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Introducción.
La formación pedagógica de la Facultad de Educación pretende que el nuevo Licenciado
esté en capacidad de educar personas que transformen el contexto en el que se
desarrollan y crecen tanto ellos como sus futuros estudiantes. De este modo el estudiante
de la Licenciatura podrá promover alternativas de transformación social y cultural para su
alumno y en beneficio de su comunidad.
Por otra parte, este Proyecto plantea a quienes asumen la responsabilidad de formar a
los educadores una pregunta fundamental sobre la que se estructura el Proyecto de
Formación Pedagógica del Licenciado: ¿Cuáles son los enfoques, modelos y diseños
pedagógicos pertinentes y relevantes que proporcionan a los estudiantes la formación
profesional necesaria y suficiente para responder a las necesidades regionales y locales
de participación, solidaridad, tolerancia y equidad? En un primer momento, y como
aproximación inicial para la comprensión del Proyecto, digamos que la formación se logra
al atender a siete supuestos que ha de asumir el educador de la Facultad de Educación y
que se deben constituir en constantes pedagógicas de modo que se genere un ambiente
que educa tanto en la teoría como en la práctica:
2. Proceder por reflexión sobre procesos y resultados para determinar las regularidades
y las dependencias posibles de transformar.
3. Comprender los modelos simbólicos y la comunicación en la interacción. y la
comprensión mutua para conseguir los fines propuestos en el Proyecto de Formación
Pedagógica y para develar significados de las acciones en términos de sus propios
objetivos y de la normativa; estos residen en las interacciones e interpretaciones
humanas en continua negociación y transformación.
4. Propender por la autodeterminación del estudiante al generar cambios liberadores que
abran espacios de transformación tanto para el estudiante de la Licenciatura como
para la comunidad en que labora.
5. Mantener una base normativa como ambiente para que se intensifique la comprensión
mutua y la acción comunicativa, de modo que se puedan incorporar los nuevos
conceptos en beneficio del conocimiento que guía la práctica y las decisiones que se
tomen. Ello implica tener en cuenta y conocer valores, intereses, aspiraciones e
intenciones.
6. Propender por el empoderamiento de la persona y la comunidad sobre la ejecución
repetitiva y acrítica de tareas y modelos asignados externamente.
7. Dedicar especial atención a la visibilización de la persona al propender por la equidad
en la diversidad.
Es importante resaltar que este Proyecto acoge la formación pedagógica del Licenciado
dentro de un proceso de preparación profesional docente y como un medio para que el
conocimiento de la educación básica y media sea distribuido de tal manera que garantice
igualdad de oportunidades tanto en el acceso al mismo como en la promoción de la
diversidad de comunidades y personas.
Esta problemática mundial se relaciona también con cuatro crisis sociales que refiere
Magendzo1 (1996): La crisis de identidad es consecuencia del interés por masificar y
homogeneizar y su manifestación es la invisibilización de la persona, la falta de
pertenencia y el aislamiento; la crisis de fe que se manifiesta en la incredulidad sobre la
posibilidad de ser mejor y de cambiar, así como en la falta de confianza en el futuro; la
crisis de valores se expresa en la relativización de los mismos, en la ausencia de una
ética civil que trascienda la manipulación en las relaciones de poder y de control; la crisis
epistemológica está determinada por el poder que tiene el conocimiento positivista
universal como lo único válido y valioso, de modo que se desconoce y se minimiza lo
particular. Estas crisis ponen en evidencia un problema básico que ha incidido en la
educación: la persona se ha comprendido como colectividad y como capital de trabajo
que hace parte de una población que hay que preparar en masa; y recientemente se ha
comenzado a poner no solo en debate sino en acción su comprensión como singular,
como diversa, cambio que se ratifica en al Constitución Nacional de 1991 y con ella se
asume como centro del debate educativo.
Así mismo, Colombia ha generado transformaciones en su estructura política, en parte
como respuesta a la estructura globalizante, que podrían apoyar la atención a las crisis
mencionadas. La Constitución Nacional de 1991 establece principios sobre la
concepción de persona, de participación y de democracia que recogen y legitiman
transformaciones que se venían gestando en el sistema educativo en forma paralela a los
cambios mundiales de diversa índole; en la Carta Magna se define un cambio de un
Estado democrático interventor a un Estado-Participación que se caracteriza por:
1
MAGENDZO, Abraham. Curriculum, Educación para la democracia en la modernidad. Editorial
Impreandes, Santafé de Bogotá, 1996.
Con la delimitación hecha sobre la problemática mundial y nacional que sirve de marco
contextual para la educación actual se puede afirmar que el Proyecto de Formación
Pedagógica del Licenciado se ubica en una etapa de innovación y cambio educativo,
etapa que adicionalmente se caracteriza por la confianza en la educación como medio de
desarrollo personal y de transformación sociocultural.
Enfoque interpretativo
2
BERGER P. Luckman. La construcción social de la realidad. Editorial Amorrortou, 1984.
3
LATORRE, Helena y SUAREZ, Pedro Alejandro. La evaluación escolar como mediación:
enfoque sociocrítico. Santafé de Bogotá, 2000.
El modelo de evaluación por logros tiene cuatro notas básicas sobre las que se
fundamenta un diseño como mediación: La educación es un proceso continuo para
atender la dinámica cambiante del estudiante y acompañarlo en su proceso de ser
persona; la educación es integradora para que promueva todos los campos de la persona
de acuerdo con su horizonte; la educación es comprensiva que indague por los
significados que elabora el estudiante en su educación; y la educación es interpretativa
para promover el mejoramiento del estudiante y no solo la apropiación de conocimientos.
El diseño educativo como mediación es una comprensión del sentido de la acción en una
continuidad autocrítica (De Alba4, 1991) caracterizado por el seguimiento, la clarificación
y delimitación de las circunstancias personales en cada contexto, la comprensión y
acompañamiento para apoyar la toma concertada de decisiones durante todo el
desarrollo de un programa educativo, sin desconocer por ello su entorno. Este diseño se
desarrolla mediante una gestión centrada en el estudiante y en el contexto más cercano a
él: el aula de clase en el cual es posible el aprendizaje. (Fleury y Pessoa5, 1996).
La mediación evaluativa tiene dos acciones paralelas, una en el nivel micro del aula y otra
en el nivel macro del comité de práctica; ambos confluyen en el aula de clase y se
alimentan mutuamente. La mediación en el nivel micro del aula apoya el avance que
realiza cada estudiante al acercar el conocimiento disponible al estudiante y generar las
estrategias necesarias para que la apropiación sea posible, así como los procesos de
metacognición. La mediación en el nivel macro es una función del comité de práctica y
requiere el conocimiento del grupo de estudiantes y del contexto total del aula, la
definición de metas del Proyecto de Formación Pedagógica de acuerdo con cada uno de
4
DE ALBA, Alicia. Evaluación curricular: conformación conceptual del campo. Universidad
Nacional Autónoma de México. 1991.
5
FLEURY, Eduardo y PESSOA de Carvalho, Anna Maria. Referenciais Teóricos para Análise do
Processo de Ensino de Ciencias. Cod Psquiza Nº. 96, 1996:5-14.
Un proyecto de formación gira en torno al desarrollo integral del estudiante, (art. 45,
Const. 1991). en su relación con la vida y la cotidianidad y busca desarrollarse mediante
procesos. En particular, en relación con la formación del Licenciado, se propone este
como un medio que garantiza la adecuada progresión y la coherencia en la formación del
Licenciado. La elaboración del Proyecto de Formación Pedagógica corresponde al
Comité de Currículo de la Facultad quien procede en permanente diálogo con los
estudiantes, pero siempre teniendo en cuenta las directrices de carácter formativo tanto
de la Constitución de 1991, de la Ley General de Educación de 1994, de la Ley 30 de
1992 y de los principios y de la filosofía del proyecto de la Universidad.
Las decisiones que se tomen en este Proyecto de Formación son el marco de referencia
para establecer la programación de cada semestre; los profesores diseñaran de manera
explícita los logros por campos interdisciplinarios de su grupo de estudiantes de acuerdo
con la naturaleza de desarrollo o de formación de cada uno de ellos. En la programación
se establece una secuencia ordenada de las unidades de formación que se vayan a
trabajar durante el semestre y se tendrá en cuenta las adaptaciones curriculares y la
forma de evaluación.
Enfasis en la persona.
El estudiante de Licenciatura debe formarse en contacto con la sensibilidad histórica de
las personas, los espacios sociales y sus prácticas. Por lo tanto, debe estar capacitado
para comprender las diferencias individuales de modo que colabore para superar las
desigualdades y para fomentar y, al mismo tiempo, generar el desarrollo y promoción de
la diversidad. Este énfasis en la persona respondería a la crisis de identidad de modo que
al empoderarla para que sea capaz de participar en la transformación de su entorno y de
desarrollar un proyecto personal de vida, se haga visible a su comunidad en tanto se
autodetermina.
Proyección social.
El Proyecto obedece a propósitos sociales de reconstrucción de la pedagogía en función
de las comunidades y su estructura se fundamenta en la relación teoría–práctica y
conocimiento–valores. El Proyecto pretende constituirse en una labor pedagógica
altamente colectiva, participativa e investigativa mediante la cual el estudiante aprenda en
Práctica pedagógica.
La formación pedagógica se origina primero desde la experiencia de la escuela, del aula
y del currículo, como una búsqueda de los problemas que se generan allí y que se han
incorporado a la práctica cotidiana; en segundo lugar, la formación se orienta a la
reflexión sobre la propia práctica y sobre dichas problemáticas a la que aportan luz las
actividades de intermediación y acompañamiento que realiza el Comité de Prácticas tanto
en lo relativo a la reflexión como a la fundamentación teórica; y en una tercera fase, el
estudiante construirá progresivamente una teoría propia de la educación con la que
estructurará sus actividades y facilitará la pedagogía como una toma de decisiones.
Trabajo cooperativo.
La formación pedagógica debe enfatizar en el trabajo en equipo, mediante proyectos
comunitarios y cooperativos donde se encuentran los docentes con conocimientos
especializados en distintas áreas y con diversa motivación, porque el docente, como
miembro de una comunidad, debe ser capaz de formar redes humanas para llevar a cabo
proyectos. Por lo tanto, sabrá aprovechar las posibilidades que dan las rupturas y sabrá
convocar a las personas hacia el futuro, en particular a sus estudiantes, para que asuman
la innovación como un fenómeno asociado al trabajo y al desarrollo.
Objetivo específico:
En el marco de una historia y con sentido de pertenencia a la localidad, la región y la
Nación, proporcionar mediante este Proyecto a los estudiantes los núcleos del saber
pedagógicos básicos y comunes con contenidos y estrategias formativas en relación con
enfoques, modelos y diseños pedagógicos de currículo, didáctica, evaluación según los
medios interactivos de comunicación e información.
6
LUCIO, Ricardo. Educación y enseñanza, pedagogía y didáctica, En Revista de la Universidad
de la Salle, año XI, No. 17, julio de 1989:. 41-56.
Núcleos temáticos:
La formación pedagógica del Licenciado se propone como un proceso activo y reflexivo
en cuatro ejes que se desarrollan a lo largo de los diez semestres de formación: el de
experiencias y apropiación conceptual; el de reflexión y ordenamiento teórico; el de
confrontación entre experiencias, prácticas y teorías; y la sistematización de la práctica
mediante un proyecto o síntesis final. Durante su desarrollo estos ejes serán analizados y
revisados permanentemente con miras a buscar el modo más adecuado en que el equipo
docente pueda acompañar y contribuir a la formación de un mejor maestro.
la visión tanto global como especifica de los proyectado, que significa privilegiar las
interacciones formadoras entre los componentes del proyecto y por lo cual, en modo
alguno, el todo podrá ser la suma integradora de las partes y no la simple yuxtaposición
de las mismas.
Así, el área académica se entiende como el subproyecto que promueve la formación del
pensamiento de los estudiantes y los incorpora a la cultura pedagógica a través de un
plan de acción que propone de manera adecuada para la consecución de estos logros en
el más alto nivel de pensamiento.
Componente curricular:
El currículo se estructura sobre hechos, conceptos y principios relativos a los
conocimientos acerca de los distintos ámbitos de aprendizaje; sobre procedimientos
relativos a modos generales de actuar de los alumnos en un campo determinado y en
formación de actitudes y valores que se relacionan con los anteriores contenidos.
Componente didáctico:
La didáctica se entiende como la noción del aprendizaje de un proceso que construye el
estudiante, no como una recepción pasiva de conocimiento o de valores ni tampoco como
espontaneo crecimiento de la persona, sino como un laborioso proceso de construcción
en el que el educando, sobre la base de experiencias que le llegan principalmente a
través de personas significativas, mediadoras entre la realidad y él mismo, va
apropiándose de modos distintos de conocimiento y de trato con esa realidad,
asimilándola y siendo, a la vez, capaz de transformarla.
Componente evaluativo:
En la evaluación cada profesor atiende a los lineamientos generales, establecidos por el
Consejo de Facultad, pero los adecua a los criterios y categorías de análisis. El Proyecto
de Formación se autoregula en tanto los mecanismos de control surgen de la necesidad
de materializar una propuesta, lo que de suyo demanda una dedicada actitud de
compromiso de parte de los sujetos involucrados, tanto estudiantes como docentes de la
Facultad, y una postura crítica interpretativa frente a la formación de sus estudiantes.
Unos y otros deben saber que de ellos depende en gran medida los avances de los
estudiantes y que, por lo tanto, los docentes no son simples asignadores de tareas ni los
alumnos simples hacedores de las mismas; en cambio, han de comprender que se
encuentran en un continuo proceso de reflexión y conceptualización que requiere del
docente un conocimiento amplio y profundo de sus estudiantes para mediar, pero
también un autoconocimiento del estudiante para encarnar críticamente la cultura
pedagógica.
Las tareas del comité son la elaboración con los estudiantes el Proyecto de Formación
Práctica, proponer los medios para la implementación y ejecución del mismo, controlar el
desarrollo de las prácticas y experiencias, acordar los criterios de observación y
seguimiento, analizar el avance del proceso de formación, identificar las dificultades que
encuentran los alumnos y ayudar a su superación, precisar los resultados alcanzados y
comunicarlos.
7
SCHUTZ, A. El problema de la realidad social. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1974.
En forma consecuente con los objetivos del Proyecto de Formación Pedagógica, con la
comprensión de persona y de educación que lo soportan, con la estructuración curricular
por núcleos y con la metodología presentada, la evaluación en el proceso de formación
de los Licenciados parte de supuestos amplios o de categorías planteadas inicialmente
desde una concepción teórica del educador pero que no son cerradas sino susceptibles
de estructurar gracias a la relación en segunda persona que se establece en el proceso
de aprender y de indagar por los significados que elaboran los alumnos, así como por
aquellos que fundamentan su proceso de aprender. Para tal fin se desarrollarían tres
procesos: