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El criado del rico mercader

(B. Atxaga, Obabakoak)

Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que


servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el
criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero
esa mañana no fue como todas las demás, porque esa
mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un
gesto.
Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.
-Amo-le dijo-, déjame el caballo más veloz de la
casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta
noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
-Pero, ¿por qué quieres huir?
-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de
amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió
con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido
antes al criado, también él vio a la Muerte.
-Muerte - le dijo acercándose a ella -;¿por qué le has hecho un gesto de
amenaza a mi criado?
-¿Un gesto de amenaza? - contestó la Muerte-; no, no ha sido un gesto de
amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de
Ispahán, porque esta noche debo llevarme en Ispahán a tu criado.
Nombre y apellidos ___________________________________

1. ¿Qué le pide el criado al amo después de ver a la muerte?

2. ¿A qué ciudad huye el criado?

3. ¿Por qué se sorprende la Muerte de ver al criado en Bagdad?

4. ¿Cómo pudo haberse librado de la Muerte el criado del


mercader?

5. Y tú, ¿crees en el destino? ¿Está fijado el momento de


nuestra muerte?
Dayoub, el criado del rico mercader (B. Atxaga, Obabakoak)

Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico


mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer
la compra.
Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí
a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.
Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.
—Amo —le dijo—, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche
quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota
ciudad de Ispahán.
—Pero ¿por qué quieres huir?
—Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de
amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo y el criado partió con
la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
El caballo era fuerte y rápido, y, como esperaba, el criado llegó a Ispahán
con las primeras estrellas. Comenzó a llamar de casa en casa, pidiendo
amparo.
—Estoy escapando de la Muerte y os pido asilo —decía a los que le
escuchaban.
Pero aquella gente se atemorizaba al oír mencionar a la Muerte y le
cerraban las puertas.
El criado recorrió durante tres, cuatro, cinco horas las calles de Ispahán,
llamando a las puertas y fatigándose en vano. Poco antes del amanecer llegó a
la casa de un hombre que se llamaba Kalbum Dahabin.
—La Muerte me ha hecho un gesto de amenaza esta mañana en el mercado
de Bagdad, y vengo huyendo de allí. Te lo ruego, dame refugio.
—Si la Muerte te ha amenazado en Bagdad —le dijo Kalbum Dahabin—, no se
habrá quedado allí. Te ha seguido a Ispahán, tenlo por seguro. Estará ya
dentro de nuestras murallas, porque la noche toca a su fin.
—Entonces, ¡estoy perdido! —exclamó el criado.
—No desesperes todavía —contestó Kalbum—. Si puedes seguir vivo hasta
que salga el sol, te habrás salvado. Si la Muerte ha decidido llevarte esta
noche y no consigue su propósito, nunca más podrá arrebatarte. Ésa es la ley.
—Pero ¿qué debo hacer? —preguntó el criado.
—Vamos cuanto antes a la tienda que tengo en la plaza —le ordenó Kalbum
cerrando tras de sí la puerta de la casa.
Mientras tanto, la Muerte se acercaba a las puertas de la muralla de
Ispahán. El cielo de la ciudad comenzaba a clarear.
La aurora llegará de un momento a otro —pensó—. Tengo que darme prisa.
De lo contrario, perderé al criado.
Entró por fin a Ispahán, y husmeó entre los miles de olores de la ciudad
buscando el del criado que había huido de Bagdad. Enseguida descubrió su
escondite: se hallaba en la tienda de Kalbum Dahabin. Un instante después,
ya corría hacia el lugar.
En el horizonte empezó a levantarse una débil neblina. El sol comenzaba a
adueñarse del mundo.
La Muerte llegó a la tienda de Kalbum. Abrió la puerta de golpe y... sus ojos
se llenaron de desconcierto. Porque en aquella tienda no vio a un solo criado,
sino a cinco, siete, diez criados iguales al que buscaba.
Miró de soslayo hacia la ventana. Los primeros rayos del sol brillaban ya en
la cortina blanca. ¿Qué sucedía allí? ¿Por qué había tantos criados en la
tienda?
No le quedaba tiempo para averiguaciones. Agarró a uno de los criados que
estaba en la sala y salió a la calle. La luz inundaba todo el cielo.
Aquel día, el vecino que vivía frente a la tienda de la plaza anduvo furioso
y maldiciendo.
—Esta mañana —decía— cuando me he levantado de la cama y he mirado
por la ventana, he visto a un ladrón que huía con un espejo bajo el brazo.
¡Maldito sea mil veces! ¡Debía haber dejado en paz a un hombre tan bueno
como Kalbum Dahabin el fabricante de espejos!
Nombre y apellidos ___________________________________

1. ¿Por qué las gentes de Ispahán no ayudan al criado?

2. ¿Cuántas horas estuvo buscando asilo en Ispahán?

3. ¿Qué tiene que pasar para que el criado se libre de la Muerte


y se considere salvado?

4. ¿Cómo descubrió la muerte el escondite del criado?

5. ¿Qué sucede al final? ¿Cómo nos lo da a entender el narrador


de la historia?
1. Historia de los dos que soñaron

Noche trescientas cincuenta y una

Cuentan que un hombre de Bagdad poseía muchos bienes y abundante dinero;


perdió su patrimonio, cambió su condición y acabó por no poseer nada: a
duras penas lograba comer. Cierta noche, mientras dormía, afligido y
amargado, vio en sueños a uno que le decía: Tu fortuna está en El Cairo;
ponte en camino y ve a buscarla.
Fue a EL Cairo, llegó por la noche y fue a dormir a una mezquita. Cerca
había una casa y Alá quiso que una banda de ladrones entrara en la mezquita
para pasar a la casa. Al oír a los ladrones, la gente de la casa se despertó,
empezó a gritar y el jefe de la policía acudió con sus hombres. Los ladrones
huyeron y la policía entró en la mezquita; hallaron al hombre de Bagdad
dormido, lo cogieron y le pegaron tanto con las porras que poco faltó para
que le mataran. Le encerraron en la prisión y allí le tuvieron tres días,
después el jefe de la policía le mandó llamar y le preguntó: "De qué país
eres". "De Bagdad", respondió el hombre. "¿Y por qué razón has venido a El
Cairo?" Y él contestó: "He visto en sueños a uno que me decía: 'Tu fortuna está
en El Cairo, ponte en camino'. Pero al llegar a El Cairo he hallado la fortuna
prometida en los golpes que me has hecho recibir" El jefe de la policía se puso
a reír a mandíbula batiente, hasta tal punto que se le vieron las muelas. Y le
dijo: "¡Imbécil! Yo en sueños he visto tres veces a uno que me decía: 'En
Bagdad hay una casa en tal calle hecha así y así; en su patio hay un
jardincillo, al final del jardín hay una fuente y debajo de la fuente hay
dinero, una gran suma de dinero. Ve a buscarlo.'Yo no me he movido y tú, en
cambio, eres tan tonto que por un sueño has viajado de un país a otro". Le dio
un poco de dinero y le dijo: "Úsalo para regresar a tu casa".
Al llegar a este punto de su narración, Sahrazade se dio cuenta de que
amanecía y, discreta, calló.

Cuando llegó la Noche trescientas cincuenta y dos

Sahrazade dijo:

-Me he enterado, oh rey feliz, que el de Bagdad cogió aquel dinero y regresó
a su ciudad. Pero la casa de Bagdad que el jefe de policía le había descrito
era precisamente la suya. En cuanto estuvo en ella, cavó debajo de la fuente
y halló mucho dinero. Así Alá le dio la esperanza y esto es un suceso
extraordinario.
Nombre y apellidos ___________________________________

1. ¿Qué le dijo alguien en sueños que hiciera al habitante de


Bagdag?

2. ¿Por qué y dónde lo atrapa la policía?

3. ¿Qué hace la policía con él?

4. ¿A quién le cuenta su sueño?

5. ¿Cómo reacciona aquel al que le cuenta su sueño después de


escucharlo?

6. También el jefe de policía había tenido un sueño. ¿Cuántas


veces lo ha tenido?, ¿qué le contaban en el sueño?, ¿qué hizo
después de soñar varias veces lo mismo?

7. ¿Quién narra toda la historia? ¿A quién se la narra?


El desarrollo argumental del texto, de oscuro origen, es muy conocido en los ámbitos del
dominio de lengua española desde que Borges lo popularizara en castellano bajo el título de
“El gesto de la muerte”, traduciéndolo de un escrito de Jean Cocteau.

Ya en el siglo XIII, el poeta sufí (el sufismo era una doctrina religiosa, especie de panteísmo
místico, de algunos mahometanos de Persia) Yalal Al-Din Rumi escribió un poema, “Salomón y
Azrael”, con similar trama. También el poeta holandés Pieter van Eyck (1887-1954) utilizó el
mismo asunto en su “El jardinero y la muerte”.

Texto “Dayoub, el criado del rico mercader” de B. Atxaga, Obabakoak:


• Qué le ha ocurrido a la Muerte en el cuento de Bernardo Axtaga?
• ¿Qué historia os gusta más, la primera o la segunda? ¿Por qué?
• ¿Qué relato ofrece una visión más positiva del hombre? ¿Por qué?
• ¿Cómo reflejan estos textos la diferente concepción del destino de la cultura árabe y
la occidental?

El historiador arábigo El Ixaquí refiere este suceso:


"Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y
misericordioso y no duerme), que hubo en el Cairo un hombre todas las riquezas, hombre
poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su
padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo
rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado
que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: "Tu fortuna está en Persia, en Isfaján;
vete a buscarla." A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y Afrontó
los peligros de los desiertos, de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las
fieras y de los hombres. Llegó el fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió
la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una
casa y por el Decreto de Dios Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y
se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los
ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos
de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán
hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo, y le menudearon tales
azotes con varas de bambú que estuvo cerca de la muerte.
A los dos días recobró el sentido en la cárcel,. El capitán lo mandó buscar y le dijo:
"¿Quién eres y cuál es tu patria? El otro declaró: "Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi
nombre es Mohamed El Magrebí." El capitán le preguntó: "¿Qué te trajo a Persia?". El otro optó
por la verdad y le dijo: "Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí
estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben ser los
azotes que tan generosamente me diste".
"Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó
por decirle: "Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de
El Cairo en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol
una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor
crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de una mula con un demonio, has ido
errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján.
Toma estas monedas y vete".
"El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del
sueño del capitán) desenterró el tesoro.
Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto."

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