
madre.txt
540 no pedirá mucho por ella. No es tan bonita como las otras; tiene la cara
un poco amarilla de tant<<o >> coser, pero sus ojos están limpios. -Bastantes ojos
malos tenemos en nuestra casa -repuso la madre rápida Buck, Pearl S_La madre.t
xt
541 la madre rápidamente- y los míos tampoco son lo que eran. Necesitamos a algu
ien que cosa y le gust<<e >> coser. Arréglalo, pues, hermana, con ésa, y si sus años n
o son más de cinco que los de mi hijo, estará bi Buck, Pearl S_La madre.txt
542 omántico en el pueblo y resultaron favorables. El joven había nacido bajo el
signo del caballo y l<<a >> doncella bajo el signo del gato, que no se devoran
el uno al otro, y así se predijo la armonía en el matrimo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
543 ta y algunas monedas de cobre y compró buenas telas de algodón. Ella misma h
izo dos prendas para l<<a >> doncella. Como era costumbre en aquellas partes, qu
iso que una mujer afortunada, alguna cuya vida fuera comp Buck, Pearl S_La
madre.txt
544 o hizo la mujer del primo y cortó las prendas anchas y completas en la cin
tura, para que, cuando l<<a >> doncella concibiera, pudiera seguir llevándolas y n
o tuviera que descartarlas. La madre sacó más plata y alq Buck, Pearl S_La madre.t
xt
545 es de perlas falsas y cuanto se necesitaba para el día: especialmente los
pantalones rojos que tod<<a >> desposada debe llevar en aquellos lugares. Así, se
fijó el día de la boda, que finalmente amaneció, claro día Buck, Pearl S_La madre.t
xt
546 ropas y quedó esperando junto a su puerta, al ver acercarse la silla roja
de bodas que llevaba a l<<a >> desposada en su interior, parecióle súbitamente que p
oco tiempo había transcurrido desde el día en que ella m Buck, Pearl S_La madre.t
xt
547 gar en que esperaba entonces su hijo. Raramente pensaba aquellos días en s
u hombre, pero un extrañ<<o >> anhelo se apoderó de ella mientras esperaba. No era e
l anhelo de la carne, que había muerto y desaparecido Buck, Pearl S_La madre.t
xt
548 aquellos días en su hombre, pero un extraño anhelo se apoderó de ella mientra
s esperaba. No era e<<l >> anhelo de la carne, que había muerto y desaparecido ya,
sino otro, distinto: el fuerte deseo de compañía p Buck, Pearl S_La madre.txt
549 jo para ella, sino esposo de otra. Allí estaba, muy quieto, con la cabeza
caída, rígido en la nuev<<a >> túnica negra que ella había hecho para él y calzando zapato
s en pies generalmente descalzos. Parecía tranq Buck, Pearl S_La madre.txt
550 reyó ella hasta que vio cómo le temblaban las manos colgantes, que resaltaba
n contra el negro de l<<a >> túnica. Volvió a suspirar y, otra vez, pensó en su propio
hombre y cómo había ella atisbado entre las cort Buck, Pearl S_La madre.txt
551 ue vio cómo le temblaban las manos colgantes, que resaltaban contra el neg
ro de la túnica. Volvió <<a >> suspirar y, otra vez, pensó en su propio hombre y cómo ha
bía ella atisbado entre las cortinas de la silla, y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
552 esposa del primo y la viuda murmuradora y otras mujeres mayores de la a
ldea cogieron la mano de l<<a >> desposada y trataron de hacerla salir de allí. Y
ella se resistió debidamente, saliendo al fin, pero muy a de Buck, Pearl S_La
madre.txt
553 puerta, para oír lo que la gente decía de aquella nueva esposa y oyó que algu
nos gritaban: «Es un<<a >> doncella que parece muy dispuesta» y otros decían: «Aseguran
que cose bien y si es verdad que ella misma hiz Buck, Pearl S_La madre.txt
554 lleva, entonces, te aseguro que tiene diez buenos dedos.» Algunas de las
mujeres se acercaron a l<<a >> desposada y tocaron las rojas galas matrimoniales
y levantaron la túnica para ver la ropa interior, toda muy Buck, Pearl S_La
madre.txt
555 de las mujeres se acercaron a la desposada y tocaron las rojas galas ma
trimoniales y levantaron l<<a >> túnica para ver la ropa interior, toda muy bien y
cuidadosamente hecha, y los botones de tela retorcida du Buck, Pearl S_La
madre.txt
556 los botones de tela retorcida duros y bien cosidos, y después fueron en b
usca de la madre. -Es un<<a >> doncella decente y dispuesta, ama de casa, y de b
uen aspecto -dijéronle. Pero entre los hombres algunos habl Buck, Pearl S_La
madre.txt
557 unos meses curarán la delgadez, hermano -repuso otro-. ¡Nada hay como un ho
mbre para hinchar a un<<a >> doncella! Y entre esa charla alegre y atrevida, la
doncella trasladóse recatadamente a su nuevo hogar y así Buck, Pearl S_La madre.t
xt
558 ro-. ¡Nada hay como un hombre para hinchar a una doncella! Y entre esa cha
rla alegre y atrevida, l<<a >> doncella trasladóse recatadamente a su nuevo hogar
y así estuvo casada. Entonces, la madre debió dejar el le Buck, Pearl S_La madre.t
xt
559 sada. Entonces, la madre debió dejar el lecho en que había dormido durante m
uchos años y, cuando l<<a >> nuera entró para hacer la cama de la madre aquella noch
e, pues tal era la costumbre en aquellos lugares, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
560 hacer la cama de la madre aquella noche, pues tal era la costumbre en a
quellos lugares, preparó l<<a >> yacija en la que la difunta vieja había dormido tra
s las cortinas y que el hijo mayor había ocupado despué Buck, Pearl S_La madre.t
xt
561 que la difunta vieja había dormido tras las cortinas y que el hijo mayor
había ocupado después. L<<a >> doncella ciega tenía un jergón a su lado y el hijo menor
dormía en la cocina, cuando lo hacía en la casa. Si Buck, Pearl S_La madre.txt
562 bía dormido tras las cortinas y que el hijo mayor había ocupado después. La do
ncella ciega tenía u<<n >> jergón a su lado y el hijo menor dormía en la cocina, cuand
o lo hacía en la casa. Si, en la verdadera cama Buck, Pearl S_La madre.txt
563 a el lugar que había sido suyo y de su hombre. Le hacia sentirse vieja por
la noche acostarse en l<<a >> yacija, de la madre de su esposo. Durante el día, e
ra como siempre, ocupada en todas partes, disponiéndolo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
564 e era madre cuando yo vine a esta casa sentía lo mismo que yo en estos mom
entos, cuando llegué com<<o >> desposada y la saqué de su cama, y yací en ella con su
hijo a mi vez. Y ahora otra yace con mi hijo.» Parecía Buck, Pearl S_La madre.t
xt
565 as cosas. Cuando cocía el arroz, poníale demasiada agua, o así le parecía a la m
adre, y quedaba má<<s >> blando que a la madre le gustaba. Se lo dijo a la esposa
del hijo, pero la otra cerró suavemente sus pálid Buck, Pearl S_La madre.txt
566 r solos. Y la mujer mayor contemplaba asombrada aquellas nuevas costumbr
es. Al principio, dijo a l<<a >> doncella ciega que no se enfadaría con la esposa
del hijo. Y, en verdad, no era fácil enfadarse, pues la jov Buck, Pearl S_La
madre.txt
567 o «No hiciste aquello bien.» Había cosas que madre odiaba, aunque lo que más det
estaba era el arro<<z >> blando, refunfuñando muchas veces, hasta que finalmente l
o hizo en voz alta. -Nunca me siento llena y alim Buck, Pearl S_La madre.t
xt
568 veces, hasta que finalmente lo hizo en voz alta. -Nunca me siento llena
y alimentada con ese arro<<z >> blando; esa cosa aguada pasa por mi vientre com
o viento, y no se detiene en él como buen alimento sólido. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
569 reía que te gustaba más así. El hijo se detuvo en su trabajo y apoyóse un moment
o en el mango de s<<u >> azadón, hablando en su acostumbrada forma reposada. -Me g
usta mucho como lo cuece ella. -No te gustaba así Buck, Pearl S_La madre.txt
570 u trabajo. Desde aquel día, la madre supo que había dos amas en la casa. El
hijo mayor no era meno<<s >> bondadoso que antes y hacía su trabajo bien y guardab
a el dinero. Cierto es que no lo gastaba, ni tampoco su Buck, Pearl S_La
madre.txt
571 , ellos no se preocupan por ti ni por tu hermano menor, ni siquiera por
mi; lo sé. -Y al ver que l<<a >> doncella no contestaba, preguntó-: ¿No lo crees tú tamb
ién así, hija mía? ¿No tengo yo razón? La doncella va Buck, Pearl S_La madre.txt
572 la doncella no contestaba, preguntó-: ¿No lo crees tú también así, hija mía? ¿No te
yo razón? L<<a >> doncella vaciló y unos momentos después habló en la oscuridad. -Madre
, es cierto que tengo algo que decir. L Buck, Pearl S_La madre.txt
573 estoy acostumbrada a que me hieran. -¿Qué harás conmigo, madre, conmigo que so
y ciega? -preguntó l<<a >> doncella dulcemente. Durante todo aquel tiempo, la madr
e había pensado que aquella doncella viviría con ella Buck, Pearl S_La madre.t
xt
574 ga? -preguntó la doncella dulcemente. Durante todo aquel tiempo, la madre
había pensado que aquell<<a >> doncella viviría con ella por lo menos durante algún ti
empo. -¿Qué quieres decir, doncella mía? -preguntó, s Buck, Pearl S_La madre.txt
575 nsado que aquella doncella viviría con ella por lo menos durante algún tiemp
o. -¿Qué quieres decir<<, >> doncella mía? -preguntó, sorprendida. -No quiero decir que
la esposa de mi hermano no sea bondadosa; no es c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
576 n el hijo de qué casa estaba yo prometida y cuando él le dijo que no lo esta
ba, se sorprendió: “Un<<a >> doncella tan crecida sin suegra aún”, dijo. -Pero tú eres cie
ga -repuso la madre- y no es fácil casar a una Buck, Pearl S_La madre.txt
577 Una doncella tan crecida sin suegra aún”, dijo. -Pero tú eres ciega -repuso la
madre- y no es fáci<<l >> casar a una doncella ciega. -Ya lo sé -contestó la hija, du
lcemente. Unos momentos después volvió a habla Buck, Pearl S_La madre.txt
578 tan crecida sin suegra aún”, dijo. -Pero tú eres ciega -repuso la madre- y no
es fácil casar a un<<a >> doncella ciega. -Ya lo sé -contestó la hija, dulcemente. Un
os momentos después volvió a hablar y esta vez lo Buck, Pearl S_La madre.txt
579 emente. Unos momentos después volvió a hablar y esta vez lo hizo como si tuv
iera la boca muy seca <<y >> ardiente el aliento. -Pero tú sabes que yo puedo hace
r muchas cosas, madre, y puede haber algún hombre muy p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
580 to. -Pero tú sabes que yo puedo hacer muchas cosas, madre, y puede haber a
lgún hombre muy pobre, u<<n >> viudo, quizás, u otro que se contentaría con lo poco qu
e puedo hacer, si no tuviera que pagar nada por mí Buck, Pearl S_La madre.t
xt
581 bras salían de ella dulcemente y siempre con aparente y cuidadosa cortesía,
pero hacía víctima a l<<a >> doncella de cien pequeñas mezquindades. No llenaba de ali
mento la escudilla de la ciega, o así se lo parecía Buck, Pearl S_La madre.txt
582 cortesía, pero hacía víctima a la doncella de cien pequeñas mezquindades. No lle
naba de alimento l<<a >> escudilla de la ciega, o así se lo parecía a la madre, por
lo menos, y si había alguna exquisitez en la mesa, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
583 parecía a la madre, por lo menos, y si había alguna exquisitez en la mesa,
no le daba a ella, y l<<a >> doncella, al no verla, no sabía que estaba allí. Cierta
mente, todos lo hubieran pasado por alto, no preocupá Buck, Pearl S_La madre.t
xt
584 gusta este plato de bofe de cerdo, hija, que hemos preparado en sopa ho
y? -preguntaba la madre. L<<a >> doncella contestaba dulcemente, sorprendida: -N
o sabia que hubiera, madre, pues me gusta mucho. Entonces la Buck, Pearl S_La
madre.txt
585 gusta mucho. Entonces la madre alargaba el brazo y con su propia cuchar
a servía carne y sopa en l<<a >> escudilla de la hija, procurando que la esposa de
l hijo viera cómo lo hacía. La esposa del hijo hablaba suav Buck, Pearl S_La
madre.txt
586 s. Pero la madre sabía que mentía. Y algunas veces, cuando la esposa del hij
o cosía zapatos para l<<a >> doncella, y era deber suyo hacer zapatos para todos e
llos, no dedicaba mucho tiempo a los de la ciega, y pon Buck, Pearl S_La madre.t
xt
587 a el trabajo de una flor en la puntera. Cuando la madre lo vio, exclamó: -¡Cóm
o! ¿No ha de tener m<<i >> doncella una florecilla en los zapatos, como tú tienes en
todos los tuyos? La esposa del hijo abrió sus pequ Buck, Pearl S_La madre.t
xt
588 er, y el hermano menor gasta un par cada mes o dos, con sus viajes a la
ciudad a jugar... Cuando l<<a >> doncella, sentada al sol junto a la puerta, oyó e
sas palabras y la queja que la hermana hacía contra el herm Buck, Pearl S_La
madre.txt
589 que hablarte de algo. No se trata de que yo quiera que mi hermana salga
pronto de esta casa, ni l<<e >> reproche nada, pero el hombre debe pensar en lo
s suyos, y ella es joven, madre, y tiene toda su vida por del Buck, Pearl S_La
madre.txt
590 darle de comer mientras viva? Nunca he sabido que así fuera en ninguna ca
sa, que el hombre debier<<a >> alimentar a su hermana, a menos que sea la casa d
e un rico, donde la comida es abundante y nunca falta. El de Buck, Pearl S_La
madre.txt
591 ena contra tu propia madre, con todo lo que te dice por la noche. Y tú ere
s como todos los hombres<<: >> blando como el barro en una zanja, cuando yaces e
n la cama con una mujer. Se alejó de él rápidamente, echó Buck, Pearl S_La madre.t
xt
592 haber cambiado de pensamiento. Sin embargo, durante mucho tiempo la mad
re no quiso hacer nada par<<a >> casar a la doncella. Se decía a sí misma y a la don
cella y a su hijo y a la esposa de su primo y a cuanto Buck, Pearl S_La madre.t
xt
593 ado de pensamiento. Sin embargo, durante mucho tiempo la madre no quiso
hacer nada para casar a l<<a >> doncella. Se decía a sí misma y a la doncella y a s
u hijo y a la esposa de su primo y a cuantos quisieran oí Buck, Pearl S_La madre.t
xt
594 ante mucho tiempo la madre no quiso hacer nada para casar a la doncella.
Se decía a sí misma y a l<<a >> doncella y a su hijo y a la esposa de su primo y a
cuantos quisieran oírla que no era tan vieja aún que no p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
595 iera lo que no le gustara. Se puso contra su hijo y la esposa de su hijo
. Guardaba debidamente a l<<a >> doncella, vigilando que nada se hiciera que la
perjudicara y que tampoco se la privara de lo que los demás t Buck, Pearl S_La
madre.txt
596 cía, donde otras podían oírla o cuando las mujeres se sentaban juntas al sol,
en algún portal, par<<a >> coser o hablar como las mujeres: -No sé lo que haré cuando
tenga hijos, viendo cómo tengo que coser para Buck, Pearl S_La madre.txt
597 para coser o hablar como las mujeres: -No sé lo que haré cuando tenga hijos
, viendo cómo tengo qu<<e >> coser para todos cuantos hay en la casa ahora. Mi mad
re envejece y yo sé que es mi deber trabajar para el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
598 lo enseñaron y así lo hago, y espero ser cuidadosa siempre con mi obligación.
Pero está también es<<e >> hambriento hermano menor, que no trabaja, aunque algún día se
casará y su esposa trabajará para alimentarle y Buck, Pearl S_La madre.txt
599 que no trabaja, aunque algún día se casará y su esposa trabajará para alimentar
le y vestirle, y l<<a >> doncella ciega sin casar. Me pregunto si tendré que cuida
r de ella toda mi vida, pues su madre no quiere cas Buck, Pearl S_La madre.t
xt
600 nque algún día se casará y su esposa trabajará para alimentarle y vestirle, y la
doncella ciega si<<n >> casar. Me pregunto si tendré que cuidar de ella toda mi v
ida, pues su madre no quiere casarla. Decía pala Buck, Pearl S_La madre.txt
601 quiere casarla. Decía palabras como éstas y a las demás les gustaban. Quienes
las oían miraban a l<<a >> doncella ciega, si estaba cerca, de tal forma, que ella
sentía su mirada y agachaba la cabeza avergonzada de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
602 e nosotros no vemos, y su ceguera es incluso un poder para ellos, por lo
que muchos les temen. A l<<a >> doncella, podría enseñársele a adivinar el porvenir,
o algo parecido. -Pero también hay casas pobres -decían Buck, Pearl S_La madre.t
xt
603 es -decían otras- que tienen un hijo y les falta dinero para casarle y están
dispuestos a tomar un<<a >> doncella tonta o ciega, o una coja o muda, creyendo
que es mejor que ninguna, si pueden obtenerla por nada p Buck, Pearl S_La
madre.txt
604 que ciertamente era duro, cuando el dinero escaseaba tanto y los tiempo
s eran tan malos, tener qu<<e >> alimentar a aquella boca, que en verdad pertene
cía a otra parte. Cierto día la viuda murmuradora fue a la mad Buck, Pearl S_La
madre.txt
605 cía a otra parte. Cierto día la viuda murmuradora fue a la madre y díjole: -Am
a de casa, si quiere<<s >> casar a tu doncella ciega, yo conozco una familia en
las montañas al Norte, que tiene un hijo que está ah Buck, Pearl S_La madre.t
xt
606 parte. Cierto día la viuda murmuradora fue a la madre y díjole: -Ama de casa
, si quieres casar a t<<u >> doncella ciega, yo conozco una familia en las montaña
s al Norte, que tiene un hijo que está ahora más o meno Buck, Pearl S_La madre.t
xt
607 allí viven. La tierra es pobre y pobres son ellos, pero también lo eres tú, am
a de casa, y ciega t<<u >> doncella. Si tan sólo quieres pagar mi viaje, yo iré a ve
rlo por ti. La verdad es que hace mucho tiempo que Buck, Pearl S_La madre.t
xt
608 ser viuda en la casa de otro. Al principio, la madre no quería escucharla.
-¡Yo quiero cuidar de m<<i >> doncella ciega, ama de casa! -gritó. Después se lo con
tó a la esposa del primo y al prima también, pero el Buck, Pearl S_La madre.t
xt
609 urante un rato y finalmente habló. -Es cierto que podrías cuidarla tú si vivie
ras siempre, hermana<<, >> pera cuando tú hayas muerto y nosotros hayamos muerto t
ambién, quizás, o seamos muy viejos y ya no amos Buck, Pearl S_La madre.txt
610 hijo hizo cuanto pudo por la madre del esposo y no dejó de cumplir ningun
a de sus obligaciones. L<<a >> doncella ciega esforzábase en hacer algo por su mad
re, pero era lenta y no alcanzaba a prever una necesidad Buck, Pearl S_La
madre.txt
611 entirse débil, en aquella mujer más joven, rápida y cuidadosa, demasiado decaída
para defender a s<<u >> doncella ciega. El hijo menor, aquellos días, acercábase sólo
algunas veces para ver cómo seguía, porque su Buck, Pearl S_La madre.txt
612 bilidad, era una fuerza para la madre observar a la joven esposa, mañosa y
cuidadosa, en torno a s<<u >> yacija. Cuando por fin la fluxión la abandonó para pa
sar a otra persona a quien estuviera destinada, y la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
613 a atacarla y la tornaba desvalida nuevamente. Entonces, en su impotenci
a, comprendió que había qu<<e >> casar a la doncella ciega, para que tuviera su prop
ia casa, pues cierto era que en aquélla no estaba bien Buck, Pearl S_La madre.t
xt
614 y la tornaba desvalida nuevamente. Entonces, en su impotencia, comprend
ió que había que casar a l<<a >> doncella ciega, para que tuviera su propia casa, pu
es cierto era que en aquélla no estaba bien considerada. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
615 a bien considerada. Cuando la madre se sentía demasiado enferma para prote
star por ello, vio que l<<a >> doncella se encontraba incómoda allí y no querida. Ci
erto día, la doncella acercósele, cuando la madre estab Buck, Pearl S_La madre.t
xt
616 ra protestar por ello, vio que la doncella se encontraba incómoda allí y no
querida. Cierto día, l<<a >> doncella acercósele, cuando la madre estaba sola. -Madr
e, no puedo permanecer en la casa de mi hermano -díjo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
617 se encontró mejor que nunca, pues desde aquella enfermedad sentíase mejor e
n tiempo frío que en e<<l >> cálido, salió para hablar con la viuda murmuradora. La en
contró sentada ante su puerta, bordando flores en Buck, Pearl S_La madre.txt
618 viera y nunca lo decía. -Lo que dijiste era verdad -díjole la madre tristem
ente-. Comprendo que m<<i >> doncella debe casarse. Que sea con ése que tú conoces,
pues yo estoy demasiado cansada para buscar aquí y al Buck, Pearl S_La madre.t
xt
619 cuidó de decir: -No debiste haberte apresurado tanto, madre, pues yo no te
ngo mala voluntad para l<<a >> doncella, y ella puede quedarse aquí un año o dos más,
por mi, y no me importaría que se quedara incluso tod Buck, Pearl S_La madre.t
xt
620 s las bocas que alimentamos. Pero fue más bondadosa algún tiempo, y se ofrec
ió espontáneamente par<<a >> coser prendas nuevas para la doncella, tres en total, u
na túnica nueva, unos pantalones azul oscuro y otr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
621 Pero fue más bondadosa algún tiempo, y se ofreció espontáneamente para coser pre
ndas nuevas para l<<a >> doncella, tres en total, una túnica nueva, unos pantalone
s azul oscuro y otros rojos para el día de la boda, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
622 tiempo, y se ofreció espontáneamente para coser prendas nuevas para la donce
lla, tres en total, un<<a >> túnica nueva, unos pantalones azul oscuro y otros roj
os para el día de la boda, como la más pobre doncella Buck, Pearl S_La madre.t
xt
623 a túnica nueva, unos pantalones azul oscuro y otros rojos para el día de la
boda, como la más pobr<<e >> doncella, incluso, debe tener. Además de esto, uno o do
s pares de zapatos, en los que bordó una florecilla y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
624 cilla y una hoja con hilo rojo. Pero no celebraron un gran día de bodas, p
ues no dieron nada por l<<a >> doncella y no se hicieron regalos, porque no era
ninguna ganga para el hombre con quien había de casarse. En Buck, Pearl S_La
madre.txt
625 eron regalos, porque no era ninguna ganga para el hombre con quien había d
e casarse. En cuanto a l<<a >> doncella, nada dijo. Escuchó cuando su madre le con
taba lo que se hacía y no habló sino una vez por la noche Buck, Pearl S_La madre.t
xt
626 a hija temblaba; lloró secretamente y, en la oscuridad, secóse las lágrimas co
n el cobertor. -Iré<<, >> doncella mía -repitió una y otra vez-. Estáte segura de que i
ré, y cuando yo vaya me lo contarás todo, y si Buck, Pearl S_La madre.txt
627 ó, cariñosamente-: Pero no has dormido todavía. -No, y todas las noches me pas
a lo mismo -repuso l<<a >> doncella. -No debes asustarte, hija -dijo la madre, c
on voz cariñosa-. Eres la mejor y la más rápida doncell Buck, Pearl S_La madre.t
xt
628 oncella. -No debes asustarte, hija -dijo la madre, con voz cariñosa-. Eres
la mejor y la más rápid<<a >> doncella ciega que he visto, y ellos saben que tú eres
ciega y no pueden reprocharte que lo seas, ni decir q Buck, Pearl S_La madre.t
xt
629 ciega y no pueden reprocharte que lo seas, ni decir que se lo ocultamos.
Hasta mucho después que l<<a >> doncella se sumió en ligero sueño, la madre permaneció
despierta, reprochándose a si misma, pues, de alguna Buck, Pearl S_La madre.t
xt
630 a si misma, pues, de alguna forma, sentía que algo que ella había hecho caía
como castigo sobre l<<a >> doncella y, entonces, deseaba haber sido mejor. Se re
prochaba también no haber buscado un lugar más cercano Buck, Pearl S_La madre.t
xt
631 tonces, deseaba haber sido mejor. Se reprochaba también no haber buscado u
n lugar más cercano dond<<e >> casar a su hija, un pueblo al que pudiera ir cada m
es, o incluso no haber tratado de encontrar un hombre Buck, Pearl S_La madre.t
xt
632 r un hombre pobre, que hubiese accedido a trasladarse a la aldea, por el
poco precio que ella podí<<a >> prometer. Al pensar en esto, gemía en su corazón, dud
ando que su hijo y la esposa de su hijo hubieran accedi Buck, Pearl S_La madre.t
xt
633 ue nunca la peguen. Pocas casas hay como la nuestra, en las que ni el ho
mbre ni su madre pegan a l<<a >> doncella recién llegada. Me desgarraría el corazón sa
ber que pegan a mi doncella ciega, o que ella pudiera c Buck, Pearl S_La madre.t
xt
634 mbre ni su madre pegan a la doncella recién llegada. Me desgarraría el corazón
saber que pegan a m<<i >> doncella ciega, o que ella pudiera correr a mí para decír
melo; y yo nada podría hacer una vez casada ella, y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
635 le pegan. Así evitaré el dolor porque no lo veré, y podré esperar que no la malt
raten.» Después d<<e >> yacer así un rato más, sintiendo lo dura que era la vida para e
lla, pensó en algo que podía hacer: dar a Buck, Pearl S_La madre.txt
636 í un rato más, sintiendo lo dura que era la vida para ella, pensó en algo que
podía hacer: dar a l<<a >> doncella algunas monedas de plata para ella, como su pr
opia madre había hecho. En la oscuridad, antes de ama Buck, Pearl S_La madre.t
xt
637 su propia madre había hecho. En la oscuridad, antes de amanecer, se levan
tó y con cuidado, para n<<o >> asustar al búfalo ni a las gallinas, fue al hoyo y sa
có de él el trapo en que envolvía sus ahorros, eligien Buck, Pearl S_La madre.t
xt
638 madre había hecho. En la oscuridad, antes de amanecer, se levantó y con cuid
ado, para no asustar a<<l >> búfalo ni a las gallinas, fue al hoyo y sacó de él el tra
po en que envolvía sus ahorros, eligiendo cinco p Buck, Pearl S_La madre.txt
639 d, antes de amanecer, se levantó y con cuidado, para no asustar al búfalo ni
a las gallinas, fue a<<l >> hoyo y sacó de él el trapo en que envolvía sus ahorros, e
ligiendo cinco piezas de plata, que guardó en s Buck, Pearl S_La madre.txt
640 o en que envolvía sus ahorros, eligiendo cinco piezas de plata, que guardó e
n su seno, cubriendo e<<l >> hoyo después. Entonces, con la plata en el pecho, sin
tió cierto consuelo y pensó: “Por lo menos no todas Buck, Pearl S_La madre.txt
641 sonriente, con algunos negocios suyos que ella ignoraba. Y así, finalment
e, llegó el día en que l<<a >> doncella debía partir. La madre esperaba con el corazón p
esado, para ver cómo era el que iría a buscarla. Si Buck, Pearl S_La madre.txt
642 iría a buscarla. Si, se estrujaba el corazón para averiguar qué clase de hombr
e iría en busca de s<<u >> doncella, para llevársela. Llegó un día a principios de la pr
imavera antes de que el año se hubiera abierto Buck, Pearl S_La madre.txt
643 s hierbas que los niños de la aldea arrancaban para comerlas y en un matiz
verdoso en las ramas de<<l >> sauce y en los oscuros botones de los perales, li
geramente hinchados. Toda la tierra estaba aún yerma con Buck, Pearl S_La madre.t
xt
644 nas pequeñas hojas entre los terrones, y el viento era trío. Aquel día llegó un
viejo montado en u<<n >> asno gris, sin silla, sentado sobre una sucia y rota túni
ca doblado bajo el, sobre el lomo de la cabalga Buck, Pearl S_La madre.txt
645 a trío. Aquel día llegó un viejo montado en un asno gris, sin silla, sentado s
obre una sucia y rot<<a >> túnica doblado bajo el, sobre el lomo de la cabalgadura
. Fue a la casa donde estaba la madre y le dijo su Buck, Pearl S_La madre.t
xt
646 eír con sinceridad. Sus vestidos parecían andrajos, ni remendados ni limpios
, y cuando desmontó de<<l >> asno no vióse cortesía alguna en él, como tendría cualquier h
ombre, sabio o no. Cruzó la era cojeando, p Buck, Pearl S_La madre.txt
647 pues una pierna era más corta que la otra, con las ropas sujetas a la cin
tura. -Vengo a buscar un<<a >> doncella ciega -dijo duramente-. ¿Dónde está? Entonces
contestó la madre, pues súbitamente odió a aquel viej Buck, Pearl S_La madre.txt
648 volvió a sonreír. -Conozco a aquella gorda ama de casa que vino a decirnos
que podíamos tener a l<<a >> doncella por nada, para el hijo de mi hermano -dijo e
l viejo, sonriendo nuevamente. -Espera hasta que la lla Buck, Pearl S_La madre.t
xt
649 ués, hacia la murmuradora, diciéndole a bocajarro: -¡No me gusta esto! ¡Esperaba
algo mejor para m<<i >> doncella! -Ama de casa, el novio no es él -contestó la viud
a en voz alta, riendo-. El hijo de su hermano es Buck, Pearl S_La madre.t
xt
650 sa, el novio no es él -contestó la viuda en voz alta, riendo-. El hijo de su
hermano es un muchach<<o >> blando y suave como no hay otro. La esposa del prim
o habíase acercado también, así como el hijo y la espos Buck, Pearl S_La madre.t
xt
651 eno. Sin embargo, la promesa había sido hecha y algunos decían: -Ama de casa
, debes recordar que l<<a >> doncella es ciega. -La promesa ha sido hecha, madre
-observó ]a esposa del hijo-, y ahora sería difícil rehu Buck, Pearl S_La madre.t
xt
652 n entredicho. -Pero éste no es el novio, ama de casa -repetía y, finalmente,
gritó,-Pues le hubies<<e >> avergonzado mucho que la boda no se celebrara-: El hi
jo de tu hermano es tan blando como un niño, ¿no es verdad Buck, Pearl S_La madre.t
xt
653 gritó,-Pues le hubiese avergonzado mucho que la boda no se celebrara-: El
hijo de tu hermano es ta<<n >> blando como un niño, ¿no es verdad, viejo? El viejo s
onrió y asintió y rió levemente. -Blando como un niño Buck, Pearl S_La madre.txt
654 rmano es tan blando como un niño, ¿no es verdad, viejo? El viejo sonrió y asin
tió y rió levemente. <<-Blando >> como un niño es, ama de casa. -Y, por último, dijo, co
n impaciencia-: Debo irme ahora, si he de lle Buck, Pearl S_La madre.txt
655 a, si he de llegar con ella a casa esta noche. No sabiendo qué otra cosa h
acer, la madre sentó a l<<a >> doncella en el lomo del asno, vestida con sus nueva
s prendas, y le puso secretamente el paquetito de la plat Buck, Pearl S_La
madre.txt
656 lla a casa esta noche. No sabiendo qué otra cosa hacer, la madre sentó a la
doncella en el lomo de<<l >> asno, vestida con sus nuevas prendas, y le puso sec
retamente el paquetito de la plata en la mano, susurr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
657 vas prendas, y le puso secretamente el paquetito de la plata en la mano,
susurrándole: -Es para ti<<, >> doncella mía. No dejes que te lo quiten. Y cuando e
l hombre dio un puntapié en las patas del asno para hacer Buck, Pearl S_La madre.t
xt
658 ra ti, doncella mía. No dejes que te lo quiten. Y cuando el hombre dio un
puntapié en las patas de<<l >> asno para hacerlo caminar, la madre gritó, en súbita ag
onía: -Antes de que pasen muchos meses, doncella Buck, Pearl S_La madre.txt
659 del asno para hacerlo caminar, la madre gritó, en súbita agonía: -Antes de qu
e pasen muchos meses<<, >> doncella mía, iré a .ver cómo te tratan allí. Guárdalo todo en
tu corazón y cuéntamelo entonces. No temeré t Buck, Pearl S_La madre.txt
660 r cómo te tratan allí. Guárdalo todo en tu corazón y cuéntamelo entonces. No temeré
traerte a casa<<, >> doncella mía, si en aquel lugar te tratan mal. -Si, madre, y
eso me alegra -repuso la doncella, con palabras Buck, Pearl S_La madre.txt
661 aerte a casa, doncella mía, si en aquel lugar te tratan mal. -Si, madre, y
eso me alegra -repuso l<<a >> doncella, con palabras que salieron de sus labios
secos y temblorosos. Pero la madre no podía dejar marchar Buck, Pearl S_La
madre.txt
662 doncella, con palabras que salieron de sus labios secos y temblorosos. P
ero la madre no podía deja<<r >> marchar a su hija aún; alocada, buscaba en su mente
una última cosa que decir, para retenerla un poco más a Buck, Pearl S_La madre.t
xt
663 ima cosa que decir, para retenerla un poco más a su lado y gritó al viejo si
n soltar a su hija. -M<<i >> doncella no tiene que alimentar el fuego, viejo...,
no debe alimentar el fuego, porque el humo le daña los o Buck, Pearl S_La madre.t
xt
664 ra retenerla un poco más a su lado y gritó al viejo sin soltar a su hija. -M
i doncella no tiene qu<<e >> alimentar el fuego, viejo..., no debe alimentar el
fuego, porque el humo le daña los ojos... El viejo volviós Buck, Pearl S_La madre.t
xt
665 ritó al viejo sin soltar a su hija. -Mi doncella no tiene que alimentar el
fuego, viejo..., no deb<<e >> alimentar el fuego, porque el humo le daña los ojos
... El viejo volvióse y miró y, cuando comprendió, sonrió. Buck, Pearl S_La madre.t
xt
666 ró y, cuando comprendió, sonrió. -Si, bueno, así será... Se lo diré a ellos. Y dio
tro puntapié a<<l >> asno, a cuyo lado empezó a caminar. Así partió la doncella, llevand
o su signo de ceguera en la mano y el Buck, Pearl S_La madre.txt
667 erá... Se lo diré a ellos. Y dio otro puntapié al asno, a cuyo lado empezó a cam
inar. Así partió l<<a >> doncella, llevando su signo de ceguera en la mano y el pequ
eño rollo con sus ropas, atado detrás de ella, en Buck, Pearl S_La madre.txt
668 signo de ceguera en la mano y el pequeño rollo con sus ropas, atado detrás
de ella, en el lomo de<<l >> asno. La madre contemplóla mientras se alejaba, con e
l corazón desgarrado, y los ojos llenos de lágrimas Buck, Pearl S_La madre.txt
669 debía entonces llenar sus días de alguna forma, para aliviar sus temores y o
lvidar la partida de l<<a >> doncella ciega. Silenciosa parecía la casa, y silenci
osa la calle, donde no podía oír ya el claro y quejumbr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
670 cía la casa, y silenciosa la calle, donde no podía oír ya el claro y quejumbro
so sonido del pequeñ<<o >> batintín, que la hija golpeaba cada vez que salía. La madre
no podía soportarlo. Fue al campo otra vez, cont Buck, Pearl S_La madre.txt
671 arlo. Fue al campo otra vez, contrariando la voluntad del hijo mayor, qu
ien, cuando la vio coger e<<l >> azadón, díjole: -Madre, no necesitas trabajar. Me a
vergüenza que trabajes en el campo y que otros te vean Buck, Pearl S_La madre.t
xt
672 madre, desconcertado, sin saber qué quería decir, pero ella no quiso hablar
más, sino que cogió s<<u >> azadón y cruzó los campos en silencio. Era cierto que no po
día ya trabajar como antes, pues cuando lo hací Buck, Pearl S_La madre.txt
673 bajar como antes, pues cuando lo hacía sudaba copiosamente y cuando el vie
nto soplaba, aunque fuer<<a >> cálido, senda temblores y pronto volvía a estar enfer
ma con la fluxión. Así tuvo que soportar su ociosidad Buck, Pearl S_La madre.t
xt
674 a vacía con el hija mayor en el campo todo el día, o discutiendo sobre la co
secha con el agente de<<l >> terrateniente, un hombre nuevo, un arrugado y pequeño
primo del terrateniente, según decían en la aldea, sin su d Buck, Pearl S_La
madre.txt
675 sobre la cosecha con el agente del terrateniente, un hombre nuevo, un a
rrugado y pequeño primo de<<l >> terrateniente, según decían en la aldea, sin su donce
lla ciega, y el hijo menor siempre ausente en la ciudad. Sin Buck, Pearl S_La
madre.txt
676 e, un hombre nuevo, un arrugado y pequeño primo del terrateniente, según decía
n en la aldea, sin s<<u >> doncella ciega, y el hijo menor siempre ausente en la
ciudad. Sin embargo, aún tenía a su hijo menor y mient Buck, Pearl S_La madre.t
xt
677 or de lo que jamás estuviera, dado que ella le hacía los vestidos y cuanto n
ecesitaba, e incluso s<<u >> mortaja estaba preparada y dispuesta, aunque ella n
o pensaba morir durante mucho tiempo aún. Le daban cuant Buck, Pearl S_La madre.t
xt
678 anto los otros dos hacían por ella, y la guardaba en el seno y al llegar l
a noche la escondía en e<<l >> hoyo. Pero no lo veía a menudo. En la vacía era sentábans
e las dos mujeres, la madre y la esposa del hij Buck, Pearl S_La madre.txt
679 nsar en su vida. Pero había una cosa en la que no quería pensar. Cuando lo h
acía, el recuerdo de s<<u >> doncella ciega aparecía en su mente y jamás estaba segura
de que ambas no estuvieran unidas, de alguna maner Buck, Pearl S_La madre.t
xt
680 perdón. Dejaba que las cosas siguieran igual y suspiraba y algunas veces
hablaba tristemente de s<<u >> doncella ciega. Cuando lo hacía, la esposa del hijo
contestaba siempre acremente. -Sin duda está bien. Fue m Buck, Pearl S_La madre.t
xt
681 ega. Cuando lo hacía, la esposa del hijo contestaba siempre acremente. -Si
n duda está bien. Fue mu<<y >> afortunado para todos que encontraras a alguien que
la quisiera para su hijo. -Es una doncella lista, nuera -r Buck, Pearl S_La
madre.txt
682 bien. Fue muy afortunado para todos que encontraras a alguien que la qui
siera para su hijo. -Es un<<a >> doncella lista, nuera -replicaba la madre, acal
oradamente-. Nunca quisiste creer cuánto podía ella hacer, lo Buck, Pearl S_La
madre.txt
683 ortunado para todos que encontraras a alguien que la quisiera para su hi
jo. -Es una doncella lista<<, >> nuera -replicaba la madre, acaloradamente-. Nun
ca quisiste creer cuánto podía ella hacer, lo sé, pero ant Buck, Pearl S_La madre.t
xt
684 ía, para ver si lo hacia bien-. Pero yo estoy acostumbrada a trabajar y a
acabar lo que hago, y un<<a >> doncella ciega lo hace todo muy despacio. La madr
e volvía a suspirar, mirando el vacío umbral. -Quisiera que Buck, Pearl S_La madre.t
xt
685 trabajar y a acabar lo que hago, y una doncella ciega lo hace todo muy
despacio. La madre volvía <<a >> suspirar, mirando el vacío umbral. -Quisiera que pa
rieras un niño, hija. Una casa debiera tener un hijo o do Buck, Pearl S_La madre.t
xt
686 a ido secretamente a un templo para orar, y había hecho cuanto sabía, pero s
u cuerpo permanecía ta<<n >> estéril como antes. Mas era demasiado orgullosa para de
mostrar la pena que aquello le causaba. -Sin duda t Buck, Pearl S_La madre.t
xt
687 a esposo. Nuestros hombres son padres tan pronto se casan y las mujeres
son siempre fértiles: buen<<a >> simiente, buena tierra. Debe ser que haya alguna
enfermedad oculta en ti, en alguna parte, que te hace estér Buck, Pearl S_La
madre.txt
688 iente, buena tierra. Debe ser que haya alguna enfermedad oculta en ti, e
n alguna parte, que te hac<<e >> estéril y anormal. Hice estos vestidos grandes y
holgados para ti y mira para qué han servido! Y a la espos Buck, Pearl S_La
madre.txt
689 es, pues temía que la esposa del primo recordara otra vez aquel viejo peca
do, aunque era el ser má<<s >> bondadoso y jamás, durante aquellos años, había hablado d
e ello. La madre nunca supo si tan siquiera se lo ha Buck, Pearl S_La madre.t
xt
690 a supo si tan siquiera se lo había contado a su hombre. De no haber sido p
or aquellas dos penas -l<<a >> doncella ciega y que su nuera no le daba nietos-
tal vez hubiera olvidado ella misma, tan lejanos parecíanle Buck, Pearl S_La
madre.txt
691 e lo había contado a su hombre. De no haber sido por aquellas dos penas -l
a doncella ciega y que s<<u >> nuera no le daba nietos- tal vez hubiera olvidado
ella misma, tan lejanos parecíanle entonces los días de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
692 de no haber temido que las dos penas fueran el castigo de su pecado. Pe
ro allí estaba su vida y l<<a >> doncella estaba ciega y casada y no había niños, sólo l
os animales y el perro, a quienes ni siquiera osaba d Buck, Pearl S_La madre.t
xt
693 rrió el tiempo y llegó la primavera y pasó y luego llegó el verano y la madre no
podía olvidar a s<<u >> doncella. Un día estaba sentada, contando con los dedos los
días pasados desde aquél en que la colina le ocu Buck, Pearl S_La madre.txt
694 a estaba sentada, contando con los dedos los días pasados desde aquél en que
la colina le ocultó l<<a >> doncella y era más de doce veces todos los dedos de sus
manos, por lo que perdió la cuenta. Entonces pensó t Buck, Pearl S_La madre.t
xt
695 a. He dejado que esa vieja pesadez se apodere de mí, pero debí haber ido ant
es. Si hubiera sido un<<a >> doncella sana, ya hubiera ella hecho la visita que
las esposas hacen a sus viejos hogares y yo podría haberl Buck, Pearl S_La madre.t
xt
696 su plenitud y las laderas estaban verdes y el grano alto en los campos y
pensó: «Debo ir a ver a m<<i >> doncella e iré a verla en seguida, ya que no me neces
itan en los campos aquí y estoy ociosa. Iré antes de qu Buck, Pearl S_La madre.t
xt
697 al cielo y vio cuán azul era y recordó súbitamente un pedazo de su vida, much
o tiempo ido ya, y l<<a >> túnica azul que su hombre había comprado y que llevaba cu
ando marchó. Suspiró, pensando con sordo y viejo Buck, Pearl S_La madre.txt
698 ue llevaba cuando marchó. Suspiró, pensando con sordo y viejo dolor: «En un día
como éste compró l<<a >> túnica y peleamos... en un día tan bonito, pues recuerdo que la
túnica era del color del cielo aquel día.» Buck, Pearl S_La madre.txt
699 lor: «En un día como éste compró la túnica y peleamos... en un día tan bonito, pues
recuerdo que l<<a >> túnica era del color del cielo aquel día.» Suspiró y se puso en pie
, para alejar aquel pensamiento. -Creo Buck, Pearl S_La madre.txt
700 ito, pues recuerdo que la túnica era del color del cielo aquel día.» Suspiró y s
e puso en pie, par<<a >> alejar aquel pensamiento. -Creo que iré a ver a tu herman
a mañana -dijo a su hijo mayor cuando regresó del Buck, Pearl S_La madre.txt
701 iente y no pudo pensar rápidamente lo que deberla hacer. -Pero, ¿cómo irás, madr
e? -Cabalgaré en e<<l >> asno del primo, si quiere prestármelo. Manda a uno de los h
ijos del primo que vaya a buscar a tu hermano Buck, Pearl S_La madre.txt
702 uno de los hijos del primo que vaya a buscar a tu hermano, para que cam
ine a mi lado y conduzca e<<l >> asno, y estaremos seguros los dos, pues no hay
ladrones cerca estos días, excepto esa nueva clase que en Buck, Pearl S_La madre.t
xt
703 andado a la ciudad para buscar al hermano menor, hasta que le encontrara
, y así lo hizo, regresand<<o >> asombrado. -Mi primo y segundo hijo tuyo vendrá, tía.
-Y después de pensar un rato, retorciendo un botón del Buck, Pearl S_La madre.t
xt
704 ros, lo cual es una cosa muy extraña. Deberé preguntárselo. Al día siguiente, c
uando montada en e<<l >> asno, recorría sus valles con su hijo, aprovechó la oportun
idad de estar sola con él. -¿Qué son esos lib Buck, Pearl S_La madre.txt
705 , que la madre supo que el hijo menor odiaba a su hermano y guardó silenci
o durante un rato para n<<o >> excitar su ira. Pero no podía dejar de pensar en él.
Estaba sentada en el lomo del asno, agarrándose a la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
706 un rato para no excitar su ira. Pero no podía dejar de pensar en él. Estaba
sentada en el lomo de<<l >> asno, agarrándose a la peluda piel y pensaba en su hi
jo y le miraba a hurtadillas. Caminaba delante de e Buck, Pearl S_La madre.t
xt
707 a menudo y viviría allí, tal vez, para no estar alejado de su esposa. Busca
ría y encontraría a un<<a >> doncella bonita y agradable, a quien él pudiera amar. La
esposa del hijo mayor podría hacer el trabajo y la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
708 cadamente formadas, tan suaves sus curvas al recortarse contra el cielo
y verdes con la hierba y e<<l >> bambú, se erguían ahora en líneas más secas. Cuando el
sol caía verticalmente sobre ellos, las colinas ha Buck, Pearl S_La madre.t
xt
709 remos a casa. Es demasiado duro para ella estar aquí. Yo puedo caminar y a
ella la montaremos en e<<l >> asno y dejaremos que ellos digan lo que quieran.
Nada pagamos por ella y nada les pediré, excepto que me Buck, Pearl S_La madre.t
xt
710 la y nada les pediré, excepto que me la devuelvan. Pero el hijo menor no c
ontestó. Estaba cansado <<y >> hambriento, pues sólo habían tomado un poco de comida f
ría que llevaron consigo y ansiaba llegar a la casa de Buck, Pearl S_La madre.t
xt
711 onsigo y ansiaba llegar a la casa de su hermana, donde pensaban pasar la
noche. Tiró del ronzal de<<l >> asno, pero la madre no pudo soportarlo y disponíase
a desafiar su ira y reprocharle aquel gesto, cuando Buck, Pearl S_La madre.t
xt
712 las dos casas, a un lado de la cordillera y como pegadas a la roca. La m
adre supo que ahí estaba s<<u >> doncella, pues el viejo de aspecto desagradable a
parecía junto a una puerta y cuando él la vio, miró como si Buck, Pearl S_La madre.t
xt
713 más personas: otro hombre, moreno, delgado y de aspecto salvaje, y dos mu
jeres y un joven de port<<e >> perezoso, pero no la doncella. La madre desmontó y
se acercó, mientras los demás la miraban en silencio; dev Buck, Pearl S_La madre.t
xt
714 ombre, moreno, delgado y de aspecto salvaje, y dos mujeres y un joven de
porte perezoso, pero no l<<a >> doncella. La madre desmontó y se acercó, mientras l
os demás la miraban en silencio; devolvióles la mirada y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
715 tias. El corazón de la madre fue presa del miedo, y corrió hacia delante, gr
itando: -¿Dónde está m<<i >> doncella? ¿Dónde habéis escondido a mi doncella? Corría hacia
os, mientras el hijo menor, vacilante, sost Buck, Pearl S_La madre.txt
716 del miedo, y corrió hacia delante, gritando: -¿Dónde está mi doncella? ¿Dónde habéi
scondido a m<<i >> doncella? Corría hacia ellos, mientras el hijo menor, vacilante
, sostenía el ronzal del asno. Entonces una m Buck, Pearl S_La madre.txt
717 stá mi doncella? ¿Dónde habéis escondido a mi doncella? Corría hacia ellos, mientr
as el hijo menor<<, >> vacilante, sostenía el ronzal del asno. Entonces una mujer
habló hoscamente y sus palabras no fueron comprend Buck, Pearl S_La madre.t
xt
718 ondido a mi doncella? Corría hacia ellos, mientras el hijo menor, vacilant
e, sostenía el ronzal de<<l >> asno. Entonces una mujer habló hoscamente y sus palab
ras no fueron comprendidas con facilidad, pues habl Buck, Pearl S_La madre.t
xt
719 n la casucha más cercana y, allí, sobre una esterilla de carrizos, echada so
bre el suelo, estaba s<<u >> doncella ciega. sí, allí yacía la doncella, quieta y muer
ta, vestida con las mismas ropas con que salió de s Buck, Pearl S_La madre.t
xt
720 sobre una esterilla de carrizos, echada sobre el suelo, estaba su doncel
la ciega. sí, allí yacía l<<a >> doncella, quieta y muerta, vestida con las mismas rop
as con que salió de su casa, pero no limpias, y remenda Buck, Pearl S_La madre.t
xt
721 cía, exceptuando un montón de juncos y uno o dos toscos taburetes. La madre
se arrodilló junto a s<<u >> doncella y miró la cara quieta y los ojos hundidos y la
paciente boca. Y de pronto estalló en sollozos y se Buck, Pearl S_La madre.t
xt
722 a quieta y los ojos hundidos y la paciente boca. Y de pronto estalló en so
llozos y se echó sobre l<<a >> doncella, cogióle las manos, subiendo las rotas manga
s y le miró los brazos. Luego recogió las perneras de l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
723 mirando para ver si aparecían señales de golpes o heridas. Pero nada había. No
, la suave piel de l<<a >> doncella estaba intocada, sus delgados huesos parecían
intactos, y nada delator vio. Estaba pálida y lastime Buck, Pearl S_La madre.t
xt
724 sus delgados huesos parecían intactos, y nada delator vio. Estaba pálida y
lastimeramente delgada<<, >> pera siempre había sido delgada y la muerte es pálida,
Entonces la madre inclinóse y olió la boca de su Buck, Pearl S_La madre.txt
725 os: -¡La habéis matado! ¡Bien sé que la habéis matado! Si no lo hicisteis, decidme
por qué murió m<<i >> doncella tan pronto después de haberse separado de mí llena de sa
lud. Entonces el maligno viejo a quien habí Buck, Pearl S_La madre.txt
726 por qué murió mi doncella tan pronto después de haberse separado de mí llena de
salud. Entonces e<<l >> maligno viejo a quien había odiado desde el primer moment
o en que le vio, sonrió y dijo: -¡Cuida lo que hab Buck, Pearl S_La madre.txt
727 río que cogió, siendo tan encanijada! ¡Así murió! -Escupió al suelo, y añadió, chil
-: ¡Era un<<a >> doncella inútil y no sabía hacer nada! ;Ni siquiera aprendió a coger el
agua en el manantial sin tropezar y Buck, Pearl S_La madre.txt
728 e o perder el camino! La madre miró entonces y vio un pedregoso sendero qu
e bajaba hasta un pequeñ<<o >> estanque al pie de un manantial, y gimió: -¿Ése es el cam
ino que dices? -Y al no contestarle nadie, gritó, p Buck, Pearl S_La madre.t
xt
729 no contestarle nadie, gritó, presa de dolor-: ¡Le pegabais! ¡Sin duda todos l
os días pegabais a m<<i >> doncella! -Busca y averigua si hay señales en su cuerpo. ¡U
na sola vez le pegó mi hijo, porque se le acercó Buck, Pearl S_La madre.txt
730 ando, y la madre comprendió que era casi tonto. Entonces la madre apoyó la c
abeza en el pecho de l<<a >> doncella muerta y lloró desenfrenadamente y con más veh
emencia lloró aún cuando pensó en lo que la doncella Buck, Pearl S_La madre.txt
731 doncella muerta y lloró desenfrenadamente y con más vehemencia lloró aún cuando
pensó en lo que l<<a >> doncella había sufrido, debía de haber sufrido, en aquellas m
anos. Y mientras lloraba, la ira la rodeaba, la Buck, Pearl S_La madre.txt
732 Sí, debía pensar en él. Que la mataran a ella, si querían, pero no a su hijo. Mi
ró una vez más a s<<u >> doncella muerta, alisóle los vestidos y le colocó los brazos a
los lados. Luego salió a la tarde que moría y Buck, Pearl S_La madre.txt
733 Luego salió a la tarde que moría ya. Cuando la vieron más tranquila y disponién
dose a montar en e<<l >> asno, el hombre, que no había hablado aún y que era el padr
e del hijo tonto, dijo: -Mira, ama de casa; s Buck, Pearl S_La madre.txt
734 ra el padre del hijo tonto, dijo: -Mira, ama de casa; si no crees que se
amos gente honrada, mira e<<l >> ataúd que hemos comprado para tu hija. Diez pieza
s de plata nos ha costado, que eran todas las que teníam Buck, Pearl S_La madre.t
xt
735 ezas de plata nos ha costado, que eran todas las que teníamos. ¿Crees que le
hubiéramos comprado e<<l >> ataúd si no la hubiéramos apreciado? La madre miró entonces
y allí, junto a la puerta, ciertamente había Buck, Pearl S_La madre.txt
736 no la hubiéramos apreciado? La madre miró entonces y allí, junto a la puerta,
ciertamente había u<<n >> ataúd, pero bien sabía ella que no valía diez piezas de plata
, pues era tosco y estaba hecho de tapas sin Buck, Pearl S_La madre.txt
737 uerta, ciertamente había un ataúd, pero bien sabía ella que no valía diez piezas
de plata, pues er<<a >> tosco y estaba hecho de tapas sin pintar. Era un ataúd de
lgado como el papel, como el que cualquier pobre Buck, Pearl S_La madre.t
xt
738 a ella que no valía diez piezas de plata, pues era tosco y estaba hecho de
tapas sin pintar. Era u<<n >> ataúd delgado como el papel, como el que cualquier
pobre tiene. Abrió los labios, para contestar irritada Buck, Pearl S_La madre.t
xt
739 l, como el que cualquier pobre tiene. Abrió los labios, para contestar irr
itadamente y decir: «¿Es<<e >> ataúd? ¡Pero si la plata que yo misma di a mi doncella hu
biera bastado para pagarlo!» Pero no pronunció l Buck, Pearl S_La madre.txt
740 s labios, para contestar irritadamente y decir: «¿Ese ataúd? ¡Pero si la plata q
ue yo misma di a m<<i >> doncella hubiera bastado para pagarlo!» Pero no pronunció l
as palabras. Como si una nube fría ocultara el so Buck, Pearl S_La madre.txt
741 u hijo le tiraba de la manga, dándole prisa y por ello contestó con voz firm
e: -Nada diré ahora. L<<a >> doncella ha muerto y ni todas las iras del mundo, ni
todas las palabras pueden devolverla a la vida. -Hizo u Buck, Pearl S_La madre.t
xt
742 re! Miró a uno y a otro, pero ninguno de ellos dijo nada y ella se volvió en
tonces y montó sobre e<<l >> asno y el hijo se apresuró y condujo el animal por el s
endero rocoso, volviéndose, tembloroso, para ver Buck, Pearl S_La madre.txt
743 y montó sobre el asno y el hijo se apresuró y condujo el animal por el sende
ro rocoso, volviéndose<<, >> tembloroso, para ver si les seguían. -No descansaré hasta
que volvamos a estar cerca de ese pueblo en el que h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
744 hay tanta gente, pues tengo miedo. Pero la madre no contestó. ¿Qué necesidad h
abía de contestar? S<<u >> doncella había muerto. CAPÍTULO XVII La madre estaba ato
ntada por el dolor cuando desmontó del asno gris, Buck, Pearl S_La madre.txt
745 u doncella había muerto. CAPÍTULO XVII La madre estaba atontada por el do
lor cuando desmontó de<<l >> asno gris, aquella noche, frente a la puerta de su pr
opia casa. Había llorado durante todo el camino de Buck, Pearl S_La madre.t
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746 madre entre sollozos-. Pero ni todo el dinero ni toda la justicia bajo e
l cielo me devolverían a m<<i >> doncella ciega. Finalmente el hijo menor lloró tam
bién, pero no por su hermana ni tampoco por su madre, sin Buck, Pearl S_La madre.t
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747 mundo estaba desquiciado. Así llegaron finalmente ante su propia puerta. C
uando hubo desmontado de<<l >> asno, la madre llamó a su hijo mayor con voz tan ag
uda y penetrante, que él salió corriendo. -¡Tu herman Buck, Pearl S_La madre.txt
748 de la noche, se reunió casi toda la aldea. El hijo menor estaba medio desv
anecido, apoyándose en e<<l >> asno y, mientras su madre hablaba, apartóse del anima
l y se echó en el suelo, yaciendo en él desconcerta Buck, Pearl S_La madre.txt
749 ue había sucedido aquel día. Guardaba silencio mientras su madre lloraba y g
ritaba: -Allí estaba m<<i >> doncella, muerta e ida para siempre -decía, mirando a l
os demás con ojos arrasados por las lágrimas-. Yo no Buck, Pearl S_La madre.t
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750 e le escatimaba un poco de carne y una florecilla en los zapatos. Temía lo
que pudiera suceder a m<<i >> doncella ciega cuando yo muriera y ella estaba te
merosa también, esa niña dulce y tierna, que jamás se hubie Buck, Pearl S_La madre.t
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751 que digamos que has obrado bien. Siempre, toda la vida, has sido así. La m
adre no podía soportar e<<l >> reproche aquella noche, por lo que volvió su cara irr
itada hacia la esposa de su primo. -Tú..., tú estás aco Buck, Pearl S_La madre.t
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752 dijiste! ¡Nos engañaste asegurando que era gente campesina como nosotros! IY
tampoco dijiste que m<<i >> doncella debería ir por aquel sendero pedregoso para
recoger agua para todos ellos! ¡Tú tienes la culpa y ju Buck, Pearl S_La madre.t
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753 podido suceder, si el hijo mayor no se hubiera interpuesto entre ambas,
ayudándole el hijo menor <<a >> sujetar a su madre, dando así lugar a que la vieja
murmuradora pudiera huir, aunque cuando hubo recorrido a Buck, Pearl S_La
madre.txt
754 vo, para no quedar en entredicho, pero lo bastante lejos para sentirse s
egura. -¡Sí! -gritó Pero t<<u >> doncella era ciega, y, ¿qué hombre sensato la hubiera que
rido? Te hice un favor, ama de casa, y ésas son las Buck, Pearl S_La madre.t
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755 orando. Estaba deshecha y finalmente les dejó que la condujeran a la habit
ación. Después de hacerl<<a >> sentar, la esposa del hijo le llevó una escudilla de ag
ua muy caliente y calmante, que había puesto al fue Buck, Pearl S_La madre.t
xt
756 dejó que la condujeran a la habitación. Después de hacerla sentar, la esposa
del hijo le llevó un<<a >> escudilla de agua muy caliente y calmante, que había pues
to al fuego mientras se desarrollaba la pelea. Mojó Buck, Pearl S_La madre.t
xt
757 oven se acercó entonces, y la madre vio la mortal palidez de su rostro, po
r su gran fatiga. Le hiz<<o >> sentar a su lado en el banco, para que comiera y
descansara. -Duerme a mi lado, hijo mío, esta noche, en e Buck, Pearl S_La madre.t
xt
758 su lado en el banco, para que comiera y descansara. -Duerme a mi lado,
hijo mío, esta noche, en e<<l >> jergón donde dormía tu hermana. No podría soportar verl
o vacío esta noche. El hijo menor obedeció, durmién Buck, Pearl S_La madre.txt
759 a, y la dejó débil como la muerte..., demasiado débil para condolerse. Permane
ció muchos días en s<<u >> yacija, purgado el corazón y el cuerpo, yacentes toda su pe
na y su consuelo, porque no era lo bastante fue Buck, Pearl S_La madre.txt
760 rar. Muchos fueron a animarla, sus vecinos y la esposa del primo. -Ama d
e casa, después de todo, l<<a >> doncella era ciega -decían unos. -Ama de casa, lo q
ue el cielo nos manda no puede ser cambiado por nosotros Buck, Pearl S_La
madre.txt
761 s las mentiras. No consideraba esas mentiras como verdaderos pecados, pu
esto que todo el mundo deb<<e >> mentir un poco de vez en cuando para salvaguard
ar el honor, pero el pecado estaba en que había mentido, di Buck, Pearl S_La
madre.txt
762 la madre se apoyaba en ella para todo y la llamaba incluso cuando quería
cambiar de posición en l<<a >> yacija, a pesar de todo ello la esposa del hijo no
era consuelo alguno para la madre. A menudo, cuando la Buck, Pearl S_La madre.t
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763 o que en sus propios pecados se encontraba tal vez la causa de aquello.
Finalmente se levantó de s<<u >> yacija, y cuando el otoño hubo pasado, la agudeza d
e su dolor desapareció con él. Estaba triste todo el dí Buck, Pearl S_La madre.t
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764 su dolor desapareció con él. Estaba triste todo el día, pero no frenética ya, y
podía pensar en s<<u >> doncella sin sentir tan terrible pena. Y por fin incluso
dijo a su propio corazón; ¡Ay, tal vez lo que dicen Buck, Pearl S_La madre.txt
765 fin incluso dijo a su propio corazón; ¡Ay, tal vez lo que dicen sea verdad! ¡Q
uizá sea mejor que m<<i >> doncella haya muerto! Hay muchas cosas peores que la mu
erte.» Y se aferró a ese pensamiento. Toda la aldea l Buck, Pearl S_La madre.t
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766 ores que la muerte.» Y se aferró a ese pensamiento. Toda la aldea la ayudó. Na
die hablaba más de l<<a >> doncella en su presencia y posiblemente en ninguna part
e, pues nada hay que deba ser recordado en una doncel Buck, Pearl S_La madre.t
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767 ncella en su presencia y posiblemente en ninguna parte, pues nada hay qu
e deba ser recordado en un<<a >> doncella ciega y hay muchas cosas en otros siti
os. Al principio no hablaban de ella delante de la madre, par Buck, Pearl S_La
madre.txt
768 ue no había nada nuevo que decir y porque llegaron noticias de otras cosas
y gentes y la vida de l<<a >> doncella había acabado. Durante algún tiempo la viuda
murmuradora acercóse a donde estaba la madre, cuidando Buck, Pearl S_La madre.t
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769 mensaje ordenándole que marchara. Pero se fue, llevándose sus pocas ropas e
n una caja de cuero qu<<e >> tenia. Su madre penó al verle partir. -Pensé que habías v
enido para quedarte, hijo -díjole. -Volveré, mad Buck, Pearl S_La madre.txt
770 ento y ansioso por alejarse de la aldea. Desde entonces siempre estuvo a
legre. Llegaba y partía si<<n >> avisar. Presentábase cualquier día, con el paquete de
ropas debajo del brazo. Durante un día o dos holgaza Buck, Pearl S_La madre.t
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771 a, y decía: -¡Juro, vecinos, que esto me suena a charla de ladrones! Pero le
dejaban en paz para n<<o >> apenar a su madre y a su buen hermano, pensando que
hablaba como un niño aún y que cambiaría cuando se cas Buck, Pearl S_La madre.t
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772 nte: -Sí, también yo creo algunas veces que tu hermano es demasiado orgullos
o y además su esposa e<<s >> estéril. Todo cuanto el hijo menor decía, parecíale sensato
a la madre, que se aferraba a él. Convertía en Buck, Pearl S_La madre.txt
773 ro él no te da de comer, ni nada hace por ti, sino arrojarte una moneda pe
queña como se hace con u<<n >> mendigo. Viene aquí y come y nunca coge el azadón o el
arado y sólo cuenta esas historias, pero para ti es Buck, Pearl S_La madre.t
xt
774 i, sino arrojarte una moneda pequeña como se hace con un mendigo. Viene aq
uí y come y nunca coge e<<l >> azadón o el arado y sólo cuenta esas historias, pero pa
ra ti es más que... Volvió a inclinar la cabeza lav Buck, Pearl S_La madre.txt
775 y nunca coge el azadón o el arado y sólo cuenta esas historias, pero para ti
es más que... Volvió <<a >> inclinar la cabeza lavándose ruidosamente, sin querer esc
uchar la contestación. Pero eso era cuanto ella sab Buck, Pearl S_La madre.t
xt
776 querer escuchar la contestación. Pero eso era cuanto ella sabía de su hijo m
enor. Conocía su cuerp<<o >> ágil y bonito y la palidez dorada de su piel, como la d
e los hombres de la ciudad, distinta de la atezad Buck, Pearl S_La madre.t
xt
777 gritar, oyó su voz que hablaba bajo y rápidamente y por suerte las gallinas
se agitaron junto a s<<u >> jergón, donde dormían, evitando así que el hijo mayor y s
u esposa se dieran cuenta de lo que sucedía. Leva Buck, Pearl S_La madre.txt
778 puerta teniendo la vela en la mano, el hijo menor la apagó, pues había luna
y se veía bastante si<<n >> necesitar otra luz. La madre lanzó una suave exclamación
de placer al verle. -Hay algo mío que quiero dejar d Buck, Pearl S_La madre.t
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779 a madre lanzó una suave exclamación de placer al verle. -Hay algo mío que quie
ro dejar debajo de t<<u >> yacija, madre -dijo el hijo menor-, entre las ropas d
e invierno que guardas allí. No digas nada de ello, p Buck, Pearl S_La madre.t
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780 o ignoran. Entonces los dos hombres entraron el paquete y lo empujaron s
ilenciosamente debajo de l<<a >> yacija. Las gallinas cacarearon y el búfalo despe
rtóse y empezó a rumiar. Pero el hijo no quiso quedarse y Buck, Pearl S_La madre.t
xt
781 ntraron el paquete y lo empujaron silenciosamente debajo de la yacija. L
as gallinas cacarearon y e<<l >> búfalo despertóse y empezó a rumiar. Pero el hijo no
quiso quedarse y cuando la madre vio su prisa se extr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
782 él que no le gustaba. No quería que ella le casara. Bien sabía la madre que en
el hijo había sangr<<e >> ardiente, pues en él veía reflejarse los propios calores de
su juventud y sabía que había de calmarlos de al Buck, Pearl S_La madre.txt
783 s de su juventud y sabía que había de calmarlos de alguna manera. Mejor sería
que se casara con un<<a >> doncella limpia y que le diera nietos. Pero incluso e
n la prisa del momento, cuando él ansiaba marchar y los Buck, Pearl S_La madre.t
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784 una doncella limpia y que le diera nietos. Pero incluso en la prisa del
momento, cuando él ansiab<<a >> marchar y los otros dos esperaban entre las sombr
as junto a la puerta, puso una mano en la del hijo y habló Buck, Pearl S_La
madre.txt
785 a, puso una mano en la del hijo y hablóle en un susurro: -Hijo, ¿por qué no de
jas que te busque un<<a >> doncella, si has de tener tanto sitio? Te buscaré la más
bonita que encuentre. O si tú sabes una, dímelo ent Buck, Pearl S_La madre.txt
786 acia la puerta, tratando de soltarse de su mano. Mas la madre cogíale con
firmeza. -¿Por qué has d<<e >> desperdiciar tus buenos calores en hierbajos aquí y allí,
hijo mío, y no me das nietos? La esposa de tu hermano Buck, Pearl S_La madre.t
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787 menos que seas tú quien los ponga en ellas. Eres como tu padre y bien sé yo
cómo era él. Siembra t<<u >> simiente en tu propia tierra, hijo mío, y recoge la cosec
ha para tu propia casa. El hijo menor rió silencios Buck, Pearl S_La madre.t
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788 noche, al no poder dormir a causa de sus amiantos, se levantó, encendió la v
ela y miró debajo de l<<a >> yacija. Allí estaba la cosa, envuelta en papel fuerte,
grande y cuadrada, atada con una cuerda de cáñamo. Buck, Pearl S_La madre.txt
789 con ojos algo opacos. -Hablas como un tonto -contestó la madre desabridame
nte-. Tu esposa es fría <<y >> estéril como una piedra. Y yo no sé dónde está mi hijo meno
r, que derrama su buena semilla en cualquier par Buck, Pearl S_La madre.t
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790 alguna. Pero la madre no quería aceptar las palabras de la esposa del hij
o, y escupió al suelo, a<<l >> replicar: -¿Y crees que con los hijos que yo he tenid
o no hubiese podido decirte si estabas equivocada o no? Buck, Pearl S_La madre.t
xt
791 madre, cuyo corazón se encogió ligeramente. El primo la miró desde donde esta
ba sentado en un baj<<o >> taburete de bambú, retorciendo cuerdas de paja, para qu
e los gusanos de seda hicieran en ellas sus capullos, Buck, Pearl S_La madre.t
xt
792 corazón se encogió ligeramente. El primo la miró desde donde estaba sentado e
n un bajo taburete d<<e >> bambú, retorciendo cuerdas de paja, para que los gusano
s de seda hicieran en ellas sus capullos, puesto q Buck, Pearl S_La madre.t
xt
793 ocede de un lugar malo. La esposa de ese hijo mío ha sido siempre una muje
r muy lenta y llena de u<<n >> temperamento frío como el de una serpiente. -Pero n
o es malo su temperamento, ama de casa -repuso el primo con j Buck, Pearl S_La
madre.txt
794 e una mujer muy lenta y llena de un temperamento frío como el de una serpi
ente. -Pero no es malo s<<u >> temperamento, ama de casa -repuso el primo con ju
sticia-. Ella ha trabajado siempre bien y cuidadosamente. Ahora Buck, Pearl S_La
madre.txt
795 n justicia-. Ella ha trabajado siempre bien y cuidadosamente. Ahora tien
es los patos y gansos en e<<l >> estanque, y antes no los tenías, y apareó el búfalo y
tienes ahora uno joven además y tus gallinas son el do Buck, Pearl S_La madre.t
xt
796 cuidadosamente. Ahora tienes los patos y gansos en el estanque, y antes
no los tenías, y apareó e<<l >> búfalo y tienes ahora uno joven además y tus gallinas s
on el doble, ya deben ser diez o doce, además de la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
797 pero siempre llena de sueño, y bostezó al hablar: -Sí, es diferente de ti, pr
ima; mujer plenament<<e >> ardiente has sido tú, y muy trabajadora. Cuando no tien
es la fluxión, me maravilla la manera como caminas ta Buck, Pearl S_La madre.t
xt
798 er ni la mitad de lo que comía y a ti te veo sentada allí, gritando para que
te vuelvan a llenar l<<a >> escudilla. -Sí,como siempre – repuso con modestia. Tre
s escudillas y a veces cuatro, y puedo comer todo lo q Buck, Pearl S_La madre.t
xt
799 o llegaba y calmó la espera de la madre, que pensó que su hijo llegaría algún día.
Pero no todo er<<a >> gozo, tampoco. La madre pensó que en cada una de las alegrías
había siempre algo que la estropeaba. Temi Buck, Pearl S_La madre.txt
800 pedirle a la poderosa diosa que hiciera que fuera niño lo que había de llega
r, sobornándola con un<<a >> túnica roja nueva o unos zapatos, pero no osaba ir, tem
iendo que la diosa recordara aquel viejo pecado suy Buck, Pearl S_La madre.t
xt
801 hubiera podido pensar que los dioses sabrían lo que hice aquel día? Sin duda
aquel viejo dios en e<<l >> templete olió el pecado y se lo dijo a la diosa, aunq
ue le cubrí los ojos. Permaneceré alejada de los dioses Buck, Pearl S_La madre.t
xt
802 jos. Permaneceré alejada de los dioses, vieja pecadora que soy, pues aunqu
e quisiera no sabría cóm<<o >> expiar aquello más que lo he hecho ya. Juro que si pesa
ran las alegrías y penas que he tenido en toda mi v Buck, Pearl S_La madre.t
xt
803 rian más que cardos, pues tan pocas son las que he tenido. No alumbré el hij
o y he visto morir a m<<i >> doncella, ciega aún. ¿No sirven las penas para expiar? ¡A
y! He estado muy llena de penas toda mi vida, y sie Buck, Pearl S_La madre.t
xt
804 he tenido. No alumbré el hijo y he visto morir a mi doncella, ciega aún. ¿No
sirven las penas par<<a >> expiar? ¡Ay! He estado muy llena de penas toda mi vida,
y siempre he sido pobre. Pero los dioses no conoce Buck, Pearl S_La madre.t
xt
805 o en la cama cuando estaba bien, acostumbrado a levantarse con el alba t
oda su vida. Le había vist<<o >> marchar a la ciudad con unas cargas de hierbas re
cién cortada. Había regresado muy pronto y se disponía a l Buck, Pearl S_La madre.t
xt
806 tó. El hijo del primo se alejó sin pronunciar palabra alguna, mientras el hi
jo mayor decía, con vo<<z >> vacilante. -Madre, pasa algo. No sé lo que es..., pero,
madre, debo ir a la ciudad para averiguarlo y decírte Buck, Pearl S_La madre.t
xt
807 s gritos, la esposa del hijo salió de la casa. -Díselo -observó-, pues de lo c
ontrario enfermará d<<e >> irritación. -Mi primo dijo -empezó el hijo mayor, lentament
e- que esta mañana vio a mi hermano con muchos otro Buck, Pearl S_La madre.t
xt
808 l, para matarlos mañana. Entonces los tres se miraron mutuamente y la barb
illa de la madre empezó <<a >> temblar. -He oído esa palabra -dijo-, pero no se qué si
gnifica. -Yo se lo pregunté a mi primo, que se lo ha Buck, Pearl S_La madre.t
xt
809 , hablando lentamente. La madre pensó entonces en aquel paquete escondido
tanto tiempo debajo de s<<u >> yacija y empezó a gemir y cubrióse la cabeza con el v
estido. -Debí haberlo sabido aquella noche -dijo-. ¡O Buck, Pearl S_La madre.t
xt
810 nte. La madre pensó entonces en aquel paquete escondido tanto tiempo debaj
o de su yacija y empezó <<a >> gemir y cubrióse la cabeza con el vestido. -Debí haberl
o sabido aquella noche -dijo-. ¡Oh! ¡El paquete de Buck, Pearl S_La madre.txt
811 ritó entonces al ver el terrible aspecto de su madre, y junto con su espos
a acostó a su madre en l<<a >> yacija, donde quedó con la cara terrosa y respirando
afanosamente, susurrando: -¡Oh, hijo! ¿No irás..., tu Buck, Pearl S_La madre.txt
812 a, le cuchicheó al oído: -Hijo no escatimes el dinero. Si está verdaderamente
en la cárcel, debemo<<s >> gastar dinero para sacarle de allí. El dinero puede hacer
lo, hijo. ¿Quién ha oído jamás hablar de una cárc Buck, Pearl S_La madre.txt
813 rcel que no abriera sus puertas por dinero, para libertar a un hombre? H
ijo, tengo un poco... en u<<n >> hoyo aquí... Lo guardaba para él..., empléalo todo...
, todo el que tenemos... La cara del hombre no camb Buck, Pearl S_La madre.t
xt
814 ntonces, sino esperar? Aquélla fue la espera más larga de su vida. No podía pe
rmanecer echada en l<<a >> yacija y sentía mareos si se levantaba. Finalmente la e
sposa del hijo se asustó al ver el aspecto de la ma Buck, Pearl S_La madre.t
xt
815 los. Entonces fue a buscar al viejo primo y a la esposa del primo y los
tres se sentaron junto a l<<a >> yacija de la vieja madre. Ciertamente la madre
se sintió algo consolada al tener a los primos juntos a el Buck, Pearl S_La
madre.txt
816 he cometido? ¿Por qué no moriré y acabará así toda para mí, si he pecado? ¿Por qué
erdido a m<<i >> doncella y ahora a mi hijo menor, y seguramente también perderé a m
i nieto? Nunca veré a mi Hielo. Sé que nu Buck, Pearl S_La madre.txt
817 la, que nunca se acerca a un templo, ni nunca se ha acercado. Cuando una
sacerdotisa me gritaba qu<<e >> tenia que aprender el camino del cielo, estaba
yo demasiado ocupada con los hijos pequeños, y ahora, cuan Buck, Pearl S_La
madre.txt
818 e para uno solamente. La noche cayó antes de que la madre les viera llegar
. habíase levantado de l<<a >> yacija, por la tarde, y teniendo a su lado al primo
y a la esposa del primo, sentóse bajo el sauce, y allí Buck, Pearl S_La madre.t
xt
819 de la yacija, por la tarde, y teniendo a su lado al primo y a la esposa
del primo, sentóse bajo e<<l >> sauce, y allí quedaron los tres, mirando hacia la c
alle de la aldea. La esposa del primo descabezaba sus Buck, Pearl S_La madre.t
xt
820 de la aldea. La esposa del primo descabezaba sus sueños, que ni siquiera
el dolor y la pena podía<<n >> alejar. Por fin, cuando el sol habíase ya casi oculta
do, la madre les vio llegar. Púsose en pie, apoyándos Buck, Pearl S_La madre.t
xt
821 errumbado, de no haberla sostenido los dos hombres. La llevaron a la cas
a más cercana y la hiciero<<n >> sentar, intentando calmarla, pero ella empezó a llo
rar como un niño, temblándole la barbilla, con las lágr Buck, Pearl S_La madre.t
xt
822 ras dos pequeñas, que él me dio. Cuando vio que su hijo permanecía de pie, con
la cabeza caída y e<<l >> labio superior cubierto de sudor y también la frente, le
escupió en su ira: -¡No será para ti! ¡Si él mue Buck, Pearl S_La madre.txt
823 una cárcel que no se dejen sobornar? Pero yo iré a buscar ese dinero ahora m
ismo. Sí, lo sacaré de<<l >> hoyo, aunque soy vieja, e iré a buscar a mi hijo menor y
lo traeré a casa y nunca más se separará de mí. Buck, Pearl S_La madre.txt
824 paga más de lo que nosotros tenemos, para que siga en la cárcel. La madre mi
ró a su alrededor, a l<<a >> muchedumbre que estaba mirando, bebiendo las noticias
que oían, con los ojos casi salidos de las órbitas y abie Buck, Pearl S_La madre.t
xt
825 y cuando pregunté qué significaba, pareció ser una especie de banda de ladron
es. Se lo pregunté a<<l >> guardián en la cárcel, que está de pie con un fusil al brazo
y me contestó: «¿Qué es? Nada menos que uno que Buck, Pearl S_La madre.txt
826 so el hijo, con la cabeza caída y los brazos colgando entre las rodillas,
pues estaba sentado en u<<n >> taburete. Llevaba su túnica aún, pero con el extremo
anudado a la cintura, pues no estaba acostumbrado a sem Buck, Pearl S_La madre.t
xt
827 beza caída y los brazos colgando entre las rodillas, pues estaba sentado e
n un taburete. Llevaba s<<u >> túnica aún, pero con el extremo anudado a la cintura,
pues no estaba acostumbrado a semejante vestido. -No Buck, Pearl S_La madre.t
xt
828 cís, pues ha estado muy inquieto en la cárcel. Creo que diría todo lo que sabe
, si no fuera por un<<a >> doncella que con él está, valiente como el que más, que le
mantiene animado. Si, algunos son duros y osados Buck, Pearl S_La madre.t
xt
829 tos libras que distribuía gratuitamente a la gente, y en esos libros se di
cen muchas cosas malas d<<e >> derribar el Estado y distribuir por igual todo el
dinero y toda la tierra.» Entonces la madre miró a su hijo Buck, Pearl S_La madre.t
xt
830 ibuir por igual todo el dinero y toda la tierra.» Entonces la madre miró a s
u hijo mayor y volvió <<a >> gemir y a llorar. -Siempre supe que debíamos darle algu
na tierra. Podíamos haber arrendado alguna más y d Buck, Pearl S_La madre.txt
831 ? Casi no podemos vivir ahora, y si arrendamos más tierras y con la enorme
parte que hay que dar a<<l >> terrateniente, seremos mendigos. Cuanto tenemos e
s esa pequeña parcela de tierra y no la venderé, madre. No, la t Buck, Pearl S_La
madre.txt
832 n, vistiendo después ropas limpias, como acostumbraba hacer cuando iba a l
a ciudad. -Ve a buscar e<<l >> asno de mi primo -dijo simplemente-. ¿Querrás dejármelo
, primo? -Si -repuso el otro, tristemente. El hij Buck, Pearl S_La madre.t
xt
833 dejármelo, primo? -Si -repuso el otro, tristemente. El hijo y el hijo del
primo fueron a buscar e<<l >> asno, y luego sentaron a la madre en el lomo del
animal y ellos caminaron hasta la ciudad, uno a cada la Buck, Pearl S_La madre.t
xt
834 re estaba débil y silenciosa y lavada por sus lágrimas y casi no sabia lo qu
e hacia al agarrarse a<<l >> asno. Le colgaba la cabeza y no levantó la mirada una
sola vez para contemplar la amanecida. Sus ojos es Buck, Pearl S_La madre.t
xt
835 an a sus hijos. Apenas se abrieron las puertas, todos entraron en la ciu
dad, la madre montada en e<<l >> asno, y los dos hombres, dirigiéndose al descampa
do cerca de las murallas. A la leve luz de la mañana, h Buck, Pearl S_La madre.t
xt
836 avecinaba. Los niños se aferraban a sus padres, temiendo algo desconocido
y otros gritaban, pero l<<a >> muchedumbre guardaba silencio, esperando con afán,
gozándose en el horror que anhelaban contemplar y odiándolo Buck, Pearl S_La
madre.txt
837 e que cuando viera a su hijo ocurriría algún milagro que le salvara. El homb
re volvió la cabeza de<<l >> asno hacia la cárcel, junto a cuya puerta, abierta en e
l alto muro rematado con cristales, esperaron. Un Buck, Pearl S_La madre.t
xt
838 hacia la cárcel, junto a cuya puerta, abierta en el alto muro rematado con
cristales, esperaron. U<<n >> guardián se desperezaba y junto a él ardía un farol, la
llama de cuya vela derretía un sebo rojo como la san Buck, Pearl S_La madre.t
xt
839 unto a él ardía un farol, la llama de cuya vela derretía un sebo rojo como la
sangre, hasta que un<<a >> bocanada de viento frío sopló de pronto y apagó la vacilant
e llama. Los tres esperaron en la polvorienta cal Buck, Pearl S_La madre.t
xt
840 retía un sebo rojo como la sangre, hasta que una bocanada de viento frío sop
ló de pronto y apagó l<<a >> vacilante llama. Los tres esperaron en la polvorienta c
alle y la madre desmontó del asno. Pronto oyeron ruido Buck, Pearl S_La madre.t
xt
841 onto y apagó la vacilante llama. Los tres esperaron en la polvorienta call
e y la madre desmontó de<<l >> asno. Pronto oyeron ruido de pasos y un grito. -¡Abri
d la puerta! Y la puerta se abrió. Los guardianes s Buck, Pearl S_La madre.t
xt
842 los rostros y de pronto vio a su hijo. Si, allí estaba, caminando con la
cabeza caída, atado a un<<a >> doncella, mano con mano. La madre corrió hacia delant
e y cayó a sus pies, y agarróse a sus piernas, gritando Buck, Pearl S_La madre.t
xt
843 Cuando vio a su madre, el muchacho palideció más aún y hubiera caído, de no habe
r estado unido a l<<a >> doncella, que tiró de él, no dejándole caer, ni tampoco deten
erse. Al ver a la vieja de cabellos blancos a l Buck, Pearl S_La madre.txt
844 que te sea querido, excepto nuestra causa común! Y tiró de él hacia delante.
Acercóse corriendo u<<n >> guardián, que cogió a la madre y la arrojó a un lado de la ca
lle, donde quedó ella, entre el polvo. Los pris Buck, Pearl S_La madre.txt
845 ando alelada aquella extraña canción, sin comprender nada, sólo gimiendo. Sin
embargo, tampoco pud<<o >> gemir mucho rato, pues un guardián salió por la puerta de
la cárcel y la empujó rudamente con el fusil, g Buck, Pearl S_La madre.txt
846 ña canción, sin comprender nada, sólo gimiendo. Sin embargo, tampoco pudo gemi
r mucho rato, pues u<<n >> guardián salió por la puerta de la cárcel y la empujó rudamen
te con el fusil, gritándole: -¡Largo de aquí, b Buck, Pearl S_La madre.txt
847 , bruja! Los dos hombres se asustaron y la pusieron en pie, a la fuerza
, y luego la montaron en e<<l >> asno y emprendieron el regreso a la casa, despa
cio. Pero antes de que llegaran a la puerta del Sur, se d Buck, Pearl S_La
madre.txt
848 no demostró haber oído o saber a qué se debía aquel espantoso grito. Estaba sen
tada en el lomo de<<l >> asno, con la cabeza caída, mirando fijamente el polvo de
la calle. Prosiguieron su camino, después de ha Buck, Pearl S_La madre.txt
849 e el polvo de la calle. Prosiguieron su camino, después de haber oído el rug
ido, y encontraron a l<<a >> muchedumbre que se desparramaba, gritándose los unos
a los otros. Los hombres nada dijeron, y la madre parecía Buck, Pearl S_La
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850 da, pero alguien gritó: -¡Fueron alegres a la muerte y murieron llenos de va
lor! ¿Visteis a aquell<<a >> doncella que cantó hasta el fin? Cuando su cabeza rodó, j
uro que cantó durante un segundo. -¿Visteis al much Buck, Pearl S_La madre.txt
851 muerto ya y que de nada serviría la plata. Los reproches eran asimismo inút
iles, si algo había qu<<e >> reprochar. Ansiaba llegar a su casa e ir junto a aque
lla tumba y llorar. En su corazón recordó amargamente qu Buck, Pearl S_La madre.t
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852 ue llorar, como tenían otras mujeres, y que había de ir a la vieja sepultura
de un desconocido par<<a >> desahogar su corazón. Pero incluso ese dolor pasó y sólo
anhelaba llorar y desahogarse. Cuando llegaron ante Buck, Pearl S_La madre.t
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853 ando las manos que lo recogerían. Y la madre esperaba que su dolor se conv
irtiera en lágrimas, par<<a >> calmar su corazón destrozado. Pensó en toda su vida y e
n toda su muerte y el poco bien de que había gozado Buck, Pearl S_La madre.t
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854 s grandes y cómo su hombre habíase disgustado con ella, abandonándola después. R
ecordó que no habí<<a >> doncella alguna en la casa que fuera a buscarla para que de
jara de llorar y que su hijo estaba atado a aquel Buck, Pearl S_La madre.t
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855 n la casa que fuera a buscarla para que dejara de llorar y que su hijo e
staba atado a aquella fier<<a >> doncella y aquel día lloró por toda su vida. Mientr
as lloraba, llegó su hijo corriendo. sí, corría por la ti Buck, Pearl S_La madre.t
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