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Rom 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron
Rom 5:14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no
pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de
venir.
Rom 5:15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de
aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia
y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.
EL PECADO PERSONAL
Con el término pecado personal nos referimos al pecado que se originó o que cometió
una persona. Esta designación incluye tanto el pecado de los ángeles como el de los
seres humanos. En esta parte de la doctrina, se considera el aspecto del pecado que, por
causa de la experiencia y de la conciencia humana, a los hombres les parece que es la
única base en que Dios se afirma para condenar a la humanidad.
Sin embargo, la doctrina del pecado personal es de gran importancia, y ocupa una parte
de las escrituras mayor que la que ocupan todos los otros aspectos de la misma doctrina
combinados. En esta parte se considera la experiencia humana inmediata que es lo que
mancha las páginas de la historia con lágrimas y sangre. Repetimos que la importancia
de este aspecto de la doctrina del pecado sólo se reconoce cuando se entiende que el
primer pecado, del cual se han derivado todos los demás, fue un pecado personal. Los
hombres tienen que ser salvos de sus pecados personales, y según sus obras, los
hombres serán juzgados y condenados para siempre.
Este hecho de que los hombres serán juzgados, según sus obras, es una realidad tanto
para los que han sido regenerados al poner su fe en Jesucristo como para todos aquellos
que no han considerado a Jesucristo como su único Señor y Salvador. Para el caso de los
creyentes, el apóstol Pablo lo afirma cuando habla del tribunal de Cristo.
2Co 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras
estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Si bien la vida eterna es un don gratuito basado en la gracia de Dios (Efesios 2.8,
9), cada uno de nosotros será juzgado por Cristo. Este juicio nos recompensará por la
forma en que hayamos vivido. El don de la gracia de Dios en la salvación no nos libra
de la fiel obediencia. Todos los cristianos deben rendir cuentas por la forma en que
vivieron (véanse Mateo 16.27; Romanos 14.10–12; 1 Corintios 3.10–15).
Por otra parte, los no regenerados también serán juzgados en lo que el Apocalipsis llama
el gran trono blanco.
Ap 20:11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual
huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
Ap 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros
fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron
juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus
obras.
La clasificación más conocida que hacen los teólogos sobre las teorías con respecto al
origen del pecado incluye las siguientes:
1. La teoría de la necesidad
2. La teoría de la filosofía maniquea del dualismo
3. La teoría que sostiene que Dios es el autor del pecado
4. La teoría que enseña que el pecado surge del abuso de la libertad moral
La teoría de la necesidad afirma que el pecado es algo sobre lo cual Dios no tiene
autoridad. Esta teoría carece de fundamento.
La doctrina maniquea, que fue propuesta por manes, nacido alrededor del año 215 d. C.,
sostiene que hay dos deidades: una buena y una mala; y que, por causa de la influencia
de estas dos debilidades, siempre han estado presentes en el universo los dos principios
opuestos, que son los que explican la luz y las tinieblas, el alma y el cuerpo, el bien y el
mal. Esta teoría falla también, por el hecho de que carece de fundamento.
La idea de que Dios es el autor del pecado es una exageración descuidada de la doctrina
de los decretos de Dios.
Contra todas estas teorías está la verdad bíblica según la cual los hombres son
responsables de su mala conducta, cualquiera que haya sido la previsión divina con
respecto a todo lo que ha sido el pecado en el universo. Por tanto, es claro que tanto en
las esferas angélicas como en las humanas, el pecado surge del abuso de la libertad
Desde un punto de vista bíblico, hay un estudio de la doctrina del pecado que es más
complejo y más amplio que la clasificación que acabamos de anotar. Este estudio
reconoce que el pecado tuvo tres comienzos diferentes:
1. La eterna previsión del pecado en la presciencia de Dios
2. El primer acto concreto de pecado, que sucedió en el cielo y lo cometió un ángel
que no había caído, y
3. El primer acto concreto de pecado en la tierra que lo cometió el ser humano que
tampoco había caído
Aunque la verdad de que Dios previó que el pecado había de manifestarse como una
realidad que constituye el comienzo del pecado, en el sentido de que no representa un
acto de pecado, la presciencia de Dios tiene que entrar ampliamente en este aspecto de
la doctrina del pecado. La forma de dualismo que afirma que han existido desde la
eternidad dos principios opuestos: el bien y el mal; y que los dos son primarios y
esenciales (el uno en forma tan completa como el otro) no se puede aceptar. Basta decir
que, aunque por la voluntad permisiva de Dios se ha levantado un reino de tinieblas, en
el cual se reúnen los ángeles caídos y los seres humanos caídos, y aún que ese reino se
levanta en rebeldía contra Dios, tal reino no ha existido eternamente, y su fin está
claramente predicho. La Biblia enseña que el mal es de carácter transitorio, y señala su
comienzo, su desarrollo y su fin. La previsión del pecado y la realización del pecado son
dos asuntos completamente diferentes. Y no se puede afirmar ninguna otra cosa en
relación con la existencia eterna del mal, sino que Dios sabía que habría de producirse y
que lo permitió.
Ecc 7:29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero
ellos buscaron muchas perversiones.
Dios creó a los seres humanos para vivir rectamente. Pero ellos han dejado el camino de
Dios para seguir sus propios caminos descendentes. Dios creó una humanidad sana,
tanto el hombre como la mujer se han contaminado con el pecado. En consecuencia,
nadie está libre de culpa. Este es el mismo pensamiento del apóstol Pablo cuando en su
capítulo uno de la epístola a los romanos describen la condición del ser humano:
Rom 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
Rom 1:19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó.
Rom 1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio
de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Rom 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le
dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido.
Rom 1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
Rom 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de
hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
En estos versículos, Pablo responde a una objeción común: ¿Cómo un Dios amoroso
puede enviar a alguien al infierno, sobre todo a quien nunca oyó acerca de Cristo? Pablo
dice que Dios se nos ha revelado ampliamente en su creación. Y la gente sigue aún
rechazando este conocimiento básico de Dios. Además, cada uno sabe en su fuero
interno lo que Dios demanda, pero optan por no vivir de acuerdo a ello. En otras
palabras, nuestras normas morales son siempre mejores que nuestra conducta. Si la
gente suprime la verdad de Dios a fin de vivir a su manera, no tiene excusa. Conoce la
verdad y tiene que sufrir las consecuencias de pasarla por alto.
¿Qué tipo de Dios nos revela la naturaleza? La naturaleza nos muestra un Dios
poderoso, inteligente, minucioso, un Dios de orden y hermosura; un Dios que controla
todas las cosas. Esta es su revelación general. A través de su revelación especial (la
Biblia y la venida de Jesús), aprendemos acerca del amor, el perdón y la vida eterna que
Dios ofrece. En su gracia se nos ha revelado de estas dos maneras, para que podamos
creer en Él
La dureza del corazón del hombre es lo que hace que el hombre rechace la revelación
general de Dios y su revelación especial en las escrituras. A esto se refiere el apóstol
Pablo cuando habla de la ignorancia del hombre, en su epístola a los efesios:
Ef 4:17-18 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los
otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento
entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por
la dureza de su corazón
Dios «ha puesto eternidad en el corazón de ellos» significa que nunca podremos estar
completamente satisfechos con los placeres y logros terrenales. Debido a que Dios nos
ha creado a su imagen, (1) tenemos ansias espirituales (2) y valores eternos, y (3) nada
que no sea el Dios eterno puede satisfacernos verdaderamente. Él ha puesto en nosotros
añoranza por ese mundo perfecto que sólo se halla bajo su gobierno perfecto. Nos ha
permitido vislumbrar la perfección de su creación, pero sólo en un débil resplandor. No
podemos ver el futuro ni comprender todas las cosas. De modo que debemos confiar en
Él ahora y realizar aquí el trabajo que nos corresponde.
Ser feliz y hacer el bien mientras vivimos son metas dignas para la vida, pero podemos
ir tras ellas de manera equivocada. Dios quiere que disfrutemos la vida. Cuando
tenemos el mismo punto de vista de Dios, descubrimos que el verdadero placer se
encuentra en disfrutar lo que tenemos como regalo de Dios, no en lo que acumulamos.
Se puede concluir, por tanto, que el mal no tuvo existencia real antes de cometerse el
primer pecado por parte de las criaturas que Dios había hecho, las cuales, según el
La Biblia nos dice que ese pecado lo cometió en el cielo uno de los ángeles de más
elevado rango; y, después de haber causado las más trágicas consecuencias en el
ambiente angelical, tentó al hombre de la creación de Dios en el jardín de edén que
también lo llevará a la práctica, y él lo hizo. En la epístola a los romanos el apóstol
Pablo afirma en el capítulo cinco verso 12 que "el pecado entró en el mundo por un
hombre" así nos revela la verdad de que el hombre no fue el primero que pecó sino que
más bien fue el medio por el cual logró entrada en la tierra aquella forma de pecado que
ya había sucedido en el cielo.
A) La Primera Persona Que Pecó. El carácter sumamente perverso del primer pecado
que se cometió en el universo se determina en gran parte por el carácter y la posición
del primer ser que pecó. En la consideración de este ser y de las circunstancias en que
pecó no nos presta ninguna ayuda el discernimiento natural del hombre. Es un asunto
que corresponde por entero a la revelación.
Esta revelación hace diferencias importantes entre el estado del hombre y el estado de
los ángeles. Ante estas diferencias notamos que el método divino para establecer una
raza de seres sobre la tierra consistió en crear un hombre y una mujer a los cuales Dios
les dio instrucciones de que se multiplicaran y llenaran la tierra. En cambio, el método
divino para llegar a tener incontables huestes de ángeles consistió en dar un decreto
poderoso y creador. Sobre estos seres celestiales que fueron creados mediante ese
Aunque los ángeles fueron evidentemente creados antes que las cosas materiales, puesto
que parece que ellos observaron la obra creadora de Dios, no hay ninguna indicación
con respecto al tiempo cuando ocurrió el primer pecado según el orden de los eventos.
Se nos revela, sin embargo, la personalidad y la posición del ángel que lo cometió, y
también la naturaleza precisa del pecado.
El personaje a quien este pasaje distingue con el título de "el rey de tiro" es
evidentemente de carácter angélico, o de un orden sobrenatural. Este hecho se nos
revela completamente en el texto citado de Ezequiel. Es posible que, en un sentido
secundario, el pasaje se dirigió a cierto rey humano, el rey de tiro; pero, puesto que casi
todo lo que se le atribuye a este ser es sobrenatural, tiene que referirse primariamente a
un ser de la creación angélica. Y entre los ángeles esta peculiar descripción sólo puede
referirse a uno: aquel que, por causa de este pecado, llegó a ser satanás. Éste, que era el
más alto de todos los seres angelicales en cuanto a jerarquía, aparece en la Biblia con
unos 40 títulos diferentes, todos los cuales son reveladores, como todos los títulos que
se hallan en las escrituras, de la persona y del carácter de aquel a quien se aplican.
Satanás que significa adversario es el nombre más frecuentemente usado para el diablo
en el nuevo testamento, apareciendo más de 50 veces. Diablo que significa calumniador
es usado más de 30 veces. Satanás, la personificación del mal en este mundo, es el gran
super enemigo de Dios, de su pueblo y de todo lo que es bueno. El carácter del diablo es
perverso e infame y es descrito como el gran engañador. Satanás es tan astuto que a
veces se transforma en un ángel de luz. Los siguientes nombres o títulos para Satanás
arrojan más luz al carácter del diablo:
Belcebú, príncipe de los demonios Mt 12:24
El maligno Mt 13:19
El enemigo Mt 13:39
Homicida Jn 8:44
Mentiroso Jn 8:44
el príncipe de este mundo Jn 12:31; 14:30
Es evidente que este "hombre de pecado" no ha aparecido, pues se nos revela el hecho
de que su carrera será breve y que terminará con él resplandor de la venida de Cristo, y
será destruido con el espíritu de su boca. Como el príncipe se relaciona con el rey, así la
persona blasfema que se describe en el capítulo 28 de Ezequiel, en los versículos 1-10,
se relaciona con el personaje que se nos presenta en los versículos 11-15 del mismo
capítulo.
Es de gran importancia notar que el mismo Jehová es el que se dirige a ese poderoso ser
a quien llama "el rey de tiro", y lo describe con todas sus características sobrenaturales.
Jehová es también el que pronuncia el lamento por causa de la caída de este gran ángel.
La palabra endecha expresa una angustia extrema acompañada de palpitaciones del
corazón. Tal, en realidad, es la actitud de Jehová hacia este ángel caído. Hay una infinita
conmoción en cada palabra que se emplea para describir la inmensurable exaltación y el
honor que se le había otorgado a este gran ángel. Esto se hace en vista de que luego él se
rebeló contra Jehová.
Del mismo modo, Jehová declara que este ángel era él "sello", estaba lleno de
perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura, y que él había estado "en edén",
y que se cubría con toda clase de piedras preciosas.
Como Satanás es realmente apareció en el huerto de edén, según se nos narra en Génesis
(lo cual no hizo nunca el rey de tiro), si consideramos los detalles que se establecen en
Continuando esta descripción, Jehová declara que dicho ser angelical fue creado con
maravillosa capacidad, y que, según se puede imaginar por la descripción, era como una
corona de pura alabanza para el creador. También se nos dice que pertenecía al orden de
los querubines, el cual parece estar encargado de la protección de la santa presencia de
Dios. Pero, con respecto a este ángel se nos dice que, como "querubín grande,
protector", estaba colocado "en el santo monte de Dios", lo cual, de acuerdo con el
simbolismo del antiguo testamento, se refiere al asiento del gobierno del trono de Dios
en la tierra.
Así se nos describe al más exaltado de todos los seres celestiales creados. Y del mismo
modo se nos revela que llegó un día cuando se halló en él iniquidad. El hecho de que
esta descripción, hasta donde llega la revelación, no se puede aplicar a ningún otro ser
que no sea satanás, es prueba de que este pasaje de Ezequiel 28 se refiere a Satanás.
Aquí tampoco es difícil la identificación. Las palabras se dirigen a uno que lleva el
nombre de Lucero, hijo de la mañana. Este título lo relaciona con la más alta jerarquía
de ángeles, y su grandeza y poder se nos revelan en el contexto. Allí se nos dice que él
"debilitaba a las naciones". Y en el versículo 17 leemos "que puso el mundo como un
desierto, que asolo sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel". En este
punto es obligatorio citar a Isaías 61:1 que dice con respecto a Jesucristo: "El Espíritu
de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar
El hecho de que este pasaje declara que Lucero ha caído del cielo y que fue cortado por
tierra indica que Isaías está contemplando las estupendas realizaciones de este ser al
final de su carrera, cuándo ocurrirá a la completa manifestación del mal que Dios
permite. Entonces se le vendrá a Satanás el juicio que está previsto y que él no ha
experimentado todavía. Quizás el texto más enfático con respecto a este juicio de
Satanás se encuentra en Apocalipsis
Ap 12:7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;
Ap 12:8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.
Ap 12:9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él.
También queda claro que, hasta este momento, el programa que Dios permite que
Satanás se realice no se ha cumplido cabalmente.
El pecado que cometió Satanás relatado en Isaías 14 en los versos 12 al 14 tiene cinco
aspectos que se expresan mediante las cinco declaraciones de independencia de Dios.
Consideremos a continuación, con cuidado las cinco manifestaciones egoístas de
Satanás
1. SUBIRÉ AL CIELO. El osado propósito que expresan estas palabras sólo se
puede entender a la luz de la verdad de que existen tres cielos. Los ángeles
tienen su morada correspondiente en el segundo cielo. La responsabilidad que se
le había encomendado a Lucero de ser guardián del trono de Dios, le exigía que
prestara sus servicios en un reino más elevado que es aquel en el cual Dios
mora. Así se ve que la ambición de Lucero era de lo más amplia: un intento
voluntarioso de morar más arriba de la esfera que se le había concedido.
2. JUNTO A LAS ESTRELLAS DE DIOS, LEVANTARÉ MI TRONO. Esta
declaración de Lucero expresa el propósito que tenía de lograr el dominio sobre
los ángeles. Es muy poco lo que podemos saber con respecto a todo lo que este
propósito de satanás envolvía o hasta donde se extendía. Su ambición se ha
cumplido hasta cierto punto, según la voluntad permisiva de Dios, pues satanás
es actualmente el jefe del reino de los espíritus malos.
3. EN EL MONTÉ DEL TESTIMONIO ME SENTARÉ, A LOS LADOS DEL
NORTE. Es algo oscura esta declaración de satanás. La comprensión de las
palabras que en ella se usaron presta, sin embargo algo de luz. La palabra monte
es símbolo del trono de Dios; la palabra testimonio se refiere a la congregación
de Israel; la expresión los lados del norte parece que hace referencia a la
crucifixión, la cual ocurrió al norte de Jerusalén, y a la autoridad terrenal sobre
Israel, la cual corresponde a Cristo, pues él es Redentor y Rey. Según esta
interpretación se descubre que satanás tenía el propósito de asegurar para sí un
trono terrenal. Sin embargo en Apocalipsis 2:13 se nos declara que ese trono
existe ahora “Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de
Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en
que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás”
Porciones posteriores de las escrituras noss revelan que la ambición que Satanás tenía,
por lo menos en lo que respecta a la tierra, era la de dominar el presente sistema
universal, o cosmos, sobre lo cual él es príncipe actualmente, como se afirma en los
siguientes textos:
Jn 12:31 “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será
echado fuera”
Jn 16:11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado
La Biblia también afirma que Satanás es Dios del cosmos en esta era, así lo afirma el
apóstol Pablo en su segunda epístola a los corintios con respecto a los que se pierden:
2Co 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto;
2Co 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos,
para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios.
Evidentemente Dios ha permitido que Satanás ponga en práctica ese propósito que
tenía, con la finalidad de que pueda ser sometido a juicio en forma más perfecta. Lo que
satanás era, y lo que pudo haber sido, si hacia la voluntad de Dios, fue precisamente
aquello en lo cual no permaneció. Lo que intentó satanás fue la mentira; Jesucristo lo
describe como padre de mentira. La mentira estaba oculta en su corazón desde el
principio. Los juicios futuros que han de caer sobre el cosmos están predichos en las
escrituras, y también esta predicho el fin trágico que le espera a satanás y a todos sus
ángeles. Su destino será el lago de fuego como lo expresa Ap 20:10 Y el diablo que los
engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso
profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
expresa 1 Jn 3:8 “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde
el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”
1Jn 5:1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel
que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
1Jn 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
ha vencido al mundo, nuestra fe.
1Jn 5:5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios?
1Jn 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la
vida.
1Jn 5:19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
1Jn 5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo.
Este es el verdadero Dios, y la vida eterna