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JARABES

Definición:

Son preparaciones acuosas, límpidas y de elevada viscosidad, que


contienen un azúcar, generalmente sacarosa, en concentración similar a la de
saturación. Si el edulcorante es la sacarosa, la densidad del jarabe es 1.313 a
15º-20ºC; el punto de ebullición, 105ºC y el contenido de sacarosa, 64-65 % P/P,
que corresponde aproximadamente a 2/3 de sacarosa y 1/3 de agua.
En el caso de usar glucosa, hay que tener en cuenta que ésta es menos
soluble que la sacarosa y la saturación corresponde a una concentración
aproximada de 50% P/P, es decir 1/2 de glucosa 1/2 agua.
Por tratarse de preparaciones acuosas los jarabes son adecuados para la
administración de fármacos hidrosolubles. Asimismo, por no contener alcohol, o
contenerlo en baja cantidad y por su sabor agradable, son formas
farmacéuticas líquidas orales de amplia difusión en pediatría.

Definición según Farmacopea Argentina V edición:


“El jarabe es una forma farmacéutica líquida, de consistencia viscosa
característica, constituida por una solución concentrada de azúcar en agua
destilada o en líquidos diversos, correspondiendo a un peso específico medio a
15º de 1.32, con el densímetro.”

Funciones del azúcar:


El azúcar ejerce una acción conservante, edulcorante y viscosizante. La
alta concentración de azúcar le confiere al jarabe una elevada presión osmótica
que impide el desarrollo fúngico y bacteriano. La soluciones azucaradas
sustraen de los organismos el agua que éstos necesitan para su desarrollo. La
densidad del jarabe simple de sacarosa es de 1.313. Ya que una solución
saturada de sacarosa corresponde a un contenido del 65% P/P, en 100 mL de
jarabe (que pesan 131.3 g) habrá 85 g (131.3 x 0.65) de sacarosa y 46.3 g o mL
de agua purificada (131.3 –85)
Los 85 g de sacarosa ocupan un volumen de 53.7 mL( 1 g de sacarosa
ocupa 0.63 mL). De este modo, 46.3g de agua purificada son utilizados para
disolver 85g de sacarosa. La solubilidad de la sacarosa en agua es de 1g en
0.5mL. Así para disolver 85g de sacarosa se requieren 42.5 mL de agua
purificada. La diferencia 46.3- 42.5=3.8mL de agua purificada corresponde al
agua en exceso que se emplea en la preparación de 100 ml de jarabe simple de
sacarosa. Esta pequeña cantidad de agua, denominada “agua libre”, es
insuficiente para que se produzca el crecimiento de microorganismos y sin
embargo proporciona estabilidad física al jarabe bajo pequeñas variaciones de
temperatura.
Por lo tanto 85g de sacarosa preservan 46.3 mL de agua ( 1g de sacarosa
preserva 0.544 mL de agua ).
Desde el punto de vista de la conservabilidad, las preparaciones
altamente concentradas son las más favorables.
Si el jarabe tuviera una concentración de azúcar igual a la de saturación,
no necesitaría conservantes, porque estaría bien protegido frente al
crecimiento de microorganismos. Sin embargo, un pequeño descenso de la
temperatura durante el almacenamiento podría producir la separación de cierta
cantidad de azúcar. Por este motivo, los jarabes medicamentosos se formulan
con una concentración de azúcar cercana a la de saturación, y se agregan
conservantes que previenen la proliferación de microorganismos y aseguran su
estabilidad durante el período de almacenamiento y utilización.
Es necesario considerar que, a medida que aumenta el contenido de
azúcar, puede verse dificultada la disolución de ciertos fármacos en el jarabe.
Estas preparaciones pueden llevar diversos polioles, como glicerina,
sorbitol, etc, que retrazan la cristalización del azúcar e incrementan la
solubilidad de los diferentes componentes del jarabe.
Por otra parte, el azúcar disminuye la constante dieléctrica del agua (cd
jarabe simple =60 y cd del agua=80), lo que favorece la disolución de algunas
sustancias poco polares como el ácido p-aminobenzoico, la quinina, el
fenobarbital y otras.
Los jarabes son formas fuertemente edulcoradas que facilitan la
administración oral de fármacos que presentan caracteres organolépticos
desagradables. Por este motivo son fácilmente aceptados por niños y ancianos;
y habitualmente prescriptos en pediatría y geriatría.
La gran cantidad de azúcar presente en los jarabes proporciona una
elevada viscosidad que hace que se mantenga el sabor dulce en la boca durante
un tiempo prolongado.

Tipos de jarabes:

Existen dos tipos de jarabes: los aromáticos y los medicamentosos.

Jarabes aromáticos
Los jarabes aromáticos, llamados también “no medicamentosos”, son
aquellos que no contienen sustancias farmacológicamente activas. Son, en
realidad, soluciones saturadas que pueden contener sustancias aromáticas o de
sabor agradable y agentes correctores del color. Se utilizan con las siguientes
finalidades:
• Como vehículos en preparaciones extemporáneas, ya sean soluciones
o suspensiones.
• Como punto de partida para la preparación de jarabes
medicamentosos.
• Como integrantes de otras formas farmacéuticas: para corregir el
sabor de formas farmacéuticas líquidas orales, como espesantes de
disoluciones orales o como agentes aglutinantes en la preparación
de granulados.

Dentro de este grupo se encuentran los jarabes simples y los de zumos o


aguas aromáticas. Estos se preparan disolviendo el azúcar en el agua aromática
respectiva, se lleva a ebullición y se filtra la solución. La cantidad de azúcar que
hay que agregar depende de la densidad de cada zumo, que en sí ya contiene
azúcares y otras sustancias.
Los jarabes aromáticos más frecuentes son el de cerezas, de anís, de
azahar, de eucalipto, de frambuesa, de limón, de menta, de cáscara de naranjas
amargas, etc.

Jarabes medicamentosos
Son jarabes aromáticos que contienen uno o más principios activos y se
emplean en terapéutica por la acción característica de los fármacos de la
fórmula.
Como ejemplos de jarabes medicamentosos podemos citar el jarabe de
ipecacuana, jarabe de codeína, jarabe de hidrato de cloral, jarabe de
clorhidrato de morfina, etc.

Componentes de los jarabes

• AZÚCAR: La Farmacopea Argentina indica que debe ser sacarosa o


azúcar de caña o de remolacha ( cristalizada, de color blanco, inodora,
seca y de sabor dulce característico).
Químicamente, la sacarosa es un disacárido que por hidrólisis ácida o
enzimática se transforma en glucosa y levulosa( inversión de la sacarosa).
La sacarosa no es fermentescible, pero sí lo son los productos de su
hidrólisis.
No debe emplearse azúcar sin refinar por su elevado contenido en sales
minerales y otras impurezas, ni se admite la presencia de azúcares
reductores pues se obtendrían jarabes poco estables.
En algunas ocasiones el azúcar es sustituido, total o parcialmente por
sustancias que no son azúcares como el sorbitol, glicerina o propilenglicol.
• AGUA: Es necesario utilizar agua destilada, si es posible fresca y
purificada, desprovista de sales, especialmente de iones calcio que
pueden hacer precipitar los fármacos incorporados. También es
aconsejable que esté exenta de anhídrido carbónico porque facilita la
hidrólisis de la sacarosa.
• CONSERVANTES: La cantidad necesaria para proteger un jarabe
depende de la proporción de agua disponible para el crecimiento de
microorganismos y la naturaleza del conservante, los habituales son el
ácido benzoico, los p-hidróxibenzoato de metilo, propilo y butilo. El
etanol, que en ocasiones se incorpora como disolvente, no suele estar
presente en el jarabe final en cantidad suficiente para que actúe como
conservante (18%).
• CODISOLVENTES: Con el objeto de facilitar la disolución de
componentes alcoholsolubles como ciertos colorantes y saborizantes, es
frecuente añadir alcohol, glicerina y otros polioles.
• SABORIZANTES: Por su alto contenido de azúcar, los jarabes son
soluciones de sabor agradable. Sin embargo, existen ciertas sustancias
que por su intenso sabor desagradable requieren el agregado de
correctores del sabor. Según sea el sabor a enmascarar, se pueden
utilizar sustancias como benzaldehído, anetol, eugenol, citral,
butirofenona, acetato de amilo, vainillina, etc.
• COLORANTES: Para mejorar la apariencia del jarabe se utilizan
colorantes acordes en general al saborizante elegido, amarillo y naranja
para cítricos, verde para menta, etc. Al igual que los saborizantes, deben
ser solubles en agua o en una pequeña cantidad de alcohol.

Obtención de los jarabes

- Jarabes obtenidos por disolución directa del azúcar en el líquido


medicamentoso o en agua purificada.
- Jarabes obtenidos por disolución de sus componentes en jarabe simple.
- Jarabes obtenidos por adición del jarabe simple a un líquido medicinal.

Preparación del jarabe simple de sacarosa

1. Métodos en frío:
Puede ser por agitación, por precolación o en sacarolizador
POR AGITACIÓN: Se coloca el agua en un recipiente y mediante agitación, se
va incorporando el azúcar lentamente, con el fin de evitar un aumento excesivo
de la viscosidad. Otro método es colocar el azúcar y el agua en un recipiente,
preferentemente un matraz del doble de capacidad que la cantidad de jarabe
a preparar y se realiza la agitación hasta la disolución total del azúcar.
Mientras el envase permanece en reposo, conviene que se encuentre lo más
horizontal posible para que el azúcar sedimente sobre una pared lateral y
permita así una fácil dislocación cuando se lo vuelva a agitar.

POR PERCOLACIÓN: Se realiza en un dispositivo llamado percolador, de


dimensiones acordes a la escala de trabajo. En el cuello del percolador se
introduce una torunda de algodón que actúa como medio filtrante que no debe
estar ni muy flojo ya que no sería adecuado como medio filtrante, ni muy
ajustado ya que impediría el filtrado o lo haría muy lento . En el percolador se
coloca el azúcar de modo que forme un lecho de sacarosa cristalina, el azúcar a
emplearse debe ser granuloso, pues de ser polvo, formaría una masa compacta
difícil de atravesar por el vehículo. El agua se adiciona por la parte superior a la
velocidad necesaria para obtener el flujo adecuado de percolado. El agua al
pasar a través de la sacarosa la va disolviendo y el jarabe simple formado se
recoge en la parte inferior. Si es necesario el percolado se hace pasar
nuevamente hasta que todo el azúcar se haya disuelto.
EN SACAROLIZADOR: Son aparatos utilizados en la industria, permite la
elaboración de jarabe en frío, sin agitación y de forma continua. El dispositivo
consta de un recipiente cilíndrico metálico provisto en su parte central de dos
placas perforadas entre las cuales se introduce pasta de papel como medio
filtrante. Existe otro cilindro con perforaciones donde se coloca azúcar en
exceso y en su parte superior el agua purificada. Ésta va cayendo y disolviendo
el azúcar, la solución saturada atraviesa el papel filtrante y se recoge en el
cilindro inferior. El proceso puede hacerse continuo agregando continuamente
agua y azúcar y cambiando periódicamente el papel de filtro.

2. Métodos en caliente

La aplicación de calor facilita la disolución del azúcar y permite


obtener jarabes de forma más rápida que en frío. Frente a esta ventaja, hay
que citar dos grandes desventajas de los métodos en caliente: la caramelización
del azúcar y la inversión de la sacarosa. El primer fenómeno es la aparición de
un color amarillento o parduzco que es proporcional a la temperatura y al
tiempo de exposición. La inversión de la sacarosa consiste en la hidrólisis de la
misma y esto no es aconsejable ya que la levulosa y la glucosa resultantes
fermentan con facilidad. La única ventaja que deriva del calentamiento del
jarabe, además del tiempo, es la de conseguir la destrucción de los
microorganismos presentes.
En general el método es el siguiente: En un recipiente adecuado se pesan
sucesivamente el azúcar y el vehículo. Se tapa y se calienta hasta disolución del
azúcar. El calentamiento se hace a calor suave (temperatura no superior a los
60ºC) y se favorece el proceso mediante agitación. Si en necesario se agrega
agua para compensar la pérdida por evaporación al abrir el recipiente. Se
termina el jarabe filtrándolo.

Clarificación de los jarabes

Los jarabes deben ser transparentes y no presentar partículas en


suspensión. Para conseguir estas características se recurre a la filtración
simple a través de filtros para jarabes o a la filtración por presión con filtros
de prensa. La filtración es más rápida y efectiva en caliente. Cuando el azúcar
es de buena calidad, no suele ser necesario recurrir a otro procedimiento.-
Si la filtración no fuera suficiente, se recurre a interponer en la solución
que se va a filtrar agentes absorbentes como pasta de papel (que es el más
usado al 0.1º/oo), albúminas, talco, carbonato de magnesio y otros; y luego se
procede a la filtración con papel de filtro, a esto se lo conoce como
clarificación.

Alteraciones de los jarabes

Existen algunos factores que pueden desencadenar alteraciones que


afectan al azúcar o a la preparación en general: cristalización, inversión de la
sacarosa, contaminación, cambios de color, turbidez, etc.-
Cuando se prepara jarabe en caliente es relativamente fácil llegar a la
sobresaturación del azúcar. Al enfriarse, precipita el exceso en forma de
cristales de sacarosa. De la misma manera si la temperatura de almacenamiento
es inferior a la temperatura habitual, disminuye la solubilidad del azúcar y
precipita.
Si la concentración de sacarosa es muy inferior a la de saturación, el
jarabe se convierte en un excelente medio de proliferación microbiana y
fermenta. Al destapar el frasco de un jarabe fermentado puede producirse
espuma debido a la disminución de la presión, con la consiguiente liberación del
gas disuelto.
Si se prepara jarabe en caliente y se lo envasa rápidamente, el vapor de
agua se condensa sobre el tapón frío y al caer sobre el jarabe forma una región
apta para la proliferación de microorganismos.
Los envases deben llenarse totalmente para evitar la evaporación parcial,
se cierran rápidamente y se agitan cuando se enfrían para evitar la formación
de la capa superior más diluida. También por ello, los recipientes y tapones
deben estar secos.
Deben conservarse en lugares frescos, pero no muy fríos para que no
precipite el azúcar y no muy cálidos para evitar la inversión de la sacarosa y la
fermentación. También deben estar al resguardo de la luz, que no sólo cataliza
la inversión sino que además compromete la estabilidad de muchos fármacos.-

Ensayos de jarabes

Al margen del ensayo general de identificación y valoración del fármaco


que contienen, hay ensayos comunes a todos los jarabes en los cuales se
determinan constantes físicas y químicas.
• Densidad: Se determina generalmente con el areómetro de Beaumé.
Existe una tabla de correspondencia entre los grados Beaumé y la
densidad del líquido. Recordemos que la densidad del jarabe simple de
sacarosa a 15 ºC es de 1.32 (corresponde a 35º Beaumé) y que representa
el punto crítico en la solubilidad del azúcar ya que a mayor densidad
cristaliza y a menor densidad se produce fermentación. El aerómetro es
una forma rápida de determinar la densidad, pero como no es tan precisa,
para estudios más elevados se utilizan picnómetros.
• Viscosidad: Es un valor que permite estudiar la concentración de un
jarabe, aunque su determinación es más delicada. Si se determinan
conjuntamente la densidad y la viscosidad de un jarabe se puede apreciar
el grado de inversión de la sacarosa y la presencia de alcohol que es un
líquido más fluido ( no así de glicerina que es más viscosa).
• Presencia de edulcorantes y conservantes agregados: Son ensayos
químicos que permiten investigar la presencia de sustancias que no están
aceptadas en Farmacopea, algunas de estas sustancias pueden ser:
sacarina, ciclamato, dulcina, ácido salicílico, parabenos, etc.
• Poder reductor: Su determinación da idea del estado de conservación del
jarabe. Se realiza por el método de Fehling. El porcentaje de azúcar
invertido puede evaluarse mediante el uso de polarimetría.
• Determinación de cobre: Su presencia es debida a los recipientes
empleados en la elaboración del jarabe y obviamente es indeseable.

Usos

Los jarabes constituyen por sus caracteres, vehículos muy adecuados


para muchos medicamentos y son utilizados:
• En forma directa
• Como medio para incorporar en formas magistrales sustancias medicinales
con la ventaja de corregir el sabor del conjunto.
• Como correctivo del sabor y de la viscosidad de un preparado líquido.

Su empleo es cada vez menos frecuente, sin embargo son formas


farmacéuticas particularmente útiles en pediatría por su sabor agradable y
por no contener alcohol.

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