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Los Centros de Internamiento de Extranjeros

[CIE de Madrid]
Mayo, 2008

Este documento ha sido elaborado por un equipo del Centro Pueblos Unidos, de la Fundación San Juan del
Castillo, a lo largo del curso 2007/2008. Presenta algunas reflexiones sobre la detención en el contexto de la
campaña de JRS y otras entidades, describe la situación de los Centros de Internamiento de Extranjeros en
España [con especial referencia al CIE de Madrid, indicaciones que normalmente aparecen entre corchetes],
nuestra toma de postura ante los mismos y algunas propuestas y recomendaciones.

¿QUÉ ES LA DETENCIÓN?

En todo el mundo, los gobiernos dicen a sus ciudadanos que “detienen” a los inmigrantes y refugiados que
han entrado en sus países sin permiso. Los ponen entre rejas sin cargos y con poca o ninguna supervisión
judicial, a menudo con menos derechos que las personas convictas por crímenes.

El ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados) define detención como: “Confinamiento en un espacio
estrechamente limitado o en una localización restringida, incluyendo cárceles, campamentos cerrados,
centros de detención, o zonas de tránsito de aeropuertos, donde la libertad de movimiento es
substancialmente recortada, y la única oportunidad para abandonar esta área limitada es saliendo del
territorio”.

Para JRS en Europa, la detención administrativa es “aquella situación en la cual un nacional de un tercer
Estado es confinado en un espacio estrechamente limitado o en una localización restringida donde se ve
privado de su libertad. Tal medida debe adoptarse por razones administrativas y no por motivos de índole
penal”.

¿CUÁL ES EL IMPACTO DE LA DETENCIÓN?

A estas personas se les priva de la libertad simplemente por entrar o permanecer en un país sin autorización,
sin haber cometido delito alguno1.

Los gobiernos de todo el mundo detienen, cada vez más, a un número mayor, cientos de miles, de
refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes irregulares en centros cerrados – haciendo uso de la privación
de la libertad de movimiento para desalentar arbitrariamente la inmigración, incluso a los que huyen de
persecución. Por desgracia, la falta de datos disponibles impide saber exactamente cuántas personas son
detenidas en todo el mundo cada año por este motivo.

Las personas que huyen de graves abusos a los derechos humanos pueden encontrarse recluidas en el
llamado país de refugio mientras sus casos son examinados.

1
Imponer un castigo por el simple hecho de buscar refugio está prohibido por la Convención de la ONU para los
Refugiados de 1951.

1
Los refugiados a menudo son llevados a "campamentos cerrados", de los que no pueden salir sin arriesgarse
a ser arrestados y encarcelados. Aquéllos que se sienten forzados a huir de nuevo, son muchas veces
detenidos, a veces de forma indefinida, en el nuevo país de "refugio".

Los solicitantes de asilo cuya solicitud ha sido rechazada, y los inmigrantes indocumentados, pueden
permanecer tras las rejas de forma indefinida, esperando que su país les acepte de regreso - algo que en
muchos casos no ocurre.

Costes humanos – El impacto psicológico de la detención puede ser muy grave, en particular para las
personas más vulnerables, como los supervivientes a traumas, las mujeres embarazadas y los niños2.

Costes económicos – Los centros de detención son, de lejos, más costosos que las alternativas basadas en
la comunidad3.

Costes sociales – La detención criminaliza a refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes, lo que implica una
mayor desconfianza y hostilidad por parte de la población local, y reduce las oportunidades de una integración
social positiva. Las personas en condiciones similares a la detención no pueden ser autosuficientes ni
contribuir al desarrollo de sus comunidades de acogida.

Impacto en el acceso al asilo – Las políticas de detención desalientan muchas solicitudes de asilo, dejando
así en peligro a personas que necesitan protección. También, la detención hace más difícil que los solicitantes
de asilo puedan preparar la defensa de sus casos y acceder de forma adecuada a la justicia.

LA DETENCIÓN EN ESPAÑA: LOS CENTROS DE INTERNAMIENTO DE EXTRANJEROS (CIEs)

Los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEs) son establecimientos públicos no penitenciarios en los
que, con carácter cautelar, o para asegurar la ejecución de una resolución administrativa, están retenidos, por
decisión y a disposición judicial, los extranjeros que se hallan en situación irregular en el territorio español y
que se encuentran en alguno de los supuestos de expulsión previstos por la ley o con quienes se haya
iniciado un procedimiento de retorno o devolución.

Estos centros dependen del Ministerio del Interior, están gestionados-controlados por la Policía Nacional y
financiados por la Dirección General de la Policía.

Según la ley, las personas sólo podrán ser retenidas durante el tiempo estrictamente necesario para llevar a
cabo la repatriación, con un máximo de 40 días. Si al cabo de este plazo no han sido repatriadas, porque no
se puede averiguar su identidad, o porque España no tiene formalizados acuerdos bilaterales de repatriación
con sus países, deben ser puestas en libertad.

El ingreso en un CIE no resulta de la aplicación del Código Penal. La única falta cometida por las personas
internadas es de carácter administrativo, relacionada con su situación irregular en el territorio español.

2
Por ejemplo, un informe de 2003 de la organización estadounidense Physicians for Human Rights documentaba
síntomas de depresión, ansiedad, y estrés post-traumático entre los solicitantes de asilo detenidos.
3
Por ejemplo, en Bolonia, Italia, cuesta 2.670 € al mes mantener a una persona en un centro de detención. El ingreso
mensual medio de un hogar italiano es de 2.000 €.

2
La normativa aplicable a los CIEs ha sufrido numerosas modificaciones, ha adolecido tradicionalmente de
gran parquedad y ha sido contestada, incluso por el Tribunal Supremo, por su falta de garantías y vulneración
de derechos.

Después de años sin ordenación jurídica alguna, o con fuentes de insuficiente rango normativo (Orden
Ministerial), la regulación actual de los CIEs (internamiento, forma en la que se ingresa en los centros,
derechos y deberes de los internados, medidas de seguridad en los centros, funcionamiento y reglas básicas
de régimen interior) se hace por ley orgánica, tal y como se ha venido exigiendo desde la creación de estos
centros por parte de numerosos expertos, instituciones y organizaciones sociales, y en consonancia con el
mandato constitucional, según el cual, las materias que afecten a derechos fundamentales deben ser
reguladas por ley orgánica.

No obstante, dado el carácter tan limitado de las previsiones de la Ley de Extranjería y su Reglamento de
desarrollo, muchos aspectos esenciales del internamiento de extranjeros siguen sin estar regulados (horario;
duración, vigilancia e interrupción de las visitas; control de correspondencia; entrega de efectos; criterios de
actuación en caso de aislamiento en celda --- como los plazos de duración, las horas de patio o las visitas
médicas, entre otros---)4 o regulados por una norma de rango ministerial, la cual ni siquiera ha sido
consensuada por el Consejo de Ministros (horarios, depósito de efectos personales, actividades recreativas,
práctica religiosa, desplazamientos). La consecuencia lógica es que los CIEs se convierten en terreno
abonado para la arbitrariedad y la inseguridad jurídica, donde los gestores – policías - tienen un amplísimo
poder de discrecionalidad. Como muchos lo califican, un auténtico “limbo jurídico”, o un nuevo “Guantánamo”.

Todo ello implica que se está imponiendo “de facto” a personas que sólo han cometido una falta
administrativa la sanción más severa de nuestra legislación – la pena privativa de libertad – y ello sin, ni
siquiera, la claridad y las garantías constitucionales previstas por la normativa penitenciaria para las personas
internadas en las cárceles españolas.

Por otro lado, en España existen también otros centros de retención formales e informales de dudosa
legalidad, que han sido habilitados por el gobierno de manera improvisada para hacer frente a la llegada
masiva de inmigrantes a determinadas zonas del territorio español. En la mayoría de los casos, las
condiciones de estos espacios eran lamentables y, sin embargo, han tendido a consolidarse.

EN LOS CENTROS DE INTERNAMIENTO ESPAÑOLES SE VIOLAN SISTEMÁTICAMENTE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

Aún más grave, si cabe, es el hecho de que, como han denunciado los propios internos, y han puesto de
manifiesto numerosas instituciones nacionales e internacionales y organizaciones sociales que han visitado
los centros, los CIEs españoles funcionan con un régimen carcelario, incumplen la somera normativa en vigor,
y violan sistemáticamente los derechos fundamentales de las personas retenidas en ellos5. El régimen
carcelario, las condiciones de la estructura, la inactividad, la falta de otros interlocutores e, incluso, los

4
Los artículos aplicables a algunos de estos aspectos fueron declarados nulos por el Tribunal Supremo y, sin embargo,
todavía no se ha rellanado esta laguna legal.
5
Entre otros, los Informes anuales del Defensor del Pueblo 1985-2006; Informe del Comité LIBE del Parlamento
Europeo (2007); Informe de la Relatora Especial de la ONU sobre los Derechos Humanos de los Migrantes (2003);
Informe del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes
(2003); Informe del Comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa (2005); Informe de Amnistía
Internacional (2006); Informe de Andalucía Acoge – Médicos del Mundo – Bomberos sin Fronteras (2006); Informe de
la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (2006 y 2008); Informe de Human Rights Watch (2002).

3
maltratos sufridos, crean un estado de desorientación y de miedo, sobre todo en los sujetos en especial
situación de riesgo.

§ Tratamiento carcelario: Absoluta falta de libertad de la población retenida en los centros, por una
gestión carcelaria con régimen de alta seguridad: vigilancia en todo momento, incluso en la sala de
visitas (presencia de policías armados o con porras, cámaras de vigilancia, cacheos corporales);
cierre de celdas; rejas y barrotes; puertas blindadas; rigidez de horarios; revisión y depósito de
efectos personales; control de correspondencia; etc. Muchos centros son, de hecho, antiguas
cárceles o cuarteles.
[CIE-Madrid: Absoluta falta de libertad de la población retenida en los centros, por una gestión carcelaria con
régimen de alta seguridad: vigilancia en todo momento, incluso en la sala de visitas (presencia de policías,
cámaras de vigilancia, cacheos corporales); cierre de celdas; rejas y barrotes; rigidez de horarios; revisión y
depósito de efectos personales; etc.]
§ Protección judicial: Ausencia de protección judicial, sobre todo en aquellos casos en los que el lugar
de internamiento no coincide con el lugar donde se autorizó el mismo. En muchas ocasiones, el
ciudadano extranjero ni siquiera comparece ante el juez que dicta su internamiento.
§ Grupos vulnerables: Ausencia de infraestructuras y dispositivos de asistencia a la población
vulnerable, como personas con minusvalías, ancianos, mujeres embarazadas, personas con
problemas mentales o traumas y solicitantes de asilo.
Muchos menores son separados de sus padres y llevados a centros de acogida de menores, porque
el CIE no tiene instalaciones adecuadas para acoger familias. Otros niños son retenidos en los CIEs,
en virtud del test médico (que tiene un elevado margen de error) o porque no hay sitio en comisaría
para llevar a cabo su detención.
[CIE-Madrid: Ausencia de infraestructuras y dispositivos de asistencia a la población vulnerable, como
personas con minusvalías, ancianos, personas con problemas mentales o traumas y solicitantes de asilo.]
§ Personal de los centros: El único personal presente dentro de los CIEs pertenece al Cuerpo de Policía
Nacional, no está informado sobre las peculiaridades de la privación de libertad que supone el
internamiento, no tiene conocimientos de idiomas y demuestra un enorme desinterés por la
problemática específica de las personas retenidas. Se producen notables faltas de respeto: a
menudo, los policías definen a los internos como criminales o personas que necesitan sólo comida y
alojamiento. En muchas ocasiones, el personal es claramente insuficiente. Esto limita las
posibilidades de movimiento de los detenidos. También es necesario asegurar la presencia de
personal femenino en todos los turnos.
[CIE-Madrid: El único personal presente dentro de los CIEs pertenece al Cuerpo de Policía Nacional, no está
informado sobre las peculiaridades de la privación de libertad que supone el internamiento, no tiene
conocimientos de idiomas y demuestra un enorme desinterés por la problemática específica de las personas
retenidas. Se producen notables faltas de respeto. En 2005, el personal era claramente insuficiente,
limitándose, así, las posibilidades de movimiento de los detenidos.]
§ Tratos degradantes y malos tratos de palabra o de obra: Se ha constatado en algunos centros casos
de violencia física y verbal contra las personas retenidas por parte del personal encargado de la
vigilancia y seguridad. A veces, los internos denuncian haber sido golpeados por cometer un “error”
como salirse de la fila durante la distribución de las comidas o sentarse en un puesto distinto al
asignado.

4
[CIE-Madrid: existen graves disfunciones en lo que respecta a la atención de los internos: cacheos corporales,
intimidaciones, maltratos y palizas, abusos verbales y físicos (sobre todo cuando piden ir al baño), lanzamiento
de la comida en las bandejas, etc. Los episodios de violencia se volvieron a repetir durante la huelga de
hambre secundada por los internos en abril de 2008 para denunciar el trato inhumano que reciben en el interior
del centro. La policía llegó incluso a llamar a los “antidisturbios”. A causa de estas condiciones de detención,
se ha constatado que el clima dentro de este centro es particularmente tenso y existe un elevado número de
personas perturbadas a raíz de lo que están viviendo en este CIE.]
§ Medidas de contención física o separación temporal: La ley permite el empleo de la fuerza física para
restablecer la normalidad dentro de los centros. No obstante, la normativa en vigor no especifica
cuáles son las medidas que pueden adoptarse y no existe un cuadro de sanciones (leves, graves y
muy graves), lo que genera mucha arbitrariedad sobre lo que es sancionable o no y su pena. Por otro
lado, la inseguridad jurídica en cuanto a los criterios de actuación en caso de aislamiento en celda de
los que no respeten las normas de convivencia y de régimen interior, es total. No hay normas que
establezcan los plazos de duración del aislamiento, las horas de patio, las visitas médicas, etc.
§ Instalaciones, hacinamiento e higiene: Muchos centros son antiguas cárceles o cuarteles. Las
infraestructuras de muchos centros están en un excesivo estado de deterioro, faltan planes de
seguridad, y las condiciones de vida son muy deficientes: hacinamiento, falta de espacio, aire o luz,
malas condiciones de salubridad, frío o calor, deficiencia de limpieza, etc. Todo ello tiene graves
consecuencias para la salud y seguridad de los detenidos.
En algunos centros, el enorme tamaño de los dormitorios (hasta 308 camas con sólo cuatro duchas y
dos WC) vulnera el derecho a la intimidad personal y las condiciones de los mismos rozan el límite de
la dignidad humana (botellas y restos de comida se mezclan con los excrementos por el suelo, etc.).
Hay centros en los que los inodoros están en el interior de las habitaciones y no tienen muros de
separación, y en otros, no se permite acceder a ellos durante la noche, circunstancia que obliga a los
internos a utilizar fundas, ropa o lavabos para orinar y defecar. A veces las duchas tampoco están
separadas. Por último, se segregan los espacios comunes entre hombres y mujeres, medida que no
ha de verse como una consecuencia necesaria de la interdicción de la libertad deambulatoria.
[CIE-Madrid: Se segregan los espacios comunes (la “sala relax”) entre hombres y mujeres.
Llama la atención las pantallas metálicas de color azul instaladas en el exterior sobre las habitaciones de los
internos con el fin de que desde la calle no se puedan ver los barrotes de las ventanas. Esta medida merece
una valoración muy negativa puesto que prácticamente impiden la visión desde el exterior y la luz que se
recibe tamizada por la pantalla metálica produce un efecto perturbador.
No hay inodoros en las habitaciones y no se permite acceder a ellos durante la noche, circunstancia que obliga
a los internos a utilizar fundas, ropa o lavabos para orinar y defecar. Durante el día, cuando se encuentran
retenidos en las “salas relax”, deben pedir permiso cada vez que quieren hacer uso de los servicios higiénicos.]
§ Ropa y aseo: En la mayoría de los CIEs, no se suministran elementos básicos que permiten un
tratamiento humano de los detenidos: sábanas, ropa de muda y de vestir, y kit higiénico. No suele
haber medios adecuados para lavar y secar la ropa y no se permite el acceso libre a los efectos
personales.
[CIE-Madrid: Los internos se quejan de que no tienen donde lavar la ropa.]
§ Asistencia médica y sanitaria: O no existe, o no tiene carácter permanente. En la mayoría de los
casos, el médico pertenece al Cuerpo de Policía Nacional, muestra desinterés por las condiciones

5
reales de las personas internadas, no realiza todas las funciones que le asigna la normativa en vigor
(como reconocimientos a la entrada y salida, control de los alimentos y servicios de higiene) y no
informa objetivamente sobre los maltratos perpetrados en el interior del centro por los agentes de
policía. Ausencia también de auxiliares de enfermería. Además, la entrega de medicamentos fuera
del horario de consulta lo lleva a cabo el personal de seguridad.
[CIE-Madrid: El médico pertenece al Cuerpo de Policía Nacional, muestra desinterés por las condiciones reales
de las personas internadas, no realiza todas las funciones que le asigna la normativa en vigor (control de los
alimentos), no informa objetivamente sobre los maltratos perpetrados en el interior del centro por los agentes
de policía, y no recoge ningún tipo de datos sobre los internos. Se ha denunciado por parte de los extranjeros
retenidos que, a pesar de que la mayor parte de la población está enferma, no reciben asistencia médica ni
medicinas.]
§ Asistencia jurídica: El único asesoramiento jurídico es el prestado por los Abogados de Oficio, lo que
resulta claramente insuficiente y supone, en muchos casos, un incumplimiento del derecho a la tutela
judicial efectiva.
Subjetivamente, porque quedan excluidas de la representación y defensa de los letrados integrados
en el Turno de Oficio, aquellas personas que, con posterioridad a la decisión administrativa de
expulsión, devolución o retorno, y a la medida cautelar de internamiento adoptada en una Comunidad
Autónoma concreta y asumida por un Colegio de Abogados específico, son trasladadas a un CIE
situado en otro lugar de la geografía española.
Objetivamente, porque el contenido de la prestación propiamente dicha que actualmente se facilita,
deja fuera del campo del derecho de defensa y de tutela de los extranjeros en España, la prestación
de otras asistencias que están en la base de la efectividad de esos derechos: la representación y
defensa de las personas inmigrantes en los procesos administrativos y judiciales incoados durante el
tiempo de estancia en el Centro, la defensa de los derechos de las personas extranjeras durante su
permanencia en el interior del CIE, en todas aquellas cuestiones derivadas del funcionamiento y
régimen interno del mismo, la asistencia jurídica necesaria para asegurar que el proceso de expulsión
de las personas detenidas se lleve a cabo en las condiciones menos desfavorables, garantizando el
ejercicio del derecho de asilo, la posibilidad de acogida a programas de retorno voluntario, etc.
Además, la comunicación entre los letrados y sus clientes resulta también difícil por cuestiones de
idioma, por falta de formación de los letrados y por la ausencia de un tratamiento individualizado y no
rutinario de los distintos casos.
§ Asistencia social: No existe un servicio de asistencia social. Las quejas o solicitudes se presentan a
los propios funcionarios de policía.
[CIE-Madrid: No hay trabajadores sociales.]
§ Comunicación con el exterior: En casi todos los CIEs, los internos no pueden acceder a sus
terminales de teléfono móvil. El número de teléfonos públicos es muy limitado, su acceso no es libre
(a veces sólo pueden utilizarse cuando salen al patio) y no admiten la recepción de llamadas.
Particularmente grave es el caso de los internos que no tienen dinero para realizar llamadas, ni
siquiera a su abogado.
[CIE-Madrid: Los internos no pueden acceder a sus terminales de teléfono móvil. El número de teléfonos
públicos es muy limitado: se ven obligados a hacer cola permanentemente para poder acceder al teléfono.

6
Particularmente grave es el caso de los internos que no tienen dinero para realizar llamadas, ni siquiera a su
abogado.]
§ Régimen de visitas: Suele ser muy estricto, se realizan bajo vigilancia policial y sin contacto físico,
violando la más mínima intimidad del interno y de su familia. En ocasiones, los policías se reservan el
derecho de anular las visitas si tienen “demasiado trabajo”. A veces, los centros carecen de salas de
visitas específicas.
[CIE-Madrid: Se han recibido muchas quejas en relación con el horario y régimen de visitas. Las visitas duran 5
minutos, no se permite el contacto físico y la presencia del agente de policía se produce incluso en los
contactos entre abogado e interno.]
§ Información suministrada a los internos: En general, sorprende la falta de información que tienen los
internos sobre su situación, la legislación vigente y sus derechos y deberes. Existe la necesidad de
revisar el texto de las traducciones de los documentos y avisos.
§ Servicios de intérpretes: Ausencia generalizada de intérpretes. En todos los centros, se recurre a los
internos.
§ Actividades recreativas: No en todos los CIEs se permite la salida a un patio exterior o se realiza con
la frecuencia adecuada. Salvo casos muy excepcionales, no existen elementos de distracción tales
como prensa, libros, juegos de mesa, pistas deportivas u otros elementos de entretenimiento.
[CIE-Madrid: En 2005, no existían juegos de entretenimiento, libros, periódicos o cualquier otro material de
ocio.]
§ Práctica religiosa: No se facilitan los medios para su práctica.
[CIE-Madrid: No se facilitan los medios para su práctica. Únicamente existe una capilla interconfesional.]
§ Acceso de ONG: Secretismo y falta de transparencia respecto a lo que pasa dentro de los CIEs. Sólo
la policía y los internos pueden acceder a su interior, impidiendo la entrada de organizaciones que
puedan acompañar, asesorar, controlar y defender los derechos de las personas allí detenidas.

LA VISIÓN Y MISIÓN DE “PUEBLOS UNIDOS” EN ESTE CONTEXTO

Pueblos Unidos da prioridad a las situaciones de gran necesidad a la hora de seleccionar dónde, entre
quiénes y cómo trabajar. Lugares en los que puede promoverse el bien más universal, las necesidades de las
personas no son atendidas por otros y donde esta organización puede hacer una contribución especial.
Cuando Pueblos Unidos habla de gran necesidad, lo hace en sentido integral, refiriéndose a las necesidades
de la persona en su conjunto, espirituales y materiales. Se da prioridad al acompañamiento y la presencia
pastoral.

“Acompañar” supone una acción práctica y efectiva. La presencia puede llegar a ser un signo. El hecho de
que una persona en libertad elija consciente y fielmente acompañar a otras a las que se les ha negado la
libertad de movimiento y que no pueden decidir sobre esta situación, es en sí mismo un signo, una manera de
suscitar esperanza.

“Servir” conlleva ofrecer un servicio personal, flexible y efectivo a aquéllos que se han visto obligados
a dejar sus países y familias, especialmente a los más vulnerables. Nuestro estilo de servicio es
humano y espiritual y busca el bienestar de las personas a largo plazo sin desatender las
necesidades más inmediatas y urgentes.

7
“Defender” comporta trabajar por salvaguardar los derechos y causas de todos los
refugiados “de facto”. Para ello, Pueblos Unidos utiliza multitud de vías y coopera no sólo con
institutos sociales y centros de investigación de la Compañía de Jesús, sino también con
organizaciones de derechos humanos.

A Pueblos Unidos le preocupan tanto las duras condiciones de internamiento en los CIEs, que ponen en
peligro en muchas ocasiones la salud e integridad de las personas detenidas, como la violación sistemática
de los derechos de los detenidos que está teniendo lugar en estos centros, incumpliendo principios
fundamentales del Derecho nacional e internacional.

Es más, a Pueblos Unidos le preocupa que el internamiento se utilice - de forma inapropiada y violando la ley
humanitaria internacional - para desalentar la llegada de solicitantes de asilo y otros desplazados forzosos
(todos los que han sido apartados de sus hogares por los conflictos, los desastres humanitarios o las
violaciones de los derechos humanos) y persuadirles para que se vayan. Pueblos Unidos está especialmente
preocupado porque en un momento en que descienden las solicitudes de asilo en todo el mundo, la práctica
de la detención va en aumento, y los gobiernos parecen copiarse unos de otros las peores prácticas.

De acuerdo con su misión, Pueblos Unidos pretende acompañar, servir y defender los derechos de las
personas retenidas en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Carabanchel.

· Acompañando a los internos del CIE de Madrid a través de una presencia directa en el interior del
mismo;
· Sirviendo a sus necesidades humanas y espirituales llevando a cabo una asistencia integral, esto es,
social, jurídica y pastoral, con el fin de garantizar la máxima cobertura de sus necesidades
personales, familiares, sociales y espirituales, así como de procurar las mejores condiciones posibles
de adaptación una vez que se produzca la repatriación o la puesta en libertad de las personas
retenidas;
· Defendiendo el respeto de los derechos de los internos por parte del personal y responsables del
centro en cumplimiento de la normativa nacional e instrumentos internacionales6.

RECOMENDACIONES GENERALES

AL GOBIERNO

Ø Evitar el recurso al internamiento en los CIEs y buscar alternativas que respeten la dignidad y los
derechos humanos, tales como la libertad vigilada, centros abiertos, etc.
Ø Donde sea absolutamente necesario, y si todas las otras alternativas han quedado descartadas,
garantizar que el internamiento se realice siguiendo el principio de proporcionalidad; que se use sólo
para expulsión por razones legítimas; que se realice por decisión y a disposición judicial (también en
el caso de los extranjeros que son internados en un centro alejado del lugar donde se autorizó el
internamiento), y que dure el menor tiempo posible, en todo caso sin exceder del límite legal de 40
días.

6
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948; Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y
Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados de 1967; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966; Convención sobre los Derechos del Niño de
1989; Directrices de ACNUR sobre los criterios y estándares aplicables con respecto a la detención de solicitantes de
asilo de 1999; Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de 1984;
Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de
2002; Líneas Directrices sobre retornos forzosos del Comité de Ministros del Consejo de Europa de 2005;
Jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

8
Ø Unificar toda la regulación respecto de los CIEs en una sola norma con rango de Ley Orgánica que
regule el funcionamiento de estos centros y el estatuto jurídico de los internos sobre la base mínima
de la normativa penitenciaria, que sería, en el peor de los casos, el mínimo aplicable7.
Ø Nunca utilizar la amenaza del internamiento para desalentar a las personas que buscan asilo huyendo
de abusos contra los derechos humanos. No retener a nadie por el mero hecho de haber solicitado
asilo.
Ø No retener a personas vulnerables como niños (incluso cuando existen dudas sobre la edad), mujeres
embarazadas y en período de lactancia, supervivientes de la tortura y del trauma, enfermos físicos o
mentales, personas mayores de 65 años y personas con enfermedades graves o crónicas.
Ø Salvaguardar la unidad familiar en todo momento. Las familias con niños no deben ser retenidas en
un Centro de Internamiento.
Ø Las personas retenidas en los Centros de Internamiento deben tener acceso a asistencia jurídica
gratuita en un plazo adecuado y ser inmediatamente informados en una lengua comprensible de las
razones de su internamiento y los medios para recurrirlo. El coste de los servicios profesionales de
interpretación debe ser asumido por el Estado.
Debe garantizarse la representación y defensa de los internos en procesos administrativos y
judiciales incoados durante el tiempo de estancia en el Centro; la efectividad del ejercicio de la
defensa de aquellas personas detenidas en el ámbito territorial de otra Comunidad Autónoma; la
defensa de los derechos durante su permanencia en el interior del Centro, en particular en relación
con las cuestiones de funcionamiento y régimen interno; que el proceso de expulsión de las personas
retenidas se lleve a cabo en las condiciones menos desfavorables, velando por el ejercicio del
derecho de asilo y la posibilidad de acogerse, en su caso, a programas de retorno voluntario; y la
asistencia jurídica durante el proceso de repatriación de menores no acompañados.
Ø Ofrecer condiciones de internamiento que no se asemejen a un sistema carcelario (el criterio seguido
para regular el régimen de vida en el centro debe ser el de favorecer la máxima libertad posible,
manteniendo, por ejemplo, las celdas abiertas) y que cumplan con las normas básicas de derechos
humanos, incluyendo nutrición, alojamiento, atención sanitaria, psicológica, jurídica y social,
privacidad, acceso a teléfonos, y realización de actividades recreativas, tanto dentro de las
instalaciones como al aire libre. Las personas retenidas deben tener acceso a la educación y la
posibilidad de practicar su religión.
Ø Evitar el recurso a las medidas de contención física y separación temporal y, en todo caso, regular
rigurosamente el cuadro de sanciones aplicable (leves, graves y muy graves) y las medidas concretas
a adoptar, incluidas la duración, las horas de patio, las visitas médicas, etc.
Ø Permitir el acceso a las instalaciones de los CIEs a las organizaciones de la sociedad civil,
representantes legales, representantes de instituciones religiosas para realizar actividades pastorales,
y amigos y familiares de los detenidos. Las personas retenidas deben tener conexión con el exterior
por teléfono y correo.
Ø Observar el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, que propone visitas regulares y seguimiento de los centros de detención.
Ø Oponerse a la adopción de la Directiva Europea de Retorno, en particular, en lo relacionado con la
duración del internamiento, la prohibición de entrada en territorio europeo para las personas
expulsadas y el internamiento de menores. En caso de que se aprobara la Directiva, no disminuir en
ningún caso el estándar de protección de las personas retenidas en España amparándose en esta
norma europea.

A LAS ONG’S, ENTIDADES SOCIEALES Y AGENCIAS HUMANITARIAS

7
CeiMigra y Andalucía Acoge.

9
Ø Adherirse a la coalición internacional sobre la detención de refugiados, solicitantes de asilo e
inmigrantes, creada por las principales organizaciones de derechos humanos y refugiados
(www.idcoalition.org), y sumarse a su trabajo de incidencia política.
Ø Apoyar las acciones organizadas por la coalición europea “No a la Directiva de la Vergüenza”
(www.directivedelahonte.org) para oponerse a la adopción de la Directiva de Retorno.
Ø Tratar de acceder a las instalaciones de internamiento para ofrecer atención y servicios a los
internados.
Ø Alertar al Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detención Arbitraria para explicar los abusos
descubiertos o de los que se tiene constancia.

AL PÚBLICO EN GENERAL

Ø Conocer la política gubernamental sobre internamiento de extranjeros.


Ø Si se recurre al internamiento para amedrentar a los solicitantes de asilo y refugiados, sensibilizar de
sus efectos sobre los retenidos y apremiar a los representantes políticos a garantizar que se respeten
los estándares de derechos humanos.
Ø Crear grupos de visitantes y visitar a los internos en su localidad.
Ø Visitar el sitio web de la coalición internacional sobre la detención y el de la coalición “No a la
Directiva de la vergüenza” y apoyar su trabajo.

RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS – CIE DE MADRID

Personal del centro

Ø Dotar al centro con personal adecuado, en número y formación. Organizar cursos de formación para
el personal del centro sobre las peculiaridades de la privación de libertad que supone el internamiento
de extranjeros.

Instalaciones

Ø Retirar las pantallas metálicas instaladas en el exterior sobre las habitaciones de los internos.
Ø Crear las infraestructuras y dispositivos necesarios para acoger personas con movilidad reducida.
Ø No segregar los espacios comunes entre hombres y mujeres, incluidas las “salas relax”.

Trato a los internos

Ø Dejar las celdas abiertas durante el día y la noche, de manera que los internos puedan acceder
libremente a los servicios higiénicos.
Ø Cese inmediato de los cacheos corporales y la violencia física y verbal contra los internos. Establecer
mecanismos de control y asunción de responsabilidad por parte del personal del centro.
Ø Evitar el recurso a los antidisturbios.

Comunicación con el exterior

Ø Permitir que los internos accedan a sus teléfonos móviles para realizar llamadas. Aumentar el número
de teléfonos públicos disponibles y permitir el acceso libre a los mismos a aquellos internos que no
tienen recursos económicos suficientes.

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Visitas

Ø Ampliar el horario, duración y régimen de las visitas, permitiendo el contacto físico entre las personas.
Ø Cese inmediato de la vigilancia policial durante las visitas de familiares y letrados, garantizando la
confidencialidad e intimidad de los internos.

Asistencia médica, sanitaria y psicológica

Ø Asistencia médica real y efectiva a los internos en todo momento. Provisión de medicamentos
adecuados, incluidas las personas con enfermedades crónicas.
Ø Contratar a médicos y auxiliares de enfermería que no pertenezcan al Cuerpo de Policía, de manera
que se garantice la objetividad de los informes médicos sobre maltratos acaecidos en el interior del
centro por parte de funcionarios de policía.
Ø Proporcionar asistencia psicológica.

Asistencia social

Ø Garantizar la presencia permanente de un servicio de asistencia social en el interior del centro


orientado a la atención integral, la mediación cultural, la solución de los problemas de los internos y
sus familiares y la tramitación de documentación.

Práctica religiosa

Ø Facilitar los medios para la práctica religiosa, incluido el acceso de personas que realicen actividades
pastorales en el interior del centro.

Acceso de ONG

Ø Facilitar el acceso regular a los abogados, personal sanitario y trabajadores sociales de


organizaciones no gubernamentales para mejorar la asistencia, y vigilar eventuales casos de abusos
sobre los detenidos.

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