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mismos rebaos, las mismas recuas! Esa pena la expresa Len Felipe, poeta espaol, afincado en Mxico con los exilados de la Guerra Civil, y la expresa hace ya muchos aos, en uno de sus primeros libros Versos y Oraciones de Caminante, y su voz es de profeta. Hoy esa pena se hace realidad, qu pena! en muchos de los jvenes que miran pasar la vida conectados a un i pod. Hace aos, no tantos, unos treinta, los jvenes se preocupaban por la justicia y se comprometan a luchar por ella, quin sabe cuntos lo hicieron verdaderamente, a juzgar por los resultados muy pocos. Tambin los hippies haba proclamado a dos dedos el amor y la paz, a su manera desde luego, despus el afn del triunfo, traducido en el volumen de la chequera fue el motor de la vida de muchos jvenes. Hoy la ven pasar sentados contectados a un auricular, a una computadora y creyendo estar en contacto con realidades nuevas, slo se enfrentan a los mismos pueblos, las mismas ventas, los mismos rebaos y las mismas recuas. La diferencia es que aquel lo mismo de Len Felipe eran al menos pueblos con vida, aunque cansina y rutinaria haba vida, hoy slo hay una aldea, la aldea global y virtual, que puede tener mil formas y colores pero que no tiene vida. Una aldea en la que creemos encontrarnos con mil personas interesantisimas pero que no ms que creacin de un esperpento ciberntico que a lo ms es fruto del yo ideal de su generador. El uso de las tecnologas de punto es algo ya instalado en nuestra cultura y uno de sus efectos ms negativos es, qu pena! que nuestros nios, adolescentes y jvenes, pasan la vida conectados a ellos, pensando que todos tienen que estar al servicio de sus deseos individuales. Nos toca a los adultos dar un sentido humano a la tecnologa, no satanizarla mirarla crticamente y orientar a las nuevas generaciones a que las usen para crear un mundo ms a la medida del ser humano. Sunny Montoya