II. De Paris a Nueva York:
EXILIADOS Y ANTIFASCISTAS
El afio 1933 es un punto de inflexidn en la historia intelectual
del totalitarismo. Luego del ascenso de Hitler al poder, este con-
cepto se instala plenamente en el vocabulario antifascista, emi-
grando desde sus paises de origen Italia y Alemania— hacia Fran- .
cia y los Estados Unidos, las dos principales tierras de asilo-de los
exiliados en fuga de las dictaduras. En virtud de un verdadera me-
tamorfosis, este término, todavia vago e impreciso, se instalaba
asi en el seno del campo politico opuesto a aquel en el que habia
nacido. El to
su antitesis: el_antitoralitarisma. A través de la literatura del exi-
itarismo se tornd definitivamente indisociable de
lio, esta dupla semAntica iniciaba su recorrido en el ambito de la
cultura politica europea.
En.1934, un joven fildsofo hebreo marxista, Herbert Marcuse,
ex discfpulo de Heidegger en Friburyo, refugiado en los Estados
Unidos luego del advenimiento de! nazismo, dedicaba al rotalita-
tismo un amplio ensayo publicado en la Zeitschrift fiir
Sozialforschung, la revista de la Escuela de Frankfurt, en esa epoca
editada en Paris por los tipos de Alcan. Después de haber resefia-
do las diversas elaboraciones ideoldgicas del fascismo y de la “re-
volucién conservadora”, de Gentile a Mussolini, de Schmitt a
Forsthoff, Marcuse teorizaba.este nuevo régimen,.en términos mar-
xistas, como.un_ producto de las transformaciones del capitalismo
moderno, situdndolo en el cruce entre las derivaciones autorita-
rias del liberalismo en decadencia y los aportes irracionalistas del
45Enzo TRAVERSO
existencialismo politico. En este sentido, Marcuse citaba el ya
-élebre “Discurso del Rectorado” de Heidegger (1933) -el anti-
guo maestro ahora repudiado— como una manifestacién evidente
de la adaptacién del existencialismo a la mitologia nazi de la san-
gre y del suelo. El pueblo, escribfa Marcuse, “es considerado como
unidad y totalidad por debajo de la esfera econdmica y social; tam-
bién el existencialismo ve en las ‘fuerzas de la.tierra y de la sangre’
las verdaderas y propias fuerzas histéricas. (...) También el
existencialismo necesita una verdadera y propia teorfa del Estado:
éste constituye la base de la doctrina del Estado totalitario”.” Pues-
to que el fascismo no discutfa las bases del sistema capitalista,
Marcuse deducfa que era el mismo liberalismo quien habia genera-
do el “Estado total”, es decir, una nueva veision del capitalismo “en
un estadio de desarrollo mas avanzado”.” Aunque traducida en un
estilo filosdfico-politico, esta concepci6n reflejaba en gran medida
los andlisis elaborados en el curso de los aftos 30 por Friedrich Pollock
sobre la emergencia del capitalismo monopolista de Estado.”
En el mismo afio 1934, el tedlogo protestante Paul Tillich pu-
blicaba en la revista Social Research un ensayo sobre las relaciones
entre el “Estado total” nazi y las iglesias alemanas. Se trata proba-
blemence de una de las primeras apariciones ~por obra de un exi-
liado aleman- del cérmino toralitarian en las ciencias sociales nor-
teamericanas. Editada en Nueva York por la New School for So-
cial Research —una institucién que se transformara pronto, bajo
el impulso de Alvin Johnson (y gracias a los financiamientos de
la Rockefeller Foundation), en un auténtico centro de recluta-
miento para los intelectuales europeos en el exilio-, esta revista
70. H. Marcuse: “Der Kampf gegen len Liberalismus in der totalitaren
Staatsauffassung’, en Zeitschrift far Sozialforschung, Vol. 3, N®2, 1934, ahora tam-
bién en H. Marcuse: Kultur und Gesselschaft, Frankfurt/M, Suhrkamp, 1965.
TA. tbid., p. 19. . :
72. Cf. al respecto Martin Jay: The Dialectical Imagination. A History of the.
Frankfurt School and the Institute of Social Research, 1932-1950, Boston, Little
Brown, 1973. -
Pe
46
{ EL TOTALITARISMO. HISTORIA DE UN DEBATE
fue uno de los lugares privilegiados de la reflexién de aquellog
afios sobre el totalitarismo.” Concluida la Primera Guerra Mun
dial, Tillich, fundador de la Liga de los Socialistas Religiosys (unit
religidser Sovialisten), habia sido acogido allf luego de haber deja
su cétedra de filosofia en la Universidad de Frankfurt. Su articuly
examinaba solamenté la Alemania nazi, a la que caracteriathit
como un Estado totalitario y como una nueva forma de “payne
mo” en la cual se cristalizaba la historia alemana despucs de lit
creacin del Reich guillermino (en pocas palabras, si bien el att
culo no recurre a esta formula, el cotalitarismo era visto come unt
producto de un deutsche Sonderweg).” Para Tillich, aun cuando vd
régimen hitleriano no tuviera todavia ni siquiera un aio cle extn
tencia, Alemania era el arquetipo del Estado totalitario. Con lw
pactos lateranenses de 1929, Mussolini habia dado prueba de aut
voluntad de lograr un compromiso con la Iglesia Catélica. Hn cua
to a Rusia, su totalitarismo no era més que una rene inn
antiburguesa y racionalista, dirigida a imponer por la [ucts un
ideal social nacido de las Luces; se trataba entonces, seytin si jut
recer, de una dictadura transitoria, a ser analizada tenicnde pre
sente las categorfas marxistas que postulan el deterioro del Fan
do, En Europa Central, al contrario, el totalitarismo correspond
a una concepcidn “ontolégica” del Estado de origen hegeliana vn
contra de la cual él convocaba a la unidad de las fuerzas democn
ticas. Los cristianos eran entonces llamados:a desempeitar 1 tl
73. Sobre la historia de la New School como institucion privilegiada de! exilio outa
peo y, sobre todo, aleman, cf. Claus-Dieter Krohn: Wissenschaft im Exil, Dott. he
Sozial- und Wirtschaftswissenschattler in den USA und die New School for $c tal
Research, Frankfurt/M, Campus, 1987. Sobre el debate suscitado por elonsaye
de Tillich y las resistencias al uso del adjetivo “totalitario”, pp. 145-56.
74. P Tillich: “The Totalitarian State and the Claims of the Church’, en Social Resicnue Nh,
Vol. 1, 1934, pp. 405-33. Véase la versién alemana, publicada mas tarde, 111!
Tillich: Gesammelte Werke, Stuttgart, Evangelisches Verlagswerk, Vol. 10, pp. tel
45. Sobre él itinerario intelectual de Tillich, cf. Ronald Stone: Paul Tillich’s Raciical
Social Thought, Atlanta, John Knox, 1980; y James Luther Adams (ed.): The Thought
of Paul Tillich, New York, Harper & Row, 1985.
47(ov
ENzO TRAVERSO
protagénico en este movimiento de resistencia: “La idea de Esta-
do total -escribia Tillich— se despedazard contra la Iglesia y con-
tra el Evangelio”.” La nocién de totalitarismo ocupaba, ademas,
un lugar central en varios ensayos y conferencias ~publicados en
las principales lenguas occidentales— de otro intelectual cristiano,
el cura italiano Luigi Sturzo, fundador en 1919 del Partido Popular
y obligado a exiliarse en 1924 por su oposicién a la “Estadolatria
de Mussolini. En sus escritos, el “totalitarismo” desigaaba antes
que nada al fascismo italiano, pero no dudaba en estableger a veces
paralelos con la Alemania nazi y con la Union Soviética, como
habfa hecho a fines de 1925 en su libro L'Italie et le fascisme.” En un
ensayo de 1936 publicado en la Social Research, Sturzo habia inten-
tado una primera interpretaci6n histérica y socioldgica del totali-
tarismo. Luego de sefialar sus origenes en una “razon de Estado’
nacida en la época de la Reforma con Maquiavelo y Lutero, carac-
terizaba al totalitarismo como un régimen modemo, tipico del si-
glo XX. Sistema politico inédito, cualitativamente distinto de las
dictadueas conocidas desde la antigtiedad hasta el siglo XLX, el to-
talitarismo estaba encarnado por fa Rusia bolchevique, la Tealia fas-
cista y la Alemania nazi. Estos tres regimenes tenfan muchos rasgos
en comin: una extremada centralizacién administrativa, la milita-
rizacién de la sociedad, el conductismo econdmico, el control poli-
tico sobre la escuela y los medios de comunicacién. Como conclu.
sién de su ensayo, Sturzo sintetizaba la naturaleza del totalitarismo
en la tendencia a una “divinizacion del Estado”, caracterizando al
“Estado totalitario [como] la forma més clara y més explicita del
Estado pante(sta”.” En una carta de 1935 a Carlo Rosselli, dirigente
exiliado de Giustizia e Liberté, Sturzo definia la ideologta hitleriana
como una “religién pagana de Estado”.
75. P. Tillich, op. cit.
76. Luigi Sturzo: L'Italie et le fascisme, Paris, Alcan, 1926, p. 127.
77. Luigi Sturzo: “The Totalitarian State", en Social Research, N? 2, 1936, p. 235.
78. Citado en Michael Schafer: “Luigi Sturzo als Totalitarismustheorethiker en Hans
Maier (Hg.), “Totalitarismus” und “Politische Religionem Konzepte des
ww
48
(«
EL TOTAUITARISMO. HISTORIA DE UN DEBATE
Sin embargo, este acercamiento era minoritario en la cultura
del exilio, cuya visién de la URSS como bastién antifascista (en
la época de los Frentes Populares) no incitaba a extender el
comparativismo més alla de las fronteras soviéticas. A su llegada
a los Estados Unidos, a mediados de los afios "30, donde abando-
nar su sionismo libertario para adoptar una forma més clasica de
liberalismo politico, el historiador judfo aleman Hans Kohn su-
brayaba las diferencias de fondo entre dos regimenes “posde-
mocraticos” como el fascismo y el comunismo: una nacionalista,
el otro cosmopolita; uno nihilista, el otro humanista; uno
antisocialista, el otro anticapitalista; uno orientado a sacralizar el
Estado, el otro defensor de una teoria preconizadora, al fin, del
advenimiento de una sociedad sin clases y sin Estado. La conclu-
sién de Kohn decia asf: “La dictadura del fascismo es carismatica,
nacionalista y permanente; la del comunismo es racionalista, u- .
niversalista y transitoria”.” A diferencia del fascismo, que habfa
ya exhibido su naturaleza antiliberal y aritihumanista, el comu-
nismo era todavfa, a los ojos de Kohn, una experiencia histérica
de futuro incierto, que merecfa por el momento una suspensién
del juicio; el adjetivo “totalirario” se aplicaba asf exclusivamente
a los fascismos. Por cierto, Kohn se referia més a la teorfa que ala
practica del comunismo soviético y, en los afios siguientes, su li-
beralismo tomard formas mds clasicas; pero la linea en torno a la
Diktaturvergleichs, Paderborn, Ferdinand Schéning, 1996, p. 46, Sobre la teoria
del Estado totalitario en Sturzo, cf. Jean-Luc Pouthier: “Luigi Sturzo et la critique de
Etat totalitaire”, en Vingtiéme siécle, N°21, 1989, pp. 83-9; Mario d’Addop: “Liberta
€ totalitarismo in Sturzo", en Sociologia, N° 2-3, 1986, pp. 67-102; y Francesco
Traniello: “Fascismo e storia d'ltalia nell'analisi dei popolari in Sturzo”, en Italia
contemporanea, N? 149, 1982, pp. 87-103
79, Hans Kohn: (1935) “Communist and Fascist Dictatorship: A Comparative Study”,
en Revolutions and Dictatorships. Essay in Contemporary History, Harvard,
Cambridge University Press, 1941, p. 192. Sobre el recorrido politico e intelectual
de Kohn hasta su emigracién a los Estados Unidos, cf. Michael Léwy: Rédemption
et utopie. Le judaisme libertaire en Europe centrale, Paris, Presses Universitaires
de France, 1988, pp. 202-4.
49ENz0 TRAVERSO
cual, por algunas décadas, se desarrollard el debate sobre el totali-
mo estaba ya bien definida. .
Consideraciones andlogas se podrian hacer a propésito de la
reflexién de Nicola Chiaromonte, exiliado de Giustizia e Libertad
en Paris antes de combatir en Espafia én las Brigadas Internacio-
nales y emigrar finalmente a Nueva York. En un extenso articulo
sobre el fascismo publicado en 1936 por Europe, la principal re-
vista pacifista de Francia en los afios '30, abierta a todas las co-
rrientes de la izquierda pero claramente orientada a respaldar a la
URSS, Chiaromonte no toma siquiera en consideracién la posi-
ble aplicacién del concepto de totalitarismo al comunismo sovié-
tico (como lo hard, en cambio, después de 1939). El totalicarismo
era, en el fondo, un fendémeno ajeno a la cultura italiana, signada
por una fuerte tradicién cosmopolita, més acorde, en cambio, con
la ética protestante alemana que prescribe disciplina y obedien-
cia. “En Italia -escribfa Chiaromonte- el: totalitarismo es incon-
gruente y ajeno a la naturaleza de la sociedad. Es verdad que pue-
de imponer una uniformidad exterior a la vida pero en las masas
sdlo puede contar con un entusiasmo superficial, que el mismo
Mussolini, cuando no esta en escena, advierte claramente. Aqui
se exhibe una diferencia central con Alemania que es la patria
del prototipo del Estado totalitario: Prusia. Allf, el orden del Es-
tado es considerado esencial y es motivo de orgullo: a ello uno se
adapta con optimismo, si no con entusiasmo: ‘Befeh| ist Befehl’”.”
A partir de 1933, luego de la colectivizacién forzada de los
campos soviéticos pero antes de los procesos de Mosct, la nocién
de totalitarismo comenz6 a circular, con un estatuto todavia mal
definido, entre los opositores de izquierda del estalinismo. En ta
vigilia de su deportacién a un campo siberiano, el escritor ruso-
belga Victor Serge, a mitad de camino entre el anarquismo y el
tar
80, Nicola Chiaromonte: “Sur le fascisme”, en Europe, N° 160 de abril de 1936, p.
564. Sobre la revista Europe, cf. Michel Winock: Le siécle des intellectuels, Paris,
Editions du Seuil, 1997, pp. 274-5.
we
50
EL TOTALITARISMO. HISTORIA DE UN DEBATE
trotskismo, denunciaba a la Rusia estalinista, en una carta a algue
nos amigos franceses publicada por La Révolution prolétarienne, coma
“un Estado totalitario, castocratico, absolutista, ebrio de su pra-
pia potencia, para el cual el hombre no cuenta”. Para este crfti¢a
revolucionario del totalitarismo soviético no se trataba todavta,
con toda evidencia, de cuestionar la Revolucién de Octubre, sina
més bien de volver.a sus valores auténticos. En ésta suerte de
manifiesto humanista —“Defensa del hombre. Respeto al hombre.
[...] Sin esto, nada de socialismo. Sin esto, todo es falso, equivus
cado, viciado.”~ Serge no dejaba de remitirse a Dzerzinsk|, el
fundador de la Ceka que, a fines de la Guerra Civil Rusa, hibta
‘propuesto la abolicién de la pena capital para los delitos pulftl:
cos. Esta carta de Serge abrfa una pagina destinada a profun inne
en los afios siguientes, la del divorcio doloroso entre los intelee
tuales y la URSS. Pocos aftos después, el término “toualiturls
mo” entrard en el vocabulario de otros militantes desilusion
dos por el estalinismo.
Figura emblematica de esta corriente fue el escritor y ensiyiiti
austrfaco Manés Sperber, exiliado en Paris durante los atios "40,
donde fue el animador del Institut pour PEtude du Fascisme (INIA),
frecuentado por los emigrados alemanes cercanos al comunininu
En 1937, bajo el impacto traumatico de los procesos de Mowwti,
Sperber consignaba en un ensayo, Zur Analyse der Tyrannis, las 1
flexiones que estan en el origen de su ruptura con el comunisine
Escrito en un estilo literario, rico en alusiones pero privado de
referencias precisas a la Alemania nazi y a la Rusia de Stalin, cate
texto esbozaba una meditacién abstracta sobre el poder. En el pretit
cio a la reedicién alemana de 1975, Sperber aclaraba asf los orfyenes
81. Esta carta, fechada el 1° de febrero de 1933, fue enviada desde Moscti a Parla
a Madelaine Paz, Maurice Paz y Marcel Martinet. Se reproduce en Victor Serg@:
Mémoires d'un révolutionnaire, Paris, Points-Seuil, p. 294. Sobre el significado deg
esta carta para el debate sobre el totalitarismo, cf. Bruno Bongiovanni, La caduttl -
dei communismi, Milano, Garzanti, 1995, pp. 124-6.
51ce
Enzo Traverso
de su ensayo: “En 1937, he intentado definir del modo més preciso el
modelo totalitario, como se dirfa hoy de buen grads; no se trataba
entonces de dar una representacién del régimen hitleriano 0 estali-
hista en particular, sino sélo de hacer evidente lo que éstos tenfan en
comin”. En este ensayo, el “totalitarisma” era descripto como un
atributo de la tiranfa moderna, més precisamente como su “orna-
mento intelectual”. Pero Sperber subrayaba la novedad absoluta de
esta nueva forma de tiranfa en la cual “el poder total es impresionan-
te, aterrador y fascinante” (totale Macht imposant, erschreckend und
fuszinierend ist). Como explicaba en su prefacio de 1975, la ausencia
Ue una referencia explicita a Stalin estaba ligada a su compromiso
nntifascista, que lo impulsaba a reconocer, aun después de su ruptura
con el Partido Comunista, la necesidad de una alianza con la URSS.
cn la lucha contra el nazismo. La alusién estaba velada en el retrato
del dictador absoluto que pretende encarmar la voluntad general y
exiye que se reconozca su infalibilidad: una figura sin tiempo detris
de la cual se dibujaba, en filigrana, el perfil de Stalin. Sperber dio este
paso dos afios después, en el momento del pacto germano-soviético,
Publicé entonces, bajo el seudénimo de Jan Heger, un articulo titula-
do “Der totalitare Staat”, en el cual la URSS estaba explicitamente
sefalada como un enemigo del socialismo. El articulo fue acogido
por la revista Die Zukunft, editada por Wilti Miinzenberg, otro exilia-
do fugitivo del comunismo. /
Francia se convirtid, en el curso de los afios 30, en un Laboratorio
importante de reflexion sobre el totalitarismo, no sélo en virtud dela
presencia en su territorio de numerosos exiliados sino también por
via de sus fronteras comunes con la Italia fascista y la Alemania
nacionalsocialista. Este tema atravesaba, entonces, los principales
82. Manes Sperbet: Zur Analyse der Tyrannis, Munchen, DTV, 1987, p. 18.
83. Ibid., p. 78.
84, Jan Heger: "Der totalitare Staat", en Die Zukunft, N° 47 del 24 de noviembre de
4939. Sobre este articulo de Sperber, cf. Anne-Marie: Corbin-Schuffels: Manés Sperber.
Un combat contre la tyrannie (1934-1960), 1996, Francfort, Peter Lang, p.71.
*
52
EL TOTALITARISMO. HISTORIA DE UN DERATE
componentes de la cultura politica francesa: el cristiano, el socialista
y el liberal. En 1936 veia la luz una de las obras mas significativas de
la cultura catélica del perfodo entre las dos guettas: Humanisme intéeral,
de Jacques Maritain. En un primer momento ateo y dreyfusard, luego
convertido a la Action Frangaise por influencia de Léon Bloy, Maritain
se orientaba, a partir de los aiios 30, hacia un compromiso humanis-
ta, comunitarista y “personalista” que se plasmarfa, en 1932, en la
fundacidn, con Emmanuel Mounier, de la revista Esprit, en busca de
una “tercera via” entre capitalismo y comunismo. A la luz del
antifascismo de Maritain, antiftanquista y opuesto a la instrumenta-
cién politica de la que era objeto el cristianismo en las filas antirre-
publicanas, durante la Guerra Civil Espatiola, Humanisme intégral sera
entonces interpretado por muchos criticos como una suerte de mani-
fiesto “comunista cristiano”.* Maritain usaba el concepto de totali-
tarismo para indicar el doble rostro de una modernidad atea (el bol-
chevismo) y pagana (el nazismo), “una y otra prontas a hacer del
odio una virtud, una y otra dirigidas hacia la guerra, guerta de la
naciones o guerra de clases, una y otra orientadas a reivindicar para
la comunidad temporal el amor mesidnico con el cual el reino de
Dios debe ser amado, una y oita orientadas a someter al hombre a
cualquier humanismo inhumano, al humanismo ateo de la dictadura
del proletariado, o al humanismo idélatra del César, 0 al humanismo
zooldgico de la sangre y de la raza”.
La cultura socialista no fue indiferente al advenimiento de los
regimenes totalitarios. La obra mas significativa sobre las dictaduras
de Hitler y Mussolini aparecida en Francia entre las dos guerras es,
85. Cf. René Rémond: “Maritain et les années trente”, en Notes et Documents,
1979, pp. 21-9; E. Poulat: *Humanisme iritégral dans la culture des années trente”,
en Le Supplément. Revue d’éthique et théologie morale, N® 187, 1993, pp. 139-74.
Sobre los origenes de la revista Esprit, cf. Michel Winock: "Esprit". Des intellectuels
dans la Cité 1930-1950, Paris, Editions du Seuil, 1996.
86. Jacques Maritain: “Humanisme intégral”, en Jacques et Raissa Maritain,
Oeuvres completes, Vol. 6, Fribourg, Paris, Editions Universitaires, Editions Saint-
Paul, 1984, pp. 599-600.