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1. Lengua, boca.
2. Habla, don de la palabra.
3. Expresión, manifestación, palabras.
4. Habla, lengua, lenguaje, idioma.
1. Hablar.
2. Decir, contar, referir.
3. Balbucir.
4. Charlar, parlotear.
1. Nuevo, reciente.
2. Inaudito, desusado.
3. Inesperado.
4. Extraordinario.
5. Extraño.
Conclusión: Jesucristo nos dice que una de las “señales (que) seguirán a
los que creen” (Nótese que no dice que los creyentes deban seguir a las
señales), es que “hablarán nuevas lenguas”.
Dados los significados posibles de esta tres expresiones en Griego,
podríamos construir dos frases de significado tan diferente como:
“Balbucirán o parlotearán palabras o expresiones extrañas o
inauditas” que podría convenir a los Pentecostales más radicales; o
“Hablarán nuevos idiomas o dialectos” (nuevos en el sentido de que
antes no los conocían) que podría convenir a los que están totalmente en
contra del “don de lenguas” que hoy se practica en muchas iglesias
Pentecostales.
Para ver el sentido al que Jesús se refiere, vayamos a otros lugares donde se
mencione este don, especialmente al día de Pentecostés, en Hechos 2:
Más adelante la Palabra de Dios nos refiere la actitud de los presentes judíos
de diferentes naciones que escucharon hablar a los apóstoles y los demás
en “lenguas”. El verso 6 dice:
Como vemos por este versículo, judíos que vivían fuera de Eretz Israel y
gentiles prosélitos (convertidos al judaísmo) de diferentes procedencias y
nacionalidades, entendían en sus idiomas y dialectos nacionales lo
que los 120 hablaban. La palabra de Dios nos refiere las siguientes naciones
o regiones de procedencia:
1. Partos
2. Medos
3. Elamitas
4. Habitantes de Mesopotamia
5. Habitantes de Judea
6. Habitantes en Capadocia
7. Habitantes en el Ponto
8. Habitantes en Asia
9. Habitantes en Frigia
10.Habitantes en Panfilia
11.Egipcios
12.Habitantes en regiones de África más allá de Cirene
13.Romanos residentes en Jerusalén, tanto judíos como
prosélitos
14.Cretenses
15.Árabes
Nos dice el versículo 6 que cada uno de los diferentes habitantes de estas
naciones o regiones, les oía hablar (“Laleo”) en su propia lengua, en griego
esta expresión “lengua”, que por el contexto evidentísimamente se refiere a
idiomas nacionales o dialectos de dichos idiomas (esto es: entendibles y
usados en ese momento por personas en otras regiones del mundo), es
dialevktw/ fonéticamente “dialecto” que en griego de la época
significaba: “Idioma o dialecto” (también puede tener los sentidos de
“Conversación, diálogo, coloquio, discurso; discusión, disputa y
modo de hablar” pero que aquí no vienen a cuento). Queda claro que lo
que el Espíritu Santo les “concedía, daba u ofrecía” que hablasen, eran
lenguas o dialectos nacionales que las personas que allí estaban podían
entender perfectamente en su significado. La Biblia NO nos dice que
hablasen otra cosa diferente que idiomas o dialectos extranjeros con su
significado entendible por las personas de dichas naciones o regiones. No
hablaban palabras o repeticiones de sonidos sin sentido para los oyentes
que allí estaban presentes. La Palabra de Dios nos refiere, por boca de estos
oyentes lo que estaban hablando:
Vemos pues que lo que el Espíritu Santo hizo en Pentecostés fue conceder a
los 120 que hablasen en idiomas para ellos desconocidos, pero no para los
oyentes de diferentes naciones, “las grandes obras o la grandeza de
Dios” y este hecho es lo que dejó atónitos a los inconversos que allí había y
que entendieron dichas expresiones de alabanza a Dios. No se habló de otra
persona o se fijó la atención en nada que no fuese alabar al Dios de Israel.
Como el propio Jesús dijo, hablando de la obra del Espíritu Santo:
IV. Como resultado de esto, pese a las burlas de algunos, alrededor de 3.000
personas aceptaron a Jesucristo como Mesías y Salvador.
“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre
todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían
venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se
derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en
lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede
acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han
recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el
nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos
días” (Hechos 10:44-48)
NADA nos hace ver aquí que repitiesen sílabas sin sentido o sonidos
inventados por ellos mismos: El texto nos dice claramente que hablaron
(laleo) en idiomas (glosa) extranjeros entendibles por gentes de otros
países o regiones como en el caso del día de Pentecostés
Las lenguas que se mencionan en Hechos 19
“Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de
recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos
discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le
dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué,
pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo:
Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y
hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres”
(Hechos 19:1-7)
Tampoco se nos dice que se les forzara a toda costa a “comenzar a hablar
en algo que ellos no entendiesen”, como se hace en algunas iglesias
pentecostales.
Ya hemos visto que en Hechos el único significado lógico, tanto por lo que el
mismo libro nos dice en el capítulo 2, como por lo que da a entender el
contexto para este término en el resto de dicho libro es “Lenguaje” o
“Idioma”. En el caso de 1ª de Corintios no podemos pensar que sea otro, ya
que los demás no tienen sentido de ninguna forma.
Como vemos por este texto, y leer otra cosa sería (a mi humilde juicio)
manipularlo, en la iglesia hay una serie de dones y ministerios que no
todos poseen, pero cuyo fin es la común edificación y no la exaltación
mística o personal de un individuo. Ya vimos que el actuar del Espíritu Santo
tiene como único fin la gloria de Dios y de Cristo.
Este texto nos dice que Dios puso en la Iglesia una serie de miembros:
En primer lugar hay que decir que los ángeles no fueron castigados en Babel
con la confusión de lenguas, esto es: los ángeles no tienen diferentes
idiomas. Cada vez que en la palabra de Dios un ángel habla o escribe algo,
lo hace en lengua Hebrea, lo que no impide que puedan hablar en otros
idiomas. En todo caso yo no aventuraría una cosa tan delicada,
especialmente tratándose de ángeles. Y no veo en que pueden ser “señal”
(lo veremos en el versículo 22 del capítulo 14) a un inconverso esas
repeticiones veloces de sílabas y sonidos sin sentido a las que nos referimos
ahora, y que no pueden ser entendidas en ninguna lengua conocida como
pasó el día de Pentecostés donde SI fueron señal a los inconversos que se
convirtieron en número de unos 3.000 tras ese acontecimiento.
“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará” (1ª Corintios 13:8)
En griego se lee:
Literalmente dice: “El Amor nunca caduca, pero ya sean (las) profecías,
serán abolidas; ya sean (las) lenguas, cesarán; ya sea (la) ciencia será
abolida” (según el Nuevo Testamento Interlineal Francisco Lacueva). Así nos
dice que el amor, a diferencia de la profecía, las lenguas o la ciencia, nunca
caduca. En Griego “caduca” es pivptei (fonéticamente: “piptei”) que
literalmente quiere decir: “cesar; terminar; hacerse perecedero”
El apóstol de los gentiles nos dice al respecto del hecho de que la profecía,
las lenguas y la ciencia terminarán, que es porque en “parte” conocemos
o profetizamos, la expresión “parte” es en griego mevrou" fonéticamente
se lee “meros” y significa “parte o porción”, y nos sigue diciendo al
respecto que “cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte
se acabará”.
Matthew Henry (que vivió en una época cuando aún no se había dado el
movimiento pentecostal o carismático) en su archifamoso “Comentario
Bíblico” está seguro de que se trata de la Segunda Venida del Señor
Jesús y entiende que este sentido, el escatológico, es el más obvio.
Reconoce el comentario en la versión española pues, más adelante (en boca
del revisor), que no se puede usar el versículo 8 en contra de la opinión del
Pentecostalismo de la continuación de los dones espirituales en la
actualidad.
La Palabra de Dios dice: “Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él
quiere” (1ª Corintios 12:11), esto es, Dios reparte los dones como Él
quiere y cuando Él quiere, no cuando nosotros queremos.
De todas las denominaciones han salido herejías, pero nunca tantas y en tan
poco tiempo como las que hoy en día surgen de entre las filas de aquellos
que practican de manera antibíblica el “don de lenguas”. Algunos
ejemplos: “Teología de la prosperidad”, “Unción de la risa”, “Confesión
Positiva”, “Movimiento de fe”, “Movimientos de Toronto o Pensacola”, etc.
(No se engañe el cristiano lector: estos movimientos son herejías
gnósticas modernas revestidas de piedad)
V.1 “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticéis” El apóstol nos insta a literalmente “perseguir” el amor dentro y
fuera de la iglesia. El amor al que se refiere es el de 1ª de Corintios 13. Nos
anima también a lit. “anhelar las cosas espirituales” y especialmente que
“profeticemos” sobre l “don de lenguas”; el versículo siguiente nos da la
respuesta:
V.2 “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios;
pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios” Como
vemos, en la iglesia, el hecho de que uno hable en “una lengua” (así lit. en
el original griego) no es causa de edificación para el resto de los oyentes,
como nos dirán más tarde los versos 4 y 5, sino solo para él mismo, ya que
“...no habla a los hombres...” (como dice el verso 5 “a no ser que las
interprete”) “...sino a Dios”, como vimos en los casos de Hechos, donde
“magnificaban a Dios” en otras lenguas, y como nos dice Romanos 8:26:
"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:26-27)
¿Se refiere el apóstol en este texto al “orar en lenguas”? Yo leo que el verso
lo que nos dice es que es el propio Espíritu el que intercede por nosotros
(no dice que lo haga en nosotros o por medio de nosotros); en todo caso,
cuando una persona por el Espíritu “habla en lenguas” precisamente está
haciendo esto: por medio de la administración del Espíritu Santo, como
sucedió en Jerusalén habla “la Grandeza de Dios” sin él mismo saberlo, a no
ser que se lo interpreten o lo pueda él mismo interpretar, y de esta manera
intercede de forma eficaz, conforme a la perfecta voluntad de Dios. La
Palabra también nos revela que el ministerio del Señor Jesús a la diestra de
Dios es esto mismo: interceder por nosotros, como está escrito:
No pienso pues que el Espíritu Santo interceda por nosotros con gemidos
indecibles cuando oramos en lenguas, y no lo creo porque la Biblia no dice
que sea así. En todo caso si creo que cuando un cristiano recibe el don de
lenguas tal cual está escrito en la Biblia, al poner en práctica este don, ora
la perfecta voluntad de Dios.
V.5 “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más
que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en
lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.”
Como vemos, el deseo de Dios, sería que todos en la iglesia hablasen
“laleo” en lenguas “glosa”, pero más que profetizásemos, ya que como
vemos “mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas”,
cuando dice “mayor” usa el término meivzwn algo así como “Meidson”, un
comparativo del término griego “Megas” literalmente: “grande,
importante”, así, el que profetiza, es más grande o más importante para la
iglesia que el que ora en lenguas.
¡Cuan bueno sería para la iglesia que hubiese más que hablasen y
enseñasen la Palabra de Dios con fidelidad! Esto nos recuerda a las palabras
de Moisés en el desierto cuando dijo: “Ojalá todo el pueblo de Jehová
fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.”
(Números 11:29).
Primera regla de oro: (al hablar en lenguas) que estas sean “para
edificación de la iglesia” y no para edificación de un miembro en
particular, o para desorden y desconcierto.
V.15-19 “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el
entendimiento. Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de
simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo
que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es
edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para
enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”
Poco más que decir sobre estos versículos: El apóstol indica que no solo se
debe orar “con el espíritu” (así se llama también al orar en lenguas), sino
también con el entendimiento (literalmente “con la mente”), de modo que
sepamos lo que estamos diciendo al Señor, y podamos edificar a los que nos
oyen (en caso contrario es evidente que NO lo edificamos). Sobre la
expresión orar con el espíritu, en Judas encontramos algo parecido:
Por último el apóstol nos indica que el está agradecido a Dios por hablar en
lenguas más que todos los Corintios, pero que sin embargo más valen en la
iglesia (y esto es lo que el quiere y prefiere) “cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras
en lengua desconocida” (Nota: una vez más la expresión “desconocida”
no existe en el original griego, habiendo sido puesta ahí por los traductores
de la Reina-Valera para explicar el sentido).
V.21-22 “En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré
a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son
por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los
incrédulos, sino a los creyentes”
Con esta cita muchos Pentecostales han querido justificar como “lenguas
genuinas” la repetición rápida de sílabas y sonidos sin sentido, haciendo de
ésta práctica la “lengua de tartamudos” de la que habla Isaías (toda la
doctrina sobre las Lenguas del Nuevo Testamento descarta esta
interpretación). También se han llegado a querer justificar como Bíblicas las
famosas “caídas en el espíritu” (tras la imposición de manos por ejemplo)
con el versículo 13 donde dice “hasta que vayan y caigan de espaldas”.
“Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los
incrédulos”. La expresión “señal” en griego es shmei`on (se pronuncia
“semeion”) y literalmente significa: “Señal del Cielo; portento”.
¿En qué pueden ser “señal del cielo” o algo “portentoso” para un gentil e
incrédulo de nuestros días o de los tiempos apostólicos la repetición
cacofónica y sin orden ni significado de sílabas o sonidos sin sentido?. Esto
no es señal para nadie.
V.23-25 “Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan
en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero
si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es
convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace
manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando
que verdaderamente Dios está entre vosotros”
V.26-31, 37-40 “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno
de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene
interpretación. Hágase todo para edificación. Si habla alguno en lengua
extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si
no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.
Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le
fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis
profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean
exhortados. Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues
Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (...) “Si alguno se cree profeta, o
espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.
Mas el que ignora, ignore. Así que, hermanos, procurad profetizar, y no
impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden”
Regla de oro número dos: “Si habla alguno en lengua extraña, sea
esto por dos, o a lo más tres, y por turno”. En las iglesias no deben de
hablar en lenguas en público más de dos o tres personas, y si lo hacen, que
sea por turnos y no al mismo tiempo.
J. P. V.