Professional Documents
Culture Documents
Leonardo Castellani
Publicado en Crítica Literaria, Ediciones Penca, Buenos Aires, 1945, páginas 386-392.
Apreciado amigo:
Voy a contestar por escrito a su pregunta, porque de palabra y así de sopetón uno
responde un Me gusta o un No me gusta que no significa nada. ¿Cómo no me va a
gustar? ¿A quién le amarga un dulce? Pero no me llena.
¿Quién puede sustraerse, por poco que haya hecho o leído versos, al bebedizo de la
palabra engastada, y de la compleja imagen de alambique que Guillén estiliza? La
imagen es el azúcar del entendimiento porque el hombre, según el Filósofo, goza
viendo, aunque sean calidoscopios2. Pero no de sola imagen vive el hombre.
Y en este poeta ¿hay más que imágenes y sensaciones? Yo no veo. Cierto, a veces una
impresión grande, como en esa décima Lo inmenso del mar, se levanta, en quien lee con
paciencia; pero esto prueba solamente cuánto puede dar una palabra de hombre, y a a
cuánto llega su maravillosa ductilidad de expresión. Las décimas exquisitas y los
romances casi ininteligibles parecen esos trinos inverosímiles que hacen los profesores
en el violín para ejercicio. Pero eso no se come. Ni es propiamente música.
¿Hay en este poeta más que sensaciones? Respóndame a esto, porque si no, está
perdido. Son sensaciones al fin y al cabo (lo más bajo de la vida consciente),
agudizadas, alquitaradas, y sometidas a una maceración imaginativa y a una
formulación que quiere ser ceñidísma, limpia, clásica, hasta algebraica. Pero de toda
esa operación es la fantasía y no el entendimiento el alquimista. Sí, entiendo lo que
quiere hacer, definiciones, definiciones de lo individual. Pero se equivoca.
1
recomponiendo por un artefacto de conceptos universales ensamblados, la visión
individual del poeta; construyendo con palabras (que de sí son signos de lo universal, de
los conceptos) un artefacto que nos procure una imitación de la intuición angélica.
Pues bien, este poeta quiere evitar ese rodeo y recomponer la realidad sin la
intervención del intelecto especulativo (la inteligencia de las cosas a la luz de los
conceptos) ayudado solamente del entendimiento práctico, del hábitus del artes, que es
cierto una cualidad intelectual, pero que en los grandes artistas no es más que
instrumento, porque por naturaleza no es más que instrumento. Es Guillén la
extenuación del arte por falta de materia (el arte se nutre de universales), es el descenso
hacia las regiones de la irracionalidad buscando una imposible espiritualidad. Como
gimnasia podrá ser una gran cosa. Como poesía íntegra jamás me convencerá. Si es
poesía, renuncio a la poesía y me quedo con la prosa de Dante y Cervantes.
2
En resumen, es un artista el autor del Cántico, Jorge Guillén. Pero ¿gran poeta? Pero
¿poeta a secas, que significa: hacedor? Cuando sea también hombre.
……………………………………………..
No sé si todo esto está bastante claro, tanta metáfora con tanto término escolástico;
pero una impresión por lo menso se destaca neta: que la poesía evanesciente me
asombra un rato pero no se me impone.
Lo mejor que tiene todo el libro es esa frase poetiquísma “la luna desnuda – bañándose
sola”, que me quedó en el magín como tres años, hasta que un día bañándome en punta
del este, cerca de la base norteamericana, con un tremendo disgusto (como narro en mis
Memorias), que me producía unas horribles ganas ineficaces de morirme, me inspiró la
siguiente epístola en verso, que le envío por si no basta la de prosa.
REQUIEM
(De “ATLÁNTICAS”)
3
Aguarda, oh Dios, y deja el cuerpo laso
dormir su sed insomne y su desvelo,
mecido aquí en tu líquido regazo.