Professional Documents
Culture Documents
LA POBREZA EN COLOMBIA
INDICE DE MATERIAS
1. MEDIDAS DE LA POBREZA..................................................................5
1.1. Medidas subjetivas de la pobreza................................................................... 5
1.2. Medidas no monetarias ................................................................................ 12
1.2.1. Hambre y desnutrición......................................................................... 12
1.2.2. Índice de desarrollo humano (IDH) ..................................................... 14
1.2.3. Índice de pobreza humana (IPH) ......................................................... 15
1.2.4. Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) ............................................. 15
1.2.5. Índice de condiciones de vida (ICV)..................................................... 17
1.2.6. SISBEN................................................................................................ 18
1.3. Medidas monetarias utilizadas internacionalmente....................................... 19
1.3.1. Medidas relativas: la mitad del ingreso mediana ................................. 19
1.3.2. Medidas absolutas: 1 dólar y 2 dólares PPA per cápita/día. ................ 20
1.3.3. Medidas absolutas: líneas de indigencia y de pobreza vía una canasta
normativa............................................................................................................ 21
1.3.4. Pobreza con enfoque de género ........................................................... 22
2. LÍNEAS DE POBREZA E INDIGENCIA Y MEDIDAS DE LA POBREZA EN
COLOMBIA ............................................................................................. 25
2.1. Tres mediciones básicas de las líneas de indigencia y de pobreza................. 25
2.2. Líneas de pobreza e indigencia estimadas por la MERPD (m 2005)............. 28
2.3. La pobreza nacional vía ingresos, medida con diversas metodologías .......... 28
2.4. Cálculo de la incidencia de la pobreza vía gastos y vía ingresos, antes o
después de subsidios ............................................................................................... 29
3. EVOLUCIÓN DE LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD EN COLOMBIA ...... 30
3.1. Evolución de la pobreza 1991-2005 ............................................................. 30
3.2. Comparaciones internacionales.................................................................... 33
3.3. Pobreza e indigencia por departamentos y en las principales ciudades ......... 34
3.4. La intensidad de la pobreza y porcentaje del ingreso per cápita necesario para
erradicarla ............................................................................................................... 35
3.5. La desigualdad del ingreso en Colombia...................................................... 37
3.5.1. Evolución reciente de la desigualdad del ingreso................................. 37
3.5.2. La desigualdad colombiana en el contexto internacional ..................... 38
3
ÍNDICE DE CUADROS
Cuadro 1.1. Respuestas a la pregunta: “Actualmente, ¿cómo son las condiciones de vida
en su hogar?”, por quintiles de ingreso per cápita nacionales. ................................ 8
Cuadro 1.2. Suficiencia de ingresos reportada por los hogares, porcentaje................... 10
Cuadro 1.3. Ingresos* considerados como mínimos, excelentes, y malos .................... 10
Cuadro 1.4. Pobreza relativa: porcentaje de población con ingresos inferiores a la mitad
de la mediana de la distribución del ingreso per cápita......................................... 20
Cuadro 1.5. Incidencia de pobreza e indigencia por sexo............................................ 23
Cuadro 1.6. Indicadores de pobreza con enfoque de género......................................... 24
Cuadro 1.7. Tres metodologías para estimar las líneas de pobreza e indigencia en
Colombia (resumen metodológico)...................................................................... 27
Cuadro 1.8. Valor (promedio tercer trimestre 2005) de las líneas de indigencia y
pobreza (por persona y por hogar) a nivel nacional y en las zonas urbanas y rurales.
............................................................................................................................ 28
Cuadro 1.9. Porcentaje de población colombiana indigente y pobre según ingresos y
según gastos de la ECV 2003. ............................................................................. 30
Cuadro 1.10. Porcentaje de población pobre antes y después de subsidios. ECV 2003. 30
Cuadro 1.11. Número de pobres e indigentes en Colombia (cabeceras y resto rural).... 33
Cuadro 1.12. Pobreza e indigencia por departamentos (datos medios 2004) ................ 34
Cuadro 1.13. Evolución de la Pobreza, la indigencia, los ingresos per cápita reales y el
coeficiente de Gini en las cuatro ciudades principales.......................................... 35
Cuadro 1.14. Medidas de Pobreza en Colombia: Incidencia (H), Intensidad (I), Brecha
(H*I) y Foster-Greer-Thorbecke (P2). ................................................................. 36
Cuadro 1.15. Algunas medidas de desigualdad a nivel nacional. ................................. 38
ÍNDICE DE GRÁFICOS
SIGLAS Y ABREVIATURAS
1. MEDIDAS DE LA POBREZA.
La pobreza es un estado de privación del bienestar no solo material (consumo de
alimentos, vivienda, educación, salud, entre otros) sino que se refiere también a otras
esferas de la vida: inseguridad personal y de los bienes; vulnerabilidad a la salud, a los
desastres y a las crisis económicas; exclusión social y política; y libertad de realización
de capacidades. Dado ese carácter multidimensional, la pobreza puede ser medida de
diferentes formas. Oscilan entre las subjetivas y las objetivas (Gráfico 1.1). Las
objetivas pueden clasificarse en no monetarias y monetarias, y estas últimas en
relativas o absolutas (Ramírez y Muñoz, 2004). Haremos un repaso de las más
importantes, estimando, para cada una, el porcentaje de pobres que resultaría en el caso
colombiano.
Aunque hasta cierto punto existe la pobreza absoluta, es claro que la pobreza es una
condición tanto relativa como subjetiva. A medida que el nivel de vida de una sociedad
crezca, o aún el nivel de vida del pequeño grupo de personas que a uno lo rodea (es
decir, el grupo de referencia), es posible que una persona empiece a sentirse pobre si su
propio nivel de vida ha permanecido estancado. Del otro lado, quizás el ver la situación
infortunada de personas en la calle puede hacer que una persona se sienta privilegiada y
lejos de la pobreza, aún si no tenga cubiertas algunas otras necesidades consideradas
como básicas por la mayoría de las sociedades, como es, por ejemplo, el acceso a la
educación.
Igualmente a como la relatividad puede existir a nivel espacial, también puede existir a
nivel temporal. El haber perdido ingreso puede dar una sensación pobreza, así como el
estar ganando más dinero hoy puede hacer a una persona sentirse próspera en relación
con el pasado. Es aún más probable que el perder ingreso induzca la sensación de
pobreza por la relativamente gran caída en utilidad que las personas sufren al sufrir una
pérdida (un cambio marginal mayor que el que experimentarían si ganaran la misma
cantidad de dinero), tal como ilustra la conocida Prospect Theory de Kahneman y
Tversky (1979).
6
Por estas razones, entre otras, la respuesta a la pregunta “¿Usted se considera pobre?”1
en la ECV 2003 no está tan altamente concentrada en los quintiles bajos como uno
esperaría, y al mismo tiempo, se encuentra un alto porcentaje la población de los
quintiles de ingreso per cápita altos que se considera pobre (ver Gráfico 1.2).
Consecuentemente, aunque nos pueda dar una buena idea sobre cómo se sienten los
colombianos en términos socioeconómicos, la respuesta a esta pregunta no resulta en un
buen instrumento para señalar a aquellas personas en necesidad de asistencia social del
estado.2
El 67% de los hogares respondió sentirse pobre en 2003. Mirado por quintiles de
ingreso per cápita, en el quintil uno, esta cifra fue de 91%. Es difícil pensar cómo una
persona del quintil uno podría no sentirse pobre3: que el 9% de los hogares en este
quintil no se sienta pobre se podría explicar en parte por el estigma de responder
afirmativamente, o simplemente, que los bajos ingresos del mes de referencia fueron
atípicos para el hogar. Esta última afirmación es frecuentemente corroborada por el
consumo de los hogares, el cual no tiende a oscilar tanto a través del tiempo como los
ingresos.
No es sorprendente que la percepción de pobreza baje con el quintil, o que esta caída
sea menos pronunciada al principio – el pasar del primer quintil al segundo puede ser un
salto grande en ingresos pero el nivel ingreso aún se puede considerar objetivamente
deficiente. Por esto, entre el primer y el segundo quintil, la percepción de pobreza de los
hogares baja solo del 91% al 82%, mientras que luego baja del 71% en el tercer quintil
al 59% en el cuarto quintil. Ya en el quinto quintil, baja mucho más (a 33%) – aunque
esta gran caída de 27 puntos porcentuales podría estar parcialmente explicada por la
gran desigualdad de ingresos en este quintil, un análisis por deciles también mostró la
presencia de hogares que se sienten pobres en el decil 10.
Que un tercio del quinto quintil del país se sienta pobre es verdaderamente preocupante.
Mientras que, como veremos adelante, el quinto quintil sí tiene algunas condiciones
socioeconómicas por mejorar, estas condiciones no parecen ser congruentes con tan alto
índice de percepción de pobreza. Aquí se podría decir que ha sido muy influyente la
relatividad tanto espacial como temporal.4 En otras palabras, los hogares claramente no
se limitan a compararse verticalmente (“con los de arriba y los de abajo”), sino que
parecen hacer también una comparación horizontal con su entorno social.
El hecho de que las personas en el sector urbano estén más expuestas a los medios y a la
concentración de riqueza en este país, lo haría a uno pensar que el índice de percepción
de pobreza sería más alto en este sector, al controlar por el nivel de ingresos. Sin
embargo, éste no es el caso, y las personas en el sector rural se sienten mucho más
pobres que aquellas en el sector urbano, aún cuando pertenecen al mismo quintil de
1
La pregunta es contestada en un 60% por el jefe del hogar y en un 40% por el cónyuge. No existen
diferencias en la respuesta dependiendo en si el jefe o el cónyuge es el que contesta.
2
Otra razón por la cual no es quizás un buen indicador es que la percepción de un fenómeno como la
pobreza puede ser sujeta a diferentes niveles de conciencia sobre lo que se debe considerar una vida digna
a través de los diferentes estratos socioeconómicos.
3
La mediana del ingreso per cápita de esta población apenas supera los $55.000 mensuales (pesos
colombianos de 2003).
4
El quinto quintil tiene un alto nivel de desigualdad, con un coeficiente de variación de 2.9. Por otro lado,
el 22% de los hogares del quinto quintil reportó que el nivel de vida actual del hogar empeoró con
respecto a cinco años atrás.
7
ingresos. El 88% de los hogares del sector rural se sentía pobre en 2003, versus un 60%
en el sector urbano. Dado los bajos ingresos del sector rural, la cifra de 88% no es tan
sorprendente – lo que es sorprendente es que el 69% de los hogares miembros del
quinto quintil rural se haya declarado como pobre, mientras que en el sector urbano, sea
en el tercer quintil donde se encuentra un índice de percepción de pobreza parecido a
éste (68%). Dado que el quinto quintil en el sector rural representa sólo el 5% de esta
población (los quintiles son hechos a nivel nacional) uno esperaría que al menos hubiera
un efecto de relatividad que haría sentir menos pobres a los habitantes del sector rural
que son miembros del quinto quintil nacional. ¿Por qué será tan alta la percepción de
pobreza en el sector rural, aún al controlar por el quintil de ingresos nacional? Una
posible explicación es que las personas no contemplen exclusivamente sus propios
ingresos al considerar su percepción de pobreza, sino también consideren la
accesibilidad a bienes y servicios (incluyendo la calidad de estos), muchos de los cuales
están fuera del alcance de la población rural, no obstante su nivel de ingresos. Quizás no
sea meramente la falta de dinero restante, pero asimismo la falta de un buen servicio de
acueducto o electricidad, o una buena escuela, la que le dé a las personas una sensación
de pobreza. Esto podría explicar por qué la percepción de pobreza no baja tan
pronunciadamente entre el cuarto y quinto quintil, como sí lo hace en el sector urbano.
80%
60%
40%
20%
0%
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Total
Fuente: Cálculos MERPD con base en ECV 2003. Responde el jefe de hogar o su cónyuge.
Otra razón por la cual la percepción de pobreza siga alta en el quinto quintil puede tener
que ver con el hecho de que los ingresos per cápita no hayan sido calculados teniendo
en cuenta economías de escala o adultos equivalentes. Como se verá más adelante,
existe una muy alta concentración de hogares unipersonales en el quinto quintil en el
sector rural. El ingreso per cápita del que estos hogares disfrutan quizás esté
sobreestimado en términos relativos; en otras palabras, quizás al haber calculado los
ingresos per cápita teniendo en cuenta equivalencias de escala y economías de escala,
algunos de estos hogares hubieran cambiado de quintil. Sin embargo, estos cambios
muy dudosamente podrían resultar en un índice de percepción de pobreza semejante al
que vemos en los miembros del quinto quintil que habitan el área urbana, el cual es 28
puntos porcentuales menor. La razón restante para explicar el más alto índice de
pobreza en el quinto quintil rural versus el urbano es el bajo número de observaciones
en el quinto quintil rural, el cual, como se mencionó arriba, sólo alcanza las 194.
8
La ECV 2003 también hace una pregunta informativa (aunque algo vaga) sobre la
calificación de las condiciones de vida en el hogar.5 El jefe (o cónyuge) califica sus
condiciones de vida como muy buenas, buenas, regulares, o malas. Las cifras que se
refieren a esta pregunta se deben mirar con cautela dado que no es claro a qué se refiere
la expresión “condiciones de vida en su hogar”. Se podría interpretar como, por
ejemplo, la situación socioeconómica o el estado de las relaciones intrafamiliares del
hogar, o como una combinación de estas dos situaciones, y / u otras. Asimismo se debe
reconocer que lo que es considerado como bueno por una persona puede ser lo que otra
considera como malo, debido a que la percepción de las condiciones de vida puede estar
también afectada por efectos temporales o especiales.
Sólo el 5% de los hogares colombianos consideró sus condiciones de vida como muy
malas, así como muy buenas. Más bien, la gran masa de la población se ubicó fuera de
los extremos, considerando sus condiciones como buenas (46%) o regulares (44%).
Una mirada por quintiles muestra que la percepción de buenas condiciones del hogar
está fuertemente ligada al ingreso (Cuadro 1.1). Sólo a partir del cuarto quintil se
encuentra que más de la mitad de los hogares considera sus condiciones de vida como
buenas (55%) o muy buenas (5%). En el primer quintil, el 60% respondió que las
condiciones de su hogar eran regulares, mientras que el 13% (más del doble de la media
de la población total) respondió que las condiciones de vida eran malas.
5
La pregunta es “Actualmente las condiciones de vida en su hogar son muy buenas, buenas, regulares, o
malas?”
9
El lector debe tener claro que la percepción de buenas condiciones de vida no implica la
ausencia de percepción de pobreza, igualmente como la percepción de regulares
condiciones de vida tampoco implica la percepción de pobreza, esto debido, entre otras
razones, a que la pregunta no indaga específicamente por las condiciones
socioeconómicas del hogar.6 El 39% de los hogares que se clasificó como pobre,
también manifestó que sus condiciones de vida eran buenas o muy buenas, mientras que
el 25% de los hogares que declaró no ser pobre, también consideró sus condiciones de
vida como regulares o muy malas. Sin embargo, no obstante lo que parece ser una
discordancia, sí existe una clara y significativa relación entre la percepción de pobreza y
unas condiciones de vida regulares o malas.
El 42% de los hogares colombianos reportó no tener suficientes ingresos para los gastos
mínimos, mientras que el 51% manifestó que sólo le alcanzaban (únicamente el 8% dijo
que sus ingresos cubrían más que los gastos mínimos). En este caso, la asociación con el
quintil de ingreso es, por razones obvias, muy estrecha, pero también suficientemente
no estrecha como para evidenciar que lo que las personas consideran como gastos
mínimos está también ligado al quintil de ingreso; es decir, entre mayor el ingreso,
mayor el valor de los gastos considerados como mínimos. Por ejemplo, que el 32% de
los hogares del primer quintil alcance a satisfacer sus gastos mínimos, mientras que el
13% del quinto quintil no los pueda cubrir demuestra que, a medida que el quintil sube,
la definición de gastos mínimos incrementa.7 Estas medidas entonces se deben tomar
con cautela, pues las personas de los bajos quintiles que dicen sí poder cubrir sus gastos
mínimos quizás lo logran simplemente por definir los gastos mínimos por debajo de lo
que la sociedad en general considere como necesario para sobrevivir dignamente. Que
haya personas conformes con su pobreza no necesariamente implica que éstas no sean
pobres.8
Existe un gran contraste entre las zonas urbana y rural: mientras el 38% de los hogares
urbanos no cuenta con suficientes ingresos para los gastos mínimos, esta cifra es del
6
Igualmente, la pregunta sobre percepción de “pobreza” no define el fenómeno de pobreza.
7
Otra explicación puede ser que los ingresos recibidos por el hogar en el mes de referencia fuero atípicos,
pero esta situación más probablemente no fue así para la mayoría de los hogares.
8
Interesantemente, el 15% de los hogares que dijo no tener suficientes ingresos para cubrir sus gastos
mínimos, declaró no considerarse pobre. Por otro lado, el 22% de los hogares que reportó tener ingresos
mayores a sus gastos mínimos, manifestó que se consideraba pobre.
10
51% en la zona rural. Los ingresos cubren más que los gastos mínimos en el 10% de los
hogares urbanos, pero sólo en el 3% de los rurales. A pesar de esta discrepancia, los
perfiles por quintiles no difieren mucho, aunque hay algunas excepciones notables. Por
ejemplo, en el segundo quintil, el 58% de los hogares urbanos reporta insuficiencia de
ingresos para gastos mínimos, mientras que en el sector rural esta cifra es, en contraste,
sólo del 50%. En el quinto quintil el porcentaje de hogares cuyos ingresos no alcanzan
es siete puntos porcentuales mayor en el sector rural; no obstante, esta diferencia no es
tan sorprendente teniendo en cuenta que los ingresos de los habitantes del sector urbano
que pertenecen al quinto quintil son considerablemente más altos que aquellos del
sector rural.
Tres preguntas de la ECV relacionadas con la anterior nos pueden dar más luz sobre lo
que cada quintil considera como “gastos mínimos” y cómo los ingresos de su hogar
comparan con éstos. Estas preguntas son: ¿Cuál considera usted que debería ser el
ingreso mínimo mensual que requiere su hogar para satisfacer adecuadamente sus
necesidades?” “Si (respuesta a la anterior) es el ingreso mínimo mensual que requiere
su hogar para satisfacer adecuadamente sus necesidades, ¿cuáles serían los ingresos
que usted podría calificar de excelentes? ¿Malos?”. Los promedios por quintil de
ingreso, expresados en ingresos per cápita, de las respuestas a estas preguntas se
encuentran en el Cuadro 1.3.
quintiles más bajos, al ser más numerosos, se pueden beneficiar por economías de
escala y por ende requerir un ingreso per cápita menor. Asimismo, el nivel de ingresos
reportado es considerablemente menor para el sector rural: en promedio, por quintil de
ingreso, los ingresos considerados como mínimos, excelentes, o malos por habitantes
del sector rural fueron menores en un 33% que los reportados por los habitantes del
sector urbano, reflejando contrastes en precios como quizás también diferencias en lo
que es considerado como gastos mínimos, y/o diferencias en la proporción del consumo
derivado de ingresos.
El comparar los ingresos reportados como mínimos necesarios con los ingresos9 (o
gastos) actuales de los hogares nos puede dar otra medida de pobreza que se puede
contrastar con aquella de si los ingresos del hogar alcanzan o no para los gastos
mínimos. A nivel nacional, es evidente que el porcentaje de personas que reportaron que
sus ingresos no le alcanzan para cubrir los gastos mínimos (41.5%) es inferior al
porcentaje de personas cuyos ingresos reportados son inferiores al monto reportado
como el valor de lo que se consideran gastos mínimos (48.1%). No en todos los
quintiles se encuentran tales discrepancias, pues el tercer y cuarto quintil muestran
cifras similares que sólo difieren entre dos y cuatro puntos porcentuales. Las mayores
discrepancias se encuentran para el primer quintil y para el quinto quintil (ambos de la
magnitud de 13 puntos porcentuales, y en la misma dirección que la diferencia
encontrada en el total de la población). Que haya habido una tan alta divergencia en el
primer quintil puede ser evidencia de que los ingresos tan bajos que se reportaron no
fueron los ingresos mensuales “típicos” del hogar. Que esto haya ocurrido también en el
quinto quintil se puede explicar también por esta razón, pues dado que los ingresos de
este quintil son más altos, tienen más manubrio para fluctuaciones a través del tiempo;
asimismo, es más probable que la población de este quintil tenga acceso a activos, e.g.
ahorros, que le permitan cubrir los gastos mínimos.10
Cabe anotar que las medidas subjetivas de la pobreza aportan valiosas indicaciones;
sugieren que la percepción de la pobreza puede ser, no tanto un concepto absoluto, sino
relativo a los patrones de vida del entorno social (Thorbecke, 2003) y también a la
historia reciente de los hogares. No obstante se basan en percepciones que pueden ser
inestables, al poder ser, por ejemplo, influenciadas por una concienciación de la
condición de pobreza, o por cambios en la posición socioeconómica del grupo de
referencia. Por eso, las medidas objetivas siguen siendo un instrumento necesario para
formular y monitorear una estrategia contra la pobreza.
9
Con los ingresos excluyendo la imputación por arriendo.
10
La pregunta indaga por la suficiencia de ingresos, lo cual excluiría el acudir a ahorros. Sin embargo,
esta pregunta puede ser mal interpretada.
12
A pesar de las afirmaciones de arriba, esta pregunta se puede utilizar como una
aproximación del nivel de hambre en los hogares colombianos. El 8% de los hogares
11
Para el caso colombiano, el ICBF determina estos requerimientos, basándose en las recomendaciones
calóricas de la FAO.
12
Un paquete de papas fritas, por ejemplo, aunque tenga valor calórico, no sería considerado por muchos
como un desayuno, almuerzo, o comida, mientras que muchas personas sí consideran un pan y un café
como un desayuno, aunque éste no tampoco tenga mucho valor nutricional.
13
35
31.9
30 25%
25 21.1 20%
22.4
Porcentaje
20 16.6 15%
16.8 15.0
15 13.5 10%
10.1 12.1
10 8.4 6.7 5%
3.9 4.9 7.0
5 2.9 0%
1.4 0.8 Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Total
1.2
0
Urbano 21% 15% 8% 6% 3% 8%
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
Rural 13% 8% 7% 4% 4% 9%
Total nal 17% 12% 8% 5% 3% 8%
Aguda Crónica Global
Fuente: 1965-1997: Instituto Nacional de Salud; 1990- Fuente: Cálculos MERPD con base en ECV 2003.
2005 Encuestas Nacionales de Demografía y Salud
(ENDS)
13
Es importante aclarar que la pregunta indaga si algún miembro del hogar no pudo comer las tres
comidas por falta de dinero. Por lo tanto, no se puede extrapolar a que el 8% de la población total no
comió las tres comidas uno o más días de la semana antes de ser encuestado.
14
En el 2003, el ingreso per cápita de los hogares de las personas del quinto quintil fue $1.056.812, con
un mínimo de $410.442 y un máximo de $400.000.000 (cálculos MERPD con base en ECV 2003).
15
También es importante notar que del 8% de los hogares que respondió que algún miembro del hogar no
comió las tres comidas uno o más días de la semana pasada por falta de dinero, el 12% no se consideró
pobre, y el 32% consideró que sus ingresos le alcanzaban para cubrir los gastos mínimos del hogar.
14
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
(C) Índice de esperanza de vida (D) Índice de PIB per cápita
0.8 0.793 0.795 0.740
0.731
0.79 0.716
0.720 0.717
0.781
0.78 0.786
0.776 0.697
0.77 0.700 0.702
0.771 0.699 0.688
0.76 0.766
0.762 0.680
0.75 0.668 0.677 0.679
0.753
0.660 0.668 0.670
0.74 0.662
0.740
0.73 0.733 0.640
0.719
0.72
0.726 0.620 0.625
0.71 0.714
0.7 0.600
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Cálculos PNDH con base en DANE: Censo de Población (1993), proyecciones de población;
ENH, ECH; DNP/DDS/GCV, esperanza de vida; PNUD: Informe de Desarrollo Humano y World Bank:
World Development Indicators Database.
Claramente, aunque el IDH es una medida de desarrollo más integral que lo que podría
ser una medida de ingresos per cápita (o el porcentaje de personas bajo un umbral de
éste), no logra captar todas las dimensiones del desarrollo humano, al ser este último un
concepto mucho más amplio y complejo. Por ejemplo, el Informe de Desarrollo
Humano 2004 destaca la participación cómo un componente importante del desarrollo
15
humano, el cual no hace parte del IDH. Sin embargo, el IDH no deja de ser útil como un
índice compuesto que permite el monitoreo de un conjunto capacidades deseables para
el país.
En el Gráfico 1.4 se puede apreciar la evolución del IDH entre 1990 y 2004, y la
variación de cada uno de sus tres componentes, mostrando la gran influencia que ha
tenido el índice del PIB sobre el índice compuesto. El comportamiento del índice de
logro educativo ha sido influenciado por el índice del PIOB. El índice de esperanza de
vida, por su parte, ha venido subiendo monótonamente a un ritmo constante. Para poner
estas cifras en perspectiva, en términos del IDH, en el año 2003, Colombia se ubicó en
el puesto 69 en comparación con 177 países. Los países con valores de IDH cercanos a
Colombia incluyen Venezuela, Ucrania, Brasil, y Tailandia. Es considerado así, un país
de desarrollo humano medio. El IDH de 2003 para Colombia (0,780) se encontró por
debajo del promedio para América Latina y el Caribe (0,797).
16
Esta metodología se utiliza únicamente para países en desarrollo.
16
Todas las variables de NBI pertenecen al hogar, dado que en términos de la magnitud
del problema, se puede analizar esta medida de pobreza al nivel del hogar. Sin
embargo, tal análisis esconde el más alto porcentaje de personas que vive con
necesidades básicas insatisfechas, dado que los hogares con NBI tienden a ser más
grandes.
Como se puede apreciar en el Gráfico 1.5, bajo esta medida, el porcentaje de pobres ha
venido cayendo en Colombia a medida que mejoran las características de la vivienda, el
hacinamiento, la cobertura en servicios básicos, y la escolaridad y que la demografía
hace caer la tasa de dependencia (no obstante, en los últimos años, las mejorías en este
índice se han tendido a estancar). Entre 1985 y 2003, la población con una o más
necesidades básicas insatisfechas pasó del 45,0% al 21,7% y con dos o más del 22,8%
al 6,3%. Este indicador por lo general no es muy sensible a la coyuntura económica,
evidenciando más bien la pobreza estructural. No obstante, durante la crisis del final de
los años 90, se evidenció un incremento en la pobreza y miseria medidas por este
criterio, debido, predominantemente, por una caída en la asistencia escolar. Es notable
también que, aunque se ha venido cerrando a lo largo del tiempo, existe una amplia
brecha entre los índices en la zona urbana y rural, los índices de pobreza e indigencia
por NBI siendo más que el doble y el triple, respectivamente, este mismo índice en el
área urbana.
Gráfico 1.5. Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) 1985-2003, % de la
población.
(A) Pobreza por NBI (una o más NBI) (B) Miseria por NBI (dos o más NBI)
80 45 44
72
70 40
63 35
60
30 30
Porcentaje
Porcentaje
50 45 25 23
40 20
32 37 37
15 13 15
30 27 13
10 9
20 22 6
16 5
4
10 0
1985
1988
1991
1994
1997
2000
2003
1985
1988
1991
1994
1997
2000
2003
Fuente: 1985 y 1993, DANE censos. 1996-2000, cálculos DDS-DNP con base en ENH; 2002-2003
cálculos PNDH con base en ECH.
En el Gráfico 1.6
Gráfico 1.6 se observa la evolución del ICV entre 1985 y 2000 para el total nacional y
las zonas urbana y rural. Se observa, como en el caso de NBI, un mejoramiento
importante a lo largo del tiempo, el cual se ha estancado en los últimos años. Asimismo,
es evidente una pequeña deterioración de las condiciones de vida durante la crisis del
final de los noventa, de la cual los colombianos luego se recuperan. Claramente,
también se demuestra una amplia brecha entre el ICV de la zona rural y la urbana; ésta
se ha venido estrechando a lo largo del tiempo debido a que las mejorías en el ICV para
la zona rural han sido de mayor magnitud.
Las ponderaciones del ICV se deben ajustar a lo largo del tiempo, debido a cambios en
las características socioeconómicas de la población y cómo éstas contribuyen al
estándar de vida; de ser así, no obstante hay que tener en cuenta que el ICV está basado
en correlaciones, pero no necesariamente en lo que una sociedad puede valorar como un
buen estándar de vida. Por ejemplo, el ICV, irónicamente, asigna un mayor puntaje a
aquellos hogares que arrojan las basuras al río, que a aquellos que la queman o la
17
En parte, las variables escogidas para este índice fueron determinadas por su disponibilidad en el Censo
de Población y Vivienda de 1985, así, permitiendo desagregaciones departamentales y municipales.
18
Elaborado por el DNP- Misión Social, PNUD (1999).
19
El ICV utiliza la metodología de componentes principales para asignar los pesos a cada variable,
aplicado a la ECV de 1993.
18
35 29.8
25
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
Total nal Urbano Rural
Fuente: 1985-2000: DNP-Misión Social, con base en DANE, censo 85 y 93 y ENH; 2003-2004: PNDH -
DDS - DNP, con base en ECH.
1.2.6. SISBEN
Colombia utiliza el índice del SISBEN, o Sistema de Selección de Beneficiarios de
Programas Sociales, como instrumento para la focalización hacia la población más
pobre de varios programas sociales otorgados por el Estado.
20
Estos censos son aplicados específicamente para el fin de clasificar a los hogares como beneficiarios de
programas sociales; por esta razón, las encuestas son aplicadas en zonas conocidas como pobres a priori.
No obstante, todo colombiano tiene derecho a solicitar ser encuestado con el fin de evaluar su nivel de
SISBEN, y por ende, su elegibilidad para ser beneficiario de programas sociales del Estado.
19
Las medidas de pobreza relativa son comunes en los países desarrollados, donde la
pobreza “absoluta” se dice ser escasa. Más bien se habla de la pobreza relativa, en el
sentido de que uno se siente “pobre” cuando no alcanza el nivel de vida de la mayoría
de las personas que lo rodean. La pobreza relativa, en este sentido, se puede decir que es
un tipo de medida de desigualdad del ingreso. Por ejemplo, si todas las personas en una
sociedad tienen el mismo ingreso, la pobreza relativa sería cero, aún si este ingreso
equivale a un nivel de bienestar de miseria. Las medidas relativas de pobreza más
comúnmente utilizadas son aquellas sugeridas por Drewnowski (1977: la media del
ingreso); por Fuchs (1969: la mitad de la mediana del ingreso) o por otros autores
(Henderson, 1975: 56,6 % del ingreso de los asalariados ajustado estacionalmente). En
el caso de Colombia, donde muchas personas son pobres en términos absolutos, las
medidas de pobreza relativa no se suelen utilizar. Sin embargo, dado que Colombia es
un país con una distribución de ingreso excesivamente alta, puede ser de interés la
evolución de la pobreza relativa. Si como pobre, se definiera en Colombia a la
población cuyos ingresos sean inferiores a la mitad de la mediana del ingreso per cápita
(Cuadro 1.4.) esta definición haría que la población pobre, según la ECV 2003, fuera
apenas del 23,8%.24 Sin tener en cuenta los ingresos imputados por vivienda, podemos
ver que esta medida de pobreza se mantuvo estable en 2003 frente a 1997.
21
Utilizando la metodología de 1988 para el cálculo de las líneas de pobreza e indigencia (ver sección
1.3.3. Medidas absolutas: líneas de indigencia y de pobreza vía una canasta normativa.). En este sentido,
el indicador SISBEN depende de una medición de pobreza monetaria.
22
La ECV otorga las variables necesarias para calcular el puntaje SISBEN para cada hogar.
23
Cálculos DDS-DNP.
24
Esta medida, como se verá más adelante, no es muy lejana de la medida de indigencia (también
conocida como extrema pobreza) por ingresos para el caso colombiano.
20
Cuando se miran por separado las zonas y rural, el caso es muy diferente, dado la alta
desigualdad que existe entre estos dos sectores; los ingresos altos están concentrados en
el sector urbano.25 Por esto vemos que casi el 50% de los habitantes del sector rural se
encuentra por de bajo de la mitad de la mediana nacional (aunque esto mejora en más de
un punto porcentual en el 2003), mientras que en el sector urbano, sólo alrededor del
16% se encuentran en esta situación. El efecto de la imputación de arriendo, es leve y
mixto: cae para el total nacional y el sector urbano, pero sube en el sector rural.
Cuadro 1.4. Pobreza relativa: porcentaje de población con ingresos inferiores a la
mitad de la mediana de la distribución del ingreso per cápita.
ECV 1997 ECV 2003
Total Total
Urbano Rural nacional Urbano Rural nacional
Sin ingresos imputados por
vivienda 15,9% 47,6% 24,8% 16,6% 46,2% 24,4%
Con ingresos imputados por
vivienda NA NA NA 15,6% 46,6% 23,8%
Nota: En 2003, la mitad de la mediana de los ingresos mensuales per cápita sin imputación por vivienda
fue Col $80.407; con imputación por vivienda, fue Col $87.792.
Fuente: Cálculos MERPD con base en ECV 1997 y 2003.
La población colombiana (Gráfico 1.7 (A)) situada por debajo de un dólar diario (PPA)
por persona (pobreza extrema) se había elevado del 5.4% (1996) al 9,7% (1999) antes
de reducirse de nuevo para el 2004 (2,4%). Y la situada por debajo de 2 dólares/día
había pasado de 10,8% (1996) al 18,1% (1999) y al 7,6% (2004).26 Bajo esta medida,
Colombia se ha recuperado de la crisis del final de los noventa, llegando a índices
inferiores a aquellos evidenciados anteriormente al descenso económico.27
25
Aquí se utiliza la mitad de la mediana de la distribución entera, a cambio de la mitad de la mediana
urbana o rural, respectivamente.
26
En 2004, las líneas de US $1 y US $2 PPA al día se encontraron en Col $24.137 y Col $48.274 al mes,
respectivamente, según las tasas de cambio calculadas por el Banco Mundial (Banco Mundial, World
Development Indicators, purchasing power parity exchange rate).
27
Estos datos de pobreza, calculados por la MERPD, difieren de aquellos calculados por el Banco
Mundial. En primera instancia, el Banco Mundial no tiene una serie continua de pobreza de US $1 y US$
2 PPA para Colombia. Los cálculos puntuales hechos por el Banco Mundial no parecen tener una
metodología consistente y parecen ser contradictorios. Por ejemplo, la pobreza baja entre 1998 y 1999,
justo cuando Colombia enfrentó la peor crisis económica desde los años 30. Aparentemente, no hacen
ajustes por propiedad de vivienda, cuentas nacionales, o no declarantes, al tener niveles bastante elevados
para los años más recientes (para 1999, los valores son 8,2% para pobreza de US$ 1 PPA y 22,6% para
pobreza de US$ 2 PPA).
21
Gráfico 1.7. Población con ingresos inferiores a 1 dólar PPA por persona al día en 98
países (1994-2000) y evolución 1996-2004 en Colombia
(A) Población colombiana con menos de 1 y 2 (B) Población con menos de 1 dólar/día
dólares/día PPA (PPA) en 98 países (datos 1994-2000)
20% 18.1% 80
18% Mali
70
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
1 11 21 31 41 51 61 71 81 91
98 países
Indigencia, US $1 PPA Pobreza, US $2 PPA
Fuente: Otros países: Banco Mundial, World Development Indicators. Colombia: Estimaciones MERPD
con base ENH (septiembre) y ECH (tercer trimestre) y tasa de cambio PPA (purchasing power parity
exchange rate) del Banco Mundial, World Development Indicators.
28
Para una crítica acerca de la medición internacional de pobreza de US $1 y US $2 PPA, ver Reddy y
Pogge (2003).
22
Por su parte, la línea de pobreza (LP) puede calcularse fijando también estándares de
consumo para los gastos diferentes a los alimentos (vivienda, vestuario, transporte, etc.)
o, lo que más frecuentemente se aplica, multiplicando la línea de indigencia por la
relación entre el consumo total y el consumo de alimentos observado en la población de
referencia. Definidas ambas líneas en un año base29, el valor de la LI se actualiza hacia
adelante (o hacia atrás) usando índices de precios al consumidor (de alimentos ingresos
bajos) y el de la LP se actualiza sea usando un Engel fijo o, alternativamente, usando el
IPC total ingresos bajos. Con los valores mensuales de LI y LP, la incidencia de la
indigencia y la pobreza se estima en cada período con ayuda de encuestas de hogares.
29
Para complicar más las cosas hay dos opciones: evaluarlas a precios implícitos (resultantes de dividir,
para cada bien, el gasto total por la cantidad consumida) o evaluarlos a precios de mercado (a los
arrojados por las encuestas de precios del IPC)
30
El fenómeno de la “feminización de la pobreza”, o que la incidencia de la pobreza es mayor entre las
mujeres, es frecuentemente debatido al no ser soportado por evidencia empírica (cuando la pobreza es
medida por ingresos). (Véase Chant (2003).)
31
Para la metodología de la incidencia de pobreza e indigencia por líneas de pobreza e indigencia, y otros
cálculos de incidencia, ver sección 2:
Líneas de pobreza e indigencia y medidas de la pobreza en Colombia.
23
32
Según la ECV, en 2003, el 30,9% del total de los hogares tenía jefatura femenina. Es importante aclarar
que la jefatura de hogar es definida por el hogar mismo; esta definición es claramente influenciada por
patrones socioculturales: en los hogares encabezados por una pareja, en el 95% de los casos, el hombre
fue designado como el jefe de hogar. Asimismo, sólo el 10% de las mujeres jefas de hogar tenía cónyuge,
frente al 85% de los hombres jefes de hogar.
33
El enfoque de capacidades, desarrollado por Sen (1999), interpreta la pobreza como una limitación en
el libre desarrollo de capacidades del ser humano, en las áreas de salud, educación, libertad de expresión,
y participación, entre otras.
34
Las mujeres y las niñas dedican un número importante de horas al trabajo doméstico, el cual crea
bienestar para sus hogares, pero no es remunerado. Los hombres y niños también dedican tiempo a estas
labores, pero por razones socio-culturales lo hacen en una proporción muy inferior a las mujeres y niñas.
35
Asimismo, puede existir discriminación importante por sexo en el consumo dentro de un mismo hogar.
Sin embargo, las encuestas disponibles no permiten evidenciar esta dimensión de pobreza.
36
Para un análisis de la influencia de los ingresos propios sobre la autonomía de la mujer, ver Sen (1990).
24
37
CEPAL-UNIFEM, “Entender la pobreza desde la perspectiva de género,” República de Italia, Santiago
de Chile, enero de 2004.
25
• Para tal efecto se tomó como población de referencia, en cada ciudad, el 25% más
pobre en términos del gasto per cápita y se construyeron canastas normativas que se
suponen satisfacer las necesidades nutricionales a un costo mínimo. Los alimentos a
incluir debían respetar cinco criterios básicos38 y, en lo posible, los hábitos
alimenticios de los hogares.
• Las líneas de indigencia para cada ciudad se definieron inicialmente como el valor
de la canasta normativa de alimentos evaluado a los precios implícitos arrojados por
la Encuesta de Ingresos y Gastos (cociente entre del gasto en cada alimento y la
cantidad consumida). Pero el DANE las evaluó en últimas a precios de mercado (a
los precios arrojados por la encuesta hecha para la determinación del IPC y que se
amplió para incluir todos los alimentos de las canastas normativas).
• Las líneas de pobreza se estimaron como el producto de las líneas de indigencia por
el inverso del coeficiente de Engel (que es el porcentaje, que para la población de
referencia, tienen los alimentos en el gasto total), conocido como el coeficiente
Orshansky.
• Para las demás cabeceras municipales distintas a las trece ciudades (que no
figuraban en la encuesta) no fue posible calcular las LI y LP y se dejó en manos de
cada quien la definición de las mismas (el DNP las estimaba con base en las nueve
ciudades más chicas de las 13 disponibles).
• Para el caso rural, las líneas, de cuya metodología no ha quedado rastro, se basaron
en la Encuesta Nacional de Alimentación y Nutrición de 1981,.
38
Un alimento queda en la canasta si cumple alguna de las siguientes condiciones: Lo consume el 30% o
más de los hogares; significa por lo menos 1% del total de gastos en alimentos.; aporte por lo menos el
1% del total de calorías o proteínas consumidas; represente el 0.5% o más del peso total de los alimentos
adquiridos por los hogares. También se consideraron las restricciones relacionadas con la necesidad de
que las calorías y proteínas sean balanceadas en cuanto a su origen: Proteínas de origen animal de 20 a
45%; Calorías provenientes de grasas entre 20 y 30%; Calorías provenientes de proteínas entre 8 y 12%;
Calorías provenientes de carbohidratos entre 55% y 65%
26
Cuadro 1.7. Tres metodologías para estimar las líneas de pobreza e indigencia en
Colombia (resumen metodológico)
Metodología 1988 Metodología 1998 Metodología 2005
Ingresos y Gastos 84/85 Ingresos y Gastos 94/95 Ingresos y Gastos 94/95
Base estadística (13 ciudades) (23 ciudades) (23 ciudades)
13 ciudades c/u de 13 ciudades c/u 13 ciudades ppales c/u 13 ciudades ppales
Promedio 9 ciudades Promedio 10 ciudades Promedio 10 ciudades
Resto urbano chicas de las 13 secundarias secundarias
Familias en Acción
Zona rural Encuesta 1981* Encuesta 1981* (Niveles SISBEN 1 y 2)
25% más pobre; 100% de
la población de la
encuesta Familias en
Población de referencia 25% más pobre 90% más pobre Acción para el caso rural.
Líneas de indigencia (septiembre 2005) evaluadas a precios implícitos y actualizadas con IPC alimentos
ingresos bajos
Promedio simple 13
áreas urbanas
mensual per cápita $ 92,696 $ 103,172 $ 97.840
Promedio rural
mensual per cápita $77.006 $77.006 $72. 053
Estándares
nutricionales FAO 85 FAO 85 FAO 85
Número de criterios
para inclusión de
alimentos 5 criterios 6 criterios 5 criterios
Líneas de pobreza (sept 2005) evaluadas a precios implícitos y actualizadas con IPC total ingresos bajos
Cálculo en el año Con b ase en Engel Engel calculado por
base simple ecuación Con base en Engel simple
Promedio simple 13
áreas urbanas
mensual per cápita $ 221.400 $ 297.992 $ 252. 515
Promedio rural
mensual per cápita $ 182..558 $ 182..558 $ 164.055
* Líneas de indigencia y pobreza calculadas en los años ochenta por Libardo Sarmiento. Los detalles de la
metodología utilizada no son conocidos.
por el cual hay que multiplicar la línea de indigencia para obtener la línea de
pobreza (el inverso del coeficiente Engel, denominado coeficiente Orshansky)
aumenta considerablemente cuando se toma como población de referencia el 90%.
Por eso la incidencia de la pobreza resulta cerca de diez puntos mayor con esta
última metodología.
Ahora bien, una de las condiciones básicas que debe llenar un patrón absoluto de
medida es la de permitir las comparaciones internacionales. Por eso la CEPAL -aunque
conciente de que cada país hace sus propias estimaciones- cuando por sus funciones
debe comparar la pobreza en los diferentes países de la región, se preocupa poco por las
líneas de indigencia nacionales (que retoma de cada país) y, en cambio, interviene
como regulador de la medida en el cálculo de las líneas de pobreza, imponiendo un
multiplicador (el coeficiente Orshansky) común para todos los países (2.0 para el caso
urbano y 1.75 para el caso rural). Esa es una de las razones por la cual esta Misión
escogió como población de referencia el 25% y no el 90%, pues con la primera el
coeficiente Orshansky arroja una media más cercana a la de la CEPAL que con la
segunda.
El Cuadro 1.8 contiene el valor medio de las líneas de indigencia y de pobreza para el
tercer trimestre del 2005.
• En las cabeceras, la línea mensual de indigencia por persona era de $97.440/mes
(significa un costo medio de $ 1.083, para cada una de las tres comidas del día) y,
por hogar de 3,9 personas, era de $ 379.325/mes. Como, para la población de
referencia, los alimentos significaban el 40% del gasto total, la líneas de pobreza
por hogar resultaba ser de $ 957.867 (2,5 veces mayor que la de indigencia).
• En las zonas rurales y por hogar de 4,2 personas, el valor de las líneas era más bajo:
$ 303.432 (indigencia) y $ 690.291 (pobreza).
Cuadro 1.8. Valor (promedio tercer trimestre 2005) de las líneas de indigencia y
pobreza (por persona y por hogar) a nivel nacional y en las zonas urbanas y rurales.
Personas Pesos* por persona (UG) Pesos* por hogar promedio (UG)
(UG) por Línea de Línea de Línea de Línea de
hogar indigencia pobreza indigencia pobreza
Nacional 4,0 90.710 224.307 360.444 891.299
Cabecera (Urbano) 3,9 97.440 246.055 379.325 957.867
Resto (Rural) 4,2 71.951 163.685 303.432 690.291
Fuente: Cálculos MERPD. Nota: La unidad de gasto (UG) se refiere a todos los miembros del hogar, con
la exclusión de empleados domésticos y sus hijos, y pensionistas. *Pesos promedio en el tercer trimestre
del 2005.
alimentos ingresos bajos. El panel (A) actualiza la línea de pobreza con el IPC total
ingresos bajos y, por tanto hace variar el Engel. El panel (B) aplica un Engel fijo (el del
año base). Aunque en este zoológico de estimaciones, los niveles difieren, las
tendencias son las mismas: mejora 1991-95; deterioro 1996-1999; reducción pasajera
(2000-2001); nuevo agravamiento (2002) y nueva reducción (2003-2005).
64 62
62 60
60 58
58 56
56 54
54 52
52 50
50 48
48 46
46 44 91
93
95
97
99
01
03
05
91
93
95
97
99
01
03
05
M 05 M 98 M 88 M 05 M 98 M 88
Fuente: Cálculos MERPD con base en ENH diciembre (1991), ENH septiembre (1992-2000) y ECH
tercer trimestre (2001-2005). Las cifras para 1991-1995 son inseguras pues se basan en factores
demográficos de expansión poblacional que no han sido revisados por el DANE. En todos los casos –para
fines de comparación- el “ajuste a cuentas nacionales”, se basa en las cuentas nacionales definitivas del
2002 y en crecimientos del PIB nominal 2003-2004 publicados por el DANE a finales del 2005. Con
cualquier estimación la tendencia es similar.
Debe notarse –para hacerse a una comparación internacional- que el método utilizado
por la CEPAL asigna a Colombia en 2002 una pobreza del 50,6%, similar a la arrojada
por las metodologías 1988 (50,1%), cuatro puntos menor frente a la metodología 2005
(54,3%) y 12 puntos menor que la correspondiente a la metodología 1998 (62,7%).
La ECV del 2003 suministra entre muchos otros rubros información sobre ingresos de
los hogares y uso de los servicios sociales, que se combinó con la de los costos
unitarios de provisión de los servicios sociales contenida en los registros
institucionales, el presupuesto nacional, el Sistema General de Participaciones y los
30
CONPES sociales. Sirvió de base para el estudio Incidencia del gasto público social
sobre la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza realizado en el marco de
la MERPD (Lasso, 2004).
Ese estudio permitió estimar, para esa encuesta, la incidencia de la pobreza antes de
subsidios en educación, salud, pensiones, atención al menor, alimentación al menor,
subsidio familiar, capacitación y vivienda, servicios públicos y después de los mismos.
Resulta casi once puntos más baja (Cuadro 1.10).
A pesar de que la distribución del ingreso per cápita (el coeficiente de Gini) reportado
por las encuestas de hogares se deterioró durante toda la década de los noventa (Gráfico
1.9 D), el alza del 12% en el ingreso real por persona permitió reducir la pobreza y la
indigencia entre 1991 y 1995. Durante la segunda mitad de la década la crisis volvió a
31
reducir el ingreso por persona a los niveles de 1991 pero castigó más a los pobres (el
coeficiente de Gini se deterioró); la pobreza y la indigencia se dispararon. Desde el año
2000 el coeficiente de Gini ha venido mejorando y desde el 2003 el ingreso real por
persona se ha venido recuperando: por eso los índices de pobreza e indigencia han
terminado por caer.
Gráfico 1.9. Incidencia de la indigencia y la pobreza en Colombia 1991-2004
(A) Pobreza Nacional (B) Indigencia Nacional
58.0 26.0
57.5 25.5
57.0 25.0
24.5
56.5
24.0
56.0 23.5
55.5 23.0
55.0 22.5
54.5 22.0
54.0 21.5
21.0
53.5 20.5
53.0 20.0
52.5 19.5
52.0 19.0
18.5
51.5
18.0
51.0
17.5
50.5 17.0
50.0 16.5
49.5 16.0
49.0 15.5
15.0
48.5
14.5
48.0 14.0
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
03
04
05p
02
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
03
04
05p
02
Estimaciones anteriores Nuevas estimaciones Estimaciones anteriores Nuevas estimaciones
0.570 56
1.085 55
Pobreza
Pobreza
0.560 55
Gini
1.070 54
0.550 54
1.055 53
0.540 53
1.040 52
0.530 52
1.025 51
0.520 51
1.010 50
0.995 49 0.510 50
0.980 48 0.500 49
91
93
95
97
99
01
03
05p
91
93
95
97
99
01
03
05p
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Indig 18.7 20.9 17.7 17.6 15.5 17.2 18.5 20.8 25.4 19.0 18.7 20.7 15.8 17.4 14.7
Pobr 52.5 52.9 50.0 49.9 49.5 50.9 52.7 55.3 57.5 55.0 55.2 57.0 50.7 52.7 49.2
Fuente: Cálculos MERPD con base en las ENH diciembre (1991), ENH septiembres (1992-2000), ECH
tercer trimestre (2001-2005). Las cifras para 1991-1995 son inseguras pues se basan en factores
demográficos de expansión poblacional que no han sido revisados por el DANE (los ingresos laborales
que por entonces tenían topes máximos no deben alterar, en principio, la estimación de la pobreza). Las
cifras 2002-2005 se ajustaron a cuentas nacionales con base en las cuentas nacionales definitivas 2002 y
en las reestimaciones del PIB 2003, 2004 publicadas en enero último; el dato 2005 es provisional y se
basa en el crecimiento enero- septiembre 2004/2005.
En las cabeceras municipales (Gráfico 1.10 A y C) esas tendencias son aún más
marcadas: caída entre 1991 y 1995; alza entre 1995 y 1999/2002; reducción posterior.
Para el 2005 la pobreza (42,3%) era otra vez igual a la de 1993 y la indigencia (10,2%)
era la más baja desde 1991. Ese resultado (Gráfico 1.10 (C)) se ha obtenido gracias a la
recuperación del crecimiento económico (el ingreso real por persona ha recuperado otra
vez los niveles de 1995) y a la mejora en la distribución del ingreso (el Gini, que se
había deteriorado durante los años noventa, ha vuelto a los niveles de 1993).
32
En las áreas rurales (Gráfico 1.10 (B)) la situación se había deteriorado enormemente
entre 1995 y 1999 (48,6% de indigencia, 78,1% de pobreza). Dentro de grandes
oscilaciones la situación se enderezó al menos hasta el 2003. En el 2004 y 2005 ha dado
señales de volver a deteriorarse: el coeficiente de Gini ha mejorado pero el ingreso por
persona, que se había recuperado parcialmente entre 1999 y 2003, ha comenzado a caer
de nuevo. Con todo la indigencia del 2005 es similar a la de 1995; la pobreza en cambio
no ha podido recuperar del todo los niveles de la primera mitad de los noventa.
Indigencia
38.0 66.0
Pobreza
Indigencia
Pobreza
13.5 46.5
36.0 64.0
13.0 46.0
12.5 45.5 34.0 62.0
12.0 45.0 32.0 60.0
11.5 44.5 30.0 58.0
11.0 44.0
28.0 56.0
10.5 43.5
26.0 54.0
10.0 43.0
9.5 42.5 24.0 52.0
9.0 42.0 22.0 50.0
8.5 41.5 20.0 48.0
8.0 41.0
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
03
04
05p
02
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
03
04
05p
02
Indigencia Pobreza
Indigencia Pobreza
(C) Ingreso per cápita y Gini urbano (D Ingreso per cápita y Gini rural
Ingreso pc
1.09 0.52 0.84
Ingreso pc
93
95
97
99
01
03
05p
91
93
95
97
99
01
03
05p
Fuente: Cálculos MERPD con base en ENH diciembre (1991), ENH septiembres (1992-2000), ECH
tercer trimestre (2001-2005). Aplican las mismas observaciones del gráfico anterior.
El número de indigentes -que a nivel nacional había alcanzado un pico cercano a los
10,3 millones en 1999- cayó 3.millones para septiembre del 2005. La cifra actual
(cercana al 6,6 millones) es similar a la de 1996 y se distribuye por mitades entre las
cabeceras y las zonas rurales. El número de pobres había alcanzado un máximo de 24,2
millones en 2002. Para septiembre del 2005 había caído a 21,9 (2,3 millones menos). El
37% vive en las zonas rurales. Así las cosas, la sociedad colombiana ha superado los
impactos de la crisis sobre la pobreza y la indigencia, sobre todo en el caso urbano.
Tiene no obstante hacia el futuro los siguientes retos: reducir aún más la indigencia y la
pobreza no sólo en las zonas rurales donde los actuales niveles (27,5% y 68,2%)
resultan del todo inaceptables, sino también en las zonas urbanas, donde a pesar de los
logros recientes queda todavía mucho por hacer y donde la desigualdad en la
distribución del ingreso sigue siendo una de las peores a nivel internacional
33
Las líneas de indigencia de cada país se diferencian por áreas metropolitanas, demás
zonas urbanas y zonas rurales. Para las líneas de pobreza el cálculo en el año base se
hace multiplicando la línea de indigencia de cada país por un factor constante (el
inverso de un coeficiente constante de Engel) que es 2 para las zonas urbanas y 1,75
para las rurales. Subsecuentemente, la CEPAL ha actualizado el valor de las líneas de
pobreza de acuerdo con la variación acumulada del índice de precios al consumidor
85
80
75
70
65
60
50.6
55
50 44.0
45
40
35
23.7
30
19.4
25
20
15
10
5
0
R Domin
Colomb
C.Rica
Guatem
Panam
Hond
Parag
Perú
Ecuad
Chile
Urug
Nicar
El Salv
Méxic
Brasil
Bolivia
Am Latin
Argent
Venez
Pobreza Indigencia
Fuente: Panorama social de América Latina 2004, cuadro 15, datos varían entre 2001 y 2003. Los datos
para Argentina, Uruguay, y Ecuador sólo incluyen la zona urbana, y por lo tanto, representan una
subestimación del promedio nacional.
Los departamentos más pobres del país (con pobreza superior al 70% en el 2004 e
indigencia superior al 30%) son Chocó (donde la situación se deteriora cada vez más),
Boyacá y Córdoba (en retroceso al igual que el Chocó). Les siguen Nariño, Huila,
Sucre, Cauca y Tolima, (donde la pobreza está situada entre el 60% y el 70% y la
indigencia entre el 30% y el 35%).
39
Para algunos países, las cifras corresponden a 2001 o 2003, debido a la disponibilidad de datos.
35
Entre las cuatro principales áreas metropolitanas, Bogotá y Cali presentan actualmente
los menores índices de pobreza (entre 31% y 32%) y de indigencia (entre 7,0% y
6,5%). Cali cuenta con un ingreso por persona menor que el de Bogotá pero la
distribución del ingreso es mejor. En Barranquilla y en Medellín la indigencia oscila
entre el 10,5% y el 11,0% y la pobreza entre el 45% y el 47%. En Medellín la pobreza
(la más elevada entre las cuatro principales ciudades) supera a Cali en más de 15
puntos: a pesar de que el ingreso por persona es ligeramente superior, la distribución
del ingreso es peor (el coeficiente de Gini es más alto)
Cuadro 1.13. Evolución de la Pobreza, la indigencia, los ingresos per cápita reales y
el coeficiente de Gini en las cuatro ciudades principales
Pobreza Indigencia Ingr real per cápita (miles $ 2004)
Bta Cali Bquill Med Bta Cali Bquill Med Bta Cali Bquill Med
1996 29,5 43,4 32,7 48,8 6,1 10,7 6,1 11,8 652 479 435 561
1997 30,3 41,3 40,7 47,4 7,7 9,6 11,2 9,0 721 501 416 510
1998 35,4 43,1 42,1 51,6 8,8 10,6 12,6 12,6 681 507 452 494
1999 40,5 47,2 41,7 58,1 14,5 15,7 9,5 18,6 645 447 437 419
2000 41,4 44,3 50,8 53,0 11,7 11,6 14,2 12,4 584 456 372 452
2001 37,9 39,5 41,3 51,7 7,9 9,7 8,0 12,6 595 469 428 488
2002 35,8 34,6 51,8 51,0 7,2 7,6 15,8 13,5 689 536 378 466
2003 34,6 34,3 51,4 48,2 7,3 6,8 14,1 12,1 594 550 381 567
2004 30,9 31,9 44,9 47,3 7,0 6,5 10,9 10,5 728 547 449 560
Población pobre (miles) Población indigente (miles) Coeficiente de Gini
Bta Cali Bquill Med Bta Cali Bquill Med Bta Cali Bquill Med
1996 1.733 862 465 1.302 357 213 86 315 0,536 0,518 0,478 0,580
1997 1.827 835 592 1.296 462 194 163 245 0,558 0,522 0,500 0,521
1998 2.186 884 626 1.429 544 217 188 350 0,568 0,553 0,534 0,529
1999 2.550 1.020 636 1.616 915 340 144 517 0,600 0,552 0,523 0,548
2000 2.616 967 769 1.470 741 253 215 342 0,572 0,532 0,525 0,520
2001 2.492 891 657 1.475 516 218 127 359 0,553 0,504 0,499 0,530
2002 2.405 798 841 1.479 481 176 257 391 0,575 0,504 0,536 0,520
2003 2.376 809 852 1.419 504 160 234 355 0,525 0,506 0,527 0,551
2004 2.175 770 760 1.416 493 156 185 314 0,560 0,488 0,539 0,532
Fuente: Cálculos MERPD con base en ENH septiembres (1996-2000), ECH tercer trimestre (2001-2004).
Nota: Las estimaciones para 2003 y 2004 tienen un carácter provisional pues –en materia de ajustes a
cuentas nacionales- está basada en las del 2002.
40
B= [Σ (L-Yp)/L]*H, donde L (línea de pobreza o indigencia per cápita); YP (ingreso per cápita de los
pobres); H (tasa de incidencia de la pobreza o indigencia).
41
S=[Σ ((L-Yp)/L)^2]*H. El cuadrado aumenta la ponderación que tienen las brechas porcentuales de los
más pobres; por eso es un índice de severidad
42
π=B*L/Y, donde Y (es el ingreso por habitante)
37
Brecha y severidad
10.0% 2.6%
Brecha y severidad
91
93
95
97
99
01
03
05
91
93
95
97
99
01
03
05
Brecha Sever % Ypc erradicar indig
Brecha Sever % Ypc erradicar indig
Fuente: Cálculos MERPD con base en las ENH diciembre (1991), ENH septiembre (1992-2000), ECH
tercer trimestre (2001-2005). Las cifras del 2005 son preliminares (los ajustes a cuentas nacionales se
hacen con el crecimiento anual del PIB en los tres primeros trimestres de el año).
Entre 1995 y 1999 las brechas de indigencia y pobreza así como la severidad de las
mismas se habían elevado considerablemente. Desde el 2000 y sobre todo (para la
pobreza) desde el 2002 se volvieron a reducir recuperando los niveles de 1992-1995.
Entre 1995 y 1999 el porcentaje del ingreso por habitante necesario para erradicar la
indigencia- había pasado del 1,2% al 3,0%; las cifras preliminares del 2005 reducen esa
cifra al 1,3% (casi la misma de 1995). Por su parte, el porcentaje del ingreso per cápita
necesario para erradicar la pobreza había pasado del 11% al 19% entre 1995 y 1999;
para el 2005 había vuelto a caer al 12%.
En cuanto a ingresos, Colombia es sin duda uno de los países más desiguales de
América Latina, y consecuentemente, del mundo.43, 44 En el Gráfico 1.13 se compara la
proporción del consumo (o ingreso, dependiendo de la disponibilidad de información)
que corresponde al quintil más pobre de la distribución.45 En el 2002, sólo el 2,7% del
ingreso total de la población correspondía al primer quintil. En América Latina, dado
los altos índices de desigualdad que se encuentran en esta región, Colombia se ubica en
el puesto cinco, pero su desigualdad no está muy lejana de la de unos ocho países. Visto
desde un punto de vista más global podemos ver que la desigualdad encontrada en
Colombia es de una magnitud extrema. Mientras que puede ser ilusorio que Colombia
tenga una distribución tan igualitaria como aquellas de países desarrollados, países con
niveles más bajos de desarrollo y más altos índices de pobreza se encuentran con
distribuciones más equitativas.46
43
Muy posiblemente, la distribución de posesión de activos, especialmente la tenencia de la tierra,
también se ubica entre las más desiguales del mundo. Sin embargo, estas medidas no son comúnmente
estimadas en todos los países bajo una metodología similar, impidiendo las comparaciones
internacionales.
44
En términos de ingresos, la región de América Latina es la más desigual del mundo.
45
Esta medida, a diferencia del coeficiente de Gini, permite dar una mirada más enfocada hacia la parte
baja de la distribución, y es uno de los indicadores monitoreados para los Objetivos de Desarrollo del
Milenio.
46
Según la curva de Kuznets, a medida que los países se desarrollan, la desigualdad del ingreso tiende a
incrementar, para luego descender cuando se encuentra un alto nivel de desarrollo. Así, Colombia, siendo
un país de desarrollo medio, se encuentra con una desigualdad del ingreso correspondiente. Sin embargo,
la curva de Kuznets no ha demostrado ser una realidad empírica, haciendo que no sea necesario el
experimentar altos niveles de desigualdad para los países de desarrollo medio.
39
7.0
4.0 6.5
Porcentaje
3.5 6.0
5.5
3.0 5.0
2.5 4.5
2.0 4.0
3.5
1.5 3.0
1.0 2.5
2.0
0.5 1.5
0.0 1.0
0.5
Brasil
El Salvador
Ecuador
Panama
Guatemala
Colombia
Peru
Venezuela
Mexico
Argentina
Chile
Nicaragua
Costa Rica
Guyana
Rep. Dominicana
Jamaica
Paraguay
Honduras
Uruguay
0.0
Vietnam
EE.UU.
Brasil
Colombia
Perú
México
Argentina
Chile
Bolivia
Costa Rica
China
Kenya
Suiza
Canada
Indonesia
Egipto
Pakistán
India
Bangladesh
Suecia
Japón
Uruguay
Filipinas
Fuente: World Development Indicators, Banco Mundial.
40
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Atkinson, A. B. (1974). “Poverty, Inequality and Class Structure”. Poverty and Income
Inequality in Britain, Cambridge University Press.
Banco Mundial (2002) “Colombia Poverty Report”, Colombia Country Management
Unit, PREM Sector Management Unit, Latin America and the Caribbean Region,
marzo.
Baquero, J. (2001) “Estimación de la discriminación salarial por género para los
trabajadores asalariados urbanos en Colombia 1984-1999. Universidad del
Rosario, Borradores de Investigación, No. 13, junio 2001.
Chant, S. (2003) “New Contributions to the Analysis of Poverty: Methodological and
Conceptual Challenges to Understanding Poverty from a Gender Perspective,” en
Serie Mujer y Desarrollo, Naciones Unidas y CEPAL, Santiago, Chile, agosto
2003.
CEPAL-UNIFEM (2004) “Entender la pobreza desde la perspectiva de género,”
República de Italia, Santiago de Chile, enero de 2004.
CEPAL (1998) “Factores estructurales que condicionan la distribución del ingreso” en
Panorama social de América Latina 1997, Capitulo II, Naciones Unidas, Santiago
de Chile.
DNP- Misión Social, PNUD (1999), Informe de Desarrollo Humano para Colombia
1999, Tercer Mundo Editores.
Kahneman, D. y A. Tversky (1979) "Prospect Theory: An Analysis of Decision under
Risk", Econometrica, XVLII.
Kakwani, N. (2001) “On Specifying Poverty Lines,” presentado en el Asia and Pacific
Forum on Poverty: Reforming Policies and Institutions for Poverty Reduction, en
el Asian Development Bank, Manila, del 5 a 9 de febrero 2001.
Kakwani, N. (2005). “New poverty thresholds for Russia,” School of Economics,
University of New South Wales, Sydney, N. S. W. 2052, Australia and Zurab
Sajaia, The World Bank (ECSPE), Washington DC 20043
Mateus, A. (2005) “Métodos de imputación de ingresos, ajustes a cuentas nacionales e
imputación por propiedad de la vivienda en Encuestas de Hogares,” Seminario
MERPD, Febrero.
Millán, N. (2005), “¿Quiénes son los pobres?” Presentación para el Seminario ¿Cuántos
y quiénes son los pobres en Colombia?, MERPD, Bogotá. Marzo 30.
Morduch, J. (1995) “Income Smoothing and Consumption Smoothing” en Journal of
Economic Perspectives 9(3).
PNUD (2004). Informe Sobre Desarrollo Humano 2004, New York, New York.
Ramírez, J. C. y J. E. Muñoz. (2004). La línea de pobreza. Definiciones y
procedimientos. Temas y plan de trabajo. Oficina de CEPAL en Bogotá.
Septiembre 08 de 2004.
Reddy, S. G. y T. W. Pogge, "How Not to Count the Poor," Columbia University.
Marzo 2003.
Rojas, N. “Cambios en el los requerimientos calóricos FAO/WHO/UNU -2001- y
pobreza en Colombia”. Seminario MERPD, Feb 2005.
41
Gráfico A.1. Porcentaje de casos con ingresos faltantes en las Encuestas de Hogares
18
16
14
12
Porcentaje
10
0
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Años
Faltantes Faltantes Monetario Faltantes Otros
Fuente: Mateus, A., “Métodos de imputación de ingresos, ajustes a cuentas nacionales e imputación por
propiedad de la vivienda en Encuestas de Hogares,” Seminario MERPD, Feb 2005.
Para hacer comparables los rubros de ingreso corriente se realizan los siguientes
cálculos utilizando las cuentas nacionales a precios corrientes de cada año.
Sueldos y salarios
A la remuneración de los asalariados (D.1) se les resta las contribuciones sociales de los
empleadores (D.12), quedando de esta manera los sueldos y salarios (D.11). En esta
cuenta quedan incluidos los pagos laborales a la contribución de la seguridad social y el
pago en especie de los empleadores a los empleados. Esta cuenta se homologa a los
ingresos laborales monetarios y en especie de los asalariados de las encuestas de
hogares.
Ingreso mixto
Este ingreso refleja la remuneración del trabajo incorporado por los hogares propietarios
de las empresas no constituidas en sociedad, así como el rendimiento de sus actividades
44
Otros Ingresos
Como las encuestas de hogares tradicionales tienen un sólo monto para captar los
ingresos provenientes de otras fuentes que no son laborales, se agruparon estas fuentes
de las cuentas nacionales en un solo rubro, aunque a partir de 1998 estos rublos fueron
desagregados en varios conceptos. Los montos de cuentas nacionales que conforman
este rubro son: la renta de la propiedad (D.4), las prestaciones sociales distintas de las
transferencias sociales en especie (D.62) descontándole las prestaciones de asistencia
social en dinero (D.624), y otras transferencias corrientes (D.7).
Los ingresos totales anualizados para los tres conceptos (sueldos y salarios, ingresos de
independientes y patronos, otros ingresos no laborales) se dividen por los valores de
cada concepto arrojados por las cuentas nacionales. Ese cociente es el factor de ajuste
por ítem. Este procedimiento (un solo factor de ajuste por categoría de ingreso) da el
mismo tratamiento a ingresos bajos y a ingresos altos y, por tanto, supone que la
subdeclaración es la misma para los ricos que para los pobres. Por ello debería ser
revisado por un equipo de expertos.
Con este último valor se puede calcular el ingreso per-capita ajustado unidad de gasto
que será el que se compare con el valor de la línea de pobreza e indigencia respectivo.
La medición de la pobreza a través del ingreso o del gasto, se ha venido realizando sin
tener en cuenta las economías de escala por tamaño o las escalas de equivalencia por la
composición demográfica de los hogares. Primero se define si el hogar o la familia es
pobre o no pobre contrastando su ingreso o gasto per cápita contra el valor de una línea
de pobreza, y luego, dependiendo del resultado, se supone que todas las personas que
viven en ese hogar son pobres o no pobres respectivamente. Este conteo de la población
pobre que se realiza en la actualidad requiere de supuestos acerca de la asignación
45
El mismo nivel de ingreso o de ingreso per cápita no genera el mismo nivel de vida en
un hogar grande comparado con uno pequeño, ni en un hogar con niños comparado con
uno de solo adultos. Los hogares grandes desarrollan economías de escala respecto al
consumo, de forma tal que al final, los miembros de los hogares grandes llegan a tener
igual o mejor bienestar que los hogares pequeños, dado un mismo nivel de ingresos. De
la misma manera, debido a su composición por sexo y edad, los hogares tienen escalas
de equivalencia, dado que cada uno de sus miembros tiene un monto de gasto o una
asignación de recursos diferente, en razón a que sus necesidades no son iguales, por
ejemplo, un niño respecto a un adulto. En este último caso, las escalas de equivalencia
son los factores que permiten reducir los miembros de los hogares en adultos
equivalentes respecto a su consumo47.
u = u(q,A,N)
Con base en esta función de utilidad puede obtenerse una función de gastos, que indica
cuál es el gasto mínimo necesario en bienes (x) que debe realizar un hogar con A
adultos y N niños para alcanzar el nivel de utilidad u cuando los precios son p:
G(u,p,A,N) = x
Tomando como referencia un hogar sin niños y con un adulto cuya función de gastos es
G(u,p,1,0), el número de adultos equivalentes (E) en un hogar con A adultos y N niños,
con igual nivel de utilidad (u) a los precios (p) es:
G (u, p, A, N )
E=
G (u , p,1,0)
Luego de reducir a adultos equivalentes (E), entonces se pueden calcular las economías
de escala por tamaño así:
G (u , p, E ) = E θ G (u, p,1)
Para θ < 1 existen economías de escala por tamaño con respecto al consumo.
funciones de demanda, que dependen de variables observables, y por lo tanto pueden ser
estimadas empíricamente.
48
Sin embargo, esto no es una solución óptima del problema, porque la llegada de un niño a una familia
con plena compensación podrá normalmente incrementar la participación del gasto en alimentos.
(Nicholson, 1976; Deaton y Muellbauer,1980).
47
40
36 33.7
37.6 32.0
32 29.6
28.0
28 26.0
27.0 27.3 25.9
24
91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03e 04e 05e
(1)
Pobreza M 05 Adulto Equivalente Pobreza M 05
Fuente. Cálculos MERPD con base en ENH y ECH, DANE. Hay una diferencia media de unos 23 puntos
porcentuales. Pero la metodología es objeto de debate y se está lejos de un consenso.
Para su trabajo la MERPD ha usado las nuevas líneas reestimadas por el DANE (M05).
Pero es conciente de que la discusión sobre la medida de la pobreza debe proseguirse y
que, si quiere monitorearla, el país debe ponerse de acuerdo en esta materia. Por su
complejidad en materia metodológica y operativa, el proceso de medición de la pobreza
no sólo se presta a errores sino que suscita la desconfianza del público que teme por la
manipulación política de las cifras. Es esa es la razón por la cual esta Misión le
recomendó al DANE constituir un grupo especial (que entró a operar en el primer
semestre de 2006) encargado de discutir las diversas metodologías y realizar los
cálculos de la pobreza y, a la vez, designar una Comisión asesora de alto nivel (que
apenas ha comenzado a reunirse), compuesta por académicos nacionales y extranjeros y
48