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Por lo menos hay un informe en un medio noticioso dominante que merece crédito por
reconocer esa tendencia:
“La proliferación de armamentos más pesados apunta a una amenazadora nueva etapa
en la guerra de dos años del gobierno mexicano contra organizaciones de la droga…”
Tenemos que detener el flujo de fusiles y armas hacia México. Permítame expresarle
que hemos confiscado en estos dos años más de 25.000 fusiles y armas, y más de un
90% provenían de EE.UU., y estamos hablando desde lanza misiles a ametralladoras y
granadas.
Las más letales de las armas que ahora están en manos de grupos criminales en
México, en particular a lo largo de la frontera de EE.UU., según todo estándar
razonable de análisis de los hechos, parecen estar penetrando a esa nación a
través de exportaciones perfectamente legales del sector privado de armas, medidas
en miles de millones de dólares, y aprobadas por el propio Departamento de Estado
de EE.UU. La evidencia indica que esas mortíferas mercancías comerciales –
lanzagranadas, explosivos, y armas de “asalto” – son entonces transferidas
mediante la corrupción a organizaciones de narcotráfico a través de su alcance
dentro de las fuerzas armadas y de las agencias de mantenimiento del orden
mexicanas, en cantidades que pueden repletar bodegas.
Según un análisis de los informes del DCS, unos 1.000 millones de dólares en
equipamientos militares fueron aprobados para la exportación a México a través de
compañías privadas de EE.UU. entre el año fiscal 2004 y el año fiscal 2007 – el
año más reciente para el que hay datos disponibles. En general, durante el mismo
período, un total de unos 3.700 millones de dólares en armas y otros equipamientos
militares fueron aprobados para la exportación bajo el programa DCS a toda
Latinoamérica y el Caribe.
Aparte de las exportaciones de equipos militares aprobados para México, unos 3.800
millones de dólares en “servicios” relacionados con la defensa [asistencia técnica
y entrenamiento por contratistas privados de EE.UU.] también fueron aprobados para
su “exportación” a México durante el mismo período de cuatro años, según los
informes del DCS.
Eso significa que el valor total de exportaciones a México por compañías privadas
de EE.UU. de equipamientos y servicios relacionados con la defensa fue de cerca de
5.000 millones de dólares durante esos cuatro años. Y esa cifra ni siquiera
incluye los 700 millones de dólares en ayuda que ya fue autorizada bajo la
Iniciativa Mérida [Plan México] o cualesquiera nuevas exportaciones por el DCS
autorizadas para los años fiscales 2008 y 2009 [que termina el 30 de septiembre].
Lo que sigue es una muestra de los tipos de embarques de armas aprobadas para ser
exportadas a México a través del programa DCS sólo durante los años fiscales 2006
y 2007:
Una revelación inquietante sobre el programa DCS, que tiene relevancia directa
para la guerra de la droga en México, forma parte de un informe fiscal de 2007
publicado por el Departamento de Estado. Ese informe Blue Lantern resume los
resultados del programa de monitoreo del uso final de exportaciones del DCS.
De todo el programa DCS, y es una cifra inquietante, de los 634 casos Blue Lantern
cerrados en el año fiscal 2007, un total de 143, o sea un 23%, fueron
considerandos “desfavorables.”
Usted seguramente sabe que todo esto comenzó cuando un grupo de alrededor de 30
traficantes de influencias y políticos corruptos, utilizando como parapeto a la
llamada política económica neoliberal, se apoderó del Estado mexicano, así como de
una buena parte de los bienes de la nación y del presupuesto público. Y esta
política de pillaje que ha enriquecido a una minoría de manera exagerada y
obscena, como no ha sucedido en ninguna otra parte del mundo, ha condenado al
pueblo de México al destierro y a la sobrevivencia.
Entre enero de 2000 y diciembre de 2006: Más de 163.000 miembros de las fuerzas
armadas fueron sometidos a procesos criminales durante los 6 años en el poder del
ex presidente Vicente Fox. La mayoría de los crímenes fueron: [la lista incluye
abuso de poder, homicidio, desfalco, secuestro, robo de bancos, posesión ilegal de
armas de fuego y crímenes sanitarios [esencialmente crimen organizado].
Y no hay que olvidar que los Zetas, ahora mismo uno de los grupos de la
organización de la droga más violentos en México, fueron fundados por ex soldados
de las operaciones especiales de elite mexicanas – muchos de los cuales recibieron
algún entrenamiento en EE.UU.
[Los más recientes informes del DCS se encuentran en los enlaces: FY2006 y
FY2007.]
Estaría enteramente de acuerdo [en que] armas del DCS (y donadas por el
Departamento de Defensa, a diferencia de las vendidas por el DCS) constituyen
obviamente la explicación más simple para el masivo aumento en la cantidad de
armas totalmente automáticas, granadas, cohetes, etc. obtenidas por las bandas de
narcóticos… Es decir, obtienen sus armas de su propio gobierno, mexicano, por
diversos medios ilegales.
… La fuente de esas armas puede ser rastreada fácilmente por la ATF… Todas las
ventas al extranjero tienen que ser informadas a la ATF antes del embarque, en
caso de que gobierno desee retener un embarque a un país en particular, etc. La
identificación de los números de serie sería fácil, con ayuda del gobierno de
EE.UU., evidentemente.
Pero semanas más tarde, las autoridades mexicanas todavía no habían permitido a la
ATF el acceso a los números de serie que hubieran ayudado a rastrear a los
compradores y traficantes al lado estadounidense.
Un ex agente de la DEA, que también pidió no ser nombrado, dice que el embarque de
armas de grado militar al gobierno mexicano bajo el programa DCS, es esencialmente
como “enviar armas a un sindicato del crimen” en vista del grado de corrupción
dentro de ese gobierno.
Tosh Plumlee, es ex piloto contratado por la CIA que condujo numerosas misiones de
entrega de armas a Latinoamérica y transporte de drogas a EE.UU. como parte de las
clandestinas operaciones Irán/Contra en los años ochenta, según antecedentes
públicos. Después de inquietarse por esas misiones aprobadas por el gobierno,
Plumlee decidió llevar sus preocupaciones al Congreso.
Plumlee, sin embargo, todavía tiene profundos contactos con el mundo de los
servicios de inteligencia, algunos de los cuales, al parecer, quieren que presente
alguna información sobre la naturaleza de la guerra de la droga en Juárez, México.
Como resultado, Plumlee dice que recientemente hizo un viaje con individuos que
describió como “fuentes confidenciales” a un pequeño depósito en Juárez – que se
encuentra al otro lado de la frontera desde El Paso, Texas. Plumlee dice que
aceptó acompañar a las fuentes porque actualmente está investigando para un libro
que escribe sobre la guerra de la droga.
Plumlee dice que a su juicio es evidente que el almacén no formaba parte de una
operación militar mexicana, y sin embargo estaba repleto de armas militares de
EE.UU. – incluidas granadas, lanzagranadas, armas ligeras antitanque LAW
[esencialmente bazucas de alta tecnología, rifles M16 y equipos de visión
nocturna].
Plumlee dice que sus fuentes indicaron que las armas estadounidenses en el almacén
– así como en otro ubicado en otro sitio en Juárez que no visitó – estaban ahora
bajo el control de una organización de narcotráfico, que había obtenido la
munición de elementos corruptos en el ejército mexicano.
Plumlee reconoce que no sabe por qué le permitieron que entrara al depósito y
saliera vivo. Todo lo que puede decir con seguridad es que lo estaban utilizando
para revelar la información y sospecha que esas armas han sido cambiadas de sitio
desde entonces.
Antes de invitar a Tosh a salir al aire, porque su historia era tan increíble, lo
investigué a través de agentes gubernamentales, todos los cuales dijeron que era
genuino. Tengo una copia del mapa aéreo que entregó a un periódico semanario de
San Diego, con anotaciones sobre todos sus vuelos con drogas, que fue lo primero
que convenció sobre su persona.
Después que hizo numerosas revelaciones por radio en Nueva York, y los medios
dominantes siguieron ignorándolo, el Congreso aparentemente estaba escuchando. Mis
propias fuentes me habían dicho que agencias como la CIA grababan regularmente mi
programa. (Solía recordarles, durante la emisión, que se aseguraran de apretar el
botón rojo para grabar.)
Así que Tosh me llama un día cerca de 1997 y dice que el Congreso le ha pedido que
testifique sobre sus experiencias, a puertas cerradas. Le dije: “Si haces eso, no
van a hacer nada fuera de clasificar tu testimonio y hacer que sea ilegal que
cuentes tu propia historia.”
¿Podría ser que Plumlee haya sido utilizado como una especie de mensaje en una
botella, porque como ha pasado tantas veces en la historia pasada de EE.UU., la
cadena normal de comando y los políticos en Washington, simplemente no quieren oír
la verdad, no quieren arriesgar hacer olas en las relaciones internacionales con
México o interrumpir el flujo de mercado libre de un multimillonario negocio
“legal” de armas?
Después de todo, si el gobierno de EE.UU. tuviera que aceptar que los militares
mexicanos están tan devastados por la corrupción y fuera del control del
presidente Calderón de México que no se puede confiar en que controlen sus propias
armas, ¿cómo puede su cooperación con el gobierno de Calderón tener alguna
esperanza de éxito en lo que muchos dirían es una guerra contra la droga mal
concebida para empezar?
http://narcosphere.narconews.com/notebook/bill-conroy/2009/03/legal-us-arms-
exports-may-be-source-narco-syndicates-rising-firepower
C E N C O A L T
cencoalt@yahoo.de