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Peruana
Cayetano Heredia
Facultad de Medicina Alberto
Hurtado
Alumnos:
Nataly Chirinos Montes
Objetivos
Introducción
A finales del siglo XIX, Von Behring observó que los sueros de animales que habían
padecido difteria contenían sustancias que neutralizaban el efecto de la toxina diftérica. A
estas sustancias, se les denominó anticuerpos, por su capacidad para reconocer a las
toxinas bacterianas. En 1937 Tiselius descubre la electroforesis y aplica este nuevo
método al fraccionamiento de proteínas plasmáticas, identificando así los anticuerpos
como las proteínas del suero que se desplazan más lentamente. Esta fracción recibió el
nombre de g-globulina. Tiempo después mediante experimentación con niveles distintos
de globulinas se concluye que no todos los anticuerpos son gammaglobulinas, por lo que
Hebermans propone el término de inmunoglobulinas para designar a todas las sustancias
con capacidad de anticuerpo. Actualmente se conocen cinco tipos de inmunoglobulinas:
IgM, IgA, IgG, IgD e IgE.
Estructura
La estructura de las inmunoglobulinas está dada por una unidad básica compuesta de dos
cadenas polipeptídicas globulares y dos cadenas livianas unidas entre sí por uniones tipo
puentes disulfuro. Ambas cadenas presentan una región constante y una región variable.
Las cadenas pesadas (H) debido a que tienen un peso molecular de 55.000 dalton se
encuentran organizadas en cuatro dominios llamados VH, CH1, CH2 y CH3 (C por
constante y V por variables). Las cadenas livianas (L), cuyo peso molecular es 25.000
dalton, se dividen en dos dominios, VL y CL. Los dominios variables de ambas cadenas
son los que interactúan con el antígeno, mientras que el extremo constante de la cadena
pesada es imprescindible para desencadenar procesos de suma importancia en la
defensa frente a agentes extraños.
Algunas partes del anticuerpo tienen funciones únicas, como los extremos de la "Y", por
ejemplo, contienen el lugar que se une al antígeno y por tanto, reconoce elementos
extraños específicos. Esta región del anticuerpo se llama Fragmento de unión al antígeno
o región Fab. El papel que desempeña la base de la "Y" consiste en modular la actividad
de la célula inmunitaria. Esta región se llama Fragmento cristalizable o Fc y está
compuesta por dos o tres dominios constantes de ambas cadenas pesadas, dependiendo
de la clase del anticuerpo. Mediante la unión a proteínas específicas la región Fc se
asegura que cada anticuerpo genera una respuesta inmune apropiada para un anticuerpo
dado. La región Fc también se une a varios receptores celulares como el receptor del Fc y
otras moléculas del sistema inmunitario como las proteínas del complemento. (Figura 2)
Clasificación
Las clases de inmunoglobulinas están determinadas por los diferentes isotipos de las
cadenas pesadas.
• IgM
Los anticuerpos del tipo IgM son los de respuesta primaria en respuesta a un estímulo
antigénico. Caracterizada por poseer capacidad neutralizante, precipitante, aglutinante,
fijar complemento, activar la respuesta inmune, sin embargo no atraviesa activamente las
membranas biológicas. Esta última propiedad hace que esta inmunoglobulina ejerza su
acción normalmente en los espacios intravasculares.
• IgG
• IgA
• IgE
• IgD
Las inmunoglobulinas se unen a los epítopos de los antígenos por sus sitios activos, que
son las cadenas pesadas y ligeras. Esta zona de unión se conoce con el nombre de
parátopo. (Ver FIGURA 3)
Tras la unión con el antígeno, la inmunoglobulina puede anular la acción del antígeno por
neutralización, precipitación o aglutinación. Estos fenómenos por sí solos no son
suficientes para la destrucción y eliminación de éstos. Para ello las inmunoglobulinas
requieren la colaboración de otros elementos tales como macrófagos, polimorfonucleares
o células NK. Se puede decir que las inmunoglobulinas, al detectar los antígenos y
producir la unión con ellos, actúan como transductores de la información generando la
destrucción de los antígenos por los macrófagos, polimorfonucleares o células NK.
Opsonización
Por ello se recurrió a fraccionar las inmunoglobulinas, separando las demás proteínas
séricas que causaban las reacciones adversas, sobretodo la albúmina, de las que
servían para neutralizar el veneno. Estas inmunoglobulinas altamente enriquecidas eran
utilizadas para la llamada seroterapia de segunda generación aún utilizada en la
actualidad que consiste en la administración de sueros antiofídicos.
Sin embargo, con nuevos estudios de enzimas proteolíticas sobre las inmunoglobulinas
se descubrió que se podía separar el fragmento de la inmunoglobulina responsable de la
función neutralizante del fragmento responsable de las funciones efectoras de los
anticuerpos.
Se debe decir que ante el caso de cualquier envenenamiento se debe utilizar una terapia
específica para cada veneno, ya que cada suero solo funciona para los venenos
antígenamente relacionados. Si bien existen sueros monovalentes, que son válidos para
un tipo de veneno solamente, también existen los polivalentes que son útiles para varios
tipos. Un suero específico para un tipo de veneno puede ser eficaz neutralizando ciertos
aspectos de otro veneno, pero no va a ser tan eficiente como un suero que tenga las
propiedades neutralizantes de todos los efectos del veneno que ha afectado al paciente.
Muchos anticuerpos recombinantes son ya una realidad terapéutica para varios tipos de
neoplasias, leucemia, linfomas, enfermedades autoinmunes e infecciones virales y,
también, para ayudar a evitar rechazos en transplantes de órganos. Es posible preveer
que este tipo de enfoque va también a alcanzar el nicho de los antivenenos, en particular
el caso de los venenos de baja complejidad (aquéllos que sólo tienen uno o muy pocos
componentes tóxicos para mamíferos).
• Instituto Clodomiro Picado – Suero Antiofídico. [Citado el: 29 de marzo del 2009]
Disponible en URL:
http://www.icp.ucr.ac.cr/index.php?option=com_content&task=view&id=23&Itemid=37