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DESFINANCIACIÓN DEL DERECHO A LA EDUCACIÓN EN

COLOMBIA Y NECESIDAD DE UNA POLÍTICA PÚBLICA DE


GRATUIDAD.

La exclusión de la educación por razones socioeconómicas es una realidad en


Colombia, muchos niños y niñas no asisten a la escuela porque sus familias no
pueden sufragar las cuotas que cobra el sistema escolar público, o bien, por los
costos asociados a tener sus hijos en el colegio. Actualmente hay en Colombia
más de millón y medio de niños y niñas entre los 5 y 17 años que se
encuentran completamente excluidos del sistema educativo (12% del total de la
población). Según la Encuesta de Calidad de Vida 2003, la principal razón que
tiene la población en edad escolar para no estudiar es la falta de recursos y los
costos educativos que las familias deben sufragar (46% de los encuestados).

De acuerdo a las investigaciones adelantadas en Colombia sobre el gasto de


Bolsillo de la Familias y la canasta educativa, se ha calculado que el monto
asociado a enviar un niño o niña a la escuela pública, corresponde a un
promedio de 700 mil pesos por estudiante al año, teniendo en cuenta los costos
exigidos por las escuelas públicas (Derechos Académicos, servicios educativos
–carnet, sistematización, boletines de notas seguro estudiantil, uniforme,
alimentación escolar, útiles escolares, transporte escolar). Esto resulta aún más
oneroso para familias que tienen más de un hijo o hija que en esta medida ven
multiplicadas las erogaciones monetarias para poder acceder al sistema
escolar.

En efecto, Colombia es el único país de América Latina que avala en su


legislación y desde la misma Constitución el cobro de cuotas escolares a las
familias en la educación primaria (Matricula y Pensiones), contraviniendo
pactos internacionales que señalan la gratuidad como componente
irrenunciable del Derecho a la Educación (PIDESC y Declaración de San
Salvador). Hoy en casi todas las escuelas públicas se cobran cuotas escolares,
con el pretexto de que quienes tienen capacidad de pago deben aportar a la
financiación de las instituciones escolares, haciendo caso omiso a las
recomendaciones que organismos internacionales como Naciones Unidas1 y el
Ministerio Publico, han hecho respecto a la negación del acceso y la
permanencia en el sistema educativo de muchos niños y niñas cuyas familias
de escasos recursos no tienen el dinero para el pago de estos costos 2. De
acuerdo a una investigación realizada por la Corporación Región en una zona
marginal de Medellín, una familia promedio debería dedicar cerca del 61% de
sus ingresos anuales para cubrir los costos asociados a enviar sus hijos a la
escuela, lo que es totalmente imposible en una estructura de gasto familiar
donde la dedicación a alimentación equivale al 50% del ingreso y los servicios
públicos a un 31% adicional. En consecuencia, ante tales costos prohibitivos,
las familias se ven en la penosa decisión de elegir cual de sus hijos van a
estudiar o bien, no enviar a ninguno a la escuela.

1
Cita de la Relatoría
2
Cita de la Procuraduría
Detrás de esta política de cuotas escolares y traslado de los costos de la
educación al bolsillo de las familias, lo que existe es una desfinanciación
creciente de la educación pública por parte del Estado, que ha sido operada
como política de ajuste fiscal de los últimos gobiernos.

En este sentido, mientras que según estándares internacionales se ha


expresado que la disposición mínima de recursos para la educación en un país
en desarrollo debería ser del 6% del PIB y de un 20% del presupuesto
nacional, en Colombia el gasto público en educación financiado por el Gobierno
central es apenas del 3,8% del PIB, equivalente a un 10% del presupuesto
nacional, lo que muestra un déficit de por lo menos un 50% de la financiación
requerida. Como lo muestra el siguiente gráfico, durante más de 18 años, el
aumento del gasto público en educación ha sido marginal y ha crecido de
manera muy lenta, incluso hasta estancarse. Por su parte, el gasto de las
familias se ha mantenido cercano al 30% del gasto total en educación.

Diversas investigaciones han evidenciado esta situación. Varios estudios de


costos han demostrado que el monto mínimo por estudiante que debería ser
asignado para el sostenimiento del servicio educativo público, teniendo en
cuenta componentes como la construcción y mantenimiento de la
infraestructura educativa, la dotación, la nómina y formación docente, la
alimentación y el transporte escolar así como la administración y los sistemas
de Información, corresponde a una suma que oscila entre 1´400.000 y 2
´100.000 anual, dependiendo del sistema de costeo utilizado. Hoy en día el
Gobierno asigna del presupuesto nacional (Sistema General de
Participaciones) menos de un millón de pesos por estudiante al año, lo que
muestra que entre un 40 y un 60% del gasto requerido por niño o niña para la
realización del Derecho a la Educación, está desfinanciado.
Fuente Indicador 2006 2007 2008
Conpes 97, 107 y SGP Educación $ $ $
112 ($Millones corrientes) 9,211,119 9,854,055 10,919,753

Encuesta C-600 Matrícula(1) 10,452,114 10,552,261 ND

Resolución 166 Matrícula(2) 10,720,493 11,043,845 11,110,783

DANE Población 5-17 años 11,534,873 11,529,892 11,502,416


$ $
SGP/ Mat(1) 881,269 933,834 ND
$ $ $
Per cápita
SGP/ Mat(2) 859,207 892,267 982,807
$ $ $
SGP/ Pob 798,545 854,653 949,344
* Proyección MEN c on base en matrícula a junio 30 de
2008

Una investigación sobre el presupuesto público en educación, llevada a cabo


por la Corporación Mujeres y Economía para 5 municipios de muy diverso
tamaño y población, muestra que la asignación percápita apenas alcanza para
cubrir los costos de la nómina docente, quedando desfinanciados los demás
rubros relativos formación docente, transporte escolar, equipos y materiales,
mantenimiento y construcción de la infraestructura. Solo en municipios con
gran capacidad para generar ingresos propios como Bogotá y Medellín, se
asignan partidas significativas para cubrir el mantenimiento de la infraestructura
y el funcionamiento de las escuelas, y aún así ellas siguen siendo insuficientes.

% FINANCIACION% % FINANCIACION
MUNICIPIO SGP FINANCIACION DEUDA
INGRESOS
PROPIOS
Bogotá D.C. 74% 23% 3%
Medellín 87% 10% 3%
Cartagena 96% 4% %
Soacha 95% 5% 0%
Quimbaya 99% 1% 0%
Montenegro 99% 1% 0%

DESTINO DE LA INVERSIÓN EN EL SECTOR


EDUCACIÓN

9,91
90,09
0,00

0,00

GASTOS DE PERSONAL EN LA INVERSIÓN EN EDUCACION


CONTRATOS CON INSTITUCIONES PRIVADAS EN LA INVERSION EN EDUCACION
CALIDAD EN LA INVERSIÓN EN EDUCACION
PAGO DE DEUDA EN EL TOTAL DE LA INVERSION EN EDUCACION

Esta es la verdadera razón para que se cobren cuotas y costos escolares a los
padres de familia en casi todas las escuelas del país, descargando el
funcionamiento cotidiano de las instituciones educativas sobre sus bolsillos. La
idea de que las familias deben cofinanciar el servicio educativo a través de
cuotas escolares, además de desconocer el contenido básico del Derecho a la
Educación, oculta que todos y todas ya están pagando por el servicio educativo
a través de los impuestos, que en Colombia, durante la última década, después
de 10 reformas tributarias regresivas, se han venido descargando cada vez
sobre los más pobres. Estos impuestos están siendo asignados a gastos que
no están en la vía de garantizar los derechos económicos y sociales de los
ciudadanos contribuyentes, sino que se han dirigido a alimentar la política
gubernamental de guerra, así como a garantizar el pago de la deuda pública a
la banca y los rentistas financieros privados.

La desfinanciación del servicio público educativo no solamente tiene


consecuencias sobre las familias más pobres, sino también sobre la calidad de
la educación que reciben todos los niños y niñas que logran acceder a ella. El
salario medio docente es el más bajo de cualquier profesional en el Estado, y la
formación docente se encuentra totalmente desfinanciada, lo que conlleva a la
pauperización de la profesión docente, que se torna una carrera sin mayores
incentivos ni oportunidades para mejorar la calificación y ascender. Se agrega a
esto, el deterioro de equipos, bibliotecas dotaciones e infraestructuras por falta
de recursos para reponerlas y mantenerlas de manera oportuna. De igual
manera, la ausencia de recursos para que la comunidad escolar pueda llevar a
cabo proyectos pedagógicos desvirtúa la posibilidad de que los Proyectos
Educativos Institucionales (PEI) sean una realidad. Todo esto impacta
fuertemente la calidad de la educación pública y vulnera en su contenido todas
las dimensiones del Derecho vinculadas a la Asequibilidad, Accesibilidad,
Adaptabilidad y Aceptabilidad del servicio educativo público.

Mientras el Estado Colombiano no dedique los recursos suficientes para


financiar sus escuelas públicas es imposible pensar en mejorar los resultados
de la educación en términos de calidad (Colombia sigue ocupando lugares muy
secundarios, cuando no deshonrosos en todas las mediciones de resultados de
calidad del proceso educativo), y en cuanto se siga cargando sobre los
hombros de los Padres y Madres de Familia el sostenimiento del día a día de la
escuela y su proceso pedagógico, a través de cuotas escolares, miles de niños
y niñas tendrán que marginarse del proceso educativo por que sus familias no
podrán asumir estos costos.

Por esta razón es perentorio que la sociedad civil se organice y exija la


financiación completa y equitativa del Derecho a la Educación para todos los
ciudadanos, porque además de que están pagando impuestos para financiar
estos derechos sociales, el Estado Colombiano en cuanto firmante de los
tratados y pactos internacionales está obligado a garantizar el cumplimiento
integral del Derecho a la Educación. En consecuencia, la gratuidad de la
educación, comprendida como la abolición de cobros por parte de las escuelas
para todos los niños y niñas en educación preescolar, básica y secundaria, así
como la financiación pública progresiva de los costos asociados (empezando
por las familias que hoy no pueden sufragarlos) debe ser una exigencia
inmediata de la ciudadanía. En este sentido, la Coalición Colombiana por el
Derecho a la Educación ha decidido liderar una campaña de exigibilidad
jurídica y movilización social con miras a lograr la gratuidad de la educación en
nuestro país.

SIGUE TEXTO A CONCERTAR EN COMITÉ DE GRATUIDAD.

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