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Los síntomas del VIH dependen en gran medida de la fase de la infección. Cuando una persona
resulta infectada por el VIH, el virus invade un tipo de leucocito denominado CD4. El recuento
de células CD4 mide el número de células CD4 en la sangre y es un buen indicador del estado de
salud general y de la progresión del VIH. Cuanto menor sea el nivel de CD4, mayor es el riesgo
de infección.
Los adultos sanos tienen un recuento de CD4 que oscila entre 500 y 1450 células/mm³; un
recuento inferior a 500 significa que el sistema inmunitario está dañado.
Según el recuento de células CD4, se distinguen tres fases de la infección por VIH:
• Fase asíntomática (recuento de células CD4 > 500/mm³): aun cuando la mayoría de las
personas no muestra ningún síntoma del VIH en esta fase, la infección puede estar activa
en el sistema inmunitario.
• Fase sintomática (recuento de células CD4 entre 200 y 499/mm³). En esta fase, el
recuento de células oscila entre 200 y 499. La persona puede experimentar nuevos
síntomas del VIH o infecciones oportunistas, como bronquitis.
• SIDA (recuento de células CD4 < 200/mm³): en esta fase de la enfermedad, la mayoría
de las personas ha desarrollado infecciones oportunistas o un tipo de cáncer (sarcoma de
Kaposi, linfoma, y cáncer cervical que indican la progresión del VIH a SIDA.
Infecciones oportunistas
Los síntomas del SIDA son básicamente el resultado de enfermedades que no suelen
desarrollarse en individuos con sistemas inmunitarios sanos. La mayoría de estas enfermedades
son infecciones causadas por bacterias, virus, hongos y parásitos que normalmente son
controladas por los elementos del sistema inmunitario que daña el VIH. Las llamadas infecciones
oportunistas, que se aprovechan de la debilitada salud de los pacientes, son habituales en sujetos
con SIDA. El VIH afecta prácticamente a cada órgano del sistema.
Los enfermos de SIDA también tienen un mayor riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer
como el sarcoma de Kaposi, el cáncer cervical y cánceres del sistema inmunitario conocidos
como linfomas.
Además, suelen tener síntomas sistémicos de infección como fiebres, sudores nocturnos,
glándulas hinchadas, escalofríos, debilidad y pérdida de peso.
En la actualidad existen más de 25 fármacos antirretrovirales para ayudar a las personas con VIH
a desarrollar una vida más larga y más sana. Normalmente se toma una combinación de fármacos
antirretrovirales para el VIH, lo que se conoce como terapia antirretroviral de gran actividad
(TARGA). Estos fármacos se clasifican en 4 clases:
Terapia combinada
La terapia para el VIH suele incluir tres o más medicamentos para el VIH de los tipos señalados
arriba. La combinación de estos medicamentos está diseñada para evitar que el virus realice
copias de sí mismo y minimizar los potenciales efectos secundarios y el número de pastilla. Estas
combinaciones se conocen como TARGA, terapia antirretroviral de gran actividad.
Las recomendaciones de GESIDA (Grupo de estudio de SIDA en España) actualizadas en enero
de 2007 recoge las siguientes combinaciones de tratamiento antirretroviral.
Factores como la adherencia, la resistencia, y los efectos secundarios pueden provocar el fallo de
un régimen TARGA. Si ocurriera esto, el médico tomaría una decisión para cambiar el régimen
de medicación basándose en parte en el historial de tratamiento, la cantidad de combinaciones
probadas y el hecho de que el paciente haya desarrollado o no resistencia a un fármaco
antirretroviral (ARV).
Como alguien que convive con el VIH, probablemente haya oído hablar mucho sobre el recuento
de células CD4 y la carga viral. Un recuento de células CD4 es una medición del número de
células infectadas por el virus que hay en la sangre. La carga viral es la cantidad de virus (VIH)
en la sangre. Estas dos mediciones son muy importantes, ya que ayudan al médico a valorar el.
Efectos secundarios
Los fármacos para el VIH o antirretrovirales (ARV) tienen el potencial de mejorar la salud y
alargar la vida, aunque de vez en cuando también pueden hacer que el paciente no se sienta bien.
Éste debe hablar siempre con su médico sobre cualquier efecto secundario que aparezca, que
empeore o que no desaparezca.