Professional Documents
Culture Documents
Como no sabía por donde empezar decidí volver al vivero de mi zona para pedir
que me indicaran dónde podía conseguir uno, aunque ya estaba empezando a
pensar en comprar cualquier otra planta.
Me atendió el mismo empleado, dijo que no tenía idea de dónde podía encontrar mi
Ombú y me dí cuenta de que no se acordaba de mí cuando volvió a ofrecerme un
Bonsai. Me quedé en silencio, con la mirada perdida entre las plantas, deseando
que me hubiera contestado alguna otra cosa.
-¿Lo puedo ayudar en algo más?- interrumpió él.
-Sí –contesté- ¿Qué cuidados necesita un Bonsai?- Todavía no sé por qué pregunté
eso. La sola idea de los pobres arbolitos atrofiados a propósito me generaba
rechazo.
-Hay que humedecerle la tierra cada vez que se seca, podarle las hojas nuevas e
irle dando forma con este armazón –contestó señalando un Olmo que tenía hojas
diminutas y escasas ramitas atrapadas entre alambres.
-Además –dijo tomando entre sus manos al que tenía el cartelito de Ombú y
acomodándolo en una estantería más alta- una vez por año hay que podarle las
raíces, pero eso es mejor que lo haga un especialista. De pronto imaginé al Ombú
comprado por una señora que lo colocaba en una habitación oscura, sobre el
televisor o como centro de mesa, a modo de adorno para cuando vinieran visitas.
Pude sentir cómo sus intentos por crecer bajo una luz artificial eran interrumpidos
sistemáticamente en cada nueva hoja y cómo, sin ninguna consideración, una vez
por año removían la tierra para quitarle sus raíces.
-¿Y si no se podaran las raíces qué pasaría? –creo que pregunté en nombre del
Ombú.
-Corre peligro de que se desarrolle –me contestó.
-¿Cuánto?
-Y… en unos años se puede hacer como de este tamaño –dijo señalándose la
cintura.
-¿Nada más? –dije con desilusión.
-Y no, porque para eso está la maceta que le atrofia la raíz…
-¿Y si lo pongo en una maceta más grande? –volví a preguntar yo, que ya estaba
sufriendo más que el arbolito.
-Entonces va a crecer más.
-¿Cuánto más?
-Eso depende del tamaño de la maceta –contestó.
-¿Y si lo trasplanto y lo coloco en un jardín o en el medio del campo?
-Ahí se le puede convertir en un árbol gigantesco.
-¿Seguro?
-Claro –dijo riéndose por mi sorpresa- la gente cree que los Bonsai son un tipo
especial de árbol o que están genéticamente modificados para ser enanos, pero no
es así.
-¿No? –pregunté entusiasmado con la posibilidad de rescatarlo de semejante
destino.
-No. Cualquier árbol o arbusto puede ser convertido en un Bonsai si se lo coloca
en una maceta suficientemente pequeña y, entre otras cosas, se lo poda con
regularidad.
-Mire –le dije- me convenció. Lo voy llevar –un gesto de sorpresa casi
imperceptible de su rostro me hizo reír pensando que el tipo se estaría preguntando
de qué me había convencido y para qué compraba yo un Bonsai si lo que quería era
un árbol enorme.
Cuando llegué a casa quité con cuidado los alambres, lo trasplanté a una maceta
tres veces más grande con fertilizante, le mojé las hojas, y lo coloqué en el balcón
de mi habitación.
Tu Minuto de Coaching
Somos pura posibilidad, pero nunca podremos crecer más allá del
espacio de relación que hayamos creado con otros y con nosotros.
Por eso, en este minuto presente, te invito a preguntarte ¿Estoy
dispuesto a triunfar pidiendo ayuda o sólo voy a sentir que tiene
mérito si lo hago sólo? Y ¿Es posible hacer algo completamente
sólo? Para nacer hemos necesitado que alguien apostara por
nuestra posibilidad. ¿Cómo serían tu vida y tu empresa si fueras
capaz de renacer y reinventarte cada día?
Guillermo Echevarría
www.decoaching.com