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02-04-2009

Armas de EE.UU. y poder de fuego del narcotráfico


EE.UU. exporta más de US$1.000 millones en armas a México en 5 años
Bill Conroy
Narco News
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Los medios dominantes, expertos y políticos en Washington han desencadenado en los


últimos meses una ola de pánico que vincula la escalada de la violencia en México,
y su proyección hacia EE.UU., al contrabando ilegal de armas.
La cortina de humo que difunden esos portavoces oficiales del consenso
prefabricado es que una serie de operadores criminales están involucrados en
compras ficticias (o fraudulentas) de armas, al realizar compras clandestinas en
ferias de armas o al reunir pequeños depósitos de armas en EE.UU. a fin de
contrabandearlas al sur de la frontera, a los “cárteles de la droga.”

El gobierno de Obama está enviando ahora cientos de agentes federales adicionales


a la frontera en un esfuerzo por impedir ese contrabando ilegal de armas para
asegurar a la clase media estadounidense agitada de EE.UU. que el Tío Sam se
ocupará de esos viles sujetos. La cascada de titulares de los medios dominantes
que imprimen pornografía de la guerra contra la droga nos promete en párrafos
insertados en medio de la excitación que la Operación Traficante de Armas de la
ATF [Oficina de Alcohol Tabaco y Armas de Fuego] y otros programas de acción
radical contra vendedores de armas salvará EE.UU. de los ‘banditos’ de México.

Es indiscutible que algunos personajes criminales en EE.UU. contrabandean armas


cortas a través de la frontera. Pero la guerra de la droga en México no es librada
con ofertas especiales del sábado por la noche, rifles de pasatiempo y escopetas
de casa. Las organizaciones de narcotráfico ahora poseen armas de gran potencia en
vastas cantidades que no pueden ser explicadas por el vacío legal de las ferias de
armas.

Por lo menos hay un informe en un medio noticioso dominante que merece crédito por
reconocer esa tendencia:

“Traficantes [mexicanos] han escalado su carrera armamentista, adquiriendo armas


de grado militar, incluidas granadas de mano, lanzagranadas, munición perforante
de blindados y cohetes antitanque con un poder de fuego que va mucho más allá de
rifles de asalto y pistolas que han dominando sus arsenales,” señala un informe
reciente en Los Angeles Times.

“La proliferación de armamentos más pesados apunta a una amenazadora nueva etapa
en la guerra de dos años del gobierno mexicano contra organizaciones de la droga…”

Narco News, en un informe de diciembre pasado. [“Juarez murders shine a light on


an emerging Military Cartel”] también examinó la creciente militarización de los
grupos de narcotráfico en México y señaló que munición de origen militar apareció
en un depósito de armas confiscado en Reynosa, México, en noviembre de 2008 que
fue vinculado a los Zetas, un grupo mercenario que provee servicios de refuerzo a
las organizaciones mexicanas de narcotráfico.

¿De dónde provienen realmente esas armas de grado militar?


En lugar de encarar directamente esa pregunta válida, los medios dominantes, y
ahora incluso el gobierno de Obama, han estado tratando de ponerle lápiz labial al
cerdo, pregonando, en las palabras de la Secretaria de Estado de EE.UU. Hillary
Clinton, los “valerosos esfuerzos emprendidos por el presidente [mexicano]
Calderón.”

Y el “valeroso” presidente mexicano Felipe Calderón, por su parte, reexpide a


EE.UU. la culpa del creciente poder de fuego de las organizaciones de narcotráfico
mexicanas.
En un artículo publicado por Associated Press a fines de febrero de este año, cita
al presidente mexicano Calderón, afirmando lo siguiente:

Tenemos que detener el flujo de fusiles y armas hacia México. Permítame expresarle
que hemos confiscado en estos dos años más de 25.000 fusiles y armas, y más de un
90% provenían de EE.UU., y estamos hablando desde lanza misiles a ametralladoras y
granadas.

Pero no importa con cuánto esfuerzo Calderón y los funcionarios tratan de


disfrazar al cerdo, éste sigue gruñendo.

Una investigación de Narco News sobre el flujo de armas a través de la frontera de


EE.UU. parece conducir directamente a la corrupción sistémica que aflige a una
amplia zona del gobierno mexicano del presidente Felipe Calderón y la asimilación
por su propia nación de políticas de libre comercio impulsadas por el mercado.

Las más letales de las armas que ahora están en manos de grupos criminales en
México, en particular a lo largo de la frontera de EE.UU., según todo estándar
razonable de análisis de los hechos, parecen estar penetrando a esa nación a
través de exportaciones perfectamente legales del sector privado de armas, medidas
en miles de millones de dólares, y aprobadas por el propio Departamento de Estado
de EE.UU. La evidencia indica que esas mortíferas mercancías comerciales –
lanzagranadas, explosivos, y armas de “asalto” – son entonces transferidas
mediante la corrupción a organizaciones de narcotráfico a través de su alcance
dentro de las fuerzas armadas y de las agencias de mantenimiento del orden
mexicanas, en cantidades que pueden repletar bodegas.

“Como en otros negocios criminales en México, como el contrabando de drogas o los


secuestros, no es poco usual que oficiales de la policía y personal militar estén
involucrados en el comercio ilegal de armas,” señala un informe de octubre de 2007
del grupo profesional de inteligencia global Stratfor, que la revista Barron una
vez apodó la “CIA fantasma.” “…Durante los últimos años, varios funcionarios
gubernamentales mexicanos han sido arrestados a ambos lados de la frontera por
participar en el tráfico de armas.”

Recuento del comercio de armas

El Departamento de Estado de EE.UU. supervisa un programa que exige que las


compañías privadas en EE.UU. obtengan una licencia de exportación para vender
equipos o servicios de defensa a clientes extranjeros – lo que incluye tanto a
unidades gubernamentales como a compradores privados en otros países. Esos
negocios de armas son conocidos como Ventas Comerciales Directas (DCS). Cada año,
el Departamento de Estado publica un informa que especifica el volumen y el valor
en dólares de los ítems de DCS aprobados para la exportación.

Los informes no suministran detalles de a quienes fueron exportadas


específicamente las armas o los servicios de defensa, pero provee una lista de los
países de destino. Aunque es posible que algunos de los tratos autorizados bajo el
programa DCS hayan sido alterados o incluso anulados después de la emisión de
licencias de exportación, los datos compilados por el Departamento de Estado
proveen una amplia instantánea del amplio volumen de embarques de armas del sector
privado de EE.UU. tanto a México como a Latinoamérica en general.

Según un análisis de los informes del DCS, unos 1.000 millones de dólares en
equipamientos militares fueron aprobados para la exportación a México a través de
compañías privadas de EE.UU. entre el año fiscal 2004 y el año fiscal 2007 – el
año más reciente para el que hay datos disponibles. En general, durante el mismo
período, un total de unos 3.700 millones de dólares en armas y otros equipamientos
militares fueron aprobados para la exportación bajo el programa DCS a toda
Latinoamérica y el Caribe.

Aparte de las exportaciones de equipos militares aprobados para México, unos 3.800
millones de dólares en “servicios” relacionados con la defensa [asistencia técnica
y entrenamiento por contratistas privados de EE.UU.] también fueron aprobados para
su “exportación” a México durante el mismo período de cuatro años, según los
informes del DCS.

Eso significa que el valor total de exportaciones a México por compañías privadas
de EE.UU. de equipamientos y servicios relacionados con la defensa fue de cerca de
5.000 millones de dólares durante esos cuatro años. Y esa cifra ni siquiera
incluye los 700 millones de dólares en ayuda que ya fue autorizada bajo la
Iniciativa Mérida [Plan México] o cualesquiera nuevas exportaciones por el DCS
autorizadas para los años fiscales 2008 y 2009 [que termina el 30 de septiembre].

Lo que sigue es una muestra de los tipos de embarques de armas aprobadas para ser
exportadas a México a través del programa DCS sólo durante los años fiscales 2006
y 2007:

3,3 millones de dólares de municiones y explosivos, incluyendo equipamiento para


la fabricación de munición;
13.000 armas de fuego no automáticas y semiautomáticas, pistolas y revólveres por
un valor total de 11.600 millones;
42 lanzagranadas por un valor de 518.531 dólares;
3.578 proyectiles, incluyendo granadas, por un valor de 78.251 dólares;
Varios equipos de visión nocturna por un valor de 963.201 dólares.

Una revelación inquietante sobre el programa DCS, que tiene relevancia directa
para la guerra de la droga en México, forma parte de un informe fiscal de 2007
publicado por el Departamento de Estado. Ese informe Blue Lantern resume los
resultados del programa de monitoreo del uso final de exportaciones del DCS.

El informe Blue Lantern estableció que “el Hemisferio Occidental (especialmente


Latinoamérica y el Caribe) sigue siendo una región con una alta incidencia de
casos desfavorables que involucran armas de fuego y munición.” Los resultados
desfavorables indican que puede haber ocurrido fraude y esos casos “podrían ser
objeto de acciones policiales civiles o ser enviadas al mantenimiento del orden
para investigación criminal.”

De todo el programa DCS, y es una cifra inquietante, de los 634 casos Blue Lantern
cerrados en el año fiscal 2007, un total de 143, o sea un 23%, fueron
considerandos “desfavorables.”

El informe Blue Lantern no menciona en detalle transacciones específicas, pro


suministra ejemplos de estudios detallados. Uno, incluido en el informe, indica
que un comerciante latinoamericano en armas de fuego actuó como “compañía fachada
para otra compañía latinoamericana.”
“El propietario admite que la compañía existe sólo sobre papel…,” indica el
informe Blue Lantern para el año fiscal 2007. “Las autoridades del país anfitrión
habían suspendido temporalmente las licencias de importación para la compañía
madre por su vínculo con el contrabando de armas portátiles a bandas en un tercer
país.”

En vista de las estrictas leyes para armas de fuego de México respecto a


individuos privados, es probable que la mayor parte de los equipamientos de
defensa del programa DCS para exportación a esa nación hayan sido dirigidos hacia
las agencias militares o de mantenimiento del orden. Pero es precisamente ese
hecho el que debería provocar una cierta alarma en Washington.

México, según admite el propio Calderón, enfrenta un serio problema de corrupción


dentro de las filas de los organismos del orden público mexicanos.

De un informe de diciembre de 2008 de Los Angeles Times:


El presidente mexicano Felipe Calderón dijo el martes que su gobierno da grandes
pasos contra la corrupción, pero advirtió que el soborno sigue siendo una amenaza
para los esfuerzos de la nación contra el crimen.

El rival de Calderón en la elección presidencial mexicana de 2006, Andrés Manuel


López Obrador, en una reciente carta abierta publicada en el periódico mexicano
¡Por Esto! y dirigida a la Secretaria de Estado de EE.UU. Clinton, es aún más
directo en su evaluación de la dimensión de la corrupción dentro del régimen de
Calderón:

Usted seguramente sabe que todo esto comenzó cuando un grupo de alrededor de 30
traficantes de influencias y políticos corruptos, utilizando como parapeto a la
llamada política económica neoliberal, se apoderó del Estado mexicano, así como de
una buena parte de los bienes de la nación y del presupuesto público. Y esta
política de pillaje que ha enriquecido a una minoría de manera exagerada y
obscena, como no ha sucedido en ninguna otra parte del mundo, ha condenado al
pueblo de México al destierro y a la sobrevivencia.

Y esa corrupción no se limita a los organismos de orden público mexicanos. Narco


News obtuvo una presentación en PowerPoint preparada para la DEA que indica lo
siguiente:

Entre enero de 2000 y diciembre de 2006: Más de 163.000 miembros de las fuerzas
armadas fueron sometidos a procesos criminales durante los 6 años en el poder del
ex presidente Vicente Fox. La mayoría de los crímenes fueron: [la lista incluye
abuso de poder, homicidio, desfalco, secuestro, robo de bancos, posesión ilegal de
armas de fuego y crímenes sanitarios [esencialmente crimen organizado].

Otra diapositiva en la misma presentación en PowerPoint de la DEA muestra que los


militares mexicanos informaron de un promedio de 1.200 deserciones por mes en
2006.

Y no hay que olvidar que los Zetas, ahora mismo uno de los grupos de la
organización de la droga más violentos en México, fueron fundados por ex soldados
de las operaciones especiales de elite mexicanas – muchos de los cuales recibieron
algún entrenamiento en EE.UU.

[Los más recientes informes del DCS se encuentran en los enlaces: FY2006 y
FY2007.]

"No hay peor ciego que el que no quiere ver"


Un ex alto Inspector de Aduanas de EE.UU., quien pidió guardar el anonimato,
suministró la siguiente reacción cuando le mostramos los datos del DCS:

Estaría enteramente de acuerdo [en que] armas del DCS (y donadas por el
Departamento de Defensa, a diferencia de las vendidas por el DCS) constituyen
obviamente la explicación más simple para el masivo aumento en la cantidad de
armas totalmente automáticas, granadas, cohetes, etc. obtenidas por las bandas de
narcóticos… Es decir, obtienen sus armas de su propio gobierno, mexicano, por
diversos medios ilegales.

… El gobierno mexicano tiene una larga y bien documentada historia de corrupción a


todos los niveles, de municipal a federal. La mayor parte de las armas
“presentadas” [en los medios] simplemente no están a la venta para civiles
estadounidenses, en particular las granadas – tanto de 40 mm como tipos manuales…

… La fuente de esas armas puede ser rastreada fácilmente por la ATF… Todas las
ventas al extranjero tienen que ser informadas a la ATF antes del embarque, en
caso de que gobierno desee retener un embarque a un país en particular, etc. La
identificación de los números de serie sería fácil, con ayuda del gobierno de
EE.UU., evidentemente.

Pero eso presupone que el gobierno mexicano, y el de EE.UU., realmente quieran


rastrear esas armas. Un informe de 2008 en el San Antonio Express News, que
incluye detalles de la mayor confiscación de armas en Reynosa, México, en ese
mismo mes, con la participación de los Zetas, revela lo siguiente:

Otro ejemplo de problemas de coordinación ocurrió este mes. Autoridades mexicanas


en Reynosa al otro lado de la frontera desde McAllen, confiscaron la mayor
cantidad de armas de un cártel – cerca de 300 rifles de asalto, lanzagranadas
disparados desde el hombro y medio millón de balas.

Pero semanas más tarde, las autoridades mexicanas todavía no habían permitido a la
ATF el acceso a los números de serie que hubieran ayudado a rastrear a los
compradores y traficantes al lado estadounidense.

No cabe duda de que la corrupción de los cárteles y la intimidación de los órganos


de seguridad pública mexicanos a todo nivel y en toda agencia han causado una
cierta disfunción.

Un ex agente de la DEA, que también pidió no ser nombrado, dice que el embarque de
armas de grado militar al gobierno mexicano bajo el programa DCS, es esencialmente
como “enviar armas a un sindicato del crimen” en vista del grado de corrupción
dentro de ese gobierno.

Por lo menos un individuo con antiguas conexiones con agencias de inteligencia de


EE.UU. está convencido de que la corrupta transferencia de armas entre militares
mexicanos y narcocriminales en México es más que una teoría.

Tosh Plumlee, es ex piloto contratado por la CIA que condujo numerosas misiones de
entrega de armas a Latinoamérica y transporte de drogas a EE.UU. como parte de las
clandestinas operaciones Irán/Contra en los años ochenta, según antecedentes
públicos. Después de inquietarse por esas misiones aprobadas por el gobierno,
Plumlee decidió llevar sus preocupaciones al Congreso.

En su momento, Plumlee fue llamado a testificar ante el Congreso en numerosas


ocasiones, sólo para descubrir que los comités del Congreso que escucharon su
testimonio ordenaron que fuera considerado confidencial – lo que significaba que
si Plumlee hablaba posteriormente en público al respecto, estaría violando la ley.

Plumlee, sin embargo, todavía tiene profundos contactos con el mundo de los
servicios de inteligencia, algunos de los cuales, al parecer, quieren que presente
alguna información sobre la naturaleza de la guerra de la droga en Juárez, México.
Como resultado, Plumlee dice que recientemente hizo un viaje con individuos que
describió como “fuentes confidenciales” a un pequeño depósito en Juárez – que se
encuentra al otro lado de la frontera desde El Paso, Texas. Plumlee dice que
aceptó acompañar a las fuentes porque actualmente está investigando para un libro
que escribe sobre la guerra de la droga.

Plumlee dice que a su juicio es evidente que el almacén no formaba parte de una
operación militar mexicana, y sin embargo estaba repleto de armas militares de
EE.UU. – incluidas granadas, lanzagranadas, armas ligeras antitanque LAW
[esencialmente bazucas de alta tecnología, rifles M16 y equipos de visión
nocturna].

Plumlee dice que sus fuentes indicaron que las armas estadounidenses en el almacén
– así como en otro ubicado en otro sitio en Juárez que no visitó – estaban ahora
bajo el control de una organización de narcotráfico, que había obtenido la
munición de elementos corruptos en el ejército mexicano.
Plumlee reconoce que no sabe por qué le permitieron que entrara al depósito y
saliera vivo. Todo lo que puede decir con seguridad es que lo estaban utilizando
para revelar la información y sospecha que esas armas han sido cambiadas de sitio
desde entonces.

Por increíble que suene la historia de Plumlee, en realidad no puede sorprender


que haya depósitos de armas en almacenes clandestinos en una ciudad como Juárez
que, desde comienzos de 2008, ha producido cerca de 2.000 de los 7.000 asesinatos
que se estima han tenido lugar en la sangrienta guerra de la droga de México. Y,
quiérase o no creer la información de Plumlee, es evidente que tiene una larga
historia como participante en el mundo infernal de las operaciones ocultas, y que
es posible que cuente con la confianza de algunos protagonistas que siguen
involucrados en ese arte clandestino.

Mike Levine, ex agente de la DEA que tiene años de experiencia en la participación


en peligrosas operaciones clandestinas en el extranjero, dice que Plumlee es quien
afirma ser. Levine presenta ahora un show radial en la ciudad de Nueva York en una
estación de Pacifica Radio [el Expert Witness Radio Show] y Plumlee ha aparecido
varias veces en ese show a lo largo de los años.

Levine dice sobre la credibilidad de Plumlee:

Antes de invitar a Tosh a salir al aire, porque su historia era tan increíble, lo
investigué a través de agentes gubernamentales, todos los cuales dijeron que era
genuino. Tengo una copia del mapa aéreo que entregó a un periódico semanario de
San Diego, con anotaciones sobre todos sus vuelos con drogas, que fue lo primero
que convenció sobre su persona.

Después que hizo numerosas revelaciones por radio en Nueva York, y los medios
dominantes siguieron ignorándolo, el Congreso aparentemente estaba escuchando. Mis
propias fuentes me habían dicho que agencias como la CIA grababan regularmente mi
programa. (Solía recordarles, durante la emisión, que se aseguraran de apretar el
botón rojo para grabar.)

Así que Tosh me llama un día cerca de 1997 y dice que el Congreso le ha pedido que
testifique sobre sus experiencias, a puertas cerradas. Le dije: “Si haces eso, no
van a hacer nada fuera de clasificar tu testimonio y hacer que sea ilegal que
cuentes tu propia historia.”

Y eso, ciertamente, es lo que pasó, según Tosh.

¿Podría ser que Plumlee haya sido utilizado como una especie de mensaje en una
botella, porque como ha pasado tantas veces en la historia pasada de EE.UU., la
cadena normal de comando y los políticos en Washington, simplemente no quieren oír
la verdad, no quieren arriesgar hacer olas en las relaciones internacionales con
México o interrumpir el flujo de mercado libre de un multimillonario negocio
“legal” de armas?

Después de todo, si el gobierno de EE.UU. tuviera que aceptar que los militares
mexicanos están tan devastados por la corrupción y fuera del control del
presidente Calderón de México que no se puede confiar en que controlen sus propias
armas, ¿cómo puede su cooperación con el gobierno de Calderón tener alguna
esperanza de éxito en lo que muchos dirían es una guerra contra la droga mal
concebida para empezar?

En los hechos, si lo que ahora EE.UU. enfrenta en México, es probablemente que su


cooperación con el gobierno de Calderón, cuando toma la forma de embarques de
armas de EE.UU., probablemente sólo va a nutrir más derramamiento de sangre y
probablemente sólo pondrá en grave peligro a agentes estadounidenses en el terreno
que ayudan a esos esfuerzos.

Narco News trató de conseguir comentarios de funcionarios tanto en el Departamento


de Justicia como en el Departamento de Estado sobre los temas presentados en este
artículo. Hasta la fecha, esos pedidos – tanto por teléfono como por correo
electrónico – han sido recibidos con un silencio total.
Manténganse al tanto…

http://narcosphere.narconews.com/notebook/bill-conroy/2009/03/legal-us-arms-
exports-may-be-source-narco-syndicates-rising-firepower

C E N C O A L T

Centro de Comunicacion Alternativa


http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html

cencoalt@yahoo.de

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