Working Paper

28 de julio de 2013

PARTIDO Y
MILITANCIA POLÍTICA

PARTY AND ALDERDIA ETA

POLITICAL MEMBERSHIP MILITANTZIA POLITIKOA

As a Working Paper, it does not reflect any institutional position or opinion neither of EKAI Center,
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 PARTIDO Y MILITANCIA POLÍTICA

1. Por razones diversas, el sistema de flexibilidad los distintos niveles de compromiso

partidos políticos, columna vertebral de la
democracia parlamentaria, precisa de una
revisión de fondo para hacer posible la
supervivencia de las democracias occidentales.
Junto a elementos estructurales del sistema,
relacionados con la financiación de los propios
partidos o el control oligárquico de los medios de
comunicación, los factores éticos y psicológicos
son también esenciales para la regeneración del
sistema de partidos y, con él, del propio sistema
democrático.
2. Ambos aspectos están directamente
relacionados con la gestión de la militancia o la
afiliación en los partidos políticos. Es habitual que
los partidos políticos se preocupen, por un lado,
de mantener y aumentar su afiliación o incluso de
la formación técnica o ideológica de la misma.
3. Es menos habitual que los partidos
políticos se preocupen de gestionar los aspectos
éticos, morales o –si se prefiere- los valores de su
militancia. Y, sin embargo, son –sin duda- los de
mayor trascendencia a medio y largo plazo.
4. Junto a la corrupción política, el
desprestigio de la militancia política ha sido
probablemente uno de los factores clave del
deterioro de imagen de los partidos políticos en
nuestro entorno. Las décadas de escepticismo
moral y relativismo desmovilizador han generado
una creciente desconfianza frente a todo tipo de
estructuras políticas y sociales.
que unos u otros afiliados estén dispuestos o
preparados para asumir.
7. Esto significa, en primer lugar, que resulta
aceptable que se admita un nivel de compromiso
mínimo de afiliación, limitado fundamentalmente
al pago de las cuotas correspondientes al partido
político.
8. Pero el partido político, lógicamente, no
puede basarse en este nivel mínimo de
compromiso. Cualquier partido necesita de un
colectivo significativo de militantes activos, que
deben constituir la base fundamental de su
actividad social y política.
9. En este sentido, la primera tentación que
debe superar el partido político es la del
relativismo. Un partido político eficiente y
comprometido precisa militantes eficientes y
comprometidos. Y si se quiere conseguir este
objetivo, los partidos políticos deben marcarse de
forma expresa objetivos de formación de su
militancia en los aspectos éticos y morales del
compromiso político.
10. El militante político debe ser consciente
de la elevada responsabilidad de la actividad
política y de en qué medida el militante de un
partido debe asumir un compromiso vital, de
mayor o menor intensidad, basado en la ética del
esfuerzo, de la altero-dirección y, en definitiva,
en la ética del compromiso.

5. Ante esta situación, el partido político 11. Esto significa un compromiso de

debe mantener un claro horizonte moral no sólo formación, un compromiso de dedicación de
en sus objetivos ideológicos sino también en la esfuerzo al trabajo político, un compromiso de
propia configuración del partido político y, muy aceptación de responsabilidades y un
especialmente, en la gestión de su respectiva compromiso de gestión ética y comprometida de
afiliación o militancia. dichas responsabilidades.

6. Por un lado, es probablemente correcto 12. Sustituir la ética del relativismo por la
que el partido político intente gestionar con ética del compromiso es, por lo tanto, esencial

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 PARTIDO Y MILITANCIA POLÍTICA

para los militantes políticos e, indirectamente,
para los propios partidos políticos.
13. Por supuesto, el militante político debe
tener claro que el partido es sólo un instrumento
para la defensa de los intereses generales y no un
fin en sí mismo. Esto significa que el concepto de
compromiso no debe nunca tener un carácter
sectario.
14. El sectarismo político responde, en última
instancia, a la supeditación de los intereses
generales o ideológicos a los intereses de partido.
Esta supeditación lleva a posiciones
frecuentemente absurdas que suponen uno de
los mayores descréditos del sistema de partidos.
Las habituales actitudes sectarias de los partidos
políticos tienen como consecuencia que las
actuaciones o propuestas políticas no se valoren
en función de en qué medida responden o no al
interés general sino en función de qué grupo
político es el que las propone.
Este tipo de posiciones se esconden con
frecuencia detrás de razones ideológicas pero, en
realidad, esconden, en último término, la
supeditación de los intereses generales y los
principios ideológicos a los meros intereses
personales.
15. En efecto, lo habitual es que el
sectarismo político responda más bien a una
traslación al partido político de meros intereses
personales. Esto se concreta en una mentalidad
“de partido” que, en el fondo, es una mentalidad
desideologizada y que, identificando el futuro
personal con el futuro del partido, tiende a ubicar
a este último por encima de los objetivos
ideológicos que lo justifican.
16. En este sentido, un mayor nivel de
compromiso social y político de la militancia es
exactamente lo contrario del sectarismo. Frente a
los intereses de grupo, el militante debe ser
plenamente consciente de que el partido no es
más que un instrumento al servicio de sus
objetivos ideológicos y del interés general del
país y no un instrumento para la defensa de los
intereses colectivos –en muchos casos,
profesionales- de sus afiliados.
17. Aunque se ha cuestionado repetidamente
la figura del militante político sin experiencia en
otros ámbitos profesionales, este tipo de
trayectorias personales no tienen por qué ser
rechazables si las bases morales del compromiso
político permanecen suficientemente claras.
18. Evidentemente, la experiencia
profesional en otros ámbitos de actividad
siempre será enriquecedora, como en cualquier
actividad profesional. Pero la asunción de un
compromiso ideológico personal desde la
juventud puede tener un lógico desarrollo a
través de la actividad política. Es responsabilidad
de los partidos políticos asegurar que estas
personas profesionalmente implicadas en la
actividad política consiguen la formación
adecuada para el desempeño de sus funciones y,
sobre todo, que responden a las bases morales
que justifican la militancia política y el propio
partido político.
19. El concepto de compromiso personal que
debe exigirse y fomentarse en el conjunto de la
militancia debe ser, por supuesto, creciente a
medida que aumentan las responsabilidades
asumidas, ya sea en el propio partido o en
organismos públicos en los que el partido dispone
de capacidad de representación.
20. Por las razones indicadas al comienzo, el
rechazo del relativismo moral y la aceptación del
compromiso personal y colectivo de los militantes
políticos es la base sobre la que asienta, no sólo
el futuro de los partidos políticos sino, en buena
medida, el futuro del sistema democrático y el
futuro de Occidente.

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