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Japón fue advertido más de dos años atrás por la autoridad nuclear reguladora

internacional de que sus plantas de energía nuclear no eran capaces de resistir la fuerza
provocada por terremotos, informó un cable escrito por el embajador J. Thomas
Schieffer y filtrado por Wikileaks.

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Fechado el 27 de octubre del 2008, el cable con origen en la Embajada de Estados


Unidos en Tokio, indica que Taro Kono, político japonés del Partido Liberal
Democrático y miembro del Cámara Baja del Congreso de Japón, mantenía una fuerte
oposición contra la industria nuclear en Japón, especialmente en el reprocesamiento
nuclear debido al costo, cuidados y seguridad.
De acuerdo con el cable, Kono habría criticado a la burocracia japonesa y a las
compañías energéticas por estar siguiendo una estrategia energética nuclear anticuada
suprimiendo todo desarrollo por energías alternativas y guardándose esta información
para sí mismos.

"Taro Kono, quien estudió y trabajó en Estados Unidos y habla un excelente inglés, es
relativamente joven y muy franco al hablar, especialmente cómo crítico ante las
políticas nucleares del gobierno," indica el texto. "Durante una reunión, él expresó su
fuerte oposición ante la industria nuclear en Japón, especialmente respecto al
reprocesamiento de combustible nuclear, debido a los problemas de costo, cuidado y
seguridad."

Las compañías japonesas están ocultando la seguridad y costos al mismo tiempo que
están vendiendo con éxito, la idea al público de que reprocesamiento significa "reciclar
uranio", indica el cable.

Acertadamente, Kono tuvo razón al indicar que el programa de reprocesamiento de


Japón había sido concebido como parte de un ciclo nuclear diseñado para usar
combustible reprocesado en reactores de rápida reproducción (FBR). Sin embargo, estos
reactores no han sido exitosamente desplegados y el prototipo FRB de Japón en Monju,
aún está fuera de servicio después del accidente de 1995.

Kono notó también que los estándares japoneses de radiación presente en comidas
importadas habían sido establecidas siguiendo las mismas que a las que incidente en
Chernóbil sucedieron, y que no habían cambiado desde entonces, a pesar de que otras
naciones habían reducido sus niveles de radiación permisible.

"Kono citó la extensa actividad sísmica en Japón, la abundante agua subterránea y


cuestionó si realmente existía un lugar seguro para almacenar los desechos nucleares en
'la tierra de los volcanes'," continuó el cable.

En respuesta a una seria petición realizada en diciembre del 2008, el gobierno de Japón
actualizó la política de seguridad y construyó un centro de emergencia en Fukushima
para responder a sismos con magnitudes menores a los 7 grados en la escala de Richter.

El documento también indica que un experto expresó preocupación por conocer cómo
proteger las estaciones nucleares de terremotos. El oficial de la IAEA explicó que las
políticas de seguridad en caso de sismos han sido revisadas únicamente en 3 ocasiones
durante los últimos 35 años y que la IAEA se encontraba ahora revisándolas.

"En algunos casos, el experto notó que sismos recientes han excedido la escala para la
cual fueron diseñadas las plantas nucleares, y este es un serio problema que requiere
mucho trabajo en términos de seguridad sísmica," agregó.

El gobierno de Japón también se opuso a una orden judicial que pedía la clausura de
otra planta nuclear al oeste de Japón debido a que no era capaz de resistir los siniestros.
En el momento de estas advertencias, Naoto Kan era el secretario de Tecnología y
Ciencia de Japón para en el 2010 convertirse en Primer Ministro de la nación.

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