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LA EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA.

RESPUESTA AL GUARDIÁN DE LOS FRIGORÍFICOS


Ernesto Nathan Rogers

Ante el ataque directo de la revista Architectural Review y su colaborador Reyner Banham, Ernesto Nathan
Rogers, desde su editorial de la revista Casábella se ve obligado a responder. Su artículo «L'evoluzione
dell'Architettura. Risposta al custode dei frigidaires» es cauteloso en la defensa de los jóvenes milaneses del
neoliberty y utilizando su maestría y capacidad de discurso Rogers da una clara lección sobre la necesaria
evolución de la arquitectura moderna.
El rigor y convencimiento de la respuesta de Rogers está claramente por encima de las divagaciones y
provocaciones de Banham. Según Rogers sería absurdo que la mirada hacia el pasado próximo sólo se pueda
dirigir hacia el Movimiento Moderno y no hacia lo que podríamos llamar la prehistoria de lo nuevo.

Ernesto Nathan Rogers (1909-1969). «L'evoluzione dell'Architettura. Risposta al custode dei


frigidaires» Casabella, Milán, 1959. Fue recogido en la recopilación de Ernesto N. Rogers Editoriali di
Architettura, Einaudi, Turín, 1968, págs. 127-136.

Hay sensaciones que uno no logra quitarse de cia arquitectónica contemporánea.


encima, como la de los olores ligados a ciertos Architectural Review y Casabella son, desde el
pensamientos, de la que nos habla Proust. Así, punto de vista cultural, las revistas más com-
al leer el artículo de Mr. Banham aparecido prometidas del mundo; las más audaces y, por
en Architectural Review, no puedo evitar que consiguiente, las más expuestas. Se podrán
aflore a mi memoria el simpático pero deca- aceptar o rechazar algunas de sus posturas,
dente pub de estilo Victoriano con las cajas de pero nadie que las examine sin cerrazón ne-
«stuffed fishes» y demás adminículos de rigor, gará que ambas contribuyen valiosamente
reconstruido en el comedor de la sede de la aportando descubrimientos críticos,
revista inglesa: una manera de recuperar la profundizaciones y propuestas para un
historia mediante las imágenes de una deter- planteamiento más válido de la arquitectura,
minada sociedad, de condescender meticulosa- rompiendo los esquemas del formalismo
mente hasta el agotamiento de su gusto con moderno.
los ejemplares más rebuscados, polvorientos e Me gustaría que quien hablase de nosotros
incluso condenables. y de la arquitectura italiana empleara un len-
Es probable que este pub signifique sólo el guaje igualmente respetuoso, no tomase luciér-
límite negativo de una actitud cultural en la nagas por farolas, no viniese con enredos, no
que la revista se ha empeñado con inteligencia se contentase con afirmaciones improvisadas
y seriedad incomparables; pero, evidente- y, en cualquier caso, superficiales y expediti-
mente, cualquier batalla trabada con tanta in- vas.
sistencia debería implicar, al fin, algún valor Es, pues, desagradable que precisamente la
crítico antes de que todo quede enteramente revista por la que hemos demostrado tanto res-
clarificado. peto como para dedicarle un ensayo (Matilde
Sería poco generoso creer que, por errores Baffa, L'architettura al vaglio di una rivista inglese,
posibles o comprobados, habría de condenarse «Casabella», núm. 220) preste sus páginas a
la acción en su totalidad y decir sin más que un editorial como el de Mr. Banham,
los responsables de la misma se han olvidado Neoliberty-La retirada italiana de la arquitectura
completamente de otros problemas, más signi- moderna.
ficativos aún para la formación de la concien- El editorial no puede tratarse como se trata
cualquier otro artículo, pues es costumbre que tualizado ciertos valores dejados a un lado por
en él se exprese la voz responsable; es el texto la necesidad de otras luchas.
donde las convicciones de una revista adquie- Mr. Banham se engaña al creer que ha en-
ren carácter oficial. contrado (probablemente en los cajones polvo-
Evidentemente Mr. Banham, olvidando el rientos de aquellos muebles Victorianos) la
medio en que actúa, cree su deber acusar a llave mágica con que abrir las puertas de la
quienes han considerado «los monumentos que historia, a donde ha acudido para desviar el
quedan del Art Nouveau hasta un grado de flujo hacia sus personales estanques en los que
minuciosidad significativo de algo más que un cría murenas dispuestas a chuparnos la sangre.
interés histórico. Se han descrito e ilustrado Se diría que para él está más justificado usar
obras de Gaudí, Sullivan y D'Aronco, Horta un viejo Ford que un caballo porque el Ford
y la Escuela Vienesa, en particular, incluso aparece después de la revolución maquinista,
con los diseños originales y los colores de sus mientras que el caballo es obviamente ante-
exteriores, acompañados de textos mucho más rior: esta comparación podría inferirse del
laudatorios y retóricos que ilustrativos o expli- planteamiento convencional de todo el artícu-
cativos». Si los textos son retóricos, no tene- lo, donde se sostiene que, imitación por imi-
mos razón, como no la tendríamos, por ejem- tación, son más aceptables los arquitectos que
plo si hubiésemos escrito lo que se lee en el en la actualidad remedan a De Stijl que no los
editorial de L'Architettura (núm. 37, noviembre que aceptan el liberty, pues en el caso de aquél
1958, pág. 349): «El racionalismo, enfervoriza- «se trata al menos de formas creadas después
do con la prodigiosa metamorfosis de de la divisoria» entre nuestra época y un pa-
Ronchamp, comete aquí su sutil, virtuoso y sado ya concluido. En otras palabras, es mejor
desfallecido suicidio: setenta y dos años más robar cinco liras que diez. He repetido tantas
tarde, Mies Van der Rohe ha ganado la veces que «formalismo es cualquier uso de
partida. Hay que partir de este dato para formas no asimiladas: las antiguas, las contem-
juzgar los diversos problemas del lenguaje poráneas, las cultas o las espontáneas»
contemporáneo: la inspiración en el liberty, el (Casabella, núm. 202). Por el contrario, la
formalismo de la escuela de Milán, la vuelta crítica, meditada, a la tradición histórica
titubeante investigación de Scarpa y el es útil para un artista cuando se niega a
brutalismo de D'Olivo, el empirismo genial de aceptar de manera mecánica ciertos temas. Para
Gardella en Venezia. Principios, tentativas, Mr. Banham, en cambio, parece que en el
experimentos discutibles todos pero vivos, concepto de historia se da el determinismo de
actuales, indicadores de una posibilidad de las formas según una línea de evolución
relanzamiento de la arquitectura moderna. abstracta.
Dejando el respeto debido a Mies en el De ahí su tendencia a impartir absoluciones
luminoso mausoleo del racionalismo, vayamos y excomuniones que sólo pueden momificar la
a beber con estos amigos, tanto menos realidad.
perfectos y respetables, a veces hedonistas y No es menos rechazable su sistema de ele-
disolutos, pero que tienen al menos la osa- var nuestras pobres personas a tanta altura
día de continuar una tradición que fue hasta que nos hace vacilar, para después arrojarnos
ayer la de Mies, la tradición del anticonfor- tan abajo que resultamos irreconocibles.
mismo». E incluso alguien como yo que, por cohe-
Para nosotros, en cambio, el Movimiento rencia con sus principios sobre la libertad de
Moderno no está en absoluto muerto: nuestra opinión, es proclive a reflexionar con cualquier
modernidad consiste precisamente en llevar crítica, no está dispuesto a soportar las que,
adelante las tradiciones de los maestros (com- como ésta, son inconsecuentes no sólo en la
prendida, por supuesto, la de Wright). Pero evaluación de los hechos sino incluso en la ex-
ser sensibles a lo bello (y no sólo al valor do- posición de los mismos, que exigirían una in-
cumental) en algunas manifestaciones que no formación bastante más precisa y, sobre todo,
contaban con suficiente aprecio es, sin duda, unas citas más correctas.
algo que nos honra. Y así, nos honra el haber Personalmente no considero suficiente hala-
situado en su momento histórico y haber ac- go ser calificado como «la figura heroica de la
arquitectura europea de los últimos cuarenta interpretación suya. Es evidente que el forma-
años y los primeros cincuenta», si a continua- lismo hábil pero veleidoso no sólo no es un
ción se me tiene (junto con Belgiojoso y exponente de las supuestas metas que no he-
Peressutti) por uno de los responsables del mos alcanzado sino que niega además los su-
montaje de la sección italiana del industrial puestos teóricos y sobre todo morales de nues-
design en 1958 en Londres (con obras de tra lucha, que huye del esteticismo y del juego
Albini y otros colegas eclécticos) «que parecía intelectualista.
ser poco más que un himno en loor del gusto Por lo que respecta a las obras de los arqui-
borghese milanés más remilgado y tectos jóvenes: no es verdad que Casábella haya
pusilánime». publicado las de Aulenti, del grupo de Nova-
He respondido porque, a pesar de todo (y, ra, Gregotti, Meneghetti, Stoppino, así como
sin duda alguna, debido a la autoridad de la de Gabbetti e Isola «con evidente beneplácito
revista en que aparece), el artículo, al tratar editorial», pues, si es obvio que en esta revista
con tanta prosopopeya de las cosas italianas, no aparece nada sin mi consentimiento en
ha levantado entre nosotros cierto alboroto; he cuestiones de imprenta, sí he manifestado
respondido porque soy el gran condenado y abiertamente mi crítica precisamente acerca
porque han citado a mis dos socios; porque es del valor tendencial y finalista de esos produc-
necesario desembarazar el discurso de un pre- tos, limitándome a considerarlos ejemplos sig-
juicio nominalista, el del Neoliberty, mediante nificativos de algunos jóvenes lo suficientemen-
el cual, según la extemporánea clasificación tí- te inteligentes como para reaccionar ante el
pica de Banham, se meten en un mismo saco formalismo modernista.
arquitectos de distintas edades, responsabili- Así pues, si se les quisiera achacar el haberse
dades y tendencias, y, en fin, porque, si se dejado guiar, tras un impulso correcto, de una
admite la amplitud del título, se debería in- polémica negativa, además de una acción de
cluir en él a todos cuantos intentan escapar de reelaboración positiva igualmente necesaria,
lo que quisiera llamar con el nombre que le tal actitud correspondería exactamente a mis
corresponde, a saber, conformismo y formalis- ideas expresadas en Casabella, núm. 215
mo: el silencio que se mantiene, por ejemplo, («Continuità o crisi?»).
acerca de Gardella, Ridolfi, Michelucci, Albini Pero no es esto lo que Mr. Banham sostie-
o Samonà, genera confusión en la ya gran ne, haciendo también una poda tan imprecisa
confusión de lo dicho. Respondo porque no como infiel del artículo de Aldo Rossi Il passato
quiero que se me acuse de posturas que no e il presente nella nuova architettura, que con cla-
hemos tomado. Respondo, en fin, porque al ridad y honestidad critica a sus amigos en
refutar las afirmaciones de otro, espero dar a aquel preciso punto en que Banham lo presenta
entender que no me dejo arrullar en el «tout como una especie de demagogo del espíritu
va très bien, madame la marquise» sino que burgués.
más bien me preocupa, al menos tanto como Por otra parte, en ese mismo número de Ca-
a Mr. Banham, cierta moda peligrosa de la sabella, núm. 219 Aldo Rossi (Una crítica che
arquitectura italiana de cuyo análisis no pre- respingiamo), al hacer la crítica del libro de Hans
tendo hurtarme en lo que respecta a mi res- Sedlmayr contra el arte moderno, subrayaba
ponsabilidad en calidad de artista, crítico y la diferencia entre una crítica reaccionaria y
docente. otra progresista al Movimiento Moderno, in-
Mr. Banham se declara desencantado por- terpretando una posición difundida entre los
que en la posguerra había puesto muchas es- jóvenes en Italia: «El rechazo de los valores
peranzas en nosotros (sobre todo en nosotros, del mundo moderno implica necesariamente
los milaneses), habiendo incluso creado un una nueva barbarie, porque en cualquier caso
mito donde situarnos. hoy en día no es posible prescindir de cuanto
Pero, ¿quién cumple, para él, esas «ilusio- ha caracterizado a la Europa de estos últimos
nes»?; unos arquitectos romanos: Moretti y años... En esencia el motivo decisivo de desa-
Vagnetti. En especial el primero. El mismo, cuerdo sigue siendo el que este tipo de crítica
previendo nuestra reacción, afirma que su- no mantiene una perspectiva de desarrollo, una
puestamente habríamos reaccionado ante esta
alternativa en la cultura moderna, sino que se no podía practicarse como una disciplina glo-
presenta como negación de la misma». bal —según demuestra brillantemente el for-
Todas las alternativas o procesos que hemos malismo literalmente vacío de la Casa del
apoyado se han situado siempre en la cultura Fascio de Terragni en Como—». ¿No ve
moderna; por eso nuestra tarea es fatigosa y Banham la coherencia entre forma y
difícil. ¿Por qué Banham, que pretende pasar contenido y no tiene noticia de cómo luchó
por experto en asuntos italianos, no ha procu- Terragni con su obra para dar (engañado, por
rado leer más y mejor en vez de insistir en sus desgracia) un contenido y una forma moral al
definiciones de los «milaneses» y los fascismo? ¿Y por qué murieron Pagano, Banfi
«turineses», con demasiado regusto a tópico? y Labò sino porque su disciplina de artistas no
Tampoco son lo mismo Gabetti-Isola que podía dejar de oponerse a las reglas de la
los demás, pues si la definición de Neoliberty dictadura?
puede aplicarse a la Bottega di Erasmo (y a Banham debería haber reconocido con ma-
otros productos de otros jóvenes que despun- yor sutileza lo que ya observaron más de una
tan aquí y allá por Italia), tal definición se vez nuestros escritores: la lucha continua y dra-
aplicaría, sólo que inútilmente desfigurada, a mática de la cultura en general, con las cir-
los diversos grupos cuya nostalgia, más quizá cunstancias de la sociedad italiana (antes, du-
que hacia el liberty, se encamina hacia el ex- rante y después del fascismo); de ahí podría
presionismo holandés (en el caso de Aulenti) haber deducido la dificultad que tiene el arte
o hacia el eclecticismo boitiano y berlanghiano para identificarse con la vida: la relación dia-
(en el caso de Gregotti y compañía). En cuanto léctica, el tenaz duelo amoroso, las conquistas,
a las obras de la Cooperativa de arquitectos e las incomprensiones, los rechazos, las deudas
ingenieros de Reggio Emilia, no son en ab- pagadas. Habría intuido entonces uno de los
soluto neoliberty y casi podrían considerarse aspectos más interesantes de nuestra historia:
ejemplos de current architecture. el hecho de que la arquitectura itialiana es, en
Y tampoco los son Figini y Polini; esto es sus ejemplos más válidos, un acto moral y un
obvio, incluso cuando se permiten buscar so- instrumento de lucha política, al menos implí-
luciones naturalistas. Si su tono no me indu- citamente. Instrumento variable en sus éxitos,
jera a polemizar, encontraría alguna cosa útil como toda la historia política de las tenden-
en las alarmas expresadas por Banham, pero cias progresistas en Italia, pero no por ello, sin
lo poco de sano que se puede hallar en sus duda, desdeñable o condenable.
observaciones y que fácilmente podría ser com- Tras la guerra de liberación y el estupendo
partido —al menos como apuntes de temas período de lucha partisana parecía que el mun-
que se deberían profundizar— termina por co- do, Europa, Italia, resurgían para nacer a una
rromperse en lo tortuoso de su discurso. Tanto vida definitivamente mejor y nos nutrimos de
es así, que la acusación generalizada contra esperanzas, imaginándonos que representaban
las manifestaciones más recientes va más allá la realidad, si bien hemos de admitir que se
del Movimiento Moderno, no sólo del italiano, trataba siempre de nuevas utopías. A partir de
y, revelando una incomprensión coriácea de entonces toda la sociedad italiana —la progre-
tantos acontecimientos fundamentales, incluye sista y consciente— se esfuerza por no quedar
las amplias posibilidades evolutivas de toda la encallada en los bajíos de la oficialidad. Y el
historia internacional. Si le hacemos caso, ha- hecho de que a veces sea una arquitectura más
bremos de pensar que en la arquitectura ita- cargada de sentimiento que de razón no se
liana «era muy normal que se sintiera la en- debe a una retirada de los arquitectos. ¡Muy
cubierta influencia de Marinetti (a quien en al contrario! Se trata de una lucha contra la
cierta ocasión Sartoris reconoció en una publi- corriente. Habría que ver lo que ocurre en los
cación como patrono del movimiento)». despachos municipales y ministeriales y cómo
Pero, ¿qué nos importa que lo diga Sartoris? siempre la pequeña parte de quienes creen en
Uno, con su vista tan poco aguda, deforma el arte ha de apretar los dientes para abrirse
todo lo que ve: «En esta pequeña área se prac- camino más allá de las barricadas.
ticaba lo "moderno" como un estilo, ya que No es casualidad que Ridolfi, Gardella,
BBPR, Albini, Samonà, Michelucci, Piccina-
to, por nombrar algunos de los más decididos ciones y de suspensiones del juicio que pueden
defensores de la modernidad, no hagan ya lo en cualquier momento pecar de insuficiencia.
que hacían y que, precisamente por eso, sean El progreso se paga también con algunos erro-
consecuentes. ¿Se lo ha preguntado alguien? res, pero estoy convencido de que de algunos
No se puede, ciertamente, pensar que estas peligros en que incurre la arquitectura italiana
personas y muchas otras se hayan convertido nace la comprensión, prescindiendo del aguijón
todos a la vez en unos irresponsables, hasta el jactancioso de Mr. Banham en su papel de
punto de abdicar de las conquistas tan fatigo- guardián de los frigoríficos, quien cree, además,
samente logradas. que «la revolución doméstica comenzó con las
Su fuerza ha sido precisamente la de haber cocinas eléctricas, los aspiradores, el teléfono,
entendido el Movimiento Moderno como «re- el gramófono y todos los demás objetos meca-
volución continua», es decir, como desarrollo nizados que ayudaban a llevar una vida agra-
continuo del principio de adhesión a los con- dable y que todavía siguen invadiendo el hogar
tenidos cambiantes de la vida. y han alterado de manera permanente la
Progresivamente la polémica se enriqueció naturaleza de la vida y el sentido de la arqui-
y, por consiguiente, las exigencias se hicieron tectura doméstica». Puestos a ello, yo habría
más sutiles y más difíciles, por tanto, los re- añadido la «batidora», que serviría para hacer
sultados formales, pues intentaban incorporar un estupendo cocktail con las demás revolucio-
un número de propuestas cada vez mayor: la nes que, según él, tienen sus «hitos» en «la
ampliación de la problemática arquitectónica Fundación del Manifiesto Futurista, el descu-
y el resultado inmediato de la meditación crí- brimiento en Europa de Frank Lloyd Wright,
tica, la revisión historicista de todos los pe- la publicación de Ornamento y delito de Adolf
ríodos de la historia y, sobre todo, los más Loos, la lectura de Hermann Muthesius ante
inmediatos en el tiempo, tergiversados por la el Congreso de la Werkbund en 1911, las rea-
oposición normal nacida del cambio dialéctico lizaciones de la pintura netamente cubista,
generacional. etc.». Sólo le falta un poco de sal.
El liberty se entendió mejor (¿y por qué no?) Estoy convencido, no obstante, de que la
donde aún quedaban energías por recoger y experiencia vivida ha sido útil. Tan útil que,
analizar. a pesar de todo, la crítica y la producción
El hecho de que el estilo liberty no deba arquitectónicas italianas han avanzado algu-
considerarse sólo en su definición histórica, nos pasos que en muchos países están aún
como progenitor de la modernidad, sino en los por darse.
valores que de por sí tiene, responde a una Los darán, sin duda, y quizá en una direc-
constatación tan necesaria que ya en mis tiem- ción distinta, según lo sugieran las condiciones
pos de estudiante la había desarrollado en una culturales y económicas concretas, pero no creo
tesina de licenciatura. que nuestra experiencia, de una decidida con-
¿De qué nos habríamos de asustar? Induda- ciencia histórica, de la unidad necesaria de la
blemente, es necesario fijarse en las experien- cultura en el orden espacial y temporal —re-
cias del pasado (en todas), sin dejarse, por lación de las nuevas obras con el entorno ya
supuesto, engatusar, como por desgracia —soy existente— sea de poca monta ni se deba des-
el primero en reconocerlo— le sucede a más cartar tan superficialmente.
de uno. No presumimos, en absoluto, de ser los úni-
Este complejo proceso de revisión, por lento cos en ir hacia adelante; ejemplos bastante más
y laborioso, ha sido malentendido por los me- luminosos nos llegan de los maestros: Le
nos preparados, para quienes supuso una con- Corbusier creó Chandigarh, con ecos de toda la
moción; pero, en cualquier caso, se ha de re- India; Gropius, la Embajada norteamericana en
conocer que puede haber hecho pasar por alto, Atenas, inmersa en la historia griega; Mies, un
incluso a los mejores, algunos componentes «monumento», con su rascacielos de Park
culturales (como la tecnología) a los que en Avenue en Nueva York, y Wright había
otros momentos se había prestado más aten- diseñado, antes de su muerte, obras que, aun
ción. Pero el progreso es el resultado de op- estando totalmente en consonancia con su es-
píritu, no podían reducirse a la letra de tantas de algunos equívocos inútiles en que han in-
declaraciones anteriores suyas. currido. Para concluir quisiera invitar a
Ninguno se detuvo; para los maestros mis- Mr. Banham, quien, según creo, conoce mejor
mos podríamos parafrasear, a modo de para- el inglés que el italiano, a leer directamente a
doja, el aforismo de Nietzsche: «Poco mérito Ruskin (The Poetry of Architecture), un gran in-
tiene el maestro que es su propio discípulo». glés, sin recurrir a la periclitada interpretación
Esto, a nuestra escala, se nos puede aplicar de Marinetti, que fue un «revolucionario» fas-
aún con más propiedad a nosotros, que no que- cista, muerto con el birrete de la Academia:
remos petrificarnos en un dogmatismo servil. «Consideramos la arquitectura de las diversas
Si todo cuanto se sale de los moldes de un naciones tanto en relación con los sentimien-
modernismo escolástico o no cae por evasión tos y costumbres de cada una, como en rela-
irreflexiva en las bravatas formalistas fuese ción con el paisaje en que se halla y con el
Neoliberty, estaríamos en una buena y gran cielo bajo el cual surge».
compañía. Seguro que encuentra alguna idea sobre la
Pero, si el Neoliberty es precisamente aque- evolución de la arquitectura.
lla tendencia que recalca el liberty mismo, se
Milán, junio de 1959
tratará de situar en su marco justo un peque-
ño cuadro cuyas figuras están representadas NOTA.—La estima que conservo por Mr. Banham no
en Italia por algunos jóvenes arquitectos, que me ha impedido atacarlo sobre el mismo terreno, ya que
son suficientemente conscientes —así lo espe- imprudentemente había deducido consecuencias extremas
de premisas incompletas. El lector riguroso podrá releerse
ro— como para no creer que en ellos se resu- el artículo «Neoliberty. La retirada italiana de la arqui-
me toda la arquitectura italiana. Y aún po- tectura moderna» publicado en Architectural Review
dríamos augurar que pronto se darán cuenta núm. 747, abril de 1959.

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