You are on page 1of 16

LOS ESTUDIOS SUBALTERNOS

A través del presente ensayo planteo hacer una crítica a la corriente historiográfica de los

Subaltern Studies, para lo cual busco combinar las lecturas que se vieron en el desarrollo

del presente curso, con dos de las lecturas que se utilizaron en el Seminario ―Estudios

Subalternos: Modernidad, género y poscolonialismo‖, impartido por los doctores Isitha

Banerjee y Saurabh Dube, ambos investigadores de El Colegio de México, así como los

comentarios y debates que surgieron en el mismo.

Para matizar esta crítica planteo transitar por cinco apartados: en el primero se

describen los orígenes de la corriente de los estudios subalternos, tratando de dibujar los

planteamientos que originalmente presentaron sus integrantes; en un segundo momento

presento una panorámica biográfica, que aunque muy breve, pretende mostrar las

personalidades de las dos principales figuras del grupo de los estudios subalternos: Ranajit

Guha y Dipesh Chakrabarty. En el tercer apartado pretendo definir, desde la perspectiva de

los estudios subalternos, los tres conceptos centrales de la corriente, en los cuales

prácticamente fundamentan su crítica a la corriente del pensamiento occidental:

Modernidad, colonialismo y poscolonialismo. Para el cuarto apartado presento la visión de

la corriente respecto de la idea de conciencia de clase propia del pensamiento marxista, y su

posición al respecto; y en el último punto, presento una crítica personal a la postura de los

estudios subalternos respecto al papel de las masas como sujetos de la historia.


2

Los orígenes de la corriente denominada Subaltern Studies (estudios


subalternos).
¿Qué son los estudios subalternos? Esta fue una de las principales interrogantes que me

animaron a inscribirme en el seminario denominado Estudios Subalternos: Modernidad,

género y poscolonialismo, impartido dentro del Posgrado Integral en Ciencias Sociales de

la Universidad de Sonora del 12 al 16 de octubre del presente año, por los investigadores

Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, doctores Isitha Banerjee y

Saurabh Dube.

Es así que en la primera sesión ―asalté‖ a los ponentes con las siguientes preguntas:

¿Qué son los estudios subalternos?, ¿Son una nueva teoría?, ¿Son un nuevo paradigma?,

¿Es una nueva metodología?, ¿Qué pretenden los estudios subalternos?, ¿Cuáles son sus

aspiraciones y alcances? ¿Son una corriente historiográfica? ¿Son una postura política?

Todas estas interrogantes fueron de alguna forma la guía para el seminario al que me he

referido con antelación.

Quizás el mejor punto de partida para lograr dar respuesta a estas interrogantes es la

introducción que Saurabh Dube hace al respecto:

A fines de los años setenta, un pequeño grupo de jóvenes historiadores del sur

de Asia, radicales y entusiastas, concentrados en Inglaterra, celebraron una serie de

reuniones con un distinguido y experimentado erudito marxista de la India colonial,

Ranajit Guha, quien enseñaba historia en la Universidad de Sussex en Falmer cerca

de Brighton. Los allí reunidos compartían una sensibilidad política mutua nacida de

los sucesos del 68 y del movimiento maoísta Naxalbari en la India; una intención

política común que había sido alimentada por un radicalismo poco espectacular pero
3

decidido de los años setenta en Gran Bretaña (y otros lugares), y una voluntad de

participación colectiva que había sido agudizada por los excesos de la policía y del

gobierno durante el Estado de emergencia política —provocado por la entonces

primera ministra Indira Gandhi— entre 1975 y 1977 en India. El propósito de estas

discusiones en Sussex era llegar a un acuerdo sobre una nueva agenda para la

historiografía de la India, una agenda que reconociera la centralidad de los grupos

subordinados —protagonistas legítimos pero desheredados— en la hechura del

pasado, y con ello corrigiera el desequilibrio elitista de gran parte de lo que se

escribía al respecto. Así nació Subaltern Studies, un proyecto que hasta ahora ha

visto la publicación de 10 volúmenes de ensayos, además de varios libros debidos a

la pluma de miembros del grupo de base de este proyecto, que también forman parte

de su impulso más amplio.(Dube 2001, 39)

Como Dube señala, en un principio, las reuniones del grupo de estudios subalternos

se dan en Inglaterra, y no en la India, conformados por historiadores formados en la

tradición historiográfica occidental. Este proyecto intelectual da inicio con una crítica al

eurocentrismo desde la perspectiva histórica, es decir, el movimiento busca repensar las

corrientes historiográficas que tienen como eje de sus ideas a la tradición ilustrada europea.

Los objetivos del grupo, aunque no dejan de ser un tanto nebulosos al transitar de lo

académico a lo político, sin definición clara de los límites de sus proposiciones en uno u

otro campo, encuentran una definición en la siguiente declaración de Ranajit Guha:

Guha considera necesario deconstruir el ideal de la Ilustración del siglo

XVIII de la razón –combinación de democracia liberal y capitalismo, cuyas


4

nociones de igualdad y fraternidad entre todos los ciudadanos suponía alcanzar un

progreso más humano. Escribir una historia de las masas pobres que han sido

silenciadas por los discursos históricos nacionalistas/colonialistas significaría una

deconstrucción del discurso para darle voz a los subalternos. El ensayo de John

Beverley reflexiona sobre el problema de la representación de los subalternos en el

contexto de triunfo del neoliberalismo y en la imposibilidad de un proyecto

liberador para los subalternos fuera de los límites de la modernidad. Cualquier

posibilidad de capacitar a los subalternos implica trabajar dentro del sistema

capitalista, aceptando su existencia, así como el de la globalización, y la creación de

alianzas políticas del tipo de frente popular. (Félix 2003, 505)

El mismo Guha señala que los estudios subalternos son un esfuerzo ―para promover

un examen sistemático e informado de temas subalternos en el campo de los estudios

sudasiáticos, para rectificar el sesgo elitista de gran parte de la investigación y del trabajo

académico‖ (Dube 2001, 39)

La influencia del maoísmo y de la efervescencia de cambio por los movimientos

estudiantiles en la segunda mitad de la década de los sesentas alrededor de todo el mundo, y

en particular el movimiento maoísta Naxalbari1, el cual fue apoyado por estudiantes de

Calcuta, determina en gran parte el nacimiento de los estudios subalternos, así como su

orientación política. Sin embargo, no es propiamente el aspecto político el que nos interesa

1
El término naxalita deriva del nombre de una pequeña aldea de Bengala Occidental, Naxalbari, donde en
mayo de 1967 una facción del Partido Comunista de la India-Marxista (PCI-M) decidió lanzarse a la lucha
armada contra los terratenientes locales. Charu Majumdar, ideólogo del movimiento en sus albores, se inspiró
en la doctrina de Mao Zedong. El movimiento, de aspiraciones campesinas, gozó de apoyo entre los
estudiantes universitarios de Calcuta.
5

resaltar, sino el aspecto académico, el enfoque ideológico que desde el punto de vista de la

Universidad (o el conocimiento universitario), que nos proveen los estudios subalternos.

Así, los estudios subalternos pretenden, como ya se ha señalado, combatir el sesgo

elitista y eurocéntrico en los estudios históricos, y en el conocimiento en general. Su

principal misión es darle voz a los subalternos, que en el caso de la India se trata de los

campesinos.

Además proponen que la modernidad no es un proceso que se encuentre en un lugar

establecido o que sea determinado por ciertos aspectos. De acuerdo con esta corriente, los

campesinos rurales de la India, África o Sudamérica son tan modernos como el obrero

alemán, inglés o italiano; sólo por el simple hecho de estar dentro del tiempo determinado

como moderno, aun cuando sus prácticas, modelos culturales y formas de conocimiento no

coincidan con los modelos planteados por la modernidad europea. Por tanto existen

diversas formas de modernidad, como señala Dube:

Tomando prestado un término del estudio de grabación, podríamos decir que

una ―toma‖ alternativa más satisfactoria de las modernidades coloniales exige de

nosotros pensar a través de categorías heredadas y llegar a producir versiones

alternativas y más completas de los ámbitos de género de lo público y lo doméstico,

los conceptos de personalidad y de lo cívico-político y, de hecho, de esa categoría,

terriblemente convertida en un fetiche, del Estado moderno, de preferencia

construida en los lenguajes accesibles de historias escritas en la vena etnográfica,

más que en la ―lengua-poder‖ de la teoría literaria. Haciendo a un lado mis

preferencias, debemos, en cualquier caso, cuidarnos de la comodidad de dejarnos


6

llevar de las variaciones ejecutadas según un tema maestro. La lucha por evitar que

todas las modernidades se vean igual no puede ser sin más cuestión de audaz

improvisación. (Dube 2001, 47)

De esta forma, los estudios subalternos se propone la construcción de una

modernidad propia de la india, en la cual quepan las voces de todos los integrantes de la

sociedad, incluidos los subalternos (campesinos), quienes juegan un rol dentro de la

modernidad Hindú. Incluso en oposición a la idea marxista de la conciencia de clase, la

cual niega que ciertos grupos sociales –como los campesinos− tuviesen conciencia de los

actos que como grupo social llevan a cabo, los estudios subalternos y en particular Guha

sostiene que los campesinos (por lo menos en la India colonial), sí tenían una conciencia de

los actos que llevaban a cabo al sublevarse, que eran actos reflexionados, aunque

manifestasen una inspiración divina al llevarlos acabo. (Guha 2002, 43-52)

Chakrabarty señala que existen tres diferencias fundamentales entre la corriente de

los estudios subalternos y la ―historia desde abajo‖ elaborada por E.P. Thompson y Eric

Hobsbawm:

La historiografía subalternista necesariamente supuso (a) una separación

relativa de la historia del poder desde cualquier historia universalista del capital, (b)

una crítica de la forma de la nación y (c) una interrogación de las relaciones entre

poder y conocimiento (por lo tanto, del archivo en sí y de la historia como una

forma de conocimiento). En estas diferencias se instala una nueva manera de

teorizar la agenda intelectual para las historias postcoloniales. (Chakrabarty S/A, 8)


7

Por todo lo anterior, es claro que la propuesta de los estudios subalternos presupone

una ruptura con el bagaje cultural occidental, replanteando la idea misma de conocimiento,

e intentando destronar a la razón como el faro guía en la producción de verdades,

replanteando la misma idea de verdad, a través de la existencia de sistemas de verdad

alternativos, y que no presuponen como elemento central a la razón. Este es el caso de

comunidades indígenas por todo el mundo, que plantean la idea de imaginarios y sistemas

de creencias místicos, fundamentados en la idea de deidades; y que no necesariamente

implican una ausencia de conciencia en sus integrantes.

En resumen, los estudios subalternos son una posición académica que pretenden

proporcionar una nueva visión a cerca de la construcción de la historia, en principio, y que

se extiende para formular crítica política y académica a las visiones eurocentristas fincadas

en la tradición del pensamiento occidental.

Una panorámica biográfica.

Para dibujar un perfil de los creadores del movimiento, es ineludible hablar de Ranajit

Guha, aunque biografiar a este personaje no resulta tan sencillo. Me resulta difícil

comprender como una figura tan importante para una corriente tan en boga, no sólo en la

India, sino en regiones como Latinoamérica, y que ciertamente no resulta indiferente para

los académicos de ―primer mundo‖, merezca solo dos líneas de biografía en la Wikipedia.

La enciclopedia en línea señala del autor lo siguiente: “Ranajit Guha (1922) es un

historiador indio, que fundó el Grupo de Estudios Subalternos, dedicado al estudio de los
8

grupos durante el colonialismo y el poscolonialismo en el sur de Asia. Migró de la India al

Reino Unido en la década de los sesenta, actualmente vive en Viena, Austria.‖2

De acuerdo con Saurabh Dube, Guha no era un intelectual connotado a finales de la

década de los sesentas, ni siquiera al iniciar el grupo de los estudios subalternos. De hecho

hasta ese momento Guha sólo había publicado un libro, el cual en realidad no había sido

muy bien recibido por la crítica. Regresó a medidos de la década de los setentas a la India

para escribir un libro sobre Gandhi que le habían encargado, aunque nunca lo escribió, y al

darse cuenta de la situación social y política en la que se encontraba el pueblo hindú,

decidió escribir a cerca de las revueltas campesinas de su país. A partir de esta decisión es

que nacen los Subaltern Studies, al cual se sumaron otros jóvenes historiadores.

Actualmente, el colectivo está conformado por los siguientes miembros: Shahid

Amin, David Arnold, Gautam Bhadra, Dipesh Chakrabarty, Partha Chatterjee, David

Hardiman, Sudipta Kaviraj, Shail Mayaram, Gyan Pandey, M. S. S. Pandian, Gyan

Prakash, Susie Tharu, Gayatri Chakravorty Spivak, y Ajay Skaria. Sumit Sarkar fue un

miembro del colectivo por un tiempo determinado durante los 1980s. (Chakrabarty S/A, 1)

Dipesh Chakrabarty es otro miembro central del grupo3. Estudió física en el

Presidency College de Calcuta, un diplomado (equiparado a una maestría) en gestión de

negocios en el Indian Institute of Management y un doctorado en Historia por la

Universidad Nacional de Australia en Canberra.

2
Página referente a Ranajit Guha, URL: http://es.wikipedia.org/wiki/Ranajit_Guha
3
Para una panorámica más amplia de la carrera de Dipesh Chakrabarty puede consultarse su página en línea
de la Universidad de Chicago en URL: http://history.uchicago.edu/faculty/chakrabarty.shtml (consultada el
05 de noviembre de 2010)
9

Ha sido profesor en diversas universidades en la India, Australia, Europa y los

Estados Unidos. Actualmente es profesor de Historia, en la escuela de Lenguas y

Civilizaciones del Sur de Asia de la Universidad de Chicago, además es a adjunto del

Centro de Teorías contemporáneas de Chicago; mantiene una posición como maestro

visitante en la escuela de investigación en humanidades en la Universidad Nacional

Australiana y profesor asociado en la escuela de estudios Históricos de la Universidad de

Melbourne.

Además, actualmente es uno de los editores (al lado de Sheldon Pollock de la

Universidad de Columbia, y Sanjay Subrahmanyam de UCLA) de la nueva serie ―El Sur de

Asia a través de las disciplinas‖, publicada por un consorcio de tres universidades (Chicago,

Columbia, y California en Los Angeles)

Modernidad, Colonialismo y Poscolonialismo en la perspectiva de los


estudios subalternos.
Para poder entender la visión de los estudios subalternos es necesario poner en contexto tres

conceptos fundamentales Modernidad, Colonialismo y Poscolonialismo.

Como ya se ha señalado, los estudios subalternos plantean la existencia de un

mosaico pluricultural de modernidades; algo que bien podríamos comparar con una

―qüilta‖4, conformada por diferentes fragmento unidos, pero que en general son una unidad,

de esta forma los campesinos forman parte integral de la modernidad, aun cuando no

comparten los códigos que dan forma y coherencia al mundo moderno, o cuando menos no

al mundo moderno capitalista, liberal y occidental.

4
La qüilta es una especie de cobija, formada por retazos de tela de diversos colores y tamaños que van
cosidos entre sí para conformar una sola pieza.
10

A partir de esta concepción de la modernidad, resultan inoperantes las otras dos

categorías, las cuales se han construido para delimitar cambios cualitativos en el devenir

histórico, por lo cual, al no existir estas rupturas, sino un solo hilo conductor, el enfoque

subalterno reconoce la modernidad colonial y la modernidad poscolonial, como estados de

un mismo desarrollo histórico. Todo es modernidad a partir del siglo XVI, quizás matizada

por eventos, condiciones y situaciones particulares en diversas partes del mundo, pero

modernidad al fin y al cabo.

La perspectiva de conciencia en los estudios subalternos en


contraposición a la visión marxista de la conciencia de clase.
Para los estudios subalternos, contrario al planteamiento marxista de la conciencia de clase,

la conciencia de clase puede ser alcanzada por todas las clases sociales, dentro de su

sistema de creencias. Para el marxismo, la conciencia de clase no ha sido posible de

alcanzar por las clases sociales a través de la historia, sino sólo por las clases características

del capitalismo: La burguesía y el proletariado, las cuales, de manera razonada, pueden

aspirar a la transformación de la sociedad y a alcanzar la reivindicación de sus demandas

sociales. (Luckács 1970, 76-109)

Según Dube, esta concepción es errónea, y menosprecia la capacidad de los grupos

subalternos, los cuales articulan sus ―razonamientos‖ en torno a sistemas de valores

diversos:

Esta tradición historiográfica, cada vez más se ha centrado en las formas de

cultura y conciencia de los grupos subordinados. Este enfoque tiene como premisa

reconocer que la cultura y la conciencia de los grupos subordinados, como se


11

expresa en sus manifestaciones prácticas, tienen una lógica y una racionalidad

distintivas que es posible definir en términos de su universo conceptual y de la

validez de su experiencia. (Dube 2001, 44)

En esta idea, una explicación más clara se presenta en el siguiente ejemplo que

involucra a la figura del Gandhi revolucionario como figura central del movimiento de

liberación indio, quien sin embargo, desde la perspectiva de los subalternos representa no a

un líder, sino a un Mahatma, un Pandit, un Brahmin; envuelto en un halo de divinidad a

quien seguir, venerar, respetar, pese a las promesas incumplidas a través de su movimiento:

Cuando un devoto o devota no obtiene los beneficios específicos por los

que ha estado orando, ¿acaso la falla es de la deidad (que no puede fallar) o del

devoto (que puede no haber cumplido los ritos con propiedad o sinceridad)? Según

Sarkar los campesinos recurrían a este tipo de explicación y el propio Gandhi fijaba

la responsabilidad por los retiros que ordenaba por las fallas suyas y de sus

seguidores acerca de cuestiones como la no violencia y la condición de intocable.

(Idem, 56)

En consecuencia, y de acuerdo a lo propuesto por Dube, el sistema cultural de

creencias religiosas articulado por los subalternos en la India les proporciona una

cosmogonía propia que les permite formular ―razonamientos‖ correspondientes a esa

concepción de la realidad, donde sus deidades juegan un papel activo, presente en su

realidad cotidiana.

A partir de estas afirmaciones, los estudios subalternos confrontan la idea de falsa

conciencia planteada por el marxismo, en particular en su Tesis sobre Feuerbach (1845) y


12

de manera mucho más general por las categorías hermenéuticas del ser propuestas por

Heidegger (1927), que niegan un papel activo a las masas por mutuo propio, y los relega a

un estado maleable y profundamente influenciable.

Una crítica del enfoque utilizado por los Subaltern Studies, sobre los
movimientos de masas, y el papel de las mismas como sujetos de la
historia.
Para iniciar la crítica a los enfoques de los estudios subalternos debemos hacer ciertas

precisiones.

Primero, debemos partir desde el reconocimiento de que nuestra formación

académica es occidental, y por tanto, de alguna manera aunque sea indirecta, vemos en la

propuesta estudiada un ataque a los fundamentos formativos profesionales. Por tanto,

nuestra crítica parte desde esta visión fundamentalmente ilustrada y hermenéutica de la

realidad, reconociendo en esta tradición la característica mutable del conocimiento

científico, por lo cual no se niega de entrada ni de forma irreflexiva las propuestas de la

corriente de los estudios subalternos

En segundo lugar, debemos considerar que en el sistema occidental de valores y

creencias, al cual pertenecemos, el concepto de razón resulta fundamental en la

construcción de conocimiento científico, y por tanto de verdades social y culturalmente

aceptadas.

Como tercer punto debemos establecer, que aun cuando conceptos como

multiculturalidad, diversidad, otredad y otros afines han encontrado arraigo en el

pensamiento y en la investigación social occidental, la objetividad continúa siendo un eje


13

fundamental en el ideario científico, y una aspiración válida aunque ciertamente parcial o

matizada.

A partir de estas consideraciones abordaremos las críticas en particular:

En principio, y sin dejar de aceptar que los estudios subalternos presentan

alternativas novedosas a la concepción de la realidad de los grupos marginados, y su forma

de concebir la realidad; esta corriente no presenta realmente cambios metodológicos

sustanciales. Salvo la introducción del enfoque de la asimetría colonial en el análisis de las

relaciones sociales, la propuesta de los estudios subalternos me parece que no contribuye en

ofrecer explicaciones de la realidad.

Al cuestionar a Saurabh Dube a cerca del alcance limitado de sus estudios en

relación a alcanzar explicaciones válidas de las concepciones de la realidad desde la

perspectiva de los subalternos, al limitarse a señalar que sus actos son guiados por deidades,

y que estos actos resultan totalmente razonados desde su posición, el expositor responde

que la aspiración de los estudios subalternos no es encontrar explicaciones válidas, sino

simplemente describir los eventos y cómo los subalternos juegan papeles conscientes –

desde su sistema de valores– en la construcción de su historia. Aun cuando podemos

reconocer la validez de las descripciones como construcción de conocimiento, resulta

contradictoria la pretensión de introducir en un mundo académico la idea de conciencia,

anclada en valores totalmente disonantes con el conjunto de valores y creencias que nos

rigen en occidente.

La segunda crítica va en el sentido de la formación profesional, y la forma en que

los procedimientos, técnicas y métodos de otras disciplinas son aplicados por los
14

historiadores de los estudios subalternos. Cabe aclarar que este señalamiento en particular

se encuentra enfocado en las respuestas que tanto la doctora Isitha Banerjee y el doctor

Saurabh Dube proporcionaron en el Seminario ―Estudios Subalternos: Modernidad, género

y poscolonialismo‖. Sin embargo carezco de elementos para evaluar las conductas y

procedimientos que otros investigadores de esta corriente pueden utilizar en sus

investigaciones.

De acuerdo con la doctora Banerjee, al momento de decidir cuáles serían los

métodos que utilizaría para la elaboración de su investigación de tesis doctoral, se inclinó

por llevar a cabo trabajo de campo de corte etnográfico. Al cuestionarle cómo pudo llevar a

cabo y aplicar técnicas de investigación etnográfica –tomando en cuenta que su formación

tanto de nivel licenciatura como de maestría se limitaban a la historia del arte, y su

formación doctoral a la historia en general– manifestó que su asesor le había advertido de

los posibles inconvenientes y que había leído alguna literatura al respecto para prepararse.

De la misma forma el doctor Dube manifestó que esto no era un impedimento, y que las

carencias se solventaban con entusiasmo.

No pretendo con esto restar méritos al trabajo realizado por los investigadores. Sin

embargo, y partiendo de las consideraciones que han quedado asentadas al principio de esta

apartado, resulta por lo menos cuestionable pretender otorgar credibilidad absoluta a

estudios que solventan sus carencias con entusiasmo desde una perspectiva con

aspiraciones serias. Se faltaría a la verdad, e incluso a un compromiso ético con la

formación que actualmente se recibe en El Colegio de Sonora, si se admite como una

respuesta válida que las carencias de una investigación se solventan con entusiasmo.
15

Por último, y quizás esto suene un poco trivial, pero es importante resaltar la

congruencia –o incongruencia– de quienes enarbolan la bandera de los estudios subalternos.

Tanto Ranajit Guha, como Dipesh Chakrabarty, solo por mencionar a quienes ya hemos

identificado como figuras centrales del movimiento de los estudios subalternos, y quienes

han manifestado en sus escritos su afinidad con la idea de validar los sistemas de valores y

creencias de los campesinos, y en general de los subalternos de la India, limitan esta

empatía a su ejercicio profesional.

Guha, quien a decir de Saurabh Dube, padece de cáncer terminal, mantiene su

residencia permanente en Suiza, donde se trata con medicina occidental su padecimiento,

dejando de lado la posibilidad, real si partimos de su idea de validar la cosmogonía de los

subalternos indios, de encontrar curación en los métodos tradicionales de la India.

Por su parte Chakrabarty desarrolla un amplio trabajo basado en la crítica política,

con una visión maoísta, desde su posición como profesor de Historia, en la escuela de

Lenguas y Civilizaciones del Sur de Asia de la Universidad de Chicago. Existe sin lugar a

dudas una falta de coherencia cuando se critica un sistema económico y político, y al

mismo tiempo se traslada a realizar esa crítica al lugar en el cual se vive de manera más

acentuada ese sistema que se critica, sin contar con la falta de solidaridad y congruencia

con aquellos a quienes pretendidamente se apoya, al abandonarlos por mantener un estado

de vida diferente.

En congruencia, ambos historiadores deberían mantener sus investigaciones en la

India, y de acuerdo con sus ideologías expresadas, impulsar los cambios que proponen

desde el mismo seno de la sociedad que pretenden transformar.


16

Bibliografía
Chakrabarty, Dipesh. Una pequeña historia de los Estudios Subalternos. Documento en
línea URL:
http://www.desclasificacion.org/pdf/Notas_insurgencia_academica.pdf

Dube, Saurabh. 2001. ―Insurgentes subalternos y subalternos insurgentes‖, en Saurabh


Dube, Sujetos Subalternos, México DF, El Colegio de México, pp. 39-
89.
Félix Bolaños, Alvaro. Marzo 2003. Reseña: Ileana Rodríguez, ed. The Latin American
Subaltern studies Reader, en MLN, vol. 118, No. 2, Hispanic issue. pp
505-510.

Guha, Ranajit. 2002. La prosa de la contrainsurgencia en Las voces de la historia y otros pasados
subalternos, Madrid, Crítica, , pp. 43-93.

Heidegger, Martin. 1927. Ser y tiempo.


http://www.philosophia.cl/biblioteca/Heidegger/Ser%20y%20Tiempo.pdf
(20 de mayo de 2010).

John Beverly. 1999. El subalterno y los límites del saber académico, en Subalternity and
representation: Arguments in Cultural Theory, Durham: Duke University Press.

Luckács, Gerog. 1970. Historia y Conciencia de Clase. La Habana: Instituto Nacional del
Libro.

Marx, Karl. 1845. Tesis sobre Feuerbach, documento en línea URL:


http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm. (consultada el
28 de octubre de 2010)

You might also like