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El período considerado sentó las bases de una renovada modernización del país, reanudando el
sector público sus intentos de participación en la actividad productiva, principalmente a través de
SIDOR , de la Corporación Venezolana del Petróleo y de la industria petroquímica en sus plantas de
Morón y El Tablazo.
Entre 1974 y 1975 (primer gobierno de Carlos Andrés Pérez), el Gobierno nacional decretó la
reserva al Estado de la industria petrolera y de la minería de hierro, hasta entonces explotadas por
capital extranjero. Como consecuencia de ese decreto, fueron expropiados los activos reales de las
compañías concesionarias en el país y revirtieron a la nación las concesiones vigentes para ese
momento. La explotación de hidrocarburos en todas sus fases -desde la exploración hasta la venta
de crudos y productos en los mercados interno e internacional- pasó a ser potestad exclusiva del
Estado, que la realiza a través de un conjunto de empresas operadoras con una casa matriz
denominada Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). Sin embargo, las ex concesionarias
mantuvieron, por algún tiempo, su vinculación con la actividad petrolera venezolana mediante
convenios de comercialización internacional y de suministros tecnológicos, los cuales se
modificaron paulatinamente para reducir la dependencia con respecto a aquéllas, y desarrollar
con autonomía las operaciones convencionales así como las de investigación tecnológica.
En el ámbito social, la nacionalización permitió que los empleados y obreros lograran obtener
reivindicaciones sociales (contrato colectivo, mejores sueldos y condiciones de trabajo).
Venezuela es un país que basa su economía en la explotación petrolera, industria nacionalizada el
1º de enero de 1976 y gestionada por la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (P.d.V.S.A), quien se
encarga de todas las operaciones petroleras en el país. Esta empresa ha obtenido óptimos
resultados en la movilización de hidrocarburos del país, lo que le ha permitido abrir nuevos
caminos para lograr un oportuno desarrollo de los recursos. Después de algunos años comenzó la
llamada Apertura Petrolera.
Ese mismo año el gobierno nacional da inicio al Programa de Ampliación 1974-79 (Plan IV) con la
finalidad de elevar la capacidad de la producción nacional de acero de 1.200.000 hasta los
4.800.000 toneladas métricas al año, incrementar la capacidad de los laminadores y una
modernización de las instalaciones en general.
En 1978 entra en funcionamiento la planta de pellas y los primeros hornos de las acerías eléctricas
del Plan IV y en 1982 se concluye la ampliación de la planta de productos planos iniciada un año
antes. Para 1983 la producción nacional de acero fue de 2.146.000 toneladas métricas y la
industria siderúrgica provee, en su totalidad, cerca de 30 mil puestos directos de trabajo.
La energía eléctrica
Desde comienzos de 1960, el gobierno de Venezuela ha dado más prioridad al desarrollo del
sector industrial de la economía. Fundado en 1961 en una área rica en recursos naturales, Ciudad
Guayana es ahora el mayor centro de desarrollo industrial. Los principales productos de Venezuela
incluyen petróleo refinado y sus productos derivados, acero, aluminio, fertilizante, cemento,
neumáticos, vehículos de motor, comida procesada, bebidas, vestuario y artículos de madera
Una concesión es derecho que le otorga el Estado venezolano a una persona o institución para que
realice actividades que, de acuerdo con la ley, están reservadas para el Estado. El Estado es el
propietario de todas las riquezas que se encuentran en el suelo y subsuelo venezolano, para
realizar la exploración y la explotación de un recurso se tiene que solicitar un permiso. Una vez
que se da la autorización, el país entrega la concesión a la persona o institución que lo solicita. Al
obtener la concesión comienza el proceso de inversión, que no es otra cosa que la utilización del
capital con la finalidad de obtener un beneficio económico.
Son varios los gobiernos de países latinoamericanos que entendiendo que la inversión extranjera
ha sido durante los últimos años el motor del crecimiento económico mundial, han aplicado
consistentemente políticas dirigidas a la mejora del clima de inversiones, así como a la atracción
de inversiones foráneas, gracias a lo cual han alcanzado importantes mejoras en sus índices de
crecimiento económico.
Los crecimientos más importantes que ha tenido la inversión extranjera con relación al PIB de la
economía en Venezuela se dieron en la década de los 90. Entre 1990 y 1995, la inversión
extranjera acumulada en Venezuela creció 200%, al pasar de $2,2 mil millones en 1990 a $6,9 mil
millones en 1995. Luego en tan sólo 3 años, entre 1995 y 1998, la misma creció un 174% adicional,
para ubicarse en $19,1 mil millones a finales de 1998. Estas cifras superan el crecimiento de
inversión extranjera acumulada en América Latina y el Caribe que entre 1990 y 1995 creció 73%, y
entre 1995 y 1998 creció 97%. Las telecomunicaciones y el petróleo han sido los sectores más
beneficiados de este crecimiento en Venezuela.
En efecto, la privatización de la empresa telefónica estatal CANTV en 1991, y el proceso de
apertura petrolera que tuvo su más exitosa expresión en la 3ª Ronda de Apertura de Campos
Marginales de junio de 1997, son los procesos más relevantes, dentro del período de mayor
atracción de inversión foránea de Venezuela. El proceso de privatización de la CANTV significó una
inversión inicial de $1,8 mil millones, además de inversiones adicionales cercanas a los $5.000
millones por parte de la misma empresa en los años subsiguientes. Por su parte, la apertura
petrolera logró atraer en los últimos años inversiones por encima de los $7.000 millones. Ambos
sectores, intensos en capital y con un importante impacto en la mejora de la productividad y
modernización del país, son importantes contribuyentes fiscales de las finanzas del país.
Por lo dicho anteriormente, la situación del agro en la Venezuela de hoy constituye una difícil
realidad, cuya consecuencia más evidente se relaciona con la grave baja en la producción de
muchos rubros, así como la elevación de los costos de producción; además de ello, en los últimos
años la incapacidad del agro venezolano para abastecer el mercado nacional, ha obligado al
gobierno nacional a autorizar la importación de enormes cantidades de productos agrícolas, hecho
éste que atenta de manera directa contra la seguridad alimentaria de los venezolanos, poniendo
por ello en peligro la soberanía nacional.
De manera general puede señalarse que en los últimos años la producción agrícola se ha
concentrado en aquellos rubros que poseen un valor agregado por servir de materia prima para el
sector industrial, en especial, para la industria agroalimentaria. En 1.999, de los 46.319 millones de
bolívares que produjo en total el sector agrícola, casi la mitad (22.649 millones) provinieron de las
actividades del sector “Animal”, mientras que el sector “Vegetal” generó 17.816 millones de
bolívares y el sector pesquero colaboró produciendo 2.995 millones de bolívares adicionales. En
cuanto a la producción agrícola por entidades federales, en el sector “vegetal" destacan hoy día:
Portuguesa, Zulia, Carabobo, Táchira, Yaracuy, Guárico y Cojedes. En el sector animal destacan los
siguientes Estados: Barinas, Zulia, Apure, Monagas. Por último, en el sector pesquero los Estados
líderes en Producción son: Sucre, Nueva Esparta, Falcón y Anzoátegui.
El café:
Es una planta oriunda del África; se da en buenas condiciones en las zonas tropicales, donde se
siembra entre los 600 y los 1.800 M.S.N.M.. Requiere condiciones de humedad precisas, así como
insolación moderada. En Venezuela el cultivo del café fue introducido por los españoles en el siglo
XVIII, llegando a ocupar un siglo más tarde y hasta los inicios del XX, el primer lugar como producto
nacional de exportación.
Geográficamente, las zonas productoras de Café más importantes del país se ubican en los estados
Táchira, Mérida, Monagas y Trujillo.
Aunque Venezuela no ocupa un puesto relevante entre los principales países exportadores de este
rubro agrícola, sin embargo el café venezolano es exportado en cantidades moderadas hacia los
EE.UU., Europa y últimamente hacia el Japón. Para 1.999 el valor de la producción nacional de café
estuvo por el orden de los 1.034 millones de bolívares, provenientes de una cosecha que fue de
62.533 toneladas métricas (TM.); en ese año se sembraron con café en el país 179.367 hectáreas.
El cacao:
El cacao es una planta de origen americano; se cree que fue traído de México a Venezuela por
religiosos españoles, aunque hay quienes sostienen que es autóctono del territorio venezolano.
Requiere para su desarrollo y maduración altas temperaturas, así como altos niveles de humedad
y de humus en el suelo donde es sembrado. El cacao no se da en altitudes que superen los 450
M.S.N.M. Históricamente, el cacao constituyó la base de la economía y de la sociedad venezolana
durante el período colonial; ya en ese entonces la calidad del cacao venezolano era admirada en el
ámbito internacional, sobre todo en Europa.
La producción cacaotera sufrió una considerable merma en el siglo XIX, siendo entonces superado
el cacao por el café como primer rubro para la exportación.
Geográficamente, las áreas de producción más destacadas se encuentran en los valles de Aragua,
en Yaracuy, en la zona de Barlovento y en sur del lago de Maracaibo. El cacao venezolano es
exportado en la actualidad a numerosos países, entre ellos: Suiza, Alemania, Italia, EE.UU.,
Dinamarca y Japón. En el año de 1.999, se destinó al cultivo del cacao una superficie de 62.085
hectáreas de las que se extrajeron 17.581 toneladas métricas del producto, con un valor
económico que alcanzó los 193 millones de bolívares.
El arroz:
Es un cereal originario del Asia septentrional, cuya siembra sólo es posible en tierras llanas
inundadles. Requiere abundante humedad, así como temperaturas cálidas, por lo que su cultivo es
característico de países con clima tropical. Durante todo el período colonial y hasta el propio siglo
XX, no tuvo el arroz gran importancia económica en Venezuela, pues su producción fue muy
escasa. Sin embargo esta situación comenzó a cambiar luego de la implementación del “Plan
arrocero nacional” del año 49, hasta tal punto que hoy, el arroz es un alimento infaltable en la
mesa de la mayoría de los venezolanos.
Geográficamente los estados con mayor producción arrocera en Venezuela son: Portuguesa,
Barinas y Guárico. En el año 1.999 la producción de arroz totalizó 692.451 toneldas métricas como
resultado de la siembra de 172.952 hectáreas lo que significó un monto cercano a los 1.322
millones de bolívares.
El maíz:
La siembra de maíz representa hoy día la principal fuente de ingresos para la inmensa mayoría de
los habitantes del campo venezolano, donde es cultivado tradicionalmente en conucos. A nivel
nacional los estados líderes en el cultivo de éste importante rubro son los siguientes: Táchira,
Yaracuy, Portuguesa, Aragua, Carabobo y Guárico. Pese a ser uno de los alimentos más cultivados
en el país, la elevada demanda del mercado interno venezolano, ha llevado al gobierno nacional
en los últimos años a importar enormes cantidades del producto, especialmente de Brasil y los
EE.UU. Para 1.999 se cultivaron con maíz en Venezuela un total de 423.557 hectáreas, de las
cuales se extrajo una cosecha que alcanzó 1.008.378 toneladas métricas, produciendo en total una
cifra cercana a los 2.440 millones de bolívares.
El tabaco:
Originario del continente americano, el tabaco fue dado a conocer en todo el mundo por los
españoles a partir del siglo XVI; es un cultivo que necesita de gran atención, pues son múltiples y
complejos los factores que inciden en la calidad final de la hoja, que es utilizada como materia
prima en la elaboración de cigarrillos. En Venezuela las principales entidades productoras de
tabaco son las siguientes: Portuguesa, Cojedes, Carabobo y Barinas. Para el año de 1.999 se
produjeron en el país 13.196 tonelas métricas de hoja de tabaco siendo esta producción el
resultado de sembrar 8.580 hectáreas, las cuales produjeron beneficios económicos por el orden
de 337 millones de bolívares.
La caña de azúcar:
Este producto vegetal es originario de la India, desde donde fue llevado a Europa y de ahí traído a
Venezuela por los españoles en la época colonial; Es una planta cuya adaptación a las tierras
venezolanas se ha visto favorecida por el clima tropical. La caña puede sembrarse inclusive en
alturas cercanas a los 2.000 metros S.N.M. Hoy día la actividad cañicultora es comandada en
Venezuela por los siguientes estados: Yaracuy, Trujillo, Aragua, Zulia y Carabobo. En el ámbito
nacional la superficie cultivada con caña de Azúcar en 1.999 rondó las 105.000 hectáreas de las
cuales se extrajeron más de 7 millones de toneladas métricas generando ingresos para la Nación
que estuvieron por encima de los 1000 millones de bolívares.
Además de los productos agrícolas ya referido, existe en Venezuela una enorme variedad de
rubros cuya siembra es también importante. Entre estos tenemos: Ajonjolí, algodón, sorgo,
plátano, sisal, tomate, granos, papa, copra, entre otros. Se cultivan también en el país gran
cantidad de hortalizas y leguminosas además de una variada gama de frutas tanto autóctonas
como exóticas. A continuación se presenta una lista detallada de los principales rubros vegetales
cultivados en Venezuela; en esta lista se pueden observar los principales datos estadísticos de esa
producción para el año 1.998.
En este tema se realizará una revisión de la situación de la Cultura venezolana tras más de
cuarenta años de vida democrática. Para ello se estudiará la evolución de la Educación venezolana,
así como los principales avances en materia científica y artística que se han producido en el país en
las últimas décadas. Es importante tener siempre presente que el estudio de la cultura es uno de
los temas que mayor polémica despierta entre expertos en Antropología, Sociología, historiadores,
pues es extremadamente difícil abordar de manera científica, la compleja y cambiante realidad
cultural del ser humano.
Al observar el proceso evolutivo del sistema educativo durante los últimos 40 años, se aprecia en
primer término que el mismo se ha desenvuelto sobre un escenario político homogéneo, el cual es
la plena vigencia del sistema democrático, y que si bien se han alternado en la dirección política
del Estado partidos políticos de distinto signo ideológico. La preocupación por la educación los ha
identificado y los esfuerzos en este sentido han sido crecientes. El principal logro de la democracia
venezolana en materia educativa sin duda ha sido la masificación de la educación en sus primeras
etapas, pues hoy día, todo el territorio nacional se encuentra plenamente incorporado al sistema
educativo.
Otro logro importante en materia educativa - profundamente vinculado con lo dicho antes- lo
constituye la disminución significativa del índice de analfabetismo en la población venezolana,
índice que se redujo de 50% en 1951 a menos del 5% en el año 2000.
A pesar de los éxitos mencionados, también es cierto que en los últimos 20 años ha disminuido
ostensiblemente la calidad de la educación impartida en los planteles públicos venezolanos. La
politización de los gremios, falta de presupuesto, reiterados paros, desactualización de los diversos
programas han sido factores que han incidido para que el constante aumento de la matrícula
escolar en Venezuela se haya visto frenado como consecuencia del crecimiento del índice de
deserción escolar.
A partir de 1936, Venezuela sufre una serie de cambios notables en los más diversos órdenes de su
sociedad. A la par con este proceso, en la educación superior y, en especial, las universidades
nacionales, se observará un desarrollo cuantitativo y cualitativo acelerado que comienza
tímidamente durante el período del Presidente Eleazar López Contreras y que, paulatinamente, va
desarrollando un importante impulso que cambia significativamente las tendencias observadas en
períodos anteriores. El efecto de la transformación de la estructura económica venezolana, la
dinámica poblacional que paulatinamente se irá invirtiendo hacia la urbanización del país, y el
auge político que se experimenta en la era postgomecista, serán elementos importantes para
entender el desarrollo de las universidades nacionales. A partir de 1958 se encauzará nuevamente
el crecimiento sostenido y acelerado de las universidades hasta los actuales momentos.
Un hecho fundamental al estudiar la dinámica universitaria venezolana lo constituye el constante
aumento de la demanda para ingresar a estas instituciones. Hoy día, según cifras del Gobierno
Nacional, existe un déficit de cupos en instituciones de educación superior que supera los 200.000
cupos. De hecho, este problema se ha venido presentando en los últimos años y se ha intentado
solucionar tomando medidas para centralizar y regular el ingreso hacia las universidades,
estableciendo con carácter de obligatoriedad la �prueba de aptitud académica� (1985), cuyo
resultado unido al promedio de bachillerato constituye el índice académico para poder cursar
estudios a nivel de educación superior, y por otro lado, se incrementó la creación de universidades
e instituciones públicas y privadas.
Además existen varios proyectos para la creación de nuevas instituciones que sólo están en espera
de su aprobación. Cabe destacar que se observa en la actualidad un marcado crecimiento de las
universidades e instituciones privadas unidos al goce de un sobresaliente prestigio a nivel nacional.
Muchas universidades privadas han avanzado en el área de la investigación y en los estudios de
postgrado y doctorados. También en el ámbito público diversas instituciones que venían
funcionando en la formación de docentes e ingenieros fueron agrupadas en universidades
experimentales, como el caso del Instituto Universitario Politécnico Luis Caballero Mejías de
Caracas, Barquisimeto y Guayana, que fue elevado a la categoría de Universidad Experimental
Politécnica Antonio José de Sucre y el Instituto Universitario Pedagógico con sede en Caracas,
Barquisimeto, Maracay y Maturín, que se convirtió en Universidad Pedagógica Experimental
Libertador.
En la década de 1990 tuvo lugar un debate sobre el destino de las universidades, de hecho,
diversos sectores de la vida pública y privada, inclusive personalidades gubernamentales, abogan
por una reforma del modelo académico-administrativo universitario, cuestionando el explosivo
crecimiento de la matrícula y señalando la necesidad de aplicar políticas de autofinanciamiento
para solventar las deficiencias presupuestarias, de adaptar los programas académicos a las
necesidades del mercado, del aparato productivo y del nuevo patrón tecnológico. Se ha
cuestionado también la autonomía universitaria y el bajo rendimiento estudiantil.
En el siglo XX el más sobresaliente de todos los acontecimientos que han moldeado la identidad
nacional ha sido el petróleo. La transculturación producida en algo más de medio siglo, por el
desarrollo de la industria de hidrocarburos, nos despojó de algunas señales de identidad,
tradicionales, bastante relativas por lo demás: la casona colonial, la hacienda de gran patio para
secar el café o el cacao, la leyenda del llano con sus centauros, el campesino de blusa y alpargatas,
el jefe civil de franela y con ancho cinturón de cuero, el sombrero de cogollo, el joropo bajo las
palmeras, los tambores en los cacaotales, el villancico navideño y el minucioso pesebre.
Todas estas señales de identidad, asociadas a la tradicional Venezuela agrícola y rural, han sido
paulatinamente sustituidas por otras provenientes del acelerado proceso de modernización
iniciado en Venezuela como consecuencia de la irrupción del petróleo en la vida nacional.
Es imposible en corto espacio destacar todas las investigaciones venezolanas que han llegado a un
nivel internacional de calidad o que han tenido un impacto sobre aspectos socioeconómicos del
país. Sin embargo, pueden destacarse las siguientes:
En el Campo de la Medicina:
• los estudios, tanto básicos como aplicados, de la enfermedad de Chagas que, indirectamente,
han conllevado un gran descenso en la incidencia de la enfermedad en los grupos jóvenes del área
rural.
• Las investigaciones sobre anemias rurales nutricionales, que han dado base para el
enriquecimiento preventivo de alimentos seleccionados.
• Los aportes para la elaboración, a nivel mundial, de una vacuna contra la lepra.
En la química:
• El desarrollo de varias vacunas, entre ellas contra la fiebre aftosa, a virus vivo modificado, que
logró el control de la enfermedad a partir de 1962, contra la estomatitis vesicular, aplicable a
cerdos y bovinos (1969)
• y la obtención de una cepa de virus especial que sirvió para la creación de una vacuna contra la
enfermedad de Newcastle que afecta a los pollos, lográndose una inmunidad en el 90% de los
animales vacunados y un enorme aumento en la productividad de las aves, para consumo
humano.
En agronomía destacan, entre muchas y valiosas investigaciones, las que se efectuaron sobre las
oleaginosas, que permitieron un aumento de la producción de ajonjolí; así como la obtención de
nuevas variedades de maíz opaco, la elaboración de un mapa de grandes grupos de suelos del
país, así como la introducción de más de 1.000 especies, variedades e híbridos forrajeros.
Como el país todo, la ciencia en Venezuela está en el inicio de una crisis presupuestaria cuyo fin no
puede ser previsto. No todo en esa crisis es negativo y es indudable que, al menos, ésta llevará a
un examen más cuidadoso de las prioridades y una elección más selectiva de las líneas de trabajo
por efectuarse. Una tendencia general, que ha comenzado ya desde hace algunos años, y que
probablemente se ha de acentuar de ahora en adelante, es la de favorecer las investigaciones de
orden práctico y de efectuarlas en ambientes no universitarios. Tal tendencia ha llevado a la
creación de institutos como INTEVEP, para los estudios del petróleo, CICASI, para la investigación
del carbón y sus derivados, CIEPE, para la investigación de alimentos agroindustriales, y la
Fundación del Instituto de Ingeniería. Pero no se debe olvidar que tales instituciones han nacido al
calor de la ciencia básica de la mejor calidad y que la salud del sector ciencia aplicada depende del
mantenimiento de una ciencia básica que conserve calidad y rigor. La importancia de esto último
se ha venido comprendiendo cada vez más por parte de muchos sectores de la vida venezolana.
Como en todos los campos de la vida nacional, la arquitectura venezolana estuvo tremendamente
influenciada por el desarrollo de la actividad petrolera, pues esta actividad permitió el flujo de
cuantiosos recursos económicos que se destinaron a la construcción de importantes obras
arquitectónicas.
En 1944 se inicia el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas, en el que se alcanzan las más
elevadas expresiones de la arquitectura venezolana en su Aula Magna y el conjunto central,
enriquecida con las obras de arte de colaboradores venezolanos y extranjeros. De las experiencias
de Mújica surge paralelamente la corriente «populista», intentando valorizar los elementos
presentes en la arquitectura popular venezolana, tales como techos cubiertos con tejas,
estructuras de madera o paredes caladas, cuyos principales protagonistas son Tomás José
Sanabria y Fruto Vivas.
Entre 1952 y 1954 se construye el Centro Simón Bolívar que marca una nueva escala urbana con
sus torres de más de 30 pisos y con un estilo influenciado por el arquitecto francés Le Corbusier.
Su ubicación modifica todo el ordenamiento del centro de la capital, en el cual se impone como el
eje principal la avenida Bolívar.
Una de las obras más notables, concluida en 1983, es el teatro Teresa Carreño. Se difunde el uso
de nuevos materiales: plástico, aluminio, vidrios opacos o reflejantes en paredes tipo cortina y en
unión con concreto a la vista, como un lenguaje común de la arquitectura actual, en las obras que
son fruto de la bonanza petrolera, como la Torre Europa de Carlos Gómez de Llarena, la Torre
Británica de Bernardo Borges y Francisco Pimentel, el Cubo Negro de Carlos Eduardo Gómez, la
Torre de David de Carlos Fuentes, entre otros. El gigantesco conjunto del Parque Central, de
Enrique Siso y Daniel Fernández Shaw, es la expresión de la misma tendencia, con sus vidriadas
torres de 50 pisos, que junto con la tardía aplicación de los alveares residenciales, influencia de Le
Corbusier, crea un fuerte impacto visual en la Caracas actual.
Hacia la década de 1960 se dio a conocer en Venezuela el arte cinético, cuyas raíces se
remontaban bastante atrás en el tiempo, en un desarrollo ordenado de investigaciones plásticas
sobre el movimiento, el espacio y la luz, las cuales, a partir de 1955, aproximadamente, se fueron
presentando en 9 exposiciones realizadas en Europa. Jesús Rafael Soto se encontraba entre estos
investigadores y es por su personal actividad artística que podemos insertar el cinetismo dentro de
la evolución de las artes plásticas en Venezuela; pues con la excepción de Soto y de la obra de
Carlos Cruz Diez (aunque se trate de planteamientos diferentes) no se puede hablar de una
corriente cinética en nuestro país.
En el transcurso de la década del 60, a la vez que el cinetismo va conquistando un lugar en el arte
internacional, se revitaliza la corriente social del arte mediante fórmulas más modernas, alejadas
del realismo del anterior Taller de Arte Realista. Será la llamada �nueva figuración�,
movimiento en el que destacan artistas como Jacobo Borges, Manuel Espinoza, José Antonio
Dávila , Régulo Pérez, Alirio Palacios y Alirio Rodríguez.
Es también en los últimos años cuando se ha conocido el trabajo de varios artistas radicados en
Maracaibo, descentralizándose al menos un poco el quehacer plástico, habitualmente limitado a la
capital; así como también se han realizado confrontaciones, algunas privadas y otras oficiales, que
han hecho posible dar una visión amplia de la actividad artística actual en Venezuela.
En la historia del quehacer artístico venezolano, por sus trayectorias, el teatro y la escultura nacen
y marchan al mismo ritmo, aunque con posteriores diferencias, muy particulares en lo que a la
escultura se refiere, y que en este caso se materializan en la época presente con la casi definitiva
fusión en un solo esfuerzo creador de la escultura y la pintura. Este hecho, ocurre en el cientismo,
con Jesús Soto como su mejor exponente, pues su obra, en la que escultura y pintura se hayan en
vibrante simbiosis, no ha podido ser igualada en ninguna latitud.
Partiendo del mismo criterio, aunque con proyección distinta al rumbo trazado por Soto, se deben
mencionar a Alejandro Otero. El conjunto de obras metálicas creadas por Otero para el
espectáculo Imagen de Caracas, en particular su Integral vibrante, anunciaban un futuro aporte a
la escultura nacional de quien, sumergido hoy en un universo de perfiles, rolineras y acero
laminado, nunca olvida su pasión por el color.
En cuanto al teatro, la popularidad de este género artístico creció notablemente a lo largo del siglo
XX, como lo demuestra el que en 1959 se lleve a cabo el I Festival Nacional de Teatro Venezolano,
auspiciado por Pro-Venezuela y el Ateneo de Caracas; el II Festival tiene lugar en 1961, auspiciado
por el pueblo, con lo que queda demostrada la aceptación con que contaba esta actividad. El III
Festival se realiza en 1966-1967, en el marco de las celebraciones del Cuatricentenario de Caracas
y auspiciado por la Comisión creada para dichas celebraciones.
La década de 1960 es propicia para el surgimiento de nuevos grupos dedicados a las tablas, entre
ellos el Teatro de Bolsillo; el Centro de Investigación y Desarrollo del Teatro de la Universidad
Central de Venezuela, que tiene además una serie de publicaciones exclusivamente dedicadas a
esta actividad; el Teatro Universitario, antiguo Teatro de la Universidad; el Teatro Experimental de
Arquitectura y el grupo del Ateneo de Caracas. El 15 de septiembre de 1967 nace El Nuevo Grupo,
y ese mismo año se inicia Rajatabla.
Obras de teatro de numerosos dramaturgos venezolanos se producen por estos años, destacan las
obras de Román Chalbaud, José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón y Alberto Rodríguez Barrera.
Entre estos dramaturgos puede verse el germen de un teatro que apunta hacia lo trascendental,
cuyos más depurados exponentes serán Román Chalbaud, Isaac Chocrón y José Ignacio Cabrujas.
La inauguración en 1983 del teatro Teresa Carreño en Caracas (aunque no dedicado
exclusivamente, ni siquiera primordialmente, a las representaciones dramáticas en su sentido
estricto) constituye un importante paso adelante. En la actualidad, existen numerosas salas de
teatro en muchas poblaciones venezolanas, y el teatro tiene ya su público formado, gracias en
buena parte a la labor de los críticos especializados que se agrupan en el Círculo de Críticos de
Teatro de Venezuela (CRITVEN), fundado por iniciativa de Eduardo Robles Piquer, Helena Sassone
y otros.