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1. ¿Qué es la salud?
1- Incendios
- Causa: se puede producir por llama directa (mechero bunsen) o bien por
productos inflamados
Estos radiactivos no deben ser manipulados cerca del fuego. No deben guardarse
en frigoríficos convencionales, y si es necesario calentarlos se hará en baños de
agua, a ebullición o sobre placas eléctricas. Y todas las manipulaciones se harán
bajo la campana extractora de gases.
2- Explosiones
3- Accidentes eléctricos
- Causa: manejar un aparato eléctrico con las manos mojadas o estando sobre piso
húmedo sin calzado aislante. Conexiones eléctricas en mal estado. Derrame de
líquidos sobre aparatos conectados. Intento de reparación de aparatos sin
desconectarlos.
- Tratamiento:
4- Quemaduras
- Tipos:
• Quemaduras químicas
6. Señalización
- Riesgo de choques y caídas
- Etiquetado de productos
- Frases de seguridad: El objeto de estas indicaciones en el etiquetado es poner a
disposición de los trabajadores un instrumento fundamental que contenga
informaciones sobre los riesgos de las sustancias y preparados peligrosos y
advierta a las personas sobre los peligros que conlleva su manipulación.
Estas indicaciones se realizan mediante las frases “R” y frases “S”. Las frases
“R” permiten identificar los riesgos atribuidos a las sustancias y preparados
peligrosos. Las frases “S” indican consejos de prudencia estableciendo medidas
relativas a la manipulación y utilización de sustancias y preparados peligrosos.
7. Tipos de extintores
- Extintor de Fuegos Clase "A": Es aquel extintor cuyo uso es el más apropiado
para los fuegos del tipo "A", es decir, para los que se conocen como materiales
combustibles sólidos comunes, tales como: la madera, textiles, papel, caucho y
ciertos tipos de cauchos. La base o agente extinguidor de este extintor es el agua.
Estos operan por presión permanente, con depósito de bombeo o por reacción
química.
Prácticamente se han dejado de fabricar este tipo de extintores, por diversas
razones, y una de ellas es que el extintor de uso múltiple se puede utilizar para
este tipo de fuego.
- Extintor de Fuegos Clase "B": Este tipo de extintor es el que resulta más
efectivo para el combate de fuegos clase "B", y como ya lo habíamos
mencionado anteriormente son estos los fuegos que se suceden en líquidos
inflamables y/o combustibles derivados del petróleo. La base o agente
extinguidor de este extintor son los Polvos Químicos Mezclados, entre los cuales
podemos nombrar: Bicarbonato Sódico, Bicarbonato de Potasio (Purple K),
Cloruro Potásico, Monofosfato de Amonio, Bicarbonato de Urea Potásico.
- Extintor de Fuegos Clase "C": Así como los hay para clase "A" y " B ", los
fuegos clase "C” también poseen un agente extinguidor efectivo y en este tipo de
fuego debemos tener en cuenta el riesgo existente en lo referente al contacto con
la energía eléctrica, por lo tanto, el uso indebido de un extintor puede
perjudicarnos. La base o agente extinguidor utilizado en este extintor es el agua
(C02), el cual entre sus propiedades se resalta la no- conductividad eléctrica. Su
operación es a través de presión interna, la cual es dada por el mismo C02 dentro
de su contenedor.
Dicha política se llevará a cabo a través de una serie de actuaciones administrativas que
se orientarán a la coordinación de las distintas Administraciones Públicas competentes
en materia preventiva, entre sí, y con las actuaciones que correspondan a empresarios y
trabajadores.
Hemos visto que una de las funciones básicas de la Administración Laboral consiste en
la vigilancia y control del cumplimiento de la normativa, es decir, realizar un
seguimiento de las actuaciones preventivas que se desarrollen en las empresas para dar
cumplimiento a lo establecido en la normativa sobre prevención de riesgos laborales.
La Comisión cuenta con un Presidente y cuatro Vicepresidentes, uno por cada uno de
los grupos que la integran. La Presidencia de la Comisión corresponde al Secretario
General de Empleo y Relaciones Laborales, recayendo la Vicepresidencia atribuida a la
Administración General del Estado en el Subsecretario de Sanidad y Consumo.
La adopción de sus acuerdos es por mayoría. A tal fin, los representantes de las
Administraciones Públicas tendrán cada uno un voto y dos los de las organizaciones
empresariales y sindicales.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (art. 10) recoge las principales funciones de
las Administraciones Sanitarias:
Las funciones del Instituto Nacional de Medicina y Seguridad del Trabajo son las
siguientes:
La Escuela Nacional de Medicina del Trabajo fue creada en 1948 con la finalidad de
impartir la formación específica en materia de salud laboral para los profesionales
sanitarios. Concretamente asume las siguientes funciones:
En este sentido, establece el artículo 42 de la LPRL que “el incumplimiento por los
empresarios de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales dará
lugar a responsabilidades administrativas, así como, en su caso, a responsabilidades
penales y a las civiles por los daños y perjuicios que puedan derivarse de dicho
incumplimiento”.
Responsabilidad administrativa.
Todo ello sin perjuicio que también pueda exigirse responsabilidad a otros sujetos
infractores, incluso al propio trabajador afectado que hubiera contribuido directamente
en la comisión de la infracción empresarial.
Responsabilidad penal.
El Código Penal establece diversos tipos penales en que puede incurrir el empresario al
incumplir su deber de protección de la seguridad y salud de los trabajadores:
a) El delito contra la seguridad y salud en el trabajo tipificado en el art. 316 del Código
Penal (CP) según el cual “los que con infracción de las normas de prevención de riesgos
laborales y estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que
los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene
adecuadas, de forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física,
serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a
doce meses”. Se trata de un delito de riesgo y no de resultado por lo que no se exige la
producción de un resultado dañoso.
b) Los delitos y faltas de lesiones y de homicidio tipificados en los arts. 147, 138, 142 y
621 del CP, en función que se produzca, efectivamente, un resultado dañoso o lesivo.
Por otro lado, según el art. 318 CP, “cuando los hechos previstos en los artículos de este
título se atribuyeran a personas jurídicas, se impondrá la pena señalada a los
administradores o encargados del servicio que hayan sido responsables de los mismos y
a quienes, conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubieran adoptado medidas para
ello. En estos supuestos la autoridad judicial podrá decretar, además, alguna o algunas
de las medidas previstas en el artículo 129 de este Código”. Entre dichas medidas están
la clausura de la empresa o sus locales con carácter temporal o definitivo, la suspensión
temporal de sus actividades o de poder realizarlas en el futuro, la intervención de la
empresa por el tiempo necesario, su disolución, etc.
Asimismo, debe recordarse lo que establece el art. 31 CP en virtud del cual “el que
actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque no
concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura
de delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias
se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o representación obre. En estos
supuestos, si se impusiere en sentencia una pena de multa al autor del delito, será
responsable del pago de la misma de manera directa y solidaria la persona jurídica en
cuyo nombre o por cuya cuenta actuó”.
Responsabilidad civil.
Dicha responsabilidad civil se regula por lo establecido en el Código Penal, por expresa
remisión del art. 1.902 del Código Civil: “las obligaciones que nazcan de los delitos o
faltas se regirán por las disposiciones del Código Penal”.
En este sentido, el Código Penal se encarga de regular dicha materia en los arts. 110 y
siguientes, según los cuales la ejecución de un hecho descrito por la Ley como delito o
falta obliga a reparar, en los términos previstos en las Leyes, los daños y perjuicios por
él causados. La responsabilidad establecida comprenderá la restitución, la reparación del
daño y la indemnización de perjuicios materiales y morales.
Con carácter general, los requisitos que deben concurrir para la existencia de
responsabilidad civil por daños pueden resumirse en los siguientes:
Y es que, como apunta la STS 9-2-05, “las prestaciones de Seguridad Social no agotan
la indemnización total que pudiera proceder en concepto de responsabilidad civil por
culpa o negligencia del empresario en la producción de un accidente de trabajo, pero se
integran en ese total indemnizatorio y son, por lo tanto, deducibles del importe que
hubiera tenido que abonarse si no hubieran existido tales prestaciones, ya que las
mismas no alteran ese importe total y no pueden adicionarse al mismo porque se
produciría un exceso carente de causa, como resulta evidente si se tiene en cuenta que el
asegurado social percibiría indemnización superior a quien no estuviese cubierto por tal
aseguramiento y hubiese sufrido daño equivalente por culpa también equiparable”.
Así lo tiene declarado la jurisprudencia (STS 28-05-94) al señalar que “la infracción de
un norma estatal o colectiva o de una regla de la autonomía privada o de la costumbre
(art. 3 del ET), cuya producción origina un daño constitutivo de un ilícito laboral la
responsabilidad ya no es civil sino laboral estando comprendida en el art. 2.a LPL, que
atribuye al orden social las cuestiones litigiosas que se promueven entre empresarios y
trabajadores como consecuencia del contrato de trabajo, siendo irrelevante que la
responsabilidad controvertida pueda calificarse como extracontractual, cuando el acto
causante se presenta con entera abstracción de la obligación preexistente, o como
contractual; lo decisivo es que el daño se impute a un incumplimiento laboral y no
civil”.
En el mismo sentido se pronuncian las SSTS 22-05-06 y 1-12-03 al señalar que “el
empleador asume la obligación en el contrato de trabajo de "garantizar la seguridad y
salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados con el trabajo"
(art. 14.2 LPRL), deber de seguridad en el trabajo que es calificado de básico en los
arts. 4.2.d) y 19.1 ET. Esta obligación, impuesta ex lege, debe implicar que la no
observancia de las normas garantizadoras de la seguridad en el trabajo, por el
empleador, constituye un incumplimiento del contrato de trabajo, contrato que
constituye el parámetro esencial para determinar y delimitar la competencia del orden
jurisdiccional laboral, conforme prescriben los artículos 9.2 de la LOPJ y 2 de la LPL”.
Sin embargo, la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo (STS 21-6-06) también se
ha declarado competente para conocer la responsabilidad civil nacida en el ámbito
laboral, al considerar que “en efecto de los arts. 9.5 y 6 de la LOPJ se desprende que la
materia para determinar la competencia del orden jurisdiccional social se refiere a las
cuestiones concernientes al ámbito propio del contrato de trabajo y a otras relacionados
con los conflictos colectivos, la Seguridad Social y las Mutualidades; y tal circunstancia
vinculante no concurre en el supuesto litigioso, donde lo acontecido fue la plasmación
de un resultado dañoso como consecuencia de un hecho realizado en los quehaceres
laborales, lo cual excede de la órbita especifica del contrato de trabajo, y permite
entender que su conocimiento corresponde al orden civil por su carácter residual y
extensivo, máxime a que en la demanda se hace alusión a que la acción ejercitada es la
personal de resarcimiento de daños y perjuicios con cobertura en los arts. 1902 y 1903
del Código Civil”, argumento que la doctrina ha calificado de inadmisible (Ramírez
Martínez J. M.).
En todo caso, debe recordarse que la responsabilidad civil podrá reclamarse también
ante la jurisdicción penal cuando se siga causa penal por los mismos hechos, o de forma
autónoma, si se ha hecho la oportuna reserva de acciones (art. 109 CP que, no obstante
referirse a la jurisdicción civil, debe entenderse aquí hecha a la jurisdicción social).
Según establece el art. 123 LGSS “todas las prestaciones económicas que tengan su
causa en accidente de trabajo o enfermedad profesional se aumentarán, según la
gravedad de la falta, de un 30 a un 50%, cuando la lesión se produzca por máquinas,
artefactos o en instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los
dispositivos de precaución reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas
condiciones, o cuando no se hayan observado las medidas generales o particulares de
seguridad e higiene en el trabajo, o las elementales de salubridad o las de adecuación
personal a cada trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad, sexo y demás
condiciones del trabajador.
Además, según dicho artículo, “en los supuestos en que las infracciones
pudieran ser constitutivas de ilícito penal, la Administración pasará el tanto de
culpa al órgano judicial competente o al Ministerio Fiscal y se abstendrá de
seguir el procedimiento sancionador mientras la autoridad judicial no dicte
sentencia firme o resolución que ponga fin al procedimiento o mientras el
Ministerio Fiscal no comunique la improcedencia de iniciar o proseguir
actuaciones. De no haberse estimado la existencia de ilícito penal, o en el caso
de haberse dictado resolución de otro tipo que ponga fin al procedimiento penal,
la Administración continuará el expediente sancionador sobre la base de los
hechos que los Tribunales hayan considerado probados”.
Por ello, en la medida que cause daño a terceros vendrá obligado a responder por ello en
virtud de la obligación genérica de no causar daño a nadie que impone el art. 1.902 del
Código Civil (responsabilidad civil extracontractual): “el que por acción u omisión
causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño
causado”.
No obstante, debe recordarse que, aun existiendo responsabilidad del trabajador, por el
juego del art. 1.903 CC el empresario puede verse obligado a responder civilmente por
los actos de aquél: “La obligación que impone el artículo anterior es exigible, no sólo
por los actos u omisiones propios, sino por los de aquellas personas de quienes se debe
responder. (...) Lo son igualmente los dueños o directores de un establecimiento y
empresa respecto de los perjuicios causados por sus dependientes en el servicio de los
ramos en que los tuvieran empleados, o con ocasión de sus funciones”.