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Tute Cabrero

Nadie quiere perder. La seguridad de la rutina es lo que est en juego. Sueos postergados, invertidos en un futuro poco prometedor, pero confiable. O no tanto. Las decisiones no dependen de uno, sino de un superior. La vida se canaliza y se rige por normas impuestas por otros. Las razones para aceptar son diversas: miedo, resignacin, esperanza, deseo. Cuando el juego se vuelve sumiso, melnclico y montono. Todos se conforman y nadie se juega. Hasta que se dan nuevas cartas. Alianzas y desencuentros, los lazos del grupo humano se hacen inestables. Los intereses personales superan el inters en el grupo, en el otro, que queda parcializado y menospreciado en sus nececidades. La inutiliad del esfuerzo, la inutilidad de la sumisin, de la condescendencia, de las prerrogativas. Todo seguir su curso, no importa cuanto se esfuercen o torturen los protagonistas, el destino siempre decidir quien rie ltimo. Y el grupo que fue todos y despus cada uno, ser ninguno y soledad compartida, ser el sabor amargo del pasado renovado cada da por la presencia del otro. Cada personaje en una etapa de la vida, devorado por su situacin. Sosa en camino a una vejez sin opciones, Carlos empujado por la responsabilidad de una familia y Sergio tentado por la promesa de algo mejor. Un mito del eterno retorno en clave de cculo vicioso, la repeticin de la rutina, de lo cotidiano de lo conocido, el dilema de la ruptura y el regreso al status quo, la victoria de la mediocridad como forma de equilibrio vital.

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