El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
1081 Asociaciones de origen: exclusin, violencia y polt icas de desarrollo
Volumen 62 Nmero 709-710
eca Est udios Cent roamericanos Asociaciones de origen: exclusin, violencia y polt icas de desarrollo Douglas Carranza* Esta no es una exposi ci n econmi ca o pol ti ca; esuna exploraci n que se desli za por espaciosque muchasvecesse juntan, se sepa- ran o que estn di agramados, o son espaci os flui dos que tambi n pueden estar en proceso de diagramacin. Apoyndome en estasideas i ntentar dar una perspecti va de la si tuaci n de lasasoci aci onesy de su i magi nari o. M e i n- teresa mucho la cuesti n cultural, lo organi za- tivo, losespaciosde trabajo, lo cotidiano de las asoci aci onesy losespaci osdonde se mueven o hacia dnde lasmueven. En este ensayo me referi r a las experi enci as de las asoci aci ones organizadaspor lossalvadoreosresidentesen losEstadosUnidosy, muy particularmente, de las asoci aci ones de Los ngeles, Cali forni a; y a la relaci n de estasasoci aci onescon laspo- lticasde desarrollo, la exclusin que se genera y la forma en que se vi olenta el quehacer de losi nmi grantes. Cada vez ms se argumenta sobre la ne- cesi dad de i ntegrar los i nmi grantes al espaci o soberano; i ntegrar sus asoci aci ones de ori gen a los espaci os de la soci edad ci vi l a travs de pol ti cas de desarrollo naci onal y local. El apoyo pol ti co y fi nanci ero haci a la llamada soci edad ci vi l fue una de las pri ori dades del Estado salvadoreo, y con mayor vigor a partir de los Acuerdos de Paz. M i llones y mi llones de dlares fueron donados a di versi dad de organi zaci onesno gubernamentales, y ci entos de mi llones han i do a parar a las pol ti cas de desarrollo i mpulsadas por los gobi ernos de turno en las dos lti mas dcadas. A pesar de este apoyo dedi cado a desarrollar un espaci o * Profesor asistente del Programa de Estudios Centroamericanos, Universidad Estatal de California, Northridge, Estados Unidos. Volumen 62 Nmero 709-710 eca Est udios Cent roamericanos 1082 Asociaciones de origen: exclusin, violencia y polt icas de desarrollo pbli co donde la parti ci paci n ci vi l se forta- lezca, el objeti vo no ha si do alcanzado. Y el problema es que, a pesar de que los nuevos espaci os no pueden ser vi stos desde la lgi ca de un i nversi oni sta capi tali sta, qui z sea i m- posi ble pedi rle lo contrari o a losi mpulsadores de di chas pol ti cas. En los lti mos aos, esta forma de pensar la soci edad ci vi l ha produci - do margi naci n econmi ca y vi olenci a soci al como antesno se imagin. Como losliberales del si glo XI X, qui enes forzaron la soberan a moderna sobre las comuni dades i nd genas al converti rlas en campesi nos que sustentaron una econom a agroexportadora generadora de una enorme desi gualdad, ahora la soci e- dad ci vi l y el Estado promueven pol ti cas de i nversi n soci al y econmi ca haci a las comu- ni dades de salvadoreas y salvadoreos que viven en el exterior, creando as una economa humano-exportadora. Q uirase o no, el papel de lasasociaciones de ori gen en los espaci os naci onales y trans- naci onales requi ere de nuestra atenci n. Este ensayo explora lossiguientespuntos: Primero, el momento o los momentos que conllevan a la formaci n y surgi mi ento de estas asoci a- ci ones. Segundo, el proceso de confi guraci n organi zati va i nterna de las asoci aci ones mi s- mas. Tercero, el ordenami ento de las i deas que generan losprimerosproyectosde ayuda. Cuarto, la ejecuci n de di chosproyectosy los obstculos encontrados en la reali dad soci o- pol ti ca-cultural local. Y para fi nali zar, la rela- ci n de las asoci aci ones con organi smos que promueven pol ti casde desarrollo. 1. La creacin o el nacimient o de las organizaciones de pueblos, ciudades, villas o cant ones Si observamos, las asoci aci ones surgen usualmente de pueblospequeoso de ci uda- despequeas. No existe una asociacin de ori- ginariosde San Salvador; en ciudadespeque- as todav a podemos encontrar relaci ones de ami gos, de barri os, de esqui nas, de espaci os coti di anos donde las relaci ones colecti vas se i nti man. San Salvador es mucho ms grande y ti ene otra di nmi ca de relaci n soci al. Es as que la creaci n o naci mi ento de las aso- ci aci ones responde a i nqui etudes personales de hombres y mujeres que ti enen conexi ones pri mordi almente fami li ares y de ami stad. De hecho, estas relaci ones no estn sujetas a la ri gi dez t pi ca de los v nculos comuni tari os de los aos ochenta, que se gui aban por un ca- rcter pol ti co-i deolgi co y hasta ci erto punto con cierto raciocinio de que la misin y metas se fundaban en verdadesi namovi bles. Las asoci aci ones de pueblos, con algunas excepci ones, responden a un i magi nari o local que se ha transnaci onali zado, que se mueve a travs de las naci ones, con una di nmi ca mi - gratoria fluida. Este imaginario est fundamen- tado en s mbolosrepresentati vosde la cultura local de origen. A partir de dichossmbolosse crean los nombres de las asoci aci ones, se or- gani zan acti vi dades espec fi cas y se manti ene la coherenci a de losobjeti vosy lasmetastra- zadas por las asoci aci ones desde el pri nci pi o. Lo anteri or de ni nguna manera excluye los determinantesde carcter econmico que han dado ori gen a una multi pli ci dad de art culos acadmi cos donde las remesas adqui eren un carcter central. Si n embargo, dentro de las asoci aci ones ese espaci o econmi co no est regi do por las di nmi cas de la i nversi n de mercado, sino por procesosque no pueden ser medi dos con la vari ta mgi ca de las pol ti cas de desarrollo. La mayor a de las asoci aci ones se fundan en proyectos soados, y stos son ejecutados a parti r de un espaci o cultural i magi nado. Ese i magi nari o cultural, y su aceptaci n colecti va por parte de los mi embros de la asoci aci n y de aquellos que la apoyan, determi nan la existencia de lasasociacionesy de susproyec- tos econmi cos a corto y medi ano plazo. En este senti do, consi dero que los objeti vos eco- nmi cos de las pol ti cas de desarrollo, a ni vel local o naci onal, no son fundamentales para la existencia de estasasociaciones, ni para sus proyecci oneshaci a el futuro. Este i magi nari o cultural, que tambi n est sujeto a modi fi caci ones, transformaci ones, i n- fluye en la di nmi ca de confi guraci n i nterna de las asoci aci ones. Y est sujeto a modi fi ca- 1083 Asociaciones de origen: exclusin, violencia y polt icas de desarrollo Volumen 62 Nmero 709-710 eca Est udios Cent roamericanos ci ones por el mi smo hecho de resi di r en otro pa s, de habi tar otros espaci os; espaci os en los cuales se cami na de una forma di ferente, donde el hablar, comer, estudiar y trabajar est sujeto a un si nf n de conexi ones culturales. Estasson accionesmuy particularesque gene- ralmente no pueden estar sujetas a nmeros, como esel caso de la estadstica que diagrama losespaci osde una forma estable. 2. Variadas formas de organizacin En las asoci aci ones salvadoreas puedo di sti ngui r al menos tres reas de estructura- cin. La primera esdictada por una estructura jerrqui ca moderna, lo que i mpli ca tener un presi dente, un tesorero o tesorera, un secreta- ri o o secretari a, etc. Esta estructura responde a realidadesinstitucionales, como por ejemplo bancos, escuelas, i glesi as y otro ti po de i nsti - tucionescon lascualeslasasociacionesde ori- gen i nteractan. Lo mi smo se podr a deci r de losorganismosinternacionales, ya que se rigen bajo este tipo de estructurasy lasasociaciones ti enen que responder a ello. La segunda forma, y creo que mucho ms i mportante, es la i mplementada a travs de la prcti ca de las acti vi dades i mpulsadas por la asoci aci n; por ejemplo, qui n echa las pupusas, o qui n vende los boletos, o qui n las sodas, o qui n las cervezas, o qui n est navegando todas esas reas o espaci os. Esto i mpli ca una estructuraci n i nterna que tal vez ti ene mucho mspeso en la exi stenci a mi sma de las asoci aci ones y que a veces no es muy tomada en cuenta. La tercera forma organi zati va est i nfluen- ci ada por el nmero de fami li ares y ami gos que parti ci pan en la asoci aci n, y el conoci - miento cultural del lugar de origen. Este cono- ci mi ento i ncluye cada detalle de cada barri o, de aquella calle, de un rbol ( del palo aquel) , de aquella tienda, de lo que nosotroshicimos, de lo que hablamosen nuestrasreuniones, de historiaspropias, vividasen lasdiferentesfases de la vi da. Es i ndudable que las dos lti mas expre- si ones organi zati vas juegan un papel mucho ms i mportante en el manteni mi ento de la asociacin. Esto no quiere decir que la primera estructura jerrqui ca, moderna e i nsti tuci onal no tenga relevanci a. Ti ene relevanci a en las relaci ones de carcter i nsti tuci onal, como lo menci on anteri ormente. 3. Ordenamient o de proyect os Las asoci aci ones de pueblos, vi llas, ci uda- des pequeas y cantones ordenan sus i deas sobre proyectos a i mpulsar de acuerdo a ese imaginario cultural y a lasexperienciasvividas en el lugar de ori gen. Pero tambi n ti enen re- levanci a las experi enci as vi vi das en su actual espaci o de residencia, as como la experi encia de exclusi n soci o-cultural y econmi ca en el lugar de ori gen, especi almente durante la niez y juventud, que oblig en muchoscasos a emi grar. Esosson losi ngredi enteshumanos que gu an muchosproyectos: la falta de equi - po deportivo para losnios, escasez de libros, dificultadesen el acceso a un sistema de salud adecuado... Estasnecesidadesbsicasadquie- ren un lugar preponderante en losproyectosa i mpulsar porque son lasexperi enci aspropi as, que se han vi vi do en la ni ez, y no lasque se i mponen a travs de proyectos de desarrollo naci onal o local. Por otra parte, es i mportante enfati zar que algunas de las cr ti cas di ri gi das haci a las asoci aci onesde ori gen y susproyectosson de carcter pol ti co-i deolgi co, y vi enen de todo el espectro pol ti co naci onal. En un i ni ci o, di - chasasociacionesfueron acusadasde impulsar proyectos que compet an con la responsabi li - dad del gobi erno naci onal, como han si do las ayudas a los hospi tales naci onales. Si mi lares cr ti cas se han hecho a ni vel local cuando los proyectos favorecen la responsabi li dad del gobi erno local. Si n embargo, la gran mayor a de los proyectos desarrollados parten de la experi enci a de exclusi n y vi olenci a coti di ana a la que se estuvo expuesto. 4. Proyect os Para las asoci aci ones, la ej ecuci n de proyectos ha requeri do cami nar sendas i ns- Volumen 62 Nmero 709-710 eca Est udios Cent roamericanos 1084 Asociaciones de origen: exclusin, violencia y polt icas de desarrollo ti tuci onales y no i nsti tuci onales; en muchos casos, no han logrado los objeti vos trazados. En este senti do, se pueden di sti ngui r algunos factores que han obstaculi zado la efecti vi dad de di chos proyectos. Entendi endo, eso s , la palabra efecti vi dad desde la perspecti va del imaginario cultural de la asociacin. Porque se habla mucho de efecti vi dad en los proyectos de desarrollo naci onal y local con respecto al espaci o generado por la remesas. La i dea de efectividad de la asociacin esuna perspectiva di ferente, opuesta a la medi da de efecti vi dad de una organi zaci n gubernamental o no gubernamental, cuyos ti empos y espaci os son di agramados y sujetos a un pensami ento sedentario, que inmoviliza a pesar de susprc- ti casdi scursi vasde parti ci paci n ci udadana. Uno de los obstculos es la margi nali dad cultural o i denti tari a; por ejemplo, la i dea del hermano lej ano ha quedado marcada, a pesar del reconocimiento de que lassalvadore- asy salvadoreosfuera del espaci o naci onal estn muy cerca del quehacer en su espaci o de ori gen. Es ci erto, ahora el lenguaje de los inmigrantesest mezclado y a vecesse olvidan ciertaspalabras, ya que se adquieren otrasque son necesari as en esos otros espaci os. Todos cambi amos, todos adqui ri mos nuevas formas de ser debi do a nuestrasexperi enci as. As , las salvadoreas y salvadoreos ya no son los mi smosde antesdel confli cto armado. O tro problema es la falta de programas, especialmente polticosy econmicos, que sean consistentes con los acuerdos entre las asocia- cionesy losgobiernosmunicipales. Usualmente, dichosacuerdoscaducan al llegar otrospartidos al poder, y esto es un grave problema para el trabajo de las asociaciones. Si otro partido asume el poder, se terminan losacuerdoso se pospone la implementacin de proyectos. Por otra parte, la i ncongruenci a del di scur- so de parti ci paci n ci udadana con la reali dad deja un si nsabor en el trabajo voluntari o de las asoci aci ones. Porque si bi en es ci erto que se habla de participacin y se elaboran nuevos di scursos sobre el desarrollo sosteni ble, ello se sustenta en las i deas de moderni zaci n y progreso de la poca de los aos ci ncuenta. Esosmismosplanteamientosse encuentran en los di scursos sobre la soci edad ci vi l; por ello, al fi nal la entendemosa parti r de experi enci as y supuestosajenosa nuestra reali dad y expe- ri enci a cultural. El desperdicio y desvo de losrecursosque se donan, el fomento i ndi recto de la corrup- cin, el desgano por el trabajo comunitario son otros de los obstculos que las asoci aci ones han experimentado. Adems, la imposicin de ideaspara proyectospor parte de instituciones gubernamentales y no gubernamentales no favorece el trabajo voluntario de lasasociacio- nes. A pesar de estos factores, y otros que se me escapan, lasasoci aci oneshan contri bui do ( y lo conti nan haci endo) a las mejoras de nuestra comuni dad. Este i magi nari o cultural puesto en prcti ca ti ene un alto conteni do de solidaridad humana y, msan, un contenido de ejerci ci o comuni tari o ejemplar. 5. Las asociaciones y los organismos de desarrollo Las asoci aci ones entran en una fase de crecimiento tal que lasmiradasde losorganis- mos gubernamentales y no gubernamentales se enfocan haci a ellas. As , algunas han si do seduci das por los locutores del nuevo di scur- so del desarrollo, la reconstrucci n y la paz. Despus del fi n de la guerra ci vi l, como di je anteri ormente, ci entosde mi llonesde dlares, euros y otras denomi naci ones entraron al pa s; pero a pesar de las nuevas pol ti cas de desarrollo y reconstrucci n, ci entos de salva- doreos y salvadoreas si gui eron emi grando di ari amente haci a Estados Uni dos y otras partesdel mundo. Esta economa humano-exportadora habla de una nueva forma de produci r ri queza, ha- bla de retomar lo producido, o sea lasremesas; habla de rei nverti r las remesas produci das por mi llones de salvadoreas y salvadoreos en el exteri or. Si la experi enci a nos di ce algo, veamosqu pas en losaosnoventa, en los cualesci entosde mi llonesde dlarestambi n entraron al pa s: a ni vel local y naci onal, las comunidadessiguen en la pobreza. Este hecho