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cumbre de la FAO
Los gobiernos destinaron casi 850.000 millones de euros a gasto militar, el 45 por
ciento del cual corresponde sólo a EEUU. El Estado español ocupa el decimoquinto
lugar de la lista de quince países con más gasto militar del mundo.
Estados Unidos, por sí solo, representó el año pasado el 45 por ciento del gasto militar en
todo el mundo, muy por encima de países como Reino Unido, China, Francia y Japón. El
Estado español ocupa el decimoquinto lugar de la lista de quince países con más gasto
militar del mundo. El informe del SIPRI destaca también que las ventas de armas
aumentaron un ocho por ciento entre 2005 y 2006.
El trigesimonoveno informe anual del SIPRI -un organismo independiente creado en 1966
para conmemorar 150 años de paz ininterrumpida en Suecia y formado por un equipo
internacional de investigadores- revela que el gasto real en 2007 fue de un billón 339.000
dólares (847.500 millones de euros), lo cual supone, en términos reales, un incremento
del seis por ciento respecto a 2006.
La relación entre el
Estados Unidos gastó en este periodo 547 millones de dólares
gasto militar y
(346 millones de euros), lo que le sitúa, de largo, en el primer
estas aportaciones
lugar de la lista de quince países que más gasto militar tuvieron el
para solucionar la
año pasado. Le siguen Reino Unido y China (37,8 millones y 36,9
crisis alimentaria
millones de euros respectivamente, un cinco por ciento del total
es de casi 190 a
cada uno), Francia y Japón (33,9 y 27,6 millones de euros, el
uno
cuatro por ciento), Alemania, Rusia, Arabia Saudí e Italia, con el
tres por ciento cada uno. India y Corea del Sur representan el dos por ciento.
El Estado español ocupa el último lugar de la lista, con 14.600 millones de dólares (9.240
millones de euros) y un uno por ciento del porcentaje mundial.
El gasto militar ha aumentado un 45 por ciento en todo el mundo en los últimos diez años.
Por regiones, el estudio revela que los gastos militares de los países de América (muy
especialmente Estados Unidos y Canadá) han aumentado un 63 por ciento respecto a
1998 y que en este mismo decenio, el gasto militar aumentó en Oriente Próximo un 62 por
ciento, en Asia y Oceanía un 52 por ciento y en África y Asia Oriental un 51 por ciento. En
Europa el aumento del gasto militar fue de un 16 por ciento. Rusia fue el país del bloque
de Europa del Este que experimentó el mayor crecimiento sólo en 2007, el 13 por ciento.
Hambre en el mundo. Ha llegado la hora de la Iglesia
Dicen que en Haití hay fábricas de galletas que mezclan barro, con margarina y
azúcar, y que la gente las come; si no hay más, la gente las come. Y claro, ¿quién va a
proponer en nuestro mundo desarrollado, y en el modo como vamos a abordar la crisis
económica, que empecemos por el problema del hambre de esa gente? Entre nosotros,
por el contrario, todo el mundo espera una salida pronta y con costes reducidos para
nuestro modo de vida. El problema es si nos llega para ir de vacaciones o, lo que es
más grave, para pagar la vivienda, o aún peor, para alimentarnos bien. Yo lo
entiendo, no me hago el bueno. Pero sí digo una cosa. ¡No sé cómo los pobres y los
débiles nos respetan tanto! Tal vez porque son tan débiles que ni pueden presionar y
condicionarnos con sus necesidades extremas.
¿Quién podrá y deberá hablar? Creo que a las Iglesias, y a los colectivos solidarios de
todo signo, les correspondería desnudar nuestro mundo y mostrar sus vergüenzas
económicas más inhumanas. La ONU misma está diciendo “cosas” muy claras. ¿Dónde
están esas voces y esos testimonios institucionales verdaderamente chocantes? ¿Quién
atenderá sólo a las palabras, por otro lado, bien dichas a menudo? ¿Y no hay un discurso
tan concentrado en que “sin Dios todo está perdido”, que apenas roza el “sin las personas
en situaciones de extrema necesidad, tan injustamente además, Dios mismo está
perdido”? No voy a ser convencional comparando todo esto con otras campañas “por la
vida”, como si tuvieran que ser “caminos alternativos”.
Yo sé que estas palabras, son eso, palabras. Vuelvo a lo del liderazgo espiritual en la
Iglesia y en el Mundo. Hay un vacío muy grande. Benedicto XVI lo intenta y dice cosas
importantes. Pero faltan signos inequívocos, signos sacramentales, que expresen y
realicen que la vida pisoteada en todas sus formas, la vida de los más débiles, es el quicio
de todas las apuestas religiosas, morales sociales del cristianismo. Con sentido común y
ritmo histórico, sí, lo debemos saber, pero con claros signos de que la comunidad de la
fe, la gran Comunidad de la Fe en Jesucristo, arriesga efectivamente un compromiso
samaritano mucho más incisivo y visible.
Hay una docena de países en el continente africano que están afectados de epidemias de
cólera y algunas de éstas son debido a la propagación del brote en curso en Zimbabue,
donde la enfermedad fue declarada una emergencia nacional. La información la dio a
conocer la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que las epidemias
llevan afectando durante semanas en Angola, República Democrática del Congo (RDC),
Kenia, Guinea-Bissau y Mozambique.
Para hacer frente a la emergencia nacional en Zimbabue por la enfermedad dos equipos
de expertos de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC) y de la OMS se
trasladaron hace unos días a Harare, la capital del país, para colaborar en los centros de
salud locales en materia técnica y logística.
"La República del Congo llora a sus hijos y no quiere consolarse (cf Mateo 2,18)"
1. Nosotros, arzobispos y obispos, miembros de la Comisión Permanente de la
Conferencia Episcopal Nacional del Congo, reunidos en Kinshasa, en sesión
extraordinaria del 10 al 13 de noviembre del 2008, afligidos y conmocionados por la
tragedia humana en el este y noreste de la R. D. del Congo, lanzamos un grito de
desesperación y protesta. En efecto, hace sólo un mes que nuestra última Conferencia
Episcopal Nacional del Congo (CENCO), a través de su presidente, hizo una declaración
sobre la reanudación de las hostilidades en el este y el noreste de la R. D. del Congo. A
pesar de nuestros angustiados gritos de ayuda dirigidos tanto a nuestros gobernantes
como a la comunidad internacional, la situación en esta parte de nuestro país no ha hecho
más que empeorar y está tomando dimensiones insoportables, sumamente inquietantes y
capaces de desestabilizar toda la región si no se hace algo urgentemente. Sí, como nos
dicen hoy la Escritura: Un clamor se ha oído en la R. D. del Congo, mucho llanto y
lamento: es Goma, Kiwanja, Dungu..., es la nación entera que llora a sus hijos, y no
quiere consolarse, porque ya no existen (cf. Mt 2, 18).
¿Un genocidio silencioso?
2. Vivimos un auténtico drama humanitario que, como un genocidio silencioso, se está
llevando a cabo bajo los ojos de todos. Las masacres a gran escala de la población civil,
el exterminio selectivo de los jóvenes, las violaciones sistemáticas llevadas a cabo como
un arma de guerra, se han desencadenado de nuevo con una crueldad y una virulencia
impensables contra la población local que no ha exigido más que una vida tranquila y
digna en sus tierras. ¿Quién estará interesado en semejante drama?
3. Lo más deplorable es que estos terribles hechos ocurren bajo la mirada impasible de
quienes han recibido el mandato de mantener la paz y proteger a la población civil.
Nuestros mismos gobernantes se muestran impotentes ante la amplitud de la situación, y
dan la impresión de no estar a la altura de los desafíos de la paz, de la defensa de la
población congoleña y de la integridad del territorio nacional. Toda la clase política no
parece comprender la dimensión de su responsabilidad ante este drama que corre el
peligro de hipotecar el futuro de la nación.
Recursos naturales y plan de balcanización: eje de la guerra
4. Es evidente que los recursos naturales de la R. D. de Congo alimentan la avidez de
ciertas potencias y no son ajenos a la violencia que se impone a la población. En efecto,
todos los conflictos se producen en las rutas económicas y en torno a los yacimientos de
minerales. ¿Cómo se puede entender que los diferentes acuerdos sean violados sin
ninguna presión eficaz para obligar a sus signatarios a respetarlos? Las distintas
conferencias y reuniones para resolver esta crisis no han abordado todavía los temas de
fondo y no han hecho otra cosa que postergar y defraudar las aspiraciones legítimas de
paz y justicia de nuestro pueblo. Además, el plan de balcanización que no cesamos de
denunciar se está llevando a cabo a por personas interpuestas. Se tiene la impresión de
una gran conspiración que permanece escondida. La grandeza de la R.D. del Congo y
sus numerosas riquezas no deben servir de pretexto para hacer de ella una jungla.
Pedimos al pueblo congoleño que no ceda jamás a las veleidades de quienes quieren la
balcanización de su territorio nacional. Les recomendamos que jamás firmen una revisión
de las fronteras establecidas a nivel internacional y reconocidas por la Conferencia de
Berlín y los acuerdos posteriores.
5. - Condenamos con vehemencia esta manera innoble de considerar la guerra como
medio para resolver los problemas y acceder al poder. El orden constitucional emanado
de las elecciones democráticas en nuestro país debe ser mantenido.
- Denunciamos todos los crímenes cometidos contra ciudadanos pacíficos y
desaprobamos de la manera más absoluta toda agresión al territorio nacional.
- Denunciamos la dejadez con que la comunidad internacional trata los problemas de la
agresión de la que nuestro país es víctima.
¿Qué pedimos?
6. Pedimos el cese inmediato de las hostilidades y que se garanticen las condiciones de
seguridad para el regreso de todos los desplazados a sus tierras.
7. Con la máxima urgencia apelamos a la solidaridad nacional e internacional para que se
aumente la ayuda humanitaria en favor de los miles de hombres, mujeres y niños
amontonados en los campamentos.
8. Invitamos a toda la población congoleña a un despertar nacional para vivir como
hermanos y hermanas, en solidaridad y cohesión nacional, para que la R. D. del Congo no
se deje llevar hacia la violencia y las divisiones.
9. Exhortamos al gobierno congoleño a hacer todos los esfuerzos necesarios para
restablecer la paz en toda la extensión del territorio nacional. Es el sagrado deber de
nuestros gobernantes ejercer sus funciones de gobierno para proteger al pueblo y
garantizar la seguridad de las fronteras. Nadie ignora que la falta de un ejército
republicano es perjudicial para la paz en el país.
10. Pedimos a la comunidad internacional que se empeñe sinceramente en hacer respetar
el derecho internacional. Consideramos imperiosa la necesidad de enviar una fuerza de
pacificación y de estabilización para restablecer los derechos en nuestro país. Todo el
mundo ganará más con un Congo en paz, que con un Congo en guerra.
Compromiso de la Iglesia
11. Solidaria con los sufrimientos de su pueblo, la Iglesia-familia de Dios que se encuentra
en la R. D. del Congo se compromete a acompañar a sus hijos e hijas por el camino de la
reconciliación y de la paz. Expresa su reconocimiento a Su Santidad Benedicto XVI por su
atención al drama de la R. D. del Congo, por sus repetidos llamados a todos a fin de que
busquen una solución pacífica y por la ayuda financiera que él mismo acaba de dar para
brindar alivio a la gente desplazada.
12. Pueda el Señor, que oró durante horas en el huerto de Getsemaní y que sintió como
propios los sufrimientos infligidos e impuestos a los miembros de su cuerpo (cf. Mt 25, 31-
46), velar con nosotros y sostenernos frente al drama que sufre nuestro país.
Que la Santísima Virgen María, Reina de la paz, obtenga la paz para nuestra querida
patria.
Dado en Kinshasa, el 13 de noviembre del 2008.
[Traducción del original en francés por NBJ]
Gaza: crimen y vergüenza
No es una represalia, no son los cohetes artesanales que han vuelto a caer sobre
territorio israelí sino la proximidad de la campaña electoral lo que desencadena el ataque.
Lo más escandaloso de lo que está pasando en Gaza es que puede pasar sin que
pase nada. La impunidad de Israel no se cuestiona. La violación continuada de la
legalidad internacional, los términos de la Convención de Ginebra y las mínimas normas
de humanidad, no tiene consecuencias. Más bien, al contrario, parece que se premia con
acuerdos comerciales preferentes o propuestas para el ingreso de Israel en la OCSE. Y
qué obscenas resultan las frases de algunos políticos repartiendo responsabilidades a
partes iguales entre el ocupante y el ocupado, entre el que asedia y el asediado, entre el
verdugo y la víctima. Qué indecente la pretendida equidistancia que equipara al oprimido
con su opresor. El lenguaje no es inocente. Las palabras no matan pero ayudan a
justificar el crimen. Y a perpetuarlo.
En Gaza se está perpetrando un crimen. Lleva tiempo perpetrándose ante los ojos
del mundo. Y nadie podrá decir, como en otro tiempo se dijo en Europa, que no
sabíamos.
Teresa Aranguren, Pedro Martínez Montávez, Rosa Regás, José Saramago, Pilar del Río,
Cármen Ruiz Bravo, Belén Gopegui, Constantino Bértolo, Santiago Alba Rico.