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Lectura del Lun Yu

INTRODUCCION
El objectivo de Confucio fue el de revitalizar la cultura porque para él era una forma de
cultivar los sentimientos humanos y mantener la integridad y el bienestar de las
personas. Advirtió sobre las consecuencias sociales sobre el hecho de que los hombres
con poder obrarán en beneficio propio sin importarles los derechos y necesidades del
pueblo. Confucio pensaba que la educación era un medio importante para transformar la
conciencia, para poder conseguir que los hombres, fueran de una u otra clase social,
cultivaran sus ideales y cualidades personales, ya que: "donde hay educación no existen
clases". Mediante la educación se podía conseguir un orden social que proporcionara la
unidad del pueblo.
Los aforismos confucianos recogidos en el “Lun Yu” nos proporcionan claros ejemplos
de los temas comentados. Confucio cree que las cualidades de la persona se pueden
encontrar en cualquier individuo porque todos los humanos tienen la capacidad de
desarrollarlas para llegar a ser mejor persona.
La base moral del orden social se ha de fundamentar en la principal virtud de la
humanidad, que consiste en amar a los demás. En referencia a lo social, la humanidad
consiste en ser respetuoso en el ámbito privado y fiel a las relaciones humanas. La
virtud y su práctica forman parte de la cultura. El conocimiento no se alcanza tan sólo
con el ejercicio intelectual, sino con la aplicación del mismo en el desarrollo de las
virtudes de humanidad, justicia y cortesía.
12.15. El Maestro dijo: “Un caballero amplía su conocimiento leyendo y se refrena con
el ritual; por ello, no es probable que actúe mal.”(1) Cuando el conocimiento de una
persona ha alcanzado su límite más alto se convierte en sabiduría, por ello puede llegar
a la comprensión global.
Para Confucio existen cinco prácticas que son inherentes al concepto de humanidad, a
saber: el respeto, la magnanimidad, la sinceridad, la agudeza y la generosidad.

17.6. Zizhang preguntó a Confucio sobre la humanidad. El Maestro respondió:


“Cualquiera que pueda expandir las cinco prácticas en todo el mundo aumentará la
humanidad.” — “¿Y cuáles son éstas?” —“La cortesía, la tolerancia, la buena fe, la
diligencia y la generosidad. La cortesía evita los insultos; la tolerancia gana todos los

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corazones; la buena fe inspira la confianza en los demás; la diligencia asegura el éxito;
la generosidad confiere autoridad sobre los demás.”(2)
La felicidad consiste en el cultivo de las virtudes, por ello, la persona puede llegar a ser
sabia y buena y, al ser virtuosa, puede mantener con los demás y con la sociedad,
relaciones cordiales y equilibradas.
Confucio da una gran importancia a la familia, ya que es el fundamento de las
relaciones sociales y de la sociedad. El orden social se basa en la relación paterno-filial.

PREGUNTA 1
Para Confucio las relaciones familiares son básicas ya que la familia juega un papel
esencial en su ideología.
La piedad filial es una de las virtudes por excelencia ensalzada por Confucio en más de
una ocasión en el Lun Yu. Al destacar esta virtud proporciona una base firme para la
autoridad paterna en la sociedad china. La sociedad ha de estar formada por cinco tipos
de relaciones: soberano-súbdito, padres-hijos, hermano mayor-hermano menor, esposo-
esposa y amigo-amigo. Esta estructuración es claramente jerárquica, las relaciones entre
estos cinco grupos se caracterizan por los deberes que se deben entre ellos y también
por las responsabilidades. La relación amigo-amigo se encuentra al mismo nivel. Por el
contrario, la relación padre-hijo es desigual y subordinada, lo que quiere decir que los
vínculos que se establecen entre los miembros de la familia se basan en la generación, la
edad y el sexo de los componentes de la misma. La familia es una unidad básica que se
refleja en la organización y estructura del estado, así como también es el sustrato de la
fuerza ordenadora de la sociedad. Por ello, de la misma manera que se obedece al padre,
el soberano o cualquier otra figura paterna también deben ser obedecidos.
La relación paterno-filial crea una identidad y armonía gracias a la cual la sociedad es
también armónica; además constituye la realidad social de la China. La virtud que
enmarca esta relación es la piedad filial (Xiao). Esta virtud es el principio de la virtud
misma ya que sin ella las otras virtudes, tanto personales como sociales, no existen.
Este concepto, el respeto a los padres, se haya tratado de forma extensa en el “Lun Yu”:
I-11. El Maestro dijo: “Observa las tendencias [de un hombre] mientras vive su padre.
Observa su conducta cuando éste muere. Si en tres años no se aparta de la vía paterna,
se puede considerar que cultiva la piedad filial.(3)
La piedad filial se relaciona con las relaciones sociales, cuyas interacciones se basan en
el respeto:

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5.16. El Maestro comentó de Zichan: “Seguía el proceder de un caballero en cuatro
aspectos: era digno en su conducta privada, respetuoso en el servicio a su señor,
generoso con el pueblo y justo con el trabajo de éste.”(4)
Existe también una estrecha relación entre esta virtud y la obediencia como elemento
organizativo de la sociedad: 11.5. El Maestro dijo: “¡Qué buen hijo es Min Ziquian!
Nadie contradice nunca a sus padres ni a sus hermanos cuando éstos lo alaban.”(5)
Para Confucio, la piedad filial se asimila a la forma de gobierno, una manera de hacer
política, puesto que en el ejercicio de esta virtud, nos dice, será como si la persona
estuviera gobernando.
En el hogar, el joven ha de cultivar la piedad filial, fuera de él cultivará el amor
fraternal. La conducta que ha de exhibir “ha de ser comprometida y digna de
confianza”.
Las virtudes piedad filial y el amor fraternal están relacionadas: la primera, se da en el
hogar, en el ámbito de lo privado; la segunda, en el ámbito público. Porque si un joven
aplica estas dos virtudes, las practica, amará tanto a sus padres como a sus hermanos, y,
por ende, también amará a otras personas. Además: “difícilmente estará inclinado a
desafiar a sus superiores. Un hombre que no esté inclinado a desafiar a sus superiores
nunca fomentará una rebelión.”(6).
La teoría de Confucio no es sólo un ideal de retención o contención en cuanto a la
conducta, sino que sus propuestas contienen un aspecto positivo ya que si una persona
se comporta de la manera adecuada, este tipo de conducta revierte e influye en la
sociedad, por lo que ésta será mejor.
La virtud de la piedad filial procede de la creencia de que todo tiene su origen en el
Cielo, en cambio los humanos tienen su origen en los antepasados. En la antigua
religión china era básico rendir culto a los antepasados porque el individuo no debe
olvidar nunca sus orígenes y porque existía la creencia de que las almas de los
antepasados, para poder ser felices, dependían de la conducta de sus descendientes
vivos, por ello era importante que los matrimonios tuvieran hijos porque así siempre
habría un descendiente que continuara con la tradición. El resultado o beneficio de este
respeto y veneración es que los antepasados darán sus bendiciones a la persona que los
venera mediante la piedad filial. Un hijo debe todo tanto a los antepasados como a sus
propios padres, por ello deberá amar y respetar a sus padres, procurar que no les falte
nada y proporcionarles felicidad y honor sin mancillar el buen nombre familiar. De
hecho, y en realidad, como la base de las relaciones familiares era un sistema patriarcal,

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la piedad filial obligaba a los hijos a vivir con los padres después casados y prestar
obediencia al padre aún alcanzado este estado. La voluntad del padre era absoluta y
podía llegar al extremo de obligar al hijo a divorciarse si la nuera no era de su gusto. Si
el hijo tenía un padre cuyo comportamiento no era el adecuado, si consideraba que
debía corregirlo lo tenía que hacer con la mayor dulzura y docilidad. Aunque un padre
fuera malo, la piedad filial obligaba al hijo a tener el mayor respeto por su padre.
Cuando el hijo muestra piedad filial hacia sus padres, esta virtud se transforma, no es
tan sólo una conducta profana, sino que muta en ritual religioso y un elemento
espiritual.

PREGUNTA 2
El “ren” forma parte de la persona porque es una fuerza que se encuentra en su interior
de forma natural y a cada uno lo impulsa para que tome la dirección correcta en su
desarrollo como persona para, así, aprovechar su vida. Una persona que tiene “ren”
quiere decir que tiene capacidad para poder actuar de la mejor manera, con la condición
de que escuche a su conciencia.
El “ren” es una virtud superior, cuya meta es la perfección y se puede traducir o
interpretar por “humanidad, benevolencia, altruismo, bondad”; esta virtud se refiere al
deseo de amar a todos los seres procurando hacerles el bien. “Aquél que tiene
establecido su corazón mínimamente en la bondad, no rechazará a nadie” (7). El ren está
entre nosotros, sólo basta un profundo examen para encontrarlo.
Si todos los niveles de la sociedad se pudieran comportar con bondad, la sociedad sería
armoniosa y los ciudadanos serían felices y vivirían en paz. 7.30. El Maestro dijo: «
¿Es la bondad algo inalcanzable? Mientras añore la bondad, ésta se hallará a
mano.”(8)
Practicar el “ren” como consideración y el “De” como moral es una cuestión de
mentalidad. Una persona con “ren” no es egoísta, puede distinguir el bien del mal.
La humanidad o “ren” consiste en la combinación de lo personal con la sociedad, de
manera que se integran; para que esto sea posible los hijos se han de comportar de
forma adecuada con los padres, de igual manera los padres lo habrán de hacer con los
hijos. Cuando el padre actúa en la forma debida, ama a su hijo; el hijo que actúa en la
forma en que debe actuar, ama a su padre: “La benevolencia consiste en amar a otros.”
(Analectas, XII, 22)

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El amor y respeto que se ha de tener hacia los demás va unido al cultivo de la
personalidad, de lo que resulta una verdadera moral. La personalidad se refiere al
ejercicio de la libertad personal dentro de un contexto, así como también las facultades
morales de autoconciencia con las que todos nacemos. Confucio pone énfasis en las
relaciones de la persona con los demás, con los que tiene la obligación moral de ser
altruista y desinteresado.
Confucio piensa que el individuo se puede considerar a sí mismo una persona en
referencia al papel y responsabilidad que le corresponde en relación con los diferentes
ámbitos en los que se mueve. Es perentorio que cumpla las responsabilidades que tiene
asignadas porque es así como llegará a ser plenamente humano. La personalidad se
adquiere por medio de los intercambios interpersonales con la sociedad.
Otro aspecto que contempla el “ren” es el ansia de conocimiento hacia los demás: 1.16.
El Maestro dijo: “No os preocupéis si los demás no reconocen vuestros méritos;
preocuparos si no reconocéis los suyos.”(9)
El “ren” incluye una serie de virtudes más concretas: la lealtad: 12,23: Zigong preguntó
cómo tratar a los amigos. El Maestro dijo: “Dales consejos leales y guíalos con tacto”,
la honestidad y la sinceridad: 2,22:” Si no se puede confiar en un hombre, no sabría
qué hacer con él.”
“Xin” se refiere a la fiabilidad, “li” a la acción ritual, decoro; “yi” es hacer lo que se
debe, lo que es correcto sin preocuparse de las consecuencias ni de las ventajas que se
pueden obtener, cuidando la acción de sí mismo y de los demás; como ayuda para
conseguir esto Confucio aconseja el “shu” que es la indulgencia, la compasión, el
altruismo. El “shu” es la exigencia de considerar al prójimo como a uno mismo, es
decir, no querer para los demás lo que no quieras para ti. El “zhi” se refiere al
conocimiento y la prudencia: IV-23: “con mesura pocos yerran” (10). Finalmente, “li” se
refiere a la acción ritual y al decoro.
Confucio coloca el “ren” en un nivel tan elevado que no considera a muchas personas
preparadas para poder alcanzarlo. Es un trabajo complejo que se puede conseguir
gracias al esfuerzo personal, haciendo una reflexión sobre la benevolencia de dentro
hacia fuera hasta alcanzar a toda la humanidad; el primer deber del individuo es
practicar la rectitud y la benevolencia, que son virtudes sociales que sólo se dan cuando
se participa en la vida pública. Además, para acceder al “ren” se necesita dominar las
pasiones y respetar los ritos por lo que la persona se ha de esforzar y adquirir educación.

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Tampoco nos da una definición absoluta de lo que significa ya que: 12.3. …Quien
practica la humanidad es reacio a hablar… Cuando la práctica de algo es difícil,
¿cómo se puede hablar de ello a la ligera? (11) Si da una explicación sobre lo que es el
“ren” lo hace adaptándose siempre a la personalidad del discípulo que pregunta.
Para practicar las virtudes que conforman la humanidad será necesario unir la equidad
con la observancia de los ritos, cualidades necesarias para convertirse en noble, tanto si
se es de nacimiento como si se es plebeyo. Aún así, hay un conocimiento más elevado:
el del Cielo.

CITAS

6
(1)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(2)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(3)
Confucio, Maestro Kong. Lun yu. Reflexiones y enseñanzas. Kairós, 1997.
(4)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(5)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(6)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(7)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(8)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(9)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.
(10)
Confucio, Maestro Kong. Lun yu. Reflexiones y enseñanzas. Kairós, 1997.
(11)
Confucio. Analectas. Simon Leys. El Arca de sabiduría.

BIBLIOGRAFÍA

Confucio, Maestro Kong. Lun yu. Reflexiones y enseñanzas. Primera edición: 1997.
Traducción introducción y notas de Anne-Helene Suárez Girard. Páginas: 196.
Barcelona: Kairós, 1997.

Confucio. Analectas. Tercera edición: 2006. Versión y notas de Simon Leys.


Traducción de Alfonso Colodrón. Páginas: 313. Madrid: Edaf, 1998.

Xiao, X. (2001). El confucianismo. Primera edición: 2001. Traducción: María Condor.


Páginas: 424. Madrid: Cambridge University Pres, 2001.

Castro, A. (2002). El buen halcón oculta la garra: una reflexión sobre la modernidad
del Japón. Páginas: 260. Primera edición: 2002. Lima: Fondo editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, 2002.

Kaltenmark, M. (1980). La filosofía china. Páginas: 110. Madrid: Ediciones Morata,


S.A. 1982

WEBGRAFIA

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Polo Santillán, Miguel Angel. Rén, Lí y Tao en Confucio. Soporte: material web
(Última consulta: 13/03/11)
http://lotosdeoriente.blogspot.com/2009/02/ren-li-y-tao-en-confucio.html

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