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IES LA CAÑADA/ DPTO.

DE LENGUA Y LITERATURA/ LITERATURA UNIVERSAL 4º ESO

POESÍA ROMÁNTICA
INGLATERRA

PERCEY B. SHELLEY (1792-


1822) LORD BYRON (1788-1824)

Para Fanny Godwin Canción del corsario

Su voz tembló cuando nos separamos, En su fondo mi alma lleva un tierno secreto
y aunque no supe que su corazón estaba roto solitario y perdido, que yace reposado;
hasta mucho después, me fui sin atender mas a veces, mi pecho al tuyo respondiendo,
las palabras que entonces nos dijimos. como antes vibra y tiembla de amor, desesperado.
Ardiendo en lenta llama, eterna pero oculta,
¡Sufrimiento, oh sufrimiento hay en su centro a modo de fúnebre velón,
este mundo es demasiado ancho para ti! pero su luz parece no haber brillado nunca:
ni alumbra ni combate mi negra situación.
No despiertes a la serpiente... ¡No me olvides!... Si un día pasaras por mi tumba,
tu pensamiento un punto reclina en mí, perdido...
No despiertes a la serpiente, no sea que La pena que mi pecho no arrostrara, la única,
ignore cuál es el camino a seguir; es pensar que en el tuyo pudiera hallar olvido.
¡Deja que se deslice la que aún duerme escucha, locas, tímidas, mis últimas palabras
sumida en la honda hierba de los prados! -la virtud a los muertos no niega ese favor-;
Ni una abeja la oirá arrastrarse, dame... cuanto pedí. Dedícame una lágrima,
ni abrirá los ojos una efímera ¡la sola recompensa en pago de tu amor!...
soliviantada en la cuna de su flor,
ni la luz de las estrellas mientras resbala Versión de F. Maristany
entre la hierba con silencioso impulso.

(Versión de Antonio Mengs) Camina bella, como la noche...


Camina bella, como la noche
Filosofía del amor De climas despejados y de cielos estrellados,
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Las fuentes se unen con el río Resplandece en su aspecto y en sus ojos,
y los ríos con el Océano. Enriquecida así por esa tierna luz
Los vientos celestes se mezclan Que el cielo niega al vulgar día.
por siempre con calma emoción.
Nada es singular en el mundo: Una sombra de más, un rayo de menos,
todo por una ley divina Hubieran mermado la gracia inefable
se encuentra y funde en un espíritu. Que se agita en cada trenza suya de negro brillo,
¿Por qué no el mío con el tuyo? O ilumina suavemente su rostro,
Donde dulces pensamientos expresan
Las montañas besan el Cielo, Cuán pura, cuán adorable es su morada.
las olas se engarzan una a otra.
¿Qué flor sería perdonada Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
si menospreciase a su hermano? Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez
La luz del sol ciñe a la tierra elocuentes,
y la luna besa a los mares: Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan
¿para qué esta dulce tarea Y hablan de días vividos con felicidad.
si luego tú ya no me besas? Una mente en paz con todo,
¡Un corazón con inocente amor!
Versión de Juan Abeleira

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Entre sombras escucho; y si yo tantas veces


Versión de F. Maristany casi me enamoré de la apacible Muerte
y le di dulces nombres en versos pensativos,
para que se llevara por los aires mi aliento
JOHN KEATS (1795-18121) tranquilo; más que nunca morir parece amable,
extinguirse sin pena, a medianoche,
Oda a un ruiseñor en tanto tú derramas toda el alma
en ese arrobamiento.
Me duele el corazón y aqueja un soñoliento Cantarías aún, mas ya no te oiría:
torpor a mis sentidos, cual si hubiera bebido para tu canto fúnebre sería tierra y hierba.
cicuta o apurado algún fuerte narcótico
ahora mismo, y me hundiese en el Leteo: Pero tú no naciste para la muerte, ¡oh, pájaro
no porque sienta envidia de tu sino feliz, inmortal!
sino por excesiva ventura en tu ventura, No habrá gentes hambrientas que te humillen;
tú que, Dríada alada de los árboles, la voz que oigo esta noche pasajera, fue oída
en alguna maraña melodiosa por el emperador, antaño, y por el rústico;
de los verdes hayales y las sombras sin cuento, tal vez el mismo canto llegó al corazón triste
a plena voz le cantas al estío. de Ruth, cuando, sintiendo nostalgia de su tierra,
por las extrañas mieses se detuvo, llorando;
¡Oh! ¡Quién me diera un sorbo de vino, largo el mismo que hechizara a menudo los mágicos
tiempo ventanales, abiertos sobre espumas de mares
refrescado en la tierra profunda, azarosos, en tierras de hadas y de olvido.
sabiendo a Flora y a los campos verdes,
a danza y canción provenzal y a soleada alegría! ¡De olvido! Esa palabra, como campana, dobla
¡Quién un vaso me diera del Sur cálido, y me aleja de ti, hacia mis soledades.
colmado de hipocrás rosado y verdadero, ¡Adiós! La fantasía no alucina tan bien
con bullir en su borde de enlazadas burbujas como la fama reza, elfo de engaño.
y mi boca de púrpura teñida; ¡Adiós, adiós! Doliente, ya tu himno se apaga
beber y, sin ser visto, abandonar el mundo más allá de esos prados, sobre el callado arroyo,
y perderme contigo en las sombras del bosque! por encima del monte, y luego se sepulta
entre avenidas del vecino valle.
A lo lejos perderme, disiparme, olvidar ¿Era visión o sueño?
lo que entre ramas no supiste nunca: Se fue ya aquella música. ¿Despierto? ¿Estoy
la fatiga, la fiebre y el enojo de donde, dormido?
uno a otro, los hombres, en su gemir, se
escuchan, Versión de Juan González-Blanco de Luaces
y sacude el temblor postreras canas tristes;
donde la juventud, flaca y pálida, muere;
donde, sólo al pensar, nos llenan la tristeza
y esas desesperanzas con párpados de plomo;
donde sus ojos claros no guarda la hermosura Al ver los mármoles de Elgin
sin que, ya al otro día, los nuble un amor nuevo.
Mi alma es demasiado débil; sobre ella pesa,
¡Perderme lejos, lejos! Pues volaré contigo, como un sueño inconcluso, la espera de la muerte
no en el carro de Baco y con sus leopardos, y cada circunstancia u objeto es una suerte
sino en las invisibles alas de la Poesía, de decreto divino que anuncia que soy presa
aunque la mente obtusa vacile y se detenga.
¡Contigo ya! Tierna es la noche de mi fin, como un águila herida mira al cielo.
y tal vez en su trono esté la Luna Reina Pero es un delicado murmullo este lamento
y, en torno, aquel enjambre de estrellas, de sus por no tener conmigo una nube, acaso un viento
Hadas; que hasta abrir su ojo el alba me dé tibio consuelo.
pero aquí no hay más luces
que las que exhala el cielo con sus brisas, por Estas borrosas glorias que imagina la mente
ramas prestan al corazón un territorio escondido
sombrías y senderos serpenteantes, musgosos. y un extraño dolor cuyo prodigio silente

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Eso, eso yo no lo hubiera permitido.


mezcla la helénica grandeza con el sonido
del Tiempo ya pasado o de un mar inclemente, Pero el mundo se inventa otra carencia,
con el solo la sombra de un ser desconocido. otro deber de honor, otro derecho, y la costumbre
nos va gastando el alma
día tras día disimuladamente.
ALEMANIA
Bien sabía yo que como el miedo monstruoso y
FRIEDRICH HÖLDERLING arraigado
(1770-1843) separa a los dioses y a los hombres,
el corazón de los amantes, para expiarlo,
Canto del destino de Hiperión debe ofrendar su sangre y perecer.

Vagáis arriba en la luz, ¡Déjame callar! Y desde ahora, nunca me obligues


en blando suelo, ¡genios felices! a contemplar
brisas de Dios, radiantes, este suplicio, así podré marchar en paz
suaves os rozan hacia la soledad,
como los dedos de la artista ¡y que este adiós aún nos pertenezca!
las cuerdas santas.
Ofréceme tú misma el cáliz, beba yo tanto
Sin sino, como infantes del sagrado filtro, tanto contigo de la poción letea,
que duermen, respiran los dioses; que lo olvidemos todo
resplandecen amor y odio!
en casto capullo guardados
sus espíritus Yo partiré. ¡Tal vez dentro de mucho tiempo
eternamente. vuelva a verte, Diotima! Pero el deseo ya se habrá
Y en sus ojos beatos desangrado
brilla tranquilo entonces, y apacibles
fulgor perpetuo. como bienaventurados

Mas no nos es dado nos pasearemos, forasteros, el uno cerca al otro


en sitio alguno posar. conversando,
Vacilan y caen divagando, soñando, hasta que este mismo paraje del
los hombres sufrientes, adiós
ciegos, de una rescate nuestras almas del olvido
hora en la otra, y dé calor a nuestro corazón.
como aguas de roca
en roca lanzados, Entonces volveré a mirarte sorprendido, escuchando
eternamente, hacia lo incierto. como otrora
el dulce canto, las voces, los acordes del laúd,
Versión de Otto de Greiff y más allá del arroyo la azucena dorada
exhalará hacia nosotros su fragancia.

Versión de Helena Araújo


La despedida
¿Queríamos separarnos? ¿Era lo justo y lo sabio?
¿Por qué nos asustaría la decisión como si fuéramos
a cometer un crimen? NOVALIS (1772-1801)
¡Ah! poco nos conocemos,
pues un dios manda en nosotros. De himnos a la noche
¿Traicionar a ese dios? ¿Al que primero nos infundió ¿Qué mortal
el sentido y nos infundió la vida, al animador, Dotado de sensibilidad
al genio tutelar de nuestro amor? no amará, entre tantas

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manifestaciones prodigiosas a sus fieles hijos,


del ámbito en torno suyo, a sus jardines,
la luz placentera a su morada suntuosa?
con sus rayos y ondas, Pero, ¿qué brota
sus colores, tan fresco y delicioso,
su suave omnipresencia tan lleno de presentimientos
en el día? en pos del corazón
Como la más íntima y se traga auras
sustancia de la vida de melancolía?
alienta por ella el mundo inmenso ¿Tienes también tú,
de las constelaciones sin reposo oh fuerza tenebrosa,
flotando en su mar azul, corazón humano?
por ella alienta la piedra fúlgida, ¿Qué ocultas
la planta silenciosa bajo tu manto
Y la fuerza, que tan invisible y poderosamente
en continuo movimiento y en multitud me penetra el alma?
de formas modelada, de los animales; Sólo en apariencia eres horrible;
por ella alientan bálsamo delicioso
nubes y aires multicolores gotea de tu mano,
y sobre todo del hato de amapolas.
esos extraños sin par En dulce embriaguez
de mirada sensual, abre las pesadas alas del ánimo.
de paso elástico Y nos ofrendas alegrías
y labios sonoros. oscuras e indecibles,
Como rey misteriosas, como tú misma,
telúrico alegrías que nos
cada impulso la conjura dejan entrever un paraíso.
en innumerables mutaciones ¡Cuán pobre y pueril
y con sólo su presencia se me antoja la luz
manifiéstase la grandeza con sus múltiples elementos,
de su imperio terrenal. cuán alegre y bendito
Me dirijo hacia abajo, el adiós a la tarde!
a la Noche misteriosa, Y sólo porque
sagrada e inefable; La Noche te aparte de los siervos,
en lontananza yace el mundo sembraste
como encimado en una profunda fosa, en los confines del espacio
¡cuán yermo y solitario esferas luminosas
está su emplazamiento! para anunciar tu omnipotencia,
Honda melancolía y retorno,
vibra en las cuerdas del pecho; en tiempos de tu alejamiento.
lejanías del recuerdo, Más sublime que aquellas estrellas rutilantes
deseos de juventud, en ese mismo ámbito
sueños de la niñez, nos parecen los ojos inmensos
alegrías fugaces que la Noche
de toda una vida abrió en nosotros.
y vanas esperanzas Miran más allá
se presentan en vestiduras grises que los más pálidos
como niebla vespertina de aquellos incontables ejércitos;
después de ponerse innecesitados de luz,
el sol. traspasan las profundidades
En lontananza yace el mundo de un alma enamorada,
con sus goces múltiples. llenando un espacio superior
En otros espacios de voluptuosidad indescriptible.
tendió la luz dádiva de la reina del universo,
su toldo festivo. de la gran profetisa
¿No tornará jamás de un mundo sagrado,

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de la guarda Amé siempre esta colina,


de un amor bienaventurado. y el cerco que me impide ver
Amada, llegas — más allá del horizonte.
la Noche ha venido ya — Mirando a lo lejos los espacios ilimitados,
se ha consumado el día, los sobrehumanos silencios y su profunda quietud,
mi alma está enajenada, me encuentro con mis pensamientos,
y tú eres otra vez mía. y mi corazón no se asusta.
Estoy mirándote en esos profundos ojos negros, Escucho los silbidos del viento sobre los campos,
no veo otra cosa que amor y dicha. y en medio del infinito silencio tanteo mi voz:
Nos hundimos en el altar de la Noche, me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
en el tálamo mullido la realidad presente y todos sus sonidos.
caen los ropajes; Así, a través de esta inmensidad se ahoga mi
y encendidos por la cálida tensión, pensamiento:
álzase el fuego puro y naufrago dulcemente en este mar.
de una dulce inmolación.
Versión de Carlos López S.

HEINE (1797-1856) Canto XXIV La calma después de la


tormenta
Sueños
Pasó ya la tormenta;
Soñé una vez con ardientes amores, los pájaros gorjean; la gallina
con bellos bucles, mirtos y resedas, ha tornado al camino
dulces labios y palabras acerbas, y vuelve a cacarear. Sereno el cielo
tristes melodías, de tristes canciones. surge a Poniente, sobre la montaña;
Disperso e inerte ha mucho está mi sueño; despéjanse los campos
Disperso está ya el más querido ensueño. y aparece en el valle el claro río.
Sólo queda en mí lo que algún día Todo pecho se alegra; en todas partes
Con indómito ardor vertí en tiernas rimas. renacen los rumores;
¿Quedas tú, huérfana canción? el trabajo prosigue.
Disípate igual y busca el sueño que ha mucho A contemplar el cielo, el artesano,
perdí, obra en mano, cantando,
Y si lo encuentras, salúdalo por mí. asómase a la puerta;
A la volátil sombra le envío un soplo volátil. sale la joven a coger el agua
de la reciente lluvia;
repite el verdulero
Mi alma se parece al mar... de camino en camino
el cotidiano grito.
Mi alma se parece al mar: He ahí el sol que retorna y que sonríe
tiene olas y tempestades; por pueblos y colinas. Los balcones
pero en sus profundidades y las terrazas abre la familia ;
muchas perlas se han de hallar. en el sendero escúchase a lo lejos
tintinear de esquilas; cruje el carro
Versión de Guillermo Matta del viajero que sigue su camino.

Todo pecho se alegra.


ITALIA ¿Cuándo tan dulce y grata
GIACOMO LEOPARDI (1798- es como ahora la vida?
Con tanto amor, el hombre,
1837) ¿cuándo se da a su estudio,
torna al trabajo, o nueva cosa emprende?
El infinito Canto XII ¿Cuándo se acuerda menos de sus males?
Placer, de afanes hijo;

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vano goce, que es fruto Ave, Dea ; Moriturus te Salutat


del pasado temor, donde temblaba
de espanto ante la muerte La belleza y la muerte son dos cosas profundas,
el que odiaba la vida; con tal parte de sombra y de azul que diríanse
donde, en largo tormento, dos hermanas terribles a la par que fecundas,
fría, callada y pálida, con el mismo secreto, con idéntico enigma.
palpitaba la gente, contemplando Oh, mujeres, oh voces, oh miradas, cabellos,
desplomarse sobre ella trenzas rubias, brillad, yo me muero, tened
viento, rayos y nubes. luz, amor, sed las perlas que el mar mezcla a sus
aguas,
Naturaleza afable, aves hechas de luz en los bosques sombríos.
las dádivas son éstas, Más cercanos, Judith, están nuestros destinos
son éstos los deleites de lo que se supone al ver nuestros dos rostros;
que ofreces al mortal. Salir de penas el abismo divino aparece en tus ojos,
goce es para nosotros. y yo siento la sima estrellada en el alma;
Penas derramas largamente; el duelo mas del cielo los dos sé que estamos muy cerca,
espontáneo surge, y los placeres tú porque eres hermosa, yo porque soy muy viejo.
que por milagro algunas veces nacen
de los afanes, son gran suerte. ¡Humana Versión de Carlos Pujol
prole cara a los dioses! Feliz casi
si descansar te dejan
de algún dolor; dichosa Versión de Les Contemplations
si la muerte te cura de ellos todos.
Livre 2 - L'Âme en fleur
XXI
Il lui disait: «Vois-tu, si tous deux nous pouvions,
FRANCIA L'âme pleine de foi, le coeur plein de rayons,
Víctor Hugo (1802-1885) Ivres de douce extase et de mélancolie,
Rompre les mille noeuds dont la ville nous lie;
Si nous pouvions quitter ce Paris triste et fou,
Si pudiéramos ir Nous fuirions; nous irions quelque part,n'importe
où,
Él decía a su amada: Si pudiéramos ir Chercher loin des vains bruits, loin des haines
los dos juntos, el alma rebosante de fe, jalouses,
con fulgores extraños en el fiel corazón, Un coin où nous aurions des arbres, des pelouses;
ebrios de éxtasis dulces y de melancolía, Une maison petite avec des fleurs, un peu
De solitude, un peu de silence, un ciel bleu,
hasta hacer que se rompan los mil nudos con que La chanson d'un oiseau qui sur le toit se pose,
ata la ciudad nuestra vida; si nos fuera posible De l'ombre; -- et quel besoin avons-nous d'autre
salir de este París triste y loco, huiríamos; chose?»
no se adónde, a cualquier ignorado lugar, Juillet 18...
lejos de vanos ruidos, de los odios y envidias,
a buscar un rincón donde crece la hierba, Ave, Dea ; Moriturus te Salutat
donde hay árboles y hay una casa chiquita
con sus flores y un poco de silencio, y también La mort et la beauté sont deux choses profondes
Qui contiennent tant d'ombre et d'azur qu'on dirait
soledad, y en la altura cielo azul y la música Deux sœurs également terribles et fécondes
de algún pájaro que se ha posado en las tejas, Ayant la même énigme et le même secret;
y un alivio de sombra... ¿Crees que acaso
podemos O femmes, voix, regards, cheveux noirs, tresses
tener necesidad de otra cosa en el mundo? blondes, ]
Brillez, je meurs! Ayez l'éclat, l'amour, l'attrait,
Versión de Víctor M. Londoño O perles que la mer mêle à ses grandes ondes,
O lumineux oiseaux de la sombre forêt!

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Judith, nos deux destins sont plus près l'un de


l'autre]
Qu'on ne croirait, à voir mon visage et le vôtre
Tout le divin abîme apparaît dans vos yeu

Et moi, je sens le gouffre étoilé dans mon âme;


Nous sommes tous les deux voisins du ciel,
madame,]
Puisque vous êtes belle et puisque je suis vieux.

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