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MÓDULO 2
CONTENIDO
Presentación
Introducción
4. Comunicación y asertividad
Introducción
Uno de los hechos más asombrosos de la etapa que estás viviendo, aparte de los cambios externos
que se aprecian en tu cuerpo, es el cambio en tu mente. Gradualmente descubrirás un
extraordinario incremento de tus capacidades intelectuales. Estarás en mejores condiciones de
comprender el mundo y verás que en éste hay muchos lugares para ti. Encontrarás nuevos
intereses y una insospechada capacidad de relacionarte con los demás.
La adolescencia, como cualquier etapa de cambio, también trae tensiones y conflictos. Comienzas
un acelerado viaje hacia la conquista de tu identidad personal y social y, ahora, ya en segundo
semestre, vas a dar cauce a una vocación profesional.
Normalmente se dice que venimos al colegio para aprender, para adquirir conocimientos, pero éstos
son sólo una parte de los aprendizajes y no adquieren sentido si no sabemos para qué sirven y qué
hacemos con ellos. El sentido del conocimiento y de los aprendizajes, finalmente, es saber vivir la
vida humana. Si no sabemos mejorar la vida humana, si no sabemos mejorar la vida familiar y
profesional, si el conocimiento no contribuye a nuestra realización personal o a mejorar la vida
social, el conocimiento no sirve.
El conocimiento es social pero también es individual. Se transmite en relación con los demás, pero
sólo cobra significado en la aprehensión individual. Asimismo, es infinito, comienza por el
conocimiento de nosotros mismos, pero se proyecta en los demás, en nuestra comunidad próxima y
lejana.
Lo anterior implica imaginar, construir y hacer un nuevo tipo de colegio. Prefigurar en el CONALEP,
en nuestra práctica diaria, en nuestro testimonio cotidiano, un sentido de comunidad basado en el
conocimiento, la comprensión, la libertad, la solidaridad, la responsabilidad.
Con esta asignatura, como viste en el primer módulo, ambicionamos mejorar tu formación mediante
la promoción de una cultura de la calidad y el fortalecimiento de una serie de valores, actitudes,
habilidades y conocimientos que te permitan contribuir activamente al desarrollo de la sociedad y al
mejoramiento de la calidad de vida de nuestro país. Para ello este módulo se propone, como
objetivo general:
Fortalecer los valores que permitirán al alumno asumir su responsabilidad y compromiso familiar,
laboral, ecológico y social, mediante una mejor comprensión del mundo, el fortalecimiento de los
lazos familiares, el desarrollo de hábitos constructivos y una comunicación asertiva.
Lo anterior implica conocer las grandes tendencias del saber, hacer y vivir contemporáneos,
identificar los valores y actitudes más apreciados por las empresas, analizar críticamente la
organización, funciones y problemática de la institución familiar, y comprender el significado del
concepto calidad de vida. Esto nos permitirá aplicar un conjunto de estrategias constructivas de
autoayuda y apoyo externo, que te ayuden a solucionar diversas problemáticas personales y
familiares.
Por otra parte, se requiere ponderar las posibilidades de compromiso y participación social que
tienen tú y tus compañeros, en momentos en que la capacidad de colaboración y servicio de los
jóvenes son fundamentales para preservar el ambiente y mejorar la calidad de vida de la
comunidad.
No se trata de “mandarlos a la guerra sin fusil” (además, las guerras no son una forma civilizada de
resolver controversias). Por eso hay que saber cuáles son las raíces del comportamiento humano,
identificar los elementos que permiten desarrollar hábitos constructivos, conocer los mecanismos
que desencadenan la creatividad y permiten desarrollar las habilidades del pensamiento, y señalar
los pasos fundamentales que hay que seguir para resolver problemas y tomar decisiones. Todo esto
con el fin de establecer una mejor comunicación humana y tener relaciones sociales más
constructivas, justas y solidarias.
Cada unidad se puede trabajar por separado, pero tienen cierta continuidad, por lo que sugerimos
seguir el orden señalado. Todas incluyen un conjunto de informaciones, ideas, métodos y
actividades que te conducirán a lograr los objetivos propuestos. Al alcanzarlos tendrás un mejor
desempeño profesional y una relación social más fructífera.
Ahora vas a confrontar tus creencias e hipótesis con las de otras personas. Verás que el mundo a
veces es “ancho y ajeno”, pero que también es tu mundo. Encontrarás que los hechos y las cosas
tienen muchas interpretaciones. Deberás usar tu mente y sensibilidad para captar y relacionar las
diversas visiones y conocimientos —empezando por los tuyos— para identificar significados,
ubicarlos en su contexto y explicarlos. Tendrás que verificar y reformular las ideas.
En el texto no incluimos datos cuantitativos que podrían hacer engorrosa su lectura. Ésta pretende
ser sugerente, más que convincente, y la mejor opinión siempre será la tuya. Pero para forjarla
sólidamente, con base en argumentos, hay que cotejar las afirmaciones, consultar, indagar,
cuestionar. Generalizar a partir del análisis de situaciones concretas, de un cuento, de una
anécdota, de una situación.
Estamos conscientes de que no basta con informar. Hay que comprender, comprometerse y actuar.
José Ingenieros, un destacado intelectual latinoamericano, decía que si las intenciones no se
transforman en acciones sobran en las opiniones.
Objetivo particular
Fortalecer los valores que permitirán a los alumnos asumir su responsabilidad social y sus
compromisos como trabajadores, con base en la comprensión del proceso de humanización, la
evolución de los sistemas productivos, el significado de la nueva cultura laboral y el papel que
cumple el profesional técnico en los procesos sociales de satisfacción de necesidades.
Objetivos específicos
Contribuir a que los jóvenes comprendan los procesos naturales que determinan la formación de
valores, entiendan el desafío de la humanización y asuman su responsabilidad profesional y
social de una manera motivada y consciente.
Incrementar la capacidad de colaboración y la actitud de servicio de los estudiantes,
concientizándolos sobre la importancia de la preservación y cuidado del ambiente, y su papel en
el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.
Desarrollar valores y actitudes considerados fundamentales por las empresas generadoras de
bienes y servicios.
Hace casi 2000 años Séneca, el filósofo hispano-latino, señaló que para quien sabe a dónde va
todos los vientos le son favorables. Por el contrario, si no hay claridad sobre cual es nuestro destino,
ninguna brújula será de utilidad, puesto que el instrumento no sustituye la inteligencia ni la
voluntad de quien lo utiliza.
Una forma fácil de encontrar un lugar es que otros nos digan dónde queda y cómo llegar. ¿Pero es
ahí a donde queremos ir?, ¿el camino que me están señalando es el mejor?, ¿no existirán otras
alternativas que me permitan ser más, permitir que otros sean y vivir mejor, si eso es lo que
queremos?
Dinámica de reflexión
Hace algún tiempo, un amigo puso en nuestras manos una historia sobre alguien que deseaba
regresar a su casa. Leámosla juntos y luego veremos que aprendemos de ella.
Un día, a través del bosque primitivo, rumbo a su casa fuese andando una ternera y dejó tras de sí
su tuerta vereda, un sendero torcido, en los olivos.
Desde entonces, tres siglos han pasado y deduzco que ha muerto la ternera, pero subsiste su tenaz
vereda y en ella este relato se ha inspirado.
Al día siguiente aprovechó el sendero un perro solitario que ahí andaba, y luego un fiel cordero con
cencerro siguió el camino, en la tierra brava, haciendo más marcado aquel sendero.
Mil viandantes el camino siguieron evadiendo ramas con destreza, dando vueltas y rodeos por ahí
mientras proferían palabras de honrado justo enojo porque era, ¡ay, Dios!, una senda tan torcida
pero aún así el vericueto seguían; por favor, no se rían de la migración primera de aquella famosa
ternera que a través de los recodos del bosque anduvo con señorío tan sólo porque vacilante se
balanceaba al caminar.
Esta senda de la floresta en callejuela se convirtió que sobre sí misma volvía, doblaba y de nuevo
vueltas daba esta callejuela torcida se convirtió en camino real donde muchos pobres caballos, ¡ay!
con sus cargas bajo un sol quemante penosamente avanzaban y por una hacían tres millas al andar.
Y así fueron por siglo y medio tras las huellas de aquella ternera.
Los años en raudo tropel pasaron, el camino se hizo calle de un villorrio y así, antes de que se
percataran los hombres de ello, de una ciudad una avenida y pronto la calle central fue ésta de una
renombrada metrópolis y los hombres, dos siglos y medio después del hecho las huellas pisaron de
aquella ternera.
Cada día cien mil viajeros el zigzag de la ternera siguieron y por su sinuosa ruta el tránsito pasó de
todo un continente.
Cien mil hombres fueron guiados por una ternera, hace ya tres siglos muerta y aun siguieron de ella
la torcida vereda y cien años perdieron al día y todo porque se otorga reverencia tanta al bien
establecido precedente.
Hay poetas que nos dicen que no hay camino, porque se hace camino al andar. En parte tienen
razón, pero no siempre llega más lejos el que va más rápido, sino el que sabe a dónde va... Tiene
más importancia la meta hacia la que nos dirigimos que la rapidez con que lo hacemos (Dávila,
1995).
En nuestra época los cambios se suceden tan rápidamente que a veces nos vemos involucrados en
dinámicas que no teníamos consideradas y, en ocasiones, ni siquiera previstas. Los cambios son tan
acelerados que sociólogos como Alain Touraine sugieren que no sólo vivimos una época de cambio,
sino un cambio de época, “Estamos todos —agrega— embarcados en la modernidad. Lo que es
necesario saber es si lo hacemos como galeotes o como viajeros con equipaje, proyecto y memoria”
(citado por Valle, 1995b).
¿Cómo hacer, entonces, para evitar los caminos trillados que no llevan a ninguna parte, cómo ver
más allá de lo evidente, cargar con nuestra memoria histórica y trascender a mejores etapas de
desarrollo humano?
La experiencia de muchas personas, educadores con más visión que nosotros, nos enseña un
procedimiento sencillo que queremos compartir contigo: Ver, Juzgar y Actuar. Ver, saber,
informarnos por nosotros mismos para tener más elementos de juicio. Juzgar, analizar para tomar
decisiones racionales basadas en hechos. Actuar para hacer realidad lo que creemos correcto.
En el plano de lo que se considera moralmente adecuado (en otras palabras, correcto, conforme a
las reglas de un comportamiento basado en principios), una acción moral viene precedida por un
proceso de concientización, de convencimiento íntimo, y requiere a su vez de la información y el
conocimiento. Es decir que si tú quieres tomar decisiones basadas en tu propio entendimiento, en
lo que te dicta tu juicio interior y llevar a la práctica aquello que has razonado, tendrás que
involucrar tu cabeza, tu corazón y tus manos. Tendrás que darte cuenta, conocer, pensar, juzgar,
seleccionar, sentir interiormente, querer y actuar en consecuencia. Esto es lo que caracteriza a las
personas íntegras, que son “de una pieza” porque son congruentes con lo que piensan, dicen y
hacen. “Integran” en sí mismas —y lo hacen del modo adecuado— sus pensamientos, sentimientos
y acciones.
Lo que nosotros entendemos como integridad, autores como Lickona lo manejan como buen
carácter.
La integridad, como otros valores éticos, expresa una cualidad personal, pero se manifiesta en el
contacto con los demás. Muchos valores y prácticamente todas las actitudes sólo se reconocen en
las relaciones interpersonales y sociales. Sobre ese tipo de valores hablaremos en este libro,
abarcando las relaciones afectivas, familiares, comunitarias, laborales y sociales. Además, daremos
algunas pistas que te ayudarán a comprender los cambios, para que tú decidas a dónde y cómo ir.
Como recordarás, a los valores los definimos como una cualidad, propia de un ser, cosa o hecho,
que despierta aprecio, admiración o estima. Es decir, nos indica la importancia, significación o
eficacia de algo. También distinguimos tres dimensiones en las que se manifiestan los valores: 1) de
sobrevivencia, 2) cultural, 3) trascendental.
Los valores afectivos (como la amistad o el amor) se encuentran en el plano de lo cultural (la cultura
de cada pueblo determina su forma de manifestarse). Sin embargo, los ubicamos cruzando las tres
dimensiones, ya que están presentes en cada una de ellas.
Los valores se integran mediante la reflexión, la interacción con el medio y la práctica social, de la
mano con el desarrollo de las capacidades cognoscitivas, la personalidad, las habilidades técnicas y
las destrezas operativas. Todo esto permite interactuar —incluso a través de la inacción con el
medio.
Los valores a los que haremos referencia en este apartado cubren básicamente los aspectos
culturales y afectivos, que son los que se dan en la relación social. Por eso hablamos de valores
sociales, familiares, comunitarios y laborales. Se refieren, sobre todo, a la relación del individuo con
el otro y con los demás.
Por cultura entendemos el sistema de relaciones y productos generados al interior de una sociedad
humana, cuyos miembros —o al menos la mayoría de ellos— comparten unas creencias y una
determinada concepción de la existencia.
Tras las normas, como vimos en el módulo anterior, existen sistemas de creencias y valores
característicos del grupo social, que corresponden a sus condiciones materiales e históricas de
existencia. Así por ejemplo, vemos como, en determinados periodos históricos, algunos grupos han
pretendido imponer sus valores morales a los demás, o como otros, aferrados a la defensa de las
“buenas costumbres”, intentan que los demás piensen y actúen como ellos.
Esta imposición no es aceptada en la actualidad, cuando las normas morales se asumen como
internas, ya que apelan a la conciencia del individuo; unilaterales, porque nadie puede exigirnos su
cumplimiento (en ese caso se transformarían en normas jurídicas); no coercitivas (deben acatarse
espontáneamente) y autónomas, ya que nosotros mismos determinamos qué debemos hacer y qué
hacemos efectivamente (Chávez, 1994).
No obstante lo anterior, coincidimos con Pereira cuando sostiene que: “Nos ha costado mucho
esfuerzo aprender a lo largo de la vida humana el valor de ciertos ‘valores’ y actitudes, como para
concluir que la educación en valores no tiene sentido, porque es un medio de domesticación.
¿Tenemos que dejar que las generaciones futuras descubran que es mejor la libertad que la
esclavitud?, ¿que el hombre no sólo es capaz de reproducir sino de crear?, ¿que descubran que todo
ser humano tiene la misma dignidad?... Es evidente que si en el plano científico y tecnológico no
dudamos en transmitir todo un bagaje de conocimientos y habilidades, ¿cómo vamos a dudar
hacerlo con lo que da sentido a la vida del ser humano?” (Pereira, 1997, p. 17-A).
El problema, tal vez, está en la idea de “transmitir”, con la que no concordamos. Ya en el módulo
anterior habíamos dicho que “el de los valores es el camino de la creación constante, personal y
colectiva”, y que “en lugar de causar a los jóvenes la impresión de que su tarea es montar una
aburrida guardia ante los valores antiguos, debemos enterarlos de la difícil pero estimulante verdad,
de que su tarea es recrear los valores continuamente en su propia época” (Gardner, citado por
Muñoz, 1991, p. 97).
Con todo, existen valores que los pueblos tienden a asumir como de validez permanente, porque
son deseables en todo tiempo y lugar. Estos valores son clásicos y resurgen con la Revolución
Francesa (libertad, igualdad, justicia, fraternidad, propiedad). A partir de entonces se les denomina
universales, y si bien son expresión de las preocupaciones y carencias de su época, aún siguen
vigentes.
En general se tiende a valorar y apreciar más aquello de lo que se carece. En la medida en que
satisfacemos una necesidad, damos por hecho que eso “ya está” y pasamos a crear otra, olvidando
los costos de haberla obtenido. Por ejemplo, en casi todo el mundo la jornada laboral es de ocho
horas diarias, o de 40 horas a la semana, pero no recordamos las luchas e incluso las muertes que
esto ha costado. El 1° de Mayo, el 16 de Septiembre y otras fechas, para algunos pasan a ser sólo
un día de asueto, olvidando su significado. Las hazañas y los héroes (los Mártires de Chicago, de la
Independencia, los trabajadores de Cananea y muchos otros) pierden su sentido humano para
ritualizarse en actos formales donde se olvida que quienes nos han legado patria, soberanía,
derechos laborales, etc., eran personas como nosotros, con fortalezas, debilidades, familias, amigos,
un trabajo. ¿Por qué no reflexionar sobre esto? La efeméride más cercana puede ser motivo de
análisis, y tal vez de una celebración distinta donde se logre recrear y vivir el valor en juego.
En México, la mayoría de los valores fundamentales se han registrado en la Constitución, las leyes y
los reglamentos. En el primer módulo ya revisamos algunos y en cada una de las materias que has
cursado seguramente encontraste otros. Ahí se han destacado los valores y derechos individuales.
Ahora queremos centrar la atención en algunos de los que podríamos considerar valores sociales
últimos, puesto que los demás, siendo importantes, se supeditan o están subordinados a ellos. Estos
se mencionan en la Ley General de Educación y son:
Bienestar general.
Aprovechamiento racional de los recursos naturales y protección del ambiente.
Compromiso social y espíritu de servicio.
Bienestar general
El bienestar general es otra forma de en tender lo que Tomás de Aquino llamó “bonum
commune”, bien común, y se liga con lo que Aristóteles denominaba fin último: la felicidad. Esta
era entendida como la “completa y buena suficiencia de vida”, propia de quien no carece de nada, y
permite al ser humano vivir y obrar bien.
El bienestar general expresa el bien de todos y por eso a él se subordinan los intereses particulares,
ya que no siendo exclusivo de ninguno de los miembros de la comunidad, pertenece y extiende sus
beneficios a todos. De ahí que, en ocasiones, también se maneje como de utilidad pública.
Un famoso cuento de Oscar Wilde (escritor inglés, 1854-1900) refleja el valor de la amistad, pero
también la toma de conciencia sobre los perjuicios del excesivo individualismo. Te invitamos a leerlo
completo. Aquí sólo incluimos un fragmento, con el que esperamos motivar la reflexión del grupo.
Actividad colectiva
El gigante egoísta
Una mañana el gigante estaba acostado en la cama, despierto, cuando oyó una música
encantadora. Sonaba tan dulce que pensó que eran los músicos del rey. En realidad era sólo un
pequeño jilguero que cantaba frente a la ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía el canto de
un ave que le parecía la música más bella del mundo. Entonces el granizo dejó de bailar, y el viento
del norte dejó de rugir, y un delicioso perfume llegó por la ventana abierta.
—Creo que al fin ha llegado la primavera— dijo el gigante, y saltó de la cama para mirar.
¿Qué vio?
Vio algo maravilloso. Los niños habían entrado por un boquete de la pared y estaban sentados en
las ramas de los árboles. En todos los árboles que él podía ver había un niño. Y los árboles estaban
tan contentos de tener de vuelta a los niños que se habían cubierto de capullos, y agitaban los
brazos suavemente sobre la cabeza de los pequeños. Las aves revoloteaban y piaban con deleite, y
risueñas flores asomaban en la verde hierba. Era una escena encantadora, sólo que en un rincón
todavía era invierno. Era el rincón más lejano del jardín, y allí había un chiquillo. Era tan pequeño
que no llegaba a las ramas del árbol, y caminaba alrededor, llorando amargamente. El pobre árbol
aún estaba cubierto de escarcha y nieve, y el viento del norte soplaba y rugía sobre él.
— ¡Trepa, niño!— dijo el árbol, y curvó las ramas hacia abajo, pero el niño aún no llegaba.
— ¡Qué egoísta he sido! —dijo—. Ahora sé por qué la primavera no venía aquí. Pondré a ese niño en
la copa del árbol, y luego derribaré la pared, y los niños podrán jugar siempre en mi jardín.
Fue a la planta baja y abrió la puerta muy suavemente, y salió al jardín. Pero cuando los niños lo
vieron se asustaron tanto que echaron a correr, y en el jardín fue nuevamente invierno. El pequeño
fue el único que no corrió, pues tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no vio venir al gigante. Y el
gigante se le acercó con sigilo, lo tomó suavemente con la mano y/o depositó en el árbol. Y al
instante el árbol flore ció, y las aves se posaron en él para cantar, y el niño estiró los brazos y los
echó al cuello del gigante, y lo besó. Y cuando los demás niños vieron que el gigante ya no era
malvado, regresaron a la carrera, y con ellos vino la primavera.
—Ahora es vuestro jardín, niños— dijo el gigante, y tomó una gran hacha y derribó la pared. Y
cuando la gente iba al mercado al mediodía vio al gigante jugando con los niños en ese bellísimo
jardín.
Oscar Wilde
(Fragmento)
1. Reflexionen:
¿Por qué?
2. Ahora los invitamos a una competencia. Organícense en cuatro o más grupos, y en un lapso de 5
minutos, vean qué equipo logra recordar más hechos en los que sea evidente la adopción de
medidas de bienestar general. Estos pueden darse en el seno de la familia, en el colegio, la
comunidad o la empresa, en el país.
3. A continuación, escriban su lista de hechos en el pizarrón y analicen dos o tres que fueron
verdaderamente significativos. Revisen las condiciones en que se produjeron (generalmente todos
responden a situaciones históricas muy peculiares), las ventajas y desventajas de la medida
adoptada.
Si nosotros, los seres humanos, queremos sobrevivir es necesario que la vida en todas
sus formas también sobreviva.
Kofi Annan
Ahora se plantea que el desarrollo debe satisfacer las necesidades de las generaciones actuales,
pero sin socavar la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Así, el
desarrollo sustentable pretende encauzar el crecimiento económico con base en políticas de
preservación del medio, e incorpora estrategias con contenido social que permiten asegurar un
equilibrio duradero entre el consumo, la población y la capacidad de sustento de la Tierra.
Entre sus estrategias destacan la participación social, la concientización comunitaria y la
responsabilidad de gobiernos y empresas, que deben comprometerse a instrumentar los principios
que fundamentan esta concepción.
Seattle, un indígena norteamericano, expresó algunas de estas ideas hace 143 años. Permítenos
ceder la palabra a Jesús Martínez Sánchez, un profesor español que nos adentró en esta
experiencia, y luego leamos la carta del Gran Jefe a un presidente de Estados Unidos:
En 1854 el Presidente de los EE.UU. propuso a las tribus dwamish y suquamish la compra de sus
tierras, ofreciéndoles, a cambio, las famosas «reservas» americanas. El bello mensaje de su Jefe es
quizá uno de los documentos más estremecedores en defensa del derecho a la propia identidad, La
traición, la fuerza bruta y las epidemias pudieron acabar con la existencia de quienes durante
milenios se sintieron parte de la Naturaleza. Mas las hermosas palabras del valiente Jefe siguen
resonando bajo las agresiones permanentes de la tecnología blanca, de la erosión más implacable:
la del hombre civilizado. He aquí una carta que debiera avergonzarnos a todos cuantos —siquiera
por un momento— nos hemos sentido «blancos, cristianos y occidentales».
Actividad personal
Carta del Gran Jefe Seattle a Franklin Pierce, Presidente de los Estados Unidos
El Gran Jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra tierra. También nos manda
el Gran Jefe palabras de amistad, buenos deseos. Es muy amable de su parte, sabemos que también
él necesita de nuestra amistad. Nosotros hemos tomado en consideración su oferta, porque
sabemos que, de no hacerlo así, el Gran Jefe puede venir con sus armas a quitarnos nuestra tierra.
Por eso nosotros le decimos: el Gran Jefe de Washington puede contar con nosotros tan
sinceramente como nuestros hermanos blancos pueden contar el regreso de las estaciones. Mis
palabras son como las estrellas, no se pueden detener.
Más, ¿cómo se puede comprar o vender el cielo, ni aun el calor de la tierra? Esta idea nos resulta
extraña.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes
comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada brillante aguja de pino,
cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada altozano y hasta el zumbido de cada
insecto es sagrado para la memoria y para el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las
venas de los árboles lleva consigo la memoria de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando inician su camino hacia las
estrellas; por el contrario, nuestros muertos jamás podrán olvidar esta bondadosa tierra, pues es la
madre de todos los pieles rojas: somos parte de la tierra y, asimismo, ella es parte de nosotros. Las
flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el gran águila: he aquí nuestros
hermanos. Las escarpadas peñas, los prados húmedos de rocío, el calor del cuerpo del caballo y el
del hombre; todos somos una misma familia.
Cuando el Gran Jefe de Washington nos envía mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, dice
que nos reservará un lugar en el que nosotros podamos vivir apaciblemente. Dice también que él se
convertirá en nuestro padre, y nosotros en sus hijos. Pero, aunque consideramos su oferta, ello no
nos resulta fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.
El agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es sólo agua, sino que también representa la
sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos las tierras, deben recordar que éstas son
sagradas, y enseñar también a sus hijos que cada reflejo en las aguas del lago evoca los sucesos y
memorias de las vidas de nuestras gentes. Porque el murmullo del agua son las palabras de mi
padre y de mi madre. Porque los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed, porque llevan
nuestras canoas y alimentan a nuestros hilos, si les vendemos las tierras ustedes deben recordar —
y enseñarles a sus hijos— que los ríos son nuestros hermanos y también los suyos y que, por eso,
deben de tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.
Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras razones. Un pedazo de nuestra tierra es lo
mismo para él que el siguiente, ya que es un extraño que viene de la noche y nos arrebata la tierra
donde quiera que la necesite. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y cuando la ha
conquistado se retira de allí, dejando atrás la sepultura de sus padres sin importarle. Secuestra la
tierra a sus propios hijos: tanto le da la tumba de sus padres como el lugar que pertenece a sus
hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el cielo, como objetos que se compran, se venden
igual que ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra y dejará detrás sólo el desierto.
No sé, mas nuestro modo de vida es distinto del de ustedes. La sola vista de sus ciudades llena de
tristeza los ojos del piel roja. Tal vez sea que el piel roja es un salvaje y no comprende nada...
No existe un lugar pacífico en las ciudades blancas, ni hay un sitio donde escuchar cómo se abren
las hojas de los árboles en primavera o el zumbido de los insectos. Quizá esto también se deba a
que yo soy un salvaje y no entiendo nada...
Pero, después de todo, ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el adorable lamento
del chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas en el filo de un estanque? Será que soy un
salvaje y nada entiendo...
Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, lo mismo que el
aroma de ese aire purificado por la lluvia del mediodía o perfumado por el polen de los pinos. El aire
tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento; la
bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente
del aire que respira; lo mismo que un moribundo que lleva muchos días en la agonía, es insensible a
las sensaciones del olfato.
Por eso, si les vendemos nuestras tierras deberán recordar que el aire es inestimable, que comparte
su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros antepasados su primer soplo de
vida, también deberá recibir nuestros últimos suspiros. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes
deberán conservarlas como algo sagrado, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda
saborear el viento perfumado por las flores de las praderas.
Otra condición deberá aceptar el hombre blanco si decidimos venderle nuestras tierras: deberá
tratar a los animales como a sus hermanos. Yo, que soy un salvaje, no comprendo otra forma de
vida. He visto millares de bisontes pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre
blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje, por eso no comprendo cómo una máquina
humeante puede importar más que el bisonte, al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.
¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos desaparecieran, el hombre también se extinguiría
a consecuencia de su gran soledad de espíritu. Y pues todo va enlazado, lo que sea de los animales,
será del hombre.
Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros antepasados.
Incúlquenles que la tierra ha sido regada con la sangre de sus semejantes para que sepan
respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra
madre. Todo cuanto ocurra a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en la
tierra se escupen a sí mismos.
Una cosa sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. Todo
va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los
hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama
se lo hace a sí mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del
destino de todos. Tal vez seamos hermanos, a pesar de todo. Sabemos una cosa que quizá el
hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes piensan ahora que lo poseen, al igual que desean poseer nuestra tierra. Pero esto es
imposible. Él es el Dios de los hombres y su compasión debe ser compartida por igual entre el
hombre blanco y el piel roja. La tierra es algo muy precioso para él y si se la daña se desprecia al
Creador. A los blancos les puede pasar también, tal vez pronto, lo que a nuestras tribus. Continúen
contaminando su cama y se sofocarán una noche en su propio desierto.
Cuando los bisontes sean exterminados, los caballos salvajes domesticados, saturados los rincones
secretos de los bosques por el aliento de tantos hombres, ¿dónde estará la maleza?; habrá
desaparecido; ¿dónde estará el águila?... Se habrá ido. Terminará la vida y empezará la
supervivencia.
Nosotros podríamos comprender si supiéramos lo que el blanco anhela; ¿qué espera contar a sus
hijos en las largas noches de invierno?, ¿qué visiones arden dentro de sus pensamientos?, ¿qué
desean para el mañana?... Más nosotros somos salvajes. Los sueños del hombre blanco nos están
vedados, y por eso debemos seguir nuestro propio camino. Si llegamos a un acuerdo será para
asegurar su conservación, como lo han prometido. Cuando el piel roja se desvanezca de la tierra y
su memoria sea solamente la sombra de una nube que atraviesa las praderas, estas riberas y
prados aún estarán impregnadas del espíritu de mis gentes, de amor a la tierra, lo mismo que el
recién nacido ama los latidos del corazón materno. Si les vendemos estas tierras, ámenlas como
nosotros las hemos amado. Preocúpense de ellas de igual manera que nosotros nos hemos
preocupado. Mantengan la tierra como ahora está, con toda su pureza, con toda su fuerza y con
todo su corazón. Presérvenla para sus hijos, y ámenla de la misma manera que Dios nos ama a
todos nosotros...
1. Reflexiona y elabora una carta personal dirigida al director del colegio o a alguna autoridad,
expresando las impresiones que te dejó la lectura y sugiriendo alguna medida de aplicación
inmediata que contribuya a preservar y mejorar el ambiente. Procura ser breve.
2. Discute con tus compañeros la vigencia del pensamiento de Seattle y compartan entre ustedes
las recomendaciones que hacen en sus cartas.
Según Shiskhin, “la moral hace su aparición sólo en la sociedad y únicamente a medida que el
hombre abandona el reino animal y comienza a sentirse miembro de una colectividad, es decir, a
tener conciencia de su relación con los demás... Entre nuestros antepasados remotos surgió la
necesidad y la posibilidad de regular sus relaciones, de conciliar la conducta personal con los
intereses de los demás, con los intereses de la colectividad” (1966, p. 69).
Al controlar sus instintos y compartir, el ser humano expresa la conciencia de su vinculación con los
demás, de su responsabilidad por la causa común. Sobre esta base va construyendo una serie de
reglas y normas de comportamiento socialmente necesarias para la supervivencia de la especie.
Pero a diferencia de la mayoría de los animales, el humano muestra entrega, desprendimiento,
espíritu de sacrificio, solidaridad. Esto contribuye a la unidad del grupo y exige de cada miembro
por separado altas obligaciones morales (Lips, cit. por Shiskhin, op. cit.), ya que el hombre puede
distinguir entre el bien y el mal.
Dos hombres trepaban por un camino intransitable mientras el viento helado azotaba sin cesar.
Estaba próxima una tormenta.
Ráfagas de esquirlas de hielo silbaban entre las rocas. Era urgente llegar al refugio. En caso
contrario, la muerte reiría en medio de la tempestad. El corazón estaba tenso, los ojos casi ciegos
por la nevisca.
Uno de ellos exclamó: «Es el destino. Está condenado a morir. Apúrate o acabaremos como él». Y
aceleró, muy encorvado para resistir al fuerte viento.
El otro tuvo lástima. Bajó la quebrada, alzó al herido sobre sus hombros y volvió al sendero.
Oscurecía rápidamente. El herido pesaba. El que lo llevaba casi desfallecía, cuando vio en la
penumbra el refugio.
Repentinamente tropezó. Su respiración se cortó. A sus pies, congelado por el frío, estaba su
compañero.
Actividad colectiva
Tomando como base el relato anterior, comenten el significado del espíritu de servicio y mencionen
casos reales que ustedes hayan vivido donde se evidencie el compromiso social.
Actividad personal
Gabriela Mistral, la primera latinoamericana que obtuvo un Premio Nobel de Literatura, fue una
extraordinaria poetisa. Maestra, trabajó un tiempo en México, país al que admiraba y quería. Entre
sus múltiples creaciones hay un poema que queremos compartir contigo. Esperamos sirva como
tema de reflexión. Léelo y coméntalo con tus amigos y familiares.
El placer de servir
Gabriela Mistral
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio; sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú.
Sé el que aparte la estorbosa piedra del camino, sé el que aparte el odio entre los corazones y las
dificultades del problema.
Existe la alegría de ser sano y la de ser justo; pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría
de servir.
¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una
empresa que acometer!
Que no te atraigan solamente los trabajos fáciles; ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños
servicios que son buenos servicios: adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.
El servir no es faena de seres inferiores. Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así el
que sirve.
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al
árbol? ¿A tu amigo? ¿A tu madre?
Cada estadio histórico muestra valores característicos. Así, en la comunidad primitiva, donde las
preocupaciones básicas eran el sustento y la seguridad, se estimaba la fuerza física, el valor, la
laboriosidad, la unidad, la ayuda mutua. Posteriormente, con el esclavismo, se exige fidelidad al
Estado y a sus leyes, se destaca el valor y heroísmo en la guerra, se fustiga la hipocresía, la
adulación, el servilismo, el orgullo, la codicia; se aprecia la belleza, se desprecia el trabajo manual,
se discute sobre el bien y el mal, sobre las virtudes del hombre libre. Los esclavos y las mujeres
prácticamente no son tomados en cuenta.
El freno a los excesos de un sistema han sido siempre los valores humanistas. En nuestros días no
se cuestiona, por ejemplo, el es fuerzo de mejoramiento personal y familiar mediante la generación
y acumulación de riquezas. Al contrario, se valora el “espíritu emprendedor” y el “ahorro”,
imprescindibles desde el punto de vista del crecimiento económico. “El mercado juega un papel
positivo en el aumento de la producción, la productividad, la creación de empleos y el
propiciamiento de una atmósfera saludable de competitividad” (C. Cárdenas). Ya pocos piensan,
como Proudhon, que “la propiedad es un robo”, pero se comprende que ésta tiene límites éticos,
establecidos por el interés común, la ley o la costumbre.
En todas las épocas han existido personas visionarias que buscan rescatar el valor de la persona, su
dignidad humana, y ver las cosas desde el punto de la humanidad, no sólo de los sectores
dominantes. Hasta ahora hemos visto cómo los modelos ideales de hombre son los encarnados por
quienes tienen el poder; ellos definen qué cualidades de los súbditos o subordinados son
funcionales para mantener el estado de cosas y las alaban como valores. Raras veces llegamos
siquiera a conocer cuál es la “visión de los vencidos”, ya que quienes escriben la historia son los
vencedores.
Hace miles de años que el hombre inició su marcha hacia la perfección, hacia una mayor
humanización. Independientemente de sus características morfológicas y de los aspectos
metafísicos que lo definen como persona —analizados en el módulo anterior—, en este proceso hay
por lo menos cinco aspectos que nos parecen determinantes.
Son características fundamentalmente culturales, que tienen que ver con su sistema de relaciones y
creencias. Ellas permitieron al ser humano trascender de su condición animal para transformarse en
persona, y ellas son las que permiten ser más y que otros sean. Éstas son las características:
Valoración de la vida.
Individualización.
Igualdad.
Perspectiva ecológica.
Colaboración.
Valoración de la vida
El ser humano, al respetar la vida de sus enemigos, así sea por interés, experimenta cambios
radicales en su relación con los demás, diferenciándolo de los animales. En este sentido el
esclavismo supera una etapa de la comunidad primitiva en la que se realizaban actos de
canibalismo, generalmente de tipo ritual y simbólico; estos actos rara vez ocurrían entre los
miembros de la comunidad, que se protegían mutuamente. En ella todas las personas eran
necesarias y su número era condición de sobrevivencia.
En el feudalismo, lo injusto del sistema de servidumbre representa una evolución con respecto a la
concepción de “cosa” que antes se tenía del esclavo. El hombre es reconocido como persona. Con el
capitalismo, finalmente, éste se libera de la servidumbre feudal y deviene en hombre libre, en
condiciones de vender su trabajo.
Como es evidente, la evolución histórica no es tan esquemática ni lineal, ya que los estadios se
superponen en el tiempo y el espacio. Del mismo modo, hay peculiaridades de las personas y del
contexto que hacen que, en un momento determinado, coexistan modos de producción y de
relación diferentes. Así, en un momento podemos encontrar que la piedad de Buda es similar al
sacrificio de Cristo, o que el comunitarismo cristiano tiene semejanzas con la fraternidad impulsada
por Mahoma. ¡Y vivieron en épocas diferentes!... lo que demuestra que hay elementos comunes que
nos identifican como seres humanos.
Individualización
En la pequeña comunidad primitiva todos se conocían y cumplían un papel fundamental en ella, por
lo que obtenían reconocimiento. Posteriormente, con el incremento de la población y el surgimiento
de la propiedad —incluyendo la de las personas—, va desapareciendo el sentido de identidad y el
ser humano se pierde en la masa. Este sentido original se recupera cuando los integrantes del
género humano recobran su identidad, como individuos únicos con características propias. Por eso
los regímenes totalitarios resultan tan poco humanitarios y cometen atrocidades sin nombre, ya que
no valoran esta característica humana. La asignación de números a los prisioneros es una
manifestación de lo anterior, y está orientada a la pérdida de la intimidad, individualidad e
identidad personal.
Igualdad
La revolución cultural iniciada por el cristianismo hace 2000 años representó un enorme salto
adelante en la historia de la humanidad, ya que se sienta el principio de que todos los seres
humanos, por el solo hecho de existir, son iguales. Es un cambio radical frente al esclavismo, los
sistemas de castas, la discriminación racial y otras formas de subordinación.
La igualdad es una bandera que todavía tiene mucho camino que recorrer. Las luchas por la
independencia, la Revolución Francesa, la Revolución Mexicana y la Rusa, así como muchos otros
acontecimientos históricos, son hitos importantes en este camino hacia la igualdad política y
económica. Bartolomé de las Casas, Gandhi, Martin Luther King y muchos otros abanderan las
causas de la igualdad racial. Sor Juana Inés de la Cruz, George Sand, Simone de Beauvier y miles
más expresan las inquietudes femeninas por una igualdad de sexos. Millones de personas continúan
pugnando por más igualdad en múltiples campos de desempeño. Esta lucha por la igualdad, que se
basa en consideraciones de justicia, es lo que hoy llamamos equidad.
Perspectiva ecológica
La lucha por la vida cobra dimensiones superiores cuando trasciende el enfoque etnocentrista, que
coloca al hombre como centro del universo, y pasa a tomar en cuenta a la Naturaleza y a los demás
seres vivos. El desarrollo sustentable es su manifestación económica, pero hay muchas otras más
por explorar, con el fin de continuar este proceso de crecimiento y desarrollo humano, de
humanización.
Colaboración
Finalmente, cada vez hay más conciencia de lo limitados que resultan los esfuerzos individuales
para resolver problemas que afectan a todos. Necesitamos de los demás y ellos nos necesitan. El
espíritu de colaboración y de servicio que caracterizó a las comunidades primitivas y que se fue
perdiendo con la aparición de la propiedad privada, hoy cobra nueva vigencia, cuando se constata
que el egoísmo y el individualismo extremos no lograrán resolver los problemas de nuestro tiempo,
y que un componente básico de la calidad es el servicio. El nuevo tipo de relaciones y de
conversaciones que conllevan la modernidad, la globalización, la integración de redes, etc., hacen
que volvamos a los orígenes, a aquello que permitió al homo sapiens dejar de ser animal para
transformarse en hombre.
El sentido de pertenencia que unía a las familias en torno a una finalidad común es el mismo que,
ampliado, se proyecta al clan, a la tribu, a la nación, a la humanidad, a la vida. Este sentimiento
fraterno es el que lleva al hombre, en diversos periodos históricos, a adoptar actitudes magnánimas
de respeto y generosidad con el caído, a sentir compasión por el desvalido y a ejercer una caridad
asistencialista; a entender, mediante el intelecto, la razón de las injusticias y a comprender que, si
todos somos iguales y dignos, tenemos que contribuir a que éstas se superen mediante nuestro
aporte personal (conceptos de equidad y de solidaridad).
Carlos Fuentes (1994), al analizar lo que significan los 500 años de la llegada de Colón a América,
nos dice que “el hombre y su cultura perecen en el aislamiento”, ya que “un hombre y su cultura
sólo nacen, o renacen, en compañía de los demás, en compañía de los hombres y mujeres de otra
cultura, de otro credo, de otra raza”.
Actividad colectiva
1. Realizará una lluvia de ideas de cinco minutos, y escogerá una actividad o una situación
cotidiana en donde se aprecie positivamente el aspecto en cuestión.
2. En 10 minutos analizará cómo el comportamiento asociado contribuye a la humanización de la
sociedad. Reserven otros cinco minutos para escribir el título de la característica que analizaron
y realizar un dibujo ilustrativo en una hoja para rotafolio.
3. Se juntan todos y exponen sus conclusiones (10 minutos). Probablemente no que de tiempo para
discutir lo expuesto. Vean con el profesor si procede o no abrir una discusión al respecto.
(Una forma de ganar tiempo es que la actividad de grupo se realice en casa y en clase sólo se
expongan las conclusiones).
4. Entre todos deciden cuál es el aspecto más significativo que valdría la pena replicar en el
colegio, porque expresa un compromiso social y el espíritu de servicio de los integrantes de esta
clase.
5. Se adopta una estrategia para llevar a cabo lo propuesto, se nombran responsables y se asume
el compromiso de lograrlo en un tiempo determinado.
Los valores sociales se desarrollan en el seno de una sociedad y de una cultura específica, que
determinan las características fundamentales de lo valioso y de lo valorado. También aprendimos
que lo característico de cualquier sistema de valores radica en el sistema de relaciones
establecidas, que éstas no son estáticas y que se pueden —y en ocasiones deben— modificar para
trascender a estadios superiores de desarrollo.
Los hombres y mujeres de nuestra época estamos alcanzando niveles nunca vistos de crecimiento
humano, con base en un reconocimiento de los valores fundamentales de la persona. La libertad, la
solidaridad, la justicia, la amistad entre los pueblos, la preservación del medio ambiente, etcétera,
son aspiraciones humanas que sentimos que cada vez estamos más cerca de lograr. Lo que en
algún momento parecía un sueño, pronto puede ser realidad.
En oposición a quienes se asustan por los cambios, a quienes ven removidos sus esquemas de
pensamiento y no tienen asideros sólidos en la realidad que les puedan servir de referencia,
nosotros somos optimistas. Nuestro faro es el hombre y la preservación de la vida, y nos satisface
ver cómo cada vez en mayor medida la resolución de controversias se hace por medios pacíficos.
Cómo la democracia se abre camino en la mayoría de los países, los esquemas injustos van siendo
rechazados y nos acercamos a tiempos mejores para el desarrollo humano y la calidad de vida.
Los que así pensamos somos un ejército de soñadores y eso somos invencibles (no se pueden matar
las ideas).
Podemos equivocarnos, pero eso no nos hace sentirnos fracasados. Siempre podremos empezar de
nuevo.
Cuando los jóvenes de hace tres décadas decían “seamos realistas, pidamos lo imposible”, “la
imaginación al poder “, estaban mostrando una visión positiva, constructiva, del quehacer humano.
Sin embargo, no podemos desconocer que el futuro es una realidad que se construye, se sustenta
en el pasado y se define en el presente. Si efectivamente queremos que nuestras utopías se
concreten tenemos que luchar por ellas; no existen determinismos históricos que establezcan
destinos inevitables y nadie hará por nosotros lo que a nosotros nos corresponde.
¿A dónde conducen todas estas reflexiones? A romper con esquemas rígidos, con el “no se puede”,
“siempre se ha hecho así”, “no hay de otra”. Si mantenemos viva nuestra capacidad de asombro, si
somos capaces de percibir las situaciones injustas y de combatirlas, si estamos dispuestos a dar
testimonio de que existe algo mejor, a ser ejemplo de buenos ciudadanos y mejores personas,
estamos juntos. Este mensaje es para ti y para muchos otros que como tú, yo y millones de
mexicanos queremos un mundo mejor.
Si queremos cambiar al mundo, o al menos comprenderlo para vivir en armonía con él, necesitamos
información. Requerimos tener claro qué queremos y a dónde vamos, visualizar las tendencias y
ubicar en ellas los puntos de inflexión donde es posible incidir para provocar las transformaciones
deseadas.
En este apartado y en el siguiente queremos entregarte algunos elementos que permitan que tú y
tus compañeros comprendan la evolución de los sistemas productivos, entiendan el desafío de la
humanización y asuman la responsabilidad profesional y social que implica ser estudiante del
CONALEP.
Como hemos visto hasta el momento, al asumirnos como personas responsables tenemos la
obligación cívica y el compromiso moral de hacer realidad nuestra visión del hombre y su mundo a
través de una opción profesional. Una persona madura tiene el deber de ver, juzgar y actuar.
Tú, al igual que cualquiera de nosotros, corres un riesgo muy grande: el de equivocarte en tus
apreciaciones,... pero, si no actúas, ¿qué ocurre? Que son otros los que deciden... y no siempre lo
hacen como nosotros quisiéramos. No podemos, por tanto, renunciar a nuestra autonomía de juicio,
ni permitirnos dejar de ser nosotros mismos para ser sólo lo que otros desean. Está en juego
nuestra individualidad como personas y la posibilidad de construir un mejor futuro. La
participación, en este sentido, es clave.
De partida queremos compartir algunos “trucos” que son útiles cuando realizamos análisis
cualitativos. ¡Y por ahora tú sólo estás informándote! Más adelante llegará el momento de tomar
decisiones.
Lo primero que debes hacer es distinguir entre lo típico y lo exótico. Muchas veces, algunas cosas
nos llaman la atención por raras, llamativas, “exóticas”, pero éstas no son las cosas típicas,
características de una persona, una comunidad o país.
Un ejemplo de lo anterior es la visión estereotipada que algunos extranjeros tienen del mexicano.
Muchos todavía creen que andamos con una pistola y usamos el sombrero charro, ya que esa fue la
imagen que mostró el cine en algún momento ¡Cuando la moda y las costumbres han cambiado! Lo
mismo puede decirse de la corrupción. Tal vez sea “exótica” y es dañina, pero el que algunas
personas sean corruptas no quiere decir que todos los seamos.
Si dijiste “un punto negro” estás equivocado. Es una infinidad de puntos blancos rodeando un punto
negro.
Otro problema es el de lo obvio. Hay cosas que por ser tan comunes ya no nos llaman la atención o
las damos por supuestas. Los investigadores citan el caso del médico que recomienda una medicina
para tomarse “después de comer”, y él da por supuesto que todas las personas comen tres veces al
día. Si alguien come menos o más veces, entonces la dosis del medicamento no será la adecuada.
Una tercera prevención se refiere a lo real y lo ideal. Muchas veces, al informar, las personas
presentan situaciones que no corresponden a la realidad, respondiendo más a sus deseos y
recuerdos que a “lo que es”. Por eso es tan importante la recomendación de Weber, un sociólogo
que llamaba a distinguir entre “juicios de hecho” y los “juicios de valoración “. No confundas lo que
es con lo que crees.
Representatividad de quien informa. ¿Es representativo del grupo que quiero conocer?
Confiabilidad. Se trata de ver no sólo qué tan capacitado está el informante para comunicar un
asunto, sino también qué tan confiable es, qué intereses tiene (García, 1983).
Al tomar en cuenta aspectos como los señalados, estarás ejerciendo tu juicio crítico y podrás
mejorar tu capacidad de análisis. Ambos son imprescindibles para un buen desempeño laboral y
social.
Nosotros también hemos pasado por esos “filtros” la información que recibimos. Como resultado,
creemos que se pueden señalar al menos cuatro grandes tendencias que deberíamos tomar en
cuenta, porque están provocando cambios trascendentales en las formas de producir, en la
distribución de los productos, en el consumo y en la convivencia humana:
Actualmente todos los sistemas económicos descansan sobre una “base de conocimientos”. Todas
las empresas dependen de este recurso de construcción social, que ahora resulta tan importante
como el capital, la tierra y el trabajo (Toffler y Toffler, 1995, p. 42). Puedes tener el capital o la tierra
y disponer de fuerza de trabajo, pero si no posees la información y el conocimiento para utilizarlos
adecuadamente, no obtendrás nada productivo.
Hoy en día todas las empresas de vanguardia dan una enorme importancia a este factor, pues
permite ahorrar tiempo, espacio y esfuerzo. El saber qué se necesita, dónde y cuándo, y saberlo
oportunamente, es una enorme ventaja que permite producir sólo lo necesario (con ahorro de
recursos), disminuir inventarios (con ahorro de costos de almacenamiento e impuesto al activo),
producirlo y hacerlo llegar en el momento requerido (con ahorro de tiempo). Por eso una figura
profesional que irá cobrando auge es la del “espía industrial” (le llamarán “analista” o “experto en
benchmarking”), que acompaña a una nueva forma de producir, “desmaterializada”, que irá
reemplazando a la producción en serie.
Se dice que es desmaterializada porque lo que ahora se mueve es la información, el conocimiento,
lo simbólico, y no tanto las materias primas, los papeles o las personas. La comunicación, las
“conversaciones”, cobran un nuevo auge.
Pregunta a cualquier empresario moderno y verás como ya no usan tantos mensajeros, porque sus
transferencias y movimientos bancarios los hacen a través del teléfono o de un modem, por
ejemplo. También verás cómo cada vez se usan menos los billetes, para ser reemplazados por
tarjetas electrónicas. No sería extraño que cuando cobres tu primer sueldo lo que te den sea una
tarjeta de este tipo, con la cual podrás disponer de tu dinero en una “caja permanente” que atiende
las 24 horas del día, o hacer tus compras con ella.
Piensa que esto, por ejemplo, podría arruinar a países que dependen excesivamente de un recurso,
como le ocurrió a Chile hace años, cuando se descubrió la forma de sintetizar industrialmente el
salitre (nitrato de amonio, compuesto utilizado como abono o para fabricar pólvora), que en estado
natural y en grandes cantidades sólo se encontraba en ese país. Lo mismo podría ocurrir con el
petróleo, el azúcar y muchos otros productos.
Este arrollador avance de la información y el conocimiento, ligado sobre todo a los procesos
científicos y tecnológicos, tiene consecuencias no sólo en la producción sino también en los
hogares, en la escuela, en las formas de consumo y de diversión. Creemos que tú y tus compañeros
podrían dar muchos ejemplos al respecto.
Uno de los más cercanos, tal vez, sea el de los medios de comunicación. Los medios masivos de
comunicación, sobre todo los televisados, se transforman en nuevos mediadores de la conciencia y
en potentes educadores. Son el producto de unas cuantas industrias culturales que, con escasas
excepciones, producen con criterios mercantilistas y venden lo generado como “cultura de
entretenimiento”.
Las personas que controlan estos medios tienden a homogeneizar los modelos de consumo, de
belleza. Sus programas generalmente caricaturizan la existencia, ejemplifican situaciones insólitas y
las presentan como comunes, dan ejemplos de resolución de conflictos con base en el poder de las
armas, la fuerza o la seducción, etcétera. Así van influyendo sobre nuestras maneras de pensar, de
sentir y de convivir. Su poder no sólo es económico (revisa quienes son los más ricos en el mundo y
en el país y ve a qué se dedican), sino también cultural.
En la cuarta unidad profundizaremos al respecto y daremos algunos consejos para realizar una
lectura inteligente de los medios. Éstos no son malos en sí mismos y la gran mayoría de las
personas que trabajan en ellos tienen las mejores intenciones, pero ¡mucho ojo! A veces no saben lo
que hacen. ¡Cuídate!
El avance científico tecnológico no es homogéneo. No todos los países lo poseen y disfrutan. Éste se
concentra en países, universidades y laboratorios específicos, que tienen el poder de controlarlo y
dosificarlo según su conveniencia. De ahí la importancia, en términos de autonomía e
independencia nacional, de nivelar nuestro nivel de competitividad en este aspecto, a través de la
adquisición y adaptación de tecnología, y de la generación de una ciencia y tecnología originales.
Globalización
Con el surgimiento de los polos económicos, se incrementan los flujos migratorios y se agudizan los
problemas típicos de la urbanización: hacinamiento, aceleración del ritmo de vida, ruptura de lazos
familiares, servicios insuficientes, etc. Stavenhagen, uno de los intelectuales mexicanos más
destacados, nos decía que desde hace algunos años “la humanidad se ha puesto a marchar”, de las
zonas rurales a las urbanas, de las subdesarrolladas a las desarrolladas, de las regiones en conflicto
a zonas de paz. Dos por ciento de la población mundial —125 millones de personas— son
inmigrantes. Cincuenta millones de refugiados viven en situaciones dramáticas e injustas. Treinta
millones de emigrantes contribuyen anualmente a crear riqueza y bienestar en los lugares donde
laboran (Comisión Nacional de los Derechos Humanos).
En el caso de México, se estima un flujo de 1.2 millones de mexicanos que van y vienen del
extranjero todos los años, particularmente de Estados Unidos, de donde remiten unos seis mil
millones de dólares al año, igual que la chequera del mexicano más rico (Labra, 1996, p.7-A).
Como consecuencia de estos flujos, pueblos que eran lingüísticos y culturalmente homogéneos
dejan de serlo, cambia la visión que las sociedades tenían de sí mismas como naciones y surgen
grupos que pretenden la exclusión de los extranjeros mediante leyes y reglamentos. Mientras los
capitales de los países pobres son atraídos por los países ricos y generan ahorro, empleo e
inversiones en ellos, los indocumentados se multiplican y, en muchas partes, son motivo de
campañas políticas y aparecen como chivos expiatorios de los problemas que afrontan algunas
sociedades más desarrolladas.
¡Qué situación tan distinta a otras, cuando sociedades culturalmente abiertas, como México,
expresaban sus principios solidarios recibiendo el aporte de otros inmigrantes!
El camino a la globalización, nos dice Stavenhagen, tiene muchos vericuetos y no es una ruta al
paraíso. La brecha entre ricos y pobres se agranda, los problemas de contaminación se trasladan a
otros países, se desarticula la vida social, se dan fenómenos de marginación, se pierde identidad
como nación; al desaparecer las fronteras la soberanía puede transformarse en una figura retórica,
etc. “Por más desarrollada, compleja y sedimentada que sea la sociedad nacional, esta misma se
transforma en subsistema, segmento o provincia de una totalidad histórica y geográfica más
amplia, abarcante, compleja, problemática, contradictoria” (s/a, cit. por Saxe-Fernández, 1997:7-A).
“El nacionalismo es la ideología de la nación-estado, que constituye un producto de la revolución
industrial... Pero la “globalización” empresarial y financiera exigida por las economías de vanguardia
de la tercera ola perfora la “soberanía” nacional, tan cara a los nuevos nacionalistas... A medida que
las economías son transformadas por la tercera ola, se ven obligadas a ceder parte de su soberanía
y a aceptar crecientes y mutuas intrusiones económicas y culturales.” (Toffler y Toffler, 1997:39).
Este es un tema muy polémico y aún poco analizado. Por eso es muy importante que nos
informemos al respecto, con el fin de aprovechar al máximo las ventajas que ofrece esta nueva
forma de producir, pero también debemos ser cautelosos sobre posibles perjuicios de este “mundo
sin fronteras” con “conciencia planetaria”.
Formación permanente
El crecimiento de los conocimientos es cada día tan grande, que ya nadie puede dominarlo todo.
Sus únicos límites parecen estar dados por la naturaleza física o las restricciones de tipo ético o
religioso. Ya no es posible la existencia de filósofos como Aristóteles, ni de escritores-artistas-
científicos-ingenieros como Leonardo de Vinci. A menos que alguien así se esté incubando en una
máquina.
Hay disciplinas cuyos conocimientos avanzan tan aceleradamente que si sus practicantes no se
actualizan constantemente dejan de ser competentes. Piensa, por ejemplo, en lo que pasaría con un
técnico en computadoras que por diversas circunstancias se mantuvo alejado de su profesión. ¡En
cinco años han surgido tantos avances que la mayoría de sus conocimientos ya son obsoletos! Por
eso las grandes empresas prefieren contratar a jóvenes recién egresados, con la idea de que
llegarán con conocimientos “frescos”.
Calidad
Por último, y no por ello menos importante, encontramos a la calidad como cuarta tendencia
importante de nuestro tiempo. La calidad es una carrera continua en la búsqueda del mejoramiento
e involucra a todos los ámbitos del desarrollo.
La calidad se refiere a la “índole o manera de ser de una persona o cosa”, es el “valor asignado a un
objeto o fenómeno, dentro de una jerarquía de valores y con propósitos comparativos” (Barojas y
Malo, 1982). Desde un punto de vista semántico, es un “esfuerzo de comparación en tiempos y
situaciones distintas” (Álvarez Manilla, 1987)... es “intención de mejorar, superar o encarar
momentos de carencias o bien situaciones adversas” (op. ci Alude a una situación, condición y
aspiración simultánea de dar respuesta a un requerimiento de tipo personal, económico, político o
social (Maggi, 1994).
Según Valle, “... existe una calidad que podría llamarse terminal: productos y servicios que se
ofrecen al público o al usuario en general... pero, antes que ella, y como plataforma básica que
garantice que no se trata de algo pasajero, debe existir una compleja infraestructura, hecha de
‘calidad de vida’ en las relaciones humanas, en el trabajo, en las motivaciones, en la información,
en el ambiente, en el entorno, en todo... una verdadera ‘calidad total’. Esto se logra en la medida en
que las instituciones propician y logran un clima de crecimiento personal, de creatividad, de
libertad, de comunicación, de confianza” (Valle, 1995a).
La calidad es un elemento que aclara y define las decisiones. Siempre queremos lo mejor e incluso
estamos dispuestos a dar más por obtenerlo (“la calidad cuesta”, se decía, cuando intuitivamente
se aceptaba que la calidad es el mejor negocio). Si no hay calidad no se pueden aprovechar las
ventajas de la globalización, la formación es ociosa y la información no se utiliza productivamente.
Sólo que la calidad no está en el precio. Cuando las características externas de un producto son
semejantes, cuando su funcionalidad es similar, cuando está disponible en cualquier parte, cuando
el precio no es importante, entra en juego la calidad. Ésta se determina por las características
intrínsecas del producto, por la superioridad de sus insumos, la fineza de sus interrelaciones, la
excelencia del desempeño, la pertinencia de uso, etc. Pero cuando aún estos aspectos son
equivalentes, entra en juego otro elemento: la calidad del servicio. Éste es el que le da un “valor
agregado”, una calidad superior a cualquier cosa. Y aquí el “toque humano” es fundamental.
Los valores, las actitudes humanas, incorporan un ingrediente adicional al producto o al servicio. Si
cualquier técnico me puede hacer un trabajo, con igual calificación, por el mismo precio y en el
mismo tiempo, entonces escogeré al que me de más confianza, al que me trató con amabilidad, al
que me ofrece “algo más”. Generalmente este “algo más” es el “toque humano” del que
hablábamos, expresado en una atención o en un detalle estético. Aquí está la clave de competencia
profesional, la excelencia, la competitividad y la productividad exigida actualmente a las personas y
empresas, impregnando la nueva cultura laboral del país.
Actividad colectiva
Debate
“El diálogo —nos dice Camero— es una confrontación de ideas que persigue la supe ración del
conocimiento y una mayor conciencia sobre determinado sector de la realidad para adoptar una
postura o decidir acciones concretas, ya sean mediatas o inmediatas.” (1991, p.93). Es fundamental
como herramienta de esclarecimiento y desarrollo de valores y parte imprescindible de la nueva
cultura democrática que se esboza en el país.
Una forma común de confrontar ideas es mediante el debate. En él se presenta un tema que es
discutido por dos o más personas, quienes defienden ardorosamente sus posiciones con base en
argumentos. Normalmente un moderador ordena la polémica y controla los posibles excesos de los
contendientes.
Como actividad de síntesis de este tema, proponemos organizar varios debates, para ello:
1. Orientados por el profesor, determinen de que tiempo disponen para cada actividad.
2. Organicen cuatro equipos, uno por cada tema que aquí tratamos (información, comunicación y
conocimiento; globalización; formación permanente; calidad).
3. Nombren un moderador para cada equipo.
4. En equipo, ya sea en clase o en otro lugar que determinen, analicen los elementos esenciales
que caracterizan al tema en discusión (definición, manifestaciones en la realidad, ventajas,
inconvenientes, etc.). No se detengan en la discusión de un sólo aspecto, recuerden que hay un
tiempo límite para la discusión.
5. Sinteticen las ideas fundamentales del tema. Ayuda registrarlas por escrito. Si hay tiempo,
trasládenlas a una hoja grande de papel (tipo rotafolio) para que todos las puedan leer.
6. Elijan a uno de ustedes como su candidato (su “gallo”), que defenderá sus posiciones ante los
otros grupos.
7. Ahora, nuevamente reunidos todos, y moderados por el profesor, los “candidatos” expondrán
sus conclusiones en un máximo de tres minutos cada uno. No se vale interrumpir.
8. El profesor hará una síntesis de lo expuesto y hará un primer comentario, para luego ofrecer la
palabra a los candidatos, quienes tendrán un minuto para replicar.
9. Ya que todos los candidatos hablaron, se ofrece la palabra a los electores, quienes podrán hacer
los comentarios que les parezcan pertinentes.
10. El profesor clausura el debate después de hacer una síntesis de los aprendizajes que dejó la
actividad.
Esta segunda ola alcanza su cúspide en 1955. En ese año los integrantes del sector terciario
(compuesto por los trabajadores administrativos y de servicios) de los Estados Unidos sobrepasa al
de los obreros manuales. Desde entonces, y con reflujos que superponen las aguas de la primera,
segunda y tercera ola, estamos viviendo cambios acelerados que afectan el sistema de relaciones
humanas, cambian las estructuras mentales y los sistemas de creencias. Estos permiten preservar
la cultura existente, pero también abren el camino para una nueva forma de relación con nosotros
mismos, con las demás personas, con la naturaleza y con lo trascendente.
Esta segunda civilización llegó a su cúspide. Los excesos de la concentración (de riqueza, poder,
energía y recursos), de la manipulación y directividad jerárquica, de la masificación de los seres
humanos, de la depredación ambiental, de la alienación cultural, del consumismo, han despertado
respuestas insospechadas, impulsadas por una nueva conciencia de la dignidad humana, por la
preocupación ecológica y un avance incontenible de la ciencia y la tecnología. La Segunda Ola se
enfrenta a la Tercera.
El valor de una empresa de tercera ola ya no radica, como en la segunda, en los bienes concretos,
sino en unos valores intangibles relacionados con la capacidad para adquirir, generar, distribuir y
aplicar estratégica y operativamente unos conocimientos (ídem, pág. 51). Frente a la posibilidad de
que los trabajos rutinarios y repetitivos sean realizados por robots, se requerirá otro tipo de
trabajador, más creativo y versátil, capaz de “aprender a aprender”, que comprenda como su
trabajo se relaciona con el de los demás, que acepte responsabilidades y esté dispuesto a
comprometerse por tiempos determinados, en función de las necesidades de la empresa. Ésta ya no
garantizará trabajos “para toda la vida” y valorará otros factores intangibles, como son los valores y
las actitudes: Para relacionarse con otros trabajadores y con los usuarios de una manera diferente,
más personalizada y atenta, para resolver problemas, para manejar códigos y lenguajes
cibernéticos, para formar comunidad.
Puede que esto te parezca de ciencia-ficción, cuando probablemente nuestros abuelos fueron
campesinos, el padre obrero industrial y tú estás estudiando para asistente administrativo. Pero si
te asomas al entorno, verás como los cambios asoman por todas partes: la madre que maquila en
casa para una transnacional, la hermana que estudia una profesión que era “de hombres”, el amigo
que perfora pozos petrolíferos en Arabia Saudita, el maestro que “navega” en Internet, etcétera. Y
claro, muchísimos connacionales que empuñan la azada porque el campo no da para tractor.
México, evidentemente, es un mar de gentes que entremezcla en su seno las tres civilizaciones de
las que hemos estado hablando. La azada, la fábrica, la computadora, están en todos lados. Su
característica es la heterogeneidad. Pero si queremos ser competentes —es decir, desenvolvernos
bien y mejor que la media— y realizarnos como personas, tendremos que definir qué queremos,
hacia dónde vamos y cómo llegaremos a donde queremos ir (que es por donde empezamos.
¿Recuerdas el camino de la ternera?). Por eso quisimos mostrarte una visión de futuro. Y México es
un país de pasado pero con mucho porvenir. Al igual que tú.
Hace diez años el 76% de los egresados de las escuelas técnicas, empleados en el sector industrial,
trabajaban en empresas con más de cien trabajadores, ya que eran las únicas con la capacidad
económica para contratarlos (Villa Lever, 1987). Los procesos de trabajo en las industrias más
pequeñas eran tan simples que no requerían de técnicos-profesionales. Pero ahora las cosas han
cambiado y se abren más oportunidades para quienes aspiran a progresar con base en su
capacidad, sus conocimientos y su entusiasmo. Esto podrás lograrlo tanto si te empleas con otros
como si, después de adquirir los conocimientos y la experiencia necesaria, creas tu propia empresa.
Debes tener presente, en todo caso, que las empresas exigen tanto aptitud como actitud. Te van a
pedir preparación académica, manejo de idiomas, conocimientos de computación, elementos de
redacción y habilidades de negociación, por ejemplo, que son algunas de las características típicas
de un profesional que muestra aptitudes para enfrentar los aspectos técnicos o administrativos del
puesto y demuestra tener una visión amplia de la empresa (Vázquez, 1996, pág. 6). Pero también
se fijarán en tu actitud, es decir, en tu predisposición para enfrentar y resolver de manera positiva
los problemas que se presenten en el trabajo. Como egresado, sería deseable que muestres las
siguientes características:
Para saber, ser, estar y hacer es importante que tengas claro cual es el tipo de cultura laboral en la
que vas a trabajar. Esta cultura laboral está constituida por los sistemas de valores, las creencias,
las interpretaciones del mundo y las visiones de sí misma y de los demás que comparten las
empresas y sus trabajadores, y que determinan el tipo de relaciones y normas que establecen. “Es
un elemento subjetivo que, al ser compartido por los miembros de una organización, hace posible
su integración y entendimiento.”
En una encuesta sobre clima institucional que se realizó en el Conalep, su personal señaló como
valores más importantes: progreso, disciplina, esfuerzo, responsabilidad, lealtad, humildad,
honradez y ética profesional, espíritu institucional y profesionalismo. Sin embargo, si revisamos los
indicadores críticos de cualquier ambiente laboral, veremos que, por carencia, se repiten valores y
actitudes como respeto a la persona, comunicación, responsabilidad, cooperación, calidad,
mentalidad positiva.
De acuerdo con la Encuesta de Valores Sociales realizada en todo el mundo durante los años 1981 y
1990-1991, “cada país tiene distintas escalas de valores dependiendo de la cultura propia, de su
nivel de desarrollo económico o de su religión dominante. Así, los llamados países del Tercer Mundo
tienen asentados unos valores mucho más tradicionales que los de las sociedades desarrolladas”
(Velázquez, 1994, pág. 12). Estos “valores tradicionales”, según los tipificó Schwartz (citado por
Díaz Guerrero, 1997, p. 32-A), son orden social, respeto por la tradición, seguridad familiar y
autodisciplina, y se relacionan con otros asociados al concepto de jerarquía: poder social, autoridad,
humildad, riqueza.
Estos últimos valores están muy vinculados con lo material. En la medida que se avanza en el
desarrollo económico y estos aspectos son satisfechos, las sociedades parecen avanzar hacia una
cultura “post-materialista”, donde los predominantes son valores intelectuales, estéticos y afectivos
relacionados con la calidad de vida.
La cultura no es sólo un resultado de los cambios económicos, sino también un componente que los
provoca. Los valores y creencias propias de una cultura son los que orientan la percepción y
movilizan la voluntad, generando una actividad recíproca de acción-reacción. ¿Y qué es lo que
actualmente nos moviliza?
“En 1981, los tres factores más importantes de un trabajo eran, según los entrevistados, el buen
salario, el trabajar con personas agradables y la seguridad. En 1990 el buen salario y el trabajar con
personas agradables siguen siendo los aspectos más importantes de un trabajo, pero ahora se ha
agregado a la lista un aspecto más, que se refiere al futuro del trabajo, es decir, que el trabajador
sienta que en ese trabajo puede lograr “algo”... En los últimos diez años, “Los tres aspectos que
más aumentaron su importancia fueron el tener la oportunidad de usar la iniciativa (con un aumento
de casi 25 puntos) -en una escala de 100—, el sentir que se puede lograr algo en el futuro (con un
aumento de 19 puntos) y que sea un trabajo interesante (con un aumento de 19 puntos).” Basáñez
y Moreno, 1994).
Actividad colectiva/Resumen
Tesoro escondido
Como parte de nuestro trabajo de investigación, hemos identificado varios valores que dan sustento
al quehacer humano. Según nuestro entender, éste se basa en cuatro valores fundamentales, que
son una síntesis del humanismo: Libertad, Igualdad Justicia y Fraternidad. Sobre ellos las empresas
han levantado otros cuatro pilares, que sir ven de base al profesionalismo y a los valores
instrumentales que cada institución valora en mayor o menor medida. Como techo y proyección de
estos valores, encontramos a las actitudes, que a su vez determinarán comportamientos.
Actividad personal
Escribe una composición donde sintetices los aspectos de este capítulo que más te impactaron y
señala los aspectos de tu formación que vas a fortalecer como resultado de tu análisis.
Lecturas recomendadas
TOFFLER, Alvin y Heidi. La creación de una nueva civilización. La política de la tercera ola, 2a.
edición, Barcelona, Plaza y Janés, 1997.
2. CALIDAD DE VIDA EN LA FAMILIA Y LA COMUNIDAD
Objetivos particulares:
Objetivos específicos:
En este capítulo se revisará la importancia que tiene la participación de los jóvenes en las dos
instituciones sociales que les son más significativas: su familia y la comunidad en que vive.
En primer lugar, resulta importante comprender cómo está organizada la familia y qué cambios ha
sufrido con el desarrollo de la humanidad, hasta llegar al momento actual, en el que sigue siendo la
institución social con mayor vigencia pero que al mismo tiempo enfrenta problemas cruciales que
demandan cambios profundos.
Nos interesa hacerte llegar un mensaje positivo en relación con la posibilidad de solucionar los
problemas que existen en el seno familiar, con el fin de promover relaciones humanas más sanas,
constructivas y gratificantes. Con esa intención, en este texto incluimos diversas estrategias de
autoayuda y solución constructiva de los problemas familiares más comunes que enfrentan los
adolescentes, así como información de las instancias de apoyo externo a donde podrían acudir.
La noción de familia que aquí manejamos es la de una comunidad de apoyo mutuo, donde las
relaciones entre sus integrantes, cualesquiera que éstos sean, independientemente de si los unen o
no lazos de sangre, se sustentan en el afecto y la convivencia solidaria.
Por extensión, la interacción con los miembros del grupo social al que pertenecemos se sustenta en
valores similares. El último apartado del capítulo, enmarcado en los valores de democracia y
tolerancia, es propicio para una reflexión sobre las posibilidades de participación ciudadana y
compromiso social de los jóvenes para con su comunidad.
La familia en la historia
A lo largo de la historia de la humanidad y aún en el presente, existe una gran variedad de formas
de organización familiar, propias de diferentes culturas y ambientes. La organización familiar se
define, en principio, por el tipo de vínculo entre las parejas humanas o cónyuges, el tipo de
funciones que cada uno realiza, las formas de crianza y el tipo de derechos y obligaciones sobre sus
descendientes.
Los antropólogos e historiadores no se han puesto de acuerdo con relación al tipo de organización
familiar y conyugal que surgió en los albores de la humanidad. Sin embargo, las formas de relación
matrimonial denominadas poligamia y monogamia sí se encuentran bastante documentadas, así
como la existencia de sociedades patriarcales (la línea de descendencia y la autoridad vienen del
padre) y matriarcales (la línea de descendencia y supremacía vienen de la madre).
En todo caso, la historia muestra que no ha habido un solo tipo de evolución de la familia, sino una
serie de evoluciones locales que han seguido caminos diferentes para alcanzar objetivos también
diferentes.
La poligamia es la forma de relación conyugal en la que una persona está unida al mismo tiempo a
dos o más personas del sexo opuesto. Puede adoptar la forma de poliginia, donde un hombre está
unido con dos o más mujeres a la vez, o de poliandria, donde una mujer es la que está unida
conyugalmente con dos o más hombres.
La monogamia es la unión matrimonial entre un hombre y una sola mujer; en el mundo occidental
actual, en el marco de la tradición judeo-cristiana, es la unión conyugal más extendida y legalmente
permitida.
En la Edad Media, la familia era una unidad más o menos autosuficiente para la producción y
consumo de sus integrantes. Vivían en aldeas o poblados rurales, el hombre tenía un oficio definido
y era quien suministraba el sustento y lo que se requería en el hogar, mientras que su mujer
preparaba los alimentos y realizaba los quehaceres domésticos. La educación de los hijos se recibía
en la familia y era tutelada por las instituciones religiosas. Había una marcada división del trabajo
en función del sexo de los familiares y la autoridad paterna era incuestionable.
No obstante, algunos científicos del siglo XIX —apoyándose en una visión etnocéntrica y más bien
desvirtuada de la teoría darwiniana de la evolución— afirmaban que el prototipo de familia europea-
occidental, especialmente la de la Inglaterra de la época victoriana, era la culminación del desarrollo
de esta institución social, y constituía la “familia ideal”. Pensaban que los otros tipos posibles de
familia eran inferiores y menos evolucionados, en algunos casos propios de los pueblos “primitivos”.
Sin embargo, nuestro siglo ha sido testigo tanto de la permanencia de diferentes formas de familia,
como de cambios y cuestionamientos importantes relativos a la institución familiar occidental. Así,
al hablar de la familia, al igual que de las otras instituciones sociales (por ejemplo, el gobierno, la
escuela, la Iglesia, etc.), hay que ubicar el momento histórico, el tipo de sociedad, los valores
culturales y morales que desde su posición particular se defienden.
Durante este siglo y particularmente en sus últimas décadas, encontramos no sólo cambios sino
cuestionamientos importantes a las instituciones tradicionales, incluida, por supuesto, la familia.
Entre los cambios favorables que van en la dirección del respeto a los derechos de las personas y a
una sociedad igualitaria, estarían, por ejemplo, la libertad de elección del cónyuge, la casi
desaparición de los matrimonios arreglados, la mayor importancia del amor romántico en la elección
libre de pareja, el reconocimiento de la importancia de la sexualidad, la igualdad ante la ley de los
hijos nacidos dentro y fuera de una unión legalizada, la aparición de instituciones que protegen a la
familia, el reconocimiento de los derechos del niño. Encontramos asimismo importantes cambios en
la composición familiar y en los roles rígidos y tradicionales de los miembros de una familia,
cambios que incluyen el rechazo al papel tradicionalmente subordinado de la mujer, la
reivindicación de su jerarquía y derechos, una mayor libertad para los hijos jóvenes, el abandono de
una sumisión completa ante el autoritarismo del padre y el rechazo al machismo, entre otros.
Sin embargo, también han surgido o se han agudizado problemas como la desintegración de las
parejas, la persistencia de la violencia en la familia y del abuso al menor, la lucha generacional, el
aislamiento y abandono de los familiares en la tercera edad, el rechazo hacia la organización
familiar tradicional y la búsqueda de formas de relación alternativas (por ejemplo, los kihbutz
israelíes, las familias comunales de los hippies, la unión libre o los matrimonios a plazos
renovables). Todo esto nos habla de una institución social vigente, pero en proceso de cambio.
Actividad colectiva
Propósitos. comprender los cambios que ha manifestado la familia como institución social a través
de la historia de México. Identificar valores permanentes y cambiantes en la institución familiar
mexicana.
Instrucciones: con la orientación del profesor, organícense en equipos de trabajo de cuatro o cinco
integrantes. Cada equipo seleccionará uno de los siguientes temas:
Para la realización de este ensayo pueden consultar libros, enciclopedias, monografías, periódicos,
películas, etc. También pueden pedir información a sus profesores o a sus familiares. Sería muy
valioso recoger el punto de vista de sus padres y abuelos: compartan con ellos este trabajo.
Esta actividad debe dar pie a una discusión sobre problemas socioculturales que afectan a la familia
mexicana: machismo, opresión de la mujer, maltrato al menor, dependencia y sobreprotección de la
madre, abandono afectivo del padre, etc. Pero al mismo tiempo debe permitir rescatar los valores
genuinos de la institución familiar mexicana.
Cada equipo presentará al pleno de la clase el trabajo realizado y discutirán en una plenaria las
conclusiones a que llegaron.
Se habla de la familia nuclear o conyugal cuando nos referimos estrictamente al grupo formado por
una pareja y sus descendientes directos (relaciones entre padres-hijos-hermanos), mientras que la
familia extensa agrupa a todas aquellas personas que tienen lazos de parentesco consanguíneo
(tíos, primos, abuelos, cuñados, suegros, etcétera).
La familia conyugal, vista como una unidad biológica, es similar a las familias que se encuentran en
los mamíferos, particularmente en los primates. En este sentido, cubre funciones básicas de
manutención y protección de los hijos, así como de preservación de la especie o de equilibrio
poblacional. Sin embargo, las relaciones entre los miembros de la familia no sólo se basan en la
satisfacción de las necesidades físicas y sexuales más apremiantes, sino que se amplían a otras de
índole emocional, de seguridad y compañía más o menos larga y continuada durante la vida.
El concepto de comunidad
Cuando aparecen las primeras sociedades sedentarias se forman clanes, que son conjuntos de
familias que afirman descender de un antepasado común (frecuentemente mítico, un tótem) y
llevan el mismo “apellido”; el clan es matriarcal si la línea de descendencia y autoridad es la
materna, y es patriarcal si es por vía paterna. Este es ya un tipo de organización social compleja,
que marca el inicio de la institucionalización de la familia.
Posteriormente, en la tribu encontramos diversas familias con un origen étnico común, siendo
ésta la forma de vida en comunidad que antecede a la sociedad moderna. La autoridad la tiene
un jefe o un consejo compuesto por las personas de mayor edad y “sabiduría”, que establecen
las bases del concepto político de gobierno. De manera similar, el respeto a las tradiciones y
costumbres propias, así como el amor y sentido de pertenencia al territorio donde habitan, son
los rudimentos de los conceptos de Estado, patria o nación que se desarrollaron posteriormente.
En los romanos encontramos ya la utilización del término comunidad -lugar donde las cosas son
comunes—, debido a su importancia social y al reconocimiento de la dependencia que tenían las
familias entre sí para todos los actos de la vida pública y para obtener los servicios que
necesitaban.
En el contexto actual, podemos definir a la comunidad como la agrupación humana que habita en
un territorio determinado, participa de experiencias y tradiciones comunes, posee ciertas
instituciones y costumbres propias, y tiene conciencia de su unidad y solidaridad.
Algunos ejemplos de comunidad serían los barrios, los municipios o las entidades locales; las
naciones (unificadas en cultura, historia, costumbres e idioma); las comunidades religiosas; las
comunidades que agrupan a personas con el mismo oficio o profesión (gremios).
Dinámica de reflexión
La siguiente lectura (pueden hacerla en grupo, en voz alta) es un extracto del relato de un educador
al llegar a un pueblo tojolobal; tiene como propósito profundizar en la comprensión de lo que
realmente significa vivir en comunidad.
“Permítasenos hablar de los tojolobales, uno de los pueblos mayas en los Altos de Chiapas, quienes
viven principalmente en los municipios de Las Margaritas y Altamirano, y en forma dispersa en los
municipios aledaños a Comitán, Trinitaria e Independencia... puede calcularse que existen entre 50
mil y 80 mil tojolobales.
Ellos siguen hablando su idioma, una de las treinta lenguas mayas de uso hoy en día... siguen
viviendo como lo hacían sus ancestros, y poco sabemos de ellos.
Al estar por primera vez en una comunidad tojolobal, la comunidad tomó el acuerdo de que día y
noche un hombre casado me acompañara por turnos. Pensé que al hacerlo los hombres durante el
día, perdían un día de trabajo en sus labores agrícolas. Expuse mis pensamientos a la autoridad,
quien a su vez me explicó las razones del acuerdo de la comunidad, y ésta me contestó: “Hermano,
fíjate como pensamos nosotros. Este es nuestro modo. Nosotros estamos tristes cuando estamos
solos, cuando nadie nos acompaña. Estamos alegres y contentos al estar en compañía, cuando
estamos con compañeros. Pues bien, la comunidad tomó el acuerdo de que siempre un hombre
varón casado te acompañara porque no queremos que estés triste el tiempo que vivas con
nosotros. Queremos que tu corazón esté alegre y contento todos estos días en nuestra comunidad...
Apoyándose en una dinámica de lluvia de ideas, traten de responder grupalmente a las siguientes
cuestiones:
en su familia
en su grupo de amigos más cercanos
en su grupo académico
en su plantel educativo
Actividad personal
Algunos piensan que generación tras generación los jóvenes entran irremediablemente en conflicto
con sus padres y que, peor aún, actualmente se están perdiendo los valores familiares. Sin
embargo, otros afirman lo contrario: la familia sigue siendo el grupo de referencia más importante
para los jóvenes, y a pesar de los conflictos propios de la edad, los mexicanos creen que su familia
es la principal red de seguridad y apoyo con que cuentan. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál es tu vivencia
personal y la de tus compañeros?
Para saber qué piensan los jóvenes mexicanos al respecto, el diario Reforma entrevistó, en mayo de
1996, a 500 hombres y mujeres de entre 13 y 24 años de edad. Si recuerdas, en el módulo anterior
se revisaron algunos de los temas de esa encuesta. En este momento nos interesa revisar lo
referente a familia.
Dinámica de reflexión
Familias en conflicto
Es fácil notar el ambiente que existe en una familia conflictiva, de inmediato me siento incómoda. A
veces predomina cierta frialdad, como si todos estuvieran congelados; el ambiente es en extremo
cortés y cada quien obviamente está aburrido. Otras veces se introduce la sensación de estar en un
carrusel; se siente uno mareado y con falta de equilibrio o puede haber una atmósfera de tensión,
con la calma que precede a la tormenta, cuando los rayos y truenos pueden caer en cualquier
momento. En ocasiones, el ambiente está lleno de secretos, como si fuera un centro de espionaje.
En las familias problemáticas, los cuerpos y rostros son una muestra viviente del conflicto existente.
Los cuerpos están tensos o rígidos, o bien desmañanados. Los rostros de aspecto huraño o triste,
son inexpresivos como máscaras. Los ojos bajos esquivan la mirada. Los oídos obviamente no
escuchan y las voces son duras, estridentes o apenas audibles.
Existe una actitud poco amistosa entre cada uno de los miembros de la familia, no hay alegría. La
familia parece estar unida por el deber, y sus integrantes apenas se toleran mutuamente. De vez en
cuando alguien hace un intento para suavizar las cosas, pero sus palabras caen en el vacío. Con
frecuencia el sentido del humor es amargo, sarcástico, aun cruel. Los adultos están tan ocupados
diciéndoles a sus hijos lo que deben y no deben hacer que nunca llegan a conocerlos en realidad y
jamás los disfrutan como personas. El resultado es que ellos tampoco disfrutan de la compañía de
sus padres como personas. Descubrí que en algunos casos las personas simplemente se evitaban
unas a otras; se dedicaban tanto al trabajo y demás actividades fuera del hogar, que rara vez tenían
algún contacto real con la familia.
Reflexiona.
1. En esta lectura podemos identificar las principales características de las familias que se
encuentran en conflicto ¿Podrías sintetizar cuáles son éstas?
2. ¿Qué tipo de valores o contravalores están presentes o ausentes en estas familias? ¿Una familia
en conflicto puede tener una calidad de vida satisfactoria?
3. Por el contrario, ¿qué características presentaría una familia funcional y bien avenida? Contrasta
tu respuesta con las dos anteriores.
4. En tu opinión, ¿existen familias totalmente conflictivas? ¿Y familias completamente “ideales” y
felices?
5. Menciona qué cambios positivos crees tú que requieren darse al interior de una familia para
superar conflictos como los que discutiste en esta actividad.
6. En el caso de tu familia, ¿se presentan algunas de las características antes revisadas?, ¿cuáles?,
¿de qué tipo?
Bienestar económico
Bienestar físico y salud
Relaciones afectivas familiares
Relaciones con los hijos y estilos de crianza
Vínculo de pareja
Amigos cercanos
Actividades cívicas y sociales
Participación en actividades políticas
Desarrollo humano personal
Conocimiento personal
Trabajo
Expresión personal y creatividad
Socialización
Actividades recreativas y uso del tiempo libre
Esto permite incluso que ampliemos nuestra idea de familia. Aunque se ha venido hablando
básicamente de la familia nuclear y de la participación de algunos miembros de la familia extensa,
con base en las características anteriores, podríamos incorporar a nuestra familia a otras personas,
con las cuales no necesariamente tengamos lazos de sangre. Suele haber personas muy
significativas en nuestra vida con las que establecemos relaciones afectivas muy sólidas, de calidad,
donde están presentes las características mencionadas (algunos de nuestros amigos entrañables,
los buenos vecinos, los “padrinos” y “compadres”, los “tíos” adoptivos, etc.). Y en este sentido,
valdría la pena resaltar el valor de la amistad y el compañerismo como base de las relaciones que
se establecen en esta visión más amplia de familia.
Es importante mencionar que aun cuando la familia no esté compuesta, como tradicionalmente se
espera, de padre- madre-hijos, lo que define el sentimiento de pertenencia familiar y la calidad de
las relaciones entre sus integrantes son las características antes mencionadas. Éstas son las que
definen realmente qué tan integrada o desintegrada está una familia, qué tan funcional o
disfuncional es.
Dinámica de reflexión
Acerca del amor y la amistad
... los que se aman por la utilidad, no se aman por sí mismos, sino en cuanto derivan algún bien del
otro. Lo mismo los que se aman por el placer, que no quieren a los que tienen ingenio y gracia por
tener estas cualidades, sino porque su trato les resulta agradable... Son en suma, amistades por
accidente, porque no se quiere a la persona amada por lo que ella es, sino en cuanto proporciona
beneficio o placer, según sea el caso... y así dejan de quererlos desde que no son ya agradables o
útiles.
La amistad perfecta es la de los hombres de bien y semejantes en virtud, porque éstos se desean
igualmente el bien por ser ellos buenos y son buenos en sí mismos.
Los que desean el bien a sus amigos por el propio respeto, son los amigos por excelencia. La
amistad entre estos hombres permanece...
1. ¿Cuáles son, según Aristóteles, los motivos que puede tener una persona al entablar una
amistad? ¿Cuál de ellos nos habla de una amistad genuina y duradera?
2. ¿A quién consideras tu mejor amigo(a)? ¿Qué atributos tiene para que así lo consideres? ¿Qué
valores y actitudes están presentes en la relación cotidiana entre ambos?
3. ¿Qué importancia y consecuencias tiene una relación basada en la amistad y el amor genuinos,
tanto en el seno familiar como en lo que concierne a los amigos más cerca nos y a nuestra
pareja?
Si decimos que la familia humana es similar a un ser viviente, que necesita “nutrirse”
continuamente para “crecer” o desarrollarse, podemos afirmar que la familia atraviesa un ciclo
vital, es decir, pasa por una serie de etapas donde el núcleo familiar sufre modificaciones y debe
adaptarse a ellas. Dichas modificaciones, dependiendo de las circunstancias particulares de cada
familia, pueden darse de manera sana (funcional) o patológica (disfuncional).
En esta sección nos interesa que puedas reconocer los rasgos principales de las etapas del ciclo
vital de la familia, pero sobre todo, que reflexiones acerca de las posibilidades de mejorar la calidad
de las relaciones familiares en cada una de dichas etapas.
Otra precaución que queremos tomar antes de hablar de fases de un ciclo vital familiar, se refiere a
que dichas fases no necesariamente son únicas y universales. Desde el inicio de este capítulo
insistimos en el peso que tienen el momento histórico, el estrato social, el sistema de vida y la
cultura a que se pertenece para poder explicar una organización y dinámica familiar particular. La
mayor parte de los estudios sobre el ciclo vital de la familia han sido realizados por destacados
sociólogos, psicólogos y terapeutas que se han centrado en el análisis de familias modernas, del
mundo occidental, ubicadas en un medio urbano.
De acuerdo con Estrada (1995), las principales fases por las que atraviesa una familia en su ciclo
vital son:
a) El desprendimiento
Durante esta fase, se habla de desprendimiento porque el joven tiene que abandonar el hogar
paterno y salir en busca de una pareja fuera del hogar, para formar una familia propia. Este proceso
es difícil tanto para los padres como para el o la joven; para los padres porque pueden intentar que
el hijo haga lo que ellos quieren, tanto en su elección de carrera o pareja, como en la definición de
su proyecto de vida; para el joven puede ser doloroso si no ha logrado ir construyendo una
identidad propia, si su inmadurez le impide desarrollar su autonomía, o si cae en idealizar o
responsabilizar desmedidamente a la pareja elegida. Para que la familia persista a través del
tiempo, es crucial que desde este momento se forme una sólida “alianza” entre la nueva pareja.
Para superar los conflictos propios de esta etapa y formar relaciones sanas con la pareja es
importante:
Hacer independiente la relación emocional con los padres de la relación con la pareja recién
formada.
Otorgar seguridad, consideración y cuidados al compañero(a).
Compartir intereses comunes, pero respetar la individualidad de cada uno.
Consolidar relaciones íntimas satisfactorias para ambos.
Intercambiar y compartir las labores del trabajo y de la casa.
Lograr una seguridad económica mínima.
Decidir juntos respecto a si tendrán hijos, cuántos y en qué momento, y cómo los educarán.
b) El encuentro
En esta etapa la pareja aprende su papel de cónyuge, porque realiza cambios muy importantes en
el estilo de vida y en el sistema de seguridad emocional de cada quien, a fin de lograr el
acoplamiento de ambos. Es una etapa donde se conoce con mayor profundidad la verdadera
personalidad de la pareja y donde salen a relucir tanto las coincidencias como las diferencias de
fondo. Es en este momento donde se define el verdadero “contrato matrimonial”, es decir, los
aspectos recíprocos (emocionales, sociales o económicos) que cada uno piensa dar y espera recibir.
Aquí afloran las creencias, necesidades, deseos y planes que van a sustentar un proyecto de vida en
común que, según las circunstancias particulares, promueva o frene el desarrollo personal y familiar
de los involucrados.
c) Los hijos
La decisión de tener hijos no es sólo un acto biológico natural, sino que implica diversos
compromisos éticos, sociales, económicos y culturales. Si la pareja opta por tener hijos, requiere
reestructurar el contrato social y las reglas de convivencia que había seguido hasta ese instante.
Los padres no sólo adquieren derechos, sino que contraen importantes obligaciones. En otros
apartados de este módulo, e incluso en el anterior, revisamos los derechos de los niños y de los
jóvenes, por lo que no abundaremos más al respecto. Sin embargo, sí hay que comentar que si bien
la llegada de un hijo debería ser siempre motivo de alegría, éste enriquecerá más al sistema familiar
si:
d) La adolescencia
La interacción entre los miembros de la familia y la crianza de los hijos, tienen como meta principal
que la generación joven supere el periodo de dependencia infantil y arribe sanamente al de
individuo adulto, provisto de conciencia y capacidad de autodeterminación que requiere nuestra
cultura. Y la entrada de los hijos a la adolescencia pone de manifiesto si un sistema familiar está
apoyando o no dicho crecimiento. Esta etapa es compleja por que:
Es cuando afloran con más frecuencia los problemas emocionales serios de los miembros de la
familia, así como los conflictos que la pareja y la familia como sistema no han logrado resolver.
Los padres, quienes están entrando a la madurez, pueden presentar una serie de “crisis de la
edad”, referidas a lo que han o no logrado realizar en su vida, y porque con los hijos se ven en
parte obligados a revivir su propia adolescencia.
Otra preocupación importante pueden ser los integrantes de la generación anterior, los abuelos,
quienes por su edad dejan de ser autosuficientes, ven quebrantada su salud, se sienten solos o
temerosos ante la muerte.
En esta etapa es importante que la familia esté consciente del cambio de papeles que se está
dando. Los padres dejarán sus “tronos” para dar paso a la autonomía y crecimiento de los hijos y
notarán que su propia juventud va quedando atrás. Cuando la relación de la pareja está deteriorada
y su función en el sistema familiar se restringe a la de ser padres (“Yo sigo con ella sólo por mis
hijos”, “Lo único y más importante son mis hijos, por eso me aguanto”), las relaciones familiares se
caracterizarán por la sobreprotección, el chantaje, la simbiosis o el rechazo entre algunos de sus
miembros, la evasión del padre en el trabajo o el reforzamiento de una disciplina autoritaria a fin de
impedir que los hijos “se salgan del redil” (en el fondo, para impedir que crezcan por su cuenta).
e) El reencuentro
Algunos autores dicen que en esta etapa se da el “síndrome del nido vacío”, porque las actividades
de crianza más importantes han terminado y los hijos formaron a su vez su propia familia. La pareja
original se encuentra de nuevo frente a sí misma y requiere buscar nuevos estímulos y nuevas
metas en su matrimonio. Una relación que sólo se había mantenido “por los hijos” entrará en una
fuerte crisis y los cónyuges pueden experimentar soledad y depresión. Suelen ser motivos de
preocupación la declinación de la capacidad física y la salud, la jubilación, la situación económica, o
bien los problemas de los hijos y sus nuevas familias.
Sin embargo, puede haber muchos motivos de satisfacción si la persona explora nuevos horizontes
en su vida: el nacimiento de los nietos, la incorporación de nuevos miembros a su familia original, la
búsqueda de actividades constructivas, la posibilidad de realizarse en áreas que siempre se había
querido, o la apertura a relaciones interpersonales más allá de la esfera estrictamente familiar. En
esta etapa la persona, como ser humano en un proceso continuo de desarrollo a lo largo de toda su
vida, se reencuentra consigo misma.
f) La vejez
Hay quienes dicen que las sociedades industrializadas están tan obsesionadas con la preservación
de la juventud, que la inevitable llegada a la vejez aparece como sinónimo de aislamiento, soledad,
incapacidad y muerte. La imagen del viejo venerado, sabio, sensato y pleno en sus últimos años, se
ha convertido en un mito en algunas culturas, porque las nuevas generaciones no están educadas ni
dispuestas a respetar y atender a los viejos. ¿No te parece que aquí estamos ante un claro conflicto
de pérdida de valores sociales y familiares?
En no pocas ocasiones, al interior de la familia se tiende a ignorar a los viejos, a impacientarse con
ellos o a negarlos. Esta situación puede incluso llegar al abandono, la discriminación o el maltrato.
De hecho, el sólo calificativo de viejo aplicado a una persona cualquiera, resulta peyorativo.
Sin embargo, la vejez, como todas las otras etapas del ciclo vital personal y familiar, puede ser
vivida felizmente y con dignidad. Recientemente han surgido una serie de acciones y grupos
sociales, tanto a nivel internacional como nacional, cuya meta es rescatar los derechos de las
personas de la llamada tercera edad y reincorporarlos a una vida activa, agradable y útil.
Actividad personal
Como resultado de la lectura sobre el ciclo vital de la familia, reflexiona lo siguiente acerca del
sistema familiar a que perteneces:
1. ¿Quiénes integran tu familia?, ¿qué lugar ocupas en ella?, ¿cuántas generaciones con viven
cercanamente (abuelos, padres, hijos, nietos)?, ¿cómo es tu relación con todos ellos?
2. ¿En qué etapa de su ciclo vital se encuentra tu familia?, ¿qué satisfacciones experimenta tu
familia en esta etapa?, ¿qué conflictos tienen que enfrentar?
3. ¿Qué pueden hacer concretamente los miembros de tu familia, incluido tú por supuesto, para
apoyarse mutuamente en la etapa que están viviendo?
Con las ideas que hayas planteado sobre estas cuestiones, realiza un ensayo (tres o cuatro
cuartillas) donde expongas tu punto de vista.
Para la solución de un problema, cualquiera que sea éste, es necesario en primer lugar que
reconozcamos que existe y que estemos dispuestos a afrontarlo, buscando soluciones inteligentes y
justas para todos los involucrados. Esa es la idea de esta sección: apoyarte a reconocer y encontrar
vías de solución a los problemas que usualmente tienen los jóvenes con su familia. También es
importante diferenciar cuándo podemos solucionar el problema por nosotros mismos, con el apoyo
de nuestros seres queridos, mediante lo que se llama “autoayuda”, y cuándo es necesario recurrir a
apoyos externos.
Ante todo, hay que reconocer que no existen recetas mágicas para resolver los problemas
familiares. Además, cada situación familiar es única y hay que tener imaginación y flexibilidad para
encontrar las soluciones adecuadas. La clave en la solución de este tipo de problemas es considerar
los derechos, necesidades y sentimientos de todos.
Cuídate de las soluciones que no hacen más que arrojar y devolver problemas como si fueran
pelotas, y en las que la satisfacción de las necesidades de una persona se basa en desatender y
violar las necesidades de otra. La solución perfecta es aquella que hace desaparecer totalmente el
problema, aquella en la cual ya nadie lo padece.
La comunicación entre los miembros de la familia es otra pieza clave en la solución de los
conflictos domésticos. Así como en la escuela, en las empresas o en otras instituciones sociales se
convoca a “juntas” o “asambleas”, los miembros de una familia también pueden convocar a
reuniones donde se dialogue acerca de sus problemas (algunos le llaman “junta de familia” o
“sesión de resolución de problemas”). O tal vez puedan hacerlo, simplemente, cuando se reúnen a
comer o a charlar informalmente. Lo realmente importante es partir de los siguientes principios:
Tus compañeros de grupo y tú ya analizaron algunos de los problemas que con mayor frecuencia
viven en el seno familiar. Ahora vamos a tomar como ejemplo uno de ellos, para ilustrar cómo
buscar soluciones. El tema es tu desempeño escolar (cuando éste es un problema, claro).
Retomamos la estrategia de solución de conflictos familiares comunes y adaptamos los ejemplos de
Alex Packer (1987), quien emplea el término “campos de batalla” entre el adolescente y sus padres.
Asimismo, incluimos algunas ideas de Marlene Brusko (1987).
¿Por qué tienen que andar detrás de ti tus padres a esta edad?
¿Vas a la escuela sólo porque tus padres “te mandan” o tienes claro que ir a la escuela requiere
ser un proyecto de vida y carrera tuyo?
¿Realmente vas mal en la escuela? Objetivamente: ¿cuál es tu rendimiento? ¿Refleja lo más que
puedes dar de ti mismo o lo menos que quieres esforzarte?
No cumplir en la escuela, ¿es una forma que usas para llamar la atención de tu familia?, ¿para
comunicarles algo, es decir, tu problema real es otro?, ¿para vengarte de ellos y fastidiarlos
como sientes que te fastidian a ti?
¿Te sientes fracasado en la escuela? ¿Crees que tu problema es que realmente no puedes con
los estudios? O bien, ¿te parece que el problema son los profesores y la escuela y no tú?
3. Dialoga abiertamente con tus padres y familiares acerca de las cuestiones anteriores. Transmite
tus sentimientos y escucha los argumentos de los otros. Toma en cuenta cuestiones como las
siguientes:
Es probable que muchos de los campos de batalla o motivos de conflicto que has identificado
puedan resolverlos tu familia y tú gracias a una apertura en la comunicación, a una mayor
tolerancia y respeto mutuo. En esos casos, las estrategias de autoayuda familiar como las que
discutimos en el ejemplo anterior son muy útiles.
Pero hay que reconocer que existen problemas que por su índole o magnitud van más allá de la
autoayuda y hay que recurrir, sin demora, a buscar otro tipo de apoyos externos.
No siempre es fácil identificar la gravedad del problema. Pudiera ser, retomando el ejemplo del
desempeño escolar de un joven, que sus fracasos en la escuela no sean el problema principal, sino
un síntoma de problemas aún mayores (una profunda depresión, consumo de drogas, abuso sexual,
etc.). Algunos problemas que requieren atención profesional e inmediata son:
Comportamiento violento
Consumo de drogas y alcohol
Maltrato físico y abuso sexual
Depresión o angustia
Embarazo en adolescentes
Trastornos alimenticios como anorexia y bulimia
Cambios acentuados en el estado de ánimo y trastornos del sueño
Amenazas o intentos de suicidio
Conductas delictivas
Promiscuidad sexual
Huida del hogar
Dinámica de reflexión
La violencia en la familia: algunas estadísticas sobre maltrato al menor
Los datos que se presentan abarcan los casos denunciados ante las agencias especializadas en
materia de delitos penales, que involucran a menores de edad.
En el periodo de enero a agosto de 1992 se atendieron 4 819 casos en la Agencia del Ministerio
Público especializada en Asuntos de Menores de la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal (PGJDF); aproximadamente 60% correspondía a menores infractores y el resto, a
maltrato infantil. Esto indica unos nueve casos por día de menores catalogados dentro del
síndrome del maltrato infantil.
En 1992 el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) atendió en el Distrito Federal (D.
F.) 3 329 casos agudos de maltrato; 88% correspondió a mujeres adultas y 12% a menores de
20 años (403 casos). Esto indica al menos un caso por día de menores maltratados.
Tomando en cuenta los registros del DIF del D. F. (1988), podemos hablar de cerca de 10000
denuncias mensuales; de éstas, se comprueban alrededor de 3 500 casos reales de maltrato
físico (golpes, quemaduras y otras lesiones) causadas por los padres a sus hijos menores.
Las cifras reales pueden ser mucho mayores, pues sólo se registran casos denunciados
penalmente. De acuerdo con UNICEF, 4% de los niños en el mundo está sometido a condiciones
de maltrato infantil en varios grados. Considerando el censo poblacional del país de inicios de
esta década, ello implicaría la existencia de 1 800 000 menores en situación de maltrato físico
en México.
Todas las fuentes coinciden en que el grupo edad más agredido físicamente es el de 5 a 9 años
de edad (aproximadamente 39% de los casos), mientras que en el caso de abuso sexual, la
mayor concentración de casos se da entre los 15 y 18 años de edad, con 85 a 90% de víctimas
del sexo femenino.
La mayor proporción de agresiones físicas importantes proviene de la madre (40 a 50% de los
casos), seguida del padre (30%), de ambos o de otros familiares o tutores (20 a 30% restante).
En el caso de abuso sexual, casi la totalidad de agresores son del sexo masculino, siendo el
padre, un familiar o un conocido los más frecuentes.
Se estima que de cada 5 a 10 casos, sólo uno se denuncia.
Según datos del DIF, se estima que cada día un promedio de 1 000 menores son abandonados
por sus padres en todo el país.
Es probable que muchos de los campos de batalla o motivos de conflicto que has identificado
puedan resolverlos tu familia y tú gracias a una apertura en la comunicación, a una mayor
tolerancia y respeto mutuo. En esos casos, las estrategias de autoayuda familiar como las que
discutimos en el ejemplo anterior son muy útiles.
Pero hay que reconocer que existen problemas que por su índole o magnitud van más allá de la
autoayuda y hay que recurrir, sin demora, a buscar otro tipo de apoyos externos.
No siempre es fácil identificar la gravedad del problema. Pudiera ser, retomando el ejemplo del
desempeño escolar de un joven, que sus fracasos en la escuela no sean el problema principal, sino
un síntoma de problemas aún mayores (una profunda depresión, consumo de drogas, abuso sexual,
etc.). Algunos problemas que requieren atención profesional e inmediata son:
Comportamiento violento
Consumo de drogas y alcohol
Maltrato físico y abuso sexual
Depresión o angustia
Embarazo en adolescentes
Trastornos alimenticios como anorexia y bulimia
Cambios acentuados en el estado de ánimo y trastornos del sueño
Amenazas o intentos de suicidio
Conductas delictivas
Promiscuidad sexual
Huida del hogar
Actividad colectiva
Esta actividad tiene como propósito que el grupo elabore y difunda un directorio de las principales
instituciones y grupos de su localidad que pueden brindar servicios de apoyo y asesoría a los
adolescentes y sus familias.
Sugerimos que se conformen grupos de trabajo coordinados por el profesor, quien podrá orientarlos
respecto a dónde obtener la información que buscamos. Es importante obtener datos fidedignos y lo
más completos posible acerca de las instituciones. Incluso es la oportunidad de hacer visitas a
varias de ellas, solicitar folletos informativos, ver cómo trabajan y, ¿por qué no?, colaborar con ellas.
Para conformar un directorio completo y organizado, les sugerimos que elaboren y clasifiquen fichas
de identificación precisas para cada institución. Ejemplo:
DIRECCIÓN: Calle Dr. Carmona y Valle núm. 52, 2°. piso, Col. Doctores, México D. F., 06720
TELÉFONO: 625-7120
Es importante que el directorio no quede sólo en el papel o sea una simple tarea escolar más. Hay
que difundirlo entre los compañeros del plantel, con nuestros familiares y amigos, pedir que se
publique en algún diario local, pegarlo como un póster en los centros comerciales, repartirlos en
volantes, hacer un folleto, ¡la creatividad del grupo es siempre bienvenida!
Y, por supuesto, acudir a los servicios ofrecidos en el directorio cuando así lo necesitemos.
El derecho a la identidad como joven: la juventud tiene el derecho de ser considerada como un
grupo específico, con sus valores propios y con un papel que representar en la sociedad.
El derecho a la autonomía: el joven tiene el derecho de usar los medios de desarrollo y de ejercer
progresivamente las responsabilidades que le permitirán el acceso a la autonomía.
El derecho de amar: el joven tiene el derecho de elegir sus amigos sin discriminación de clase, de
sexo o de raza.
El derecho a ser amado: el joven tiene el derecho de ser respetado, comprendido y amado por su
familia.
El derecho a ser escuchado: El joven tiene el derecho de expresarse libremente, el derecho de ser
tomado en cuenta y considerado, aun si su opinión defiere de la de los adultos.
Como bien sabes, todo derecho tiene como contraparte algún tipo de deber u obligación.
Básicamente, los deberes de las familias y de los jóvenes se sintetizan en otorgar a los otros, en
reciprocidad, los derechos antes indicados. Es decir, nuestros deberes básicos serían respetar la
identidad de los otros, no invadir su autonomía, evitar discriminar a los demás debido a su sexo,
raza, credo religioso o nivel social, y saber escuchar y comprender otros puntos de vista. En la
sección que presentamos a continuación, se revisará cómo proyectar estos derechos y deberes a la
vida en la comunidad.
Todas las personas tienen el derecho de elegir libremente su estado de vida y decidir si desean
casarse y formar una familia o bien permanecer solteros.
El matrimonio no puede celebrarse si no es por la libre elección y consentimiento de ambos
cónyuges.
Los esposos tienen el derecho a decidir cuántos hijos tener y el momento más propicio para
concebirlos, teniendo claros sus derechos y obligaciones como padres.
La familia tiene el derecho de educar a sus hijos en sus propias creencias y según sus valores y
costumbres, siempre y cuando éstos vayan en la dirección del respeto a los derechos humanos,
no contradigan la normatividad nacional y se orienten hacia una convivencia socia justa y
democrática.
Las familias tienen derecho a un orden social y económico igualitario y libre, en el que la
organización del trabajo permita a sus miembros vivir juntos, y fomentar la unidad, bienestar,
salud y estabilidad de la familia, ofreciendo también la posibilidad de un sano esparcimiento.
La familia tiene el derecho de ejercer su función social y política en la construcción de una
sociedad mejor:
La familia tiene derecho a una vivienda digna, apta para la vida familiar y proporcionada al
número de sus miembros, en un ambiente físicamente sano que ofrezca los servicios básicos
para la vida de familia y de comunidad.
Cuando hablamos de participación social de los jóvenes en su comunidad, nos referimos a aquellas
acciones que promueven una convivencia más justa, igualitaria y satisfactoria para todos sus
integrantes. Es decir, nos interesan aquellas formas de convivencia donde se incrementa la calidad
de vida de las personas y se ejerce la democracia. Las bases de una buena relación entre los
miembros de la comunidad se fincan en los mismos valores ya revisados en el caso de la familia. El
respeto mutuo, la cooperación, la lealtad, la responsabilidad, la libertad, la igualdad, la amistad y el
amor son los valores fundamentales de toda relación humana constructiva.
Así como aprendemos una profesión, un deporte, un lenguaje para comunicarnos, las personas
tenemos que aprender a vivir en comunidad. Y el fundamento de la vida comunitaria es la formación
en la solidaridad.
Hemos comentado sobre la existencia de algunas instituciones sociales que apoyan a los
ciudadanos para encontrar respuestas a sus necesidades y problemas. Sin embargo, ¿qué pueden
hacer los jóvenes para participar de manera solidaria en la sociedad a que pertenecen?
Definitivamente no es sólo cuestión de esperar a que otros individuos u otras instituciones arreglen
los problemas. Una primera tarea seria, en nuestra condición de ciudadanos, vigilar el
funcionamiento cabal y honesto de las instituciones mencionadas, e incluso colaborar activamente
con ellas.
Actividad personal
Propósito: plantear algunas situaciones en las que puedes apoyar solidariamente a la comunidad
en que vives.
¡Manos a la obra!
Aunque en diferentes países y periodos se han practicado distintos tipos de democracia (liberal,
popular, dirigida, presidencialista, parlamentaria, etc.), puede decirse que la esencia de la
democracia es el derecho de los ciudadanos a designar y controlar a sus gobernantes, siendo las
elecciones mediante el voto directo, secreto, libre y universal la forma de designación característica.
La democracia se practica en países donde existen estados de derecho que se rigen por una
constitución política libremente aprobada, y donde están claramente diferenciadas las funciones de
los poderes legislativo, judicial y ejecutivo. Ejemplos de formas de gobierno opuestas a la
democracia las encontramos en el totalitarismo, cuyas máximas expresiones son el fascismo y el
nazismo.
Dinámica de reflexión
Sólo la democracia, como sistema político, cualesquiera que sean los defectos y errores con los que
la realizamos, sirvió y sirve de escudo contra la regresión a la barbarie. Porque la democracia es
algo más que elegir a los que nos gobiernan y a los que aprueban las leyes por las que se regula
nuestra convivencia; es algo más que un sistema de equilibrio de poderes, de asegurar la
independencia judicial, de consagrar la libertad de expresión y de información o la asociación,
incluso es más que el derecho al trabajo, a la salud y a la igualdad ante el Estado y sus leyes. La
democracia y sus libertades existen y se justifican para defender, garantizar y asegurar la libertad y
la dignidad del ser humano, de hombres y mujeres, de ancianos y niños, de todos los seres
humanos sin distinción de sexo, raza o religión. Y es en mi libertad, en la libertad de cada uno de
nosotros, en la que se basan todas las demás libertades.
Alberto Oliart, en G. Mendive, 1996.
1. ¿Cuáles son los principales rasgos o características que definen a la democracia? Haz una lista y
explica su importancia.
2. Considerando los rasgos anteriores ¿en México se vive en una democracia? ¿Por qué?
3. ¿De qué manera se relaciona la democracia con la libertad de cada persona y de todos los seres
humanos?
En este sentido la democracia está estrechamente ligada con la libertad. Un ciudadano es libre en la
medida en que puede elegir a quienes lo representan, expresar abiertamente su forma de pensar,
tener las creencias religiosas que decida, asociarse honestamente con quien desee, transitar
libremente por el país o escoger la actividad profesional a que desea dedicarse. Un ciudadano libre
es también aquel que puede exigir su derecho a la educación, a la salud, a una vivienda digna y a
un empleo justamente remunerado. Pero la libertad va unida también a una serie de obligaciones
políticas y cívicas, por eso decimos que es una libertad con responsabilidad.
De lo anterior, podemos concluir que la democracia puede manifestarse en varios órdenes: político,
social, cultural y económico. En el siguiente cuadro se sintetizan sus atributos:
Actividad colectiva
Los compañeros del grupo se dedicarán durante una semana a buscar en la prensa noticias cuyo
contenido refleje: a) transgresiones o violaciones al régimen de democracia en México; b) por el
contrario, acciones que van en favor de la democracia, cuales quiera que sean sus manifestaciones.
Los alumnos recortarán las noticias y las pegarán en una hoja, con un comentario personal al calce
donde indiquen por qué seleccionaron dicha noticia, cómo es que se relaciona con el tema de la
democracia, a qué tipo de democracia se refiere (política, social, económica o cultural) y si lo que
ahí se relata está a favor o en contra de ésta.
El valor de la tolerancia
Dinámica de reflexión
Por qué la rana y la culebra nunca juegan juntas
Este cuento tradicional africano nos hace pensar cuánta camaradería se pierde en el mundo porque
se dice a la gente que “no puede” ser amiga de otra gente.
El hijo de la rana brincaba en el bosque cuando vio algo nuevo en el camino. Era una persona larga
y esbelta, y su piel relucía con todos los colores del arco iris.
—Mira lo que puedo hacer —dijo Niño-rana, y dio un gran brinco en el aire—. Si quieres te enseñaré.
—Ahora mira lo que puedo hacer —dijo Niño-culebra, y se arrastró sobre el vientre hasta el tronco
de un alto árbol—. Si quieres te enseñaré.
Al cabo del tiempo ambos tuvieron hambre y decidieron ir a casa a almorzar, pero se prometieron
encontrarse al día siguiente.
—Gracias por enseñarme a trepar a los árboles —dijo Niño-rana—. Y cada cual se fue a su casa.
— ¿No sabes que la familia Culebra es mala? —preguntó su madre—. Tienen veneno en los dientes.
Que no te sorprenda jugando con ellos. Y que no te vuelva a ver arrastrándote por el suelo. Eso no
se hace.
—Qué tontería. ¿No sabes que estamos enojados con la familia Rana desde hace muchísimo
tiempo? La próxima vez que juegues con Niño-rana, cógelo y engúllelo. Y deja de brincar. No es
nuestra costumbre.
Niño-culebra lo miró en silencio, recordando lo que había dicho su madre. “Si se acerca demasiado,
saltaré sobre él y lo comeré”, pensó. Pero luego recordó cuánto se habían divertido juntos, y que
Niño-rana había sido muy amable al enseñarle a brincar. Así que suspiró tristemente y se internó en
la arboleda.
Y desde ese día, Niño-rana y Niño-culebra nunca volvieron a jugar juntos. Pero a menudo se
sentaban a solas al Sol, cada cual recordando ese único día de amistad.
La palabra tolerancia está íntimamente ligada a los conceptos de democracia, derechos humanos y
educación para la paz. ¿Por qué?, debido a múltiples razones:
Por que el mundo actual se caracteriza por una gran diversidad de visiones del mundo, credos
religiosos, costumbres y estilos de vida.
Por la existencia de grupos mayoritarios y minoritarios que pugnan por sus derechos como seres
humanos.
Por la desigualdad social imperante en muchos países.
Por los conflictos bélicos que amenazan al mundo.
Por los problemas que plantea la convivencia humana ante la diversidad.
La tolerancia se manifiesta en una actitud conciliatoria ante las creencias u opiniones diferentes;
implica una convivencia basada en el respeto a los demás y en la vigencia de los derechos
humanos.
Sin embargo, como apunta Pablo Latapí (1994), no debe entenderse por tolerancia el que las
personas simplemente se soporten unas a otras porque no les queda otro remedio, cuando están
continuamente reprimiendo sus antipatías y animosidades. Por eso, más que de “tolerar” (como
sinónimo de “aguantar”) deberíamos hablar de convivencia solidaria.
Los lemas que suelen estar detrás no sólo de estos grupos, sino de todos aquellos que practican de
una u otra forma la intolerancia, son algo así como: “somos superiores a los demás”, “mis enemigos
son los enemigos del mundo”, “hay que transmitirles la verdad a los seres inferiores e incivilizados”,
“no podemos ser iguales, por designio divino los seres humanos somos diferentes y siempre ha
habido ricos y pobres”, “en la lucha por la supervivencia, que gane el mejor, es una ley de la
naturaleza”, “es normal que existan los de arriba y los de abajo, se necesitan mutuamente
Hay dos cuestiones básicas que aclarar respecto a la tolerancia: ¿por qué tenemos que ser
tolerantes?, ¿ser tolerante significa aceptar todo lo que los otros piensen y hagan?
En relación con la primera pregunta, expondremos algunos motivos centrales que justifican el por
qué de la tolerancia:
La dignidad como cualidad intrínseca de todo ser humano, así como el respeto a su persona.
La existencia de la diversidad (racial, religiosa, cultural, sexual, etc.) entre los seres humanos
como una consecuencia de la libertad del individuo.
La necesidad de un orden social que permita a los seres humanos vivir en paz.
La necesidad de un orden político que permita manejar con justicia los conflictos provocados por
la diversidad.
En cuanto a si debemos tolerar todo, la respuesta es no, porque ello implicaría relativizar valores
que son irrenunciables. Esto significa que hemos de pronunciarnos en favor de determinada
posición cuando están en juego valores universalmente deseables, como el derecho a la vida, el
respeto a la dignidad de la persona, la igualdad social, la aplicación honesta de la justicia o el
ejercicio de la democracia. De igual manera, hay que adoptar una postura contraria frente a
situaciones que impliquen contravalores, como la discriminación racial o sexista, la persecución
religiosa, el maltrato a los menores, o la segregación de las personas con discapacidad.
Por el contrario, cuando estamos frente a situaciones que no representan trasgresión de los valores
universales, como discusiones sobre estilos de vida y costumbres o tradiciones, decisiones
profesionales, gustos o preferencias individuales, maneras de vivir la sexualidad o determinadas
creencias, debemos reconocer que representan opciones personales o de determinados grupos
humanos que hay que respetar.
En ese sentido conviene ser “neutrales”, no tomar partido, pues si bien podemos expresar nuestra
opinión al respecto, debemos entender que hay otras opciones que son igualmente válidas y
legítimas para quienes las suscriben. Por ejemplo, en discusiones cotidianas respecto a mi equipo
de fútbol favorito, mi música preferida, mi forma de vestir, deberíamos reconocer que los demás
pueden tener su equipo, su música y su vestimenta propia, y que puede o no coincidir con los
nuestros, así que más vale, aquí sí, relativizar nuestras opciones y, ¿por qué no’?, intercambiar y
enriquecernos con puntos de vista contrarios.
Una última cuestión, ¿se puede educar a la gente para que sea tolerante y se logre una convivencia
solidaria? Afortunadamente la respuesta es sí. Veamos los cuatro pasos que propone Pablo Latapí:
La libertad implica el reconocimiento y respeto a las diferencias, a la vez que la aceptación de una
igualdad fundamental de todos, Pero aunque aceptemos teóricamente estos principios, en la
práctica cotidiana tendremos que estar alertas para no reaccionar en forma intolerante. En las
discusiones sobre temas políticos, en la aprobación o rechazo de las costumbres o las modas de los
jóvenes que quizás nos chocan, o en la confrontación con las intolerancias de otros, es ahí donde
tenemos que construir, día a día, la difícil tolerancia.
Es importante mencionar que tanto en la Constitución Política de nuestro país como en los demás
ordenamientos jurídicos mexicanos, a las minorías étnicas, ideológicas o religiosas se les garantizan
idénticos derechos que a la mayoría. Esto quiere decir que en nuestras leyes está “por escrito” el
valor de la tolerancia. No obstante, lo más importante es su práctica real en la vida cotidiana.
Sabemos que ahí nos falta mucho camino por recorrer como mexicanos. Pensemos algunas
alternativas para promover una convivencia más solidaria con nuestros iguales y con los diferentes.
Autoevaluación
De comunidad a comunidad
Propósito: Realizar una actividad significativa que involucre la participación social de los jóvenes del
CONALEP (“con la cabeza, el corazón y las manos”) en la que se plasme la congruencia entre los
valores que revisamos en este capítulo y el comportamiento y compromiso de los jóvenes hacia su
familia y comunidad.
Con asesoría del profesor, el grupo seleccionará alguno de los problemas de la comunidad en que
viven, el que consideren más importante y sobre el que puedan incidir y así apoyar su solución.
Pueden ser cuestiones referidas a ecología, salud, bienestar, recreación, seguridad, etc., de la
población en su conjunto o de algún grupo en especial (niños de la calle o que viven en alguna casa
hogar, personas de la tercera edad, discapacitados, familias de pocos recursos, enfermos, etcétera).
La idea es que el grupo defina, organice y lleve a cabo alguna acción solidaria con ellos: “de la
comunidad CONALEP a la comunidad...”. Entre las acciones por considerar se encuentran: campañas
informativas y de sensibilización; creación de algún grupo de autoayuda; pláticas informativas y de
orientación sobre algún tema; creación de una red de apoyo; actividades recreativas y de
convivencia; integración de equipos para realizar algún trabajo comunitario... ¡las posibilidades son
muchas, y estarán en función de la problemática, destinatarios, tiempo y recursos!
Lo más deseable es que participen no sólo los alumnos, sino los profesores y directivos del plantel, y
que se involucre a los familiares y amigos. No se requiere algo espectacular o prolongado, sino más
bien una actividad sencilla y significativa, que incida sensiblemente en las familias de los alumnos o
en la comunidad.
Lo más importante será la puesta en juego de los valores realizados: cooperación, respeto mutuo,
promoción de los derechos humanos, solidaridad.
Lecturas recomendadas
Objetivo particular
Formar jóvenes motivados para un ejercicio pleno de sus capacidades humanas, con valores y
actitudes que favorezcan el desarrollo de la vida productiva, y conscientes de su responsabilidad
personal y social.
Objetivos específicos
Conocer las raíces del comportamiento a partir de las necesidades básicas del ser humano.
Analizar la forma de construir hábitos positivos, evitar los vicios y desarrollar virtudes que
permitan al educando desarrollar con plenitud sus capacidades humanas.
Conocer algunos elementos que permiten formar el carácter para desarrollar hábitos
constructivos en los ámbitos personal, de estudio, de trabajo, cívicos y sociales.
Establecer los mecanismos que desencadenan la creatividad y permiten desarrollar las
habilidades de pensamiento.
Aprender las actitudes y técnicas más favorables y eficaces en el manejo de problemas.
Antes de que puedas desarrollar realmente tu potencial para el éxito, debes entender y saber lo que
es la motivación humana, ser capaz de motivarte y motivar a los demás a actuar. Para hacerlo es
necesario que entiendas los principios sobre los que se basa la motivación.
Cuando hablamos de motivación, es necesario referirnos a aquella actitud que desarrolla una
persona para tener éxito. Por tanto, analizaremos en forma conjunta las definiciones de éxito y de
motivación. El éxito es la realización progresiva de metas personales que cada ser humano
considera valiosas. Y la motivación es un deseo o meta mantenida como esperanza firme, con la
creencia de que se llevará a cabo. En ambas definiciones la palabra clave es metas.
Para comprender claramente qué es la motivación es necesario que conozcas y entiendas cuáles
son los deseos o necesidades básicas de los seres humanos y sepas cómo estimularlos. Dicho en
forma breve, para lograr la motivación y en forma especial la automotivación, es necesario primero
descubrir una necesidad humana básica (un deseo, un impulso o una emoción), lo suficientemente
poderosa para que, una vez desatada, culmine en una acción.
Una vez encontrada esa necesidad, meta o deseo, se debe elegir el detonador necesario para
activarla y convertirla en una fuerza poderosa que lleve a la persona a la acción.
Cuando una persona busca la manera de automotivarse hacia una mayor creatividad,
responsabilidad y productividad, debe conocer todo lo posible acerca de sí misma (sus deseos,
necesidades e impulsos) y descubrir también un detonador, una esperanza o una creencia que
convierta esos deseos en acción creativa y constructiva. Por supuesto, dicho de esta manera,
parece muy sencillo. Ciertamente no es fácil, pero sí posible.
La teoría de la jerarquía de las necesidades básicas fue elaborada por Abraham H. Maslow (1954).
Este autor parte del supuesto de que todos los individuos tienen cinco necesidades básicas que
desean satisfacer. Dichas necesidades básicas son las siguientes:
Físicas (o biológicas).
De seguridad o protección.
Sociales o de amor.
De consideración y estima (ego)
De actualización personal o de autorrealización del propio potencial.
Estos cinco tipos de necesidades básicas están ordenados jerárquicamente en pirámide, según su
importancia. Así las necesidades inferiores serían las físicas y las más elevadas las de
autodesarrollo.
Por ejemplo, si una persona se está muriendo de hambre, es improbable que intente satisfacer sus
necesidades de consideración y estima. Tampoco le interesaría su seguridad personal, ya que sería
capaz de correr riesgos para obtener los alimentos que requiere.
Sin embargo, obtenidos los alimentos, necesitaría asegurarse el abastecimiento continuo (necesidad
de seguridad). Después se preocuparía por llevarse bien con sus semejantes y obtener su estima
(necesidades sociales de consideración y estima).
Por otra parte, en la sociedad actual la mayoría de las personas tienen parcialmente satisfechas
cada una de estas necesidades, aunque las inferiores suelen quedar más satisfechas que las
superiores. Así el ciudadano medio satisface sus necesidades físicas en un 85%; las de protección
en un 70%; en un 50%, las sociales; las de consideración y estima, en un 40%; y en un 10%, las de
autodesarrollo.
Ninguna de estas necesidades básicas se presenta en el ser humano en forma aislada. Debes
entender que la persona es un todo integrado y que nunca lo domina una sola necesidad durante un
lapso prolongado. Con mayor frecuencia lo motiva una red compleja de necesidades que se
manifiestan de muy diversas maneras.
Necesidades físicas
Este grupo incluye las exigencias biológicas de alimento, de agua, de aire para respirar, de
protección contra el frío o el calor, descanso y la necesidad de satisfacción sexual.
A pesar de que las necesidades físicas son, en algún sentido, las más fuertes, también son las que
se satisfacen con mayor facilidad y rapidez. Estas son las necesidades que se deben saciar si se
desea que continúe la vida.
Debido a su naturaleza básica y vital, las necesidades físicas son importantes como motivadores
generales. Para que puedas entender su importancia, sólo basta que consideres cuánto tiempo
empleas durante el día en tratar de satisfacerlas.
El hambre, por ejemplo, motiva mucho el comportamiento durante el día. Generalmente las
personas organizan su trabajo y costumbres sociales alrededor de las horas de las comidas.
También, cuando las personas no han dormido lo suficiente se les dificulta trabajar. Una de las
peores torturas consiste en mantener despierto a un individuo durante períodos prolongados.
En las necesidades básicas se encuentra el mecanismo de supervivencia, que debe ser atendido
diariamente. Esta atención se realiza cuando la persona come, bebe, evacua, respira, duerme,
realiza ejercicio, ejerce su sexualidad, se asea. Cuando una persona no atiende adecuadamente
estas necesidades puede quedar atrapada en enfermedades, vicios o malos hábitos como la gula, la
pereza, el alcoholismo, la drogadicción, etcétera.
Necesidades de seguridad
En la sociedad actual, encontramos con frecuencia las necesidades de seguridad del ser humano
expresadas en términos muy sutiles. La necesidad de seguridad está implícita cuando la persona
insiste en el “juego limpio”. Si una persona siente que no hay “justicia” en sus encuentros diarios,
sus seguridad se ve amenazada porque no existen reglas que lo protejan. Otras necesidades de
seguridad son evidentes en el deseo de trabajo estable, de protección laboral y de la protección que
le ofrecen los seguros.
Pero la única seguridad real se encuentra en el corazón de cada individuo. Es algo íntimo, es una
función de sus ideas, de sus actitudes y valores. Nadie puede dársela. En última instancia, no existe
seguridad genuina en ningún trabajo, salario o posición, aunque contribuyan a su sentido de
seguridad. En cierta forma son símbolos de seguridad. Una persona puede poseer todas estas cosas
y, sin embargo, sentirse insegura. O puede carecer de todo y, sin embargo, tener seguridad, según
sea su actitud hacia sí misma y la interpretación que haga de su ambiente.
Para borrar los sentimientos de inseguridad no basta con manipular el medio, es necesario un
cambio de actitudes básicas para poder superar estos temores. En última instancia, cada persona es
responsable de su propio sentido de seguridad. Para desarrollar su sentido de seguridad debe
aumentar y fortalecer su fuerza, su liderazgo y sus talentos personales y desarrollar actitudes sanas
hacia sí mismo y hacia los demás.
Necesidades sociales
La necesidad que tiene la persona de ser aceptado socialmente es, por lo general, la manifestación
externa de una necesidad más profunda; su necesidad real reside en aceptarse a sí mismo. Es su
modo de probar su sistema de valores. Si otras personas aceptan a un individuo y su manera de
comportarse, esa aceptación prueba que escogió el sistema de valores correcto, por lo cual se
siente tranquilo.
La necesidad de estima se satisface solamente cuando encontramos alguna actividad en la vida que
nos reta y nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos.
Necesidades de autorrealización
Las necesidades de autorrealización del ser humano son una búsqueda de continuo autodesarrollo
para una realización progresiva. El individuo quiere ser más creativo, tanto en su vida profesional
como en la personal. Esta necesidad de autorrealización se pone en primera fila únicamente cuando
todas las demás necesidades están moderadamente satisfechas; no puede encontrar su expresión
máxima mientras la persona tiene hambre, experimenta temor por su seguridad o se siente
rechazada por los demás.
En consecuencia, la experiencia de la mayoría de los seres humanos es que la lucha por satisfacer
los demás impulsos básicos en general diluye sus energías y las desvía a la autorrealización. Por
tanto, la mayoría de los individuos tienen muy limitadas oportunidades para satisfacer esta
necesidad última y vital.
Las personas con más éxito son aquellas que de alguna manera han logrado satisfacer las
necesidades humanas más importantes y por tanto, pueden prestar más atención a la necesidad de
autorrealización.
Es importante señalar el hecho de que la persona funciona como un todo integrado y que las
necesidades descritas en forma aislada, no se dan de esta manera, todas estas necesidades pueden
agruparse dentro de los términos de necesidades de autopreservación y automejoramiento. Esta
estructura teórica supone, sin embargo, una amplia definición del propio ser; comprende no sólo la
persona en el sentido físico y psicológico, sino que se extiende a todas las personas, cosas e
instituciones con las que el individuo se ha identificado.
Así, una persona tiene tanta necesidad de proteger a su familia, a sus cosas, a las instituciones con
las que se encuentra identificado, como la tiene de protegerse a sí mismo. Perderlos o verlos
degradados o dañados, lastima al ser humano porque se han convertido en parte de su mundo
personal.
Además, se puede decir que cuando un ser humano lucha por ser mejor, es decir, cuando trata de
vivir según sus patrones morales y éticos, está tratando de fortalecerse y de protegerse. Su mismo
impulso hacia la bondad es un impulso que busca el respeto y aceptación de sí mismo.
Estas necesidades se encuentran presentes, con ciertas variantes, en todas las personas, sin
embargo, cada individuo es único en los comportamientos que adopta para satisfacer sus
necesidades y en este hecho estriba que cada ser humano sea el único y quien mejor puede fijar
sus propias metas.
La ciencia tiene todavía mucho que investigar cerca del cerebro humano, de los procesos de
pensamiento y de la inteligencia, pero aún falta mucho más por averiguar en relación a los efectos
que las emociones causan en el sistema glandular de las personas.
Todavía se ignora mucho acerca de lo que desata las emociones y cómo controlarlas, sin embargo,
la mayoría concuerda en que las emociones tienen un propósito. Es cierto que algunas de ellas
fueron más útiles al ser humano primitivo que al de la sociedad actual. Por ejemplo, sin miedo y sin
ira, el hombre no hubiera sobrevivido. Y sin algún tipo de agresión, quizá nunca hubiera llegado a
predominar sobre la tierra.
Pero estas no son las únicas emociones que el ser humano es capaz de sentir; además de las
señaladas, que pueden considerarse parcialmente “destructivas”, existen emociones tales como el
amor, la empatía, la alegría, la felicidad, la admiración y la compasión, que sirven para unir a grupos
e individuos en situaciones y comportamientos constructivos y de cooperación.
En la actualidad, el miedo y la ira aún cumplen un propósito defensivo, sin embargo, nuestros
temores pueden destruirnos y la agresividad puede generar una mayor hostilidad y no es la manera
óptima de resolver los problemas.
El temor no tiene nada de malo cuando lo que nos amenaza es cierto, no imaginario; y hay
ocasiones en que la agresión es el único método útil para impedir los ataques o amenazas de otro
individuo cuya costumbre habitual es agredir. La reacción más saludable ante nuestras emociones
de temor y de ira es no negarlas, sino aceptarlas y tratar de canalizarlas y controlarlas.
En la cultura occidental existe la tendencia a actuar como si las emociones debieran evitarse. Estas
actitudes tienen su origen en la tradición cultural grecorromana, en la cual se daba preponderancia
a la lógica, el intelecto y la ley. Todo lo que tuviera relación con las emociones se consideraba poco
valioso. Dado que nuestra cultura está construida sobre el pensamiento y la tradición cultural de los
griegos y los romanos, su influencia ha llegado hasta nuestros días, lo que hace que nosotros
también concedamos un valor menor a las emociones humanas.
Pero este sistema de valores es contrario a la naturaleza humana. No se pretende que la lógica
tenga preponderancia sobre las emociones ni que éstas lo sean sobre aquella; ambas tienen su
lugar en la personalidad del ser humano y deberían trabajar en perfecta armonía.
Una persona puede haber cursado muchos y muy elevados estudios y ser muy versado en lógica y
razonamiento, pero si ha permitido que sus emociones sean totalmente reprimidas por el intelecto,
se asemeja a una escultura pensante que lucha con las ideas, pero nunca se arriesga y por tanto
nunca llega a nada, porque no posee ningún deseo emocional que lo motive. Por otra parte, una
persona que se encuentra dominada únicamente por sus emociones se convierte en un individuo
excéntrico que pasa su tiempo luchando contra sus sueños y su imaginación, y, por tanto, tampoco
llega a nada.
El secreto para vivir con éxito es mantener el equilibrio entre los poderes emocionales y lógicos que
forman nuestra herencia cultural.
Actividad personal
“Yo gano más dinero del que mi familia nunca podrá gastar, pero me gusta enfrentarme a nuevas
situaciones, buscar soluciones, asumir nuevas responsabilidades, por eso mi agenda está
absolutamente llena.”
2. Jorge colabora como voluntario en la Organización Médicos sin Fronteras. Él
trabaja como enfermero en una clínica privada, pero en sus vacaciones se va con dicha
organización a algún país en vías de desarrollo para ayudar a los necesitados, sin ningún tipo de
remuneración. Desde la jerarquía de necesidades de Maslow, ¿en qué nivel se encuentra Jorge?
3. Reflexiona acerca de tu vida y completa el cuadro. Escribe las necesidades
básicas que debes satisfacer en cada uno de los ámbitos en que te desenvuelves.
Actividad colectiva
El primer día de prácticas, el director de recursos humanos del centro te acompaña al departamento
de recepción de mercancías y te presenta a Ángel García, jefe de dicho departamento.
El Sr. García te enseña las instalaciones y te presenta a las personas que trabajan bajo su dirección.
Mientras, te va comentando algunas características y problemas del departamento,
“A pesar de que mi puesto de trabajo conlleva una gran carga administrativa Interna y de relación
con proveedores externos, me gusta conocerlos detalles del departamento, y por eso procuro estar
en contacto con todas las personas que dependen de mí, viendo cómo trabaja cada uno y
comentando con ellos cualquier incidencia o sugerencia que quieran realizar. Creo que ellos valoran
esa actitud.
He revisado la condiciones laborales de los doce trabajadores de almacén con los que cuento y no
he encontrado ninguna diferencia entre ellos, porque todos tienen más o menos fa misma
antigüedad y experiencia en el puesto de trabajo; el mismo sueldo (de acuerdo con el contrato
colectivo de trabajo para esa categoría laboral) y las mismas funciones (descargar y distribuir
internamente todas las mercancías que recibe el hipermercado).
Sin embargo, fíjate lo diferentes que son cada uno de ellos. Algunos parecen poner el alma
realizando su trabajo; en cambio, otros trabajan haciendo lo mínimo indispensable. Unos no tienen
más ambición que llegue el día de la nómina; otros, por el contrario se preocupan por formarse y
promocionarse dentro de la empresa.
Me gustaría que en el tiempo que estés con nosotros dentro del departamento me ayudes a
determinarlas causas de estas diferencias tan notables”.
Comentarios significativos
1. Alfredo: “¿Qué es lo que busco en el trabajo? Bueno, eso ha ido cambiando con el tiempo. Antes
de entrar a trabajar aquí, me daba absolutamente igual trabajar en una cosa o en otra, lo único
que buscaba era algo que me permitiera dar de comer a mis hijos. Ahora lo que más me interesa
es continuar trabajando aquí, asegurarme una estabilidad laboral”.
2. Ángel: “Pues mira, yo no sólo busco un lugar que me proporcione únicamente un sueldo; para
bien o para mal, en el trabajo paso muchas horas al día y, por eso, busco trabajar en un sitio
donde exista buen ambiente, buenos compañeros, donde seas una persona y no un número
más”.
3. Pedro: “La verdad es que a mí sobre todo me importa que se reconozca mi trabajo y que me
sienta a gusto conmigo mismo, con lo que hago. A pesar de que para otro, mi trabajo no es muy
creativo ni interesante, yo estoy orgulloso de lo que hago y me gustaría que los demás
reconocieran que lo hago bien”.
4. Carlos: “Mi meta es encontrar algún trabajo que me permita desarrollar el potencial que creo
que tengo, que me permita ser creativo; que me presente dificultades que me obliguen a
esforzarme y desarrollar cosas nuevas y esto, a su vez, me permita perfeccionarme. En mi
trabajo actual, me siento infrautilizado y a veces frustrado”.
5. Manuel: “Yo ya tengo 64 años. Llevo 20 años realizando este trabajo. Mis huesos están
resentidos de cargar constantemente peso, pero tengo que seguir haciéndolo, ya que ni mi
mujer ni mis hijos ingresan dinero en casa y hay que comer”.
4. Identifiquen, desde el modelo de Maslow el tipo de necesidades que quieren satisfacer con su
trabajo Alfredo, Ángel, Pedro, Carlos y Manuel. Justifiquen su respuesta.
5. Presenten al grupo sus conclusiones.
Objetivo particular
Formar jóvenes motivados para un ejercicio pleno de sus capacidades humanas, con valores y
actitudes que favorezcan el desarrollo de la vida productiva, y conscientes de su responsabilidad
personal y social.
Objetivos específicos
Conocer las raíces del comportamiento a partir de las necesidades básicas del ser humano.
Analizar la forma de construir hábitos positivos, evitar los vicios y desarrollar virtudes que
permitan al educando desarrollar con plenitud sus capacidades humanas.
Conocer algunos elementos que permiten formar el carácter para desarrollar hábitos
constructivos en los ámbitos personal, de estudio, de trabajo, cívicos y sociales.
Establecer los mecanismos que desencadenan la creatividad y permiten desarrollar las
habilidades de pensamiento.
Aprender las actitudes y técnicas más favorables y eficaces en el manejo de problemas.
Antes de que puedas desarrollar realmente tu potencial para el éxito, debes entender y saber lo que
es la motivación humana, ser capaz de motivarte y motivar a los demás a actuar. Para hacerlo es
necesario que entiendas los principios sobre los que se basa la motivación.
Cuando hablamos de motivación, es necesario referirnos a aquella actitud que desarrolla una
persona para tener éxito. Por tanto, analizaremos en forma conjunta las definiciones de éxito y de
motivación. El éxito es la realización progresiva de metas personales que cada ser humano
considera valiosas. Y la motivación es un deseo o meta mantenida como esperanza firme, con la
creencia de que se llevará a cabo. En ambas definiciones la palabra clave es metas.
Para comprender claramente qué es la motivación es necesario que conozcas y entiendas cuáles
son los deseos o necesidades básicas de los seres humanos y sepas cómo estimularlos. Dicho en
forma breve, para lograr la motivación y en forma especial la automotivación, es necesario primero
descubrir una necesidad humana básica (un deseo, un impulso o una emoción), lo suficientemente
poderosa para que, una vez desatada, culmine en una acción.
Una vez encontrada esa necesidad, meta o deseo, se debe elegir el detonador necesario para
activarla y convertirla en una fuerza poderosa que lleve a la persona a la acción.
Cuando una persona busca la manera de automotivarse hacia una mayor creatividad,
responsabilidad y productividad, debe conocer todo lo posible acerca de sí misma (sus deseos,
necesidades e impulsos) y descubrir también un detonador, una esperanza o una creencia que
convierta esos deseos en acción creativa y constructiva. Por supuesto, dicho de esta manera,
parece muy sencillo. Ciertamente no es fácil, pero sí posible.
El ser humano tiene una serie de necesidades básicas que parecen ser las que motivan de forma
universal el comportamiento humano.
La teoría de la jerarquía de las necesidades básicas fue elaborada por Abraham H. Maslow (1954).
Este autor parte del supuesto de que todos los individuos tienen cinco necesidades básicas que
desean satisfacer. Dichas necesidades básicas son las siguientes:
Físicas (o biológicas).
De seguridad o protección.
Sociales o de amor.
De consideración y estima (ego)
De actualización personal o de autorrealización del propio potencial.
Estos cinco tipos de necesidades básicas están ordenados jerárquicamente en pirámide, según su
importancia. Así las necesidades inferiores serían las físicas y las más elevadas las de
autodesarrollo.
Por ejemplo, si una persona se está muriendo de hambre, es improbable que intente satisfacer sus
necesidades de consideración y estima. Tampoco le interesaría su seguridad personal, ya que sería
capaz de correr riesgos para obtener los alimentos que requiere.
Sin embargo, obtenidos los alimentos, necesitaría asegurarse el abastecimiento continuo (necesidad
de seguridad). Después se preocuparía por llevarse bien con sus semejantes y obtener su estima
(necesidades sociales de consideración y estima).
Por otra parte, en la sociedad actual la mayoría de las personas tienen parcialmente satisfechas
cada una de estas necesidades, aunque las inferiores suelen quedar más satisfechas que las
superiores. Así el ciudadano medio satisface sus necesidades físicas en un 85%; las de protección
en un 70%; en un 50%, las sociales; las de consideración y estima, en un 40%; y en un 10%, las de
autodesarrollo.
Ninguna de estas necesidades básicas se presenta en el ser humano en forma aislada. Debes
entender que la persona es un todo integrado y que nunca lo domina una sola necesidad durante un
lapso prolongado. Con mayor frecuencia lo motiva una red compleja de necesidades que se
manifiestan de muy diversas maneras.
Necesidades físicas
Este grupo incluye las exigencias biológicas de alimento, de agua, de aire para respirar, de
protección contra el frío o el calor, descanso y la necesidad de satisfacción sexual.
A pesar de que las necesidades físicas son, en algún sentido, las más fuertes, también son las que
se satisfacen con mayor facilidad y rapidez. Estas son las necesidades que se deben saciar si se
desea que continúe la vida.
Debido a su naturaleza básica y vital, las necesidades físicas son importantes como motivadores
generales. Para que puedas entender su importancia, sólo basta que consideres cuánto tiempo
empleas durante el día en tratar de satisfacerlas.
El hambre, por ejemplo, motiva mucho el comportamiento durante el día. Generalmente las
personas organizan su trabajo y costumbres sociales alrededor de las horas de las comidas.
También, cuando las personas no han dormido lo suficiente se les dificulta trabajar. Una de las
peores torturas consiste en mantener despierto a un individuo durante períodos prolongados.
En las necesidades básicas se encuentra el mecanismo de supervivencia, que debe ser atendido
diariamente. Esta atención se realiza cuando la persona come, bebe, evacua, respira, duerme,
realiza ejercicio, ejerce su sexualidad, se asea. Cuando una persona no atiende adecuadamente
estas necesidades puede quedar atrapada en enfermedades, vicios o malos hábitos como la gula, la
pereza, el alcoholismo, la drogadicción, etcétera.
Necesidades de seguridad
En la sociedad actual, encontramos con frecuencia las necesidades de seguridad del ser humano
expresadas en términos muy sutiles. La necesidad de seguridad está implícita cuando la persona
insiste en el “juego limpio”. Si una persona siente que no hay “justicia” en sus encuentros diarios,
sus seguridad se ve amenazada porque no existen reglas que lo protejan. Otras necesidades de
seguridad son evidentes en el deseo de trabajo estable, de protección laboral y de la protección que
le ofrecen los seguros.
Pero la única seguridad real se encuentra en el corazón de cada individuo. Es algo íntimo, es una
función de sus ideas, de sus actitudes y valores. Nadie puede dársela. En última instancia, no existe
seguridad genuina en ningún trabajo, salario o posición, aunque contribuyan a su sentido de
seguridad. En cierta forma son símbolos de seguridad. Una persona puede poseer todas estas cosas
y, sin embargo, sentirse insegura. O puede carecer de todo y, sin embargo, tener seguridad, según
sea su actitud hacia sí misma y la interpretación que haga de su ambiente.
Para borrar los sentimientos de inseguridad no basta con manipular el medio, es necesario un
cambio de actitudes básicas para poder superar estos temores. En última instancia, cada persona es
responsable de su propio sentido de seguridad. Para desarrollar su sentido de seguridad debe
aumentar y fortalecer su fuerza, su liderazgo y sus talentos personales y desarrollar actitudes sanas
hacia sí mismo y hacia los demás.
Necesidades sociales
La necesidad que tiene la persona de ser aceptado socialmente es, por lo general, la manifestación
externa de una necesidad más profunda; su necesidad real reside en aceptarse a sí mismo. Es su
modo de probar su sistema de valores. Si otras personas aceptan a un individuo y su manera de
comportarse, esa aceptación prueba que escogió el sistema de valores correcto, por lo cual se
siente tranquilo.
Muchos propietarios y hombres de negocios han ofrecido a sus hijos puestos elevados en sus
empresas y se sienten frustrados cuando descubren que los jóvenes no se interesan por las
oportunidades que les ofrecen. Un joven puede llegar inclusive a perder el respeto por sí mismo con
este trato, ya que sabe que no se lo merece y que no se ha ganado el puesto. Nadie ayuda a una
persona haciendo lo que ésta puede y debe hacer por sí misma.
La necesidad de estima se satisface solamente cuando encontramos alguna actividad en la vida que
nos reta y nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos.
Necesidades de autorrealización
Las necesidades de autorrealización del ser humano son una búsqueda de continuo autodesarrollo
para una realización progresiva. El individuo quiere ser más creativo, tanto en su vida profesional
como en la personal. Esta necesidad de autorrealización se pone en primera fila únicamente cuando
todas las demás necesidades están moderadamente satisfechas; no puede encontrar su expresión
máxima mientras la persona tiene hambre, experimenta temor por su seguridad o se siente
rechazada por los demás.
En consecuencia, la experiencia de la mayoría de los seres humanos es que la lucha por satisfacer
los demás impulsos básicos en general diluye sus energías y las desvía a la autorrealización. Por
tanto, la mayoría de los individuos tienen muy limitadas oportunidades para satisfacer esta
necesidad última y vital.
Las personas con más éxito son aquellas que de alguna manera han logrado satisfacer las
necesidades humanas más importantes y por tanto, pueden prestar más atención a la necesidad de
autorrealización.
Es importante señalar el hecho de que la persona funciona como un todo integrado y que las
necesidades descritas en forma aislada, no se dan de esta manera, todas estas necesidades pueden
agruparse dentro de los términos de necesidades de autopreservación y automejoramiento. Esta
estructura teórica supone, sin embargo, una amplia definición del propio ser; comprende no sólo la
persona en el sentido físico y psicológico, sino que se extiende a todas las personas, cosas e
instituciones con las que el individuo se ha identificado.
Así, una persona tiene tanta necesidad de proteger a su familia, a sus cosas, a las instituciones con
las que se encuentra identificado, como la tiene de protegerse a sí mismo. Perderlos o verlos
degradados o dañados, lastima al ser humano porque se han convertido en parte de su mundo
personal.
Además, se puede decir que cuando un ser humano lucha por ser mejor, es decir, cuando trata de
vivir según sus patrones morales y éticos, está tratando de fortalecerse y de protegerse. Su mismo
impulso hacia la bondad es un impulso que busca el respeto y aceptación de sí mismo.
Estas necesidades se encuentran presentes, con ciertas variantes, en todas las personas, sin
embargo, cada individuo es único en los comportamientos que adopta para satisfacer sus
necesidades y en este hecho estriba que cada ser humano sea el único y quien mejor puede fijar
sus propias metas.
La ciencia tiene todavía mucho que investigar cerca del cerebro humano, de los procesos de
pensamiento y de la inteligencia, pero aún falta mucho más por averiguar en relación a los efectos
que las emociones causan en el sistema glandular de las personas.
Todavía se ignora mucho acerca de lo que desata las emociones y cómo controlarlas, sin embargo,
la mayoría concuerda en que las emociones tienen un propósito. Es cierto que algunas de ellas
fueron más útiles al ser humano primitivo que al de la sociedad actual. Por ejemplo, sin miedo y sin
ira, el hombre no hubiera sobrevivido. Y sin algún tipo de agresión, quizá nunca hubiera llegado a
predominar sobre la tierra.
Pero estas no son las únicas emociones que el ser humano es capaz de sentir; además de las
señaladas, que pueden considerarse parcialmente “destructivas”, existen emociones tales como el
amor, la empatía, la alegría, la felicidad, la admiración y la compasión, que sirven para unir a grupos
e individuos en situaciones y comportamientos constructivos y de cooperación.
En la actualidad, el miedo y la ira aún cumplen un propósito defensivo, sin embargo, nuestros
temores pueden destruirnos y la agresividad puede generar una mayor hostilidad y no es la manera
óptima de resolver los problemas.
El temor no tiene nada de malo cuando lo que nos amenaza es cierto, no imaginario; y hay
ocasiones en que la agresión es el único método útil para impedir los ataques o amenazas de otro
individuo cuya costumbre habitual es agredir. La reacción más saludable ante nuestras emociones
de temor y de ira es no negarlas, sino aceptarlas y tratar de canalizarlas y controlarlas.
En la cultura occidental existe la tendencia a actuar como si las emociones debieran evitarse. Estas
actitudes tienen su origen en la tradición cultural grecorromana, en la cual se daba preponderancia
a la lógica, el intelecto y la ley. Todo lo que tuviera relación con las emociones se consideraba poco
valioso. Dado que nuestra cultura está construida sobre el pensamiento y la tradición cultural de los
griegos y los romanos, su influencia ha llegado hasta nuestros días, lo que hace que nosotros
también concedamos un valor menor a las emociones humanas.
Pero este sistema de valores es contrario a la naturaleza humana. No se pretende que la lógica
tenga preponderancia sobre las emociones ni que éstas lo sean sobre aquella; ambas tienen su
lugar en la personalidad del ser humano y deberían trabajar en perfecta armonía.
El secreto para vivir con éxito es mantener el equilibrio entre los poderes emocionales y lógicos que
forman nuestra herencia cultural.
Primero: Reconocer los hábitos por lo que son: una manera de alcanzar una satisfacción.
Tercero: Sustituir un hábito indeseable por uno más eficaz y por tanto más satisfactorio.
Actividad personal
Hábitos
1. Reflexiona.
¿Cuál es el hábito que ha constituido una fuerza importante como ayuda para lograr resultados
valiosos en tu vida hasta hoy?
Cada persona se diferencia de las demás por la originalidad de sus reacciones ante las situaciones
que plantea la realidad, las cuales caracterizan su actitud ante la vida.
Cada persona se caracteriza por sus actitudes variadas hacia la realidad en forma particular;
algunos individuos enfatizan su acción pensando en su bienestar personal, otras anteponen los
intereses de la sociedad. Estas particularidades o cualidades de la personalidad que expresan la
actitud del individuo ante la vida es lo que constituye el carácter de la persona.
El carácter se construye en el curso de la vida, depende del camino que ha seguido el individuo,
refleja las condiciones personales y la manera de vivir.
El carácter está en el ámbito de la libertad humana. Esto es muy importante: quiere decir que el ser
humano no está condicionado fatalmente a llegar a tener un determinado carácter, más bien, su ser
perfectible es un reto a la pasividad, a la inercia, a la rutina, al ambiente que le rodea. Su libertad la
da la facultad de autoordenarse para moldear su carácter.
Para analizar la formación del carácter, podemos partir de considerar al ser humano como un
hombre total, dotado de entendimiento y voluntad, y enfocado hacia la verdad, el bien y la belleza.
El hombre o mujer de carácter conoce su realidad y vive en ella. De una manera simple pero
consciente, integra los cuatro aspectos de su yo: inteligencia, voluntad, imaginación y afectos. Su
conciencia del yo une las conciencias animal, moral y trascendente. No excluye ninguno de estos
aspectos íntimamente conexos, pues precisamente en el conjunto de todos ellos está el carácter.
Para analizar cómo se forma el carácter, es necesario analizar algunos rasgos que distinguen a las
personas de carácter:
Cada acto del individuo se determina siempre por su personalidad en total y no por uno u otro de
sus rasgos aislados. Para comprender un todo tan complejo como es el carácter, es necesario
analizar cada uno de sus rasgos.
El primer grupo de los rasgos del carácter está constituido por el sistema de relaciones con la
realidad. Estas relaciones pueden ser con la sociedad, cuando se relaciona con otras personas, con
el trabajo, como resultado de la actividad laboral del individuo y consigo mismo, en relación con
su personalidad.
Entre los rasgos de carácter que manifiestan la relación del individuo con las demás personas se
pueden distinguir los siguientes:
El humanitarismo. Este rasgo está caracterizado por la relación de afecto con las personas, que
permite encontrar en ellas lo bueno y positivo. Se manifiesta en la ternura.
La delicadeza. Es la relación atenta y comprensiva hacia las otras personas que propicia la ayuda
entre los seres humanos. La delicadeza supone la comprensión de lo que puede causar a los demás
pena o alegría.
Las relaciones con la sociedad inciden en el individuo, por ejemplo, la valoración de los demás
influye sobre cómo se valora el sujeto a sí mismo.
La relación con el trabajo se manifiesta en una serie de rasgos del carácter entre los cuales destaca
la laboriosidad, entendida como la satisfacción y alegría que le produce a la persona el proceso del
trabajo.
El amor al trabajo esta ligado a la honestidad, es decir, no sólo la necesidad de realizar el trabajo,
sino hacerlo de la manera correcta.
Como rasgos de carácter que se manifiestan en forma negativa están la pereza, la negligencia y
la rutina.
Cuando el ser humano se relaciona consigo mismo, manifiesta rasgos positivos como la modestia,
caracterizada por la sencillez y naturalidad en las relaciones con las personas. El individuo modesto
se da cuenta de que los méritos personales no son tan importantes como los de la colectividad. Sin
embargo, es importante diferenciar la modestia de la timidez, la cortedad y la falta de valoración
propia.
La modestia está estrechamente relacionada con la autocrítica y con una gran exigencia para
consigo mismo.
Existen además algunos rasgos que dependen de la voluntad del ser humano y se manifiestan en la
disposición del individuo para dirigir su conducta y su actividad de acuerdo con determinados
principios, procurando superar las dificultades que encuentra en el camino, para lograr los fines
propuestos. Estos rasgos, denominados volitivos, son los siguientes:
Para que un individuo forme su carácter y desarrolle hábitos constructivos, es necesario que
persona y sociedad trabajen constantemente en una interacción enriquecedora. El individuo aporta
lo mejor: siempre los valores son del individuo; y de entre esos valores cabe mencionar algunos
especialmente urgentes hoy en día:
Sin ser los únicos valores ni los más importantes, si se siguiera una jerarquía rígida permitirían
resumirse en lo que podría llamarse rasgos de humanidad.
El carácter se desarrolla en el curso de toda la vida y depende de las particularidades del camino
recorrido y de los tipos de influencias sociales a las que se ve sometido el individuo.
El carácter se forma mediante la educación que modifica el temperamento; esta educación continúa
de manera personal cuando el ser humano puede ser agente de su propia educación. Porque el ser
humano es libre y su libertad puede verse influida por la modificación de las condiciones exteriores.
En las cosas más triviales de la vida puede mostrar el ser humano la fuerza de su carácter. Basta
con inspirarse para realizar cada acto con sentimientos de justicia, de rectitud y de veracidad.
Actividad colectiva
Un hombre de carácter fue el ateniense Arístides, a quién sus conciudadanos dieron el sobrenombre
de “El Justo”.
Cuando Arístides era un muchacho, se mostraba siempre firme en sus propósitos, inflexible en su
rectitud y enemigo de la mentira, del engaño y de las bromas pesadas, aun en los juegos con sus
compañeros. Siempre fue la justicia la norma de su carácter, porque entendía que el buen
ciudadano debe poner empeño en decir y hacer únicamente cosas justas y honrosas.
Por las intrigas de su rival Temístocles, fue condenado por el pueblo con el ostracismo, y se refiere
de él un rasgo que da idea de su carácter. Para desterrar a un ciudadano, escribían los atenienses
en la concha de una ostra el nombre del individuo que se quería proscribir (y a esta práctica se le
dio el nombre de “ostracismo”), y el número de conchas suscritas daba el resultado de la votación.
Pues bien, un hombre del pueblo, que no sabía escribir, se acercó en la calle a Arístides, sin
conocerlo, y le pidió que escribiese el nombre de Arístides en la concha que llevaba para votar.
—No, ni siquiera le conozco —contestó el hombre—. Pero me disgusta oír que todo el mundo le
llame “El Justo”.
Seis años había estado Arístides en el destierro cuando Jerjes invadió Grecia, y Arístides, olvidando
todo motivo de rencor, y movido tan sólo por su patriotismo, corrió a ponerse al lado de
Temístocles, que lo había desterrado, para combatir juntos contra el enemigo.
“Olvidémonos —le dijo— de nuestra vana y juvenil discordia, y entablemos otra con tienda más
saludable y digna de loor disputándonos el honor de pelear por Grecia, tú como general y caudillo,
yo como soldado y consejero”.
Más tarde siendo juez en un proceso por difamación, el denunciante, con objeto de congraciarse
con Arístides, declaró que el acusado también había proferido contra él palabras injuriosas, y
entonces dijo el juez en tono severo: “Limítate a declarar el daño que te ha hecho, que yo estoy
aquí para hacerte a ti justicia y no para administrármela yo mismo”.
¿Por qué después de veinticinco siglos se sigue llamando a Arístides “El Justo”?
¿Qué cualidades lo hacen acreedor a este sobrenombre?
4. Completen el siguiente esquema. Escriban una anécdota o vivencia en la que se refleje un rasgo
de carácter positivo y otra con un rasgo negativo.
Rasgo de carácter Situación
Positivos
Negativos
Para realizar la actividad necesitan recortes de periódicos y revistas, una cartulina, pegamento,
colores y tijeras.
Pónganse de acuerdo acerca de la forma como van a representar el rasgo que eligieron.
Busquen en los periódicos y revistas escenas que les sirvan para ilustrar su trabajo.
Peguen los recortes y complementen su trabajo con los colores.
Presenten su producto al grupo y escuchen sus comentarios.
El hombre primitivo vivía inmerso en la Naturaleza casi como cualquier otro elemento de la misma.
Su vida cotidiana estaba sumergida en el ámbito de la urgencia y casi no tenía la posibilidad de
crear, ya que el más alto porcentaje de su actividad giraba en torno a su propia supervivencia.
Nuestros ancestros primitivos ocupaban toda su energía vital en procurarse de la Naturaleza los
elementos mínimos indispensables para sobrevivir: obtener alimentos, protegerse del medio hostil,
etcétera.
Miles de años tomó al ser humano romper con este estado, que por sus características se podría
llamar de “inmediatez” con la Naturaleza. El individuo se fue procurando a sí mismo espacios en los
que ya no necesitaba ocuparse exclusivamente de su sobrevivencia: esto sucedió cuando, por el
uso de la tecnología, su esfuerzo por procurarse lo mínimo indispensable fue cada vez menor.
En este momento histórico crucial, el ser humano realizó una conquista que le permitiría lograr
muchas más: conquistó su tiempo libre, un espacio independiente de la preocupación por la
sobrevivencia: el ocio, entendido éste como lo empleaban los antiguos griegos, es decir, como un
tiempo libre dedicado al cultivo de las capacidades más elevadas del ser humano.
Disponiendo de un tiempo libre, el ser humano además de producir mejores herramientas y técnicas
para su supervivencia, desarrolló una visión más clara del cosmos y su relación con él: las ciencias,
las artes, el pensamiento, etcétera.
Además, el ser humano incursionó cada vez más en el ámbito de lo “importante”, esto favoreció el
desarrollo de su creatividad dejando atrás el estado primitivo de inmediatez con la Naturaleza.
Observar la vida cotidiana de una persona media en la actualidad puede dar la respuesta, y es que
paradójicamente, el hombre contemporáneo vive tan sumergido en la “urgencia”, en el mundo de lo
inmediato y en la no reflexión como el hombre primitivo; vive tan enajenado como sus antepasados
más remotos.
Su trabajo suele ser cada día más rutinario e irreflexivo y su tiempo libre ya no es el ocio creativo y
cuestionante de los griegos sino un tiempo de evasión de la propia realidad; un espacio enajenante
por excelencia, el momento de la comodidad y de la televisión. El ser humano medio de la
actualidad no tiene ya, en su trabajo ni en su tiempo libre, posibilidades de reflexión sobre su propia
realidad, de encuentro consigo mismo, de desarrollo de su pensamiento y su creatividad.
No obstante, necesita utilizar más que nunca su creatividad y capacidad de reflexión ya que vive en
un mundo especialmente conflictivo que genera más problemas y enigmas que soluciones y
respuestas: un mundo en crisis.
Es tiempo de despertar todo el potencial dormido por la enajenación. Crear para responder a los
retos y enigmas que el mundo le plantea, rescatar espacios que permiten que aferre su creatividad
y utilizarlos.
¿Qué es la creatividad?
Tomar conciencia del imperativo de despertar el gigante dormido de la creatividad sólo es un primer
paso para despertarlo en realidad. La práctica creativa, por ser tal, sólo se desarrolla mediante su
propio ejercicio.
Sin embargo, el análisis del propio concepto de creatividad, saber de qué estamos hablando, puede
iniciarnos en el hábito creativo.
Una definición común de la creatividad, dice que es la capacidad humana de aportar, a partir de
elementos preestablecidos, algo hasta entonces inexistente.
Reflexionar sobre esta definición permitirá aclarar un poco la visión de esta espléndida
potencialidad.
Hablar de capacidades nos refiere necesariamente al mundo de lo que puede ser, al terreno de la
“energía potencial”; habla de potencialidades y posibilidades. En efecto, la creatividad es una
facultad de la que las personas pueden servirse y múltiples elementos influyen para desarrollarla.
Entre ellos, la capacidad de búsqueda y de asombro ante las cosas, la superación de la rutina y la
capacidad de ver más allá de lo evidente, la posibilidad, en fin, de pensar y ver las cosas de manera
distinta, de perseguir y conseguir algo más.
Esto puede clarificar el por qué del escaso desarrollo de la creatividad del ser humano común y
corriente, habitante de un mundo que le vende modelos para divertirse, relacionarse, sentir,
trabajar, comer, vestirse, enterrarse, dormir, amarse, odiar, insultar, desear feliz Navidad (y
próspero año nuevo, evidentemente), tener hijos, educarlos, y las demás cosas que hace
normalmente.
Sólo que estos moldes, prefabricados, no siempre están “hechos a la medida” de las necesidades,
valores y derechos de cada persona, no se antojan siempre adecuados al desarrollo real de su
potencial humano ni lo ayudan tampoco cuando se le ocurre hacer, pensar o decir algo para lo que
no le han fabricado un molde... todavía.
Son precisamente las obras creadas por el ser humano, esto es, los productos de su creatividad, los
que distinguen a una persona del mundo actual de otra del siglo XIV.
El entorno cambia, es transformado por ella misma gracias a lo que puede preconcebir y luego
llevar a la realidad; la suma de los productos de la creatividad humana, es decir, la cultura,
transforma el mundo en cada siglo y en cada momento histórico, y lo hace cada vez más rápido, lo
que no sucede con el mundo de las hormigas o los abedules por citar algunos casos.
A partir de esto, podría preguntarse si no son sólo algunos seres humanos quienes generan los
cambios mediante su creatividad mientras la “masa” humana (en la que se suele agrupar a la
mayoría de las personas “comunes y corrientes, simples mortales”), no hace más que seguir dichos
cambios.
Es necesario romper ese mito de una vez por todas: la creatividad no es patrimonio exclusivo de
artistas y genios. Es una posibilidad inherente a la naturaleza humana y todo ser humano puede
desarrollarla si salta las barreras que la inhiben y la ejercita consistentemente.
La creatividad no es de los “genios”, ni siquiera tiene que ver con la capacidad intelectual ya que no
se identifica tanto con la capacidad de abstraer, sintetizar y pensar como con la de llevar a la
práctica lo que pensamos.
El motor de la creatividad se encuentra en la capacidad de ver con ojos distintos el mismo mundo
de siempre, en la búsqueda de lo extraordinario y sublime dentro de lo cotidiano, en la capacidad
de asombro ante los viejos elementos que siempre han pasado ante nuestros ojos.
Henry Boot seguramente mantuvo, quizás de su infancia, esta capacidad de asombrarse ante lo
establecido y construir a partir de ello: observó en 1901 al viento soplar y esparcir el polvo, como
por millones de años lo ha venido haciendo; se le ocurrió invertir el proceso para recoger el polvo y
así creó la aspiradora.
El ejercicio de la creatividad ha convertido en realidad lo que alguna vez fue quimera o utopía, ha
traído al mundo concreto los sueños y maquinaciones de nuestros antepasados y brinda, sobre
todo, la oportunidad de inventar un mundo digno de nuestros proyectos e ilusiones, un mundo a la
altura de nuestra imaginación.
El proceso creador
Lo que acontece dentro de la persona para que un producto creativo (idea, solución, sinfonía,
sistema administrativo, etcétera) se haga realidad, es un proceso que aunque muchos han vivido,
difícilmente lo conocen a nivel consciente; llevarlo a la conciencia puede ser una buena manera
pero también dominarlo y propiciarlo.
Quienes más han hablado sobre el proceso de la creatividad han sido precisamente personas
extraordinariamente creativas que, fascinadas por sus experiencias, han querido comunicarlas a los
demás. También los psicólogos que estudian estas experiencias en forma sistemática, han
coincidido en forma sorprendente al describir este proceso; identifican, por ejemplo, varias fases,
irreductibles.
1. La primera fase del proceso está constituida por un período de preparación en el cual se
adquiere la experiencia, las habilidades y técnicas necesarias para plantearse el problema. Toda
la experiencia vital acumulada, la historia personal, en cierto sentido conforma esta importante
fase.
Para algunos autores, la primera fase del proceso creativo no se inicia sino hasta la adquisición de
las habilidades y técnicas específicas que la realización del producto final requiere: el proceso
creativo se inicia, estrictamente hablando, con el planteamiento de un problema.
La calidad del proceso en esta fase depende en mucho de la profundidad con la que se realiza la
fase anterior. No es posible “incubar” con suficiente eficiencia si no se han adquirido antes los
elementos necesarios para resolver el problema; información que lleve a un adecuado
“procesamiento de datos”.
Sólo en este momento se puede evaluar la perfección, realización y verdad del resultado, que
dependerá de la medida en que coincida con la idea que la persona se había formado sobre él.
A menudo el proceso puede repetirse en alguna de sus fases, como quien retrocede un escalón para
recuperar el ímpetu, y suele suceder que el proceso se quede en el camino.
Cuando se habló de las características que distinguen a las personas creativas, resultó sorprendente
que se trate de algo que todos pueden desarrollar, y con esto se rompe un mito en torno a la
creatividad.
Será necesario que la persona sencillamente (nada más pero tampoco nada menos) aplique
eficientemente su capacidad intelectual en lo práctico; que se abra a la experiencia externa y a la
enorme riqueza que su vida interior ofrece; agudizar su penetración perceptiva; aceptar y construir
sobre ideas distintas, locas, descabelladas; ser flexibles, abiertos al cambio y, quizás lo más
importante, capaces de desprender las inercias que se le han inyectado para repetir en todo los
patrones de siempre.
La historia nos enseña que los productos de la creatividad generan el cambio del mundo, lo hacen
humano o inhumano, los nuevos sueños, creaciones e ideas han trascendido y marcado los siglos.
Los seres humanos con ideales tienen dominio sobre la realidad ya que la transforman, le dan
sentido y movimiento. Si las personas creen en la historia, en sí mismos como sus autores, no
pueden renunciar a la responsabilidad de transformar.
El sentido personal de la creatividad, que no es el del individuo aislado, parece tomar la forma de un
imperativo existencial; en el ámbito del hacer, para quienes tienen la vocación de crear ideas o
cosas bellas y/o útiles, pero sobre todo y para todos en el ámbito del ser, ya que todos los seres
humanos participan de la vocación irrenunciable e intransferible de crear su propia vida, de hacer
de ella un proyecto original y personal: obra maestra insinuada en la Naturaleza y que se manifiesta
en sus potencialidades, valores, derechos y necesidades.
Actividad colectiva
Creatividad
1. Reúnete con tres compañeros y resuelvan los casos que se presentan a continuación.
a) El perro y el coche.
Cuando llegué en la camioneta a entregar un pedido a una casa particular, me asusté al ver un
perro enorme con cara de pocos amigos. Por fortuna estaba encadenado a un árbol y cuando
advirtió mi presencia ya estaba yo fuera de su alcance. Pero no hallé a nadie en la casa, y al querer
subir al vehículo el perro me amenazaba desde junto a la camioneta. La cadena era larga y le
permitía llegar hasta ambas puertas del vehículo. No había por allí un palo o cosa parecida, ni tenía
yo ánimos de enfrentar al animalote. ¿Cómo entré a la camioneta sin que el animal pudiera
tocarme?
b) El prisionero.
Juan, prisionero, no veía posibilidades de escapar. Su celda no tenía ni una ventana. La puerta, de
acero, tenía cerraduras a prueba de todo. Las paredes, de concreto, descansaban sobre cimientos a
5 metros de profundidad. En el techo había sólo un tragaluz de 30 por 30 cm. El piso era de tierra.
Un día, desesperado, empezó a cavar furiosamente la tierra, a sabiendas de que jamás podría hacer
un túnel. Pero tenía la certeza de que iba a escapar. ¿Cómo lo logró?
Dinámica de reflexión
Hace pocos días estaba un novio apuradísimo. Todo estaba preparado, pero el novio dejó su saco de
ceremonia en el coche, lo cerró cuidadosamente y luego descubrió que también estaban dentro las
llaves. Corría el tiempo para que empezara la marcha nupcial y el novio seguía en mangas de
camisa. Otro amigo de grandes recursos metió un alambrito por una rendija y, en un santiamén,
abrió la puerta y el novio, debidamente ataviado, llegó a tiempo.
No se debe pensar, sin embargo, que el alambrito es la solución perfecta solamente en casos de
emergencia. Es recurso de muchos y de siempre. En una estación de ferrocarril o en la terminal de
autobuses foráneos, es innumerable la cantidad de alambritos que mantienen la unidad de las
maletas porque la cerradura no funciona, o sirven de agarraderas porque las asas se rompieron.
Conozco personas que suplen un tornillo perdido de sus anteojos con un alambrito. Por la calle he
visto coches que llevan tapada la entrada del tanque de la gasolina con un trozo de plástico que
sujetan con un alambrito y personas que se pican los dientes con el consabido alambrito.
En el hogar el alambrito tiene mil usos y resulta igualmente indispensable. Si el tostador de pan o el
timbre de la puerta o el televisor no funcionan correctamente, no se preocupe. No bus que un
destornillador o unas pinzas o una navaja. Encuentre un alambrito y el arreglo es seguro. ¿Se pica la
tubería? Se arregla con un pedazo de hule viejo y ¡dos alambritos!
El recurso del alambrito hace destacar el ingenio del mexicano, que pare ce ser connatural a
nuestros paisanos, así que no resulta del todo mal. En algo debíamos destacar cuando nuestras
condiciones de vida no permiten tener a la mano todas las herramientas necesarias para una
compostura rápida y económica.
Pero el alambrito tiene el inconveniente, por una parte, que lleva a la improvisación, en lugar de
despertar un afán por pensar mejor las cosas y sacarlas adelante como se debe hacer. Por otra
parte, el recurso del alambrito demuestra una flojedad en la voluntad que toma el camino del
menor esfuerzo, lo que le cuesta menos. El alambrito puede ser un indicio de una falta de
superación, especialmente en quien hace costumbre de aprovechar lo en todas las situaciones en
que debiera utilizar la cabeza para llegar a mejores resultados.”
2. Reúnete con cuatro compañeros y discutan acerca de la conveniencia de hacer uso de los
alambritos. Tomen en cuenta los siguientes aspectos.
a) Me puse a andar lentamente en torno al árbol. El perro, al seguirme, se fue enredando. Así pude
correr al coche.
b) Con la tierra excavada, el prisionero hizo un montón tan alto que le permitió alcanzar el tragaluz.
La necesidad de que existan personas capaces de tomar decisiones se ha hecho tan aguda en el
mundo de los negocios y en la industria, que con frecuencia se considera que tal capacidad
concierne sólo al mundo del trabajo. Sin embargo, la vida de las personas está llena de decisiones
que deben tomarse cada día y en cada momento.
El solo hecho de que tanto la industria como el comercio hayan sentido la presión de la escasez de
personas capaces de tomar decisiones, arroja una gran luz sobre este proceso. Se han efectuado
estudios exhaustivos para determinar cómo funciona la toma de decisiones, por qué no hay
personas que decidan y qué se puede hacer para desarrollar esos talentos.
Aun cuando la aplicación de la información obtenida es muy diferente en el mundo de los negocios,
los principios en que se basa son esencialmente los mismos que se requieren para la vida diaria, a
cuyos diversos aspectos pueden aplicarse.
Los estudios científicos referentes al arte de la toma de decisiones no han mostrado nada nuevo ni
extraordinario, pero han sido muy valiosos en cuanto confirman lo que ya se sabía acerca del
proceso. A continuación se examinan algunas de las conclusiones generales a las que ha llevado un
análisis de la toma de decisiones:
1. La mayoría de las decisiones que toman los individuos no tienen mayor importancia.
Requieren un mínimo de atención consciente porque se relacionan íntimamente con experiencias
pasadas y por tanto, son decisiones que se toman poniendo en juego hábitos y actitudes
inconscientes.
2. Toda decisión supone una elección entre dos alternativas. Si no hay alternativa, no habrá
elección posible. Sin embargo, las decisiones del ser humano son tan sencillas como el mero elegir
entre el bien y el mal. Cuando la pregunta se plantea en términos de ¿Cuál es la mejor manera de
actuar?, la persona se enfrenta a una decisión entre dos o más alternativas.
En la industria y los negocios, las decisiones se basan en políticas y procedimientos claramente
definidos. En el mundo personal, también deben existir metas claramente definidas. Una persona
que sabe dónde está situada y hacia dónde se dirige, está en mejores condiciones para tomar una
decisión, porque es el autor de su plan personal de vida y no tiene que adivinar o interpretar
exactamente cuál es la pauta a seguir.
3. Las decisiones sensatas están más relacionadas con el sentido común que con el
intelecto. La persona que ha obtenido alguna ventaja de experiencias pasadas, con seguridad ha
desarrollado lo que frecuentemente se llama sentido común, “sabe cómo proceder”. La persona con
una inteligencia excepcional vive acontecimientos y posee datos que puede no saber cómo aplicar.
Las investigaciones han demostrado que las decisiones intuitivas, apoyados en experiencias
previas, son generalmente muy superiores a las que se toman utilizando alguna técnica analítica,
por perfecta que ésta sea. Naturalmente las mejores decisiones las toman quienes poseen a la vez
inteligencia y sentido común.
4. La confianza y la dedicación son esenciales para tomar buenas decisiones. Una decisión
razonablemente buena, cuando se aplica con confianza y dedicación, tiene muchas posibilidades de
imponerse. Muchas decisiones mediocres han tenido éxito gracias a que la actitud de quien las
tomó ha sido de “No acepto que se me contradiga”.
5. Las personas que toman las mejores decisiones son aquellas que tienen una
estructura interna muy estable. Obviamente una persona que conoce perfectamente sus
valores internos tendrá un mejor criterio para sopesar las alternativas. Sus decisiones son mejores
porque sus opciones fueron determinadas de antemano. Cuando una persona ha determinado
claramente su jerarquía de valores y vive de acuerdo con ella, lo único que tiene que hacer es
comparar las alternativas con sus valores y decidir cuál es la mejor elección.
Las decisiones erróneas, tarde o temprano, redundan en fracasos para las personas; y ni la
habilidad en relaciones humanas, ni el encanto personal o el esfuerzo intelectual pueden compensar
tal deficiencia. Cuando una persona se ha preparado para tomar decisiones —si se conoce, sabe en
dónde está situado y hacia donde quiere ir— sus decisiones serán buenas. Pero mejorarán cuando
se haya preparado para tomarlas y además, entienda algo del proceso respectivo.
A menos que la persona haya analizado en forma deliberada su estilo de toma de decisiones, es
difícil que pueda decir gran cosa del proceso que sigue. Cada ser humano tiene hábitos que ha
desarrollado a través de los años y que influyen para determinar sus reacciones ante las situaciones
que requieren una decisión. Para mejorar la capacidad de toma de decisiones es necesario saber
cuáles son los hábitos y las características de la personalidad que fijan los límites dentro de los
cuales se opera normalmente.
Los estilos de toma de decisiones están relacionados con características muy arraigadas de la
personalidad, por ello es lógico que quien es habitualmente perfeccionista y obsesivo sea muy
prudente cuando se trata de tomar decisiones, pida demasiados datos y pierda mucho tiempo en
análisis detallados y tediosos.
Por otra parte y dado que no se tiene siempre a mano una información detallada, quizá la persona
deba confiar en su intuición o en una corazonada, para llegar a una decisión, ya sea correcta o
errónea. En ambos casos la posibilidad de tomar una decisión buena y productiva es mucho mayor
si se entiende la anatomía de la toma de decisiones.
Cualquier decisión personal puede desmenuzarse y ser analizada; para ello se deben tomar en
consideración los siguientes aspectos:
1. Únicamente aceptar las decisiones que le pertenecen por derecho. Nadie posee toda la
sabiduría del mundo ni puede ser todo para todos. No importa cual sea la posición o influencia de
una persona, hay muchas decisiones que no le corresponde tomar. Dicho sin rodeos, meterse sólo
en lo que le compete es un factor principal en el proceso de toma de decisiones. Saber qué
decisiones tomar y cuáles no, es señal de madurez personal.
Esto no significa que una persona no deba pedir ayuda o apoyar a los demás. Sin embargo, es más
fácil encontrar consejo y guía que un genuino interés y es necesario recordar que no se ayuda a una
persona haciendo en su lugar lo que ella puede y debe hacer. A menos que se establezca una clara
línea divisoria entre las decisiones a tomar y aquellas que hay que dejar, la persona que acepta
tomar decisiones por otros se verá tan involucrado en las decisiones de los demás, que su propia
capacidad en este terreno se verá de hecho reducida.
2. No permitir que lo presionen. Es casi seguro que cuando menos las tres cuartas partes de las
decisiones personales que se toman en el curso de un día normal, son bastante sencillas. Pueden
responderse con un sencillo sí o no. Sin embargo, si una persona desarrolla el hábito de contestar
con respuestas rápidas, sin reflexionar en la información que posee respecto al tema, habrá
establecido un precedente muy peligroso. Si bien las decisiones rápidas generalmente son buenas
(indican una comprensión del problema y la necesaria confianza en sí mismo para actuar con
firmeza), también existen excepciones a la regla. Una decisión de mayor importancia obviamente
requiere pensamiento y examen deliberados.
Un factor muy importante que es necesario tomar en cuenta cuando se requiere tomar decisiones
trascendentales es, “Exactamente, ¿que tan importante es la decisión?” Naturalmente que una
persona con una jerarquía de valores claramente definida y un programa estricto de metas por
alcanzar, estará en mejores condiciones de responder a la pregunta. Tendrá una idea más clara de
la importancia relativa de cada decisión y empleará el tiempo necesario para obtener los datos
cuando así lo amerite la decisión que deba tomar.
3. Examinar sólo una decisión a la vez. Haciendo a un lado la agilidad mental que una persona
posea, es muy difícil tomar decisiones simultáneas. El inconsciente de una persona puede examinar
un pensamiento mientras que conscientemente trata de concentrarse en otro, pero si continúa
tratando de resolver dos problemas en forma simultánea, de seguro será en detrimento de ambas
decisiones. Lo mejor es tomar una decisión a la vez y deliberar todo lo que sea necesario antes de
llegar a alguna conclusión.
4. Decidir según la evidencia, no según la inspiración. La persona debe sopesar los pros y los
contras de cada problema y decidir en consecuencia. Es un error depender únicamente de la
intuición a pesar de las veces que en el último momento se haya encontrado la inspiración
necesaria para tomar una buena decisión. Esto no quiere decir que la intuición no sea válida.
Muchas veces la decisión correcta se basa en una jerarquía intuitiva de valores. Pero, es frecuente
que la intuición en la que se puede confiar está arraigada en una experiencia análoga. Si el
problema supone dos líneas de acción (una agradable y la otra no) no se debe escoger la primera si
choca con la realidad y con el sentido común.
7. Concretar la decisión en la acción. Una vez que la persona ha tomado una decisión positiva,
no debe diferir su puesta en práctica. Esta fue la razón primera de su decisión. La rapidez con que
una persona hace concordar su acción con su decisión es una buena medida para juzgar su
liderazgo personal. Sin importar si su decisión es positiva o negativa, la persona debe hacer algo al
respecto inmediatamente.
8. Cuando la decisión está mal, se debe revocar. Se necesita mucho valor personal para
admitir que la decisión que se ha tomado es un error, especialmente cuando la conclusión ha
recibido mucha publicidad. Pero estas son las decisiones que distinguen a los seres humanos
adultos de los niños. Cuando la persona no ha decidido sensatamente, es importante que sea lo
suficientemente madura para admitirlo y revocar la decisión.
Como una precaución general que concierne a todas las decisiones personales, la persona que toma
la decisión debe tener cuidado de no prestar tanta atención a un solo aspecto de un problema que
le haga perder de vista la importancia del conjunto, para ello, debe buscar el consejo de alguien
bien informado y conocedor, y no tomar decisiones sino hasta que haya consultado y reflexionado,
con el fin de tomar una decisión adecuada y pertinente.
1. Estar consciente. Antes de que una persona pueda resolver un problema debe estar consciente
de que éste existe. Puede parecer ridículo, pero son muchas las personas que cuando se les
presenta un problema comentan: “Yo no puedo hacer nada al respecto”, o expresiones similares;
hay muchas personas que prefieren ignorar los problemas. Parece que piensan que no enfrentarlos
hará que desaparezcan. Estar consciente de que un problema existe es el primer paso lógico para
encontrarle una solución.
El pensamiento objetivo sin embargo puede ayudar a definir el problema más rápidamente. ¿Cuál es
el problema real? ¿Es falta de autodisciplina? ¿La familia está gastando mucho? ¿Se gasta en cosas
superfluas? o simplemente, ¿sus ingresos son inferiores a sus necesidades? Una persona debe hacer
a un lado los sentimientos subjetivos de orgullo o de culpa; si no puede descubrir cuál es el
problema concretamente, tampoco podrá resolverlo.
3. Sentido del tiempo. Una persona debería evaluar la importancia relativa de un problema y fijar
un plazo para encontrarle solución. El valor de fijar fechas límite es muy importante. Un problema
rara vez se resolverá de un modo ideal, ni se tendrá a la mano toda la información posible. Habrá
veces en que un individuo necesitará decidir con base en la información que tiene disponible y
comprendiendo que no posee “todos” los hechos. Debe ejercitar su juicio y correr el riesgo de estar
equivocado, porque la importancia del problema no justifica tomar demasiado tiempo en tratar de
resolverlo.
4. Visión. Una persona debe ser capaz de considerar las metas que desea alcanzar al resolver el
problema que se le presenta. Si tuviera el poder o la autoridad de elegir cualquier solución que
deseara, ¿en qué consistiría tal solución? ¿Qué desea lograr? ¿Qué resultados finales desea
alcanzar? Cuando pueda contestar estas preguntas, sabrá qué normas deberá satisfacer su solución
y las establecerá para elegir una solución adecuada. Este proceso debe ser previo al examen de
cualquier alternativa.
5. Mente inquisitiva. Para resolver problemas con éxito y congruencia, se requiere un cierto grado
de conocimiento. Generalmente, el tiempo y el costo controlan la cantidad de datos que pueden
obtenerse, pero saber cómo reunir esa información, cuáles son los datos que hay que buscar, es
una habilidad que, en la mayoría de las personas, demuestra una mejoría notable. El simple método
de hacer preguntas es tan obvio que muchas veces se pasa por alto. Es como sacar punta a un
lápiz; al plantear cada una de ellas, se afina el problema. Sólo una mente inquisitiva resuelve
problemas. Por ello, ante un problema se debe preguntar ¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?,
¿cómo? y ¿por qué?
7. Mente abierta. Una de las reglas más sabias, al considerar cualquier problema, es “no
apresurarse a llegar a la conclusión obvia”. La principal razón para este consejo es que “lo
evidente” puede no serlo tanto cuando se toman en cuenta hechos adicionales. La persona debe
esforzarse por ser objetiva, admitir que el prejuicio, la parcialidad o la conclusión obtenida de una
experiencia previa pueden distorsionar un hecho. En caso necesario, se debe enunciar el problema
y analizarlo de nuevo. Por supuesto no se debe suponer que las respuestas aparecerán siempre en
un nítido blanco y negro. La mejor respuesta quizá se encuentre en tonos grises.
En primer lugar, la razón básica para que el problema exista pueda hallarse en una suposición falsa
o ilógica. Puede que la persona ponga a algunos datos el membrete de buenos o malos, basándose
únicamente en el ambiente de sus primeros años, o en la influencia de sus padres. No es necesario
tomar una actitud cínica acerca de las suposiciones propias o ajenas pero, sí puede tratar de
adquirir un sano escepticismo.
8. Ingenio. Las ideas desarrolladas por la creatividad de una persona pueden, en este punto,
reducirse a hipótesis. Se desarrollan afirmaciones hipotéticas de las causas y de la posible solución
de los problemas y se predicen los resultados de cada alternativa.
Esencialmente, toda solución de problemas consiste en una especulación acerca del futuro. Por
tanto, una de las preguntas más útiles será: “¿Qué sucedería si...?” Cuando la persona desmenuza
este problema mayor en sus diversos componentes, también pondrá en movimiento el poder de su
mente para explorar las diversas soluciones. El empleo del “¿Por qué?” y sus alternativas “¿por qué
no?” le proporciona los dos instrumentos más poderosos que jamás se hayan inventado para
resolver problemas.
9. Seleccionar alternativas. La solución ideal para cualquier problema también incluye una
alternativa. Esto es cierto, aunque “no hacer nada” se vea como la única alternativa para una
acción decisiva. De hecho, mientras más posibilidades de elección haya, probablemente la solución
a un problema será mejor. En consecuencia, cuando se examina un problema no se debe limitar a
preguntar: “¿Existe otra alternativa?” más bien la pregunta sería “¿Qué otras alternativas existen?”
La diferencia entre una persona que resuelve problemas de una manera común y corriente y
aquella que sobresale en este terreno, aparece aquí como evidente. En este último caso, la persona
no se conforma con dos o tres soluciones alternas, aunque sean buenas. Tener varias respuestas
acertadas no significa que la mejor ya haya aparecido. Armado con estos conocimientos, una regla
excelente para el caso que nos ocupa es anotar todas las posibilidades antes de tomar una decisión.
10. Análisis crítico. Sólo cuando se han realizado todos los pasos anteriores, quien resuelve un
problema podrá hacer un análisis crítico de sus soluciones hipotéticas. En este punto, muchas de las
hipótesis creativas y teóricas caen bajo la guillotina de los criterios para toma de decisiones que se
mencionaron en el punto 4. La objetividad cede ante una actitud defensiva y prejuicios de todas
clases, a menos que dichos criterios se apliquen estrictamente. Lo mejor sería aplicarlos por
separado y debidamente ponderados para cada solución.
Siempre que una persona se enfrente a un problema serio, es conveniente consultar otra opinión.
Discutir un problema presenta dos aspectos positivos: cuando se vuelve a exponer la cuestión
detalladamente, se puede apreciar algún aspecto que antes se pasó por alto; y un interlocutor
atento puede proporcionar un mecanismo de retroalimentación muy iluminador. Con este método,
la persona que enfrenta un problema tiene mucho que ganar y muy poco que perder en una
discusión inteligente.
11. Toma de decisiones. Ahora se puede poner el énfasis en la mejor solución posible, en lugar de
subrayar lo meramente factible, ya que es presumible que se hayan presentado varias de las
mejores posibles soluciones.
12. Realización. Se han tomado muchas decisiones correctas, que por una u otra razón, nunca se
han llevado a cabo, o bien han dado por resultado una acción fallida, porque no se han realizado
adecuadamente. El proceso que se describió se refiere a la solución de problemas, no solamente a
la toma de decisiones. Con demasiada frecuencia, un individuo se contenta con plantear su decisión
“correcta” pero no continúa el proceso para realmente resolver sus problemas.
13. Controlar los resultados. Una vez que se ha realizado la acción, es necesario comprobar si la
decisión contribuye realmente a solucionar el problema con el fin de identificar los errores e
introducir las modificaciones necesarias.
Hay una manera de que todas estas capacidades humanas se resuman en un requisito que incluye
todo lo que se necesita para resolver problemas. La capacidad del hombre a este respecto depende
ante todo de su actitud hacia ellos. Si desarrolla una actitud que busque la manera de hacer las
cosas, en lugar de razones por las que no se pueden hacer, se convertirá en capaz de resolver
problemas. Si es consciente de sus fuerzas en lugar de ampararse en su debilidad, comprenderá
que ninguna persona puede imponer limitaciones que otra, dotada de confianza en sí misma y de
automotivación, no pueda vencer. Los problemas de la vida se convierten en retos; su existencia
nunca es toda la motivación que un ser humano necesita para tener éxito en la solución de
problemas. Como muchas de las características de las personas con éxito, resolver problemas es
principalmente cuestión de actitud.
El tipo de problemas con los que se enfrenta una persona condiciona el tipo de decisión que debe
afrontar. A continuación se expone un esquema donde se establecen tipos de problemas y
decisiones.
En una empresa o negocio, las personas que ocupan puestos de nivel bajo suelen ocuparse de
problemas bien estructurados y se apoyan en decisiones programadas a través de reglas y
procedimientos, sin embargo, según se asciende en la jerarquía organizativa, los jefes pasan a
enfrentarse a problemas sin estructurar y a tomar decisiones no programadas.
Factores personales
La experiencia. La habilidad para decidir aumenta con la experiencia, ya que se aprende de los
errores y aciertos previos. Cuando una persona experimentada se enfrenta a un problema,
recurre a soluciones que han funcionado previamente. La experiencia reduce el potencial de
errores futuros.
Pero también, ante problemas nuevos, basarse en la experiencia puede dar lugar a decisiones
pobres.
Las personas que tienen “buen juicio” poseen la habilidad de percibir información relevante,
analizarla y evaluar su importancia.
La creatividad. La creatividad hace referencia a la habilidad del que decide para combinar o
asociar ideas de manera única para lograr un resultado nuevo y útil.
Factores sociales
El ambiente. El medio en que se desenvuelven las personas establece una serie de limitaciones
sobre la resolución de problemas y la toma de decisiones de sus miembros, esto permite hacer
su conducta más previsible y ajustada a unas normas.
La posición y el papel que se juega en la sociedad. La posición dentro de la organización
de la sociedad conlleva un nivel de autoridad determinado, lo que implica que decisiones
imposibles de tomar por unos, sean para otros la razón de su ubicación. Por ejemplo, en una
familia, la decisión de la forma en que se distribuye el presupuesto familiar la toma el padre o la
madre, y en ningún momento esta decisión se deja al hijo más pequeño.
Las presiones del tiempo. La presión del tiempo es un factor que en muchas ocasiones
determina la calidad de las decisiones. La urgencia puede llevar a resolver problemas
inmediatos en lugar de hacer planteamientos a medio y largo plazo. En ocasiones, la presión del
tiempo obliga a hacer lo urgente y no lo importante.
Las decisiones individuales y las grupales tienen sus respectivos puntos fuertes. A continuación se
detallan las ventajas e inconvenientes de las decisiones grupales.
Ventajas Desventajas
Proporcionan más información en cantidad, Requieren más tiempo
calidad y diversidad. Diluyen la responsabilidad individual
Incrementan la motivación y el compromiso
con la decisión de los implicados. Se tiende al conformismo: se elimina, por
tanto, cualquier opinión personal que
Son más democráticas. pudiera ser valiosa.
Actividad personal
a) Trabajas en una librería que desea modernizarse y quiere aplicar las nuevas tecnologías para
facilitar el servicio a los clientes. Partiendo de este objetivo global, desarrolla los objetivos
parciales y los objetivos más detallados para conseguirlo.
b) En una empresa de mensajería urbana, se vienen registrando durante los dos últimos meses una
cantidad anormal de averías en los vehículos. Si lo habitual eran dos averías al mes, los dos últimos
meses han tenido 17 en total. Elabora una lista de preguntas a realizar para intentar descubrir las
posibles causas que han originado esta situación.
¿Cuál de los siguientes enunciados no corresponde a uno de los pasos de la etapa de análisis de
problemas?
b) La alternativa que permite alcanzar los mejores resultados en función de los objetivos, el sistema
de valores adoptado y de los medios con que se cuenta.
¿Cuál de las siguientes afirmaciones supone una ventaja de las decisiones grupales frente a las
individuales?
Dinámica de reflexión
d) ¿A quién, si es que lo hiciste, acudiste para discutir el problema, buscar consejo u obtener ayuda?
f) ¿Cómo actuaste, finalmente? ¿Cuál fue el resultado? ¿Te favoreció? ¿Y a los de más?
b) Selecciona uno de los problemas mencionados sobre el que te gustaría trabajar. Explica con
cierto detalle la naturaleza del problema.
e) ¿Cuáles son algunas de las posibles soluciones del problema? (Enumera todas las que puedas
imaginar).
d) Para cada una de las soluciones mencionadas elabora un cuadro, como el siguiente, y enumera
sus posibles consecuencias, tanto positivas como negativas.
f) ¿Cuáles serían algunos de los obstáculos que puedes encontrar al poner en práctica dicha
solución? ¿Qué pasos sería preciso dar para eliminar o solucionar estos obstáculos? Enuméralos en
el siguiente cuadro.
Resumen
El carácter se forma
mediante la educación.
Creatividad y desarrollo de La creatividad es la
habilidades de pensamiento capacidad de aportar, a
partir de elementos
preestablecidos, algo hasta
entonces inexistente.
Lecturas recomendadas
Objetivo particular
Relacionar los elementos de la comunicación humana con aquellas conductas que permitan asumir
la resolución de conflictos, el cambio, la toma de decisiones y la lectura crítica de los medios de
comunicación social desde la perspectiva de la asertividad.
Objetivos específicos
Disputaban al salir de la comedia por cierto pisotón dos ciudadanos, y se ponen los dos de vuelta y
media y por último vienen a las manos.
Antonio de Trueba
¿Por qué habrá respondido así el espectador? ¿Qué es lo que habrá querido enseñar ésta fábula?
El ser humano, en cuanto tal, no puede existir sin comunicarse; no alcanza su plenitud como
humano en el silencio o condenado al silencio, sino en la comunicación constante, por la palabra, la
acción, la reflexión, el trabajo. La comunicación es el medio por el cual los seres humanes ganamos
terreno a la irracionalidad, la soledad, la angustia, la incomunicación, al anonimato y la
dependencia.
La palabra comunicación proviene del latín comunicare: compartir, hacer partícipe de algo. Hacer
que sea de todos, dar parte de una cosa.
En español es de esas palabras que tienen un significado muy amplio, puede significar transmitir;
contagiar; transferir; difundir, unir; establecer un paso entre dos lugares. En general, se ha
convertido en un término usado con mucha frecuencia, aunque no siempre con la precisión debida,
lo cual nos lleva a cometer equívocos al utilizarla.
La forma más directa y efectiva de lograrlo es a través del diálogo, ya que éste, por su carácter
íntimo, llega directamente al destinatario, disminuye las interferencias y permite la
retroalimentación inmediata, lo cual aporta calidad y sentido humano al contacto.
El «cómo» de la comunicación
Contenido
Se puede decir que las relaciones interpersonales se realizan en diversos niveles. En un primer
nivel, al que llamaremos comunicación secundaria, se realizan las comunicaciones más frecuentes,
que no implican compromiso. Están en el nivel de la apariencia. Parten del exterior de nosotros,
pero sin expresarnos íntimamente.
Esta forma de relación se da cuando nos comunicamos a nivel de roles y funciones, o sólo en el
nivel exterior de la personalidad.
A nivel de roles y funciones. Es la comunicación a nivel de papel social. Uno en la sociedad
representa varios papeles, entre los que destaca el de profesional. La relación se realiza de
imagen a imagen, sin encontrarnos tal como somos en realidad.
Al nivel exterior de la personalidad. En este nivel establecemos comunicaciones sobre
nuestro entorno exterior. Aquí desarrollamos nuestras conversaciones sobre el tiempo, la
política, las teorías; hacemos referencia a terceras personas, pero no hablamos de lo que
pensamos nosotros sino de lo que dicen otros, o de lo que sucede alrededor de nosotros.
En general, las relaciones secundarias son despersonalizadoras. Emisor y receptor parten de lo que
suponen será la reacción del otro. De ahí la incapacidad de escuchar, entender y dialogar, porque el
encuentro con el otro es prejuiciado.
Pero también puede darse una relación que llamaremos relación primaria, pues ésta se hace a
nivel personal, parte de nuestra intimidad.
Actividad colectiva
La actividad que sugerimos a continuación permitirá observar cómo se comportan los elementos
que intervienen en la comunicación.
Primer paso
Se inicia pidiendo a ocho voluntarios que colaboren directamente en el ejercicio. A cada uno de ellos
se les da un número en orden progresivo (1, 2, 3,...) y se les pide que salgan del salón y esperen
afuera, pues se les llamará uno por uno.
Los que se quedan en el salón procurarán guardar silencio y dedicarse a observar todo lo que
suceda mientras se realiza el ejercicio.
Segundo paso
El grupo elegirá a una persona para coordinar esta actividad, quien deberá comunicar oralmente
una noticia o algún acontecimiento al voluntario 1. Este deberá poner mucha atención a lo que se le
dice, porque...
Tercer paso
El maestro entonces escribe la noticia original en una cartulina y todos verificarán el original y lo
que quedó finalmente.
El mensaje. Formulación, claridad de ideas, precisión, unidad, tamaño, «ruidos» que interfirieron
en el mensaje.
Receptor. Actitud de escucha, interés, elementos que favorecieron o dificultaron la captación y
memorización del mensaje para cada uno de los receptores (los voluntarios); ¿pidieron
aclaraciones?, ¿se aseguraron de confirmar si el mensaje era idéntico?
Emisor (o emisores). Claridad y seguridad al transmitir, su aproximación o lejanía (física,
psicológica) al receptor, ¿se supo o se supieron expresar?, ¿tenían seguridad?, ¿confirmaron si
sus receptores entendieron el mensaje?
Medio. ¿Sólo se usaron palabras?, ¿se ayudaron de otros recursos no verbales’?, ¿como cuáles?,
¿esos recursos, dañaron o ayudaron a la transmisión y a la captación del mensaje?
En este momento de evaluación se busca descubrir realmente qué pasó, cuándo pasó, cómo pasó.
Segundo momento. Los grupos tratarán de profundizar en lo que se descubrió, intentando sacar
conclusiones prácticas relacionadas con el proceso de la comunicación. Para trabajar en este
momento se pueden contestar a conciencia las siguientes preguntas (u otras parecidas): ¿Qué es
necesario para que la comunicación sea efectiva? ¿Cuáles serían las fallas o condicionantes que se
manifiestan en cada uno de los elementos de la comunicación que afectan la comunicación
humana?
Cada uno de los grupos presenta sus conclusiones. El maestro puede complementarlas. Los alumnos
registrarán en su cuaderno las conclusiones que exponga cada grupo.
Elaborar un cuadro comparativo en el que se muestren las condiciones necesarias para realizar
una comunicación eficaz y de calidad humana, frente a los errores u obstáculos que se dan en
cada uno de los elementos que intervienen en el proceso.
Preparar en equipo un reportaje, tipo cámara indiscreta, que presente de manera real algunos
de los errores u obstáculos que impiden realizar una comunicación de calidad.
A nivel del salón de clase o del colegio, ¿es posible encontrar también manifestaciones
concretas de errores u obstáculos que impiden establecer comunicaciones de calidad humana?
¿Por qué no señalamos cuáles se presentan y los expresamos en un periódico mural?
4.2. Lectura crítica de los medios
No podemos desarrollar esta unidad sin decir algo acerca de los medios de comunicación, de su
cualidad de mediadores en la comunicación humana y del aprendizaje que deja una lectura crítica
de los mismos.
Creemos que la formación de una actitud crítica frente a los mensajes que nos transmiten los
medios de comunicación de masas, es la base de cualquier conducta activa y selectiva frente a los
mensajes de dichos medios.
Ante todo es necesario recordar que todo proceso de comunicación implica: un emisor, un mensaje,
un canal y un destinatario o receptor. El proceso de comunicación se completa con la comunicación
de retorno (feed back.) o retroalimentación.
El emisor para construir su mensaje, primero percibe la realidad. La psicología ha constatado que
esta percepción es selectiva: una persona que lee el diario, ve primero y recuerda más aquellos
temas relacionados con sus gustos, intereses, profesión o actividad.
Un emisor, entonces, comunica lo que ha percibido selectivamente de una realidad que es diversa y
multiforme. Por otra parte, esta interpretación selectiva depende de las características de la
persona o del grupo emisor: sexo, edad, nivel socioeconómico, escala de valores, etcétera.
El emisor se expresa con palabras orales o escritas, imágenes, notas musicales. Al conjunto de
palabras orales o escritas le llamaremos código. Lo mismo ocurre con el conjunto de notas
musicales. El idioma español, por ejemplo, es un código.
Palabra e imagen son códigos que nos afectan de distinta manera: la imagen tiende a la polisemia,
es decir, a la pluralidad de significados; la palabra, en cambio, tiende a la precisión, es decir, a la
identificación nítida del significado. Hay narraciones audiovisuales que acentúan la polisemia de la
imagen y la pluralidad de significados; otras, a través de la palabra, tienden a significaciones
precisas (el documental, por ejemplo).
El significado es una creación activa del emisor, una proposición de sentido que presenta (o impone,
según sea el caso) a sus destinatarios. La construcción del significado, el poder expresivo del
emisor, puede dar origen a la ciencia o al arte, pero también a la manipulación y a la falsificación.
Si el emisor propone (o impone) un sentido al receptor, éste también realiza una actividad de
construir el significado. Es decir, decodifica activamente y da sentido a los signos que se le
presentan.
Si los signos son sólo icónicos, la polisemia de la imagen permite al destinatario mucha libertad para
construir el significado, que puede finalmente ser muy diferente al propuesto por el emisor. Las
palabras ayudarán a precisar el sentido deseado por el emisor y serán pistas para el proceso de
decodificación del destinatario.
Si la información que entregan los medios de comunicación no son la realidad en sí, sino que son
puntos de vista, percepciones e interpretaciones, significaciones acerca de la realidad polivalente,
entonces es necesario adquirir la habilidad para detectar el sentido que el emisor ha dado a su
mensaje, con el fin de ser un receptor activo y crítico, libre y racional.
De acuerdo con los resultados de una encuesta realizada por el periódico Reforma, se descubre
“una ciudad replegada en su casa pero para no leer” (Reforma, sección “Cultura”, 4C, 3 de febrero,
1997) Gabriel Zaid reflexiona sobre la encuesta diciendo:
Es impresionante que el 70% del os hogares tengan videocasetera, de los cuales el 32%
compra regularmente videos o películas, además de rentar (57%) dos películas por
semana, que en la mayor parte del os casos (63%) son vistas por toda la familia...
Haciendo números a partir del a encuesta, se puede estimar que el tiempo diario
dedicado a la televisión es de 2.2 horas (13% n ola ve, 87% l ave tres horas diarias, 5.8%
tres días por semana)... Esto daría unas dos horas y media diarias para l apantalla chica,
otro tanto para el audio (radio y audiocassettes) y media hora de lectura, como
promedio para todos los habitantes del a Ciudad de México de 15 años o más.
Por eso, nos centraremos en proponer algunos ejercicios para ver críticamente la televisión y leer
los medios impresos.
Actividad colectiva
Construir la historia
Para esta actividad, que se realiza en parejas, se debe contar con varios ejemplares de revistas, de
preferencia aquellas que contengan muchas imágenes. También se necesitan tijeras para cada
pareja, pegamento para papel y hojas para rotafolio (papel bond reciclado o revolución).
Primer paso: Después de formar las parejas, cada integrante, por separado, recortará seis
imágenes y las ordenará —sin pegarlas—, de manera tal que configuren una historia, sin palabras
escritas u orales. Cada uno escribirá el sentido que quiso dar a su historia, pero no lo revelará a su
pareja.
Segundo paso: En este paso se mostrarán mutuamente las historias que cada quien construyó.
Cada emisor pedirá a su receptor que le diga lo que interpreta de la secuencia de imágenes que le
exhiben, pero el emisor no revelará aún cuáles fueron sus intenciones.
Tercer paso: Una vez intercambiadas las interpretaciones, cada uno escribirá en una hoja lo que el
compañero percibió en el paso anterior. Así cada quien registrará tanto el sentido que quiso darle a
su historia, como el que su pareja captó.
Cuarto paso: Las mismas seis imágenes —sin quitar ni agregar nada— se ordenarán de manera
diferente para lograr una nueva historia. Se repiten el segundo y tercer pasos, siempre tratando de
que el emisor no revele sus intenciones al receptor.
Quinto paso: Ahora se intercambiarán los significados que cada uno quiso darle a la historia que
elaboró y se compararán con las interpretaciones correspondientes, que se fueron registrando en el
transcurso del ejercicio. Al terminar, cada uno anotará las cosas más importantes que descubrió a
través del ejercicio realizado.
Sexto paso: Plenario. Se discuten las conclusiones a las que llegó cada quien. Se espera que estas
conclusiones ayuden a ir encontrando los secretos para mirar críticamente la “pantalla chica”.
Actividad Colectiva
La teleserie o el estereotipo
Para esta actividad es necesario dividirse en equipos; antes, cada equipo observará una teleserie
distinta en casa de alguno de sus miembros.
Para ponerse de acuerdo en la teleserie que observará a cada equipo, qué día y a qué hora, bastará
con ver la programación de televisión en la sección de espectáculos de cualquier periódico. Por
ejemplo, se pueden elegir las siguientes series: Mejorando la casa, Beverly Hills 90210, Guardianes
de la Bahía, Dr. Quinn, La niñera, Los Simpson, etcétera.
Observarán la teleserie de acuerdo con la siguiente guía, la cual se debe adaptar según el caso:
Si está involucrada la familia, observar: ¿Cómo es la relación entre los esposos? ¿Cómo es la
relación entre los padres y los hijos? ¿Qué problemas familiares se presentan, cómo los
resuelven, qué consecuencias se siguen? ¿Qué relación se establece entre los hermanos?
¿Cómo presentan al hombre y a la mujer? ¿Cómo son físicamente los hombres y mujeres? ¿Qué
se muestra y qué se oculta del sexo y el erotismo? ¿Qué función cumple el sexo? ¿Qué valores
en torno al sexo se pueden identificar, y qué contradicciones podemos descubrir?
Analizar al héroe: ¿Cómo es física y psicológicamente? ¿Qué atributos y capacidades tiene? ¿Qué
debilidades, fallas y fracasos muestra? ¿Cuáles son los rasgos del estereotipo de este héroe?
- lo aséptico o la suciedad del lugar de atención médica (hospital, clínica, sección de emergencia,
etcétera),
Si todo gira en torno a unos amigos: ¿Cómo se da la amistad? ¿Cómo la entienden los
protagonistas? ¿Qué valores se presentan? ¿Qué contradicciones se pueden observar en el
comportamiento de los amigos? ¿En qué está basada la amistad? ¿Cómo se fortalece la amistad
o cómo se va perdiendo? ¿Existe algún trato diferenciado cuando la amistad es de un hombre
hacía una mujer, de una mujer hacia un hombre, de un hombre hacia otro hombre, o cuando es
de mujer a mujer? ¿Qué características se muestran en cada caso? Nuevamente comparen lo
propuesto en la teleserie con su realidad.
Si la acción se desenvuelve en el mundo del trabajo: ¿Cuáles son las profesiones y oficios más
habituales de hombres y mujeres? ¿Cuáles casi no aparecen? ¿Por qué?
Se sugiere entrevistar a algún adulto —madre, padre, hermanos, tíos— que desempeñe alguno(s)
de los oficios que muestra la v, y en el diálogo con éste identificar las diferencias y semejanzas con
lo que aparece caracterizado en la serie.
En general, luego de la observación, ¿qué aspectos de la realidad podríamos decir que la TV omite,
oculta, distorsiona y/o manipula al presentar un programa?
Actividad Colectiva
Lectura comparativa
La lectura comparativa consiste en leer dos versiones distintas de un mismo tema en dos diarios o
revistas, para observar que, en relación con un mismo hecho, se puede hablar y escribir de maneras
diferentes, y por lo mismo parcializadas de la realidad.
Se necesitan suficientes ejemplares de al menos dos periódicos o revistas para que cada equipo
pueda hacer la comparación.
Primer paso: Todo el grupo elige un tema que haya sido tratado de manera diversa por dos diarios o
revistas.
Segundo paso: Una persona leerá en voz alta, y para todo el grupo, las dos versiones. Si es
necesario puede repetir la lectura.
Tercer paso: Se divide el grupo en equipos, y cada equipo lee de nuevo la información y discute en
torno a las razones por las que se puede informar sobre la realidad de diversas maneras. Se anotan
las conclusiones que vayan surgiendo.
Cuarto paso: Plenario. Ante todo el grupo cada equipo leerá sus conclusiones, tomando en cuenta
los conceptos que se encuentran en la introducción de este tema. Se busca llegar, mediante
consenso, a algunos tips que ayuden a una lectura crítica del periódico.
La asertividad se puede definir como la habilidad para comunicar nuestras opiniones, sentimientos
o creencias de una manera positiva, directa, honesta y respetuosa. Si lo haces así te sentirás bien
contigo mismo, estarás motivado y sentirás que controlas las situaciones; esto ayuda a mantener el
equilibrio y la armonía en la vida.
Por medio de la asertividad podrás lograr que tu comunicación sea eficaz y de calidad humana, ya
que al sentirte satisfecho por hacer las cosas como se debe, podrás mantener relaciones humanas
enriquecedoras y aprender mucho de ellas.
Ante estas dos alternativas, escogemos la asertiva como promotora de la dignidad y el respeto, y
como posibilidad de lograr una comunicación que nos enriquezca tanto social como
individualmente.
Componentes de la asertividad
Respeto a sí mismo. Algunas veces nos comportamos como si fuéramos enemigos de nosotros
mismos, nos devaluamos, nos agredimos, nos culpamos y nos compadecemos, y eso nos lleva a
menospreciarnos y por tanto a no respetarnos. Nos juzgamos cruelmente y nos olvidamos de
nuestra dignidad humana, de lo que somos y del respeto que merecemos.
Normalmente quien no siente afecto hacia sí mismo difícilmente puede ofrecer afecto a los demás.
Así, se siente rechazado y sus relaciones resultan frustrantes, lo que genera una nueva situación de
inseguridad, de culpa y menosprecio.
Respeto a los demás. Significa tener bien claro que los otros también son seres humanos, esto es,
que participan de la misma dignidad que nosotros, y como tales son poseedores de nuestros
mismos derechos. Este respeto implica la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener
conciencia de su individualidad única. Por eso el respeto significa preocuparse porque la otra
persona crezca y se desarrolle tal como es. Así, respeto significa ausencia de explotación.
Tenemos límites,
Nadie es de nuestra propiedad,
Tenemos derecho a pensar y creer lo que cada quien quiera,
No somos jueces morales de nadie.
Debemos esforzarnos por buscar no sólo que nos comprendan, sino comprender a los demás.
Respetar es ayudar a crecer.
Ser directo. Esto implica que nuestra comunicación debe ser clara, que nuestro mensaje exprese
lo que queremos que diga. Por eso siempre hay que procurar aclarar nuestras ideas antes de
transmitirlas o comunicarlas, cuanto más analicemos la idea que vamos a comunicar, más clara
será.
También vale la pena preguntarnos qué queremos lograr realmente con el mensaje: ¿obtener
información?, ¿producir una acción?, ¿cambiar la actitud de alguien? Debemos adaptar el mensaje,
el tono de voz y la actitud de acuerdo con el objetivo que queremos conseguir.
Ser honesto. Esto es, ser congruente, «hacer lo que se piensa». Todos hablamos, pensamos y nos
expresamos bellamente, pero nuestros actos... ¿coinciden con nuestros pensamientos? Por eso
decían los antiguos: “procura actuar como piensas o terminarás pensando como actúas”.
Ser apropiado. Para lograr una comunicación satisfactoria hay que tomar en cuenta lo que
decimos, lo que escuchamos y el contexto en donde se desarrolla la comunicación; es decir,
debemos tomar en cuenta el momento, el lugar y el mensaje que estamos enviando.
Debemos educar nuestro sentido de la oportunidad y la prudencia, de lo contrario corremos el
riesgo de provocar consecuencias negativas como el rechazo, y aun la reacción contraria a la que
buscábamos. Ello implica necesariamente estar atentos y sensibles a lo que el otro siente o desea
para que se de una comunicación eficaz.
Pero esto implica ser sincero con uno mismo, admitir todo lo que uno experimenta en un momento
dado. Es decir, experimentar los propios sentimientos, ya sean positivos o negativos, como propios.
¡No ocultarse nada a uno mismo!
Solamente así podremos ser sinceros con los demás, darles a conocer nuestros sentimientos con
respecto a ellos. Esto no quiere decir que debamos abrumarlos contándoles todo lo que sentimos
hacia ellos, sino estar dispuestos a expresarles, si lo desean, lo que sentimos hacia ellos. Si se trata
de sentimientos negativos, su comunicación no pretende herir al otro sino tratar de profundizar en
la relación.
Saber decir. Existen muchas formas de decir las cosas. Por eso, antes de decir algo valdría mucho
la pena preguntarnos: “¿cómo me gusta que me digan las cosas? Cuando muestro mi enojo, mi
alegría, mi desprecio, mi sufrimiento, ¿cómo lo hago?”. Recuerda que la regla de oro es no hacerle
al otro lo que no quieras que te hagan a ti.
Saber escuchar. Saber escuchar es comprender lo que los otros quieren decirnos, es atender
realmente a lo que nos quieren transmitir, es el principio más importante para la comunicación.
Exige saberse despojar de los prejuicios y las etiquetas que le hemos colocado al otro.
El que sabe escuchar tiene ganado el cincuenta por ciento del proceso de comunicación.
Captar lo que otros nos dicen no se da de una forma sencilla o transparente; en la transmisión del
mensaje se filtran diferentes elementos (ruido), que sumados a nuestras propias barreras,
limitaciones y bloqueos, contaminan nuestra percepción. Tan es así que ya se comienza a hablar de
que existe una entropía de la comunicación; es decir, que cuando el mensaje que emite una
persona llega al receptor, éste lo recibe de manera incompleta pues sólo capta una parte y no todo
el mensaje. Esto provoca una pérdida de información que puede modificar sustancialmente el
mensaje inicial.
Por eso no confundamos oír con escuchar. Oír se refiere a la recepción de los sonidos que llegan a
nuestros oídos; escuchar, a la asimilación de su sentido. En una fiesta la gente oye los sonidos que
se manifiestan en la alegría de la misma, pero no escucha, pues no hay un interés particular por
saber lo que los otros quieren decir.
Escuchar implica ser capaz de ponerse en los zapatos del otro, y concentrarse en la persona que
habla. Significa dejar de lado nuestro modo habitual de percibir el mundo y tratar de ver el mundo a
través de los ojos de nuestro interlocutor. Por eso, la incapacidad de escuchar a los demás se basa
en nuestra incapacidad de renunciar a nuestro propio mapa, incapacidad que, muchas veces, es
generada por el miedo y la falta de seguridad.
Lenguaje no verbal. Es muy importante que exista una armonía entre el lenguaje verbal y el no
verbal; es decir que los gestos, ademanes o posturas que acompañan las palabras estén
íntimamente acordes con el mensaje que se está dando y lo refuercen.
Un buen porcentaje de lo que llega a los demás es a través del contacto visual, el tono y la
modulación de la voz, la expresión de nuestro rostro, los gestos y ademanes, los movimientos de
nuestro cuerpo, la sonrisa o el rostro serio. Y si no existe armonía entre el lenguaje verbal y el no
verbal la comunicación pierde efectividad.
Una persona asertiva no se hace de la noche a la mañana, sino que se va formando paso a paso.
Cada vez que ejercitemos cada uno de los componentes de la asertividad que hemos señalado, nos
iremos haciendo más y más asertivos.
Nos atrevemos a afirmar que gran parte de las enfermedades de nuestro tiempo, son
enfermedades generadas por la no asertividad en las relaciones de las personas, consigo
mismas, con sus seres más cercanos y con los demás.
Actividad individual
Señala cómo te sientes respecto del contenido de cada frase, poniendo una X en la casulla
correspondiente, de acuerdo con esta calificación.
1. Las tres cosas que para ti hacen más difícil tener relaciones asertivas con los compañeros.
2. ¿Cuáles son, a tu juicio, las causas por las que tienes dificultades para relacionarte más
asertivamente con los compañeros del salón?
3. ¿Qué crees que podrías comenzar a hacer para resolver esas dificultades?
4. Observa por un momento a alguien en tu vida que te molesta. Describe tres cosas de esta
persona que no te agraden, cosas que quisieras que cambiara...
Ahora, contémplate profundamente en tu interior y pregúntate: “¿En qué soy igual? ¿Cuándo hago
las mismas cosas?” Cierra los ojos y toma un tiempo para hacerlo.
Las siguientes actividades son para realizarse en conjunto. El trabajo se distribuirá entre todos, de
acuerdo con el profesor:
Parece que el ser humano es un animal de costumbres, de ritos; es decir que con mucha facilidad
nos acostumbramos a repetir invariablemente acciones, estructuras, conductas o modelos, y por
eso normalmente manifestamos cierto grado de resistencia al cambio. En mayor o menor medida, el
cambio nos da miedo.
Pero este temor es, en cierto modo, negar la realidad de la vida. El entorno es vivo, muy dinámico,
está evolucionando constantemente y exige de nosotros capacitamos para el cambio y
mantenernos informados acerca de la dirección de éste.
Muchas de las cosas que hacemos para resolver un determinado problema, cuando se
establecieron, resultaron muy adecuadas y lo resolvieron, más aún, surgieron como una exigencia
del mismo; pero con el paso del tiempo comienzan a resultar ineficientes. Poco a poco van
resolviendo menos del problema, hasta que ya no funcionan. Pero como nos hemos acostumbrado,
para evitarnos problemas seguimos haciéndolas sin cuestionarnos, pues “siempre se ha hecho así”.
Pero no cuestionar lo que “siempre se ha hecho así” conduce necesariamente hacia la ineficiencia.
¿No te has fijado en esas moscas que luchan por salir de una habitación pero se estrellan
empecinadamente contra los cristales de la ventana? Probablemente tienen una ventila abierta
cerca, pero insisten en estrellarse en el mismo sitio una y otra vez. Así actúa la persona o la
organización que se resiste al cambio. Podríamos decir que la necedad es un síntoma de la vanidad
y la ignorancia.
Es bueno ser constante, insistente, perseverante, siempre con humildad para aprender, con
iniciativa para mejorar, con actitud crítica que mueva hacia la creatividad, con conocimiento de
otros marcos de referencia; eso es muy distinto a la necedad, la terquedad obtusa, y la necedad
(“mosquificación”) puede ser suicida.
A menudo desechamos una nueva actividad o ejercicio porque exige “demasiado” tiempo y
esfuerzo. Tal vez es sólo una excusa, pero a veces nos sentimos muy acosados y preocupados como
para incluir en nuestras vidas un elemento nuevo. Pero si se mantiene el miedo al cambio lo que se
avizora es un fracaso.
Algunos síntomas que nos permitirán des cubrir en nosotros o en alguna estructura social la
resistencia al cambio podrían ser:
Y en este punto nos vamos a detener. Hemos visto que la no-asertividad es una conducta poco
efectiva para establecer relaciones con calidad humana. Nos impide crecer, amar la vida, encontrar
la felicidad.
Si en el transcurso de esta unidad hemos percibido que nuestro comportamiento -como personas y
como grupo es- no asertivo, entonces es el momento de un cambio. Si hemos descubierto que
tenemos problemas en nuestras relaciones con algún miembro de la familia, del salón de clases, del
trabajo, esto nos indicará que debemos tomar las riendas de nuestra vida y efectuar el cambio
necesario, tomar la decisión de cambiar.
Observa de nuevo la caricatura del principio, ¿crees que el conflicto generado es producto de la
maldad de las personas? ¿Por qué surge el conflicto si están hablando de lo mismo?
El conflicto surge precisamente porque no existen dos personas idénticas, cada uno de nosotros es
único e irrepetible, tiene diferentes deseos, sentimientos, intereses, necesidades, valores, metas y
percepciones de la realidad. Cada uno tiene una historia muy personal y única. Entonces, bastará
que una persona no coincida en algún aspecto con la otra —y esto es lo más natural y humano para
que al instante surja el conflicto.
El conflicto existe y existirá siempre que haya seres humanos. El conflicto no va a des aparecer de
la faz de la tierra por arte de magia, para ello tendría que desaparecer la raza humana.
Esto para nosotros es un reto. Exige que lo entendamos y lo afrontemos de manera creativa,
diferente, no violenta.
No se puede enfrentar la solución de un conflicto si éste es asumido como una situación terrible,
desastrosa, aniquilante.
El conflicto nos ayuda a madurar. Es importante distinguir entre el conflicto negativo, innecesario y
cargado de violencia, y aquel que nos permite crecer y madurar.
Los conflictos no tienen sólo una solución: tienen muchas. Por eso podemos afirmar que no existe
un método para la solución de un conflicto. Solucionar conflictos es un proceso que se realiza
durante la vida entera y no debemos sentimos mal cuando nos equivocamos.
Siguiendo a Aguilar Kubli (1995a), diremos que existen diversas maneras de responder al conflicto.
Algunas personas evaden el problema, emplean la fórmula yo pierdo aunque tú ganes. Esta fórmula
significa que, aunque se dan cuenta del problema, no hacen nada por resolverlo. Viven como si no
existiera, quieren convencerse de ello, pero en realidad se están convirtiendo en víctimas y el
resultado más inmediato es la depresión. Es obvio que este camino no es el correcto, pues conduce
a la destrucción de la persona.
Otro camino es acomodarse; nuevamente la fórmula yo pierdo, tú ganas. Cuando las personas
escogen esta opción lo que buscan es no meterse más en problemas, “llevar la fiesta en paz”. Esto
puede funcionar cuando no se tiene mucho que perder, pero tampoco es una solución madura al
conflicto, pues nuevamente se establece un perdedor.
Este camino es el más peligroso, pues bajo la apariencia de solución pacífica se esconde una terrible
trampa. En efecto, no hablar del problema, aguantarse “como los meros machos”, convertirse en
perdedor, va alimentan do el resentimiento, la frustración, el dolor, la baja autoestima. De nuevo, el
resultado es la depresión o la neurosis, especialmente si lo que está en juego es el desarrollo
armónico como individuo. No se puede crecer aceptando ser un perdedor.
Una posición contraria es aquella que se resume en la yo gano, tú pierdes. En este es quema lo
importa es ganar, aun a costa del dolor, el resentimiento, la frustración o el sacrificio de otra
persona. Se parece a la fórmula atribuida a Maquiavelo: “el fin justifica los medios”.
En este esquema, con tal de ganar se recurre al castigo, al soborno, al chantaje sentimental o a la
amenaza. Se intenta manipular la voluntad de otra persona con tal de ganar. Se abusa de otra
persona. No hay diálogo sino opresión, dominio, sumisión. Nuevamente, con esta “solución” se
genera un perdedor.
El resultado, también, es el aislamiento, el rechazo, el resentimiento mutuo, a tal grado que las
personas van guardando un fuerte dolor emocional y terminan por descubrirse como enemigos,
unos enemigos a los que hay que castigar.
Por eso, la solución de calidad humana al conflicto es aquella que se establece bajo la fórmula yo
gano, tú ganas.
Ahora tú tienes que escoger el camino que consideres mejor para tu crecimiento y plenitud como
persona. Sólo recuerda que la violencia, el resentimiento, las tensiones, el vacío y la insatisfacción
aumentan y se acumulan cuando no respondemos de manera asertiva al conflicto. Además, si el
conflicto no es solucionado asertivamente y se opta por soluciones inspiradas por el coraje, la
decepción, el dolor o los sentimientos lastimados, normalmente producen intranquilidad, duda,
sospecha, mayor conflicto interno que alimentará el conflicto con el otro. Y no hay nada peor que
estar en conflicto con uno mismo, porque eso produce ceguera.
¡Cuidado! Las soluciones tomadas, a la ligera, de manera instintiva o alimentada por el dolor
generalmente producen un perdedor: tú mismo.
Al contrario, la confianza, la cooperación y el cariño aumentan cuando los cultivamos. Esto quiere
decir que entre mayor autoestima y amor propio podamos desarrollar, más lo podremos transmitir
al otro y esto, a su vez, nos hará sentir mejor. Así estaremos mejor preparados para encontrar la
solución asertiva a un conflicto.
Hay que entender que no todos definen un problema de la misma forma. Muchas veces la dificultad
para resolverlo se basa en que cada parte lo define de manera distinta. Por eso entre mejor se
defina un problema, mayores posibilidades habrá de resolverlo.
En general un conflicto se genera por necesidades (deseos, intereses) que no han sido satisfechas.
Por eso es importante identificar qué necesidades están provocando el conflicto. Es muy útil “poner
las cartas sobre la mesa” y escuchar activamente.
“Para manejar conflictos es clave usar una comunicación abierta —que sea clara y aclare—, saber
escuchar, facilitar el diálogo con frases respetuosas, pedir información, respetar opiniones, ir al
punto del conflicto, concluir resumiendo los acuerdos con precisión, prevenir un mal entendimiento,
ser oportuno y dar lo mejor de nuestro diálogo” (E. Aguilar Kubli, 1995a, p. 92).
Actividad colectiva
Vamos ahora a representar un conflicto. Para ello se necesitan dos voluntarios, uno que represente
a un papá y otra que represente a su hija. Todos los demás se convertirán en espectadores activos,
esto es, seguirán con mucha atención el desarrollo de la representación.
La representación no deberá durar más de 15 minutos, por eso será necesario nombrar a un
cronometrista que ayudará a ajustar el tiempo, y así el ejercicio no quedará inconcluso.
Antes de que la mamá eche la ropa a lavar, el papá encuentra en el pantalón de su hija unos
cigarrillos. El padre no aprueba que su hija fume y está molesto porque lo está haciendo,
desobedeciendo la orden que ha recibido. La muchacha acaba de regresar de la escuela...
¡Acción!
Después de la representación:
Primero: Se integrarán grupos pequeños para discutir el conflicto y sus posibles soluciones. Cada
grupo puede tener un líder que haga las siguientes preguntas:
Tercero: Cuando todos los equipos estén listos, se unirán todos y cada equipo dramatizará su
solución. Se intentará que haya tiempo para todos los equipos hagan sus representaciones.
Al terminar las representaciones, el coordinador sintetizará las soluciones. Después todos
dialogarán sobre las soluciones presentadas y tratarán de determinar qué, de lo que se aprendió
con el ejercicio, puede aplicarse a la vida diaria.
Se sugiere que el maestro se reúna con algunos equipos para comentar sobre cómo se sintieron
durante la representación.
Cada uno podría buscar un ejemplo, extraído de su experiencia, e identificar las necesidades,
deseos, temores o intereses personales que no fueron expresados y contribuyeron al conflicto.
Platicarlo con los compañeros más próximos o con todo el grupo.
Con la consigna de que al menos en nuestro grupo deben establecerse comunicaciones
asertivas, que entre nosotros no debe haber perdedores, todos tratarán de detectar y comentar
los principales conflictos que se dan en el grupo o en la escuela, explorando opciones adecuadas
para resolverlos.
Algunos alumnos podrían escribir un artículo breve, en donde se expresen los aprendizajes
obtenidos sobre este tema, y publicarlo en algún periódico local o en la gaceta del CONALEP.
Hu-Song, que conocía muy bien a sus discípulos, les dijo un día señalando a uno:
Los discípulos entendieron la lección: a veces se debe decir «sí»; a veces se debe decir «no». En
saber cuándo decir sí o no reside una buena parte de la ciencia —y el arte— de la vida.
¿Qué tan fácil puede ser saber cuándo decir «sí» o cuándo decir «no»?
¿Te has enfrentado, en algún momento, con tener que tomar una decisión importante para tu
vida? ¿Es fácil o difícil tomar la decisión correcta?
¿Qué se puede hacer para tomar la decisión correcta?
Tomar decisiones
Tomar decisiones es una actividad específicamente humana que realizamos constantemente, pues
cada día nos enfrentamos a alguna situación que nos obliga a optar y decidir por alguno. Consiste
en una acción personal consciente y deliberada, dirigida a seleccionar entre dos o más opciones.
Siempre hay que considerar que cada opción es una promesa de cambio o continuidad, según se
presenten las circunstancias. Por eso, la elección de la opción y la toma de decisiones respectiva
deberán orientarse hacia los objetivos que se persiguen. De ahí que si no se tiene claro el objetivo
de una determinada acción, la toma de decisiones no será realista.
En general podemos afirmar que las decisiones más adecuadas serán aquellas que se tomen de
manera más realista, liberada y libre.
Existen diferentes tipos de decisiones. Las más simples o cotidianas podemos llamarlas triviales,
en general no tienen significado ni consecuencias, por ejemplo, escoger tal o cual vestimenta, pedir
tal o cual platillo en un restaurante, etcétera.
Otras decisiones implican un riesgo, suponen cierta incertidumbre y las consecuencias derivadas
pueden afectar alguna esfera de la vida. Por ejemplo, continuar unos estudios, optar por tal o cual
trabajo, establecer una relación más personal con alguien, etc. A este tipo de decisiones les
llamaremos vitales.
Pero también pueden clasificarse en decisiones a corto plazo y a largo plazo, en función del tiempo
dispuesto para conseguir los objetivos fijados; o en simples y complejas, dependiendo del grado de
dificultad o complejidad que supone la decisión tomada.
De acuerdo con el grado de libertad para tomar una decisión, éstas pueden ser propias o impuestas.
Serán decisiones propias aquellas que se toman libremente, sin influencias ni presiones de otras
personas o circunstancias; en cambio, las impuestas serán aquellas determinadas por la situación
que se vive, o por personas que tienen (o creen tener) el derecho o la autoridad para imponerlas. En
este caso se siente la obligación de cumplir la decisión, sea porque lo que se ordena es justo y
razonable, o porque no queda más remedio.
Las decisiones también pueden ser entendidas como fin o como medio, es decir, algunas decisiones
son un fin en sí mismas, mientras que otras se asumen para conseguir un objetivo. Algunas
acciones resultan en un sentido fin y en el otro medio.
a) Tener libertad. Este requisito es fundamental para que al tomar una decisión se haga sin
coacción, sin miedo ni ningún tipo de presión, lo cual restaría valor humano a la decisión.
b) Determinar las opciones. Consiste en buscar el mayor número de opciones para alcanzar cada
uno de los objetivos establecidos. Es necesario poner a funcionar el ingenio, la capacidad de
investigación y la perspicacia, ya que estas habilidades permitirán descubrir múltiples alternativas
que podrán ser consideradas.
c) Evaluar varias opciones. No puede tomarse una decisión razonable si nos limitamos a escoger
la primera opción que se nos presente, pues podemos correr fácilmente el riesgo de escoger la
peor.
¿Cuáles son las ventajas que reportaría cada una de las opciones?
¿El riesgo corresponde a los beneficios que se esperan?
¿Esa alternativa es la más adecuada y la que menos esfuerzo requiere?
¿Qué tiempo se necesita para ponerla en práctica?
¿Qué recursos son indispensables para que funcione?
¿Podemos allegarnos los recursos necesarios y con qué grado de dificultad?
¿Esa dificultad corresponde a los beneficios esperados?
¿La solución responde a mis principios e intereses?
d) Deliberar. Esto es, realizar un análisis de las diferentes opciones y reflexionar sobre los diversos
aspectos que presenta la situación problemática, comparar los posibles riesgos y consecuencias que
acarrearía la selección de alguna de las opciones. Este momento es el más importante ya que nos
permitirá tomar las decisiones de una manera racional y consciente.
e) Decidirse. Esto es, poner manos a la obra, llevar a la práctica con determinación y voluntad
aquello que se haya decidido. Claro que esto está suponiendo renunciar, al menos por el momento,
a las otras posibilidades. Aquí es donde se pone a prueba la responsabilidad porque decidirse a
actuar en cierta dirección supone aceptar valiente y decididamente todas las consecuencias que se
deriven del camino elegido.
En definitiva, la decisión eficaz es aquella que provoca la situación que esperábamos. Más aún,
una decisión eficaz puede dar como resultado cambios sorprendentes y de gran beneficio en la vida.
Por el contrario, una decisión ineficaz provoca un efecto pobre o contraproducente.
Las personas ineficaces en la toma de decisiones temen hacerse cargo de sus propias vidas.
Evaden y hacen a un lado esa responsabilidad fundamental. Tal vez porque nunca se han dado
cuenta de la importancia de una buena toma de decisiones, consideran fastidioso el trabajo que
requiere y lo evitan siempre que pueden.
En cambio, los que toman verdaderas decisiones se desenvuelven sin problemas. Encaran cada
decisión con confianza, prontitud y entusiasmo. Saben cómo valorar los pros y los contras, cómo
hacer frente a los plazos y cómo pedir consejo a otras personas. Además, les resulta entretenido
tomar decisiones, lo hacen seriamente, disfrutando el desafío, son personas asertivas.
Una decisión puede ser considerada como si fuera un menú en un restaurante. En la vida, cada día
tenemos ante nosotros diferentes posibilidades, y cada uno debe elegir entre ellas. Si no lo
hacemos, si no dedicamos nuestra atención a una decisión con el mismo ánimo con que elegimos
un platillo de un menú, entonces saldremos perdiendo.
Por ultimo, cada vez que hacemos una elección afirmamos nuestra individualidad y nuestras
capacidades. Estamos asumiendo activamente nuestra vida y determinando su rumbo, en lugar de
estar esperando los empujones y codazos del destino. Incluso las decisiones aparentemente
triviales, como decidir cómo organizar nuestro tiempo son pequeñas afirmaciones de nuestra
libertad. También estas decisiones nos ofrecen una oportunidad para el cambio y el desarrollo.
La vida, por breve que sea, nos deja siempre tiempo para la cortesía.
¡Qué digo!
La animalidad se ofendería.
El perro jamás te dejará entrar sin hacerte fiestas con la cola. El gato mimoso y elástico, en cuanto
te vea, irá a frotarse contra ti.
El pájaro parecerá escuchar con gracioso movimiento de cabeza lo que dices, y si percibe en el
metal de tu voz la cariñosa inflexión que él conoce, romperá a cantar.
La cortesía es el más exquisito perfume de la vida y tiene tal nobleza y generosidad que todos la
podemos dar; hasta aquellos que nada poseen en el mundo.
¿En qué abismo de pobreza, de desnudez, no puede caber la amable divinidad de una sonrisa, de
una palabra suave, de un apretón de manos?
La incomunicación o las relaciones humanas no-asertivas han producido, entre otros efectos, una
evidente falla en la estructura social, al no promover los lazos solidarios. Esto hace evidente el
agudo distanciamiento entre emisor y receptor.
Al olvidar o rechazar valores mínimos para la convivencia humana, la vida social se ha endurecido,
degradado, vuelto violenta y amenaza cada vez más los valores que tutela el derecho: justicia, paz,
seguridad, orden y tranquilidad.
Cuando en las relaciones interpersonales no se incluyen temas que involucren la esfera íntima de
las personas, la comunicación puede ser fluida y dar la impresión de ser también amena y
reconfortante. Pero al dejar de lado lo espontáneo y lo íntimo y limitarse a lo convencional,
estereotipado y ritual conduce al aislamiento y la incomunicación.
Incomunicación, vista como incapacidad para comunicarse consigo mismo, como ausencia de una
actividad autorreflexiva que permita conocerse y reconocerse. Muchas personas tienen miedo de
descubrirse tal y como son en realidad, y para evitar la angustia que supone cuestionar la validez o
el sentido de su incomunicación, se disfrazan, adoptan otra personalidad, se incorporan a un grupo
de “actores sociales”, adoptan costumbres y ritos aptos para representar personajes, simples
etiquetas que no los comprometen.
Si los individuos no respetan a los otros en lo más elemental, menos los van a estimar y mucho
menos a amar. Si no existen mínimas normas de convivencia social por considerar las
indiscriminadamente caducas, meras antiguallas que dificultan e impiden la conquista de la
“igualdad” y la “libertad”, no deben sorprendernos los actos de vandalismo y barbarie tan
frecuentes en las ciudades de hoy.
A diario nos quejamos de la descortesía y malos modos de los otros, a veces sin preocuparnos de
nuestra conducta frente a los demás, sobre todo si son humildes. Observa cómo tratan algunas
personas al “bien vestido, bien recibido”, y cómo tratan a un indígena recién llegado a una gran
ciudad.
Lo que es seguro es que nadie —salvo los que no creen en nada y los cínicos, y ni aun ellos cuando
padecen en carne propia las desatenciones— acepta de los demás actitudes inconscientes,
descorteses y groseras.
Por eso, para experimentar una conducta asertiva, debemos poner en práctica todo lo que hasta
aquí hemos reflexionado. Urge que empecemos a ser dueños de nuestras propias vidas y desde ahí
comenzar a interesarnos por la vida del otro, a ser prójimo de aquel con el que compartimos los
mismos espacios, las mismas inquietudes: nuestros compañeros de grupo.
Ya hemos dicho que la empatía y el encuentro solidario entre las personas puede llevarlas a
alcanzar triunfos y grandes satisfacciones. Eso es lo que queremos lograr en este grupo.
Y para comenzar a ser prójimo te proponemos poner en marcha la Asamblea de Grupo, como un
medio útil para establecer entre todos y cada uno de los que forman el grupo relaciones más
fraternas y soluciones de conflictos, desde la perspectiva de la asertividad.
La Asamblea de Grupo se propone como un espacio para dialogar sobre situaciones, problemas y
proyectos de todos; para revisar la convivencia del grupo, determinar nuevos objetivos, resolver
conflictos, etc., pero siempre dentro de un ambiente de asertividad.
Iniciar una Asamblea de Grupo implica adoptar ciertas normas básicas de funcionamiento que se
deberán determinar entre todos. Recordemos que las normas no deben significar nuevas cadenas,
sino más bien caminos, metas que deciden entre todos para que el grupo logre los mismos objetivos
y, sobre todo, para que cada uno crezca como persona y experimente el valor de la asertividad. Si
esto no lo permiten las normas, entonces esas normas deberán eliminarse.
1. Grupo es un conjunto de individuos relacionados entre sí, de acuerdo con ciertos objetivos
comunes. No es sólo un conjunto de personas que simplemente están juntas, por accidente.
2. El grupo permite a sus miembros enseñar y aprender. Enseñar es, fundamentalmente, dejar
aprender. No imponer, no imperar sobre la conciencia del otro, es ayudar a crecer.
Aprender es poder pensar y recibir conocimientos, experiencias, vivencias, de acuerdo con nuestras
habilidades personales de aprehenderlos, de entenderlos, organizarlos y potenciarlos.
La asamblea de grupo puede ayudar a que sus integrantes modifiquen su manera de comprender
las cosas, pero esto supone estar dispuestos a cambiar gradualmente conceptos, ideas, emociones
y prejuicios que impiden un conocimiento más adecuado de los otros y del entorno.
3. Un grupo asertivo es aquel en el que cada uno de sus miembros se siente fuertemente vinculado
a los demás, de tal manera que comparte con ellos ciertas reglas y se adecua a ellas, en relación
con una tarea en la que todos están de acuerdo en realizar.
La Asamblea de Grupo tiene que ayudar a que cada uno sienta que pertenece al grupo, que es parte
de éste y que tiene un interés común con él.
No olvidemos que la manera en que el yo de cada uno, es gratificado por la actividad del grupo,
tiene mucho que ver con su aptitud para identificarse. Esto se logra cuando los objetivos del
colectivo coinciden con los del individuo. También depende del grado en que la persona siente que
tiene algo que decir respecto de la actuación del grupo y de los métodos que elige.
En otras palabras, la Asamblea de Grupo debe permitir que todos y cada uno puedan ser sujetos
activos y se expresen libremente; que las tareas colectivas surjan de decisiones tomadas en común
y aceptadas de manera solidaria.
4. En la medida en que un miembro del grupo comprende su labor, percibe cómo se interrelaciona
su actividad con el trabajo de los demás, e incide en la productividad del grupo, crecerá su
responsabilidad hacia el colectivo y lo motivará a contribuir a la productividad de todos. Por eso es
necesario definir claramente la función o el trabajo que cada uno deberá realizar.
En esta misma línea, es necesario delimitar la tarea, tanto en relación con los temas que deben
conocerse (por ejemplo: salud, sexualidad, calificaciones, asuntos administrativos, etc.) como en
relación con el proceso que tienen los integrantes entre sí (por ejemplo: pertenencia, cooperación,
liderazgo, cargos, cambio de roles que los miembros del grupo ejercerán durante su formación).
Obviamente la tarea deberá llevarse a cabo con el consentimiento de todos los miembros del grupo.
Toda tarea debe surgir del consenso, nunca de la imposición de una camarilla o de un líder.
El espacio y el tiempo. La Asamblea de Grupo será limitada en el tiempo, es decir, cada reunión
deberá tener una hora de inicio y una hora para que termine, y se llevará a cabo con los sujetos
presentes; esto representa el aquí y ahora de la asamblea.
El papel (o papeles) que deberá desempeñar cada quien durante el desarrollo de la asamblea, y
en el cumplimiento de las tareas acordadas. Conviene determinar adecuadamente las funciones
distintivas entre integrantes y coordinación del grupo.
La tarea, objetivo o finalidad del grupo. Aunque parezca repetitivo, no debemos olvidar que este
elemento debe surgir de una decisión en consenso, jamás impuesta, y que habrá mayor
satisfacción del individuo cuando la tarea o los objetivos permitan cumplir con las expectativas
iniciales de cada miembro del grupo al iniciar la experiencia.
Si este detalle no se cuida con esmero, puede ocurrir que los individuos abandonen
progresivamente un proceso que les resulta lento, fatigoso o aburrido.
La evaluación puede ser una poderosa fuerza interna que ayude a acrecentar la asertividad del
grupo.
La evaluación debe ser un proceso sistemático, racional, asertivo, porque de esa forma permitirá
que cada integrante del grupo y el grupo en conjunto sea más productivo.
Se evalúa en qué medida el grupo atiende a los intereses y necesidades de cada uno de sus
miembros, y en qué medida cada integrante sirve al grupo
7. No conviene confiar en la memoria, es necesario llevar un registro fiel de los acuerdos, poner por
escrito las tareas y los plazos que la asamblea haya establecido. A este documento se le llama acta
de acuerdos, si sólo se registra lo que se decide hacer, o relatoría, si además se cuenta lo que
sucedió en la reunión.
La relatoría brinda un valioso material para las evaluaciones. Por ello deberá cuidarse mucho su
elaboración, su lectura a la asamblea y la publicación de los puntos más sobresalientes.
Ahora a poner manos a la obra. Ustedes tienen la palabra. Todos tienen la palabra. Eliminemos
el autoritarismo y el verticalismo con una entusiasta participación. Es un buen pretexto para vivir la
democracia.
Autoevaluación y resumen
Para que compruebes si has alcanzado los objetivos que fueron diseñados para esta unidad, se te
propone que expliques, de la manera más precisa, el esquema que aparece bajo el título de
Resumen.
Esta explicación la debes escribir con tus propias palabras, tal y como has entendido el contenido de
la unidad.
Compara tu trabajo con el que realicen tus otros compañeros, y corrígelo y compleméntalo si es
necesario, de tal manera que se convierta en tu propia síntesis personal, tu compromiso para
ponerte en marcha hacia la conquista de una comunicación asertiva contigo mismo, con los
miembros de tu familia, con tus compañeros del salón y la escuela.
Recuerda que es importante que no todo quede en letra muerta, en un discurso muy bonito y
lógicamente estructurado; lo que en verdad interesa es que te decidas a formar parte del grupo de
personas que han decidido cambiar sus vidas y ejercitarse cotidianamente para establecer
relaciones con calidad humana y humanizantes, es decir, relaciones asertivas.
Lecturas recomendadas
Alienado. El que sigue servilmente las ideas o iniciativas ajenas, por lo general sin estar consciente
de ello.
Calidad de vida (de una familia, de una comunidad). Incluye dos componentes: 1) El nivel de vida
objetivo, en cuanto a oportunidades de educación, empleo, condiciones económicas de la vivienda o
nutrición. 2) El sentido de bienestar o satisfacción subjetiva que experimentan sus miembros en
relación con su vida en común.
Camarillas. Grupo de personas que por no compartir los objetivos del grupo general, buscan
imponer sus propios objetivos, obstaculizar el proceso del grupo general, o simplemente dar la
impresión de permanecer independientes del proceso grupal.
Ciclo vital de la familia. Fases o etapas por las que pasa el núcleo familiar, donde éste requiere
adaptarse a una serie de circunstancias y conflictos, ya sea de manera sana (funcional) o patológica
(disfuncional). Abarca desde el desprendimiento de la familia paterna de origen, pasando por el
encuentro o consolidación de la propia pareja, el nacimiento, crianza y ulterior adolescencia de los
hijos, hasta el reencuentro y la vejez.
Ciudadanía. Condición del individuo que lo capacita para intervenir en la vida política de una
nación, confiriéndole derechos y exigiéndole deberes.
Coacción. Coerción, imposición. Violencia que se ejerce sobre una persona para obligarle a que
diga o haga una cosa.
Conciencia. Sentimiento interior que hace que el ser humano conozca y aprecie, mediante el
discernimiento, el sentido de sus acciones. Esto le permite representarse los fines y elegir los
mejores caminos para llegar a ellos, en concordancia con sus principios o creencias más arraigadas.
Democracia (del griego demokratia, demos, pueblo y kratos, poder o autoridad). Gobierno del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo (A. Lincoln). El pueblo interviene en el gobierno de los
asuntos que le conciernen.
Democracia cultural. Forma de convivencia caracterizada por el respeto, la libertad de trato y de
oportunidades para todos los miembros de una comunidad.
Democracia económica. Sistema que permite la intervención del pueblo en la toma de decisiones
sobre la generación, distribución, mantenimiento y usufructo de los bienes materiales.
Determinismo. Creencia o sistema filosófico que considera existe una relación secuencial de
hechos que conducen a un fin predeterminado, ante el cual todo esfuerzo individual es vano.
Diógenes. (413-327 a. de J.C.). Filósofo, se caracterizó por su desprecio a las riquezas y a las
convenciones, ya que se debía vivir conforme a la naturaleza. Se dice que vivía en un tonel y
recorrió Atenas con un farol encendido, en pleno día, con el fin de encontrar a un hombre justo.
Disidencia. Acción y efecto de disentir; implica no estar de acuerdo con algo o alguien, discrepar
con sus ideas. También significa separarse de un grupo, de una doctrina, de un partido al que antes
se pertenecía.
Epígrafe. Cita o resumen que encabeza un capítulo de libro. Inscripción sobre un edificio.
Equidad. Principio de justicia natural basado en la igualdad de las personas, que propugna y
conduce a un acceso y disfrute justo, equilibrado, recto, razonable y legítimo de los productos
culturales, económicos y sociales de una civilización.
Estereotipo. Modelo, pauta o norma de conducta fija que se repite sin renovarse. Idea rígida y
simplificada que se tiene acerca de alguien o algo.
Estigma. En sentido social, implica un señalamiento, marca o acusación que constituye un motivo
de deshonra o infamia para alguna persona (por ejemplo: “Lo estigmatizaron acusándolo de
cobarde”).
Etnocentrismo (de ethnos, pueblo). Tendencia de un pueblo o una nación a hacer absolutos los
patrones culturales propios, a considerarse como el mejor, el más desarrollado, el más culto, el
ejemplo para los demás.
Familia. En sentido estricto, grupo formado por una pareja y sus hijos (familia nuclear), y en
sentido extenso, por todas aquellas personas con las que se tienen lazos de parentesco
(ascendientes, descendientes y colaterales).
Fascismo. Movimiento político y social fundado en Italia después de la Primera Guerra Mundial,
organizado en milicias bajo el símbolo de las antiguas fasces romanas. Es una doctrina o régimen de
extrema derecha, violenta, de carácter dictatorial, antiliberal y anticomunista, contrario a los
derechos humanos y la libertad de expresión.
Inquisición (Santo Oficio). Tribunal creado por la Iglesia Católica para perseguir y castigar las ideas
o actos diferentes a los establecidos por la jerarquía católica. Perseguía a los practicantes de otras
religiones y se ocupaba de casos como brujería, blasfemia, herejía, bigamia, lectura de libros
prohibidos, etc. El Tribunal del Santo Oficio se disolvió oficialmente en 1967, aunque ya había sido
prácticamente abolido en el siglo XIX.
Integridad. Cualidad propia de una persona completa, que reúne en sí las características de
honestidad y rectitud.
Ku Klux Klan. Organización secreta racista estadounidense. Fue fundada en 1865 en Tennessee
por propietarios de grandes plantaciones y se extendió rápidamente en los estados partidarios del
Sur en la guerra de secesión norteamericana. Ha protagonizado un gran número de atentados,
linchamientos y actos violentos contra los ciudadanos de color y los partidarios de la igualdad de
derechos. Sus miembros van vestidos con togas blancas y encapuchados, y su símbolo es una cruz
ardiente.
Maquiavelo. Filósofo político (1459-1527) autor de la obra “El príncipe”, en la cual desarrolló una
serie de observaciones sobre el poder y el arte de gobernar. A él se le atribuye la frase “el fin
justifica los medios”.
Neutralidad. Ante un enfrentamiento entre dos partes, ideas o posturas, se dice que se mantiene
neutral aquel que se manifiesta imparcial, es decir, que no se inclina por ninguna de las partes en
conflicto. En el ámbito del derecho internacional, la neutralidad o neutralismo significa la no
intervención o no participación en conflictos que ocurren entre otras naciones, respetando así su
soberanía y capacidad de libre determinación; lo opuesto es el intervencionismo.
Normas morales. Normas internas que apelan a la conciencia del individuo para hacer lo que se
considera bueno o correcto. Son unilaterales, porque nadie puede exigirnos su cumplimento (en ese
caso se transformarían en normas jurídicas); no son coercibles, ya que al entrar al plano de la
conciencia deben acatarse íntima y espontáneamente; y son autónomas, ya que nosotros mismos
determinamos que debemos hacer y qué es lo que hacemos efectivamente.
Perspicacia. Agudeza y penetración de la vista o del ingenio y del entendimiento. Capacidad de ver
o sentir lo que se encuentra a gran distancia, oculto, profundo o que no es claro.
Peyorativo. Despectivo.
Prejuicio. Juicio u opinión que no está basado en la razón ni en el conocimiento y que se manifiesta
en el rechazo hacia individuos, grupos, razas, ideas, etcétera.
Reciclar. Acción de utilizar los materiales o desechos en un nuevo proceso para generar el mismo
producto original.
Sadismo. Tipo de relación establecida por una persona que goza en ver sufrir o hacer daño a otro
ser vivo.
Skinheads (cabezas rapadas). Grupo caracterizado por su pelo rapado, su actitud violenta y su
simpatía hacia posiciones ultranacionalistas y hostiles contra los extranjeros. Surgieron en Europa a
fines de los años sesenta.
Solidaridad. Actitud de participación y apoyo que se muestra hacia las necesidades o problemas
de los demás, con base en razones de tipo ético (los principios que suscitan un compromiso de
conciencia, de convencimiento interno) o ideológico (las ideas que se profesan). Se manifiesta en
comportamientos como la responsabilidad, el trabajar por el bien común, la práctica de ideales
libertarios e igualitarios, el compromiso por la justicia social y la convivencia fraterna con los otros.
Tolerancia. Actitud comprensiva ante las creencias u opiniones diferentes; implica una convivencia
solidaria basada en el respeto a los demás y en la vigencia de los derechos humanos.
Totalitarismo. Régimen político en el que la totalidad de los poderes estatales está en manos de
una persona, grupo o partido que no permite la actuación de los opositores y que ejerce una fuerte
intervención en todos los órdenes de la vida nacional. Se utiliza para designar cualquier tipo de
dictadura.
Tótem. Ser u objeto de la naturaleza, generalmente la representación de un animal o una planta,
que en la mitología de algunas sociedades se toma como símbolo o emblema protector, y a veces
también como progenitor o antepasado de una tribu o individuo.
Trascendencia. Estado o condición de un ser divino, que se encuentra fuera de toda cosa o
experiencia humana. Calidad de trascendente, importante, porque va más allá del presente. Que
deja huella, que va más allá de un límite, de un estado o de sí mismo. Resultado de la extensión o
propagación de algo.
Verdad. Calidad de lo que es cierto. Correspondencia de lo que se dice con lo que se hace.