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; destaco la posicidn del psicoanslisis frente a la continuidad entre Nietasche, Freud y Lacan res- ppinico del hombre moderno en su relacién con la angustia que dilucido segtin los sexos. En fin, puedo decir que el libro bien ta de Leibniz, al enfatizar el punto de vista desde el cual se abor- da una temitica. Deleuze nos dice que tal punto de vista no es ‘una perspectiva frontal que permitiria captar una forma en las ‘mejores condiciones; el punto de vista es fundamentalmente perspectiva barroca, porque no es una instancia a partir de la cual se capta una forma, sino una capta una serie de formas, en sus sea como metamorfosis de formas: pasos de wna fo como anamorfosis: paso del caos a Ja forma. En el trayecto de ‘una a la otra, el lector atento encontrars el hilo de Ariadna que las engarza, Ons, 5. (2009) la Adenia Corben poreroa - spoon. ca edirmrdd Paidos - Capitulo 1 La violencia contempordnea' Notas sobre la paranoia social LAVIOLENCIA UBICUA Ino de los sintomas més relevantes de nuestra contemy ccon su gusto por criminal, la de las, en los albores de la modernidad, el concepto de “contrato soci ‘ereado por Thomas Hobbes, quien considera que el hombre iberado a sf mismo es el lobo del hombre (homo hominis lupus) y 1. Versiénampliada dl trabajo public como clase magistral en a revista [Noticias 1639, ao XXXI, 24/5/2008, ces necesario refrenar tal impulsividad que hace de la socied ‘humana una formacién de individuos dominados por ‘de mando y de dominio. 51) describe que “en su estado natural to- dos los hombres tienen el deseo y la voluntad de causar de modo que hay cuanto menos en principio una constante ella omnium contra omnes). El pero en la cual se sienten identificados. Dejando en este caso a un lado el absolutismo que podria de- rivarse de tal desenlace, importa destacar en este planteo dos cuestiones que considero relevantes. Por un lado, que la exacer- bacién de los derechos individuales to por los del otro, y por otro, la importancia de que los sujetos se sientan medianamente reconocidos por el gobierno que los representa; caso contrario existiria un aumento de la violencia. A ri entender, estos dos aspectos suponen como base una creencia en un bien comin, en la autoridad a quien se delega. Quiza tal requisito nos permita pensar en la violencia “posmoderna”, es decir, aquella que se infltra dondequiera como violencia ubicua que prefigura el mando mismo. Tal imperio también se mani- fiesta en que ella no emerge como medio para otros fines ~que iran, por ejemplo, desde ganar una guerra y ser fiel a una na hasta obtener un bien como en el robo-, sino que ella es veces sin estrategia, lo que permite el dicho éorriente de “la vio- lencia por la violencia misma”. Es que esta violencia suele nave- {gar en el sinsentido, en la medida en que esti desprovista d prolifera habitualmente huérfana de ideologia y en el 2, Vobes, T1977 Levitin, en Fermndea Pardo, CA com polity modernidad,hoenos Ates, Centro Bator de América Lat rent? que no existe”, época signada mera formulation definiero sociedad marcada por la Asistimos a un Proceso de desi | Feal, en el que los discursos, Jo real, se separan de su Cuando advertimos que I delictivo sin e6di igo. Desprovista de los encuadre qu en cera tarfan, desmadrada de fine aa irrupeién intempes- vemos dirigise hacia 108 mes en nuestro. pais lo demuestran. Desgracias ocasionadas en la Imayorfa de los casos por una falta de previsin, por la suposiié Ia suposicién

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