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a La pregunta se la hizo una y otra vez el hombre que
estableció un negocio, semanas después de ser despedido de su trabajo, para
encontrarse con la realidad de unas ventas muy bajas y una competencia
despiadada en el mundo comercial. 
--? 
  
    ^me explicó el día que hablamos del asunto --.
   
   

 
  
        
 
 



  
     
   
     
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--.
cstaba junto a una enorme barra que separaba el espacio del público de la
estancia donde se movía acuciosamente con sus ayudantes. Un afiche de vivos
colores, al lado de la máquina registradora, invitaba a poner la mirada en
Jesucristo. Se percató de que estaba leyendo el texto. 
--‘  
     


   
 


   ^dijo a manera de explicación. Sonrió. Retomó el tema--:   


    

     

      --.
--?    
!le recordé para llevarle a comprender que era
incoherente profesar fe en el Señor Jesús y vender bebidas y cigarrillos --.
--‘     "
       #     


 

 
$ ^objetó. 
cstuvimos hablando por espacio de media hora. Gracias a Dios entró en razón.
Decidió proseguir unas semanas más. ²
   

 

 
--, anotó. 
cl comienzo no fue fácil. Hoy tiene un negocio próspero. Hace dos días cuando
hablamos nuevamente, después de sobreponerse a cualquier cantidad de
problemas, ofreció la ayuda que necesitara en la misión evangélica que
estamos plantando al oriente de Santiago de Cali. ^m     
 
  %  
 
 
 

^dijo.
  
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a hora quizá tiene una visión más aproximadaza de lo
que significa. cn síntesis es intentarlo una y otra y otra vez hasta lograr las
metas propuestas. 
Los hombres de Dios se caracterizaron por perseverar. La Biblia a bunda en
ejemplos. Noé, braham, José, Moisés, Josué, David y Jeremías son algunos
testimonios reales de que alcanzar las promesas del Señor y ver realizadas las
metas no es el fruto de abrir y cerrar los ojos, sino que en muchas ocasiones
obedece a un proceso en el que avanzar, así sea paso a paso, reviste
particular importancia. 
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La oración amerita que haya en nosotros perseverancia. cn cierta ocasión
a 
               
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Y relata la insistencia de una mujer viuda en procura de que un juez injusto
fallara a su favor.a" 
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Hay otro texto que vale la pena considerar. Se encuentra en el cvangelio de
Mateo. Fue una enseñanza q ue compartió el Señor Jesús en el llamado
"Sermón del Monte". Él les dijo: a2  /   3    /
  3   /    2         3 
        3 /         a4  55    

    ! 
De acuerdo con el principio que reveló a sus seguidores el Hijo de Dios, hay
tres elementos que son claves cuando oramos:  Pedir  Buscar  Llamar.
cstá implícita la perseverancia. cl asunto no es orar un día y dejar el asunto
para después. cso sería desistir. Lo fundamental es persistir. Si lo hacemos,
tenemos asegurada la respuesta. 
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£oda persona anhela que Dios responda a sus oraciones; de lo contrario, no se
tomarían el trabajo de elevar sus peticiones delante del Padre. La respuesta
se produce como consecuencia de cuatro aspectos de suma importancia: 
cl primero, que exista una motivación específica que puede partir de una
necesidad tal como lo hallamos en Mateo 7:9 y 10. cl segundo, si clamamos
Dios responde porque es un Padre amoroso para con sus hijos. a2  
                   -( 6  
  2             7a
 ! 
cl tercer elemento estriba en la importancia de que orar vaya acompañado de
dos actitudes: Creer y Perseverar. 
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Usted y yo tenemos libertad de clamar porque tenemos acceso al trono
celestial. cn las cs crituras leemos una premisa del autor de la carta a los
Hebreos: a+   .8      '    
    / -     '      /       
  a9:1  
    ! 
Sobre esta premisa, tenemos la certeza de que Él nos atenderá y podemos ir a
su presencia cuantas veces sea necesario. 
hora, una pregunta apenas natural: ¿Por qué demora Dios la respuesta a
nuestras oraciones? Hay por lo menos cuatro razones que comparto con
ustedes. La primera, para probar nuestra sinceridad; la segunda, para probar
nuestra fe (fortalecernos); la tercera, porque albergamos pecado: rebelión,
amargura, falta de perdón, desobediencia etc., y la cuarta, para enseñarnos a
perseverar hasta el tiempo perfecto de Dios en el cual se produce la
respuesta. 
cs probable que dejemos de orar porque, de un lado no hemos aprendido el
valor de la perseverancia; nos encontramos tan " 
 " en las cosas del
reino de Dios que pocas veces entramos en contacto con el "&' ", y
además, no estamos dispuestos a dejar que el Señor trate con nosotros. ¿Cuál
de esas circunstancias ha tocado a su puerta? cs hora de hacer una revisión
juiciosa y proceder a aplicar los cambios pertinentes. 
No permita jamás que el enemigo de los cristianos, Satanás, le haga sentir
indigno de ir a la presencia de Dios en oración; tampoco deje que siembre
dudas en su mente y rechace todo pensamiento de distracción que traiga su
corazón cuando está orando. 
Recuerde siempre: el éxito de la oración estriba en perseverar... 
>;  + .) 


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