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Entrega total

Lo que Dios quiere para su iglesia


Apocalipsis 3:14-22.
Pastor Mario Enrique López L.
Comunidad Cristiana de El Limón
13 de Marzo de 2011.
Muy buenos días para todos y todas. Damos gracias al Señor por permitirnos estar aquí hoy. En este día
finalizaremos nuestra serie: Lo que Dios quiere para su iglesia, basada en el mensaje a las siete iglesias de Asia:
Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Hemos aprendido que Dios desea una iglesia que
lo ame por encima de todo, una iglesia que se mantenga firme en medio de las adversidades, que deje brillar su
luz en medio de la oscuridad doctrinal, que sea santa en su conducta y una iglesia que esté consciente de su
realidad espiritual, que actúe en concordancia a lo que ha recibido de Él y una iglesia que sepa aprovechar las
oportunidades que Dios le da, que sea una iglesia con visión.
En el mensaje a la iglesia a Laodicea aprenderemos que Dios desea una iglesia cuya entrega a Él sea total.
Laodicea no era conocida por sus religiones o ideologías, sino por sus riquezas, su erudición y su comercio.
Al igual que Colosas y Hierápolis, esa ciudad estaba ubicada en el valle del río Lico. La gran carretera romana de
Éfeso pasaba por ella y tenía bancos de importancia. Cuando fue destruida por el terremoto de 17 d.C., no
solicitaron ayuda a Roma, sino que sus habitantes la reconstruyeron con sus propios recursos. Su famosa
escuela de medicina preparaba el “polvo frigio” para curar deficiencias de los ojos.
¿Qué hace una iglesia y un creyente para demostrar una entrega total a Dios?
1. Toma a Cristo como ejemplo de su compromiso
“El Amén, el testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios,”
Jesús es el Amén, la respuesta que confirma y acepta la verdad. Cristo mismo es la respuesta perfecta a
toda promesa divina. Por eso, él es “el testigo fiel y verdadero”. Es veraz en todo lo que dice y hace. Es
confiable y fiel; no caprichoso ni cambiante. Nunca necesita retractar o modificar su palabra. ¿Cómo podemos
descuidar el consejo que da en los vv. 18–20? Lo que dice y manifiesta de Dios es absolutamente correcto. “Si
me han visto a mí, han visto al Padre”. Además, todas las cosas fueron creadas por él (Juan 1:3; Colosenses
1:16).
Amén quiere decir es verdad, o también así me comprometo. Cristo es el amén del Padre. Su compromiso
con nosotros es el cumplimiento de sus promesas (ver 2 Cor 1,20). Y porque Cristo es <amén>, nos llama
también a nosotros a un compromiso real con Dios, para realizar sus planes.
Entonces, una iglesia de entrega total sigue el ejemplo de compromiso que Cristo nos ha dado.
2. Rechaza la indiferencia y el orgullo.
“15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres
tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo
necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo.”
Esta iglesia no recibe palabras de elogio. “El que anda en medio de los candeleros” la condena en primer
lugar por su indiferencia. Laodicea recibía el agua de manantiales calientes del sur y era traída por un
acueducto de nueve kilómetros de extensión. El agua estaba tibia cuando llegaba a la ciudad. En términos
duros, Jesús dice que sus vidas eran así, tibias, anémicas y repugnantes, como para escupirse de la boca.
Algunos cristianos temen ser llamados fanáticos, pero lo que les falta es entrega. El cristiano ubica a Dios
en primer lugar y los demás intereses, responsabilidades y compromisos son dominados y orientados por Dios.
Hemos de ser “fervientes en espíritu” y avivar “el fuego del don de Dios” (Romanos 12:11; 2 Timoteo 1:6). Dios
requiere una entrega total de la persona, un compromiso incondicional con él y completa sumisión al señorío
de Jesucristo.
Además de su indiferencia, los miembros de esa iglesia se habían contagiado del orgullo y la
autosuficiencia de la ciudad de Laodicea. Tal vez era su pecado más serio —el de no reconocer su verdadera
condición espiritual. Decían ser ricos y que no tenían ninguna necesidad, cuando en realidad, Jesús dice que
eran desventurados, miserables, pobres, ciegos y que estaban desnudos (v. 17).
¿Somos una iglesia orgullosa y autosuficiente, o más bien somos humildes?
Una iglesia de entrega total sigue el ejemplo de compromiso que Cristo nos ha dado y también rechaza la
indiferencia y el orgullo.
DEBEMOS SER “FERVIENTES EN ESPÍRITU”, NO TIBIOS (ROMANOS 12:11).
3. Depende únicamente de Cristo.
“18 Por tanto, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras
blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para
que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. 20 Yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.”
Cristo primero les recomendó que compraran de él ciertas cosas. Humildemente debían encontrar su
suficiencia en Cristo, no en ellos mismos. La palabra “comprar” apela a su sentido comercial (comp. Isaías 55:1).
Debían cambiar de proveedores a compradores. Eran pobres, pero Cristo tenía oro. Estaban desnudos, pero
Cristo tenía ropa. Eran ciegos y Cristo tenía colirio. Ellos no tenían nada, pero él, todo. Él podía darles las
riquezas de la herencia de los santos en luz. Podía cubrir su pecado y vergüenza y curar su ceguera para que
percibieran un mundo espiritual que ni siquiera se atrevían a soñar.
Además de dar consejos, Cristo reprende y castiga a los que ama. Entonces, su segunda exhortación es
“Sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. El primer paso que se da al calor de la entrega total es el arrepentimiento del
pecado, de la ceguera, indiferencia, orgullo y autosuficiencia.
En tercer lugar, Cristo hace una cariñosa invitación. “Estoy a la puerta llamándote ansiosamente,
esperando el día en que escuches y abras. Prometo entrar, comer y disfrutar de comunión contigo”. Es
probable que Cristo estuviera suplicándoles que fueran salvos, porque la mayoría de los de esa iglesia eran
cristianos de nombre nada más.
¿Cómo estamos demostrando que dependemos únicamente de Cristo?
Una iglesia de entrega total sigue el ejemplo de compromiso que Cristo nos ha dado, rechaza la
indiferencia y el orgullo, y depende únicamente de Cristo.
4. Recibirá la bendición de reinar con Cristo.
“21 Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado
con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”
Para los vencedores, los que creen en Cristo, el premio será estar con el vencedor supremo, entronizados
con él, reinando con él mientras gobierna con su Padre. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias”.
Hemos aprendido siete características de una iglesia que agrada a Dios. Vamos a repasarlas para que
siempre las tengamos en cuenta y las reflejemos en nuestra vida.
Éfeso: Amar a Dios por encima de todo.
Esmirna: Mantenerse firme en medio de las adversidades,
Pérgamo: Mostrar la verdad de Dios en medio de la oscuridad doctrinal,
Tiatira: Santa en su conducta
Sardis: Obediente y consecuente con el mensaje de Dios
Filadelfia: Con visión
Laodicea: Entrega total a Él.

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