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VIAJE ESPIRITUAL DE 40 DAS

DA 36 Cuando ayudes a los pobres y a los necesitados, no lo hagas para recibir reconocimiento pblico. Recapacita u ora acerca del versculo que se relacione ms con tu vida:
Mateo 6:2-4 (Jess dijo) Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipcritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Ms bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. As tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensar. Mateo 23:5-6 (Jess dijo) Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas; se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas. Lucas 16:15 (Jess dijo) l les dijo: "Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios. Juan 5:44 Cmo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria que viene del Dios nico?. Juan 12:43 Preferan recibir honores de los hombres ms que de parte de Dios.

Considere esta cita:

"Cuando t des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensar en pblico". Con estas palabras, Jess no quiso ensear que los actos benvolos deben guardarse siempre en secreto. El apstol Pablo, inspirado por el Espritu Santo, no ocult el sacrificio personal de los generosos cristianos de Macedonia, sino que se refiri a la gracia que Cristo haba manifestado en ellos, y as otros se sintieron movidos por el mismo espritu. Escribi tambin a la iglesia de Corinto: "Vuestro ejemplo ha estimulado a muchos" . MC. Pg.. 206 El que da de sus bienes a los pobres recibir de vuelta lo que haya dado ms diez veces ms. John Bunyan La prosperidad embriaga a los hombres para que se deleiten en sus propios mritos. John Calvin