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A propósito de la corrupción.

La frase del día:


Ninguna acción del Estado mexicano contra la corrupción será útil mientras
carezcamos de incentivos para dejar de ser corruptos.

El análisis:

En México contamos con un marco institucional (normas e instituciones) para


prevenir y combatir los actos de corrupción, sin embargo, tal institucionalidad es
ineficiente.

La legislación mexicana, de cualquier nivel, que tiene por objeto el tema de


corrupción, puede ser sometida con éxito a la prueba de ser derecho positivo y
derecho vigente, en el sentido de que; a) han sido emitidas por la autoridad
competente para ello (Congreso y/o cámaras federales, Congresos Estatales,
Circulares, Reglamentos, Lineamientos etc., de los ejecutivos federal y estatales,
etc.), b) que en su creación se han seguido procedimientos o mecanismos
establecidos previamente para ello y c) que son de aplicación en un espacio de
tiempo (definido o indefinido). Sin embargo, con dificultad esa misma legislación
podría pasar la prueba de validez de Alf Ross relativa a la aceptación ideológica de
la norma y que fue expresada en los siguientes términos: “Las personas sometidas a
un régimen efectivo de fuerza no siempre lo viven como válido. En los casos en que
un régimen efectivo existente no recibe la aprobación ideológica en la conciencia
jurídico –formal de los súbditos, que es obedecido por temor, éstos no la viven como
un orden jurídico sino como un dictado de fuerza o de violencia”. La mayoría de los
mexicanos gobernantes y gobernados no le damos validez a ese marco institucional.

Podría parecer lapidario, pero tienen razón aquellos que expresan; sólo aquellas
leyes (e instituciones) que contemplen incentivos para dejar de ser corruptos. podrán
convertirse en buenas leyes en contra de la corrupción. El marco institucional para
prevenir y combatir la corrupción debe estar encaminado a asegurar mayores
beneficios que aquellos que brindan las conductas corruptas. Elección
racional y factores culturales son la piedra basal de la cultura de corrupción que
padecemos. Renunciar a los beneficios cortoplacistas y de fácil enriquecimiento
requiere que actuar en el sentido opuesto “valga la pena”.

La política del marco institucional que previene y castiga la corrupción en México


hace hincapié en castigar las conductas, lo cual de primera impresión pudiera
parecer adecuado, sin embargo, aceptado que en la elección racional y los factores
culturales se encuentra el origen de las conductas corruptas, ¿cómo castigar la
corrupción sin caer en ella misma? ¿Quién es el incorruptible que castiga la
corrupción? Bajo ésta idea, concebimos la necesidad de generar un marco
institucional que incentive hacia los gobernantes y la estructura burocrática del
gobierno y hacia los gobernados la ejecución de conductas dentro del marco del
Estado de Derecho.

Debemos iniciar por un plan nacional de educación encaminado a formar mexicanos


en la importancia del respeto a las leyes y hacia el interior del gobierno y su
burocracia dejar de ver a las leyes como meras insinuaciones.

La nota:
Empresa de EU, culpable de soborno a empleados de CFE. Fiscales federales
estadounidenses dijeron que Lindsey Manufacturing pagó un monto de más de 5
millones de dólares, y que el dinero fue utilizado para comprarle al funcionario
mexicano Néstor Moreno, un yate llamado Dream Seeker (Buscador de Sueños) con
valor de 1.8 millones de dólares y un auto Ferrari por casi 300 mil dólares.
Moreno renunció el año pasado como director de operaciones de CFE. La
Procuraduría General de la República (PGR) en México abrió una investigación y
confiscó la embarcación. Moreno ha refutado todas las acusaciones en su contra, y
que nunca ha sido tocado por las autoridades mexicanas pese a que desde 2005
tuvieron conocimiento de que recibía sobornos.
Este señor Néstor Moreno, ex-empleado de CFE actuó bajo la elección racional y los
factores culturales que la impunidad que priva en el país ofrece.

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