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Capitulo S LA PRISION DE FINALES DEL SIGLO XIX: UNA MAQUINA GRAFOMANA’ Pruupee Anribers Centre Nationale de la Recherche Scientifique (Paris) | LA PIEL, EL CUADERNO, 1, MURO Una mujer desnuda torpemente dibujada en la espalda; las leeras PLV acom- ‘pafadas de un nombre y la expresién «el amigo de lo adverso» en el antebrazoy en jo vientre la mencién sespita de amor»; una fecha —1896—; una herradura, dados y un navio en el brazo. Cicatrices vida en libertad, los taruajes son penas, nostalgias, provocaciones o simples re- dos. jobre la tapa amarilla, la prohibicién de arrancar las hojas del cuademo. En primera pégina, una canci6n a la que siguen el nombre repetidk los gastos de los Gltimos meses, el retrato del guardian je carta destinada a los attibulados padres. Unas paginas més all, ua calen- jo cuenta el tiempo atin por expiar, un dibujo er6tico de una mujer con las mas abiertas, un poema de versos imperfectos, la copia del reglamento de la - Palabras marcadas cn cl muro de una celda, iniciales grabadas en una puerta, ases inscritas en una jarra o en el margen de un libro: huellas de tinta, de tiza 0 sangre; escritos breves, fragmentarios, redactados con la premura de un traslado tuna puesta en libertad; textos en primera o tercera personas denuncias, que- Trafoccin de José M. Ru-Funes, (36) PALABRAS CALTWAS. CARCRLES Ch4hOS DE GONGENRACION ited jas, promesas, peticiones, recuerdos, oraciones y mensajes dirigidos a s{ mismo, a Recordemos que el examen es para Foucault.«la técnica por la cual el un compafiero de inforcunio, a una amada, a un guardin malevolente, a la misma 7 la técnica por la cual el poder, en __lngar de emitir los signos de su porencia, en lugar de imponcr su marca a sus so- ice al hombre corriente en el campo gréfico. «El examen —dice Foucault— que {oloca a los individuos en un campo de Vigilancia los sitéa igualmente en una red deescritura» (pp. 193-194), Se opera asi una trasposicién del individuo ordinario la escritura a partir de la que se forma toda una serie de e6digos de individuali- de los que son objeto tanto el cuerpo como la escritura. acimulan y coleccionan los documentos, organizandotos en se- ‘ies que permiten su clasificacién y comparacién. Foucault aiiade que los hospi- tales del siglo xvit fueron el laboratorio donde se probaron los métodos escritu- ratios y documentales (p. 194]. ria a creerlas evadidas de las prisiones del siglo xix. Unas veces todo es torpeza, in- genuidad, desamparo de la lengua que duda en Ia escritura, En otros casos, nos hallamos ante un torrente de sentimientos, amores contrariados, honores heridos © desgracias suftidas. Estos escritos parecen poseer cl t | del discurso-gesto. Voces de la resistencia, considera que estos palimpsestos de la prisién son como un conce de Cartouche a Flandrin, nutre la representaci6n fran- velesca del proscrito que, 0 para el poder, hay que describirlo hasta en los _Aetalles mas nimios de su existencia y, si esta es demasiado confusa, pedirle que Ta casnte él mismo: ‘iva cuyos distintos capit ticamente en toda Buropa (en Francia, Alemania, Rusia, etcétera); pero una no- vela de Ja que los indivieuos encarcelados no eran mas que los copistas, puesto que el verdadero autor era la propia institucién carcela Los procedimientos disciplinacios (..] rebajan el umbral de la individualicad des- __criptible y hacen de esta descripci6n un medio de control y un método de dominacién ya no necesita la torre central desde la que se ejercfa una vigilancia absol partir de ahora, lo indispensable es leerlo todo, Transformar la jaula de cristal ea su nombre, el de sus cnt do de escritos no como in , loco, el condenado pasarin a ses, cada vez __ mis ficimente a partir del siglo xvi ysegdin una pendiente que é la de los mecanismmos de disciplina, objeto de decisiones individuales y de una serie de pizarras en las que el delincuente ese plices, sus delitos, su vida. Hay que considerar este pu fracciones al reglamento, sino como el producto del pandptico grafico en el que: ha convertido en esta época el universo carcelario, Transformar este lugar en un gran libro abierto en el que cada individuo debe eseribic al abrigo de la mirad ‘omnipresente del guardién. Michel Foucault esboza en Vigilar y castigar (1975) la emergencia de est nuevo dispositivo a partir del andl ica del examen.’ La eseritura, hs rramienta apropiada para volver décil el cuerpo y método de adiestramiento, ¢ u objeto especialmente tril para el examen en tanto que procedimiento de clasif cacién y jerarquiza iento de objetivacién y sometimiento, Es mas, estas vidas de fermos mentales o de delincuentes cuidadosamente cotejadas demuestran que s, el poder de la eseritura sera todavia mas se reuniran los procedimientos de aprendizaje, adies- ‘Deesta manera, en el dispositivo disciplinario, la escritura no es ya una marca, no en la fase en la que se practicaba el suplicio, sino una verdadera huellas una Nk Pace iia castigar. Nacnento del priv 1975}, Madi Sglo XXL, 2000, 12.4, ossiones dels thas pe ha atlzado esta edi, (a3) ‘ALANA CALIVAS, CARCELS¥ CAMPOS DE CONCERTRAGY bus Scio Six ua MARUI GRArMAA 1139] finica y comparable arrancada al individuo, Podeia que escribir: ‘mar una enfermedad, wn erimen, una falta. Ya no se trata, pues, de la esti tura del hombre corriente, del condenado o del soberano, sino de la propia pr sin que fabrica un escritor y, con él, todo un corpus. El escritor ser el del ‘euente; el corpus, la literatura de la prisi6 | relato de sus crimenes, el detenido invieste el principio de la sociedad punitiva las mil escrituras con las que la ley sc inscribia en todo el espacio social— y ace visible lo que no lo era. La presencia de los condenados no va a permitir Gnicamente la re un material necesario ca el conocimiento del individuo, sino que “Ju El delinewente se convierte en individuo a quien conocer. Esta exigencia del sabe no se ha insertado, en primera instancia, en el ato juditial smo, para fundamentay mejor la semtencia ni para determinar realmente la medida’ dela cul cuanto condenado, y a titulo de punto de aplicacisn para unos mecanistos punitives, por lo que el infcactor se ha constiuido como abjeco de saber pos Este pes naje distinco, por quien el aparaco penitenciario sustituye al infracror condenando #5 cl delincuente (pp. 254-255}. 5 disciplinas «se les pedia sobre todo originalmente que neutralizaran los pe- que asentaran las poblaciones imiitiles 0 agitadas, que evitaran los incon- tes de las concentraciones demasiado mumerosas; se es pide desde ahora, el desempefio de un papel positivo, haciendo aumente la utilidad posible de los individuos» (p. 213) Para conocer la prisién se pedira a los detenidos que escriban sobre ella. nucault evoca esta dimensin de la escrituca penitenciaria sefialando: «Habria ‘estudiar cémo la préctica de la biografia se ha difundido a partir de la cons- del individuo detineuente en los mecanismos punitivos» (p. 256, n. 67). Elespacio penitenciario va a convertrse en un lugar de recogida de datos pero, ¢ todo, en un vasto taller de escritura. © dicho de otra manera, la escritura rsonal va a remplazar progresivamente al pandprico como sistema de vigilancia, \ La torre central y las mil ventanas son superfluas 2 parte del momento en que la es- sritura va a ejercer esta funcién en el interior de cada celda, de cada individuo. Se si cada recluso que dé cuenta de cada minuto de la detencién bases See de et oe i impacto del encierro celular sera evaluado a partir de Pe pee ese ae el yest fel evaded ti i | Jgtos que los propios presos haran de él. Los ejemplos abundan. Pignsese en los pa- sangre (p.264), sion de Lambroso © en el archivo Lacassagne, que retine nu- diccionarios de argot elaborados por los En el espacio carcelario se emprende una zoologia de las subespecies soc una especie de etnologia de las civilizaciones de malhechores, de sus ritos y guas, precisa Foucault. En la prisién nacen no solo un argot, sino también n ‘vos tipos de alfaberos graficos. Foucault cita dos de ellos: el grafito y el tata} En respuesta a la semiologia del erimen, los detenidos empiczan a esgrim 10s inscribiéndolos en el propio cuerpo. Foucault de nuevo: di Los condenads responden por si mismos a este juego, exhibiend De la misma manera, la prisiOn crea el grafito. El individuo privado de libertad scribe en los muros de las celdas, de los penales, como por ejemplo en el ‘Metray, del que Foucault cita estas palabeas escritas en letras negras: «Dios os legac a pedir a algunos presos que describan a . Y aqui hay que pensar en wn texto andnimo pu- sofo presenta estos dos ejemplos, es para demostrar que nos halla ante el exacto contrario de las dos fanciones politicas desempefiadas por la eset: tara durante la ceremonia del suplicio. Mediante el tatuaje, en efecto, el con nado invierte dicha ceremonia, Su cuerpo deja de ser objeto de una marca inset por cl soberano y se convierte en el soporte en el que él mismo escribe su condici de detenido. A través del tatuaje, el cuerpo del prisionero se convierte en un eh mento del pandptico. De la misma manera, al escribir en los muros de la pris ‘un reteato muy preciso de los reclusos con los que se relacionaba, en el que ; durante los paseos, |) teca, los cuadernos e incluso los euerpos de los detenidos, son otras tancas (140) Atanas car ARCHES ¥ CAMEOS CONCENTRACIN #4 MUSON DE FRALES DEL GLO XD INA MAQUI GRATONANS ust) Bl panéptico funciona cada vex mas sin necesidad de su pesada arquitectura podria decirse de él que deviene esencialmente grafico: la piedra es sustituida por ¢l papel y el vigilante se transforma en lector. En este sentido, Foucault que hace Appert de las autobigrafias de prisioneros en su obra sobre los penales prisiones publicada en 1836. En este estudio sobre el estado de las Francia a prineipios del siglo x0x, el autos, al hablar de una prisin alsaciana, cede la palabra a un detenido que describe minuciosamennte el estado de la cdscel, Est pandptico grifico anciona gracias la mulkiplicaciGn de loxespacios de serps ign controlables, Los muros de las celdas, las paginas de los libros de la bil ste punto de vista, en el pandptico grfico son los propios prisioneros los que intan acta en el registro del establecimiento. En los muros, las jarras, os li- |, los individuos se (djescriben, revelan sus seas de iden- 370s," en su propia pi tidad, se descubren, taciones a escribir clandestinamente. El control se ejerce de espaldas a la pobla penite ccentiva fa escritura se entabla una lucha sin cuartel contra la comunicacién orale tre los detenidos: debe imperar el silencio de la escritura. El panéptico nowwelle ‘maniére solo puede funcionar si se dispone de un corpus que, aunque ilimitado, ia durante las visitas, los paseos, las audiencias. Al tiempo que s¢ in los de su Historia universal de la infarsia— el que da pie a la apai uevo objeto de estudio. La atencién que se presta al tatuaje a pa i motivada tinicamente por la cuestién de In identificacién del individuo, puesto ue hay que relacionarla igualmente con el amplio debate suscitado en la época | por el problema del atavismo en las sociedades contemporéneas, Segsin algunos _ médicos, el tatuaje, descubierto por los viajeros occidentales en algunos pueblos del isferio Sur, encierra un resto de primitivismo en el hombre moderno, Se con- ere, por gsta razin, en un objeto pr ido de estudio a la hora de esbozar i antropologia del hombre occidental.’ Asi, bajo la iniciativa de varios foren- se realizan diferentes encuestas sobre los tatuajes entre 1880 y 1914..Fl punto le vista adoptado por jes, la mencionada bisqueda de ciertos atavismos el seno de la sociedad, los lleva a estudiar lo que ellos consideran como mi- cognoscible en todo momento, Como la comunicacion oral o codificada entre les prisioneros no puede ser controlada por el guardidn-lector, hay que proscribida, Se impone, pues, el silencio o se mul -an los cacheos con el fin de incauta ercambiar entre Este dispo in duccién del sistema celular en todas las prisiones de Europa. En la celda, dividuo soporta un doble aislamiento: no solo se le priva de la libertad, sino. también de la palabra, Escribir se convierte para él en el tinico medio de man; tener un feigil contacto con los otros prisioneros, los que sobreviven en las cel para escritos. Raras veces son el vigilante o el médico los destinatarios de est. textos; la mayoria forma parte de la correspondencia interna establecida entre los detenidos. El lector se encuentra asf en Ia situacién del guarda de ceza busca de las trampas del cazador furtivo. Por otro lado, es posible mantener a dia el inmenso archivo de todos estos escritos que componen el diario coke de la detenci6n, un archivo que la simple vigilancia visual solo hubiera po constituir mediante un ingente trabajo de observacién y redaccién. A partir estas pizarras, de estos registros ajenos a la mano del escribano, puede const tuisse ficilmente un nuevo saber: Iz antropologfa criminal. Al cientifico le bast ahora con recoger los datos, compararlos y ordenarlos en inmensos cuadtos los que cada ca (0, pp. 328-393 |. Gomer:

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