Professional Documents
Culture Documents
7
Llegará un día en que la raza humana Oír sobre ellas el horrendo grito
Se habrá secado como planta vana, Del náufrago clamando al infinito:
Y el viejo sol en el espacio sea Ya nada quedará; de polo a polo
Carbón inútil de apagada tea. Lo habrá barrido todo un viento solo:
Llegará un día en que el enfriado mundo Voluptuosas moradas de latinos
Será un silencio lúgubre y profundo: Y míseros refugios de beduinos;
Una gran sombra rodeará la esfera Oscuras cuevas de los esquimales
Donde no volverá la primavera; Y finas y lujosas catedrales;
La tierra muerta, como un ojo ciego, Y negros, y amarillos y cobrizos,
Seguirá andando siempre sin sosiego, Y blancos y malayos y mestizos
Pero en la sombra, a tientas, solitaria, Se mirarán entonces bajo tierra
Sin un canto, ni un ¡ay!, ni una plegaria. Pidiéndose perdón por tanta guerra.
Sola, con sus criaturas preferidas De las manos tomados, la redonda
En el seno cansadas y dormidas. Tierra, circundarán en una ronda.
(Madre que marcha aún con el veneno Y gemirán en coro de lamentos:
de los hijos ya muertos en el seno.) ¡Oh cuántos vanos, torpes sufrimientos!
Ni una ciudad de pie... Ruinas y escombros —La tierra era un jardín lleno de rosas
Soportará sobre los muertos hombros. Y lleno de ciudades primorosas;
Desde allí arriba, negra la montaña —Se recostaban sobre ríos unas,
La mirará con expresión huraña. Otras sobre los bosques y lagunas.
Acaso el mar no será más que un duro —Entre ellas se tendían finos rieles,
Bloque de hielo, como todo oscuro. Que eran a modo de esperanzas fieles,
Y así, angustiado en su dureza, a solas —Y florecía el campo, y todo era
Soñará con sus buques y sus olas, Risueño y fresco como una pradera;
Y pasará los años en acecho —Y en vez de comprender, puñal en mano
De un solo barco que le surque el pecho. Estábamos, hermano contra hermano;
Y allá, donde la tierra se le aduna, —Calumniábanse entre ellas las mujeres
Ensoñará la playa con la luna, Y poblaban el mundo mercaderes;
Y ya nada tendrá más que el deseo, —Íbamos todos contra el que era bueno
Pues la luna será otro mausoleo. A cargarlo de lodo y de veneno...
En vano querrá el bloque mover bocas —Y ahora, blancos huesos, la redonda
Para tragar los hombres, y las rocas Tierra rodeamos en hermana ronda.
8
—Y de la humana, nuestra llamarada, Amontonados todos y vencidos,
Ya no podrán dejar los viejos nidos,
Pero quién sabe si una estatua muda Y al llamado del astro pasajero,
De pie no quede aún sola y desnuda. Ningún hombre podrá gritar: ¡Yo quiero!...
Y así, surcando por las sombras, sea
El último refugio de la idea. El cisne enfermo
El último refugio de la forma
Que quiso definir de Dios la norma Hay un cisne que muere cercado en un palacio.
Y que, aplastada por su sutileza, Un cisne misterioso de ropaje de seda
Sin entenderla, dio con la belleza. que en vez de deslizarse en la corriente leda
Y alguna dulce, cariñosa estrella, se estanca fatigado de mirar el espacio.
Preguntará tal vez: ¿Quién es aquélla?
¿Quién es esa mujer que así se atreve, El cisne es un enfermo que adora al dios de oro;
Sola, en el mundo muerto que se mueve? el sol, padre de razas, fecunda su agonía.
Y la amará por celestial instinto por eso su tristeza es una sinfonía
Hasta que caiga al fin desde su plinto. de flores que se entreabren en las sombras del lloro.
Y acaso un día, por piedad sin nombre
Hacia esta pobre tierra y hacia el hombre, Tiene el pecho cruzado por un loco puñal,
La luz de un sol que viaje pasajero gota a gota su sangre se diluye en el lago
Vuelva a incendiarla en su fulgor primero, y las aguas azules se encantarán bajo el mago
Y le insinúe: Oh fatigada esfera: poder de los rubíes que destila su mal.
¡Sueña un momento con la primavera!
—Absórbeme un instante: soy el alma El alma de este cisne es una sensitiva...
Universal que muda y no se calma... no levantéis la voz al lado del estanque
¡Cómo se moverán bajo la tierra si no queréis que el cisne con el pico se arranque
Aquellos muertos que su seno encierra! el puñal que sostiene su existencia furtiva.
¡Cómo pujando hacia la luz divina
Querrán volar al que los ilumina! Cuentan viejas leyendas que está enfermo de amor.
Mas será en vano que los muertos ojos Que el corazón enorme se le ha centuplicado
Pretendan alcanzar los rayos rojos. y que tiene en la entraña como El Crucificado
¡En vano! ¡En vano!... ¡Demasiado espesas un dolor que cobija todo humano dolor.
Serán las capas, ay, sobre sus huesas!...
Y cuentan las leyendas que es un cisne-poeta...
9
Que la magia del ritmo le ha ungido la garganta
y canta porque sí, como el arroyo canta Moré en la verdad. ¡Sabré que mis errores,
la rima cristalina de su corriente inquieta. mis bondades, mis sueños, sólo son los señores
que del castillo erguido en mi alma de atea
saliéronle a la vida recabando pelea!
Yo he soñado una noche que el viejo palacio
era el cisne cansado de mirar el espacio. Pero que no me tiendan sobre el lecho mezquino
para morir. No pongan el tono vespertino
Morir sobre los campos en mi cuarto pequeño donde se oiga silente
el llanto de la madre que despide al muriente.
Ya quiero que me dejen morir sobre los campos
tendido el cuerpo enfermo. Me traiga el sol sus lampos Porque acaso mi alma, libre hoy de cobardía,
y abriéndose las venas a su calor bendito se haga como mi cuerpo, pobre, sin energía,
vengan a mí caricias de todo el infinito. y demande perdón por el dulce pecado
de haber libado miel en el huerto sagrado.
Que no escuche en la hora solemne de mi muerte
la palabra del hombre que oraciones me advierte. que me den al O acaso, sin derecho, ya que la vida acuesta
olvido los recuerdos humanos. si me brindó su acíbar me dio toda su fiesta,
va me sienta rebelde y maldiga la hora
Que me dejen tendida, solita en la llanura, en que bebí dolor en la copa traidora...
y sólo el sol se vuelque portador de blancura
sobre mi cuerpo pobre, sobre mi cuerpo enfermo ¡ Oh! ¡No! Toda la paz para morir deseo;
como un pájaro helado que aún palpitara yermo. mi sentimiento asceta que el pesar hizo ateo
quiere serenidad:.. ¡Morir sobre los campos tendida
Porque así moriré sabiendo que, el pecado y en mi cuerpo deshaga el sol sus lampos!
no es tal: que si en las flores del jardín he libado,
¡ eran mías sus flores y arranqué las corolas Rebeldía
como el mar ha el derecho de sacudir sus olas!
Amo todas las auroras y odio todos los crepúsculos.
Porque así será buena: olvidaré ambiciones; Justísima, serena, que no tienen fin!. . .
perdonaré traiciones, ¡Qué hermosos los días
y borracha de sol en la hora postrera que no tienen noche!
tendré un beso en los labios lleno de primavera. i Qué hermosas las cosas que
10
nunca se hicieron! ... esquivando los árboles que nos fingen sombrilla
los vasos trizados, para la luz nocturna de una rara pureza
las líneas no rectas... me dices: - Niña mía, ¡tengo tanta tristeza!
¡Lo que no se rige
por orden expreso!. . . Yo te apresto las manos con el fervor, desde el cielo
Ir como las barcas bajan los rayos tan tenues, que tu cara es un velo
que no tienen remos... de humana forma. Digo: - Si esta noche yo pudiera
¡Ir como las aves te palparía el alma. Yo no sé cuál quimera.
que no tienen nido!
¡Ser algún capullo que no se adivina! Me advierte que tienes a flor de piel. El alma,
¡Poder algún día - repito a tus oídos-, dame a besar el alma.
quebrar con la marcha Los ojos se te cierran sin querer. -Niña mía,
de las cosas hechas!... mustias gravemente, quiebra tu fantasía;
13