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Directcr :ie cclección: Ramón Maia

Calección Fundamentca N.” 21'?


Serie Claeiccra del penaamicnrc pelíricu

1'@ Edicicnea Iatrnc, S. la., 2{lI[l 4


Sectcr Fcreata., 1
23764] Trca Cantca
Madrid España
Tel.: 91 Süú 19 Qfi
Farc: 91 304 4ü 23

Diaenc de cubierta:
Scrgic Ramírez
ISBN: S4 709046? 1
Dcp óaitc legal: M. 10.130' 2004
Impresión:
Fcrnándea Ciudad: S. L: (Madrid)
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artículc 210 del Códigc Penal, pcndrán aer castigadas can penas de
multa y prim 'aciún de libertad quienes reprc |:luacan sin la precepti
va autarización c plagien, en rada c en pana, una abra literaria,
artistica c científica, fijada en cualquier tipa de acpcrte.
ÍNDICE

IHTRDDUCEIÚH. La lìb ertanïl pülitica en E1' Anfígrre Regirrrer:


3; Ia' Reaeiuríria ............................................................................... ._

EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA REVOLUCIÓN


1
ii ¿Í J

LIHEELI

" Irrtl ill . 1' ¦ l I 1


II. Que el ebjetive fundamental 3,' óltime de la Revelación ne era,
came se ha creície, destruir ei poder rcligiese 3* encrvar el
peóer peiítice .......................................................................... ._
III. Cñnìfl la Rcvnlticiñfl Francesa ha side una rcveittciún pelitica
que ha prececlicle a la manera de ias revelucreaes rehgiesas, y
per qué .................................................................................... _.
IV. Cólne casi tecla Eurepa habia tenicle precisarnente Ias mismas
instituciencs, 1 ,f córne éstas estaban en ruina per clequier ...... _.
V. Cuál ha side la ebra prepia de la Reveiución Francesa _ ....... _.

Llei

I. Per que' les dereches feudales habian llegada a ser para el pue
bie cle Francia mas etiieses que en ninguna etra parte. ......... ._
TI. Que la centralización administrativa es una institución cie! Antigua
Regimen, y ne. cerne se ha diche, ehra de la Revelación ni del

5
III. Cóme le que hey se llama tutela administrativa es ana institu
ción del àntigae Régimen
IV. Que la justicia administrativa y la garantia de les fancienaries
sen institacienes del Antigua Régimen .................................. ..
V. Cóme pude intredacirse la centralización en medie de les
antigaes pederes y saplantarles sin destrairles
VI. De las cestambres administrativas baje el Antigua Régimen ._
VII. Cóme Francia era ya, de tedes les paises de Earepa, aquel en
el que la capital habia adquiride más prependerancia sebre las
previncias y mejer abserbia la tetalidad del Imperie ..............
VIII Cóme Francia era el pais en el que les hembres habian llega
de a ser mas semejantes entre si
IX. Cóme estes hembres tan semejantes estaban mas separadas que
nunca en peqaeñes gmpes estrañes e indiferentes entre sí
X. Cóme la destrucción de la libertad pelitica v la separación de
las clases causaren la mayeria de las enfermedades de las que
murió el Antigua Régimen .................................................... ._
XI. Del tipe de libertad que e: ristia en el Antigua Régimen v de sa
influencia en la Revelación .................................................... _.
XII. Cóme, a pesar de les pregreses de la civiliaación, la cendición
del campesina francés era a veces peer en el sigle :avui de le
que habia side en el

LIBRO III

I. Cóme, hacia mediades del sigle avril, les hembras de letras se


cenvirtieren en les principales hembres pelitices del pais, y de
les efectes derivades de elle
II. Cóme la irreligión pude cenvertirse en ana pasión general v
deminante entre les franceses del sigle avril, y qué tipe de
influencia tuve este en el caracter de la Revelación................
III. Cóme les franceses quisieren refermas antes de querer liber
tades
IV. Que el reinade de Luis XVI fue la ópeca mas próspera de la
antigua menarqaía., jr cóme esta misma presperidad aceleró la

V. Cóme el pueble se sublevó cuande se le quise aliviar


VI. De algunas prácticas por medie de las cuales cempletó el
Gebierne la educación revelacienaria del paeble....................
VII. Cóme ana gran revelación administrativa habia precedida a la
revelación política, y sas censecaencias ................................ ._
VIII Cóme la Revelación surgió per si misma a tener de le que pre
I I I I l I i I I I I I I I I I I I I I I i I I I i I I I I Ú I I I i I i I I i I i I I I i I i i I I I I I i I I I i I i i i i I i I i I I INI i i I I I i I i i I Ú 1 I I i li
APÉNDICE
De les paises de estades, y en particular del Languedec........ 2151

NOTAS

Petencia del dereche remane en Alemania Made en que susti


tuyó al dereche germdnice 271
Pase de la menarquia feudal a la menruquia demecrática 273
Decadencia de las ciudades libres en Alemania Ciudades impe
riales 274
Fecha de la abelición de la servidumbre en Alemania ................ _. 275
Códige de Federica el Grande .................................................... _. 276
Bienes de les campesinas en Alemania 231
Pesición de la nebleaa v división de la tierra a le large del Rin .. 231
Cóme la ley sebre el préstame cen interés habia acelerade la divi
sión del 232
Ejemple de las pasienes preducidas per el diezme diez aiies antes
de la Revelación .......................................................................... _. 232
Ejemple del mede en que el clere alejaba de si al pueble cen el
ejercicie de sus privilegies .......................................................... _. 233
Dereches feudales peseides per el clere. Un ejemple entre mil.
Abadía de Cherburge (1753) ........................................................._ 233
Irritaeión preducida par les derechas feudales a les campesinas y,
en particular, per les dcreches feudales del clere ........................ _. 283
Caridad pública hecha per el Estade. Faveritisme ...................... ._ 236
Ejemple del mede en que se practicaba dicha caridad legal 236
Poderes del intendente para reglamentar la industria .................. _. 237
Espiritu del gebierne de Luis XI .................................................. _. 233
Administración de una ciudad en el sigle :avui ............................ .. 233
~Administración de un pueble en el sigla 1 tvul. Eittracte de les
decumentes de la intendencia de la Isla de Francia .................... _. 293
El Estade era tutar tante de les cenventes ceme de les munici
pies: ejemples de dicha tutela ......................................................_. 302
Cóme es en Canada dende mejer pedia juagarse la centraliaación
administrativa de1Antigue Regimen ............................................ _. 3[l2
Ejemple, entre muches etres, de les reglamentes generales que
sin cesar dicta el Censeje de Estade, les cuales tienen fueraa de
ley en teda Francia v crean delites especiales de les que les tri
bunales administrativas sen les tinices jueces ............................ ._ 304
Impertancia mayer e mener de las rentas e de les canenes señe
riales según las previncias .......................................................... _. 305
Influencia anticasta de la discusión de les asuntes ptiblices en
cemtin 306

7
Privilegie indirecta en materia de impuestas Diferencias en su
percepción, iucluse cuande la tasa es cemún 307
Otra ejemple de desigualdad en la percepción de una tasa cemün 3Ú7
Sebne el misme asunte 3lÍl8
Cóme el prepie gebierne recenecia que se faverecia a les privile
giades en la percepción, aun siende cemún la tasa 3133
Ejemple de la manera en que el gebierne del Antigue Régimen
respetaba les dereches adquiridas, les centrates fermales 3 las
libertades de las ciudades e de las aseciacienes 310
Análisis de les cuadernes de la nebleza en 1789 312
Ejemple de gebierne religiese de una previncia eclesiástica a
mediades del sigle rtvru 323
Espiritu del clere en les estades y asambleas previnciales .......... ._ 323
Ejemple del mode en que se espresaban les uibunales cen eca
sión de ciertas actes 324
lvletive que, en la antigua seciedad, a menude ebligaba al gebier
ne abselute a 325
Otre ejemple ................................................................................ _. 326
Ejemple del mede en el que les dereches pecuniaries del clere le
enajanaba les cerazenes de aquelles a quienes su aislamiente
hubiera debide apreitimarles a él 326
Superieridad de les métedes seguides en les paises de estades,
recenecida per les funcienaries del prepie gebieme central _ ..... _. 327
Cóme les privilegiadas cemprendian al principie el pregrese de
la civilización en relación a las carreteras .................................... _. 32'?
Prisión arbitraria per la cerveie 327
Ejemple de cenfdes para el traslade de penades ........................ .. 323
Ejemple de cóme la cervde se aplicaba a 329
Ejemple de cóme se precedia a menude cen les aldeanes............ 330
Cóme las leyes judiciales inglesas prueban que las institucienes pue
den adelecer de muches vicies secundaries sin que elle les impida
alcanzar el ebjetive principal per el que se establecieren 332
Ventajas de que gezaba la generalidad de Paris 336
Aumente arbitrarie de les impuestes 336
Cóme Target habla de la peblación rural en el preambale de una
declaración del 337
Cóme las ideas revelucienarias germinaban cen naturalidad en
les espiritus en plene Antigue Régimen 337
Lucha de les diferentes pederes administratives en 173? ..........._ 333
(Neta relativa a varies pasajes del presente velumen.) Dereches
feudales adn eaistentes en la epeca de la Revelación, según les
feudistas de entences ...................................................................... 338
Estimación delas diversas clases de heredades eaistentes en Francia
a.ntes de la Revelación 343

S
INTRQ1: acción

La LIBERTAD POLÍTICA EN EL ANTIGUO RÉGIMEN


r La RavenUcfdv
Del vaste pmyecte intelectual ceneebide per Tecqueville mientras
precedia al estudie de la seciedad francesa del sigle itvnl, sóle nes que
da la fase precursera del misme, la presente ebral. Ne per elle nes
queda pece, especialmente si hemes de juzgarla per su valer intrínseca
en lugar de per una supuesta relación cuantitativa cen la tetalidad pne
vectada. Nes hallames, en efiecte, ante mi teitte que si adn hey, varies
miles de estudias después?, sigue suscitande admiración e interes, y
cen el que siempre han tenide que hacer cuentas las interpretacienes
subsiguientes, en el memente de su aparición (junie de 1856) supuse,

I El prepie auter nes preperciena las líneas generales del misme en su Prdle
ge: el preyecte, que seguiría el devenir revelucienarie hasta el presente, mesanría
la permanente identidad de la seciedad francesa en medie del vendaval de cambies
que la han agitade jr medifìcade (El Antigua Régimen _v la Revelación [en le suce
sive Al ì'LR], pp. 47 49).
2 Ya en 1976, en esa especie de prenruarie de les preble mas cencernientes al es
tudie de la Revelación Francesa en que censiste su libre, E. Sci nv|rr1¬ cifraba en unes
4Ú,Úl}Il les titules aparecides sebre ella desde la Primera Guerra lvlundial, jr de ese
mente eircluía la enerrne cantidad de espesicienes divulgativas, de ensayes históri
ces v de nevelas que la tenian de pretagenista tliinfiihmng in die Gesclrichre der
Franz dsísche Revelnrierr, Munich, Beck, p. 7), Tenga presente el lecter que desde en
tences han transcarride casi neinta añes, y entre elles une que fue un cumpleaiies
muy especial.

9
tante per sus resultades ceme per su mótede, un aatóntice gire caper
nicane en la histeriegrafía de la Revelación Francesa. Asi, a la negación
de que la Revelación, de acuerde cen el prepósite de sus acteres, hu
biera certade en des eel destinen de Francia; e, si se prefiere en térmi
nes positivas, a la afirmación de la eentinuidad entre el frances pre re
velacienarie y el pes revelucienarie v aan de la preservación por parte
de la Revelación triunfante del caerpe mas singular v, a la vez, estem
peráneei del Antigue Regimen, la centralización administrativa , es
precise aiiadir el nueve medele de invesúgación histórica paeste en
práctica per el auter, que lejes de centrarse en el análisis de les heches
politicas abarca el cenjante de la seciedad, desde la posición y relacie
nes entre las clases* hasta sus causas y censecaencias ecenónricas e ins
titucienales, sin desateader su psicelegia v meralidad prepias; que en
vez de limitarse a seguir el curse de les heches revelucienaries traza el
decarse de les acentecimientes mas sebresalientes de la Francia me
dema, sin renunciar a manifestar cuande la ecasión le requiere su
genealegia medieval, en la cenvicción de que ne se ha de eeentara la
histeria sin la erefleitiónn que ilurrúna el nude acentecer de les heches
la efilesefíaa que acempaña a la ehisteriaa sin más, ana emezclas ›
que hace del te: tte de Tecqueville aun libre de secielegia histórica cem
parada», la cual le cenfiere, al decir de Meyers, ean carácter úaicen si
se le ceteja cen les demás referentes a la revelación, e inaeduce a

3 ARR, Il, p. 89. Cabe decir aqui que junte a dicha institución pelítica sebre vivió
ea'a secial: la nehleza (3, , cen ella, incluse algunes residues del regimen señerial, v
cen elles el edie, si bien, en eentrapartida, también una facción de la misma se subió
al carre del capitalisme indusuial [cfr. les trabajas de Tunase v de Senean, en La
breasse, Geubert, Le Geff, etc,, Órdenes, esrnrnenres, clases, Madrid, Sigle T il' tt, l97'3,
pp, 247 267, esp. 262 s, 3; 311 336]).
“l Sóle las clases cuentan en la histeria, afirma Tecqueville [fel, 55], v ne les in
dividues. Idea ésa que, en la nada fennalación tecquevilliana, más de une habria re
cenducide a lvlarit sin más, ceme irónicamente señala Aaan (Les ernpes de la pensee
secielegiqne, Paris, Gallimard, 1967, p, 241). Gen tede, 3 ceme bien puntaalizara el
gran seciólege frances, las clases en Tecqueville sen an tipe de aseciación intermedia
entre les órdenes del Antigae 3' Regimen v su versión en las seciedades me demas.
(Para una visión histórica de esta preblemática, cfr. Óm'enes,.., cit.},
5 Y que, según este misme auter, le mantiene «siempre fresce v nuevea frente a la
vecación reedera del tiempn {alnl'reductien lvlatóriauit pear une histeire de l`in
fluence de l`ancien regitnen, p. ló [en Tecqueville, ARR, Paris, Gallimard, 1967: cfr,
talubión su Hlstefre de l 'influence de l 'nncien regnne, ed. de G. Lefebvre, pp. 335 355,
que en gran parte repreduce la intreducción precedente].

IU
su auter en el reine de les e1egides,junte a las Vice, Mentesquiea e
Burckhardtfi.
Cuande El Antigua Rógirn.ert y la Revelación apareció, la Reve
lación Francesa habia side ya ebjete de estudias censiderables;
ninriere nsóe, habria pedida decir al respecte un redivive Veltaire
repitiende su desdeñese juicie sebre las Censidernriens de Men
tesquieui, cen sóle recerdar las ebras de Burke, de Maistre a Be
nald: e, mejer aún, las escritas per Censtant jv Madame de Stäel en
liberal centrapese a la censervadera del auter inglés y a las reac
cienarias de les aateres franceses, e bien las de Mignet y Thiers,
que refuerzan dicha tendencia: e las de Carlyle de 1337 y lvliche
let, publicada entre 1347 v 1353, desde ana perspectiva demecróti
ce radical; e bien, per riltime, la del secialista L, Blanc, surgida en
tre 1347 y 13625. Empere, tales estudias ne sóle revalerizaban el
significade dela Revelación Francesa frente a las perenterias des
calificacienes de Burke y acólites, y ne sóle justifìcaban en parte
el Terrer per eeitigencias de la defensa nacienaln, sine que ante
tada insistian en la cendiciún de nevtnn del heche revelucienarie y,
por censigaiente, en la cesura trazada en la histeria de Francia en
tre el antes 3' el después del mismeg, En cambie, Tecqueville, tras
decumentadisimas investigacienesli' y un muy prefunde estudie
sebre la seciedad del antigue regimen llegará, ceme dijimes, a cen
clasienes apuestas, remarcande, ne sin serpresa, la centinuidad de

li' Marea, ibidern. Tecqueville misme, en su carta a Kergelajv de 15 de diciem


bre de 1330, ampliamente repreducida per Meyer, habia citade ceme medele rue
tedelógice de su future libra etre de Mentesqulea, las Censiddrrtritrns sur ies celu
ses de ln grnndeur des renrnins er de leur decadence. Y ne le falta razón; pere la
influencia va más alla, afectande ne sóle al meterle, sine tambien al centenide, es
pecialmente en le que tiene de critica del despetisme en ciemes v de estudie de las
cendicienes cencretas para el establecimiente de la libertad.
7 Up, cil.: citade per J. Ehrard en su ePrófaces› {p. 7], Per le demós, ne es menes
ter recerdar que ne raramente la caasticidad de Veltaire es hija directa de su banalidad.
El Cfr. Giargie Candelere, Lianrice regirne e in riveinaiene di Alexis de Tecque
ville, su introducción a la ebra del misme titule del auter francés, Milán, Rizzeli,
1993, p. ló.
3 Candelere, ibidenr, Sebre dicha p elemica censúltese el te: rte citade de Schmitt,
pp. 33 39.
'U Al respecta, Int tD1H, Alexis de Tecqueville 1305 1359, Me: tice, FCE, 1997,
pp. 336 403.

11
la seciedad francesa más allá del pretendida abisme de la Revela
ción, muche más aparente que real e, si se quiere, más nevedese
en la ferina que en el fender la tesis tecquevilliana repreduce el jui
cie lapidarie de 1336, en el cual sestenia, asin la mener duda, que
cuante hize la Revelación se habria heche igualmente sin ellas,
pues sóle imprimió un eprecedimiente vielente y rápidea al sesge
igual de revelucienarie ya emprendida per la via de las refermas,
el cual habria desembecade en el misme resultade final: la abeli
ción del feudalisme y su reemplaze per un regimen más esimple 3*
uniferrne basade en la igualdad de ceudicienesn' 1,
A tan espectacular resultade Tecqueville accedió en el curse de
una argumentación que buscaba dar respuesta a una cuestión capital,
a saber: ¿per que fue Francia el escenarie de una revelación que, sin
embarge, se preparaba centemperáneamente en teda Eurepaiii, Y es
que si las institucienes feudales surgidas tras la descempesición del
imperia remane eran las mismas per tedas partes, y per tedas partes
habia institucienes feudales en una de sus fìligranas históricas, en
efecte, el azar había dade un órden estraerdinariamente similar a
paebles muy alejadas unes de etres y cen escasas e nulas relacienes
enue si , ¿en que' censistia entences la nireinnifn francesa, cuál era
esa especificidad y per que prependia y caajó en una revelación sin
precedentes? En la tentativa de precisar tales cuestienes, e sea, en la
eitplicitaeión del per que' de la Revelación Francesa, el análisis tec
quevilliane desgranará un sinfín de ideas de una brillantez descene
cida, almacenadas en páginas memerables y en un estile de impar
belleza. La histeriegrafia sebre el auter frances nes las ha hecha ya
sumamente familiares, pues ha censtituide el principal ebjete de su
atención, Cea tede, precisamente per le cenecidas, nesetres hare
nies pece más que recerdarlas aqui; en lugar, pues, de repasar la ca
saistica de la revelación que Tecqueville eitpene en les libres Il 3' HI

“ Cfr. eÉtat secial et pelitique de la France avant et depuis 1739» en Ceuvres


Cempleres, Paris Gallimard, 1952, ll, pp. 65 óó. Cfr, también ARR, I, p. 74.
'É A decir verdad, Tecqueville añade a esa cuestión eaas des más: ¿per que dicha
revelación surgió ceme per sí misma de la seciedad que iba a desauir v per que la me
narquia, nas sigles de eaistencia, cayó cen tanta facilidad? (ARR, aPróIege›:›, p, 43).
Pere ambas cuestienes carecen de la entidad entelógica de la primera, al punte de
quedar sabsumidas en ella, ceme hace ver el ctuse de la eirpesición tecquevilliana
(cfr. Il 7 1,: III 3).

12
de esta magna ebra, centraremes más nuestra atención sebre etra
preblemática que la recerre de seslaye per entere y, en ecasienes,
salta al escenarie ceme persenaje principal; nes referimes a la liber
tad politica, el móvil aque, en rede tiempe, ha llevada a los hombres
a hacer las cesas más grandes realizadas per la humalúdadssli, de la
que intentaremes precisar su significade y función en la presente
ebra, Pere antes, repetimos, echemes una breve ejeada a las causas
de la Revelación.

Que el precese cenducente hasta la Revelación haya side invisi


ble, pese a la grandiesidad de la misma, ne le hace iueaplicable; ni
las serpresas que saltan a le large de ese carrúue le vuelven más es
care. Es verdad, per ejemple, que las institucienes medievales tenian
más fuerza en Alemania que en Francia”, pere le es también que les
derechas señeriales, une de les pantes dende más directamente se
tecaban las clases en el Antigue Régimen, eran más ediades en Fran
cia que en Alemania. La prepiedad de la tierra resuelve la paradeja.
La nebleza francesa centinuaba sieade el mayer prepietarie agice
la, pere su cerrelate pelitice el poder se habia velatiliaado desde
hacia tiempe. El campesine frances, dice Tecqueville, no sóle habia
dejade de ser sierve: habia cumplide una gran revelación juridica en
el campo al hacerse prepietarie agricelaii. Frente a ese nueve sujete
histórica, les viejes derechas seiieriales resultaban inexplicables y
vejateries, 3: sus titulares, al insistir en hacerles valer, sóle podian
granjearse su odie. La Revelación de 1739, en parte criatura del mis
me, fue tambien el mejer termómetre cen el que medir su intensidad,
Pere el facter que, a large plaze, más y mejer preparó el esta
llide de la Revelación fue, sin duda, la centralización administrati
.

li ARR, III fel. 17, Tecqueville encentraria un ece de su afirmacióu en Arendt,


quien vie en la libertad ela fuente eculta de la que manan tedas las cesas grandes 3'
bellasn (aWhat ls Freedems, en Benveen Past and Future, Nueva Yerlt, Penguin,
l993,p,1ó91
li Dicha afirmación ne ha side ulreriermente desmentida; un esaidie tan recien
te ceme el de P. Anuaasert (publicada en 1974), por ejemple, sitúa a Prusia dentre
de la Eurepa Elriental, la caracterizada per una esegunda servidumbre» (El Esmde
Abselnre, Madrid, Sigle XXI, 1979).
if' La Revelación Francesa, de heche, en este aspecte sóle pmcedió a la ememen
tanea liberación: › del suele, ne a su edivisióna (ARR, ll 1), nes dirá Tecqueville.

13
va, ese genuine nifie mimade de la Francia rnóde rna engendrade
per el Antigue Regimen y adeptade ne sóle per la Revelación fue
el única aspecto superviviente de aquel , sine asimisme per la
Restauración jr el Imperielü. Allanande les ebstácules entre el in
dividue y el Estade, suprimiende cen creciente riger les vincules
cen las instancias intermedias e incrementande asi su presencia en
la seciedad, transfiriende un mente siempre superier de decisienes
al misma centre de imputación, redefiniende el papel de las insti
tucienes, el erden de las clases y la función de deterrninades suje
tes, eliminande de un sele gelpe los retazes de libertad y el guste
por ella”, etc., la centralización ei ttremó les peles en que se sim
plificó la seciedad sin, al tiempe, aminerar ni atenuar les metives
de hestilidad entre sus bandes.
La centralización habia empezade a gestarse en plene sigle avi,
pere cemenzó a censelidarse en les des siguientes. En teme al rey,
cada vez más seberane, se asentó un órgane, el censeje, que sinte
ner a cargó nada cencrete decidía sebre tede y cuya influencia y po
der llegarea hasta les últimes receveces del reine. Elle fue pesible
perque toda una plóyade de interventeres, intendeut.es'i, delegadas,
más la red de funcienaries secundarias que les estaba asignada, se
encargó de que asi fuera. Pece a pece, la nueva administración
se fue instalande y fertaleciende en el interier de la antigua”, apre
vechande la ebra del tiempe e la presión de las circunstancias, tran
sigiende iucluse en dar algún pase atrás antes de recebrar nuevas
fuerzas, hasta casi definitivamente suplantar sas funcienes, En el in

"* Vease al respecte el veluminese jp siempre clásice libre de GGDECHDT, Les


lnsrinaiens de la France seas la Re'veinrien er i'Ernpire, Paris, P.Ll.F., 1963.
17 El desierta peliticu asi instaurade fue rccreade cen puntual eficiencia más tarde
en etras partes de Eurepa, ceme valga ese sele ejemple nes hace ver WEBER para
Alemania, en la cual un Parlamente impetente, una nación sin educación pulitica, que
ahegaba su f|.1ture en un sentimiente fatalista, 3* carente del más pequeña desee de au
tegebieme pelitice censtimyó la herencia del autócrata Bismarc1t(aPar1amentund Re
gierung: ›:›, en Gesarmrrelre Peiiriscire Scirrifreri, Tubinga, Malu, 1931], cap, I),
'ii Cfr, un resumen crltice de la apertación de Tecqueville al análisis del Anti
gue Regimen en: Fusar, eTecquevil1e et le prebleme de la Revelutien francaisea,
en Penser la Revelurien française, Paris, Gallimard, 1973, pp, 209 256.
19 El debilitamiente de las asambleas, desangrándese lentamente en una herida
per elle indelera, fue quiaá el fcnómene de rnaver trascendencia para la perdida
de la libertad de este precese.

14
terier de ese precese, además, la nueva administración se autepre
curaba las garantias pertinentes para impedir que el nueve poder ad
quirida cen el dereche a fijar etre impueste más, 3: ampliade cen el
dereche a reclutar a quien le recaudase; e bien el adquirida estable
ciende dereches sin su centraparte en deberes, etc., e se velviera en
su cenaa cen la transfennación de las funcienes públicas en efìcies,
e bien se perdiera a causa de la preservada independencia de les tri
bunales de justicia. A1 respecte, ne sóle abusó de medidas cen eli
cacia retreactiva que ebligaren a les particulares a recemprar eficies
y a las ciudades a redimir poderes: trunbien estableció una justicia
erttraerdinaria al lade de la erdinaria, la cual, al avecar a si la teta
lidad de los pleites en les que se veian envueltes funcienaries y re
clamar enteras parcelas de la jurisdicción, cempertó la innuducción
del gebierne en la esfera de la justicia, es decir, la pelitización de
buena parte de la misma,
La refundación de Paris, vale decir, su cenversión en capital,
censtituyó une de les fenómenes más visteses del precese centrali
zader, a la par que un heche preñade de vitales censecaencias para la
futura Reveluciónili. Per si misme, ese sele heche es sinónime de
la desaparición de las libertades lecales, y la mejer imagen de cóme
el anille de la centralización ha cempletade su circule sebre la gee
grafía de Francia, per cuante ese tipe de eabeaa, dice, únicamente
breta de y sebre un cuerpe perfectamente cenfermade. De etra par
te, en ese gran vientre que devera les recurses del reste del cuerpo,
al punte casi de asimilar el pais a la capital, tiene lugar un fenóme
ne insólite: las clases, cuante más se parecen entre si sebre tede la
alta y la media , más se separan unas de etras, La nebleza deja
de ser aristecracia para devenir casta, y en esa invelución la señal de

if' Entre etras razenes por el enerrne aumente de peblación ebrera que habia
acempañade al etre cambie esperimentade per París, pues era per entences ne sóle
un centre de intercambies, negecies, censume 1; placer, sine tambien un centm fa
bril v manufacturera, Aiiadarnes que el aumente citade de peblación se quise paliar
cen etre igual de peligrese al final para la salud del regimen en el númere de sel
dades, En sus Recnerdes (Madrid, Tretta, 1994: cfr. la e: rcelente intreducción de
Ramón Ramas) Tecqueville ya habia narrade el papel de prirna dennn jugade per
París en tedas las termentas p eliticas que sacudieren Francia desde la caída de Ha
peleón. Aqui repite idea, rememerande la importancia de su papel a la hera de es
plicar la caida de les gebiernes de les últimas cuarenta ai'1es, al tiempe que realza
su papel en la ruina súbita y vielenta de la menarquía {ARR, ll, cap. 7],

15
pertenencia termina previniende del nacirniente en lugar de la ca
pacidad para gabemar. Una dable paradeja jalana el camina: per un
lada, pareciere cama si la clase perdiera le que las miembres ganan,
que estes engardaraa can las despejes de aquella, pues las nebles
adquieren nuevas derechas per ejemple, a la exención de ciertas
impuestas e a servir las primeres al nueva ama cenferme la na
bleza pierde su antiga poder, Par el etra, toda elle acurre mientras
sus hábitas, ideas, gustas, placeres, lecturas, lenguaje y hasta rique
zas se asemejan más y más a las de las burgueses, de manera que
sus intereses divergen cenferme sus modas de vida cenvergenil,
Das hambres identices sabre das vidm paralelas por fuerza checa
rán entre si cuande el azar a la necesidad las censtriña a tacarse,
A1 canj unta de fenómenas resumidas hasta aquí ha de sumarse
etra serie de factares que actúan cama causas más prósimas del he
cha revelucienarie, cuya cancursa camplera la casuisrica del mis
ma 3.' cantribuye a ei tplicar por que fue Francia el teatre dende la
Revelación quise antes que en ningún etra lugar representar su
sueiia de igualdad y libertad cama tambien eitplican algunas de
ellas las jiranes de esas sueñas que se fueran quedanda en el ca
mina y las pesadillas que acuparian su lugar. Entre dichas causas
es menester señalar en primer lugar el papel secial desempeiiade
par las hembras de letras, Tanta filósafas cama ecanamistas pre
pararan la revelación a su moda, par caminas parcialmente can
vergentes, Las primeras, alejadas del náfaga de la palitica catidia

il Cama es lógica, el patita fea de tada esta histeria sacialógica es el puebla


en especial el campesina al que la burguesía pracura aislar tante ceme la neble
za a ella, v sabre el que las luces na llegan a pravectar de manera sastenida su face:
la mejara de su cendición se canaarresta cen el surgimienta de males antaiie des
canacidas, que acabó por hundirle en un eabisma de aislamiente 3' miserias al que
eapenas pedía apaner más recursa,.. que el de la vialencia», el única que se le deja
cuande se le desprecia (fel. 53). [Anadamas en este punta que nada le impediría en
tences entender ceme deber enarbelar el lema Par pirie, par arnenr, paar i ihunrnni
re', saver inharnains, cava naducción práctica censiste en pasar per la guilleúna el
cuella de sus enemigas, en arneresa manifestación per parte de ese misma puebla
de su pasión par la última diasa de la trinidad revalucianaria, Iaƒrarernire. Digamas,
en fin, que esa misma lógica embruja asimisme a más de un terrarisma de nuesuus
dias, cama señala Arteta {eRecuperar la piedad para la paliticaa, Rev. 'sra lnrenun
ciennl de Filesaĕn Pelaicn 2 [1993], p. 141), nada indispaesta a ser carnpasiva en
tal mada can las supuestas verdugas de su ancestral puebla],

16
na, en contraste con sus homólogos en Inglaterra, pero no por en
tero del mandanal ruido de la politica, como sus homólogos ale
manes, elabararon teorias que, como ya Burke criticara, aunque sin
la virulencia de Tecqueville, tomaban al hombre en abstracto, fue
ra de los vinculos que lo sumergen en una determinada sociedad;
lo invistieran de derechos que llamaron naairales e imprescripti
bles, hicieron depender de su voluntad el origen de las sociedades
y de los pactos contraídos con sus semejantes el arden v funciona
miento de las núsmas, recanducienda hasta la voluntad común la
sede inmutable de la saberania y hasta su consentimiento la legiti
midad de los poderes estatales, borrando todo rastra social inter
puesto entre todos en conjunto y cada una de ellos en particular,
Las semillas de tales ideas cayeron sobre un pueblo que con la
práctica de la libertad habia perdido su conocimiento, y que ni ha
llaba, en el caso de los más ilustrados y ricos, correspondencia po
litica para su función social ni, en el caso de los pobres, alivia para
su opresión; y en el que, como si fue ran una misma y única casa
sus diversas partes, se aiiadia con los derechos favorables a los pri
vilegiados un sentimiento de humillación a la desigualdad y otro de
odio con el que combatirla, Fueron los filósofos, más aún que los
economistas, quienes marcaron el carácter de la Revolución, in
fundiendole ese sello religiosa tan peculiar. Éstos, por su parte,
descanocian como aquellos el valor de la libertad y la naturaleza de
la sociedad, pero su profesión les acercaba más a esta última, razón
por la cual habian trazado ya el conjunto de ereformas sociales y
administrativasa a emprender imperiosarnente, y cuya eficacia de
pendía de su ejecución por una autoridad central que no conociera
más limite que la educación ni más trabas que las derivadas de la
casa misma, Unos 1.' otros, pues, habian completado la revolución
en el pensamiento antes de que esta tuviera lugar en los hechosii,
1.i.

ii Llama la atención la coincidencia de Tecqueville con lvlars, en este punto,


sólo que en este última el papel de la reorfn lo desempeña Alemania, la cual habria
pensado, según lvlarz, slo que anos pueblos han hernan (eZur Kritik der Hegels
chen Rechtsphilosophien, en Deutsch Franzósiscne Janrbacher, Leipzig, Reclam
jun., 1973, p, 171 : en itálicas en el original). (Las relaciones entre ambos autores no
serán objeto de nuestra esnidia; el lector interesada en ellas consulte el sobresa
liente testo de Aran anteriormente citado, asi como su Essai sar les iióerres, Paris,
Hachette, 1993, especialmente el cap. 1).

17
mas mientras aquellos apostaban por una versión democrática, es
tas lo hacian por una despótica, en la cual el Estado, una vez com
prendida su tarea, la ejecutara libremente sirviendose de un poder
omnipotenteii, El autoritarismo de las dos opciones fue el punto
donde ambas tomarian a anificarse,
Añádase a ello la labor de zapa del orden social emprendida
con la critica de la religión, pues el intento de dejar las almas va
cías privándolas de la fe pasa por alta, nos dice Tecqueville, su
irremplazable labor preservadora del orden: de hecho, cuando la
futura revolución ejecute esa intención, destruyendo a la vez las le
yes politicas y las creencias religiosas, habrá causado un ainmen
so mala público, pues habrá dejado a la sociedad sin guia ni frenos
que Ia protejan del poder del Estado,
También las reformas realizadas, que delatan odio a la diversi
dad y un antagónico amor por la igualdad que cantina con la ser
vidumbre, coadjvuvarian al estallido de la Revolución, Igualmente,
la creciente prosperidad presionaba en el mismo sentido, porque
infundia la idea de que la liberación es posible, y el mal del que li
berarse es siempre más insoportable cuando dicha idea ha apareci
do en el espiritu, aunque en los hechos sea menor, Del mismo
modo, el intento de aliviar al pueblo despertó sus pasiones conan
la opresión; las prácticas gubernamentales despreciativas de las tra
diciones o de la propiedad, de los derechos o de la justicia; o la
gran revolución administrativa que precedió a la politica, jr que
mutó repentinamente, y para peor, la condición de numerosas fa
milias, representaron otros tantos factores que, en una Francia pri
vada desde hacia tiempo de toda vida politica autónoma, hicieron
de dicho pais el lugar donde estalla la revolución contra un orden
feudal cuya núcleo mantenía aún cuanto de nocivo habia en el ha
¡

ii La versión despótica es, sobre todo, la de los economistas, a quienes Tecque


ville acusa de haber ineculade en Francia el socialismo, el reverso de un procesa his
tórico cava anverso seria la centralización: acerca de esa ehorripilantes teoria, per
fecta modelo de ilibertad, ya se habia pronunciado con la misma contundencia en sus
Recuerdos, donde juzgaba socialista jr, por ello, una radical novedad histórica la
Revolución de Febrero, cuyo agente principal, si no único, habia sido el pueblo: allí
Tecqueville vaticinaba el fracaso del socialismo, parque aspirando a destruir el fun
damento de la sociedad la propiedad, ff no sólo el gobiemo aspiraba por ello a lo
imposible (pp, 36 s).

13
bienda perdido cuanto en otro tiempo tuviera de tutelar, Se trató,
ya lo dijimos, de una revolución política y social que, aun inno
vando menos de lo que se creyó, abolió el feudalismo sin dejar de
acrecentar el poder y los derechos de la autoridad pública,

Ei Antiguo Regimen y la Revelación, con todo, no es sólo una


obra de sociología histórica comparada; con el mismo derecho cabe
ser también reivindicada como un ensayo acerca de la libertad polí
tica aun cuando no, repetimos, en manera comparable con La De
mocracia en America: si bien de manera ezplícita sólo en contadas
ocasiones hemos hecho referencia a la misma, implícitamente no
hemos dejado de hablar de ella, El proceso de centralización políti
ca delineada, con tan gruesas pinceladas, hasta el presente es el
mismo proceso de rapto de esas libertades de los heterogéneos su
jetos que las poseían; se ha centralizado el poder y concentrado la
autoridad privando a ciudades, asociaciones, órdenes, individuos,
etc., de sus antiguos derechos históricos, base de la autonomía an
taíio gozada por sus titulares, No sólo la periferia capituló territo
rialmente ante el centro: la autoridad resultante concentró en su
mano todo el derecho de la comunidad, suprimiende desde un pun
to de vista político cualquier tipo de referencia para el nuevo súbdi
to que no fuera el nuevo amo, Por otro lado, junto a las alusiones
históricas, menudean otras más directas relativas al comprometida
futuro que aguarda ala libertad política, Unas y otras serán a conti
nuación objeto de nuestro análisis,
Recorriendo ahora a grandes trazos la historia de Francia, Toc
queville percibe en la Edad Media un tipo de comunidad notable
mente afín a sus admirados municipios rurales norteamericanos,
pasado por alto en su anterior obra, Se trata de la parroquia rural,
que gozaba de cierta autonomía respecto del señor feudal, pese a
estar controlada por el; dicha parroquia, en efecto, eposeía en
común ciertas bienes de las que disponía con plena propiedad:
elegía a sus jefes y se administraba a sí misma democráticamen
tea, Ramificada por el Antiguo Regimen, compartía con su homó
loga norteamericana la ausencia de auna corporación municipal
propiamente dicha: r, y la presencia en su lugar de afuncionarios

19
que actúan por separado, bajo la dirección de la entera comuni
Clittìlrrïll,
No acaban ahí las lecciones impartidas por la libertad política
en la Francia medieval; la ezistencia de clases, es cierta, era tan in
cuestionable como su jerarquía, pero ello no era óbice para que se
ñores y vasallos cooperaran a la hora de administrar justicia en el
feudo, o que se reunieran a diario en el manejo de asuntos comu
nes. E igual cabe decir de la burguesía, que en el sigla rav partici
paba de manera eincontestablee en las tareas de gobiemo, y no ra
ramente se asociaba a sus señores en defensa de las franquicias
locales contra las tentativas del monarca de suprimirlas, Y a veces,
como en Auvergne, ese ve a las tres órdenes adoptar en común las
decisiones más importantes y vigilar su ejecución por medio de co
núsarios elegidos igualmente en los nes: lei,
Durante el Antiguo Régimen la libertad política sobrevivió en
pequeñas islas en media del oceano centralizador que acabó por
engullirlas. Eran las estampas costambristas de un paisaje político
enteramente rediseñado en el cual desentonabaii a ojos vista, La
elección de magistrados, rasgo saliente de las libertades municipa
les, resistió hasta finales del siglo rivii, y todavía en el siglo J tviii se
perciben rastros de las mismas en esas dos asambleas que casi por
doquier administran las ciudades, fachada ilusoria que representa
la imagen de las de sus predecesoras del siglo xv; entonces em el
apuebla en su totalidadn el que compenía la asamblea general, ele
gía a sus oficiales, que a veces le eonsultaban y a quienes siempre
controlaba; ahora, salvo raros destellos en la noche del siglo itvii,
por ser el poder central el que realmente manda, cambia la compo
sición de la asamblea y su función: es representativa y no directa,
hay cada vez más notables que participan een virtud de un derecho
propion, y del pueblo únicamente los burgaeses de las corporacio
nes envían delegados, pero no así los artesanos; el pueblo se au

ií' ARR, ll fal. l 11 5, Tecqueville remata la comparación señalando el antagónico


funuo deparado por el conte: ita a una y otra ese catecismo de política práctica que fue
el township frente al desierto de ecampesinos ignorantes y toscosa de su antigua ver
sión francesa , y la acción de la libertad en el primer caso para ezpllcar la diferencia
ii ARR, ll fol, 35 ó. Por añadidura, esa participación y cooperación daban más
poder a la burguesía del siglo 1 tiv del que jamás tendría a lo largo de todo el Anú
guo Regimen.

20
senta porque el ejercicio de la libertad le había enseñado a distin
guirla de sus uvanas aparienciasn, o bien porque, ya acostumbrado
a su perdida, había relegado al olvido su recuerdaif',
Junto a eso, el absolatismo político vio su acción refrenada por
una amplia gaina de obstáculos, cuyo origen reside tanto en los de
fectos aún por pulir de la nueva autoridad como en los vicios con
genitos de la vieja, pero que en ese estado de cosas eran como las
espems en las que sobrevivía la libertad, Cabe resumir los primeros
en el hecho de que, si bien la cenualización de la autoridad ya se ha
bía producido, su cancentraciónil, en cambio, todavía no, o, por de
cirlo con Tecqueville, su naturaleza era ya la actual, como tambien
sus procedimientos y objetivos, pero no así su poder, Y en esa tesi
tura los defectos del gobiemo tenían la virtud de contrarrestarse: la
necesidad de financiarse le llevó a vender la mayoría de los empleos
públicos; mas, una vez vendidos, se privaba de la capacidad de mer
cadear con ellos, es decir, de concederlos y retirarlos a discreción,
Fue su avidez el más eficaz contrapeso de su ambiciónii, Por otro
lado, al carecer igualmente de esa máquina de dinero, favores, ayu
das y honores que hoy sí posee, se privaba del mejor instrumento
para comprar voluntades, Si a eso sumamos el desconocinúento de
los eezactos límites de su podem, que le hacían recular a la prime
ra señal de oposición, y el ablando egoísinoa o la rrbondadrrii' de los
dos últimos monarcas, completaremos el elenco de puntos debiles
inherentes a la poderosa estructura central,

if' Tecqueville suma a la perdida de las libertades del municipio la de su pros


peridad, ll 3.
il Tecqueville incluye la concentración en la centralización, cuando en realidad
ambos conceptos no son coincidentes; tarnpo co se cuida en señalar el proceso de se
cularización de la autoridad que, como episodio religioso, acompaña el citado pro
ceso político [cfr. SHEi~ii ini~i, The ürigins oƒrire Modern European State: J 4519 I 725 ,
Londres, Hutchinson ¿iz Co, Publishers Ltd., 1974, cap, III),
ii La idea de la pasión como límite de la pasión se debe a Mr ,nison tiilƒedern
lista, Mezico, FCE, 1993, n." 51), quien la había tomado de la política de Mentes
quieu: pem mientras Madison limita la ambición con la ambición Tecqueville recu
rre a una pasión para limitar otra. La idea, con todo, es aristoielica.
ii' Reconocimiento de esa bondad la hay en numerosos cahiers de dóieances ru
rales, en los cuales los habitantes de dichas zonas muestran su agratiiud infinitas al
buen rey Luis .I 'r'li'l' al tiempo que manifiestan sus quejas connas elos abusos que han
desnaturalizada lentamente a las instinicianes monárquicasa (cfr. la cana ibución de
Bauloiseau en Úrdenes..., cit., p. 235].

21
La segunda panoplia de obstáculos proviene de la vieja constitu
ción de la sociedad, y cabría sintetizarse en la despreocupación por el
interes común en cada una de las clases sociales y de los grupos que
se formaban en su interior, al tiempo que se mantenía activa la coope
ración en el seno de cada una de ellos; la perdida de poder de los no
bles, por ejemplo, no se vio del todo acompañada de la de su orgullo,
conservando así esa chispa de anarquía tan enenúga de la servidum
bre, el cual, sellando un pacto con su crónica insolidaridad, les hizo
tolerar en derredor suyo la pesada mario del poder siempre y cuando
no cayera sobre ellos, El clero, por su parte, no sólo conservó de libre
su psicología y ciertos privilegios, sino las que detentara como cuer
po, tanto frente a los otros como las que en sí mismo el bajo oponía
al alto if', Por si fue ra poco preservó la más fame garantía del doble
lazo que vincula, en un mismo sujeto, su interes con un territorio y
sus ideas, sus necesidades y hasta sus pasiones con sus conciudada
nos, a saber: la propiedad territorial, Los archivos registran en su va
ria participación en la consuucción de un carial o en discusiones acer
ca de asuntos comunitarios los testimonios de ese dable vínculo en
los que, además, quedaba constancia tanto de su ilustración como de
su fe, sentencia Tecqueville. Del mismo modo, tambien la burguesía
pudo durante el Antiguo Regimen aprovechar su irregular situación
para hacer gala de una independencia frente al poder que más tarde
perdió; con los cargos, como vimos, compró su autonomía y la nús
ma separación del pueblo, a la que con todas sus fuerzas propendía,
le hizo adquirir el brillo de una nueva aristocracia, chillón a los ojos
de los demás, pero refulgente a los suyos, brillo que proyectaba en un
nuevo espíritu y orgullo de clase parecidos a los de su modelo y con
efectos igualmente similares ante el poder,
Empero, todos los oprimidos, incluidos esos privilegiados, sa
caban la más segura garantía frente a la voluntad absoluta del po
der central de la administración de justicia, Es cierto que la justicia
ordinaria había sufrido asimismo las embates de aquel, viendo des
aparecer de su conocimiento la mayor parte de las causas adminis

i" Los cnhiers de las clases privilegiadas dejan constancia de su renovada amor
por la libertad, como tambien de la condicionado del mismo, como el propio Toc
queville se cuida de señalar: el mantenimiento de sus privilegios constimye preci
samente la condición (fol, 49).

22
trativas, Pero aún conservaba bajo su jurisdicción los asuntos con
cemientes al derecho privado y, sobre todo, aún los magistrados
eran inamovibles y tijos en el escalafón, circunstancias que les vol
vían incólumes a todo intento de presión ejercido desde fuera de
ellos mismos, o sea, que eran causas de su independencia. Era esta
la que había preservada ealrededor de esos cuerpos judiciales el vi
gor de las costumbres antiguass , la que autorizaba a sus miembros
a seguir llamando a las cosas por su nombre a hablar en el viejo
frances, que diría Tecqueville , por ejemplo, acta despótica del go
biemo a aquel en el que el gobiemo actúa como un despota, Esa
tradición de independencia y de honestidad no sólo había preser
vada la significación correcta de las palabras, sino que los propios
hábitos judiciales habían trascendido las fronteras de los tribunales
para devenir hábitos nacionales, Y con los hábitos, su comitiva: las
ideas de que etodo asunto se halla sujeto a debate y toda decisión
a apelación, el uso de la publicidad, el gusto por las fonnasn: co
sas, todas ellas, uenemigas de la servidumbres,
Ahora bien, cuando se mira con detenimiento el cuadro recien ua
zado, lo que se ve es un conj anto de atribuciones singulares, repartidas
entre clases, individuos y aun corporaciones: libertad, sí, pero avincu
lada siempre a la idea de excepción y de privilegioe, que no em com
partida por todos los ciudadanos y que sólo a unos pocos, y de mane
m airregular e intemritenten, proporcionaba las necesarias garantías
contra el flagelo del capricho y la arbitrariedad, En grado de avivar el
calor del orgullo o del gusto personal en el corazón de sus titulares en
medio de un mar de indiferencia; de tentarlos aún con el deseo de glo
fltl cllãlfldo el ntiiür por el dinero impide a las conciencias trascender
las frontems del yo, o con el de preservar su individualidad al margen
de la corriente igualitarista que arrastra a la mayoría. Pero ao, desde
luego, de romper el cascarón egoísta en el que los más varr encerrán
dose progresivamente, ni de recrear los vínculos comunes que antaño
ciertos intereses comunes crearan y la gestión en común de los nús
mos perpetuara, En suma, en el Antiguo Regimen, aunque airregular
e intemritenten, había, sí, libertad, incluso umucha más que en nues
tros díasa 3': pero no es la libertad política, la que se revela en la par
ticipación de todos en los asuntos públicos y que enaaña una eperma

I' ii ii,

23
nente relacións entre las clases. A decir verdad, la libertad politica em
pezó a perderse el dia que les reyes ceusiguiereu impener a la nación
un tribute general sin su censentimiente, y la inselidaridad cómplice
de la nebleza le censintió cen tal de quedar ella ezeuerada del ruis
meiï. Fue la primera muerte del Antigue Rógimen, la que le sebrevi
ne antes iucluse de nacer”, la que selló su future cen ese vicie de eri
gen, pues si eriginariamente la ttdivisión de las clases fue el crimen de
la antigua realeza», acte seguide ese eenvirtió en su escusa: :›. El ensa
ye resultó, y desde entences fue el precedente al que una y etra vez
velvia la práctica politica para fundar su peder; cembinade een etres
ezpedientes, ceme la acción asin publicidad ui ceutrela e el empeñe
per impedir que la nación a la cual ese exigía su dinere reclamase su
ljbertads , el gebieme hize del mantenimiente de la división de las ela
ses el centre cemún de tedes sus prevectes. Separadas las clases, la na
ción deja de ser nación, 3' el autegebieme es su primera victima: tm
ame es la salida reclamada per el erden frente a Ia anarquía. De heche,
cuande al final de ese eamiue secular la Revelución serpnendió a tal
seciedad, ciertas cestumbres eran ya parte de su naturaleza: el peder
central hacia las veces de recter v de guardián, cen el ministre que,
desde París, tede cesas y persenas le quiere centrelar; se halla aque
jade de una hiperactividad legislativa que ne se detiene ante nada, que
tede le revuelve y cenfunde y que tiene el efecte centrapreducente que
ya Aristóteles previera para un case asi: el de engendrar en el stibdite
el desprecie perla leyif; les funcienaries sen en su mayeria burgue

31 H lü. En realidad, el sele heche de querer ser la e: tcep ción a la regla es tan
señal de sumisión ceme le era de inselidaridad, pues requiere de una auteridad que
dispense la gracia persenal (e, al menes, la auterice). La escepción, así, mas que
frente a la auteridad, que la eterga, se ejerce frente al semejante, de quien se espe
ra ne serle. (Ases, un sigle más tarde, añadirá una puntualización interesante: será
la sincapacidada un frute de esa inselidaritlad de las elites francesas para ape
nerse de acuerde sebre un mode de gebierne del paisa le que esta sen el erigen de
tedas las revelucienes frtmcesassr, cfr. Las s'rnpe.r de le peusóe secielegiqus, Paris,
Gallimard, l9óT, p. 244).
33 Temames aqui ceme acta de nacimiente del rnisme el reinade de Luis HI"v",, cen
su pregrama ceudensade en la máxima Una ƒni, une lei. un rei (cfr. WILLLfluvts, The
Ancíert Régirrte in Eumpe, Middleses, Penguin, 1972, p. 132, y Tì1.Lï, Las revetucie
nes sure pena, l'492~l'992, Barcelena, Crítica, Eüüü, cap. V), aunque ne raramente la
histeriegraiïa le retren ae hasta la ascensión al trene de Frmtcisce I en 1515.
3*' Juste, añade Aristóteles, le que debiera ser sacresante ebjete de culte del ciu
datlane (Feiírtca, 12159 a).

24
ses, 31 eses burgueses sen ya una clase que odia a cuantes sin su cen
curse desean inmiscuirse en les asuntes ptiblices. Un ame cuya luz itu
rnina el ecéane de sembras censtituide per sus stibdites, y en el que
sóle aqui y allá destelles de libertades singulares parecen refuigir en
medie de esa yan neche. ¿Quó resistencia pedia epener una seciedad
asi cuande las más esctuas de sus fuerzas, armada de edies y prejui
cies seculares, se pene en marcha centra ella?

Ei reencuentre de la seciedad francesa cen la libertad politica tuve


lugar en les alberes de la Revelución 1. ' se fertaleció al inicie de la
misma. Todavia en 1'?50 sus preferencias se inclinan más perlas re
femras que per les dereches, pere veinte añes más tarde, dice Tec
queville, se advierten sus señales per dequier, en puntual ratificación
del adagie maquiaveliane, refrendade más tarde per Kant, de que la
libertad ne se elvidafi: el desee de autegebierne vuelve a las previn
cias, el dereche del pueble tede a la participación pelitica se reinsta
la en les espiritus, y la memeria de la nación rescata de la sepultura
en que había surnide a su prepia histeria a les eantigues Estades Ge
ueralesa, la sela parte de ella que la gratifica. Sóle que, para enten
ces, insiste Tecqueville, les franceses ya habían cencebide etras que
rencias per ejemple: la de la nación tedepederesa, libre y virtuesa
integrada de sierves , y cen ellas desearen, sin órtite, cembinar la de
la libertad; cuande las circunstancias sacaren al descubierte la in
cempatibilidad de ambas, les franeeses se sintieren apegades a la más
antigua 31 fmne, la de la igualdad, neutral para elles, y abandenaren
la de la adventicia a su suerte, pensande que, sdespuós de tede, vivir
entre iguales baje un ame guarda adn cierte atractives, ceme añade
cen un deje de ammgura en su sema el analistaifi.

if' Cfr. Maeutr .vnLe, El prñvetpe, Madrid, lstme, Zültlü, caps. V v VI; Gutcctaa
DIHI, Recuerrfes, Madrid, Centre de Estudies Censtitucienales, 1933, 29; I<L aH'r. File
sefle de tu Hfsrerfd, Md: tiee, FCE, 1931, p. IDS; cen tede. la fuente es clásica: cfr.
Hunóuere, Les nueve libres de le instnriu, VI 5.
3** Ne fue, pues, el de les franceses hacia la libertad un amer a primera vista; jr
si bien distaren de encentrarse cen ella únicamente el dia de su entierre, ceme sar
cásticamente dijera Mars de sus cempatrietas, si es verdad que duró tan pe ce ceme
si le hubiera side (hace unas decadas, empere, Lefebvre reprechó a Tecqueville el
que ne tuviera en cuenta la guerra en la renuncia del pueble francés a la libertad. He
se reprechó a sí misme, en cambie, tenerla tan en cuenta ceme para justificar cen
ella el Terrer). Cfr. ARE, Ill 3.

'25
¿Cuál puede ser el destine de la libertad pelitica en la seciedad
actual, cuál su función jr su ferma'? El Antlgue Rdglrnen jr le Revela
ción ne se prediga al respecte en indicacienes minuciesas suscepti
bles de recegerse en una teeria, pere elle ne redunda en menescabe
de su sentide. El punte de partida es clare: la Francia centemperánea
la del Imperie geza de menes libertad de la gezada antañe, al
principie de la ópeca medema. Parece haberse decantade per la al
temativa maldita de las des efrecidas per el avenir a las seciedades
medemas, según se nes decia en La Dernecrucln en Anrérlcc. Alli, al
estudiar la seciedad americana actual vie escrite el future de las eu
repeas; la demecracia, más estade secial que fenna de gebieme en
Tecqueville, era ineludible e implicaba un nivelamiente de las cen
dicienes y una pasión desmedida per la igualdad, dejande óniea
mente ceme materia de elección la institucienalidad aprepiada a tal
precese: la de la libertad, dande ceme resultade la demecracia libe
ral, e la de la sela igualdad, cuya lógica es la del despetisme deme
crátice. América, cen su aislamiente geegráfice lejes de las peten
cias eurepeas jr sin vecines enemiges , cen su histeria sin pasade
aristecrátice, sus leyes descentralizaderas, sus cestumbres primige
nias, su fe alejada de la arena pelitica, su entrega al cemercie, más el
espiritu resultante de la mezcla de tede elle, se hallaba más capaci
tada para afrentar les peligres cen les que el future desafía de ma
nera censtante a la libertad. Francia, en cambie, cen su pasade feu
dal, sus beliceses vecines, sus cestumbres ebrias de vielencia y su
sentide irreligiese, han generade un pueble anárquice, habituade a
vivir en permanente revelución, incapacitade para autegebemarseil
y entusiasta de cualquier emule de Periandre prepense a certar la te
talidad de las espigas que sebresalgan en ól3'E. Especialmente si,
ceme es el case, ceincide cen un elevade desarrelle ecenómice en
grade de satisfacer la celectiva pasión per el bienestar, la cual, al su
mir la parte en el tede y censumirla en su egeisme, ha realizade ya
más de la mitad de su disgregadera tarea al despetisme”.

37 En un te: tte anterier Tecqueville ne negaba que «una gran revelucien puede
instaurar la libertad en un paisa, pere, centinuaba, «ala sucesión de varias revelucie
nes hace impesible en el, per mucbe tiempe, teda libertad regular» (Heras ra'es, cil.,
p. B3; véase también su discusión cen Ampère, des páginas despues).
3” Cfr. Aren, ep. clt., p. 635.

26
Asi pues, en la encrucijada del presente, Francia vive simultá
neamente, pere en singular sincretisme, les des peligres denuncia
des per scparade, jr ceme cesas distintasill, en La Dernecrecie para
el pervenir de la libertadll: el de la tirania, que en Francia ne es la
de la mayeria, sine la del autócrata, v el del despetisme demecrá
ticefi, cen la masa ceme tirane anónime que ejerce sebre sus cem
penentes un peder mayer que el del déspeta, en cuante abarca a
muches más ebjetes y se trata de un peder interierizade. ¿Que es
peranzas puede albergar la libertad pelftica de que una de sus re
currentes vueltas a la superficie sea la definitiva y venga para que
darse? ¿Y en qué medida su vida anterier le servirá de guia?
Ya hemes viste per quó fue Francia el pais elegide per la reve
lución para irrumpir en la escena eurepea; en ningún etre se habian
nivelade tante las cendicienes v unifermade la seciedad es decir,
se habia demecrerirade sin haberse eperade al misme tiempe su
cerrelate pelitice: en peces el grade de centralización habia redu
cide tante el peder de la libertad. Sin duda, tedavia quedaban ebs
tácules per allanar en el camine de la veluntad centralizadera, al
gún dereche e alguna libertad particular cen la cual determinades
sujctes pedían significarse en la seciedad, pere se hallaban asecia
ï íïfl _í' fii | _ lï ii

il' El plebiscite del El de diciembre de lS5l legitimó el gelpe de Estade de Luis


blapeleón cen siete millenes ji medie de vetes frente a les seiscientes cuarenta mil
en centra: la Censtitución aprebada en enere del añe siguiente legalizaba la fuerza
3' la revisión censtitucienal de neviembre de ese misme añe relegalìzaba la legali
dad. El pneducte fue un marce legal, aprebade per una inmensa maveria, que san
cienaba el abselutisme pelítice v el intetvencienisme ecenómice, Per le viste, ha
bla tambien una cámara alta la cámara legislativa, ceme aún pempesamente se la
designaba , que aprebaba e rechazaba sin discutir ni rechistar, 3* un senade tedavia
más silenciese (cfr. Geet I.'HeT, Les Censtirtitiens de le Frenee depuis l F8?, Paris,
Garnier Flammarien, lílïll, pp. 278 s).
*lll El leeus clásice de este deble Tecqueville es el teste de S. DnE.sCHEs, «Tecque
ville`s Tvie Demecraúesrr, Jl: ¿imei ef the Hisrerji nf lt :lens 25, 2 [l9ó4`J, pp. 201 216.
Nesetres ya hicimes censtar nuestra salvedad a semejante tesis en un teste anterier.
'll La histeria eurepea añade etres peligres hasta ahera ne enumerades, ceme
cuande denuncia des males de la histeria francesa, une cevuntural el gebieme te
tal de una clase parcial, la burguesía, que durante la Menarquía de Julie fue gebier
ne 3' epesición jr etre permanente: el desee general de vivir de les impuestes (Re
cuerrles, pp. 44 v 51: cfr. también p, 227).
*li En realidad, diche peligre cemparte en Tecqueville su papel de desalïe a la li
bertad ceme cerrelate secial de etre peligre pelitice: el del centraiisme bumcrátice.

27
des, según se dije, ea la escepción y al privilegies; la capacidad
etergada a sus titulares de epenerse a dicha veluntad era la centra
partida a nivel persenal de la eliminación de las clases ceme tales:
per le demás, bien pedia aquólla renunciar al ideal de un abselu
tisme perfecte cuande cen eses restes de peder individual se ga
rantizaba la lealtad de sus depesitaries. De ningún mede, pues, se
mejantes libertades habrian de servir de medele a las buscadas per
el presente: en mucha mayer censenancia cen las necesidades de
diche presente se hallaban, en cambie, las reivindicacienes de les
órdenes privilegiades del Antigua Regimen, per cuyes respectives
cehiers, y cen especial ahince en les del clere, desfila ese certeje
de institucienes desde el habeas carpas hasta la supresión de les
tribunales especiales, y desde la preclarnación de las libertades per
senales hasta la de la independencia judicial, etc. en las cuales
cristaliza en parte la libertad pelitica y que, en analegia cen las pre
puestas en la primera Dernecrecid para la seciedad americana, de
sempeñan el papel de verdaderes centrapeses al peder.
Empere, tales remedies le sen, a le sume v par'cialmente43, del
primer mal indicade, mas ne asi del segunde, el representade per el
despetisme demecrátice, tan inmancnte a la centralización burecrá
tica ceme esta le puede ser a cualquier regimen pelitice. La histe
ria de la libertad pelitica, recuórdese, ne habia diche cen le anterier
su última palabra. En sus anales se registraban etres uses que, si
bien cada vez más rares durante casi tede el Antigue Regimen, qui
zá pudieran retetnarse ahera v recuperar su pristine valer. Sóle que
el buen use de la medicación precisa de un diagnóstice esacte del
mal. Asi pues, ¿en qud censiste el despetisme demecrátice y cóme
es pesible evitarle? O, si se prefiere, ¿cóme puede cenvertirse la ac
tual Francia deblemente tiranizada en una Francia liberal? Cabe
presumir que la igualdad haya cempletade su ebra tambión en un
pais de demecracia adquirida, ceme le ha heche en el únice de de
mecracia innata, y que tante les individues en particular ceme la se
ciedad en su cenjunte hayan esperimentade en carne prepia las cen

*li iia le sumen, perque las institucienes de la libertad ne se bastan per sí selas
para abertar les males derivables de la segunda fuente de peligres que amenaza la li
bertad; 3; eparcialmentea, perque esas mismas institucienes, que sen la cancelación de
la tiranía, cenllevan etres peligres a les que tambien es necesarie pener remedie,

28
vulsienes que aquélla trae censige, y elle aunque dicha demecracia
se rija en algún memente de su devenir per una institucienalidad au
tecrática: cabe presumirle perque, de le centrarie, ne hay demecra
cia: ne, al menes, desde un punte de vista secial, aunque esistieran
institucienes libres. En tal case, les individues habrán sentide cóme
cambiaban en des dire ccienes epuestas v la seciedad, cen el de
rrumbe de las jerarquías seciales, habrá centemplade una vez más
que la ferja dende la labra ese artista celective cenfermade per ella
misma ne es la naturaleza, sine la histeria.
En tal case, per tante, la igualdad habrá heche de cada hembre
un sujete active e independiente, detade de gran energia y cen
tianza en si misme, que medirá cen su prepia razón y per su pre
pie interes teda acción emprendida, pere que al misme tiempe se
siente impulsade, ceme Den Quijete e Censtant, per ese inefable
ne se que a sumar sus fuerzas a las de sus iguales y ceeperar cen
elles ardientemente en la realización de tareas cemunes. De ahi
tambien que entre las criaturas de la igualdad se halle tambien la li
bertad peliticalll. Es el individue que para erientarse en el munde
crea el individualisme y el ematerialisme henestesdi, en abselute
hemelegables al egeisme aunque puedan llegar a cenfundirse cen
el: ceme, per cierte, más tarde sucederá, perque el destine parece
servirse en el munde mederne más de la cemediaf' 5 que de la ac
ción trágica para censumar la tragedia. El precese se halla vincu
lade a la etra dimensión de la igualdad. El misme individue que
piensa per su cuenta y actúa sin parar ne tiene tiempe de pensar en
tede perque la acción ne le da tiempe para elle sin centar cen que
sus gustes le prehíben ciertes ebjetes, en especial les de naturale
za abstracta. Su reacción en ese estade de cesas es la descen fianza
casi cempulsiva en el etre y la cenfianza fideísta en la masa. Em
pieza a seguir asi un mede de pensar, de sentir, de epinar y de ac
tuar que es cada vez más únice, es decir, empieza a ferjarse un nue

“l"' De le Demeererie en slrnerique [en le sucesive DA], Paris, Gallimard, 1936.


ll IV, l.
“li Cfr. DA., ll ll, El.
ff' D del ridicule, si el destine es frances v la clase en vias de desaparición es la
J'
aristecrática, dedicada a vivir recerdande las delicias pasadas, jr cempletande asl
una sublime decadencia, ceme arnenesta en une de les dardes cen les que auavie
sa la actitud adeptada per ciertes aristócratas franceses.

29
ve ame, descenecide hasta entences, pere más tiránice que ningu
ne, un ame que el misme cenuibuye a cenfermar al precie de la re
nuncia a su individualidad”. Les devanees anárquices que la igual
dad preducia anteriermente en su espiritu, y que centribuian a
pener un selle persenal en sus actes, se diluyen sin cesar, ceme
tambien el sequite de selidaridad, celaberación e interes per le pú
blice cen el que el printer ye se acempañaba. La carrera hacia la
servidumbre, cen la que la igualdad cempleta su ebra en el cera
zón humane, ne ha heche más que cemenzar.
Cen la descenfianza, en efecte, la igualdad pene una máscara
en el individue que le vuelve cada vez más irrecenecible per les
demás; pere dispene, además, de renevadas armas, en grade de
transferrnar una seciedad de hernbres en un rebañe de rnónadas, y
la principal es, sin remisión, un sentimiente descenecide en las se
ciedades aristecráticas, tante en la clase superier ceme en la infe
rier, pues en ellas una y etra cendición están fijadas de antemane y
para siempre, en tante aquel sóle se da dende la incertidumbre de
mina un amplie espectre de las relacienes humanas: se trata de
la pasión per el bienestar, la pasión de una clase per escelencia, la
clase mediafll. Nes hallames aqui ante una pasión eblattdaa, anti
hereica ceme quizá ninguna etra, mas t :tenaz e inalterableu, sus
ceptible de cenvivir cen etras muchas, de ceder puntualmente su
lugar de preferencia en el cerazón del sujete a etra más imperiesa
e incluse de plegarse a sus necesidades: y, per supueste, capaz de
mezclarse cen numeresas virtudes privadas, ceme el amer a la fa
milia, la regularidad de las cestumbres, cierta desis de henestidad
y de práctica de culte, e el respete per las creencias religiesas, es
pecializándese en la creación de persenajes que, ceme su cuñadafit
censtituyen el dechade del buen hembre y del mal ciudadane, del
sujete que encierra en el circule de sus intereses y ámbite privade
tede su interes y su acción, y se desentiende de tede le demás, de
jande en manes de cualquier advenedize cen ambicienes el ejerci

“ll La tiranía de la maveria, ceme es bien sabide, censtituye un tema central de


la primera Derueernein, y afectaba tante a la vertiente estrictamente pelitica ceme
a la meral.
'lll DA, ll II, IU, p. 133.
4? Vease el memerable retrate que nes ha dejade de la misma en les Reeuerdes.
cit., p. 59.

30
cie del peder pelitice, a cendición, naturalmente, de que mantenga
el iterdenrrili. Separade asi de les demás, un tercer facter intervie
ne ahera para aislarle per cemplete. Desde su trene en las prefe
rencias del sujete, el bienestar ha legislade un nueve erden en el
reine de les valeres espirituales, cencediende al dinere el papel de
nueve dies. Es el quien ferjará en le sucesive las nuevas distincie
nes entre les hembres, quien medirá su valer per su precie, y per
tante el ebjete de culte per antenemasia de les nueves idólatras. El
dinere censagra la institución y censervación de la mónada, asi
ceme la legitimidad del tirane, el lade públice de la meneda secial,
pues el miede de aquella a perderle una vez ebtenide, de cambiar
para peer, censtituye su má: tima pesadillail. Si durante el Antigue
Regimen era la centralización la que se esferzaba per separar a les
hembres en aras de cimentar su peder y asi debilitar el de les hem
bres, y cen el el de su libertad, ahera es la pasión per el dinere la
que cumple el misme ebjetive, cen más tenacidad y mejer suerte:

5? En palabras memerables que recuerdan al mejer ll/laquiavele, al que pen


saba el erden secial per medie del cenflicte, adelantándese asi a le que es un er
den secial demecrátice basade en el pluralisme, Tecqueville nes lega la idea de
que el bienestar y el erden pueden fácilmente censtituirse en las dulces cadenas
de las que se vale el despetisme para instaurar su deminie tambien en las secie
dades desarrelladas. Vale la pena citarlas en su integridad: eflenvenge sin más
que la paz pública es un gran bien, pere ne quiere elvidar que es per medie del
buen erden ceme tedes les puebles han llegade a la tiranía. Una nación que sóle
pide a su gebierne el mantenimìente del erden es ya esclava en el fende de su ce
razón; es esclava de su bienestar, y el hembre que debe encadenarla puede hacer
acte de presencias (DA, I Il, 14, p. 197: Censtant, de haberlas Ieide, se habria
dade per aludide).
5' De la advertencia tecquevilliana, le nueve es, desde luege, el carácter deme
crátice del bienestar (aunque ya Aristóteles hablara de ebtener una epresperidad du
radera» ceme deber del everdadere demócratas un deber, nótese bien, que sacaba
a la demecracia de su base secielógica determinante {Pei'i'ricu, l32tl a]), mas ne le
relative al dinere, eteme en sus metas ceme en sus efectes, al decir de la mayería
de les meralistas. Salustie, per ejemple, en un magistral análisis de la crisis meral
sebrevenida a I lema tras su victeria sebre Cartage, vincula su nacimiente a la sus
titución de la ambición per la cedicia, la búsqueda de la gleria y del cmge fundada
en el merite per el ansia de riqueza: en el trayecte asistimes, primere, a la trans
mutación de les valeres, cen la aparición del nueve sel, el dinere, que deprecia tede
le demás: y, despues, a la uansmutación de las prepias necesidades naturales, pues
se llega a cemer e demtir sin padecer hambre ni sueñe, etc. lfferijurución de Curi
linu, par. li),

31
el tirane actual hará cen buena cenciencia y a plena luz le que el
menarca de antañe hiciera ne siempre de manera censciente, y que
cuande le era le hacia sin publicidad, señal de una cierta mala cen
ciencia, Cen el dinere, en suma, la pelitica ne es el agente supre
me del sacrificie de la libertad, sine que es la prepia seciedad de
les iguales, cen su furer per el bienestar”, la que perpetra el mag
nicidie que la pelitica cempleta al establecer un deminie autóne
me en relación cen ella.
El nueve deminie asi censelidade sigue las reglas dictadas per
Maquiavele para su principe, que sóle refundaria el erden si elimi
naba teda presencia de la seciedad en la esfera pelitica, pere a di
ferencia del medele crea un peder descemunal, inimaginable per
aquel: un peder en si ya tetalitarie, pues ne sóle carece de vincu
les juridiees y ne sóle manda a la seciedad, sine que igualmente la
meldea, penetra en su mente y en su cerazónii para privar a sus
miembres de teda luz que les infunda seguridad en si mismes, de
la minima aspiración, persenal e celectiva, a autegebemarse, de la
imagen de un future sin el. Se trata de crear individues ne sóle
iguales en dereches, sine asimisme iguales en cenducta, de esten
der y censelidar la unifermidad inherente al recenecimiente de la
epinión de la mayería ceme ver del en una censtelación de sujetes
tan identices entre si ceme aislades unes de en*es 54.
Ese peder casi tetal y descenecide se habia servide de etres
materiales para nacer, en cencrete de les efcetes de la igualdad se
bre la seciedad: la igualdad de cendicienes cennatural a la deme
cracia se ferja en la vieja Eurepa indefectiblemente centra la aris
tecracia, y en la medema Francia al precie de su destrucción. Era
el primer gran mal, al que, anunciaba Tecqueville, seguirían etres
peeres. Cen la aristecracia ne sóle desaparecia una clase habitua
da a mandar, segura de si misma y celesa de sus privilegies; se
esfumaba cen elle un cierte númere de cualidades generadas per

Si De ahi la afimiación de Tecqueville, según la cual la pasión per el bienestar


sebresale en ferjar ehembres disciplinades y ciudadanes cebardess , y que per tede
le viste quepa ser censiderada ceme smadre de la servidumbre: r (ARE, Il, fel. 53).
53 Esa deble celenización ferma parte del ritual de la deminación tetalitaria,
ceme ya enseñara Artatveï, si bien dicha deminación ne se detiene ahi (Les erige
nes del tetulimrirrne, Madrid, Taurus, 1993, pp. 533 s).
5'* Era, recuerdese, la aspiración de les ecenemistas, según Tecqueville.

32
tede ese sebre sus miembres, cuya red era susceptible de esten
derse al cenjunte de la seciedad, creande diques psicelógices,
ceme el ergulle persenal, e juridices, ceme les dereches centra el
despetisme y a faver de la libertad. Per le demás, la igualdad de
cendicienes ne sóle cemperta el hundimiente de la aristecracia: su
acción es tan demecráticamente letal cen les restantes vincules que
en la antigua seciedad ataban a les individues en clases, aseciacie
nes, gremies, familias, etc., ceme cen ella, y ni une sele es capaz
ya de impedir el centacte directe entre les des peles de la esfera
pelitica, el Estade y el ciudadane. Velatilizada esa amplia gama de
cumbres del paisaje secial, es el fluje anteviste de la igualdad ha
cia el despetisme le que se hace cada vez más libre, al redar cen
velecidad creciente per la ladera de la pasión per el bienestar y de
su bien supreme, el dinere.

Una Francia centralizada en la que el gebieme pelitice le es


tenta un despeta y el gebieme secial la masa, ¿tiene future? La res
puesta es si y gresse mede ceincide cen la que ebtendria una se
ciedad cuya demecracia secial se gebemara mediante una demecracia
pelitica. Al plantearse en su primera ebra maestra el future de la
república americana ante les peligres derivades de la prepia liber
tad, su respuesta fue inequiveca: más libertad era la receta centra
les males de la libertad, ceme en Mill era más demecracia frente a les
males inherentes a la demecracia li. Ese nrds lilrerrud supenia en
ambas Derneerueius ciertes elementes cemunes, ceme la preserva
ción de la institucienalidad demecrátice e el recurse a determina
des medies las aseciacienes, per ejemple , que desde la seciedad
la fertalecian; pere al cencretar dicha libertad saltaban a la pales
tra más las diferencias que las cencemitancias, y en elle la segun
da Dern.eerru:i. :i ceincidia más cen las selucienes prepuestas en El
Arttigue Regirrtert _v le Reveluciórt, sebre tede, ceme bien ha pues
te de relieve Pitkin, al cifrar en la participación, asi ceme en las

55 (_`Ifr_ B|§,gL,|1v, al, S, ll 'lill :ff les lines de la vidas en Cttrrrm eri.sqvr;.s .sr,= hire le liber
rud, Madrid, Alianza Editetial, 1988, pp. Eóó 26'? llilerlin, ahi, duda de que Tecqueville
este cenvenci de de le que dice. Añadarnes que Berlin velverá a etnparejar a ambes pen
saderes en la denuncia del despetisme unifermizader, y esta vez ya sin reservas de su
parte: cfr. The Cfrifjuietl Tiirrher r.15†`Htrrru1nitfv, Lendres, Fentana Press, 1991, p. 45].

33
repercusienes de la misma sebre sel arte de la aseciacións, el ins
tmmente básice de la libertad pelitica: de la acción en la que ejer
cita su supervivencia5'i'.
La participación ceme ferina de la libertad reintrednce e me
jer: censelida, ceme atestiguan sebradarnente las decninas de Guic
ciardini, Giannetti e del lvlaquiavele de les Discarsi, per ne salir
de Italia ni del sigle svl el espiritu republicane clásice, en espe
cial el de Aristótelesil, si bien el mayer estrechamiente del vincu
le entre el interes públice cen el interes privade y el desee de bien
estar per parte de Tecqueville marcan la diferencia entre el
republicanisme antigue y el medeme, sin esceptuar aqui el genial
discurse de Pericles, en el que la aceptación de ambes intereses en
el misme individue ne cemperta su estricta interrelaciónfig. Per
etre lade, es esa misma ferma y el antigue espiritu recuperade en
ella le que censtituye la barrera que, de una parte, separa a la li
bertad pelitica, y el amer que siempre ha suscitade en la histeria,
de esa falsa imagen censtituida per el samer a la independencias
en el ánime de quienes viven baje la egida del despeta y sueñan
cen liberarse de él: y, de etra, escinde diche amer a la libertad, que
encierra en si misme su recempensa, ceme afirmaba Platón de la
justiciaif, de ciertas pesibles ebras suyas, ceme el bienestar misme
y' aun la riqueza, hacia les que pedria llevar y cen les que hasta pe

5? Cfr. P1Ttt|H, The Attack eƒtlte Blair, Chicagefbendres, The University ef Chi
cage Press, 1998, p. 122.
'll En une de les capltules realmente escepcienales de su Pelitica (lll 11], Aris
tóteles había dade una fenna más acabada a esta idea tecquevilliana (DA, l Il, ó, pp.
366 3ó'i'), ne sóle demesnande la pertinencia de una seberanía de la masa, e incluse
la necesidad de su participación en teda cemunidad ceme garantía de su preservación:
sine mestrande al tiempe cóme la herramienta es decir, el precese de debate, deli
beración y tema de decisienes en la asamblea mejera al ebrere que la usa.
ii El punte es impertante, perque en la cerrespendencia entre ambes intereses
se sinia la tentación erganicista del republicanisme cláslce (sebre el tipe de relación
entre ambes establecide per Pericles en su celebre Úraeión, cfr. lvlestt, Deutekra
tiia. Úrfgenes de una idea, Madrid, Alimza, Zflflfl, p. Íiìlljl. Es le que, per ejemple,
ni Aren ni Beck teman siquiera en censideración cuande establecen la filiación re
publicana de Tecqueville.
59 Que Platón censiderase la justicia ceme un bien en si ne significa que des
ceneciese su capacidad de preducir etres bienes para la cemunidad: de heche, cuan
de precede a la clasificación de les mismes al inicie del libre ll, sitúa a la justicia
entre les buenes per si mismes y per sus censecuencias (República, 365 a),

34
dría cenvivir, pere que en el mejer de les cases ne pasan de ser
amables censecuencias.
E igualmente, la participación, en la que la libertad pelítica se
ejerce al tiempe que se repreduce, traza una cesura más entre su
práctica en la seciedad prerrevelucienaria y en la que le siguió. Allí
la vimes manifestarse en des maneras distintas, una más general y
etra más particular. La primera tuve su ámbite prepie en las liber
tades municipales, en esas des asambleas en las que participaba
tede el pueble, cuyes miembres fueren per un tiempe electives
y en las que clases diversas y enfrentadas dialegaban, negeciaban y
decidían de cemún acuerde sebre asuntes cencemientes a tedes; la
segunda clase de libertad perdió per cemplete el carácter cívice de
la precedente, de la cual apenas si fue alge más que sus resabies
feudales en un munde pelítice cada vez más centralizada: fue la li
bertad genuina del Antigue Regimen, hallándese aseciada, según
hemes repetide, a la esclusión y al privilegie, aun cuande sus titu
lares pedían ser sujetes celectives. La Revelución acabó cen ella
ceme el antigue regimen había acabade cen su predecesera, esta
bleciende etra per entere dist.inta en su lugar. La nevedad, que em
parentaba a la libertad recien fundada cen la libertad antigua de
Eurepa más que cen la vieja de Francia, ne sóle residía en la nin
tsción esperìtnentada en las cendicienes que hacían pesible el de
ble ejercicie de la última: era muche más prefunda y afectaba tan
te a la titularidad ceme al carácter de la libertad misma. La nevedad,
en fin, era la de su sujete, ahera cada individue, y su dúplice cen
secuencia: su carácter universal en cuante dicha libertad presupe
nía la igualdad de tedes elles. Empere, y cen ser prefunde el cam
bie, para Tecqueville tede ese sóle representaba la dimensión más
superficial de la libertad. De heche, veremes cóme pese a ne ser
vir de medele ningune de les des esistentes en la Francia prene
velucienaria, sin embarge sí se rescatará algún elemente de les del
primere para la Francia actual.
Participar ne tiene para Tecqueville el significade que para
Censtant, libertad del Estade más esclavitud del individue, ceme
tampece es el mere acte mecánice de ebedecer las leyes en cuya
elaberación se ha patticipade: le primere, perque el interes públice
ne es el enemige del interes persenal y perque su definición está le
jes de ser evidente: requiere diálege y negeciación, des instrumen

I 35
tes que se perfeccienan cuande sen muches quienes les usan al
tiempe que perfeccienan tt quienes les usan: des medies, per etre
lade, imbuides de la virtud de desaparecer cuande se cenvierten
elles mismes en tin, vale decir, cuande el peder abusa de elles usán
deles para su causa, Le segunde, perque une de les ebjetes netables
del diálege y la negeciación es la prepia ley, cuye entere precese de
elaberación resulta así un ejercicie de libertad sóle al final cemple
tade cen la ebediencia a la misma. Añádase a tede elle que les me
dies antediches presupenen mutua ceeperación y decisienes cemu
nes, esfuerzes per entenderse y recenecimiente del etre ceme parte
necesaria en la acción pública de cada sujete individual: en sutna,
un ejercicie de libertad susceptible, ademas, de llevarse a cabe en
etras esferas de la pelítica y de la seciedad, y de las que la amplia
gama de aseciacienes censtituye tante un cumplide resultade ceme
su cabal demestraciónff', En la participación, el públice tiene le pú
blice ante les ejes, y per ese sele heche, y sin recurrir al estrenús
me de Reusseau, quien quería para sus pelaces que dicha presencia
fuera pertnanente, la libertad que tedes penen así en juege ne sóle
impide a la circunstancia la tentación del despeta, sine que cada
participante esuae el beneficie añadide de hallar ante el ebjetes más
precieses que el dinere, ceme la patria, la cultura, la meralidad, en
grade de suscitar en su espíritu un interes incluse superier al que an
tañe le impusiera la pasión per el bienestar, Cen etras palabras, la
libertad censtituye el remedie a les males de la igualdad, a ese in
dividualisme ya identificade cen el nude egeísme que neuualizó en
la veluntad del hembre tede el viger que le infundiera la inicial cen
ciencia de la igualdad, cenvirtiende sus desees persenales en un tí
tere del dinere, le que le llevaba a sumirse en la inacción pelitica: a
sucumbir a la seducción del despeta.
Hay per últime un elemente sin el cual ne cabe la plena intelec
ción de la libertad pelitica, un ingrediente irreductible de la misma:
el cenflicte. El sele elemente, cabe añadir, que recupera de la liber
tad del pasade, y al que pece más arriba hacíatnes alusión. Ya he

?? Cfr. SEltFts.t te Gtfnvtuz, slìevelución y demecracia en la ebra de Tecquevilles,


en El sliuigtte Regitnen _v la Revelación, lvlesice, FCE, l99ó, pp. 32 s, (el estudie de
Setraue es sin duda sugerente, aunque en el ecupe peca relevancia la ebra tecque
villiana a la cual, precisamente, sirve de intreducción),

36
mes escuchade la queja de Tecqueville acerca de les puebles que,
aguijeneades per el bienestar, braman per el erden, y resenar su ad
menición: acabarán tiranizades per merite prepie, decía: asimisme,
cuande resume les efectes del despetisme recuerda que ne sóle pri
va al individue de teda virtud pública, sine tambien de teda necesi
dad mutua, de teda exigencia de entenderse: y cuande enumera les
de su antídete, la libertad, destaca su capacidad de censtreñir a les
hembres a apresimarse unes a etres, de sarrancarles del culte al
dineres, etc., y tede elle en aras de ela n.ecesi dad de entenderse, de
persuadirse y de cemplacerse mutuamente en la práctica de les
asuntes cemuness lil, Ne hay en la seciedad una estrella pelar que
le fije el nerte, pues una suma de individues libres cempene una se
ciedad plural, y censustancial al pluralisme es rediseñar hetizentes
siempre nueves dende le únice fije es velver a empezar. La super
vivencia de una seciedad de una al menus que ne quiera recurrir a
ningún despeta cen el que privatizar su destine , según cabe apre
ciar, es cuestión de libertad: el mede de ser de una ceincide cen el
mede de ebrar de la etra, y, de heche, es su ejercicie el aire cen
el que aquella respira; les efectes de la libertad, esparcides per el
cenjunte de la seciedad, siembran en su sene la justa desis y el pre
cise tipe de incertidumbre inmancnte a teda acción libre, cuya cem
pleta elinúnación desembeca, para una seciedad ceme para un indi
vidue, en la cancelación de su patrimenie genetice de la capacidad
de elegir, así ceme de la serie de eperacienes intelectuales y metales
que la acempañan; supendría el establecimiente de una suerte de
utepía en la que se ha mutade la naturaleza humana, un munde feliz
en el que el presente ya ne es una encrucijada de carnines: una se
ciedad que ha renunciade a celenizar el future escegiende une de
elles perque ya ha sacrificade su libertad a su estabilidad.
Dende hay libertad, per tante, las rutinas ne serán materia inerte,
ni deterntinadas pasienes el desee de abandenarse al sesiege de les
sentides e a les placeres privades que pliegan el herizente secial del
sujete al círcule de sus allegades y delimitan su ambición cen su egeís
me, tendrán vida fácil: la libertad ne censiente al individue abdicar de
su veluntad ceme si el munde ne esistiese, e ceme si, esistiende, el
autematisme de alguna mane invisible e de algún hile reje, de algún

'il ARR, sPrefacies , fel. 5 (subrayades nuestres),

37
telejere e de algún superhembre justificase su resignación cen la
producción autemática del erden secial, de mede similar a ceme al
fuerte viente sigue el encresparse de las elas, La libertad pelitica se
ejerce en la acción, ceme más tarde dirá Arendt, en una acción ejer
citable tante scan ceme centra etres individues censcientes de su li
bertadsdï, Pere esa libertad ne se pene en acte en cualquier acción, ni
la pene en acte cualquier sujete, sine sóle el sujete independiente, el
sujete «sque ya es libres, ceme cen tine dice Arenlll, aquel al que si
bien la elintinación de gremies, cetperacienes, aristecracia y demás
círcules que segmentaban la seciedad del Antigue Regimen, dejó a
selas censige misme en el munde, es capaz, ceme el sujete hebbe
siane, de trascender su recien estrenada seledad secial mediante la
creación de un arte, el arte de la aseciación, cen el que satisfacer in
tereses y necesidades, pretegiende centemperáneamente el preciade
bien de la libertad: de un mede análege a ceme el hembre hebbesia
ne fue capaz de trascender su seledad errtelógica creande cen sus se
mejantes un munde desde les cimientes de su veluntad y desde la
nada, al ebjete de generar la seguridad que necesitaba para ejercer su
racienalidad y su libertad persenalesfd,
Se trata del sujete al que el descubrimiente de la igualdad y la
cenciencia de su signifìcade, tante pelitice ceme anuepelógice, ha
dade alas a su auteestima y detade de gran energía para la acciónfii,
La igualdad preduce per así decir la libertad, y la libertad, al tiempe

ii Es este mede de censiderar la libertad le que ha llevade a Bscs a censìderar


a Tecqueville une de les «padres de la libertadrr (Heus de la libertad, lvlesice, FCE,
20132, pp. 236 299).
'fl 1 Op. cit., p. 621. En este sentide, tiene razón Basttewtrz cuande, en su leable
empresa per srecuperar la virtuds para la vida pública tras haber señalada su pre
sencia iurnarrente incluse en las teerías liberales, indica que, en una demecracia me
derna, cuna pujante seciedad civil depende del buen carácter íde sus miembres], y
el buen carácter depende de una pujante seciedad civils (El liberalisrne y la virtua,
Barcelena, Andres Belle, Ztlíll , p. 22(1).
ff' La mayer, si bien ne la única, diferencia en este punte entre Tecqueville y
Hebbes es que este cree pesible cembinar el abselutisme pelitice cen la libertad pri
vada (de cemprar, vender, meverse, educación, etc.), es decir, cree que es pesible
hacer un munde hurnane únice cen des mandes separadas entre sí.
'ii Ne tiene, pues, razón Elerltetvitz cuande sitúa en la familia y en la religión
las bases de la ferrnación de ese buen carácter antes señalade {ibidern}, [Fer etra
parte, es más que dudese que en una teería que habla de la interpenelración de vida
privada y vida pública se haya de recluir la vida metal en las des regienes aludidasl,

38
que se repreduce en la acción, debilita la pesibilidad de que la igual
dad produzca tambien su etre efecte, el que vende la dignidad al pre
cie del bienestatfli. Merced a la igualdad, el individue libre aplica el
principie republicana al gebieme de sí misme: cenfía en su razón,
descenece cualquier tipe de autetidad natural per encima de su per
sena, valera ceme únices su esfuerze, sus gustes, sus epinienes y, en
general, el camine cenducente a su felicidad: sin que tede ese, per
etre lade, le lleve a censiderarse superier a sus cengeneres, a ser in
sensible ante el sentirrúente de empatía que le acerca a elles, y aun
cuande su inclinación per su prepie ye le haga rechazar ecasienal
mente su presencia, y aun cuande el amer al bienestar prependa a
censelidar esa ausencia, empere, el amer per la libertad y la preecu
pación per les asuntes públices acaba impeniendese sebre les ene
miges que un ciege ergulle e el interes egeísta escenden en su cera
zón. Es la libertad, per tante, la que preserva les beneficies apertades
al hembre per la igualdad, entre en'es ella misma en su dimensión
anuepelógica, y la que, al hacerle, previene sus peeres censecuen
cias, ceme la uniferntidad de las cenductasfil y la espada de Dame
cles del despetisme inmancnte a ella. Merced a la libertad, les indi

'if' Se cemprende entences que en su primera ebra magna nes dijera que las de
mecracias tienden idealmente a identificar la una cen la una (_ DA, ll ll, 1).
lil Peces peligres inspiran mayer temer a Tecqueville que el de la unifennidad
y peces ebjetes suscitan mayer náusea en su ánime que su preducte, el individue
masa, ese ebjete deminade per un sujete de apariencia amerfe cen sus límites im
precises y siempre cambiantes, pere de un peder atenader per su capacidad de crear
al individue nerrnal a partir de la eliminación de la singularidad de cada una de sus
víctimas incensctentes, mas la censiguiente de nerrnativizar le nermal. Cen tede, si
bien se mira, el tipe de identidad así creade casa aún mejer cen el impueste per te
das las tribus culturales, tan del guste de nuestres multiculurralistas, cen sus ansias
per mantenerse tales evitande el centacte cen la carcemida civilización eccidental
[sLa civilización eccidental es esecrable en la teería y en la prácticas, dice un isla
mista argeline]. En este case es la sacralidad de las creencias, cen el agravante de
su misión vecacienal [sles hembres, sean cuales sean sus razas y celeres, sóle pue
den devenir realmente humarres si eligen ajustar su cenducta a esta veluntad divi
naa, dice el respensable del Centre Islámice de Ginebra], el agente de un cemper
tarniente uniferme y unifennizader en sus víctimas veluntarias, ne raramente
acempañade de una vielencia deleterea para cen sus enemiges [t =La yiltad se per
mite centra les infieles. Came les judíes, les cristianas y les ateess (sic), dice el je
que Hamud al Shuaibi: las frases entrecemilladas se hallan tedas ellas en TseLt|E.FF,
La nueva judeeƒebia, Barcelena, Gedisa, 2003, cap. 1], Esencializar las culurras ne

39
vidues, al mantenerse iguales, censervan sus diferenciasíf, y lejes de
parecerse entre sí ceme des getas de agua pese a ne mantener cen
tacte algune, cada une censerva su persenalidad singular, dejande
una y etra vez su selle en su acción.
Y ante individues tales, a les que el ser libres les mantiene igua
les y el ser iguales les mantiene diverses: ante individues que, de
finiende y haciende cada une su prepia vida, viven sin embarge
juntes, ¿cóme evitar que el cenflicte surja enne elles al relacienar
se e, a la inversa, cóme impedir que ese misme cenflicte sea el
ece per el que habla la libertad, según la escuchara Maquiavele en
tre les remanesfif? La lógica de la libertad, en efecte, es la del fe
mente de las diferencias entre individues iguales, creadas y recre
adas en las sucesivas relacienes pemranentemente puestas en juege,
en el ámbite públice ceme en el privade, per la acción de indivi
dues e grupes singulares, abselutes per así decir, y detades cen
persenalidad prepia: diferencias, pues, per fuerza cambiantes, en
lugar de diferencias eriginatias que esigirían su preservación me
diante prácticas ritualizadas. Es, en definitiva, la lógica del plura
lisme, censtituida per intereses, epinienes, gustes, desees y nece
sidades legítimes tedes elles, y que al cempetir entre sí al aire libre

sóle traduce el desee de inmertaliaarlas cengelándelas en su perfección, y el heche


de cenvertirlas en especies zeelógicas: y, per elle, ne sóle cemperta siempre el erter
teórice de ne pensarse sceme histeria y preceses, según dice Gttttvrseu en su bri
llarrte inneducción a Teertia de la ƒrentera (Earcelena, Gedisa, 2903, p. IE), sine
que, en la práctica, entraña a veces legitimar la culurra del edie y la acción criminal
inherente a ella, ¿Cóme tecquevillizar entences el munde, per reutilizar aquí la ima
gen de Eleclt (cfr. neta siguiente), que puede la libertad frente a quien sóle se sien
te y es alge negándela, es decir, aíirmande la validez urbi et erbe de unas creencias
encerradas en la prisión de su diferencia?
le Ahí residiría la stecquevillizacións del munde actual, al decir de U, Eeclt; se
neta, en esta ep eca glebal, de hacer use de la libertad para cembatir un sistema en
el cual les hembres se recluyen animesamente tantas veces en sus diferencias
(ep. cil., pp, 236 334). _
fl' Y que ne es la misma a la que alude Hauman al hablar de libertad ceme ure
lación secials, pues esta última es la del seciólege que epera de un mede singular:
primere censidera al individue ceme ser secial, y Iuege define su libertad ceme si
ne le fuese, de mede que la sucielegía, al hacer balance intelectual de la histeria de
la libertad, le que hace es relacienar a una elite libre cen una masa que ne le es, sal
ve en su etapa actual, en la que cencebida ceme slibertad del censumiders ha cen
seguide ser mayeritaria en las seciedades medernas [cfr. Baurvras, Libertad, lvla
drid, Alianza Bditerial, l99E).

40
garantizan la presencia y permanencia del cenflicte. Per le demás,
creada per la igualdad la pesibilidad de interrelacienarse de diches
individues, la necesidad de hacerle es tan entelógica ceme la de
ceeperar y actuar juntes de sentenderse, persuadirse y cempla
cerses en les asuntes cemunes, lines eses para les que la libertad,
ceme vimes, precuró les medies de satisfacerles, este es, de pener
en equilibrie las fuerzas en cenflicte, y que al fin y al cabe ne eran
etra cesa sine las diversas manifestacienes de su esistir,
Sóle entences, dispensades sus beneficies en el ámbite públice a
traves de una interminable sucesión de actes en les que la ceepera
ción se nuue de veluntariedad y tensión, y hechas las paces enne la
diversidad de intereses, pasienes, epinienes, gustes, etc., puesta deci
didamente en juege per individues que se saben úrúces en sus even
tuales uates privades, la libertad acaba relajándese en su disfrute per
senal, para cenvertirse en sel placer de peder hablar, actuar, respirar
sin censtricción, baje el sele gebieme de Dies y de las leyess. Es ese
el repese del guerrere libre, el legade apacible heredade y disfrutade
per el sujete en su vida privada Iuege de les tuntulti, ceme diría Ma
quiavele, ecasienades a su pase per las esferas pelitica y secial, el ra
rnillete de seciabilidad en el que abeca, trausfermade, el juege de ten
sienes ineludibles de la secialidad, I Iablar, actuar, respirar shr
censtricción cenferman así el patrimenie ssielógice irnpagable del
hembre libre, un tesere digne de devenir el fin de la actividad huma
na Juste per elle cabe afirmar perenteriamente que si alguien sbusca
en la libertad etra cesa que ella ntisma está heche para senthrrlfl.

Atntenie Herrrrtirsa Andú

7? ARE., lll fel. lï.

41
EL ANTIGUO REGIMEN Y
LA REVOLUCIÓN
Tecqueville
Psóteee

El presente libre ne es una histeria de la Revelación, histeria


que ya ha side hecha cen demasiada brillantez ceme para que ye
piense en rehacerla; se trata de un estudie sebre dicha Revelución.
Les franceses hicieren en 1789 el mayer esfuerze al que jamás
se haya entregade pueble algune para, per así decir, certar en des
su destine, y separar per un abisme le que habían side hasta en
tences de le que en le sucesive querían ser. Cen ese fin, temaren
teda suerte de precaucienes al ebjete de ne trasladar nada de su pa
sade a su nueva cendición, se impusieren teda clase de censtric
cienes para hacerse distintes de sus mayeres; per últime, nada emi
tieren cen tal de hacerse irrecenecibles,
Siempre pense que en tan singular empresa tuvieren bastante me
nes esite del que se creyó en el esterier, y del que, arrte tede, creye
ren elles mismes. Estaba cenvencide de que, sin saberle, habían re
tenide del Antigue Regimen la mayería de les sentimientes, de les
hábites y aun de las ideas cen cuya ayuda cendujeran la Revelación
que le destruyó; y de que, sin quererle, se habían servide de sus es
cembres para censtruir el edifrcie de la seciedad nueva. De suerte
que, en aras de la cabal cemprensión de la Revelución y su ebra, era
precise elvidar per un tiempe la Francia de hey, para intenegar en su
urmba a la Francia de ayer. Es le que he intentade hacer aquí, si bien
me resultó más trabajese legrarle de cuante le hubiera creíde,

45
Les primeres sigles de la Menarquía la Edad Media y el Rena
cimiente han dade lugar a inmenses trabajes, y han side ebjete de
muy sesudas investigacienes que nes han permitide cenecer ne sóle
les heches acaecides entences, sine las leyes, les uses, el espíritu del
gebieme y de la nación en esas distintas epecas, Nadie hasta la fe
cha se ha temade la melestia de censiderar de esa misma manera y
tan de cerca el sigle svul. Creemes tener un prefunde cenecimiente
de la seciedad francesa de esa epeca perque vemes cen claridad le
que brillaba en su superficie, peseemes hasta en sus detalles la his
teria de les persenajes más celebres que vivieren en ella, y críticas
ingeniesas e elecuentes han temrinade per familiarizarnes cen las
ebras de les grandes escriteres que la han ilustrade. Mas en le cen
cerniente a la manera en que se cenducían les negecies, a la verda
dera práctica de las institucienes, a la esacta pesición de las clases
entre sí, a la cendición y afectes de aquellas que tedavia ne se hacían
ni eír ni ver, al fende misme de las epinienes y de las cestumbres,
ne te nemes más que ideas cenfusas y a menude erróneas.
l le resuelte penetrar hasta el cerazón de ese Antigue Regimen,
tan prósime a nesetres en el tiempe, pere que la Revelución nes
escende,
Para llevarle a cabe ne sóle he releíde les libres celebres pre
ducides per el sigle svul: he queride estudiar numeresas ebras me
nes cenecidas y menes dignas de serle, pere que, cempuestas cen
pece arte, revelan quizá mejer les verdaderes instintes de la epeca.
He pueste mi empeñe en cenecer a fende tedes les decumentes
públices en les que, prósima la Revelución, les franceses pudieren
hacer gala de sus epinienes y sus gustes. Las actas de las asambleas
de les estades, y más tarde de las asambleas previnciales, me han
iluminade abundantemente al respecte. Sebre tede, he heche neta
ble use de les cuadernes de quejas redactades per les tres órdenes
en 1789. Tales cuadernes, cuyes eriginales cempenen una larga se
rie de velúmenes manuscrites, quedarán ceme el testamente de la
antigua seciedad francesa, la cspre sión suprema de sus desees, la
manifestación genuina de su pestrera veluntad, Se trata de un de
cumente únice en la histeria. Mas ne me ha bastade cen ese.
En les países en les que la administración pública es ya pedere
sa, nacen pecas ideas, desees, deleres, y apenas si se encuentran in
tereses e pasienes que ne acaben, antes e despues, mestrándese des

46
nudes ante ella, Cen la visita a sus archives ne sóle se adquiere una
neción realmente esacta de sus precedimientes: tambien se revela
allí el entere país. Un estranjere al que se censignara hey teda la ce
rrespendencia cenfrdcncial que llena les legajes del Ministerie del
Interier y de las Prefecttnas, prente sabría de nesetres más que ne
setres mismes, Ceme se verá al leer este libre, la administración pú
blica era ya, en el sigle svm, muy centralizada, muy pederesa, pre
digiesatnente activa. Se la veía sin tregua ayudar, impedir, permitir,
Tenía muche que premeter, muche que dar, Su influencia se hacía
sentir de mil maneras, ne sóle sebre la marcha general de les asun
tes, sine tambien sebre la suerte de las familias y sebre la vida pri
vada de cada hembre, Además, la falta de publicidad hacía que ne
se tenúese espener ante sus ejes hasta sus más recónditas enferme
dades, He pasade muchísime tiempe estudiande le que nes queda
de ella, tante en París ceme en etras previncias',
Tal ceme me esperaba, ahí encentre un Antigue Regimen vive del
tede: en sus ideas, sus pasienes, sus prejuicies, sus prácticas, Cada
hembre habla ahí libremente cen su lengua, y deja que penetren sus
más íntimas ideas, I la side así que he acabade per adquirir sebre de
la arrtigua seciedad numeresas necienes descenecidas a mis centcm
peránees, pues tenía arrte nús ejes le que nunca estuve ante les suyes,
Cenferme avanzaba en diche estudie me asembraba velver a
ver a cada instante en la Francia de aquel tiempe muches de les
rasges que checan en la de nuestres días, Me tepe cen multitud de
sentimientes que creía nacides de la Revelución, multitud de ideas
que hasta entences creí prevenir sóle de ella, mil hábites de les que
ella pasa per ser su sóle erigen: encentre per tedas partes las raí
ces de la seciedad actual hendamente implantadas en este vieje
suele, Cuante más me apresimaba al 1739, tante más distintamen
te percibía el espíritu que hize que la Revelución se fermara, na
ciera y se agrandara, Pece a pece veía descubrirse a mis ejes la en
tera fisenemía de esta Revelución, Anunciaba ya su temperamente,

1 Principalmente, me he servide de les archives de algunas intendencias im


pertantes, y ante tede de las de Teurs, que sen muy cempletas y hacen referencia a
un departamente muy amplie, situade en el centre de Frtutcia y peblade de un mi
llón de habitantes. Debe agradecer aquí la ayuda de su jeven y hábil archivere, el
Sr. Grandmaisen, Utres dcpartamcntes, ceme el de lle de France, me han heche ver
que las cesas sucedían de la misma manera en la mayer parte del reine.

47
su genie: era ella misma, En aquelles decumentes halle ne sóle la
razón de le que haría en su primer esfuerze, sine, quizás aún me
jer, el anuncie de le que a la larga fundaría, Perque la Revelución
ha tenide des fases muy distintas: una primera, en la que les fran
ceses parecían querer abelir el pasade entere: una segunda, en la
que retemarían parte de le que habían abandenade, Hay un gran
númere de leyes y de hábites pelítices del Antigue Regimen que
desaparecen de repente en 1789, y que reaparccen algunes añes
despues, ceme eses ríes que se hunden baje tierra para reaparecer
alge más lejes, dejande ver las nrismas aguas en nuevas riberas,
El ebjete prepie de la ebra que semete al públice es el de ha
cer cemprender per que esta gran revelución, que se preparaba
centemperáneamente en casi tede el centinente de Eurepa, estalló
entre nesetres antes que en etras partes; per que surgió ceme per
sí misma de la seciedad que ella iba a destruir, y cóme, en fin, pude
caer la antigua menarquía de una manera tan cempleta y repentina,
A mi entender, la tarea que he emprendide ne debe detenerse
aquí; de ne faltarme ni el tiempe ni las fuerzas, nú intención es se
guir, a traves delas vicisitudes de esta larga revelución, a eses mis
mes franceses cen les que acabe de vivir tan fanúliarmente baje el
Antigua Regimen, y que este fermó: ver cóme se medifican y trans
ferman al ritme de les acentecimientes sin, pese a elle, cambiar de
naturaleza: y cóme censtantemente reaparccen ante nesetres cen
una fisenemía alge cambiada pere siempre recenecible,
Iniciare mi recerride cen elles per esta primera epeca de 1739, en
la cual el amer a la igualdad y el amer a la libertad cemparten su ce
razón: en la que ne sóle quieren fundar institucienes demecráticas,
sirte institucienes libres: ne sóle destruir les privilegies, sine recene
cer y censagrar les dereches, Tiempe de juventud, de enutsiasme, de
ergulle, de pasienes generesas y sinceras; del que, pese a les erreres,
les hembres guardarán etema memeria, y que durante muches artes
aún turbará el sueñe de quienes deseen cerremperles e semeterles,
Siguiende cen rapidez el curse de esta misma revelución, tratare'
de mestrar per medie de que acentecimientes, que erreres, que des
ilusienes eses mismes franceses llegaren a abandenar su primer eb
jetive, y elvidándese dela libertad ne quisieren sine ser les sierves
iguales del ame del munde; cóme llega a establecerse un gebieme
más fiterte y muche más abselute que el derribade per la Revelu

43
ción, que cencentra tedes les poderes, suprime tedas las libertades,
a tan care precie pagadas, y pene en su lugar sus varras imágenes:
que llama seberanía del pueble a les sufragies de les electeres que
ne pueden ilusuarse, ni cencertarse, ni elegir: vete libre de les im
puestes al asentimiente de asambleas mudas e semetidas; y que al
tiempe que sustrae a la nación la facultad de autegebemarse, las
principales garantías del dereche, la libertad de pensar, de hablar y
de escribir es decir, cuante de más neble y preciese había en las
cenquistas del 89 , centinúa ademándese cen ese gran nembre,
Me detendre en el memente en el que me parezca que la Revelu
ción haya censumade su ebra y engendrade la nueva seciedad, Censi
derare entences a esa misma seciedad, intentande discerrúr en que se
parece a la que la ha precedide y en que difiere de ella; le que hemes
perdide en esa irrrnensa remeción de tedas las cesas, le que hemes ga
nade: tratare per últime de entrever nuestre future,
Parte de esa segunda ebra está ya esbezada, pere es tedavía in
digna de ser efrecida al públice, ¿Me será dade acabarla? ¿Quien
pedria decirle? El destine de les individues es muche más escure
aún que el de les puebles,
Espere haber escrite el presente libre sin prejuicies, mas ne pre
tende haberle escrite sin pasión, A un frances apenas si se le permite
ne sentirla cuande habla de su país y piensa en su epeca. Cenfiese,
pues, que al estudiar nuestra antigua seciedad en cada una de sus par
tes, jamás perdí enteramente de vista la nueva, Ne sóle he queride ver
el mal al que el enferme había sucumbide, sine cóme habria pedide
ne merir, Quise preceder ceme eses medices que, arrte tede órgane
estinte, n'atan de serprender las leyes de la vida, lvli ebjetive ha side
trazar un cuadre tiguresarrrente esacte, pere que al misme tiempe pu
diese ser instructive, De este mede, cada vez que encentre en nues
tres padres alguna de esas virtudes viriles que tante necesitames y que
casi hemes perdide un verdadere espíritu de independencia, una in
clinación a las grandes empresas, la fe en nesenes mismes y en una
causa , las he pueste de relieve; e igualmente, cuande encentre en las
leyes, en las ideas e en las cestumbres de aquella epoca la huella de
algunes de les vicies que tras haber reíde a la antigua seciedad aún
nes aselan, puse atención en preyectar la luz sebre elles al ebjete de
que, al percibir cen claridad el mal que nes han heche, se cemprenda
mejer el que tedavia pueden hacemes,

49
Para alcanzar tal ebjetive, le cenfiese, ne he tenride efender a al
guien: individues, clases, epinienes, recuerdes, per muy respetables
que fueren, A menude le he heche cen pena, pere siempre sin remer
dimiente, Que aquelles a quienes haya pedide melestar me perdencn
en censideración del ebjete desinteresade y heneste que persige,
Algunes quizá me acusen de mestrar un amer harte intempes
tive perla libertad, de la que, se me asegura, ya casi nadie se pree
cupa en Francia,
Ruege tarr sóle a quienes me dirijan tal repreche que tengan a
bien censiderar que semejante inclinación es en mí muy antigua,
Hace más de veinte añes que, al hablar de etra seciedad, escribí
casi literalmente le que sigue,
En rrredie de las tinieblas del pervenir es pesible descubrir ya
tres clarísimas verdades, La primera es que tedes les hembres
de nuestra epeca sen arrastrades per una fuerza descenecida a la
que pesiblemente se pueda regular y refrenar, pere ne vencer, y que
unas veces les empuja suavemente y etras les precipita hacia la
destrucción de la aristecracia, La segunda, que de tedas las se
ciedades del munde serán precisamente aquellas en las que la
aristecracia ne esista, e ne pueda ya esistir, las que cen mayer di
ficultad escapen per large tiempe al gebierne abselute, La terce
ra, en fin, que en ninguna parte el despetisme debe preducir efec
tes más pemicieses que en tales seciedades, pues faverece, ceme
ninguna etra suerte de gebierne, el desarrelle de tedes les vicies
a les que aquellas seciedades están sujetas, impulsándelas así en
la misma dirección hacia la que ya tienden siguiende su inclina
ción natural,
Les hembres, al carecer en ellas de tede víncule de castas, de
clases, de cerperacienes, de familias, que les agmpan entre sí, se
hallan demasiade inclinades a ne preecuparse sine de sus intereses
particulares, siempre demasiade prepenses a ne tener en cuenta
más que a sí núsmes, y a aislarse en un individualisme estreche en
el que teda virtud pública perece sefecada, El despetisme, lejes de
enfrentarse centra esa tendencia, la vuelve irresistible, pues sustrae
a les ciudadanes teda pasión cemún, teda necesidad mutua, teda
esigencia de entenderse, teda ecasión de actuar juntes; les encie
rra, per así decir, en la vida privada, Ya elles tendían a apartarse:
aquel les aísla: elles enfriaban sus relacienes: aquel las biela,

50
En esta clase de seciedades, en la que nada es fije, cada une se
siente aguijeneade sin cesar per el temer de bajar y el arder per su
bir; y ceme el dinere, al tiempe que se ha cenvertide en la principal
señal de clasificacidn y distincidn de les hembres, ha adquiride en
ellas una mevilidad singular, carnbiande incesantemente de manes,
transfermande la cendicien de les individues, elevande e rebajande
a las familias, apenas si puede haber alguien que ne se vea ebligade a
realizar un esfuerze desesperade y centinue para censervarle e para
adquirirle. El ansia de enriquecerse a cualquier precie, el amer a les
negecies, el afán de lucre, la búsqueda de bienestar y de les placeres
materiales sen, pues, en aquéllas las pasienes más cemunes. Esas pa
sienes se prepagan fácilmente per tedas las clases, penetran incluse
en las que hasta entences le fueren más e:straiias, y prente llegarían a
eneivar jr a degradar a la entera nacidn si nada llegara a detenerlas.
Ahera bien, pertenece a la esencia misma del despetisme faverecer
las y prepagarlas, Esas pasienes enervantes acuden en su ausìlie:
desvian y ecupan la imaginación de les hembres lejes de les asuntes
públices, y les hacen temblar ante la sela idea de una revelución, Sele
él puede prepercienarles el seerete y la sembra que dan ampare a la
codicia y permiten ebtener beneficies deshenestes eludiende el des
hener. Sin el, aquellas hubieran side fuertes; cen el, sen reinas.
Per el centrarie, tan sele la libertad puede en tales seciedades
cembatir cen eficacia les vicies que les sen cennaturales, 3' dete
nerlas en la pendiente per la que se deslizan. Sdle ella puede, en
efecte, sacar a les ciudadanes del aislamiente en el que la inde
pendencia misma de su cendición les hace vivir, para censtreñirles
a aprezimarse unes a etres; sele ella les recalienta y reúne cada dia
en aras de la necesidad de entenderse, de persuadirse y de cempla
cerse mutuamente en la practica de les asuntes cemunes, Sele ella
es capaz de arrancarles del culte del dinere y del insignificante tra
jín cetidiane de sus asuntes particulares para hacerles percibir y
sentir en tede memente la patria per encima de elles y a su lade.
Sele ella sustituye de vez en cuande el amer al bienestar per pa
sienes más energicas y más elevadas, da a la arnbicidn ebjetes más
grandes que la adquisición de riquezas, y crea la luz que permite
ver y juzgar les vicies y las virtudes de les hembres.
Las seciedades demecráticas que ne sen libres pueden ser ricas,
refinadas, pempesas, magnificas incluse, pederesas per el pese de

51
su masa hemegónea; es pesible hallar en ellas cualidades privadas,
buenes padres de familia, cemerciantes henestes y prepietaries
merecederes de alta estima; podrán verse buenes cristianes, pues
su patria ne es de este munde y la gleria de su religión censiste en
preducirles en medie de la maver cerrupción de las cestumbres v
baje les peeres gebiernes: el Imperie remane en su extrema deca
dencia estaba llene de elles, Pere, me atreve a decir, en seciedades
semejantes le que jamás se ver:.fin sen grandes ciudadanes, y sebre
tede un gran pueble, y ne teme afirmar que el nivel cemún de les
cerazenes y de les espíritus nunca dejará de descender en ellas
mientras igualdad y despetisme se mantengan unides.
Ese es le que pensaba y decia hace veinte aiies, Cenfiese que
nada de le ecurride en el munde desde entences me ha llevade a pen
sar de etra manera, Habiende pueste de manifieste la buena epinión
que tenia de la libertad en una epeca en la que estaba en candelere,
ne se tendrá a mal que persista en ella ahera que se la abandena.
Per le demás, nótese que en elle difiere de la mayeria de ntis cri
tices menes de cuante elles quizás imaginan. ¿Dónde está el hembre
de alma tan baja per naturalem ceme para preferir depender de les
capriches de une de sus semejantes a seguir las leves que él misme
centribuyó a establecer, cuande su nación reúne en su parecer las vir
tudes necesarias para hacer buen use de la libertad? Ne cree que esis
ta, Les prepies déspetas ne niegan la excelencia de la libertad: pere
la quieren sóle para si, y sestienen que les demás sen indignes de ella.
Asi' pues, la diferencia ne está en la epinión que se debe tener de la
libertad, sine en la mayer e mener estima en que se tenga a les hem
bres; es en tal mede ceme cabe decir de manera riguresa que el gus
te mestrade per el gebierne abselute está en directa relación cen el
desprecie que se prefesa per el país. Pide que se me permita esperar
un pece tedavia antes de cenvertirme a ese sentirniente,
Cree peder decir, sin presunción alguna, que el presente libre
censtituye el preducte de un intense trabaje. Hay un capítule muy
certe que me ha c estade más de un añe de investigacienes, Habría
pedide recargar el pie de mis páginas de netas; mas he preferide re
ducirlas a un pequcíie númere e insertarlas al final del velumen, cen
una indicación de las páginas del libre a las que hacen referencia. En
ellas se hallarán ejemples y pruebas. Podría prepercienar muchas
más si algtin lecter cree que valga la pena reclamarlas,

52
LIBRO I
I. JUlcles ceNTaaD1cTea1es ACERCA DE
La REveLUc1óN EN sus mtcles

Nada más adecuade que la histeria de la Revelución para re


cenducir a les filósefes y a les hembres de Estade a la medestia; y
es que jamás hube acentecimiente m: .is grande, traíde de más lejes,
mejer preparade y menes previste.
Ni siquiera Federice el Grande, pese a su genie, la presiente, La
teca sin verla. Más aún, va per delante siguiende su espíritu. Es su
precurser, y es ya, per así decir, su agente. Ne la recenece cuande
se apre: tima, y cuande per fin aquella se muestra, les rasges nue
ves y er ttraerdinaries que han de caracterizar su fisenemía entre el
trepel innumerable de revelucienes escapan desde un principie a
las miradas.
En el exterier es el ebjete de la curiesidad universal; en tedas
partes hace nacer en el espíritu de les puebles una suerte de neción
indeterrninada acerca de les nueves tiempes que se preparan, de
vagas esperanzas de cambies y refermas; mas nadie aún sespecha
le que será, Les príncipes y su ministres carecen incluse de ese
cenfuse presentímiente que cenmueve al pueble ante su vista. Al
Princi Pie ne P asan de censiderarla
_ sine ceme
_ una
_ de esas P eriódi
cas enfermedades a que está sujeta la censntuciún de cada pueble,
y que ne tienen más efecte que el de abrir espacies nueves a la pe
lítica de sus vecines, Si per casualidad dicen la verdad sebre ella,
es sin saberle, Les principales seberanes de Alemania, reunides en

55
Pilnitz en 1791, preclaman, es cierte, que el peligre que amenaza
a la realeza en Francia es cemún a tedes les antigues pederes de
Eurepa, 3; que tedes están amenazades per ella, pere en el fende ne
le creen. Les decumentes secretes de la ópeca hacen ver que sóle
se trataba para elles de hábiles preterttes cen les que enmascarar
sus designies e edulcerarles ante la multitud,
Per su parte, saben bien que la Revelución Francesa es un ac
cidente lecal y pasajere del que hay que sacar partide. Cen esa idea
urden planes, hacen preparatives, centraen alianzas secretas; dis
putan entre sí a la vista de tan cercana presa, se dividen, se juntan,
Apenas hay alge para le que ne se preparen, si ne es para le que ha
de llegar.
Les ingleses, a quienes el recuerde de su prepia histeria y la
larga práctica de la libertad pelitica etergan más luz y esperiencia,
perciben ceme a traves de un vele espese la imagen de una gran re
velución que se acerca; empere, ne pueden distinguir su ferma, y
la acción que prente ha de ejercer sebre les destines del mrmde, y se
bre el suye prepie, se les eculta. Arthur Yeung, que recerre Francia
en el memente en el que la Revelucien va a estallar, y que censi
dera dicha revelución ceme inminente, ignera su alcance al punte
de preguntarse si su resultade ne será, el aumente de les privilegies.
Dice: e .Respecte de la nebleza, si esta revelución le diese aún ma
yer prependerancia cree que haría más mal que biene.
Burke, cuye espíritu fue iluminade per el edie que la Revelu
ción le inspiró desde sus inicies, se queda per unes instantes mude
arrte su vista. Le que primere augura es que Francia será enervada
y ceme aniquilada per ella. eEs de creer dice que las facultades
guerreras de Francia queden erttinguidas para large, quizá incluse
pma siempre, y que les hembres de la prósima generación lleguen
a decir ceme aquel antigue: Gclles qrreqrrc irr bellís flerrrisse audí
vimns, este es, “hemes eíde decir que tambión les gales brillaren
antaíie cen las arrnas",a
Ne se juzgó mejer el acentecimiente de cerca que de lejes. En
Francia, la víspera del estallide de la Revelución, tedavía ne se pe
see ninguna idea precisa de le que aquélla hará, Entre el sinfín de
cuademes únicamente me tepe cen des en les que se muestre un
cierte recele del pueble, Le que sí se teme es que presiga la pre
penderancia del peder real, de la certe, ceme aún se la llama, La

56
debilidad y la certa duración de les estades generales causan in
quietud. Se tiene miede de que se les haga vielencia. La nebleza es
la que más en particular está atravesada per este temer, aLa.s trepas
suizas dicen varies de estes cuademes prestarán juramente de ne
usar nunca las annas centra les ciudadanes, incluse en case de me
tín e de revueltasa En cuante sean libres les estades generales les
abuses en su tetalidad serán fácilmente cerregides; la referrna per
hacer es inmensa, pere fácil.
Ne ebstante, la Revelución sigue su curse: es a medida que se
ve aparecer la cabeza del menstrue, que su singular y terrible fise
nemía se descubre; que Iuege de destruir las institucienes pelíticas
acabe cen las institucienes civiles, que tras las leyes cambie las
cestumbres, les uses e incluse la lengua; que Iuege de haber arrui
nade la fábrica del gebieme remueva les cìmientes de la seciedad
jr parezca querer temársela hasta cen el misme Dies; cuande de in
mediate traspasa las frenreras cen precedimientes descenecides
hasta ella, cen una táctica nueva, cen máximas mertíferas, cen epi
nienes ernrndrrs per decirle cen Pitt , cen una petencia inaudita
que abate las barreras de les imperies, rempe las cerenas, arrepe
lla a les puebles y, ¡cesa estraiial, les gana al misme tiempe para
su causa; a medida que tede ese estalla, decimes, el punte de vis
ta cambia. Cuante en un principie pareciera, a les príncipes de Eu
repa ceme a les hembres de Estade, un accidente erclinarió en la
vida de les puebles, aparece ceme un heche tan nueve, tan centra
rie incluse a tede le ecurride hasta entences en el munde, y sin em
barge tan general, tan menstruese, tan incemprensìble que, al per
cibirle, el espíritu humane se queda ceme aturdide. Unes piensan
que esta descenecida petencia, a la que nada parece ni alimentar ni
abatir, que ne puede ser detenida ni detenerse per sí misma, va a
empujar a las seciedades humanas hasta su diselución cempleta y
final. Muches la censideran ceme la acción visible del demenie en
la tierra. eLa Revelución Francesa tiene un carácter satánicea, dice
De Maistre desde 1797. Otres, per el centrarie, descubren en ella
un designie de la benevelencia de Dies, que quiere renevar ne sóle
la faz de Francia, sine la del munde, y que va a crear una suerte de
nueva humanidad. En muches de les escriteres de la epeca se pal
pa alge de ese espant.e religiese esperimcntade per Salviane a la
vista de les bárbares. Burke, abundande en sus ideas, ertclama: ePri

57
ï

vada de su antigue gebieme, e mejer de tede gebieme, parecía que


Francia fuese ebjete de escarnie y de piedad, más que cenvertirse
en azete y terrer del genere humane, Pere de la tumba de esa me
narquía asesinada ha salide un ser inferme, inmense, más terrible
que cualquiera de les que han aterrnentade y sejuzgade la imagi
nación de les hembres. Ese ser abeminable y erttrañe marcha di
recte hacia su ebjetive sin que le asuste el peligre ni le frenen les
remerdimienres; despreciande tedas las rnásimas recibidas y tedes
les medies erdinaries, aplasta a les que ni siquiera pueden cem
prender que esistas,
¿Es en verdad tan erttraerdinarie el acentecimiente ceme les pa
reció antaiie a sus centemperánees? ¿Tan inaudite, tan hendamente
Dflfturbadór 1, f renóvader ceme aquelles le supusieren? ¿Cuál fue el
verdadere sentide, cuál ha side su verdadere carácter, cuáles sen les
efectes permanentes de esta revelución ez ttraíia y terrible? ¿Que
destruyó de precise? ¿Que ha creade?
Parece per fin ¡legade el memente de investigarle y decirle, 3. '
que hey estames situades en ese punte er tacte desde el que mejer
puede percibirse y juzgarse tan gran ebjete. Lejes le bastante de la
Revelución ceme para ne sentir sine dóbilmente las pasienes que
turbaban la vista de quienes la hicieren, estames empere le bas
tante cerca ceme para peder penetrar en el espíritu que la guió v
para cemprenderla. Prente resultará ardue hacerle, pues a las gran
des revelucienes que triunfan, al hacer desaparecer las causas que
las eriginaren, su prepie ósite las vuelve incemprensibles,

53
II. QUE EL earerrve FUNDAMEWAL Y ÚLTIMO DE
La REveLUc1óN No ERA, cervre SE Ha caníee,
DESTRUIR EL PODER RELIGIOSO Y ENERVAR
EL PODER POLÍTICO

Une de les primeres mevimientes de la Revelución Francesa


fue el de atacar a la Iglesia, y entre las pasienes nacidas de dicha Re
velución la primera alumbrada y la última extinguida fue la pasión
irreligiesa, Incluse cuande el entusiasme per la libertad se habia
desvanecide, cen el pueble ya reducide a cemprar la tranquilidad al
precie de la servidumbre, la rebelión centra la auteridad religiesa
aún pervivía. Napeleón, que había pedide vencer el genie liberal de
la Revelución Francesa, llevó a cabe esfuerzes inútiles para demar
su genie anticristiane; y aún en nuestres días hemes pedide ver a
hembres que creían canjear su servilisme respecte a les más irrele
vantes agentes del peder pelítice cen su inselencia respecte a Dies,
y que mientras abandenaban cuante había de más libre, de más ne
ble y de más grande en las dectrinas de la Revelución, aún se jacta
ban de permanecer fieles a su espiritu per su falta de fe,
Y, sin embarge, hey resulta fácil cenvencerse de que la guerra
centra las religienes ne era sine alge meramente incidental en esta
gran Revelución, un rasge saliente pere fugaz de su fisenernía, un
preducte pasajere de las ideas, de las pasienes, de les heches singu
lares que la precedieren y prepararen, mas ne su verdadere genie,
La tilesefía del sigle avril es censiderada, cen razón, ceme una
de las principales causas de la Revelución, jr es del tede cierte que

59
tal filesefía es prefundamente irreligiesa. Empere, es precise pre
ceder cen cautela y seiialar en ella des partes, a la vez distintas y
separables.
En una se hallan tedas las epinienes nuevas e remezadas que
hacen referencia a la cendición de las seciedades y a les principles
de las leyes civiles y pelíticas, ceme per ejemple la igualdad natu
ral de les hembres, la abelición censiguiente de tedes les privile
gies de casta, de clase, de prefesión, la seberanía del pueble, la
enmipetencia del peder secial, la uniferrnidad de las reglas... Te
das esas dectrinas ne sen sóle la causa de la Revelución Francesa:
cenferman, per así decir, su sustancia; sen, en relación al tiempe,
le que de más fundamental, de más duradere y de más cierte hay
en sus ebras.
En la etra parte de sus dectrinas, les filósefes del sigle rrvrlr la
emprendieren cen una suerte de furer centra la Iglesia; atacaren su
clere, su jerarquía, sus institucienes, sus degmas, 3; cen tal de seca
varles plenamente se prepusieren arrancar incluse les prepies fun
damentes del cristianisme. Ahera bien, esa perción de la filesefía
del sigle rtvtn, nacida de les heches que esta misma Revelución des
tnuía, debía ir paulatinamente desapareciende cen elles, 3; verse
ceme amertajada en su triunfe. Aiiadire' apenas des palabras pa.ra
acabar de hacerme entender, pues desee retemar tan interesante
tema en etre lugar. Fue menes en su cendición de dectrina religie
sa que en la de institución pelitica ceme el cristianisme alumbró
aquelles enfurecides edies; ne perque les sacerdetes pretendiesen
reglar las cesas del etre munde, sine perque en éste eran prepieta
ries, seiieres, percepteres de diezmes, administraderes; ne perque
la Iglesia ne pudiera ecupar un lugar en la nueva seciedad que se iba
a fundar, sine perque ecupaba per entences el lugar más privilegia
de jr fuerte en la vieja seciedad que se quería reducir a pelve.
Observad cóme el curse del tiempe ha sacade y saca a la luz
esta verdad: a medida que la ebra pelitica de la Revelución se ha
censelidade, su ebra irreligiesa se ha arruinade; a medida que se
ultima la destrucción de tedas las institucienes pelíticas atacadas
per ella, que ne hay vuelta atrás en la victeria centra les pederes,
las influencias, las clases que le eran particularmente edieses, y
que, en señal final de su derreta, se han mitigade les edies mismes que
inspiraban; a medida, en fin, que el clere se ha ide separande de le

60
que cen ól había caíde, ha pedide verse cóme el peder de la Igle
sia despertaba y se afinuaba en les espíritus.
Y ne se crea que ese espectácule sea ertclusive de Franc ia; ape
nas si hay iglesia cristiana en Eurepa que ne se haya reavivade tras
la Revelución Frmrcesa.
Censtituye un en:er grave creer que las seciedades demecráti
cas sen naturalmente hestiles a la religión: nada hay en el cristia
nisme, ceme tampece en el catelicisme, de tetalmente centrarie al
espíritu de tales seciedades, y muchas cesas les sen muy favera
bles. De etra parte, la esperiencia de tedes les sigles ha revelade
que la ra.íz más vital del instinte religiese ha estade plantada siem
pre en el cerazón del pueble. Tedas las religienes que perecieren
tuvieren en el su últime asile, y resultaría de le más erttrañe que las
institucienes que tienden a hacer prevalecer las ideas jr las pasienes
del pueble tuviesen per efecte necesarie y permanente el empujar
el espíritu humane hacia la impiedad.
Le que acabe de decir del peder religiese, cen mayer razón le
diré del peder secial. Cuande se vie a la Revelución trastecar a la
vez tedas las institucienes y tedes les uses que hasta entences ha
bían mantenide las jerarquías de la seciedad y retenide a les hem
bres cen reglas, pude creerse que su resultade sería el de destruir
ne sóle una erganización particular de la seciedad, sine teda erga
nización: ne aquel gebieme, sine el prepie peder secial: y se debió
juzgar que su naturaleza era esencialmente anárquica. Y sin em
barge. me atreve a decir que se trataba tan sóle de una apariencia.
Cuande aún ne había transcurride un añe del inicie de la Re
velución, Mirabeau escribía secretamente al rey: eCemparad el
nueve estade de cesas cen el Antigue Regimen; es ahí dende na
cen les censueles 31 las esperanzas. Una parte de les actes de la
asamblea nacienal, la de mayer pese, es manifiestamente faverable
al gebieme menárquice. ¿Ne significa, pues, nada estar sin parla
mente, sin países de estades, sin les cuerpes del clere, de les pri
vilegiades, de la nebleza? La idea de ne fennar más que una sela
clase de ciudadanes hubiera gustade a Richelieu: esa superficie
igual facilita el ejercicie del peder. lvluches reinades de gebierne
abselute ne habrían heche tante a faver de la auteridad real ceme
este sele aíie de Revelucióna. Ese era cemprender la Revelución
ceme hembre en grade de cenducirla.

61
Pueste que el ebjete de la Revelución Francesa ne fue única
mente cambiar un gebierne antigue, sine abelir la ferma antigua de
la seciedad, hube de atacar a la vez a tedes les pederes estableci
des, cancelar tedas las influencias recenecidas, berrar las tradicie
nes, renevar las cestumbres jr les uses, jr vaciar de alguna manera
el espiritu humane de tedas las ideas sebre las que hasta ese me
mente se habían fundade el respete jr la ebediencia. De ahí la anár
quica singularidad de su carácter.
Mas apartad eses escembres: percibiréis un peder central inmen
se, que ha atraide jr abserbide en su unidad el cenjunte de parcelas de
auteridad jr de influencia antaíie dispersas en una multitud de pede
res secundaries, de órdenes, de clases, de prefesienes, de familias jr
de individues, jr cerne desperdigadas per tede el cuerpe secial. Nada
semejante se vie en el munde desde la caída del lmperie remane. La
Revelución creó ese nueve peder, e mejer, óste surgió ceme per sí
misme de las minas preducidas per la Revelución. Les gebiemes
fundades per ella sen más frágiles, cierte, pere cien veces más pede
reses que cualquiera de les que ha trastecade: frágiles jr pedereses
per las mismas causas, ceme se dirá en etre lugar.
Esa ferma simple, regular jr grandiesa era la que lvlirabeau en
treveía jra a travós del pelve de las antiguas institucienes medie de
rruidas. El ebjete, pese a su tamañe, tambión era entences invisible
a les ejes de la multitud, si bien el tiempe le ha ide eapeniende
pece a pece ante tedas las miradas. En la actualidad llena sebre
tede el eje de les príncipes. Cen admiración jr envidia le censide
ran ne sóle les engendrades per la Revelución, sine incluse les
más erttrañes jr enfrentades a ella. Tedes se esfuerzan en sus de
minies en destruir las inmunidades, abelir les privilegies. Mezclan
les ranges, nivelan las cendicienes, sustituyen cen funcienaries a
la aristecracia, cen la uniferrnidad de reglas las franquicias lecales,
cen la unidad del gebieme la diversidad de les pederes. Se aplican
a ese trabaje revelucienarie cen industria incesante, jr cuande se
tepan cen algún ebstácule hasta llegan a temar prestades de la Re
velución precedimientes jr má: rimas. Se les ha viste, llegade el
case, alzar al pebre centra el rice, al labrader centra el neble, al
campesine centra su sener. La Revelución Francesa ha side cen
temperáneamente su azete jr su institutriz.

ó2
III. Cóme LA REvoLUc1óN FRANCESA HA sree
UNA REveLUc1óN POLÍTICA QUE EA r RecEn1ne
A LA MANERA DE LAs REveLUc1oNEs
RELrG10sAs,v POR QUE

Todas las revelucienes civiles jr pelíticas han tenide una patria que
las ha delimitade. La Revelución Francesa ne ha tenide territerie pre
pie; más aún, su efecte ha censistide en berrar de alguna manera del
mapa la tetalidad de las antiguas frente ras. Se la ha viste acercar e ale
jar a les hembres a despeche de las lejres, de las tradicienes, de les ca
racteres, de la lengua, cenvirtiende a veces en enemiges a cempaníe
tas jr en hermanes a erttranjeres. O mejer, ha censtituide, per encima
de tedas las nacienalidades, una patria intelectual cemún de la que les
hembres de tedas las nacienes han pedide hacerse ciudadanes.
Ojéense les anales de la histeria, jr se verá que ninguna revelu
ción pelitica ha tenide ese misme carácter: sóle se le hallará en
ciertas revelucienes religiesas. De ahí que sóle cen revelucienes
religiesas sea precise cemparar la Revelución Francesa para, va
lióndenes de analegías, hacemes cemprender.
Schiller ebser“va cen razón, en su histeria de la guerra de les
Treinta Aíies, que la gran referma del sigle .avi tuve per efecte el
acercamiente repentine de puebles que apenas se cenecían entre si,
uniéndeles estrechamente per medie de simpatías nuevas. Fue en
tences, en efecte, cuande se vie a franceses cembatir centra france
ses, jf a les ingleses acudir en su ajruda: hembres nacides en el fen
de del Báltiee penetraren hasta el cerazón de Alemania para preteger

63
a alemanes de les que nunca antes habían eíde hablar. Tedas las gue
rras estemas tuvieren alge de guerras civiles; en tedas las guenras ci
viles apmecieren erttrarrjeres. Les antigues intereses de cada nación
fueren elvidades per intereses nueves; a las cuestienes de territerie
sucedieren las cuestienes de principies. Las reglas tedas de la diple
macia se encentraren mezcladas jr cenfundidas, para majrer asembre
jr censtemación de les pelítices de aquel tiempe. Fue ese, precisa
mente, le que ecurrió en Eurepa despues de 1789.
La Revelución Francesa es pues una revelución pelitica que ha
precedide a la manera, jr temade el aspecte en cierte mede, de una
revelución religiesa. Ved per medie de qué rasges particulares jr
característices acaba de parecerse a las últimas: ne sóle se espan
Cle, cóme ellas. a le lejes, sine que, ceme ellas, penetra mediante la
predicación jr la prepaganda. Una revelución pelitica que inspira el
preselitisme; que se predica cen igual arder a les e: ttranjeres ceme
apasienadamente se ha heche en el interier. ¡Censiderad la neve
dad del espectácule! De entre las cesas descenecidas mestradas
per la Revelación Francesa al munde, ésa es sin duda la más nue
va. Mas ne nes detengames ahí; intentemes penetrar un pece más
adelante jr descubrir si esa similitud en les efectes ne supusiera
cierta eculta similitud en las causas.
El mede habitual de preceder de las religienes censiste en censi
derar al hembre en sí misme, emitiende cuante las lejres, les hábites jr
las tradicienes de un país hajran pedide aiiadir de particular a ese fen
de cemún. Objete primere de las mismas es el de regular las relacie
nes generales del hembre cen Dies, les dereches jr deberes generales
de les hembres entre sí, cen independencia de la fenna de las secie
dades. Las reglas de cenducta que pregenan se refieren menes al hem
bre de un país e de una epeca, que al hije, al padre, al criade, al ame,
al prójime. Temande pues per fundarnente la naturaleza humana en sr
ii'

misma, pueden ser recibidas igualmente per tedes les hembres jr apli
cables per dequier. He ahí per que' las revelucienes religiesas han te
nide a menude tan vastes escenaries, jr rara vez han quedade circuns
critas, ceme las revelucienes pelíticas, en el territerie de un sele
pueble jr aun de una sela raza. Y si se quiere examinar este asunte más
de cerca tedavía, se apreciará que cuante majrer ha side el carácter
abstracte jr general recien indicade de las religienes, majrer fue su eze
pansión, pese a la diferencia de lejres, de climas jr de hembres.

64
Las religienes paganas de la Antigüedad, tedas vinculadas en
majrer e mener grade a la censtitución pelitica e al estade secial
de cada pueble, jr que incluse en sus degmas censervaban una cier
ta fisenemía nacienal jr cen frecuencia municipal, quedaren de er
dinarie circunscritas en les límites de un territerie del que apenas
si se las ha viste salir. Ocasienalmente suscitaren intelerancia jr
persecución, pere el preselitisme les fue casi enteramente desce
necide. Per ese ne hube en nuestre Occidente grandes revelucie
nes religiesas cen anterieridad a la llegada del cristianisme. El
cual, saltándese cen facilidad tedas las barreras que habían deteni
de a las religienes paganas, cenquistó en pece tiempe una gran
parte del gónere humane. Ne cree faltar al respete de esta santa re
ligión si dige de ella que debió en parte su triunfe a que, más que
ninguna etra, se habia desprendide de tede cuante pudiese ser es
pecífice de un pueble, de una ferma de gebieme, de un estade se
cial, de una epeca, de una raza
La Revelución Francesa precedió, en relación a este munde,
precisamente de la misma manera que las revelucienes religiesas
ebraren en vista del etre: censideró al ciudadane de una manera
abstracta, apartade de cualquier tipe de seciedad, tal ceme las reli
gienes censideran al hembre en general, cen independencia del
país jr del tiempe. Ne buscó sóle cuál fuese el dereche particular
del ciudadane francós, sine cuáles eran les deberes jr les dereches
en general de les hembres en materia pelitica.
De este mede, rementándese a cuante había de menes particu
lar, jr per así decir de más netnrel en relación cen el estade secial
jr cen el gebierne, pude ser cernprenclida per redes e imirahie en
cien lugares a la vez.
Dade que tenia vises de tender a la regeneración del genere hu
mane muche más que a la referma de Francia, encendió una pasión
que nunca hasta entences las más vielentas revelucienes pelíticas
habian pedide preducir. lnspiró el preselitisme e hize nacer la pre
paganda. De ahí, en fin, fue temande ese aire de revelución reli
giesa que tante espante predujera a sus centemperánees. O mejer,
ella misma se ha cenvertide en una especie de religión nueva: reli
gión imperfecta, cierte, sin Dies, sin culte jr sin una vida en el más
allá, pere que, par al islamisme, ha inundade la tierra teda cen sus
seldades, sus apósteles jr sus mártires.

65
Per le demás, ne se ha de creer que les precedimientes que ella
empleara carecieran abselutarnente de precedentes, ni que fuesen
nuevas per cemplete tedas las ideas que sacó a la luz. En tedes les
tiempes, incluse en plena Edad Media, ha habide agitaderes que
cen tal de cambiar cestumbres particulares invecaren las lejres ge
nerales de las seciedades humanas, jr que se prepusieren epener a
la censtitución de su país les dereches naturales de la humanidad.
Sóle que tedas esas tentativas fracasaren: la misma chispa que in
flamó a Eurepa en el sigle 1 tvnl fue fácilmente erttinguida en el av.
Para que argumentes de esta especie preduzcan revelucienes es
menester, en efecte, que ciertes cambies jra sebrevenides en las
cendicienes, les hábites jr las cestumbres hajran preparade al espí
ritu humane para dejarse penetrar per elles.
l Iajr ápecas en las que les hembres sen tan diferentes unes de
etres que la idea de una misma lejr aplicable a tedes resulta para
elles ceme incemprensible. Hajr etras en las que basta mestrarles
de lejes jr cenfusamente la imagen de una lejr tal para que la rece
nezcan de inmediate jr cenan hacia ella.
Le más erttraerdinarrie ne es que la Revelución Francesa hajra
empleade les precedimientes que se le ha viste pener en acte jr
cencebide las ideas que ha preducide: la gran nevedad está en el
gran númere de puebles jra llegades a ese punte que permitía la efi
caz aplicación de tales precedimientes jr la fácil aplicación de se
mejantes má: rimas.

óó
IV. COMO CASI TODA EUROPA HAEÍA TENIDO
PRECISAMENTE LAS MISMAS INSTITUCIONES, v
COMO ÉSTAS ESTABAN EN RUINA POR DOQUIER

Les puebles que dieren al traste cen el Irnperie remane, jr que


acabaren per fermar las nacienes medemas, eran diferentes per su
raza, su país jr su lengua: sóle se parecian per la barbarie. Estable
cides en el suele del lmperie, per large tiempe se enfrentaren en
tre sí en medie de una inmensa cenfusión: jr cuande per fin alcan
zaren la estabilidad, se encentraren separades entre si perlas mismas
ruinas que elles prevecaran. Cen la civilización casi extinguida jr
el erden públice destruide, las relacienes mutuas se hicieren difí
ciles jr peligresas, jr la gran seciedad eurepea se fraccienó en mil
pequeñas seciedades distintas jr separadas que vivieren cada una
per su lade. Y cen tede, del centre misme de esa masa incóheren
te surgieren de repente lejres unifermes.
Esas institucienes ne se imitaren de la legislación remana: le
sen hasta tal punte centrarias que fue precisamente el Dereche Re
mane le que se utilizó para transfermarlas jr abelirlas. Su eriginal
fisenemía las distingue de entre tedas las lejres que se han dade les
hembres. Se cerrespenden simótricamente entre sí jr, en cenjunte,
ferman un cuerpe cempueste de partes tan estrechamente unidas
ceme le están les artícules de nuestres medernes códiges. Lejres
sabias para use de una seciedad semibárbara.
¿Cóme pude fermarse, ertpandirse, jr finalmente generalizarse
en Eurepa una tal legislación? Ne es mi ebjetive investigarle. Pere

67
le eierte es que durante la Edad Media se la eneuentra más e me
nes per dequier en Eurepa, y que en numereses países reina es
eluyende las demás.
He tenide ecasión de estudiar las institucienes pelíticas de la
Edad Media en Franeia, Inglaterra 3' Alemania, y eenferme avan
zaba en diehe trabaje ne salía de mi asembre al ebservar la predi
giesa similitud que se eneuentra en tedas estas leyes, jr me admira
ba de eóme puebles tan diferentes y een tan pecas relaeienes entre
elles se las habían dade tau parecidas. Ne es que aquellas ne ¬rarí'en
sin eesar y easi hasta el infinite en les detalles a tener de les luga
res; pere su fende en tedas partes es el misme. (Juande deseubría
en la vieja legislaeión germániea una institución pelítiea, una regla,
un peder, ya sabía que si buseaba een atención deseubriría alge del
tede semejante en euante a la sustaneia en Francia 31 en Inglaterra;
y, en efeete, ne dejaba de hallarln. Cada une de eses tres puebles
me ayudaba a eemprender mejer a les etres des.
En les tres se rige el gebieme según las mismas máximas, se
ferman las asambleas pelíticas een les mismes elementes, y se les
deta een les mismes pederes. La seeiedad está dividida de la mis
ma manera, y se da la misma jerarquía entre las diferentes elases;
les nebles eeupan en ella una pesieión identiea, tienen les mismes
privilegies, la misma fisenemía, la misma naturaleza: ne sen hem
bres diferentes, sine realmente les mismes en tedas partes.
Las reglatuentes de las ciudades se pareeen, les eampes se gebier
nau de la misma manera. La eendieión de les eampesines se diferen
eia pece: la tiena es peseída, eeupada, cultivada de la misma manera;
el eultiifader, semetide a las mismas eargas. Desde les eenfines de Pe
lenia hasta el mar de Irlanda, el señeríe, la eerte del señer, el fende, el
eense, les servieies por hacer, les dereches feudales, las eerperaeìe
nes: tede se asemeja. Algunas veces les nembres sen les mismes y, le
que es aún más digne de neta, un sele espíritu anima tedas esas insti
tueienes análegas Censidere líeite sestener que, en el sigle I =.';W, las
insütueienes seeiales, pelíticas, administrativas, judieiales, ecenómi
eas y literarias de Eurepa tenían un pareeide mayer entre sí del que
puedan tener hey día, euande la eivilizaeión parece haber pueste em
pene en allanar tedes les earnines y en abatir tedas las barreras.
Ne entra entre mis prepósites eentar cóme esa antigua eensti
tueión eurepea fue paulatinamente debilitändese hasta degenerar;

63
me limite a censtatar que en el sigle :svttt estaba medie destruida
per dequier. La decadencia era en general menes acusada en el este
del centinente, mas en el eeste; pere la vejez, 3 ' a menude la de
crepitud, se dejaban ver per tedas partes.
El precese de esa gradual decadencia de las institucienes pre
pias de la Edad Media puede seguirse en sus archives. Es sabide
que cada sennríe pnseía registres deneminades bs cerres, en les
cuales se indicaban de sigle en sigle les limites de les feudes y de
les censes, las rentas adeudadas, les servicies a realizar, les uses
lecales, He viste becerres del sigle tttv que, en cuante a mótede,
claridad, precisión e inteligencia sen autenticas ebras maestras. Se
vuelven más üscures, indigestns, incempletes y cenfuses cuante
más recientes sen, a pesar del prugrese general de las luces. Da la
sensación de que la seciedad pelitica cae en la barbarie cuande la
seciedad civil alcanza su ilustración.
En la pre pia Alemania, dende la antigua censtitución de Eure
pa habia censervade mejer que en Francia sus primitives rasges,
una parte de las institucienes creadas per aquélla se hallaba en rui
nas per dequier. Pere más aún que per le que falta cabe juzgar les
estragns del tiempe per el estade en que está le que queda.
Las institucienes municipales, que durante les sigles ttttl y tttv
habían heche de las principales ciudades alemanas pequeñas repti
blicas ricas e ilustradas, aún subsisten en el sigle zïvnt, pere ne
efreceu más que vanas apariencias. Sus prescripcienes parecen en
viger, les magistrades que crearen se siguen ilamande igual y pa
recen hacer las mismas cesas; pere la actividad, la energía, el pa
trietisme municipal, las virtudes viriles 3: feenndas que inspiraran
han desaparecida. Esas institucienes antiguas se han ceme desple
made sebre si mismas sin defermarse.
Tedes les pederes de la Edad Media que tedavía subsisten se
ven afectades per la misma enfermedad; en tedes se muestra la
misma degeneración y la misma languidez. Más aún, te de aquelle
que, sin prepiamente pertenecer a la censtitución de esa epeca, se
ha entremezclade cen ella y ha censervade su imprenta alge viva,
pierde inmediatamente su vitalidad. Per ese centacte, la aristecra
cia centrae una debilidad senil; la misma libertad pelitica, que lle
nó teda la Edad Media cen sus ebras, parece sufrir de esterilidad
allí dende sigue censervaude las peculiares características que la

69
Edad Media le diera. Dequiera las asambleas pelíticas han preser
vade sin cambies su antigua censtitución frenan el pregrese de la
civilización en vez de premeverle; se las diría entrañas, v ceme im
penetrables, al nueve espiritu de la epeca. Igualmente, el cerazón
del pueble escapa de ellas, tendiende hacia les príncipes. La anti
güedad de tales institucienes ne las ha vuelte venerables, sine que,
per el centrarie, envejeciende se desacreditan día a dia, Y, cesa es
traiia, suscitan tante mas edie cuante, per su avanzada decadencia,
menes están en grade de perjudicar. eEl presente estade de cesas
dice un cscriter alemán actual y partidarie de este Antigue Regi
men¬ parece per le general haberse vuelte injuriese para tedes, 3 '
a veces despreciable. Resulta curiese ver cuán desfaverablemente
se juzga hey tede le que es vieje. Las nuevas impresienes se abren
pase incluse en el sene de nuestras familias, trastecande su erden.
Ni siquiera nuestras criadas quieren aguantar ya sus antigues mue
bless, Cen tede, perla misma epeca, en la seciedad alemana ceme
en la francesa había gran actividad, jr gezaba de una cada vez ma
yer presperidad, Pere póngase mucha atención a este, el traze que
remata el cuadre: tede cuante vive, actúa, preduce es de erigen
nueve: y ne sóle nueve, sine centrarie.
Asi', la realeza ne tiene ya nada en cemtin cen la realeza de la
Edad lvledia; pesee etras prerregativas, ecupa etre lugar, tiene etre
espíritu, inspira etres sentimientes. La administración del Estade se
entiende en tedas partes sebre les escembres de les pederes lecales.
La jerarquía de les funcienaries sustituye pregresivamente el ge
bierne de les nebles. Tedes estes pederes nueves actúan de acuerde
cen precedimientes, siguen máximas que les hembres de la Edad
Media ne cenecieren e reprebaren, v que, en efecte, tienen que ver
cen una clase de seciedad que ni siquiera pedían imaginar.
En Inglaterra, dende pareciera a primera vista que la antigua
censtitución de Eurepa se mantuviera adn vigente, ecurre etre tante.
Si se hace case emise de les viejes nembres y de las viejas fermas,
se verá el sistema feudal abelide en su esencia desde el sigle ttvttf,
clases que se entremezclan, una nebleza diluida, una aristecracia
abierta, la riqueza vuelta peder, la igualdad ante la ley, la igualdad
fiscal, la libertad de prensa, la publicidad de les debates: tedes prin
cipies nueves ignerades por la seciedad de la Edad Media. Ahera
bien, sen precisamente esas cesas nuevas las que, introducidas pece

TD
a pece v cen arte en ese vieje cuerpe, le han reanimade sin riesge de
diselverle y le han infundide un fresce viger aun dejándele las fer
mas antiguas. La Inglaterra del sigle Xvn es ya una nación del tede
mc derna, que tan sóle ha censervade en su sene, y ceme embalsa
mades, algunes restes de la Edad Media.
Era necesarie echar esa rapida ejeada fuera de Francia para fa
cilitar la cemprensión de le que seguira, pues, me atreve a decirle,
nadie que sóle haya viste jv estudiade Francia cemprenderã nunca
nada de la Revelución Francesa.

I 11
V. CUÁL Ha SIDO La cana PROPIA DE La
REv0LUc1óN FRANCESA

Tede le anterier ne tiene más ebjetive que esclarecer el tema y fa


cilitar la respuesta a la cuestión planteada al principie: ¿cuál ha side
el verdadere ebjete de la Revelación? ¿Cuál es, en suma, su carácter
distintive? ¿Cen que' precise fin se la ha heche? ¿Que ha heche?
Centra le que se ha dade en creer, la Revelución ne se hize para
destmir el imperie de las creencias religiesas; en esencia ha side, a
pesar de las apariencias, una Revelución secial y pelitica; 3' en el
circule de las institucienes de esta especie, en abselute ha tendide a
perpeutar el deserden, a velverle de alguna manera estable, a mete
dízur la anarquía, ceme decía une de sus principales adversaries,
sine mas bien a acrecentar el peder y les dereches de la auteridad
pública. Ne tenía que cambiar el carácter que nuestra civilización
había tenide hasta entences, ceme etres han pensade, ni detener sus
pregreses, ni tampece alterar la esencia de ninguna de las leyes fun
damentales en las que se asientan las seciedades humanas en nues
tre Occidente, Al separarla de tedes les accidentes que mementó
neamente cambiaren su fisenemía en ópecas diferentes v en países
diverses, para censiderarla sóle en sí misma, se percibe cen claridad
que dicha Revelución ne ha tenide mas efecte que abelir aquellas
institucienes pelíticas que durante muches sigles menepelizaren el
deminie en la mayer parte de les países eurepees, de erdinarie de
signadas ceme institucienes feudales, y sustituirlas per un erden se

73
cial jy pelítice más unifenne y simple, basade en la igualdad de cen
dicienes.
Ese sóle bastaba para llevar a cabe una revelución inmensa,
pues cen independencia de que las antiguas institucienes aíin estu
vieran mezcladas, v ceme entre lazadas, cen la casi tetalidad de las
leves religiesas 3' pelíticas de Eurepa, habían sugeride, de aíiadi
dura, una multitud de ideas, de sentimientes, de hábites, de ces
tumbres en apariencia adherides a ellas. Se requirió una espantesa
cenvulsión para destruir y eztraer de gelpe del cuerpe secial una
parte tan cenectada cen tedes sus órganes. Elle hize que la Reve
lución pareciera aún más grande de le que era; daba la impresión
de que le desn'uía tede, pues cuante destruía afectaba a tede, y en
cierte mede fermaba cuerpe cen tede.
Per radical que haya side la Revelución, ha innevade muche
menes de le se supene generalmente, según demestrare' más tarde.
Le que puede decirse de ella cen certeza es que ha destruide ente
ramente, e está en el camine de hacerle pues dura tedavía , tede
le que en la antigua seciedad derivaba de las institucienes ariste
cráticas y feudales, tede le que de algtin mede se vinculaba cen
ellas, tede le que preservase, en el grade que fuere, su mener im
prenta. Del antigue munde ne ha censervade sine le que fue siem
pre eztraiie a dichas institucienes, e pedía ezistir sin ellas. La Re
velución ha side cualquier cesa escepte un acentecimiente fertuite.
Ciertamente, cegió al munde de imprevise, pese a le cual ne era
sine el cemplemente de un gran trabaje, la cenclusión repentina y
vielenta de una ebra en la que habían trabajade diez generacienes
de hembres. Si ne hubiera tenide lugar, el vieje edificie secial ne
habría dejade de desmerenarse per dequier, en un sitie antes, des
pues en etre. La Revelución acabó repentinamente, cen un esfuer
ze cenvulsive jr delerese, sin transición, sin precaución, sin mira
mientes, le que pece a pece se habría acabade a la larga per sí
misme, Tal fue su ebra.
Resulta serprendente que le que hey parece tan fácil de discernir,
permaneciese tan enmaraíiade y velade a les ejes más clarividentcs.
eDeseabais cerregir les abuses de vuestre gebierne dice el
misme Burke a les franceses , pere ¿per que hacer une nueve? ¿Per
que ne es adheristeis a vuestras antiguas tradicienes? ¿Per quó ne
es limitasteis a retemar vuestras antiguas franquicias? Y si es era ya

74
impesible dar cen la ben'ada fisenemía de la censtitución de vues
tres padres, ¿per que' ne lanzasteis vuestras miradas de nuesn'a par
te? Allí hubierais encentrade la antigua lev cemún de Eurepas. Bm'
ke ne se percata de que le que tiene ante sus ejes es la revelución
que debe precisamente abelir esa antigua ley cemún de Eurepa, ne
discierne 'que se trata juste de ese, y ne de etra cesa.
Pere, ¿per quó esta Revelución per dequier preparada, ame
nazadera per dequier estalló en Francia antes que en ningíin etre
lugar? ¿Per que ha tenide entre nesetres ciertas características que
ne se encentraren en ningún etre sitie, e le hicieren sóle a mitad?
Tal cuestión merece desde Iuege ser planteada. A e: tarninarla se de
dican les libres siguientes.

75
LIBRO Il
I. Pen QUÉ Les eEREcHes PEUDALES HAEÍAN
LLEGAee A SER PARA EL PUEBLO DE FRANCIA MAS
ecteses QUE EN NINGUNA eTRA PARTE

Una cesa serprendc a primera vista: la Revelución, cuye ebje


te prepie censistía en abelir per dequier las restantes institucienes
medievales de la Edad Media, ne estalló en les lugares en les que
tales institucienes, censervándese mejer, hacían sentir más al pue
ble sus trabas y su riger, sine al centrarie en aquelles dende le ha
cían menes; de suerte que el yuge ha parecide más insepertable alli
J'

dende, en realidad, era menes pesade,


En casi ninguna parte de Alemania la servidumbre había side
ya abelida per entere a finales del sigle Isvnl, 3; per le general el
pueble permanecía pesitivamente adscrite a la gleba, ceme en la
Edad Media, La casi tetalidad de les seldades que cempenían les
ejórcites de Federice Il y de María Teresa eran verdaderes sierves.
En la mayería de les Estades de Alemania, en 1738, el campesine
ne puede abandenar el señeríe, y si le hace puede perseguírsele de
quiera se encuentre, y recenducirle hasta el per la fuerza. Se halla se
metide a la justicia señerial, que vigila su vida privada y castiga su in
temperancia y su pereza. Ne puede ascender de pesición, ni cambiar de
prefesión, ni casarse sin el permise de su dueííe, a cuye servicie debe
censagrar gran parte de su tiempe. Varies aíies de su juventud han de
transcurrir en laberes demésticas en la casa selariega. La cervée* per

' Prestación persenal gratuita que el sierve e el plebeve debía al señer,

T9
senal censerva teda su fuerza, y en detemtinades lugares llega a ser de
hasta tres días semanales, Es el campesine quien repara y mantiene les
edificies del seíier, lleva sus mercancías al mercade, el misme las trans
perta, y es el pertader de sus mensajes. El sierve, cen tede, puede lle
gar a cenvertirse en prepietarie de tierras, mas su prepiedad es siempre
muy imperfecta; está ebligade a cultivar su campe de una cierta mane
ra, baje la mirada del señer; ne puede ni alienarla ni hipete carla ceme
él quiera, En ciertes cases se le ebliga a vender sus preductes, en etres
se le impide venderles. Para el, el cultive es siempre ebligaterie. Ni si
quiera su herencia pasa íntegra a sus hijes, sine que una parte va ner
tnalmente al seííeríe.
Ne me tepe cen tales dispesicienes en leyes vetustas: las halle
incluse en el códige redactade per Federice el Grande, y premul
gade per su suceser centemperáneamente al estallide de la Reve
lución Francesa.
Nada semejante ezistía en Francia desde hacía muche tiempe. El
campesine iba y venía, cempraba y vendía, trataba y trabajaba a su al
bur, Les tiltjmes vestjgies de la servidumbre eran visibles sóle en una
e des previncias del Este, previncias cenquistadas. En cualquier etre
lugar había desaparecide, e incluse su abelición se rementaba hasta
una ópeca tan lejana que la fecha había side elvidada. Sabias investi
gacienes llevadas a cabe en nuestres días han prebade que desde el
sigle zm ya ne se la encuentra en Nermandía.
Pere en Francia se había eperade además etra nueva revelución
en la cendición del pueble: el campesine ne sóle había dejade de ser
sierve, se había cenvertide en prepietarie egrícele, Habida cuenta
del descenecimiente imperante, tedavía hey, sebre un heche tan grá
vide en censecuencias, se me censentirá detenerme aquí un memen
te para e: taminarle.
Per muche tiempe se creyó que la división de la prepiedad agrí
cela databa de la Revelución, y que sóle esta la preduje: testime
nies de tede tipe prueban le centrarie.
Al menes veinte añes antes de la Revelución, esistían ya se
ciedades agrícelas que depleraban la parcelación excesiva del sue
le. eLa división de las heredades dice Turget per las mismas fe
chas es tal que le que daba para una familia se reparte entre cince
e seis hijes. A partir de entences, estes hijes y sus familias ya ne
pedrán subsistir únicamente de la tierra.: A Algunes aíies más tarde

SO
Necker dirá que hay en Francia una inmensidad de pequeñas pre
piedades rurales.
Lee en un irtferme secrete presentade a un intendente peces añes
antes de la Revelación: eLas herencias se subdividen de una manera
igual e inquietante, y ceme cada une quiere tener de tede en tedas
partes, les letes de tiene se encuentran dividídes hasta el infinite y se
subdividen sin eesara ¿Ne parece este escrite en nuestres días?
Ye misme me he temade melestias sin cuente a tin de recens
truir el catastre del Antigue Régimen, y a veces le he censeguide.
Según la ley de 1790, que estableció el impueste teniterial, cada
parrequia debió hacer un inventarie de las prepiedades esistentes
per entences en su territerie. Tales inventaries han desaparecide en
su mayer parte: empere, he dade cen elles en algunes puebles, y al
cempararles cen les actuales registres he viste que en eses puebles
el númere de prepietaries agrícelas ascendía a la mitad, y cen fre
cuencia a des tercies, del númere actual, Cesa esa muy digna de
neta cuande se piensa que la peblación tetal de Francia ha aumen
tade en más de un cuarte desde entences.
Entences, ceme ahera, el amer del campesine per la prepiedad
de la tiene era etttremade, y tenía encendidas la tetalidad de las pa
sienes que nacen de la pesesión del suele. eLas tierras se venden
siempre per encima de su valer dice un excelente ebservader cen
ternperánee , le que habla de la pasión que tienen tedes les habi
tantes per llegar a ser prepietaries. Tedes les ahen'es de las clases
bajas, que en etres lugmes se emplean en próstames a particulares y
en fendes públices, se destinan en Francia a la cempra de tierrasa,
Entre las nevedades que Arthur Yeung percibe entre nesetres
durante su primera visita ninguna le impacta más que la gran divi
sión del suele entre les campesines; aftrma que la mitad del suele
es de su prepiedad, eNe tenía ni la mener idea dice a menude de
un estade de cesas semejante.: :› Y, en efecte, un estade de cesas asi ¡F

tan sóle se daba en Francia, e en su inmediata vecindad.


Campesines prepietaries les había habide en Inglaterra, pere
quedaban ya muches menes. En Alemania hube, desde siempre y
en tedas partes, un cierte númere de campesines libres, y que pe
seían plenamente ciertas percienes de suele. Leyes particulares,
cen frecuencia absurdas, que regían la prepiedad del campesine, se
encuentran entre las más antiguas cestumbres germánicas. Pere tal

Sl
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¿Per que fue Francia el escenarie de una revelución que. sin
embarge, se preparaba centemperáneamente en tetla Eurepa?
Pues si las institucienes feudales surgidas tras la descempesición
del Imperie remane eran las mismas en tedas partes, y en tedas
partes había institucienes feudales, ¿en que censistía entences la
rtrrernniri :r francesa, cuál era esa especificidad, y per que pre
pendia y cuajó en una revelución sin precedentes?
Las páginas de la presente ebra un estudie de secielegia his
tórica cemparada cuya aparición, en 1856, supuse un gire ceper
nicane en la histeriegrafía revelucienarie acegen la respuesta
dada per el genial pensader y pelítice frances Ale:= ds de Tecque
ville a dichas cuestienes. Pere en ella, junte a la e: tplicación de la
causalidad revelucienarie, se señala a la centralización adminis
trativa ceme el nene de unión de la Francia del Antigue Regimen
cen la de la Reveiución y la cada vez más demecrática que le
sucedió, y cen elle el peligre que su censumada unión cen la
igualdad representa para el future de la libertad. El Ar rrrgnre Rátgí
rnen _'1 ' le Rel.. 'er'r..rct`ón amplia además la teería de la demecracia y
de la libertad pelitica de su ebra tft n'er necr"ncíe en Arizeinftfn al
mestrar cóme es pesible el accese a la misma de paises de tradi
ción fee dal.

Anteníe Herrnesn Andújar es prefeser de Filesefía en la Lini


versidad de tievilla. Sus investigticienes se centran tante en la dec
trina de la demecracia griega ceme en la teería mederna del Estade,
de ivlaquitu 'e1r_i a Tecqueville. Además de numeresas puhlicacienes
sebre la materia, ha traducida a clásicas del pensamiente ceme
Guicciardini, Dideret, Reusseau. Tecqueville y lvlars.

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