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ii. el pueblo
si la masa ha seguido a tales dirigentes, es porque no ha comprendido nada de lo
que es la comuna.
esa masa communarde está compuesta de la población subterránea de los
albañiles, de las cárceles y de los presidios. está minada por el alcoholismo y solo
piensa en gozar, robar y esquivar el combate. también respecto a esto merece citarse a
du camp:
brutos obtusos que no comprenden nada, como no sea que tienen buena paga,
mucho vino y bastante aguardiente.
la orgía ha sido la principal preocupación de la mayoría de esos hombres,
actores secundarios de un drama en el que participaban sin comprenderlo muy
bien....buscaban el placer grosero, lo encontraban sin dificultad, agregaban su
depravación particular a la depravación general, y se daban por satisfechos.
esto empareja con la visión de ernest feydeau, amigo de flaubert, autor de fanny:
el descaro de esos bribones solo podía compararse a su estupidez y a su
perversidad...hedían a vino, a mugre, a saliva con nicotina, a otra cosa además, y a no
sé qué vanidad bestial.
el tema obsesivo que s erepite a través de toda esta literatura es el del alcoholismo.
lo desarrolla entre otros, paul de saint-víctor:
la embriaguez era el elemento que gobernaba esta revolución crapulosa. un
vapor de alcohol flotaba sobre la efervescencia de su plebe. la botella fue uno de los
“instrumentos de gobierno”de la comuna. embrutecía, con el vino y el aguardiente, las
pandillas imbéciles a las que mandaba a la muerte, como el viejo de la montaña
alucinaba a los agentes ciegos de sus crímenes con el haxix. sus batallones marchaban
titubeantes al combate. había algo del delirium tremens en la locura de su resistencia.
caían ebrios sin sentido bajo las balas y bajo los obuses.
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la condesa de segur afirma que “han bebido tanto vino y aguardiente durante su
reinado de bandidos que la menor herida se vuelve grangrenosa”. podríamos multiplicar
hasta el infinito tales clisés.
en algunos escritores, la visión del communard es un poco distinta.
catulle mendes, que recorre parís con ocasión de las elecciones del 26 de marzo,
advierte una participación social que desborda ampliamente las clases trabajadoras. el 3
de abril, contemplando el desfile de los batallones que marchan a los puestos avanzados,
escribe:
no son únicamente federados de montmartre o de belleville; se reconocen bajo los
quepis caras apacibles de burgueses y de comerciantes; muchas manos son blancas, no
manos de obreros. marchan en buen orden; van tranquilos y resueltos; se adivina que
esos hombres están dispuestos a morir por una causa que creen justa.
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combatir, dice:
en esta guerra, el pueblo se cocina su guerra por sí mismo la hace por sí mismo,
no se halla sometido al militarismo.