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-, 26 Y 27 DE NOV. 2003-
CONFERENCIA PERMANENTE DE PUEBLOS INDÍGENAS DEL PERÚ
Existen en la sierra peruana los pueblos indígenas Quechua, Aymara y una pequeña
población Puquina en los andes sur-occidentales. En la selva amazónica son
aproximadamente 60 los pueblos indígenas diferentes que juntos hacen una población
total de aproximadamente 300,000 personas. Los ciudadanos indígenas del Perú
conforman una mayoría poblacional en el total del país.
Se suele indicar en el discurso oficial y en gran parte de la intelectualidad criolla que los
pueblos indígenas solamente son aquellos pueblos de la amazonía y en algunos casos se
agregan algunos sectores andinos, especialmente aquellos en donde se habla
mayoritariamente el quechua o aymara. En una exposición el Defensor del Pueblo
manifestaba que “la población indígena amazónica es aproximadamente 300,000
personas, pertenecientes a 48 pueblos indígenas o etnias que corresponden a 12 grandes
familias lingüísticas de los cuales se han reconocido a 1,297 comunidades nativas. Sin
embargo, más de 8 millones pertenecen a los pueblos indígenas, si consideramos a las
comunidades campesinas o pueblos originarios asentados en la costa y en la sierra, de
los cuales se han reconocido 5,680 comunidades campesinas (189 en la costa y 5,491 en
la sierra y ceja de selva). Todo ello hace que se estime que existen ocho millones de
Quechuas y 603,000 Aymaras”.
* Se indica líneas arriba que la población indígena en la selva es de 300 mil habitantes
pero hemos descontado los 55,000 de la étnia Asháninka por ser la más numerosas.
** Este dato es consignado en el documento “El caso del Pueblo Asháninka de la Selva
Central”. En: Nosotros y los otros. Defensoría del Pueblo. 1998.
FUENTES:
* “Directorio de Comunidades Campesinas del Perú 1991”. Proyecto Especial de
Titulación de Tierras y Catastro Rural. Ministerio de Agricultura.
** “Directorio de Comunidades Nativas del Perú”. Dirección General de Reforma
agraria y Asuntos rurales. Ministerio de Agricultura. 1986.
Del total de la población indígena, el 79% vive soportando condiciones de vida "por
debajo del nivel de pobreza" (es decir su ingreso es menor a los dos dólares diarios). En
la década de 1990-2000 aparecieron tres "mapas de la pobreza", tanto el del Banco
Central de Reserva, como el del Instituto Nacional de Estadística e Informática en
1994, llamado "Perú: Mapa de necesidades básicas insatisfechas a nivel distrital" y el
último del PRES o "Plan de lucha contra la pobreza"; los tres, salvo una que otra
diferencia irrelevante, señalan que los pobres, mas pobres del Perú, viven agrupados en
distritos que en su generalidad llevan los nombres quechuas originales de las
Comunidades Indígenas que les dieron origen, otros llevan un apelativo cristiano
antecediendo al quechua, como San Miguel de Corpanqui o San Juan de Chacña. Es
decir los tres "mapas" señalan que los peruanos pauperrimos están ubicados en el campo
y en el interior del país, en pueblos Quechuas. Solo el 46 % de las viviendas indígenas
tienen servicio de agua potable, el 21% tiene desagüe o "servicio público de eliminación
de desechos". El 70% de las mujeres y el 63 % de los hombres indígenas trabajan la
agricultura y en promedio reciben solo la tercera parte de lo que ganan los no-indígenas.
A esto debemos complementar que según datos de la OEA, el 79.8% de la población
indígena es analfabeta. Aun así estos datos no son confiables para los indígenas.
En general en el Perú , los indígenas ocupan los niveles más bajos en los índices de
pobreza, educación, salud, etc. De acuerdo a estudios recientes se tiene que en las zonas
rurales –en donde se encuentra un gran porcentaje de la población indígena agrupada en
comunidades- los niveles de pobreza y extrema pobreza, son más elevados que en las
ciudades. Característica crónica y que explica en gran medida el relevante cambio de la
composición poblacional entre lo urbano y rural.
Estas cifras globales nos indican que en las zonas rurales la pobreza total y extrema
están muy por encima del promedio nacional y que son en las regiones de la sierra y
selva rurales en donde el porcentaje bajo estas condiciones de sobrevivencia, son más
recurrentes.
En otro estudio sobre el Mapa de Pobreza en el Perú se señala que los departamentos
considerados en el nivel de muy pobre son: Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Loreto,
Huánuco, Amazonas y Cajamarca. En el nivel pobre se encuentra los departamentos
de: Puno, Cusco, Junín, Ancash, Pasco, Piura, Ucayali, Madre de Dios y San Martín
como se aprecia en el siguiente cuadro.
CUADRO Nº 5
NIVELES DE VIDA POR DEPARTAMENTO Y NUMERO DE COMUNIDADES
(2000)
DEPARTAMENTO NIVEL DE VIDA TOTAL DE COMUNIDADES
PUNO Pobre 1140
CUSCO Pobre 867
JUNINPobre 533
AYACUCHO Muy Pobre 461
HUANCAVELICA Muy Pobre 380
APURIMAC Muy Pobre 340
ANCASH Pobre 290
LIMA Aceptable 286
LORETO Muy Pobre 218
HUANUCO Muy Pobre 167
PASCO Pobre 136
AMAZONAS Muy Pobre 136
PIURA Pobre 128
UCAYALI Pobre 120
LA LIBERTAD Regular 109
CAJAMARCA Muy Pobre 101
AREQUIPA Aceptable 84
MOQUEGUAAceptable 60
TACNA Aceptable 46
LAMBAYEQUE Regular 24
MADRE DE DIOS Pobre 14
SAN MARTIN Pobre 9
ICA Regular 8
TUMBES Regular 0
Sin embargo en el Perú, jurídicamente la persona indígena no existe, lo cual hace que se
obvie oficialmente a esta mayoría poblacional. Esto viene originando hechos
contradictorios como por ejemplo, el desorden e incompatibilidad en la legislación que
afecta a los Pueblos Indígenas. Desorden en donde varias leyes, como la Nº 26505, o
Ley de Tierras, contravienen el Convenio 169.
Con toda esta normatividad el mismo Estado se faculta en ser el gran distribuidor de
tierras y determinar su necesidad pública, contradiciéndose en sus responsabilidades
asumidas por la fuerza de la realidad y por la histórica. Excusas para justificar tal
evasión son la supuesta ineficiencia en el campo por la falta de capacidad del campesino
o nativo de usar su tierra a raíz de la reforma agraria. Olvidándose que ellos vienen
trabajando en sus tierras por siglos con métodos que hoy se encuentran enmarcado en lo
que el mundo occidental denomina desarrollo sostenible. Muestra de esto son los
productos vegetales y animales adecuados a nuestro clima y ricos en nutrientes, muy
apreciados en los mercados internacionales.
Así mismo, los Pueblos Indígenas del Perú han tenido en estas últimas décadas serias
confrontaciones con las Cías. Mineras y Petroleras. El establecimiento de compañías
mineras y petroleras en tierras de los pueblos indígenas ha traído continuos problemas.
El territorio peruano siempre fue rico en cobre, plata, oro y otros minerales que
conforman los denominados recursos no renovables y por ello agotables. A la llegada
de los españoles una de sus ambiciones fue el oro y la plata que se utilizaba en el
Tawantinsuyo. Al destruirse este sistema organizacional los colonizadores continuaron
sacando esos minerales preciosos.
a) Siguiendo la filosofía de divide y reinaras se promulga una ley especial para los
comuneros de la Costa, con la firme intención de acentuar diferencias entre los pueblos
originarios del Perú, ya no basta solamente con dividirlos con las denominaciones de
comunidades campesinas y nativas; ahora existen Comunidades Campesinas de la
Costa. Parte del diálogo de sordos entre los indígenas y occidentales se encuentra en que
estos no reconocen el presente y menos el futuro de los primeros y para ello crean las
condiciones para su “integración” a la occidentalización y no hay mejor arma que
promover la diferenciación entre los pueblos originarios.
Finalmente, haciendo un breve resumen de los principales problemas que enfrentan los
pueblos indígenas del Perú, podemos referirnos a cuatro plagas seculares que amenazan
su destrucción. Estos problemas crónicos son:
El despojo sistemático de sus tierras, territorios y recursos naturales, tal como lo hemos
visto arriba, todo esto ocasiona la destrucción de las posesiones de territorios de las
comunidades indígenas que son la base material de la identidad. Debido a las nuevas
políticas y leyes del régimen agrario constitucional (Constitución de 1993) que provoca
en la práctica que las tierras, territorios y recursos naturales de las Comunidades
Indígenas, dejen de ser inalienables, inembargables e imprescriptibles.
El exterminio cultural y educativo de los pueblos indígenas del Perú, que es provocado
por la persistencia crónica de un solo sistema educativo nacional, que esta sellado por
una inercia histórica homogeneizante que nos conduce a todos a la castellanización en el
idioma y a la occidentalización en la cultura. Procesos anacrónicos que atentan no solo
contra los pueblos indígenas sino contra la identidad y la soberanía del Perú. Sin
embargo los modelos educativos andino-amazónicos resisten a nivel familiar y comunal
“informalmente” y sometidos a una clandestinidad forzada.
La Conferencia Permanente de los Pueblos Indígenas del Perú realizó su Acto Inaugural
el 24 de abril de 1998 en el auditorio Raúl Porras Barrenechea ubicado en el Palacio
Legislativo con el auspicio de la Mesa Directiva del Congreso de la República. En esta
oportunidad el Dr. Jorge Santisteban de Noriega, Defensor del Pueblo, y el R.P. Gustavo
Gutiérrez efectuaron dos disertaciones magistrales tituladas “Los pueblos indígenas, el
derecho a la tierra y a la autodeterminación” y “El derecho de los pueblos indígenas a la
paz y la justicia”, respectivamente. En dicha oportunidad se difundió la Declaración:
¿Por qué es necesaria y urgente la Conferencia Permanente de los Pueblos Indígenas en
el Perú? . Las actividades de la COPPIP prosiguieron con éxito hasta su II Congreso
Nacional realizado en Agosto del 2000, convirtiéndose no solo en interlocutor válido y
permanente de los pueblos indígenas, sino también en un singular espacio de
organización y tribuna para los pueblos indígenas del Perú, en su . diálogo y
concertación con la sociedad nacional e internacional.
Pretende contribuir al desarrollo del modelo educativo del Programa formando parte de
las actividades pedagógicas de las áreas de Ecosistema y Sociedad, haciendo posible la
formación adecuada de jóvenes indígenas para la inserción de la escuela en la vida de la
comunidad, conociendo y proponiendo alternativas viables para la solución de sus
problemas. En tal sentido, la formación docente se orienta al desarrollo de actitudes y
aptitudes en el/la futuro/a docente que le permitan, desde una perspectiva de
conservación y manejo adecuado del bosque tropical, impulsar propuestas que apunten
al desarrollo sostenible de sus respectivos pueblos indígenas.
PROGRAMA AMAZÓNICO:
Sin embargo, manifestó que «El diálogo intercultural no se lleva a cabo bajo las mejores
condiciones, debido a que intereses de diversa índole y relaciones de poder, con
frecuencia han desfigurado los resultados. Para desventaja de los pueblos indígenas,
pero también para desventaja de las ciencias, de la convivencia social y de la
constitución interna de los estados, mientras que las relaciones sociales se sustenten en
la exclusión serán frágiles, no podrán aprovechar las capacidades instaladas en los
pueblos indígenas – y también de los afro peruanos, por ejemplo - y obviamente
perderán coherencia interna con cerca de un tercio de la población excluida; los
problemas sociales permanecerán sin ser resueltos y el desarrollo que promuevan será
muy difícil que esté a la medida de las necesidades de su población y de la humanidad».
Asimismo, el Dr. Helberg sostuvo que «La propuesta de desarrollo indígena difiere de la
propuesta de la modernidad y de la globalización, la han venido expresando
repetidamente: reconocimiento de su territorio, como fuente de vida, autonomía de
pueblo para decidir sobre su desarrollo, participación democrática en el gobierno,
educación intercultural y bilingüe, medicina intercultural, un espacio en los medios para
difundir su cultura».
Las conclusiones expuestas por Richard Smith acerca de este trabajo son las
siguientes:
El pueblo yanesha es, en gran parte, producto y probablemente impulsor del desarrollo
civilizatorio de los andes centrales. Su historia oral y cosmovisión lo vincula
estrechamente a ambas vertientes de la cordillera, en un corte transversal específico
entre la costa Pacífico y el río Ucayali.
El pueblo yanesha aún custodia aspectos fundamentales de la cosmovisión, conceptos
de pertenencia y de espacio de la civilización centro andina, mediante la tradición oral
y los cantos. Este conocimiento está fuertemente atado a lugares específicos que actúan
como recordatorios del pasado del pueblo.
El territorio físico que ocupa, hoy día, el pueblo yanesha, se ha reducido y se ha
desplazado hacia el noreste, en comparación con otros momentos en el pasado.
A continuación, El Lic. Carlo Prodezza, representante de la ONG Terra Nuova, narró la
labor desempeñada por esta institución a favor del desarrollo sostenible de la Amazonía
Peruana, en el ámbito de la gobernabilidad, a partir del trabajo realizado en la zona
asháninka.
De este modo, por medio del trabajo de campo, el equipo de Terra Nuova buscó
responder la pregunta ¿qué significa realmente participar? Así, sostuvo: «Todos los días
nos dicen que se están creando espacios democráticos para que los pueblos indígenas
puedan participar, para que puedan fomentar su desarrollo; pero después nos damos
cuenta de que realmente no estamos participando porque no podemos opinar. Entonces,
¿cuándo realmente podemos decir que estamos participando?». A continuación señaló
algunas probables respuestas a esta interrogante:
Cuando estamos informados, es decir cuando sabemos de qué se está hablando y, en este
caso, podemos opinar, podemos proponer.
Cuando estamos en un espacio realmente abierto, un espacio donde haya aceptación
hacia nosotros; por ejemplo, donde podamos hablar en nuestro propio idioma; sin
embargo, si eso no se cumple, nos dificulta el uso de materiales que para nosotros son
difíciles de entender.
Cuando somos empáticos, es decir, cuando nos ponemos en el lugar del otro,
entendemos lo que están diciendo los demás y podemos sacar una conclusión que
favorezca el desarrollo de todos.
Cuando desarrollamos la habilidad de dialogar con nuestros vecinos, con las personas
de nuestra comunidad, a fin de poder llegar a una conclusión común que realmente
pueda fomentar el desarrollo de nuestra comunidad.
Asimismo, el Lic. Prodezza añadió: «Nosotros como Terra Nuova, hemos venido
promoviendo el «Plan de Vida», un instrumento importante para que las comunidades
puedan participar en forma propositiva: Es un plan de desarrollo comunal que se
desarrolla según una metodología elaborada en conjunto con dieciséis técnicos
indígenas de once pueblos, la misma que venimos aplicando en cuatro zonas de la Selva
Amazónica, permitiéndonos trabajar con la comunidad, donde los mismos comuneros
identifican sus problemas. Y se unen para buscar las mejores soluciones».
«La metodología no puede ser solamente un instrumento a través del cual canalicemos
las palabras de los hermanos, tiene que ser también la forma a través de la cual ellos
adquieran estas propiedades para ser llevada adelante por ellos mismos. Esto significa
crear una metodología sencilla donde, a la palabra «diagnóstico» o «planificación»
podamos encontrar otras palabras o traducción del idioma indígena local, que permitan
a la gente adquirir las metodologías y ponerlas en práctica».
Por otro lado, el Ing. Hinostroza expresó que en ecosistemas terrestres, «El Perú posee
frutales de inmenso valor y plantas medicinales cuyos compuestos moleculares son
patentados en el extranjero porque, lamentablemente, nosotros como peruanos y como
instituciones no hemos tenido la capacidad de determinar que compuestos son los que
curaban tal o cual enfermedad. Así también, experimentamos el divorcio de las ciencias
sociales y las ciencias biológicas, lo cual trae como resultado no estar a la par de las
necesidades indígenas».
«La articulación progresiva que se va dando al mercado hace que muchas veces se
pierdan las tradiciones de respeto al ambiente y se vaya dando una confrontación con el
bosque, lo cual posibilita el deterioro cada vez mayor de la biodiversidad y así se pierda
la noción de equilibrio que existía años atrás. Entonces, ¿cómo podemos analizar y
conjugar las distintas formas de tratamiento y estilos de vida? Esto nos lleva a hacer un
análisis de los cambios que han sufrido estas culturas para poder crear propuestas que
demuestren la capacidad de negociar, articular esfuerzos y obtener cambios que estén
relacionados con el contexto en el que nos estamos moviendo, no sólo en función de
nuestras miradas sino también en miradas de las propias poblaciones».
Los temas abordados por el Programa de Comunidades Nativas son: Pueblos indígenas
en aislamiento y contacto inicial, identidad, registros civiles, tierras y recursos naturales,
consulta y participación, lenguas, salud, sistema defensorial de supervisión de los
derechos de los pueblos indígenas y educación bilingüe intercultural.
«Los pueblos indígenas que están en aislamiento y contacto inicial son extremadamente
vulnerables a las enfermedades, rechazan relaciones con la sociedad por experiencias
traumáticas y tienen alto riesgo de mortalidad. Asimismo, sufren por: tala ilegal, el
turismo informal, la explotación de hidrocarburos y las migraciones. Entre los retos que
el Programa tiene está: impulsar la implementación de políticas que respeten los
derechos de estos pueblos; incidir en el establecimiento de planes de contingencia y
protocolos de relacionamiento; trabajar para que las actividades extractivas o
productivas o económicas no pongan en riesgo su forma de vida ni la vida de los
pueblos indígenas en aislamiento voluntario».
En la actualidad, el mundo ha comenzado a dar cada vez más valor a los conocimientos
ancestrales y a sus aplicaciones en diversos campos, como en la ingeniería, la salud, el
arte y otros. Pero este reconocimiento es aún incipiente y no se logra traducir
significativamente en la superación de las condiciones de extrema pobreza.
Esta diversidad se manifiesta claramente en las diferencias que podemos apreciar entre
indígenas amazónicos, andinos y costeños. En cada caso, son diferentes realidades con
gran riqueza cultural: leyendas, mitos, tradiciones, ritos, danzas, escalas de valores, y
tecnologías aplicadas a la flora y fauna, así como la cosmovisión. Todas estas
manifestaciones tienen claros elementos comunes a pesar de los distintos territorios que
ocupan los diferentes pueblos en el continente americano.
En el Perú debe ejecutarse una política nacional efectiva para el desarrollo de las
comunidades indígenas, usándose como base la educación intercultural bilingüe EIB.
Debe tomarse en cuenta, además, las características socio culturales de los pobladores
indígenas amazónicos y andinos, los cuales no han sido valoradas por las agencias de
cooperación, salvo excepciones. Sumemos a esto la necesidad de enfocar la
interculturalidad como parámetro de éxito educativo, a fin de reducir los problemas de
autoestima y de adaptación a la cultura y sociedad «occidental» peruana. Finalmente, es
menester complementar la labor educativa con la identificación, formación y desarrollo
de líderes, que permitan acciones holísticas y profesionales a favor de las comunidades
nativas.
Datos Nacionales de Comunidades Nativas
COMUNIDADES NATIVAS:
La Amazonía Peruana, abarca el 62% del territorio nacional, y es una región con
muchos recursos biológicos que han sido alterados por la sobreexplotación. Los pueblos
indígenas se organizan en Comunidades Nativas en la Amazonía. Estas comunidades
son personas jurídicas que se han visto limitadas en la obtención de recursos agrícolas,
de caza o de pesca, debido al avance de la colonización.
Se han analizado problemas con relación a los siguientes temas: las tierras y el
territorio, el medio ambiente y los recursos naturales, acceso a servicios básicos, el
ejercicio de la ciudadanía y el derecho a la participación de estas comunidades, y la
administración de la justicia y el derecho consuetudinario.
a) De orden administrativo:
b) De orden económico:
Falta de un control gubernamental del mercado especulativo que se forma y practica por
los invasores sobre las tierras indígenas que acaparan.
c) De orden político:
Escasa presencia gubernamental en las regiones selváticas amazónicas con agentes que,
de manera eficiente, hicieran cumplir las normas que garantizaran los derechos de los
pueblos indígenas eficientemente.
Durante los siglos XIX y XX, el presupuesto básico en el ordenamiento jurídico oficial,
no ha sido la preexistencia de la pluralidad de culturas y grupos sociales conformantes
de la nación peruana sino, por el contrario, la concepción de una situación homogénea
de país, en donde la existencia del Estado peruano supone la integración e igualación de
los sujetos a él subordinados. Y, en ese contexto, las poblaciones nativas, tribales,
campesinas e indígenas en general son prácticamente ignoradas en la conformación del
sistema jurídico nacional. Dicho sea de paso, en este contexto, es un a priori teórico la
existencia de un solo sistema jurídico en el país y no la coexistencia de varios sistemas
en el mismo territorio.
Durante todo este período las comunidades continuaron una existencia silenciosa,
prácticamente al margen del ordenamiento legal, lo que fue, por cierto, contexto
suficiente para la expoliación de sus tierras por parte de criollos y mestizos y, a pesar de
haber sido abolida la servidumbre, "durante la República el indígena sufría los más
duros golpes jamás recibidos del conquistador español"[5].
Hay que decir, además, que la nota característica no reside tanto en el reconocimiento
del elemento indígena como factor conformante de la nacionalidad en el país. El Estado
y la Nación siguen siendo implícitamente definidos como homogéneos e integrados, no
hay una definición pluricultural del país. El interés principal sobre los indígenas se
centra en cómo es que resultan obstáculo o factor de desarrollo en el esfuerzo de
modernización del país que caracterizó el desenvolvimiento y apogeo de la República
Aristocrática.
"el Estado protegerá a la raza indígena y dictará las leyes especiales para su desarrollo y
cultura en armonía con sus necesidades. (...) La Nación reconoce la existencia legal de
las comunidades de indígenas y la ley declarará los derechos que les corresponden.”
Se reiniciaba, así, una nueva etapa de proteccionismo del Estado y la sociedad peruana
frente a los indígenas y sus bienes que ha caracterizado el desenvolvimiento del marco
jurídico del presente siglo respecto al régimen de tierras.
extiende las intenciones de protección de los indígenas a ámbitos más extensos que el
de la propiedad territorial y ello ha sido marco para el desarrollo en el Perú de las
políticas indigenistas que incubaron en América Latina durante toda la década del 20,
que florecieron precisamente en los años 30 y que tuvieron en el Congreso Indigenista
Interamericano, que se reunió en Patzcuaro, en abril de 1942 un hito fundamental. En
última instancia, es el signo que ha caracterizado el tratamiento a las poblaciones
campesinas, indígenas y tribales en el Perú del siglo XX.
Es así que, desde 1920, de un total de 4.792 comunidades reconocidas, recién entre
1964 y 1991 se reconoció prácticamente al 50% de las comunidades existentes. Y, en
todo caso, las oleadas de mayor cantidad coinciden más bien con las épocas de mayor
movilización campesina y de presión por la tierra (1965-67, 1975-78, 1984-90)[6]. A
juzgar por el anterior indicador, el período 1920-1964 no significó un impulso del
desarrollo de las comunidades como instituciones reconocidas por la sociedad y el
Estado nacional.
procurando que esta integración se lleve a cabo dentro de normas que "capaciten a la
población aborigen para participar eficazmente y dentro del concepto igualitario en la
vida de la nación" [7].
Especial mención merece que se haya legislado la imposibilidad de enajenar las tierras
de comunidad. Si bien la intención del legislador es la preocupación por evitar la
depredación de las tierras comunales proveniente de agentes externos, hay que señalar
que ello comportaba, también, colocar a la población indígena, a partir de una supuesta
inferioridad cultural para participar en el mercado, en una situación limitada respecto a
las posibilidades de disposición de sus propios recursos territoriales.
Lo notable de este período es que, junto al proteccionismo característico del Estado para
con los campesinos, se amparan también las políticas de imposición de modelos
territoriales, empresariales o asociativos. Estos, además de no provenir de la libre
decisión democrática de los interesados (a los que en la práctica se les sigue reduciendo
a un estatus de minusvalía jurídica), muchas veces generalizan reglamentaciones que no
se condicen con las costumbres de las propias comunidades. Ello, por cierto, a pesar de
que en la letra de la Constitución de 1979, como sucede en la vigente desde 1993, se
restablece la autonomía de las comunidades "en su organización, trabajo comunal y uso
de la tierra, así como en lo económico y administrativo", lo que en definitiva sólo se
mantiene en el papel.
Es sólo en la vigente Constitución de 1993 que se han incluido -entendemos que aún
formal y marginalmente- dispositivos que tienden a superar una concepción homogénea
de nación y que más bien "reconoce y protege la pluralidad étnica de la Nación” (art. 2º
inciso 19º), fomenta la educación bilingüe e intercultural, preserva las diversas
manifestaciones culturales y lingüísticas del país (art. 17º), abre la posibilidad de
oficialización del quechua, aimara y demás lenguas aborígenes, aunque localizadamente
(art. 48º), afirma respetar la identidad cultural de las comunidades campesinas (art. 89º)
y, lo más resaltante, el reconocimiento de funciones jurisdiccionales para las
comunidades campesinas y nativas (art. 149º).
1) Una intención clara de asimilación cultural que parte del supuesto de la inferioridad o
de las limitaciones de las culturas indígenas respecto a la cultura nacional.
Partimos de una hipótesis de trabajo que afirma que el actual período social y jurídico
en el país suministra determinadas condiciones reales y formales para el reconocimiento
y vigencia del pluralismo jurídico en el Perú y de los derechos culturales indígenas, lo
que, sin embargo, por un insuficiente desarrollo institucional, correspondiente con los
cambios legales, arroja una realidad contradictoria de incompleta vigencia de dicho
pluralismo.
3. Salud Indígena:
Esta Área ha sido encargada de desarrollar un SISTEMA DE SALUD INDÍGENA,
adecuado a cada realidad regional y local, rescatando y desarrollando los conocimientos
indígenas sobre la salud y orientando a la formación y autoformación de los recursos
humanos necesarios para el desarrollo del sistema.
Al mismo tiempo, las acciones del Programa de Salud Indígena (PSI) están orientadas a
mejorar el acceso de la población indígena a los recursos de salud occidental para el
tratamiento de las enfermedades "venidas de fuera".
4. Derechos Indígenas:
Se vienen capacitando a los dirigentes de base para que desempeñen con eficiencia sus
labores de representación de sus pueblos y los cargos políticos que han asumido como
tarea de sus bases. Igualmente se otorga, a través de esta instancia, defensa y asesoría
legal en asuntos relacionados a los derechos colectivos y saneamiento de la
documentación personal de la población.