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Debilidad muscular

La debilidad muscular es un problema corriente con diversos significados para distintas personas
Para algunas, es sencillamente una sensación de cansancio o agotamiento.
Sin embargo, si existe una verdadera debilidad muscular, un gran esfuerzo no genera una fuerza
normal y la debilidad puede afectar a todo el cuerpo o bien estar limitada a un brazo, una pierna o
incluso a una mano o a un dedo. A pesar de que la debilidad suele ser consecuencia de
problemas en los músculos, tendones, huesos o articulaciones, habitualmente la debilidad
muscular es producida por alteraciones en el sistema nervioso. Algunos casos de debilidad
siempre ocurren tras un período de enfermedad, apareciendo a menudo en las personas de edad
avanzada (sarcopenia).

Diagnóstico

En la valoración de la debilidad muscular los médicos buscan señales que les permitan identificar
la causa del problema y luego tratan de localizar cuáles son los músculos débiles y cuantificar el
grado de esa debilidad. Los músculos se examinan de forma sistemática, comenzando
generalmente por la cara y el cuello, a continuación los brazos y finalmente las piernas. En
condiciones normales, la persona debería ser capaz de mantener los brazos extendidos durante
algunos minutos sin que se produzca balanceo ni temblor en éstos. La incapacidad de mantener
los brazos en esa posición puede ser un síntoma de debilidad. La fuerza de grupos musculares
contra resistencia se valora empujando o estirando mientras el médico hace lo mismo en sentido
contrario.
Las pruebas funcionales pueden proporcionar información sobre la
debilidad muscular; para ello la persona realizará diversas maniobras
mientras el médico toma nota de cualquier deficiencia que exista en
los grupos musculares implicados. Por ejemplo, puede comprobar la
habilidad de la persona para levantarse de la silla sin ayudarse con
los brazos, levantarse estando en cuclillas, mantenerse sobre las
puntas de los dedos de los pies o de los talones y asir un objeto con
la mano.
Los médicos buscan indicios de desgaste muscular (atrofia), que
puede ser consecuencia de lesiones en el propio músculo o en sus
nervios, aunque también puede deberse a una atrofia por falta de
uso, como sucede tras un prolongado período en cama. El aumento
de la musculatura (hipertrofia) se produce normalmente con ejercicios
como el levantamiento de pesas, pero a veces la hipertrofia es
consecuencia del trabajo excesivo de un músculo en particular para
compensar la debilidad de otro. Los músculos también pueden
aumentar de volumen cuando el tejido muscular normal es sustituido
por un tejido anormal, como ocurre en la amiloidosis y en ciertos
trastornos musculares hereditarios como la miotonía congénita.
Durante la exploración, el médico, al palpar los músculos, indaga la presencia de dolor y la
consistencia de los mismos. La musculatura en general es consistente pero no dura, y lisa, sin
protuberancias. También es posible realizar una exploración para detectar movimientos
anormales. Si se observan sacudidas breves, ligeras e irregulares bajo la piel (fasciculaciones),
éstas suelen indicar una enfermedad de los nervios, aunque a veces aparecen también en
personas sanas (especialmente las que están nerviosas o tienen frío) y son habituales en los
músculos de las pantorrillas de los ancianos. La miotonía (incapacidad del músculo para
relajarse) habitualmente denota un problema muscular más que de los nervios.
La exploración neurológica es útil para identificar anomalías de la sensibilidad, coordinación,
movilidad motora y reflejos. Los estudios neurológicos (como la medición de la conducción
nerviosa) son útiles para determinar la normalidad del funcionamiento de la inervación de los
músculos.
La electromiografía es una prueba que registra los impulsos eléctricos del músculo y sirve para
determinar su normalidad. Si hay alguna alteración de los músculos, la electromiografía puede
ayudar a diferenciar si se trata de una anormalidad del nervio del músculo.
Si el problema radica en el propio músculo, el médico puede realizar una biopsia muscular
(obtención de un pequeño fragmento de tejido muscular para su examen al microscopio). Los
análisis de sangre pueden medir la velocidad de sedimentación de los glóbulos rojos (en caso de
inflamación podría ser elevada) y la concentración de creatincinasa (una enzima muscular normal
que puede salir del músculo y pasar a la sangre cuando existe una lesión muscular).

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