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proclamacin de la realeza del Seor es asociada en este himno a dos acontecimientos decisivos de su obra salvfica: la creacin y el juicio (v. 10). La primera establece en la naturaleza el orden querido por Dios (Gn. 1. 31); el segundo restablece en la historia el orden quebrantado por la injusticia.
Por eso, no slo los hombres (vs. 1-10), sino todos los seres creados (vs. 11-12) son invitados a celebrar jubilosamente la llegada del Seor, que viene a instaurar definitivamente su justicia (v. 13). Este poema litrgico pertenece al grupo de los Himnos a la realeza del Seor (Sal. 47; 93; 97-99) y presenta numerosas analogas con Is. 40 - 66. Un poco ms abreviado, se vuelve a encontrar en 1 Crn. 16. 23-33.
Cantad al Seor un cntico nuevo, cantad al Seor, toda la tierra; cantad al Seor, bendecid su nombre, proclamad da tras da su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; porque es grande el Seor, y muy digno de alabanza, ms temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Seor ha hecho el cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor estn en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Seor, aclamad la gloria y el poder del Seor, aclamad la gloria del nombre del Seor, entrad en sus atrios trayndole ofrendas.
Postraos ante el Seor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; decid a los pueblos: "el Seor es rey, l afianz el orbe, y no se mover; l gobierna a los pueblos rectamente".
Algrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los rboles del bosque,
delante del Seor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regir el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.