You are on page 1of 8

Bernard Tschumi: Concepto, Contexto, Contenido

Concepto versus Contexto(s)

No hay arquitectura sin concepto - una idea general, un diagrama o un


esquema que da coherencia e identidad a un edificio.
El concepto, no la forma, es lo que distingue a la arquitectura de la mera
construcción. Sin embargo, no hay arquitectura sin contexto (excepto para la
utopía). Una obra arquitectónica está siempre situada o “en situación”,
localizada en un sitio. El contexto puede ser histórico, geográfico, cultural,
político o económico. No es nunca sólo un asunto visual, o lo que en los años
80 y 90 se llamaba “contextualismo”, con cierto conservadurismo estético
implícito.
Dentro de la arquitectura, el concepto y el contexto son inseparables.
Frecuentemente, también, están en conflicto. El concepto puede negar o
ignorar las circunstancias que lo rodean, mientras que el contexto puede
oscurecer o difuminar la precisión de una idea arquitectónica.
¿Debería prevalecer alguno de estos dos términos sobre el otro?
La historia de la arquitectura abunda en debates entre los partisanos de la
tabula rasa (el concepto) y aquellos del genius loci (el contexto) o, dicho de otro
modo, entre conceptos genéricos y específicos. La respuesta puede descansar
no en el triunfo de uno sobre otro, sino en explorar la relación entre ambos.
Como punto de partida, es útil ver tres maneras básicas que tienen de
relacionarse contexto y concepto:

1. Indiferencia: donde una idea y su situación se ignoran absolutamente entre


sí - un tipo de collage accidental en el que coexisten pero no interactúan. El
resultado pueden ser tanto yuxtaposiciones poéticas como imposiciones
irresponsables.
2. Reciprocidad: donde el concepto y el contexto interactúan muy
cercanamente, complementándose, pareciendo mezclarse en una entidad
continua sin fracturas.
3. Conflicto: donde se hace chocar estratégicamente el concepto con el
contexto, en una batalla de opuestos que los obliga a negociar su propia
supervivencia.

Estas tres estrategias son válidas como aproximaciones arquitectónicas.


Seleccionar la adecuada para un proyecto dado es parte del concepto.
Si estamos de acuerdo en que concepto y contexto invariablemente están
relacionados, la pregunta que surge es si un concepto puede contextualizarse
o, viceversa, si un contexto puede conceptualizarse.
Contextualizar el concepto significa adaptarlo a las circunstancias de un sitio o
situación política particular.
Conceptualizar el contexto significa transformar las idiosincrasias y
restricciones particulares de un contexto en la fuerza que empuja el desarrollo
de una idea arquitectónica o concepto.
Concepto versus Contenido

¿Qué pasa entonces con el contenido?


No hay espacio arquitectónico sin algo que tenga lugar ahí: no hay espacio
sin contenido. La mayoría de los arquitectos empiezan con un programa, es
decir, una lista de requerimientos del usuario que describe el propósito del
edificio. En varios momentos de la historia de la arquitectura, se ha afirmado
que el programa o la función pueden ser generadores de forma, que “la forma
sigue a la función” o, quizás, que “la forma sigue al contenido”. Para evitar
entrar en discusiones acerca de la forma contra el contenido, la palabra forma
se reemplaza, aquí, por concepto.
¿Se puede sustituir la fórmula, “la forma sigue a la función” por “el concepto
sigue al contenido”?
Sin embargo, el concepto de un edificio puede preceder a la inserción del
programa o el contenido, ya que un contenedor neutral puede alojar
numerosas actividades. Del mismo modo, un elemento programático puede
exacerbarse o tematizarse de tal modo que se convierta en el concepto del
edificio. Por ejemplo, en el Museo Guggenheim de Nueva York, Frank Lloyd
Wright toma un elemento implícito del programa - el movimiento a través del
edificio desde la entrada a la salida - y lo transforma en un concepto en forma
de rampa continua que, finalmente, caracteriza al museo. El hecho de que la
configuración de la rampa derive o no de la tipología de un estacionamiento es
algo secundario en relación al concepto general que determina al edificio.
El ejemplo anterior sugiere que la relación entre contenido y concepto, como
aquella entre concepto y contexto, también puede ser de indiferencia,
reciprocidad o conflicto.
Se puede guisar al aire libre - indiferencia - , en una cocina - reciprocidad - o en
el baño - conflicto - , o podemos usar una bicicleta en una plaza
- indiferencia - , un velódromo - reciprocidad - o en una sala de conciertos
- conflicto - .
Un programa o contenido puede ser también utilitario o simbólico. Las
relaciones de indiferencia, reciprocidad o conflicto se aplican en cada caso. Por
ejemplo, un memorial se puede hacer con agua, árboles y luz, o puede ser un
club nocturno, con cuerpos que bailan y sonidos estridentes. Por tanto, el
contenido puede calificar o descalificar a los conceptos.

Contenido versus Contexto(s)

¿Qué hay de la relación entre el contexto y el contenido?


Debates sobre los usos apropiados para cierto lugar se dan, comúnmente,
fuera de la arquitectura, es decir, en la sociedad en general. La construcción de
un aeropuerto en una reserva ecológica o de un centro comercial en un centro
histórico son ejemplos familiares de polémicas yuxtaposiciones entre contexto y
contenido. Sin embargo, tales yuxtaposiciones pueden llevar a cuestionar
conceptos sociales o arquitectónicos, como son, por ejemplo, las líneas
militares construidas dentro de túneles en los Alpes suizos durante la Segunda
Guerra o el gran centro comercial construido bajo el Louvre, en París. En otras
palabras, un santuario para aves puede construirse en un parque, o no; una
tienda en un centro comercial, o una alberca en el océano.
Las relaciones entre contenido y contexto pueden ser, de nuevo, de
indiferencia, reciprocidad o conflicto.

Hechos versus interpretaciones

Aunque los arquitectos, por lo general, distinguen claramente lo dado - el


contexto - y lo concebido - el concepto - , la relación no es tan simple. En vez
de algo dado, el contexto es algo definido por el observador del mismo
modo que un hecho científico recibe influencia del observador. Los contextos
son enmarcados y definidos por conceptos, del mismo modo que la afirmación
contraria es cierta. El contexto no es un hecho; es siempre resultado de una
interpretación. El contexto de un preservacionista no es el mismo que el de un
industrial. El primero ve el hábitat para peces donde el segundo ve el potencial
para instalar turbinas que provean energía para miles. El contexto es
comúnmente, ideológico y, por tanto, puede ser calificado o descalificado
mediante conceptos.

Una genealogía de conceptos

La historia de la arquitectura no es tan diferente de la historia de la ciencia.


Es una historia de formas de conceptualización. Elaborar conceptos significa
empezar con preguntas o problemas que, comúnmente, se apoyan en
conceptos anteriores, pero que no presuponen la existencia de una solución o
respuesta específica.
A través de esta historia, los arquitectos han estado fascinados con tentaciones
de utopía y universalidad, principalmente, por conceptos que puedan aplicarse,
sin cambios, en cualquier situación o cultura. De ahí nuestra obsesión con
geometrías ideales, modelos matemáticos y arquetipos sociales. Esto se aplica
tanto a la era digital como se aplicó a la analógica. Si uno quiere reconstruir la
genealogía de los conceptos arquitectónicos, encontraríamos sin duda que la
arquitectura está llena de presupuestos no cuestionados, incluyendo aquellas
ideas preconcebidas que disimulan territorios prohibidos o no autorizados,
reprimiendo nuevas invenciones y descubrimientos. Esta genealogía incluiría
una lista de conceptos generales como orden, estructura, forma, jerarquía y
otros específicos como basamento - en medio - arriba o planta libre. Aún más
importante, puede descubrir otra historia en la que los conceptos derivan,
simplemente, de los contextos a los que se dirigen. Mostraría también que los
conceptos evolucionan mediante su confrontación con el contexto y/o el
contenido.
Sin la visión genérica que proporcionan los conceptos, ningún conocimiento
objetivo sería posible; sin embargo, sin la especificidad impuesta por los
contextos y los contenidos, el mundo se vería reducido a la regla rígida y
predecible de un marco conceptual. Una genealogía de los conceptos
puede, por tanto, mostrar un registro de contaminaciones a la pureza de los
conceptos dado el desorden de sus contextos, donde conceptos y contextos
chocan de formas en apariencia impredecibles y, con todo, estratégicas.
Proyectos

En los proyectos nombrados aquí, se exploran distintos temas mencionados


anteriormente. En el proceso de hechura de estas obras, raramente se trató de
un conjunto de recetas. A veces, un proyecto se desarrolló a partir de una idea
conceptual o de una estrategia específica. En otras ocasiones, la estrategia fue
delineándose mientras luchábamos con las exigencias funcionales o relativas al
sitio ligadas a una cuestión particular de diseño. Al trabajar en estos proyectos
distintos, encontramos que los conceptos podrían calificar o descalificar a
los contextos, tanto como los contextos pueden calificar o descalificar a
los conceptos. Se ha tratado de documentar las distintas exploraciones y los
descubrimientos ocasionales, organizando los proyectos en seis categorías que
describen distintas relaciones entre concepto, contexto y contenido.

Indiferencia táctica

Aquí, tres proyectos se originan en un concepto para el cual el entorno


genérico no juega casi ningún papel. Al contrario, los conceptos para estos
edificios exploran el potencial de la arquitectura como envolvente, quitando
énfasis en nociones compositivas como fachadas o articulaciones,
manteniendo las relaciones entre concepto y contexto a un nivel táctico
de indiferencia. Los proyectos en Angouleme y en Ginebra adoptan un
acercamiento similar: plegando una hoja de dos dimensiones para acomodar
una variedad de actividades no relacionadas necesariamente entre sí. Todos
los objetos se instalan libremente en su situación.

Reciprocidad y conflicto

El concepto de envoltura autónoma se mantiene como fuerza primaria que


empuja a los proyectos, pero se le hace interactuar con el contexto de modos
calculados. La relación entre la cubierta y el contexto es a veces recíproca,
como en la sala de conciertos Zenith, en Limoges, o puede ser contradictoria,
como en el Centro Carnegie de Ciencia, en Pittsburgh. En Limoges, la
reciprocidad se consigue tomando el concepto de la sala de conciertos de
Rouen, una envoltura de doble curvatura, y transformando sus materiales en
relación a la nueva localización: una ecología forestal. En el Centro Carnegie
de Ciencia, donde lo viejo y lo nuevo se sobreponen en una condición que
recuerda al centro de arte de Le Fresnoy, la creación de un espacio intersticial
cambia la relación, aparentemente contradictoria, entre contexto y concepto en
una reciprocidad inesperada.

Contextualizando el concepto

Aquí, la estrategia es contextualizar un concepto arquitectónico. Una idea a


priori se adapta a un medio específico. En el caso del Centro de Medios
Electrónicos y Artes de Troy, Nueva York, donde el concepto decisivo - la idea
de una cubierta mínima doble que envuelve un intrincado programa y su
circulación - se maximiza sacando ventaja de su contexto, una cuesta
empinada. De manera similar, en San Pablo, la híbrida geometría curvilínea de
la nueva torre del museo responde a las condiciones particulares del sitio del
proyecto.

Conceptualizando el contexto

Invirtiendo la proposición anterior, aquí el contexto se impone. Las


condiciones complejas del sitio y del programa exigen que el contexto y
el contenido sean entendidos y atendidos. Como el contexto no puede
ignorarse o eludirse, debe conceptualizarse. El concepto ataca directamente,
por tanto, los requerimientos contextuales volviéndolos a su favor. Por ejemplo,
en el diseño del Museo de Arte Africano, localizado en el distrito para el
desarrollo de parques especiales, en Nueva York, se lleva hasta el extremo el
reglamento de la zona. El resultado es una caja de vidrio que cumple con el
código y aloja una geometría irregular prohibida por el mismo. El Centro Atlético
en Cincinnati da la vuelta a las condiciones locales al proponer la noción de un
relleno conceptual o una forma libre contextual. El contexto del Nuevo Museo
de la Acrópolis en Atenas incluye al Partenón en la cima, a otras ruinas
arqueológicas en la base y a los mármoles de Elgin en su interior, así como un
reglamento extremadamente riguroso. Aquí, las complejidades preexistentes se
tornan un argumento conciso. Para estos cuatro proyectos, conceptualizar
el contexto es la estructura dominante.

El contexto volviéndose concepto

En el campus para Niza, el contexto se conceptualiza al extremo: el proyecto


transplanta, literalmente, el entorno “natural” a las fachadas del edificio,
adoptando una estrategia de camuflaje. El contexto se transforma en el
concepto del proyecto, ¿o era al revés? En Niza, concepto y contexto son
intercambiables.

Gran escala: conceptos volviéndose contextos

También exploramos cuatro proyectos urbanos de gran escala. Por su misma


escala, cualquier concepto urbano se vuelve su propio contexto. Sin embargo,
en estos proyectos, el contexto original da ímpetu a la elección del concepto.
Mientras que la investigación para el Ground Zero de Nueva York estuvo, sin
duda, influida por las emociones en torno al 11/9. El proyecto se inició con un
concepto urbano: la idea de que la densidad y el dinamismo son partes
constitutivas fundamentales de una ciudad del siglo XXI. En el proyecto
para la Fabrica 798, en Beijing, el concepto es una polémica acerca del
contexto. El nuevo desarrollo flota sobre la vieja ciudad, permitiendo que se
conserve el barrio existente.
Teoría, práctica y la ciudad

Estos proyectos sugieren que la actividad de la arquitectura es menos


hacer formas que investigar conceptos y la consiguiente materialización.
En tanto la sociedad evoluciona, su arquitectura anuncia o responde a esta
evolución generando nuevos conceptos, cuestionando y reemplazando los
viejos y obsoletos. En este proceso puede ser benéfico, aunque no fácil, que
los arquitectos rechacen los métodos predeterminados y los dogmas a priori,
los cánones académicos y las tipologías historicistas. El pensamiento
arquitectónico tiene poco que ver con la religión: no se trata de imponer
sistemas de creencias, como parece haber sido el caso durante gran parte del
siglo XX. La arquitectura se parece a una gran ciudad contemporánea, donde
no predomina ningún sistema sobre los otros sino que, al contrario, las
tensiones inherentes y las diferencias llevan a alternativas y, a veces,
nuevos modos de acción. Nuestras investigaciones sugieren que los
conflictos, confrontaciones y contaminaciones entre concepto, contexto y
contenido son parte de la definición contemporánea de la cultura urbana y, por
tanto, de la arquitectura. La teoría es una práctica, la práctica de los
conceptos. La práctica es una teoría, la teoría de los conceptos.
Análisis - Aporte

A modo de análisis, en cuanto a evaluación, entre Concepto, Contexto y


Contenido.
Llevando estos términos al edificio estudiado: Estudio Nacional de Arte
Contemporáneo, Le Fresnoy. Podemos decir que la obra se asemeja a la
ciudad contemporánea, de absoluta heterogeneidad. Integra dos modos de
construcción de distintas edades, dos estilos sin relación, usos y funciones
dispares. Refleja su tendencia teórica al replanteo y análisis de la ciudad
contemporánea en toda su complejidad.
En lo cual podemos visualizar dentro de estas tres maneras básicas que tienen
de relacionarse contexto y concepto, ya sean:
INDIFERENCIA – RECIPROCIDAD – CONFLICTO.

En la creación de un espacio intersticial a través del proyecto, cambia la


relación, aparentemente contradictoria, entre contexto y concepto en una
reciprocidad inesperada.
Una forma de reciprocidad dentro del edificio, que se visualiza en la
generación de nuevos ambientes, ya que lo antiguo y lo moderno conviven en
un mismo espacio. La reciprocidad del uso y experiencia de la arquitectura.
Lo mas destacado en la obra son los espacios intersticiales entre los edificios
antiguos y el gran techo, lo que el llama el IN/BETWEEN (entre - en).
Un espacio que no es preparado, sino resultado de la lógica del proyecto.
El nuevo significado de los espacios intersticiales generados a través de esa
conjunción entre lo viejo y lo nuevo.
El espacio no se limita solo a sus condiciones físicas, no basta con una
definición teórica - conceptual. Es la percepción de la mente la que
determina y da continuidad al espacio.
Se apoya en esta idea del espacio para afirmar que se puede conceptualizar el
mundo en su totalidad, logrando su abstracción, podemos dar un concepto de
cada cosa que existe, pero siempre habrá una brecha entre el conocimiento y
la percepción inmediata, la experiencia.
Si la respectiva contaminación de todas las categorías, las sustituciones
constantes, la confusión de los géneros, es la nueva dirección de nuestros
tiempos, bien podría hacerse en beneficio propio, en beneficio de un
rejuvenecimiento general de la arquitectura. Si la arquitectura es tanto
concepto como experiencia, espacio como uso, estructura como imagen
superficial - no jerárquicamente - entonces la arquitectura debería dejar de
separar estas categorías y, a cuenta de ello, fundirlas en combinaciones sin
precedentes de programas y espacios. “Programación Cruzada”,
“Transprogramación”, “Desprogramación”. Habiendo ampliado esos conceptos
a otros sitios, sugiriendo el desplazamiento y la contaminación mutua de
términos. La relación jerárquica causa - efecto entre función y forma es una de
las desdichadas certezas del pensamiento arquitectónico. Tschumi ve los
diagramas como “dibujos operativos” cuyo objetivo se concentra en generar las
condiciones del programa a partir de eventos de todo tipo.
“La transformación secuencial entonces se convierte en su propio objeto
teórico, en tanto que el proceso se convierte en resultado”
La existencia de nuevos espacios, nuevos usos, nuevos eventos, genera una
Reciprocidad entre contexto y concepto.
Uno de los aportes mas importantes que realiza es la apertura que le da al
concepto de programa, al relacionarlo directamente con el evento, el
acontecimiento y el movimiento con el usuario como actor principal.
También la preponderancia que le da al proceso y al libre creador, el cual hará
su propio proceso, que estará condicionado de gran forma por su
representación grafica.
El techo cubre los edificios conservados con un techo que los alimenta, les
ofrece las funciones de las cuales y promueve el uso de los espacios
intermedios que se forman entre la yuxtaposición de los edificios. Ya que la
arquitectura se reformula en cuanto a su espacialidad y uso, mediante la
incorporación de nuevos cerramientos logrando una nueva unidad espacial de
Reciprocidad

You might also like