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Ricardo Silva-Santisteban Ubillús
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(Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española)
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(Academia Argentina de Letras, Universidad de la Plata)
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(Universidad de Bucarest)
Cuidado de la edición
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Traducción
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ISSN: 0567-6002
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Vol. 44, Nº 44
Académicos de Número
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Académicos Correspondientes
a) Peruanos: b) Extranjeros:
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Eugenio Chang Rodríguez Marius Sala
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Académicos Honorarios
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Comisión de Gramática
Coordinador Rodolfo Cerrón-Palomino
Luis Jaime Cisneros Vizquerra
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Comisión de Lexicografía y Ortografía
Coordinador Marco Martos Carrera
Martha Hildebrandt Pérez Treviño
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Aída Mendoza Cuba
Ana Baldoceda Espinoza
Marco A. Ferrell Ramírez
Luis Andrade Ciudad
Isabel Wong Fupuy
Oscar Coello Cruz
Gloria Macedo Janto
Rosa Carrasco Ligarda
Rosa Luna García
Agustín Panizo Jansana
BOLETÍN DE LA ACADEMIA PERUANA DE LA LENGUA
B. APL Vol. 44, Nº 44, ISSN: 0567-6002 Julio-Diciembre 2007
CONTENIDO
ARTÍCULOS
NOTAS
INCORPORACIONES
RESEÑA
Óscar Coello. Manual de semiótica clásica
(Fátima Salvatierra) 153
REGISTRO 159
Resumen:
Este artículo trata, dentro del marco de la lingüística histórico comparativa, de la
importancia de la etimología para la reconstrucción de etapas lingüísticas anteriores,
y de la problemática de estos estudios.
Résumé:
Cet article aborde, dans le cadre de la linguistique historique et comparative,
la question de l’importance de l’étymologie dans la reconstruction des étapes
linguistiques précédentes et la question de la problématique de ces types d’études.
En se basant sur certaines étymologies réalisées par Harri Meier et par son école, il
est démontré ici les difficultés et les solutions liées au travail étymologique à travers
l’analyse de mots espagnols, tels que, macho !, ¡so !, chamba.
Palabras clave:
Latín vulgar, etimología, peruanismos.
Mots clef:
Latin vulgaire, étymologie, péruanismes.
Pero desde luego, el asunto sería mucho más claro y sencillo, si todos
los sonidos o pequeños grupos de sonidos se hubiesen transformado en otros
sin importar su vecindad en la cadena hablada. Pero esta vecindad juega a
menudo un rol importante, como muestran los siguientes ejemplos.
En las palabras TARDE > tarde; TERRAM > tierra; TAURUM >
toro, la regla es clara: en posición inicial de palabra, la T se conserva. En
las palabras TOTUM > todo; AMATUM > amado; ROTAM > rueda, la
regla dice: en posición intervocálica, la T se sonoriza. Al ver los siguientes
ejemplos: TANTUM > tanto; QUARTUM > cuarto; NOCTEM > noche;
LACTEM > leche; MULTUM > mucho; MATREM > madre; PATREM >
padre, el análisis muestra que en el interior de palabras hay que diferenciar
entre varias reglas:
En los casos de CAPUT > cabo; AMAT > ama; AMANT > aman,
la T en posición final de palabra desaparece.
1
La Y representa aquí la yod que es el resultado de la E latina delante de otra vocal.
2
Friedrich Diez. Etymologisches Wörterbuch der romanischen Sprachen, p. III.
3
Ibid. p. V.
4
E. Coseriu, El llamado ‘Latín Vulgar’ y las primeras diferenciaciones romances. Montevideo
1954.
Hasta ahora, casi no nos hemos ocupado del significado de las palabras;
nos hemos referido primero a la forma, sabiendo, que un lingüista con fantasía
es capaz de imaginar cambios de significado muy poco comunes.
fantasía de los hablantes, todo esto era, según los «idealistas», mucho más
importante que las reglas fonéticas.
5
Joan Corominas, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana.
2) Poco después y tal vez sin conocer esta explicación, Adolf Tobler9
propone otra interpretación. Al explicar la construcción francesa ils sentent
leurs bourgeois! (= les bourgeois qu’ils sont), dice lo siguiente (lo traduzco)
«es seguro que el portugués usa su posesivo en el mismo sentido, ... al lado
de burro, sua besta ‘burro, bestia que es Ud.’, seu medroso ‘Ud., miedoso’,
seu ingrato... etc.» Lo compara con un pasaje de Lope de Vega, que no me
parece ser tan convincente como para citarlo aquí, pero no cita los insultos
castellanos del tipo so bruto, pero sí el sueco din stygga! ¡tú fea!
9
Adolf Tobler, «Possesive Adjektive in seltneren Verwendungsarten.» En: Zeitschrift für
Romanische Philologie 12, 1888, pp. 431 ss.
(3) Si aceptamos que so / seu < SENIOREM y so / seu < SUUM / *SEUM
llegaron a ser homónimos en un determinado momento de su evolución, lo
vemos confirmado por diferencias básicas en su uso: la primera pareja se
usa delante de nombres propios o títulos: seu Angelo, so Reinaldo, la segunda
delante de adjetivos o sustantivos usados metafóricamente como adjetivos: ¡so /
seu mentiroso, so / seu burro!
10
Leif Sletsjøe, So malandro – Seu burro – Din idiot!, en: Mélanges de philologie, offerts à
Alf Lombard, 1969, pp. 196-215.
11
REW = Romanisches etymologisches Wörterbuch. Heidelberg 3ª ed. 1935.
12
F. Hanssen. Gramática histórica de la lengua castellana, Halle 1913, p. 60.
13
Ramón Menéndez Pidal. Manual de gramática histórica española. Madrid 16ª ed. 1980, pp.
12, 164.
14
V. García de Diego. Gramática histórica española. Madrid 1951, pp. 98, 118.
Todos los autores piensan que una palabra latina puede tener
sólo una continuación directa, popular, en una lengua. Si, como en este
caso, existen dos o más formas, se las explica como variantes semicultas o
préstamos de idiomas o dialectos vecinos. Sin embargo sabemos, todos los
que leemos textos en castellano antiguo, que allí hay con frecuencia lo que
yo llamo dobletes, por ejemplo: ambos – amos; troxiesse – truxiesse; ombres
15
En: Hispanic Linguistics 1, 1984, pp. 97-114.
16
H. Meier. Etymologische Aufzeichnungen, Anstösse und Anstössiges. Bonn 1988, pp. 66ss.
17
U. L. Figge, Rom. cambiare ‘tauschen, wechseln’, en: Romanische Etymologien 1. Vermischte
Beiträge I, Heidelberg 1968. pp. 27-38.
18
A. Walde, J. B. Hofmann, Lateinisches etymologisches Wörterbuch. 3 ts. Heidelberg 3ª ed.
1938-1956.
19
Alfred Ernout, Antoine Meillet, Dictionnaire étymologique de la langue latine. Paris 4ª ed.
1959.
Veamos los verbos que nos interesan aquí; no trataré los verbos que
significan ‘unir’.
20
Cf. W. von Wartburg, Französisches etymologisches Wörterbuch. Tübingen 1948ss.
21
V. García de Diego, Diccionario etimológico español e hispánico, Madrid 1954, loc. cit.; íd.
en Revista de Filología Española 39. 1955, p. 125.
BIBLIOGRAFÍA
MEIER, Harri. «Phantasie des Volkes und Phantasie der Etymologen», en:
IN MEMORIAM ANTÓNIO JORGE DIAS, Vol. II, pp. 317-337.
Lisboa 1974.
_____. Etymologische Aufzeichnungen. Anstösse und Anstössiges. Romanistische
Versuche und Vorarbeiten Nº 54. Bonn , Romanisches Seminar der
Universität Bonn, 1988.
SLETSJØE, Leif. «So malandro – Seu burro – Din idiot!», pp. 196/215 en
Mélanges de philologie, offerts a Alf Lombard, Lund, 1969.
Resumen:
El texto ubica la poesía de Haroldo de Campos en relaciòn con los formalistas,
con la poesía de Bertolt Brecht y con la escritura de Octavio Paz, como una de las
escrituras más originales en el siglo XX. La sensación de extrañamiento que emana
de su poesía, la permanente sorpresa que reciben los lectores, hermana a la lírica
de este escritor brasileño con la dicción de los mejores poetas de cualquier tiempo.
Résumé:
Le texte présente la poésie d’Haroldo de Campos comme l’une des œuvres poétiques
les plus originales du XXe siècle au regard de celles des formalistes, de Bertolt
Brecht et d’Octavio Paz. L’effet de distanciation produit par sa poésie, la permanente
surprise à laquelle ses lecteurs sont amenés apparente la lyrique de cet écrivain
brésilien à la diction des meilleurs poètes de tous les temps.
Palabras clave:
Campos, Brecht, Paz, poesía concreta, formalismo
Mots clef:
Campos, Brecht, Paz, poésie concrète, formalisme
Los formalistas creían que las ideas, los temas y las referencias a la
realidad de un poeta eran meras excusas externas del escritor a quien se
pide justificar el uso de los recursos formales. Con el paso del tiempo
percibieron que los recursos no eran piezas establecidas de antemano que
podían moverse a voluntad en el juego literario. Entonces, en lugar de
referirse al principio del extrañamiento realizado por la literatura,
empezaron a referirse al extrañamiento de la misma literatura. A partir de
ese momento, y hasta ahora, si consideramos que mucho de lo que dijeron
los formalistas está asimilado por la crítica posterior, sea cual fuere su signo,
los formalistas pasaron a considerar las obras literarias como sistemas
dinámicos en los cuales los elementos se estructuran según relaciones de
fondo y de primer plano. Decía Jakobson que si un elemento particular «se
borra», desaparece, otros elementos pasarán a ocupar el lugar dominante
en el sistema de la obra. Definió al «dominante» como el componente
central de una obra de arte que rige, determina y transforma todos los
demás». El dominante proporciona a la obra un centro de cristalización y
facilita su unidad o gestal (orden total). La misma noción de extrañamiento
apunta al cambio y desarrollo histórico. En vez de buscar verdades etéreas
que reducen toda la gran literatura a un mismo patrón, los formalistas se
inclinaron a considerar la historia de la literatura como una revolución
permanente, término que tomaron de su antiguo adversario Trotski, en la
que cada nuevo desarrollo era un intento de rechazar el aliento muerto de
la familiaridad y de la respuesta habitual. Literatura, es a partir de ese
momento, lo que sorprende, lo que es diferente de lo conocido.
talento, por todos los géneros literarios. Conocido por el gran público en
todo el orbe por la audacia de sus propuestas en la dramaturgia y en la
puesta en escena que revolucionan las tablas hasta tal punto que puede
hablarse de un teatro anterior a él y otro, que el propio Brecht encarna, y
que influye poderosamente en las propuestas escénicas que se hacen hoy
día, con la misma intensidad cultivó el cuento, la novela, el apólogo, los
carnets, el ensayo, la poesía. En cada uno de los escritos sabía poner en
tensión el lenguaje y con sabiduría, ironía y técnica depurada, ofrecía algo
nuevo al lector o espectador. Todo esto para decir que Brecht es un clásico
de la lengua alemana, alguien que por encima de las modas del momento
y de las ideologías, incluso la propia marxista, que el defendió en cada
minuto de su vida, tiene algo que decir a los hombres de cada circunstancia
histórica y en primer lugar a nosotros que lo leemos cincuenta años después
de su final. Bertolt Brecht nació en 1898, el mismo año de la muerte de
Mallarmé. Este, en 1897 había declarado que la poesía durante demasiado
tiempo había sido aliada de la música y era hora de que se vinculase con
otras artes. Y para dar el ejemplo hizo un poema, que la posteridad califica
de magnífico, donde jugaba con palabras en la página en blanco. Ese poema
Un coup de dés jamais n´abolira le hasard abrió el camino a la poesía cubista
de Apollinaire, quien en 1918, con sus caligramas hizo la trocha más ancha
por la que circulan orífices de la palabra que al mismo tiempo son artistas
plásticos, entre ellos Jorge Eduardo Eielson. Pero el propio Mallarmé, años
antes había escrito un poema, el titulado «Santa», en que hace aparecer
una mano que toca un instrumento que no es otro que un ala. Esos dedos
femeninos son de una música que tañe el silencio. Y esta es una línea de
poesía que tiene cierto auge secreto en el siglo XX. Lírica que quiere decir
lo nunca dicho, que piensa que la poesía habla no solamente de un mundo
de sueño, sino algo muy diferente de lo que conocemos como mundo
humano. Es una poesía que explora lo más abstracto, que deja de centrarse
en el individuo o en la colectividad, que regresa a una naturaleza apenas
entrevista. Es una poesía del riesgo, de la dificultad, de la posibilidad de la
incomunicación. Algo de ella podemos encontrar en los poetas herederos
del simbolismo como Yeats, como Rilke, como Pasternak, algo en los
herméticos italianos como Ungaretti, Montale y Quasimodo, pero tenemos
entre nosotros, los peruanos, una línea que efectivamente habla desde la
ribera del silencio, es la que va de José María Eguren a Emilio Adolfo
que decimos porque lo que salía de sus manos y de su mente era diferente
a todo lo conocido y es por eso que estamos aquí reunidos, hablando de lo
que hizo, sintiéndolo.
Pero en Brasil, las cosas han ocurrido de distinto modo. Desde 1922
por lo menos, hay una forma natural de incorporar al individuo, al hombre
de la calle, a la poesía. Hay numerosos poetas que son cultos, en el sentido
clásico del término, de cultura canónica, y al mismo tiempo participan de
una cultura popular. Y los nombres saltan a borbotones, desde Manuel
Bandeira en el célebre poema del enfermo de los pulmones repitiendo
¿mosca oro?
mosca hosca,
¿mosca plata?
mosca prieta.
¿mosca iris?
mosca soez.
¿mosca añil?
mosca vil.
¿mosca azul?
mosca mosca.
¿mosca blanca?
poesía poca.
de barriga vacía
de barriga vacía
nombro al nombre
nombro al hombre
en medio del hambre
nombro al hambre
que es del César que pide himnos, mientras ella ofrece poemas escatológicos
o una hebra de sol en el ojo selenita de Celan. De la poesía se dice que está
a la derecha, pero el joven Marx, lector de Homero, Dante, Goethe,
enamorado de la Gretchen del Fausto, sabía que su lugar está a la izquierda,
el loco lugar alienado del corazón. Lenin mismo censuró a Lunatcharski
por haber publicado más de mil ejemplares de un poema de Maiacovski
diciendo «demasiado papel para un poema futurista», pero él sabía que
idealismo inteligente está más cerca del materialismo que el materialismo
del materialismo desinteligente. Desmond Morris, el célebre biólogo, autor
de El mono desnudo y de El zoo humano decía todas las formas de gobierno
del ser humano son de derecha y que las formas de distribución pueden
tener características de izquierda. Ignoro, por supuesto, si Haroldo de
Campos conocía o no a Morris, pero yendo un poco más a fondo del
asunto puede decirse que lo que rescata Haroldo son los elementos utópicos
que están en el pensamiento humano, desde aquellos que están presentes
en la doctrina de Jesús, como la hermandad entre todos los hombres y el
perdón de las ofensas, hasta el propósito del joven Marx de construir el
paraíso en la tierra, en un intercambio de amor con amor, sin la alienación
que produce el dinero. Thomas Moro dijo en el siglo XV que su utopía
estaba en ninguna parte. Puede ser, pero a veces se aloja en la poesía de
algunos como Haroldo de Campos. En la utopía el hombre está feliz y
juega con el lenguaje:
Y jakobson roman
(amor /roma)
octagenario plusquesexappealgenario
acaricia con delicia
tus metáforas y metonimias
en cuanto abres de gozo
las alas crisoprasio de tus paranomasias
y el se ríe del embarazo austero de los savants
….
te detestan
lumpen proletaria
voluptuaria
falsaria
elitista piraña de la basura
porque no tienes mensaje
y tu contenido es tu forma
y porque estás hecha de palabras
y no sabes contar ninguna historia
y por eso poesía
como cage decía
o como
hace poco
augusto
el augusto:
el colibrí colibriza
y la poesía poesía.
Dícese con razón al parecer que los premios literarios son derechos
que las mayorías conceden a las minorías y más todavía, a un grupo selecto:
los miembros de un jurado de especialistas. Es natural que así sea. Los
concursos son una manera de fomentar la difusión de la literatura. Pero
hay certámenes y certámenes. Los hay para quienes empiezan, para quienes
tienen a medio camino una obra y para los que la han desarrollado con
cabalidad. El Nobel es de estos últimos, es el más codiciado galardón
mundial al que puede aspirar un escritor y por lo mismo está negado a
casi todos. Por cierto los académicos suecos no son infalibles y aunque
prescinden expresamente de criterios políticos en sus decisiones,
procuran, tal vez inconscientemente, hacer justicia poética con todos los
continentes de la tierra y con todas las lenguas. Si fue sorprendente que
eligieran en 1989 a Camilo José de Cela, más inusual fue que concedieran
en 1990 ese premio a Octavio Paz, no tanto por los méritos que
sobradamente tenía el escritor mexicano, sino porque por primera vez
en toda la historia de Nobel, se otorga durante dos años consecutivos a
escritores de la misma lengua.
se dedicase a otra cosa que no fuese la poesía, tendría lo que se llama éxito,
pero se negaría a sí mismo. Fue una paradoja de conceder el Premio Nobel
de Literatura a Octavio Paz en 1990. Un poeta, un inútil, uno de esos que
está haciendo versos toda su vida, no solamente logra expresar lo de los
demás y lo suyo propio, sino que también tiene masiva aceptación. Por eso
el mejor homenaje que podemos hacerle, y esta es una segunda paradoja,
es desacralizarlo, leerlo como si no hubiera ganado el Nobel, con la misma
unción con la que lo leíamos antes de haber recibido esa distinción.
Que algunos alaben a Paz por describir los excesos de los estados,
aquellos entes que magnánimamente llama ogros filantrópicos, que otros
también lo incorporen a las filosofías del mercado. El Paz que muchos
estimamos es el que desconfía del poder, como Haroldo de Campos
ciertamente, de cualquier poder, el gallo galante que pisa las palabras, el
cocinero que les tuerce el pico, pero también el que busca en la palabra la
voz exacta «y sin embargo equívoca, oscura y luminosa, tienda y fuente:
espejo: espejo y resplandor, resplandor y puñal, vivo puñal amado, ya no
puñal, sí mano suave: fruto.»
Hermandad
BIBLIOGRAFÍA
Óscar Coello
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Resumen:
Este artículo traza una breve semblanza de Alonso Enríquez de Guzmán, poeta
cortesano y cultor del arte mayor; contextualiza su quehacer literario y pone en
evidencia los recursos del lenguaje judicial que emplea para poetizar. Así mismo,
describe los conceptos del honor y la honra en los que se enmarca el trabajo
artístico de Enríquez para, desde allí, aspirar a comprender el sentido que sustenta
el alma de algunos de los fundadores de las letras castellanas en el Perú.
Résumé:
Cet article constitue un bref portrait d’Alfonso Enríquez de Guzmán, poète
courtisan et fervent partisan de la poésie, art majeur. Il situe dans son contexte le
travail littéraire de l’auteur et fair ressortir l émploi, dans sa poésie, des ressources
empruntées au langage judiciaire. De même, il décrit les concepts d’honneur et de
réputation par rapport auxquels se définit le travail artistique d’Enríquez pour, à
partir de ce point d’encrage, essayer de déterminer la logique qui sous-tend l’esprit
des fondateurs de lettres castillanes au Pérou.
Palabras claves:
Poesía, lenguaje procesal, honor, Enríquez, Perú.
Mots clef:
Poésie, langage juridique, honneur, Enriquez, Pérou.
1 Keniston, Hayward (ed.): Libro de la vida y costumbres de don Alonso Enríquez de Guzmán.
Madrid: Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros
días, Tomo CXXVI, 1960. 366 pp.
que tuvieran una de estas dos cualidades: riqueza o nobleza. Era buen lector,
por tanto, instruido; escribía bien, sabía decir refranes, hacía versos. Entonces,
hizo muy buenos amigos: uno de ellos, el Duque de Alba lo llevó a la corte
del rey y su suerte cambió. Pero Dios pone un estigma en la frente de los
malandrines: también era pleitista y lo andaban echando de todo lado. Todo
lo hacía juicio, bofetada al insolente, duelo de espada. Cuando se descubrió
el Perú, el Consejo de Indias le prohibió venir a los nuevos territorios, porque
para entonces ya tenía bien ganada fama de alborotador. Pero logra
embarcarse en alta mar, amenazando al capitán de la nao con hacerle pagar
cara la afrenta hecha a uno de su prosapia cortesana. Aun así era cobarde, y
no se molestaba en ocultarlo. Corre en Mala, cuando la entrevista famosa
entre los conquistadores. Y cuando los indios cercan el Cuzco escribe en su
libro que «tenía bien liado mi oro, plata y ropa»2 para correr primero, si el
caso llegara. Por eso se gana el desprecio de Hernando Pizarro: solo había
venido a llevarse todas las riquezas que pudiera cargar. Cuando salió del
Perú se fue bien cargado. De regreso a España hizo escala en México y se dio
el lujo de hacerle una exhibición al mismísimo Hernán Cortés del menaje
en oro y plata que se llevaba: tinajas, cubiletes, estriberas, collares y cuentas;
y, sin duda, muestras de la finísima textilería de vicuña inca. Hernán Cortés
por la tinaja más grande le pagó mucho dinero y, además, lo invitó a La
Habana con todos los gastos pagados. Cuando arribó a Sevilla el rey Carlos
V ordenó que le quitaran todo y que lo encarcelaran, pues estaba convencido
de que esas riquezas provenían de cobrar por las intrigas entre los burdos
Francisco y Diego, que lo estimaban en mucho, por sus amistades en España,
por su zalamería y por saber hablar. En España se dedica a litigar judicialmente
para rescatar su dinero y para vengarse de Hernando Pizarro. Todo lo logra
por sus amistades y por el oro que se llevó del Perú; dice que se gastó 22
mil castellanos de oro en sus sinuosos procesos judiciales.
He dicho que hablaba bien, con mucho sabor y que era entretenido:
tanto para los ignorantes y desesperados soldados que merodeaban por las
punas del Perú como para los estirados príncipes de la corte española.
Alguna vez lo escuchó conversar el príncipe Felipe, futuro rey de España y
2 Porras Barrenechea, Raúl: Los cronistas del Perú (1528-1650). Lima: Sanmartí, 1962,
p. 124.
El texto
4 Coello, Óscar: Los inicios de la poesía castellana en el Perú. Fuentes, estudio crítico y
textos [1999]. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú,
2001. 388 pp.
El honor y la honra
Pero en este poema, tal vez sin proponérselo, tal vez sin darle otro
fin que el de ser una ayuda memoria en sus juicios terrenales, Enríquez
nos dejó una muestra perfecta, vívida, latente de lo que era el concepto del
honor por aquellos años. Y de que es un poema de honra, lo explica así en
la breve introducción en prosa que hace del poema, cuando promete
poetizar en contra de los que «despojaron de su honra, vida y hazienda», a
Almagro, «segund el metro que adelante veréys».
5 Ruiz Ramón, Francisco, Historia del teatro español. Madrid: Alianza editorial, 1967.
pp. 449.I
6 Ibíd., p. 159
7 Ídem.
8 Burckhardt, Jacob: La cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Editorial Iberia,
1946, p. 374.
9 Ídem.
10 Ibíd., p. 273.
11 Ibíd., p. 312.
BIBLIOGRAFÍA
Observaciones:
1. El presente artículo cita como lo hace el Diccionario panhispánico de
dudas (DPD), pp. 773 y ss.
2. Se emplean las comillas españolas, también a indicación del mismo
DPD.
Resumen:
El presente artículo analiza el punto de vista que el Inca Garcilaso asume con
respecto al viejo conquistador, Francisco de Carvajal, «El demonio de los andes»,
enfoque en el cual intenta desmitificar la imagen cruel y despiadada que los
demás cronistas han construido sobre él. Además, presenta una descripción sobre
la función que este personaje cumple en el libro V de la Historia General del Perú,
dónde se narra la guerra entre Gonzalo Pizarro y el pacificador Pedro de la Gasca.
Por otro lado, se revisa en Carvajal, el concepto humanístico del vir facetus, ese
hombre culto y refinado, capaz, al mismo tiempo, de deslumbrar en los salones
con su ingenio y sus facecias o divertidas anécdotas.
Résumé:
Cet article analyse la perception présentée par l’Inca Garcilaso du vieux conquérant
Francisco de Carvajal, communément appelé « Le démon des Andes ». Dans son
approche, il essaie de démystifier l’image cruelle et impitoyable de Francisco de
Carvajal, telle qu’elle a été divulguée par les autres chroniqueurs. De plus, cet
article présente une description du rôle joué par Carvajal dans le cinquième tome
de l’Histoire Générale du Pérou dans lequel est racontée la guerre entre Gonzalo
Pizarro et le pacificateur Pedro de la Gasca. En outre, Garcilaso a révisé chez
Carvajal le concept humaniste de vir facetus, cet homme cultivé et raffiné et, en
même temps, capable d’éblouir les salons par son génie et ses mots d’esprit ou par
ses anecdotes amusantes.
Palabras clave:
Crónicas, corona, guerra civil, providencia, humanismo, vir facetas, etc
Mots clef:
Chroniques, couronne, guerre civile, providence, humanisme, vir facetus, etc.
3 En particular Diego Femández de Palencia, a quien refuta más el Inca a este respecto,
da una descripción muy negativa de Carvajal, con el añadido de una edad sumamente
imprecisa: «Era en esta sazón [Carvajal] de edad de más de setenta y cinco años,
crudelísimo de condición, mal cristiano y muy codicioso» (I, XI, 20). López de Gómara,
por su parte, admite que Carvajal era el soldado más famoso en Indias, «aunque no
muy valiente ni diestro», reconociéndole solo la crueldad como su rasgo más
sobresaliente, ya que «dicen por encarecimiento: ‘Tan cruel como Carvajal’, porque
de cuatrocientos españoles que Pizarro mató fuera de batallas, después que Blasco
Núñez entró en el Perú, él los mató casi todos con unos negros que para eso traía
siempre consigo» (273). La exageración es insoslayable.
endilgan otros autores a Carvajal: «Cruel fue, que no se puede negar; pero
no con los de su bando, sino con sus enemigos, y no con todos, sino con
los que él llamaba pasadores y tejedores, que andaban pasándose de un
bando al otro, como lanzaderas en un telar, por lo cual les llamaba tejedores»
(IV, XXVIII, 98). Garcilaso de esta forma transfigura la crueldad en una
operación punitiva frente la deslealtad contra su líder, Gonzalo Pizarro.
Pero la obligación del que escribe los sucesos de sus tiempos, para
dar cuenta dellos a todo el mundo, me obliga y aun fuerza, si así se
puede decir, a que sin pasión ni afición diga la verdad de lo que
pasó. Y juro, como cristiano, que muchos pasos de los que hemos
escrito los he acortado y cercenado, por no mostrarme aficionado
o apasionado en escribir tan en contra de lo que los autores dicen,
particularmente el Palentino, que debió de ir tarde a aquella tierra
y oyó al vulgo muchas fábulas compuestas a gusto de los que las
quisieron inventar, siguiendo sus bandos y pasiones. (V, XXXIX,
263)
6 Cervantes recuerda al viejo sátiro en un pasaje de Don Quijote en que el hidalgo, luego
de la golpiza que le dan los yangüeses, tiene que ir a lomos del rucio de Sancho, cosa
que no considera afrentosa: «No tendré a deshonra la tal caballería, porque me acuerdo
haber leído que aquel buen viejo Sileno, ayo y pedagogo del alegre dios de la risa
[Baco], cuando entró en la ciudad de las cien puertas iba, muy a su placer, caballero
sobre un muy hermoso asno» (I, XV, 165-166). M. Bakhtin nos recuerda que Rabelais
Las aristas del personaje de Carvajal, con sus burlas y sus veras, en
la Historia general del Perú llevaron a Durand a emparentarlo con la picaresca:
«Carvajal, como los pícaros de que habla Américo Castro, significa en su
propia vida una terrible y sarcástica revisión de la moral y costumbres de
su tiempo» («La idea de la honra», 111). De hecho, Garcilaso hace un retrato
del cruel conquistador siguiendo en parte el modelo del vir facetus, ideal
del siglo XVI que equilibra el humor con la inteligencia. El vir facetus es un
auténtico artista que ejecuta su performance todo el tiempo y cuyo ingenio
no es descontrolado (como el que se le reprocha a los bufones), sino que
está regido por la razón (ratio) y el sentido del decoro (mensura) que hacen
que su virtud humorística (facetudo) tenga un valor tanto moral como
estético (Luck 118-120). Cuando los otros cronistas retratan a Carvajal, no
siguen este modelo humanístico y por ende llaman la atención sobre
defectos o excesos que en la versión de Garcilaso están depurados.
7 Notable diferencia con López de Gómara, por ejemplo, quien recoge muy al vuelo dos
de los cuentecillos de Carvajal (el de «Basta matar» luego de escuchar su sentencia y su
sorpresa de ver cara a cara a Centeno, a quien solo había visto hasta entonces de
espaldas), no precisamente los de mayor donaire, y comenta finalmente con
displicencia: «Largo sería de contar sus dichos y hechos crueles; los contados bastan
para declaración de su agudeza, avaricia e inhumanidad» (273). A la luz del concepto
del vir facetus, el Carvajal de López de Gómara es monstruoso, ya que mezclaría la
virtud de facetudo con tachas morales realmente graves.
8 Este fenómeno ocurre, por ejemplo, con el cuentecillo que puede denominarse «la
prueba del fraile» que Garci1aso atribuye a Carvajal y Gonzalo Correas en su Vocabulario
de refranes (1627) a un oscuro Garay, «tirano en Indias». Me he ocupado de este
cuentecillo y el curioso empleo que le da Ricardo Palma en su diálogo literario con
Clorinda Matto de Turner, en mi artículo «Garcilaso, Palma y Clorinda Matto: notas
sobre ‘Beba, padre, que le da la vida’» que figura en la bibliografía.
9 A este respecto, Pupo-Walker añade la idea de que, precisamente «la invocación a esta
tópica narrativa parcialmente nos sirve para confirmar el cariz imaginativo del relato»
(56). Tal sería el caso, como el mismo estudioso lo indica, del relato del naufragio de
Pedro Serrano que incluye Garcilaso en la primera parte de los Comentarios reales.
general, sino que tiene un propósito. En su análisis del duelo en la obra del
Inca, Durand señalaba que este apelaba al humor o la ironía, ya que «no
halla mejor paliativo para las atrocidades de los heroicos, pero terribles
conquistadores, que presentarlas desde el punto de vista pintoresco» («El
duelo», 121). Es en esas coordenadas trazadas por Durand en que cabe
interpretar la comicidad de Carvajal.
de suerte que si oírlas nos espanta,/ vuestra sazón las sabe hacer sabrosas»
(vv. 1559-1562)10. Más de dos siglos después, en el XIX, será Ricardo Palma
el tributario de la faceta cómica de Carvajal, pero ya con distintos fines.
Queda no obstante, un vestigio del trabajo del Inca Garcilaso sobre el
personaje del viejo conquistador, ya que todas las recreaciones posteriores
que se hacen del mismo parten de la Historia general del Perú.
BIBLIOGRAFÍA
10 Cabe apuntar, como lo hace Miguel Zugasti en nota a pie de página de su edición de
Amazonas en las Indias, que si bien Tirso explota la jocosidad inherente al personaje no
pretende erigirlo en el gracioso de la comedia (nota a los vv. 151-152), lo cual hubiera
implicado arrebatarle buena parte de su esencia de vir facetus.
NOTAS
II
(1849) reúne las cartas escritas a lo largo del viaje. El libro sembró discordias,
generó polémicas, avivó disgustos y anudó amistades. Con el propio
Echeverría ocurrió algo singular, que vale destacar porque ilustra una época
importante de la vida literaria. Refugiado en Montevideo, había sido
elogiado por Sarmiento en un pasaje del Facundo. Era explicable, por tanto,
que sintiera curiosidad por saber qué decía Sarmiento, ahora que se habían
conocido, al narrar su viaje al Uruguay. Este es el comentario respectivo:
demasiadas veces cónyugue por cónyuge, aperturar por abrir, mencionar por
decir, preveer por prever o incluso por prevenir. Pero nuestro propósito
ahora, repetimos, no es insistir en lo que ya otros corrigen con acierto.
Hay trabajos conocidos, muy útiles, que llaman la atención sobre ciertos
errores morfológicos conocidos en nuestro medio
ooooo
Expresión correcta:
Había cuatro personas. Ha habido sólo cuatro.
Expresión correcta:
Exactamente trescientas cincuenta y tres mil doscientas personas.
Expresión correcta:
Casi todas eran empleadas domésticas.
4. El 8% trabajaban en oficinas.
A pesar del contraste entre el singular del artículo el y el plural del verbo
trabajaban, tanto más notable cuanto ambas palabras se hallan tan
próximas, nos tentamos a pluralizarlo por un motivo evidente: la presencia
del número 8. Ahora bien, el sujeto no es el numeral cardinal 8, sino un
sustantivo singular, el 8%.
Expresión correcta:
El 8% trabajaba en oficinas.
Expresión correcta:
Cada tarde un grupo de estudiantes se reunía.
Expresión correcta:
Allí viven multitud de personas ancianas, bien entradas en años.
Expresión correcta:
Se dejaron establecidas las bases del proyecto.
Expresión correcta:
¿Quiso pegarte? Voy a reñirle.
Expresión correcta:
Por esto, afirmamos el valor de la democracia.
Expresión correcta:
Si quisiera hacerlo, lo haría.
Expresión correcta:
De manera especial, deseo fijarme ahora en el aspecto ético.
Expresión correcta:
Por lo tanto, (vistas, pues, las circunstancias,) estando reunidos todos
a la mesa, decidió confesarlo.
13. Aquella noche servía para otro tipo de presencias.. Los testimonios
fueron entonces impresionantes... Cada cual habló a su manera…
Algunos se ven obligados a intervenir… Al final, el director decide
cerrar el acto con el himno, que todos cantaron con entusiasmo como
siempre han hecho.
Son a todas luces inadmisibles estos cambios de tiempos verbales en una
misma narración. Sencillamente, el narrador debe elegir, desde el inicio,
un tiempo —sea el presente histórico, el imperfecto, el pretérito perfecto o,
especialmente, el indefinido— y mantenerlo a lo largo del relato. Los
escritores caen fácilmente en este tipo de error cuando la narración es
prolongada. Se produce entonces un comprensible, pero intolerable, olvido
del tiempo en el que han comenzado a situar la acción.
Expresión correcta:
Aquella noche sirvió para otro tipo de presencias… Los testimonios
fueron entonces impresionantes… Cada cual habló a su manera…
Algunos se vieron obligados a intervenir… Al final, el director
decidió cerrar el acto con el himno, que todos cantaron con
entusiasmo como siempre lo habían hecho.
Expresión correcta:
Le dijo todo lo que hasta entonces había silenciado.
Expresión correcta:
Quiero aprovechar la ocasión. Aprovecho la ocasión.
Expresión correcta:
Si hubieran estudiado, habrían aprobado.
Expresión correcta:
Lo lograron 34 estudiantes.
Expresión correcta:
Respecto a la política. En el ámbito nacional.
Expresión correcta:
Nos tomaría mucho tiempo hablar de los asuntos referentes al
empresariado.
Expresión correcta:
Aunque había nacido en una aldea, llegó a ser presidente.
Expresión correcta:
Se está ejecutando el programa en la región.
Expresión correcta:
Te vi mientras entrabas al teatro.
Expresión correcta:
El ómnibus cayó al abismo, a consecuencia de lo cual murieron
veinte pasajeros.
Expresión correcta:
Me entregó un escrito que contenía todo lo hablado.
Expresión correcta:
Todos sabían la noticia.
Expresión correcta:
El ministro (o bien, NN afirmó que el ministro) dijo que construirían
un puente.
Expresión correcta:
Que no sea la última vez que nos visitan.
Expresión correcta:
Todos buscan la paz.
Expresión correcta:
Hablemos de Einstein, cuya fama llegó a todo el mundo.
(O bien) Hablemos de Einstein. Su fama llegó a todo el mundo.
Expresión correcta:
En el evento, en el cual hubo un homenaje a Colón, se recordó
también a Américo Vespucio.
31. Les aplican a las palabras significados que creen que las palabras
tienen.
La oración fue formulada, desde el estrado, en una reunión formal de
especialistas en lengua castellana.
Aplican tiene como sujeto tácito a ellos. El relativo que tiene como
antecedente significados y cumple al mismo tiempo la función de objeto
directo de tienen. Creen, cuyo sujeto tácito es también ellos, tiene como
objeto directo una oración subordinada substantiva. La confusión se origina
al utilizar como bisagra el relativo que entre dos oraciones que tienen el
mismo sujeto. Por añadidura, hay una duplicación del complemento
indirecto (les y estas palabras).
Expresión correcta:
Aplican a las palabras los significados que, según ellos, tienen.
Expresión correcta:
Rompieron no sólo los vasos sino también los platos.
Expresión correcta:
No hay mayor satisfacción que la que produce el deber cumplido.
Nada satisface más que el deber cumplido.
Expresión correcta:
Acudieron (vinieron, llegaron) muchos (muchas personas),
especialmente las personas sin (aquellas que carecían de) recursos.
Expresión correcta:
Tuve la suerte de trabajar con él.
Expresión correcta:
¡Que sean 5 000 en total! Deben ser 5 000 en total. Debe haber
5 000 en total. (IMPER.)
Debe de haber 5 000 en total. (SUPOSICIÓN)
Expresión correcta:
Debe de haberse caído.
Expresión correcta:
Un tumulto es aquel que se forma cuando un gentío se pone a
gritar.
Expresión correcta;
Así pues, habría que decir lo siguiente.
40. En ningún lugar del mundo, en ningún país, nunca se ha visto ese
fenómeno.
La lógica elemental enseña que una proposición universal negativa debe
ser empleada con la máxima cautela: bastaría encontrar un lugar del mundo,
un país, un momento de la historia en el que se haya visto el fenómeno
cuya existencia ha sido negada para demostrar que la proposición es falsa.
Expresión correcta:
Rara vez se ha visto ese fenómeno.
Expresión correcta:
Su comprobada capacidad puede traducirse en proyectos que
favorezcan el desarrollo de las sociedades que lo necesitan.
42. Digo, pienso, considero de que... Con tal de que no te eches atrás. Caer
en la cuenta que…
Mucho se ha criticado el «dequeísmo», pero persiste en varios de nuestros
países. Por el lado opuesto, hay que reclamar el debido empleo de la
preposición de con los verbos que lo requieren.
Expresión correcta:
Digo, pienso, considero que… Con tal que no te eches atrás. Caer
en la cuenta de que…
Expresión correcta:
Volviste en ti.
Expresión correcta:
Si lloviera, nos mojaríamos.
Expresión correcta:
Está relacionado con los problemas ecológicos.
Expresión correcta:
Es un asunto por tratar.
Expresión correcta:
En memoria (a la memoria) de mi madre.
Expresión correcta:
Lo firmó de acuerdo con los herederos.
Expresión correcta:
Solicitó comentarios sobre su ponencia.
Expresión correcta:
Consultó con un perito.
Expresión correcta:
Heredó de su padre.
Expresión correcta:
Los dos ingresaron en la escuela.
Expresión correcta:
Esto sucedió (en) durante el gobierno de Odría.
Expresión correcta:
Se mostraba halagada con las cartas recibidas.
Expresión correcta:
Cuando perdió el puesto, fue abandonado por todos.
Expresión correcta:
A la noche, toda la familia se sienta a la mesa.
Expresión correcta:
¿Qué es bueno contra los zancudos?
Expresión correcta:
Se aficionó a la Internet en exceso.
Expresión correcta:
Eran seis hermanos.
Expresión correcta:
Los adultos (varones y mujeres).
BIBLIOGRAFÍA
INCORPORACIONES
Al mismo tiempo, al ser las cosas así como las describo, el que se
acerca a la obra magna que es, sin duda, cualquier calepino tiene que estar
hecho de una pasta especial para vencer el componente tedioso que cerca
su estructura, para superar el prejuicio de su inutilidad o vacuidad, para
vencer la suficiencia individual de hablantes competentes que reconocía
Pablo Neruda:
El Diccionario,
viejo y pesado, con su chaquetón
de pellejo gastado,
se quedó silencioso
sin mostrar sus probetas.
Pero un día,
después de haberlo usado
y desusado,
después
de declararlo
inútil y anacrónico camello,
cuando por largos meses, sin protesta,
me sirvió de sillón
y de almohada,
se rebeló y plantándose
en mi puerta
creció, movió sus hojas
y sus nidos,
movió la elevación de su follaje...
Diccionario, no eres
tumba, sepulcro, féretro,
túmulo, mausoleo,
sino preservación,
fuego escondido,
plantación de rubíes,
perpetuidad viviente
de la esencia,
granero del idioma.
son infructuosas para tratar los lexemas fronterizos, de modo que habrá
que proceder con cautela y debatir en cada caso. Yo diría, con un dicho
popular, de mi abuela, que «más vale que sobre que no que falte» y con
otro de mi madre que «por mucho pan nunca es mal año». Así que hay
que renunciar a un refrán opuesto —y cobarde—, aquel que invita a que
«por miedo a los gorriones no se siembren cañamones». O sea, y si lo
prefieren, señoras y señores: in dubio pro reo. Y aquí entran en liza todas las
palabras.
Y es hermoso
recoger en tus filas
la palabra
de estirpe,
la severa
y olvidada
sentencia,
hija de España,
endurecida
como reja de arado,
fija en su límite
de anticuada herramienta,
preservada
con su hermosura exacta
y su dureza de medalla.
O la otra
palabra
que allí vimos perdida
entre renglones
y que de pronto
se hizo sabrosa y lisa en nuestra boca
como una almendra
o tierna como un higo.
(«pey.»):
Guerrero afana buenas flacas pero al menos el sacalagua
tiene buen gusto <www.elbocon.com.pe/>.
Palabras afines:
1 / 2. Negro, zambo, mulato, moreno, trigueño,
cuarterón, quinterón, chino, prieto, afro, morocho.4
3 Dudamos si verdes o azules, que opiniones hay de todas. Por ejemplo: «El o la sacalagua
es blanco, rubio y de ojos azules; pero … viene el argos criollo y descubre que en lo
blanco hay algo de mestizo y como de sucio; en lo azul algo como de aguado, y en lo
rubio un algo y hasta tres muchos de pasudo, y dice sacalagua. Algunos pretenden
que, etimológicamente, quiere decir esto: Saca el agua del bautismo y se verá que no
eres sino mezclado», como sugestivamente lo recuerda el escritor Alberto Tauro del
Pino, citando al celebrado filólogo Pedro Paz-Soldán y Unanue.» <www.gratisweb.com/
drsalomonh/paginas /prologo.html >
4 Raúl Maseru (<www.torontohispano.com/>) señala un grupo mayor de términos en
este campo semántico:
3. Limeño, mazamorrero.
Y poco después:
[...]
INSTRUMENTO. m. 1. Objeto {que se utiliza para realizar una
acción}; 2. Utensilio {hecho de piezas, para un uso
determinado}; 3. Herramienta {de trabajo}; 4. Máquina {de
pequeño tamaño}.
[...]
MEDIO. m. 1. Modo {de transporte}; 2. Conducto {por el que
discurre algo}; 3. Líquido {utilizado para realizar un trabajo}.
[...]
UTENSILIO. m. 1. Objeto {para uso manual}; 2. Instrumento
{sencillo} / ÚTIL [...]
[...]
ONOMÁSTICA ANDINA
AIMARA
Rodolfo Cerrón–Palomino
Academia Peruana de la Lengua
peruano. En la nota que sigue, tras un excurso sobre el tema, nos ocuparemos
de la etimología formal y semántica del nombre, cuya dilucidación había
quedado pendiente, reclamando un mejor escrutinio de los datos. Creemos
estar ahora en condiciones de ofrecer los elementos de juicio que permiten
resolver, al menos en calidad de hipótesis, los arcanos que encerraba la voz
que nos ocupa.
1 La expresión «lengua de los collas» requiere también de una explicación, pues adolece
de una asociación equívoca. En efecto, como lo vienen demostrando los estudios
lingüísticos y etnohistóricos (cf. Torero 1987: 343-351, Bouysse–Cassagne 1988:
1, § III), la lengua de los collas originarios, habitantes de la región noroeste del
lago Titicaca, habría sido la puquina, antes de su aimarización lingüística previa
a su quechuización ulterior.
Ahora bien, hasta aquí nos hemos referido solo a la asimilación del
nombre dentro del castellano, el mismo que, según se vio, de etnónimo
devino en glotónimo. Sin embargo, queda la pregunta con respecto a la
motivación que dio origen a la transposición semántica del término. En
efecto, ¿por qué razón el gentilicio prehispánico de los <aymaray> fue
tomado por los españoles como base del nombre de la lengua que
conocemos como aimara? La misma interrogante se formularon en su
momento estudiosos como Markham ([1871] 1923: Apéndice) y Tschudi
([1891] 1918: 146–167). La tesis que el historiador británico ofrece en
respuesta a dicha pregunta, y que luego será suscrita por el viajero suizo, es
que la designación de aimara para referir a la lengua le fue impuesta a ésta
por los misioneros aimaristas de Juli (Puno), en forma arbitraria, desde el
momento en que habrían tomado el nombre de uno de los grupos de
colonos prehispánicos procedentes de la «provincia» de Aimaraes,
transportados allí por los incas en calidad de mitmas, y de quienes se habrían
servido aquéllos en su aprendizaje del idioma. Observa el mismo autor,
sin embargo, que tales colonos y sus descendientes, originariamente vecinos
y aliados de los quechuas de la región de Apurímac, apenas habrían
cambiado su lengua quechua materna por la del aimara de su nueva
residencia. De esta manera, concluye Markham, se designaba un idioma
con un nombre desprovisto de toda motivación histórica y lingüística.
Pues bien, ¿hasta qué punto es válida la tesis del ilustre historiador
sajón? En verdad, estudios posteriores se encargarán de desecharla, por
carecer de sustento. Así, Middendorf ([1891] 1959: II), sobre la base
documental proporcionada por las «Relaciones Geográficas» (cf. Jiménez
de la Espada [1881–1897] 1965), demuestra que en verdad el antiguo
territorio ocupado por los aimaraes era de habla aimara, por lo menos
antes de su quechuización, como lo estaría probando la toponimia de la
región4. Por su parte, José María Camacho, el estudioso boliviano que
tiempo, persisten en el empleo de la otra variante (¿y por qué no entonces seguir
escribiendo <quichua> y no <quechua>?). No así en el país boliviano donde,
sobre todo entre los aimaristas, escribir <aymara>, con <y> y no con <i>, parece
haberse convertido en símbolo de reivindicación idiomática.
4 Así, por ejemplo, al hablar del nombre de la provincia de Cotabambas, que
limita con la de Aimaraes, comenta, y con razón: «También este nombre pertenece
conocemos como tal, lejos de haber sido inmotivada, le venía más bien de
modo natural.
6 A nadie se le ocurrió entonces, comenzando por el propio Torero, acuñar otro rótulo,
que siguiendo igual lógica habría sido simi, pues se prefirió seguir empleando el mismo
nombre tradicional, aun cuando muchos dialectos quechuas ostentan una designación
particular.
9 Pero no solamente entre los gramáticos tradicionales, pues lo mismo podemos decir
del «proyecto Atamiri», del experto boliviano en informática, Iván Guzmán de Rojas,
para quien el aimara sería la única lengua del mundo dotada de una sintaxis
«algorítmica» de base lógica trivalente (cf. www.atamiri.cc). Lo que no advierte el
mencionado experto es que, siguiendo su razonamiento, y sin ir muy lejos, el quechua
también tendría la misma propiedad que se le atribuye al aimara. Ocurre que en
ambos casos, aparte de las proposiciones afirmativas y negativas, cabe otra «valencia»:
la de los juicios probables; pero ello también se da en toda lengua, con la única
diferencia que en los idiomas andinos su gramaticalización se hace a través de morfemas
especiales.
10 Para muestra, un botón: el topónimo Ottawa (Canadá) es explicado, en tales predios,
como proviniendo del aimara *uta–wa ‘(es una) casa’; asimismo Alaska (Estados
Unidos) se interpreta a partir de *ala–ska- ‘estar comprando’. Para más ejemplos
con lindezas semejantes, ver Deza Galindo (1992: Apéndice).
En efecto, los topónimos en referencia son de dos tipos: (a) los que
presentan una estructura derivada (radical más sufijos); y (b) los que
constituyen formas compuestas, que a su vez se subdividen en: (b’)
compuestos formados por raíz simple más un nombre; y (b’’) compuestos
integrados por raíz derivada más nombre. Seguidamente ilustramos los
tipos caracterizados13:
<Ayma–s> (1 caso)
<Ayma–ra> (6 casos)
<Ayma–ña> (1 caso)
<Ayma–y(a)> (2 casos)
<Ayma–pata> (1 caso)
<Ayma–putunco> (1 caso)
<Ayma–ra–pata> (1 caso)
<Ayma–ra–bamba> (1 caso)
Pues bien, los sufijos contenidos en (a) son *–º ‘caracterizador’, *–ra
‘multiplicador’, –ña ‘concretador’ y –y(a) ‘localizador’. Con excepción del
primero, vigente sólo en el quechua central (cf. Cerrón–Palomino 2002b), y
que no debe ser interpretado como el plural castellano, todos ellos son de
cuño aimara, si bien, conforme vimos, el último acusa remodelación en la
otra lengua. Conociendo el valor de tales sufijos, podemos intentar traducir
los topónimos listados, en una primera aproximación, como ‘(lugar)
caracterizado por ayma’, ‘(lugar) donde abunda ayma’, ‘(lugar) donde se
ayma’ y ‘(lugar) donde hay ayma’, respectivamente. Sobra decir que en todos
estos casos falta la información básica: el significado de ayma. Con todo, se
va insinuando el carácter más bien concreto del referente, puesto que en
todos ellos se hace alusión, descriptivamente, a un contexto físico. Los
ejemplos de (b) confirmarán esta sospecha. En efecto, <Ayma–pata> vale
como ‘andén de ayma’ y <Ayma–putunco> se glosa como ‘brotar o germinar
14 Esto, de aceptarse el étimo quechua de <putunco>, cuya raíz es el verbo p’utu– ‘brotar,
germinar los sembríos’ (cf. Gonçález Holguín [1608] 1952: I, 298), seguido de un
nominalizador –nku, hoy fosilizado. Cabe también analizarlo como aimara, que
registra <phutu–> ‘echar vaho’ (cf. Bertonio, op. cit., II, 282), en cuyo caso el significado
del topónimo sería ‘el vaho de las aymas’. Ante esta alternativa, nos inclinamos por la
primera, y, en tal sentido, el nombre habría sido ideado en quechua.
entre una forma con aspiración y otra sin ella. Para dar con dicha variación
había, pues, que recordar la advertencia formulada, en el vocabulario citado,
sobre las palabras que empezaban con <h> o sin ella. Decía, en efecto, el ilustre
aimarista, en el encabezamiento de la primera parte de su obra: «[…] miren con
cuydado la primera letra con que se escribe el vocablo que quieren buscar: por
que podria ser que buscassen al que comiença por HA: entre los que comiençan
por A sin aspiracion, y al reues […]» (p. 1). Nótese, sin embargo, que la variación
fonética del vocablo dio lugar, posteriormente, a un doblete: (a) <ayma>, con
el significado de ‘canto o baile que se ejecutaba al ir a trabajar en las sementeras
de los principales’, y (b) <jayma>, como equivalente de ‘chacra de principal o
de la comunidad’. Ambas formas remontan entonces, sin duda alguna, a
*hayma: en términos de fonética articulatoria, es más natural esperar que la
aspiración desaparezca antes que surja de la nada15.
Antes de concluir con esta sección, resta que digamos unas palabras en
relación con la motivación semántica original del término. En efecto, si
asumimos que la práctica del <(h)ayma> era propia del sistema agrario
preincaico y no una actividad particular del grupo étnico que luego se
denominaría <Aymaray>, ¿por qué razón el pueblo así llamado tomó (si es que
no se le dio) dicha designación? Porque seguramente <(h)aymas> los hubo en
todas partes, y la tonada especial que se cantaba y bailaba en ocasión de sus
faenas era una práctica común, tanto que no escapó a los ojos y oídos del Lic.
Polo de Ondegardo, quien la consigna como un ejercicio idolátrico, según se
vio. Al respecto, diremos que, como ocurre en casos semejantes, la motivación
inicial del nombre es algo que escapa a la pesquisa etimológica. A lo sumo,
podría conjeturarse que quizás el lugar de origen de los antiguos <aymaray> se
caracterizaba, a diferencia de otras comarcas, por tener mayor cantidad y
calidad de terrenos considerados como <(h)ayma>.
16 Tampoco debe olvidarse, en este punto, los efectos de la presión fiscal ejercida por la
corona española sobre los uros, quienes, considerados como «medio–hombres», por
el hecho de pagar la mital de la tasa que aportaban los demás grupos étnicos, una vez
sedentarizados a orillas del lago, procedieron a ofrecerse voluntariamente como
contribuyentes «normales», es decir pagando una cantidad semejante a la que daban
sus vecinos. De esta manera, al ser censados como «aimaras», se buscaba borrar el
estigma de ser «medio-hombres» con el que se les marcaba. Para la «adquisición» de la
ciudadanía aimara por parte de los uros, ver Wachtel (1978).
BIBLIOGRAFÍA
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Annales, 5–6, pp. 1127–1159.
RESEÑA
segundo lugar, vemos las formas narrativas que posee el texto; y, finalmente
—diría lo más importante—, las formas enuncivas y enunciativas latentes
en el poema. El siguiente texto que examina el autor es un cuento de Julio
Ramón Ribeyro, que viene en el tercer tomo de La Palabra del mudo, bajo el
título de «El marqués y los gavilanes». Aquí se devela al enunciador, aquel
que deja en el texto las muestras de su enfoque, su modo de hacernos ver,
de hacernos saber o, mejor, de hacernos creer las cosas que dice; de este
modo, la enunciación en sí no es sino un programa narrativo donde el
enunciador hace que el enunciatario se conjunte con un enunciado, y esto
es lo que se interpreta en el cuento citado.
REGISTRO
Rodolfo Cerrón-Palomino
Magíster en Lingüística por la Universidad de Cornell (USA). Doctor en
Letras y Ciencias Humanas por la UNMSM. Ph D. en Lingüística por la
Universidad de Illinois (USA). Profesor emérito de la UNMSM. Profesor en
ejercicio de la PUCP. Especialista en lenguas andinas, con numerosas
publicaciones (artículos y libros) en el país y en el extranjero. Vicepresidente
de la Academia Peruana de la Lengua y Miembro de Número de la Academia
Nacional de la Historia.
Óscar Coello
Doctor en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Magíster en Literaturas Hispánicas por la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Licenciado en Literaturas Hispánicas por la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. También posee el título de
Profesor de Lengua y Literatura. Docente nombrado de las Universidades de
San Marcos y de San Martín. Ha publicado en poesía: De dunas, ostras y
timbres (1979), con prólogo de Washington Delgado, y Cielo de este mundo
(1980), con un estudio preliminar de Manuel Pantigoso. En el campo de los
estudios literarios ha publicado El Perú en su literatura (1983), Los inicios de la
poesía castellana en el Perú (2.ª ed. 2001); y tiene por publicar La poesía de los
conquistadores y La poesía del Descubrimiento del Perú, Estudio crítico de semiótica
clásica. Es autor de numerosos opúsculos universitarios, entre ellos, Nuestro
castellano (2.ª ed. 2004) y Arte y gramática de nuestro castellano (2.ª ed. 2007)
y Manual de semiótica clásica (2007).
1. El Boletín de la Academia Peruana de la Lengua, como revista de investigaciones, está abierta a las
colaboraciones de todos los académicos de nuestra corporación, así como a los trabajos de
intelectuales nacionales y extranjeros en las áreas de lingüística, filología, literatura, filosofía e
historia. Es una publicación de periodicidad semestral y sus artículos son arbitrados por el Comité
Científico como evaluador externo y por el Comité Editor. El Comité Editor se reserva el derecho
de publicación de los artículos alcanzados a la redacción. Está dirigida a los académicos de la
lengua, profesores y estudiantes universitarios.
2. Los Artículos deberán tener una extensión mínima de 15 páginas y máxima de 25. Cada página
deberá contener un máximo de 1 700 caracteres incluyendo las notas a pie de página. Deberá
estar compuesto en tipo Times New Roman de 12 ptos., con interlínea a espacio y medio. Se
deberá entregar en diskette, con su respectiva impresión. No se admitirán textos sin digitar.
3. Los Artículos deberán tener un título concreto y conciso. Se deberá adjuntar un resumen, palabras
clave (mínimo 3, máximo 5) y una breve nota biográfica del autor que incluya su correo electrónico.
El título, el resumen y las palabras clave deberán estar también en francés.
4. Las Notas y Comentarios críticos deberán tener una extensión máxima de diez páginas (1 700
caracteres cada una) en las que estén incluidas las notas a pie de página y la bibliografía, con la
misma familia tipográfica y puntaje señalado en el punto 2.
5. Para las Reseñas, la extensión máxima será de cuatro páginas (1 700 caracteres cada una) y deberán
tener los datos completos del material reseñado (autor, título, ciudad, casa editorial, año, número
de páginas).
6. Las Citas textuales deberán destacarse con un tabulado mayor al del párrafo, con tipo más chico
(10 ptos.) y a espacio simple. Se indicará entre paréntesis el autor(es) seguido del año de edición
(sin signo de puntuación) y después el número de página correspondiente antecedido de dos
puntos. Ejemplo: (Boehner 1958: 229).
7. Las citas de menos de 5 líneas irán dentro del párrafo y entre comillas, en letra normal y no en
cursiva.
8. Las palabras de otras lenguas utilizadas en el texto deben estar sólo en cursivas, sin comillas, ni en
negritas, ni subrayadas. Las voces y expresiones latinas usadas en castellano, y que figuren así en
el Diccionario de la RAE, se acentuarán y no se destacarán con marca alguna.
9. Para el caso de las Notas a pie de página que incluyan datos bibliográficos, se deberá citar el autor
empezando por el nombre y apellidos, seguido del título del libro destacado mediante cursivas.
Ejemplo: César Vallejo. Obra poética completa, págs. 30-37. Se entiende que en la bibliografía se
empieza por el apellido, el título de la obra, y se incluirá la data editorial completa.
10. Los títulos de ensayos, artículos, cuentos, poemas, capítulos, etc., recogidos en otra publicación
(periódicos, revistas, libros), van entre comillas dobles. Sólo llevan mayúscula inicial la primera
palabra y los nombres propios.
11. En el caso de citarse lugares electrónicos o páginas electrónicas, se deberá indicar la dirección
electrónica completa, seguida de la fecha y hora de la consulta.
12. La Bibliografía —en tipo igual a las citas (10 ptos.)— deberá presentarse según el siguiente modelo:
a) Para el caso de artículos.
VELÁSQUEZ, Lorena. «El concepto, como signo natural. Una polémica acerca de Ockham»,
en Antología Filosófica. Revista de Filosofía. Investigación y Difusión. Año VII. Julio-diciembre.
N.° 2. México D.F., 1993.
b) Para el caso de libros.
MORRIS, Charles. Signos, lenguaje y conducta. Buenos Aires, Losada, 1962.
_______________. La significación y lo significativo. Madrid, Alberto Corazón, 1974.
c) Para el caso de documentos.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN), Cristóbal de Arauz, 1611 (122), fol. 925.
d) Para el caso de direcciones electrónicas.
Huamán, Miguel Angel. «La poesía de Santiago López Maguiña». En More Ferarum. José Ignacio
Padilla/ Carlos Estela, 2001, N.° 7: http:www.moreferarum.perucultural.org.pe/index1.htm.
Martes, 12 de enero de 2002, 3:45 horas.