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Cine .

;Ya habíamos visto que la ilusión de la imagen en movimiento no es solo cosa del
siglo XIX, buena muestra de ello son todos esos “juguetes ópticos“, -algunos de los cuales se
remontan al siglo XVII-, que pudimos revisar. Sin embargo, es ya entrado el siglo XIX
cuando toda una serie de coincidencias -recordad el fenómeno de lapersisitencia retiniana ,
por ejemplo, o los avances en el campo de la fotografía- va a acabar por lograrlo. A ello
contribuyeron muchos inventores.
[Más información sobre le fenómeno de la persistencia retiniana AQUÍ]
Posiblemente la primera contribución importante se debe a una serie de fotos en
movimiento hechas porEadweard Muybridge entre 1872 y 1877. Contratado por el
gobernador de California, Leland Stanford, para capturar en película el movimiento de un
caballo a la carrerra, Muybridge unió una serie de cables a lo largo de una pista y conectó
cada uno al disparador de una cámara fija. El caballo, mientras corría, jaló los cables y logró
una serie de fotos, que Muybridge entonces montó en un disco estroboscópico y proyectó
con una linterna mágica para reproducir la imagen del caballo en movimiento. Su trabajo es
de gran importancia para el cine ya es la primera serie de fotografías que descompone el
movimiento rápido.
El invento de Muybridge estaba muy cerca de ser cine como lo conocemos, pero le faltaba
algo. Las fotos no registraban el movimiento a intervalos regulares y el tiempo de duración
de la película no coincidía con el tiempo original de la acción.

Muybridge tomó cientos de estos estudios y dio una conferencia en Europa, donde su
trabajo interesó al científico francés E. J. Marey. Marey ideó un medio de disparar fotos
en movimiento con lo que llamó pistola fotográfica.
Edison se interesó en las posibilidades de la fotografía en movimiento después de oír la
conferencia de Muybridge in West Orange, Nueva Jersey. Los experimentos de Edison con
fotos en movimiento, bajo la dirección de William Kennedy Laurie Dickson, se iniciaron en
1888 y acabó por difundir una máquina impulsada por electricidad, el Kinetoscopio, que
mostraba las maravillas registradas a un espectador cada vez.
En Europa, los franceses, Louis y Auguste Lumière, fabricaron una cámara más portatil
y un proyector más funcional, el Cinematógrafo. La era del cine se puede decir que empezó
oficialmente, como sabemos, el 28 de diciembre de 1895, cuando los Lumiere presentaron
un programa de breves películas a un público en el sótano de un café de París. A finales del
siglo XIX un amplio número de personas, tanto en Europa como en Los Estados Unidos
habían visto algún tipo de imágenes en movimiento.
Teatro ;. Teatro del siglo XIX

El siglo XIX es una época de cambio en Europa, pues se produce una revolución política, social y

económica, además de la llamada “revolución industrial”, que hace variar la composición social de los

pueblos.

Para el teatro es un siglo de progreso, en primer lugar en el arte de escribir teatro. Se buscaba un

cambio y una mejora artística, y al mismo tiempo aparecen nuevos auditorios, un público formado por la

burguesía y las capas populares, generalmente poco instruidas, que buscaban en el teatro una forma de

entretenimiento, de evasión.

Los autores pasaron del Clasicismo al Romanticismo, y de éste al Realismo; aparece incluso, a fin de

siglo, un teatro naturalista, mientras algunos autores crean un teatro poético y otros hacen vislumbrar

ya el Expresionismo.

En esta época se crean nuevos teatros, que, sin embargo, disminuyen de tamaño, lo cual escénicamente

es muy significativo, pues ese hecho diversifica la oferta de tendencias teatrales y crea una mayor

cercanía del auditorio con el actor. Debido a esto y a otras causas, la interpretación también progresa y

encuentra nuevas técnicas de actuación y entrenamiento del actor, mientras que la ciencia y la

tecnología aportan nuevos avances en la iluminación y la escenografía. Se abandonan las bambalinas y

los cortinajes para pasar al llamado “medio cajón”. El vestuario se vuelve preciso y acorde con la época

histórica que se representa en la acción dramática, y la escenografía es más imaginativa en algunos

casos o más realista en otros.

Teatro romántico

En el Romanticismo, el autor que conjuga teoría y práctica teatral, adelantándose al resto de Europa, es

el alemán Goethe. Este autor no sólo escribió obras que forman parte ya de la literatura universal, como

Fausto, el mito del hombre que vende su alma al diablo, sino que también reflexionó sobre el hecho

teatral, en su novela “Wilhelm Meister”, donde sigue la trayectoria y el aprendizaje de un muchacho

que se va a dedicar vocacionalmente al teatro. En esta novela considera que el teatro es el único arte

que puede comunicar con multitudes por medio de la poesía. Como director de escena durante

veintiséis años en la corte del duque de Weimar, procuró educar al público y a los actores, estética y

moralmente. Estableció un adiestramiento disciplinado para dar al actor dignidad profesional y

capacidad de interpretar toda clase de papeles. Consideraba que el actor estaba al servicio del autor y

que el espectáculo teatral era el modo de reforzar la transmisión de la palabra.

Las obras de Friedrich Schiller, contemporáneo y amigo de Goethe, corresponden al movimiento Sturm

und Drang, que preludió al Romanticismo alemán y europeo. Fue durante toda su breve vida dramaturgo

y gerente de teatro. Sus obras son dramas históricos, como la primera de ellas, “Los bandidos”, a la que
Periodismo ; Artículo principal: Historia del periodismo

La historia señala como el primer diario en sentido estricto aquel que Julio César hizo colocar
en el "Foro Romano" y al cual denominó elActa diurna en el siglo I antes de nuestra era. En la
baja Edad Media, las hojas escritas con noticias comerciales y económicas eran muy comunes
en las bulliciosas calles de las provincias burguesas. En Venecia, se vendían hojas al precio de
una gaceta (moneda utilizada en Venecia en el siglo XVI), de las que provienen los nombres de
muchos periódicos publicados en la Era Moderna y la Contemporánea.

En los siglos XVIII y XIX, los líderes políticos tomaron conciencia del gran poder que podían
tener las gacetas para influir en la población y proliferaron los periódicos de facciones y
partidos políticos.

The Yellow Kid, en el origen de la prensa amarilla.

Hacia finales del siglo XIX, los empresarios descubrieron el potencial comercial del periodismo
y surgieron las primeras publicaciones parecidas a los diarios actuales. En los Estados Unidos,
empresarios como Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst crearon grandes diarios
destinados a la venta masiva, incorporando novedades como la entrevista dialogada (1836), el
suplemento dominical en color (1893) o las tiras diarias(1904).1 Nuevas invenciones, como
el telégrafo, facilitaron la obtención de noticias. La fotografía comenzó a usarse en la prensa
diaria en 1880. Alemania fue el primer país que produjo revistas gráficas ilustradas con
fotografías.

Surgieron, ya en el siglo XX, empresas dedicadas a recolección de informaciones sobre la


actualidad que eran vendidas a los diarios. Estas empresas fueron conocidas como agencias
periodísticas o agencias de prensa.

En la década de los años 20 del siglo pasado surgieron las primeras emisoras de radio, que
tomaron gran parte del protagonismo de los diarios en el seguimiento paso a paso de los
hechos de actualidad. Las primeras emisiones de televisión se hicieron en los Estados Unidos
en los años 30, y ya en los años 50 la televisión competía con la radio en la posibilidad de
trasmitir instantáneamente la información, con el agregado seductor de la imagen.

El periodismo creó, por sus necesidades de rápida lectura y comprensión y su supuesta


neutralidad, un estilo redaccional que ha nutrido a numerosos escritores, los cuales formaron
parte de sus planteles y se destacaron en sus columnas. Además ha creado prestigiosos y
serios comentaristas de la vida social y política, vistió sus páginas con buenos humoristas y
dibujantes; ha desarrollado desde el proyecto costumbrista hasta la investigación
documentada. El periodismo es una profesión riesgosa, muchos periodistas han encontrado la
muerte en el ejercicio de su profesión. El periodismo es considerado por algunos autores como
el "cuarto poder" de las grandes democracias occidentales (los tres primeros son los que
establecen las constituciones modernas: poder ejecutivo, legislativo y judicial).
Las caricatura politicas Hasta hace un cuarto de siglo parecía que a nadie
importaba el estudio de la caricatura, luego de que a mediados del
siglo XX se dio un movimiento con la publicación de una serie de libros
hoy convertidos en clásicos y prácticamente imposibles de conseguir,
como el de Rafael Carrasco Puente, La caricatura en México (1953),
el de Manuel González Ramírez, La caricatura política (1955), y el de
Salvador Pruneda, La caricatura como arma política (1958) que
reimprimió en 2002 el inehrm, así como los libros de José Guadalupe
Zuno (entre 1959 y 1960). Después de ello, sólo Rius retomó ese
tema.

Pero en los últimos veinte años la caricatura ha comenzado a tener


una mayor presencia en los estudios, tanto académicos –en centros
de investigación de todo el país– como periodísticos.

Las investigaciones se han plasmado en obras importantes. Un caso


que lamentablemente parece haberse truncado es la colección del
círculo de arte, del cnca, que llegó a publicar cinco títulos dedicados a
grandes personajes de la caricatura: Posada. Un artista en blanco y
negro; José María Villasana, Constantino Escalante, Manuel Manilla;
y, además, La caricatura en el siglo XIX.

Asimismo, el cnca publicó hace seis años otro importante


libro: Historia de un país en caricatura, realizado por Rafael Barajas, el
Fisgón. De este caricaturista-investigador, el fce acaba de publicar su
libro El país de los ahuizotes.

Otro trabajo sobre el tema fue la publicación, en 1987, de los dos


tomos 70 años de caricatura en El Universal, que este diario regaló a
sus suscriptores. Y aunque en sentido estricto no sea sobre la
caricatura, en 1998 comenzaron a publicarse los tres tomos de Puros
cuentos, de Armando Bartra y Juan Manuel Aurrecoechea, dedicados
a los cómics, género hermano de la caricatura y en donde han
participado varios caricaturistas. (En la revista Artes de México, en
1972, hubo un primer acercamiento.)

En cuanto a la investigación, en 1997 se publicó el Diccionario


biográfico ilustrado de la caricatura en México, del que urge una
reedición que corrija innumerables errores y algunas ausencias
notables, como la de Marius de Zayas.

La lista de publicaciones es extensa; va desde los trabajos de Emma


Helia Bonilla, en los Anales de investigaciones estéticas, o de Esther
Acevedo sobre las obras sobre Manilla y Posada, y el de Mercurio
López, pasando por los excelentes facsimilares de varios periódicos
del siglo XIX, como Gil Blas, La Carabina de Ambrosio, Tío
Nonilla o El Padre Cobos, que publicó el Senado de la República en
2000; o el de El Coyote, de la Sucesión Cortina del Valle, en 1999.
También en este rubro la lista es muy larga, con autores como Thelma
Camacho, Sylvia Navarrete, Antonio Saborit, o los libros de Abel
Quezada, que prologó Alfonso Morales, etcétera.

En los últimos diez años, además de Rius, que es un fenómeno


editorial, otros moneros han publicado buen número de libros, algunos
poco agraciados, comoHistoria del humorismo gráfico en México, de
Apebas, publicado en España y que resultó una copia del folleto
informativo, bastante elemental, del Museo de la Caricatura.

En cuanto a estudios universitarios, en una bibliohemerografía de la


caricatura en México realizada en el cenidiasp del inba, inédita, hemos
registrado cerca de treinta tesis de diversos grados y de varias
escuelas y facultades, tanto de la unam como de la uia y otras
universidades.

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