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La noción de “fuerza” expresa la realidad objetiva de que cuando se hallan en

presencia de otros, los objetos materiales se comportan de modo distinto (aceleran, se


repelen, se atraen, etc.) de cuando están aislados. Se dice entonces que las fuerzas
expresan “interacciones” entre los cuerpos. Físicamente eso se representa mediante
funciones que dependen de la distancia y de las “magnitudes activas”, es decir, aquellas
propiedades responsables de la interacción: masa gravitatoria, carga eléctrica, carga
nuclear fuerte y carga nuclear débil (Estas son las fuerzas fundamentales; hay otras −
magnetismo, viscosidad, fricción, intermoleculares, etc.– que no son fundamentales y
por ello presentan dependencias más complicadas).

La ley F = ma (formulada conceptualmente por Newton y matemáticamente por


Euler) nos dice que la fuerza aplicada –independientemente de su naturaleza– a un
cuerpo de masa m, provoca en él una aceleración a. La energía intercambiada en
procesos en los que intervienen fuerzas y desplazamientos se calcula mediante la
integral del trabajo ∫Fdx, que tiene dos interpretaciones relacionadas:

 Si donde está F ponemos la función antes mencionada (por ejemplo, GMm/r2, en


el caso gravitatorio) tendremos la variación de energía potencial, ∆Ep.
 Pero si ponemos ma en virtud de la fórmula de Newton-Euler, nos saldrá una
resultado dependiente de masas y velocidades, esto es, el incremento de energía
cinética, ∆Ec. Obviamente, ambas cantidades están relacionadas por la
conservación de la energía total.

Otra cuestión muy curiosa es la forma de deducir la energía cinética. En algunos libros
verás que se dice lo siguiente (cuando la masa m es constante):

∆Ec = ∫Fdx = ∫madx = ∫ m(dv/dt)dx = ∫mdv(dx/dt) = ∫mvdv = ½ mv2

Pero eso es rigurosamente incorrecto, porque trata las derivadas como cocientes de
diferenciales. En otras palabras, te dicen que f′ = df/dx como si df y dx fueran cantidades
independientes que se dividen entre sí para darnos f′. Ya en los años 60, las sociedades
internacionales de matemáticos recomendaron a los físicos recordar que la derivada, aun
escribiéndose en la notación de Leibniz, f′ = df/dx, no era un cociente de diferenciales.
Más bien debía entenderse que la expresión d( )/dx es un “operador”, una operación
matemática de una pieza, cuyo símbolo no podía trocearse. También subrayaron que dx
o df no implican cantidades “infinitamente pequeñas” (como erróneamente dijo
Federico en su charlas sobre la estructura interna del Sol), sino arbitrarias, ya sean
grandes o pequeñas.
Aunque llegamos a la misma conclusión, el procedimiento correcto sería
recordar que, por la definición de diferencial en matemáticas, dx = vdt, y dv = (dv/dt)dt.
Entonces:

∆Ec = ∫Fdx = ∫madx = ∫ m(dv/dt)dx = ∫m (dv/dt)vdt = ∫m v(dv/dt) dt = ∫mvdv = ½ mv2

Lo que tú hacías en tu anterior mensaje era escribir a = v/t, y luego v = x/t. Pero
eso no tiene sentido físico (ni tampoco matemático), por que la velocidad es el cociente
de la variación de la posición, ∆x, entre la variación del tiempo, ∆t. Y lo mismo para la
aceleración, que es el cociente entre la variación de la velocidad, ∆v, entre ∆t. No se
puede dividir una coordenada de posición, x, o un valor de la velocidad, v, entre un
valor de la variable t. Obtenemos las mismas unidades de la velocidad y la aceleración,
pero el significado físico no es el mismo.
Este error –muy frecuente– resulta parecido al que supone que el número 3 en la
esfera de un reloj define por si mismo un periodo de tres horas. Lo hace, en efecto,
cuando tomamos como referencia la hora 0 (las “12” de la esfera); si comenzásemos a
contar desde la “1”, se trataría de un periodo de dos horas, aunque el punto final lo
marcase la cifra “3”.
En el ejemplo de arriba obtenemos ½ mv2 por que tomamos la velocidad inicial
v0 = 0; de lo contrario tendríamos el caso más general ∆Ec = ½ m(v12− v22). Comoquiera
que sea, hemos de integrar porque calculamos el trabajo total realizado por una fuerza
que en general depende de la distancia ∫F(x)dx (recuerda, por ejemplo, que la gravedad
se debilita a medida que nos alejamos del cuerpo que crea el campo). Lo que ocurre es
que para obtener la energía cinética realizamos un cambio de variables al tipo de
magnitudes (la velocidad) que en este caso más nos interesan.

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