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Mar 7:20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.
Mar 7:21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos
pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
Mar 7:22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez.
Mar 7:23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
Con el término pecado personal nos referimos al pecado que se originó o que cometió
una persona. Esta designación incluye tanto el pecado de los ángeles como el de los
seres humanos.
Recordamos que se viene estudiante esta parte de la doctrina del pecado conocida como
pecado personal considerando los siguientes ocho aspectos:
1. El origen del pecado
2. La naturaleza perversa del pecado
3. Definiciones generales del pecado
4. Términos generales y clasificaciones del pecado
5. El remedio divino para el pecado personal
6. El pecado original
7. La culpabilidad
8. La universalidad del pecado personal
Ya se ha estudiado “el origen del pecado” considerando tres comienzos diferentes que
fueron:
1. La eterna previsión del pecado en la presciencia de Dios
2. El pecado de satanás, y
3. El primer acto concreto de pecado por parte de Adán y Eva
En nuestro estudio de hoy, nos corresponde examinar “la naturaleza perversa del
pecado”, junto con otros aspectos del pecado personal.
En su carácter fundamental, el pecado es la incesante falta voluntad por parte del ser
humano, de permanecer en el lugar que Dios lo colocó. Esta falta de voluntad, el ser
humano la puede expresar de diferentes maneras, y algunas veces se piensa que esas
expresiones de la voluntad humana ajenas a la voluntad de Dios, indican la verdadera
naturaleza del pecado.
Existe una gran diferencia entre la consideración que Dios tiene del pecado y la que
tiene el hombre; esto no es más que un contraste entre lo que es infinito y lo que es
finito. Además de esto, los hombres juzgan el pecado muy aparte de la revelación, sólo
sobre la base de la natural evaluación humana. El apóstol Pablo capta esta diferencia
entre el punto de vista de Dios y el punto de vista del ser humano cuando escribe en:
1Co 1:25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil
de Dios es más fuerte que los hombres
Y de la misma manera el proceder de Dios es muy diferente al del ser humano como lo
expresa el apóstol Pablo en
1Co 1:27-28 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los
sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer
lo que es,
1Co 1:19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el
entendimiento de los entendidos.
Y por todas estas razones la Palabra presenta a Cristo como poder de Dios, y sabiduría
de Dios. El mensaje de la muerte de Cristo suena insensato a los que no creen. La
muerte parece ser el final del camino, la debilidad suprema. Pero Jesús no permaneció
muerto. Su resurrección demostró su poder sobre la muerte. Y Jesucristo salva de la
muerte eterna y da vida eterna al que confía en Él como Salvador y Señor. Esto suena
tan simple que muchos no lo aceptan. Buscan otras maneras de obtener la vida eterna
(ser buenos, ser sabios, poderosos, etc.). La Palabra considera a todos aquellos que
ponen su fe en la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo como los verdaderos
sabios, porque solo ellos vivirán eternamente con Dios
Puesto que el pecado no sólo es negativo hasta el punto de no tener normas propias, sino
que tiene que derivar sus medidas de aquello que es positivo o bueno, y puesto que el
carácter santo de Dios es la norma de aquello que es bueno, se deduce que el pecado es
de naturaleza perversa cuando se le ve desde el punto de vista de la santidad de Dios.
Ningún ser humano caído puede lograr jamás una comprensión cabal de la santidad de
Dios, ni tampoco un concepto correcto de la naturaleza del pecado. Cuando se descubre
que los juicios divinos contra el pecado llegan hasta la eternidad, tenemos que concluir
que no le corresponde al hombre, que cayó y que es finito, la tarea de cuestionar estos
juicios. Veamos ahora
3. LA PRUEBA DIVINA. El Hijo de Dios sufrió en grado infinito, y murió en una cruz
por causa del pecado. No había otro medio para poder lograr la Redención. Sin
embargo, si sólo se hubiera cometido un solo pecado en este mundo, siempre hubieran
sido necesarios los horribles sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios, a fin de que
pudiera haber perdón divino para ese pecado y justificación para ese pecador.
El estudio de los pecados personales de los que pecaron, los cuales aparecen registrados
en la Biblia, ayudaría a comprender mejor la doctrina del pecado personal. Tal estudio
tendría que incluir los pecados de Adán, Caín, Noé, Nadab, Abiú, Coré, Datán, Abiram,
Aarón, Moisés, Acán, Elí, Saúl, David, Salomón, Pedro, Pilato, Judas, Ananías, Safira y
Saulo de Tarso.
Así como no hay explicación racional para el funcionamiento del universo (un sistema
de orden que abarca todas las leyes del movimiento de las estrellas, y de allí para abajo
hasta incluir las leyes que rigen la vida de todo cuanto existe) fuera de la verdad de que
Dios es el Diseñador, y el Sustentador de todo.
De esta misma manera todo lo que se examine en el carácter moral deriva sus valores de
Dios. No debe haber más problema en reconocer a Dios como la fuente de lo moral que
el que pueda haber para reconocerlo como fuente de lo físico y de lo intelectual.
Así como las estrellas no andan errantez, sino que obedecen leyes, las cuales dice la
Palabra que son establecidas por Dios. De la misma manera los aspectos de carácter
santo de los cuales dependen todos los valores morales y de los cuales surgen todas las
obligaciones. Apartarse de este patrón de Dios, dice el apóstol Judas es ser como una
estrella errante.
Jud 1:4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes
habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro
Señor Jesucristo.
Jud 1:13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes,
para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas
Muchos falsos maestros del primer siglo enseñaron que los cristianos podían hacer todo
lo que quisieran sin temor al castigo de Dios. Tomaron a la ligera la santidad y la
justicia de Dios. Pablo rechazó esa clase de enseñanza falsa en Romanos 6.1–23. Aun
hoy, algunos cristianos minimizan lo escandaloso del pecado, creyendo que la forma en
que viven tiene que ver muy poco con su fe. Pero lo que una persona cree se mostrará
en sus actos. Los que de veras tienen fe la mostrarán mediante su profundo respeto a
Dios y mediante su deseo sincero de vivir conforme a los principios en su Palabra
Pero no así los que andan caminos de mal, porque la Palabra enseña que:
Isa 57:20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto,
y sus aguas arrojan cieno y lodo.
Isa 57:21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
Isa 59:7 Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus
pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en
sus caminos.
Dios dijo que publicaría la justicia y las obras de esta gente como fueron en realidad:
simples pretensiones de hacer lo bueno. Isaías les advirtió que su justicia y buenas obras
no los salvarían más que sus frágiles ídolos sin valor. No podemos obtener la salvación
mediante buenas obras debido a que las mejores de ellas no son suficientes para que
valgan más que nuestros pecados. La salvación es un regalo de Dios, que se recibe solo
a través de la fe en Cristo, no por buenas obras (Efesios 2.8, 9)
Isa 59:8 No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son
torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.
Isa 59:9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud;
esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad.
Isa 59:10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos;
tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos.
Isa 59:11 Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como
palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros.
Isa 59:12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros
pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras
iniquidades, y conocemos nuestros pecados:
Isa 59:13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro
Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de
mentira.
Isa 59:14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en
la plaza, y la equidad no pudo venir.
Isa 59:15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y
lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho.
Isa 59:16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se
interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.
Isa 59:17 Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su
cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,
Isa 59:18 como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el
pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.
Isa 59:19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del
sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová
levantará bandera contra él.
El pecado ofende a nuestro Dios santo y nos separa de Él. Debido a que Él es santo, no
puede pasar por alto, disculpar ni tolerar el pecado como si no importara. El pecado
separa a la gente de Dios, forma un muro que aísla a Dios de la gente que Él ama. No
nos cabe duda por qué esta larga lista de pecados despreciables provoca la ira de Dios y
lo obliga a mirar hacia otro lado. La gente que muere con pecados sin perdonar se aparta
para siempre de Él. Dios quiere que vivan con Él para siempre, pero no puede llevarlos
ante su santa presencia a menos que sean limpios de sus pecados. ¿Ha confesado sus
pecados a Dios permitiéndole que lo limpie de ellos? El Señor puede salvarlo si usted se
vuelve a Él
Así como se les impone a los elementos físicos la necesidad de permanecer dentro de
los límites en que fueron colocados por mandato del Creador, si han de ser útiles al fin
para el cual fueron creados, así, y en grado aún más importante, se les impone a los
seres morales la necesidad de permanecer dentro de los límites en que fueron colocados
por mandato del Creador, si éstos han de conocer la plenitud eterna de la vida y de la
experiencia que el infinito amor y la infinita sabiduría les proponen. Fuera de esta
permanencia razonable sólo puede haber negra oscuridad; pues aparte de Dios no existe
luz, y el hombre separado de Dios, como no tiene poder para generar luz, está lleno de
tinieblas.
Repetimos que el carácter perverso del pecado se refleja en las penalidades que se le
imponen al que lo comete. La condenación de Satanás, la condenación de los hombres
no regenerados y todos los sufrimientos de esta vida dan testimonio de que esa verdad
es cierta; y se puede creer que cualquier pecado que cometa cualquier criatura es tan
perverso, según la estimación divina, por causa de la posición en que se encuentra el
pecador. El pecado trajo la ruina a incontable multitud de seres.
El profeta Isaías declara: "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual
se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros" (Is.
53:6).
El sabio Salomón dijo:
"En las muchas palabras no falta pecado" (Pr. 10: 19);
"Peca el que menosprecia a su prójimo" (Pr. 14:21);
"El pensamiento del necio es pecado" (Pr. 24: 9).
Y en el Nuevo Testamento leemos:
" ... todo lo que no proviene de fe, es pecado" (Ro. 14: 23).
"Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Stg. 4: 17).
"El pecado es infracción de la ley" (l Jn.3:4).
"Porque raíz de todos los males es el amor al dinero" (l Ti. 6: 10).
Así nos indican las Escrituras el carácter amplio y complejo de las diversas
manifestaciones del pecado.
DEFINICIONES GENERALES
Al entrar al amplio campo de la definición del pecado, surge una distinción aparente
entre el estado del corazón que impulsa hacia el pecado y el acto manifiesto del pecado
en sí.
En el caso de Adán, quien pecó sin que hubieran intervenido para ello ningunos
incentivos de ninguna naturaleza de pecado, es evidente que su acto pecaminoso estuvo
precedido y preparado por el consentimiento de su voluntad, y que, cuando él ya había
determinado cómo iba a proceder, es decir, cuando ya estaba dispuesto a desobedecer a
Dios, ya había pecado potencialmente.
Esa actitud previa al acto de desobediencia pudiera definirse como un estado de pecado.
Debe notarse, por tanto, que si a Adán Y a Eva se le hubiera impedido contra su
voluntad el acto manifiesto del pecado de desobediencia, su actitud hubiera sido
condenable por causa de su intención y de su voluntad.
Pablo señala dos direcciones posibles en la vida, y muestra sus últimas consecuencias.
Dice que los cristianos tienen la capacidad para escoger hacer algo que no es
característico de ellos, esto es, andar «conforme a la carne»; y les advierte que no lo
hagan. Mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne: Un buen resumen
del proceso de santificación (crecer en santidad) en la vida cristiana. Debemos trabajar
activamente para crecer en santidad y «dar muerte» a cualquier pecado en nuestras
mentes, tanto en palabras como en obras. Pero, a pesar de que hagamos todo nuestro
esfuerzo, Pablo nos recuerda que solamente alcanzaremos la victoria «por el Espíritu»,
esto es, por el poder del Espíritu Santo
Si se siguen estas ideas especulativas se puede admitir que el pecado es una acción de la
voluntad (ya sea una abierta omisión o una comisión) pero detrás de la voluntad se halla
el corazón perverso. Cristo hizo hincapié en esto cuando dijo: " ... lo que del hombre
sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los
malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las
avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la
insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre" (Mr. 7:20-
23). La naturaleza del hombre caído es perversa, sea que expresa su verdadero carácter
mediante actos manifiestos o que no los exprese.
Hay que tener en cuenta que, en el NT, el término griego para la palabra pecado
(hamartia) no describe un acto definido de pecado, sino el estado de pecado, del cual
resultan las acciones pecaminosas.
fe en Él pueden quedar libres. Mire hacia Él: Jesucristo lo quiere alcanzar para
darle libertad
d) 1 Jn. 1:8 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros”
Una verdad fundamental es que todos somos pecadores por naturaleza y
por obra. Al convertirnos, son perdonados todos nuestros pecados pasados,
presentes y futuros. Más aun después de llegar a ser cristianos, todavía pecamos
y debemos confesar. Esa clase de confesión no es ganar la aceptación de Dios
sino quitar la barrera de comunión que nuestro pecado ha puesto entre nosotros y
Él. Sin embargo, es difícil para muchos admitir sus faltas y negligencia, aun
delante de Dios. Requiere humildad y sinceridad reconocer nuestras debilidades,
y la mayoría de nosotros pretende en cambio ser fuerte. No debemos temer
revelar nuestros pecados a Dios; Él ya los conoce. Él no nos apartará, no importa
lo que hagamos. Por el contrario, apartará nuestro pecado y nos atraerá hacia sí.
2) Hamartia, (pecado), es "un poder que somete al hombre".
a) Ro 3:9 “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera;
pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado”
Las palabras que se usan para expresar esta idea son muy interesantes y
significativas: el hombre está "bajo pecado". Pero esta preposición, bajo, en
caso acusativo, como aquí, se utiliza para significar "dependiente de", "en
sujeción a", "bajo el control de". Un menor de edad, por ejemplo, está "bajo su
padre"; un ejército está "bajo su comandante"; así, nosotros estamos "bajo
pecado", "en poder del pecado", "controlados por el pecado"
De manera similar existen algunos términos que se asocian a la idea de pecado, veamos
algunos:
1) Del pecado se dice que "reina sobre el hombre". Basileus es la palabra griega que
significa "rey".
a) Ro. 5:21 “para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia
reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”
2) El pecado gobierna a los hombres, "se enseñorea de nosotros". Kurios es la
palabra griega que significa "señor", y connota absoluta "posesión" y "dominio".
a) Ro. 6:14 “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo
la ley, sino bajo la gracia”
Estar bajo la ley es estar subordinados a un sistema que nos obliga a
ganarnos la salvación obedeciéndola, pero estar bajo la gracia es ser justificado
y vivir por el poder de la resurrección de Cristo que mora en nosotros. Podemos
morir al pecado, no porque la Ley lo prohíbe, sino por todos los recursos que nos
ofrece la gracia
3) Del pecado se dice que "nos tiene cautivos" (aichmaiotizein). La palabra es la
misma que se usa respecto de hacer a uno prisionero de guerra.
a) Ro. 7:23 “pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi
mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”
Mientras la Ley puede iluminar nuestra conciencia, no es capaz de
producir santidad en la vida. El fallo, sin embargo, no está en la Ley de Dios,
que es espiritual, sino en la ley del pecado, es decir, la depravación inherente a
la naturaleza humana, que se revela contra las leyes de Dios
4) Se dice que el pecado "mora en el hombre". El hombre está tan cogido por el
pecado, que éste no se nos presenta como un mero poder externo que ejerza su
soberanía sobre el individuo, sino como algo que se ha introducido en las mismas
fibras, en el centro y corazón del ser del hombre, hasta ocuparlo, como un enemigo
ocupa un país. El resultado es que "somos esclavos del pecado". Debe recordarse
que el poder del amo sobre el esclavo era absoluto. No había parte de la vida, ni
momento, ni actividad, que fuera propiedad personal del esclavo. Pertenecía a su
amo en la forma más absoluta. Así, el hombre está totalmente bajo el dominio del
pecado.
a) Ro. 7:17, 20 “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado
que mora en mí” “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado
que mora en mí”
Una expresión que a veces se escucha es: «El diablo me obligó a
hacerlo». «Yo no lo hice, fue el pecado que está en mí». Parece una buena
excusa, pero tenemos que dar cuenta de nuestras acciones. Nunca debemos
mencionar el poder del pecado ni a Satanás como excusa, por que son enemigos
vencidos. Sin la ayuda de Cristo, el pecado es más fuerte que nosotros y algunas
veces somos incapaces de defendernos de sus ataques. De ahí que nunca
debiéramos enfrentarnos al pecado solos. Jesucristo, quien venció el pecado de
una vez y por todas, ha prometido pelear a nuestro lado. Si buscamos su ayuda,
no caeremos en pecado
b) Jn. 8:34 “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que
hace pecado, esclavo es del pecado”
El pecado busca la manera de esclavizarnos, controlarnos, dominarnos y
dictar nuestros actos. Jesús puede liberarlo de esa esclavitud que le impide ser la
persona que Dios tuvo en mente al crearlo. Si el pecado lo limita, lo domina o lo
esclaviza, Jesús puede destruir el poder que el pecado tiene sobre su vida
c) Ro. 6:6 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente
con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado”
El castigo del pecado y el poder que tenía sobre nuestras vidas murió con
Cristo en la cruz. Nuestro «viejo hombre», lleno de pecado, murió de una vez
por todas y ahora estamos libres de su poder. El «cuerpo del pecado» no es el
humano, sino nuestra naturaleza rebelde amante del pecado heredada de Adán. A
pesar de que nuestro cuerpo coopera voluntariamente con nuestra naturaleza
pecaminosa, no debemos por ello considerarlo malvado. Lo que es malo es el
pecado en nosotros. Y lo que se derrota es ese poder del pecado en acción en
nuestros cuerpos. Pablo acaba de establecer que la fe en Cristo nos declara
absueltos, «inocentes» ante Dios. Aquí Pablo enfatiza que ya no necesitamos una
vida bajo el poder del pecado. Dios no nos saca del mundo ni nos convierte en
robots. A veces sentiremos deseos de pecar y algunas veces lo haremos. La
diferencia radica en que antes de ser salvos, éramos esclavos de nuestra
naturaleza pecaminosa, pero ahora podemos elegir vivir para Cristo
Estos textos enseñan que hay cinco beneficios que Dios les da a todos los creyentes a
través de Cristo:
(1) Nos hace aptos para participar de la herencia de los santos
(2) Nos rescata del dominio de Satanás y nos hace sus hijos
(3) Nos trae a su reino eterno
(4) Nos redime, es decir, compró nuestra libertad del pecado y del juicio, y
(5) Perdona todos nuestros pecados.