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LA JUSTIFICACIÓN EN LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS

INTRODUCCIÓN

En este trabajo pretendo acercarme a la doctrina del Pablo acerca de la


justificación. El tema es amplio y muy importante. De hecho, no hay duda que
esta carta ha sido la más importante en la reflexión teológica cristiana.

Primeramente describiré el posible contexto de la carta, en segundo lugar


comentaré aquellas partes de la misma que me parecen importantes para
entender su doctrina. Especialmente me dedicaré a comentar Rom 3,21- 4,25 donde
se hace necesario buscar las fuentes bíblicas de la expresión “justicia de Dios”.

Termino el trabajo con una pequeña conclusión.

DESARROLLO

Introducción a la carta a los Romanos:


su contexto y su motivación

Gnilka, desde su reconstrucción de la cronología de Pablo, piensa que fue durante


su segunda estancia prolongada en Corintio (años 51/52) que el apóstol redacta
su carta a los romanos.1 Estamos en el tercer y último viaje de Pablo a Jerusalén.
Él alberga la esperanza de poder dirigirse de Jerusalén a España pasando por
Roma, a fin de poder misionar por la parte occidental del imperio (Cf. Rom
15,24.28).2 Pablo va a Jerusalén a parecer para entregar la colecta de las
comunidades de Macedonia y Acaya (Rom 15,25-26).

El motivo de la carta, por un lado es avisar de su próxima llegada a esa


comunidad, pues desde hace años quería cumplir su deseo de visitarlos (Rom
1
J. Gnilka Pablo de Tarso: apóstol y testigo Biblioteca Herder, Barcelona, 1998 (303)
2
Cf. Ibidem (124)
2
1,13; 15, 22.24.28).3 Por otro lado el contenido de la carta, hace pensar, ¿qué otra
intención tiene el apóstol al exponer argumentativamente su evangelio? La cosa
ha sido discutida ya desde antiguo. Algunos, siguiendo a San Agustín, piensan que
dentro de la iglesia de Roma había tendencias judaizantes, y San Pablo, por eso,
se propuso aclarar la cuestión. Otros piensan, siguiendo a Teodoreto, que no es la
situación interna de la iglesia de Roma, sino el estado de ánimo del apóstol, lo
que justifica el contenido de la carta. Pablo terminando su actividad misionera en
Oriente, piensa comenzar otro en Occidente, con Roma como centro de
operaciones. Y para dejar claro los rumores sobre él, quiere presentar a los
romanos lo esencial de su predicación.4

Para tratar de solucionar esta disyuntiva partamos de los destinatarios de la


carta. ¿Qué sabemos sobre ellos? Por un lado sabemos que la comunidad cristiana
no fue fundada por Pablo. Ha sido discutido quienes formaban la comunidad
romana cuando Pablo les escribe, ¿la mayoría era judío-cristiana o más bien
pagano-cristiana? Jürgen Becker, dice que es un dato seguro que los primeros
cristianos de Roma se consideraron judeo-cristianos ligados a la sinagoga. Sobre
todo porque los judíos tenían una presencia importante en la ciudad, gozaban de
cierta libertad para practicar su religión. En tiempos de Augusto había cuatro
sinagogas ubicadas en el trans Tiberim.5 Y al tener sus raíces el cristianismo en el
judaísmo, los romanos percibieron ambos grupos como una misma realidad,
permitiendo así la expansión del cristianismo. Sin embargo, Pablo parece incluir a
sus lectores entre los gentiles para cuya salvación ha sido designado como
apóstol (Rom 1,5-712-14; 11,11-13; 15,16).

Para no alargar más el asunto voy a tomar un punto intermedio, a manera de


hipótesis para el trabajo. Creo Pablo escribe a la comunidad romana, en primer
lugar, porque Roma es la puerta para su misión evangelizadora en Occidente y
puede ser un centro de operaciones; en segundo lugar, ante la presencia de

3
Cf. AA VV Comentario Bíblico San Jerónimo TomoIV Ediciones Cristiandad, Madrid, 1972 (102)
4
Cf. Profesores de Salamanca Biblia comentada VI: Hechos y San Pablo BAC, 1965 (254)
5
J. Becker Pablo, el apóstol de los paganos Ediciones Sígueme, Salamanca, 1996 (338-399)
3
judeocristianos en la comunidad, quiere exponer con claridad el contenido de su
predicación y así aclarar cualquier rumor sobre su persona.
Contenido y disposición
Bajo el aspecto doctrina es la carta de Pablo más importante. Su influjo alcanza a
otros escritos del NT ( 1Pe, Heb, Sant) y subapostólicos ( Clemente, Ignacio,
Policarpo, Justino).6 El centro de su mensaje es el evangelio como revelación de la
justicia de Dios, por la fe y para la fe (cf. Rom 1,17). A la misma conclusión
permite llegar el siguiente dato estadístico: de los 13 usos de la expresión justicia
de Dios o equivalente (“su justicia” o la justicia /que procede/ de Dios”) en el NT,
ocho aparecen en la Carta a los Romanos.7

La carta muestra una unidad. Becker considera que el apóstol elige exponer su
evangelio en un estilo descriptivo a modo de un tratado (Rom 1,1-17). Aunque
hay dudas sobre la sección Rom 16,1-20 donde hay una lista de saludos de gentes
conocidas por el apóstol. Muchas de ellas relacionadas con Éfeso y con Asia en
general. Los estudiosos consideran que la mejor solución a las dudas consiste en
considerar esa sección de Rom como una antigua carta de recomendación para
Febe con destino a Éfeso.8 Esta tesis me parece con bastante fundamento. Otras
razones a favor de un fraccionamiento de Rom no son nada claras.

Tratando de ser lo más fiel posible al escrito de Pablo, voy a presentar una posible
estructura de la carta que ayude a su comprensión, especialmente en lo referente
a la justificación que es lo que más me interesa.

La carta, aparte el prólogo (1,1-17) y el epílogo (15,14-33), se divide en dos


partes: una más argumentativa ( 1,18-11,36) y otra más práctica o moral (12,1-
15,13).9

J. Becker divide así la parte argumentativa de carta:

6
Cf. AA VV Ibid (106)
7
Cf. Asociación Bíblica Española Reseña Bíblica: Carta a los Romanos nº34, Verbo Divino, 2002 (6)
8
Cf. J. Becker Ibid (404)
9
Cf. Profesores de Salamanca Ibid (256)
4
• A quién va dirigido el evangelio: Rom 1,18- 3,20
• ¿Qué se manifiesta en el evangelio? La justicia de Dios Rom 3,21- 4,25
• Los frutos de esa justicia: Rom 6-8

El capítulo quinto lo considera una bisagra. Los capítulos restantes (9,1- 11,36)
tratarían de la participación de los judíos en la justificación.10 Y la segunda parte,
más práctica o moral (12,1- 15,13), trataría de las exigencias morales de la
justificación.

Aquí solamente trataré de desarrollar aquellos puntos de la carta que son de más
interés para entender su doctrina de la justificación.

Comentario de la epístola

Prólogo Rom 1,1-17: Encontramos elementos comunes a otras cartas como un


saludo inicial, elogio de la fe de la comunidad, la razón de su apostolado, la
motivación del escrito. Lo que más interesante de esta sección es Rom 1,16-17,
donde Pablo expresa el tema central de su carta, tesis que desarrollará a
continuación.

“Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para


la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar,
y después de los que no lo son. En el evangelio se revela la
justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice
la Escritura: El justos vivirá por la fe.”

A quién va dirigido el evangelio: Rom 1,18- 3,20: En esta sección Pablo


muestra la universalidad del evangelio, ya que tanto judíos como paganos se
encuentran, bajo la misma condición: necesitados de Jesucristo. Su
argumentación se basa en la condición pecadora de todos.

10
Cf. Ibidem (256)
5
Gnilka dice que Pablo para demostrar que la dominación del pecado es universal,
en tres ocasiones, por tres caminos distintos llega a la misma conclusión: En
1,18-3,20; 5,12ss y 7,14-25.11

En primer lugar habla de los paganos desde una perspectiva judía y luego de los
judíos, desde el horizonte helenístico de la diáspora (2,17ss). Caracteriza a los
primeros, desconocedores de la ley, desde las ideas judías sobre los paganos y a
los segundos, conocedores de la ley, desde lo que era corriente en las predicación
judía helenística-sinagogal (privilegios del judaísmo, su fracaso de cumplir la
ley).12 Su conclusión es: tanto los judíos como los griegos están sometidos al
pecado (3,9); los judíos por alejamiento de la voluntad de Dios por no observar la
ley (2,25) y los paganos por divinizar lo creado (idolatría).13

La pregunta de a quién va dirigido el evangelio es una pregunta por saber en qué


situación se encuentra la humanidad ante el juicio inminente de Dios (Cf. 1,18;
2,1ss; 13,11). Desde la situación de pecado general de la humanidad nadie se
escapa de la ira divina (1,18). Pues todos son malditos por no cumplir la ley (Cf.
3,10-13 y Dt 27,26).

¿Qué se manifiesta en el evangelio? La justicia de Dios Rom 3,21- 4,25:

Ante esta situación del hombre bajo el pecado, la única salida es la manifestación
de la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo. Para entender qué entiende
el apóstol por “justicia de Dios” debemos introducirnos en le pensamiento bíblico
al respecto.

La justicia de Dios en el Antiguo Testamento

11
Cf. J. Gnilka Ibid (215)
12
Cf. Becker Ibid (425)
13
Cf. Gnilka Ibidem
6
La teología de Pablo tiene en el AT su punto de referencia más claro. Cuando
habla de justicia de Dios entiende esta realidad desde el AT y desde las
correspondientes ideas del judaísmo contemporáneo acerca de ella.14
La expresión justicia de Dios no aparece en cuanto tal en el AT. Sin embargo,
existe no sólo el concepto, sino además expresiones equivalentes, como mi
justicia (si es Dios quien habla) o tu/su justicia, si habla u ora un hombre.15

El término justicia sédeq y su forma femenina sedaqah provienen de la raíz


sadaq, que tiene como sentido: tener razón, estar en su derecho, ser justo. Sédeq
subraya más bien el principio, el orden justo, mientras que sedaqah se refiere al
comportamiento justo. Aplicado a la persona el término justicia (sedaqah) define
lo que responde con exactitud a lo que exige su lugar en la sociedad. Es fidelidad
a uno mismo y a la sociedad a la que se pertenece. Por tanto, la justicia se sitúa
en una relación entre personas.16

En Israel el concepto de justicia no solamente se refiere a las instituciones


judiciales, sino también se vincula con la Alianza. Como ejemplo de esto tenemos
tres códigos legislativos, que están agrupados en el Pentateuco:

• el Código de la alianza, en Éxodo 20,22-23,19


• el Código (o ley) de santidad, en Levítico 17-26
• el Código deuteronómico, en Deuteronomio 12,2-26,15

Los tres textos constituyen colecciones de leyes que se relacionan


particularmente con la vida social y económica, sin excluir, sin embargo, las
prescripciones cultuales sobre el santuario y las fiestas religiosas. 17 Muchas de las
leyes, pues, tienen su fundamento en la elección de Yahvé y la alianza.

14
Cf. Asociación Bíblica Española Ibidem
15
Cf. Ibidem (7)
16
Cf. G. Verkindére La justicia en el Antiguo Testamento Cuadernos Bíblicos nº 105, Verbo Divino, 2001 (17)
17
Cf. Ibidem (6)
7
La alianza establece una relación de pertenencia recíproca: Yo seré tu Dios y tú
serás mi pueblo. Implica reciprocidad. Así como el Señor eligió a Israel, así Israel
debe elegir al Señor.18 Esta comunión se consolida por la lealtad (hésed). Se
entiende hésed por duración, constancia, continuidad.

La justicia de Israel, en el contexto de la alianza, se entiende como la respuesta


adecuada a la elección hecha por Yahvé. Y esta respuesta se mediatiza en el
cumplimiento de la ley, pues la ley, es una actualización de la alianza, es como la
“carta magna” de la alianza.19 El episodio del descubrimiento del libro en el tempo
de Jerusalén, en tiempos del rey Josías, da testimonio de este vínculo entre la
Torá-Ley y la Torá-Alianza.

En cambio, la justicia de Dios, se manifiesta cada vez que Yahvé elige a Israel y lo
hace su pueblo. Esta elección está relacionada con la salvación. El Señor es justo
en tanto que salvador cuando mantiene por siempre la oferta de la alianza, más
allá de los fracasos.20 Recordemos que este vínculo entre justicia y salvación viene
del origen mismo de la alianza: el Éxodo. La liberación de Egipto es la victoria de
Dios sobre una injusticia; ahí se muestra como salvador.

La justicia de Dios revelada en Cristo

En esta parte de la epístola, Rm 3,21- 4,25, el apóstol expone el centro del


evangelio, de la novedad cristiana: “Pues creemos que el hombre se justifica por
la fe, sin las obras de la Ley” Rm 3,28. Esto completémoslo con lo dicho un poco
antes por el apóstol:

“Ahora, sin la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios... la justicia de Dios,


por la fe en Jesucristo y que vale para todos los que creen” Rom 3,21-22

18
Cf. Ibidem (33)
19
Cf. Ibidem (34)
20
Cf. Ibidem (53)
8
Encontramos dos conceptos claves sobre los que se basa su doctrina: la justicia
de Dios y la fe. De hecho en esta parte de la epístola la fe πίστις / πιστεύειν
aparece nueve veces.

Dice Pablo que la justicia de Dios se ha revelado no por la Ley, sino por la fe en
Jesucristo. Es decir, teniendo en cuenta el trasfondo del Antiguo Testamento, la
acción salvadora de Dios a favor de la humanidad no ha sido por el vínculo de la
Alianza israelita, sino por el vínculo de la fe en Jesucristo. ¿Qué significa la fe en
Jesucristo?

Pablo repite varias veces que la justificación de los pecadores tiene lugar dia/ ek
pisteos Christou (o Iesou), expresiones que pueden designar la fe en Cristo o la
fidelidad de Cristo. Lo que Pablo sugiere con estas fórmulas en genitivo es el
vínculo entre la fe en Dios y el acontecimiento de Jesucristo.21 Pues Dios destinó a
Cristo a ser “expiación con su sangre, mediante la fe, para demostración de su
justicia...” Rom 3,25.

De manera que es la fe el acceso a la justicia de Dios. El hombre es justificado por


la fe, no por las obras de la ley. Todos los aspectos paulinos de la fe forman un
ramillete en ROM 4, donde Pablo presenta a Abrahán, el patriarca de Israel, como
creyente paradigmático.22 La fe de Abrahán es la conducta más acorde con la
alianza, que no exige otra cosa que aceptar con fe la llamada de Dios. Una fe que
es obediencia. Pues la fe de Abrahán se refiere a la promesa de Dios, a la que él
no da la espalda, a la que él se entrega con obediencia.23

Podemos concluir diciendo: todos están privados de la gloria de Dios, tanto judíos
como griegos, por eso Dios ha querido salvar a todos manifestando su justicia por
medio de la fe en Jesucristo. Fe que es inseparable del acontecimiento de Jesús
(muerte y resurrección, Rom 3,24) y que conlleva la obediencia a lo revelado por

21
Cf. Jean-Nöel Aletti Romanano en : Comentario Bíblico Internacional Editorial Verbo Divino, Estella, 1999 (1428)
22
Cf. J. Gnilka Ibid (237)
23
Cf. G. Eichholz El evangelio de Pablo Ediciones Sígueme, Salamanca, 1977 (332)
9
él. Es esta fe la auténtica respuesta a Dios, que consolida la comunión con Él y
refuerza la alianza. El hombre que vive por la fe es llamado justo.

Romanos capítulo 5: Como decíamos es una especie de bisagra. Por un lado no


nos dice nada nuevo, mas bien Pablo vuelve a expresar ideas anteriores: 5,12-21
demuestra nuevamente la condición pecadora de toda la humanidad, ahora
agrupándola bajo el Padre Adán que por su desobediencia, introdujo el vínculo de
culpa a todos sus descendientes.

Valiéndose de la desobediencia de Adán demuestra la obediencia de Cristo, por


medio del cual, ha venido toda gracia y bien de parte de Dios. De esta manera
resalta la acción redentora ligada a su persona.

Por otro lado empieza a poner las bases de la esperanza reservada los creyentes
que tratará en Rom 6-8. Dice que el primer efecto de la justificación es la paz, por
medio de la reconciliación (5,1) y el segundo efecto, la esperanza confiada (5,2) y
el tercer efecto, el amor de Dios derramado en nuestros corazones (5,3).

Los frutos de esa justicia Rom 6-8 : En esta parte, tal vez, lo más importante
desde el punto de vista de la justificación son las repetidas antítesis entre
espíritu y carne (Rm 8,9), espíritu y letra (Rm 7,6).24

La fuerza activa de la ley se puso de manifiesto en que ella llevó a los hombres al
conocimiento del pecado (Rm 3,20). La ley suscitó las pasiones del pecado (Rm
7,5). En sí la ley no es un poder de perdición, pero fue el pecado el que la
manipuló para su propio fin. El pecado tomó la ley como ocasión para excitar en el
hombre todo tipo de concupiscencia.25

El cristiano por medio del bautismo de Cristo, ha muerto al pecado y ha sido


liberado de la ley (Rm 6,11 y 14). Además por el bautismo recibimos El Espíritu.
Es el Espíritu ahora el que define la alianza, pues es por medio de Él que nos
24
Cf. J. Gnilka Ibid (255)
25
Cf. Ibidem (221)
10
mantenemos en comunión con Dios.26 Es el Espíritu el que nos libró de la ley, del
pecado y de la muerte, por eso hemos sido capacitados para cumplir el
mandamiento del amor (Cf. Rm 8,2-4). En el Espíritu se nos promete la concesión
de la vida futura (Rm 8,11).27 Por medio del él recibimos el sello de la adopción
(Rm 8,14), adopción que no está del todo consumada (Rm 8,24), pero que ya es
realidad por el Espíritu que habita en los creyentes (Rm 8,9).

CONCLUSIÓN

El pensamiento paulino sobre la justificación se entiende en el contexto del


Antiguo Testamento. La carta a los Romanos está llena de referencias al AT: Adán,
Abrahán, la Ley, la división entre judíos y paganos... su argumentación se basa en
estos presupuestos.

La humanidad se encuentra bajo el dominio del pecado, que la Ley israelita


confirma, pues ni los judíos han podido cumplirla. Ante esta situación Dios ha
mostrado su justicia, revelando su salvación por la muerte y resurrección de
Jesucristo. La fe en Jesucristo es la respuesta que Dios espera del hombre para
liberarlo de la esclavitud del pecado. Ya que es la fe el camino a una vida nueva,
la ley ya no tiene sentido. Ahora el creyente vive de los frutos de la fe,
especialmente, del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la fuerza que nos lleva a la
comunión plena y nos hace vivir en justicia. El Espíritu tiene ahora la misma
función que la ley en la antigua alianza: ser mediadora de la comunión con la
voluntad divina.

BIBLIOGRAFÍA

AA VV Comentario Bíblico San Jerónimo TomoIV Ediciones Cristiandad,


Madrid, 1972
26
Cf. Ibidem (252)
27
Cf.Ibidem (256)
11

Asociación Bíblica Española Reseña Bíblica:Carta a los Romanos nº34, Verbo Divino,
2002

Becker, J. Pablo, el apóstol de los paganos Ediciones Sígueme, Salamanca,


1996

Comentario Bíblico Internacional Editorial Verbo Divino, Estella, 1999

Gnilka, J. Pablo de Tarso: apóstol y testigo Biblioteca Herder, Barcelona, 1998

Profesores de Salamanca Biblia comentada VI: Hechos y San Pablo BAC,


1965

Verkindére, G. La justicia en el Antiguo Testamento Cuadernos Bíblicos nº


105, Verbo Divino, 2001

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