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EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CULPABILIDAD: Hoy en día puede afirmarse, tanto en la doctrina
como en la legislación penal, que se reconoce como principio general y piedra angular de la teoría del delito,
el aserto del “mullum crimen sine culpa”, aunque todavía existen vestigios de la responsabilidad objetiva.
De acuerdo con este principio, no hay delito sin culpa (culpabilidad) no hay delito por el sólo hecho
producido casualmente, es necesario tomar en cuenta la actitud psíquica del autor, el elemento moral que
acompaña al hecho exterior, es necesario tomar en cuenta la realización de la voluntad que acompaña al
hecho, para determinar si por el hecho realizado se puede realizar un juicio de reproche al sujeto, por ser
contrario a las exigencias de la norma.,
Sin embargo subsisten casos de la responsabilidad objetiva, en lo que respecta a los denominados “delitos
calificados por el resultado” y de los delitos”preterintencionales”. Pero que son delitos calificados por el
resultado.
TEORÍA PSICOLÓGICA: Según ella, la culpabilidad tiene un fundamento puramente psicológico, que se
desarrolla de acuerdo con los conceptos de conocimiento y voluntad que domina al autor del acto en el
momento de su ejecución. Existe la culpabilidad penal si el autor del acto lo ejecuta voluntariamente o en
forma culposa.
Considera Jiménez de Asua que quienes aceptan este único fundamento, cometen un error, “la imputabilidad
si es psicológica, pero la culpabilidad es valorativa puesto que su contenido es un reproche”. No cabe lo
psicológico puro.
Sostienen los autores del psicologismo que el carácter de la culpabilidad no varía porque se le asigne un
contenido diverso del acto psíquico. Así en el dolo debe haber conciencia de culpabilidad o solamente la
referencia de la conciencia y de la voluntad; y en la culpa, la norma de la precaución o la prudencia.
TEORÍA NORMATIVA: Es la que sustituye la teoría psicológica, los autores alemanes se han esforzado en
estructurar el concepto de la culpabilidad. Ya no es puro hecho psicológico de conocimiento y voluntad, sino
que es un proceso de ese carácter pero anormal, por ser atribuible a una motivación reprochable del autor.
El proceso de motivación que conduce al autor de la situación psicológica de culpabilidad (dolo y culpa) es
reprochable si las circunstancias internas y externas acompañantes de su acción delictiva, demuestran que a
dicho autor le sea exigible otro comportamiento psíquico del que ha observado. Así aparecen dominando el
campo de la culpabilidad los conceptos de reprochabilidad y de su presupuesto, la exigibilidad.
En esta teoría, la esencia de la culpabilidad está: “en la posibilidad de haber obrado de distinta manera en el
caso judicial”. Para el normativismo, comprende mucho más que lo exigido por el psicologismo, ya que fuera
del dolo o la culpa, abarca todo lo necesario para considerar como normal o anormal el proceso de
motivación que condujo al autor a la situación de dolo o de culpa. Se incluye el carácter y los motivos del
autor.
Esto en cuanto a su estructura, porque en cuanto a la función de la culpabilidad, el psicologismo le atribuye la
de ser sólo un elemento subjetivo de la responsabilidad, pero la normativa le agrega la medida de la
responsabilidad, comprendiendo así el fundamento y la medida de la misma. Por esto la pena debe ser
medida según la gravedad de la culpabilidad y esta gravedad depende del carácter y los motivos del autor del
acto.
ESPECIES DE CULPABILIDAD: Son dos, el dolo y la culpa, que analizaremos por separado
posteriormente.
CAUSAS DE INCULPABILIDAD: Son aquellas que excluyen la culpabilidad y por lo tanto el delito y
como consecuencia la responsabilidad penal. Son las que impiden que se reproche a un acto imputable, el
acto típicamente antijurídico que ha realizado.
La diferencia que existe entre las causas de justificación y las causas de inculpabilidad está en que cuando
existe una causa de justificación (la legítima defensa), el acto es intrínsicamente justo, adecuado al
ordenamiento jurídico, es secumdum jus, porque excluyen la antijuricidad del acto. En cambio, cuando
existe una causa de inculpabilidad (el error de hecho), el acto en sí mismo, considerado aisladamente, es
típicamente antijurídico, pero se absuelve al sujeto en el juicio de reproche por su conducta antijurídica.
Las causas de inculpabilidad se clasifican el error de hecho esencial e invencible (fundamental porque casi
todas las demás se fundamentan en ésta), la obediencia legítima y debida (consagrada en el artículo 65,
ordinal 2º, de nuestro Código Penal), la no exigibilidad de otra conducta, las eximentes putativas y el caso
fortuito (Todas serán estudiadas por separado).
LA IMPUTABILIDAD:
Para que pueda realizarse el juicio de reproche o de culpabilidad por el hecho cometido, el primer elemento
requerido es la imputabilidad no pudiendo considerarse culpable al incapaz o inimputable.
Imputabilidad significa etimológicamente atribuir, atribuibilidad, posibilidad de atribuir a una persona
determinada un acto por ella realizado.
ELEMENTOS DEL DOLO: Se distinguen dos elementos de composición del dolo: elemento intelectual y
elemento afectivo o emocional.
El Elemento Intelectual está constituido por la previsión, por el conocimiento, la representación del acto
típicamente antijurídico y comprende ante todo el conocimiento de los elementos objetivos del delito, de la
figura delictiva; así por Ej., para que exista delito de hurto, es preciso que el sujeto activo sepa que la cosa
mueble de la cual se apodera es ajena, El hurto es un delito doloso, intencional, pero si la persona piensa que
la cosa ajena le pertenece estará exento de responsabilidad, porque el error de hecho en que ha incurrido
excluye el dolo, la culpabilidad y en consecuencia la responsabilidad penal.
El elemento Afectivo, Emocional o Volitivo consiste en que no basta, para que haya dolo que el agente
prevea, tenga conocimiento, se represente el acto típicamente antijurídico, sino que es menester además, que
desee la realización de ese resultado típicamente antijurídico.
CLASES DE DOLO:
Dolo de Daño y Dolo de Peligro. Habrá Dolo de Daño cuando el agente tenga la intención de causar un daño
efectivo, material, directo a bienes jurídicamente protegidos o a intereses jurídicamente protegidos; habrá
dolo de peligro cuando el agente tenga, únicamente, la intención de crear, para tales bienes o intereses
jurídicamente protegidos, una situación de peligro.
Dolo de Ímpetu y Dolo de Propósito. En el Dolo de Ímpetu , la persona obra en un momento de arrebato y
de intenso dolor determinado por injusta provocación, movido por un torbellino emocional, sin que exista
premeditación, deliberación para perpetrar el delito. Este tipo de dolo es típico de los delitos pasionales; en el
Dolo de Propósito el agente delibera y premedita la perpetración del delito, o sea, elige los medios más
idóneos y las ocasiones más propicias para perpetración de un determinado delito. Esta clasificación tiene
especial interés criminológico porque en el dolo de ímpetu la persona no es peligrosa, sino que ante una
situación trágica de su vida, se ve precisada a delinquir; en cambio, en el dolo de propósito si es una persona
peligrosa, por cuanto premedita y delibera la perpetración de un delito, en el concurre la frialdad del ánimo
que no tiene el dolo de ímpetu, en el que no concurre ni la calma del espíritu, ni el intervalo entre la
determinación y la acción.
Dolo Genérico y Dolo Específico. El Dolo Genérico es simplemente la intención de perpetrar el delito in
genere, es decir, el animo genérico de delinquir. El Dolo Genérico es la especial intención o fin particular que
el individuo se propone en concreto. Ej., existe un delito contra la propiedad que se denomina secuestro o
lucrativo, en el que el dolo específico, la finalidad es obtener un rescate, a cambio de libertar al secuestrado,
pero para que este delito se perpetre no es necesario, que el sujeto activo obtenga su objetivo.
Dolo Directo es el dolo por antonomasia, por excelencia, el más característico y más frecuente. En el Dolo
Directo el agente se representa como seguro un resultado típicamente antijurídico, y quiere directamente
realizar. Partiendo de esta clasificación nos referimos al Dolo de Consecuencias Necesarias, cuando el agente
se representa como seguro, como cierto, un resultado típicamente antijurídico principal, que es el que desea
realizar, y un resultado típicamente antijurídico necesario, representado como cierto, como seguro, que en
principio no le interesa al sujeto activo realizarlo o actualizarlo pero que es accesorio y está indisolublemente
vinculado al resultado típicamente antijurídico principal. En este caso el sujeto activo es plenamente
responsable a título de dolo directo, en lo que respecta al hecho principal y es plenamente responsable a título
de dolo necesario en cuanto al hecho accesorio. Ej., el que coloca una bomba para matar a una determinada
persona en un lugar donde concurren varias personas y al explotar no sólo mata a la persona que desea sino a
cinco personas más. En este caso es responsable a título de dolo directo en cuanto a la persona que desea
matar y es responsable a título de dolo necesario en lo que respecta a las demás personas.
Dolo Eventual. Esta es una figura limítrofe con la culpa consciente con representación o con previsión, por
lo que se hace difícil aun cuando no imposible establecer la diferencia entre el dolo eventual (en el campo del
dolo) y la culpa consciente con representación y con previsión (en el campo de la culpa). Existe Dolo
Eventual cuando el agente se representa, ya no como seguro, ya no como cierto, sino meramente como
posible o mejor aun como probable, un resultado típicamente antijurídico que en principio él no desea
realizar, sino que desea realizar una conducta distinta de ese resultado ya previsto como posible, más aun
como probable. Además a diferencia de lo que veremos en la culpa consciente con representación o con
previsión el agente no confía en su pericia en su buena suerte que impidan la realización de ere resultado
típicamente antijurídico, y sin embargo el agente continúa desarrollando la conducta inicial hasta que se
produce ese resultado típicamente antijurídico. Ej., una persona maneja su automóvil a una velocidad
pautada en los reglamentos y en las leyes de tránsito, porque desea llegar a tiempo a la casa de su novia y
por el poco tiempo que tiene desarrolla una velocidad desenfrenada. Él se representa no como seguro, no
como cierto, pero si como probable un resultado típicamente antijurídico, el atropellamiento, lesión o muerte
de una persona que pueda interponerse en su marcha, no desea realizar ese resultado que se ha planteado
como probable, pero tampoco confía que su destreza, su pericia o su buena suerte lo impidan. Él dice ocurra
lo que ocurra yo continúo manejando a alta velocidad porque su interés es llegar a tiempo a un determinado
lugar y le queda poco tiempo. Si atropella, lesiona o mata a una persona estamos frente al dolo eventual.
LA CULPA: Existe Culpa cuando, obrando sin intención, pero por imprudencia, negligencia, impericia en
la profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes o instrucciones, se causa un
resultado antijurídico previsible y penalmente castigado por la ley. De esta definición se desprende que la
categoría de los delitos culposos está formada por los conceptos de imprudencia, negligencia, impericia en la
profesión, arte o industria e inobservancia de los reglamentos, órdenes o instrucciones.
IMPRUDENCIA: El concepto de imprudencia exige una acción, consiste en obrar sin cautela, en
contradicción con la prudencia, es la culpa por acción (culpa in agenda). Los individuos están obligados a
actuar de acuerdo a las enseñanzas de la experiencia, considerando los intereses jurídicos de los demás y
cumpliendo con su deber, la conducta contraria es imprudente.
La imprudencia punible está integrada por tres elementos: una acción u omisión voluntaria no maliciosa, un
mal efectivo y concreto y una relación de causa a efecto que ligue de manera evidente ambos extremos. Ej.,
el que hace una instalación eléctrica sin tomar las precauciones necesarias, produciéndose una descarga que
origina la muerte de un obrero.
INOBSERVANCIA DE REGLAMENTOS:
Este criterio de culpa puede existir sin que existan los otros. La palabra reglamento se usa en sentido amplio,
comprende los decretos, los reglamentos, las leyes y ordenanzas o disposiciones de la autoridad que tengan
por objeto tomar medidas propias para evitar accidentes o daños para la seguridad pública y para la sanidad
colectiva.
Las leyes obligan a todos los ciudadanos, sin embargo algunas se dictan para determinadas persona, como las
que se contraen para el ejercicio de la medicina, abogacía, farmacia, odontología, ingeniería, etc. El
profesional puede obrar de acuerdo con la ley que reglamenta el ejercicio respectivo, pero con imprudencia o
negligencia. La inobservancia de los reglamentos, ordenes o instrucciones pueden por si solas constituir
delito o falta y castigarse sin resultado perjudicial; si ocasiona éste, procede la persecución por ambos, habrá
concurso ideal de infracciones.
LA NOCIÓN DE PREVISIBILIDAD:
Existe culpa cuando obrando sin intención pero por imprudencia, negligencia, impericia, etc., se causa un
resultado antijurídico previsible. Esto quiere decir: no es menester que el agente efectivamente haya previsto
un resultado antijurídico para que haya culpa, sino que basta que lo haya podido prever. Es decir que para
que haya culpa, no se requiere la efectiva previsión del resultado antijurídico, sino que basta con la
previsibilidad (posibilidad de prever) del resultado antijurídico.
Para apreciar la previsibilidad del resultado han de tomarse en cuenta tanto las circunstancias objetivas, como
las subjetivas, que concurren en el hecho. Debe apreciarse”:
a) Las circunstancias objetivas, es decir, si el hecho era previsible conforme a las experiencias de la vida
cotidiana, conforme al modo normal y ordinario de suceder las cosas. El que lanza piedras al aire
debe prever que puede lesionar a alguna persona.
b) Las circunstancias subjetivas, las circunstancias de carácter personal, la capacidad espiritual del
agente, su cultura, su capacidad corporal. Sólo puede imputarse el resultado dañoso al que con su
capacidad corporal o espiritual podía preverlo. El deber de evitar presupone el poder evitar.
En resumen, para que exista culpa es menester la previsibilidad; no es preciso que la posibilidad se haya
actualizado, que el agente haya previsto efectivamente este resultado antijurídico, pero si es preciso que este
resultado antijurídico sea previsible (posibilidad de prever).
CLASES DE CULPA:
1.- Culpa grave o lata, leve y levisima. Existe la primea cuando el resultado antijurídico ha podido ser
previsto por cualquier persona (todos pueden preverla); existe la segunda cuando el resultado antijurídico
sólo puede ser previsto por personas de prudencia normal, promedio, por personas diligentes; existe la tercera
cuando el resultado antijurídico sólo puede ser previsto por personas de excepcional prudencia, por personas
extraordinariamente diligentes.
Esta división arranca del Derecho Romano, corresponde a la realidad y se determina por mayor o menor
previsibilidad, la culpa levísima no se imputa penalmente sino civilmente. Los autores modernos se apartan
de esta división y prefieren dejarle al juez la apreciación de la culpa, así en el artículo 409 del Código Penal
venezolano vigente, referente al homicidio culposo, se establece que los tribunales de justicia apreciaran el
grado de culpabilidad del agente para aplicar la pena establecida.
2.- Culpa consciente, con representación o con previsión y culpa inconsciente, sin representación y sin
previsión. Es la división más exacta de la culpa, existe la primera cuando el agente se ha representado el
resultado antijurídico previsible, como posible, pero no como probable; pero confía en que su buena suerte,
su pericia o destreza, impedirán la realización de ese resultado antijurídico. Ej., una persona maneja a alta
velocidad y se representa, prevé como posible pero no como probable, que pueda matar a alguien (resultado
antijurídico previsible) pero continua, no obstante, manejando a alta velocidad, pues confía en que su buena
suerte, su pericia o destreza, pueden impedir que él mate a alguien, si tal resultado antijurídico previsto como
posible, pero no como probable se actualiza, habrá culpa consciente, con representación o con previsión.
Existe la segunda cuando el agente no se representa siquiera el resultado antijurídico que pudo y debió
prever; en el Ej., anterior la persona va manejando a alta velocidad y ni siquiera se imagina que pueda matar
a una persona y sin embargo mata, habrá culpa inconsciente sin representación y sin previsión.
3.- Culpa mediata y culpa inmediata: Existe culpa inmediata cuando existe la relación cierta y directa entre la
culpa del individuo y el resultado de ella, como si un empleado de un tren en marcha deja inadvertidamente
la puerta abierta de un vagón de pasajeros y se cae un niño a la vía; existe la culpa mediata cuando entre la
culpa del individuo y su resultado inmediato y directo, surge un hecho nuevo “indirecto y mediato”, que tiene
por consecuencia un daño. En el mismo Ej., del tren en marcha, si al ver caer el hijo el padre se lanza a
socorrerlo y muere en el intento, más al hijo no le pasa nada.
Según la mayoría de los autores el empleado negligente no sería responsable por la muere del padre, quien se
lanzó voluntariamente a salvar al hijo, es decir que se responde por la culpa “inmediata” no por la culpa
“mediata”. En mi opinión considero que se debe responder por ambas culpas porque si el empleado del tren
no deja la puerta abierta no se cae el niño y en consecuencia tampoco se lanza el padre a socorrer a su hijo.
Ha habido muchas teorías para explicar la naturaleza jurídica del delito preterintencional o ultra intencional.
Vamos a explicar las tres más importantes.
1.- Francisco Carrara sostuvo la existencia de un dolo preterintencional; pero en nuestra opinión esta posición
no se puede admitir porque incluso la expresión dolo preterintencional o dolo ultraintencional constituye una
contradicción en los términos empleados. Hablar de dolo preterintencional significa hablar de una intención
que va más allá de si misma, lo cual implica una contradicción en los términos.
2.- José Irrureta Goyena, penalista uruguayo, sostiene que el delito preterintencional; es una mixtura, una
mezcla de dolo y culpa; por Ej., en el homicidio preterintencional (sostiene Irrureta Goyena) existe culpa en
lo que atañe al resultado, o sea la muerte del sujeto pasivo, y existe dolo en cuanto a la lesión que el agente
quería originalmente inferir al sujeto pasivo. Esta teoría no se puede admitir porque es inaceptable una doble
calificación culpabilista para el mismo delito; el delito será o culposo o doloso o preterintencional, pero no
puede ser al mismo tiempo doloso o culposo.
3.- Sebastián Soler sostiene la posición certera en esta materia acerca de la naturaleza del delito
preterintencional o ultraintencional, quien opina que los delitos preterintencionales o ultraintencionales son
en realidad delitos calificados por el resultado y son simplemente una reminiscencia, un rezago de la vieja y
rechazable teoría de la responsabilidad objetiva, a la que nos referimos cuando hablamos del concepto
antiguo del delito.
A estos delitos también pertenecen los delitos concausales.
No es suficiente para que una acción sea culpable que haya sido realizada por un sujeto imputable y que haya
actuado con dolo o culpa, sino que se requiere además un proceso normal de motivación de la voluntad que
depende, fundamentalmente, de las circunstancias en que el sujeto ha actuado. Esto es que el sujeto debe
haberse determinado normalmente a la acción. La culpabilidad no existirá cuando dadas las condiciones del
actuar no se puede “exigir”del sujeto un comportamiento diverso del que efectivamente ha observado.
Junto a la participación psicológica del imputable en la comisión del hecho criminoso, hace falta además que
el proceso psicológico a través del cual el sujeto se determina a la acción se desarrolle en condiciones de
normalidad, esto es, hace falta que el sujeto no se determine a la acción criminosa bajo la presión de
circunstancias extrínsecas.
Esto implica así que el juicio de culpabilidad ha de tomar en cuenta el proceso de formación del acto volitivo,
la normalidad del acto volitivo, la cual no se dará cuando concurran determinadas causas que implican que al
sujeto no se le pueda exigir otra conducta adecuada a la norma.
La determinación de la normalidad del acto volitivo, la exigibilidad de otra conducta va a depender,
fundamentalmente, de las circunstancias externas en que actúa el sujeto y que se convierten en causa de
resolución voluntaria, pero también depende de la personalidad del autor. Del análisis de tales elementos, no
sólo puede deducirse la inculpabilidad del sujeto por la anormalidad del acto volitivo en los caso previstos
por la ley, sino que también constituyen criterios que son tomados en cuenta, a fin de determinar el grado de
culpabilidad del sujeto, esto es, la mayor o menor gravedad de la culpabilidad del autor del delito.