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Oscar Aguirre

Teología del Nuevo Testamento

El proceso de Jesús

David Santiago Chamay Castro

0908846

Guatemala noviembre de 2010

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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN: ............................................................................................................................ 3
CONTEXTO HISTÓRICO ................................................................................................................... 4
Religión e instituciones .................................................................................................................. 4
¿Quiénes intervienen en el proceso a Jesús? ................................................................................. 5
ANTECEDENTES.............................................................................................................................. 6
EL JUCIO......................................................................................................................................... 8
EL JUICIO RELIGIOSO O JUDÍO ........................................................................................................ 8
JUICIO POLÍTICO........................................................................................................................... 10
CONCLUSIÓN Y COMENTARIO PERSONAL .................................................................................... 14
BIBLIOGRAFIA: ............................................................................................................................. 14

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INTRODUCCIÓN:
La vida y muerte d Jesús, es sin duda de suma importancia para los cristianos y en este
caso consideraremos específicamente su pasión y muerte, para determinar qué tan legal
fue el juicio al que se sometió a Jesús, ¿a cuántos juicios fue sometido Jesús?, ¿se respetó
la legalidad? No es posible contestar a estas preguntas desde las actuales normas
judiciales democráticas occidentales, sino que hay que hacerlo desde la legislación vigente
de aquellos días. Pero es aquí, precisamente, donde es difícil saber si en la Palestina del
siglo I sometida a Roma estaban en vigor las normas procesales que aparecen siglos más
tarde compiladas en el Talmud. Sin embargo por ser lo más cercano a ese tiempo con lo
que contamos, nos valdremos de él para estudiar el proceso de Jesús.

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CONTEXTO HISTÓRICO

Religión e instituciones
Rasgo esencial del pueblo judío ha sido y es su Religión monoteísta y su Ley o Torah. Ésta,
cuyo núcleo es el Decálogo, aparece recogida en cinco libros (Pentateuco) y contiene los
fundamentos de la Religión, la Moral y el Derecho judíos. La fe en un único Dios y la
fidelidad a su Ley fueron los resortes que permitieron al pueblo judío, dentro de las
dramáticas vicisitudes de su atormentada historia, incluida la diáspora, mantener su
cohesión e identidad sin diluirse en otros pueblos o dejarse absorber por ellos. La religión
inspiró a Israel un régimen de gobierno teocrático que revistió diferentes formas a lo largo
de su historia. En tiempos de Jesús Palestina estaba bajo e dominio de Roma y Judea tenía
la condición de provincia imperial. El pragmatismo y el realismo político de Roma le
llevaron a dispensar a las ciudades y territorios provinciales —de acuerdo en cada caso
con sus intereses políticos (economía de medios y eficacia en el gobierno) — un trato
similar al otorgado en las ciudades itálicas, conservando las instituciones y formas de
organización autóctonas que creyó útiles y dignas de respeto. Así, Judea, en cuanto
provincia romana, estaba gobernada, según los tiempos, por un procurador o prefecto
romano (Praefectus Judeae), pero los judíos, para sus asuntos internos, conservaron,
junto con su Ley, una institución de gobierno de tipo teocrático: el Sinedrio o Sanhedrín.
Se trataba de un órgano colegiado integrado por setenta miembros y presidido por el
Sumo Sacerdote. El Sanhedrín que, entre otras, tenía funciones judiciales, aunque carecía
de la protestas gladii (poder para ordenar la ejecución de una persona), era una especie
de Senado aristocrático integrado, por partes iguales, por tres grupos o clases diferentes.
Estos eran:

1º. Los ancianos o jefes de familia de cada clan o tribu;

2º. La clase sacerdotal (saduceos), entre la que general mente se elegía al Sumo
Sacerdote. Era ésta una casta instruida, rica, cosmopolita e influida por la cultura helénica.
Se sentían vinculados exclusivamente por la Ley escrita (Pentateuco) pero no por la Torah
oral (comentarios y tradiciones que aceptaban los fariseos). Para ellos las claves de la vida
religiosa de Israel radicaban en la Ley escrita y en el Templo, en donde se ofrecían
sacrificios en expiación de los pecados del pueblo. Negaban la vida ultraterrena y creían
que la salvación se realizaría dentro de la historia mediante la construcción de un Estado
nacional judío, tal como aconteció en tiempos del rey David. Políticamente los saduceos—
a diferencia de los fariseos— eran conservadores y defensores del status quo existente, y
fieles al poder político de Roma. Por esta razón su influencia y fuerza política se consolidó
en la época de los gobernadores romanos, de quienes en tiempos de Jesús dependía el
nombramiento y la destitución del Sumo Sacerdote. Del grupo de los saduceos salieron

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regularmente los sumos sacerdotes durante los setenta últimos años del Estado judío. Ello
se hizo a través de procedimientos en los que no faltó la compra del cargo, el nepotismo y
otras corruptelas.

3º. Los doctores de la Ley o escribas. Estos impartían enseñanzas religiosas, especialmente
los sábados en las sinagogas, y administraban justicia. Muchos de ellos pertenecían al
grupo político-religioso de los fariseos, representantes del judaísmo más ortodoxo e
integristas. Los fariseos eran celosos guardadores tanto de la Ley escrita como de la
tradición (la Torah oral) así como de la pureza de las costumbres judías. Eran nacionalistas,
enemigos de Roma y de la cultura helénica. A pesar de ello no se sintieron vinculados al
pueblo, en el que veían una plebe ignorante y despreciable.

¿Quiénes intervienen en el proceso a Jesús?


Básicamente cinco personas: Caifás, sumo sacerdote; Anás, que había sido sumo
sacerdote y era suegro de Caifás; Herodes, rey de Judea; Pilato; procurador Romano,
Barrabas y por supuesto Jesús.

Poncio Pilato, fue prefecto de Judea del año 26 al 36 de nuestra era. El relato de los
Evangelios nos muestra a un perfecto y cuadriculado burócrata preocupado por hacer
cumplir la ley de Roma, exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber.
Pilato era un hombre de Sejano, el prefecto del pretorio de Roma.

Cuando cayó Sejano, Pilato fue cesado y llamado a Roma donde tuvo que dar cuenta de
muchas de sus "hazañas", como la famosa masacre de samaritanos y demás asesinatos en
masa. Se le condenó por sus excesos y murió poco después.

Caifás era Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era un político que se enriquecía con el culto
del Templo. Ocupaba su cargo apoyado por Roma. Hacía tiempo que el sumo sacerdocio
había dejado de ser un cargo vitalicio. Caifás era yerno de Anás, que a pesar de ser
destituido conservaba una gran influencia y seguía gobernando a través de sus hijos y
parientes. Este Caifás tuvo, a pesar suyo, una intervención profética, aunque movida por
el resentimiento.

Caifás pretendía defender la situación del momento sin importarle los signos que
probaban que verdaderamente Jesús era el Mesías, el rey prometido.

Él es quien rasga las vestiduras y declara blasfemo y reo de muerte a Jesús.

Fue quien preguntó a Jesús, si era el Mesías. Jesús lo afirmo, pero nunca lo dice
expresamente y esa fue la razón más poderosa para que lo sentenciaran.

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Herodes; era hijo de Herodes el Grande, el que mandó matar a los inocentes de Belén.
Estaba unido a Herodías, su sobrina y esposa de su hermano Filipo. Por causa de esta
Herodías, Herodes hizo decapitar a Juan Bautista. Era un taimado y sensual, que buscaba
de toda forma congraciarse con Roma. Para adular al emperador Tiberio puso el nombre
de Tiberiades a la ciudad sede de su tetrarquía. Aunque muy cerca de los caminos y
ciudades por donde Jesús andaba, el Señor nunca puso los pies en Tiberiades.

Barrabas; es otro extraño personaje del drama de la Pasión. Su nombre y su participación


en el proceso de Cristo son referidos por los cuatro evangelistas. Mateo le llama ``preso
famoso'', Marcos dice de él que era homicida y sedicioso, Lucas dice lo mismo, pero el
cuarto evangelista, Juan, lo califica de ``bandido''. Quiere decir que pertenecía a una
banda de ``guerrilleros'' o ``terroristas''. Quizá haya sido un miembro del partido
ultranacionalista de los ``zelotes''.

ANTECEDENTES
Los evangelios:

La principal herramienta para describir los episodios del proceso, lo constituyen los
evangelios, al unir los elementos esparcidos en ellos, tienen la opción de reconstruir el
procedimiento, buscando en la medida de lo posible la verdad.

Acontecimiento

Los miembros del Sanhedrín, temerosos de Cristo, decidieron su muerte espoleados por
Caifás, sumo sacerdote. Pero el Sanhedrín no tenía competencias jurídicas civiles y no
podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte. Entregan a Jesús acusándolo de ser un
malhechor traído ante Pilato para ser condenado debido a que en la ley judía no había o
no tenían la facultad para aplicar la pena de muerte.

Pensaron que sería mejor que Roma fuera la que ejecutara la pena y se llevara las culpas.
Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser un blasfemo contra
la Ley de Moisés, sino también de "rebelión contra Roma" y por ello trataron que Pilato
creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano, pero Pilato no cayó.

Jesús fue traicionado y entregado por Judas Iscariote; arrestado en el huerto de


Getsemaní; abandonado por sus discípulos y particularmente negado por el primero de
ellos, Pedro.

“Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.


Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro
pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»

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Pilato le preguntó: « ¿Eres tú el Rey de los judíos?» Él le respondió: «Sí, tú lo dices.»

Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.
“Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde
Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»

Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.


Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, rey de galilea, le remitió a Herodes, que
por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Herodes vio a Jesús se alegró
mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba
presenciar alguna señal que él hiciera.

Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.


Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes,
con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y
le remitió a Pilato.
Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.

Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo


y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he
interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de
que le acusáis.

Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la
muerte.

Así que le castigaré y le soltaré.»

Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: « ¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»


Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.
Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
pero ellos seguían gritando: « ¡Crucifícale, crucifícale!»

Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito
que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»

Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada
vez más fuertes.

Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.

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Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a
Jesús se lo entregó a su voluntad.

EL JUCIO
El llamado proceso de cristo se desenvolvió en dos juicios, a saber:

El religioso o judío, ante el Sanhedrín. El político ante poncio Pilato, gobernador de Judea.
El primero se debió regir por la ley judía y el segundo por la ley romana.

Jesús fue detenido y su caso fue examinado ante el Sanhedrín. No se trató de un proceso
formal, con los requerimientos que más tarde se recogerían en la Misná (Sanhedrín IV, 1)
—y que exigen entre otras cosas que se tramite de día—, sino de un interrogatorio en
domicilios particulares para contrastar las acusaciones recibidas o las sospechas que se
tenían acerca de su enseñanza.

EL JUICIO RELIGIOSO O JUDÍO


La primera violación procesal en el juicio de Jesucristo es la relativa al tiempo y lugar en que
fue celebrado. Por norma Judía, las causas criminales debían de celebrarse con la debida
publicidad, es decir que las audiencias debían de ser abiertas al pueblo para que este se
encontrara convencido de la culpabilidad del acusado y se previnieran injusticias por parte de
los juzgadores, aunado a que estos procesos deberían de ser “a la sombra del santuario”. En el
caso del juicio en contra de Jesús este fue celebrado en la noche ante el Sanhedrín y a puertas
cerradas, con lo que se presenta la primera de las violaciones procesales del caso.

Diversa violación se da al negarle al Nazareno la “Libertad Defensiva” al no permitírsele la


presentación de testigos de descargo, mientras que los acusadores en todo momento tuvieron
la oportunidad de presentar a las personas que depusieran en contra de aquel sin ninguna
restricción.

La anterior violación, deviene en otras dos, al no existir la un estricto análisis de los


testimonios rendidos y que en su mayoría fueron falsos y por otra parte que el tribunal admitió
nuevas pruebas testimoniales para que fueran rendidas una vez que se había cerrado la
instrucción. Con independencia de que el Pentateuco, que es el compendio de donde se
derivan el procedimiento en casos criminales estipulaba que los testigos deberían de ser
hombres honorables y sin tacha ni mala fama.

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Una nueva violación se da en el hecho de que la sentencia condenatoria no fue revisada
antes de imponer la sentencia de muerte. La ley de Israel prevenía que en casos de pena de
muerte, la sentencia debía ser revisada a los tres días y podrían ser admitidas nuevas pruebas
de la defensa, por el contrario, inmediatamente dictada fue remitida la sentencia y el acusado
ante el pretor romano Poncio Pilato para que la sentencia de muerte fuera ejecutada.

A Jesús le fue violada su garantía de no autoincriminación al momento de ser “conjurado en


nombre de Dios” por parte de Caifás para que respondiera a una de sus preguntas y con la
respuesta aceptara el cargo del que se le acusaba.

Según el doctor Escobar, tanto el Sanhedrín como las autoridades romanas no siguieron
los pasos estipulados por sus respectivas leyes. Es por eso que en este breviario trata de
demostrar punto por punto las irregularidades en el juzgamiento de Jesús por el
Sanhedrín: “Se violó el principio de imparcialidad. Jesús fue juzgado por sus enemigos, que
con anterioridad al juicio habían decidido matarlo, prácticamente eran jueces y partes, y
así fue su comportamiento en el juicio”, afirma Fornos.

Y continúa: “Se violó el principio de publicidad. El proceso tenía que hacerse ante el
pueblo y el Sanhedrín, en el recinto oficial llamado Gazith, a la sombra del santuario. Pero
se hizo en la casa de Caifás, a puerta cerrada, sin la presencia del pueblo. Se violó el
principio de la diurnidad. Éste es un principio del derecho hebreo, que fue violado, pues el
proceso se hizo de noche, de la una de la madrugada al amanecer”.

“Se violó el derecho de defensa, pues a Cristo no se le permitió presentar pruebas


testifícales. Las acciones se fundaron en testigos falsos y cerrada la instrucción del
procedimiento, se admitieron nuevos testigos, además de que se le negó el derecho de
presentar testigos antes de la ejecución de la sentencia”.

El doctor Escobar nos recuerda que según las leyes vigentes tampoco se podía realizar
ningún proceso en sábado o día de fiesta, o en la víspera de éste, y así se hizo. “También
hubo incongruencia e imposición de penas no contempladas. Los judíos lo condenaron,
por blasfemia, a la pena de crucifixión, que no estaba contemplada en el derecho hebreo,
sino la de lapidación (apedreamiento). La crucifixión tampoco era contemplada por el
derecho romano para delitos religiosos, que tampoco contemplan la blasfemia”.

Según Escobar Fornos, tanto el orden legal judío como el romano fueron violentados con
el único objetivo de satisfacer los intereses de Caifás y de sus amistades, puesto que Jesús
representaba para ellos una amenaza.

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JUICIO POLÍTICO
El procurador tenía ante él dos posibles fórmulas para afrontar la situación. Una de ellas,
la coercitio («castigo, medida forzosa») que le otorgaba la capacidad de aplicar las
medidas oportunas para mantener el orden público. Amparándose en ella podría haberle
infligido un castigo ejemplar o incluso haberlo condenado a muerte para que sirviera
como escarmiento. O bien, podía establecer una cognitio («conocimiento»), un proceso
formal en que se formulaba una acusación, había un interrogatorio y se dictaba una
sentencia de acuerdo con la ley.

Parece que hubo momentos de duda en Pilato acerca del procedimiento, aunque
finalmente optó por un proceso según la fórmula más habitual en las provincias romanas,
la llamada cognitio extra ordinem, es decir un proceso en el que el propio pretor
determinaba el procedimiento y él mismo dictaba sentencia. Así se desprende de algunos
detalles aparentemente accidentales que han quedado reflejados en los relatos: Pilato
recibe las acusaciones, interroga, se sienta en el tribunal para dictar sentencia (Jn 19,13;
Mt 27,19), y lo condena a muerte en la cruz por un delito formal: fue ajusticiado como
«rey de los judíos» según se hizo constar en el titulus crucis.

La ley a aplicar no es el ius civile o de delitos romanos (que era una lista con los gnicos
delitos posibles, porque Jesús no era ciudadano romano sino un peregrino, caso en cual se
aplicaba el ius gentium derecho que estaba en manos del pretor peregrino y no del
gobierno.

Pilato no era el gobernador, el cual se ubicaba en Palestina, sino el procurador, es decir la


primera instancia. En casos de pena de muerte había apelar ante el gobernador y ante el
mismo Emperador. Además por la cercanía de la pascua no se permitía llevar acabo un
juzgamiento en el cual estuviera involucrada la posible aplicación de la pena de muerte.
(Precisamente por respeto a las normas judías).

Las razones de fondo alegadas en el proceso contra Jesús ante el tribunal romano son
preferentemente de carácter político. Jesús no es condenado por blasfemo, sino por
incitar a la nación a la rebelión, por prohibir el pago del tributo al César y por pretender
ser rey (Lc, 23,2). Esta última acusación fue la que más pesó en el juicio, como consta en la
tablilla de la cruz: "Jesús el Nazareno, Rey de los judíos", que es recogida por los cuatro
evangelistas y cuenta con una sólida base histórica. Arrogarse la realeza de Israel
constituía un atentado contra el Imperio y comportaba todo un desafío a la máxima
autoridad romana. En definitiva, Jesús es condenado como enemigo del Imperio y, según
la lógica imperial, como enemigo de la humanidad.

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A Jesús lo condenaron a muerte y específicamente la crucifixión, el suplicio más cruel e
ignominioso de entonces, según Cicerón. Era un castigo reservado a los delitos de carácter
civil o militar, que se aplicaba a menudo a esclavos, criminales y traidores, así como a
rebeldes y sediciosos de las provincias sometidas al Imperio Romano, como era el caso de
Galilea. Esta sentencia revela una violación muy grande, ya que Jesús fue sentenciado a
una “Muerte de Cruz”, un castigo no previsto en la Ley del pueblo Israelí, ya que se
consideraba para el caso del delito religioso de Blasfemia la pena de Lapidación y no de
Crucifixión. Esta pena de crucifixión se establecía en el derecho romano pero no para
delitos religiosos, por lo que los miembros del Sanhedrín al momento de solicitar que el
pretor romano homologara la pena, cambiaron el delito al de sedición, que en la
legislación romana si se castigaba con la crucifixión.

De esta manera, tenemos una aberración Jurídica, Cristo es sentenciado a muerte por
blasfemo contra Jehová, pero muere por sedicioso contra Roma, cargo por el que nunca
fue juzgado. Hubo un juicio y no se ejecutó la pena, y se ejecutó una pena pero nunca
hubo juicio.

Los juicios romanos seguían un trámite estricto: los acusadores (cualquier ciudadano libre)
presentaban los cargos y los testigos que los apoyaban. El acusado tenía tres
oportunidades de defenderse. Sin embargo en el juicio de Jesús nunca existieron esas tres
oportunidades, tomando en cuenta que no debía haber sido juzgado por esta jurisdicción.
Puesto que no era ciudadano romano y por ello solo aplicaba el Ius Gentium que
respetaba el derecho procesal.

Sino que más bien debió haber sido juzgado por el derecho procesal judío que, era
favorable al reo y estaba repleto de garantías:

Se exigía testigos de descargo.

La noche era momento inhábil para las actuaciones judiciales.

Los testigos de cargo deben ser directos, y sus testimonios debían ser absolutamente
coincidentes para decretarse la condena de muerte.

La sentencia no era emitida en el mismo acto del juicio sino al día siguiente.

En el caso de los romanos el quid del asunto radica en que toda sentencia de muerte
emitida por provincias locales y ocupadas debía ser aprobada por el gobernador romano,
por lo que el Sanhedrín pretendía ejecutar la sentencia sin que Pilato conociera de la
causa, pero éste se negó.

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“Para que Pilato ordenara la ejecución de la sentencia de muerte el Sanhedrín acusó a
Jesús del delito de sedición. Cambiaron la causa fundamental que era la blasfemia”, afirma
el doctor Escobar.

La historia indica que Pilato evadió ejecutar la sentencia de muerte de Cristo al menos
cuatro veces. De ahí que Escobar Fornos se afirme en una especulación que siempre ha
dado vueltas sobre el tema, y es que esa evasión se debía en gran parte a la influencia que
sobre el pretor romano ejercía su esposa Claudia Prócula, quien creía a Jesús un santo.

De ese modo fue que Pilato ordenó a los judíos que lo juzgaran según su ley, pero éstos se
negaron, ya que, según recuerda Fornos, cincuenta años atrás los judíos habían dejado de
pronunciar y aplicar penas capitales.

Otro error es, según José Raúl Calderón, en su libro ‘Proceso a un inocente’ (Editorial
Líberman), es creer que la flagelación fue parte de la condena, cuando en realidad se trató
de una tortura, un castigo adicional con la finalidad de contentar al Sanhedrín e intentar
sonsacarle la verdad al acusado.

Irregularidades en el interrogatorio, en el juicio judío, en el juicio romano, e incluso en la


sentencia condenatoria dictada, que “si se hubiesen apreciado, el proceso hubiera sido
considerado nulo y llevado a la absolución de Jesús” ¿qué hubiese ocurrido entonces?,
según Calderón “no habría tardado en ser detenido otra vez y procesado” porque era “un
personaje que molestaba”.

Resumen

1. Violación al principio de publicidad, en virtud de que el proceso se verificó en la casa


de Caifás y no en el recinto oficial llamado "Gazith".

2. Violación al principio de diurnidad, puesto que el proceso se efectuó de noche.

3. Violación al principio de libertad defensiva, ya que a cristo no se le dio oportunidad


de presentar testigos para su defensa.

4. Violación al principio de rendición estricta de la prueba testimonial y de análisis


riguroso de las declaraciones de los testigos, pues "la acusación se fundó en testigos
falsos".

5. Violación al principio para que nuevos testigos depusieran en contra de Jesús una vez
cerrada la instrucción, ya que con posterioridad a las declaraciones de los testigos falsos,
el Sanhedrín admitió nuevos.

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6. Violación al principio consistente en que la votación condenatoria no se sujetó a
revisión antes de la promulgación de la sentencia.

7. Violación al principio de presentar pruebas de descargo antes de la ejecución de la


sentencia condenatoria, puesto que una vez dictada, se sometió a la homologación del
gobernador romano, poncio Pilatos.

8. Violación al principio de que a los testigos falsos debía de aplicárseles la misma pena
con que se castigaba el delito materia de sus declaraciones, toda vez que el Sanhedrín se
abstuvo de decretar dicha aplicación a quienes depusieron en contra de Jesús.

9. Poncio Pilato tuvo hasta tres oportunidades para absolverlo, pero cedió ante la
presión de la casta religiosa judía.

El derecho judío era un derecho de tradición oral. El Sanhedrín era la máxima autoridad,
formado por 71 miembros, el sumo pontífice era Caifás, el encargado del mismo, ya su
suegro Anás había dejado de serlo.

El procurador tenía tres poderes a su cargo: administrativo y fiscal, militar y por último el
poder judicial. También contaba con el derecho de espada, en la cual él tenía la facultad
de poder liberar, absolver o condenar como fue el caso de Jesús.

Fue un doble proceso. El primero en interrogarlo es Anás quien había dejado de ser el
sumo pontífice, lo interroga quien no debe y cuando llega a manos de Caifás aún no
estaban reunidos todos los miembros, los testigos se contradicen entre sí.

A Pilato no le interesaba un que hubiese cometido “blasfemia”, porque no infringía así,


ninguna ley romana. Entonces cambian el juicio, atribuyéndole ser causante de división,
sedición y sublevación a la autoridad romana, atentaba contra la soberanía del estado de
Roma; también se le atribuye realeza y además el no pagar tributo al Cesar. Entonces
comienza un segundo juicio, con unos cargos distintos.

El indicado para juzgarlo era Herodes. Jesús es flagelado y no era parte del juicio, tratando
de sacar alguna verdad con la cual pueda ser juzgado, pero no lo logra. Pudo más el poder
político que el judicial, a Pilato le importaba más su posición política, militar y
jurisdiccional que el juicio en sí

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CONCLUSIÓN Y COMENTARIO PERSONAL
Me pareció un trabajo de suma importancia, ya que pude aprender de él cosas muy
relevantes. El juicio de Jesús comenzó siendo religioso y terminó siendo político. Pilato
enjuicio a Jesús por temor al pueblo y no por cumplir con la ley romana, incluso lo azotó
(no siendo esto parte del juicio) para ver así si podía hacer cambiar de actitud al pueblo
pero no pudo, así que cedió por miedo a la multitud, violando así muchos derechos
constitucionales de ese entonces.

Tanto el proceso religioso como el romano, fueron manipulados y mal aplicados, Jesús no
merecía ser muerto bajo ningún punto de vista.

BIBLIOGRAFIA:

‘Proceso a un inocente’ (Editorial Líberman) escrito por José Raúl Calderón

Valores, política y derecho (Notas sobre el proceso de Jesús)- Alberto Montoro


Ballesteros

El Proceso de Jesucristo – MR Dupin, Madrid 1842

http://tumundovirtual.wordpress.com/2009/04/09/%C2%BFfue-legal-el-juicio-a-
jesus-de-nazaret/

http://asambleaolmue.blogcindario.com/2005/11/00061-seis-cosas-que-hicieron-que-el-
juicio-de.html

http://www.poblanerias.com/alertadigital/29003-el-proceso-de-cristo.html

http://erickaguirre.blogspot.com/2009/03/el-proceso-de-cristo.html

http://perso.wanadoo.es/laicos/documentario/919_T_Proceso_a_Jesus.htm

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